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Estado y Parentesco: una aproximación comparativa a la articulación de

sus lógicas sociales.

Mariela Scotti
Facultad de Filosofía y Letras, UBA

Abstract

El parentesco y el Estado son dos lógicas de estructuración de la sociedad que forman lazos
sociales específicos. En este trabajo se realiza un análisis de ambas lógicas y de cómo se
articulan entre sí en dos casos históricos específicos: Antiguo Egipto e Imperio Inca.
Considerando que ambas prácticas sociales si bien son ajenas, no se anulan mutuamente, lo
que nos interesa es ver cuáles son los puntos de contacto entre ellas y cómo se resignifican
algunas funciones para lograr la coexistencia.

“-¡Osiris, padre mío! Haz por mí lo que tu padre Re hizo por ti,
de modo que viva largos años en la tierra,
que mi trono sea estable y poderoso,
que mi heredero goce de buena salud”
(Libro de los muertos, conjuro 175)1

Introducción

Al estudiar las sociedades antiguas no-estatales notamos que, incluso en las más
tempranas, las relaciones sociales entre los miembros del grupo parecen estar organizadas
por algún principio ordenador. Esto nos lleva a preguntarnos cuál es la cualidad humana
que hace que el hombre funcione en sociedad, cuál es el mecanismo que lleva a los
hombres a interactuar y crear lazos de confianza y solidaridad entre sí. Creemos que el
sistema de parentesco puede ser la clave para dar respuesta a estos interrogantes. Sabemos

1
Citado de Kempt, B. J. Cómo leer el libro de los muertos. Barcelona, Crítica, 2007.

1
que, de acuerdo a las particularidades de origen y desarrollo (tanto biológico como
material) de cada sociedad, ésta tendrá condiciones específicas que le serán propias. Sin
embargo, algo que consideramos que es común a todas las sociedades antiguas no-estatales,
es que su estructura social se encuentra organizada en clave de parentesco. Pues, entonces,
cabe preguntarnos ¿cuáles son los atributos principales del sistema social parental?
Para comenzar a definir las prácticas de parentesco tomaremos los análisis de
Marshall Sahlins2 y Marcelo Campagno3. De acuerdo con estos autores, el sistema parental
ordena y codifica los roles sociales y la interacción entre los individuos que conforman una
comunidad en base a la reciprocidad. Estas sociedades suelen estar formadas por grupos
familiares nucleares y extensos que conviven e interactúan en lo que podríamos llamar
aldea, siendo ésta el marco máximo de relaciones sociales reciprocitarias (ya que fuera de
ellas se encuentran los “otros” con los que no se relacionan por parentesco). Así, la
reciprocidad se convierte en el principio que establece las normas sociales que guían el
comportamiento entre los individuos, o sea que el parentesco se ocupa de sancionar las
relaciones que se esperan de las personas dentro de la sociedad a través de la reciprocidad,
entre otros mecanismos.4
Ahora bien, de acuerdo con Sahlins, existen distintos tipos de reciprocidad que
dependen, principalmente, de lo cercano o lejano que esté el otro individuo al ego en el
entramado social, o sea la distancia de parentesco. De este modo tenemos la Reciprocidad
Generalizada, que suele encontrarse en la familia nuclear y se basa en el acto de dar sin
esperar un contra-don a cambio, esta es la forma más desinteresada de intercambio. Luego
se encuentra la Reciprocidad Equilibrada, que es la que se puede tener con la familia
extendida o los vecinos y amigos, en donde cuando se da un don o favor se va a esperar
otro de igual forma y calidad en retribución, es un intercambio igual. Por último está la
Reciprocidad Negativa, que es la que se tiene con un “otro”, con miembros de otras aldeas
o sociedades que quedan fuera de las redes de parentesco. Este tipo de reciprocidad es
2
Sahlins, M. Economía en la Edad de Piedra. Madrid, Akal, 1983.
3
Campagno, M. “Surgimiento del Estado en Egipto: cambios y continuidades en lo ideológico”, en Colección
Estudios, Nueva Serie, N° 6. Buenos Aires, Instituto de Historia Antigua Oriental “Dr. Abraham
Rosenvasser”, Facultad de Filosofía y Letras, U.B.A., 1998. Del mismo autor, (ed.) “De los modos de
organización social en el Antiguo Egipto. Lógica de parentesco, lógica de Estado”, en Campagno, M. (ed.)
Estudios sobre parentesco y Estado en el Antiguo Egipto. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 2006.
Y por último, nuevamente del mismo autor, (ed.) Parentesco, patronazgo y Estado en las sociedades
antiguas. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 2009.
4
Campagno, M. “Surgimiento del Estado en Egipto…” Op. Cit., pp.39 y 40 y 92 y 93.

