Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Expediente: 2011-23541-48-AAC
Departamento: Potosí
En revisión la Resolución 02/2011 de 7 de abril, cursante de fs. 107 a 109 vta. pronunciada dentro de
la acción de amparo constitucional interpuesta por Nemecia Rebollo Quispe contra María René
Iñiguez Araujo, Jueza Primera de Partido de Familia y Juan Carlos Orellana Fernández, Juez Segundo
de Instrucción de Familia, ambos del Distrito Judicial -ahora departamento- de Potosí.
El 20 de agosto de 2010, inició proceso de asistencia familiar ante el Juzgado Segundo de Instrucción
de Familia, contra Raúl Espinoza Colque, quién no pudo ser notificado en la dirección que señaló la
“demandante” por lo que fue declarado rebelde mediante Auto de 20 de septiembre del mismo año,
adquiriendo ejecutoria por no ser impugnado, indicando el Juez que: “se da por válida la diligencia
de citación” (sic), posteriormente el “demandado” presentó un incidente de nulidad de citación, que
fue declarado probado por el referido juez codemandado, motivo por el que la accionante apeló tal
determinación, misma que fue resuelta mediante Auto de Vista 11/2010 de 9 de noviembre, en la
que la Jueza Cuarta de Partido de Familia anuló obrados “hasta fs. 24” instruyendo a la autoridad
inferior proceda correctamente con la tramitación de la demanda, indicando: “para que esta
institución de derecho procesal se suspenda debe pagarse costas al Estado y multa que establece el
Juez como sanción al demandado rebelde, el mismo que cancelado la multa impuesta puede
apersonarse y asumir su defensa en el estado en que se encuentre la tramitación de la litis” (sic).
La accionante denunció como lesionados sus derechos al debido proceso y a la igualdad, citando los
art. 115.I y II, 119.I, 120.I, 122, 178.I y 180.I de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Celebrada la audiencia pública el 7 de abril de 2011, según consta en el acta cursante de fs. 96 a 106
se produjeron los siguientes actuados:
María René Iñiguez Araujo, Jueza Primera de Partido de Familia del Distrito Judicial- ahora
departamento- de Potosí, presentó informe oral en audiencia manifestando lo siguiente: i) El 22 de
diciembre de 2010, fue remitido a su despacho el testimonio de apelación en efecto devolutivo
referente al incidente de nulidad tramitado en el Juzgado Segundo de Instrucción de Familia,
radicada la causa el 24 de diciembre del mismo año, realizado el trámite correspondiente se dictó el
Auto de Vista 2/2011 que confirmó totalmente el Auto apelado, ordenándose se cumpla la citación
con la demanda; y ii) La accionante acusa de haber desconocido el Auto de Vista dictado por la Jueza
Cuarta de Partido de Familia, quien ya determinó que la citación era correcta; empero, se debe
aclarar que en el dossier de apelación no figura dicho Auto y la suscrita nunca estuvo enterada del
mismo, más aún si era importante, debio ser la apelante quien pida su inclusión; asimismo, se le
acusa de actos “extra petita” cuando de la revisión del memorial de apelación y del Auto apelado,
solo se refirió puntualmente a éstos, realizando la fundamentación correspondiente.
