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Sábado 5 de septiembre de 2009

LA ANCHOVETA
Y EL EJEMPLO DE CARAL

Foto: Elbita Vásquez Vargas


Una tradición a recuperar.La anchoveta fue el sustento alimenticio que permitió el
precoz desarrollo de Caral. Su consumo entre los pobladores de la costa —y gracias
al comercio de la sierra y la selva— fue habitual hasta mediados del siglo XX.
Ruth Shady
En la etapa de formación de la civilización Caral, el recurso marino y, en particular,
la anchoveta (“Engraulis ringens”), tuvo un papel crucial para balancear la
alimentación de la población y para sustentar el desarrollo social.

Hace 5.000 años, los integrantes de la sociedad Caral del valle de Supe y los
pobladores de otros valles del área norcentral intensificaron el aprovechamiento de
esta especie mediante la organización del trabajo colectivo, la aplicación de una
tecnología de pesca con redes de algodón, el salado y secado masivo y su
distribución a través de esferas de interacción implementadas en el territorio
regional e interregional.

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Entre todas las especies que viven en el área norcentral del Océano Pacífico, que ha
sido calificado como uno de los mares más productivos del planeta, la anchoveta
ocupó un lugar preferencial en la mesa de los habitantes de entonces debido a sus
condiciones físicas que facilitan su deshidratación y conservación y a sus
propiedades nutritivas. Restos de anchoveta han sido recuperados tanto en las
viviendas como en los edificios públicos de los asentamientos urbanos de la
civilización Caral; esto revela que fue utilizada en la dieta cotidiana y en los
festines que se celebraban en las ciudades y pueblos. Su importancia simbólica y su
significado sociocultural están indicados en el uso recurrente que se hizo de esta
especie en las ofrendas incineradas en los fogones de los salones ceremoniales de
los edificios piramidales. Por su alto valor nutritivo, su contribución a la dieta
alimenticia habría sido crucial para sustentar el precoz desarrollo de la civilización
Caral.
Mediante procedimientos de salado y secado sobre los cerros cercanos al mar, las
poblaciones de la civilización Caral conservaron y almacenaron este pescado por
largo tiempo. Con esta abundante especie marina se promovió, primero, el intenso
intercambio entre pescadores y agricultores y así, mediante el comercio se
enriquecieron determinados grupos, y se estableció una compleja esfera de
circulación de bienes en la que participaban poblaciones de costa, sierra y selva en
el área norcentral.

Con el intercambio de recursos, productos y diversos bienes, se dieron también las


transferencias de experiencias y conocimientos entre los pobladores de las
diferentes zonas ecológicas del territorio norcentral, que habían ido produciéndolos
en el transcurso de, por lo menos, siete milenios de adaptación. Por este
procedimiento, el conocimiento sobre plantas domesticadas, como frijol, papa, maíz
o el cultivo en terrazas, habrían sido transmitidos por los serranos a los costeños, en
tanto los selváticos les daban información acerca del achiote, yuca o madera y
plantas medicinales, a cambio de pescado y moluscos secos, entre otros productos.
Esta confluencia económica, social y cultural interregional promovió el desarrollo
en el área y fomentó la formación de la civilización más antigua de América.
Recordemos que la civilización Caral se adelantó en producción de conocimientos
en ciencia y tecnología, así como en organización sociopolítica y vida en centros
urbanos en, por lo menos, 1.500 años a cualquier otro grupo social, que poblaba el
continente americano; y es tan antigua como los focos civilizatorios del Viejo
Mundo, Egipto, Mesopotamia, India y China.

Este patrón de pesca, distribución y consumo milenario se mantuvo hasta mediados


del siglo XX; se ha documentado la masiva pesca de anchoveta y su secado en los

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cerros vecinos al litoral norcentral y, asimismo, la continuidad del comercio de la
anchoveta seca con pueblos de la sierra y de la selva.

A partir de la organización de empresas para la transformación de la anchoveta en


harina de pescado y su comercialización reorientada al exterior del país como
alimento de animales, ya no se remitieron más los sacos de anchoveta a los pueblos
ubicados en los valles del interior del país. El Estado central o local, sin embargo,
no sustituyó este recurso alimenticio por otro, que reemplazara los valores
nutricionales de la anchoveta, lo que ha traído como consecuencia fuertes carencias
y limitaciones biológicas en el desenvolvimiento humano, que se han mantenido
hasta el presente.

Aspectos nutricionales
Actualmente, la American Heart Association y numerosas investigaciones
biomédicas señalan la importancia del consumo de pescado, específicamente del
pescado graso o azul, en la dieta cotidiana con la finalidad de prevenir
enfermedades cardiovasculares y estimular una adecuada nutrición. En el mar
peruano contamos con este tipo de pescados, como la caballa, el jurel, la sardina, el
atún, el bonito y en especial, por su abundancia y sus excelentes características
nutricionales, con la anchoveta, también conocida en varios lugares con los
nombres de boquerón, bocarte y seito.

