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Universidad Nacional de La Plata

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación


Departamento de Letras

Literatura Latinoamericana I
Figuras del intelectual e identidad latinoamericana en “Nuestra América” de José Martí
Fecha de entrega: 14 de diciembre del 2021

Estudiante: Luciana Jarque


Carrera: Profesorado en Letras
Los hermanos sean unidos
porque esa es la ley primera;
tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos pelean
los devoran los de afuera.
José Hernández, (1872).
I.Introducción
El propósito de este trabajo es analizar el ensayo “Nuestra América” (Martí, 1891)
tomando los aportes de los autores propuestos por la cátedra de Literatura Latinoamericana I
a fin de establecer relaciones entre la teoría y este texto literario, para centrarse en el tema de
la figura del intelectual y la identidad latinoamericana.

II. Desarrollo
Modernidad, intelectuales e identidad latinoamericana
Los cambios introducidos por la modernidad en América, fueron un disparador para el
surgimiento de una amplia variedad de artistas, escritores e intelectuales, en constante
contacto e interrelación. El modernismo, según Rama se traduce en un:
“conjunto de formas literarias que traducen las diferentes maneras de la incorporación
de América Latina a la modernidad, concepción sociocultural generada por la
civilización industrial de la burguesía del XIX, a la que fue asociada rápida y
violentamente nuestra América en el último tercio del siglo pasado, por la expansión
económica y política de los imperios europeos a la que se suman los Estados Unidos”
(Rama, 2015:4)
Resulta que la pertenencia hispanoamericana, entre los intelectuales, era un rasgo compartido
y un tema desde donde se partía para las producciones de aquellos pensadores. El ambiente
precario y en muchas ocasiones parroquiano, era sumamente asfixiante dentro de la cultura
letrada, por lo que resultó otra causa del diálogo activo entre aquellos sujetos, que
encontraban puntos en común dentro de sus diferentes experiencias nacionales. La idea
general, dentro de aquellos círculos, era de la creación de una literatura latinoamericana.
En el primer período de los modernistas intelectuales hispanoamericanos, estaba
fuertemente marcado por el colonialismo, ya que las obras estaban sumamente hermanadas a
las culturas del continente europeo. En el período sucesivo, las obras contemporáneas
plantean una rivalidad fuerte contra los modelos extranjeros, en su mayoría provenientes de

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Europa, ya que se proponían que la literatura sea originariamente latinoamericana y
emanciparla del colonialismo. Como menciona Zanetti (1994), los intelectuales con aquella
perspectiva totalizadora, “expresaban la convicción de estar creando no sólo una literatura
sino la conciencia misma del continente” (Zanetti, 1994:29); estaban todos movilizados por el
fin de una unidad latinoamericana.
En síntesis, con el modernismo, América Latina se convierte en un capo de lucha
donde diversas retóricas y discursos “se disputan la hegemonía sobre el sentido de “nuestra”
identidad” (Ramos, 1989:230).
Una breve introducción a Martí
Los textos producidos durante el período de modernización en América Latina y los
Estado Unidos, como es el caso del texto de José Martí, nos sirven como reflexión sobre la
situación del intelectual latinoamericano y su vínculo con aquél período (Pampín en Rama,
2015:VII).
José Martí fue un poeta y político cubano, cuya “trayectoria vital e intelectual […]
estuvo marcada por la deportación de su patria” (Colombi, 2016:145), su recorrido
comprende España, América Latina y Estados Unidos. Es interesante el análisis de realiza
Colombi sobre el exilio, considerándolo como una situación oscilante entre una pena y un
derecho, lo que hace de sí un estado de excepción más allá del ordenamiento del Estado. El
sujeto que lo experimenta es un nómade, porque se encuentra en un lugar inclasificable, y
desde ese lugar se reconstruyen las ideas de pertenencia a una comunidad; es un “movimiento
de desposesión necesario”, porque le quita al sujeto el peso del apego al pasado; y una
situación de inestabilidad que permite al individuo vivir en una duplicidad que multiplica sus
percepciones (Colombi, 2016:147-148).
Las circunstancias que trae consigo el exilio, hizo de Martí un pensador que miró más
allá de su propio país, y logró pensar a la literatura y cultura de América Latina como un
proceso en sí mismo, complejo y universal. Cuando se habla del desplazamiento o migración,
se trata, como enuncia Rama de una “experiencia colectiva”, ya que América Latina había
creado “un verdadero pueblo de la diáspora” con el desplazamiento de las zonas rurales a las
grandes urbes (Pampín en Rama, 2015).
Martí es uno de los pensadores que da inicio al movimiento moderno
latinoamericanista. Para él la literatura y la sociedad son indisociables, porque la primera
emana de la segunda; y considerando que la literatura nace de la historia, considera de gran
relevancia la creación de una historia latinoamericana para poder así crear una literatura
latinoamericana.