Por otro lado, Juan Carlos Orellana Fernández, Juez Segundo de Instrucción de Familia del Distrito
Judicial -ahora departamento- de Potosí, presentó informe oral en audiencia, manifestando lo
siguiente: a) Nemecia Rebollo Quispe, planteó demanda de asistencia familiar contra Raúl Espinoza
Colque, señalando como domicilio del demandado la calle “E.” Daza 188. Admitida la demanda y
buscado en la indicada dirección, al no ser encontrado se procedió a su notificación mediante
cédula; sin embargo, Remberto Espinoza Colque, en representación sin mandato de su hermano,
presentó memorial indicando que el domicilio del demandado “no está en esa ciudad sino en la
localidad Animas, del Distrito Escolar de Atocha” (sic), donde cumple funciones como maestro;
memorial que, puesto en conocimiento de la demandante ahora accionante; ésta ratificó como
domicilio real del “demandado” la calle “E.” Daza 188, en atención a ese memorial se dio por válida
la citación bajo entera responsabilidad de la demandante de que se presenten futuros incidentes de
nulidad, declarando rebelde al demandado imponiendo una multa procesal; b) Raúl Espinoza
Colque, adjuntando prueba literal se apersonó y planteó incidente de nulidad de citación, que
puesto a conocimiento de la parte contraria, solicitó se rechace el mismo, el juzgador luego del
análisis de las pruebas, declaró procedente el incidente, Auto apelado por la demandante (hoy
accionante); respondido el recurso de apelación y concedido el mismo, la Jueza Cuarta de Partido de
Familia, sin entrar a considerar el fondo, haciendo hincapié al previo pago de la multa procesal a
efectos de que el declarado rebelde pueda válidamente apersonarse, mediante Auto de Vista
11/2010 anuló obrados hasta el auto de concesión del recurso de apelación, purgando la multa
procesal impuesta en contra suya, el “demandado” declarado rebelde, ratificándose en sus pruebas,
nuevamente planteó incidente de nulidad de citación, reiterando que su domicilio real no era en
calle “E.” Daza 188, sino la localidad de Animas; c) El juzgador luego del análisis de las pruebas
adjuntas nuevamente declaró procedente el incidente, Auto que es apelado por la hoy accionante,
respondido el recurso de apelación y concedido el mismo, el proceso fue remitido ante el superior
en grado, la Jueza de Partido Primero de Familia, quien, luego del análisis y valoración del testimonio
de apelación, mediante Auto de Vista 2/2011, confirmó totalmente el auto apelado; y, d) La
jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha señalado que si bien la interpretación de la legalidad
ordinaria debe ser labor de la jurisdicción común corresponde a la justicia constitucional verificar si
en esa labor interpretativa no se ha quebrantado los principios constitucionales informadores del
ordenamiento jurídico.
Raúl Espinoza Colque, pese a su legal notificación cursante a fs. 23, no se hizo presente en la
audiencia, ni presentó informe alguno.
I.2.5. Resolución
La Sala Social y Administrativa de la Corte Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal
Departamental de Justicia- de Potosí, constituida en tribunal de garantías, mediante la Resolución
02/2011 de 7 de abril, cursante de fs. 107 a 109 vta., concedió la acción de amparo constitucional,
disponiendo “dejar sin efecto la resolución que declaró la nulidad de citación de fecha 6 de
diciembre de 2010, así como el Auto de Vista N° 2/2011, ordenando, consiguientemente el
cumplimiento del auto de rebeldía (…) que se encuentra debidamente ejecutoriado, debiendo
asumir defensa el demandado (…) en el estado en el que se encuentra el proceso” (sic). En base a los
siguientes fundamentos: 1) El principio de preclusión se halla consagrado y consiste en que todo
proceso está conformado por sucesivas etapas que se abren y cierran consecutivamente, impidiendo
retrotraer el proceso a estados anteriores si en su oportunidad no se hicieron valer. Este principio
fue lesionado por las partes demandas, primero, existiendo un Auto de rebeldía que cobró
ejecutoria, más aun habiendo el demandado purgado la multa prevista por el art. 72 del Código de
Procedimiento Civil (CPC), tomando en cuenta que el Juez a quo, al dictar el Auto de rebeldía ya
había fundado el cumplimiento de las formalidades de ley para la citación del “demandado” y
otorgando la validez de la citación con la demanda de manera expresa; 2) Habiendo presentado Raúl
Espinoza Colque, un incidente de nulidad de citación después de dos meses y siete días de haber
sido declarado rebelde, emitida la resolución que declara la nulidad de diligencia de citación a
desconocido sus propios actos y lesionado el principio de preclusión, tomando en cuenta que una
vez purgada la multa procesal debió asumir defensa en el estado en que se encuentra el proceso,
más no retrotraer y dejando sin efecto el Auto de rebeldía ejecutoriado, por otra parte, la Jueza ad
quem, al confirmar la resolución de nulidad de citación con la demanda, igualmente incurrió en
quebrantamiento de las normas y principios; y, 3) La notificación efectuada a Raúl Espinoza Colque,
con la demanda mediante cédula en su domicilio real de calle “E.” Daza 188 (zona de la Plaza del
Minero), es legal, en razón a la prueba ofrecida consistente en el carné de identidad y prontuario del
mismo documento, concuerdan plenamente los datos de ubicación del domicilio, constituyendo los
incidentes de nulidad planteados en la demanda de asistencia familiar, “una forma de burlar el
interés de la menor a la que debe protegerse por ser de interés mayor cuya falta de lealtad procesal
deberá ser valorada por el juez” (sic).
