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Maniqueísmo

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Concepto: Doctrina fundada por el filósofo persa Manes que se basa en la existencia de
dos principios eternos,absolutos y contrarios,el bien y el mal.

Maniqueísmo. Fue una de las religiones más extendidas del mundo en torno al siglo IV. Fue la
primera religión existente en presentar el dualismo y defender como principal pilar de su
creencia el gnosticísmo. Más allá de profesar una fe ciega o el luchar para imponer una
religión, el maniqueísmo solamente exigía el conocimiento, el aprendizaje y la educación para
poder alcanzar la salvación.

Sumario

1 Historia

1.1 Doctrina maniquea

1.1.1 Dogmática

1.1.2 Moral

1.1.3 Escatología

1.1.4 Organización

1.2 Extensión y desarrollo

1.3 Reacción de la Iglesia

2 Fundación

3 Expansión

4 Filosofía del maniqueísmo

5 Fuentes

Historia

Doctrina maniquea

Hasta los comienzos del siglo XX el conocimiento que se tenía del maniqueísmo estaba
rodeado de una cierta oscuridad, confundido a veces con el gnosticismo, con el que presenta
concomitancias. Los escritos de Mani y sus discípulos, aunque se difundieron ampliamente,
fueron también prohibidos y destruidos en número considerable, tanto por los católicos, como
por los mahometanos y budistas. No obstante, a fines del pasado siglo se descubrieron en el
Turquestán chino numerosos fragmentos de escritos maniqueos, que se salvaron de la
destrucción. En 1930 se hizo otro descubrimiento similar cerca de Medinet Mádi, en el Fayum,
donde aparecieron varios libros de Mani en traducción copta. La intención de Mani fue fundar
una religión nueva, como resultado de un sincretismo muy acusado. «Los escritos -dice Mani-,
la sabiduría, los apocalipsis, las parábolas, los salmos de todas las religiones anteriores, han
confluido en mi religión, en la sabiduría que yo he revelado» ( Kephalaia , 154). Aunque sea de
modo sumario, trataremos de ofrecer seguidamente un cuadro doctrinal del maniqueísmo.

Dogmática

La base del sistema maniqueo es un dualismo radical acerca de Dios. Desde toda la eternidad
según el maniqueísmo- hay dos seres o principios supremos de igual orden y dignidad: el
principio de la luz (el Bien) y el de las tinieblas (el Mal). Pero ambos principios se hallan en una
situación de antítesis irreconciliable. Cada uno tiene su propio imperio; la región de la luz está
situada en el Norte, la de las tinieblas en el Sur. Ambas regiones están sometidas a sendos
reyes: el imperio de la luz, al Padre de la Grandeza, y el reino del mal al Príncipe de las
Tinieblas. Entre los dos principios y sus respectivos reinos se entabla una guerra, en la que el
reino de las tinieblas trata de destruir al de la luz. Para defensa de su reino crea el Padre de la
Grandeza al primer hombre, quien con sus cinco hijos se apresta a combatir, pero son vencidos
por el mal.

El primer hombre se da cuenta de su desventura y pide ayuda al Padre de la Grandeza. Este,


después de una serie de emanaciones intermedias, desprende de sí al espíritu viviente, que
libra al hombre de la materia mala y lo redime. Este espíritu viviente y salvador será Jesús, que
ocupa un lugar preeminente en la doctrina maniquea. El mismo Mani se intitulaba, «Apóstol
de Jesucristo, por la Providencia de Dios Padre» ( Ep. de Fundamento , pr.). Al lado de Jesús
coloca también a Buda y a Zoroastro. Todos ellos -incluido el propio Mani- son representantes
de la luz. Antes de Mani, a esos representantes se les asignaron partes limitadas del mundo:
Buda se estableció en la India, Zoroastro en Persia, Jesús en Judea o, en todo caso, en el
mundo occidental; Mani, en cambio, -como postrer enviado de la luz- se considera realizador
de una misión universal.

