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El Eternauta
Resumen
Secuestrado y asesinado por sus ideales políticos, Héctor Germán Oesterheld es uno de los treinta
mil argentinos desaparecidos durante la última dictadura militar. Su obra cumbre, la historieta El
Eternauta (ilustrada por Francisco Solano López entre 1957 y 1959) puede leerse como una sorpren-
dente obra de ficción, un testimonio de la historia moderna latinoamericana y un espejo de la ago-
biante realidad que somete a la República Argentina bajo el poder del imperialismo.
Abstract
Kidnapped and murdered for his political ideals, Héctor Germán Oesterheld is one of the thirty
thousand Argentines «missing» during the last military dictatorship. His comic masterwork, El Eter-
nauta (first illustrated by Francisco Solano López between 1957 and 1959), is still reading as an ama-
zing piece of fiction, a testimony of Latin-American modern history and as a mirror of the overwhelming
reality that subdue the Argentine Republic under the power of Imperialism.
«¿Qué resistencia puede hacerse cuando crita en el sur del mundo y la mejor his-
los pocos que siguen vivos están ocupados en torieta argentina de todos los tiempos.
sobrevivir, aunque sea a costa de algún otro?» La obra, serializada como un largo fo-
Favalli, en «El Eternauta» lletín en las páginas de la revista Hora
Cero Semanal entre 1957 y 1959 1, reu-
«Lo siento... era necesario que desapare- nió al prolífico guionista Héctor Ger-
cieran... Los dejé convertir en hombres-robot
para ganar tiempo... Tenía que entender el mán Oesterheld con uno de sus dibu-
Cronomaster... Pero su sacrificio no será en jantes de cabecera, Francisco Solano
vano... Gracias a ellos podremos luchar contra López 2. La historia de Juan Salvo en-
el fuerte. ¿Qué importan unas cuantas vidas?» cuentra a la dupla autoral en el mejor
Juan Salvo, en «El Eternauta II» momento de su relación creativa, en un
estado casi empático tras la labor con-
Una cita con el futuro junta en «Bull Rockett», «Uma-Uma »
y «Rolo, el marciano adoptivo».
No es una frase hecha ni una conven- Según cuenta la leyenda, «El Eter-
ción periodística. «El Eternata» es la nata» comenzó siendo una historieta
mayor aventura de ciencia-ficción es- corta, de apenas setenta cuadros. Y ter-
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Fernando García, Hernán Ostuni
minó siendo un largo y apasionante pe- profesor universitario estatal poseedor
riplo iniciático para los autores y los de un velero? ¿Un jubilado que se dedica
lectores. Oesterheld estaba apasionado a fabricar violines? ¿Cuatro amigos que
con la idea de Robinson Crusoe, el náu- profesan hobbies y tienen tiempo libre
frago surgido de la pluma del novelista para reunirse y disfrutar, sin presiones
inglés Daniel Defoe en 1719. «“El Eter- laborales y económicas, las mieles del
nata”, inicialmente, fue mi versión del ocio creativo? Ese nivel de realización
Robinson. La soledad del hombre, ro- personal, común en 1957, no pudo supe-
deado, preso, no ya por el mar sino por rar el efecto de las nevadas mortales,
la muerte. Tampoco el hombre solo de dentro y fuera de las páginas dibujadas.
Robinson, sino el hombre con familia, Todo arranca una noche, en la casa
con amigos», escribió Oesterheld en la de un anónimo guionista de historie-
década del setenta 3. tas 5. Un hombre, a quien un filósofo del
«El Eternata», recuerda hoy Solano siglo XXI ha bautizado «El Eternata», se
López, «fue, además de una historia de materializa de la nada frente a otro
ciencia-ficción, una especie de ejerci- hombre, un laburante argentino sentado
cio de anticipación de la entrega que el en su cuarto de trabajo. Con el extraño
país iba a vivir décadas después. Creo se corporiza también una historia, la
que fue un acto casi inconsciente, tanto más fantástica que se haya escuchado.
de parte de Héctor Oesterheld como de Y en el intercambio de palabras de los
parte mía, en el contexto de los años 50, dos personajes se redimenciona el sen-
claro. Héctor era un antiperonista furio- tido de la tradición oral, el peso del diá-
so, un liberal, con ideas socialistas, de logo como pilar básico de la comunica-
izquierda -como también podía serlo ción y la importancia de resguardar la
yo, sin estar afiliados a ningún partido-, memoria como fuente de identidad.
