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EL POZO ENCANTADO

Había una vez una familia en el campo que para ganar sustento el hombre de la
casa fue a trabajar lejos de su hogar, dejando a su esposa e hijos. Como eran
pobres ni siquiera tenían agua en su casa así que la mujer tenía que ir a un
pequeño puquio donde nacía el agua y formaba un piso una pica más grande.
La mujer iba todos los días recoger agua para preparar su comida. Un día como
cualquier otro, va recoger agua dejando a sus hijos en su hogar, al llegar al
pozo hay algo que llama su atención. En medio del pozo hay algo que brilla. La
mujer se acerca y trata de alcanzar aquellos objetos que por si solos se mueven
más allá y, la mujer por tratar de alcanzarlos cae al pozo. Sus hijos al ver que
su mamá no regresa rápido, van a buscarla al pozo, pero no la encuentran. Al
poco tiempo regresa su esposo y solo encuentra a sus hijos solos, y al
preguntarles por su madre, estos le responden qué su mamá desapareció al ir a
buscar agua al pozo. Entonces comienza a buscarla y a preguntar a sus vecinos
más cercanos, pero estos no le dan razón de su paradero, solo le dicen que
desde hace algunos días una mujer está apareciendo en el pozo durante la
tarde. El hombre quiere comprobar esto y al siguiente día por la tarde espera
cerca del pozo, escondido entre unas retamas. Y él ve que tal como le dijeron,
una mujer sale del pozo y se sienta en el borde. El hombre trató de acercarse,
pero la mujer inmediatamente se vuelve a asomar al pozo. Al siguiente día el
hombre reúne a algunos de sus vecinos para que lo ayuden a sacar a la mujer
del pozo con ayuda de cadenas. Cuando llegó la hora y la mujer sale, estos le
tiraron una cadena para engancharla y jalarla. Así lo hicieron y lograron sacar a
la mujer. Todo vuelve a la normalidad, aun sin saber porque sucedió, la mujer
nunca dijo nada, pero al poco tiempo cae gravemente enferma y muere.
EL CABALLO DEL MANANTIAL

(Es un cuento muy elaborado, ha sido copiado de alguna parte)

En las distintas horas de la noche se aconseja comúnmente que debes estar


arropado y si es posible dormido, porque diversos entes asechan a las personas
que no cumplen éstas condiciones, en especial a aquellas que están lejos de la
civilización, sea en lugares remotos o no tan remotos.

En el barrio “El estanco”; balcón de Cajamarca, lugar que en la ruta hacia el


Cumbe Mayo es la primera estancia después de la colina Sta. Apolonia; hay dos
manantiales que son el orgullo actual de este barrio, pero no siempre fue así…

Cuentan que, en uno de los manantiales, si uno transitaba cerca podía ser
interrumpido por un caballo de intenciones nada benignas; caballo robusto,
fornido, níveo, perverso, que con el relinchar de su ser perturbaba la conciencia
y la razón de los desafortunados que le miraban los ojos. Pocas fueron las
víctimas directas de este caballo, pero ningún vecino podía negar que el caballo
no lo acoso al menos en sueños, siempre con ese relinchar petrificante, esa
figura hermosa y terrible.

Fuente: Edita Huamán Limay.


LA COJA

(Es un cuento muy elaborado, ha sido copiado de alguna parte)

Con la premura de ir al baño muchos podemos cometer distintos tipos de


delitos; en su mayoría consciente e intencionalmente, pero hay casos
excepcionales que niegan que uno deba tener directamente la culpa del delito
que se le imputa.

En una noche, no muy distinta a todas, el bisoño Kevin tuvo la urgente


necesidad de ir al baño. Replanteándose la idea y la intención que tenía él
perdió un poco el sueño y salió al baño; baño que por la cuestión económica
que vivían no tenían en casa, sino fuera, como a unos 25 metros; el camino era
rutinario y nada divertido para el joven, así que, caminó como siempre lo hacía.

A la altura del baño había una higuera antiquísima donde él alcanzó a observar
un pequeño resplandor muy curioso, que primero se tornó en un brillo y luego
en una silueta antropomorfa. No corrió porque estaba espantado de haber visto
una fémina tan pequeña, gringa y sin una de sus piernas; no corrió porque aún
quería ir al baño, cosa que hizo con momentánea naturalidad. Más tarde
despertó y fue asunto olvidado.

