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Las políticas y los procedimientos bien pensados favorecen la ejecución de la estrategia, sin
embargo en algunos casos, estos en una compañía son a veces un apoyo o un estorbo para la
buena ejecución de estrategias.
Los administradores deben de examinar, si las políticas y los procedimientos apoyan dichos
cambios y revisar con cuidado la ejecución de la estrategia de tres maneras:
• Ofrecer guías descendentes sobre cómo hay que hacer ciertas cosas.
Alinear las acciones y las conductas de los empleados de la compañía con los requerimientos de
una buena ejecución de la estrategia.
Una de las herramientas mas útiles y eficaces para medir que tan bien una compañía ejecuta las
partes de su estrategia consiste en comparar su desempeño en ciertas actividades y procesos de
negocios contra los mejores en la industria y los mejores del mundo, es una práctica conocida
como benchmarking.
Es una técnica para realizar una actividad o proceso de negocio de entrega resultados manifiestos
constantemente superiores en comparación con otros métodos. Para que una técnica sea mejor
practica legítima, debe tener un historial comprobado de que reduce significantemente los costos,
mejora la calidad o el desempeño.
Estas tres herramientas son difundidas en todo el mundo para implantar las estrategias dirigidas a
la reducción de costos, manufacturas sin defecto, calidad superior de los productos, mejor
servicios y satisfacción total.
PROGRAMA DE CONTROL DE CALIDAD SEIS SIGMA. Emplea métodos estadísticos avanzados para
mejorar la calidad mediante la reducción de defectos y variables en el desempeño de procesos de
los negocios.
Hay dos tipos de programas seis sigma. El sistema DMAMC (definir, medir, analizar y controlar) es
un sistema de mejoramiento para los procesos existentes que no cumplen las especificaciones y
necesitan mejoras graduales. El proceso DMADV (definir, medir, analizar, diseñar y verificar) se
usa para desarrollar procesos o productos nuevos a niveles de calidad Seis Sigma.
La esencia de Seis Sigma es reducir la variabilidad de los procesos pero los procesos creativos, por
naturaleza, implican un poco de variabilidad.
Para mejorar las operaciones se vinculan a las prioridades estratégicas de la empresa, la tarea
administrativa de crear una cultura de calidad total en la que haya un compromiso genuino por
alcanzar los resultados.
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EJECUCIÓN DE LA ESTRATEGIA DENTRO DEL
PROCESO ESTRATÉGICO
Es frecuente y normal que en las organizaciones los planes estratégicos contengan información
sobre productos, procesos y estrategia, pero no dispongan de información sobre la ejecución de la
estrategia.
El plan operativo contiene una colección de números, y se presta poca atención a los planes de
acción, razón por la cual el crecimiento organizacional es reducido. En otros casos, existe una
interminable colección de planes y se descuida la planificación adecuada de la forma para “hacer
las cosas.”
Cuando las compañías no cumplen sus promesas, la explicación más frecuente es que la estrategia
del director o gerente era incorrecta. Sin embargo, la estrategia en sí misma no es la causa. Las
estrategias fracasan debido a que no son ejecutadas. Las cosas que se supone deben ocurrir no
ocurren. Ya sea porque las organizaciones no son capaces de hacer que ocurran o los líderes
subestiman los retos que sus compañías encaran en el ambiente en el que se desenvuelven.
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Recordemos que ninguna estrategia rinde sus frutos a menos que sea convertida en acciones.
Frecuentemente, los administradores se quejan de que los empleados no están haciendo lo que
se supone que deben hacer para implantar un plan de trabajo.
En una cultura de ejecución, los líderes diseñan estrategias que constituyen mapas de caminos, en
vez de senderos rígidos contenidos en libros de planificación. Diseñan las estrategias para ser
ejecutadas, pero gran parte de ellas se quedan en el papel.
La ejecución marca el paso de todo lo demás. Nos permite analizar lo que está ocurriendo en el
ámbito tecnológico y de los negocios. Es el mejor medio para lograr los cambios y la transición;
mejor que la cultura, mejor que la filosofía. Las organizaciones orientadas a la ejecución cambian
más rápidamente que las demás porque están más cerca de la real situación.
La mejoría de la ejecución es algo sencillo y directo, para ello el líder debe estar comprometido
profundamente con su organización. Debe convocar a todos los miembros de la empresa para
conseguir que todo el now-how disponible se ponga a las órdenes de quienes ejecutarán la
estrategia. Este now-how será una ventaja competitiva.
Los líderes están comenzando a entender la conexión entre la ejecución y los resultados. El
cambio en la ejecución de los planes permite acelerar la toma de decisiones y hacer más eficiente
a la compañía. Para comprender la ejecución, es preciso tener en mente, lo siguiente:
La ejecución es el proceso sistemático de discutir rigurosamente los cómo y los qué, cuestionar,
dar seguimiento con tenacidad y asegurar la rendición de cuentas. Incluye hacer suposiciones
sobre el ambiente de negocios, evaluar la capacidad de la organización, vincular la estrategia a las
operaciones y a las personas que van a implementar la estrategia, sincronizar a esas personas y
sus diversas disciplinas y vincular las recompensas a los resultados.
El proceso de la estrategia.
El líder debe dirigir directamente los tres procesos básicos, y debe hacerlo con intensidad y vigor.
Muchos líderes piensan que la cabeza principal de la organización está exenta de los detalles
relacionados con dirigir realmente las cosas. Es una manera muy placentera de ver el liderazgo:
están en la cima de la montaña, pensando en términos estratégicos, tratando de inspirar a la
gente con visiones, mientras los gerentes funcionales hacen el trabajo difícil.
La comunicación puede ser inútil o puede tener un significado, lo que cuenta es la sustancia de la
comunicación y la naturaleza de la persona que se comunica, incluyendo su habilidad para
escuchar así como para hablar.
El líder que ejecuta diseña un patrón o modelo de ejecución. Implementa una cultura y un
proceso encaminado a la ejecución, promoviendo el logro de las metas. Su participación en ese
modelo consiste en asignar las tareas y darles seguimiento. Esto significa asegurarse de que las
personas comprendan las prioridades. El líder que ejecuta estrategias, en organizaciones noveles
tiene que decirles a las personas lo que deben hacer; pero en organizaciones que tienen varios
años en el mercado no lo hace, simplemente formula preguntas para que ellas se den cuenta lo
que se necesita hacer. De esa manera trasmite su experiencia de líder y las educa para que
piensen de manera divergente, pero pensando en la ejecución adecuada de la estrategia. El líder
en vez de coartar el pensamiento de las personas les ayuda a ampliar sus propias capacidades.
Los ganadores del Premio Nobel tienen éxito porque ejecutan los detalles de una prueba, que
otras personas pueden replicar, verificar y hasta mejorar.
El líder no solo aprueba el plan. Desea una explicación y pregunta hasta cuando las respuestas son
claras y concretas.
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El liderazgo que carece de disciplina de ejecución es incompleto y poco efectivo.
La diferencia de la ejecución.
Todo gran líder tiene su instinto para la ejecución porque en la generalidad de los casos son
pensadores de amplio nivel. Son personas que son atrapadas por la corriente intelectual,
experimentan y adoptan sus instintos con entusiasmo. Ellos saben lo que necesitan para seguir
adelante.
Juzgar la inteligencia de una persona es fácil para la gente que da empleo y ascensos para otros;
pero es más fácil comprender el historial de una persona y medir su capacidad para lograr que las
cosas se hagan, especialmente cuando el desempeño es el resultado de muchas personas que
trabajan juntas.
El líder con una comprensión amplia de la realidad de la organización fija metas realistas.
Define la estructura para aprovechar el capital intelectual de las personas, con lo cual la
organización obtiene soluciones prácticas para los clientes.
Conócete a ti mismo.
En las compañías que no ejecutan, los líderes se encuentran generalmente fuera de contacto con
la gente y las realidades cotidianas. Los líderes tienen que vivir en sus negocios, tienen que
apropiarse de todos los procesos internos y externos.
El estar en contacto directo con la gente sirve para trasmitir sus vivencias, sus experiencias, sus
ideas y sus percepciones; a la vez que se le presenta la oportunidad de conocer la forma de pensar
de sus colaboradores. En la ejecución los líderes deben estar presentes. Los líderes que están
conectados pueden discernir conjuntamente con la gente la mejor manera de hacer que la
estrategia se ejecute y se ejecute bien.
Estar presente, le permite al líder conectarse personalmente con la gente; las conexiones
personales le ayudan a crear un sentimiento intuitivo del negocio, así como de las personas que
actúan en el proceso. También ayuda a personalizar la misión.
La comprensión de los problemas internos nos hace pensar en las prioridades. El líder debe
establecer metas claras y realistas, las mismas que incidirán en el desempeño general de la
compañía.
Es comprensible que podemos afrontar muchos problemas gravitantes con pocos recursos
disponibles. En orden de complejidad o importancia, es adecuado trabajar en pocas prioridades
que se definan con claridad y precisión. La forma de atacar los problemas debe ser lógica y
consensuada.
Contar con metas claras y sencillas carece de significado si nadie las toma en serio. El fracaso de
ponerlas en práctica es generalizado en el mundo de los negocios, y una causa principal de la mala
ejecución.
En muchas reuniones de trabajo, la gente sale sin conclusiones claras, salen sin saber quién debe
realizar el trabajo. Todos pueden haber estado de acuerdo con que la idea era buena, pero al no
haber definido un responsable, no se pon en práctica. Luego de la reunión, es posible que las
personas encuentren otras alternativas de solución, sin embargo al no haberlas analizado y
concretado en la reunión, tampoco se ejecutan.
Hacer seguimiento de los compromisos adquiridos por las personas y por las unidades, es una
responsabilidad indelegable de los líderes; este el camino para que la gente se responsabilice de
sus compromisos. Es la mejor manera de ejecutar la estrategia.