donde más o menos todo intelectual se La voz del Eternauta trae reminis-
sitúa, con una visión popular y de justi- cencias de otro tiempo, otra noche, otra
cia social, y de comprensión de los fe- casa. Alrededor de la mesa de truco, el
nómenos históricos que obedecen a las grupo de amigos disfruta de las cosas
presiones de los países más ricos» 4. simples que ofrece la vida. Como en un
Oesterheld construye la historia desde antiguo rito tribal, las cartas están sobre
la perspectiva del ciudadano de clase la mesa. Los cuerpos distendidos. Las
media que gracias a su trabajo vive dig- mentes liberadas. Afuera de la ventana,
namente y puede proyectarse tranquilo la nevada mortal comienza a cubrir las
hacia el futuro, ya que lo respalda un calles. Los invasores han hecho su pri-
modelo de país que, aún con serios traji- mera jugada. Juan Salvo, su mujer Ele-
nes institucionales, todavía sueña con el na y su hija Martita, sus amigos Favalli,
bienestar común. Visto a más de cuaren- Lucas Herbert y Polsky descubren pron-
ta años de distancia, el presente de esos to el verdadero truco. El aislamiento.
personajes parece arrancado de la más La soledad. El hambre. La desaparición
afiebrada fábula fantástica: ¿Un empre- de todo lo conocido.
sario mediano que vive dignamente de La invasión extraterrestre es un tema
su negocio? ¿Un empleado bancario que remanido en el campo de la ciencia-fic-
llega a fin de mes con su sueldo? ¿Un ción. Desde el clásico «La guerra de los
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El Eternauta
La historieta en Chile
2
Resumen
En este período los comics extranjeros marcaban la pauta para la producción nacional y tímida-
mente se acepta el uso del bocadillo en las viñetas. El estilo de dibujo es clásico, monotono y de varias
calidades pero algunos autores juegan con los estilos y se destacan nombres como Jorge Delano,
Christie, Core, Percy, Nato, Alhue, y Pepo. Este período comienza con la llegada de los suplementos
de comics como Don Fausto, pasando por la epoca de gloria de El Peneca y Topaze y sus imitaciones,
y termina con la aparicion del mas famoso de los personajes de comics chilenos: «Condorito».
Abstract
In this period the foreign comics strips were leading the pattern for the Chilean comicbook produc-
tion and the use of the baloon inside the panels shyly is accepted. The drawing style is classic, monoto-
nous and has many kinds of cuality but some cartoonists try new ways in the styles and some names
stand out like Jorge Delano, Christie, Core, Percy, Nato, Alhue and Pepo. This period of time begins
with the arrival of weekly comics magazines like Don Fausto going trhu the El Peneca and Topaze´s
golden age and their imitations, and this era ends with the publishing of the most famous Chilean co-
micbook characater: «Condorito».
Figura 1: «Aventuras de Perrín y Mapuquito». Las historias con niños ejemplares y moralejas de
corolario eran la tónica de entonces así como el descuidado estilo de dibujo. Claro ejemplo es esta
historieta firmada por Ravito que aparecía en la revista El Cabrito.
Figura 2: La distancia y el idioma ayudaban a convertir material extranjero en propio sin mayores
implicancias legales como sucedió con «Las diabluras de Pin y Pon» que aparecieron en la revista
El Cabrito, didascalias que eran adaptaciones de material británico. La osadía es firmada por Alci-
bíades Cuevas quien además colaboraba en la revista Don Fausto.
1947
26 de enero: «Pepe Antártico», crea-
ción de Percibal Eaglehurst (Percy), de-
buta en la prensa diaria específicamente
en el diario «Última Hora. Este perso-
naje se caracteriza por ser un don Juan y
cara dura que aprovecha cualquier ins-
Figura 3: En Chile el humor siempre ha sido tancia para disfrutar de las bondades del
el tema preferido para desarrollar personajes.
Antes de que Pepo lograra su mayor acierto
sexo opuesto en una cruzada libidinosa
con «Condorito», «Don Rodrigo>, la locuaz que perdura hasta el siglo XXI. Además
armadura medieval, era uno de sus caballitos de aparecer en la prensa diaria sus fres-
de batalla. curas fueron publicadas en otras revis-
tas de humor pícaro. Más tarde la tira
bre Diablo» tuvieron la genial idea de aparecería en el diario La Tercera y La
incluir las famosas fotos de una joven Cuarta.
Marilyn Monroe desnuda y se declaró Agosto: «Von Pilsener», creación de
reo al director de la revista. Su popula- Lustig, reaparece en la revista Zig-Zag
ridad la hizo alcanzar como último nú- y por las iniciales del dibujante se atri-
mero el 373 (27/12/52). buye la obra a Lorenzo Villalón. Sólo
se publicó 2 meses en 8 entregas co-
1946 menzando con página completa para
Homero el Piloto y Ferrilo persona- terminar con sólo una viñeta el 3 de oc-
jes creados por Themo (Themístocles tubre de 1947.
