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1. La equidad.
Forma peculiar de concreción de la justicia.
Por medio de la equidad se obedece de modo más excelente, observando la intención
del legislador donde disuenan las palabras de la ley. Ahora bien, ¿por qué resulta
necesario en determinadas circunstancias un pronunciamiento, a más de justo,
equitativo?. Sin duda alguna, por la misma naturaleza de las normas jurídicas, que
presentan aspectos generales y los más comunes y universales de los casos que
regulan.
Aristóteles lo explica con estas palabras: ¨La causa de esto es que toda ley es universal,
más respecto de algunas cosas no es posible decir rectamente de manera universal. En
los casos en que es necesario expresarse universalmente, pero imposible hacerlo de
este modo correctamente, la ley toma el caso común...¨, y continua: ¨ Por consiguiente,
cundo la ley dispone de manera universal, más acontece un caso particular fuera de lo
dispuesto universalmente, entonces se procede rectamente si donde callo el legislador,
o donde erro al hablar en absoluto, se corrige la falta. Se presentan en la vida del
derecho diversos casos, de la libertad humana y de la multiplicidad de posibilidades
fácticas que puede adoptar el accionar individual. La ley contempla aspectos más
generales. Su misión, no será un mero casuismo tipificador.
No se trata tampoco de pensar que la ley es injusta, sino que la aplicación de esa norma
jurídica de carácter general al caso particular puede llegar a redundar en una iniquidad
no querida por el legislador, ni por el ordenamiento jurídico, uno de cuyos fines
primordiales es precisamente la consecución de la justicia. Así, la equidad, al apartarse
de las palabras de la ley, no abandona lo justo absoluto, sino lo justo que ha sido
determinado por la ley, no con desprecio de la misma, sino teniendo en cuenta que
seguir estrictamente a aquellas palabras en los casos en que no es conveniente, es
cosa viciosa. Por lo tanto, no juzga a la ley misma, porque no afirma que haya sido mal
establecido, sino solo el caso particular que se le presenta.
Para Santo Tomás la equidad no es una interpretación de ley, sino la ejecución de la
misma. Aristóteles la caracterizaba como la dichosa rectificación de lo justo,
rigurosamente legal.
A su vez, al ser la equidad como un reflejo de la vigencia inmediata de los principios del
derecho natural, su ámbito de acción se puede expandir, atendiendo no solamente al
problema de la rigideces de la ley, sino también a aquellos supuestos en los cuales no
exista principio normativo alguno que sea aplicable al caso que el juez deba resolver
(lagunas del derecho).
El juez, por su parte, debe indagar la equidad con diversas funciones, al analizar el texto
legal. Ellas son:
a) Supletoria: de lo no regulado en el propio derecho positivo.
b) De analogía: actúa coequiparando la función del caso singular con la generalidad que
emana de la norma legal.
c) Interpretativa: De la ley, el derecho o los contratos, ya sea
- actuando conforme la razón de la ley, cuando esta contenga bonani rationem, que
juzga en equidad.
- apartándose de la razón de la ley, cuando para un caso determinado falla la ratio legis.
- dando aplicación benigna y no rigurosa de la ley
El problema de la equidad y del saber jurídico prudencial viene a estar dado, en suma,
por la generalidad de las leyes humanas. De allí que ciertos casos singulares, que no
se encuentren comprendidos en las previsiones de la norma legal, sea forzoso confiarlos
a los jueces, que son como una especie de “justicia animada¨. Justicia que, para
remarcar su carácter humano, es flexible y no se encuentra en muchos.
Si la prudencia es una facultad cognoscitiva que aplica los principios universales a las
circunstancias particulares, tenemos la siguiente relación con la equidad:
PRUDENCIA EQUIDAD
Consideración racional de Norma general y obligatoria.
principios universales.
Fase cognoscitiva Conocimiento de las Caso particular y concreto.
circunstancias particulares y
concretas
Descubrimiento de los Consideración del futuro
medios adecuados para (providencial) y de las
alcanzar el fin bueno. circunstancias
(circunspección) que rodean
el caso.
Fase Imperativa: Norma del Orden de lo que debe Gnome, realización de la obra
obrar. hacerse u omitirse. equitativa.
Se echa de ver entones el valor que asignamos a la prudencia concatenada con el tema
de la equidad. El papel que desempeña el juez en relación con la ley consiste en vincular
a un hecho con esa misma ley, a través del estudio de ambos, desentrañando el sentido
y alcance de las leyes, resolviendo los casos dudosos e integrando el derecho al llenar
las lagunas de la ley en los casos no previstos por esta. Más aún: si el juez quiere crear
normas justas, debe guiarse por la prudencia. Por ello en los casos en que el juez
elabora normas a fin de llenar las lagunas de la ley, o cuando resuelve un caso dejando
a esta de lado en aras de la justicia y el derecho natural, la virtud de la prudencia lo
aconsejara bien en la elección del camino lo llevara a unir los principios generales
revelador por la sindéresis con las circunstancias del caso que debe resolver, logrando
así una solución equitativa, justa en lo concreto.
3. Equidad y justicia.
La justicia y la equidad, no son absolutamente idénticas, sino que más bien esta última
es mejor que lo justo.
Sin embargo, ello no quiere decir que pertenezcan a géneros diferentes, pues la equidad
es un hábito que se encuentra presente en la misma virtud moral de la justicia. ¿Por qué
entonces lo equitativo es mejor que lo justo? Porque la excelencia de la equidad
proviene que se observa la intención del legislador donde disuenan las palabras de la
ley; la naturaleza de lo equitativo, es que sea lo que regula a la ley donde esta falla por
algún particular caso.
Allí, pues, deben centrarse las relaciones mencionadas. En efecto, las leyes positivas,
en tanto no se aparten de los dictados de la ley natural, norma por medio de la cual se
hace presente al hombre de los dictados de la ley eterna, son justas, pues promueven
al orden del bien común. Esta es una de las condiciones, en la doctrina del derecho
natural clásico, para que las leyes sean consideradas justas. De tal forma, surge
entonces la noción de lo ¨justo legal¨, vale decir, lo justo puesto por la ley.
Pero la equidad no consiste tanto en ¨justo legal¨, ya que su misión se enmarca en la
adecuación de la ley a las circunstancias del caso concreto. Su naturaleza se expresa
en la corrección de la ley donde falla por razón de su universalidad, y su origen debe
encontrarse, pues en lo ¨justo natural¨, que es lo que posee la misma fuerza y valor en
todas partes para inducir al bien y para apartar del mal, y es su causa eficiente Dios,
creador de la naturaleza. Porque lo ¨justo natural¨ indica que en determinados casos es
necesario regular lo ¨justo legal¨, es que nace la equidad a fin de promover la solución
correcta del caso particular.
Lo justo legal se encuentra entonces sometido a la dirección de la equidad, que es así,
una regla suprema de los actos humanos. De tal forma, la equidad no pasa por alto lo
justo en su noción universal, sino lo justo establecido en una ley particular, y guardando
el espíritu de la norma legal en aquellas cosas a las que no se extiende la letra.
Se puede notar, entonces, que la equidad no es necesaria para suplir esa imposibilidad
de alcanzar un orden definitivo y estático de justicia, debida, en el ámbito de lo
propiamente jurídico, a la contingencia de las acciones humanas, a la singularidad que
las mismas revisten, y al hecho que el legislador habla universalmente atento a la
imposibilidad de abarcar todos los casos particulares. La equidad es dinámica, se
amolda a las situaciones y hace frente a lo singular merced a las normas prudenciales
que le sirven de guía.
4. Caridad y justicia.