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SERIE AUTOAPRENDIZAJE
2-Aplica las teorías relativas a la contraescritura y simulación en los casos dados, como
forma de resolución de conflictos jurídicos en la defensa de sus clientes ante los tribunales
para un mejor ejercicio profesional.
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UNIDAD VIII: LA CONTRAESCRITURA Y SIMULACIÓN
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Las Obligaciones
A fin de proteger a las personas engañadas por el acto aparente, y para impedir que las
partes recurran al procedimiento de la contraescritura, en fraude de la ley, el legislador
establece, por una parte, algunas excepciones a las reglas del efecto y de la oponibilidad
de los contratos; por otra parte, permite que se haga aparecer, por la acción declarativa
de simulación, la situación verdadera.
2. Simulación y contraescritura.
En el ámbito jurídico se presentan distintas situaciones en las cuáles las partes realizan
actos simulados. A veces para engañar a terceros con los más diversos fines: aparentar
solvencia o insolvencia económica, defraudar a los acreedores, engañar a un pariente,
eludir prohibiciones legales, evadir impuestos, beneficiar a unos hijos antes que a otros,
o facilitar la realización de ciertos negocios.
La simulación es toda operación en virtud de la cual se crea una situación jurídica aparente,
diferente de la situación jurídica verdadera, producto de la ocurrencia de determinadas
circunstancias adversas a los intereses patrimoniales de las partes contratantes.
La simulación también es utilizada para encubrir un acto por otro. Así, José suscribe un
contrato de compraventa de un inmueble con Carlos, pero en realidad lo que ha habido
es una donación.
Dos personas pueden concluir un contrato, y para ocultar la situación real, formalizan
otro contrato, donde simulan una realidad distinta. Esto es lo que se llama una
contraescritura, la cual designa el contrato verdadero que disimula el acto ostensible o
acto aparente.
Un acto es ficticio cuando las partes no han querido contratar, y únicamente han tenido
intención de crear la ilusión de que estaban unidas por un contrato. El acto aparente es
puramente ficticio. Una persona para evitar que su bien sea embargado, finge una venta,
cuando en realidad es un acto ficticio, porque no habido tal venta.
El acto es oculto cuando las partes han concluido una negociación, pero quieren que
permanezca ignorada; para lograr el propósito, la disfrazan bajo la apariencia de otro
contrato, tal es el caso de una donación disfrazada de venta.
La simulación puede ser parcial, ya que las partes pueden en un contrato de compraventa
disfrazar el precio real de la venta.
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Las Obligaciones
La Suprema Corte de Justicia, ha decidido como Corte de Casación, (B. J. 1062, junio
1999, Pág. 872) que la simulación tiene lugar cuando se encubre el carácter jurídico de
un acto bajo la apariencia de otro, o cuando el acto contiene cláusulas que no son sinceras
o cuando por él se transfieren derechos a personas interpuestas, que no son para quienes
en realidad se constituyen o transmiten; que por tanto, la acción en simulación puede
ser ejercida por cualquier persona y no debe ser confundida con la acción pauliana que
es la que se acuerda a los acreedores para demandar la revocación de los actos celebrados
por el deudor en perjuicio o en fraude de sus derechos, ni tampoco con la acción oblicua,
también denominada acción indirecta o acción subrogatoria, que es la que se acuerda
al acreedor para ejercer las mismas acciones que competen a su deudor negligente, con
excepción de aquellos derechos que son inherentes a las personas; que por lo expuesto es
criterio de ésta corte, que la acción en declaración de simulación no está reservada a los
terceros o extraños al contrato de enajenación impugnado.
De Cossio, citado por Torres (2007), expresa que ninguna de las partes manifiesta una
voluntad disconforme con su interno querer, sino que entre ambas están de acuerdo en
dar apariencia de veracidad a una voluntad diversa de la real: de una parte, aparentan
querer algo, y de la otra, no querer nada o querer algo diferente. Así en la simulación no
hay disconformidad entre la voluntad y la declaración, lo que hay es un querer aparente
y un querer real, el cual puede consistir en no querer nada o querer algo distinto.
