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TEMA 2 DE DIDÁCTICA

El aula alfabetizada: su incidencia en el aprendizaje y enseñanza de la lengua.


INTRODUCCIÓN
La cultura de la sociedad actual está fuertemente atravesada por el lenguaje, tanto oral como
escrito. Para apropiarse de ambos, el individuo requiere de procesos de socialización, los que le
brindarán herramientas para insertarse socialmente. En la socialización primaria, el niño
interacciona con su entorno más cercano, su familia, en este contexto se apropiara de la lengua
oral materna. Pero este acervo lingüístico puede verse, muchas veces, estimulado y enriquecido
o, en otro extremo, poco estimulado y carenciado dependiendo del contexto familiar y social del
que proviene el niño. Este proceso de socialización primaria se continúa en la escuela, donde
tiene lugar la socialización secundaria. En este ámbito, los alumnos pueden adquirir y desarrollar
los recursos y las estrategias lingüísticas necesarias para superar la desigualdad comunicativa
tanto oral como escrita. Para esto se requiere una práctica organizada. Por lo tanto, una
intervención didáctica planificada, correctamente secuenciada en conjunto con un aula
alfabetizadora, propiciarán en mayor medida el aprendizaje de la misma.

CONSIDERACIONES SOBRE EL LENGUAJE


El lenguaje es considerado un hecho social en tanto es una construcción colectiva. Como
expresara Scheler, citado por Scaffo(1970), no es sólo el encadenamiento de fonemas, sino
además, la articulación de procesos mentales llamados pensamiento, a lo que Scaffo agrega que
el lenguaje es un instrumento del pensamiento si es que no es el pensamiento mismo. De
acuerdo a lo que expresa Vygotsky (1981) hay una explícita y profunda interconexión entre el
lenguaje y el desarrollo de los conceptos mentales. Si bien pensamiento y lenguaje tienen raíces
genéticas diferentes, en un determinado momento del desarrollo, ambas líneas se entrecruzan
para generar una nueva forma de comportamiento: el pensamiento verbal y el lenguaje racional.
En otras palabras, el lenguaje es constructor y construcción del pensamiento (Programa de
Educación Inicial y Primaria 2008).
En el lenguaje hay una correlación muy íntima entre lo social y lo individual. Más allá de esto, De
Saussure pudo separar estos dos planos para su correcta explicación. Así, distinguió, por un lado
a la lengua, estudiada por la sincronía, como un producto social constituido de convenciones,
leyes y principios organizados en un sistema. Por otra parte, el habla, estudiada por la diacronía,
que constituye la parte individual del lenguaje, es la utilización espontánea y libre del mismo, por
lo que es la variación de lo sistematizado.
Si se piensa en el lenguaje como un medio de socialización, es en la comunicación, entendida
como un proceso social e interpersonal de intercambios significativos, en donde se manifiesta
este aspecto eminentemente social (Scaffo 1970). Esta comunicación se enmarca en una
situación de enunciación, la que comprende un contexto determinado en el que interactúan
enunciador y enunciatario, la situación comunicativa y la función del texto (Programa de
Educación Inicial y Primaria 2008).Este último, al decir de Enrique Lorenzo (1994) “debe ser
concebido como una unidad semántica, es decir, un todo organizado teniendo en cuenta el
principio de cohesión, coherencia y consistencia. Existe una estructura que le es inherente y
adquiere su sentido en relación con su entorno cultural”. De acuerdo a lo expresado en el
Programa de Educación Inicial y Primaria 2008, el texto es producto de la actividad del discurso.
Éste último es definido como “emisión lingüística que constituye un todo de significación y que es
estudiado en total dependencia de sus condiciones de enunciación”. El mismo se produce con
una intencionalidad, ésta puede ser: Narrar, explicar, persuadir.
En la escuela, la enseñanza de la lengua se orienta a ofrecer oportunidades para que los alumnos
produzcan y comprendan textos orales y escritos adecuados a diversas situaciones de
comunicación. Se plantean situaciones nuevas para el alumno, que requieren y justifican el uso
de variedades lingüísticas específicas, en este aspecto la escritura ocupa un lugar fundamental.

