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Ceniza de leña
Tiene un pH muy básico (~13). El proceso químico funciona como un jabón, destruyendo
las membranas plasmáticas de los microorganismos.[2] En el hogar, se usa para limpiar la
comida (verdura, fruta...), la vajilla, hacer la colada (de hecho, esta expresión proviene de
«colar» la ceniza[3]) o fregar el suelo. En jardinería, se usa como bactericida, insectici-
da y fungicida (controlar las plagas como el pulgón, los gusanos, la cochinilla, la araña
roja, el mildiu, el oídio o el botrytis entre otros). Se puede usar para pulverizar las plantas.
No es tóxico para los animales.
Es tóxico si se bebe, como la lejía convencional. La lejía convencional, que consiste en
otros compuestos químicos como el Hipoclorito de sodio (NaClO) en solución acuosa, es
por lo general más fuerte que la lejía de ceniza, pero también más tóxica y contaminante.
Elaboración
La lejía de ceniza se ha usado por muchas culturas desde tiempos ancestrales y sólo re-
cientemente se ha sustituido por compuestos químicos de laboratorio. En la Antigüedad,
ya los egipcios y babilónicos usaban jabones con el poder limpiador de la ceniza.[5]
Los antiguos griegos llamaban a la lejía konis, «ceniza» (luego, en latín, kinis). En la épo-
ca del Imperio Romano también se usaba esta lejía, llamada aqua lixivia («agua colada»,
de colar la ceniza). El proceso de separar la ceniza se llama lixiviar. En la Edad Media se
usaba como limpiador y también para macerar productos como las aceitunas.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, una de las acepciones de colada
puede ser: «lejía que se cuela en la ropa».[6] En francés, hacer la colada se denomina fai-
re la lessive, que proviene de lissive, lixivia.[7]
Referencias