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UNIDAD VIII: LA CONTRAESCRITURA Y SIMULACIÓN
Sostiene el citado jurista, que la declaración del querer aparente es comunicada a los
terceros y la declaración del querer real se mantiene en secreto, pero ambas declaraciones,
la aparente y la real, corresponde al interno querer de las partes. Los otorgantes de un
acto simulado, no manifiestan una voluntad distinta a su interno querer, sino, por el
contrario, expresan su deseo común de realizar un acto ficticio, para engañar a terceros,
ya porque con la apariencia no esconden nada que sea real (simulación absoluta), ya
porque querer esconder la verdadera naturaleza, o el objeto, o el fin del acto que ocultan
bajo la apariencia, lo que equivale a una simulación relativa.
La simulación ofrece el espectáculo de que las partes emiten una declaración una
contradeclaración dentro del mismo negocio, de suerte que ambas se neutralizan
recíprocamente. No debe creerse que existan dos negocios que se excluyen sucesivamente.
En el elemento de la declaración está contenida también la contradeclaración -aunque se
fije posteriormente por escrito- y la una se neutraliza por la otra; de modo que el negocio
en conjunto conduce a un efecto nulo, ya que va al resultado dinámico que se deriva de
la totalidad de las declaraciones que comprende. Según esta teoría los simulantes hacen
dos declaraciones de voluntad: la declaración interna, denominada contradeclaración
destinada a permanecer secreta y la declaración externa que aparece frente a terceros.
Esta teoría considera que por la simulación las partes adoptan un lenguaje convencional
atribuyendo a la declaración un significado atípico, pero que entre ellas tiene valor
solamente el acto real. De Castro y Bravo, citado por Morales, dicen que la declaración
simuladora es querida y no sólo para ocultar o engañar; se quiere crear una apariencia
y otra un determinado. El dato necesario y suficiente que identifica la simulación es
sobre todo la apariencia intencional de un negocio que por acuerdo de las partes no se
corresponde en todo o en parte de su real relación.
El negocio jurídico simulado no puede ser tutelado por el ordenamiento jurídico, por
la falta de causa y por eso es considerado nulo. El acuerdo simulatorio priva al contrato
simulado de su causa, en la medida en que manifiesta la voluntad de las partes en dar
vida solo a una apariencia. Pugliatti, citado por Morales, refiere: “de esta manera, por
faltar la causa, el negocio o contrato ostensible estará viciado de nulidad”.
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Las Obligaciones
La crítica que se le hace a esta teoría, es que nadie crea una apariencia de acto jurídico así
por así, sin perseguir alguna finalidad, sino que lo hace con la finalidad de obtener algún
resultado específico. Con el acto simulado, las partes crean una regulación de intereses
con la intención de que sea inoperante entre ellas, o sea utilizando de modo ficticio una
figura jurídica que tiene una específica función económica-social, persiguiendo un fin
práctico diverso. El fin negocial que aparece exteriormente, con el cual quieren dar a
entender que desean los efectos típicos de la figura jurídica que ex profesamente han
escogido, es designado como simulado y como disimulado el fin realmente perseguido.
Este fin real que queda sin expresión sensible frente a los terceros, puede consistir en
que las partes no quieren ningún resultado específico o desean esconder un resultado
diferente.
Esta teoría sostiene que en la simulación concurren dos negocios jurídicos: el uno
aparente y el otro real, en posición de antagonismo, por cuanto es una perspectiva que se
coloca en contra de la realidad de las cosas y de la unidad de la compleja determinación
negocial de los estipulantes.
El artículo 1321 del Código Civil establece que las contraescrituras no pueden surtir
efecto sino entre las partes contratantes, no producen efecto contra los terceros. El acto
aparece carente de valor, tanto respecto a las partes contratantes que quisieron que fuese
así, como respecto a sus herederos, que tomando su lugar la suceden en sus obligaciones
y en sus derechos.
Al igual que cualquier contrato la contraescritura no produce efecto frente a los terceros,
pero un contrato es susceptible, a veces de crear obligaciones frente a los causahabientes
singulares.
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UNIDAD VIII: LA CONTRAESCRITURA Y SIMULACIÓN
Por principio general, se sabe que las partes deben cumplir la contraescritura, ya que el
acto aparente, es inexistente entre ellos. Sin embargo, en algunos casos la ley constriñe
a las partes a cumplir el acto aparente y no la contraescritura, especialmente cuando se
trata de burlar al fisco.
