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En el sector arrocero los criterios de competencia se miden de acuerdo

con diferentes variables. Por ejemplo, hay empresas que se enfocan por
competir por la calidad del grano y otras por los volúmenes producidos.
“En Arroz Federal trabajamos con variedades Premium y determinamos
su calidad basados en la producción de arroces de grano largo, así como
también en la cocción de estos. Somos considerados maestros arroceros
porque acompañamos al agricultor con todo lo relacionado a análisis de
laboratorio, calidad del grano y de semillas, y adicionalmente tenemos un
equipo técnico integrado por chefs especializados, que garantizan que la
cocción del grano sea la mejor. Por tal razón, garantizamos el ciclo de
vida del arroz y llevamos a nuestros clientes un producto de calidad”,
explica Daniel Bautista, gerente de cadena de abastecimiento de Arroz
Federal.

ARROZ FEDERAL, PRODUCCIÓN PREMIUM PARA


COLOMBIA
Esta compañía nace hace 48 años en una de las calles comerciales más
tradicionales del centro de Medellín, época en la que los procesos de
empacado eran completamente artesanales y donde el Arroz Federal se
distribuía en las agencias de abarrotes del sector.

10 años después, Federal inaugura su primera planta empaquetadora de


arroz, y se traslada a la Central Mayorista, donde llegó a ser pionera en
empacar la presentación de 500 gramos de manera automática.

En el año 2000, Federal se posiciona como la marca de arroz de “La


máxima pureza convertida en rico sabor”, por la rigurosidad y
especialización que adquiere en la limpieza del arroz.

En 2009, la empresa da un gran paso al adquirir su propio molino de


arroz, ubicado en la Meseta de Ibagué, más exactamente en el municipio
de Doima, lugar privilegiado para la producción arrocera. Se instaló allí
debido a las excepcionales condiciones naturales de sus tierras, que
proveen las mejores características al grano.
En el año 2014 se incorpora la producción e inicia la especialización en la
línea Premium, la cual es reconocida en el año 2018 con el sello
internacional de calidad Monde Selection y la certificación de
Denominación de Origen Arroz de la Meseta de Ibagué, entregada a los
arroces Integral y Extra-Gourmet de Federal.

Un año más tarde, la marca se especializa totalmente en arroces


Premium, y su posicionamiento de marca en “Comer Mejor, Vivir Mejor”.
Con este nuevo enfoque, la compañía le apuesta, además de por los
arroces Premium especializados, a la sostenibilidad, poniendo en
operación la primera planta de generación de energía eléctrica a partir de
la cascarilla del arroz, un subproducto del proceso.

En la actualidad, Federal es el arroz más premiado de Colombia, donde


además de los reconocimientos a la calidad Monde Selection y
Certificado de denominación de origen, portan el sello al Sabor Superior y
están en el proceso de certificación como Negocio Verde.

Según cifras del DANE y Fedearroz, se estima que el crecimiento del área
sembrada de arroz en Colombia se incrementó en un 14% en 2020,
respecto de 2018, pasando de 500.924 a 581.126 hectáreas sembradas
del grano. El departamento con mayor área sembrada es Casanare
(177.798 hectáreas), seguido por Tolima (102.905 hectáreas) y Meta
(87.405 hectáreas). La industria local da cuenta de una producción anual
de aproximadamente 1.7 millones de toneladas de Paddy, con alrededor
de 41 competidores en el mercado local. Las variedades más
consumidas en Colombia son los arroces tradicionales con un 62.3%,
mientras que los Premium tiene una participación del 26.7%.

A PRÓPOSITO DE ARROCERA LA ESMERALDA

Arrocera La Esmeralda SAS nace en 1950 en el Valle del Cauca y hoy en


día es liderada por José Manuel Suso, quién actualmente es el CEO de
esta empresa. “Esta compañía fue fundada hace 70 años por mi padre en
compañía un socio de mi abuelo, en el municipio de Jamundí”, cuenta
José Manuel. Desde esa época nace la marca “Arroz Blanquita”, en honor
a su abuela Blanquita Cárdenas. Es un arroz que se caracteriza por ser
orgánico.

Hacía 1990, con la apertura económica, la compañía hizo cambios


significativos para el arroz. El primero consistió en aliarse con los
directores del CIAT, Centro Internacional de Agricultura Tropical, que
estaban relacionados con el cultivo del grano, con el fin de capacitar a los
productores, en vista de que se venía la apertura económica y muchos
cultivos iban a desaparecer por falta de eficiencia, mientras que otros se
iban a expandir porque tenían un mercado favorable, como sucedió con
los ingenios de azúcar en el Valle Cauca, los cuales incrementaron su
capacidad productora.

“Nosotros -en arroz- hicimos una transformación muy valiosa porque


llevamos el conocimiento, que estaba estancado en el CIAT y en los
centros de investigación, a los productores vallecaucanos. Entonces, en
1990, lanzamos el programa Proalimentos, cuyo fin es llevar el
conocimiento al agricultor de la mejor manera, utilizando todos los
medios sostenibles. Con esto hemos bajado el uso de insecticidas y
mejorado eficientemente el uso del agua a partir de tecnologías que en el
momento eran válidas, como el rayo láser para la preparación del suelo.
Hoy tenemos GPS que le permiten al agricultor preparar mucho más fácil
la tierra y marcar los lotes”, añade el CEO de la compañía.