Las personas trabajan en las organizaciones bajo ciertas expectativas y resultados. Están
dispuestas a dedicarse al trabajo y a cumplir las metas y los objetivos si esto les reporta algún
beneficio adicional. Cuando proyectemos un sistema de compensación o reconocimiento
debemos considerar la forma más adecuada para aumentar el compromiso de las personas con la
organización. Se debe premiar los logros significativos. No se puede premiar aquellas actividades
rutinarias que no agreguen valor para los clientes.
Conócete a ti mismo.
Todo mundo afirma sin convicción la idea de que para encabezar una organización se requiere
fortaleza de carácter; para la ejecución de la estrategia necesitamos dicha fortaleza y la fortaleza
emocional; esto implica ser honesto consigo mismo, enfrentar con honestidad la realidad
organizacional y proporcionar evaluaciones francas y objetivas. Debemos tolerar la diversidad de
los puntos de vista, respetar las arquitecturas mentales y de antecedentes personales que las
organizaciones necesitan tener con sus miembros con el fin de evitar el anquilosamiento.
La fortaleza emocional nos proporciona el valor para aceptar los puntos de vista que se oponen a
los nuestros, así como la confianza para alentar a los demás a aceptar los desafíos; nos permite
aceptar y enfrentar nuestras propias debilidades, ser firmes con las personas que no tienen buen
desempeño y manejar la ambigüedad.
La fortaleza emocional proviene del descubrimiento y del dominio de sí mismo. Se trata de las
habilidades personales. Los buenos líderes conocen sus fortalezas y debilidades especialmente al
tratar con otras personas, a continuación corrigen sus debilidades. Se gana su liderazgo cuando
sus seguidores ven su fortaleza interior, su confianza personal y sus capacidades para ayudar a los
miembros de su equipo a que logren los resultados esperados, ampliando sus propias habilidades.
Un líder sólido y duradero tiene un marco de referencia ético que le proporciona el poder y la
energía para lleva a cabo los encargos más difíciles.
Los líderes comprometidos encaran sus desafíos con capacidad y confianza, logran que las cosas
se hagan, resuelven conflictos y solucionan problemas con energía. Dichos líderes nunca
renuncian a lo que consideran correcto.
La autenticidad: significa que eres real y no un farsante. Es ser realmente uno mismo y en
cualquier circunstancia. Tu “persona exterior” es igual a tu persona interior. Eres congruente
entre lo que dices y lo que haces. Sola la autenticidad puede forjar la confianza, porque tarde o
temprano la gente detecta a los farsantes.
El conocimiento propio: te proporciona la capacidad de aprender de tus errores, así como de tus
éxitos. Te permite seguir creciendo. Pocos líderes tienen la capacidad intelectual para ser buenas
personas, buenos jueces, buenos estrategas, buenos líderes operativos, y al mismo tiempo hablar
con los clientes y hacer todas las demás cosas que el trabajo demanda. La gran virtud de ellos está
en que si en alguna cosa fallan, son capaces de obtener ayuda inmediata para corregir. La persona
que ni siquiera reconoce lo que hace falta nunca lo logra.
El autocontrol indica el dominio que una persona puede tener de sus reacciones, sentimientos e
impulsos a través de una determinación voluntaria para poder hacerlos surgir o crecer, mantener
o someter según su libre decisión.
Hacerse a sí mismo es un valor que va tomando forma en el ser humano a medida que crece en
edad y en inteligencia y se va haciendo más autónomo, más responsable y maduro. Para llevar las
riendas de la propia existencia, sortear los obstáculos que surgen a cada paso.
El autocontrol es como «un proceso a través del cual el individuo llega a ser el principal agente en
la guía, regulación y dirección de las características de su propio comportamiento».
Humildad. En la medida en que puedas controlar tu ego, serás más realista acerca de tus
problemas. Aprendes a escuchar y admitir que no dispones de todas las respuestas. El hecho de
ser humilde, es la característica que define a una persona modesta, alguien que no se cree mejor
o más importante que los demás en ningún aspecto.
La humildad permite a la persona ser digna de confianza, flexible y adaptable. En la medida en que
somos humildes, adquirimos grandeza en el corazón de los demás.
PROCESO DE LA ESTRATEGIA
Según un estudio de Ernst & Young, el 66% de las estrategias empresariales nunca llegan a
ejecutarse. ¿Por qué? Porque hacer algo nuevo es siempre complicado. Las organizaciones y las
unidades que las integran, deben superar tradiciones, conflicto de intereses, canales de
comunicación interna muy pobres y otros aspectos culturales. Estas son algunas claves que da la
experta en administración Lauren Keller en un artículo publicado por la Harvard Business Review.
Las semillas de los problemas de ejecución se plantan desde muy pronto, con frecuencia durante
la propia formulación de la estrategia: en el proceso de definición y diseño de la estrategia no
puede ser visto como algo distinto de la creación de un plan para ejecutarla.
Cuando un negocio no marcha bien, los líderes frecuentemente son partidarios de cambiar la
cultura organizacional. Están en lo correcto al reconocer que las convicciones y la conducta de la
gente son tan importantes como la estructura organizativa.
Para cambiar la cultura empresarial, se necesita una serie de procesos o mecanismos que
modifiquen las ideas y las conductas de las personas, para que se dirijan hacia el logro de
resultados tangibles.
La cultura operacional.
La cultura de una organización es la suma de sus valores compartidos, sus creencias y sus normas
de conducta. Las personas que se disponen a realizar un cambio en la cultura, comprenden que es
necesario reforzar los valores, esto es, los principios y estándares fundamentales como: la
integridad, el respeto por el cliente, la calidad de los productos y servicios y la ética en la forma de
hacer negocios.
La base para el cambio de conducta consiste en relacionar las recompensas al desempeño y hacer
que esos vínculos sean transparentes. La cultura de una empresa define los comportamientos y
resultados apreciados, respetados y recompensados. La evaluación del desempeño nos dice las
cosas que tienen valor y merecen ser reconocidas; las personas que reciben reconocimiento lo
hacen debido al interés tienen por ejecutar convenientemente la estrategia y por cumplir con los
compromisos.
Para lograr que todas las personas sean compensadas en forma justa y equitativa se debe
considerar el esfuerzo, la creatividad, la responsabilidad y la eficiencia de las personas y/o de los
equipos de trabajo.
Comprendan que su bienestar está unido al de la empresa, creando una relación de ganar.
Los sistemas de recompensa son sistemas de enfoque retrospectivo, ya que los mismos evalúan el
resultado del individuo, del grupo o de la empresa. Basado en dicho resultado, se pueden
establecer los reconocimientos y/o recompensas.
Es importante diferenciar entre los reconocimientos individuales y grupales. Las comisiones son
una recompensa individual que puede afectar negativamente la motivación del trabajador.
Generalmente, los que reciben comisiones sienten que están siendo manipulados por la empresa
a través del sistema de comisiones. Al mismo tiempo, quienes no reciben comisiones pueden
pensar que su contribución es menos importante que la percibida por los empleados que están
sujetos a esta práctica. Los sistemas corporativos de participación en las utilidades, por otra parte,
representan un sistema de reconocimiento y recompensa que fortalece la motivación del grupo y
promueve el trabajo en equipo.
“Software Social» es una metáfora que hace referencia a métodos organizacionales que favorecen
la integración de las personas, la información, el trabajo y la tecnología en una dinámica
constructiva, con el fin de prestar un servicio de máxima calidad, independientemente del ámbito
de actuación.
Las personas encargadas de tomar una decisión y de ponerla en práctica no logran conectarse e
interactuar. Intimidados por la dinámica de grupo de la jerarquía, y limitados por la formalidad y la
falta de confianza, expresan sus comentarios de manera rígida y sin convicción. Al carecer de
compromiso emocional, las personas que deben llevar a cabo los planes no actúan de manera
decisiva.
El diálogo supone tener un espacio para las personas para conectarse y hablar entre sí. Supone un
proceso en el que los participantes se involucran en un compartir o en un mutuo interrogatorio en
el que ambos examinan, reflexionan, cuestionan y piensan. A través del diálogo el significado y las
comprensiones son continuamente interpretadas, reinterpretadas, clarificadas, revisadas y
ampliadas.
De esto se desprende que el diálogo sólo puede ser generativo. Es una actividad relacional y
colaborativa y, como tal, requiere e invita a los participantes con un sentimiento de mutualidad,
incluyendo un respeto genuino y un interés sincero en el compañero. Al mismo tiempo, el diálogo
genera un sentimiento de pertenencia por lo que podemos desprender que invita a establecer
relaciones.
Un diálogo intenso hace que la organización sea efectiva a la hora de recolectar la información,
comprenderla y moldearla para producir decisiones. Alienta la creatividad; la mayoría de las
innovaciones se incuban por medio de un diálogo intenso.
El diálogo intenso comienza cuando las personas acuden a él con mente abierta. Los participantes
no están atrapados en ideas preconcebidas o armados con propósitos particulares. Desean
escuchar información nueva y alternativas o propuestas para analizarlas y debatirlas. Las personas
deben hablar con sinceridad, no expresar sus opiniones para complacer a los jefes o para
mantener la armonía. Aquí le consideramos a la armonía como el deseo de no ofender a nadie.
El diálogo intenso alienta el pensamiento crítico, aclara posturas y clarifica los contenidos.
La conducta de una compañía es la conducta de sus líderes. Si es que queremos cambiar la cultura
de la organización entonces debemos empezar por cambiar la cultura de los líderes.
Para crear una cultura orientada a la ejecución, el líder debe estar presente para crear y reforzar
las conductas deseadas: debe fomentar el diálogo franco y sincero. En su comunicación con el
personal debe dar forma a sus creencias y la conducta que la gente necesita aprender. Al discutir
los aspectos relacionados con el negocio y al analizar el ambiente externo, el líder da su opinión a
cerca de las tendencias generales, la competencia, los problemas y las oportunidades de
crecimiento.
Si el líder está haciendo su trabajo para ayudar a crear una cultura orientada a la ejecución, esa
información se diseminará hacia todos los niveles de la organización.
Tomando en cuenta los varios aspectos que los negocios no pueden controlar, desde el estado de
incertidumbre en la economía hasta las acciones impredecibles de los competidores, las
compañías prestan atención cuidadosa a la única cosa que pueden controlar: la calidad de su
personal, especialmente de quienes ocupan puestos de liderazgo.
