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com

Explorando la relación entre la salud mental y el


funcionamiento neuropsicológico en mujeres
sobrevivientes de IPV

cristian castro1, Nathalia Quiroz Molinares2, Elizabeth Verbel


Saumeth2, Claudia García de la Cadena1, Geraldine Ruíz
Avendaño2, Carlos José De los Reyes-Aragón2
1
Universidad del Valle de Guatemala-Ciudad de Guatemala.
2
Universidad De la Costa. Barranquilla-Colombia.

Resumen

La violencia de pareja íntima (VPI) se refiere a una serie de abusos físicos, psicológicos y/o sexuales
ejercidos sobre otra persona durante una relación íntima. Se han reportado varias dificultades de
salud mental relacionadas con la VPI, y recientemente también se han descrito alteraciones
neuropsicológicas en esta población. Este estudio tiene tres objetivos: primero, explorar la existencia
de grupos de salud mental en mujeres con y sin antecedentes de VPI; en segundo lugar, establecer si
pertenecer al grupo VPI se relaciona con tener una peor salud mental y, por último, establecer si las
mujeres con salud mental tienen un menor funcionamiento neuropsicológico. Se evaluó la salud
mental y las funciones neuropsicológicas de catorce mujeres sobrevivientes de VPI físicas y
psicológicas, y 14 mujeres de control emparejadas (GC). Se utilizó un protocolo de salud mental para
evaluar las variables de ansiedad, depresión y percepción de estrés. Además, un protocolo de pruebas
neuropsicológicas evaluó la atención alterna, la memoria a largo plazo, el pensamiento abstracto, el
aprendizaje y el control de interferencias. Los resultados mostraron que (1) los participantes se
agruparon en dos grupos: mejor salud mental y peor salud mental. La principal variable de
agrupación fue la ansiedad. (2) las mujeres con antecedentes de VPI tenían peor salud mental y (3) las
mujeres con peor salud mental tenían menor capacidad de atención, memoria a largo plazo,
pensamiento abstracto y memoria de trabajo. Estos hallazgos muestran la importancia de evaluar la
ansiedad, que es uno de los predictores de problemas de salud mental en víctimas de VPI. Además, es
importante protocolizar una forma de evaluación que incluya variables neuropsicológicas.

Palabras clave:La violencia de pareja; salud mental de la mujer; perfil neuropsicológico de la


mujer; Violencia Psicológica; Violencia física.
Descargo de responsabilidad:Las opiniones y los puntos de vista expresados en este artículo no representan las
opiniones del consejo editorial de la Revista ni del personal del Decano de Investigación de la Universidad de Belén.
La exactitud del material y cualquier error en esta publicación son responsabilidad exclusiva del autor.

DOI: 10.13169/bethunivj.39.1-2022.03 1
‫ﺍﻟﺼﺤﺔ ﺍﻟﻨﻔﺴﻴﺔ ﻭﻋﺎﻟﻘﺘﻬﺎ ﺑﺎﺃﻟﺪﺍء ﺍﻟﻨﻴﻮﺭﻭﺳﻴﻜﻮﻟﻮﺟﻲ‬
‫ﻟﺪﻯ ﺍﻟﻨﺎﺟﻴﺎﺕ ﻣﻦ ﻋﻨﻒ ﺍﻟﺸﺮﻳﻚ ﺍﻟﺤﻤﻴﻢ‬