Hace 5 años, la compañía instaló una segunda planta en el municipio de


Aguazul, Casanare, que actualmente es la zona más grande para la
producción de arroz colombiano. Allí vieron una gran oportunidad para
desarrollar agricultura y molinería. “Nosotros en los años anteriores para
seguir abasteciendo el crecimiento comprábamos de otros molinos del
país, en Tolima, Huila, Meta y en el mismo Casanare. Traíamos ese arroz
al Valle del Cauca para empaquetarlo. Con la nueva planta ya lo estamos
haciendo directamente en Casanare y nos hemos venido integrando
verticalmente con los productores”, explica el CEO de Arrocera La
Esmeralda SAS. Finalmente, es importante resaltar que, al instalar la
planta en Casanare, la compañía no solamente pretendía buscar arroz
para procesar y abastecer el mercado, sino que también necesitaban
integrar el negocio verticalmente al agricultor, llevándole financiación y
conocimiento.

Finalmente, cabe destacar que en todos los departamentos de Colombia


se consume arroz, siendo los de la Costa Atlántica y Pacífica los que más
se alimentan con este cereal. Sin embargo, estas regiones no producen el
grano y deben importarlo de otras zonas, como los Llanos Orientales. Así
mismo, el Valle del Cauca, Nariño, Cauca y Putumayo tienen que importar
arroz de otros departamentos, ya que, aunque algunos lo producen, no
logran abastecer la demanda.

COMPORTAMIENTO DE LA PRODUCCIÓN ARROCERA


EN COLOMBIA
Los arroceros colombianos tienen el propósito de llegar a abastecer la
demanda interna y, posteriormente, exportar el grano a los mercados
internacionales. Las principales zonas productoras de arroz son
Casanare, Tolima, Huila y Meta, aunque en los departamentos de Arauca,
Guaviare, Vichada, Caquetá, Cauca, Cundinamarca, Nariño y Valle del
Cauca, la producción del grano también es significativa. Por tal razón, el
arroz recorre todo el país de acuerdo con las distancias y a los precios de
conveniencia.

La capacidad de almacenamiento de paddy, materia prima para la


producción de arroz, varia en cada empresa. Por ejemplo, Arroz Federal
puede almacenar hasta 8 mil toneladas, Arrocera La Esmeralda SAS 70
mil toneladas, pero empresas de mayor producción como Diana y Roa
pueden llegar a una capacidad superior a las 100 mil toneladas.

Según Daniel Bautista, Gerente de Cadena de Abastecimiento de Arroz


Federal, “nosotros no competimos con la cantidad, ya que somos un
segmento diferente. Para mi un segmento es lo que hace Diana y Roa,
que está muy bien, pues es un negocio de mucho volumen, y otra cosa es
lo que hacemos nosotros, que nos enfocamos en la calidad del arroz,
porque no tenemos la capacidad para poder llevar los volúmenes y los
márgenes que ellos manejan. Entonces es un segmento completamente
distinto”.

“En Colombia la industria cumple un papel fundamental en el sector


arrocero, ya que almacena los excedentes de cosecha. Como buena parte
de la producción es estacional, el 70% de esta se recoge en el segundo
semestre. Por eso es necesario recibir, comprar y almacenar ese arroz
durante algunos meses, para irlo gastando en los seis meses siguientes.
En Colombia la industria arrocera asumió esa responsabilidad y eso a
permitido que en el país el sector arrocero y las siembras sean
sostenibles, a pesar de la marcada estacionalidad. En total la industria
arrocera colombiana tiene una capacidad de almacenamiento superior a
5 meses de consumo”, explica Sandra Avellaneda, subdirectora de la
Cámara Induarroz de la ANDI.

Respecto de la comercialización del grano, cabe destacar que es un


producto que se vende diariamente, a diferencia de las flores, cuyos picos
de venta son para el “Día de la madre” o para “San Valentín”. Esto se debe
a que el arroz es el acompañante ideal para muchos tipos de comidas en
el mundo. Por tal razón, estas ventas son muy homogéneas de un mes a
otro.

Adicionalmente, respecto de las importaciones de arroz colombiano, el


país ha tenido una restricción permanente a partir de una cuota cuyo
volumen fue de 86.270 toneladas métricas (TM) para el 2014. El arroz,
dentro de la cuota, entra a Colombia libre de arancel, mientras que
importaciones fuera de ese contingente pagaban un arancel del 80%
hasta finales de 2017. El volumen de la cuota se agranda cada año hasta
llegar a 166.957 TM en 2029. A partir del 1 de enero de 2018, el arancel
se reducirá en 13 etapas anuales equitativas hasta ser eliminado en
2030.

“Sin embargo, Colombia retomó unos acuerdos con la Comunidad Andina


de Naciones, por lo que Perú y Ecuador están abasteciendo la demanda
faltante de arroz en territorio colombiano. No obstante, en unos años las
importaciones quedarán libres de esta restricción”, cuenta José Manuel
Suso, CEO de Arrocera La Esmeralda SAS.  El arroz que llega de Estados
Unidos, por su parte, dado el TLC que firmó Colombia con el país
norteamericano, se definieron aranceles que se proyectaron para ser
desmontados en 19 años, de los cuales faltan 10 años por cumplir

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