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¿Cuál es la relación entre la empresa y el poder público tutelante? un concepto pragmático del
Empresa Pública: es cualquier empresa en la que los poderes públicos pueden ejercer, directa
o indirectamente, una influencia dominante por razón de la propiedad, inversión financiera o
normas por las que se rigen.
se presumirá que es pública, no sólo la empresa con forma jurídico-pública, sino también la
empresa mercantil (S. Anónima) en la que el poder público tiene, a) la mayoría del capital, b) la
mayoría de los votos, o c) puede nombrar a la mayoría de los miembros del Consejo de
Administración.
Así, se consideran públicas empresas mercantiles en las que la participación de los poderes
públicos es minoritaria. ¿Se puede considerar pública aquella empresa sometida a control
público en cuanto a la adopción de determinadas medidas de disposición (la denominada
«acción de oro»?
Detrás de estas razones se aprecia siempre una vinculación a razones de utilidad pública o
interés general. La Empresa pública no se justificaba por sí misma, porque la actividad
económica corresponde a la iniciativa privada: únicamente razones «políticas», relativas al
interés público. Deben justificarse, por Ley formal, las razones excepcionales de interés público
que justificarían la creación de una empresa pública. Es preciso demostrar que los particulares
no pueden llevar a cabo adecuadamente esa actividad.
La empresa pública al margen de sus innegables ventajas (su utilización estratégica para fines
de interés general) tiene sus claros inconvenientes: se nutre con fondos públicos. Habida
cuenta de que los Estados difícilmente pueden hacerse cargo de las pérdidas (o de la ausencia
de beneficios: el lucro cesante es un motivo importante) se han planteado dos tipos de
soluciones, complementarias: a) deshacerse de ellas (normalmente, reduciéndolas de tamaño
y privatizándolas, o adoptando de medidas contundentes de reajuste) o b) mantenerlas con
criterios de gestión de empresa privada, de forma que operen bajo criterios de eficiencia y
ajenas a los vaivenes políticos. La empresa privada no son iguales, ya que el Estado no puede
actuar empresarialmente para «ganar dinero», sino para conseguir el interés general, tal y
como establece el artículo 60 CP. La empresa pública no puede ser un instrumento del Estado
para recaudar fondos, y ganar dinero. La empresa pública no es expresión del papel subsidiario
del Estado en la economía implica afirmar que éste, el Estado, puede competir con los
particulares por el mercado, en igualdad de condiciones. Sin embargo, esta igualdad es
imposible, la empresa pública actúa sostenida por fondos públicos encambio son las empresas
privadas las que, con sus impuestos, sustentan a su competencia. El Estado mantiene su
actividad con sus recursos, que obtiene principalmente mediante los tributos, que pagan
también sus competidores.
Si no se quieren violar los derechos de los particulares concurrentes, la empresa pública debe
someterse al mismo régimen jurídico que las demás empresas privadas, debe afirmarse el
principio de «paridad de trato». Así lo hace la propia: «La actividad empresarial, pública o no
pública, recibe el mismo tratamiento legal». La igualdad de trato tiene su justificación en que,
normalmente la razón de la creación de empresas públicas es, precisamente, la existencia de
desequilibrios en el mercado, que vendrían a ser corregidos por la ampliación de la oferta
producida por la entrada de una empresa pública en el juego del mercado. No se puede hablar
de autonomía de la voluntad: el poder público está sometido al principio de legalidad, carece
de libertad. Por eso el Derecho público le impondrá una serie de cargas, de sujeciones, a la
empresa pública: a) sólo podrá desarrollarse cuando la actividad privada sea insuficiente y el
sector económico de gran importancia social; b) además, debe de someterse a los controles
públicos propios del gasto público. La inexistencia de privilegios no afecta a la existencia de la
empresa pública, estos son consecuencia de su uso como mecanismo de prestación directa de
servicios públicos, en régimen de monopolio. }
La empresa pública no busca ganar dinero, pero tampoco busca perderlo. ¿Caben las ayudas o
subvenciones públicas para su funcionamiento?
D. La privatización
La facilidad mencionada para estar siempre al borde de la quiebra, han hecho inviable el
mantenimiento del sector público empresarial (o de los llamados «servicios industriales»).
Amenazaba con hundir completamente a los Estados, incluso a los más pudientes. Por eso
como instrumentos para salir de la crisis de las empresas públicas: la privatización. Privatizar,
es claro que significa volver algo privado.
La despublicatio consistirá en la dejación de esta actividad por parte del poder público. No será
considerada más como una actividad originariamente pública, sino como una actividad
privada, aunque sometida a los controles que el mantenimiento del orden público aconseje.