Lobos Vizcarra) a los 17 o 18 años se-
gún él recuerda, debutan en los periódi- 1948
cos La Nación y El Mercurio respecti- 14 de agosto: La Pichanga, la cari-
vamente. Los personajes serían reedita- catura del deporte fue una revista edita-
dos en distintas publicaciones con el da por Ediciones Buen Humor y dirigi-
paso de los años, especialmente el sim- da por Pepo. La publicación tuvo apari-
pático autómata. Tiempo más tarde iría ción quincenal y fue impresa en los Ta-
ante Carlos de Vidts quien dirigía la re- lleres de La Nación. En sus páginas co-
vista Aladino. Themo nació en 1928 en laboraron Pepo, Guido Vallejos, Meli-
San Miguel, estudia en Instituto Miguel tón, Nato y Lugoze. Se debe hacer notar
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La historieta en Chile
que en el número 23 (28/1/49) se anun-
cia a «Condorito», personaje que al fi-
nal sería presentado en la revista Okey
de Editorial Zig-Zag. Esta simpática
publicación llegó a editarse hasta el nú-
mero 28 (08/4/49).
1949
13 de enero: La Raspa, al Compás
de la Raspa le Damos la Raspa a la Po-
litiquería rezaba esta revista semanal
de sátira política que aparecía los jue-
ves editada por Carlos de Vidts Ltda.
Su director fue Gabriel Sanhueza y su
director artístico René Ríos (Pepo)
quien se encargó de casi todas las porta-
das y de la mayoría de las páginas cen-
trales del excelente semanario de 16 pá-
ginas a dos tintas. Una portada a desta- Figura 4: Un país clasista era representado en
car es la del número 13 (7/4/49) donde la tira «El señor y su valet» firmada por Mono
(Mono Tejeda para los amigos). Los estereoti-
el genial dibujante arma el rostro del pos siempre han primado al momento de desa-
general Ibáñez empleando elementos rrollar personajes y argumentos para las tiras
propios de un militar como botas, sa- cómicas.
bles, cañones, etc. La revista se origina
al escindirse un grupo de dibujantes de do a sus aciertos al momento de pronos-
la popular revista Topaze lo que le trae- ticar en sus caricaturas hechos inespe-
ría problemas con la casa editorial de rados en la política, lo que hacían notar
esta, Zig-Zag, poderosa en ese enton- cuando sucedían recordando que en sus
ces. Según acusa en el número 24 páginas ya lo habían caricaturizado.
(23/6/49), Zig-Zag ha amenazado a los Entre sus secciones fijas estaban «El
quiosqueros con retirar sus títulos si Bidú de la semana» donde se destacaba
distribuyen La Raspa, según lo publica- al político con el mayor desacierto, «Ti-
do en el diario La Libertad de Puente me the copuching magazine», donde en
Alto. El día 16 de junio de ese año, pro- dos planas se veía la política chilena
piciando una campaña del terror donde con ojos extranjeros, «Los honorables a
el señor Gustavo Helfmann Reimers, la hora del té», «Canas verdes», «Aló,
entonces gerente de Zig-Zag amenaza aló», a cargo de María Angélica (algo
telefónicamente a Carlos de Vidts con así como los «Chismes de Peggy» en la
levantarle a sus dibujantes y columnis- revista Topaze), «Teléfono controlado,
tas pues no tolera la competencia. Se- filatelia» (parodia a los políticos), «El
gún acusa el número 25 de La Raspa su epitafio», «Por amor al arte», «Los filó-
equipo artístico debe esforzarse para sofos de ayer y hoy», divertida sección
mantenerse en el mercado ante esta ac- donde se contrastan citas de famosos
titud propia de un monopolio, aludien- con los supuestos pensamientos de los
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Cristian Eric Díaz Castro
Resumen
Creado por los animadores de los Estudios Disney como parte de la estrategia llamada «Política
del Buen Vecino» emprendida por los Estados Unidos durante la segunda guerra mundial, el papa-
gayo Zé Carioca pasó a representar el Brasil entre los animales parlantes que forman el Universo
Disney. Más, a partir de la década del cincuenta, historietistas brasileños pasaron a incorporar al
personaje fuertes elementos de la cultura del país.
Abstract
Created by Disney Studios´¨animators as part of the strategy called «Good Neighborhood» hea-
ded by United States during Worle War II, the parrot Jose Carioca represented Brazil among the
funny animals of Disney Universe. But, since the 1950´s, brazilian comic artists have aded to the cha-
racter strong elements of brazilian culture.
Figura 1: El dibujante argentino Luis Destuet incluía Zé Carioca en papeles secundarios en las his-
torias que producía en la década del cincuenta.
jes citados, mas la conducta picaresca milia, estará obligado a aceptar las
de cada uno de ellos es un indicio del normas sociales que él repudia, como
desarrollo de la sociedad brasileña. en la historia «O Zé vai casar?», publi-
Además de eso, Zé Carioca se identifi- cada en 1996.
