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Martin Heidegger

Este autor es considerado por muchos, junto con Wittgenstein, el


filósofo más influyente e importante del siglo xx, un tipo de apre-
ciaciones difíciles de hacer y siempre discutibles. Igual que cada afi-
cionado a la ópera seleccionaría un reparto diferente para el mismo
espectáculo,los especialistas también podrían divergir en el orden
del top-five de los filósofos. En cualquier caso, si no en el primer
puesto, Heidegger (1889-1976) sería fijo en todas las listas con in-
dependencia de las filias y fobias que despertó.

Ser tiene sentido

En su primera gran obra, Ser y tiempo (1927),investiga el tema clá-


sico del ser tratado ya en profundidad por Platón, Aristóteles, los
filósofos medievales y los modernos, en suma, una preocupación
con abolengo en la historia de la filosofía. Con Aristóteles apren-
dimos que el ser tenía múltiples sentidos, el verbo correspondiente
lo utilizamos decenas de veces a 1o largo del día, pero no siempre
igual. Frases como «|uan es un ser humanor, «Juan es varón», «|uan
es blanco», «Juan es hijo de Pedro», «|uan es gordito, y «|uan está
sentado» tienen una estructura gramatical semejante, pero el es
presente en ellas alude a algo diferente cadavez. En el primer caso
se refi"ere a la especie, en el segundo al género, el tercero («)uan es
blanco») alude a una cualidad, el cuarto a una relación (entre Juan
y Pedro, que es su padre), el quinto a una cantidad (pesa más kilos
que cuando estaba delgado) y el último a una posición (puede es-
tar sentado, de pie, tumbado. . . ).
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Heidegger vive y piensa aproximadamente 2.500 años después Resignados a parecer completamente ignorantes en el campo rlc la
de Aristóteles, pero esta considerable distancia temporal no impi- mecánica, preguntamos «y ¿qué es una allen?».
de que retome la antigua cuestión sobre el ser, el problema de su La cuestión se la planteamos a alguien, en este caso al amigo irlgo
filosofía. Aunque tuvo una larga vida y su trayectoria intelectual perplejo, y se pregunta por algo, por la dichosa allen. Lo relevantc,
se extiende durante seis décadas -tiempo suficiente para que los diría Heidegger, es que nuestra ignorancia no es completa. En un
planteamientos cambien-, el ser no deja nunca de estar presente y taller y en una situación en la que una persona está prácticamentc
lo escrito en 1927, «es el auténtico y único tema de la filosofía», es engullida por el capó de un coche, tna allen no puede ser una sonr-
una afirmación válida para toda su obra. brilla, ni un mueble bar, tampoco un sillón y menos aún una lancher
¿Qué es el ser?, ¿cuál es su sentido?, son preguntas en prin- neumática. Estas cosas no solo están fuera de lugar, sino que son per-
cipio abstractas, lejos de las preocupaciones corrientes y, en un fectamente inútiles para solucionar el problema del amigo, así que
acercamiento inicial, uno se puede sentir desorientado e ignorar rápidamente hemos deducido que no nos pedía ninguna de ellas. tn
por dónde empezar. Sería equivocado tener prisa en responderlas. consecuencia, no tenemos un desconocimiento completo de aquello
Heidegger piensa que antes de cualquier intento en ese sentido hay por lo que pregunta, sino una ligera idea por ahora confusa. Quizil
trabajo por delante, ya que es preciso demorarse en ellas y pensar sea una herramienta poco común, alguna llave especial o una pieza
qué implica plantearlas. de metal. Disponemos de una cierta comprensión previa, un conoci-
Tienen aspectos destacables, en primer lugar están dirigidas a al- miento impreciso e incompleto de 1o que quiere nuestro amigo.
