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NEUROCIENCIA Y
EDUCACIÓN EMOCIONAL
CON LOS NIÑOS
P O R M E L O D Y Z E R A V I K A

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 La construcción del cerebro se produce de manera gradual y no solo depende de factores ge-
néticos. El entorno en el que se encuentra el niño juega un papel fundamental en su desarrollo,
debido a la alta plasticidad del cerebro en etapas tempranas. En el aprendizaje del niño influ-
yen también factores nutricionales, emocionales, socioeconómicos, culturales y educativos.

El sistema educativo actual está más adaptado a la parte intelectual de la evolución del niño y
se centra en la adquisición de conocimientos o técnicas y la consecución de objetivos, dejando
de lado la regulación emocional. Los niños con mayor autorregulación llegan mejor preparados
al colegio, tienen menos problemas de conducta y obtienen mejores calificaciones. HAY QUE
RECORDAR QUE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL ES UN PREDICTOR MÁS POTENTE DE LOS
BUENOS RESULTADOS ACADÉMICOS QUE EL COCIENTE INTELECTUAL.

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Entender el cerebro para
entender las emociones
El cerebro es como una casa de dos plantas, que tiene la parte de arriba y la parte
de abajo y en cada planta viven diferentes personas. En realidad, estamos hablando
sobre las funciones de la neocorteza —el pensamiento del cerebro y parte de arriba—
y del sistema límbico —los sentimientos y parte baja.

¿Quiénes viven arriba y quiénes viven abajo? Por general, quienes viven arriba son los
pensadores, los que solucionan problemas, planifican las cosas, regulan sus emocio-
nes, son creativos, flexibles y tienen empatía. Las personas de abajo son las encar-
gadas de mantener todo a salvo y asegurarse de que se cumplan las necesidades
básicas. El instinto de supervivencia se encuentra en la parte baja de la casa: si estos
personajes se ven en peligro, hacen sonar la alarma y se aseguran de que todos es-
tán listos para luchar, correr o esconderse cuando nos enfrentamos a una amenaza.

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El cerebro funciona mejor cuando la planta de arriba y la de abajo trabajan

juntas y conectadas. Imagina unas escaleras que conectan las plantas y los
personajes se pasan el día ocupados enviando mensajes arriba y abajo: esto
nos ayuda a tomar buenas decisiones, a hacer amigos y a llevarse bien con
los demás. También podemos calmarnos y entender mejor las emociones.

Las dos plantas estarán completas y desarrolladas llegando a los 25 años,

así que debemos entender que cuando los niños solo reaccionan con los
vecinos de la planta baja es normal, ya que el piso de arriba está en cons-
trucción y la escalera que los une es muy inestable.

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El cerebro es cambiante
El cerebro no solo es cambiante – se desarrolla con el con el tiempo -, el cerebro, es primordial que seamos INTENCIONALES respecto de las
sino también CAMBIABLE – puede ser moldeado de manera intencio- experiencias que damos a nuestros hijos.
nal mediante la experiencia.
Pensemos en estas preguntas:
• ¿Cómo te comunicas con tus niños?
Neuroplasticidad:
• ¿Cómo les ayudas a reflexionar acerca de sus emociones?
Permite a las neuronas regenerarse tanto anatómica como funcional-
• ¿Qué les enseñas sobre el esfuerzo, el respeto y la confianza?
mente y formar nuevas conexiones sinápticas. La plasticidad neuronal
• ¿Qué oportunidades les ofreces?
representa la facultad del cerebro para recuperarse y reestructurarse.
• ¿Qué personas importantes has introducido en sus vidas?
Esto quiere decir, que el cerebro cambia físicamente según las expe-
• ¿Por cuáles experiencias quieres que tus hijos pasen?
riencias que nuestros niños van teniendo. Ya sean positivas o negati-
vas. Todo deja nuevas conexiones en el cerebro. Recueda que las experiencias repetidas, cambian el cerebro.

La clave está en que la experiencia por la que planeamos que el niño Todo lo que los niños ven, oyen, sienten, tocan y huelen causa algún
pase modifique positivamente este cerebro plástico mientras está de- tipo de impacto en sus conexiones neuronales.
sarrollándose en la infancia.
Los neurocientíficos expresan esta idea con la frase “las neuronas que
La neuroplasticidad tiene enormes repercusiones en el papel como se activan juntas permanecen conectadas”.
padres y maestros. Si las experiencias repetidas cambian realmente

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El cerebro es complejo
Podemos recordar 3 C: Cambiante, Cambiable y
Complejo.
La complejidad del cerebro radica que cuando los niños están alte-
rados emocionalmente o se están portando mal, podemos “apelar”
a distintas partes del cerebro como vimos cuando hablamos que el
cerebro es como una casa. Asi que, según a el área del cerebro que
apelemos estaremos recibiendo del niño diferentes respuestas o re-
acciones.
Volvamos a la casa del cerebro. Por ejemplo, si tu hijo está desbor-
dándose en ira y perdiendo el control, ¿a qué parte del cerebro pre-
fieres recurrir? ¿A la primitiva y reactiva (planta baja)? ¿ O la sofistica-
da y capaz de pensar con lógica, compasión y control (planta alta)?
Cuando imponemos disciplinas con amenazas, y marcamos
“territorio” con nuestro tono de voz, altura y postura, activamos los cir-
cuitos defensivos del cerebro.
Mientras ocurre esto, el pensamiento, los circuitos del autocontrol del
cerebro superior están desconectados, no disponibles. La reactividad
del piso de abajo siempre es dominante.
Pero, si mostramos respeto, lo tratas con empatía, permaneces abier-
to al diálogo y no trasmites “amenaza” con tus posturas y palabras,
el cerebro primitivo se relaja y deja que los circuitos superiores se
activen. Así logramos activar la corteza pre-frontal, responsable de la
toma tranquila de decisiones, el control y los impulsos.
El plan es no enfurecer al cerebro de abajo y tener estrategias para
conectar con la planta alta del cerebro. Esto hará que la disciplina y
la crianza tengan el efecto deseado que tanto anhelamos.
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Conocer el cerebro y sus etapas de desarrollo nos ayudará a potenciar nuestros esfuerzos a la hora de criar, disciplinar y
amar a nuestros pequeños.

No es tarea fácil lidiar con nuestras emociones más las emociones en desarrollo de nuestros hijos. Si eres mamá, papá,
maestro de niños de la iglesia o pastor, te animo a que conozcas cada día más la vida de esos niños y puedas leer cada
vez mejor lo que sucede con sus emociones, para poder guiarlos en el camino de la madurez y en el camino a Jesús.

Lo más maravilloso de todo esto es saber que Dios es el inventor de las emociones, él mismo las plantó en nuestra men-
te y corazón. Están allí para que podamos disfrutar de toda la creación y podamos descubrir su perfecta voluntad. Es un
desafío urgente poder mostrarles a los niños desde temprana edad que a Dios también le importa cómo me siento y que
él mismo, siendo Jesús, sintió y tuvo que gestionar sus emociones. Dios me ama y me entiende porque él me creó.

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La conexión calma las emociones de los niños
Los niños necesitan sentir que nos importa lo que les
está pasando, pero también que les impongamos reglas
y restricciones que les permitan saber qué conducta es
aceptable en un entorno determinado.
De la estructura y la sensibilidad parental surgen la
resiliencia, los recursos, y la capacidad relacional y
emocional de un niño.

*Conceptos del libro Disiplinas sin lágrimas de Daniel J. Siegel, Tina Payne Bryson W W W. E 6 25. CO M /E625COM
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