‫ﺍﻟﻤﻠﺨﺺ‬
‫ﻣﺼﻄﻠـﺢ ﻋﻨـﻒ ﺍﻟﺸـﺮﻳﻚ ﺍﻟﺤﻤﻴـﻢ ﺇﻟـﻰ ﻣﺠﻤﻮﻋـﺔ ﻣـﻦ ﻣـﻦ ﺍﺍﻟﻨﺘﻬـﺎﻛﺎﺕ ﺍﻟﺠﺴـﺪﻳﺔ ﻭﺍﻟﻨﻔﺴـﻴﺔ ﻭ‪/‬ﺃﻭ ﺍﻟﺠﻨﺴـﻴﺔ‬
‫ﺍﻟﺸــﺮﻳﻜﻴﻦ ﻋﻠــﻰ ﺍﺃﻟﺨــﺮ ﻓــﻲ ﻇــﻞ ﻭﺟــﻮﺩ ﻋﺎﻟﻘــﺔ ﺣﻤﻴﻤــﺔ ﺑﻴﻨﻬﻤــﺎ‪ .‬ﻭﻗــﺪ ﺃﺷــﺎﺭﺕ ﺍﻟﻌﺪﻳــﺪ ﻣــﻦ ﻳُﺸـﻴﺮ‬
‫ﻣـﻦ ﺍﻟﻤﺸـﺎﻛﻞ ﺍﻟﻨﻔﺴـﻴﺔ ﻧﺘﻴﺠـﺔ ﻟﻠﺘﻌـﺮﺽ ﻟﻌﻨـﻒ ﺍﻟﺸـﺮﻳﻚ‪ ،‬ﺇﺿﺎﻓـﺔ ﺇﻟـﻰ ﻭﺻﻔﻬـﺎ ﺍﻟﺘــﻲ ﻳﻤﺎﺭﺳــﻬﺎ ﺃﺣــﺪ‬
‫ﻣـﻦ ﺗﻌﺮﺿـﻦ ﻟﻬـﺬﺍ ﺍﻟﻨـﻮﻉ ﻣـﻦ ﺍﻟﻌـﻨﻒ‪ .‬ﺗﻬـﺪﻑ ﺍﻟﺪ ﺍﺭﺳـﺔ ﺍﻟﺤﺎﻟﻴـﺔ ﺇﻟـﻰ ‪ :‬ﺍﻟﺪ ﺍﺭﺳـﺎﺕ ﺍﻟـﻰ ﻇﻬـﻮﺭ ﻣﺠﻤﻮﻋـﺔ‬
‫ﺍﻻﻟﺘــﻲ ﻟﺪﻳﻬــﻦ ﺗﺎﺭﻳــﺦ ﻣــﻦ ﺍﻟﻌﻨــﻒ ﺍﻟﻘﺎئــﻢ ﻋﻠــﻰ ﺍﻟﻨــﻮﻉ ﺑﻌـﺾ ﺍﻟﺘﻐـﻲ ﺍﺭﺕ ﺍﻟﻨﻴﻮﺭﻭﺳـﻴﻜﻮﻟﻮﺟﻴﺔ ﻟـﺪﻯ‬
‫؛ ﺛﺎﻧﻴــﺎً‪ ،‬ﺗﺤﺪﻳــﺪ ﻣــﺎ ﺇﺫﺍ ﻛﺎﻥ ﺗﻌــﺮﺽ ﺍﻟﻨﺴــﺎء ﺃﻭﺍﻝً‪ ،‬ﻣﻌﺮﻓــﺔ ﺍﻟﻔــﺮﻭﻕ ﻓــﻲ ﺍﻟﺼﺤــﺔ ﺍﻟﻨﻔﺴــﻴﺔ ﺑﻴــﻦ ﺍﻟﻨﺴــﺎء‬
‫ﺍﻟﻨﻔﺴــﻴﺔ ﻭﺃﺧﻴــ ﺍﺭً ‪ ،‬ﺩ ﺍﺭﺳــﺔ ﻣــﺎ ﺍﺍﻟﺠﺘﻤﺎﻋــﻲ ﻭﺍﻟﻨﺴــﺎء ﺍﻻﻟﺘــﻲ ﻟﻴــﺲ ﻟﺪﻳﻬــﻦ ﺗﺎﺭﻳــﺦ ﻣــﻦ ﻫــﺬﺍ ﺍﻟﻌﻨــﻒ‬
‫‪años‬ﻟﺸــﺮﻳﻚ ‪ortar‬ﺑﺎ ﺑﺎﻟﺤﺼــﻮﻝ ﻋﻠــﻰ ﺩﺭﺟــﺔ ﻣﻨﺨﻔﻀــﺔ ﻓــﻲ ﻣﻘﻴــﺎﺱ ﺍﻟﺼﺤــﺔ‬
‫ﺍﻟﻨﻴﻮﺭﻭﺳــﻴﻜﻮﻟﻮﺟﻲ ‪.‬‬