guien. Me las puedo hacer a mí mismo y a las personas de mi entorno Con la en principio extraña pregunta por el ser ocurre algo se-
esperando que me ayuden a avanzar, pero ni siquiera a estas alturas mejante. Al afrontarla, estamos lejos de poder redactar una defini-
del libro tengo la insólita ocurrencia de ponerme delante de un ja- ción y nos encontramos a gran distancia de cualquier conocimientcr
rrón chino y repetirlas una y otravez esperando respuesta. riguroso, pero hay que darse cuenta de que no somos completos ig-
Además, aspiran a saber algo, en este caso sobre el ser y aquí norantes porque, para empezar, utilizamos el verbo correspondiente
sale a laluz algo que conviene aclarar cuanto antes. Cuando hace- y cuando lo escuchamos comprendemos bien 1o que nos quieren co-
mos una pregunta, la que sea, tenemos una ligera idea de aquello municar. El sentido del ser no es ajeno y desconocido, disponemos
por 1o que preguntamos. Imaginemos que estamos ayudando a un de una comprensión previa y cotidianamente nos manejamos con
amigo mecánico en el taller. Nuestros conocimientos al respecto no soltura con el ser en sus diferentes formas y sentidos, a pesar de no
son sólidos, pero confiamos en poder ser útiles para acercarle una poder decir nada sobre él desde el punto de vista teórico. Cuando
herramienta, para trasladar los neumáticos de un sitio a otro y en afirmamos «este taller es excelente y su dueño es simpático y es LIn
general para desempeñar las tareas sencillas que nos encomiende. gran profesional», no tenemos problemas para formular la frase y en
Está intentando solucionar un problema con la correa de transmi- ella el verbo ser interviene de manera decisiva, así que algo sabemos
sión de un motor y nos pide una llave inglesa, un trapo y una tuer- del ser, aunque ahora las limitaciones pesen más que los progresos.
ca que se le ha caído. Vamos bien, pensamos, por ahora no resulta Por otra parte, usted que está leyendo es y yo que escribo tan-r-
complicado prestar ayuda, pero de pronto pide «una allenrr. Nunca bién so7, es decir, existimos, una trivialidad especialmente interesante
habíamos oído semejante término y empezamos a inquietarnos, porque apunta a que nuestra relación con el ser es estrecha. Somos
al tiempo que nos hacemos conscientes de nuestras limitaciones. seres humanos, varones, mujeres, altos, bajos y estamos en medio cle
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un amplísimo conjunto de cosas que también son y existen, una cer- filósofos, pues si se quiere pensar de otro modo hay que renovar los
canía que provee de cierta comprensión sobre 1o que quiere decir ser términos utilizados. Esta peculiaridad, entre otras, confiere a la ma-
y existir,aunque todavía no podamos explicar el asunto con detalle. yoría de sus escritos una dificultad notable que no se padece solo en
Decíamos hace un momento que la pregunta por el ser, como las traducciones, también para un alemán culto algunos no dejan de
cualquier otra cuestión, se dirige a alguien. Hay que considerar cuál ser un galimatías irritante.
puede ser el destinatario examinando lo que hay en el mundo. El Hecha esta observación, digamos que Heidegger no utiliza el tér-
reino mineral ofrece resultados espectaculares como una esmeralda mino ser humano, detecta en é1 connotaciones que pretende evitar y
o una amatista, pero no tiene el don de la elocuencia. Las plantas..' se refiere a los hombres con la palabra Dasein. Es un sustantivo de
hay quien considera que en su presencia conviene hablar con tono uso habitual que significa existenciay de é1 deriva un verbo que tam-
cálido y cariñoso para fomentar su crecimiento, pero no es frecuen- bién se emplea cotidianamente. Cuando un alemán pregunta ist Peter
te que respondan y menos que sostengan un diálogo metafísico, y da?,silo dice en casa, se refiere a algo tan sencillo como si Peter está
los animales, por mucha inteligencia que le atribuyamos, tampoco allí mismo. Heidegger dota al vocablo con un sentido más complejo
son interlocutores idóneos para hablar del ser. Los hombres somos que el hablante común no piensa. La partícula da significa en algunos
los únicos que tenemos capacidad para ocuparnos de una cuestión casos ahí, mientras que sein es ser. Por tanto, Dasein es literalmente
como esa, comprendiéndola e intentando darle respuesta. ser-ahí y Heidegger se refiere a que somos, existimos, participamos
de algún modo del ser y somos conscientes de ello. Solo los hombres
podemos alcanzar el sentido del ser y eso nos otorga preeminencia
La existencia necesita una analítica frente a otros entes. Los minerales,las plantas y los animales carecen
de nuestras posibilidades de comprensión y por eso llevan una exis-
Hablamos con ironía para resaltar que lo dicho no deja de ser trivial, tencia radicalmente distinta.
pero al tiempo es la base sobre la que Heidegger da forma a su trabajo Hay que seguir avanzando, pero insistamos en lo relevante: Hei-
en Ser y tiempo. Su meta es llegar a saber algo del ser o, mejor dicho, degger cree poder progresar en la cuestión sobre el ser cuando ex-
de su sentido y la táctica empleada es analizar aquel ser que tiene ca- ponga y analice teóricamente algo que se da en la vida cotidiana,la
pacidad de comprender estos temas. Puesto que los hombres son los comprensión previa ya mencionada ¡ por otra parte, tenemos una
únicos que comprenden algo del ser, el paso previo indispensable es relación estrecha e íntima con el ser, pues la vida, mientras disfruta-
desplegar un análisis detallado de su existencia. mos de ella, consiste en que en todo momento somos.