2
asimétrica y la menos igualitaria de todas.5 De esta forma, quedan demarcados los límites
de la reciprocidad, en donde su marco más amplio de acción es la aldea.
Otra de las características de la práctica de parentesco, para la preservación del
orden dentro de estas comunidades de aldea es la búsqueda de la cooperación social, que
intenta poner el todo social del grupo por encima de las necesidades de los individuos. Es la
búsqueda del equilibrio en las relaciones sociales, de un máximo de solidaridad (sin anular
la posibilidad de conflicto, pero disminuyéndola). En palabras del autor: “la comunidad
suprime la diferenciación de las partes a favor de la coherencia del todo”6. Ahora bien,
¿cómo se relacionan estos principios con el parentesco?
Establecemos que esto es posible porque el sistema de parentesco brinda un
esquema a través del cual se producen lazos sociales y se expresan relaciones que sustentan
la existencia de la sociedad como tal. Estos lazos, a su vez, crean criterios de pertenencia y
de exclusión, crean identidades en los individuos que los practican 7. Es a partir de estos
lazos sociales entre los miembros de la aldea que se organiza la vida social, la producción y
reproducción de los núcleos familiares, el intercambio y la simbolización ritual; es del
esquema y la práctica de parentesco de donde el hombre obtiene su idea del mundo.
En muchas sociedades no-estatales la organización de parentesco que sustenta esta
idea del mundo suele tener un principio ideológico, que es el principio de ancestralidad
que expone Campagno en su texto. El mismo se basa en la creencia de que todos los
miembros de una comunidad descienden de un antepasado común (que puede ser tanto real,
como ficticio o sobrenatural). De acuerdo con el autor, esto le estaría permitiendo al total
de la aldea trazar los lazos sociales entre sí en términos de parentesco. Constituyéndose este
último, a su vez, en el sistema social dominante, mediante el cual se expresan las relaciones
sociales de los hombres entre sí y con su pasado comunal.8
Ahora bien, como marcamos al inicio de esta introducción, este tipo de organización
se da en sociedades no-estatales, ¿por qué? En las sociedades estatales al haberse erigido un
grupo social, que en adelante llamaremos elite, por encima del resto de la sociedad en

5
Sahlins, M. Op. Cit., pp. 211-223.
6
Ibidem, pp. 110.
7
Campagno, M. “Surgimiento del Estado en Egipto…” Op. Cit., pp. 40.
8
Campagno, M. “De los modos de organización social…” Op. Cit., 2006, pp. 18.

3
calidad de dominantes, las relaciones sociales entre este grupo y la comunidad de aldea, ya
no van a estar expresadas en términos de parentesco.
Si bien en este ensayo no vamos a adentrarnos en las razones del surgimiento del
Estado en la antigüedad, que es un tema que sigue siendo hoy en día muy debatido y cuyas
conclusiones nunca terminan de ser definitivas. No obstante esto, y reconociendo que la
multicausalidad es la mejor de las respuestas a estos enigmas, planteamos que acordamos
con la tesis de Campagno sobre lo crucial que es la obtención de los medios de coerción y
el ejercicio del monopolio de la violencia por parte de la elite dominante, para crear nuevas
prácticas sociales que definimos como estatales.9
Esta lógica social, tanto por su capacidad de generar estratificación como de brindar
un acceso diferencial a los bienes a un sector minoritario de la sociedad,10 se encuentra en
las antípodas de la lógica de parentesco que acabamos de definir. Las relaciones de
parentesco no expresan dominación política (en un sentido coercitivo), su propia lógica
social lo impide (como acabamos de precisar); de modo que va a ser otra, la práctica social
de Estado, la que organice las relaciones en este tipo de sociedad. Esta práctica, que es
externa al parentesco, sin embargo no lo elimina, como veremos a continuación.

Lo que nos proponemos en este trabajo es analizar comparativamente cuales son los
ámbitos de articulación entre ambas prácticas, la lógica social estatal y la parental, en los
casos de Antiguo Egipto Dinástico y el Imperio Inca en Andes. Llamamos articulación al
hecho de que coexistan la una con la otra sin suprimirse mutuamente. Sin embargo, es
necesario aclarar que esto no implica que se dicha articulación mantenga a ambas lógicas
“inmutables”. Creemos que la misma interacción y articulación entre una y otra genera
ámbitos de complementariedad y adaptación entre ellas, y produce configuraciones
específicas para cada sociedad.
Prestaremos especial atención a la articulación que existe entre la organización
social estatal y la de las comunidades aldeanas. Demostraremos que en estas comunidades
campesinas el Estado no ha creado nuevas relaciones sociales acordes con su lógica, sino
que ha mantenido la estructura social de parentesco, poniéndose por encima de ésta pero sin

9
Ibidem, pp. 31.
10
Fried, M. “Sobre la evolución de la estratificación social y el Estado”, en Llobera, J. L. (ed.) Antropología
Política. Barcelona, Anagrama, 1979.

