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VALERIANO GUTIÉRREZ
ORGULLO AIMARA
RESUMEN
INTRODUCCIÓN 11
CONCLUSIONES 164
GLOSARIO 170
BIBLIOGRAFÍA 176
Relación de mapas, cuadros, paradigmas, dibujos y fotografías, 184
Anexos, 187
RESUMEN
1 Según Kusch (1970), el aymara ha desarrollado una lógica y un discurso propio basado en la
contemplación de los procesos vitales de la naturaleza. El desarrollo biológico de la semilla es el
modelo explicativo de fenómenos y acontecimientos: surgen por una fuerza vital e inexplicable,
se desarrollan, se expanden y multiplican cuando son cultivados con cuidado y afecto.
26 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
2 “El trabajo y el ritual no forman tanto dos aspectos separados, sino más bien dos dimensiones
del mismo proceso productivo: ‘labrar bien’”. Citado por Van Kessel en Ritual de Producción y
Discurso Tecnológico Andino (1991).
3 Según Philippe Descola (2003: 36), la naturaleza proporciona una guía y un soporte, un
“método de pensamiento” que permite a los miembros de ciertas culturas conceptuar su
estructura social por medio de una representación icónica simple.
La pesca de Ispi y sus secretos 27
mejor dicho, los yapus (chacras) del lago; sabe distinguir las señas de los
peces y las castas o variedades de ispis, así como también las pariciones. Tiene
experiencia en el arte de tejer el qhani, la balsa, y realizar el chaku, pero también
invoca y se encomienda a las wak’as. Agradece a la Qotamama alcanzando
ofrendas y organiza la fiesta del ispi. Con ello busca el equilibrio social, la
continuidad de la naturaleza, de las wak’as y también de los humanos.
La challwaña es una actividad bidimensional (empírica-simbólica)
y una relación bi-direccional, hombre–lago. No se trata de una pesca
unidimensional, positiva, técnica; tampoco de una relación de dominación,
control o explotación del lago, es decir, una relación asimétrica y
unidireccional, sino todo lo contrario: una relación de diálogo y reciprocidad
con todos los elementos de la Pacha.
En el sistema andino, el trabajo es ayudar a la madre tierra a parir. El andino
se auto-define como “Homo Partero” y no como un “Homo Hacedor”4; no
hace cosas, objetos, sino que cultiva los procesos biológicos. De ahí que Kusch
(1970) caracterice la lógica aimara como ‘bio-lógica’, pues todas las cosas
tienen vida: los fenómenos y los acontecimientos se producen siempre por
cosas vivas; las piedras, las plantas, los animales, las herramientas y hasta
los fenómenos naturales son entidades personificadas.
Se concluye que en los Andes existe una relación directa del hombre
con la naturaleza, mientras en Occidente urbano la relación del hombre
con su medio natural es indirecta, a través de la máquina. En Occidente la
naturaleza se caracteriza por la ausencia del hombre, y el hombre por lo que
ha sabido sobrepasar en él de natural (Descola, 2002). En la Pacha andina, el
trabajo es crianza de la vida y la tecnología es saber criar la vida y dejarse criar
por ella5.
4 Siendo la Pachamama una madre paridora según la mitología andina, su relación con las
criaturas no es de propiedad, como la que establece el Homo Faber occidental con los objetos
que produce, sino es como la relación entre una madre y sus hijos, mutua y afectiva. El trabajo
de la tierra del andino es equivalente al de un partero: ayuda a la Madre Tierra a parir (Van
Kessel, 1991).
5 Para Maria Heise (1992: 27) sería absurdo pensar que existe una sola racionalidad o un
único orden lógico válido para toda la humanidad en todos los tiempos y espacios culturales
existentes. Tampoco hay argumentos válidos para que podamos afirmar que exista una
racionalidad o un orden lógico que sea superior al resto. Nos encontramos, en todo caso, una
diversidad de racionalidades que coexisten entre sí.
La pesca de Ispi y sus secretos 29
6 Según Estermann (1994), la autonomía del individuo es un concepto sin sentido para el hombre
andino, pues su conocimiento se basa en la relacionalidad de todo ser y todo acontecer. Puesto
que todo está relacionado con todo, debe existir un equilibrio basado en un comportamiento
ético con todos los elementos del sistema, un sistema de relaciones múltiples.
30 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
perspectiva, abordando una vez más la asociación entre rito y pesca. Los
informantes, al igual que en su anterior trabajo, son sobre todo comuneros
pescadores que viven en la ribera del Titicaca. El trabajo de Mario Núñez
complementa las investigaciones de Bouysse-Cassagne (1991), de Vellard
(1991) y Orlove, Levieil, Triviño (1991), que estudiaron las técnicas e
implementos antiguos de pesca en el lago Titicaca, trabajos que están
entre los más valiosos aportes sobre los pescadores de la cuenca del lago,
mientras que su flaqueza está en el carácter elemental de su descripción e
interpretación.
De estos estudios hechos sobre la pesca, en la mayor parte de los casos
sólo se describe los elementos observables, apenas se menciona el contexto
en que se desarrollan. En los de Mario Núñez se expresa con claridad la
concepción del lago. Aparece también, aunque con menos frecuencia, el
comunero pescador explicando la pesca y los ritos, pero están ausentes la
praxis del comunero y los escenarios rituales, sobre todo la organización
comunal. En su tratamiento de los ritos de pesca (1985), la etnografía básica
del autor alude no más que a tres pescadores y éstos realizan sus acciones
rituales (lo que incluye su percepción) en el contexto de tres comunidades
diferentes (aimaras y quechuas). Sobre esta base no se justifica la forma
generalizante en que se expresa, refiriéndose a “los ritos” entre pescadores.
En su segundo trabajo (1998), aunque describe la actividad de
los pescadores de ispi –los aparejos, tipos de balsa y la fiesta -, tampoco
profundiza en la geografía sagrada de los pescadores y las técnicas empíricas
de la pesca. Una interpretación desde la perspectiva andina está ausente.
Aparte de estas etnografías, también existen pequeños trabajos
descriptivos que menciono a modo de ejemplo. Emilio Romero (1928)
investiga en el Titicaca -sin fijar el área de estudio- la navegación indígena y
explora, sin quererlo, la cosmovisión de los “indios” y la relación del andino
con su medio natural. Su monografía trata sobre muchos temas del Puno
rural, por eso no profundiza en las técnicas de pesca y tampoco en las balsas.
Washington Cano (1952) también ha investigado en el Titicaca, aunque sin
especificar en qué comunidad aimara, el uso de las totoras y las técnicas
de elaboración de la balsa de los habitantes de las riberas e islas del lago.
Su descripción es incompleta, pero incluye en su monografía importantes
etno-categorías aimaras; lamentablemente, no explica quién teje y tampoco
se pregunta por la mitología de fondo. Finalmente, Domingo Llanque (1995)
ha investigado en varias comunidades aymaras del Titicaca -tampoco fija el
área de estudio-, dedicando atención especial a los elementos de la ofrenda
y a los procesos del ritual de la pesca. La documentación es insuficiente,
La pesca de Ispi y sus secretos 33
En los pocos trabajos que existen sobre la pesca, faltan más luces para
comprender su sentido y su valoración en las comunidades pescadoras,
particularmente en la cuenca del Titicaca. Muy pocos investigadores se han
interesado por el tema de la pesca colectiva en sus dimensiones simbólicas y
empíricas, configurada como lenguaje y acción y en el contexto de la visión
andina.
comunera. Para esto se debe vestir poncho y compartir de igual a igual todo
lo que se ofrece en la ceremonia, desde los tragos quemantes hasta la música
que despierta las emociones y los sentimientos más profundos. La fiesta y
los diálogos de los pasmarus y del taana, ritualista principal, enseñan mucho
acerca del pensamiento y la conducta de los aimaras.