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Análisis del corpus literario
En el ensayo “Nuestra América”, Martí se plantea la problemática de la identidad
latinoamericana en construcción. Según las postulaciones del escritor, cuando se trata de la
historia americana, se habla de dispersión; esta caracterización de la historia, afecta a la
identidad, convirtiéndola en algo fragmentario. Por ello, dice que “éramos una visión, con el
pecho de atleta, las manos de petimetre y la frente de niño” (Martí, 1891:137), porque
poseíamos energía, las manos limpias de no haber moldeado aún las bases de la nueva
sociedad, y la mente limpia y abierta a nuevas perspectivas e ideas.
El autor empieza a hablar sobre una amenaza inminente: “los gigantes que llevan siete
leguas en las botas y le pueden poner la bota encima” (Martí, 1891:133), se trata, de un
“peligro que acecha […] aunque no sepamos cuál es” (Lagmanovich, 1987:238). Esta
tonalidad, el escritor la mantiene durante los dos primeros párrafos del ensayo. Para enfrentar
los peligros que nos acechan, Martí nos interpela de manera filial, ya que “la metáfora de la
familia refuerza y endurece la interpelación” (Ramos, 1989:231); y nos habla en el segundo
párrafo de la unión que debemos lograr entre los pueblos “hermanos” del continente
latinoamericano, porque si entre nosotros nos peleamos, nos devoran los de afuera. Es un
ejercicio “hermanador” doblemente necesario para establecer las condiciones necesarias de
un “buen gobierno”, y para defendernos de los sujetos dentro de la región con ideas
provenientes de afuera (Ramos, 1989:233).
En la segunda parte del ensayo, entendida a partir del tercer párrafo, el intelectual
realiza una reflexión y análisis de la historia y sociología de la región, hablando a su vez, de
los deberes del americano con su tierra (Lagmanovich 1987:239). Martí realiza una crítica a
las lógicas neocolonialistas o eurocentristas adoptadas por los americanos: “No les alcanza al
árbol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera, el brazo de Madrid o de
París” (Martí, 1891:134); el trabajo intelectual desarrollado en América no debe subordinarse
a aquella estructura de mayor poder, sino que debe proponerse desde una autonomía cultural.
Sumado al hecho de que para lograr un “buen gobierno” de la región, no se pueden
considerar las ideas extranjeras porque son inviables en un territorio con una historia
diferente a la Europea: “[…] el buen gobernante en América no es el que sabe cómo gobierna
el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país” (Martí,
1891:134). Finalmente, para reforzar la idea de que el gobernante no puede ser ajeno al
territorio a gobernar se pregunta: ¿cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si
no hay universidades en América? (Martí, 1891:135).