El proyecto va tomando cuerpo dirigido por una crítica en pro- Una de sus frases más conocidas es «la esencia del Dasein radica
fundidad de la tradición filosófica. Heidegger está convencido de en su existencia», palabras en las que se concentra nuestro tema. A
que el enfoque con el que se han analizado ciertas cuestiones fllo- 1o largo de los siglos se ha definido al hombre como un ser racional.
sóflcas no es acertado y su crítica se extiende de modo especial al Se quería decir que su esencia, aquello en 1o que consiste y al mismo
ienguaje empleado. El lenguaje y el pensamiento -considera- es- tiempo lo diferencia de los demás seres, es la capacidad de pensar.
tán íntimamente unidos y si hablamos idiomas diferentes es porque Aunque crezcamos, engordemos o adelgacemos, la esencia perma-
pensamos también de modos distintos. Esta es una de las razones nece inalterable. Heidegger no comparte este planteamiento tradi-
que le llevan a desplegar una terminología diferente de la de otros cional; para él no nos define primariamente una capacidad como la
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tazón,sino el mero hecho de existit una esencia abierta que no acaba El sentido en Heidegger es diferente del cotidiano, aunque siga
de estar hecha y terminada.Hay una expresión coloquial que ay'rda a manteniendo algún vínculo con este. Cuando organizamos una fiesta
entender por contraste este punto. Decimos que «Pepe tiene su vida y un amigo pregunta quién va a ir, respondemos «viene todo el mun-
hecha en Barcelona». A poco que pensemos, ese modo de hablar es do». Por muchos amigos o conocidos que tengamos, no hemos podido
absurdo, la vida nunca está ahí dispuesta y la existencia de Pepe está invitar a los seis mil millones de habitantes del planeta, los pisos de
en movimiento constante por muybien que se haya acomodado en la hoy no están hechos para acoger ese tipo de eventos. Todo el mundo
llamada Ciudad Condal. Si se busca el rasgo esencial de los hombres, se refiere al círculo de amistades, mucho más estrecho, y es que nuestra

no hay que acudir al pensamiento, ni a la capacidad para trabajar, vida no se desarrolla estrictamente en el planeta Tierra, ni en Europa,
sentir o amar. Lo esencial es el presupuesto de cualquiera de esas ac- ni en España o en Castilla y León, ni siquiera en Salamanca, sino en el
tividades, sean teóricas o prácticas: el hecho de existir. ámbito más reducido de la familia,los amigos y el trabajo. En ese mar-
Ahora se ve mejor por qué lo que Heidegger llama analitica co, en ocasiones estrecho y otras algo más amplio, vivimos y existimos,
existencial, considerada además como la ontología fundamental, es allí se desenvuelve la vida y por eso si alguien emigra a otro país o a
el paso ineludible para saber algo del ser. La ontología era la disci- otra ciudad y,por diversas circunstancias no se siente a gusto y r,rrelve,
plina encargada de estudiar el sentido, atributos y características del bien puede decir «aquello no era mi mundo». O cuando alguien vive
ser y en Ser y tiempo la investigación sobre el Dasein pasa a ser el concentrado y absorto en una actividad -hacer barcos de madera-,
inicio y la base de toda investigación ontológica. su familia puede exclamar que está en su mundo y no les hace ni caso.