No es referible a una empresa concreta, sino a una actividad general.
La actividad sigue siendo pública, pero son los particulares, a través de la técnica de la
concesión quienes se encargan de realizarla. Es referible, no a empresas, sino a actividades.
La empresa sigue siendo de titularidad estatal, pero, en virtud de la búsqueda de eficiencia que
hemos comentado antes, se convierte en una empresa pública que actúa exactamente igual a
como lo haría una empresa privada, sin privilegios más que la financiación, pero a la vez sin
cargas de derecho público. Esta medida se refiere a empresas concretas.
Todos los activos y pasivos que la conforman cambian de titular, ya sea por la venta de los
títulos representativos del capital o simplemente por la transferencia total de la empresa. Es
referible, igualmente, a empresas concretas.
Estado transfiere al sector privado únicamente los activos que conforman la empresa,
asumiendo los pasivos. La empresa pública desaparece, se refiere a empresas concretas.
También se entiende la privatización como el proceso por el cual se disminuyen las exigencias
formales, las llamadas «trabas administrativas», de una determinada actividad, normalmente
económica.
El uso del término privatizar para aquéllos caso en donde se traspase la propiedad de la
empresa, o de la totalidad de sus activos, de manos públicas a manos privadas.
El D. Leg. 1031 ha cambiado la clasificación de las empresas públicas. Así, ahora éstas pueden
ser (1) empresas del Estado con accionariado único, “organizadas bajo la forma de sociedades
anónimas en las que el Estado ostenta la propiedad total de las acciones y, por tanto, ejerce el
control íntegro de su Junta General de Accionistas”; (2) empresas del Estado con accionariado
privado “organizadas bajo la forma de sociedades anónimas, en las que el Estado ostenta la
propiedad mayoritaria de las acciones y, por tanto, ejerce el control mayoritario de su JGA
existiendo accionistas minoritarios no vinculados al Estado”; y, como hemos indicado más
arriba, (3) empresas del Estado con potestades públicas, que tendrían potestades públicas y se
organizan bajo la forma que disponga su propia ley.
Critica: llama la atención la definición de las empresas mixtas, es decir, con buen criterio, no se
exige que tenga una mayoría específica, sino sólo una mayoría de control. Lo más adecuado
hubiera sido eliminar dicha figura, y no sustituirla por otra en donde las entidades
empresariales del Estado siguen gozando de potestades administrativas, de modo que son
verdaderas Administraciones públicas. La Ley del Fondo Nacional de Financiamiento de la
Actividad Empresarial del Estado (FONAFE), tiene un fondo encargado de normar y dirigir la
actividad empresarial del Estado, lo que se mantiene con el D. Leg. 1031. Entre sus funciones
están:
• Ejercer la titularidad de las acciones representativas del capital social de todas las
empresas, creadas o por crearse, en las que participa el Estado y administrar los recursos
derivados de dicha titularidad.
• Designar a los representantes ante la junta de accionistas de las empresas en las que
tiene participación accionaria.
2. La privatización
Los organismos encargados de llevar a cabo las privatizaciones originalmente eran dos dos: la
Comisión de Promoción de la Inversión Privada (COPRI) y los Comités Especiales (CEPRI),
encargados de cada proceso de privatización. La primera se encarga de diseñar y concluir el
proceso de promoción privada en las empresas del Estado. Actualmente, las funciones de la
COPRI las tiene atribuidas PROINVERSION.
Usualmente se afirma que el origen de los servicios públicos, tal y como hoy los entendemos,
se encuentra en la revolución francesa. A partir de ese momento los llamados «servicios de la
corona», como las postas o el correo, se entienden puestos al servicio de la nación en general,
a disposición del público. Como señala MEILÁN, el servicio público sucede al servicio del rey,
porque se ha operado un cambio en la titularidad de la soberanía, se garantiza al público la
satisfacción de una necesidad sin que cada ciudadano tenga que atender personalmente al
cuidado de ella. la realidad social y jurídica está llevando a una disminución de las actividades
calificables como «servicio público» al avanzar en la privatización de actividades.
El primero es un concepto amplísimo. DUGUIT, junto con JÉZE; servicio público sería toda
actividad de la Administración tendente a satisfacer de forma positiva un interés o necesidad
pública, todo lo que gestiona la Administración: tanto la actividad jurídica como social eran
equiparadas al servicio público en sentido subjetivo. Y supone una reacción contra la tesis del
poder público, de HAURIOU, que identificaba el Derecho administrativo con el poder y que
actualmente vuelve a cobrar vigencia y aceptación doctrinal. La definición de DUGUIT es tan
amplia que incluye actividades tan distintas que acaba por no significar nada en lo absoluto.