4
interferirla (en la mayoría de los casos). Al mismo tiempo, en estos casos el parentesco
termina resultando funcional a la dominación estatal, una vez subordinado a su práctica, ya
que la interacción entre ambas lógicas genera un ámbito de complementariedad. Creemos
que esta es una de las razones por las cuales dicha articulación pudo tener lugar –en un
primer momento de relación de fuerzas entre dos lógicas sociales opuestas- y mantenerse
en el tiempo. De este modo prestaremos especial atención a la articulación entre las
unidades domésticas y la elite estatal dominante, comparando dicha coexistencia para los
casos de Egipto y Andes.
Para llevar adelante este análisis también haremos uso del concepto de “esferas de
influencia” que expone Eugene Cruz-Uribe en su trabajo sobre los modelos de estructura
política en el Antiguo Egipto. De acuerdo con el autor, la elección de este tipo de abordaje
se basa en “la idea de que el poder no es un factor estático […] El admitir la posibilidad de
cambio de las esferas de influencia a través del tiempo es la primera base de este nuevo
modelo”.11 Tomaremos esta premisa para sustentar la idea de que los puntos de contacto en
la articulación entre la práctica del estado y la del parentesco no son idénticos a lo largo del
tiempo, sino que constituyen una relación de fuerza entre la tradición hegemónica del
parentesco en una sociedad y la nueva lógica estatal que intenta sostener una dominación
sobre ella. Ello dará lugar a distintas configuraciones donde veremos que ambas prácticas
convergen, influenciándose, aunque sin eliminarse la una a la otra.

Como hemos expuesto previamente y debido a cuestiones de tiempo y espacio no


realizaremos aquí un estado de la cuestión sobre el surgimiento del Estado en cada uno de
los casos que analizaremos, si bien haremos una breve redacción de un marco temporal y
espacial de las zonas trabajadas, para ubicar al lector. Esto se basa en que la forma en la que
se pudo haber dado el surgimiento del Estado no influiría de forma determinante en el
modo en que, una vez instalado, se van a articular los distintas prácticas sociales que tienen
lugar dentro de él, aunque sí admitimos, puede tener relación con la variación de estos
puntos de contacto a lo largo del tiempo con la expansión y desarrollo de las técnicas de

11
Cruz-Uribe, E. “A model for the political Structure of the Ancient Egypt”, en Silverman, D. (ed.) For His
Ka: Essays Offered in Memory of Klaus Baer. The Oriental Institute of the University of Chicago, 1994.
(SAOC N°55) (Trad. Marcos Cabobianco), pp. 4.

5
dominación. No obstante esto no estaría perjudicando o influenciando los datos que
trabajaremos en este ensayo.
Asimismo, es necesario hacer hincapié en la poca disponibilidad de fuentes para
trabajar con comunidades campesinas, especialmente en la zona de Egipto ya que en el caso
de Andes contamos con fuentes coloniales que pueden arrojar alguna luz sobre los procesos
que se habían dado previamente. Por lo que trabajaremos principalmente con relatos y
análisis de fuentes que han compilado y recolectado otros historiadores y antropólogos,
tratando de brindar una nueva perspectiva y otras luces sobre ellas, al mirarlas desde un
enfoque diferente. Por lo tanto, el método empleado en este breve ensayo será el del
relevamiento bibliográfico de autores y la puesta en común de forma comparativa de sus
trabajos en busca de ofrecer nuevas perspectivas al respecto.

Antiguo Egipto: Un acercamiento a la organización social de sus bases campesinas

El Estado en Antiguo Egipto surge en el IV Milenio a.C, mediante la unificación del


Alto y Bajo Egipto bajo el liderazgo del primero. La conformación del Estado es el
resultado de la unificación de varias jefaturas y reinos que se encontraban dispersos a lo
largo del Nilo. A la cabeza estaba el Rey-Faraón, quien a la vez de ser monarca era un dios,
ya que se encontraba emparentado con los dioses. Entre las prerrogativas de este nuevo
Estado se encontraban el monopolio de la violencia, la capacidad de percibir tributo y la
redistribución asimétrica del mismo. La forma de tributo más expandida era la de las
prestaciones rotativas de trabajo por parte de los miembros de las aldeas campesinas,
conocido como phylae, para la construcción de obras públicas y arquitectura monumental.
Las comunidades campesinas estaban conformadas por distintos grupos de
parentesco relacionados entre sí por linaje. La unidad básica de producción era la unidad
doméstica, formada por la familia extensa, sus bienes muebles e inmuebles y las personas
que dependían de ellos. La organización hacia dentro de dichas unidades domesticas era
simétrica y bilaterial (el individuo podía heredar tanto del padre como de la madre),