El concepto mundo, en principio dotado de un sentido amplí-
simo (el planeta, el mundo de los mapas del colegio), adquiere un
El pequeño mundo compartido significado más restringido en cuanto hemos recurrido a un par de
expresiones coloquiales. Cada cual tiene su mundo porque vive en
El estudio de la existencia humana en ese libro es extenso y minu- un ámbito determinado, precisamente en el que se desarrolla la vida.
cioso, sostenido por una terminología en ocasiones enrevesada que La oscura expresión <<el Dasein es "ser-en-el-mundo', se va acla-
no facilita una lectura fluida. Quien busque un buen alemán o un rando. Vivimos en un mundo,la existencia no se desenr,'uelve en el
castellano elegante en las esforzadas traducciones puede quedar de- aire, incluye la familia,los amigos que se hacen,las actividades que se
cepcionado, pero el análisis ha ejercido una enorme influencia en la desempeñan y el momento histórico en el que toca vivir. De hecho, si
filosofía contemporánea, por lo que merece la pena seguir sus pasos alguno de estos componentes cambiase, nuestra existencia no sería la
en la medida de nuestras posibilidades. misma. Ricardo, en lugar de haber nacido en una familia de clase baja
El hombre, se dice desde el inicio, es un «ser-en-el-mundo)), rara en la periferia de una gran ciudad, podría haber caído en una familia
expresión entrecomillada y con guiones, si bien no incluye palabras pudiente dela misma ciudad y habría tenido una existencia distinta.
desconocidas. Sabemos o creemos saber qué es el mundo y no vemos Si en vez de que su mundo del barrio deprimido hubiese sido el de los
mayor dificultad en llegar a la conclusión de que vivimos (somos) clubes de millonarios de la misma ciudad, habría tenido otra vida. No
en é1. Si nos siguen preguntando qué es,lo más probable es que res- se valora si mejor o peor en todos los sentidos, sino que únicamente
pondamos airados: «¿Qué va a ser? Pues el mundo, el planeta donde se resalta que su existencia depende del mundo en el que vive, como
vivimos o, como usted dice, somos». elpez del agua en la que nada.
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El mundo no es primariamente un lugar, como un gran contene- otra: comprender la existencia de modo auténtico o inauténtico. Aun-
dor en el que cabemos todos. Cuando depositamos un contenido en que no sabemos a qué se refiere Heidegger, enseguida nos hacemos
un contenedor, este no afecta al primero; una botella puede estar en una idea describiendo cuándo vivimos y nos comprendemos de mane-
una caja de cartón, en un cubo de basura o en un recipiente de acero, ra inauténtica:viviendo de acuerdo a lo que se dice, se piensa, se lleva,
sin que su naturaleza se modifique por el espacio en el que se encuen- se hace. Tengamos presente fenómenos como lafircrza de las tenden-
tra. Caso muy diferente es el nuestro: si variamos el mundo en el que cias en diferentes campos. Muchas veces nos dejamos llevar por 1o que
vivimos, inmediatamente la vida también se ve alterada. La existencia está en boga: compramos 1o que se ha publicitado convenientemente
y el mundo son vasos comunicantes en los que cualquier alteración y leemos los libros que se comentan en los programas literarios; en
en uno incide en el otro. general, tendemos a llevar una vida que imita en mayor o menor medi-
El siguiente paso consiste en decir que el Dasein es un «ser-con»; da las corrientes dominantes. En opinión de Heidegger, esto hace que
de nuevo una terminología que no debe ocultar la idea de fondo de nos comprendamos de manera deformada, no empuñamos nuestra
que nuestra existencia está íntimamente ligada a la de los demás. El existencia ni mandamos sobre eIla, sino que la construimos utilizando
hecho de existir con ellos es primario y elemental, algo que se ve con materiales cuya única garantía es que la mayoría ha decidido hacerlos
facilidad, pues cuando queremos aislarnos tenemos que hacer un es- suyos. Nos dejamos arrastrar y la conciencia plena de quiénes somos y
fierzo considerable. El hombre no es un ser cerrado, está abierto al cómo es nuestra vida no encuentra espacio para respirar.