Esta experiencia que él creyó primeramente espontanea se volvió rutina, “la


coja” -como le empezó a llamar-, no lo dejó tranquilo por al menos un año y
medio, tiempo en que sus padres decidieron hacerle una ofrenda: que
sembraron cerca de las raíces de la higuera que tenía dulces, monedas y otras
alhajas.

Una de las experiencias más espeluznantes que vivió Kevin sucedió un día del
padre que él fue a dormir -nunca quería hacerlo porque decía que “la coja” se
acostaba a dormir con el-, luego de un tiempo se quedó dormido por insistencia
de sus padres, pero su noche no iba a ser tan tranquila, porque sin saber
cómo: él despertó al pie de la higuera, este suceso hizo reaccionar a sus
padres.
Fuente: Leonor Mendoza.

EL JINETE DE LAS SOMBRAS

(Es un cuento muy elaborado, ha sido copiado de alguna parte)

El transporte llega a ser una actividad tan importante para las personas que
habitan las zonas al interior del país, que en su afán de aprovechar el tiempo
suelen viajar toda la noche para así llegar tempranito al sitio que deben acudir.

Una familia quiso salir de viaje hacia la capital del departamento desde su
localidad, los mayores aconsejaban a los menores qué el que camina de noche
no mira más que sus pies, porque estos caminos tienen todo tipo de
experiencias para los osados que los caminan de noche. Esta familia, en
determinada parte de su trayecto, oyó las espuelas de un caballo en la lejanía,
el caballo se acercaba cada vez más: porque cada segundo que pasaba podía
escuchar mejor el lujo de este caballo que a cada paso hacía sonar un buen
número de alhajas que parecía tener en todo el cuerpo, a tal punto se les
acercó que uno creyó sentir su aliento en la nuca.

Ninguno volteó, el caballo siguió tras suyo hasta un cruce de camino donde
ellos doblaron lugar donde sintieron toda la energía que este caballo arrastraba
en su carrera en forma de ventiscos que les peinaron y despeinaron a la vez.

En su camino, exactamente en otro cruce alcanzaron ver: parado y de espaldas,


al jinete que les había seguido; el jinete era el demonio mismo, porque el
presuntuoso andaba en caballo ornado hasta la crin de alhajas rechinantes oro,
tenía un traje finísimo, pero le faltaba la cabeza.

Fuente: Sara Lucía Arribasplata


Romero.
EL COBRO NEGRO

El centro poblado el Cobro Negro de la provincia de San Miguel, es la tierra de


mi familia por parte de mi mamá, mi abuelita cuenta que el origen de ese
nombre es debido a algo que le pasó cuando tenía 15 años y no por otra causa,
y desde ese tiempo ya ha pasado 50 años.

Se dice que su rutina diaria de ella, y de sus hermanos (as) era siempre por las
tardes ir a dar agua a sus vacas y guardar las ovejas en su corral, iban
cantando porque era muy alegre, y por el camino iban jugando, muchas
vivencias divertidas pasaban, ella con sus hermanas les decían piropos a los
chicos que pasaban por allí, todo era felicidad y así eran todos los días de su
adolescencia.

Hasta que cierto día en que iban a cumplir sus mandatos ella con sus
hermanos, en el camino les pasó algo muy raro, pues, antes de que salieran de
su casa en noches anteriores decían que un alma estaba penando por su casa,
por lo que se cree que cuando eso pasa habría un muerto uno de esos días,
pero no le prestaron atención; iban por el camino y se dividieron las vacas y las
ovejas, para terminar más rápido dijeron y para que así puedan ir a jugar futbol
atrás de su casa.

Ella fue con su hermana menor, y cuando se fueron a jalar la vaca que la
dejaban más lejos para que su ternerito no la siga, escucharon como una
festividad en la altura de aquel pequeño monte; las pampas no eran parejas, y
el terreno tenía muchas piedras, por lo que su ganado no estaba tan cerca, las
vacas eran lejanas unas de otras.