6
asimismo, análisis recientes afirman que no eran autosuficientes sino que estaban
articuladas por parentesco y reciprocidad a la unidad básica mayor que es la aldea.12
De acuerdo con lo plantea Marcelo Campagno en sus análisis sobre el tema de
Parentesco y Estado, podemos nombrar, en principio, tres esferas de articulación entre las
lógicas sociales que definimos previamente. Esta articulación implica no el solapamiento
pero si la coexistencia, a distintos niveles de escala, entre estos modos de estructura social,
como adelantamos en la introducción. Mientras el parentesco ocupa la macro-estructura, al
parentesco se lo puede observar organizando hacia dentro ciertos grupos sociales.13
Estos puntos de contacto son: en primer lugar de tipo ideológico-religioso, esto es la
esfera divina que conecta al Rey-Faraón con el mundo de los dioses, mediante parentesco
con estos últimos. Luego encontramos otro tipo de articulación entre ambas lógicas cuando
analizamos la composición de la clase de poder y sus alianzas. En este sentido, si bien la
clase de poder estaría reproduciendo formas de dominación social, al mismo tiempo, su
organización interna está basada en el parentesco y sus modos de interacción intra-elite en
las reglas que éste le impone (alianzas matrimoniales, adopciones, etc.). A este tipo de
interacción la llamamos político-social. Por último, la que más nos interesa en este trabajo,
es la articulación existente entre la comunidad campesina o aldea y el Estado. A este punto
de contacto lo llamamos económico-productivo ya que va a ser crucial para analizar cómo
se va a organizar la producción y reproducción de los grupos sociales campesinos y urbanos
con el Estado y su capacidad de extracción de tributo. Veamos ahora con más detenimiento
cómo se da la articulación en cada caso.
Dentro de la primer conexión, la relacionada con lo ideológico-religioso, Campagno
nos dice “se advierte así la importancia decisiva del parentesco como criterio para devenir
rey y por ende, como práctica de articulación interna de la elite estatal […] para ser rey hay
que ser pariente”14. Aquí advertimos que tanto para expresar la deidad del Rey-Faraón,
como para que el trono pueda sucederse la relación del monarca con el panteón de dioses
debe realizarse en términos de parentesco, que son los que habilitarán al mismo a ser Rey-

12
Flamarion Cardoso, C. “Las unidades domésticas en el Egipto Antiguo”, en Campagno, M. (ed.)
Parentesco, patronazgo y Estado en las sociedades antiguas. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires,
2009, pp. 87-90.
13
Campagno, M. “De los modos de organización social…” Op. Cit., pp. 36.
14
Campagno, M. Parentesco, patronazgo y Estado… Op. Cit., pp. 10 y 11.

7
Faraón y a que su hijo (por la norma de sucesión también que brinda el parentesco egipcio,
la patrilinealidad) lo suceda.
Por lo que acabamos de analizar, el “idioma del parentesco” está siendo utilizado
simbólicamente por la elite para expresar lazos con las deidades. El autor realiza un análisis
de los términos que en el Antiguo Egipto existían para expresar relaciones parentales, estos
son: alianza, filiación y colateralidad.15 De acuerdo con un detallado análisis que realiza se
puede ver como los dos últimos términos son utilizados por el Rey-Faraón y su sucesor en
inscripciones funerarias para expresar su vínculo con los dioses, justificando así su legítimo
derecho al trono.
Ahora bien, nos ha quedado pendiente el primer término que expresa una relación
familiar: la alianza o matrimonio. Este término se relaciona con nuestro segundo punto de
articulación, que implica tanto el uso de relaciones parentales para tejer alianzas y vínculos
hacia dentro de las elites, como el hecho de que la posición de poder dentro del aparato
estatal solía estar expresada por distancia de parentesco (ficticia o real) respecto del Rey-
Faraón. A este respecto, el análisis de Cruz-Uribe nos puede ser muy útil.
Al analizar cómo estaban conformadas las “esferas de influencia” de la organización
política egipcia, el autor puede ver que no sólo encuentra fluctuaciones de poder y de la
posición hegemónica del monarca sino que existe un entramado de familias de elite,
llamadas nomarcales (por la división administrativa del territorio en nomos, que eran
controlados por ellas). Estas familias, junto con la del Visir, que es el principal funcionario
estatal que se encarga de los asuntos del Rey, se encuentran interconectadas a través de
alianzas matrimoniales.
En palabras del autor “se produce una gran cantidad de “superposiciones” entre las
esferas de influencia. Sabemos que las familias nomarcales se interrelacionaban entre ellas
a través de matrimonios”16, y más aún “cada familia tiene una variedad de individuos en su
seno, y todos ellos, a su vez, tienen una posición dentro de la sociedad como un todo. Mi
modelo sugiere que esa posición es en primer lugar determinada por el lugar ocupado por la
jerarquía familiar y luego esto se extiende a la sociedad amplia.”17

