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“Año Del Buen Servicio Al Ciudadano”

TEMA:

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TEXTO NARRATIVO
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ALUMNO:

ROJAS CIRINEO, Andy


PROFESOR:

YABAR MENDIZABAL, Gustavo Wilfredo


GRADO Y SECCIÓN:

4to “A”

LA OROYA – PERÚ
2017
Quiero dedicarle este trabajo. A Dios
que me ha dado la vida y fortaleza para
terminar realizar este trabajo,. A mis
Padres por estar ahí cuando más los
necesité; en especial a mi madre por
su ayuda y constante cooperación y
momentos más difíciles.

Andy R.C.

EL VAGABUNDO Y LA LUNA
Érase una vez un extraño hombrecillo que moraba entre las sombras de
una ciudad. Prefería la noche al día, y al alba, se acomodaba sobre los
tejados más mullidos de la capital. La gente, que nada de él conocía,
acostumbraba a susurrar a su espalda mientras el hombrecillo dormía,
ajeno a los demás.
– ¡Pobre vagabundo! –se lamentaban los más bondadosos– ¡Qué vida tan
desgraciada tendrá!
A aquel extraño vecino le acompañaba siempre un gato, lleno de tantas
manchas que parecía vestido de lunares, y ¡hasta unas botitas blancas
parecía calzar!
Poco más poseía aquel hombre, salvo una pequeña flauta que le alegraba
las noches, mientras todos dormían y él despertaba. Y sin embargo, era
el hombre más rico de la ciudad.
Cuando la ciudad dormía todo se tornaba de paz y tranquilidad por las
calles y recovecos de aquel lugar. Solo un pequeño hombrecillo y su gato
de cien manchas, permanecían en aquel momento con los ojos abiertos.
Aquel vagabundo (como le llamaban), hacía entonces sonar su flauta
llenando las avenidas de alegría, color y magia. Sentado a los pies de la
mismísima luna, cada noche silbaba el músico al viento todas las
melodías que recordaba.
– ¡Qué dichoso y afortunado me siento aquí sentado! – comentaba a
menudo el músico acariciando a su curioso y pintoresco gato.
Arropadito por un buen manto de estrellas, tocaba y tocaba sin darse
cuenta la noche entera, y cuando todos comenzaban a despertar volvía
junto a su gato a buscar tejados mullidos donde poder reposar.
Así una y otra vez hasta que acabase el día, y la noche y la música
tuviesen de nuevo lugar.
LAS SIRENAS DEL PUENTE
BOLOGNESI
Si una persona transita por Arequipa y se topa con el tradicional puente
de fierro Bolgnesi se dará cuenta que esta construcción imponenete
tiene pegada a su risco una gigante piedra, donde creen los residentes,
viven hermosas sirenas que encantan con sus melodiosos cantos a
hombres ingenuos.
Esta piedra fue llamada Machiruna, se cuenta que posee una entrada a
un río subterráneo (hogar de las sirenas) que se encuentra
justo detrás del Río Chili.
También se cuenta que la piedra se mantiene en su lugar gracias a la
fuerza de los brazos de todos los hombres que fueron atrapados por
ellas.
Cuando hay celebraciones y fiestas importantes para las sirenas, salen
de su hogar subterráneo a las 6 o 7 de la noche buscando jóvenes para
atraparlos y divertirse a su manera.

Salen de su casa y se posan coquetamente en la gran piedra atrayendo


a los incautos jóvenes que pasen por ahí, los hombres al verlas quedan
encantados y no resisten a sus dulces encantos, por lo que se acercan
cada vez mas a las sirenas que se presentan con largos y sedosos
cabellos, siluetas hermosas y colas de bellos y brillantes colores.
Una vez que el desdichado joven es atrapado por las mujeres,
desaparece entre las espumosas aguas del Río Chili y no es visto nunca
mas.
EL RATÓN CAMPESINO Y EL
CORTESAN

Un ratón campesino tenía por amigo a otro de la corte, y lo invitó a que


fuese a comer a la campiña.