Moral

Los preceptos morales del maniqueísmo son los derivados de las doctrinas anteriormente
expuestas. El rasgo principal en el orden moral será la abstención de todo lo que liga al hombre
a la materia, por considerar que ésta es mala. Por ello, el perfecto maniqueo se encuentra
marcado por un triple sello de la boca, de las manos y del seno. El sello de la boca tiene como
fin evitar todo lo que pueda ensuciarla. En consecuencia, se deberá abstener de toda clase de
carnes; sólo estará autorizado a tomar vegetales. Entre las bebidas, el vino estaba
severamente prohibido. También tenían que ayunar los domingos y los lunes. El sello de las
manos prohíbe absolutamente la muerte de cualquier semejante, así como hacer la guerra y
llevar armas. Tampoco podían matar animales, ni destruir plantas, ni siquiera transportar
minerales. El verdadero maniqueo no deberá trabajar, pues -según Mani- por el trabajo se
viola el mundo de la luz. En razón de este mismo precepto, no deberá lavarse, ni apoderarse
de lo ajeno, y se abstendrá de toda clase de honores. El sello del seno puede considerarse
como el más importante de los tres, porque precisamente a través de él trata de oponerse a la
propagación del mal. Para ello, el medio más eficaz es evitar todas las relaciones sexuales,
pues -según Mani- la generación es mala en sí misma. Por tanto, el matrimonio está
absolutamente prohibido, y la práctica de la virginidad no solamente se aconseja, sino que se
impone a todos como un deber.

Como fácilmente se puede deducir, estas exigencias de la ética maniquea no podían ser
llevadas a la práctica sin una gran extorsión social. De ahí que se dividieran los fieles
maniqueos en dos grupos: los electi , elegidos, y los audientes , oyentes. Los elegidos, es decir,
los verdaderos fieles, practicaban todas las prescripciones señaladas y vivían consagrados
enteramente a la religión de Mani, o aparentaban hacerlo. En un grado inferior se encontraban
los oyentes, que constituían la masa, el pueblo. Los oyentes sirven a los elegidos, les facilitan
comida y vestido, y de este modo, esperan nacer un día en el cuerpo de un elegido y alcanzar
así la salvación. También participan en las asambleas litúrgicas, y guardan ciertas observancias,
entre las que destaca la limosna, que se considera también como medio de remitir los propios
pecados del oyente. Respecto a lo que ellos llamaban sacramentos, parece ser que sólo
reconocían como tales al bautismo y a la eucaristía. Ambos sacramentos se reservaban sólo a
los elegidos; por ello, los oyentes eran considerados catecúmenos. Sobre la confección y
administración de la eucaristía tenemos noticias muy imprecisas. También debían realizar una
cierta práctica penitencial, según el testimonio de San Agustín.

Escatología

En relación con la vida futura, Mani distingue según se trate de la muerte de un elegido, de un
oyente o de un pecador. Un elegido alcanza el paraíso de la luz. Un oyente, al morir, queda en
este mundo -en el sueño de los espectros-, hasta que pueda nacer de nuevo en el cuerpo de
un elegido. Los pecadores están destinados al infierno. La separación entre justos y pecadores
-entre el mundo de la luz y el de las tinieblas-, tendrá lugar en el último día, en el que se
producirá un gran incendio.

Organización

Los seguidores del maniqueísmo estaban congregados en una organización bien determinada.
Tenían un jefe supremo, dotado de la suma autoridad, con residencia en Babilonia. Quien
primero detentó esta autoridad fue Mani. A este jefe supremo estaba subordinada una
jerarquía compuesta por 12 apóstoles, 72 obispos o maestros de la verdad, y 360 presbíteros;
después venían los diáconos y los elegidos; finalmente, en el último escalón, estaba la gran
masa de oyentes.