15
Ibidem, pp. 27.
16
Cruz-Uribe, E. Op. Cit., pp. 6.
17
Ibidem, pp. 5.

8
Resulta visible, a través de la propuesta del autor, que el parentesco estructuraba las
relaciones al interior de la clase de poder y que sus vínculos eran expresados a través de las
alianzas parentales. Esto mismo también puede observarse en el análisis que realiza Juan
Carlos Moreno García respecto a los sucesos ocurridos en Egipto antes y después del
Primer Período Intermedio. Aquí el autor va a exponer que con la crisis del poder central y
el cambio de dinastía y de centro político que se da en dicho momento histórico, van a
comenzar a surgir nuevas elites rurales que, al mismo tiempo que afianza la capacidad de
extracción y coerción del Estado en las distintas regiones, implica la descentralización de
algunas funciones del mismo.18
Asimismo, cuando el autor habla de las políticas llevadas adelante por los reyes de
la VIII dinastía, ubicados ahora en el sur de Egipto, Coptos, dice: “Incluso prosiguió la
política de alianzas matrimoniales de la monarquía con los miembros de la nobleza
provincial, es ahora la familia dominante en Coptos quien parece haber resultado
especialmente beneficiada con la situación al instalar algunos de sus miembros en puestos
clave”19. Así vemos como, no sólo las alianzas en términos de parentesco entre la elite eran
reales, sino también como dichas alianzas se podían dar con el Rey-Faraón y la
jerarquización de dicha familia iba a ser mayor.
Esta situación de alce de las familias nobles provinciales están relacionadas con la
instauración, desde la VI dinastía de una red de funcionarios provinciales para mejorar la
extracción de tributo y la administración de los territorios del Estado. En estrecha relación
con esto se encuentra nuestro tercer eje de articulación, el que se relaciona con las
comunidades campesinas y la esfera de la producción, y en el que buscamos hacer especial
hincapié.
En uno de sus trabajos Campagno plantea que existen tres elementos clave en donde
se puede observar cómo el Estado permite a las comunidades mantener su organización en
base al parentesco. La primera es que la construcción y mantenimiento de obras públicas,
tales como canales de irrigación artificial, están organizadas y gestionadas de forma
autónoma por parte de las comunidades. De este modo, la coordinación y cooperación
necesarias para este tipo de obras eran gestionadas por la administración local, que de

18
Moreno García, J. C. Egipto en el Imperio Antiguo. Barcelona, Bellaterra, 2004, pp. 274-279.
19
Moreno García, J. C. Op. Cit., pp. 274.

9
acuerdo con el autor puede sugerir el rol de los ancianos a modo de consejo de aldea o
grupo de “notables” locales20. Acá encontramos nuestro segundo elemento, el rol de
intermediarios que tienen los jefes de aldeas para articular la lógica estatal para afuera de la
comunidad y la lógica parental hacia adentro de la misma.
Tanto Moreno García como Campagno analizan este tema, y si bien parten de
puntos de origen distintos, van a llegar a igual conclusión: que este grupo de “notables” son
los intermediarios de ambas prácticas sociales, constituyéndose en personajes
extremadamente interesantes. Así, mientras el primer autor parte de la idea de conflicto y
estratificación social hacia dentro de las comunidades campesinas, por enriquecimientos
diferenciales, para la creación de estos “potentados rurales” (que más allá de su posición de
jerarquía continua teniendo que cumplir con las obligaciones de parentesco y el principio
de reciprocidad, aunque ahora más asimétrica)21.
El segundo autor parte de la idea de reciprocidad que planteamos en la introducción,
como un consejo de ancianos locales que expresan su posición jerárquica no mediante una
relación económica distinta con el resto, sino en términos de parentesco. De acuerdo con
este autor los ancianos debían prestar juramento y eran los encargados de tratar los asuntos
internos de la sociedad: la justicia interna, la construcción y mantenimiento de obras, los
matrimonios al interior de la aldea, entre otros. Obtenían esta función expresando su
relación con la comunidad a través del parentesco, como “hermanos mayores”.22
Ahora bien, ¿cómo se relaciona esto con la producción campesina, por un lado, y las
funciones de extracción tributaria y redistribución del Estado, por el otro? De acuerdo con
Moreno García “se refieren al papel desempeñado por los jefes de aldea a la hora de
asegurar el suministro de los trabajadores necesarios para cultivar los campos del templo
del dios Min. Textos posteriores, del Imperio Nuevo, revelan que los jefes de aldea
organizaban la explotación de las tierras de la corona”23. Por su parte, Campagno
argumenta, siguiendo el análisis de A. M. Roth, que el sistema de las phylae, que eran

20
Campagno, M. “Surgimiento del Estado en Egipto…” Op. Cit., pp. 93-95-97.
21
Moreno García, J. C. Op. Cit., pp. 278-280.
22
Campagno, M. “Surgimiento del Estado en Egipto…” Op. Cit., pp. 95-96.
23
Moreno García, J. C. Op. Cit., pp. 280.