Una segunda fase de este estudio que merece mencionarse, es el
trabajo de gabinete. Aquí me dediqué a traducir todas las cintas grabadas de
aimara a castellano, lo que resultó difícil porque no hay palabras castellanas
que expresen muchas de las palabras aimaras; por eso tuve que buscar las
palabras del vocabulario español que más se adecuaran al pensamiento y
al sentimiento del comunero. Está demás mencionar que la estructura e
interpretación del trabajo en sí, están organizadas de acuerdo a la lógica del
pescador aimara.
Hasta aquí vale preguntarse: ¿Qué es lo que interesa en la presente
investigación? Se busca presentar la tecnología de la pesca en sus dos
dimensiones, empírica y simbólica, en el contexto concreto comunal de
Marqayoqa.
El ispi es una especie nativa transitoria cuyo habitat es tanto Anqa (aguas no profundas) y
Mikaya (aguas profundas). Está en Jallupacha (época de lluvia) o en Thayapacha (época
frígida).
CAPITULO III
SABER LOCAL:
“LA HERENCIA DE LOS ABUELOS”
9 Las prácticas de pesca se expresan en los platos de cerámica de uso festivo llamado lussa
chuwa y en finos textiles donde están diseñados los peces y la flora del lago en sus distintas
formas y variedades expresivas.
10 Otro nombre simbólico de la madre lago es San Pedro Ch’uwallaka o María Ch’uwallaka.
La expresión Ch’uwallaka es una palabra compuesta donde Ch’uwa significa líquido o agua
escurrida y Llaka, hondonada; es decir, el agua escurrida en la hondonada.
11 El nombre del pez Ispi probablemente viene del sonido que produce en su desplazamiento.
También es posible que el nombre de Hespi, citado por Vellard, provenga de qespi que significa
“sobreviviente”, haciendo alusión a su constante pesca y reproducción. Entre los pescadores
quechuas se llama Juchuy challwa o chiñi challwa, que significa pez menudo.
38 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
“Bueno, el ispi yapu son sitios donde abundan los ispis, el suelo es
pampa, es bien limpio de piedras o rocas, es bien niveladito, es natural y
se mantiene por la constante faena de pesca que allí se realiza”.
Abdón, un maestro pescador de ispi, explica:
“Todo lugar donde abunda ispi es un lugar limpio, con poca vegetación.
Claro, existen piedritas, pero no son tan grandes. Otras veces los ispis
viven en los barrancos pedregosos, como por ejemplo en K’ani, en
Charajjach’i; aquí se arrastra encima de las piedras y se saca a los ispis.
En ispi yapus siempre se pesca; cuando abundan los ispis no asienta la
kullancha. Primero, el ispi llega a ispi yapu, en ella permanecen de tres
a cuatro noches, luego el ispi cambia (se traslada) a otro lugar. Después,
al espacio dejado por el ispi llega el qarachi. El ispi siempre viene de la
dirección de donde sale el sol. En la chacra estos (ispis) caminan en una
sola dirección; también se mezclan (aparean) y se asientan en el fondo.
En los llachus ponen sus huevitos; de esto se arrastra y se saca con la
kullancha qhani. Los ispis aparecen en cualquier momento, no existe
una fecha, pero en mayor parte vienen en junio, julio, agosto, en todos
los santos, mes de noviembre”.
En el relato anterior se explica claramente que las chacras, en la
versión comunera, son micro-ambientes naturales, altamente productivos,
especiales para la cría y apropiados para la naturaleza cambiante del ispi;
son también lugares donde el comunero asegura y garantiza la pesca. Se
dice que el ispi allí se acerca en grupos compactos para aparearse en las
arenas y en las hierbas del fondo lacustre, pero esto no es suficiente en la
pesca, pues se recurre también a las señas.
las playas. Por eso la luna llena es considerada altamente beneficiosa para
la pesca de ispi.
Choqa (Fulica americana). Es un ave nativa del lago de color negro y
cuyo habitat son los totorales de las playas. Se escucha su canto y se observa
su comportamiento durante el día; cuando canta en coro y se agrupa con
otras choqas en un solo lugar, anuncia la presencia del ispi. Esta ave se
alimenta de los huevos que deja adheridas el ispi en las plantas acuáticas
del fondo del lago.
Qellwa o gaviota (Larus belcheri). Es un ave migratoria de color blanco.
Cuando estas aves se posan en las penínsulas de las playas, anuncian la
presencia del pez. A estas gaviotas se les dice “panqaras” -flores en sentido
metafórico- porque se posan en el sitio donde abunda el ispi. Generalmente
se escucha su canto al finalizar la tarde y en la madrugada. En las épocas
de pesca la forma cómo nadan las gaviotas es también indicadora de la
presencia de peces; cuando nadan en fila avisan el alejamiento del pez y
cuando pescan desordenadas anuncian su permanencia en las playas.
Huevos de ispi. El apareamiento, llamado también kittasiña de machos
y hembras, avisa el alejamiento temporal y definitivo de las playas a través
de la adhesión de los huevos en las plantas acuáticas del lago y en las sogas
de pesca. Para alejarse definitivamente de las playas, antes de la entrada
del sol, el pez, con un movimiento compacto, produce unas ondas en la
superficie del agua de color negro, similar al efecto de las brisas del viento.
Cantos del ispi. Una manera de detectar con efectividad la presencia de
peces es poniendo la oreja sobre el agua. Si hay peces se puede escuchar con
fino oído los cantos y la bulla que producen en su desplazamiento. Cuando
emiten (‘cantan’) el sonido: “is, is, is…” o cuando producen al avanzar
un “chajj, chajj, chajj…”, se anuncia la abundancia del pez. El sonido que
producen da la impresión que el lago estuviera hirviendo.
Olor, coloración y temperatura de las aguas del lago. De día y de
noche el ispi despide un penetrante olor a pescado fresco. Además se observa
durante el día la coloración de las aguas superficiales del lago, el cambio de
verde azulado a color plomizo oscuro avisa la presencia del pez. Por otro
lado, la grasa suspendida del pescado en la superficie del lago a modo de
inmensas manchas avisa al comunero de la abundancia de peces. Otra forma
de saber de la presencia del ispi en las playas es introduciendo la mano en el
lago; la temperatura caliente del agua es una seña de su presencia.
La pesca de Ispi y sus secretos 43
pare, crece y se multiplica en las aguas frías del Titicaca. Al igual que otros
animales, también muestra sus sentimientos maternales. Se conoce que los
ispis, machos y hembras, se acercan a las playas en tres momentos: A los
ojos del comunero, primero se acercan para buscar y ubicar playas (chacras)
donde poner los huevos; segundo, vienen para parir o depositar los huevos
y, en tercer momento, para llevarse a los hijos (crías).
En Marqayoqa es común escuchar la frase: “Los ispis adultos se
acercan a las playas a aparearse y a parir entre los llachos (plantas acuáticas)
y cuando las crías crecen, las madres tienden a llevarse”. Incluso se dice
que las madres, para proteger a las crías, se echan al suelo, despiertan a
los hijos, los hacen avivar y se los llevan. De estas experiencias son testigos
todos los comuneros pescadores. La época de parición del ispi varía en toda
la cuenca del Titicaca; pare en jallupacha (temporada de lluvia) y también
puede hacerlo en wañapacha (temporada seca) (ver cuadro N° 4). Al igual
que otros peces, deposita los huevos en las plantas acuáticas sumergidas
y en las arenas de las playas. Lucio Gutiérrez, un hábil pescador de ispi
explica:
“Bueno, primero se acercan (a la orilla) las hembras, ellas vienen a
parir, pero en una noche no ponen huevos, por lo menos aguantan
(permanecen) dos semanas a tres semanas; en otros casos se quedan un
mes. En ese tiempo los ispis ponen huevos. Cuando permanecen en un
sitio, recién se pescan los ispis. Luego se alejan, para esto hay señas: A
las sogas charaphalas pegan sus huevitos, de eso sabe la gente y dice:
‘Pegaron sus huevos, se alejaran’. Así siempre desaparecen y después de
tiempo (un mes) nuevamente aparecen a llevarse a los hijos. Así llegan
a las playas y se llevan a los hijos. En esta temporada también aguantan
un mes o dos meses, depende, pero luego se alejan por un largo tiempo.