Extensión y desarrollo

El sincretismo de esta nueva religión debió de contribuir, en buena medida, a su rápida


difusión. El maniqueísmo se extendió pronto por Mesopotamia. De aquí pasó a Siria y a Egipto,
que se convirtió en el núcleo propagador del maniqueísmo en África. Hacia el año 290, el
procónsul de África, Juliano, denuncia la nueva secta a Diocleciano, quien en 297 promulga un
durísimo edicto de persecución contra el maniqueísmo y sus secuaces. Sin embargo, a pesar de
estas medidas, no consiguió erradicar el maniqueísmo de África. Bajo el Papa Milcíades (311-
314) se señala la presencia de la nueva secta en Roma, y desde la ciudad imperial se propaga
hacia las Galias, España y los Balcanes. Se difunde igualmente a través del Imperio persa hasta
llegar a los confines de China, en el siglo VIII.

Pero, casi simultáneamente a estas conquistas del maniqueísmo en Oriente, se establecen los
límites máximos de la expansión maniquea y comienzan a destacarse los signos de su
decaimiento. Así, en Persia, bajo Cosroes I (531-570) se ejecutaron unos 80.000 maniqueos, y
se restableció el culto oficial del mazdeísmo. Los musulmanes, por su parte, se mostraron
también muy hostiles al maniqueísmo. En China, más tardíamente, son perseguidos sus
adeptos y quedan muy debilitados, sobre todo a fines del siglo XIII.

Reacción de la Iglesia

Hacia el año 300, un obispo de Alejandría, en una carta a su Iglesia, alerta a sus fieles contra las
doctrinas del maniqueísmo. Cirilo de Jerusalén, Afrahates y San Efrén, en Oriente, y más tarde
San León Magno y otros obispos de Occidente, combatieron el maniqueísmo en su
predicación. Por otra parte, la Iglesia puso particular cuidado en los casos de conversiones
procedentes del maniqueísmo, exigiendo precisas y detalladas fórmulas de abjuración a los
candidatos.

En el campo teológico son de notar los escritos contra el maniqueísmo de Dídimo de Alejandría
y Tito de Bostra. Los Acta Archelai atacan sobre todo a Mani. En Occidente esta literatura ha
sido menos abundante, aunque destaquen considerablemente las obras de San Agustín contra
los maniqueos: De moribus ecclesiae et de moribus Manichaeorum , De Genesi contra
Manichaeos , Contra Faustum Manichaeum , De vera religione , etc. De otras obras
antimaniqueas sólo tenemos noticia, pero no han llegado hasta nosotros.

Fundación
Fue fundada en torno al 240 por Mani. Nacido en una familia judía en el Imperio Parto (actual
Irán), con 25 años tuvo la revelación y decidió difundir su nueva doctrina y creencias. Defendía
la existencia de un único Dios, pero yendo más allá que el monoteísmo que ha perdurado
hasta el día de hoy, Mani dijo que todos los grandes pensadores de la historia, tales como Noé,
Abraham, Nikotheos, Henoc, Zoroastro, Hermes, Platón, Buda o Jesús, habían sido profetas de
un mismo Dios, cuyo fin en la tierra fue difundir el conocimiento. Del mismo modo se
consideró a sí mismo como el Sello de los Profetas, el último de los mandados por Dios. En vida
difundió su doctrina en Siria, Palestina, Persia y Egipto. El emperador Sapor I del Imperio
sasánida y el rey Ormuz I de Armenia fueron de sus principales discípulos, lo que ayudó a
extender la religión entre la alta nobleza, consiguiendo de este modo su rápida expansión. El
maniqueísmo llegó a China y al Imperio romano a finales del siglo III, apareciendo los primeros
monasterios en Roma a comienzos del siglo IV.

Expansión

La expansión del maniqueísmo es una de las más rápida de la historia de las religiones,
consiguiendo en apenas 200 años ser una de las más extendidas del mundo. Para entonces los
zoroastristas en el Imperio persa, y los cristianos en el imperio romano comenzaron a ver a
esta religión como una gran amenaza, y las grandes presiones de ambos grupos provocaron
fuertes persecuciones a lo largo del siglo IV.