Escucharon como muchas personas estuvieran cantando y zapateando, botellas


y muchas palabrerías se escuchaban, se asomaron a ver que era escondiéndose
detrás de una de las enormes piedras, ya que no había casas cercanas de ahí,
era muy raro para ellas que hagan una fiesta a mitad de un campo en la nada,
pero al ver lo que sucedía se quedaron frías del susto lo que hizo que se
quedaron en un silencio profundo, habían visto que unos hombres con cuernos,
y con patas de caballo y entre otros espíritus malignos de apariencia horrible
cargaban a un difunto de la casa que quedaba un poco cerca al ganado, estos
celebraban haber ganado su vida, zapateaban sobre él y se asomaron atrás de
otro monte. Era el cuerpo de don Alejo, un hombre que vivía muy endeudado y
se decía que hacía pactos con el diablo para tener dinero, hasta que se llegó su
muerte y pasó lo que mi abuelita con su hermana vio. Él era un hombre muy
amable, llegaba a su casa con algo que darles, era buena gente, pero tenía un
amor a dinero que le cegaban la consciencia.

Después de unos minutos sus demás hermanos vinieron a llamarlas para que se
vayan de regreso a casa, se habían quedado sin palabras, no hablaron nada
hasta llegar a su casa. Al siguiente día llamaron a una señora que tenía buena
mano para limpiar, y le contaron a su mamá lo que habían visto, y su mamá no
dejó que se vayan solos a cumplir sus deberes, sino que ella iría con ellos hasta
que se calmaran las cosas.

La familia de don Alejo decía que se estaba volviendo loco, decían que alguien
le atormentaba por las noches, pidiéndole su vida, pero no le creían,
balbuceaba diciendo que el diablo le decía: “vengo por mi cobro”, “negro será
tu futuro”, “dame tu vida”; pero su familia pensaba que lo decía por broma.

El cuerpo de este hombre quedó en el olvido, no lo encontraron jamás y sus


parientes se convencieron que don Alejo tenía pactos con espíritus malignos al
ver su casa, llena de rituales y otras cosas más, y que ya no se encontraba
aquí, se dieron cuenta que se había hecho un brujo, vieron unas enormes uñas
que eran cortadas en una mesa, y solo decidieron pedir a Dios por el descanso
de su alma y que este le perdonase.

Desde entonces dice mi abuelita que al correr los rumores de la noticia los
habitantes de ese pequeño centro poblado empezaban a decir que no se
apasionen por el dinero y vayan con cuidado a ver sus animales, porque puede
que el diablo se les aparecería para pedirles su “cobro”. Así esa palabra se
quedó muy común en los habitantes y los que iban de visita decían vamos a la
jalca donde se dio el “cobro negro” y, eso es por el caso de don Alejo que el
diablo reclamó su pago y todo por invocarlo en las oscuridades que luego le
traerían su perdición.

FUENTE: María Lidia Mendoza Gonzáles

LUGAR:……………………………………….

ESTUDIANTE:……………………………….GRADO Y SECCIÓN…………
LAS DOS CABEZAS

Una noche siendo la hora de las 9 pm, el señor Emiliano se estaba dirigiendo a
un velorio de un familiar, pero en el trascurso del camino se encontró con dos
cabezas. En el lugar donde ocurrió, no hay luces. Al ver las dos cabezas se
escondió en una piedra muy grande para esperar a que se vayan. Siguió su
camino y al llegar al lugar del velorio les contó a las personas que se
encontraban ahí en el velorio. La gente dijo que antes solo se encontraban con
una sola cabeza y que nunca se habían encontrado con dos cabezas y les
parecía raro. El señor Emiliano cuando llegó el momento de regresar a su casa
tenía un poco de miedo de volver a encontrarlos, entonces decidió quedarse y
pasar la noche en el velorio.

FUENTE : Emiliano Salazar.

LUGAR: Sorochuco.

ESTUDIANTE:………………………

GRADO………………….SECCIÓN…………………
LA CIUDAD IMAGINARIA
En el Distrito de la Encañada, Caserío Michiquillay existen unos ojos de agua.
Se dice que en esos ojos de agua aparecen unos duendes. Esos duendes son
muy juguetones, pero a la vez también malos. El señor Gonzalo Sánchez
trabaja por esos Lugares. Al promediar de las 11:00pm estaba retornando a su
casa, cuando escuchó unos ruidos raros en dirección de los ojos de agua; al
mirar en se le apareció una cuidad llena de luces bien bonita al voltear su ojos
al camino para seguir andando desapareció. Se asustó mucho y se fue
inmediatamente a su casa. Al llegar a su casa le contó a su familia, pero nadie
le hizo caso y no le creyeron. Entonces se fue a dormir muy asustado.