Las tarukas, de espaldas negras, viven en los saltus (roquedales), son
orqos (machos) y qachus (hembras), los dos vienen a llevarse a los hijos.
Cuando se mezclan (aparean) los ispis, en esa temporada, hay abundante
pesca, cantidades de ispis son cogidas”.
46 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
Conclusión
La población comunera de Marqayoqa tiene un profundo conocimiento
de la ecología lacustre, como producto de su convivencia y coexistencia
con el lago. Se trata de un saber altamente sintonizado con la diversidad y
variabilidad del clima que presenta la geografía andina y, particularmente,
el Titicaca. Su detallado conocimiento del ecosistema del lago, la llevó a
descubrir el movimiento migratorio del ispi, de derecha a izquierda por la
cuenca lacustre, las variedades (taruka y warillo) y la conducta variable de
los peces en los nichos ecológicos, llamados ispi yapus.
Los señaleros naturales constituyen eficientes anunciadores de la
presencia de los peces y los momentos de la pesca; son parte de un saber
técnico-empírico y meta-empírico de la pesca. Las señas naturales eficientes
son también un producto de la conversación con la flora y fauna del
lugar, que va comunicando al andino la presencia de los cardúmenes. En
la comunidad todos son profundos conocedores del medio natural, pero,
por supuesto, algunos comuneros saben más que otros por su dedicación
al trabajo y por la responsabilidad que tienen en la crianza de la vida. Estos
conocimientos -en la percepción comunera- no son atributo exclusivo de los
humanos, sino que son saberes también compartidos con otros elementos
del cosmos: la naturaleza y las deidades, que también avisan. Esta forma de
pensar se expresa en los discursos de los mitos y ritos de producción de los
comuneros; de ahí que sea común escuchar en el mundo comunero frases
como: “Los animales saben..., los animales enseñan a los humanos...”.
En el desarrollo de una tarea o ‘crianza’ son importantes los rituales de
producción, la experiencia y la capacidad de ajuste fino y permanente con los
ciclos variables y caprichosos de la Sallqa. El ispi, pertenece al mundo de la
Sallqa, a la naturaleza silvestre, y vive en las entrañas de la Qotamama; nace,
crece y se multiplica. En Marqayoqa se observa y se interpreta en detalle
todas las señas que se manifiestan; a través de estos señaleros, los comuneros
orientan la alta tecnología de la pesca andina. El saber eficiente se aprende
desde niño y se perfecciona en la práctica. Se trata de un saber intuitivo y
también de un saber emocional, confiado y práctico, ajustado a la ecología,
a la economía y al modelo de organización comunera. La sabiduría local se
cultiva y no es patrimonio de una sola persona, sino de toda la comunidad.
48 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
través del canje entre los pueblos pastores y pescadores y tambien en años
de abundancia se cosecha en la comunidad. Existen ch’illiwas machos y
hembras que se diferencian por el tamaño de los tallos. Son preferidos para
el procesamiento (secado-chancado-trensado) los tallos largos. De los tallos
de paja se trenza una diversidad de soga para la pesca. Por ejemplo, yapu
phaya (soga gruesa y con aguante), chara phala (soga que une), rukhiña (soga
que levanta), surtija (soga que envuelve), phichilo (soga que sostiene) y wichi
phala (soga de equilibrio). Las sogas de pesca se enlazan en el qhani que
también está tejida de paja.
La totora llamado Schoenoplectus totora, tiene múltiples usos en la vida
comunera. Antiguamente se compraba y se trasladaba en hombros desde
Qaluyo (laguna que se encuentra en las alturas de distrito de Vilquechico)
por la extraordinaria calidad, pero hoy se cosecha en las playas de la
comunidad. Los tallos de totora son importantes para la elaboración de
la balsa y las esteras, llamados sejjes. También su raíz y su tallo sirven de
alimento del hombre y del ganado. Las podas se desarrollan conforme los
ciclos vegetativos de la planta. La habilidad y las técnicas de corte de tallos
de totora varían, según los implementos que se utilizan. En los cortes se
usa las kuchuñas artesanales (cuchillos), filudos y efectivas. Las totoras así
cosechadas se juntan en amarres, llamados ch’oqas y se las secan agrupados,
denominados chumpus (tallos unidos por las puntas). Los tallos largos y
maduros se secan para la elaboración de la balsa.
Las dos plantas apreciadas (totora y la paja) brotan de la semilla que
se dispersa pero también se repuebla con mallkis (plantones) en periodos de
lluvia, llamada jallupacha. Las lluvias fertilizan y maduran. Las cosechas se
desarrollan en wañapacha (período seco).
Es tradición en la comunidad invocar con hojas de coca a la Madre
Tierra antes de cosechar la totora y la paja por la reciprocidad mutua entre
jaqe y sallqa. Se considera personas que crían y dejan criar. Se piensa que
los jaqes se dedica a cuidar las chacras prestando atención a los rebrotes
de las plantas y cuando se desarrollan ella proporciona los valiosos tallos
para la elaboración de la balsa y qhani. A las tiernas se llama wawas (hijas) y
las desarrolladas achachis (adultas). Las wawas se considera débiles, llaytha,
cuando se las emplea y las adultas son fuertes y de aguante. Acontinuación
hablaremos de los técnicos, llamados maestros, que tejen las artes de pesca.
(a) Marqeris: maestros tejedores de totora
En aimara, marqa significa cargar en brazos y el sufijo ña, al igual que
ri, indica ‘llevar tallo’. Se trata de los maestros tejedores de la balsa; ellos
La pesca de Ispi y sus secretos 51
diseñan y tejen con una habilidad extraordinaria las balsas de los tallos de
totora. El arte manual no brota de manera fortuita, sino que se cultiva con
responsabilidad y con vocación en las distintas etapas de la vida comunera.
El niño aprende desde los siete años a jalar los tallos de totora y a tejer la
soga de paja. El aprendizaje se realiza en la práctica y se perfecciona con la
dedicación permanente, hasta convertirse en maestro marqeri.
(b) Qhanirus: maestros tejedores de paja
El término Qhaniru significa en aimara ‘hombre que teje paja para la
pesca’ o ‘el que posee secretos en paja’. Se trata de los tejedores de paja para
pesca, personas importantes, distinguidas y respetadas en la cuenca del
Titicaca. Ellos diseñan y tejen con una habilidad extraordinaria los qhanis
(herramientas de pesca), hechos de los tallos de paja. El arte manual se
transmite entre la familia dedicada al tejido de qhanis. El niño aprende desde
los siete años a tejer la soga de paja y a los nueve años ya perfecciona los
trenzados de soga; ésta es la primera tarea que realiza y en el futuro tejerá
el qhani. En las comunidades ribereñas son pocos quienes tejen qhanis de
tallos de paja de la cordillera porque la mayoría de los técnicos andinos han
fallecido por la avanzada edad y también porque se ha dejado de practicar
entre los jóvenes pescadores este arte de pesca.
12 Aunque más bien el qona sea la parte interior del qhani, una canasta en forma de cúpula que
en su interior tiene una suerte de trampilla donde los peces entran, sin poder salir después.
52 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
forma los qhanis quedan instruidos para la pesca del ispi. En el siguiente
capitulo se explicará la pesca con los qhanis.