ca con Doctor Macarra por su fanfarro- Puede trazarse, entonces, un parale-
nería, para demostrar una fuerza que no lo con los antihéroes de los catecismos
tiene o una habilidad que desconoce. de Carlos Zéfiro 4 –aunque debe resal-
En común con este personaje –también tarse que no hay referencia de activi-
con las versiones en historieta de las dad sexual en las historias de Zé Cario-
chanchadas cinematográficas (especie ca: él solo quiere disfrutar de la buena
de musicales de la década del cincuenta) vida que la fortuna del suegro le pro-
«Oscarito» y «El Gran Otelo»– Zé Ca- porciona, sin las obligaciones de casa-
rioca todavía tiene ojeriza por el traba- miento–, que se oponen a la sexualidad
jo, un defecto que se convirtió en un mi- constituida (por medio del matrimo-
to de la pereza del pueblo. nio) y buscan el placer transgresor (del
El rechazo a someterse a las reglas adulterio al amor libre). De igual for-
rígidas del sistema no se limitan a re- ma los amantes de Zéfiro tienen una
peler el trabajo, sino también a otras moral ambigua y son oportunistas (no
obligaciones impuestas por la socie- pierden la oportunidad de practicar el
dad, como el casamiento. A pesar de sexo cuando esta se presenta), lo que
estar apasionado por Rosinha, que, implica disponibilidad de los persona-
además de todo, tiene un padre rico, el jes sin las ataduras sociales de trabajo
papagayo se resiste a la idea del matri- o de casamiento, se entregan libremen-
monio, pues sabe que, al constituir fa- te a la lujuria).
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Roberto Elisio dos Santos
Palacio de Itamarati, en Río de Janeiro,
organizada por el Departamento de
Impresión y Propaganda (DIP) del go-
bierno getulista, Disney tuto contacto
con los artistas Nássara, Luiz Sá, Alva-
ro Cotrim (más conocido como Álva-
rus) y J. Carlos. Este último impresionó
tanto a Disney con un diseño de un pa-
pagayo, que fue invitado para ir a traba-
jar a Hollywood, más este acabó desis-
Figura 4: El papagayo convive con figuras del
tiendo. En esa misma época, Luiz Sá
folclore brasileño, como el de Saci Pereré (ar- publicaba en O Tico-Tico historias hu-
te de Carlos Edgar Herrero realizado en la dé- morísticas de una página del experto
cada de 1980). papagayo Faísca.
Zé Carioca protagonizó sus primeras
narrativas secuenciales publicadas en
Historietas de Zé Carioca Estados Unidos a partir del 11 de octu-
bre de 1942 (que se mantuvo hasta el 1
El proceso de asimilación cultural a de octubre de 1944) en la serie «Dis-
la vida brasileña del papagayo malan- ney´s Sunday Pages», unos meses antes
drín creado por Disney solo puede ser del lanzamiento de la película animada
entendido por el análisis de los diver- «Aló, amigos» («Saludos, amigos»).
sos momentos por los que pasó el per- Sus páginas dominicales fueron conti-
sonaje en las historietas. Así, es preci- nuadas por las del gallo mexicano Pan-
so dividir su trayectoria en cuatro eta- chito, personaje que contrafigura con
pas: la fase americana de las páginas Donald y el papagayo brasileño en
dominicales y de las narraciones he- «Você já foi a Bahía?».
chas para comic-books, en los años La primera secuencia de la historieta
40, por artistas norteamericanos; la con Zé Carioca –escrita por Bill Walsh,
fase de transición, cuando el historie- diseñada por Bob Grant ( que después,
tista argentino Luis Destuet incorporó fue sustituido por Paul Murry) y con ar-
Zé Carioca a las historias que realiza- tefinal de Dick Moores– ya presenta la
ba; la fase de adaptación, en que los gran contradicción de la realidad brasi-
artistas brasileños comenzaron la pro- leña: en las viñetas iniciales, el lector ve
ducción nacional, a finales de la déca- los bellos paisajes de Río de Janeiro, y
da del cincuenta, y la fase de asimila- en seguida, las colinas, con chozas de
ción, a partir de 1970, con el persona- madera aglomeradas entre el bosque y
je ya inmerso en la cultura y la reali- la basura. En una de esas casamatas (ca-
dad del país, debido a la obra de argu- suchas) vive Zé Carioca, que duerme
mentistas, dibujantes y editores inge- sobre un cobertor remendado, sueña
niosos y conscientes. con la corista que aparece en la foto re-
Durante su estancia en Brasil, Walt cortada de un periódico y toma el baño
Disney conoció varios artistas brasile- en una palangana con una regadera que
ños. En una recepción realizada en el hace las veces de ducha. Se pasea arro-
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Zé Carioca y la cultura brasileña
Figura 5: Una de las características del personaje es su pillería, que lo lleva tener que huir luego de
usar sus trapacerías. (diseño de Eli León de la década del noventa).
gante entre sus vecinos pobres (entre casa al interpretar «música seria», pero
ellos, el cuervo Néstor ), que se conver- es aplaudida al bailar en trajes míni-
tirá en su amigo. mos. Su carrera termina cuando el no-
En la ciudad decide almorzar en un vio, púgil de boxeo, le propone matri-
restaurante caro, aunque esté sin dine- monio, frustrando los planes de Zé Ca-
ro. Aquí son colocadas las dicotomías rioca.