‫) ‪ž‬ﻗﻴﻘﻴــﻢ ﺍﻟﺼﺤــﺔ ﺍﻟﻨﻔﺴــﻴﺔ ‪xto‬ﺃﻟﺪﺍء ﺍﻟﻨﻴﻮﺭﻭﺳــﻴﻜﻮﻟﻮﺟﻲ ﺃﻟﺮﺑﻌــﺔ ﻋﺸــﺮ ﺍﻣــ ﺃﺭﺓ ﻧﺎﺟﻴــﺔ ﻣــﻦ ﻋﻨــﻒ ﺍﻟﺸــﺮﻳﻚ ﺍﻟﺤﻤﻴــﻢ‬
‫(ﺍﻟﺠﺴـﺪﻱ ﻭﺍﻟﻨﻔﺴـﻲ)‪ ،‬ﻭﻛﺬﻟـﻚ ﺗﻘﻴﻴـﻢ ‪ 14‬ﺍـﻢ ﺃﺭﺓ ﺃـﺨﺮﻯ ﺑﻌـﺪ ﺿﺒـﻂ ﺍﻟﻤﺘﻐـﻲ ﺍﺭﺕ ﺍﻟﺪﻳﻤﻮﻍ ﺍﺭﻓﻴـﺔ (ﻣﺠﻤﻮﻋـﺔ ﺿﺎﺑﻄـﺔ‬
‫ﺗـﻢ ﺍﺳـﺘﺨﺪﺍﻡ ﻣﺠﻤﻮﻋـﺔ ﻣـﻦ ﺍﻟﻤﻘﺎﻳﻴﻴـﺲ ﺍﻟﻨﻔﺴـﻴﺔ ﻟﺘﻘﻴﻴـﻢ ﻣﺘﻐـﻲ ﺍﺭﺕ ﺍﻟﻘـﻠﻖ ﻭﺍﺍﻟﻜﺘئـﺎﺏ ﻭﺍﻟﺘﻮﺗـﺮ‪ .‬ﺑﺎﺇﻟﻀﺎﻓـﺔ ﺇﻟـﻰ ﺫﻟـﻚ‪،‬‬
‫ﺗـﻢ ﺗﻄﺒﻴـﻖ ﻣﺠﻤﻮﻋـﺔ ﻣـﻦ ﺍﺍﻟﺨﺘﺒـﺎ ﺍﺭﺕ ﺍﻟﻨﻴﻮﺭﻭﺳـﻴﻜﻮﻟﻮﺟﻴﺔ (ﺍﻟﻨﻔﺴـﻴﺔ ﺍﻟﻌﺼﺒﻴـﺔ) ﻟﺘﻘﻴﻴـﻢ ﺗﻨـﺎﻭﺏ ﺍﺍﻟﻨﺘﺒـﺎﻩ‪ ،‬ﻭﺍﻟﺬﺍﻛـﺮﺓ‬
‫ﻃﻠﻤـﺪﯨﺔ ﻭﺍﻟﺘﻔﻜﻴـﺮ ﺍﻟﻤـﺠﺮﺩ‪ ،‬ﻭﺍﻟﺘﻌﻠـﻢ‪ ،‬ﻭﺍﻟﻘـﺪﺭﺓ ﻋﻠـﻰ ﻣﻘﺎﻭﻣـﺔ ﺍﻟﺘﺸـﺘﺖ ‪.‬‬

‫(‪ )1‬ﻭﺟــﻮﺩ ﻣﺠﻤﻮﻋﺘﻴــﻦ‪ :‬ﻣﺠﻤﻮﻋــﺔ ﺫﺍﺕ ﺻﺤــﺔ ﻧﻔﺴــﻴﺔ ﻋﺎﻟﻴــﺔ ﻭﺃﺧــﺮﻯ ﺫﺍﺕ ﺻﺤــﺔ ﻧﻔﺴــﻴﺔ‬
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‫ﺩﺭﺟــﺔ ﺃﻗــﻞ ﻓــﻲ ﻣﻘﻴــﺎﺱ ﺍﻟﺼﺤــﺔ ﺍﻟﻨﻔﺴــﻴﺔ‪ )3( .‬ﺍﻟﻨﺴــﺎء ﻣﻨﺨﻔﻀــﺔ‪ .‬ﻭﻗــﺪ ﻛﺎﻥ ﻣﺘﻐﻴــﺮ ﺍﻟﻘﻠــﻖ‬
‫ﻛﺎﻥ ﻟﺪﻳﻬـﻦ ﻗـﺪﺭﺓ ﺃﻗـﻞ ﻋﻠـﻰ ﺍﺍﻟﻨﺘﺒـﺎﻩ ﻭﺍﻟﺬﺍﻛـﺮﺓ ﻟﺪﻳﻬــﻦ ﺗﺎﺭﻳــﺦ ﻣــﻦ ﻋﻨــﻒ ﺍﻟﺸــﺮﻳﻚ ﺍﻟﺤﻤﻴــﻢ ﻋﻠــﻰ‬
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‫‪ello‬ﻟﻨﻔﺴـﻴﺔ ﻟــﺪﻯ ﺿﺤﺎﻳــﺎ ﻋﻨـﻒ ﺍﻟﺸـﺮﻳﻚ ﺍﻟﺤﻤﻴـﻢ‪ .‬ﺇﺿﺎﻓـﺔ ﺍﻟــﻰ ﺫﻟـﻚ‪ ،‬ﺗﺆﻛــﺪ ﻫــﺬﻩ ﺍﻟﺪ‬