Por mandato de las normas previstas por el art. 20.I y II de la Ley 212 de 23 de diciembre de 2011; la
Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional, conformó la Sala Liquidadora Transitoria,
posesionando a los Magistrados de la misma, el 15 de febrero de 2012, a objeto de la liquidación de
las acciones tutelares ingresadas a los Tribunales de garantías hasta el 31 de diciembre de 2011,
modificada por la disposición transitoria segunda del Código Procesal Constitucional vigente desde el
6 de agosto de 2012. Con la referida competencia, se procedió al sorteo de la presente causa,
dictándose la Resolución dentro de plazo.
II. CONCLUSIONES
Hecha la debida revisión y compulsa de los antecedentes se llega a las conclusiones que se señalan
seguidamente:
II.2. Por Auto de 20 de septiembre de 2010, el Juez Segundo de Instrucción de Familia, declaró
rebelde al demandado Raúl Espinoza Colque, debiendo proseguir el proceso en su rebeldía, “para el
caso de apersonarse, para asumir defensa en el estado en que se encuentre la causa, previa
cancelación de la multa procesal de Bs. 30.- en valores judiciales” (sic) (fs. 5).
II.3. Mediante memorial de 1 de octubre de 2010, Raúl Espinoza Colque, planteó incidente de
nulidad de citación, por haberse efectuado la misma en una dirección que no es su domicilio real y
permanente (fs. 39).
II.4. A través de Auto de 8 de octubre de 2010, el Juez Segundo de Instrucción de Familia, declaró
probado el incidente planteado por Raúl Espinoza Colque, disponiendo la nulidad de citación con la
demanda cursante a “fs. 9” con reposición hasta “fs. 3 vta.”, mientras sea citado en la forma
debida en el domicilio o residencia señalado por él, conforme a procedimiento (fs. 40 y vta.).
II.5. Por Auto de Vista 11/2010 de 9 de noviembre, el Juez Cuarto de Partido de Familia, anuló
obrados “hasta fs. 24” “inclusive (del legajo de alzada) disponiendo que el Juez inferior cumpla con la
tramitación correcta ante el memorial de apersonamiento del declarado rebelde, indicando en su
primer considerando inc. b) “Pronunciado el auto de rebeldía por incomparecencia del demandado
queda la posibilidad de continuar el procedimiento pese a su inactividad, para que esta institución
de derecho procesal se suspenda debe pagarse costas al Estado y multa que establece el Juez como
sanción al demandado rebelde, el mismo que cancelada la multa impuesta puede apersonarse y
asumir su defensa en el estado en que encuentre la tramitación de la litis…” (sic) (fs. 18 vta.).
II.6. Mediante memorial de 1 de diciembre de 2010, Raúl Espinoza Colque, una vez purgado la multa
por rebeldía, volvió a interponer incidente de nulidad de citación (fs. 43 a 44 vta).
II.7. A través de Auto de 6 de diciembre de 2010, el Juez Segundo de Instrucción de Familia, declaró
probado el incidente planteado por Raúl Espinoza Colque, disponiendo la nulidad de citación con la
demanda mientras sea citado el demandado en la forma debida en el domicilio o residencia real
señalado por él y conforme a procedimiento (fs. 45 vta.).
II.8. Por Auto de Vista 2/2011 de 21 de enero, el Juez Primero de Partido de Familia confirmó
totalmente el auto apelado debiendo cumplirse la citación con la demanda, en la forma dispuesta en
el Auto indicado (fs. 19 y vta.).
La accionante denunció como lesionados sus derechos al debido proceso y a la igualdad; toda vez
que, iniciada la demanda de asistencia familiar contra Raúl Espinoza Colque ante el Juzgado Segundo
de Instrucción de Familia, no pudo ser habido para su citación y fue declarado rebelde, presentando
posteriormente incidente de nulidad de citación, el mismo que fue pronunciado como probado por
el mismo Juez, motivo por el que ésta apeló tal determinación que concluyó con la anulación de
obrados “hasta fs. 24” instruyendo a la autoridad inferior proceda correctamente con la tramitación
de la demanda, indicando que: “para que esta institución de derecho procesal se suspenda debe
pagarse costas al Estado y multa que establece el Juez como sanción al declarado rebelde, el cual
una vez que cancelara la multa impuesta podía apersonarse y asumir su defensa en el estado en que
se encuentre la tramitación de la litis” (sic.), a lo que el demandado pagó la multa y suspendida su
rebeldía presentó nuevamente incidente de nulidad de citación, disponiendo el Juez Segundo de
Instrucción de Familia, por segunda vez probado el incidente, la accionante recurrió nuevamente en
apelación, que fue resuelta por la Jueza Primera de Partido de Familia, quién por Auto de Vista
02/2011 de 21 de enero, confirmó el Auto recurrido, disponiendo se vuelva a realizar una nueva
citación al “demandado”. En consecuencia, corresponde dilucidar en revisión, si tales argumentos
son evidentes a fin de conceder o denegar la tutela solicitada.