13 Se trata de un pequeño instrumento manual utilizado por los comuneros para calcular el
peso de los productos.
La pesca de Ispi y sus secretos 55
para los dos cuerpo (mitades) de la balsa. Las puntas siempre se colocan
opuestas y trenzadas en los dos extremos de la balsa. Aquí, se teje con
sogas de paja. En una balsa de cuatro metros de largo entran cuarenta
pichus de totora. Toda balsa tiene chuyma, dos cuerpos, dos pillas
(brazos de seguridad) y la salla (drenaje) para sacar el agua. Con el pie
se ajusta fuerte los cuerpos por ambos costados y luego se voltea de
espalda. Se echa a la piedra para que levante y tenga forma la orqo nasa
(proa macho). Aquí con fuerza se ajusta las sogas del cuerpo y cuando
se encuentran tirantes se ajusta aún más con los carawatus (ganchos).
Siempre se empieza por la nariz hembra (proa hembra) y se termina en
la nariz macho”.
En el texto se explica la alta tecnología de la elaboración de la balsa de
pesca; la habilidad y las técnicas manuales del tejido. En el trasfondo también
se expresa la cosmovisión andina: la balsa se concibe como persona con
órganos similar al cuerpo humano; tiene brazos (pilla), corazón (chuyma),
sexo (salla), nariz y personalidad viva. De igual manera, se constata que la
elaboración de la balsa no es un asunto de individuos, sino que se trata de
un trabajo colectivo donde participa activamente la familia extensa y donde
es infaltable también el marco religioso que va orientando la actividad del
tejido.
¿Qué características debe poseer la balsa para la pesca de ispi? Las
balsas destinadas a la pesca en las aguas del Titicaca son de dos clases: pichu
balsa y sapuro balsa, de acuerdo a las aguas en las que se va operar y el tipo de
captura para la cual está destinada la nave (Núñez, 1998). Las balsas están
diseñadas para la navegación local, su capacidad máxima de carga es de 200
kilos. La calidad de la totora se constituye en un elemento muy importante
en la elaboración de la balsa. Una buena balsa, según el maestro balsero de
Llachón citado por Núñez Mendiguri14, explica:
“Una buena balsa para la pesca de ispi debe tener más o menos cinco
metros de largo y unos 80 centímetros de ancho. Para su construcción se
emplean 35 pichus de totora. Que las mark’as estén bien distribuidas y
el sonqo (corazón) esté bien colocado y las pillas igualitas, porque sino
se ladearía y la balsa puede voltearse. Todas las partes tienen que estar
bien ajustadas con golpes de la maqana.
Una balsa para que esté buena, se mueva fácilmente y el pescador no
se canse, debe usarse como máximo tres meses a cuatro, después de ese
tiempo la balsa se va hundiendo más porque la totora chupa agua del
lago y se hace más pesada, no avanza, hay que hacer mucho esfuerzo.
Cuando está nueva, la balsa se mueve por sí sola, esto porque su cuerpo
no está hundido
Sólo se puede pescar ispi en balsa sapuro porque no hace ruido, si
iríamos en bote de madera los ispis, que oyen bien, se esconderían y no
pescaríamos nada... la balsa no se hunde nunca, se puede volcar pero
no se hunde, sino que flotará nomás para que el balsero se agarre y se
salve.
La salla para nosotros los pescadores de ispis es muy importante, porque
por dónde sacaríamos el agua del lago y de la lluvia; además, cuando
salimos a pescar y tenemos que hacer las jaladas para recoger lo que la
malla ha pescado, el agua se junta sobre la balsa; en esos casos, abrimos
nomás la salla y el agua se va saliendo”.
En el texto se explica la importancia de la balsa como embarcación de
pesca y su operatividad eficiente en las aguas del lago. También se deduce
que la balsa se ajusta mucho mejor que el bote al medio ecológico lacustre
y a las actividades de la pesca de ispi. Emilio Romero ya por años 1928
ya decía que en ninguna de estas balsas -puchu balsa y sapuro balsa- los
indégenas viajan montados como en caballo. Si no por el contrario están
cómodamente sentados en cuclillas, pueden extenderse a dormir y hasta
caminar sobre ellas.
Conclusión
En el Titicaca, tejer la balsa y el qhani para la pesca es una hazaña en un
clima y medio natural andino, tan variable y diverso. Los maestros qhaneros
y marqeris -que también son ritualistas- se constituyen en los verdaderos
técnicos elaboradores de las artes de pesca local.
El aprendizaje toma actualidad en la práctica, tejiendo las pajas y las
totoras. Estas son habilidades, un arte manual mejorado y refinado, que
forman parte del sistema de pesca del lago. El tejer el qhani y la balsa es un
arte manual, una vocación del andino; no se trata de un saber sencillo, sino,
por el contrario, de un saber complejo que requiere la paciencia, el ingenio,
la habilidad y sobre todo la dedicación desde muy niño en la familia que la
practica.
La totora y la paja se constituyen en elementos importantes en la
elaboración de la balsa y del qhani. A lo largo del capítulo quedó demostrado
que los qhaneros y los marqeris son maestros tejedores y también ritualistas,
dinamizadores de la tecnología de pesca local. Ellos, con su trabajo,
contribuyen a la ‘economía de la crianza’ de la comunidad. Su sabiduría
58 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
no sólo se limita a las labores del tejido, sino también abarca la dimensión
simbólica, indispensable en este tipo de actividades productivas. Todas
las labores colectivas están matizadas con ritos llamado t’inkha o ayta y un
profundo respeto al medio natural y a los elementos que se toman de ella.
El marqeri y qhaniru escogen de la ch’uspa tres hojas enteras de coca e invoca
a las wa’kas llamando por su nombre. Se invoca a los kawiltus (deidad del
patio de la casa)15, a la ch’uwallaka o a la qotamama y a los difuntos tejedores.
Se consideran importantes y oportunas las fuerzas invisibles de las wak’as
cuando se emprenden proyectos colectivos, y en todo momento se busca la
armonía cósmica y social. Se trata de un saber no-causal, pero es un saber
práctico y natural gestado en la Pachavivencia.
15 Los kawiltus son deidades del patio de las unidades residenciales de la familia.
CAPITULO V
CHALLWAÑA:
“CRIANDO El ISPI Y DEJÁNDOSE CRIAR POR ÉL”
En este capítulo solo trataré del pez ispi por la importancia económica
y ceremonial y por el aprecio y cariño que reciben de los comuneros por ser
abundante para la alimentación y también por la habilidad y experiencia
empírica que necesita para su pesca. Se desarrolla la organización
socio-espacial de los maestros pescadores de ispi: su vida cotidiana, los
preparativos, los tiempos sagrados, roles y formas de trabajo, las técnicas
de pesca, los canjes entre y dentro de la comunidad, los procesamiento de
pescado y la calidad de las comidas que se preparan con el pescado fresco
y procesado.
Mis co-investigadores de esta sección son Ignacio Gutiérrez, un
experimentado liwuna o maestro de la pesca, hoy fallecido, y los maestros
pescadores, Lucio Gutiérrez, Abdón Quispe, Pedro Condori y mi tío,
Florencio Añamuro. Igualmente están las experiencias de mi comadre
mayor Inocencia Añamuro y de mi madre Silveria Añamuro.
Las palabras challwaña (tratar con los peces), katuña (coger o agarrar) y
sipitaña (poner trampa), expresan la actividad de la pesca y la alta sensibilidad
del pescador aimara. La evidencia etnográfica que confirma la relación de
continuidad del aimara con el lago, y por lo tanto con la pesca y el uso de los
diferentes recursos del lago, son los caminos de herradura que salen de las
playas con dirección a las comunidades de los distintos pisos ecológicos16.