El punto cumbre de estas persecuciones llegó con el decreto de 382 del emperador romano
Teodosio I, que declaraba la pena de muerte a todos los maniqueístas, nueve años antes de
que se declarase el cristianismo como única religión del imperio. Esto, unido a las
persecuciones dentro del imperio persa, relegó al maniqueísmo al extremo oriente.

La religión perduró durante varios años más, fundamentalmente gracias al pueblo Uigur, que
durante los siglos VIII y IX declaró al maniqueísmo como religión de su khanato. Tras su derrota
a finales del siglo IX a manos de los kirguises, los uigures que emigraron al extremo oriente
mantuvieron la religión, viéndose extinta definitivamente con el final de la dinastía china Ming
a mediados del siglo XVII.

Filosofía del maniqueísmo

Hacia el año 240 d. C. un nuevo profeta nos viene desde Persia. Descendiente de la dinastía de
los Arsácidas, Manés se declara sucesor de Buda, Zoroastro, y Jesús. Se decía el último de una
serie de profetas que cada uno había aportado solo una parte de la Verdad.El maniqueísmo es
una gnosis, porque para ellos en el conocimiento está la salvación. Su dualismo nos enfrenta a
esa materia divina que todos tenemos (llamémosle alma); con el cuerpo, producto del mundo
material, causa del Mal y obra del Demonio.Los maniqueos, al igual que los gnósticos
presentan ritos extraños presididas por el Diablo y en las que parece ser que las orgías estaban
al orden del día.

Esto hizo que en el siglo siguiente éstos fueran perseguidos por los cristianos que no
comprendieron que dichas orgías representaban el poder mundano.Los cristianos no quisieron
entender que las representaciones orgiánicas para los maniqueos era una manera de
purificarse y desterrar y dejar allí abandonada esa tentación. Es complicado en el S. XXI
entender los ritos maniqueos pero, parece ser que- al igual que después sucediera con los
cátaros- su comportamiento era más tolerante, conciliador, bondadoso y solidario que el de
muchos de los monjes católicos de aquella época.

EBIONITAS

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Ebionitas es el nombre aplicado primero a los cristianos en general, luego a los cristianos
judíos y finalmente a los cristianos judíos heréticos.

Uso primitivo del nombre

Tres grupos mencionados

Cristología, la doctrina distintiva

Uso primitivo del nombre.

A los cristianos judíos el nombre les fue dado porque generalmente eran pobres (hebreo
ebyon, ebyonim) y esta pobreza, especialmente característica de los cristianos de Jerusalén,
evocó desde el mundo pagano para toda la secta el peyorativo apodo de 'los pobres' (cf.
Minucio Félix, Octavius, xxxvi). Posteriormente su aplicación se limitó a los primeros cristianos
judíos (Orígenes, Contra Celsum, ii. 1 ). Cuando una parte de la Iglesia judía se separó y se hizo
herética la designación se limitó a esta división exclusivamente. En el siglo IV Epifanio,
Jerónimo y Teodoreto la usaban para una facción separada dentro de la Iglesia judía distinta de
los nazarenos. Muchos de los Padres derivaron el término de un supuesto fundador de la secta
llamado Ebion (Hipólito, Philosophoumena, vii. 34; Tertuliano, Hær., xxxiii.; De carne Christi,
xiv.; Epifanio, Hær., XXX. 1), de quien se dice vivió en Pella tras la destrucción de Jerusalén.
Mapa de los puntos de partida de las grandes herejías

Las fuentes para la historia del ebionismo, o del judaísmo cristiano, son muy escasas. Ni el
Nuevo Testamento ni la literatura extra-canónica conocen escritos directamente venidos de
ellos. Las noticias en los primeros Padres son confusas y en los posteriores, como Epifanio y
Jerónimo, pertenecen a un tiempo demasiado tardío para justificar inferencias a una existencia
anterior. Varios de los Padres dan una idea de los judíos cristianos de su tiempo, tal como les
fue presentada a ellos y según sus intereses subjetivos.

Tres grupos mencionados.