No es necesario que los terceros justifiquen un perjuicio. Estos pueden invocar el acto
aparente, incluso cuando la simulación no le haya causado ningún perjuicio. Es suficiente
con que tengan interés en invocar el acto ostensible.
La simulación puede también alegarse por vía de excepción, cuando el actor intenta
hacer producir efectos al acto ostensible tras el cual ninguna realidad existe o al acto
ficticio que oculta el verdadero consentimiento. Incluso podría suceder que frente a
la acción de simulación absoluta el demandado opusiera la excepción de simulación
relativa.
En principio, cualquiera de las partes pueden demandar por ante el Tribunal de Tierras
en virtud de una litis sobre derechos registrados, cuyo fundamento jurídico sea la
Declaratoria por simulación de un acto. Para ello sostiene la Suprema Corte de Justicia
que: “Cuando la declaración de simulación de un contrato es ínterpartes, se hace
necesario que la parte que tiene el derecho a invocarla demuestre la existencia de un
contraescrito”.
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Las Obligaciones
Cuando la simulación es lícita: los terceros carecen de acción para verificar la inexistencia
del acto simulado, ya que, sin interés no hay acción.
Si se alega como una defensa contra una demanda, basta con que se oponga solo contra
el demandante. En esta situación la sentencia que declare la simulación no hará cosa
juzgada contra los autores del acto simulado que no hayan intervenido en el pleito.
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UNIDAD VIII: LA CONTRAESCRITURA Y SIMULACIÓN
principal. Así cuando se declara una deuda inexistente, el supuesto deudor suele exigir,
del presunto acreedor, el reconocimiento de que la deuda es fingida, cubriéndose así de
cualquier intento de la ejecución de la deuda.
Como la simulación tiene por finalidad producir un acto jurídico aparente, el propósito
de engañar le es propio. El engaño va dirigido a los terceros, aunque sea un engaño no
reprobado por la ley. En éste último término al decir de Torres, el engaño no siempre es
fraude de los terceros, porque la simulación puede tener una finalidad lícita como ilícita.
Es decir, no es necesario el animus nocendi, sino el animus decipiendi.
Con la declaración de la simulación las partes muestran a terceras personas como real
y auténtico un acto que lo quieren como una simple apariencia o como una apariencia
que oculta la verdadera naturaleza o contenido del acto que realizan.
Existen varios tipos de simulación: Absoluta, relativa, total, parcial, lícita, ilícita, e
interpósita persona.
De Castro y Bravo, citado por Álvarez (2000), refiere que la simulación absoluta,
suponehaberse creado la apariencia de un negocio, y en realidad no se quiso dar vida a
ese negocio, sino tan sólo una apariencia de causa.
El mismo De Castro y Bravo, citado por Álvarez (2000), sostiene que simulación
relativa, es más compleja que la simulación absoluta, porque en ella se ha de tomar en
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Las Obligaciones
La simulación relativa puede ser parcial o total. La simulación relativa total afecta la
integridad del negocio jurídico, verbigracia un anticipo de herencia es ocultado mediante
un contrato compraventa.
La simulación relativa parcial recae solamente sobre alguna de las estipulaciones del
acto. Esto sucede cuando el acto contiene unas estipulaciones que son verdaderas y otras
que son falsas. Tal como en un contrato de compraventa se ha simulado el precio con la
finalidad de evadir impuestos.
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Las Obligaciones
Absoluta
Relativa
Total
Lícita
Ilícita
Interpósita persona
Si el acto jurídico ha sido simulado con simulación absoluta, en la que existe sólo un acto
aparente, irreal, que carece de contenido, pues la voluntad de las partes quedó contenida
únicamente en el acuerdo simulatorio convenido precisamente para no producir un acto
verdadero, el acto jurídico así simulado no produce eficacia alguna. Así también se ha
pronunciado la jurisprudencia al establecer que la simulación absoluta tiene como efecto
que el acto sea inválido y no se admite su convalidación o confirmación. La simulación
relativa es un acto anulable que puede ser confirmado.
El acto simulado es un negocio ficticio querido y realizado por las partes para engañar
a terceros, pero no para que produzca efectos entre ellas. Los otorgantes quieren la
declaración pero no su contenido, por lo que no pueden exigir su cumplimiento. Es
decir, el acto simulado no produce ningún efecto entre las partes, por la razón de que no
es efectivamente sino sólo fingidamente querido.
