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SENTENCIA DEL 31 DE AGOSTO DE 2021, NÚM.

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Sentencia impugnada:Tercera Sala de la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito
Nacional, del 26 de febrero de 2018.

Materia:Civil.

Recurrente:Miguel V. Díaz Díaz.

Abogado:Lic. Wilson Molina Cruz.

Recurrida:Francisca Polanco Peña.

Abogados:Dr. Apolinar Cepeda Romano y Licda. Esperanza Cepeda García.

Jueza ponente:Mag. Vanessa Acosta Peralta.

EN NOMBRE DE LA REPÚBLICA

La PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA, competente para conocer de los recursos de
casación en materia civil y comercial, constituida por los jueces Pilar Jiménez Ortiz, presidente, Justiniano
Montero Montero, Samuel Arias Arzeno, Vanessa Acosta Peralta y Napoleón R. Estévez Lavandier miembros,
asistidos del secretario general, en la sede de la Suprema Corte de Justicia, ubicada en Santo Domingo de
Guzmán, Distrito Nacional, en fecha 31 de agosto de 2021, año 178° de la Independencia y año 158° de la
Restauración, dicta en audiencia pública, la siguiente sentencia:

En ocasión del recurso de casación interpuesto por Miguel V. Díaz Díaz, recurrente principal y recurrido
incidental, titular de la cédula de identidad y electoral núm. 001-0878969-4, domiciliado y residente en la
ciudad de Santiago, quien tiene como abogado constituido y apoderado especial al Lcdo. Wilson Molina Cruz,
inscrito en el Colegio de Abogados de la República Dominicana bajo la matricula núm. 26695-685-03, con
estudio profesional abierto en la calle Mella núm. 18, segunda planta, ciudad de Santiago, y domicilio ad hoc en
la calle Dr. Delgado núm. 69, casi esquina calle Santiago, edificio San Luis, segundo nivel, Gascue, de esta
ciudad.

En el presente proceso figura como parte recurrida principal y recurrente incidental Francisca Polanco Peña,
titular de la cédula de identidad y electoral núm. 001-1634895-4, domiciliada y residente en los Estados Unidos
de América, quien tiene como abogados constituidos y apoderados especiales al Dr. Apolinar Cepeda Romano y
a la Lcda. Esperanza Cepeda García, titulares de las cédulas de identidad y electoral núms. 001-0056356-8 y
001-005967-3, con estudio profesional abierto en la calle Agustín Lara núm. 84, apartamento 101, condominio
Marilyn, ensanche Piantini, de esta ciudad.

Contra la sentencia núm. 1303-2018-SSEN-00207, dictada por la Tercera Sala de la Cámara Civil y Comercial
de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, en fecha 26 de febrero de 2018, cuyo dispositivo copiado
textualmente dispone lo siguiente:

Primero: Rechaza el recurso de apelación principal, interpuesto por el señor Miguel V. Díaz Díaz, en contra la
sentencia civil No. 00307-2014 de fecha 09 de abril de 2015, dictada por la Tercera Sala de la Cámara Civil y
Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional y en consecuencia CONFIRMA la sentencia
recurrida modificando el literal B) del ordinal segundo, el cual a partir de ahora se leerá como consta a
continuación: “B) Condena a la parte demandada, señor Miguel Valdemar Díaz Díaz, a pagar el interés
fluctuante de uno pun siete por ciento (1.7%) a partir de la fecha de introducción de la demanda en justicia”.
Segundo: RECHAZA el recurso incidental interpuesto por el señor Héctor M. Fernández Tejada en contra la
señora Francisca Polanco Peña, por los motivos antes expuestos. Tercero: CONDENA a la parte recurrente
principal, Miguel V. Díaz Díaz y al recurrente incidental, Héctor M. Fernández Tejada, al pago de las costas del
procedimiento a favor y provecho del doctor Apolinar Cepeda Romano y la licenciada Esperanza E. Cepeda
García, quienes afirman haberlas avanzado en su totalidad.

VISTOS TODOS LOS DOCUMENTOS QUE REPOSAN EN EL EXPEDIENTE:

A) En el expediente constan: a) el memorial de casación depositado en fecha 21 de septiembre de 2018, en el


cual la parte recurrente invoca los medios de casación contra la sentencia recurrida; b) el memorial de defensa
depositado en fecha 25 de octubre de 2018, donde la parte recurrida invoca sus medios de defensa y recurso de
casación incidental; c) el dictamen de la procuradora adjunta, Casilda Báez Acosta, de fecha 9 de enero de
2020, donde expresa que deja al criterio de la Suprema Corte de Justicia la solución del recurso de casación del
que estamos apoderados.