‫ﺍﻟﻜﻠﻤــﺎﺕ ﺍﻟﻤﻔﺘﺎﺣﻴــﺔ‪años‬ﻟﺒﺮﻭﻓﺎﻳــﻞ ﺍﻟﻨﻴﻮﺭﻭﺳــﻴﻜﻮﻟﻮﺟﻲ ﻟﻠﻨﺴــﺎء ‪ ،‬ﺍﻟﻌﻨــﻒ‬


‫ﺍﻟﻨﻔﺴــﻲ‪ ،‬ﺍﻟﻌﻨــﻒ ﺍﻟﺠﺴــﺪﻱ ‪.‬‬

‫‪ endr‬ﺍﻟﻔـﻜﺎﺭ ﺍﻟـﻮﺍﺭﺩﺓ ﻓـﻲ ﺍﻟﻠﻤﺨﻄﻮﻃـﺔ ﻋـﻦ ﺍﻓـﻜﺎﺭ ﻫﻴئـﺔ ‪omin‬ﺣﺮﻳـﺮ ﺍﻟﻤﺠﻠـﺔ ﺃﻭ ﻋﻤـﺎﺩﺓ ﺍ‪íf -‬ﺣـﺚ ‪:‬ﻟﻠﻤـﻲ ﻓـﻲ ﺟﺎﻣﻌـﺔ ‪Dispar‬‬
‫‪ qu.‬ﺍﻟﻤﺆـﻞ ﻑ ﺍﻟﻤﺴـﺆﻭﻝ ﺍﻟﻮﺣﻴـﺪ ـﻊ ﻥ ﻣـﻮﻥ ﺍﻟﻤﺨﻄﻮﻃـﺔ ﺃﻭ ﺃﻳـﺔ ﺃﺧﻄـﺎء ﻓﻴﻬـﺎ ‪.‬‬

‫‪2‬‬ ‫‪Revista de la Universidad de Belén‬‬


Introducción
La Violencia de Pareja (VPI) se refiere a una serie de abusos físicos, psicológicos y/o
sexuales ejercidos sobre otra persona durante una relación íntima (Muñoz y Echeburúa,
2016). La VPI es considerada un problema de salud pública así como una violación de los
derechos humanos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que este
fenómeno constituye grandes costos sociales y económicos con importantes
repercusiones en toda la sociedad (OMS, 2014).

Según el Informe de ONU Mujeres (OMS, 2014), el 30% de las mujeres que han mantenido
una relación íntima han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja. En
algunos países, como Afganistán, este número puede llegar hasta el 38%. En Guatemala, el
21,2% de todas las mujeres del país han experimentado VPI. El Informe del Sistema
Nacional de Información sobre Violencia contra la Mujer en Guatemala muestra que el
39,2% de 12.570 mujeres violadas por hombres y que denunciaron a la Oficina de
Atención a la Víctima (OAV) de la Policía Nacional Civil de Guatemala en 2016 fueron casos
de violencia psicológica. violencia. Por otro lado, el 3,6% fueron casos de violencia física y
el 31,6% fueron casos de violencia combinada.

En los últimos años, este fenómeno ha sido investigado por expertos de diversos campos (IMES,
2012). Estudios delas consecuencias de IPV en los sobrevivientessalud física y mental ha demostrado
que la VPI se asocia comúnmente con varios tipos de lesiones, como fracturas, quemaduras,
contusiones, estrangulamientos e incluso lesiones cerebrales traumáticas (Fernández, 2004; OMS,
2014). Todas estas agresiones físicas pueden tener consecuencias permanentes o la muerte. Las
agresiones sexuales pueden causar enfermedades de transmisión sexual, infecciones del tracto
urinario, dolor pélvico, embarazos no deseados, abortos espontáneos y mortalidad perinatal. El estrés
conservado durante mucho tiempo por el ambiente violento también puede generar enfermedades
físicas como trastornos digestivos, afectaciones cardíacas, entre otras (Fernández , 2004).

En cuanto a las consecuencias para la salud mental, se sabe que la VPI puede generar altos
niveles de estrés, ansiedad (Pico-Alfonso, et al., 2006), consumo de alcohol o drogas (la Flair, et
al., 2012) y trastornos psiquiátricos, como trastorno de estrés postraumático (TEPT), trastornos
depresivos e incluso puede conducir al suicidio.

La investigación también ha demostrado que los seres humanos tienen diferentes formas de lidiar
con los eventos traumáticos que ocurren en sus vidas, ya que el impacto de una determinada
experiencia traumática puede variar de un individuo a otro. Factores como el contexto en el que opera
una persona, redes de apoyo , características individuales, pueden influir en la forma en que una
víctima sobrelleva un evento traumático (Billoux et al., 2016).

Además, estudios recientes han comenzado a investigar las consecuencias neuropsicológicas de la IPV
en mujeres sobrevivientes, y si estas consecuencias están relacionadas con la salud mental o no
(Chung et al., 2014; Stein et al., 2002). Los resultados de la investigación muestran que el TEPT y la
depresión más severos están relacionados con un funcionamiento neuropsicológico más bajo (Zapata,
De la Rosa, Barrios & Rojas, 2016; Kwako et al., 2011; Seedat et al., 2005; Twamley et al.,

Revista de la Universidad de Belén 3


2009). Sin embargo, este vínculo no puede abordarse por completo, ya que la mayor parte de la literatura se
ha centrado en hombres con trauma de guerra (Vasterling et al., 2006) o lesiones relacionadas con el
deporte (Manley et al., 2017). Finalmente, la mayor parte de la investigación se ha centrado en Estados
Unidos y España, y se sabe menos sobre las consecuencias de la VPI en otras partes del mundo, como los
contextos latinoamericanos (Daugherty et al., 2019; Ruiz, 2015; Stein et al. ., 2002; Torices et al., 2016; Valera
& Berenbaum, 2003).

