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EL SUPUESTO SUJETO

He decidido adoptar la manera del seminario, es decir,


no leerles un texto escrito sino presentarles una exposi-
ción, o un curso, con lo que eso tiene de improvisado,
incluso de titubeante, porque no se trata de un trabajo
concluido, sino solamente de esbozos, de recorridos
para un trabajo por hacer.
Así pues, la primera exposición se titula "El supues-
to sujeto" y la segunda se titula "Alguien".

l. Que el sujeto esté supuesto, eso al menos no es una


suposición. Lo habrán comprendido ustedes mismos
en el enunciado del título. Es una evidencia en la me-
dida en que "el supuesto sujeto", o el"sujeto supues-
to", es una tautología. Sujeto quiere decir supuesto, en
buen latín como en buen francés filosófico, a lo menos.
Y vamos a hablar de filosofía, lo que quiere decir que
hablaremos también de un discurso filosófico presente
en el psicoanálisis.
Subjectum, subjectum vel suppositum, en latín es el
sujeto o bien el supuesto. Esa es una fórmula que para

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¿Un suieto? El supuesto sujeto

la escolástica del doceavo o del treceavo siglo no hu- de ser su propia suposición? Porque el punto esencial,
biera presentado ningún tipo de sorpresa, ni tampoco veremos, es que es su propia suposición. Y luego, has-
ese aire provocador que reviste un poco mi título, in- ta dónde retrotraemos esta suposición: a la suposición
tencionalmente. Porque el suppositwn podía ser para la de un sujeto, ¿hace falta todavía suponer otra cosa? ¿O
escolástica el ser sustancialmente completo en sí, ens ín bien debemos dirigimos hacia una de-suposición?
se substantialiter completum, como encontrarán definido
Todas esas serán nuestras preguntas en las siguientes
por ejemplo en Avicena, así como en Alberto Magno. O
dos sesiones de este seminario. Veremos cómo, de este
incluso la sustancia primera singular, substantia prima
conjunto de preguntas, se desemboca en una segunda
singularis, otra definición de supposi tum, dicho de otra
serie, que será más bien la de la segunda sesión. Estas
forma, el ser singular o, como volveremos a decir, el
preguntas, tal como las arrojo, en paquete, componen
individuo: quizás no en el sentido moderno, sino el in-
una red aceptablemente intrincada, amontonada, pues-
dividuo justamente en el sentido del uno, de cada uno,
to que, como vamos a verlo, ni el sujeto ni la suposición
del ekastos de Aristóteles, del que también volveremos
se toman en un solo sentido. Hay por el contrario toda
a hablar.
una combinatoria de sentidos posibles. Y en el fondo,
Esto es lo que hay que plantear desde el comienzo: por esta primera sesión, tampoco querría hacer nada
sujeto o supuesto, el supuesto o el sujeto, es la misma más que distinguir y clarificar las significaciones, y re-
cosa. El subjectum está supuesto, está puesto abajo, de- hacer el montaje histórico-conceptual de la manera más
bajo, por debajo. Pero toda la cuestión, de seguro, es: ¿en clara posible: ya será bastante en relación a una cierta
qué sentido? En qué sentido, es decir, inmediatamente, cantidad de debates, que en su mayoría son debates de
¿de qué es el soporte? ¿o el subordinado? Todas esas opinión más que serios debates de conceptos en tomo
palabras dicen la misma cosa, soporte, subordinado. al sujeto. Quiero decir: debates del tipo "muerte del su-
("Subordinado", que ya solo existe bajo la forma de "su- jeto- retomo del sujeto", donde el sujeto se vuelve una
bordinado de Satán", no es otra cosa que el suppositum) •. especie de extraño títere que puede irse, volver. O bien,
Entonces, ¿bajo qué está puesto, o qué quiere decir ese los debates del género "ontología versus subjetividad".
"debajo" en general, y en qué esta tus o en qué postura Y por cierto los debates donde se mezclan sin cuidado
ese "estar debajo" pone a lo que llamamos el sujeto? lo que se entiende por sujeto en filosofía, lo que se en-
¿No hay otra postura, además de estar así supuesto o tiende por sujeto en psicología y lo que se entiende por
sujeto en psicoanálisis. Debates que en buena medida
deben su existencia, y a menudo su necedad, solo a la
• Juego de palabras difícilmente traducible: como recuerda J-L.
confusión entre significaciones o a la ausencia de signi-
Nancy, supp6t (adherente, adepto, subordinado) tiene en francés la
misma raíz que support (soporte). No es el caso en español, por lo que ficaciones claras y nítidas.
no podremos mantener el juego. En este mismo sentido, la referencia
a los adoradores de Satán nos parece penosa de traducir al español. Hay, para tomar las cosas a partir de esas confusio-
[N. del T.) nes y de esos enredos, dos grandes motivos de debate