B) Esta sala en fecha27 de enero de 2021 celebró audiencia para conocer del presente recurso de casación, en la
cual estuvieron presentes los magistrados que figuran en el acta levantada al efecto; a la indicada audiencia
comparecieron ambas partes, quedando el asunto en fallo reservado.

LA SALA DESPUÉS DE HABER DELIBERADO:

En los presentes recursos de casación figuran como parte recurrente principal y recurrida incidental Miguel V.
Díaz Díaz, y como parte recurrida principal y recurrente incidental Francisca Polanco Peña. Del estudio de la
sentencia impugnada y de los documentos a que ella se refiere, se verifica lo siguiente: a)Miguel V. Díaz Díaz y
Francisca Polanco Peña estuvieron casados bajo el régimen de comunidad de bienes, cuyo divorcio fue
pronunciado al tenor de la sentencia núm. 153 del 7 de febrero de 1990, y en fecha 1ro de febrero de 1993
suscribieron un contrato de partición de bienes de la comunidad matrimonial, legalizado por el Dr. José María
Díaz Alles, Notario de los del número del Distrito Nacional; b)Francisca Polanco Peña interpuso una demanda
en cobro de pesos y reparación de daños y perjuicios por violación de contrato en contra de Miguel V. Díaz
Díaz, quien demandó en intervención forzosa a Héctor Miguel Fernández, y este a su vez interpuso una
demanda incidental en pago de honorarios, acciones que fueron resueltas por la Tercera Sala de la Cámara Civil
y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional al tenor de la sentencia civil núm. 00307-
2014, de fecha 9 de abril de 2015, en la cual se acogió parcialmente la demanda principal, se admitió la
demanda en intervención forzosa y se declaró la incompetencia para conocer la acción incidental; c)la indicada
decisión fue recurrida en apelación de manera principal por Miguel V. Díaz Díaz y de manera incidental por
Héctor M. Fernández Tejada, recursos que fueron rechazados por la corte a qua, modificando el literal B) del
ordinal segundo de la parte dispositiva y confirmando en los demás aspectos la sentencia apelada; fallo que fue
objeto del recurso de casación que nos ocupa.

En cuanto al recurso de casación principal interpuesto por Miguel V. Díaz Díaz

La parte recurrente propone los siguientes medios de casación: primero: falta de base legal, violación a las
disposiciones del artículo 1242 del Código Civil; segundo: irracionabilidad de condenaciones (doble sanción
aplicada al incumplimiento de pago), violación al artículo 1150 del Código Civil dominicano.

En el desarrollo de su primer medio de casación la parte recurrente alega, en síntesis, lo siguiente: a) que la
corte a qua hizo una errónea interpretación de los hechos y del derecho al ignorar los efectos de la oposición
notificada en manos del apelante por una persona que fue abogado de la apelada, olvidando la alzada que dicha
figura esta se comporta igual que un embargo retentivo. Además de que no señaló justificación legal alguna
para que la aludida oposición de pago fuera incumplida; b) que la jurisdicción actuante realizó una valoración
arbitraria, subjetiva y contradictoria, restándole méritos a la oposición y embargo retentivo trabado en manos
del apelante al expresar que dichas actuaciones eran irregulares y que por lo tanto no representaban ningún
impedimento de pago; consideración que también constituye un exceso por parte de la alzada, pues no estaba
apoderada de la validez de la oposición y del embargo retentivo, en vista de que la demanda solo versó sobre el
cobro de pesos y la reparación de daños y perjuicios por violación contractual; c) que el apelante es un tercero
extraño al proceso de oposición y embargo retentivo, por tanto, solo le tocaba abstenerse de efectuar el
desembolso en manos de la recurrida, pues en caso contrario estaría haciendo caso omiso a dichos
impedimentos y corriendo el riesgo de que el pago sea invalido, conforme lo indican las disposiciones del
artículo 1242 del Código Civil; d) que el hecho de que el apelante hiciera una oferta real de pago y consignación
no era motivo para retener que no existía impedimento legal de pago, sino, que, muy por el contrario, con dicha
acción el deudor se atrevió a demostrar su voluntad de pago, y que precisamente no lo ha hecho debido al
obstáculo trabado, el cual no ha sido levantado, no pudiendo el apelante convertirse en juez y en parte para
determinar la validez o no de la oposición, pues solo debía limitarse a respetarla, sin que al rehusarse pudiera
comprometer en forma alguna su responsabilidad.