Al día siguiente se fue a trabajar, pero de miedo a que pase lo mismo, pero
afortunadamente no pasó nada.

Pero Don Gonzalo si se asustó mucho, pero no sabe por qué sucedió eso, tal
vez fueron los duendes que le asustaron.

FUENTE – Jessica Jhoana Sánchez Carrera


LUGAR: …………………..

ESTUDIANTE:………………………

GRADO………………….SECCIÓN…………………
EL HACHA PROTECTORA
En la ciudad Cajamarca, justo en el fundo los Pajares, trabajaba don Heladio
Guerra y él tenía un hijo llamado Manuel que tenía aproximadamente 7 años,
quien vivía con su mamá. Un día Manuel fue a visitar a su papá, estuvieron
hasta que se hizo de noche. Manuel ya no podía regresar a donde vivía su
mamá, ya que quedaba muy lejos, entonces se quedó a dormir ahí.

A eso de la media noche el sonido de una pelota rebotando despertó a Manuel


quien no le tomó mucha importancia. A al poco rato escuchó crujidos como si
alguien estuviese comiendo carbón. Tuvo mucha curiosidad y se quiso levantar
de la cama, pero su papá no lo permitió y le dijo que eso era una cabeza
maligna que se alimentaba de carbón y que siempre pasaba por ahí y, si lo
llegabas a ver te podía matar. Manuel vio cómo su papá en pie sostenía un
hacha en sus manos y le pregunto: ¿para qué es eso papá? Su papá le dijo
que era para que esa cabeza no entrara a tu casa y le hiciera daño. Y le
aconsejó que siempre tendría que dormir con un hacha a su lado y sostenerla
cuando esa cabeza esté cerca, ya que el hacha la espantaría porque era de
acero. Después que su le papá dijera esas palabras, Manuel escuchó cómo ese
ser se alejaba haciendo sonidos como si una pelota rebotara y crujiendo como
si estuviera comiendo carbón.

AUTOR: Manuel Guerra


LUGAR:
ESTUDIANTE: Meriyen Esmeralda Guerra Jiménez
Grado: ‘’5’’
Sección: ´´H´´
LA VIRGEN QUE LLORABA

Cuenta mi abuelita que cuando mi papá tenía aproximadamente 5 años de


edad, en el centro poblado de Pariamarca, ellos Vivian cerca al cementerio. En
toda la carretera había una virgen en su altar. Estaba hecha con madera de
pino, sus ojos eran de color verde claros y muchos pobladores admiraban la
belleza de la virgen.

A la virgen lo veneraban mucho porque tenía un poder muy especial para los
pobladores. Mi abuelito me cuenta que cuando iba haber una muerte o un
accidente en el lugar de Pariamarca, la virgen lloraba. De sus ojos caían
lágrimas y su rostro se ponía triste y los pobladores se reunían para rezar por el
alma de la persona que moriría o por quien sufriría un accidente.

Un día que mi abuelito pasaba por ahí con su yunta de toros, de regreso a su
casa, vio a la estatua que su rostro estaba triste y que caían gotas de agua de
sus ojos, entonces él comenzó a santiguarse y luego dio aviso a los pobladores
para que vengan y rezar, porque alguien iba a morir o tener un accidente.

Pasaron tres meses cuando el hermano de mi abuelito murió aplastado por el


cerro el gavilán, que ahora se llama cantera de Don Sixto Asencio, quien saca
arena para las construcciones. Con el pasar del tiempo hubo muchos muertos,
pero la virgen siempre les avisaba que va suceder algo.