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¿Un sujeto? El supuesto sujeto

o de malentendido alrededor de la palabra sujeto. Un Así, en un caso no se habla de la misma cosa, y no


primer motivo transita entre la filosofía y el psicoanáli- es siempre seguro que cada uno de los interlocutores
sis, tomado este al menos en su léxico lacaniano, y creo sepa exactamente de qué habla. Y en el otro caso se cree
que en ese caso se trata en primer lugar de una singular hablar de la misma cosa, del sujeto, y decidirse a favor o
confusión en cuanto al sentido de la palabra sujeto. La contra él, y no es seguro que se hable de la misma cosa.
filosofía y el psicoanálisis no hablan de la misma cosa, Y entonces no es seguro tampoco que las decisiones que
pero a menudo lo ignoran. Aún cuando no sea tan sim- se puedan tomar tengan mucho sentido. Hago estas ob-
ple como eso: Lacan, quizás a pesar de sí mismo, retiene servaciones para subrayar lo siguiente: nada es menos
algo, quizás mucho, del concepto filosófico de sujeto. claro, hoy, que aquello que se supone cuando se habla
Seguramente volveremos a hablar de eso. Pero un ana- del sujeto. Es preciso entonces tomar mucha distancia
lista, en su práctica, hablando del "sujeto", no dice la en relación a todas esas habladurías.
misma cosa que un filósofo que hace un curso sobre el
sujeto, sobre el sujeto del sujeto*. Habría que aclarar eso 2. Uno de los rasgos más destacables, en el segundo pla-
de una vez por todas. no de esta confusión, es esta muy simple constatación:
que a menudo en la tradición de la que provenimos
El otro debate sucede al interior de la filosofía, es cuesta mucho encontrar la palabra sujeto con el sentido
el debate entre lo que se presenta como "filosofía del o los sentidos que se le da. Se puede decir que es solo
sujeto", y lo que se afirma como filosofía del no sujeto
con Leibniz que la palabra sujeto toma su primer senti-
o sin sujeto, en la medida en que se creyó poder, deber do moderno en filosofía. Pero se pueden tomar cuatro
decir que el sujeto no era ya un concepto adecuado al ejemplos mayores, de autores muy importantes en la
pensamiento contemporáneo. Eso no sin buenas razo- historia de la constitución de la subjetividad y en la
nes, pero es posible que expresiones como "muerte del historia de los debates actuales en torno a ella, para los
sujeto" o "fin del sujeto" no sean del todo felices. En que la palabra sujeto no tiene ninguna o casi ninguna
este debate al interior de la filosofía hay también a me- de sus significaciones actuales. Estos ejemplos son San
nudo una confusión respecto al sentido de la palabra,
Agustín, Descartes (lo que tal vez sorprenda a algunos
y por otra parte hay oposición entre ciertas elecciones, de entre ustedes), Rousseau (que solo conoce la pala-
decisiones o convencimientos filosóficos.
bra sujeto en una acepción bastante diferente, sobre la
que volveremos) y, en fin, Freud (lo que sorprenderá a
* Con "sujeto del sujeto" traducimos la expresión "sujet du sujct'". otros). En cierto sentido no es importante: son las cosas,
Aun cuando sea poco frecuente, una de las acepciones de "sujeto'" en
español, al igual que en francés, es "asunto o materia sobre la que
no las palabras, las que cuentan. Pero las palabras ha-
se habla o escribe" (DRAE, 22.i edición). En el prólogo Tradiciones cen también a las cosas, y entonces esto también indica
argentinas, escrito por Pastor Servando Obligado a principios del que no hay y que no hubo un solo sujeto, no ha habido
siglo XX, leemos: "Tal es el sujeto del libro digno de popularidad",
siendo claro que se refiere allí al tema (las tradiciones) y no al sujeto
una sola suposición de la palabra sujeto. Y eso quiere
en sentido de agente. [N. del T.] decir, aún y de manera más fina, más aguda, que tal