16 Roger Ravines, sostiene que en la región andina, una fuente importante de recursos naturales
de la puna han sido también lagos y ríos en los que se desarrolló una peculiar industria basada
en la pesca de crustáceos y peces. La costumbre generalizada de desviar deliberadamente
durante las épocas de creciente del cauce de los ríos y formar viveros para soltar a los peces
en los ríos de poca corriente, son artefactos o técnicas que desarrollaron por inventiva los
indígenas (1988: 79).
60 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
ajusta a este modelo local de pesca por ser una especie migratoria y, sobre
todo, por tener un comportamiento variable en toda la cuenca del Titicaca. El
actual volumen anual de pesca y la biomasa se ilustra en el anexo I, cuadro
N° 8 y anexo II, cuadro N° 9, N° 11).
17 Bellenger afirma que en Taquile (isla en medio del Titicaca) existe una antigua división
del espacio sagrado donde las divinidades circunlacustres estaban distribuidas en dos
mitades situadas de un lado y de otro de un eje noroeste/sureste (2004: 112). Las divinidades
situadas al este de este eje, eran consideradas como parte de Uray o parte de abajo; las
divinidades situadas al oeste eran designadas como pertenecientes a Hanaq, la parte de
arriba, que corresponde a la dirección del sol poniente. Esta división del espacio sagrado
(este-oeste) también ha sido constado en la plaza central de Taquile, donde se realizan la
mayor parte de las danzas que acompañan al ciclo festivo calendárico.
62 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
y tratar con cariño y respeto al ispi que son personas caprichosas pero
tratables. Es el saber empírico y simbólico de la pesca. El yant’iri aprende
las técnicas de pesca del maestro, respetando y ganando su confianza para
operar eficientemente en el lago.
de vez en cuando, pero en voz baja. Uno dice: “¡Maestro, aún existe (ispi)!
¿Qué cantidad está saliendo?”. El otro responde según lo que pesca: “¡Un
platito!” o “¡un tazoncito!”.
Los pescadores trabajan intercalados para evitar el cruzamiento de las
sogas y el choque entre balsas. Uno baja y luego el otro retorna. En la pesca,
los qhanis, los movimientos de la balsa y las técnicas efectivas, se ajustan a
la dirección del pez. El trabajo se desarrolla con mucha fe y con profundo
respeto al lago. En palabras de Lucio, mientras descansa en la pesca:
“A los que no llevan t’inka, no les acompaña la juya (suerte), salen con poco
ispi, pero a los que con buena voluntad invocan, invitan y brindan t’inkas a las
wak’as, a las personas mayores y a los maestros, les acompaña la suerte. Se navega
con pago, por eso las wak’as juyan (regalan) a las personas”.
Cuando el ispi se repliega momentáneamente de la playa y cuando las
aguas están tranquilas, se juntan las balsas. Aquí se conversa, se comparte
hojitas de coca, se sueltan las piernas. Se hecha el ancla de piedra y se
descansa en la misma chacra. Sin embargo, en las noches de mucho viento
y oleaje fuerte, los comuneros retornan a refugiarse a los totorales de las
playas. Los maestros son los que detectan el cambio del tiempo. Se observan
los movimientos de las nubes oscuras del este y también del sur del Titicaca.
El viento del sur a norte llamado qota thaya (viento del lago) provoca olas
gigantes en la noche. En la noche sólo uno anuncia: “¡El viento viene! ¡Ya,
los que tienen poca fuerza adelántense!”. Las olas gigantes -que siempre son
tres- son llamados mukuris de la Madre lago.
En las noches de fuerte corriente de viento, los pescadores se
refugian en la playas y aquí se anclan las embarcaciones, en medio de las
totoras, y esperan que el viento se calme y que las condiciones del tiempo
mejoren oportunidad donde tambien se descansa y se pijjcha la coca. En
noches tranquilas -t’akus-, la pesca se desarrolla en ambiente traquilo. En
la madrugada - cuando la pesca es abundante - todos descargan los sacos
pesantes de ispis en las playa correspondientes, sin embargo destaca por su
importancia de canje y secado las playas de la península de Qolliwich’inka.
Conclusión
El sistema de pesca de ispi es una actividad comunitaria. La organización
del trabajo y los “recursos naturales” (lago, peces, playas) son de propiedad
colectiva. Las técnicas de pesca son locales y eficientes a la ecología del algo.
Se trata de un sistema técnico de pesca finamente ajustado y apropiado a la
naturaleza del ispi. Estas técnicas locales adquieren más importancia cuando
los cardúmenes de ispis pasan por las playas en su ciclo natural de tránsito.
Se ha demostrado que el ispi tiene un circuito migratorio circular
-contrario a la dirección que gira las manillas del reloj- por toda la cuenca
La pesca de Ispi y sus secretos 75
18 Según Nuñez Mendiguri, el éxito de la pesca esta asociado a la regularidad con que se hacen
los rituales y se entregan las ofrendas a la Qochamama; no hacerlo conduce al fracaso en las
tareas de pesca (Núñez 1998).
19 El vocablo Choqepiña es una palabra compuesta y metafórica. Chuqe, según Middendorf,
citado por Cano, significa oro y phiña, abundancia, es decir, riqueza abundante que en el
contexto ritual simboliza al pez Ispi.
78 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
esto, los conocedores más profundos son el taana y los comuneros pasmarus.
Aquí no expondré -aunque sería importante- los centros ceremoniales
relacionados con la agricultura, para no complicar la exposición y sólo me
ocuparé de los centros ceremoniales de pesca.
En Marqayoqa se conoce muchos lugares fuertes considerados como
misas, dueños de las playas y penínsulas. Estos centros rituales o bocas de la
madre tierra, como se les suele llamar, son respetados, venerados y también
temidos por los comuneros. Por ejemplo, en la pesca destacan la península
de Wilanasa y la Waka Wich’inka, por la personalidad que encarnan. De estos
lugares encantados se cuentan muchas historias; por ejemplo, se habla que
la wak’a dueña de Wilanasa, con su mink’a anqari (viento huracanado) y sus
payis (deidades que desorientan al caminante), es más agresiva en las noches
de pesca. Se cuenta además que a la media noche y en circunstancias en las
que se presentan vientos huracanados, penan las ánimas de los pescadores
que han perecido en las entrañas de la Qotamama. Es muy común encontrar
testimonios que hablan de gritos y lamentos de pescadores ahogados; se
piensa que para salvar su ajayu (ánima) se necesita de otro infortunado o
infortunada que debe perecer también ahogado en el mismo sitio. Otro
espacio respetado y venerado es el propio lago, que tiene su genio particular.
Se cuenta que en las noches, el lago sujeta como si fuese una persona a los
balseros débiles e infortunados, escogiéndolos del grupo, mas cuando se le
trata con ofrendas y con mucho respeto, todo se armoniza.
En las playas, bahías y penínsulas de Marqayoqa se ubica una
diversidad de centros ceremoniales, conocidos por los comuneros y
comuneras (incluyéndome) como ispi misa, umanto misa y such’i misa. Los
dos últimos centros ceremoniales ya no se encuentran en actividad por la
desaparición del such’i y el humanto, pero su memoria se guarda a través de
la ispi misa. Estos centros ceremoniales están ubicados en las dos penínsulas
y tres playas ribereñas de la comunidad, muy próximos a los ispi yapus,
lugares donde abunda la pesca. Todos consideran espacio sagrado el lugar
donde moran las wak’as de los peces, allí, los comuneros ofrecen los pagos en
las temporadas de abundante pesca.