Los seres humanos que forman una organización son su recurso más confiable para generar
excelentes resultados. Sus juicios, experiencias y capacidades constituyen la diferencia entre el
éxito y el fracaso.
Los líderes no pueden delegar la elección de sus colaboradores. Para ejecutar la estrategia de
ejecución el líder debe elegir a las personas adecuadas para cada puesto; al hacerlo deben
completar promoviendo y desarrollando a los mejores candidatos para satisfacer los
requerimientos de la organización.
Es posible que los líderes desconozcan la importancia de elegir a las personas con las competencia
adecuadas. Pueden seleccionar personas con quienes se sientan más cómodos, en vez de escoger
a las personas que tienen mejores habilidades para desempeñar el trabajo. Es posible que carezca
de valor para discriminar entre las personas de desempeño inteligente, y las de desempeño
rutinario.
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Esto puede suceder por falta de conocimiento, la falta de fortaleza emocional para enfrentar y
realizar las acciones decisivas; la comodidad psicológica, su agotamiento físico o la falta de una
acción decidida para tomar decisiones difíciles de manera correcta y ponerlas en práctica.
Liderazgo: lograr que las cosas se hagan por medio de otras personas.
Lograr que las cosas se hagan por medio de otras personas es una habilidad fundamental del
liderazgo. Si no lo estamos logrando es porque no estamos liderando. Como líderes
comprometidos con la estrategia de la ejecución debemos desarrollar la iniciativa y la creatividad
de nuestros colaboradores; debemos confiar en ellos. Debemos fijar metas, fijar límites, facilitar
los recursos, hacer seguimiento y dar retroalimentación; y, lo que es más importante pensar que
los miembros del equipo de trabajo participen en la toma de decisiones. Debemos aprender a
lograr que las cosas se hagan con la ayuda de los demás.
La gente que puede trabajar en equipo incrementa la capacidad de la organización. Con este tipo
de colaboradores la organización se beneficia por el aprovechamiento del tiempo y por el uso
adecuado del talento humano.
Dar seguimiento.
Dar seguimiento es la piedra angular de la ejecución, porque es una forma de garantizar que las
personas hagan las cosas a las que se comprometieron, de acuerdo con el cronograma acordado.
Al dar seguimiento se pone en evidencia cualquier falta de disciplina y de conexión entre las ideas
y las acciones; obliga a ser más específicos a la hora de hacer los planes de trabajo. Si las personas
no pueden ejecutar un plan porque han cambiado las circunstancias, el seguimiento asegura que
enfrentarán las nuevas condiciones de manera creativa y conveniente.
Cuando se elabora un plan, se debe aclarar: quién lo realizará, cuándo y cómo lo hará, cuando se
evaluarán los resultados y quienes intervendrán en dicha evaluación.
Las evaluaciones sinceras nos enseñan a enfocarnos en la calidad del talento de las personas
como una ventaja competitiva fundamental.
Si disponemos líderes que tengan la conducta correcta, una cultura que reconozca y recompense
la ejecución, y si nos apoyamos en un sistema consistente para lograr que las personas correctas
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realicen los trabajos adecuados, hemos puesto los cimientos para operar y manejar de manera
efectiva el proceso de ejecución de la estrategia.
EL PROCESO DE PERSONAL
El proceso de personal es más importante que los procesos de la estrategia o de las operaciones.
Es el personal de una organización quien crea las estrategias y las pone en práctica.
La selección de personal se lo debe hacer vinculando a las personas con las metas a largo plazo,
así como a los objetivos del plan operativo. Para ejecutar la estrategia se necesitan personas
talentosas y con compromiso.
El cumplimiento de las metas a corto y mediano plazo depende en gran medida de la buena
selección del personal, y del liderazgo ejercido por quienes coordinan la actividad empresarial. En
la generalidad de los casos la empresa debe implantar tácticas como: el mejoramiento continuo.
La capacitación intensiva de su personal, la reducción de las brechas entre los planificado y lo
obtenido: Solo así se puede mantener con éxito una ventaja competitiva en el mercado.
La identificación de personas con alto potencial para ser promovidos es parte de la dinámica de
ejecución de la estrategia. Si no implementamos correctamente el proceso de personal, nunca
utilizaremos el potencial del talento humano y por lo tanto no se aprovecharán las oportunidades.
En muchos casos nos equivocamos al elegir a las personas para que desempeñen bien una
actividad. En estos casos se debe evaluar profundamente su impacto en los procesos y el
desempeño organizacional. Varias veces tendremos que despedir a quienes no se adaptan a
nuestra cultura organizacional o no cumplen con los objetivos para los cuales se les contrató. Las
personas de bajo desempeño son aquellas que no logran cumplir con las metas establecidas,
porque son incapaces de cumplir con sus responsabilidades.
Los recursos humanos deben ser integrados a la estrategia y a las operaciones de manera que se
conviertan en la principal fuerza que energice los procesos y ayuden a pensar y resolver los
contratiempos que se presentan a diario. Esto implica que los recursos humanos sean
considerados en todas las etapas del proceso, no solamente en las actividades en las cuales se
debe hacer las cosas materiales, esto incluye la intervención en la elaboración de planes y en la
toma de decisiones. Esta forma de inclusión permite que la gente se sienta importante y se
comprometa con las metas que él ayudó a planear.
No existe un sistema único para crear y mantener un proceso de personal vigoroso, pero se
requiere considerar varios aspectos como: utilizar los valores como la integridad y la honestidad;
utilizar una perspectiva y un lenguaje común y sobre todo, el diálogo sincero es fundamental.
Creando el vínculo.
La meta básica de cualquier estrategia es muy sencilla: ganar la preferencia de los clientes y crear
una ventaja competitiva sostenible, esto se traduce en resultados económicos satisfactorios. La
estrategia define la dirección del negocio y lo posiciona para avanzar en esa dirección.
Un plan estratégico diseñado para el largo plazo debe ser un plan de acción confiable, viable y
sobre todo realista. Quienes lo formulen deben estar comprometidos con su ejecución. La
El plan debe analizar una gran cantidad de estrategias y alternativas, solo así se podrá garantizar
todas la posibilidades de implementar con solvencia y ejecutar los planes con criterio profundo.
El plan estratégico también define los límites, es decir señala claramente los negocios y/o las
actividades específicas en las que la empresa va a participar y el mercado general en el que va a
desarrollarse. La formulación de la estrategia describe el posicionamiento del negocio en el
contexto del mercado, establece los segmentos en los cuales va a ejecutar la estrategia.
La revisión de los resultados de la ejecución de la estrategia debe ser inclusiva e interactiva: debe
incluir el debate sólido; debe ser realista y en ella debe participara todas las personas
responsables de los principales procesos y/o de la gente que participó en la formulación de la
estrategia.
La evaluación de la estrategia es otra magnífica oportunidad que el líder tiene para conocer más a
las personas. Alí pude descubrir habilidades o capacidades para desarrollar el pensamiento
estratégico, tanto de manera individual como en grupo. Al final de la revisión, saldrá una buena
perspectiva de las personas que participaron y una evaluación sobre su potencial para hacerse
cargo de nuevas responsabilidades.
Una vez fijadas las premisas, el siguiente paso es crear un plan operativo para poder ejecutar la
estrategia.
El plan operativo cubre todos los principales programas del año, y en todas las áreas claves de
resultados como: mercadeo, producción, finanzas, calidad del servicio al cliente, mantenimiento
de software y software, compras e importaciones.
El Plan Operativo.
Importancia de la sincronización.
CONCLUSIONES
Un buen proceso de planificación estratégica es uno de los mejores instrumentos para enseñar a
la gente la cultura de la ejecución.
Todo puede cambiar en un momento, desde las preferencias de los clientes hasta el flujo de
efectivo. Los negocios deben prever los cambios intempestivos.
Las estrategias de una unidad de negocio describen con claridad la manera cómo conseguiremos
nuevos clientes y cómo conseguir su fidelidad.
Muchas estrategias fracasan debido a que no se consideran todos los aspectos críticos, por la falta
de un diálogo vigoroso con los miembros de la organización.
Un plan estratégico es la base con la cual contamos para la preparación de un plan operativo.
Las estrategias fracasan debido a que no son ejecutadas adecuadamente y/o simplemente la
gente no las considera beneficiosas para sus intereses y los de la compañía.
EL ARTE DE LA EJECUCIÓN
DE LA ESTRATEGIA
Economía-2006. Fundador y director del Centro se obtienen los resultados esperados. En el trabajo se presentan
dos propuestas para enfrentar esto: la
de Estudios de Técnicas de Dirección El presidente de la Microsoft no es el único
(CETED) (1988-2006) y Profesor Titular preocupado sobre este asunto. Strickland,
de la Universidad de La Habana (UH). Quinn, Jones, y otros “gurús” de la dirección
Miembro del Consejo Científico del estratégica también se han referido al
problema. Mintzberg (Mintzberg & Quinn,
Instituto Internacional de
1993) analiza las “estrategias emergentes” que
Investigaciones sobre Problemas de
se adoptan cuando las “estrategias
Dirección (1989-1993). Correo formalizadas” no funcionan, por inconsistencia
electrónico: alexis@ceted.uh.cu en su formulación o cambios en el entorno,
entre otros intentos de abordaje del tema.
Artículo recibido el 20 de febrero de
2010 y aprobado para su publicación el
18 de mayo de 2010. No obstante, los textos y materiales sobre
“Dirección Estratégica” se extienden en la
práctica que están aplicando algunas corporaciones de explicación de conceptos y procesos para la
designar un “Ejecutivo de Estrategia”; y la que presentan formulación de la estrategia sin analizar
Charan y Bossidy en su libro “El arte de la ejecución en los
específicamente los problemas de su
negocios”.
ejecución. Lo más cercano a esto es lo que
Palabras clave: estrategia empresarial, dirección estratégica, presentan en los capítulos referidos a los
ejecutivo de estrategia.