La SCP 0051/2012 de 5 de abril, estableció lo siguiente: “Respecto al debido proceso y sus alcances,
se entiende como el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo, en el que sus
derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables a todos
aquellos que se hallen en una situación similar; es decir, comprende el conjunto de requisitos que
deben observarse en las instancias procesales, a fin de que las personas puedan defenderse
adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar esos derechos
reconocidos por la Constitución Política del Estado así como los Convenios y Tratados
Internacionales. En cuanto a la obligatoriedad de su respeto, la SC 0119/2003-R de 28 de enero,
sostuvo que: "…el derecho al debido proceso es de aplicación inmediata, vincula a todas las
autoridades judiciales o administrativas y constituye una garantía de legalidad procesal que ha
previsto el Constituyente para proteger la libertad, la seguridad jurídica y la fundamentación o
motivación de las resoluciones judiciales…".
Por otra parte, cabe resaltar que, el debido proceso, como instrumento jurídico destinado a
materializar los valores jurídicos de la justicia e igualdad, está compuesto por elementos como el
derecho al juez natural, derecho a la igualdad procesal de las partes, derecho a no declarar contra sí
mismo, garantía de presunción de inocencia, derecho a la defensa material y técnica, derecho a no
ser juzgado sin dilaciones indebidas, etc.; la Norma Fundamental lo concibe en una triple dimensión,
como un principio, garantía y derecho fundamental a ser observado por los órganos jurisdiccionales
y administrativos a efecto de garantizar el respeto de los derechos fundamentales y garantías
constitucionales a las partes del proceso o de los administrados. Lo que significa que sólo a través
del debido proceso los referidos valores jurídicos se materializan en su verdadera dimensión, que la
sentencia o resolución, sea el resultado de la correcta aplicación del ordenamiento jurídico y la
participación activa de las partes en el ejercicio de sus derechos en condiciones de igualdad.
La SCP 0450/2012 de 29 de junio, estableció: “La nulidad es la desviación de los medios de proceder,
no es un fin en sí misma, sino que invocada, tiene un valor instrumental destinado a reconducir la
aplicación del derecho. Las nulidades pueden generarse en el transcurso del trámite del proceso, en
la fase de emisión del fallo, en su ejecución o posterior a ella, aun cuando el caso hubiere adquirido
calidad de cosa juzgada. A decir de los tratadistas Carlos Jaime Villarroel Ferrer y Wilson Jaime
Villarroel Montaño en su libro, Derecho Procesal Orgánico y Ley del Órgano Judicial: 'Constituyen
vicios de nulidad, por ejemplo, la falta de notificación en la forma prevista por el procedimiento, la
omisión de fijación de puntos de hecho en el auto de apertura de la estación probatoria, etc… En
rigor, los más importantes vulneran los principios y garantías constitucionales del debido proceso”
(pág. 262).
En cuanto a la nulidad de los actos procesales, complementando el entendimiento establecido en la
SC 0731/2010-R 26 de julio, en la SC 0242/2011-R de 16 de marzo, el Tribunal Constitucional afirmó:
“…el que demande por vicios procesales, para que su incidente sea considerado por la autoridad
judicial, debe tomar en cuenta las siguientes condiciones: 1) El acto procesal denunciado de viciado
le debe haber causado gravamen y perjuicio personal y directo; 2) El vicio procesal debe haberle
colocado en un verdadero estado de indefensión; 3) El perjuicio debe ser cierto, concreto, real,
grave y además demostrable; 4) El vicio procesal debió ser argüido oportunamente y en la etapa
procesal correspondiente; y, 5) No se debe haber convalidado ni consentido con el acto impugnado
de nulidad. La no concurrencia de estas condiciones, dan lugar al rechazo del pedido o incidente de
nulidad.