La parte recurrida en defensa de la sentencia impugnada sostiene que, en esencia, lo siguiente: a) que la corte a
qua estableció los motivos justos y adecuados para rechazar las pretensiones invocadas por el apelante con
relación al supuesto impedimento de pago sustentado en la oposición, toda vez que con dicho argumento trató
de justificar incorrectamente su incumplimiento contractual referente al pago de los valores contemplados en el
acuerdo de transacción, el cual contenía una penalización reconocida por una decisión con autoridad de cosa
irrevocablemente juzgada, emitida en ocasión de una litis relativa a la oferta real de pago realizada por el
apelante, cuya validez fue desestimada; b) que el recurrente intenta con su recurso restarle importancia a los
motivos expuestos por la alzada en cuanto a la oposición, señalando que por ser él un tercero jugaba un papel
pasivo no pudiendo ser juez de su validez, sustentándose en un criterio jurisprudencial de 1984, sin advertir que
dicho criterio fue variado por esta Corte de Casación, indicando que la oposición pura y simple no puede
constituirse en obstáculo o prohibición de pago si no existe embargo retentivo regular y válido, y en la especie
no se trataba de esta última medida, sino de una simple oposición de pago notificada por un tercero al deudor; c)
que al tratarse de una penalización acordada entre las partes, la misma no podía ser variada ni detenida sino
mediante su cumplimiento, aun cuando se hubiese trabado una oposición, tal y como lo juzgó la corte en su
decisión, pues dicha actuación no podía surtir los efectos deseados por el apelante debido a su irregularidad
procesal.

La sentencia impugnada se fundamenta en los motivos que se transcriben textualmente a continuación:

“() si bien es cierto que el legislador dominicano ha dado un trato igualitario al embargo retentivo y a la
oposición, (), no menos cierto es que la doctrina, el uso y la costumbre han identificado diferencias entre ambas
vías, que si bien son de la misma naturaleza aplican circunstancias diferentes; en tal sentido la oposición de
pago se define como: “Aquella hecha por notificación de alguacil, y mediante la cual se prohíbe a un deudor
que pague la deuda al acreedor cuyos derechos se discute, o al acreedor a quien el oponente propone embargar”
(); en otras palabras, “la oposición emana de una persona que pretende ser propietaria o tener algún derecho
sobre la cosa a que se refiere la oposición” (). Partiendo de esta definición y diferenciación de oposición y
embargo retentivo, en aplicación a los hechos de la causa que nos ocupa, hemos verificado que la oposición
trabada mediante el acto número 201-93, de fecha 20 de abril de 1993, ha sido tramitada en virtud de unos
supuestos honorarios que le eran adeudados al señor Héctor M. Fernández Tejada la señora Francisca Polanco
(cuestión que no fue establecida en dicha oposición). En tal sentido, la situación en base a la cual se ha
diligenciado la referida medida conservatoria no esboza la aparente existencia de una relación acreedor-deudor
en la que se observe un crédito que no ha sido honrado con su pago, ni mucho menos la presencia de un derecho
que se encuentre en riesgo y amerite la adopción de una medida de tal naturaleza. Con relación al supuesto
embargo retentivo, ante esta alzada no se observa que exista dicha medida conservatoria trabada en contra de la
señora Francisca Polanco como aducen los señores Miguel V. Díaz y Héctor M. Fernández Tejada, o que se
haya demandado su validez ante algún tribunal. A la luz de los conceptos antes expuestos, () una oposición no
surte los efectos del embargo retentivo en el sentido de indisponer los fondos, hecho que fue comprobado con la
propia actuación del recurrente cuando hace la oferta real de pago, en virtud de que una oposición es una
advertencia y no se ha establecido que el señor Miguel V. Díaz Díaz, se le haya trabado embargo retentivo
propiamente dicho. En ese tenor, los argumentos del juez a-quo se evidencia que el mismo hizo una correcta
interpretación de los hechos y el derecho en su decisión, al establecer que la oposición de pago no constituía una
traba para que el señor honrara su obligación de pago con la señora Francisca Polanco Peña, en tal razón
procede el rechazo del recurso principal ()”.