Resulta incorrecto, y atenta contra los derechos de los peruanos, destinar el uso de
la anchoveta solo para la producción de harina de pescado, cuando tenemos a un
gran sector de la población de la costa, sierra y selva del país con serias deficiencias
nutricionales. Se hace necesario retomar la tradición de nuestros antepasados
caralinos, que sostuvieron una dieta balanceada para ellos y para los habitantes de
otros valles, enriqueciendo su propia economía. En esas condiciones construyeron
asentamientos urbanos con arquitectura monumental, sus autoridades organizaron
el espacio construido y las actividades de cada población local y de la sociedad de
la cuenca, y sus especialistas se dedicaron a la ciencia y su aplicación tecnológica.
Son destacables sus logros en arquitectura, ingeniería, genética, hidraúlica,
astronomía, medicina, agronomía, entre otros. Se adelantaron, así, en organización
económica, social, política y en la producción de conocimientos a otras poblaciones
contemporáneas del Perú y de América.

Recuperando la tradición
El Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe, con la colaboración del Dr. Carlos
Cavero, a quien debemos también la información nutricional, organizó en junio del
2005, en el pueblo de Caleta Vidal en Supe, el Primer Festival Gastronómico de la
Anchoveta. El objetivo era promover la reinserción del consumo de esta especie
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para mejorar la alimentación del poblador supano y, por extensión, de los peruanos;
y que podamos tener acceso a una extraordinaria fuente de nutrientes a muy bajo
costo. Esta actividad pretendió recuperar comportamientos tradicionales en
gastronomía y fomentar la comercialización de esta especie en beneficio de los
habitantes de la costa y del interior del país. Entre los platos tradicionales que se
degustaron en aquella ocasión destacaban: charquican, picante de anchoveta con
olluquito, causa escabechada de anchoveta, cebiche de anchoveta al estilo de
Carquín y ensalada de anchoveta con pallares.

El mensaje transmitido, que reiteramos es: “Volvamos a consumir nuestros pallares,


papas, frijoles, olluquitos, combinados con anchoveta para garantizar el normal
desarrollo del cerebro y la inteligencia, así como el adecuado funcionamiento
cardiovascular”.

Entre los pescados grasos, la anchoveta destaca por su elevado contenido de


proteínas, calcio, fósforo, magnesio, hierro, vitaminas liposolubles (A, D, E),
vitaminas hidrosolubles (C, B1, B2) y Omega 3, además de otros minerales como el
yodo, el sodio y el potasio, pues supera en su contenido de estos nutrientes a
pescados de consumo habitual entre nosotros como la corvina, el jurel, el lenguado,
el pejerrey, entre otros.
El Comercio
15 de marzo de 2009
LAS PIRÁMIDES PERDIDAS DE CARAL
(Video de la BBC)
http://www.reporterodelahistoria.com/2009/08/documental-de-la-bbc-sobre-
caral.html
Publicado por ALBERTO MOSQUERA MOQUILLAZA en 19:38 0 comentarios

Etiquetas: BBC, Caral, Ruth Shady

viernes 3 de julio de 2009

Caral, en la pluma de Germán Súnico


y en el lente de Elbita Vásquez Vargas

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CARAL

Digámoslo a toda voz


que lo sepa el mundo entero,
pues gran civilización
se originó en nuestro suelo.
Herencia de antepasados
toditos ellos tan nuestros,
que hacen cinco mil años
crearon este portento,
siendo arqueológicamente
de cultura un monumento.

El trabajo de Ruth Shady


y de su equipo selecto
consiguió hallar las pruebas
que han servido de sustento.
Investigando a fondo
los más simples elementos
y superando problemas
que nunca faltan, por cierto
han logrado conformar
a los miembros de la UNESCO.

Fue por más señas Sevilla


donde estuvieron los miembros
y allí reconocieron
el valor de este complejo
que tiene cinco mil años
es decir, diez por quinientos
gritando al mundo científico:
Señores esto no es cuento,
dejando a más de un vecino
totalmente boquiabierto.

Con Caral, ya llegan a once


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lugares de este mi suelo
que patrimonio mundial
resultan hoy para UNESCO:
Huascarán, Manu, Chan-Chan
Chavin y Río Avieso
Arequipa, Lima Cuzco
Nazca y Machu Picchu nuestro,
lo digo lleno de orgullo
y con un nudo en el pecho.

Sólo ponerse las pilas


le queda ahora al gobierno
y desarrollar políticas
en bien del legado nuestro.
Porque a Shady y a su equipo
que Caral nos ha devuelto
por su empeño y entusiasmo
y el Perú en su pensamiento
no se le podrá decir
que no existe presupuesto.

ESTAMBOTE:

La UNESCO ante las pruebas


avaló la antigüedad
de este templo arqueológico,
también su autencidad.
Patrimonio cultural
es hoy de la humanidad,
gracias a Shady que con
su profesionalidad,
nos da un motivo de orgullo,
a la nacionalidad.

Villa de Los libertadores, 29-06-09


Germán Súnico Bazán

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Publicado por ALBERTO MOSQUERA MOQUILLAZA en 15:25 0 comentarios
Etiquetas: Caral, Germán Súnico y Elbita Vásquez Vargas
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