EL AULA: UN AMBIENTE ALFABETIZADOR


Una escuela que promueve la alfabetización requiere un ambiente que favorezca el desarrollo de
actividades de lengua significativas. El ambiente alfabetizador se crea mediante la introducción de
variados portadores de textos en las aulas: libros, revistas, afiches, juegos, diarios, envases, etc.
Pero no basta con los materiales, el ambiente alfabetizador se define, también, por las prácticas
culturales que se dan en la clase y de las acciones que desarrolla el maestro. Los siguientes
recursos forman parte del mismo:
• La biblioteca de aula. Es indispensable contar con una biblioteca del aula con libros
literarios (cuentos, novelas y poemas) y no literarios (enciclopedias, textos informativos,
recetarios de cocina, etc.). A partir de la biblioteca, se pueden organizar diferentes
propuestas didácticas, actividades permanentes de oralidad, lectura y escritura, y
proyectos especiales.
• Ambientaciones y rincones. Es importante pensar el aula como un espacio flexible que se
puede modificar en función de la realización de ciertos proyectos o actividades especiales.
Además de asignar un lugar a la biblioteca del aula, cuando se dispone de espacio, se
pueden armar diferentes ambientaciones.
• Las paredes. Las paredes del aula hablan de lo que ocurre en las clases. Lo que ellas
muestran da cuenta del trabajo de los alumnos y de los maestros. Además, las paredes
son un valioso recurso para trabajar con soportes con los cuales desarrollar prácticas de
oralidad, lectura y escritura auténticas. Según las características y el uso que se les dé a
dichos materiales, algunos pueden conservarse todo el año y otros (la mayor parte de
ellos) serán renovados.
• En primer grado (clase en la cual nos centraremos para pensar una propuesta didáctica) es
importante contar con un abecedario bien visible para todos los niños en la pared. Así
podrán saber cuántas letras tiene el alfabeto y cuál es su orden convencional, orden a
través del cual se organizan, por ejemplo, las agendas, las guías telefónicas, los
diccionarios y algunas enciclopedias. También se puede armar un panel con dibujos con
las palabras que los designan a modo de epígrafe. Este panel funciona como un banco de
datos que los alumnos pueden consultar de manera autónoma cuando necesiten saber qué
letra les sirve para escribir determinadas palabras. Los nombres propios de los alumnos,
exhibidos en una cartelera también son una muy buena fuente de consulta de letras
conocidas y un recurso para proponer diferentes actividades como, por ejemplo, pasar la
lista.

PROPUESTA DIDÁCTICA
En este marco se inserta el siguiente contenido: La escritura alfabética. Es preciso destacar, que
dicho contenido, perteneciente a primer grado, se construye a lo largo de toda la escolaridad
teniendo en cuenta las ideas de Carlos Vaz Ferreira, de escalonamiento y penetrabilidad, al
presentar el conocimiento por grado escolar dando cuenta de la adaptación a la edad del niño y,
al considerar que existe una clase de materia pedagógica que tiene profundidad, que permite
ir penetrando el conocimiento por mucho tiempo.
A modo de ejemplo se ha pensado en la intervención docente enmarcada en la secuencia
didáctica que se redacta a continuación. A fin de ejemplificar, la secuencia podría perseguir como
objetivo que los alumnos se apropiaran del código escrito empleándolo como un medio de
comunicación.

MARCO TEÓRICO SOBRE LA ESCRITURA Y LAS ETAPAS DE EVOLUCIÓN EN LOS NIÑOS


De acuerdo a lo que expresa Daniel Cassany (1999) escribir es una forma de realizar acciones
para conseguir objetivos en comunidades alfabetizadas. En consecuencia, consiste en aprender a
utilizar las palabras para que signifiquen lo mismo que uno pretende que signifiquen en cada
contexto. De esta forma, el lenguaje no es visto como un código abstracto ni desvinculado de los
usuarios, sino que surge y se utiliza en una comunidad de hablantes que comparten una misma
concepción del mundo, unos conocimientos enciclopédicos, unas rutinas comunicativas, en
definitiva: una misma base cultural.
Escribir es pues, organizar información. Se trata de un complejo proceso, producto de diferentes
subprocesos y no un simple y espontáneo acto de “creación”. El proceso de elaboración de un
escrito implica tres acciones: planificar, textualizar y revisar. La planificación incluye la generación
de ideas, organización de las mismas y determinación del propósito de la escritura en función de
la intención comunicativa y del destinatario. La textualización transforma los insumos de la
planificación en unidades de comunicación concluida y autónoma, según formatos reconocidos
socialmente. La revisión del escrito, una vez acabada la escritura del mismo, se realiza para
efectuar correcciones y reajustes que mejoren el texto y lo tornen más eficaz. Es la revisión final,
pues durante el proceso de textualización las revisiones parciales son constantes (Desinano y
Avedaño 2006).
La evolución de la escritura en los educando pasa por cuatro niveles:
Pre-silábico, donde la escritura no es aun representación de la forma sonora de la palabra y su
lectura es global. Las escrituras son ajenas a toda búsqueda de correspondencia entre grafías y
sonidos. En un inicio escribir es una variación del dibujo con parecido a los trazos típicos de la
escritura. Luego el niño percibe que para leer cosas diferentes, lo escrito también debe ser
diferente.
Silábico, el educando comprende que las diferencias de las representaciones se relacionan con
las diferencias en la pauta sonora de las palabras, queda aún por descubrir qué clase de recorte
de la palabra dicha es el que corresponde a los elementos de la palabra escrita. En este nivel se
intenta una correspondencia entre grafías y sílabas.
Silábico-Alfabético, en este nivel coexisten dos formas de hacer corresponder sonidos y grafías:
la silábica y la alfabética. Algunas grafías representan sílabas y otras ya representan fonemas. El
niño agrega trazos a su repertorio, pues descubre que hay sonidos más pequeños que la sílaba,
aproximándose a la escritura alfabética.
Alfabético, establecen la correspondencia entre fonema y grafía. Sólo les quedará por resolver
algunos detalles, como las separaciones entre palabras que no se relacionan con su lenguaje oral
y la ortografía.
De este modo, los educandos podrán incorporar poco a poco la idea de que la escritura es
la representación de los sonidos del habla, que las palabras escritas son señales de las habladas
y tienen la misma significación y que el lenguaje escrito tiene sus reglas, diferentes a las del
lenguaje hablado. Respetando este orden, se conseguirá un aprendizaje más fluido y agradable
de la escritura, y con una sólida base que le permita al niño un mejor desempeño y adaptación a
lo largo de toda la escolaridad.

