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Renacimiento carolingio

Renacimiento carolingio es la denominación acuñada por el filólogo e historiador Jean-Jacques


Ampère en 18321 para designar, por comparación con el Renacimiento italiano de los siglos XV y
XVI, al periodo de resurgimiento cultural que se dio en el ámbito del Imperio carolingio a fines del
siglo VIII y comienzos del siglo IX, coincidiendo con los primeros carolingios (Carlomagno y
Ludovico Pío). Atención: es muy discutido el término “Renacimiento”

Durante este período hubo un aumento de los estudios artísticos, literarios, jurídicos y litúrgicos (se
reformaron los ritos sacramentales).2 También se desarrolló el empleo del latín medieval y la
minúscula carolingia, proveyendo un lenguaje común y un estilo de escritura que permitieron una
mejora de la comunicación entre la minoría culta de la mayor parte de Europa. Se utiliza incluso la
expresión humanismo carolingio para designar la labor de recuperación de la cultura clásica latina
que se dio esencialmente en los monasterios carolingios y en la Escuela Palatina de Aquisgrán, bajo
la dirección de Alcuino de York.3 La actividad política y legislativa de la corte carolingia (incluso
en cuestiones como la reforma monetaria, la demarcación territorial civil -condados, ducados,
marcas- y la reordenación de las provincias eclesiásticas -se restauró la autoridad de los arzobispos
sobre los obispos sufragáneos-) estuvo tan vinculada a estos aspectos, que se denominan
conjuntamente con la expresión reformas carolingias,4 y se explicitó en textos que pueden
considerarse manifiestos del programa reformador de Carlomagno, como la Admonitio Generalis5
(789) o la Epistula de litteris colendis.

Reforma educativa

Las dimensiones del imperio de Carlomagno precisaban de un aparato burocrático que lo sostuviera.
Para ello era necesario servidores públicos alfabetizados, es decir, que supieran leer y escribir (en
ese momento: el latín). La falta de personas letradas significaba una gran dificultad, su origen se
encontraba en el hecho de que el latín vulgar estaba divergiendo en dialectos regionales (los
precursores de las lenguas romances modernas) mutuamente ininteligibles; de modo que ni siquiera
los eruditos que empleaban el latín literario podían comunicarse sin dificultad con sus colegas de
otros lugares de Europa.

Para tratar de solucionar ambos problemas, Carlomagno ordenó la creación de escuelas y atrajo a
muchos de los más importantes eruditos de la época a su corte, destacadamente al monje anglosajón
Alcuino de York. Alcuino y Carlomagno se encontraron en Italia en el 781; al año siguiente,
Carlomagno lo llamó para que le asistiera en una reforma educativa que, iniciada en la Escuela de la
corte de Aquisgrán (cuyas funciones podían considerarse precedentes de la universidad medieval),
se difundiera por una red de escuelas episcopales que habrían de crearse en cada una de las diócesis
de cada parte del Imperio.

Se estableció un currículo estandarizado (Trivium et Quadrivium) para su uso en esas escuelas.


Alcuino se encargó de la recopilación y de la propia redacción de todo tipo de libros de texto, a
veces tan rudimentarios como listas de palabras.26 La minúscula carolingia proporcionó un modelo
de escritura claro y sencillo para los manuales, usado en primer lugar en los monasterios de Corbie
y Marmoutier (San Martín de Tours).2728 Se fijó una versión estandarizada del latín que permitió
acuñar nuevas palabras mientras se conservaban las reglas gramaticales del latín clásico. Ese latín
medieval se convirtió en la koiné de la élite culta europea, permitiendo a clérigos, funcionarios y
viajeros hacerse entender por toda Europa Occidental.

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Trivium significa en latín «tres vías o caminos»; la gramática (lingua -«la
lengua»-), dialéctica (ratio -«la razón»-) y retórica (tropus -«las figuras»-).

En la época medieval, tras la desaparición de las escuelas clásicas y


su metodología de la enseñanza, la organización de la enseñanza se
articulará en torno a las llamadas siete artes liberales, en las que se
debían instruir quienes pretendiesen formar parte del clero.

Estas siete artes se dividían en dos grupos, el llamado "trivium", que


comprendía la gramática, la dialéctica y la retórica, y el llamado
"quadrivium", en el que se integraban la música, la aritmética, la
geometría y la astronomía

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