Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
D Angelo Lossio - El Uso Del Mapa en Las Clases de Geografia. Reflexiones Sobre La Influencia de La Posicion Epistemologica Del Docente
D Angelo Lossio - El Uso Del Mapa en Las Clases de Geografia. Reflexiones Sobre La Influencia de La Posicion Epistemologica Del Docente
Introducción
Sostenemos así, que tras cada propuesta de enseñanza con material cartográfico se
encuentra una posición epistemológica. En función de los diferentes posicionamientos,
se facilitan aprendizajes geográficos que pueden ser muy diversos; por ejemplo, no se
aprenderá lo mismo en función de una propuesta de enseñanza basada en una
concepción positivista que desde una crítica; igual situación se plantea en una clase
de tipo conductista frente a otra basada en una postura constructivista, porque las
propuestas serán necesariamente distintas. Así también, desde cada posicionamiento
se brindan al alumno diferentes concepciones sobre lo que es un mapa y sobre sus
posibles aplicaciones en contextos escolares y extraescolares.
Para este trabajo se recuperan “decires” de docentes, a partir de sus relatos sobre el
uso de mapas, recordando sus trayectos como alumnos primarios y secundarios.
Estas experiencias fueron recogidas en el desarrollo de actividades de capacitación
docente donde sosteníamos la premisa que, para cualquier proceso de aprendizaje y
de transformación de la práctica de enseñanza, es necesario realizar una
reconstrucción crítica de las experiencias escolares que cada uno vivenció como
alumno, ya que ellas nos dejan huellas que influyen en nuestro desempeño
profesional.
∗
Profesora titular de la cátedra “Didáctica de la Geografía”. Facultad de Humanidades
y Ciencias. Universidad Nacional del Litoral. (e-mail: mdangelo@fhuc.unl.edu.ar)
∗∗
Jefe de Trabajos Prácticos de la cátedra “Didáctica de la Geografía”. Facultad de
Humanidades y Ciencias. Universidad Nacional del Litoral. (e-mail:
olossio@fhuc.unl.edu.ar)
¿En qué concepción de mapa nos posicionamos?
Del mismo modo, el lector analiza un mapa en el marco que le aportan su propia
ideología, su particular visión de mundo, sus intereses, sus experiencias y sus ideas
previas; todos estos factores influyen en el proceso de interpretación de este texto
visual ya que actúan a modo de filtro cultural. Como sostiene Santos Zunzuneguí
(1992) todo texto visual -como otros tipos de textos- se presenta como incompleto:
Por todo lo dicho hasta aquí, consideramos necesario desnaturalizar al mapa como la
representación fiel del espacio geográfico, o como una representación “aséptica” de la
realidad. La posición ideológica participa en la producción y en la lectura de un texto
cartográfico, por más que un sujeto no sea consciente de ello.
El lenguaje cartográfico posee una morfología y una sintaxis que le son propias. La
enseñanza y el aprendizaje de dicho lenguaje requieren un tratamiento particular.
Desde el punto de vista didáctico, el abordaje de un texto cartográfico (un mapa)
implica, por un lado, enseñar a leerlo a partir de la decodificación y a interpretarlo a
partir del establecimiento de las relaciones entre la información contenida. Por otro
lado, interesa que los alumnos puedan también construir sus propios mapas (es decir,
textos cartográficos) a partir del establecimiento de relaciones lógicas entre los
elementos del espacio geográfico a representar y de la codificación de esa información
considerando las convenciones propias de este lenguaje, estableciendo una
correspondencia entre lo que un signo representa y lo representado.
“Como los conceptos son herramientas que pueden aplicarse en otras situaciones, nos
permitirán entender más allá del caso analizado. Cuanto más generales sean, mayor
capacidad explicativa tendrán de un número de eventos particulares” (Gurevich, 1994,
75).
El mapa puede ser un material que se utilice para reforzar la memoria o puede ser un
material para facilitar la conceptualización y la generación de aprendizajes
significativos.
Se observa en los decires de los participantes, que son mucho menos frecuentes los
recuerdos de actividades que refieren a extraer conclusiones, interpretar relacionando
información contenida en el mapa, comparar mapas, observar la evolución de un
fenómeno en el tiempo, etc. Y no aparecen directamente recuerdos referidos a que el
mapa se utilizara para resolver un problema, para conceptualizar y, menos aún, que se
situara a los alumnos en el rol de productor de un mapa temático, a partir de un
proceso personal y creativo. Por el contrario, los docentes sostienen que una práctica
muy frecuente era copiar los mapas del docente desde el mapa pizarra, o los extraídos
de un manual.
“Se copiaban los mapas directamente del docente. Alguna vez me atreví a elaborar un
mapa personal a manera de innovación hecho por el cuál fui reprendida” (Prof. 30
años de edad apróximadamente).
“Lo que hice fue copiar los mapas de libros. Nunca elaboramos mapas a partir de una
problemática” (Prof. 30 años de edad apróx.)
“….las actividades que realizaba como alumna no eran muy variadas, las misma se
centraban en: * confeccionar un mapa, copiándolo del libro exactamente (referencias,
colores, etc.); *ubicar datos (países, ciudades, coordenadas geográficas, etc.).” (Prof.
40 años de edad apróx.)
“Las actividades a realizar en los mapas era marcar ríos importantes; colorear los
departamentos de la provincia; marcar ciudades capitales; colorear los diferentes
continentes, las regiones de nuestro país; trabajábamos también con mapas físicos
para observar relieves…..” (Prof. 30 años apróx.)