Pero como sólo podía ofrecerle trigo y yerbajos, el ratón cortesano le


dijo:
- ¿Sabes amigo que llevas una vida de hormiga? En cambio yo poseo
bienes en abundancia. Ven conmigo y a tu disposición los tendrás.

Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón ciudadano a su amigo


trigo y legumbres, higos y queso, frutas y miel.
Maravillado el ratón campesino, bendecía a su amigo de todo corazón y
renegaba de su mala suerte.
Dispuestos ya a darse un festín, un hombre abrió de pronto la puerta.
Espantados por el ruido los dos ratones se lanzaron temerosos a los
agujeros.
Volvieron luego a buscar higos secos, pero otra persona incursionó en el
lugar, y al verla, los dos amigos se precipitaron nuevamente en una
rendija para esconderse.
Entonces el ratón de los campos, olvidándose de su hambre, suspiró y
dijo al ratón cortesano:
- Adiós amigo, veo que comes hasta hartarte y que estás muy
satisfecho; pero es al precio de mil peligros y constantes temores. Yo,
en cambio, soy un pobrete y vivo mordisqueando la cebada y el trigo,
pero sin congojas ni temores hacia nadie.

FIN
MITO LA MISTERIOSA LUNA
LLENA

Una noche de luna llena una pareja encuentra a un perro


estaba todo lastimado y decidieron llevárselo a su casa para
curarlo, el hombre se quitó el cinturón y se lo colocó al perro
en el cuello, la mujer comienza a limpiar las heridas que tiene
el perro, al agacharse el perro ve una cruz que tiene la mujer
en su cuello y de inmediato el perro comienza a morderla y
corre por toda la casa. El perro se lanza por una ventana sin
saber que están en el piso 13 de un edificio, la pareja queda
sorprendida y evita asomarse a la ventana ya que sabían que
el perro moriría.

El día siguiente se presenta un agente de la policía en su casa,


el agente le pregunta si escuchó un ruido extraño la noche
anterior, ellos dijeron que no, el policía dice: “encontramos
un enano corriendo por la calle desnudo y con un cinturón en
el cuello”. A partir de ahí nadie sabe que sucedió con el perro
y con el enano.
TEXTOS NARRATIVOS:

EL KOALA PERDIDO
Erase una vez un Koala muy chiquito que se perdió en el bosque y estaba muy
triste porque extrañaba a su mamá.
Un día amaneció junto a una gallina y la gallina le preguntó: ¿Quién eres tú?
Yo soy Roberto, dijo el Koala. Entonces la gallina lo corrió de su casa.
El Koala se fue muy triste a buscar a su mamá y en la noche tenía mucho miedo.
Al día siguiente amaneció con un búho.
¿Quién eres tú? —le preguntó el señor búho.
Yo soy Roberto, dijo el Koala y el búho lo corrió de su casa.
El Koala se fue muy triste a seguir buscando a su mamá. Llegó otra vez la noche
y Roberto buscó un lugar para dormir. Al día siguiente amaneció con una
mariposa.
¿Quién eres tú? —le preguntó la mariposa. Yo soy Roberto —respondió el
Koala.
¿Y qué haces aquí, por qué no estás en tu casa? —preguntó la mariposa.
Me perdí y no sé cómo llegar a mi casa, no sé cómo encontrar a mi mamá —
respondió Roberto.
No te preocupes —dijo la mariposa— yo te voy a ayudar a encontrar a tu mamá;
ven, vamos a buscarla.
La mariposa sabía en qué parte del bosque vivían todos los koalas, así que no
tardaron mucho tiempo para encontrar la casa de la señora Koala.
¡Por fin llegaba a su casa! Roberto y su mamá se pusieron muy felices.
Ahora sí, pensó Roberto, puedo dormir tranquilo porque gracias a mi amiga la
mariposa, ya nadie me va a correr de esta casa.  

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