Cuando Alberto Fujimori gobernó el Perú, ahí fue donde destrozaron el altar de
la virgen, lo dejaron por pedazos. Son pocas las personas que conocen esto y
las nuevas generaciones no saben de esta leyenda. Desde ese entonces ya no
hay una virgen como la que se tuvo antes.
EL POZO MALIGNO
Se dice que había una señora que tenía diez hijos, de los cuales dos ya tenían
su familia y fueron a vivir al pueblo, de los ocho hijos que estaban con ella cada
uno tenía su deber para ayudar en casa. Un día María ordenó a sus hijas a traer
agua, pero ellas por poner más interés en jugar, no se dieron cuenta que ya
llegaba la noche. Así tuvieron que ir al pozo y cuando ya llegaban escucharon
que algo se movía allí. Se acercaron más y más y se dieron cuenta que había
una serpiente enroscada, se asustaron y corrieron hasta su casa. Cuando
llegaron la madre le preguntó qué les pasaba, entonces le contaron lo que les
había sucedido. Ella les dijo que eso les pasaba porque no hicieron caso a la
hora que les mandó y les dio un consejo, que nunca deben tener miedo porque
si no es peor. Desde ese entonces las personas comenzaron a creer que dentro
del pozo había un duende o el diablo mandaba a cuidar lo que es suyo y que,
incluso una vez llevaron a un bebé con ellos ahí y se asustó. Y también que por
las noches se oyen sonidos extraños como si estuvieran llorando y llaman con
distintos nombres.

LA MALDICIÓN DE LA CABEZA SIN CUERPO

(Es un cuento muy elaborado, ha sido copiado de alguna parte)

En lo más profundo de la noche, cuando las sombras se alargan y el viento


susurra secretos, un agricultor valiente se adentra en su chacra, ajeno a los
peligros que le esperan. Mientras riega su parcela, los gritos espantosos de
personas desgarran el silencio, envolviéndolo en un escalofriante misterio. Sin
saber de qué se trata, su curiosidad lo impulsa a acercarse cada vez más al
origen de esos lamentos macabros.

A medida que se adentra en la penumbra, el aire se vuelve más denso y la


vegetación parece retorcerse con una presencia siniestra. Finalmente,
encuentra un árbol solitario y alza la vista hacia las ramas retorcidas. Ahí,
atrapada entre las ramas, se encuentra una cabeza humana sin cuerpo.

La cabeza tiene una apariencia angelical: cabello largo y brilloso como la seda y
una voz dulce que suplica ayuda al agricultor. Pero a medida que él se acerca
para asistirla, un escalofrío recorre su espalda. Algo no estaba bien.

Sin embargo, antes de que pueda reaccionar, serpientes venenosas emergen


del cabello de la cabeza y sus ojos azules se vuelven rojos y sangrantes. Un
grito desgarrador llena el aire mientras las serpientes serpentean
amenazadoramente a su alrededor.

El terror invade al agricultor y corre tan rápido como sus piernas le permiten.
Pero la cabeza voladora no se rinde tan fácilmente. Lo sigue incansablemente,
flotando en el aire con una malévola determinación.

El agricultor tropieza y cae al suelo, sintiendo cómo su corazón se acelera


mientras intenta levantarse. Cuando finalmente lo logra, la cabeza había
desaparecido. Sin embargo, el eco de los gritos constantes en sus oídos, lo
llenan de un temor inexplicable.

Con manos temblorosas, el agricultor decide regresar al lugar donde vio por
última vez a la cabeza. Pero cuando llega, su cuerpo se paraliza por completo.
La cabeza está allí nuevamente, esta vez, la belleza que poseía había
desaparecido y en su lugar había serpientes venenosas y un rostro pálido,
ensangrentado y desfigurado. El miedo lo invade hasta el punto de perder el
conocimiento.

Dos días después, despierta en una cama, débil y enfermo. Sus familiares le
informan que ha sido diagnosticado con una enfermedad incurable, y la tristeza
llena su corazón mientras recuerda el encuentro terrorífico con la cabeza
voladora.

A medida que los días pasan, su salud se deteriora rápidamente hasta que
finalmente sucumbe a la enfermedad. Su historia se convierte en una leyenda
oscura que perdura en los pobladores del lugar.

Desde entonces, aquellos que se aventuran en las oscuras noches de los


alrededores son advertidos sobre la cabeza voladora. Se dice que si alguien se
cruza en su camino y no le brinda ayuda o intenta huir, será marcado con una
carga pesada en el hombro izquierdo durante quince días. Durante ese tiempo,
sentirán cómo su cuerpo se vuelve tan pesado que quedan inmóviles ante el
terror que impone la cabeza voladora.