mundo y a los otros y estos influyen decisivamente en nuestra exis- Con ese modo de vida queda en segundo plano nuestra auténtica
tencia y constituyen aspectos esenciales de ella. natttraleza mortal como seres finitos. En el día a día, el pensamiento
de que vamos a morir no resulta agradable y no nos afanamos de-
masiado por traerlo a la mente. Aunque sabemos que la muerte es
Un horizonte insuperable el horizonte más o menos lejano de la vida, es un hecho abismal y se
prefiere evitar pensar en exceso en é1. La reflexión sobre ella se nos
Con estos elementos y otros de los que hemos prescindido en aras impone en alguna ocasión, por ejemplo cuando su presencia toca de
de la claridad, Heidegger continia avanzando y dice que la exis- cerca en la familia o en las amistades, pero pronto volvemos a consi-
tencia está abierta a posibilidades. Cuando termine de escribir este derar que solo afecta a los demás, como si precisamente nosotros fué-
párrafo,no sé si ir al cine o quedarme en casa viendo una película y semos los primeros en cientos de miles de años con el privilegio de
haga una u otra cosa estoy proyectando y previendo cómo va a ser escapar a su poder. Nos levantamos a regañadientes, vamos al trabajo
mi vida dentro de unos minutos, igual que cuando pongo sobre la deseando que el tiempo vuele para que llegue la tarde y descansar, pa-
mesa las posibilidades para las vacaciones de verano o, yendo más garíamos por que el mes que queda hasta las vacaciones se esfumase
lejos, para la jubilación. en un instante y en estas actividades no tenemos conciencia de 1o frá-
En cierto modo, somos un poder-ser continuo, tenemos posibilida- gil y breve que es la vida. Nos quejamos de que no tenemos tiempo,
des que irán construyendo la existencia en la medida en que se concre- pero el verdadero poder del tiempo, reflejado en que la vida tiene una
ten; en Ser y tiempo, Heidegger dice que podemos vivir de dos modos: duración indeterminada y finita, queda oscurecido.
propia o impropiamente. Es una forma de hablar desconcertante que Heidegger considera que perdemos de vista 1o que debería po-
no termina de clarificarse cuando relacionamos esa alternativa con nerse de manifiesto con toda intensidad para ver la vida como real-
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mente es y no a través de una nebulosa que enmascara su auténtica Solo en ese momento, cuando asumimos sin paños calientes la
faz.Eltiempo cronológico del día a día es importante, no hay forma posibilidad auténtica, propia e insuperable de la muerte, vivimos asi-
ni intención de negarlo, pero lo decisivo es la dimensión tempo- mismo de manera auténtica y nos reconocemos como lo que somos:
ral más profunda de la existencia. Heidegger llama temporalidad un «ser parala muerte». De este modo, el tiempo se revela como el
al modo de ser propio de los hombres y de ahí el título de su obra, horizonte que determina la comprensión de nuestro ser. La analítica
Ser y tiempo. El tiempo es la llave para entender nuestro ser, pero la de la existencia humana era el paso preParatorio para entender el ser
dificultad estriba en que la existencia cotidiana tiende a enturbiar y la conclusión de Ser y tiempo es que el tiempo constituye el horizon-
esta verdad y a mantenerla oculta. te que permite comprender nuestra existencia y, en consecuencia, el
Heidegger constata el obstáculo con el que topa la analítica de la sentido del ser en general.
existencia humana como preparación para hablar luego del sentido
del ser. Si la existencia tiende a verse a sí misma de un modo defor-
mado porque se deja llevar por multitud de estímulos del mundo y se Los caminos del bosque
muestra renuente a aceptarse finita y mortal,la cuestión es cómo salir
de esta visión que domina en la cotidianidad. Hay experiencias que Heidegger estuvo prácticamente sesenta años escribiendo obras de
permiten este paso, en concreto habla en numerosas ocasiones de la filosofía, toda una vida en Ia que atravesó distintas etapas que per-
angustia. En el núcleo de lo cotidiano, en medio de sus problemas y miten ver cambios notables poco después de Ser y tiempo. Aunque
ocupaciones, puede surgir un sentimiento de angustia que relativiza la cuestión sobre el ser sigue presente y nunca dejará de estarlo, co-
el curso diario de la vida. Podemos estar preocupados porque tene- mienzan a aparecer enfoques diferentes y temas nuevos, como la
mos que llevar el coche al taller y qrizá nos cobren mucho,luego hay preocupación por la poesía y el arte. Asimismo, el modo de presentar