10
equipos rotativos que tributaban en forma de trabajo hacia el Estado, lo hacían de acuerdo a
la lógica del parentesco vigente en las comunidades de donde se extraía el tributo.24
De este modo podemos ver, como habíamos anunciado en la introducción de este
trabajo, que una vez subordinado a la práctica estatal el parentesco termina resultando
funcional a las estrategias de dominación del Estado, que extrae tributo de forma periódica
sin tener injerencia en la organización local o en el desarrollo de factores productivos, que
quedan en manos de los campesinos. Esto es posible gracias a los intermediarios que se
encuentran en los jefes de aldea que hacen que estas dos lógicas sociales puedan
complementarse, para mantener la autonomía campesina y al mismo tiempo cumplir con las
obligaciones al Estado. Establecemos, de este modo, que se estarían resignificando
elementos de la situación previa, en este caso el rol social del líder de aldea, sin eliminarlos.
Esto podría ser así, ya que dicha figura estaría funcionando como “puente o canal de
diálogo” entre ambas lógicas sociales. A continuación vamos a ver si podemos encontrar
estos intermediarios locales en el caso incaico.
Pero antes, para cerrar el caso de Egipto y pasar a analizar cómo se pueden observar
estas articulaciones en Andes, nos gustaría poder presentar una fuente sobre la organización
de las unidades domésticas que presenta Ciro Flamarion Cardoso y tratar de observar en
ella los elementos que acabamos de señalizar y argumentar.
El autor presenta tres casos, del cual nos centraremos en el segundo. Se trata de un
litigio legal que tuvo lugar durante el Reino Nuevo, entre el fin de la Dinastía XVIII y la
siguiente (siglos XIV y XIII a. C), por una propiedad rural que se había mantenido indivisa,
heredándose de acuerdo a los principios patrimoniales del parentesco egipcio, durante 200
años. Dicha propiedad había sido entregada a Neshi, un comandante de barcos de guerra,
por el Faraón Ahmosis I de la Dinastía XVIII. Lo más destacable de esta fuente, para
nuestro análisis, es que demuestra que cuando los litigios no pueden resolverse dentro de la
comunidad deben ser llevados al “Tribunal del Visir” quien determinará el derecho a
sucesión de acuerdo a un relevamiento de testimonios y declaraciones juradas de los
familiares y vecinos. Vemos que, nuevamente, prima aquí una articulación armoniosa entre
la lógica estatal y la parental.25 Cardoso dice:

24
Campagno, M. “De los modos de organización…” Op. Cit., pp. 39.
25
Flamarion Cardoso, C. Op. Cit., pp. 96-98.

11
“Se dirigió a su vez al gran tribunal del visir del norte, en Heliópolis, a mediados del siglo
XIII a.C., intentando recuperar sus derechos como descendiente más directo de Neshi. Lo logró por
medio de numerosos testimonios hechos bajo juramento solemne por personas de la aldea de
Neshi.”26

Otro rasgo interesante del fragmento citado esta en relación con cómo se construía
la ancestralidad respecto del derecho a posesión de una tierra en las aldeas. Dado que el
primer propietario de dicho terreno había sido, por decreto monárquico, Neshi, los lazos de
parentesco no se trazaban hacia el último descendiente vivo de éste sino hacia él mismo.
Para cerrar, en este mismo sentido, Campagno analiza que en una fuente del Reino
Medio que habla sobre los desertores de la phylae la justicia del Estado podía apresar a la
familia del mismo hasta que éste apareciera, teniendo que afrontar éstos las consecuencias
en su ausencia27. De este modo vemos que desde el Estado se está haciendo uso, de un
modo u otro, de esa organización social del parentesco para apelar a los individuos en caso
de conflicto, ya sea de modo armónico (como en los casos de Cardoso) o coercitivo (como
en el caso analizado por Campagno).

Imperio Inca: ¿Un caso de utilización estatal del parentesco para la dominación?

Pasemos ahora a observar si podemos encontrar elementos similares en el Imperio


Inca, el mismo tuvo su epicentro en la zona del actual Perú, en los Andes, y logró expandir
su dominación desde Ecuador hasta la zona norte de Chile y Argentina, durante los siglos
XV y XVI. Como se puede ver esta sociedad logró la conquista de zonas muy amplias en
un espacio temporal muy breve, ya que vieron trunco su dominio con la llegada de los
españoles. Esto nos puede llevar a preguntarnos ¿Cuál fue la razón por la cual este grupo
cuzqueño logró, en tan poco tiempo, dominar una zona tan basta? Creemos que, al igual
que lo analizamos con Egipto previamente, la respuesta a este interrogante puede estar en la
forma de articulación que tuvo la lógica estatal incaica y la lógica social de parentesco