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¿Un sujeto? El supuesto sujeto

vez tampoco haya una realidad una cada vez que está un tis, un alguien, pero es el "alguien" en su unidad y1o
supuesto un sentido de sujeto. Y entonces que hay que en su unicidad lo que nos crea problemas, o es eso lo
tratar a esa palabra según una multiplicidad de sentido que nos turba. Es para nosotros una cuestión saber si
que tal vez, desde ciertos puntos de vista, se revelará hay alguien, dónde hay alguien, qué es ser alguien",
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irreductible. Lo que quiere decir que hay allí, probable- 11


o quién es alguien". He ahí la pregunta a la que, creo,
mente, el síntoma de algo importante que está en juego. se tratará de llegar, porque es una de las preguntas
Los debates que evocaba son también síntomas de eso más necesarias en el trabajo del pensamiento contem-
que está en juego, a pesar de sus confusiones o a causa poráneo, como testimonian los síntomas de los que he
de ellas. Los síntomas de algo que debería guiar nues- hablado, y que son también síntomas de la situación de
tro interés en estas dos sesiones, a saber, que allí donde la filosofía, de la psicología y del psicoanálisis.
por excelencia se contaría con capturar lo "uno" (pues
si hay algo que salta al espíritu cuando decimos "el 3. Dicho eso, para comenzar a orientamos en esa mul-
sujeto" es que hay, de alguna manera, "uno"), encon- tiplicidad, en esa confusión diacrónica y sincrónica del
tramos lo múltiple y lo confuso. El mínimo supuesto "sujeto", quiero plantear algo que puede valer como
bajo la palabra "sujeto" es una cierta unidad, y es eso una definición lata, más o menos implícitamente su-
lo que no hallamos. El inhallable supuesto del sujeto, puesta por todo uso de la palabra. Porque está también
ese es nuestro problema, ese es el estado crítico del que esta paradoja: bajo la multiplicidad, bajo la niebla, hay
hay síntoma. Como si toda nuestra tradición occidental también una suerte de consenso más o menos claro al-
hubiera trastornado, vuelto contradictorio, múltiple, rededor de una acepción de la palabra, alrededor de lo
dividido o diseminado lo "uno". (Todo eso queriendo que se supone "una" acepción de la palabra, a falta de
decir por otra parte cada vez cosas diferentes). No digo la cual no se haría siquiera uso de la palabra pues no
que nuestra tradición haya abismado o haya perdido habría más que pura dispersión. Detrás de todo uso de
algo que era "uno" al principio: con seguridad eso no. una palabra hay un mínimo de sentimiento lingüístico.
Ella ha más bien producido, engendrado la problemá- Si dejamos de lado los casos en que la palabra "sujeto"
tica del "uno", del "sujeto uno" a la que ahora debere- tiene un sentido próximo al de objeto (como en "el suje-
mos enfrentamos. No hablo entonces de degradación to de esta exposición"), nuestro sentimiento lingüístico
ni de pérdida: subrayo que ahí donde hoy tenemos al nos indica que "sujeto" designa el ser propio de un
"sujeto" justamente como el subjectum de una cantidad agente de representación o de volición. Eso es al menos
de confusiones y de debates, alguien como Platón tenía lo que entendemos cuando se habla de un sujeto. Un
solamente la pequeña palabra griega tis, que quiere de- sujeto es ese "alguien" que puede tener representa-
cir "alguien" (o el neutro ti que quiere decir algo), y esa ciones y/o voliciones. Digo "volición" para tomar esa
palabra no era objeto ni de un problema ni de un deba- palabra arcaica en un sentido lato, deseos si ustedes
te. Con la palabra "sujeto" nosotros seguimos siempre quieren (a condición de que se pueda hacer la distin-
ción entre representaciones y voliciones, cuestión que
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¿Un sujeto? El supuesto sujeto