“soportes” de la estrategia, donde
ABSTRACT generalmente incluyen la estructura, los
Many specialists and managers complain that, in spite of sistemas de información y control, y el
having formulated strategies “very “consistent”, later, in the
liderazgo, entre otros.
process of execution, do not obtain the awaited results. In
the work they present two offers to face this: the practice
that some corporations are applying of designates a
“Executive of Strategy “; and the one that Charan and Bossidy Una práctica que han utilizado las
present in his book “ The Art of the Execution in the business corporaciones para enfrentar esto es el
“.
nombramiento de un “Ejecutivo de
Key words: managerial strategy, strategic management, Estrategia”, al más alto nivel de dirección. En
executive of strategy. su biografía sobre Matsushita, Kotter (1998)
informa que el empresario japonés asumió
este cargo en los últimos años de su actividad
En muchas ocasiones, tras un brillante empresarial. Mintzberg (1994) ha criticado
análisis estratégico, las empresas esto en su trabajo “Auge y caída de la
formulan una estrategia que, una vez planificación estratégica”, publicado a
puesta en marcha, fracasa. El problema mediados de los años noventa, cuando señala:
no reside solo en saber adónde ir sino en “como en la administración científica, se
ponerlo en marcha. Bill Gates separó el pensamiento de la actuación,
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creándose una nueva función de han liderado grandes iniciativas o
‘planificadores estratégicos’” (p. 75). La razón importantes negocios y “han sudado
principal de su crítica es que “la planeación distintas camisetas antes de asumir su rol
estratégica (análisis) no es pensamiento definitivo” (p.
estratégico (síntesis)”.
36), destacan.
En su investigación identificaron que estos ejecutivos están cargados con tres tareas cruciales,
“que cuando se juntan forman la definición más precisa de “ejecución de la estrategia” (p. 37).
Estas tareas son las siguientes:
1. Generar compromiso con los planes estratégicos claros: el CEO y el equipo de liderazgo de las
compañías son los que crean la visión estratégica y fijan su curso de acción. No obstante, en
las grandes empresas, para muchas personas esta visión puede estar empañada, lo que
puede generar resistencia y entorpecer su ejecución. El deber del “Ejecutivo de Estrategia” es
asegurarse de que todos los empleados entienden al detalle el plan estratégico y sepan cómo
está conectado el trabajo de cada uno con los objetivos corporativos.
2. Impulsar un cambio inmediato: se centran en garantizar los cambios que resulten necesarios
para el logro de la estrategia de la compañía. Es lo que Kotter (2000) plantea en sus “Ocho
pasos para transformar la organización”, donde incluye eliminar los obstáculos para el
cambio, modificar sistemas y estructuras que no se corresponden con la visión y la
estrategia, así como estimular las ideas y actividades que se salgan de lo tradicional pero que
resulten vitales para el logro de la estrategia.
3. Impulsar la toma de decisiones que soporten el cambio organizacional: una estrategia que
está clara un día puede resultar turbia al día siguiente, por cambios que la gente y el entorno
plantean. El alineamiento se puede debilitar y luego resquebrajar, si no se refuerza
continuamente. Los CSO, por tanto, deben asegurarse de que los miembros del equipo de
liderazgo lleguen a un acuerdo en las decisiones estratégicas. Igualmente, que se asegure de
que las decisiones no se desvanezcan o se ignoren mientras lleguen a toda la organización. El
CSO debe ser la persona que puede entrar en cualquier oficina y hacer pruebas para ver si las
decisiones que se están tomando están alineadas con la estrategia.
Plantean que, para cumplir cabalmente sus funciones, el “Ejecutivo de Estrategias” exitoso utiliza
un puñado de principios de alto nivel. Según su investigación, la mayoría de los CSO distribuyen su
tiempo de una manera justa entre la formulación de estrategias y su ejecución. Entre sus
comportamientos más identificados están:
No obstante, la balanza está más inclinada a la ejecución. “El dinero se hace ejecutando, no
diseñando estrategias”, les planteó un CSO.
Debe ser experto en ejercer influencia en otros ejecutivos que puedan ser escépticos (más del
50% dijo que esta habilidad es crucial).
Finalmente, se preguntan: ¿Por qué el CSO? Sobre esto señalan que la rápida volatilidad de los
mercados, la acelerada globalización, el surgimiento de nuevas tecnologías, la convergencia
industrial y los cambios en la fuerza laboral, han contribuido a generar un entorno en el que la
planeación de arriba hacia abajo necesita balancearse con una ejecución rápida y ágil. Esta es la
razón que ha llevado a muchas compañías a contratar un “Ejecutivo de Estrategia”.
Ram Charan, un “gurú” de estrategias de negocios, después de más de tres décadas como asesor
de líderes de negocios y consejos de administración en empresas de diferentes países, llegó a la
siguiente conclusión: “La ejecución es una disciplina olvidada por la mayoría de las empresas. No
es un conjunto de tácticas, es la habilidad para llevar a la práctica la estrategia planeada” (Charan
& Bossidy, 2003, p. 16).
Con el objetivo de proponer estrategias y prácticas para enfrentar esto, trabajó con Larry Bossidy,
presidente de Honeywell Internacional, y antes alto ejecutivo de General Electric, que también
compartía esta preocupación, y publicaron en el 2002: “El arte de la ejecución en los negocios”,
que resultó el best seller del Wall Street Journal. En la portada, una nota de Jack Welch: “Una obra
extraordinaria que demuestra cómo llevar a la práctica las grandes ideas”.
Charan plantea que comenzó a identificar el problema de la ejecución hace más de tres décadas,
al observar que los planes estratégicos, frecuentemente, no funcionan en la práctica. Al organizar
reuniones en los niveles directivos analizó y se dio cuenta de que los líderes hacen demasiado
El problema que identificó es que la gente piensa que la ejecución es un aspecto táctico del
negocio, algo que los líderes delegan mientras enfocan su atención en lo que consideran
“aspectos más importantes”. Considera que esta idea está completamente equivocada señalando
que “La ejecución no es solamente táctica; es una disciplina y un sistema. Debe ser construida
como parte de su estrategia y su cultura” (p. 17).
Señalan (Charan & Bossidy, 2003) que la ejecución no solo es el tema más importante que
enfrentan los negocios hoy en día, sino que, además, es algo que nadie ha explicado de manera
satisfactoria. La comparan con otros temas como “estrategia”, “desarrollo del liderazgo”, o
“innovación”, que no constituyen “retos intelectuales” y que pueden resolverse contratando
servicios de consultoría. No sucede lo mismo con la “ejecución” que “casi nadie comprende lo que
es”. Para comprenderla es necesario tener en mente tres aspectos, señalan: 1. La ejecución es una
disciplina y es parte integral de la estrategia. 2. La ejecución es la principal tarea de un líder de
negocios. 3. La ejecución debe ser el elemento fundamental de la cultura de una organización.
Definen la “ejecución” como el proceso sistemático de discutir rigurosamente los cómo y los qué;
cuestionar, dar seguimiento con tenacidad y asegurar la rendición de cuentas. Incluye: hacer
suposiciones sobre el ambiente de negocios, evaluar la capacidad de la organización, vincular la
estrategia a las operaciones y las personas que van a implementar la estrategia, sincronizar a esas
personas y sus diversas disciplinas y vincular las recompensas a los resultados. También incluye
mecanismos para cambiar las suposiciones (paradigmas) conforme cambia el ambiente de
negocios, así como ampliar la capacidad de la compañía para superar los retos de una estrategia
ambiciosa.
Antes de presentar sus propuestas sobre lo que consideran los “tres procesos clave de la
ejecución” plantean lo que consideran las “Siete conductas esenciales de un líder a cargo de la
ejecución”, que son las siguientes:
A continuación, una síntesis de algunas de las ideas principales que plantean sobre cada uno de
los tres procesos fundamentales de la ejecución.
Muy pocas compañías logran todos estos objetivos. Una de las grandes carencias del proceso
tradicional de personal es que está orientado al pasado y se enfoca en evaluar los trabajos que las
personas realizan actualmente. Es más importante determinar si los individuos pueden
desempeñar los trabajos del mañana, destacan.
Los elementos que señalan como fundamentales para garantizar un proceso de personal
“vigoroso” son:
• Vincular a las personas con las metas estratégicas en el corto plazo (0-2 años), mediano plazo
(2 a 5 años) y el largo plazo, (los tres horizontes temporales que trabajan los “Ejecutivos de
Estrategia”), así como a las operaciones.
• El desarrollo de distintos niveles de liderazgo por medio del mejoramiento constante, la
cadena de sucesión y la reducción del riesgo de retención.
• La decisión sobre qué hacer con las personas de bajo desempeño.
• La transformación de la misión y las operaciones del área de recursos humanos.
Sobre esto, presentan una “Matriz de evaluación de liderazgo” que combina dos variables: el
“Desempeño” (qué ejecutivos de ventas obtienen los mayores contratos), y la “Conducta”
(quiénes colaboran con otros y quiénes trabajan solos). Los resultados los evalúan como:
potencial alto, puede ser promovido, profesional experimentado, demasiado nuevo, necesita
cambiar de empleo, entre otros. También precisan las medidas de desarrollo que deben tomarse
para el “mejoramiento continuo” de cada cual.
Sobre el “manejo de las personas con bajo desempeño” reconocen que el mejor proceso de
personal no siempre consigue que “las personas correctas ocupen los puestos adecuados y que
todos se desempeñen bien”. Plantean que, a veces, algunos gerentes son promovidos más allá de
su capacidad y requieren ser ubicados en puestos de menor nivel (el llamado “Complejo de
Peter”, que plantea: “la gente es ascendida hasta su nivel de incompetencia”). Otros,
simplemente, deben ser despedidos. La prueba final para un proceso de personal consiste en
saber qué tan bien distingue entre estos dos tipos y qué tan bien manejan los líderes las dolorosas
decisiones que deben tomar.
En una “cultura centrada en la ejecución”, la función del área de recursos humanos es más
importante que nunca antes, destacan. Su trabajo debe integrarse al proceso del negocio, estar
más vinculado a la estrategia y las operaciones. En su “nueva función”, se orienta más al
reclutamiento y se convierte en una fuerza más poderosa para lograr el avance de la organización
en comparación con su típica función de staff.