Dichas condiciones deberán ser explicadas, además, por el incidentista en su solicitud, señalando, en
forma concreta, clara y precisa, la existencia del perjuicio que le haya causado el acto impugnado;
deberá mencionar y demostrar expresamente, los medios de defensa de los que se ha visto privado
de oponer o las que no ha podido ejercitar con la amplitud debida, ya que la sanción de nulidad debe
tener un fin práctico y no meramente teórico o académico, pues, no basta la invocación genérica a la
lesión al derecho a la defensa, por ejemplo, sino que el perjuicio debe ser cierto, concreto, real y
además grave, ya que las normas procesales sirven para asegurar la defensa en juicio y no para
dilatar los procesos o entorpecer de resolución'.
En esa comprensión, 'es posible y hasta una obligación procesal de quien considere que dentro de
un proceso judicial, así esté ejecutoriado, se han lesionado las normas de orden público, y por tanto,
sus derechos fundamentales previstos como garantías judiciales, como es el debido proceso y el
derecho a la defensa, interponga el incidente de nulidad, demostrando en el mismo su indefensión y
por ende lesión de derechos fundamentales, y una vez agotada la vía incidental y en su caso la
apelación, de persistir la supuesta ilegalidad, puede acudir a la jurisdicción constitucional a través de
la acción de amparo constitucional" (SC 0788/2010-R de 2 de agosto).
La SCP 0886/2012 de 20 de agosto estableció: “La asistencia familiar se define como la prestación a
la que están obligadas determinadas personas, en favor de sus parientes o afines, para que con ella
puedan subvenir o socorrer al sustento y otras necesidades importantes que garanticen la existencia
digna de una persona. El art. 14 del CF, prescribe: “(Extensión de la asistencia). La asistencia familiar
comprende todo lo indispensable para el sustento, la habitación, el vestido y la atención médica.
Si el beneficiario es menor de edad, esta asistencia también comprende los gastos de educación y los
necesarios para que adquiera una profesión u oficio'.
Cobra singular importancia precisar que, la asistencia familiar compromete diferentes derechos,
entre ellos la vida, la habitación, la salud, la educación y el desarrollo integral, entre otros. Al
cumplirse esta obligación, directamente se está garantizando su vigencia plena en favor de los
beneficiarios; en el caso particular, los menores. Haciendo una interpretación a contrario sensu se
tendría que, el incumplimiento de la asistencia familiar, significa una franca vulneración de los
derechos ya citados.
Para la problemática en cuestión, corresponde referir el contenido del art. 15 del CF, cuyo texto
dispone: “(Personas obligadas a la asistencia y orden de prestarla). Las personas que a continuación
se indican están obligadas a prestar asistencia a quienes corresponda, en el orden siguiente:
(…)
La citada norma, con meridiana claridad precisa que, los padres no tienen la posibilidad de soslayar
ni excusarse del cumplimiento de la asistencia a favor de los hijos, como se dijo anteriormente, la
asistencia familiar compromete consigo diferentes derechos, de tal manera que de su observancia
dependerá la materialización y el ejercicio de éstos. A este fin, tiene vital importancia citar el art. 64.I
de CPE, cuya norma a la letra prescribe: 'Los cónyuges o convivientes tienen el deber de atender, en
igualdad de condiciones y mediante el esfuerzo común, el mantenimiento y responsabilidad del
hogar, la educación y formación integral de las hijas e hijos mientras sean menores o tengan alguna
discapacidad'. Como podrá advertirse, la citada disposición tiene como sustento los valores a los
cuales se hizo alusión en los párrafos anteriores, de modo que están obligados en asistir los padres a
favor de los hijos de manera igualitaria, solidaria y recíproca, con ello se pretende garantizar la
preeminencia y la titularidad especial de los derechos inherentes a los menores” (las negrillas son
nuestras).