Estos centros ceremoniales no son fáciles de ubicar cuando un foráneo
se desplaza por las riberas del lago, desde las playas de la Dispensa hasta las
playas de Puriya. En las playas y en las cumbres de las penínsulas que rodean
al lago, están dispersas las distintas misas. ¿Qué son y para que sirven? Para
responder estas preguntas -ingenuas para el comunero común-, citamos a
Gabino Calla, un experimentado pescador:
84 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
“Esas misas son como un padre o una madre; ellos llaman, nosotros
pagamos para que no se alejen, para que aguanten en el mismo lugar. A
las misas de los ispi illanis (lugares de origen del ispi) invoca el taana,
diciendo: ‘Ispi illanis, vengan a este sitio, de todos los sitios acérquense
a este lugar’. El ispi illani está en Bolivia, a eso se invoca, por eso
aguantan... por eso permanecen los ispis”.
Abdón Quispe:
“En mi manera de pensar, las misas llaman a los ispis, hacen permanecer
en el mismo sitio. Por eso en Jakqhata se invoca al mantu del lado
del Soto (Isla Soto), del mallku Quwachico hasta San Pedro, del lado
de la altura. En la altura (cordillera) existen ispis y existen pozos, de
esos sitios se invoca, de eso aparecen los ispis. Es como si las misas
estuviesen llamando a una persona. Cuando una persona es invocada
así, el corazón duele y uno se pregunta ‘en dónde mi hicieron algo’; así
igual vienen los ispis, así igual son esas misas: llaman”.
Lucio Gutiérrez:
“Se jakqhata (ofrenda en mesa-ritual) para que los ispis no se alejen,
para que estén amarrados en el mismo sitio. Sus recados (obsequios)
son el llamp’u, el vino, las flores y la coca. El taana prepara para que los
ispis no se alejen a otro sitio, sea Moho o Jakantaya. Dice: ‘¡A este sitio
amarraremos para que permanezca!’. Para eso se ofrece su pago”.
Si uno se pone a observar estos centros ceremoniales, se le despierta
una sensación de temor y al mismo tiempo de respeto. Un hecho destacable
es que estos centros ceremoniales llamados misas, sólo entran en actividad
durante las temporadas de abundante pesca para agradecer a la madre lago.
Se prefiere el mes de agosto como tiempo fértil apropiado para las ofrendas,
y en otras circunstancias, cuando se considera importante para la pesca.
Para nosotros los marqayoqeños, el orden de las misas, así como su
ámbito de competencia, influencia y personalidad, son como sigue: (ver
mapa N° 4 y cuadro N° 7).
Playa de Sejjene: Aquí se encuentra la illa (aura) del ispi. Se la considera
la misa más importante y poderosa de la región. En los mitos de origen se
cuenta que del lugar brotaron los ispis y luego abundaron en el lago. A la
misa se dedica ofrendas colectivas e incluso se alcanza ofrendas familiares
durante el mes de agosto y en la temporada de abundante pesca. Se halla
ubicada en la playa de la parcialidad de Millikuyo, vecina de Marqayoqa.
Península de Qolliwich’inka: Allí se encuentra el primer gran centro
ceremonial de Marqayoqa, destinado a la abundancia del ispi, las aves
La pesca de Ispi y sus secretos 85
Playa de K’atawk’uchu: Aquí está la última misa del ispi (5), junto a las
rocas de k’atawi (cal). Se le considera dueña y propietaria de las chacras de
peces de Puriya K’atawk’uchu Machamachani, playa de Puriya, rincón de
cal con hierbas que embriagan (2). A través de esta misa de ispi también se le
ofrenda a las wak’as de las such’i yapus de Wata Watani Pampa (6) y Phikani
Pampa, respectivamente.
Playa de Minassi: Aquí se halla la Uru Awila (Anciana de los Urus), la
deidad del kipu thaya (viento huracanado). Su morada y centro ceremonial
se encuentra en las aguas de la playa de Minassi, en la comunidad vecina de
Umuchi. En la versión de los pasmarus, allí se encuentran los huesos de Uru
Awila, asegurados y anclados con sogas de ch’illiwa. Se piensa que cuando
ésta se suelta, provoca olas gigantes y vientos huracanados en toda la zona
dificultando las labores de la pesca. Hoy, por la conversión de su población
a la religión adventista, ya no se entregan ofrendas como en los tiempos
de los abuelos, pero se guarda su memoria en los centros ceremoniales de
Marqayoqa.
Nota: Las autoridades (pasmarus, alferez y taana) ocupan una posición liminal: se encuentran
en la zona de la frontera (la zona que separa y une) entre los jaqis y las wakas; son portavoces
e intérpretes de ambas “comunidades”, y llevan el diálogo cósmico.
Relación ritual y de producción, en tecnología simbólica.
Relación ritual y de producción, en tecnología simbólica y en tecnología empírica.
La pesca de Ispi y sus secretos 89
ocupado por el pajji; sin embargo, para que todo sea formal y completo
se espera al ritualista principal y a su esposa t’alla taana. Son maestros,
profundos conocedores del universo sagrado, sus servicios religiosos son
indispensables en todas las ceremonias sagradas de la comunidad. Esto
explica que el taana no esté limitado al ámbito de la pesca, sino que también
efectúe las ceremonias sagradas de la agricultura, la ganadería y todas las
que conciernan a la salud comunera.
El taana de la localidad es el ritualista que ha ganado más experiencia
y respeto de todos los comuneros por su sabiduría y dedicación al cargo. Su
puesto es hereditario en la familia, pero también acceden a este cargo otros
comuneros después de haber sidos pajjis y siempre cuando exista la vacante
por el fallecimiento del taana. Sus funciones son muy complejas, pero entre
las más importantes están asistir, asesorar y guiar en las ceremonias sagradas
a la comunidad. El servicio no es renumerado, pero depende de un apoyo
voluntario llamado paylla y del reconocimiento de las autoridades y de los
comuneros que han tenido el cargo de alférez. En la comunidad también
se constituye como el consejero social de las familias y sus opiniones son
respetadas y aceptados. El taana no compite con las autoridades de la
chacra, tampoco con las otras autoridades políticas de la parcialidad. En la
vida cotidiana, el taana, al igual que otros comuneros, se dedica a las tareas
propias de la vida comunera, pero fundamentalmente su ámbito de acción
es atender a las wak’as de la localidad.
Luciano, taana principal de Marqayoqa explica:
“Se entrega ofrenda a seis lugares: Qarqanasa y Sejjeni, Qolliwich’inka y
Qowach’iku y K’atawk’uchu. Se entrega las askichatas (ofrendas) cuando
abunda el ispi y también en el mes de agosto, luego saben aparecer los ispis para
la temporada de Todos los Santos. También se festeja las challwas en kampu
qamaya (fiesta de los cultivos)”.
temprano, y a cuenta gotas, la gente llega con mucho respeto a la casa del
alferado. Por norma y por respeto siempre se saluda a los que llegaron
primero: ‘¡Buenos días hermanos y hermanas!’. Algunos suelen decir,
‘mallkunaka, t’allanaka’. Las respuestas son: ‘¡Buenos días mallku, t’alla,
pasen a este lado!’.
Las palabras son de aprecio y de respeto. Todos en la comunidad se
consideran como parientes, y todos en la ceremonia son deidades masculinas
y femeninas cuando se hace alusión a la t’alla y al mallku. Unos llegan en
pareja, otros solos, no todos se reúnen de golpe, otros vienen temprano,
otros un poco tarde, pero todos se juntan a las diez y media de la mañana.
Para la askicha (ritual), la gente trae llamp’u (sebo), t’inkha de alcohol y coca,
diciendo: “Awkis (sabios), recuerden nomás siempre a la Choqepiña tayka,
ella nos cría”.
En la casa comunal se reúnen los ispi katuris (pescadores) y los no
pescadores, está casi toda la comunidad y no pueden faltar el taana y el
pajji, así como sus esposas. Todos los pescadores raman (juntan) los recados
(ingredientes rituales) y los no pescadores colaboran con llamp’u, coca,
cigarro y traguitos de alcohol. Algunos traen sebitos de llama y flores,
todo lo que es necesario para los luwaranis. El alferado invita a todos los
asistentes jach’is (puñaditos) de hojitas de coca para el gran akulli (masticado
de coca) y se invita pasar a la mesa ritual para la t’inkha y la ayta, como
corresponde a este día. En el patio de la casa, sobre una mesa de piedra
ponen las t’inqhas para compartirlas juntos; aquí los awkis (abuelos) guían.