Bossidy, en su práctica gerencial, se plantea: “tener buenos empleados y capacitarlos mejor y más
rápido que nadie más. Necesitamos tener programas educativos que se enfoquen en los
principales temas y problemas de negocios que tenemos. La función del área de recursos
humanos es ayudarme a resolver estos problemas” (Charan & Bossidy, 2003, p. 157).
El proceso de la estrategia:
creando el vínculo con el personal y las operaciones
La meta básica de cualquier estrategia es muy sencilla: ganar la preferencia del cliente y crear una
ventaja competitiva sostenible, al mismo tiempo que aporte dinero suficiente para los accionistas.
Señalan que pocas personas comprenden que un buen proceso de planificación estratégica
también requiere prestar atención cuidadosa “a las maneras de ejecutar la estrategia”. Una
estrategia vigorosa no es la recopilación de números. Su esencia y detalle debe provenir de las
mentes de las personas que se encuentran más cercanas de la acción y que comprenden sus
mercados, sus recursos, sus fortalezas y debilidades.
Un plan estratégico debe ser un plan de acción en que puedan confiar los líderes del negocio para
alcanzar los objetivos del mismo. Al crearlo, deben preguntarse si su organización puede hacer las
cosas que son necesarias para lograr las metas y cómo puede hacerlas. Un plan como ese
comienza con la identificación y definición de los aspectos fundamentales que respaldan la
estrategia. ¿Cómo está posicionada su empresa en su ámbito de negocios, incluyendo
oportunidades y amenazas en el mercado, sus ventajas y desventajas competitivas? Después de
esclarecer esto, ¿tiene la capacidad organizacional para ejecutar el plan? ¿Qué necesita hacerse a
corto y mediano plazo para lograr que el plan funcione a largo plazo?
Destacan que un buen proceso estratégico es uno de los mejores instrumentos para enseñar a la
gente la “cultura de la ejecución”. En el intercambio, las personas aprenden sobre el negocio y el
entorno externo, no solo información y hechos, sino cómo analizarlos y hacer uso de los criterios
debatidos. Las personas descubren perspectivas nuevas y desarrollan su juicio y su intuición.
Aprenden de los errores. La discusión de estos aspectos crea entusiasmo y espíritu de equipo. La
energía que se crea con la discusión fortalece el proceso, plantean. Para esto es necesario que el
proceso sea inclusivo, interactivo, creativo, incluir un debate sólido, con un intercambio vigoroso
orientado a la “cultura de la ejecución”. Los participantes deben marcharse con conclusiones de la
discusión y, una vez que han asumido la responsabilidad por sus partes del plan, el líder debe
darle seguimiento.
A diferencia de otros “modelos de planeación estratégica”, que se centran en los ¿qué?, estos
autores plantean centrarse en los “¿cómo?”, para verificar las posibilidades de lograr los “¿qué?”.
Sobre las preguntas claves para la formulación de un plan estratégico no plantean nada diferente
a lo que plantean otros autores. Algunas se comentaron en párrafos anteriores: ¿situación y
tendencias del ambiente externo? ¿Evolución del mercado de negocios? ¿Clientes?
Dedican atención especial a la pregunta: ¿Puede el negocio ejecutar la estrategia? Sobre esto,
señalan que un asombroso número de estrategias fracasan debido a que los líderes no realizan
evaluaciones realistas sobre si la organización puede ejecutar el plan. Bossidy plantea la necesidad
de hacerse un conjunto de preguntas que permitan evaluarse de 1 a 10 puntos, para identificar la
posibilidad de ejecutar la estrategia.
Destacan la conveniencia de tener metas a corto, mediano y largo plazo, para poder monitorear
mejor los resultados y realizar los ajustes que resulten necesarios en función de los cambios que
se produzcan en el entorno, en los mercados, en los clientes, en la competencia. También señalan
la necesidad de tener clara “la media docena de aspectos críticos que pueden dañar el negocio,
impedirle aprovechar oportunidades o alcanzar sus objetivos”, para dedicarle la atención
requerida. “Muchas estrategias fracasan debido a que los aspectos críticos no son tomados en
consideración”, (p. 247) señalan.
Cuando Charan y Bossidy hablan de las “operaciones”, no se refieren a las operaciones clásicas de
una empresa (logística, tecnología, marketing, etc.), aunque pueden incluirlas, sino a las que
“operacionalizan” la estrategia, es decir, que posibiliten su ejecución. Se trata de “un proceso
operativo vigoroso, centrado en un plan operativo que vincula la estrategia y el personal a los
resultados” (p. 273).
El proceso de estrategia define adónde quiere ir el negocio, el proceso de personal define quiénes
lo van a llevar a ese lugar. El plan operativo proporciona el camino para esas personas, divide la
meta a largo plazo en objetivos a corto plazo. El cumplimiento de los objetivos de “aquí y ahora”
obliga a que se tomen decisiones y que las mismas sean integradas en toda la organización, tanto
inicialmente como en respuesta a los cambios en las condiciones de negocios.
Un “plan operativo” incluye los programas que el negocio va a completar en el curso de un año
para alcanzar los niveles deseados en objetivos como ganancias, ventas, márgenes de utilidad y el
flujo de efectivo. Entre esos programas se encuentran el lanzamiento de productos, el plan de
mercadotecnia, un plan de ventas que aproveche oportunidades del mercado, un plan de
manufactura que estipule los niveles de producción, y un plan de productividad que mejore la
eficiencia. Las premisas sobre las que se base el plan operativo están vinculadas a la realidad y son
debatidas entre el personal de finanzas y los líderes de línea que tienen que ejecutar.
Plantean que han percibido tres grandes fallas en la elaboración del presupuesto o el proceso de
operaciones en la mayoría de las compañías:
Estos planes operativos están basados típicamente en un presupuesto que ha sido preparado
previamente. “Esto está al revés -plantean- el presupuesto debería ser la expresión financiera del
plan operativo y de los planes subyacentes generados por los componentes del negocio, en vez de
que estos sean la expresión de aquel” (p. 276).
Señalan que muchas grandes empresas se demoran semanas y meses preparando el presupuesto,
que tiene un enfoque puramente contable. “Esto es innecesario y una gran pérdida de tiempo”,
destacan. Comentan ejemplos de empresas grandes que lo preparan en una sesión de tres días,
con la participación de todos los que reportan directamente al líder de la unidad de negocios,
tanto de línea como de staff. Previamente, todos han recibido información sobre las premisas
generales respecto al ambiente exterior, análisis de la competencia, y los objetivos financieros y
de otro tipo para el año, trimestre por trimestre.
La reunión se enfoca al 20% de los rubros principales, que representan el 80% del efecto de los
resultados del negocio. El líder comienza la reunión pidiendo que cada función presente sus
planes de acción para cumplir las cifras planteadas, cuestiona las premisas -para probar su validez-
y pregunta: ¿cómo afectará cada plan de acción a los otros negocios o actividades? Por ejemplo, si
un gerente plantea reducir su precio para generar más volumen, eso afectará al área de
manufactura: ¿Cuáles serán los costos agregados?
Una vez que todos expresan su opinión, trabajan en grupos durante 1-1.5 horas y cada gerente
discute la información con su equipo de trabajo. Cuando el grupo vuelve a reunirse en plenario
vierten la información en un programa computarizado de hoja de cálculo común. Con esto pueden
ver “en tiempo real” qué cosas tienen sentido y, también, cómo pueden sincronizarse con los
Plantean que el debate sobre las premisas es una de las tareas más importantes de una revisión
de operaciones; no solo las premisas generales sino las que se vinculan específicamente con sus
efectos en el negocio, segmento por segmento y artículo por artículo. Es una de las fallas que
tiene la revisión de presupuestos. “No puedes fijar metas realistas hasta que hayas debatido las
premisas sobre las que se basa” (p. 285).
Las “premisas” cubren muchos campos. Los más importantes: ¿Quién es el cliente? ¿Cómo
compra y por qué? ¿Cuál es su necesidad? ¿Qué está haciendo la competencia? ¿Es tu propuesta
de valor lo suficientemente buena? Si estas en un negocio industrial, ¿Quién es el cliente de tu
cliente? Sus problemas y necesidades van a afectar a tu cliente.
Otras preguntas: ¿Cómo reaccionarán tus competidores ante tus acciones? ¿Modificarán sus
precios? ¿Qué sabes acerca de los productos que piensan introducir? Tus proveedores ¿Serán
capaces de entregar suficientes insumos justo a tiempo a los precios correctos? Otras esferas
sobre las que recomiendan hacerse preguntas: tus canales de distribución, las perspectivas de la
economía.
Una vez fijadas las premisas, el siguiente paso es la creación del plan operativo. Es un proceso de
tres partes:
Finalmente, obtienes el acuerdo de todos los participantes, estableces medidas para dar
seguimiento, con el fin de asegurarte que las personas están cumpliendo con sus compromisos o
para implementar medidas correctivas si no lo hacen.
Concluyen su libro con una “Carta a un nuevo líder”. Entre las cosas que le sugieren están:
- Tomar en consideración qué habilidades son necesarias para desempeñar tu trabajo y cómo
se comparan con las que tienes.
- ¿Qué tan bien conoces tu organización? Asegúrate de ir a los lugares donde tiene lugar la
acción, de hablar con personas de todos los niveles, de formularles preguntas y de escuchar
sus respuestas.
- Conocer, desde el inicio, las ideas y comportamientos de las personas que se encuentran
bajo tu dirección.
- Estar abierto a las opiniones que difieren de las tuyas y poner en práctica los diálogos
honestos e inclusivos que permitan que la realidad salga a la luz.
- Darle importancia a lograr que las cosas se hagan; ganar y atraer a las mejores personas con
el talento más diverso.
- Necesitas conocer al menos a la tercera parte de las personas más importantes de tu unidad
en lo que se refiere a su desempeño y potencial de crecimiento.