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Finalmente aquél mal que se encontraba al acecho, muestra la cara; representado en la
figura del “tigre” que “espera detrás de cada árbol, acurrucado en cada esquina” (Martí,
1891:136). El tigre, como menciona Lagmanovich, es “el desequilibrio natural provocado por
la falsa erudición, que ha impedido a los dirigentes americanos llegar a un conocimiento real
de su mundo y de las necesidades de sus pueblos” (Lagmanovich, 1987:244); y se evidencia
dicha idea con pasajes del texto como: “No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino
entre la falsa erudición y la naturaleza” (Martí, 1891:134-135). Es que para los patricios de la
época, la letra proveía una racionalidad necesaria para domar a la barbarie, pero Martí aquí
“invierte esa economía del sentido en una postulación de lo autóctono” (Ramos, 1989:234).
Afortunadamente, “el libro importado” puede ser vencido por “el hombre natural” (Martí,
1891:134). El peligro se representa entonces desde el interior, con las múltiples
fragmentaciones entre los intelectuales, y desde afuera, con la amenazante modernidad
extranjera (Ramos, 1989).
A partir del décimo párrafo del ensayo, se empieza a construir una tonalidad
esperanzadora, una “visión profética” de la superación del peligro planteado (Lagmanovich,
1987:239). Se le dará muerte a aquél tigre:
“Estos países se salvarán porque, con el genio de la moderación que parece imperar,
por la armonía serena de la Naturaleza, en el continente de la luz, y por el influjo de la
lectura crítica que ha sucedido en Europa a la lectura de tanteo y falansterio en que se
empapó la generación anterior, le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el
hombre real” (Martí, 1891:136-137).
Debido al hecho de que “ni el libro europeo, ni el libro yanqui, daban clave del enigma
hispanoamericano”, los pueblos latinoamericanos, a partir de la crítica y reflexión, de
preguntarse “¿Cómo somos?” (Martí, 1891:137); a partir de la revalorización del origen, con
gobernadores “en las repúblicas de indios” que “aprenden indio”; construyen su propia
identidad (Martí, 1891:138).
El simbolismo de la esperanza es, en el ensayo, el “árbol”. Los arboles son los que
defienden lo propio, y se ponen “en fila para que no pase el gigante de las siete leguas”
(Martí, 1891:133); son la conexión con la tierra de origen, que aunque se “injerte en nuestras
repúblicas el mundo, el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas” (Martí, 1891:135); es el
“saber del a tierra” (Ramos, 1989:235) que se opone a los discursos de modernización y
progreso. Finalmente, Martí cierra el ensayo con “la posibilidad del árbol triunfante”
(Lagmanovich, 1987:245) que nacerá de “la semilla de la América nueva” (Martí, 1891:139).

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III. Conclusión
Como ha sido mencionado anteriormente, la lectura de textos producidos durante la
modernización latinoamericana, nos sirven como reflexión sobre la situación del intelectual
latinoamericano y su vínculo con aquél período; y también nos sirven para reflexionar nuestra
identidad latinoamericana hoy.
Si enumeramos algunos rasgos de la identidad latinoamericana hoy, podemos
encontrarnos con: una homogeneidad lingüística, debido al predominio del español; un
predominio de la religión católica, que el liberalismo a lo largo de la historia no pudo aplacar;
una organización económica basada en el régimen capitalista; sectores socioeconómicos
sumamente heterogéneos debido a la concentración de riquezas y poder.
Es evidente notar, que los pueblos latinoamericanos siguen siendo amenazados por
tigres “de adentro que se echan por la hendija”, y también de “afuera” (Martí, 1891:137).
Como menciona Galeano, a los ojos del mundo América es Estados Unidos, la supremacía de
aquél país sigue opacando la diversidad cultural del continente, haciendo de Latinoamérica
una “sub América […] de nebulosa identificación” (Galeano, 1971). Afortunadamente, la
identidad latinoamericana se encuentra en constante construcción y reconstrucción; y en las
futuras generaciones se ven aquellas semillas con la posibilidad de crecer para ser aquellos
“árboles” unidos en la lucha y la resistencia.

Bibliografía
- Colombi, Beatriz, “Exilios, tristezas. José Martí y su “Domingo triste”, en Viajes,
desplazamientos e interacciones culturales en la literatura latinoamericana. De la
conquista a la modernidad, Buenos Aires, Biblos, 2016, pp. 145-158.
- Galeano, Eduardo, “Introducción” en Las venas abiertas de América Latina, 1971.
- Lagmanovich, David, “Lectura de un ensayo: ‘Nuestra América’ de José Martí”, en
Iván Schulman (ed.), Nuevos asedios al modernismo, Madrid, Taurus, 1987.
- Rama, Ángel, Martí, modernidad y latinoamericanismo, selección Julio Ramos y
María Fernanda Pampín, Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho, 2015.
- Ramos, Julio, “Nuestra América: arte del buen gobierno”, en Desencuentros de la
modernidad en América Latina, México, FCE, 1989.
- Zanetti, Susana, “Modernidad y religación: una perspectiva continental (1880-1916)”,
en Ana Pizarro (org.), América Latina: Palabra, Literatura e Cultura. Volume 2:
Emancipaçao do Discurso, Sao Paulo, Memorial da América Latina, Unicamp, 1994,
pp. 489-534.

5
- Martí, José, “Nuestra América”, en La Revista Ilustrada de Nueva York, Estados
Unidos, 1891.

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