26
Ibidem, pp. 98.
27
Campagno, M. “De los modos de organización…” Op. Cit., pp. 39.

12
andino, modo de organización social común a toda la zona de Andes, que permitió la rápida
articulación de ambas prácticas.
Maurice Godelier, al respecto de la forma de dominación del Estado incaico, nos
dice: “mantiene activamente una parte de las antiguas relaciones comunitarias, se articula
sobre ellas y las utiliza” y más adelante agrega “sin atentar contra la autosuficiencia del
ayllu”28. Así como las comunidades campesinas egipcias estaban formadas por unidades
domésticas, que se articulaban en una aldea mediante lazos de reciprocidad, en la zona de
Andes, las comunidades aldeanas locales, denominadas ayllus, era donde residían grupos de
parentesco por linaje. Aquí la tierra era de propiedad comunal y era redistribuida
periódicamente entre los miembros del ayllu. En dichas sociedades el trabajo también se
realizaba de forma comunitaria (minga) e implicaba la ayuda reciproca entre los distintos
grupos de parentesco, así como también el trabajo en tierras que eran para la reproducción
de la comunidad, de sus dioses y del jefe de aldea, el kuraka. A cambio de estos trabajos se
reciprocaba con alimento y bebida, chicha, la cerveza de maíz que era considerada un
elemento ritual. 29
De este modo, el autor nos dice que estos ayllus estaban organizados mediante la
cooperación de los productores directos, lo que él llama “ley de fraternidad”, que implica
los derechos y obligaciones de la reciprocidad entre parientes y vecinos.30 Tenemos aquí
nuestra primer convergencia con el modo en que se organizaba el parentesco en la sociedad
egipcia, ahora bien, ¿qué sucede con la articulación con la práctica estatal? ¿En qué influirá
o cambiará la lógica de Estado esta estructuración de la producción por parte del
parentesco, si es que lo hace?
Siguiendo a Godelier podemos ver que, al igual que en el caso egipcio, el Estado en
vez de arrasar con ese tipo de organización permitió que siga funcionando, ubicándose por
encima de ella, mediante un punto de articulación que será el kuraka, el jefe de aldea. De
este modo, la prestación de trabajo al Estado continuaba organizándose de forma comunal,
como se hacía previamente, denominándose mit’a. Los incas incluso mantuvieron la
costumbre de brindar a quienes tributaban chicha y alimento, en palabras del autor: “al

28
Godelier, M. Economía, fetichismo y religión en las sociedades primitivas. Madrid, Siglo XXI, 1974, pp.
188.
29
Ibidem, pp. 177 y Murra, J. Formaciones económicas y políticas del Mundo Andino. Perú, Instituto de
Estudios Peruanos, 1975, pp. 25-40, 45-55.
30
Idem.

13
proporcionarles comida y bebida, los incas utilizaban la antigua forma de producción
basada en las obligaciones reciprocas de los miembros de las comunidades locales”31. De
este modo, los kurakas, que por su posición de prestigio en la sociedad debían representar
al ayllu como la comunidad de individuos que era estaban, al mismo tiempo, dentro de la
comunidad y por encima de ella, simbólicamente. El punto de articulación entre la
comunidad y el afuera, los otros.
Para un autor como Félix Acuto, la relación del Estado incaico con la comunidad y
su jefe no era una imposición estática y avasallante, sino una relación de negociación
constante que implicaba adaptaciones y transformación. Entre estas estrategias variables
que, según el autor, los incas se vieron forzados a contemplar para dominar a las
comunidades andinas nativas, la que vamos a tomar en cuenta para este trabajo es la
representación de los incas como ancestros.32
Uno de los aspectos rituales más importantes de las sociedades andinas, algo que se
puede considerar casi como un simbolismo pan-andino, es el culto a los ancestros. En una
cita que realiza Gabriel Martínez sobre la percepción de un informante local en una
entrevista sobre los ancestros, el susodicho responde “El cerro son los huesos de los
antiguos que están viviendo. Hay que encariñarse.”33 Esto es así dado que, de acuerdo a la
cosmovisión andina, los rasgos naturales de los cerros y montañas eran los lugares de
donde sus ancestros habían brotado en la antigüedad para fundar su linaje en la tierra que
ellos ahora ocupaban. De este modo, las comunidades estaban ligadas a dichos lugares
sagrados (pacarinas, huacas, mallkus) simbólicamente, así como también a la tierra donde
vivían y producían, tenían derecho de reclamar dicho territorio porque sus ancestros lo
habían fundado.34
De acuerdo con un detallado análisis que realiza Martínez de las formas de nombrar
a las deidades y su simbología, llega a la conclusión de que las comunidades llaman a
dichos cerros y montañas, los lugares sagrados de origen de sus ancestros, en términos de
parentesco. En palabras del autor “la divinidad está concebida en base a un modelo de
31
Ibidem, pp. 183.
32
Acuto, F. “Colonizando los Andes en tiempos del Tawantinsuyu: Paisajes, experiencias rituales y los inkas
como ancestros”, en Campagno, M. (ed.) Parentesco, patronazgo y Estado en las sociedades antiguas.
Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 2009, pp. 269.
33
Mendizabal : 1966, citado en Martinez, G. “Los dioses de los cerros en los Andes”. Journal de la Societé
des Americanistes 85, Paris, 1983, pp. 88.
34
Acuto, F. Op. Cit., pp. 276-277 y Martinez, G., Op. Cit., pp. 86-100.