- Dado que la compensación es el motor último del desempeño, debes asegurarte de que tu
sistema recompense a quienes hacen las cosas.
- Te alentamos a que compares a tu personal con el de tus competidores, a que preguntes si el
parámetro de desempeño es lo suficientemente alto y las personas tienen la disciplina
necesaria para ganar de manera consistente.
- Contar con un proceso de estrategia correcto es crucial para tu éxito de largo plazo y el de tu
organización. ¿Están impulsando el proceso tus líderes de negocio o lo han delegado en
planificadores aislados y desconectados con la realidad? ¿Tiene el plan la información
correcta para permitir una evaluación precisa de tu posición en comparación con la de tus
competidores? ¿Está lo suficientemente detallado el plan para que tu personal pueda ver la
manera en que pueden lograr el mejoramiento, tanto del crecimiento como de la
productividad?
La lista de lo que debes conocer puede ser interminable, pero hay tres aspectos que se destacan:
1. Asegúrate que tú y tu personal realmente comprenden a tus clientes, sus necesidades, sus
conductas de compra, sus preferencias. La comprensión de los clientes es la base del éxito en
los negocios.
2. Busca siempre las maneras para mejorar los resultados mediante la implementación de
iniciativas.
Conclusiones
Tanto empresarios como académicos y consultores en “dirección estratégica” están insatisfechos
y preocupados por el problema de la “ejecución” de las estrategias.
Muchas grandes empresas han intentado atender este problema creando el cargo de “Ejecutivo
de Estrategia”, cuyas tareas principales están relacionadas, no con la formulación de la estrategia,
sino con atender todo lo que garantice su puesta en práctica, actuando sobre los diferentes
niveles de la organización, integrando esfuerzos, generando sinergias, entre otras tareas.
Ram Charan, un “gurú” de los temas de estrategia muy reconocido, después de tres décadas de
preocupaciones y frustraciones en esta esfera, unió esfuerzos con Larry Bosidy, presidente de la
Honeywell Internacional, y publicaron en el 2002 (primera edición en inglés), un libro con el
sugestivo título de “El arte de la ejecución en los negocios”, donde desarrollan enfoques y
herramientas de lo que consideran pudiera contribuir a garantizar una “ejecución” efectiva.
Llegan a la conclusión de que “casi nadie comprende lo que es la ejecución”. Plantean que, para
comprenderla, es necesario tener en mente tres aspectos: 1. La ejecución es una disciplina y parte
integral de la estrategia; 2. La ejecución es la tarea principal de un líder de negocios, y 3. La
ejecución debe ser el elemento fundamental de la cultura de la organización.
Consideran que los tres procesos fundamentales para garantizar una ejecución exitosa son: 1. El
proceso de personal; 2. La estrategia, y 3. Las operaciones.
Los aspectos principales del “proceso de personal” son: vincular a las personas con las metas
estratégicas a corto, mediano y largo plazo; el desarrollo de distintos niveles de liderazgo; las
decisiones sobre qué hacer con las personas de bajo desempeño, y la transformación de la misión
y operaciones del área de recursos humanos de la organización.
En una supuesta “Carta a un nuevo líder” le proponen centrarse en tres cosas: 1. Asegurarse de
que todos en su área comprenden bien a sus clientes, sus necesidades, sus preferencias; 2. Buscar
siempre la manera de mejorar los resultados generando iniciativas, y 3. Conservar y mejorar su
“honestidad intelectual”, de manera de ser siempre realistas, ver las cosas “como son” y no
“como le gustaría que fueran”.
4
LIDERAZGO Y CULTURA ORGANIZACIONAL COMO FACTORES DE
INFLUENCIA EN LA CALIDAD UNIVERSITARIA: UN ANÁLISIS
CONCEPTUAL
REVISION DE CONCEPTOS
Para poner el tema en el contexto del estudio, se presenta una breve revisión de los conceptos de
liderazgo, cultura organizacional y calidad.
Liderazgo
A pesar de que el liderazgo ha sido un tópico de interés desde la antigüedad, este ha tomado
fuerza desde el siglo XX, manteniéndose así hasta el día de hoy. En esta perspectiva y en el
proceso de definición del concepto, el liderazgo ha sufrido cambios importantes, ya que en un
principio las investigaciones de este eran realizadas desde una perspectiva individual, mientras
que ahora es más bien considerada como una dinámica global, compleja, social y estratégica ( Serrano
y Portalanza, 2014
). Es por esto que en la actualidad, el liderazgo es considerado como un proceso donde
se ejerce una influencia en otras personas, a través de una comunicación efectiva, logrando así
motivar a estos para contribuir en el logro de los objetivos del grupo o de una organización ( Haslam y
Reicher, 2016
).
Entre los retos que tiene el efectivo ejercicio del liderazgo, es que el entorno de trabajo se ha
vuelto mucho más complejo en términos de la naturaleza y la dinámica de los desafíos que
enfrentan los líderes (Mohanty et al., 2016), por lo que estos deben ser flexibles para permitir así la
adaptabilidad organizacional, como medida para sobrevivir y prosperar en el futuro. De igual
manera, el proceso por el cual los seguidores ven el liderazgo no solo implica mecanismos
Históricamente las empresas han buscado opciones para lograr mejores resultados, he ahí donde
el manejo del liderazgo se ha alzado como una respuesta para alcanzar una ventaja competitiva,
sin embargo, hoy en día se reconoce el papel de este como uno de los factores fundamentales
para lograr el éxito organizacional sin restringirse solo al ámbito empresarial, ya que se incluyen
otros sectores como los sociales, fuerzas armadas e instituciones educacionales. Bajo este
escenario, diversos estudios indican que el liderazgo es considerado una herramienta que puede
mejorar la eficacia y el desempeño en cualquier tipo de organización ( Araneda-Guirriman et al., 2016), ya que
este puede afectar los niveles de compromiso organizacional, satisfacción laboral y disposición a
realizar tareas fuera de sus deberes correspondientes ( Chiu, Balkundi y Weinberg, 2017).
Ahora bien, en el contexto de educación superior existen estudios empíricos que evidencian el
hecho de que el liderazgo ejercido en esta área influye en los niveles de satisfacción laboral, en la
flexibilidad organizacional (Rashid et al., 2016), en el manejo de conflictos, en el logro de la calidad ( Araneda-
Guirriman et al., 2016
), y en el crecimiento, sustento y efectividad de la institución a largo plazo ( Dey y Sood,
2018
). Por lo tanto, desde el punto de vista conceptual, se entiende que el liderazgo va mucho más
allá de la dirección hacia el cumplimiento de un objetivo, ya que un líder eficaz es quien influye en
los trabajadores, interviniendo en el actuar de estos para así alcanzar el máximo desempeño en
busca de la excelencia organizacional (Serrano y Portalanza, 2014).
Los líderes transformacionales inspiran pasión y compromiso en sus seguidores y logran motivar a
estos creando una visión atractiva, siendo un buen modelo a seguir y estableciendo metas
desafiantes en un clima de respeto ( Pedraja-Rejas et al., 2018b), con el fin de empoderar a sus subordinados
para lograr alinear sus objetivos y los institucionales ( Araneda-Guirriman et al., 2016). El liderazgo
transformacional se compone de cinco factores, los cuales son: Influencia Idealizada (Atribuida y
Conductual), aquí los subordinados convierten a sus líderes en modelos de referencia al considerar
que las características y/o conductas exhibidas por estos son relevantes ( Asrar-ul-Haq y Kuchinke, 2016);
Motivación Inspiracional, referida a la capacidad del líder de inspirar y motivar a sus seguidores,
promoviendo una visión común y creando un clima de confianza y mutuo entendimiento ( Rodríguez-
Ponce y Pedraja-Rejas, 2017
); Estimulación Intelectual, basada en las características de los líderes para
desafiar las ideas y valores de sus seguidores al resolver problemas ( Jyoti y Dev, 2015), y por último,
Consideración Individualizada, la cual ocurre cuando el líder se caracteriza por prestar atención a
las necesidades individuales de sus subordinados, proporcionando empatía, un clima de apoyo y
oportunidades de capacitación y aprendizaje ( Niessen et al., 2017).
Por último, el liderazgo laissez-faire se puede describir como un estilo no directivo y pasivo. Estos
líderes son considerados indiferentes y, en consecuencia, puede ser difícil para los empleados
establecer qué tan bien se desempeñan en sus tareas, o cuánto los respeta su líder ( Van Prooijen y De Vries,
2015
), creando así un ambiente de trabajo estresante para estos. Este estilo es la forma más inactiva
e ineficaz de liderazgo, ya que el líder no se involucra en el desarrollo de sus subordinados, no
otorga retroalimentación ni recompensas, no contribuye al crecimiento de los demás, no tiene
iniciativa y no genera compromiso ( Yahaya y Ebrahim, 2016). En base a lo antes expuesto y a modo
comparativo, en la Tabla 1 se presenta un resumen de las principales características de los estilos
de liderazgo transformacional, transaccional y laissez-faire planteados por Bass y Avolio.
Ahora bien, en relación a la educación superior se han hecho grandes descubrimientos en cuanto
al efecto que tienen los estilos de liderazgo en este tipo de instituciones. Por ejemplo, Al-Mansoori y Koç
(2019
) al encuestar a docentes de dos escuelas de ingeniería de dos países distintos (Estados Unidos
y Qatar), descubrieron que el estilo transformacional está altamente correlacionado con los
niveles de satisfacción laboral. Asimismo, la investigación llevada a cabo por Akhtar et al. (2019) donde
participaron 273 estudiantes de maestría de una universidad de China, arrojó que la percepción de
este estilo tiene un efecto positivo en la comunicación y confianza entre los miembros del equipo
En cuanto al liderazgo transaccional también existen estudios que sostienen el efecto positivo de
este estilo en el contexto antes mencionado, por ejemplo, Torlak y Kuzey (2019) a través de una encuesta
realizada a 189 trabajadores de instituciones de educación superior en Pakistán, descubrieron que
la dimensión de administración por excepción perteneciente al estilo transaccional, tiene un
efecto positivo y significativo con la satisfacción laboral y con el desempeño de los empleados. De
igual manera la investigación de Dey y Sood (2018) donde participaron 215 docentes de diferentes
instituciones de educación superior de India, arrojó que este estilo tiene un impacto significativo
en la efectividad organizacional. Finalmente, para el caso del estilo laissez-faire los estudios no
resultan muy auspiciosos en este contexto, ya que, por ejemplo, existen investigaciones como la
de Bernasconi y Rodríguez-Ponce (2018), donde a partir de las opiniones de 56 líderes formales de cuatro
instituciones chilenas de educación superior, se concluyó que este estilo es potencialmente
negativo para el logro de la calidad en las titulaciones universitarias. De igual manera, Sadeghi y Pihie
(2012
) en su estudio donde encuestaron a 298 docentes de Universidades de Investigación de
Malasia, descubrieron que el estilo laissez-faire se correlaciona negativamente con la efectividad
del liderazgo, lo cual es considerado perjudicial ya que el éxito de los departamentos depende
directamente de la efectividad de su líder, lo que a su vez cumple un papel importante en el éxito
de la institución de educación superior.