LAS POSIBLES ACTIVIDADES DE LA SECUENCIA DIDÁCTICA PODRÍAN SER:


- Rincón de la sonoteca. Relación grafema – fonema: trabajo con el sonido de las letras
de los nombres de los alumnos. Cada alumno debería identificar las grafías que componen
su nombre y qué fonema le corresponde a cada una grabando los sonidos en sus tablets o
en un grabador. Podrían, además identificar nombres de otros compañeros o de objetos
que empiecen con la misma letra que su nombre. Mediante estas actividades se buscaría
que arribara en la memoria inmediata de los alumnos los conocimientos adquiridos sobre el
tema y poder consolidar aquellos que no estén claros para poder avanzar, ya que al decir
de Ausubel, los conocimientos e ideas previos son de fundamental importancia para que
tenga lugar el aprendizaje significativo.
El tener un rincón predispuesto en el aula como sonoteca motivaría a los niños a animarse
a hablar y a escuchar sonidos, dos aspectos indispensables para que puedan relacionar
grafemas con fonemas.
- Rincón del baúl mágico. Listado de palabras. Siempre estaría presente en el aula una
baúl, considerado mágico porque siempre traería diferentes recursos para trabajar. En este
caso, encontrarían dentro de él una mochila con útiles. De este modo se los invitaría a
realizar una producción escrita sobre qué útiles tienen en su mochila, la cual sería la
primera producción del año. De este modo, con consignas claras, se permitiría observar en
qué etapa de la escritura se encuentra cada educando. Dicha actividad podría ser
considerada como evaluación diagnóstica.
- Rincón de los atrapa-sueños. Descripción de imágenes. De cada atrapa-sueño
penderían diferentes imágenes a lo largo del año o incluso palabras o frases. Esta
actividad se realizaría en primera instancia de manera oral, los niños tendrían la
oportunidad de comentar sobre todo aquello que observan, qué objetos están presentes en
la imagen, cómo son, cuántos, etc. De este modo se estaría empleando la etapa de
planificación de la escritura propuesta por Desinano y Avedaño (2006).
- Rincón “Mi amigo abecedario”. Producción escrita. En otra instancia, luego de
planificar la escritura, cada alumno de manera individual tendría que escribir todo lo que
observa en la imagen a través de un listado de palabras. En esta instancia, tal como lo
expresa Bruner, se andamiaría a los alumnos con su trabajo, realizando preguntas cómo,
¿Con qué letra comienza el nombre de este objeto? ¿Es una palabra pequeña? ¿O llevará
varias letras? De esta manera se estaría invitando a los niños a que reflexionaran sobre
sus producciones. En esta actividad sería indispensable que los niños se acercaran al
abecedario presente en el aula a fin de erradicar dudas sobre los grafemas.
- Palabras escondidas en la imagen trabajada. Posteriormente se trabajaría de manera
conjunta sobre la misma imagen. En esta instancia los alumnos guiados del docente
pasarían al pizarrón a escribir el nombre de algún objeto contenido en la imagen. De
manera lenta y con una adecuada modulación y gesticulación se guiaría al niño para que
escriba todas las grafías relacionándolas a su vez con el fonema. Una vez realizada la lista
de palabras, se trabajaría individualmente con cada niño invitándolo a reflexionar sobre sus
producciones. De este modo, uno a uno con ayuda docente realizarían la revisión y
corrección de su trabajo. En esta instancia sería muy útil volver a utilizar la sonoteca y el
abecedario.
- Rincón “Familias de palabras”. Trabajo con enunciados. Se guiaría al alumnado en la
escritura de enunciados. Este rincón contendría dos cajas, una con sustantivos y otra con
adjetivos. De este modo sacarían de cada caja una palabra formando enunciados breves.
Luego sin mirar las tarjetas deberían escribir los enunciados trabajados. En estas
instancias se haría énfasis en la segmentación de palabras, contándolas previamente.
- Noticias diarias. Todos los días los niños tendrían que escribir una noticia sobre su vida,
qué comió, qué hizo durante el día, qué actividades le gusta realizar, etc. Previamente a la
escritura se realizaría la planificación a través de la oralidad, evitando de este modo que a
diario escriban lo mismo o no sepan qué producción realizar. Esta producción diaria sería
corregida en el momento, invitando al niño a reflexionar sobre su trabajo con preguntas
como: ¿Con qué letra comienza el enunciado que quieres escribir? ¿Cuál letra sigue?
¿Qué letra te faltó? Con este trabajo cotidiano se buscaría que los alumnos fueran
avanzando en las etapas de la escritura.
- Rincón de libros. Trabajo con diferentes tipologías textuales. El trabajo con libros de
textos ayuda a los alumnos a interesarse por la lectura y escritura. Se hace muy
interesante en primer grado el trabajo con textos narrativos. Cada instancia sería propicia
para realizar producciones sobre qué parte del cuento les ha gustado más, cuál fue el
problema, la caracterización de los personajes, etc.
- Trabajos en equipos. Estas propuestas se realizarían considerando el concepto de
Vigotsky de zona de desarrollo próximo, entendida como la distancia entre el desarrollo
real y el desarrollo potencial; es decir, lo que el niño puede hacer por si solo y lo que puede
llegar a hacer con mediadores. Las propuestas podrían ser sobre una temática en común,
por ejemplo los mamíferos. Un equipo tendría que escribir un texto narrativo con
mamíferos como personajes, otro realizaría un texto expositivo sobre lo aprendido y los
demás escribirían una carta a sus mamás para convencerlas de tener algún mamífero
como mascota. De esta manera se abordarían distintas tipologías textuales con
intenciones bien diferenciadas, además, el trabajo en equipo y colaboración con sus pares
permitiría continuar avanzando hacia la escritura alfabética.
- Revisión de los textos. En instancias posteriores se realizaría la reescritura de cada texto
de manera grupal, reflexionando entre todos cómo se podrían mejorar las producciones.
- Revisión de la primera producción del año. Se entregaría a los niños la primer
producción escrita realizada en el año sobre qué útiles tienen en su mochila. Deberían
leerla, revisarla y volver a producirla de manera alfabética y coherente.