Por lo tanto, este estudio tuvo como objetivo (1) explorar la existencia de grupos de
mujeres guatemaltecas en la muestra, con base en la salud mental, (2) establecer si el
grupo IPV tiene peor salud mental que el grupo control y (3) establecer si el grupo con
mejor salud mental tiene mejor funcionamiento neuropsicológico.

Materiales y Participantes
La muestra estuvo formada por 28 mujeres divididas en dos grupos iguales: 14 mujeres
supervivientes de VPI física y psíquica, y 14 mujeres control (GC) emparejadas sin antecedentes
de VPI. Dadas las características de la población no realizamos el cálculo del tamaño de la
muestra; simplemente usamos muestreo conveniente. Se excluyeron las mujeres que tenían
dificultades neurológicas o psiquiátricas antes de la experiencia de abuso. Todos los grupos
fueron similares en edad y estado civil, pero hubo diferencias en el nivel educativo (Ver Tabla 1).

tabla 1
Características sociodemográficas de la muestra

Grupo IPV Grupo de control Contraste

Años (norte=14) (norte=14) pags

(Dakota del Sur) 30.52 (10.26) 28.11 (12.96) 0.919

Nivel educacional (%) (%) 0.024

Escuela primaria 28.5 14.28

Escuela intermedia 21.42 21.42

Escuela secundaria 35.71 42.85

Colega 14.28 21.42

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Estado civil (%) (%) . 072

Único 21.42 42.85

Casado 50 14.28

Con compañero 28.57 35.71

Nota.IPV: Violencia de pareja íntima.

Instrumentos
1. Entrevistas semiestructuradas para víctimas de abuso doméstico(Echeburúa, Corral,
Sarasua, Zubizarreta, & Sauca, 1999). Esta entrevista valora las características
sociodemográficas de las víctimas, su historial de victimización y trastornos
psicopatológicos, así como las circunstancias y tipos de violencia intrafamiliar. También
proporciona una clasificación por el tipo de abuso sufrido y las características de la
violencia experimentada.

2. Test de Inteligencia No Verbal (TONI-2) (Brown, Sherbenou y Johnsen, 1990). Esta


prueba mide la inteligencia libre de la influencia del lenguaje, la habilidad motora y el nivel
educativo (Brown et. al., 1990). Se puede administrar a personas de 5 a 85 años y tarda
entre 15 y 20 minutos en completarse. Consta de dos partes y cada parte consta de 55
elementos ordenados según el nivel de dificultad. Al sujeto se le presentan dibujos con
una parte incompleta y una serie de alternativas de respuesta y se le pide que seleccione la
alternativa que completa cada dibujo.

3. Batería CREER (Daugherty et al., 2022).Esta es una batería computarizada gratuita


creada específicamente para víctimas de IPV para evaluar su funcionamiento cognitivo y
salud mental (www.projectbelieve.info). La batería BELIEVE utiliza pruebas
neuropsicológicas que se basan en las desarrolladas en el Proyecto EMBRACED (Ibáñez et
al., 2017) para evaluar diferentes dominios cognitivos (como memoria, atención, funciones
ejecutivas, lenguaje y orientación). La batería también incluye medidas de psicopatología y
salud mental (es decir, TEPT, depresión, estrés percibido). Para el propósito de este
estudio, utilizamos las siguientes pruebas cognitivas:

Subpruebas de dígitos hacia adelante y hacia atrás:Esta prueba mide la memoria de trabajo
evaluando la capacidad de seguir una serie de números. Se divide en dos tareas: en la primera parte,
llamada forward digits, los participantes escuchan una serie de dígitos en intervalos de un segundo y
luego deben repetir la serie en el mismo orden. La segunda parte, llamada dígitos hacia atrás,
funciona de la misma manera, pero en lugar de repetir la serie en orden, los participantes deben
decirlos de atrás hacia adelante. En este estudio, solo se utilizó la tarea de dígitos hacia atrás. Se
obtuvo la puntuación total del índice de memoria de trabajo (Heinly, Greve, Bianchini, Love, &
Brennan, 2005).

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Prueba de Victoria Stroop: Esta prueba evalúa el control de interferencias y se divide en cuatro
secciones. En la primera sección, se pide a los participantes que lean las palabras que se les presentan
en la pantalla, lo más rápido posible. En la segunda tarea, los participantes deben leer las palabras
que se presentan, independientemente del color en que estén escritas. En la tercera tarea, a los
participantes se les presentan círculos de diferentes colores y se les pide que nombren el color de los
círculos lo más rápido que puedan. En la tarea final, los participantes deben nombrar el color en el
que está escrita la palabra, en lugar de leerla. La versión original de esta prueba tiene datos
normativos para Guatemala (Rivera et al., 2015). El tiempo dedicado a la última tarea se utilizó como
índice de control de interferencia.