en relación con el Brasil y el personaje: Además de las páginas dominicales,
el país (representado por Río de Janei- Zé Carioca protagonizó historietas
ro, su capital en aquel entonces) se divi- creadas para los comic books por artis-
de entre las colinas (pobreza) y la ciu- tas norteamericanos. Sin contar con la
dad (riqueza), y Zé Carioca, habitante adaptación a historietas del dibujo ani-
del primer lugar, intenta pertenecer al mado «Você já foi á Bahía?», que Walt
segundo. Kelly transformó en «Os três cavalhei-
Los enredos de la fase norteamerica- ros» («Los tres caballeros»), en 1945,
na de Zé Carioca abordan sus tentativas el personaje apareció también en las
de subir en la vida sin hacer esfuerzo, historias «O rei do carnaval» (El rey
usando solamente su labia y perspica- del carnaval), de 1942 , «Zé Carioca e
cia. Tratan, también de sus conquistas seu galo de briga» (Zé Carioca y su ga-
amorosas, con la bella heredera Rosin- llo de pelea) y «A volta dos 3 cavalhei-
ha. En las páginas editadas del 25 de ros» (La vuelta de los tres caballeros),
abril al 5 de septiembre de 1943, con ar- ambas de 1944. En la primera, hecha
te de Murry, el papagayo quiere ser em- por Carl Buettner , Zé Carioca engaña
presario teatral de una vedette que se al portero para entras de forma gratuita
propone como cantante lírica. Ella fra- en un baile de carnaval donde gana un
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Roberto Elisio dos Santos
premio, pero tiene que huir por ser un dos por Destuet eran cortas y
asistente furtivo o caradura. El conflic- c ó m i c a s , com o «A vol t a de Z é
to de la segunda muestra la amistad del C a r i o c a » , «Campeón de fútbol» y
Zé Carioca con un pequeño gallo, que «Contrapunto musical», publica-
se convierte en luchador y vence a su das en Brasil en 1955. En la prime-
adversario, mayor y más fuerte. Ya la ra, después de su regreso del exte-
tercera, con arte de Buettner, acompa- rior (no hay indicación de dónde es-
ña el reencuentro de Donald, Zé Cario- tuvo), el papagayo reencuentra a Ro-
ca y Panchito. Los amigos latinos van sinha (que viste un atuendo hispáni-
a la tierra del pato (Estados Unidos), co) y tiene que enfrentar un rival, el
donde afrontan confusiones por no es- aura tramposo y envidioso Haroldo.
tar acostumbrados a esa civilización. Las narraciones son ambientadas en
Son extranjeros vagabundos que pro- Brasil, más el paisaje y la arquitec-
vocan que el anfitrión sea amonestado tura recuerdan otros países latinoa-
por sus actitudes de bárbaros. mericanos.
Zé Carioca reaparece en las histo- Al final de la década del cincuenta
rietas cuando el dibujante argentino tiene inicio la fase de adaptación de
Luis Destuet comenzó a realizar his- Zé Carioca a la realidad brasileña en
torias con los personajes Disney para historias escritas por Alberto Maduar
la publicación porteña El Pato Do- y Claudio de Souza, e ilustradas por
nald y para las revistas editadas por Jorge Kato, y después por Waldyr
la Editorial Abril, en los comienzos Igayara. Este momento se extendió
de los años 50. Esta es la fase de tran- por la década del sesenta y tuvo como
sición por la que pasa Zé Carioca, característica ubicar al personaje en
que se convierte inicialmente en ayu- el cotidiano brasileño, y también ro-
dante de las aventuras que protagoni- dearlo de elementos típicos de la cul-
za Donald y sus sobrinos. Un ejem- tura nacional, al mismo tiempo que él
plo de este tipo de narrativa es la continúa de contrafigura con los
aventura «Donald fazendeiro», edi- otros personajes de Disney. Así, en
tada originalmente en Argentina en «Zé Carioca contra o goleiro Gast-
1950 en la revista El Pato Donald, âo», diseñada por Jorge Kato en 1961
números 308 a 314. Cuando el pato y publicado en el primer número de
recibe el pedido de ayuda de un tío la revista Zé Carioca (correspon-
que posee una hacienda en la amazo- diente al número 479 de O Pato Do-
nia, parte con sus sobrinos para Bra- nald), el primo suertudo de Donald
sil, donde guiado por Zé Carioca quiere conquistar a Rosinha y le
combate al villano Joâo Ba- disputa una partida de fútbol contra
fo-de-Onça, que pretende apoderarse el team del papagayo. En la historia
de las tierras, en cuyo subsuelo hay «O Tesouro do Capitâo Gancho», Zé
«petróleo». Cabe a Zé Carioca apoyar Carioca ayuda a Peter Pan y Sininho
apenas las iniciativas del pato y crear a vencer a los piratas del lago del par-
situaciones cómicas. que Ibirapuera. Y, en «El Tesouro de
La mayoría de las historias prota- Lampiâo» el papagayo sirve nueva-
gonizadas por el papagayo y dibuja- mente de guía turístico, esta vez para
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Zé Carioca y la cultura brasileña
Mickey y Goofy, que viajan por el En el trabajo de Canini, Zé Carioca
nordeste y tienen que enfrentar a Jo- vuelve a vivir en la colina (como en las
âo Bafo-de-Onça, jefe de una banda páginas dominicales creadas por histo-
de cangaceiros. rietistas norteamericanos en el decenio
Igayara y el guionista Claudio de del cuarenta), donde desarrapadas
Souza utilizaban temas de la cotidiani- arrastran a sus hijos, llevando en la ca-
dad (como ejemplo las historias de una beza el lío de ropa lavada. En la am-
página en que el papagayo era mostrado bientación hay siempre ómnibus sobre-
como un tonto elocuente) y de la cultura cargados, y en la caseta del papagayo
brasileña de aquel momento, como la falta el agua –como en «Quanto mais
Joven Guardia y los festivales de músi- quente, pior», editada en 1972– lo que
ca –en «O rei do ié-ié-ié» y «Un festival contrastaba con la idea de «país en de-
enbananado», ambas editadas en sarrollo» propagada por los gobiernos
1968–, en las situaciones vividas por Zé militares.