La leyenda persiste como una advertencia escalofriante para aquellos valientes


que se atreven a desafiar los límites de la oscuridad, recordándoles que el mal
acecha en las sombras más profundas y que negar auxilio puede tener
consecuencias mortales.
LA LEYENDA DEL DUENDE

(Es un cuento muy elaborado, ha sido copiado de alguna parte)

Había una vez un hombre llamado Juan que vivía en un pequeño pueblo
rodeado de imponentes montañas. La vida en ese lugar era tranquila y
agradable, pero Juan siempre había sentido una especie de inquietud, como si
algo le estuviera llamando desde lo más profundo del bosque que se extendía a
las afueras del pueblo.

Un día, decidido a descubrir qué era lo que lo atraía tanto, Juan se aventuró a
adentrarse en el bosque. Mientras caminaba entre los árboles, escuchó un ruido
extraño y se detuvo para investigar. Fue entonces cuando se encontró con un
pequeño duende de aspecto travieso y risueño.

El duende, cuyo nombre era Puck, le sonrió con picardía y le invitó a seguirlo.
Juan, intrigado por la presencia del duende y su aura mágica, decidió seguirlo
sin pensarlo dos veces. Puck lo condujo a través de un laberinto de árboles
retorcidos hasta llegar a una entrada oculta en el suelo.

Bajaron por una estrecha escalera de piedra que los condujo a un mundo
subterráneo maravilloso. Allí, Juan descubrió un hogar lleno de encanto y
magia, donde los duendes vivían en armonía con la naturaleza. Puck le ofreció
comida y bebida, deleitándolo con manjares exquisitos que parecían sacados de
cuentos de hadas.
Pero Puck no podía resistirse a su naturaleza juguetona y le gastaba bromas a
Juan, haciendo que las cosas se movieran solas o cambiando de lugar objetos
sin que Juan lo notara. Aunque al principio esto desconcertaba a Juan, pronto
aprendió a reírse de las travesuras del duende y a disfrutar de su compañía.

Los días pasaban volando en aquel mundo subterráneo, y Juan se sumergía


cada vez más en la magia y la diversión que Puck le ofrecía. Sin embargo, en el
fondo de su corazón, sabía que debía regresar a su pueblo.

Cuando finalmente decidió partir, se despidió con nostalgia de Puck y los demás
duendes. Al volver a su hogar, Juan se dio cuenta de que había estado
desaparecido durante varios días, lo cual causó desconcierto entre los
habitantes del pueblo. Aunque muchos no creían la historia de Juan sobre el
duende y pensaban que solo era una invención fantástica, él sabía en lo más
profundo de su ser que todo había sido real.

A partir de ese momento, Juan no pudo dejar de pensar en Puck y en el mundo


subterráneo. Así que decidió volver al bosque con la esperanza de
reencontrarse con su amigo duende. Y para su alegría, Puck estaba allí
esperándolo, con una sonrisa traviesa en el rostro.

A partir de entonces, Juan y Puck se volvieron inseparables. Pasaban horas


explorando el bosque juntos, compartiendo secretos y risas. El pequeño duende
le mostraba rincones mágicos y le enseñaba los secretos más profundos de la
naturaleza. Juntos, vivieron aventuras inolvidables y crearon un vínculo de
amistad que trascendió el tiempo y el espacio.

Sin embargo, un día, cuando Juan llegó al lugar donde solía encontrarse con
Puck, el duende no estaba allí. Juan buscó por todas partes, pero no encontró
rastro alguno de su amigo. Puck había desaparecido misteriosamente, dejando
a Juan con un profundo sentimiento de tristeza y nostalgia.

Aunque nunca más volvió a ver a Puck, Juan guardó en su corazón los
recuerdos de aquellos momentos mágicos que compartieron juntos. Y cada vez
que se adentraba en el bosque, sentía la presencia del duende en cada brisa y
cada rayo de sol que se filtraba entre las hojas de los árboles.
La historia de Juan y Puck se convirtió en una leyenda que se contaba de
generación en generación en el pequeño pueblo.