que preparar una entrevista para obtener un puesto de trabajo y ade- las obras se modifica . Ser y tiempo quedó inacabado, pero no deja de
más nos ronda algún problema familiar. Sin duda estas vivencias son ser un tratado sistemático, mientras que muchas obras posteriores
fuente de preocupaciones e, inmersos en ellas, no hay que restarles tienen un acusado carácter ensayístico, traducido en el tema del ser
gravedad e importancia, pero de pronto puede invadirnos la enérgica en que el lector no puede hacerse con resultados concretos, sino que
sensación de que no dejan de ser gajes del oficio de vivir, ya que en se le ofrecen indicaciones fragmentarias. La montaña, el bosque y en
última instancia nuestro problema es que hemos nacido, vivimos un general la vida rural tuvieron gran influencia en la vida y en la obra
cierto tiempo y morimos. Ante la potencia de este pensamiento,las de Heidegger.Caminos debosque es el título de uno de sus libros y
demás cosas palidecen un poco. Heidegger cree que en esos momen- sirve para describir la índoie de muchos escritos a partir de los años
tos de angustia estamos cara a cara frente al auténtico ser. En medio treinta, ensayos que abordan una cuestión,la siguen, se entrecruzan
de las preocupaciones cotidianas, esta versión pura y cruda no po- con otros temas, se adentran en espesuras y quizá acaban sin más o
día salir alaluz porque estaba enr,uelta por capas de actividades que desembocan en caminos que llevan a nuevos problemas'
no permitían detenerse para considerar cómo somos realmente. En Los cambios también vinieron motivados porque, con la publi-
cambio, con la angustia así descrita ocurre lo contrario. Es como si cación de ser y tiempo, Heidegger recibió numerosas críticas. Por un
lográsemos correr el telón que impedía ver la existencia y de pronto lado, estaban aquellos que nunca reconocieron el valor de la obra
nos enfrentásemos a la dura verdad. y la tomaron como una irritante expresión del estilo germánico de
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filosofar y como una muestra contemporánea de rancia metafísica, de tuerca a los planteamientos anteriores que en ocasiones se habían
envuelta en un lenguaje tan supuestamente novedoso como vacuo. quedado cortos, no en las pretensiones, pero sí en los resultados fina-
Otros la recibieron con entusiasmo y admiración,lo que no impidió les. La intención era continuar pensando el problema del ser aleján-
que ejerciesen una sana crítica. La polémica vino motivada porque dose de la filosofía de la subjetividad al estilo moderno. Pasos en esta
detectaron un cierto desequilibrio entre lo que aspiraba a ser, a saber, dirección se pueden ver en escritos de la década de los años treinta
un impulso renovado de la cuestión del ser, y lo que efectivamente del s. Xx, en los que en lugar de hacer depender al ser del hombre,
lograba, que estaba más cerca de la filosofía tradicional de lo que Hei- como parecíahaber hecho antes, el segundo comienza a depender del
degger estaba dispuesto a reconocer. En el planteamiento general lle- primero en tanto que este 1o constituye como lo que es. Se trata ahora
garon a ver una continuación de la filosofía moderna, en el sentido de de pensar la realidad no solo como algo a lo que los hombres dotan
que el autor aspiraba a avanzar en el problema del ser analizando sus de sentido, sino como un ámbito en el que están inmersos y al que
condiciones de posibilidad (en eso consiste la analítica existencial), están abiertos, pero del que no disponen. La experiencia de la finitud
de manera parecida a como Kant había avanzado en el conocimiento se intensificay el hombre se muestra impotente para convertirse en
analizando las condiciones subjetivas que lo hacían posible. fundamento del mundo que habita. Más que intentar comprender el
Para algunos especialistas, Heidegger, con innegables méritos, no sentido del ser analizándonos, como se había hecho en Ser y tiempo,
había logrado sacudirse la filosofía de la subjetividad que pretendía se trata de pensar de qué manera el hombre está abierto a todo 1o que
superar y no veían manera de evitar pensar que en Ser y tiempo eI hay y cómo esa exposición define su existencia.
hombre, en tanto que tiene la preeminencia para comprender el ser,
de algún modo funda también el sentido de ese ser. Por así decir,les
asaltaba continuamente la sospecha de que el sujeto seguía retenien- El ser toma el mando
do parte del poder para fundar y dotar de sentido a todo lo que hay.