Del examen del fallo objetado se infiere que la corte a qua verificó que la oposición trabada al tenor del acto
núm. 201-93, de fecha 20 de abril de 1993, en manos del apelante, había sido tramitada en virtud de unos
supuestos honorarios que le eran adeudados a Héctor M. Fernández Tejada por Francisca Polanco, cuestión que
no fue establecida en la oposición, por tanto, las circunstancias bajo las cuales fue diligenciada la referida
actuación no reflejaba la existencia de una relación acreedor-deudor de la que se pudiera observar un crédito no
honrado, ni mucho menos la preexistencia de un derecho que se encontrase en riesgo y ameritara la adopción de
la medida conservatoria en cuestión. Juzgando que al no tenerse constancia de embargo retentivo alguno
trabado en perjuicio de Francisca Polanco, ni que se haya demandado su validez ante alguna tribuna, y en vista
de que una oposición no surte los efectos del embargo retentivo en cuanto a la indisponibilidad de fondos, lo
que fue comprobado por el apelante con su oferta real de pago, procedía rechazar el recurso de apelación
principal y confirmar parcialmente la sentencia apelada por haber realizado el tribunal de primer grado una
correcta interpretación de los hechos y del derecho al señalar que la oposición no constituía una traba para que
el demandado honrara su obligación de pago frente a la demandante.

Los jueces del fondo incurren en la desnaturalización de los hechos cuando modifican o interpretan de forma
errónea los elementos probatorios aportados a la causa, pues este vicio se configura cuando a los documentos o
circunstancias valoradas no se les ha dado su verdadero sentido o alcance, o se les ha atribuido consecuencias
jurídicas erróneas.

El embargo retentivo y la oposición son figuras jurídicas distintas, pues el primero es el procedimiento al tenor
del cual un acreedor embarga, en manos de un tercero, bienes muebles pertenecientes a su deudor, y sobre los
cuales pretende, luego de su demanda en validez, cobrar el crédito que se le adeuda. Mientras que la oposición
ha sido definida como una medida conservatoria de carácter precautorio y provisional, cuyo objetivo radica en
impedir que un tercero realice una actuación en ausencia del opositor, hasta tanto se resuelva una situación
jurídica contenciosa, se defina una circunstancia sujeta a interpretación o se cumpla el término de un plazo
determinado.

Ha sido juzgado por esta Corte de Casación que si bien la oposición pura y simple no está sujeta a las
formalidades prescritas para los embargos retentivos, ni conservatorios en generar, por cuanto no requiere la
existencia de un crédito cierto, líquido y exigible, ni autorización por decisión judicial, así como tampoco es
necesario demandar su validez, lo cierto es que produce los mismos efectos que el embargo retentivo respecto a
la indisponibilidad e inmovilización de los bienes que se encuentran en manos del tercero contra quien se traba,
y por vía de consecuencia este último debe abstenerse de entregarlos o de realizar actuaciones contrarias a las
pretensiones de quien la notifica, ya que al ignorar o descartar los efectos de la oposición lo hace a su propio
riesgo y cuenta, debiendo asumir las consecuencias jurídicas que de ella puedan derivarse.

En esas atenciones, la corte a qua al rechazar el recurso de apelación principal bajo la consideración de que la
oposición pura y simple no surte los efectos del embargo retentivo en cuanto a la indisponibilidad de fondos,
incurrió un erróneo juicio de ponderación y legalidad sobre los hechos y el derecho de la causa, desconociendo
los efectos de la medida trabada en manos del recurrente en perjuicio de la recurrida. Además de que al juzgar
que la oposición notificada al tenor del acto núm. 201-93, de fecha 20 de abril de 1993, en manos del apelante,
no reflejaba la existencia de una relación acreedor-deudor de la que se pudiera observar la existencia de un
crédito no honrado, ni la constancia de un derecho que se encontrara en riesgo y ameritara la adopción de la
medida conservatoria de que se trata, desbordó los límites de su apoderamiento, el cual estaba limitado a
examinar la procedencia o no de la demanda en cobro de pesos y reparación de daños y perjuicios por
incumplimiento contractual frente a la oposición trabada en manos del deudor original, y no así a evaluar la
seriedad y oportunidad de la medida en cuestión. Por tanto, procede en estricto derecho acoger el medio de
casación planteado y consecuentemente anular el fallo impugnado.