La posición doctrinal en el cristianismo judío no fue tal como para producir grupos diferentes.
Solo un fuerte contraste existió entre el cristianismo judío y el cristianismo sincretista gnóstico,
aunque los primeros se dividieron en una facción más estricta y en otra menos estricta. En el
Nuevo Testamento los tres grupos son manifiestos. Los herejes de la epístola a los colosenses
prefiguran a los cristianos judíos gnósticos; los cristianos, llamados ebionitas por Epifanio,
aparecen en el Nuevo Testamento como los que observaban la ley de Moisés, pero no la
imponían sobre los cristianos gentiles. Además de estos estaban los cristianos judíos fariseos,
que insistían en la observancia de la ley de Moisés y en la circuncisión sobre todo, rechazando
a Pablo como falso apóstol. Las dos últimas facciones fueron conocidas por Justino (Trypho,
xlvii). Entre el tiempo de Justino y el de Ireneo se debió consumar la separación completa del
cristianismo judío. Ireneo describe a los ebionitas como cristianos judíos que insistían en la
observancia de toda la ley judía, rechazando a Pablo como hereje y usando solo el evangelio de
Mateo. Su enseñanza concordaba con la de Cerinto y Carpócrates, al negar el nacimiento
virginal y contemplando a Jesús como mero hombre.

Cristología, la doctrina distintiva.

Aunque la importancia de la observancia de la ley judía fue disminuyendo, la cuestión


cristológica se convirtió en crucial. Estimar a Cristo como mero hombre fue considerado
específicamente ebionita. Orígenes (Contra Celsum v. 61) distinguió entre dos ramas de
ebionitas, los que negaban y los que aceptaban el nacimiento virginal, pero de ambos dice que
rechazaban las cartas de Pablo (Contra Celsum, L 65). Los dos grupos de ebionitas que
moraban en las inmediaciones del Mar Muerto tuvieron poca influencia en la naciente Iglesia
católica. El caso fue diferente con el tercer grupo, los cristianos judíos sincretistas gnósticos, a
quien solo Epifanio llama ebionitas, aunque él conocía otras facciones relacionadas con ellos.
Esos ebionitas representaban un judaísmo sincretista que combinaba la especulación teosófica
con tendencias ascéticas. Los elementos paganos derivaron de las religiones asiáticas,
combinados con el monoteísmo judío; el Antiguo Testamento se convirtió en objeto de crítica,
siendo algunas partes eliminadas y teniendo un gran papel las potestades angélicas. Ese tipo
de judaísmo, al absorber elementos cristianos, se convirtió en el cristianismo judío sincretista.
Jesús era solo un hombre sobre el que descendió el Espíritu Santo en forma de paloma en su
bautismo, convirtiéndolo en profeta. La circuncisión y las abluciones diarias eran importantes,
rechazaban los sacrificios y el Antiguo Testamento era reconocido solo en parte. El cristianismo
era el pacto mosaico modificado y Pablo fue combatido y rechazado

EBIONITAS  Ebionitas: judaizantes que afirmaban que la salvación depende de la


guarda de la ley mosaica. Consideraban a Jesús como un simple hombre, hijo por naturaleza de
unos padres terrenos. Jesús, por su ejemplar santidad, había sido consagrado por Dios como
mesías el día del bautismo y animado por una fuerza divina. La misión que recibió sería la de
llevar el judaísmo a su culmen de perfección, por la plena observancia de la Ley mosaica, y
ganar a los gentiles para Dios. Esa misión la habría cumplido Jesús con sus enseñanzas pero no
con una muerte redentora, puesto que el Mesías se habría retirado del hombre Jesús al llegar
la pasión. La cruz era escándalo para estos judaizantes. Rechazaban el punto esencial del
cristianismo: el valor redentor de la muerte de Cristo.

6. •En el año 66 se separan del resto y forman una comunidad en Pella (Transjordania).
•Se empeñaron en seguir viviendo la ley mosaica, tratándola de imponer a los demás
cristianos. •Niegan la divinidad de Cristo. •Desaparecen en el año 150.

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