Prueba de creación de senderos B: Esta prueba se utiliza para evaluar la atención, la velocidad de
procesamiento y la flexibilidad cognitiva. Está dividido en dos partes, ambas compuestas por 25
círculos presentados sobre una superficie blanca. En la parte B, los círculos incluyen tanto números
como letras, y los participantes deben dibujar líneas que conecten los círculos, pero esta vez deben
alternar entre letras y números, por ejemplo (1-A-2-B), hasta completar la tarea con la letra L. Esta
prueba tiene datos normativos para Guatemala (Arango et al., 2015). En este estudio se utilizó
únicamente la parte B y el tiempo empleado como índice de alternancia atencional (Sánchez-Cubillo et
al., 2009).

Lista de palabras:Esta prueba se utiliza para evaluar la memoria a largo plazo y la capacidad de aprendizaje.
En esta prueba, se pide a los participantes que recuerden tantas palabras como sea posible de una lista que
se les presenta. Los participantes escuchan la lista de palabras cinco veces y, después de cada ensayo, se les
pide que repitan tantas palabras como puedan recordar. Después de escuchar la lista cinco veces, se
presenta una lista de interferencias, en la que se han modificado todas las palabras. Finalmente, tras una
pausa de 20 minutos, y sin mirar la lista de primeras palabras, se pide al sujeto que repita todas las palabras
que pueda recordar. La puntuación se obtiene por la suma de los cinco primeros intentos. Esta puntuación
se usó como índice de aprendizaje, y la puntuación de la última lista de palabras después del descanso de 20
minutos se usó como índice de memoria a largo plazo.

Prueba de matriz: Esta tarea se utilizó para evaluar el pensamiento abstracto. Consta de 60 figuras
incompletas y abstractas que se van mostrando a los participantes de forma progresiva, con dificultad
creciente. La tarea del participante es seleccionar de un grupo de seis opciones la figura que mejor completa
el patrón presentado. El total de aciertos se utilizó como puntuación final, y esta puntuación se utilizó como
índice de pensamiento abstracto..

En cuanto a los cuestionarios y valoraciones de salud mental y psicopatología,


seleccionamos las siguientes escalas de la Batería BELIEVE:

Escala de Estrés Percibido-10(PSS-10; Cohen, Kamarck y Mermelstein, 1983). Para este estudio
utilizamos la versión en español del PSS-10. Esta escala evalúa la percepción de estrés durante
el último mes. Cada afirmación se califica en una escala de 0 a 4, siendo 0 nunca y 4 muy a
menudo. Las puntuaciones van de 0 a 40. Las puntuaciones más altas indican niveles más altos
de estrés. Esta escala ha sido utilizada en numerosas investigaciones clínicas y epidemiológicas
(Campo-Arias, Oviedo, & Herazo, 2015; Mira et al., 2012), y cuenta con varias versiones
traducidas. Se ha estimado que la consistencia interna del PSS-10 oscila entre α = 0,74 y α = 0,91.

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Lista de verificación de TEPT del DSM-V (Weathers, Litz, Keane, Palmieri, Marx y Schnurr
2013).Esta escala evalúa la frecuencia y la intensidad de los síntomas del PTSD, según los
criterios diagnósticos del DSM-V. Esta escala utiliza un formato tipo Likert que va de 0 a 3,
dependiendo de la frecuencia e intensidad de los síntomas. Incluye 17 ítems, que evalúan
síntomas de reexperimentación (5), evitación (7) e hiperactivación (5). Las puntuaciones
más altas indican una mayor frecuencia e intensidad de los síntomas. La eficacia
diagnóstica de la escala es del 95,45%, con un punto de corte global de 15 y puntos de
corte parciales de 5, 6 y 4 en las subescalas de reexperimentación, evitación e
hiperactivación, respectivamente. Asimismo, la escala tiene un nivel alfa de Cronbach de
0,70 (Sveen, Bondjers, & Willebrand, 2016).

Trastorno de Ansiedad Generalizada (GAD-7; Spitzer, Kroenke, Williams, & Lowe,


2006).Este cuestionario autoadministrado evalúa la presencia de síntomas de trastorno de
ansiedad generalizada según los criterios del DSM-5. Consta de siete ítems que evalúan la
frecuencia de los síntomas de ansiedad, utilizando una escala tipo Likert que va de nunca
(0) a casi todos los días (3), para un rango total de 0 a 21. El puntaje total clasifica los ítems
evaluados en cuatro niveles: mínimo (0–4), leve (5–9), moderado (10–14) y grave (14–21)
(Kroenke, Spitzer, Williams, Monahan y Lowe, 2009).

Cuestionario de Salud del Paciente (PHQ-9; Kroenke & Spitzer, 2002). El PHQ-9 evalúa
los síntomas de depresión según los criterios del DSM-V (Maroufizadeh, Omani-Samani,
Almasi-Hashiani, Amini y Sepidarkish, 2019). El PHQ-9 ha demostrado una sensibilidad del
92% y una especificidad del 89% en la detección de pacientes depresivos, superior a la
escala Hamilton-D. También tiene validez de constructo y validez predictiva concurrente
con los criterios ICD-10 para la depresión y un nivel de consistencia de α = 0,80 (Kroenke et
al., 2009).

