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Vivimos en una época de grandes cambios y revoluciones.

De la
mano de las teorías feministas, se comenzaron a deconstruir
varios conceptos muy arraigados en la sociedad. Entre ellos, la
idea del “amor romántico” y las relaciones monógamas.
El concepto de responsabilidad afectiva se aplica en todas las
relaciones. La base de estos vínculos son las emociones de los
integrantes y la comunicación y el respeto de ellas. Cuidado,
respeto, empatía, son conceptos que están directamente asociados
a la responsabilidad emocional o afectiva.
¿Qué es la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad afectiva se basa en el consenso, cuidado y
diálogo sobre los sentimientos y emociones que surgen en una
relación de cualquier naturaleza. Cuidar implica escuchar al otro
y acompañarlo teniendo en cuenta sus emociones.
Solo cuando somos responsables emocionalmente podemos
generar vínculos sanos y duraderos.
Este término implica tener en cuenta las consecuencias de las
acciones propias en el otro, y pensar en la pareja, en un amigo o
familiar antes de tomar una decisión que pueda afectarlos.
Así, la responsabilidad afectiva es ser consciente de que todo acto
que una persona realice dentro de una relación tiene una
consecuencia positiva o negativa en su pareja.

El objetivo de esta conciencia es evitar el dolor innecesario que


generan las falsas expectativas del amor romántico.
Una relación no es solo la historia de cuento de hadas llena de besos,
abrazos y mucho amor. Formar parte de la vida de otra persona
también implica una responsabilidad que va más allá de las muestras
de cariño.
Cuando te dicen que el vínculo de pareja necesita trabajo no se
equivocan pues, si uno de ustedes se descuida, la otra persona
terminará sufriendo en el amor se irá debilitando. Pero, si vemos el
lado positivo, son las responsabilidades más bonitas pues la
recompensa es la felicidad de otro.
¿Cuáles son las misiones que tienen el uno con el otro en una
relación?

1. Apoyarse mutuamente

No importa si es pésimo jugando al fútbol o si tus sueños le parecen


los más locos del mundo, si estás en una relación ya tienes un nuevo
fanático y él una nueva groupie. El apoyo mutuo es fundamental
porque ambos terminan convirtiéndose en el empujón que necesitan
para superarse cada día y crecer juntos.

2. Hacerse reír

Nunca deben perder la alegría que representa estar juntos. Rían,


jueguen y diviértanse compartiendo momentos entretenidos que les
recuerden lo mucho que se quieren. La idea es que ambos llenen la
vida del otro con buenas vibras haciendo cosas que no hayan
probado antes, no que se terminen aburriendo mutuamente.

3. Ser un oído atento

Es responsabilidad de ambos convertirse en la primera persona con


la que el otro quiera compartir sus alegrías, tristezas o
preocupaciones. Tal vez no puedan solucionar sus problemas, pero el
simple hecho de escuchar es una gran ayuda que demuestra que no
están solos.
4. Demostrarse que se importan mutuamente

No importa cuánto tiempo estén juntos, siempre es importante que


se comprometan a mostrar lo mucho que significan el uno para el
otro. Un mensaje lindo durante el día, un beso antes de dormir o un
“Te amo” dicho con sentimiento puede parecer simple, pero tiene un
gran significado.

5. Ser amigos

No permitan que el paso del tiempo les quite lo que dio pie a su
amor: la amistad. Procuren ser el mejor amigo del otro, siéntanse
cómodos cuando estén juntos y no pierdan la complicidad que los
unió al inicio de su relación.

Para algunos adolescentes es difícil relacionarse con sus propias


emociones y con las de otros. La responsabilidad afectiva puede
ayudarles a no herir ni salir heridos.

La adolescencia es una etapa de emociones intensas y cambiantes. Cuando los

jóvenes se embarcan en una relación, esta les parece única e irremplazable; pero,

con la misma intensidad con la que comenzó, puede desvanecerse, y este cierre no

siempre se lleva a cabo de la mejor manera. Especialmente debido al uso de las

redes sociales, muchos menores simplemente optan por “desaparecer” o cortar el

contacto con el otro sin dar explicaciones.

Este tipo de comportamientos puede resultar sumamente dañino y es necesario

que sean conscientes de ello.


Así, la responsabilidad emocional implica comprender que, siempre que se

vinculen con alguien, adquieren el compromiso de cuidar y respetar los

sentimientos del otro. Esto no significa que deban permanecer en relaciones que

no desean, pero sí implica que deben ser claros y asertivos con la otra persona y

no generarle daños gratuitos.

En ocasiones, debido a una actitud egoísta (propia de la edad) y en otros casos por

una falta de autoestima, lo cierto es que a muchos adolescentes les cuesta

comunicarse adecuadamente en este tipo de situaciones. Y, en consecuencia, sus

vínculos personales son pocos satisfactorios e incluso perjudiciales.

Responsabilidad emocional para cuidar


de uno mismo
Por otro lado, la responsabilidad emocional implica hacerse cargo de las propias

emociones; es decir, saber que lo que una persona siente depende, en última

instancia, de ella misma.

Es frecuente observar en las relaciones entre adolescentes cómo estos depositan en

otros su estado de ánimo. Se sienten felices cuando la otra persona se comporta

como ellos esperan y se decepcionan, enfadan y entristecen cuando los demás no

cumplen sus expectativas.

Este modo de pensamiento puede llevar a relaciones de dependencia muy

perjudiciales. Sentir que necesitan de otra persona para ser felices y que la

felicidad de otro depende de ellos no es saludable. Es necesario que aprendan a

gestionar sus emociones, de forma que no sean los actos de los demás los que las

definan. Y, del mismo modo, que comprendan que no es su responsabilidad llenar

las expectativas de nadie más.


Durante la adolescencia, las relaciones con el grupo de iguales cobran una gran

relevancia. Así, es en esta época cuando muchos de ellos experimentar el amor de

pareja por primera vez.

Dentro de este contexto, el concepto de responsabilidad emocional se hace

fundamental para que los menores sepan relacionarse con los demás de una

manera sana y equilibrada. Y es en el hogar donde han de inculcarse los valores

que harán posible que esta se ponga en práctica.

Afortunadamente, cada vez son más los jóvenes que están al tanto del significado

y las implicaciones de este término. La necesidad de cuidar las emociones de

aquellos con quienes se vinculan es una realidad que muchos de ellos tienen

presente. No obstante, la guía y orientación de los padres al respecto puede

ayudarles a navegar este universo social sin herir ni salir heridos.

La responsabilidad emocional es algo que todos deberíamos implementar siempre

en nuestro día a día. Sin embargo, es necesario recalcar su importancia durante la

adolescencia, ya que estas experiencias sociales tempranas tendrán un gran

impacto en la vida de los jóvenes. Hacerse responsables de sus emociones y de sus

actos les ayudará a disfrutar de relaciones más saludables y agradables.

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