La segunda definición, un poco más restringida, se refiere al servicio público como aquélla
actividad prestacional que es garantizada por la Administración. La Administración no excluye
a los particulares del servicio, sino que asume la obligación de garantizar que éste ser prestado
de forma continua y regular, de modo que se satisfaga la necesidad social. Este es el campo de
los llamados «servicios públicos compartidos», como la educación o la sanidad. Concepto
restrictivo de servicio público: sería aquella actividad indispensable para la vida colectiva, cuya
titularidad es asumida en exclusiva por el Estado, y destinada a los usuarios a título singular.
ARIÑO sostiene que el servicio público, en estricto, es aquella actividad propia del Estado o de
otra Administración pública, de prestación positiva, con la cual, mediante un procedimiento de
derecho público, se asegura la ejecución regular y continua, por organización pública o por
delegación, de un servicio técnico indispensable para la vida social. Las características de esta
actividad son las siguientes:
Régimen de derecho público, esta actividad se presta en régimen de derecho público, que
regula de modo especial las condiciones de su prestación (entre Administración y gestores). La
garantía de adaptabilidad: la llamada «cláusula de progreso»: esta cláusula se entiende
implícita en toda concesión de servicio público, según la cual el concesionario tiene obligación
de utilizar el mejor sistema de los posibles para prestar el servicio, adaptándose a la evolución
de los medios técnicos. Supone una manifestación del ius variandi.
Diferencias:
En la actividad empresarial no hay una finalidad Las actividades de servicio público, por su parte,
de servicio al público, a los administrados reciben su tratamiento de derecho público por la
individualmente considerados, sino existe una importancia de la actividad, y la previa publicatio
finalidad de ordenación económica, de de ésta, sin importar el sujeto que la realice.
promoción económica social. El usuario del servicio público tiene el derecho a
El régimen jurídico de estas actividades es exigir la prestación del servicio, el administrado
privado, aunque en ciertos casos el sujeto que las no tiene facultades para exigir de la
realiza, por su especial condición, reciba un Administración la producción del bien o su
tratamiento de derecho público. adquisición. El SP es actividad en donde no es
En la actividad empresarial falta la exclusividad posible la exclusión por parte del productor
regalística de la actividad. respecto al consumidor. El gestor está obligado a
En la actividad de gestión económica falta la proporcionar al usuario la prestación.
regularidad y continuidad en la prestación, pues
simplemente se trata de una actividad de
producción de bienes, que se dan al mercado, sin
una relación directa con el público.
Esta diferencia entre la actividad empresarial del Estado y la actividad de servicio público,
pierde su nitidez cuando el Estado no sólo es titular de la actividad, realizada por los
particulares a través de una concesión, sino que realiza la actividad directamente, a través de
una empresa pública.
Las actividades intensamente reguladas, por su parte, son actividades que no han sido
declaradas de titularidad estatal, pero en las cuales, por su especial relevancia, existe una
regulación más intensa. En ellas el Estado se reserva unos poderes de intervención y control
que van más allá de la mera autorización inicial, conservando poderes de ordenación a lo largo
del desarrollo de toda la actividad. La doctrina suele hablar, para referirse a estas actividades,
de servicios públicos impropios o servicios de interés público. Son actividades privadas cuya
prestación debe asegurar la Administración pública. La situación creada en virtud de estas
autorizaciones es muy similar a la creada por medio de una concesión. Así, en este caso
tenemos también una obligación de hacer por parte del sujeto autorizado, la garantía de la
continuidad del servicio, la regulación de horarios y tarifas por la propia administración, e
incluso la posibilidad de imponer una sanción administrativa por el incumplimiento del servicio
frente al usuario. Siguiendo a ARIÑO existen diferencias entre el SP y estas actividades
intensamente reguladas:
La fuente del deber de prestación es distinta. En los servicios públicos, por otro lado, el
En las actividades reglamentadas no está en título de intervención encuentra más bien su
la autorización, sino en la norma, pues la origen en la titularidad que conserva la
autorización sólo abre las puertas para la Administración, lo que le confiere una
aplicación de todo un bloque normativo. permanente capacidad de intervenir en la
Alcance de la potestad modalizadora, del prestación del servicio.
«cómo» deben prestarse los servicios: no El deber de prestación de un concesionario
existe esa potestad administrativa. es lo que la norma diga y lo que la
Potestad sancionadora: los titulares están Administración le ordene.
sometidos a una relación de supremacía Los que los prestan están vinculados por una
general de la Administración y, por tanto, la relación de supremacía especial, donde el
tipificación debe venir prevista por Ley reglamento tiene un alcance mayor en la
Es siempre y en cualquier caso y momento tipificación.
renunciable. La titularidad del servicio público es pública.