EL HOMBRE QUE QUISO VENCER AL SUEÑO

Había una vez un hombre llamado Shanti, que vivía en un remoto pueblo
pequeño. Cierto día, se propuso vencer al sueño y gritando a los aires dijo
“venceré al sueño”. Para ello, se propuso no dormir cinco días y cinco noches, y
logró no dormir cinco noches y cinco días. Sin embargo, al sexto día de vencer
al sueño, le dijo a su esposa “mujer, he vencido al sueño. Por lo tanto, hoy iré a
traer nuestra leña”. Así, cargó su hacha y ensilló su asno. Al llegar al bosque, se
puso a descansar bajo la sombra de un árbol, pero de pronto el sueño logró
vencerlo, quedándose dormido por un año entero. Al despertar, se sorprendió
al ver su ropa podrida y al ver a su burro, solo vio sus huevos. Triste, regresó a
su casa, pero encontró que sus hijos habían muerto y su esposa se había
comprometido con otro hombre. Shanti llorando, se fue de ahí.

Hace tiempo existía un pueblo escondido entre cerros de gran tamaño. En


aquel pueblito vivía una mujer llamada Shanto. Una mañana, Shanto se levantó
al ver que ya había salido el sol y dijo: "Hoy voy a pastorear a mi ganado en
aquel cerro que mucha gente tiene miedo. No me voy a asustar por lo que ha
pasado con los vinos". Enojada, se dijo "mi ganado necesita comer". Entonces,
por la necesidad de alimentar a su ganado, se dirigió a aquel cerro con grama
verde, grande y muy hermosa. Mientras su ganado de ovejas comía, Shanto se
había sentado a descansar bajo un árbol donde estuvo un largo tiempo,
disfrutando de la sombra que este producía. Ya casi por oscurecer, Shanto se
levantó y se fue a desamarrar su ganado. En ese momento, se resbaló y dio un
gran grito "¡Ayyyyy!". Después de resbalarse y asustarse retornó a su tarea de
recoger el su ganado. Al regresar a su casa dijo: "¡Malaya! No me hubiera ido y
ahora que me pasará. Me asusté en aquel cerro". Después de una semana de lo
sucedido, Shanto se encontraba pálida, más enflaquecida, con mucho dolor de
cabeza y sin ganas de comer. En ese momento, se pone a pensar que sería
mejor si va con el curandero del pueblo, tal vez él podría ayudarla. Entonces, se
dirige a la casa del curandero, que queda muy lejos, con el fin de que le dé
razón y poder resolver su mal y llevar una de sus ovejas como regalo. Al llegar,
la esposa del curandero le dice: "Pase pacito, descanse". Y en ese momento, la
esposa del curandero le pregunta: "¿Quién eres tú?" Shanto, con una voz débil,
le dice: "Me llamo Shanto. Vengo a ver a su esposo. Me dicen que es bueno en
lo que hace y que su don lo utiliza para el bien y no para el mal. Quisiera saber
si él podrá ayudarme". Durante ese momento el curandero sale y le dice:
“Buenas tardes ¿qué es lo que quieres saber? como si todo este tiempo hubiera
estado esperando a Shanto, Shanto le dice: “Quisiera saber por qué he
empezado a enflaquecer y a tener la piel pálida”, curandero le dice no digas
más, espera un momento, vere que es lo que ha pasado contigo y el mal que te
aflige. Ya en la tarde el curandero sale y le dice: “Mujer, en las revelaciones
que he tenido, veo que has caído y asustado en aquel cerro llamado piña
blanca. En aquel cerro maligno se ha quedado tu ánimo y debemos ir a sacarlo
para que regrese a tu cuerpo”. Shanto desconcertada le dice: “Pero dime
¿cómo iremos a sacar mi ánimo?”. El curandero contesta: “No te preocupes
vamos a hacer lo siguiente. Trae frutas de las que más te gusten, que sean
dulces y no traigas nada salado, debes volver aquí mañana, y lo estaba
olvidando, también traerás una prenda tuya”.