Se pijcha coca y se brinda, los varones forman una rueda, de igual forma las
mujeres; existen dos mesas, chacha mesa (mesa de varones) y warmi mesa
(mesa de mujeres), que están separadas. Aquí, el taana Luciano Añamuro y
su pajji Lucio Gutiérrez, así como sus esposas, ocupan el centro de las mesas
rituales. (Ver el dibujo N° 6).
En la t’inkha y en la ayta todos pijchan coca, unos sentados en la mesa
y otros fuera de la mesa, pero todos, incluidas las mujeres. Todos hacen
sus k’intus, invocando personalmente a las deidades. El alférez se encarga
de repartir las flores de clavel blanco a cada uno de los invitados, pero en
especial se alcanza a los pasmarus y todos se florean los sombreros. Las flores
blancas en la ceremonia del Jakqhata simbolizan las gaviotas del lago; en esto
todos están de acuerdo.
El alcohol se ch’uwa (vierte) para las almas benditas; la coca también
es importante, se sopla al aire para que también pijjchen los difuntos. Pero al
mantu, por ser deidad del viento, se le vierte vino, que representa la sangre
92 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
los que se prepara las “comidas” de las wak’as. Estos elementos se compran
en los mercados locales y varían según los gustos y la personalidad que
ostentan las wak’as. Existe una diversidad de recados que se emplean en la
ceremonia del ispi; cada uno cumple funciones específicas y se les asigna
un significado: La flor blanca hace las veces de la gaviota, el clavel rojo la
vida fértil del ayllu, el sebo de llama la fuerza, la energía de las wak’as, el
vino la sangre viva de la llama ofrecida en sacrificio, el feto de llama, la
presencia real de la llama viva para la ofrenda. De ahí que en las ofrendas
sean indispensables la inalmama (deidad de la coca), el “original” (vino), la
ch’uwa (chicha) y las panqaras, flores rojas y blancas de clavel. El kayuni o sullo
(feto de llama) en los rituales sacrificiales se considera como la misma llama
sacrificada para la Qotamama. El pisco, el alcohol, también son importantes
para abrir los canales de diálogo con el mundo de las wak’as y con el de los
humanos.
A la una de la tarde empiezan a preparar los recados. El alferado tiene
que recordarle, diciendo: “Taana, usted comprende (sabe) de este asunto,
usted nomás prepare con paciencia”. Entonces el taana dice: “Bueno,
están completos los recados, prepararé, pasen a la misa y completen; así
mismo, las mujeres completen vuestra mesa”. Se invita coquita y se sirve
copitas de alcohol al taana y a los pasmarus; entonces, después de un rato,
el taana dice: “¡Lisinsanakamampi, askichjañani!” (Con el permiso de ustedes,
prepararemos). “¿Están completos los recados?”, se pregunta. El alferado
y los pasmarus a una voz responden, “Phuqatawa tata taana”: “¡Si están
completos, taana!”. Se agrupa luego a las kumanas de ispi (atados rituales) y
se revisa la conformidad de los recados. Los k’epes contienen kayuni, llump’u,
flores y vinos.
El taana prepara para todas las misas de ispi en orden. Se escogen los
k’inthus (hojas enteras) de coca en los phaqis (servilleta), después, sobre esto
se acomodan los llamp’us (sebos). Todo va en orden, se ponen poco a poco
los grumos de llamp’us, la coca y las flores, invocando los nombres de las
penínsulas y de las playas de los ispis.
De esta askicha (ofrenda) participan el alférez, por su alto cargo, luego
los pasmarus y toda la comunidad. Las ofrendas se preparan en orden
para los cinco centros ceremoniales. En cada una de las ofrendas rituales
el taana invoca la wak’a de Qolliwich’inka, luego pasa imaginariamente a
Qarqanasa, a Charajach’i, Qowachiku y se termina en Puriya. De cada una de
las penínsulas y playas mencionadas se resalta las personalidades y el poder
influyente que tienen en los espacios. Por ejemplo, se dice: “Mallku t’alla
qolliwich’inka, waly munañani, tispinsani, aka riyalu wawanakamaru payt’anma
La pesca de Ispi y sus secretos 95
20 Javier Bellenger señala que los santuarios de los cerros tutelares en Taquile, ‘calvarios’
para los taquileños, están provistos de un pequeño receptáculo o altar situado en la parte
superior del monumento. Este constituye una suerte de apertura que orienta “el ojo”
del calvario hacia diferentes lugares situados esencialmente fuera del territorio insular,
generalmente más allá de las riberas del lago Titicaca. (2004: 105)
La pesca de Ispi y sus secretos 99
Traducción:
De Rikinchilla, de Qanawri clarito vienes
Tus papelitos, tus florecillas derramando están.
De Rikinchilla, de Qanawri clarito vienes
Tus florcillas derramando están
Madre de los pececillos
Ven, ven madre de los pececillos
Traducción:
Mi linda papita está floreciendo, pampa celeste está floreciendo
Mi linda cebadita está floreciendo, pampa blanca está floreciendo
Ara la lay lay lay lay lay lay lay la
Ara la lay lay lay lay lay lay lay la la
Mis lindas habitas está floreciendo, blanca y negrita está floreciendo
Mi linda oquita está floreciendo, pampa amarillo está floreciendo
Ara la lay lay lay lay lay lay lay la
Ara la lay lay lay lay lay lay lay la la
El contenido de las canciones expresan el origen mitológico y los
caminos simbólicos del ispi, el comportamiento, las esperanzas y los
proyectos que tienen las familias o la comunidad; son expresiones de un
104 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
deseo a largo plazo. Otra de las canciones que interpretan las mujeres es la
Ispalla Wanka, dedicada a la deidad de las papas. En la canción no sólo se
menciona a las papas sino a otros productos, como los granos y las habas, que
también se cultivan en la comunidad. Se destacan tanto los alimentos que se
producen en tierra como los que se obtienen del lago, su importancia como
nutrientes y como sustento en la economía de la comunidad. También de
resalta la responsabilidad en la crianza de la vida, el respeto y compromiso
con la naturaleza y las wak’as.
Conclusión
La ispi jakqhata con todas sus fases y matices, es un ritual de producción
que ofrece garantía y seguridad a los comuneros en el éxito de sus labores de
pesca. Se trata de un marco ético-religioso inseparable de las actividades de
la pesca. A través de este ritual los comuneros movilizan la respetable fuerza
de la tradición y de los abuelos difuntos, así como las fuerzas invisibles
de las deidades Qotamama, San Pedro Ch’uwallaka, Mantu, Chuqepiña, de las
Misas y muchas otras divinidades andinas. También se moviliza las fuerzas
sociales de la comunidad, ya que se trata de un ritual colectivo y compartido.
Los rituales, en general, responden a la profunda sensibilidad que tiene el
comunero con respecto a su medio natural y su existencia.
En la Pachavivencia, el pensamiento simbólico de los pescadores, todo
lo que existe en la naturaleza -las aves, los peces, el lago, las playas, las
penínsulas, los ríos, el viento, etc., incluidos los jaqes- son hijos de la Madre
Tierra y todos están humanizados. Así lo enseñan sus mitos y ritos de
producción. Un hecho destacable y evidente en los rituales de producción
son la reciprocidad y la complementariedad. Estos principios andinos no
sólo se manifiestan en el ambiente de los jaqes (los humanos), sino también
en el ambiente de las wak’as y la Sallqa. Existe un ayni permanente entre
todos los seres de la pacha, entre la papa y los ispis, entre los humanos y las
wak’as, entre el viento y el agua. El mes de agosto se considera el tiempo
apropiado para los canjes rituales, de ahí que la fiesta del ispi, con su askicha
y su jakqhata, y las ofrendas a las wak’as y a la Sallqa se realicen en esta época
del año.