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UNIDAD VIII: LA CONTRAESCRITURA Y SIMULACIÓN
otorgarlo. Con mayor razón si el acto simulado es ilícito, no produce los efectos entre
las partes, ni para nadie. Si la simulación es lícita sólo podrá ser invocada por las partes,
los terceros quedan desprovistos de la acción por no tener legitimidad para obrar.
Este negocio simulado tendrá efectos entre las partes, siempre que concurran los
requisitos de validez y no perjudique el derecho del tercero. Así, el negocio jurídico
disimulado (oculto y real) vincula efectivamente a las partes siempre y cuando concurran
sus requisitos de validez. Además, el negocio jurídico disimulado no debe afectar el
derecho del tercero. Aquí se tutela el interés de los terceros en hacer prevalecer la realidad
(negocio disimulado) sobre la apariencia (negocio simulado). Es irrelevante si el negocio
simulado (aparente y fingido) no reúne los requisitos de validez.
Cuando las partes no esconden el carácter total del negocio que realizan bajo la apariencia
de otro negocio diferente, sino solamente ciertos aspectos mediante estipulaciones o
cláusulas que hacen referencia a datos inexactos, tienen efectos entre ellas los datos
exactos, ocultados, por ser los efectivamente queridos, siempre que sean lícitos y no
afecten los derechos de terceros.
De otro lado en la simulación relativa subjetiva parcial por interpósita persona ficticia, el
testaferro no adquiere ni transmite derechos sino que sirve de enlace para que el derecho
pase directamente del trasmitente al efectivo titular oculto. El acuerdo simulatorio se da
entre el disponente del derecho, el testaferro y el adquirente efectivo, de modo que la
simulación de persona es siempre parcial; no es aparente todo el acto, sino solamente
con relación a uno de los sujetos. El testaferro no adquiere nada; presta una colaboración
puramente material; la relación jurídica se constituye desde el primer instante entre
el trasmitente y el verdadero adquirente. El que transfiere el derecho sólo se obliga
aparentemente con el interpuesto, pero en la inteligencia de obligarse hacia el tercero,
frente al cual adquiere los derechos y asume las obligaciones resultantes del acto.
Conforme al principio jurídico res iter alios acta, previsto por el artículo 1165 del Código
Civil, que los actos jurídicos sólo producen efectos entre las partes contratantes. Sin
embargo, tal aseveración no es tan rígida, tratándose de los actos jurídicos simulados.
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Las Obligaciones
En ese sentido se entiende por terceros aquéllos que no han tenido participación en la
celebración del acto jurídico, ni por sí ni mediante representante; y, por consiguiente,
no pueden gozar ni sufrir sus efectos. Ahora bien, en el tema de los terceros en materia
de simulación serán únicamente los que tengan un derecho bien legal, bien contractual.
Los terceros pueden ser absolutos y relativos. Es tercero absoluto quien no tiene ninguna
relación jurídica con cual-quiera de las partes. Es tercero relativo, son aquellos ajenos a las
partes del acto jurídico, pero que pueden ser alcanzados, positivamente o negativamente,
por sus efectos.
22. Efectos entre los simulantes y los terceros acreedores del titular aparente.
El acto jurídico simulado es válido y eficaz frente a los terceros acreedores del adquirente
(titular aparente). El acreedor de buena fe del simulante adquirente tiene un interés
opuesto al del acreedor del simulante enajentante. Su interés es el de hacer prevalecer la
apariencia sobre la realidad, a fin de poder satisfacer su crédito con la ejecución forzada
del bien que aparentemente ha ingresado al patrimonio de su deudor.
Los autores de la simulación no pueden oponer ésta a los terceros acreedores del titular
aparente. Por el contrario, los terceros acreedores del enajentante simulado pueden hacer
valer la simulación en relación a las partes cuando ella perjudica sus derechos.
23. Efectos entre acreedores de ambas partes simulantes.
Al existir un conflicto entre los acreedores del simulante enajenante y acreedores del
simulante adquirente (titular aparente), según Torres se presenta las situaciones que se
señalan a continuación:
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3) Si los acreedores del enajenante son anteriores a la simulación y los del propietario
aparente son posteriores, se da preferencia a las víctimas de la simulación sobre los
acreedores del propietario aparente. Esto aún cuando hayan iniciado de buena fe la
ejecución forzada, sucumbe en el conflicto con los acreedores del simulante enajenante,
cuyo crédito es anterior al acto simulado.