Procedimiento

Los participantes fueron reclutados a través del Centro de Atención a Víctimas del Hospital
Nacional de Coatepeque en Guatemala. El grupo control fue seleccionado intencionalmente de
la comunidad de Coatepeque para lograr una equivalencia sociodemográfica con el grupo IPV
en cuanto a edad, nivel socioeconómico y nivel educativo. Los participantes que estaban
interesados y que cumplían con los criterios de elegibilidad leyeron y firmaron el formulario de
consentimiento informado. Posteriormente, administramos la prueba computarizada
EMBRACED utilizando un dispositivo iPad Pro en presencia de un asistente de investigación
capacitado. Todos los participantes participaron también en la entrevista semiestructurada
sobre violencia doméstica (Echeburúa et al., 1999). El proyecto fue aprobado por el Comité de
Ética de la Universidad del Valle de Guatemala bajo el acta número 39. Todos los datos fueron
codificados,

Análisis estadístico
Para explorar la existencia de dos grupos en función de la salud mental (mejor o peor salud mental),
se realizaron análisis de conglomerados utilizando las siguientes variables de agrupación: ansiedad,
depresión, estrés postraumático y estrés percibido. Para el análisis de conglomerados, se utilizó el
criterio de Log-verosimilitud del conglomerado Bayesiano de Schwartz y la medida de distancia.

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aplicado. Para establecer si el grupo IPV tenía peor salud mental que el grupo control, se
realizó un análisis de Chi-cuadrado.

Finalmente, considerando la influencia del nivel educativo en el rendimiento cognitivo (Ostrosky-Solís,


Ardila, & Rosselli, 1999), y dadas las diferencias dentro de esta variable entre los grupos basados en
salud mental, realizamos una prueba de U Mann Whitney entre grupos para ver las diferencias en el
coeficiente intelectual. No se encontraron diferencias (tu=150, p = . 015). Debido al pequeño tamaño
de la muestra, realizamos una prueba de U-Mann Whitney para comparar el funcionamiento
neuropsicológico entre los grupos de peor y mejor salud mental.

Resultados

Tamaño de los conglomerados y distribución de los conglomerados

Se realizó un análisis de conglomerados para encontrar grupos según las variables de


salud mental evaluadas: ansiedad, depresión, estrés postraumático y estrés percibido. Los
participantes se agruparon en dos grupos: mejor salud mental (n = 15) y peor salud mental
(n = 13).

La mayoría de las mujeres del GC fueron clasificadas con mejor salud mental. Por otro
lado, la mayoría de las mujeres en el grupo IPV fueron clasificadas como de peor salud
mental. Sin embargo, como se puede observar en la Figura 1, dos mujeres del GC fueron
más similares en su salud mental al grupo IPV; y una mujer en el grupo IPV fue más similar
en su salud mental al grupo CG también. Finalmente, pertenecer al grupo IPV se relacionó
con tener una peor salud mental (X2=17.374 gl=1,pags<.001).

Figura 1.Distribución de clústeres

Nota.MH: Salud Mental. IPV: Violencia de pareja íntima

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Relación entre la salud mental y el funcionamiento neuropsicológico

Finalmente, comparamos el funcionamiento neuropsicológico entre los grupos de peor y mejor salud
mental. Los resultados mostraron que las personas en el grupo de peor salud mental tenían un
desempeño más bajo en alternancia atencional, memoria a largo plazo, pensamiento abstracto y
memoria de trabajo (Tabla 2).

Tabla 2.Relación entre la salud mental y el funcionamiento neuropsicológico.

neuropsicológico
norte Dakota del Sur tu ƞ² pags
funciones

Alternancia Atencional

WMH 13 95,24 35,11 40 11.54 . 007

BMH 15 65,12 34,01


Memoria a largo plazo

WMH 13 6.62 2.2 1.66 0.696 . 001

BMH 15 8.47 2.2


Pensamiento abstracto

WMH 13 30.85 9.5 166 20.85 . 001

BMH 15 42.67 5.3


Aprendizaje

WMH 13 8.77 3.2 150 17.02 . 015

BMH 15 10.93 2.3


memoria de trabajo

WMH 13 1.77 1.09 147 16.35 . 022

BMH 15 3.07 1.5


Control de interferencias

WMH 13 31.89 9.43 89 59.89 . 717

BMH 15 31,96 12,45

Nota. Tamaños del efecto: Pequeño <.039; Medio <.110; Grande >.140 (Lenhard & Lenhard, 2016)

D yotunortediario de la universidad
SeritshCletuhsmismetro 9
Este estudio tuvo como objetivo (1) explorar la existencia de grupos de mujeres guatemaltecas
en la muestra, con base en la salud mental, (2) establecer si el grupo IPV demostró una salud
mental más pobre que el grupo control, y (3) establecer si el grupo con mejor salud mental
realizado con mejor funcionamiento neuropsicológico. Los resultados sugieren que hay dos
grupos de mujeres: peor y mejor salud mental, siendo la ansiedad la principal variable de
agrupación. Las mujeres que tenían antecedentes de IPV tenían peor salud mental. Además,
tener una peor salud mental se relacionó con una menor alternancia atencional, memoria a
largo plazo, pensamiento abstracto y memoria de trabajo.