Cultura organizacional
Cameron y Quinn plantean el Modelo de Valores en Competencia, el cual ha sido uno de los más
influyentes y utilizados en el área de investigación de la cultura organizacional ( Yu y Wu, 2009). Este
destaca dos dimensiones, una de estas contrapone la flexibilidad y la prudencia, frente a la
estabilidad y el control, de esta manera algunas organizaciones son consideradas efectivas si
tienden al cambio, es decir, aquellas que son adaptables y orgánicas, mientras que otras son vistas
como efectivas mientras sean estables, predecibles y mecanicistas. Asimismo, la segunda
dimensión contrapone un enfoque externo frente a uno interno, de tal forma que algunas
organizaciones son vistas como efectivas si tienen características internas armoniosas, mientras
que otras se consideran efectivas si estas se enfocan en interactuar o competir con otros fuera de
sus límites (Cameron y Quinn, 2006; Naranjo-Valencia et al., 2016). Del modelo de Cameron y Quinn se
desprenden cuatro tipos de cultura que se contraponen, la dimensión de clan se opone
diagonalmente a mercado mientras que la dimensión adhocrática se opone diagonalmente a
jerarquía (Cameron y Quinn, 2006). En la Tabla 2 se esquematizan los tipos de cultura planteados
por Cameron y Quinn.
En el ámbito de la educación superior, existe evidencia que indica que la cultura organizacional
tiene una incidencia en los niveles de calidad, como es el caso de Motilewa et al. (2015), donde a través de
un estudio realizado en la Universidad de Covenant, se concluye que la cultura en estas
instituciones también podría tener un efecto positivo en la motivación y la moral de los
trabajadores, además de generar una buena voluntad que podría ser beneficioso para la
productividad, eficiencia, calidad y actitud de estos en su lugar de trabajo, de la misma manera
que permite fomentar una actitud creativa e innovadora en la institución, además de ayudar a que
los estudiantes se desempeñen más eficientemente y con un mínimo de distracciones. Por otro
lado, Daud et al. (2015) realizan un estudio en instituciones de alto y bajo desempeño en Malasia,
descubriendo que para mejorar los niveles de desempeño es recomendable manifestar una
cultura que comparta rasgos de los cuatro tipos (clan, adhocrática, mercado y jerárquica), sin
embargo, Bendermacher et al. (2016) por su parte indican que a pesar de que los cuatro tipos de cultura
forman una ventaja potencial en relación a criterios de efectividad, culturas como la jerárquica
puede obstaculizar el desarrollo de la calidad. De igual manera, en un estudio realizado por Trivellas y
Dargenidou (2009
) en el Instituto Educacional Tecnológico de Larissa, se logró determinar que la cultura
adhocrática mejora los niveles de calidad de servicio en la educación superior, ya que esta incluye
el intraemprendimiento, la experimentación, la creatividad, la proactividad, la adaptación y la
innovación, los cuales corresponden a valores propicios para mejorar la calidad de la enseñanza y
la administración.
Calidad
Calidad es un término bastante amplio, y cómo es posible aplicarla a diversas ramas de estudio,
diferentes autores proponen interpretaciones distintas para su significado. Para Deming (1982), quien es
considerado uno de los gurús de la calidad, esta representa un grado predecible de uniformidad,
confiabilidad a bajo costo y adecuación al mercado, en otras palabras, calidad significa cumplir con
las necesidades del consumidor. A pesar que el enfoque de la calidad estaba en sus orígenes
principalmente orientado a la dirección de las organizaciones, en el último tiempo se ha
consolidado la lógica de la calidad total en el ámbito de la educación superior, ya que en la
actualidad se reconoce que una educación eficiente es un factor importante para el crecimiento
económico de los países (Pedraja-Rejas et al., 2018a).
A pesar de que se considera que los años de acreditación corresponden a la mejor “proxy” de
calidad en la educación superior en Chile ( Bernasconi y Rodríguez-Ponce, 2018), existen otros indicadores que de
igual manera intentan cuantificarla a través de algún índice o medida, como es el caso de la tasa
de titulación oportuna, la cual indica la proporción de estudiantes que logran terminar su
formación profesional en el tiempo previsto por el plan de estudios más un margen de un año
(Latorre et al., 2010). Considerando que uno de los atributos de calidad en la educación se relaciona con
una eficiente gestión de recursos para el cumplimiento de metas, este indicador se alza como una
buena medida para conocer los costos asociados a la formación profesional y la gestión de los
activos de las instituciones de educación superior. Entendiendo que existen otros indicadores para
cuantificar calidad en las instituciones, se presenta en la Tabla 3 un cuadro resumen con aquellos
postulados en este trabajo.
Por otro lado, la calidad de la educación se considera como un factor importante para obtener
mejores resultados de aprendizaje, ya que un plan de estudio de buena calidad no solo prescribe
lo que se debe enseñar y aprender en las diversas materias, sino que también incluye el esfuerzo
de las instituciones para ayudar a los alumnos a desarrollar habilidades y competencias que se
alineen con las demandas de los empleadores, del entorno y con su propia misión institucional
(Woya, 2019). En este contexto, existen estudios que mencionan que la calidad del programa educativo
si tiene una incidencia en la formación de profesionales competentes ( Harry et al., 2018), es decir,
profesionales que posean características y habilidades claves, tales como la capacidad de tomar la
iniciativa, de solucionar problemas, de escuchar y de ser flexibles ( Bhola y Dhanawade, 2013). Asimismo, Støren y
RESULTADOS
El modelo propuesto puede ser explorado en estudios empíricos posteriores para determinar así el
eventual efecto (positivo, negativo o indiferente) que tengan los estilos de liderazgo y el tipo de
cultura en el logro de la calidad institucional, ya que a primera instancia uno podría creer, en base
al análisis conceptual realizado, que el estilo transformacional sería el más óptimo para el logro del
objetivo buscado, sin embargo, esto puede verse contradicho por el contexto en el que se
encuentre. Lo mismo ocurre para el caso de la cultura organizacional, ya que se podría pensar que
DISCUSIÓN FINAL
Existen diversos autores que coinciden en que las variables de liderazgo y cultura organizacional
tienen una relación con el logro de la calidad institucional, en el sentido de que afectan la eficacia,
productividad y eficiencia de estas. Es por esto, que se reconoce que poner en el centro de la
atención factores como la administración del liderazgo y el manejo de la cultura organizacional,
podrían ayudar a mejorar la gestión de las universidades. Finalmente, el análisis conceptual
realizado a partir de la revisión documental efectuada, permitió construir un modelo teórico de la
calidad en las instituciones de educación superior, basada en los estilos de liderazgo
(transformacional, transaccional y laissez-faire) y cultura organizacional (clan, adhocrática, de
mercado y jerárquica) como factores de incidencia en el logro de esta. A pesar de que el modelo
propuesto podría no capturar todos los factores que afectan la calidad institucional, ofrece la
oportunidad de describir las relaciones entre variables, que, respaldadas por estudios empíricos
previos, podrían afectar en mayor medida a la variable dependiente elegida.
CONCLUSIONES
De acuerdo al trabajo presentado y al análisis conceptual llevado a cabo, se pueden plantear las
siguientes conclusiones principales: 1.- Se reconoce el potencial del liderazgo y de la cultura
organizacional para impactar en los niveles de motivación, satisfacción y desempeño de los
docentes. Por esto se hace necesario el ejercicio de líderes activos y la promoción de culturas
eficaces que permitan el cumplimiento de los objetivos organizacionales. 2.- Se presentan estudios
empíricos llevados a cabo en el campo de la educación superior que permiten evidenciar el efecto
del liderazgo y la cultura organizacional en el logro de la calidad en este tipo de instituciones. 3.- La
importancia de ofrecer una educación de calidad radica en el eventual impacto que tiene en la
formación de profesionales competentes, lo que influiría a su vez, en la capacidad de los países
para mantenerse competitivos en un mundo globalizado y de alta demanda de capital humano
avanzado.
Es un sistema operativo dinámico hecho para impulsar a las organizaciones. Podemos definirla
como un conjunto de creencias, valores y prácticas compartidas que enfoca todas sus actividades
como una ayuda para el cumplimiento de los objetivos de las entidades correspondientes.
La cultura organizacional debe ser lo suficientemente flexible para adaptarse según el país donde
se encuentra. En el caso de que se trate de una marca trasnacional o internacional puede generar
manifiestos que sean de carácter universal.
Gracias a la cultura organizacional, fortalecerás los lazos de identidad corporativa entre tres
actores principales: la marca, el equipo de trabajo y los clientes. Además, lograrás proyectar
estabilidad y elevarás los niveles de calidad en cada actividad.
Las organizaciones tienen diferentes características que las distinguen, con las que desarrollan una
cultura organizacional de acuerdo con sus principales objetivos. Aunque hay organizaciones que
conforman empresas, lo cierto es que no hay empresas que conformen organizaciones, y esto se
debe a que sus objetivos suelen ser distintos.