14
parentesco tal como si ella fuera el jefe de una unidad social básica”35. Prosigue
argumentando como los términos “abuelo” o “padre” pueden ser usados también para
llamar a las divinidades relacionadas con los ancestros.
Acuto llega a esta misma conclusión, y plantea que el manejo que los incas
realizaron de esta simbología les permitió articular rápida y eficazmente su dominación.
Manejando, simultáneamente, la estrategia de crear nuevas huacas “manufacturadas en
Cuzco”, mediante el ritual de la Capacocha, y la usurpación de estos lugares sagrados,
conquistándolos simbólicamente, y así también a la comunidad, para luego reclamar los
derechos de descendencia.36 De modo que, aquí también podemos ver como las relaciones
sociales parentales estructuraban, más allá de la producción, toda una red simbólica de
ocupación y representación del espacio que fue adoptada por el Estado, sin eliminarla,
articulándola con su forma de dominación. De un modo incluso más completo que en el
caso egipcio.
El último eje de articulación entre las prácticas estatales y parentales que vamos a
plantear para el caso incaico está estrechamente relacionado con los dos que analizamos
previamente, ya que involucra tanto a los kurakas como a la ocupación del espacio
simbólico que llevaron adelante los incas. Siguiendo el análisis tanto de Acuto como de
Irene Silverblatt, podemos ver como en el momento en que los incas pasan a habitar
simbólica y materialmente (mediante, por ejemplo, el ritual de la capacocha37) los lugares
de sagrados, pasan a convertirse en ancestros de estas comunidades, a conectarse con ellas a
través de las estructuras de parentesco. Los incas se convierten, de este modo, en padres de
los jefes de la comunidad, en abuelos del ayllu, transformando su “otredad” en relaciones
de parentesco.38 De acuerdo con Silverblatt

“el Inca, actuando como el Hijo del Sol, compartía el rango con Venus (dios hijo del la
divinidad mayor, el Sol); mientras los jefes locales, habiendo absorbido la sabiduría
tradicional de Cuzco, reclamaban a Venus como su padre divino. De este modo, la

35
Martinez, G., Op. Cit., pp. 100.
36
Acuto, F. Op. Cit., pp. 277 y 283.
37
Para una mayor comprensión del ritual y de sus implicancias a nivel de dominación simbólica, se
recomienda leer Silverblatt, I. Imperial Dilemmas, the Politics of Kinship, and Inca Reconstructions of
History. Comparative Studies in Society and History 30, 1988.
38
Acuto, F. Op. Cit., pp. 284-286 y Silverblatt, I. Op. Cit., pp. 88-89.

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ideología de descendencia imperial, argumentaba que el Inca era el “padre” de los jefes
locales […] y los jefes locales se volvían los padres de sus comunidades.”39

En el párrafo citado se puede observar claramente como la manipulación de los


términos de parentesco y la cosmovisión andina, no sólo permite la penetración de la
dominación incaica bajo los términos sociales de la comunidad, como argumentan
Silverblatt y Acuto; sino también implican la articulación de las lógicas de parentesco y
Estado. En este punto podríamos realizar un paralelismo entre la esfera de articulación
simbólico-ideológica que plantemos para Egipto y la que acabamos de analizar para el caso
del Imperio Inca, que reflexionaremos a continuación.

Conclusión

Creemos que si bien dicho paralelismo es factible de realizar hay diferencias


importantes entre la relación simbólica del ayllu andino con el culto a las huacas y lugares
sagrados, y la relación existente entre el pueblo egipcio y sus deidades, si bien no contamos
con la misma cantidad de fuentes para el análisis de estos últimos. Como hemos advertido,
ese uso del parentesco divino del Rey-Faraón egipcio, se realiza para legitimar su gobierno
convirtiéndose en dios, pero no para penetrar la lógica de parentesco de las comunidades.
Esto implicaría que la dominación simbólica o, más bien, el uso del parentesco como
dominación simbólica de la comunidad no fue desarrollado en Egipto del mismo modo que
en Andes.
Asimismo, es importante mencionar que el caso incaico resulta, de cierto modo,
inconcluso para realizar algunos paralelismos ya que su desarrollo fue truncado con la
llegada de los españoles a los Andes. Esta es la razón por la que creemos que estudios
comparativos en esta línea podrían realizarse, con conclusiones muy beneficiosas, en otras
sociedades antiguas o incluso pre-capitalistas, como el Islam durante la Edad Media, donde
la relación entre el profundo compuesto clánico de la sociedad y el Estado generó
incontables tensiones, y estrategias de articulación de distinto tipo tuvieron que llevarse a

39
Silverblatt, I., Op. Cit., pp. 89. (La traducción es mía)

16
cabo. Del mismo modo, el estudio de casos similares en el Próximo Oriente podría relevar
similitudes y paralelismos interesantes con el caso Egipcio.
Por último, como lo habíamos planteado en la introducción, observamos y
comprobamos luego de la exposición de ambos casos que el Estado no sólo mantiene sino
también utiliza la organización de parentesco pre-existente para infiltrar su dominación,
articulando estas nuevas prácticas estatales con lógicas sociales internas, que resultan
conocidas y aceptadas por la comunidad. Como anunciamos previamente se trataría de una
resignificación de lo previo sin modificar sus funciones, sino su rol como articulador para
con el espacio externo de la sociedad. De este modo, siendo el parentesco el que estructura
dichos lazos sociales, pudo convertirse en un “puente de diálogo” capaz de articular la
dominación del Estado allí donde la violencia y la coerción no podían llegar, al corazón de
la comunidad.

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