1) Verifica la inexistencia del acto ostensible, de lo que sigue la posibilidad de que los
acreedores del enajenamiento ficticio ejecute los bienes de su deudor que no han salido
del patrimonio. Esta posibilidad favorece a todos los acreedores del enajenante aparente,
ya que se los considera representados por su deudor.
Cuando la simulación es aducida por los terceros, pueden presentar toda clase de medios
de prueba. Es una demostración de hechos sobre los cuales el demandante permaneció
ajeno pero le son perjudiciales.
La Suprema Corte de Justicia (S. C. J. B. J. 1050, mayo 1998, Pág. 420), en funciones
de Corte de Casación, ha estimado que la simulación es una cuestión de hecho que los
jueces del fondo aprecian soberanamente y escapa por lo mismo a la censura de la Corte
de Casación. (S. C. J. B. J. 1050, mayo 1998, Pág. 420).
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Las Obligaciones
En otra decisión más reciente, la referida Corte de Casación, estableció, que, si bien
los jueces del fondo gozan de un poder soberano para establecer la existencia de una
simulación, resulta que como en principio tal hipotética simulación bastaría para la
nulidad de un contrato si no se comprueba la existencia de un fraude y sobre la calificación
de los elementos de este último. La Suprema Corte de Justicia, como Corte de Casación,
puede ejercer su poder de examen; que el Tribunal a-quo, para justificar su decisión en
el aspecto que examina, debió presentar o exponer en la misma los elementos de hecho
que pudiesen constituir un fraude a cargo del señor Miguel Antonio Santana, para que
la misma tuviera fundamento suficiente, ya que la circunstancia de que una persona
haya prestado declaración ante un notario en relación a un hecho determinado, no lo
descalifica para adquirir por compra un inmueble, ni puede inferirse dolo del precio
atribuido a ese inmueble; que además, los terceros que adquieren de buena fe terrenos
registrados, no están obligados a realizar operaciones con esos derechos, a examinar los
libros de registros, ni otros registros públicos, puesto que les basta con tener a la vista el
duplicado del Certificado de Título, que le es mostrado por el dueño del terreno, puesto
que ese Certificado de Títulos, cuando no contiene anotaciones de cargas o gravámenes
se basta así mismo y por tanto los interesados no tienen que trasladarse a las oficinas
públicas, ni a la de los Registradores de Títulos, para investigar acerca de la sinceridad del
contenido del duplicado que les es presentado; que por todo lo anteriormente expuesto
es evidente que en la sentencia impugnada se incurrió en el vicio de falta de motivos; que
en consecuencia, el citado fallo debe ser casado, sin necesidad de examinar los demás
medios del recurso. (B. J. 1061, abril 1999, Pág.837).
Por otra parte la referida Sentencia No. 7, 09-07-93, B. J. No. 992-994, pág. 682.
Corte de Casación, estableció, que cuando la simulación de un acto es alegada por una
de las partes, a éste le incumbe la prueba, conforme al derecho común del artículo 1341
del Código Civil, que exige la presentación de un contraescrito que de acuerdo con
lo que dispone el artículo 1321 del mismo Código, “que la prueba de la simulación,
entre las partes, por testigos o presunciones es admisible, en principio, cuando exista
un principio de prueba por escrito, que cumpla con las condiciones exigidas por el
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artículo 1347 del Código Civil; que, en caso de fraude, la simulación puede ser probada
por todos los medios, aún entre las partes o sus herederos; que, asimismo, los terceros
pueden prevalecerse del acto aparente siempre que sean de buena fe, lo que significa que
no deben haber tenido conocimiento, en hecho, de la simulación. (Sent No. 7, 09-07-
93, B. J. No. 992-994, página 682).
26. Prueba en terreno registrado.
Como ya se ha dicho, cuando la acción en simulación es invocada por una de las partes
contratantes, es indispensable el contraescrito para probar la existencia de la misma. No
así cuando es invocada por un tercero. Así lo ha decido la Suprema Corte de Justicia en
funciones de Corte de Casación. (B. J. 1069, diciembre 1999, Pág. 646).