De la revisión de los antecedentes adjuntos a la presente acción, se constató que Nemecia Rebollo
Quispe, el 20 de agosto de 2010, inició demanda de asistencia familiar contra Raúl Espinoza Colque,
indicando como su domicilio la calle “E.” Daza 188, dirección donde no se le pudo notificar, dejando
cédula en la puerta del referido domicilio, por lo que, el hermano del demandado hizo conocer al
Juez que Raúl Espinoza Colque, ya no vivía en esa dirección, debido a que por motivos laborales en
su condición de maestro, él se encontraba trabajando en el área rural en la Unidad Educativa
Chocaya; corriendo en traslado el memorial a la demandante ahora accionante, ésta ratificó el
domicilio señalado en la demanda, a lo que, el Juez Segundo de Instrucción de Familia lo declaró
rebelde, dando por válida la diligencia de notificación, indicando que debe proseguir el proceso en
su rebeldía y que en caso de apersonarse deberá asumir su defensa en el estado en que se
encuentre la causa, previa cancelación de la multa procesal; el “demandado” planteó incidente de
nulidad de citación por no haber sido notificado en su domicilio habitual, ya que, él se encontraba
trabajando en el área rural; por lo que, el Juez declaró probado el incidente disponiendo la nulidad
de la citación mientras se realice d forma correcta en el domicilio señalado por él, disposición que
fue apelada nuevamente por la accionante, recurso conocido por la Jueza Cuarta de Partido de
Familia, quién anuló obrados “hasta fs. 24” indicando que pronunciada la rebeldía del demandado,
queda la posibilidad de continuar el procedimiento pese a su inactividad, para que ésa institución de
derecho procesal se suspenda debe pagarse costas al Estado y la multa establecida por el Juez como
sanción, una vez cancelada la misma puede apersonarse y asumir su defensa en el estado en que se
encuentre la tramitación de la litis.
Por otro lado, es preciso referirnos al art. 58 de la CPE, que dispone: “Se considera niña, niño o
adolescente a toda persona menor de edad. Las niñas, niños y adolescentes son titulares de todos
los derechos reconocidos en la Constitución, con los límites establecidos en ésta, y de los derechos
específicos inherentes a su proceso de desarrollo; a su identidad étnica sociocultural, de género y
generacional; y a la satisfacción de sus necesidades, intereses y aspiraciones”, éstos y otros
derechos; fueron instituidos por el constituyente que con carácter preferente, los menores sean
privilegiados en la aplicación de ellos, tal argumentación permite sostener que, principalmente los
administradores de la justicia, al momento de aplicar e interpretar las normas en casos donde estén
comprometidos intereses de menores, deben hacerlo en la medida que les sea lo más favorable y
menos gravoso posible para ellos; dicha comprensión se extrae de la misma Constitución Política del
Estado, cuando el art. 60, instituye: “Es deber del Estado, la sociedad y la familia garantizar la
prioridad del interés superior de la niña, niño y adolescente, que comprende la preeminencia de sus
derechos, la primacía en recibir protección y socorro en cualquier circunstancia, la prioridad en la
atención de los servicios públicos y privados, y el acceso a una administración de justicia pronta,
oportuna y con asistencia de personal especializado”, En concreto, los valores, principios y derechos
reconocidos en la Ley Fundamental, deben aplicarse con preferencia en favor de los niños, niñas y
adolescentes. El Estado debe tomar mecanismos apropiados que signifiquen una efectiva garantía
para el vivir bien de los menores; en ese sentido, los administradores de justicia inexcusablemente
deben velar y proteger los intereses de los menores, ello significa que ha momento de interpretar o
aplicar la norma, deben inclinarse por lo más favorable para la garantía de los derechos reconocidos
a favor de los niños, niñas y adolescentes, como también deben tomar en cuenta que el padre o
progenitor, al tener conocimiento de su paternidad debe cumplir con los gastos de prenatalidad,
hospitalarios, alimentación, educación, vivienda y otros derechos inherentes a sus hijos, por lo que,
en el presente caso a tiempo de establecer la asistencia familiar y determinar el momento de su
cumplimiento, el cómputo debe ser desde la primera notificación, resguardando los derechos de la
menor.
Por los fundamentos expuestos, el Tribunal de garantías, al haber concedido la tutela solicitada, no
ha efectuado una adecuada compulsa de los antecedentes procesales, aplicando incorrectamente
las normas.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Liquidadora Transitoria, en virtud de lo previsto
en el art. 20.II de la Ley 212 de 23 de diciembre de 2011; en revisión, resuelve:
1° REVOCAR la Resolución 02/2011 de 7 de abril, cursante de fs. 107 a 109 vta., pronunciada
por la Sala Social y Administrativa de la Corte Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal
Departamental de Justicia- de Potosí; y, en consecuencia, DENEGAR la tutela solicitada.
2° Dimensionar los efectos del presente fallo, disponiendo mantener válidos y subsistentes los
actos realizados a consecuencia de haberse concedido la tutela dictaminada inicialmente por el
Tribunal de garantías.