Desafío al orden internacional

El mundo espera que pueda darse una salida negociada en Ucrania sin que llegue a
producirse una respuesta armada por parte de Estados Unidos y sus aliados.

24 de febrero, 2022 - 20h13

Cuánto está en riesgo y para quiénes –en el contexto de la economía global debilitada
por el azote de dos años de pandemia– son parte de las interrogantes que surgen sobre el
reciente ataque bélico y cibernético de Rusia contra Ucrania, un conflicto que algunos
podrían percibir lejano.

Además del horror de la destrucción y las muertes que representan los bombardeos in
situ, de inmediato se sienten repercusiones en varios ámbitos, de manera global: el
precio del gas se disparó el 30 % y el del petróleo superó los cien dólares; los
ciudadanos extranjeros –entre ellos unos 700 ecuatorianos– se angustian por salir del
territorio atacado, se ven amenazadas las relaciones comerciales y diplomáticas del
orbe, y podrían entrar al ruedo los intereses de otros líderes mundiales.

Con el reconocimiento unilateral de Rusia a dos territorios separatistas de Ucrania –el

pasado martes–, que están desde hace años bajo control de líderes prorrusos, el
presidente Vladimir Putin desafió el orden internacional. En respuesta, Estados Unidos
y la Unión Europea en coordinación con Reino Unido anunciaron ese día medidas que
incluyen la prohibición al Estado y al Gobierno ruso de acceder a los mercados
financieros europeos y un embargo comercial a las dos regiones separatistas. Francia
pasó de gestionar una salida diplomática a advertirle a Putin que la OTAN también es
una alianza nuclear.

Putin sostiene que Ucrania es un títere de Occidente y que nunca fue realmente un
Estado propiamente dicho. Sus acciones planificadas de anexión de territorios, que
inició con Crimea en 2014, y ahora con sectores clave de Ucrania, buscan contener la
expansión de la OTAN, una alianza defensiva de 30 países que considera una amenaza
para la seguridad de Rusia.

En vilo por conocer cómo evolucionan los acontecimientos, el mundo espera que pueda
darse una salida negociada al conflicto sin que llegue a producirse una respuesta armada
por parte de Estados Unidos y sus aliados, pues una guerra deja pocos ganadores,
mientras los derrotados pueden llegar a contarse por millones