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Las Obligaciones
puesta a cargo de la parte actora, del acto de hipoteca convencional celebrado en fecha
16 de mayo de 1969 entre N y N, le está permitido probarla por todos los medios, es
decir, mediante el debate de cualquier medio de prueba literal o testimonial y que la
apreciación de tales medios de prueba a los fines de deducir sus consecuencias jurídicas
en relación con el acto atacado de simulación, corresponde a los jueces del fondo; que
la simulación concertada con el fin de perjudicar los intereses de un tercero ajeno a la
convención, al igual que el fraude civil ideado y ejecutado para causar un daño, implican
la mala fe de sus autores; la cual consiste en la realización de un acto o la ejecución de
una obligación a sabiendas de que sus consecuencias son contrarias al uso, la costumbre,
la equidad, la ley o al derecho.
En relación a si un acto es simulado o no, los jueces gozan de un poder soberano para
apreciarlo. En ese sentido, ha sido resuelto por la Suprema Corte de Justicia, en funciones
de Corte de Casación, que los tribunales aprecien soberanamente las circunstancias de
donde resulta la simulación y corresponde a los jueces del fondo, en virtud de este poder
soberano de apreciación, declarar que una venta, en virtud en razón de la circunstancias
de la causa, disfraza simplemente una transmisión ficticia de la propiedad. (Sent No.
59,22—04-98, B. J. No. 1049, p. 497; Sent. No. 9, 13-05-98, B. J. No. 1050, p. 420;
Sent. No. 66, 22-07-98, B. J. No. 1052, p. 795; Sent. No. 22, 09-6-99, B. J. No. 1063,
p. 868-869).
En otra sentencia la Suprema Corte de Justicia, (Sentencia del 1ro. de noviembre del
2000, No. 3, B. J. No. 1080, páginas 588-589), estableció que la simulación tiene
lugar cuando se encubre el carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro, o
cuando por él se transfieren derechos a personas interpuestas, que no son para quienes
en realidad se constituyen o trasmiten; que si es verdad que en principio la prueba
de la simulación debe ser hecha esencialmente mediante un contraescrito y no por
testimonios, ni presunciones cuando se trata de terrenos registrados, no es menos cierto
que aun cuando un acto de venta reúna las condiciones y formalidades que establece
la ley, nada se opone a que el mismo sea declarado simulado y hecho en fraude de la
persona que lo impugna, si de los hechos y circunstancias de la causa se desprende tal
simulación;
Que los tribunales aprecian soberanamente las circunstancias de las cuales resulta la
simulación y corresponde a los jueces del fondo, en virtud de ese poder soberano de
apreciación, declarar si un acto de venta, en razón de las circunstancias de causa ha operado
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UNIDAD VIII: LA CONTRAESCRITURA Y SIMULACIÓN
Como los jueces tienen un poder soberano para apreciar si el acto en cuestión es simulado
o no, el acto legalizado por un notario puede ser declarado simulado, lo cual se puede
probar por cualquier medio de prueba. Así ha sido resuelto por la Suprema Corte de
Justicia, en funciones de Corte de Casación, ( Sent. No. 9, 13-05-98, B. J. No. 1050,
página 420). Al establecer que el hecho de que las firmas en dicho documento fueran
legalizadas por un Notario Público, no constituye un obstáculo jurídico insuperable
que impida la impugnación del mismo por simulación ni tampoco a desestimar los
elementos de convicción que tiendan a establecerla; que contrariamente a lo alegado
por los recurrentes la simulación puede ser probada por todos los medios, tanto por
testigos como por presunciones.
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Las Obligaciones
En el ámbito jurídico, se presentan distintas situaciones, en las cuáles las partes realizan
actos simulados. A veces, para engañar a terceros con los más diversos fines: aparentar
solvencia o insolvencia económica, defraudar a los acreedores, engañar a un pariente,
eludir prohibiciones legales, evadir impuestos, beneficiar a unos hijos antes que a otros,
o facilitar la realización de ciertos negocios.
La simulación es toda operación en virtud de la cual se crea una situación jurídica aparente,
diferente de la situación jurídica verdadera, producto de la ocurrencia de determinadas
circunstancias adversas a los intereses patrimoniales de las partes contratantes.
la voluntad de las partes, la simulación al acto simulado como una divergencia entre la
declaración y la causa, y la simulación como un acuerdo complejo único.