REFLEXIONES PERSONALES
La enseñanza de la lengua, tanto oral como escrita, ocupa un lugar central y transversal en la
construcción y producción del conocimiento. Por lo tanto, uno de los grandes objetivos de la
escuela es formar sujetos competentes que puedan participar en situaciones comunicativas, es
decir, que sepan usar adecuadamente la lengua en diversos contextos, con destinatarios
diferentes y con propósitos variados.
En la situación de constante comunicación, un aula alfabetizada que permita la mediación de los
materiales didácticos es de suma importancia, ya que son portadores del contenido, y de una
forma particular de transmitir la cultura y de apropiarse de ella. Los textos tanto orales como
escritos, son portadores del lenguaje en un contexto determinado, de formas de pensamiento,
problemáticas humanas, modos de resolverlas y, en el caso de materiales escolares, una
organización acorde con una concepción didáctica determinada.
En la concepción de la escuela como formadora integral de niño, el área de la lengua debe
ampliar sus objetivos y abarcar todos los aspectos relacionados con la comunicación, en otras
palabras, es un deber de la escuela ampliar el abanico expresivo del alumno. Escribir con una
finalidad, en un ambiente motivador y alfabetizado es el camino para encontrarle sentido a los
procesos de enseñanza y aprendizaje.

BIBLIOGRAFÍA
♦ CASSANY, Daniel (1999): Construir la escritura. Barcelona: Paidós.
♦ DESINANO, N.; AVENDAÑO, F. Didáctica de las Ciencias del Lenguaje. Ed. Homo
Sapiens, Santa Fe (2006).
♦ FERREIRO E. “Evolución de la escritura durante el primer año escolar”. Año 2001.
♦ POZO, I. Teorías cognitivas del aprendizaje. 1989.
♦ SCAFFO, C. Hombre y Lenguaje. Uruguay. 1970.
♦ VIGOSTKY, L. S. Pensamiento y lenguaje. Editorial La Pléyade, Buenos Aires, 1981.

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