Carioca. Más encuadradas en la visión oficial
Al inicio de la década del setenta, las fueron las siete narraciones triunfalistas
historias en serie, escritas por Ivan Sai- (hechas por encargo) ilustradas por
denberg y diseñadas por Herrero, «Ro- Ignacio Justo y escritas por Ivan Sai-
binson Crusoe» y «Zé Babá e os 40 me- denberg, en las cuales enseña a sus so-
tralhas», intentaron cambiar al persona- brinos sobre las fuerzas armadas, por
je, mas la idea no funcionó porque Zé ejemplo, «Historia de la marina de Bra-
Carioca fue sacado de su contexto. En sil», producida en 1974.
la primera, al crear confusiones durante Zé Carioca pasó a participar, en esta
la producción de un filme con locación etapa, de eventos típicos de la cultura
en Árica, es abandonado en medio de la brasileña, como el carnaval, y no más
selva, donde vive nuevas aventuras. Ya en bailes, sino en la propia escuela de
en la segunda se mezcla humor, espio- samba del suburbio donde vive, como
naje y ficción científica, cuando Zé Ca- en «Zé do Carnaval», creada por el ar-
rioca viaja para Arabia. tista gaucho en 1976; y la Fiesta Junina,
A partir de 1971, Renato Canini (ar- con ejemplo de «Segura o rojâo» y
tista gaucho que había participado, al «Festança en la Roca», diseñadas por
inicio de la década del sesenta en C o o - Canini. El fútbol también volvió a ser
perativa Editora y de Trabajo tema constante de las peripecias en
(CEPTA), que tenía como objetivo am- «Futebol nâo tem lógica» e «Zé Pelé»,
pliar el espacio de la historia nacional), también realizadas por Canini.
inicia la Fase de Asimilación, en la cual Las desventuras de Zé Carioca (am-
el papagayo está inmerso en la realidad bientadas en Río de Janeiro) también lo
brasileña y tiene exacerbadas sus prin- llevan a otros lugares, como al sur del
cipales características, como la aver- país en «Como é burro o meu cavalo!»,
sión al trabajo, la pereza y el malandri- ilustrada por Canini en 1972; «El panta-
nismo. Otros artistas brasileños, como nal» mostrado en la revista Zé Carioca -
Herrero, Euclides Miyaura y Eli León Edición Ecológica, publicada en 1992,
continuarán esta línea hasta la década durante la realización de «ECO-92»,
del noventa. con arte de Herrero: está en Bahía
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Roberto Elisio dos Santos
–donde conoce a Caetano Veloso y al lidad auxilia a la policía a detener una
escritor Jorge Amado– en la historia cuadrilla de ladrones.