El artículo 1321 del Código Civil, establece que las contra-escrituras no pueden surtir
efecto sino entre las partes contratantes; no producen efecto contra los terceros. El acto
aparece carente de valor, tanto respecto a las partes contratantes, que quisieron que fuese
así, como respecto a sus herederos, que tomando su lugar la suceden en sus obligaciones
y en sus derechos.
No es necesario que los terceros justifiquen un perjuicio. Estos pueden invocar el acto
aparente, incluso cuando la simulación no le haya causado ningún perjuicio. Es suficiente
con que tengan interés en invocar el acto ostensible.
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UNIDAD VIII: LA CONTRAESCRITURA Y SIMULACIÓN
Como la simulación tiene por finalidad producir un acto jurídico aparente, el propósito
de engañar le es propio. El engaño va dirigido a los terceros, aunque sea un engaño no
reprobado por la ley. En éste último término, el engaño no siempre es fraude de los
terceros, porque la simulación puede tener una finalidad lícita como ilícita. Es decir, no
es necesario el animus nocendi, sino el animus decipiendi.
Existen varios tipos de simulación: Absoluta, relativa, total, parcial, lícita, ilícita, e
interpósita persona.
Como los jueces tienen un poder soberano para apreciar si el acto en cuestión es simulado
o no, el acto legalizado por un notario puede ser declarado simulado, lo cual se puede
probar por cualquier medio de prueba.
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Las Obligaciones
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UNIDAD VIII: LA CONTRAESCRITURA Y SIMULACIÓN
4) V. F. Los jueces del fondo gozan de un poder soberano para apreciar si el acto es
simulado, aunque el mismo haya sido legalizado por un notario.
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Las Obligaciones
-Hernández Ramos, Pedro Pablo, 2012. Teorías de las Obligaciones, 2da. Ed. Editora Nelson
Soto Castillo, Santo Domingo, D. N.
-Subero Isa, Jorge A., 2000. Teoría General de las obligaciones en derecho dominicano, El
Contrato y Los Cuasicontratos, Tomo I, Asociación Hipólito Herrera Billini, Ediciones
Capeldom, Santo Domingo, D. N.,
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RESPUESTAS A LOS EJERCICIOS DE
AUTOEVALUACIÓN DE CADA UNIDAD
Unidad I.
1) F.
2) F.
3) F.
4) V.
5) V.
Unida II
1) F. 1) Sinalagmático
2) V. 2)Solemnes
3) F. 3) Convención
4) V. 4) Innominados
5) V. 5) Real
Unidad III
1) F 1) Objeto/Causa
2) F. 2) Dolo
3) F. 3) Capacidad de ejercicio
4) F. 4) La lesión.
5) V. 5) La capacidad.
6) F
7) V
8)V
9)V
10) F
Unidad IV
1) F. 1) F.
2) V. 2) F.
3) F. 3) F.
4) F. 4) F
5) F. 5) F.
6) F
7) F
8) F
9) F
10)
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Las Obligaciones
Unidad V.
1) Confusión
2) Condición resolutoria.
3) La prescripción
4) La novación
5) La nulidad.
Unidad VI.
1) F.
2) F.
3) V.
4) F.
5) V.
6) V 1) Presunción legal
7) V. 2) Acto auténtico
8) V. 3) Las presunciones
9) F. 4) El acto bajo firma privada
10) F. 5) Oficiales públicos.
Unidad VII
1) F.
2) V.
3) F.
4) V.
5) V.
6) F. 1) Nulidad.
7) V. 2) Resolución
8) V. 3) Resiliación.
9) V 4) Revocación.
10) F. 5) Rescisión.
Unidad VIII
1) F. 1) Simulación interpósita persona.
2) V. 2) Simulación ilícita.
3) F. 3) Simulación total.
4) V. 4) Simulación relativa.
5) F. 5) Acción en simulación.
296
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Las Obligaciones
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-Mazeaud, Henri, León y Jean, 1960. Lecciones de derecho civil, Parte II, Vol. III,
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-Mazeaud, Henri, León y Jean. 1960. Lecciones de derecho civil, Parte II, Vol. I,
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