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SEMANA DE LA ASIGNACIÓN:

Semana #5

NOMBRE DEL PROFESOR:


Abg. Gerardo Rosales

PARTICIPANTES:
Daniela Alejandra Melgar Mercado………62121008

LUGAR Y FECHA:
San Pedro Sula, Cortés. 15 de agosto del 2022.
Foro #1
LA APLICACION DE LA MEDIDA CAUTELAR DE PRISION
PREVENTIVA DURANTE EL PROCESO VULNERA EL PRINCIPIO DE
PRESUNCION DE INOCENCIA
Para ello debemos iniciar definiendo ciertos términos para la mayor
comprensión de lo que abordaremos.
El principio constitucional de presunción de inocencia, el cual establece
que: “Toda persona es inocente, mientras no se le haya declarado responsable
judicialmente, en sentencia debidamente ejecutoriada” es pocas veces
percibido por aquellos sujetos sobre los que pesa un señalamiento de la
supuesta comisión de un hecho delictivo.
En definitiva, cada caso penal se compone de elementos que pueden generar
una percepción de justicia distinta. En algunos casos se percibe mayor
objetividad por parte del Ministerio Público que en otros. Lo cierto es que, el
proceso penal, el cual tiene como principal objetivo el de la averiguación de
un hecho señalado como delito o falta, genera en todos los sujetos procesales
una gran presión y desgaste, que eventualmente los dispone a solventar el
mismo a través de mecanismos alternos
.
En conclusión, mi opinión personal es que, si se vulnera este principio porque
no ha sido judicializado o vencido en juicio, una vez ya halla sido vencido en
juicio se le sigue un proceso donde no se le ha vencido en un juicio oral y
publico que en este juicio es donde se le dicta una sentencia.
Con anterioridad, tanto OACNUDH como la CIDH se han pronunciado sobre
las altas tasas de sobrepoblación que prevalecen en las cárceles hondureñas.
Al respecto, de conformidad con datos del Instituto Nacional Penitenciario
(INP), al 31 de agosto del 2020 la población carcelaria ascendía a 21,670. Sin
embargo, el 30 de agosto del 2019 la población penitenciaria era de 21,589
personas, lo que refleja que no ha habido un cambio significativo en dicha
población. Asimismo, aproximadamente un 53.7% de las personas privadas de
la libertad se encuentra cumpliendo prisión preventiva, y 1,1193 son mujeres.
La cifra, por supuesto es muy alarmante, pues con la aplicación de esta
medida cautelar, no punitiva, se contraviene el derecho a la presunción de
inocencia que se estructura como una garantía fundamental del debido
proceso. Esta situación ha generado a que la Defensoría Pública considere que
existe una utilización abusiva e indiscriminada de la prisión preventiva,
haciéndose eco de las fervientes críticas vertidas desde la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, que ha recalcado la necesidad
imperiosa de que se apliquen los principios de necesidad, utilidad,
proporcionalidad, legitimidad y razonabilidad previamente a dictaminarse el
encierro cautelar, haciendo prevalecer el derecho a la libertad, así como a la
presunción de inocencia del que gozan los procesados. Lo más grave de esta
situación es que pese a existir un desarrollo jurisprudencial sumamente amplio
y complejo en esta materia, realizado adecuadamente por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en más de veinte años, su utilización
efectiva ha sido muy restringida, lo que ha determinado las altas tasas de
prisión de la población hondureña.
La presunción de inocencia y el derecho a la libertad, en los sistemas penales
de nuestro país son aplicables en el proceso penal es que el procesado pueda
defenderse en libertad. No obstante, aquello, desde la normativa internacional
como en la legislación interna, se ha establecido una serie de circunstancias y
requisitos, muy específicos, que deben ser satisfechos adecuadamente para
que el ius puniendi pueda flexibilizar esos derechos, con fines exclusivamente
procesales, se habilite la utilización de la prisión preventiva.
Existe el artículo 178 del código procesal penal donde especifica que, para
ordenar la prisión preventiva, deberá concurrir alguna de las circunstancias
siguientes:
1. Peligro de fuga del imputado;
2. La posible obstrucción de la investigación por parte del imputado;
3. Riesgo fundado de que el imputado se reintegre a la organización delictiva a
la que hay sospecha que pertenece y, utilice los medios que ella le brinde para
entorpecer la investigación o facilitar la fuga de otros imputados; y,
4. Riesgo fundado de que el imputado atente o ejecute actos de represalia en
contra del acusador o denunciante.

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