«Un carioca á baiana» (ZC-2088), que Con el tiempo, los personajes secun-
el guionista Genival de Souza y el dibu- darios de las historia de Zé Carioca
jante Luiz Podavin elaboraron en 1997. fueron aumentando: además de Rosin-
Sus parientes, todos papagayos, vienen ha y su padre rico (Rocha Vaz) el cuer-
de diferentes estados del Brasil, como vo Nestor (este personaje acaba siendo
el minero Zé Queijinho y el cearense Zé víctima de las «trapacerías» del papa-
Jandaia, entre otros. El papagayo ma- gayo malandrín), todos creación de los
landrín convive, todavía, con figuras artistas norteamericanos de la Disney
del folclor brasileño, como la historia y suman al grupo al negro Pedrâo Fei-
«O Saci» (ZC-1419), que Herrero ilus- joada (creado en 1961 por Jorge Kato,
tró en 1977. es uno de los pioneros y pocos repre-
Herrero y Miyaura hicieron, al fi- sentantes de la raza negra en las histo-
nal de la década del setenta e inicio rietas de Disney), sus sobrinos (tam-
de la siguiente (época en que el Bra- bién concebidos por Jorge Kato en
sil padecía con la deuda externa), va- 1961), el pato confuso Afonsinho y Zé
rias narraciones en las que los cobra- Galo, el rival que pretende conquistar
dores del papagayo se organizan y su enamorada. En 1997, Rosinha ganó
fundan la Anacozeca (Associacâo una sobrina, Gabi (ideada por Primag-
nacional dos Cobradores do Zé Ca- gio Mantovi), más experta que el papa-
rioca). El personaje, así como el país gayo, como puede ser constatado en la
que representa, no puede o no quiere historia «Cuida do meu bichinho»
pagar sus cuentas. Pero, si por un la- (Cuida de mi bichito), escrita por Lu-
do, el papagayo es malapaga y ma- cía Nobrega y diseñada por Eli León,
landrín, por otro no deja su picardía en la cual el papagayo tiene que cuidar
convertirse en crimen. Él engaña al del bichito virtual de la niña y acaba
prójimo para conseguir ventajas: en embrollándose.
«Xurupita Tur» se hace pasar por Aunque los historietistas brasile-
guía para llevar turistas extranjeros a ños hayan modificado gráficamente
su villa, pero combate a malhechores el personaje (hoy en lugar de terno
como Morcego Verde, el detective de sombrero chato, de corbata de lazo y
«Agencia Moleza», ideada por Cani- de sombrero chato –ropa típica del
ni en 1973. Si comete un delito, no lo malandrín carioca de la década de
hace deliberadamente. En «O ban- 1940– el papagayo viste camiseta, usa
didâo», ilustrada por Igayara en 1968 jeans y gorra con la visera para atrás y
–adaptada de «Mickey, o terrivel calza zapatos de tenis), su personali-
bandido» («Gangland»), escrita por dad se mantiene igual que sus actitu-
Bill Walsh en 1946, con arte de Floyd des, que pueden ser consideradas po-
Gottfredson–, al sufrir un golpe en la líticamente incorrectas. En 1987 la
cabeza después de salir del cine don- colección Serie Oro Disney mostraba
de había asistido a ver un filme de en cada edición un personaje viviendo
gánsteres, Zé Carioca imagina ser un una situación diferente de las que el
criminal. Cuando retorna a la norma- público estaba habituado a leer (la bo-
186 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA
Zé Carioca y la cultura brasileña
da de Donald y Margarita o Goofy co- dría a él. El dinero, en su opinión, sirve
mo astro de Hollywood). Entre estas para proporcionarse buena vida, justa-
narrativas, se encuentra «Zé Carioca, mente lo opuesto a la rutina de un eje-
O Zé-cutivo», con guión de Julio de cutivo). Si para Tío Patinhas el dinero
Andrade hijo, y el diseño hecho por es la justificación de su existencia (acu-
diversos historietistas, entre ellos Iri- mular y mantener riquezas es su única
nen Soares Rodrigues, Verci Rodrí- motivación) y para Donald tiene como
gues de Mello y Luis Podavín. En cli- función atraer la fama, para el papaga-
ma onírico, el papagayo sueña haber yo servirá solamente para traer más co-
ganado mucho dinero en la lotería, modidad.
convirtiéndose en un ejecutivo millo- Otra serie que trató las característi-
nario. Participar de reuniones y viajes cas del personaje fue «O Destino de
de negocios, con todo, lo aburre mu- Zé Carioca», publicada en tres edicio-
cho, principalmente al no poder jugar nes en 1996, con guión de Genival de
más fútbol y sambear con los amigos, Souza y arte de Almir Amancio. Des-
ya que, en su nueva posición social, pués de preparar muchas malandrina-
estos son hábitos que debe olvidar cuan- das –inclusive a sus propios amigos–,
do despierta, Zé Carioca descubre que de engañar y continuar siendo holga-
continúa pobre y endeudado, mas pre- zan, el papagayo recibe un ultimátum
fiere esta situación a la vida del sueño. de su Destino( un fantasmita que vino
Este tipo de peripecia ya había sido a advertirlo por el mal comportamien-
utilizado en la historia «Bilonario por to); o cambia su modo de comporta-
um día», que Jorge Kato ilustró en miento o va a encontrarse sin amista-
1961, en el cual Tío Patinhas encarga des, sin el amor de Rosinha y podrá
a Zé Carioca de cuidar la caja fuerte convertirse en un indigente. Además
en tanto él viaja. El papagayo acepta de confrontarse con su conciencia, el
el encargo imaginando llevar una «vi- malandrín todavía enfrenta a los rap-
da de billonario», que para él está mar- tores del perro guardian de su suegro,
cada por el ocio y el lujo. Ingenuo y Rocha Vaz.