Estos resultados son similares a diferentes estudios previos que han evaluado la
relación entre la VG y la salud mental. Por ejemplo, diversos estudios concluyen que la
VPI conlleva no solo problemas físicos sino también psicológicos (Pico-Alfonso et al.,
2006; Godoy-Ruiz et al., 2015; Rincón, Labrador, Arinero & Crespo, 2004).

También encontramos que la ansiedad es la principal variable de agrupación. Estos resultados


confirman la importancia de incluir esta variable (¡identifique la variable!) como predictor de la VPI
cuando se está evaluando a las víctimas. Tradicionalmente, los estudios se han centrado
generalmente en el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) como único predictor de otros tipos de
violencia similares a la VPI como la violencia sexual (Martinez & Quiroz Molinares, 2020).

Varios estudios relacionan estas dificultades con diferentes causas. Primero, algunos sugieren que estas
deficiencias pueden estar relacionadas con el PTSD y la ansiedad que presentan las mujeres que han sido
víctimas de IPV (Hidalgo-Ruzzante et al., 2012; Stein et al., 2002). En segundo lugar, otros estudios sugieren
que la disminución del rendimiento cognitivo y la salud mental puede estar relacionada con las lesiones en la
cabeza (traumatismo craneoencefálico, TCE) que presentan la mayoría de las mujeres que sufren VPI física
(Quiroz Molinares et al., 2019; Valera y Berenbaum, 2003).

Finalmente, algunos estudios han relacionado niveles elevados de cortisol con deterioro del
funcionamiento neuropsicológico, especialmente de la memoria y la atención (Hidalgo et al.,
2012b). Los altos niveles de cortisol se han relacionado con mujeres que son víctimas de
violencia de pareja debido a su historial de violencia de pareja (Zapata et al., 2016). Sin embargo,
aún no está claro cuál de los tres mecanismos (TEPT y ansiedad, TCE o nivel de cortisol) es mejor
predictor de disfunción neuropsicológica o si es la interrelación de los tres a la vez.

A pesar de los importantes resultados que ha encontrado el presente estudio, se deben abordar las
limitaciones más importantes. Debido al pequeño tamaño de la muestra y los sesgos de muestreo, es
posible que los resultados no se puedan generalizar a todas las mujeres sobrevivientes de IPV.
Recomendamos que los estudios futuros incluyan una muestra más grande utilizando mejores
métodos de muestreo. Además, aunque la batería Believe ha sido diseñada específicamente para
evaluar los resultados neuropsicológicos y de salud mental entre las mujeres víctimas y
sobrevivientes, este instrumento no tiene datos normativos para la población guatemalteca. Las
investigaciones futuras deberían utilizar pruebas con datos normativos de esta población. Finalmente,
la salud mental y el funcionamiento neuropsicológico pueden evaluarse más claramente en un
continuo, ya que no existen “perfiles” limpios y concretos de mujeres víctimas de VPI.

Además, debido a que un seguimiento a largo plazo de la salud mental y neuropsicológica

10 Revista de la Universidad de Belén


no se llevó a cabo la actuación. No fue posible determinar si estos resultados permanecieron
estables o evolucionaron con el tiempo. Se sugiere que los estudios futuros evalúen los efectos
a largo plazo de la IPV en la salud mental y las funciones neuropsicológicas.

A pesar de estas limitaciones, nuestros resultados tienen importantes implicaciones teóricas, clínicas y
sociales. Desde un punto de vista teórico, el presente estudio constituye una de las pocas investigaciones
que destacan la importancia de realizar un análisis de conglomerados para reflejar el hecho de que no todas
las sobrevivientes de VPI tienen las mismas necesidades y contribuir al creciente cuerpo de literatura
relacionada con las alteraciones. .

En contextos clínicos, nuestros resultados apuntan a la necesidad de identificar problemas de salud


mental y alteraciones neuropsicológicas, para diseñar mejores protocolos de evaluación e
intervención para esta población. Finalmente, desde el punto de vista social, este es uno de los
primeros estudios sobre la población guatemalteca, y los resultados podrían ayudar a concienciar a
esta población e incluso a los gobiernos para desarrollar mejores programas de protección e
intervención para las mujeres víctimas de VPI.

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Conclusiones
Los participantes se agruparon en dos grupos: mejor y peor salud mental, siendo la ansiedad la
principal variable de agrupación. Pertenecer al grupo IPV se relacionó con tener peor salud
mental. Finalmente, tener una peor salud mental se relacionó con una menor alternancia
atencional, memoria a largo plazo, pensamiento abstracto y memoria de trabajo.

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