“La actividad que más recuerdo es la que realizábamos para aprender las provincias
de Argentina, que se basaba en colorear el mapa y colocarle el nombre a cada una de
ellas. Si mi memoria no me falla lo hacíamos todos los años a partir de cuarto año de
la actual EGB.” (Prof. 25 años de edad apróx.)
Siguiendo en esta línea epistemológica algunos destacaron que el uso del mapa
era siempre posterior a la explicación del tema, a modo de supuesta “práctica” de la
explicación “teórica” dada por el docente y con el objeto de repetir una respuesta
condicionada:
“El trabajo cartográfico se hacía a lo largo del año, era como la parte práctica de la
teoría que se dictaba” (Prof. 40 años de edad apróx.)
“Recuerdo haber trabajado mucho con mapas políticos, marcar las provincias, sus
respectivas capitales, determinar los países o continentes en un planisferio con
distintos colores; los departamentos de nuestra provincia; marcar ríos de nuestra
provincia…..” (Prof. 30 años de edad apróx.)
Por lo expuesto hasta aquí, podemos sostener que desde posiciones epistemológicas
conductista y positivista, el mapa se presenta generalmente como producto neutral
que cumple el rol en la enseñanza de soporte para la transmisión saberes objetivos.
También, puede ser un apoyo “práctico” a las explicaciones que se refuerzan a partir
de ejercicios con única resolución. De esta manera, se utiliza principalmente como
material que refuerza el aprendizaje mecánico o memorístico y no como facilitador de
procesos de comprensión y aprendizaje significativo.
Si bien hay diferentes teorías que se engloban dentro del marco epistemológico
constructivista, todas comparten ciertas ideas claves, o dicho de otra manera, un
“núcleo común” o “núcleo duro” si se las piensa desde la concepción de Programa de
Investigación Científica. Como sostiene José Antonio Castorina (1998) las diferentes
perspectivas comparten que el conocimiento no es copia de la realidad, que hay un
conjunto de ideas previas en los aprendices y que éstos son activos en la elaboración
cognoscitiva.
Las ideas claves del constructivismo tienen, para quien las comparta, su incidencia
sobre la actividad educativa. Reflexionaremos exclusivamente sobre el uso didáctico
del material cartográfico.
“Las herramientas conceptuales como cualquier otra, sólo pueden ser plenamente
comprendidas mediante su utilización práctica en el análisis y comprensión de
problemas reales y dentro de la cultura en que tienen significado”. (Pérez Gómez,
1992)
El contacto de los alumnos con la práctica profesional del geógrafo puede facilitar la
adquisición de sus herramientas conceptuales y procedimentales en relación con las
situaciones reales que definen problemas.
El trabajo cartográfico incluye una serie de etapas entre las que se encuentran:
definición de objetivo del mapa; recolección, selección y tratamiento de la información;
realización del dibujo e impresión. Se piensa que son enriquecedoras las propuestas
de enseñanza que permitan a los alumnos participar de algunos procedimientos que
componen estas etapas, ya que es una de las maneras en que se puede ayudar a
comprender mejor el lenguaje cartográfico. El dominio progresivo de los instrumentos y
lenguajes humanos facilitan la construcción de nuevos pensamientos con relación al
desarrollo de procesos psicológicos superiores.
Enseñar a construir mapas temáticos en geografía se puede relacionar con toda una
serie de operaciones de pensamiento como observar, reunir y organizar datos,
comparar, clasificar, etc. Se pretende destacar la codificación, ya que la construcción
de mapas requiere la elaboración de signos, establecimiento de un código entre lo que
un signo representa y lo representado.
“Es especialmente importante que los alumnos vean modelos de docentes y de otras
personas trabajando en problemas nuevos. Cuando los expertos piensan en voz alta
sobre problemas que les son novedosos, invariablemente revelan sus propios caminos
sin salida y sus tropezones, en vez de l “razonamiento perfecto del experto que encara
un problema que ya le es familiar. (Bradford, J y Vye, N, 1996, 312)
Reflexiones finales
La tarea de enseñar nos exige un compromiso profesional, asumir una postura teórica
es parte de ese compromiso; debemos hacer opciones, a veces difíciles, para el
trabajo aúlico sea coherente con los principios a los que adherimos.
Cuando tenemos una idea clara de nuestra posición frente a la Geografía y frente a la
enseñanza se facilita nuestro trabajo, se clarifican nuestras las ideas, se orienta la
búsqueda de material didáctico.
Creemos que la búsqueda de esta coherencia es uno de los aspectos más arduos en
los que debemos seguir ocupándonos.
Bibliografía
COMES, PILAR (2002) “El espacio en la didáctica de las Ciencias Sociales” en Trepat,
C y Comes, P. “El tiempo y el espacio en las didáctica de las Ciencias Sociales”. Grao.
Barcelona.
GUREVICH, Raquel (1994) “Un desafío para la Geografía: explicar el mundo real”, en
Aisemberg, B y Alderoqui, S. (comp.) “Didáctica de las Ciencias Sociales”. Buenos
Aires. Paidos.
LITWIN, Edith (1997b) “Las configuraciones didácticas. Una nueva agenda para la
enseñanza superior”. Buenos Aires. Piados.
LOZANO, Jorge y otros (1997) “Análisis del Discurso. Hacia una semiótica de la
interacción textual”. Ed. Cátedra. Madrid.