sin costumbre de lidiar con grandes Al término , Destino comprende que
cantidades de dinero, es expoliado por no puede alterar la naturaleza de Zé Ca-
negociantes inescrupulosos y asalta- rioc.Acepta y se adhiere a su forma ma-
do por los Irmaos Metralha. Pero, con landrina.
la ayuda del suertudo Gastâo consi-
gue revertir el prejuicio y recuperar el Conclusión
dinero robado. Al final de la historia
deja a Tío Patinhas perplejo al preferir Como puede observarse, la produc-
regresar a su simple vida anterior. ción brasileña de historietas Disney ha
Las dos historias sirven para reforzar llevado aspectos de la cultura nacional
los trazos más sobresalientes de la per- hasta el universo Disney, principal-
sonalidad de Zé Carioca: su incompati- mente en las historias protagonizadas
bilidad con la riqueza tiene origen en su por Zé Carioca. Paulatinamente ese
ojeriza por el trabajo y por todas las producto cultural de origen norteame-
obligaciones que la fortuna le impon- ricano fue siendo asimilado y ganando
vol. 2, no. 7 187
Roberto Elisio dos Santos
contornos mucho más nítidos de la captura de los malhechores ya que el
brasilidad. Como ocurrió con los artis- personaje, a pesar de ser un malandrín,
tas italianos, los historietistas brasile- no niega el respeto a la ley), continua
ños consiguieron adecuar las peripe- engañando a los «otarios», pues forma
cias a la realidad nacional. Incorpora- parte de su naturaleza tomar provecho
do al imaginario popular, Zé Carioca de las debilidades ajenas (ingenuidad,
se revistió con la imagen tradicional ambición, etc.).
del malandrín (arquetipo que tiene raí- Los artistas brasileños inscribieron
ces en el comportamiento del brasile- en el universo Disney elementos típi-
ño) - lo mismo con la actualización su- cos de la realidad nacional o del imagi-
frida por el personaje con el transcurso nario popular (no obstante algunos son
de los años -, transformándose en una estereotipados) , de las costumbres y
figura análoga a otras de la cultura na- lugares, las cualidades (la alegría
cional, aquellos casos transmitidos por siempre presente en las historias y en
vía oral, por la literatura , por el cine el propio Zé Carioca) y defectos (el
(las chanchadas) con Oscarito y Gran- malandrinismo), la disposición de ob-
de Otelo: Mazzaropi interpretó Jeca tener ventajas a partir de la ganancia,
Tatu y Pedro Malasartes en la gran de la holgazanería, de la «picardía» del
pantalla) y también en las historietas. pueblo y de la nación. En contacto con
El papagayo malandrín vive situacio- la cultura brasileña, por lo tanto, las
nes típicas de lo cotidiano y tiene una historietas Disney ganan nuevas signi-
relación sincrética con valores cultura- ficaciones.
les distintos de Brasil (de la Escuela de
Samba al folclor, del fútbol a los movi-
mientos musicales, de la playa a la te-
levisión). Notas
Una historia que sintetiza la asimila- 1. Holanda, Sérgio Buarque de: «Raízes do
ción de la historieta Disney por la cultu- Brasil», Ed. Río de Janeiro, José Olympio,
ra brasileña es «De Río para Río», reali- 1984 (106-108).
2. Da Matta, Roberto: «Carnavais, malandros e
zada por el equipo de historietistas de herois», Ed. Rio de Janeiro, Guanabara, 1990
Editora Abril en 1995, en la cual Zé Ca- (213).
rioca, para escapar de la furia de las per- 3. Silva, Marcos Antonio da: «Prazer e poder
sonas que fueron víctimas de sus tru- do Amigo da Onça (1943-1962)», Rio de Ja-
neiro, 1989 (91-92).
cos, resuelve visitar a su primo gaucho. 4. A este respecto, leer el capítulo 7 del libro
En Río Grande do Sur, él ayuda al pri- «Historia e crítica dos quadrinhos brasilei-
mo Zé Pampeiro a impedir que dos ban- ros», de la autoría de Moacy Cirne ( Río de
didos lo despojen de sus tierras, pero Janeiro: Europa/FUNARTE, 1980); del mis-
mo autor, el capítulo 5 del libro «Quadrin-
acaba «vendiéndole» el Cristo Reden- hos, seduçâo e paixâo» (Petrópolis: Vozes,
tor al alcalde la ciudad. 2000) y el artículo «Historieta pornográfica
En esta historia son descritos los há- brasileña. Una visión del erotismo en la cul-
bitos de la región del sur del país (for- tura latinoamericana en las obras del artista
Carlos Zéfiro», publicada en Revista Lati-
ma de vestir, de hablar, etc.) y reafir- noamericana de Estúdios sobre la Historie-
madas las características de Zé Cario- ta, 1, 3 (Editorial Pablo de la Torriente,
ca, al mismo tiempo que auxilia en la La Habana, septiembre del 2001).
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