De conformidad con el artículo 20 de la indicada ley de casación, establece que en caso de que la Suprema
Corte de Justicia casare un fallo, enviará el asunto a otro tribunal del mismo grado o categoría que aquel de
donde proceda la sentencia que sea objeto del recurso.

Cuando la sentencia es casada por falta de base legal, falta o insuficiencia de motivos, desnaturalización de los
hechos o por cualquiera otra violación de las reglas procesales cuyo cumplimiento esté a cargo de los jueces, las
costas pueden ser compensadas, al tenor del numeral 3 del artículo 65 de la Ley 3726-53 del 29 de diciembre de
1953, sobre Procedimiento de Casación.

En cuanto al recurso de casación incidental interpuesto por Francisca Polanco Peña

La parte recurrente incidental propone el siguiente medio de casación: único: omisión de estatuir y violación del
artículo 69 de la Constitución de la República.

En el desarrollo del referido medio de casación la parte recurrente incidental alega, en síntesis, que la corte a
qua incurrió en el vicio de omisión de estatuir y transgredió las disposiciones del artículo 69 de la Constitución,
que enuncia derechos fundamentales tales como la tutela judicial efectiva y el debido proceso, al no
pronunciarse sobre las conclusiones planteadas con relación al cálculo de la totalidad del monto resultante de la
penalización convenida entre las partes en el acuerdo de fecha 1ro de febrero de 1993 por la cantidad de días
transcurridos desde la sentencia recurrida, en vista de que la jurisdicción de primer grado incurrió en un error de
cálculo.

Cabe destacar que El Tribunal Constitucional ha establecido, en esencia, que la falta de objeto se configura
cuando la causa que da origen al litigio o al recurso interpuesto ha desaparecido, por tanto, dicha acción no
surtiría ya ningún efecto, en vista de que la causa que promovía el objeto perseguido ya no existe, careciendo de
sentido que el órgano judicial apoderado conozca los presupuestos de la misma.

En ese contexto, aun cuando los recursos de casación fueron interpuestos indistintamente, uno de manera
principal y otro incidental, apoyados en presupuestos distintos pero vinculados, el hecho de haberse resuelto
uno de ellos casando en su totalidad el fallo impugnado por un aspecto indivisible, igualmente aprovechable
para cualquiera de las partes que haya figurado en el proceso, hace que la presente acción recursiva incidental
resulte inadmisible por falta de objeto como remedio procesal a la situación que se estila en la especie. Siendo
oportuno indicar que el envío de la causa gravita en beneficio de la actual recurrente incidental, Francisca
Polanco Peña, pudiendo la misma favorecerse de tal suceso ante la corte de envío.

Cuando el recurso de casación es decidido por un medio suplido de oficio por la Suprema Corte de Justicia,
como ocurre en el presente caso, las costas pueden ser compensadas.

Por tales motivos, la PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA, por autoridad y mandato
de la ley y en aplicación de las disposiciones establecidas en la Constitución de la República; la Ley núm. 25-
91, de fecha 15 de octubre de 1991, modificada por la Ley núm. 156-97, del 10 de julio de 1997, los artículos 1,
2, 5, 6, 11, 13, 15, 20, 65, 66, 67, 68 y 70 de la Ley núm. 3726-53, sobre Procedimiento de Casación, de fecha
29 de diciembre de 1953.

FALLA:

PRIMERO: CASA la sentencia núm. 1303-2018-SSEN-00207, dictada por la Tercera Sala de la Cámara Civil y
Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, en fecha 26 de febrero de 2018, en consecuencia,
retorna la causa y las partes al estado en que se encontraban antes de la indicada decisión y, para hacer derecho,
las envía por ante la Segunda Sala de la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito
Nacional, en las mismas atribuciones.

SEGUNDO: DECLARA INADMISIBLE por carecer de objeto, el recurso de casación incidental, interpuesto
por Francisca Polanco Peña, contra la sentencia núm. 1303-2018-SSEN-00207, dictada por la Tercera Sala de la
Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, en fecha 26 de febrero de 2018, por
los motivos antes expuestos.

TERCERO: COMPENSA las costas de ambos recursos.

Firmado: Pilar Jiménez Ortiz, Justiniano Montero Montero, Samuel Arias Arzeno, Vanessa Acosta Peralta y
Napoleón Estévez Lavandier.

César José García Lucas, secretario general de la Suprema Corte de Justicia, CERTIFICA, que la sentencia que
antecede ha sido dada y firmada por los jueces que figuran en ella, leída en audiencia pública en la fecha en ella
indicada.

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