Al día siguiente como lo habían acordado, Shanto llegó con un montón de fruta
y un pulio que a ella más le gustaba y usaba a menudo. Al verla llegar el
curandero le hace pasar a un cuarto donde ve distintas cosas que nunca había
visto como piedras semejantes a animales y símbolos de protección. El
curandero la observaba como cuidadosamente Shanto veía cada cosa
detenidamente y le dijo: “Has sentar las cosas ahí”. El curandero empezó a
escoger la bruta y empezó a asemejarla a una persona, al terminar envolvió
todo con el pulio de Shanto y le dijo: “Con toda esta fruta es más que
suficiente, vamos a darle esto al cerro como ofrenda, para que deje ir a tu
ánimo, ahora solo falta esperar a la media noche para ir al cerro.

Ya a medianoche, se dirigieron a aquel cerro llamado “Piña Blanca”. Ya estando


ahí, el curandero empezó a llamar: "¡Shantoooo!, ¡¿dónde estás? Shanto!,
¡¿dónde estás?!", esto con el fin de que el ánimo de Shanto responda. En ese
preciso instante en el que el curandero empezó a llamar, el cerro empezó a
temblar y de él aparece una cueva. Es en ese momento donde el curandero
vuelve a decir: "Shanto, ¿dónde estás?" y su ánimo responde: "Aquí estoy". Y
en eso le dice: "Ven, no tengas miedo". El ánimo de Shanto entró al muñeco de
frutas que estaba cargado como un bebé, y entonces el curandero le dice:
"Toma, anda, come rápido para que tu ánimo regrese a tu cuerpo. Mientras
comas, voy a dar su ofrenda al cerro para que nos deje salir de aquí y no nos
trague". Entonces, el curandero, antes de que se cierre la cueva, le da las
frutas que escogió, las más bonitas y dulces. Después de que terminó de comer
Shanto, el curandero le dijo: "Ahora sí, vámonos", y con previo aviso le dijo:
"No mires atrás, vámonos".

Tiempo después, Shanto empezó a mejorar y trató de ir lo menos posible al


cerro, solo iba por necesidad, pero esta vez ya sabiendo que si se asusta debe
de comer un poco de tierra de aquel cerro para que no se quede su ánimo.

Margarita
LAGUNA CAJAMARCA

Había una vez un campesino que cruzaba el monte en la laguna Cajamarca. En


eso se encontró con su amigo y le dijo al campesino: A donde vas tan de prisa
— El campesino respondió — voy a una fiesta donde va a haber de todo:
comida, bebidas, tragos y mujeres. Insistió el amigo — ¿con quién vas a ir? —
el campesino dijo: con este mi amigo que recién acabo de conocer. El amigo —
dijo: no vayan. El campesino expresó — no pienso perdérmelo.
Y se fue cabalgando con su amigo que recién que recién acababa de conocer y
llegaron a un carro alto y su amigo le dijo.

-Y cuál es la fiesta que no veo ninguna casa- le dijo al que le invito — Ahora lo
veraz — dijo el que invito.

Cuando de repente se abrió el cerro y digo acá es la fiesta y entraron, su amigo


del campesino vio que había muchos diablitos que estaban cocinando personas
en una olla grande y una diabla se enamoró de él. Dijeron traigan a ese
hombre para sacrificarlo para que se lo coman y el diablo dijo sácalo la ropa, y
cuando le sacaron la ropa se asustaron porque tenía una cruz en el pecho y se
asustaron y dijo sáquenlo devuélvalo a su sitio. Un diablillo dijo vete veté entes
de que se arrepientan y te como entonces el se cerró nuevamente.
Marisa Palomino

Alumna: Yajaira Izquierdo Bacón Grado y sección: 5 H

LA MALA HORA

Dice que un joven se levantó muy temprano para estudiar. En eso tiempos en
Jaén no había fluido electrónico en los domicilios, solo se brinda dicho servicio
en las calles. El joven se había colocado junto a un poste de luz que había
frente a su casa para poder repasar de sus clases. Estaba tan concentrado en la
lectura. Cuando vio por la esquina rápidamente pasar un hombre con su
costalillo en el hombre, era cojo. Conforme se acercaba iba creciendo. Era
enorme vestía todo blanco y flotaba en el aire. El chico se asustó y se quedó
mudo. Dicen que fue la mala hora que se le presentó y lo dejó así.

Fuente : María Del Pilar Vargas Sánchez


Área Desarrollo y personal
Estudiante : Mariela Dana Nicol Alva Vargas
Grado : 5 "H "

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