Hablar de cultura en general responde a un modelo para hacer las cosas, ya sea dentro de una
organización o una empresa. La diferencia entre estas dos consiste en que el concepto de
organización va desde compañías privadas hasta organizaciones sin fines de lucro; en cambio, una
empresa suele ser una entidad con fines de lucro.
1. Filosofía
3. Visión
4. Valores
5. Ambiente empresarial
6. Sentido de identidad
1. Filosofía
Será el eje por el cual transitará la labor de tu empresa y guiará al resto de los aspectos. Al adoptar
una filosofía, interpretas y explicas cómo lograrás tus fines, y es la misma filosofía la que dicta
cómo realizar cada tarea.
2. Misión
3. Visión
La visión de una empresa describe el objetivo final. Es una aspiración: el impulso que lleva a tu
empresa a superarse a sí misma.
4. Valores
Los valores empresariales que incluyas en el código de cultura serán el fundamento de las acciones
y tareas de cada miembro de la empresa.
5. Ambiente empresarial
Es el entorno que surge de las relaciones entre sus miembros y la actitud que demuestran frente a
diversas situaciones laborales.
6. Sentido de identidad
Es la forma en que los empleados se perciben como representantes de una empresa (y también
viceversa, es decir que la organización, a su vez, los representa).
Estos estatutos son necesarios para las compañías que quieren añadir a cada precepto una sanción
en caso de desobediencia. También hay estructuras que ya no desean continuar trabajando bajo
este modelo de regla-sanción y solo escriben una serie de lineamientos que sugieren a sus
empleados cómo trabajar
Es importante tener en cuenta que la cultura organizacional es un factor clave para la generación
de lealtad y compromiso de los trabajadores. Generalmente esto se traduce en una búsqueda de
objetivos comunes y en una mayor eficiencia en el trabajo, así como en una imagen positiva fuera
de la empresa que inicie en su valor social.
Por otro lado, una cultura organizacional que no ha sido definida o que no se implementa de modo
adecuado puede crear espacios de trabajo inconvenientes, así como una falta de interés por parte
de los trabajadores para cumplir con sus tareas. Es necesario por ello ser conscientes de que la
cultura organizacional influye en toda la empresa, ya sea entre colaboradores como hacia los
clientes, e incluso ante socios y la competencia.
Estas relaciones son clave a la hora de definir el clima corporativo y son las que hacen la diferencia
entre un negocio y otro. En otras palabras, son relaciones sobre las cuales se fundamenta la
cultura organizacional.
1. Define la identidad
La cultura organizacional permite a las empresas destacar las cualidades que definen su identidad,
es decir, la manera en que tu empresa interactúa con el mundo exterior e interior: la imagen que
quieres proyectar a tus clientes y empleados. Sobre todo, es un elemento que te diferencia de la
competencia.
Una cultura organizacional sólida impulsa el desempeño de los empleados de una empresa gracias
a planes estratégicos definidos, actitudes, creencias, valores y la visión que comparte la
organización con todos los que la integran. Cuando una cultura organizacional está bien definida,
sirve como la dirección que guía al cumplimiento de las metas y hace que los empleados se sientan
motivados a seguir ese camino, ya que se sienten parte de una empresa con la que se identifican y
que da buenos resultados.
Cuando la cultura organizacional de una empresa está bien definida tiene el potencial de actuar
como fuerza de atracción de los mejores talentos. Se convierte en una insignia positiva de la
empresa y permite concentrar el potencial que llevará a un cumplimiento de objetivos más
eficiente (además de retener el talento y evitar la rotación continua de personal).
Su objetivo es la competitividad empresarial, por eso los valores y la cultura en general están
orientados a destacar su posición en el mercado. El liderazgo empresarial es su principal vertiente.
Esta cultura ve al empleado como quien presta un servicio. Llama a formar grupos de trabajo entre
los directivos de área únicamente cuando surgen problemas; fuera de estos incidentes, el trabajo
es individual y la información de cada área es privada.
Su objetivo es la eficacia y la optimización de los procesos laborales; además, prioriza las metas a
corto plazo y fomenta el ahorro de recursos, tanto materiales como humanos.
2. Integra los procesos internos y ayuda a resolver los problemas que surgen en las
actividades.
4. Establece metas internas y externas, y ayuda a encontrar los medios para lograrlas.
Una vez hayas identificado los elementos de cultura organizacional, previamente mencionados,
que aplican a tu negocio, es momento de establecer una cultura organizacional. Para ello:
Valida si los valores que definiste verdaderamente ejemplifican lo que tu negocio quiere
conseguir, por qué haces lo que haces y en qué crees.
Es importante que las nuevas incorporaciones y contrataciones en tu negocio sean personas que
se ajusten a tu cultura organizacional. Las personas son quienes hacen a la empresa gracias a que
tienen interiorizados tus valores, misión, visión, entre otros.
4. Invierte en tu marca
¡Comunica y muestra tu cultura organizacional! Más abajo verás nuestra presentación acerca de la
cultura organizacional de HubSpot. Siempre es importante darte a conocer en ese aspecto.
Estos ejemplos de cultura organizacional ejercen una influencia positiva para el resto de las
empresas. Inspírate para crear tu propio manual.
Estos ejemplos de cultura organizacional son una influencia positiva para el resto de las empresas.
Inspírate para crear tu propio manual.
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Imagen DHL
DHL fue reconocida como la mejor empresa multinacional para trabajar en América Latina, de
acuerdo con el ranking de Great Place to Work 2021. Esta empresa se caracteriza por «conectar a
las personas» y logra su propósito por medio de los miembros de su personal, quienes se encargan
de realizar los envíos para mejorar la vida de sus clientes.
Para DHL, el servicio que ofrecen sus trabajadores es lo más importante. Por eso se preocupa por
implementar una cultura organizacional que fomente la diversidad, la ambición y una actitud
colectiva del «poder hacerlo». Además, cuenta con diversos programas de responsabilidad
social como:
DHL muestra su compromiso con la vida profesional de sus empleados, lo que se traduce en
buenos resultados en la calidad, en la garantía de servicio y en un alto grado de satisfacción de sus
clientes.
Adobe lleva a cabo un programa llamado Adobe for All (Adobe para Todos), por medio del que
impulsa a sus empleados a desarrollarse personal y profesionalmente, de forma incluyente.
Los valores que fortalece son: la igualdad de trato, sin distinción alguna, y la justicia laboral con
amplias oportunidades y beneficios. Además, algo poco común es que sus trabajadores también
pueden comprar acciones de la empresa, lo que les impulsa a sentirse parte del éxito de la firma
(que tiene un crecimiento anual de 17 % en ventas).
El espacio de trabajo amigable que ofrece Google es bien conocido en todo el mundo y la apertura
en la comunicación entre los equipos es la clave de su éxito. Google ganó 15 premios de
Comparably incluido el de «Mejor cultura empresarial». Es importante mencionar que Comparably
es la plataforma que monitorea las carreras laborales, la cultura del lugar de trabajo y la
compensación basada en lo que opinan los empleados, lo que significa que Google sigue siendo
una de las empresas más solicitadas para trabajar.
También, como parte de su cultura organizacional, Spotify trabaja con equipos autodirigidos, es
decir, que no están basados en una pirámide jerárquica y les da la libertad a los desarrolladores
para que experimenten sin depender de nadie. Gracias a sus empleados y la
cultura organizacional, esta empresa ha alcanzado destacar entre sus competidores; actualmente
es el líder mundial en servicios de transmisión de música y cuenta con el mayor número de
suscriptores en el mundo.
Amazon se enfoca en el entusiasmo por innovar y de ser pioneros en las ideas, pero sobre todo en
la aceptación del fracaso. Su mayor objetivo es ser la empresa con mayor vocación de servicio en
el mundo y por eso tiene la mentalidad del «día 1», una cultura y modelo operativo que pone a los
clientes en el centro de todo. Se basa en mantener un enfoque a largo plazo, obsesionarse por los
clientes e innovar de forma audaz.
Además, Twitter ha implementado una estrategia conocida como «Hack Week», en la que
incentiva la promoción de innovaciones para la solución de retos internos de la compañía o para
proponer proyectos que la empresa puede adoptar para su realización.
Otro de los gigantes tecnológicos que han consolidado una cultura organizacional propia es
Microsoft. La empresa ha transformado su visión del trabajo como un proceso de aprendizaje,
pues lo que busca es el crecimiento de la compañía, así como de los trabajadores, con el cliente al
centro de la operatividad.
Walmart es una empresa conocida por su servicio al cliente, que está enfocado en resolver todo lo
posible hacia los clientes. Esto le permite a los colaboradores verse como responsables, y va en la
línea de lo que Sam Walton predicaba: reconocer sus éxitos en público, así como darles el estatus
de «socios».
Imagen de Glassdoor
¿El secreto? Que entrenan a sus empleados de forma constante, los tienen inmersos en programas
de cultura y valores, además de que reconocen sus logros en el día a día. Esta es una de las bases
del éxito de este conglomerado del entretenimiento.
En HubSpot nos inspiramos en el ejemplo de las mejores culturas corporativas y creamos nuestra
propia forma de dar sentido a lo que nos apasiona. Así surgió el «Culture Code», o código de
cultura, que es tanto un manual del empleado como un manifiesto.
Nos esforzamos por lograr una armonía para que todos pueden integrarse a trabajar con libertad y
transparencia en un ambiente gratificante y divertido. La única línea que todos deben seguir es la
de «utilizar un buen juicio». Así es como conseguimos deleitar a nuestros clientes, que son el
centro de la compañía.
Recuerda que el ambiente laboral es fundamental para mantener la moral de los trabajadores
elevada, su motivación, satisfacción y productividad. Pero, no solo eso, desarrollar un buen
ambiente laboral a través de una cultura empresarial puede ser clave en la etapa de
reclutamiento.
Como puedes notar, muchas compañías exitosas se han atrevido a apostar por sus colaboradores
pues esa es la base de un desempeño comprometido y de un negocio sustentable.
Arriésgate a crear una cultura que tu empresa, tus clientes y tus empleados amen y verás que
ganarás más de lo que esperas.