La abundante pesca es motivo de alegría y celebración a nivel familiar
y colectivo. Se ‘florea’ al ispi -se le colocan flores en la boca- como muestra
de aprecio y respeto porque es fuente de vida; por eso es sagrado y exige
respeto y veneración. Del ispi se alimentan no sólo el comunero y su familia,
sino también lo hacen los pájaros del lago y los animales de la vida terrestre.
La pesca de Ispi y sus secretos 105
21 Se refiere al pasado, porque en la concepción aimara se entiende que el tiempo pasado está
enfrente y vuelve bajo otra forma en un tiempo cíclico. El tiempo pretérito se concibe como
futuro, algo desconocido, pero susceptible de ser decodificado por el ritualista.
110 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
Conclusión
El sistema tecnológico pesquero local de Marqayoqa no es un sistema
estático, cerrado y acabado, sino es flexible y se ajusta constantemente en el
tiempo y en el espacio cultural andino. Las nuevas herramientas en “prueba”
son el bote de madera y las redes de hilo, productos de la dinámica de la
comunidad. En las nuevas herramientas foráneas se está apreciando su
efecto depredador, su ineficiencia para armonizarse con el ecosistema y con
el modelo de organización comunal. La yanta’aña, o ‘experimentación’ en
castellano, se emplea para referirse a este proceso de tomar temporalmente
las herramientas foráneas y las nuevas técnicas de pesca. El comunero
pescador está en proceso de yant’aña y de ajuste de las técnicas de pesca
foránea, pero este proceso no ha terminado, continúa. Todos son conscientes
de la importancia y de las bondades de las técnicas locales de pesca, el olvido
y la proliferación del ocio en los sectores de nuevos pescadores incomoda a
los antiguos maestros. Sin embargo, como hemos visto, la yant’aña tiene su
límite, su vigencia, hasta cuando la existencia del grupo se sienta amenazada
o afectada, y es aquí donde se busca otra alternativa de yant’aña.
Los nuevos comuneros están pensando diferente por la instrucción que
recibieron en la escuela y por la presión que ejerce el mercado capitalista.
Ellos tienden a un pensamiento materialista de la pesca. Las nuevas técnicas
de pesca son depredadoras y, por lo tanto, son menos “criadoras de la vida”;
no se ajustan al medio ecológico lacustre. Serán más eficaces, pero no tienen
la sabiduría expresada en los ritos de producción. Son más individualistas y
hacen que se comparta menos en comunidad. Se pescará en cantidad, pero
menos en calidad y variedad de peces.
CONCLUSIONES
1. En los Andes, con una geografía agreste y un clima sumamente
variable, se desarrolla una Ispicultura –si vale el término– apropiada
y ajustada al medio ecológico del Titicaca. Así lo demuestra la pesca
comunitaria de Marqayoqa. La relación que tenemos los comuneros
pescadores-agricultores con el medio natural es una relación de convivencia
y coexistencia; no es una relación fría, de dominio o explotación, sino una
relación natural, cargada de mucho afecto y dedicación. De esta convivencia
personal surge el descubrimiento del ispi, sus variedades (Taruka y Warillo),
sus códigos de conducta y comunicación, así como su circuito migratorio
por toda la cuenca del Titicaca.
Al pasar el ispi por las playas en su ciclo natural, cobra mayor
intensidad y actualidad el modelo de organización comunera con relación
a la pesca: los mitos, los ritos, las deidades, las fiestas, las herramientas,
las señas, el procesamiento, las ferias locales, las comidas y todo el saber
profundo del medio ecológico lacustre. Los comuneros nos hemos ajustado
con sapiencia al ciclo de tránsito del ispi y a las condiciones del clima andino;
así lo expresan nuestras canciones y fiestas dedicadas a los peces y a las
prácticas de pesca.
2. El sistema tecnológico de pesca de Marqayoqa es una realidad
bidimensional, empírica y simbólica. No es una tecnología unidimensional,
como la del sistema de pesca industrial de las sociedades mecanizadas, pues
las actividades de pesca están entretejidas de rituales de producción que
aseguran una buena pesca. Un comunero no separa el culto de la pesca, no
son dos realidades autónomas, ambas forman un todo llamado Challwaña
(trato con peces).
No sólo bastan las herramientas de pesca y el conocimiento de la
ecología del lago, sino también son importantes los complejos rituales de
producción. En este contexto, el arte de pescar lo aprendemos en la práctica
desde la infancia, así como el respeto profundo al medio natural. Existe un
conocimiento relacionado entre la ecología local y el universo sagrado de las
116 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
del ispi, ispalla el nombre cariñoso de la papa. Todas las cosas y fenómenos
tienen un nombre simbólico en los rituales, las flores del lago son las aves,
por ejemplo. No hay nada aislado y todo es importante en la crianza de la
vida, todo se complementa para estar equilibrado, estable y fértil.
6. El sistema de pesca en Marqayoqa es una actividad comunitaria; la
organización del trabajo (ayni y mink’a), el sistema de pesca y los ‘recursos
naturales’ tienen un carácter comunal. No hay lugar para patentes, tampoco
propiedad privada.
7. En el sistema de pesca se expresa los principios del pensamiento
andino: la complementariedad y la reciprocidad en el ambiente social, divino
y natural. Se piensa que todo las cosas y fenómenos se complementa con su
contraparte; por ejemplo, en los mitos y los ritos el ispi se complementa con
las papas. La complementariedad también se da entre los pescadores de
Alaya (arriba) y Manqha (abajo), entre las playas de Kupi (derecha) y Ch’eqa
(izquierda), entre sus deidades y centros rituales. La tierra se complementa
con el agua, las tarukas con los warillos, el ispi macho con el ispi hembra,
el hombre con la mujer, el mallku con la t’alla, el qhani macho con el qhani
hembra, chhijiras machos con chhijiras hembras, nariz macho de la balsa y
nariz hembra, etc.
En la Pachavivencia todos son pareados y se complementan para ser
fértiles y eficientes. El viento y las olas hacen mink’a, el anqa (ribera) y el
mik’aya (profundo) se complementan y forman un todo que es el lago; los
difuntos maestros de pesca y los maestros pescadores en actividad. Estas
formas de entender se expresan en los ritos de producción y en su discurso
tecnológico.
8. En la cosmovisión de los pescadores, las cosas y los fenómenos
del medio son humanizados y tienen un lado interior y misterioso al que
se accede sólo por el rito y la contemplación. Se trata de un método de
observación muy fino y detallado, cargado de afecto, que todo lo percibe
humano y tiene vida. La balsa, por ejemplo, tiene cuerpo, brazos, nariz y
también un sexo por donde drena el agua. Todas las cosas y fenómenos
tienen ojos. El ispi llora y expresa sus sentimientos maternales, se enoja y
cuando le tratan mal se alejan.
9. El challwiru (pescador) es la chakana (puente) entre los jaqes y el
lago; los pescadores hacemos el chaku de ispi y los jaqes comen ispi. El
alferado es a su vez la chakana entre las wak’as y los jaqes. Se trata de una
reciprocidad simétrica y fértil en la crianza de la vida, se entrega ofrendas
118 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
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126 Juan van Kessel / Guillermo Cutipa Añamuro
El humilde ispi del Titicaca es una extraordinaria fuente de fósforo. El Dr. Giovanni Daza y la
Dra. Juana Tejerían de Ibáñez, constataron la calidad nitritiva del diminuto pez. La siguiente
tabla muestra la composición nutricional del ispi:
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