La titularidad de la actividad intensamente
regulada es meramente privada (aunque
muy limitada)
Tanto el Estado como la sociedad en su conjunto, sin excluirse mutuamente, deben buscar la
satisfacción de aquellas necesidades vistas como básicas y que no pueden ser cubiertas por los
individuos. La diferencia radica en que el Estado, en tanto organización vicarial, está obligado a
garantizar dicha satisfacción.
El Estado debe garantizar la satisfacción de las necesidades, para ello no tiene que asumir la
titularidad de la actividad, excluyendo a la sociedad, únicamente debe regular la conducta de
ésta de modo tal que la necesidad sea satisfecha, e intervenir directamente sólo cuando el
principio de subsidiariedad lo justifique.
¿Y, entonces, que es el servicio universal? Origen norteamericano, se puede definir como un
servicio dotado de una cobertura geográfica general y puesto a disposición de todo usuario, en
un plazo razonable y a precios abordables. Se deduce la triple caracterización: 1) universalidad,
2) accesibilidad, y 3) continuidad.
Coinciden con las tradicionales del servicio público. La diferencia está en la organización: el
servicio público exige la titularidad pública del servicio, una organización pública que asume
directamente o que delega la gestión en otra persona, generalmente privada; mientras que el
servicio «universal» se apoya, no en la titularidad pública, sino en la idea de concurrencia: esta
es la diferencia con el servicio público, el entorno concurrencial.
Ahora bien, para que un entorno concurrencial logre los fines de accesibilidad, continuidad y
universalidad, a un precio razonable, es precisa una fuerte intervención pública. El Estado
interviene imponiendo la prestación obligatoria a todos los operadores del sector. Pero que la
autoridad entiende que deben ser cubiertas. La no calificación como servicio público de una
actividad o sector en su conjunto, sino sólo algunas tareas, misiones, actuaciones concretas
dentro de un sector. En lugar de declarar servicio público un sector determinado, se precisa
cuáles son, dentro de este sector, las obligaciones o cargas de servicio público (de servicio
universal) que hay que garantizar, y cuyo cumplimiento viene impuesto a todos los
operadores. La actividad administrativa de imposición de obligaciones de servicio público no es
prestacional (ni hay exclusividad en la titularidad) sino ablatoria, en la medida en que obliga a
empresas singulares a la prestación, a cambio de la correspondiente indemnización o
compensación. El abandono del concepto de reserva, con todo el régimen jurídico que este
concepto lleva consigo. El servicio universal se acerca más a la idea de actividad reglamentada.
La Constitución de 1993. Por el contrario, establece en su artículo 58 que «la iniciativa privada
es libre», y en el artículo 61 que «el Estado facilita y vigila la libre competencia». Sólo hace
referencia a la concesión de bienes de dominio público y de recursos naturales. Parecería
entonces que el rol del Estado se limitaría garantizar la prestación de unos servicios, de los
cuales no es titular.
La 8ª DTF de la Constitución establece que los servicios públicos no deben ser prestados de
modo monopólico, pero no niega la titularidad estatal de la actividad, al hablar de
«concesiones de servicios públicos». El artículo 6 de la LMCIP establece que «queda derogada
toda reserva a favor del Estado, ya sea parcial o total, tales reservas sólo procederán por causa
de interés social o seguridad nacional, y deberán ser dispuestas expresamente mediante ley
del Congreso, en si todavía puede defenderse la existencia de la posibilidad de que el Estado
se reserve la titularidad de una determinada actividad, aunque su constitucionalidad pueda ser
discutida.
En este marco es que se explican el T.U.O. de las normas con rango de ley que regulan la
entrega en concesión al sector privado de las obras públicas de infraestructura y de servicios
públicos. Hablar de concesión presuponen la idea de la titularidad estatal. Dentro de esta
regulación general de las concesiones de servicio público, la LCOPSP establece una serie de
reglas propias de la titularidad estatal sobre la actividad. Se contempla La temporalidad de las
concesiones, que no podrán tener un plazo mayor de 60 años. Establece las características de
la reversión de los bienes al final del plazo de la concesión. (art.16 y 22).
Son de aplicación a las concesiones de los servicios públicos municipales las reglas contenidas
en la LCOPSP y su reglamento. En el Perú es necesario un estudio detallado de cada uno de
éstos, dada la disparidad de las leyes sectoriales.