Las críticas reconocieron también que Heidegger, a pesar de los Somos conscientes de haber entrado en una cierta indeterminación
lazos que le unían al pasado, había sentado las bases para superar la y en un lenguaje más ambiguo de io que nos gustaría, pero en reali-
filosofía de la subjetividad que había inaugurado Descartes y que se dad el estilo de muchas obras de Heidegger en la segunda etapa tiene
había extendido durante siglos llegando a su culminación con Hegel. estas mismas características. Se hace aforístico, poético en ocasiones,
El Dasein, el hombre, ya no podía ser el fundamento de sí mismo y otras veces cercano a la mística, una corriente teológica que por lo
del mundo en el que vive y Heidegger habría acentuado su condición demás le interesaba especialmente, y no es fácil obtener una tesis cla-
finita y su impotencia para fundamentar 1o que el sujeto cartesiano sí ra de lo que está defendiendo. Alguien podrá objetar que asistimos a
era capaz de hacer. De manera más sencilla, durante siglos el sujeto una fuerte paradoja, ya que si hemos insistido en que el tema capital
había ocupado el centro de la filosofíay erala instancia que dotaba de en la trayectoria de este autor es el ser, parecería lógico esperar que
sentido al mundo, mientras que ahora el hombre pierde, por así decir, ofreciese una tesis clara sobre 1o que entiende por este concepto, cosa
potencia y se hace consciente de que es un proyecto finito y de que no que está lejos de suceder.
dispone en absoluto de las condiciones de su propia existencia. ¿No se puede entonces decir nada preciso sobre qué entiende
Con reconocimientos y críticas, Heidegger fue viendo la necesi- Heidegger por ser? Si él mismo no respondió de modo definitivo o,
dad de un giro, de una manera de pensar que lograse dar una r,uelta de otra manera, si su respuesta son las decenas de volúmenes que
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forman su obra, no vamos a aventurarnos nosotros a hacerlo en ces una relación inseparable con el hombre y las distintas maneras de
media página. No obstante, se puede decir que quiso alejar el con- entender este vínculo marcan las etapas en la obra de Heidegger. En
cepto del ser de toda interpretación que lo entendiese como algo la primera época, se podría decir que el sentido del ser viene dado
material, presente a la vista. No es algo fijo y estático, sino dinámico por el hombre y, en consecuencia y solo en este aspecto, no habría ser
y en devenir histórico; además no se puede convertir en objeto de si nosotros no estuviésemos aquí.Avanzando en el tiempo, Heidegger
la representación humana. No es una cosa, ni algo representable... quiere abandonar definitivamente ese planteamiento para acentuar
No es... no es... Esta parece ser la forma del lenguaje sobre el ser, en que el hombre tiene una pertenencia esencial al ser, depende com-
lugar de determinar con predicados qué es, Heidegger excluye am- pletamente de él y no determina su sentido. En las primeras obras,
plios planos con los que no se puede identificar, siguiendo siempre los hombres otorgaban a la realidad el sentido que esta pudiese tener,
su línea crítica con la tradición. El lenguaje teórico sobre el ser no mientras que en las posteriores el ser humano toma conciencia de su
es posible, entonces quedaría convertido en un objeto más del que impotencia y de que su subjetividad no dicta el sentido de la realidad,
se dicen unas cosas u otras y no es ni un objeto ni una situación ni puede ser su fundamento, sino que al abrirse a esta aceptamos sus
objetiva por muy compleja que sea. reglas y asumimos un papel mucho más modesto que el que preten-
La pugna incesante contra el lenguaje tradicional y contra las díamos desempeñar anteriormente.
maneras modernas de pensar el mundo como idea o representación
humana,llevaron a Heidegger a tachar en sus últimas obras la pala-
bra ser cuando la escribía. Que el autor del ser llegase a este extremo
para indicar que la mera aparición de la palabra conduce a pensar
de un modo inadecuado aunque lleve aparejada un buen número de
aclaraciones, puede ser motivo de sorpresa para el lector, que bien
puede seguir preguntándose qué pretenden transmitir estos modos
de proceder algo enigmáticos.
Para no acabar con una sensación de perplejidad, aventuramos
unas líneas finales haciendo un esfuerzo de concreción y claridad,
utilizando eso sí un lenguaje que no sería del agrado de Heidegger, ya
que no deja de ser tradicional. La peculiar situación del hombre en
el mundo viene determinada porque es un ente abierto al ser. Esto,
entre otras cosas, quiere decir que tiene conciencia de su situación
en la realidad y que está abierto a ella. Solo en los hombres se puede
producir la experiencia del ser, ya que otros seres como los animales
viven en un hábitat concreto, pero no tienen mundo con el significa-
do que explicábamos páginas atrás. La apertura al ser, al sentido de 1o
que hay a nuestro alrededor, nos identifica y nos constituye como hu-
manos. El ser, aquello que hace que todas las cosas sean, tiene enton-
Maestros det pensamiento
Un recorrido por [a historia de [a fi[osofÍa
Pablo Redondo Sánchez

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Ediciones u
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del Serbal

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