no va de suyo. Pero dejemos eso). En segundo lugar, el uno de los aspectos de la cuestión del sujeto. Qué ~~~
mismo sentimiento lingüístico nos indica también que ser para sí mismo o qué es tenerse, es eso lo que nos
poder tener ese tipo de cosas, de representaciones y/o pone de inmediato frente a una gran cadena de de-
voliciones, supone inmediatamente una propiedad bas- terminaciones filosóficas. Tomo tres para marcar tres
tante precisa y que es precisamente la propiedad de la momentos en ese encadenamiento. Kant, primero, para
apropiación. Poder tener representaciones o voliciones quien "tener representaciones como mías" remite a un
es poder tenerlas como suyas, y eso no en el sentido de "yo" trascendental al que hay que plantear como una
una posesión exterior sino según una verdadera asimi- forma necesaria pero en sí misma vacía, incognoscible
lación a sí mismo. Hace falta que ese "alguien" tenga como sustancia. Segundo momento, otro dispositivo:
la representación o la volición presente en él mismo Heidegger, quien plantea no la pertenencia de repre-
como él mismo. Por cierto no hago aquí más que repetir sentaciones de un "sí mismo" sino la existencia como
una frase de Kant: "es preciso que mis representaciones aquello donde lo que sucede es "cada vez mío" (en ale-
puedan ser mías"*. Es decir que la representación no mán, ]emeinigkeit). No se trata, en principio, de un suje-
puede ser lo que es una imagen en un aparato fotográ- to como presencia supuesto bajo la representación, sino
fico. El aparato tiene la imagen en él, pero no la tiene que se trata de una apropiación, de un acontecimiento
por él, no la tiene como suya. En este sentido, tener algo de apropiación constitutivo del acontecimiento de exis-
como suyo es de una manera o de otra rencontrarse tir. Tercer momento, la pregunta planteada por Derrida
en ello o rencontrarse a sí mismo en ello. El sujeto que a la "presencia a sí" del sujeto husserliana, pregunta
comprendemos como agente, o como portador de una que yo resumiría así: ¿cuál es la diferencia implicada
representación o de una volición, es entonces lo que es por el estar-presente-a-sí, o cuál es la distancia del "a sí"
para sí mismo. El"tenerse a él mismo" o el "ser para de la presencia a sí? Tres momentos entonces de la pro-
sí mismo" define, entonces, más latamente al sujeto así blemática del sujeto: mis presentaciones en tanto que
comprendido. las del"yo", lo "mío" de la existencia en cada instante,
y la presencia a sí como distancia a sí. ¿Qué deviene el
4. Ahora bien, no vamos a hablar más que de eso: ¿qué "sujeto" a través de esos tres momentos? Esto será uno
es "ser para sí mismo", o qué es "tenerse"? aquí, pre- de los hilos conductores en lo que sigue de este semina-
cisamente, tener y ser no constituyen distinción. Es rio: la problematización del"sujeto" entendido como el
soporte o corno la suposición de una apropiación para
* lmmanuel Kant, Crítica de la razón pura (Buenos Aires: Colihue, sí mismo, de sí mismo para sí mismo.
2007; Traducción de Mario Caimi), §16. Cuando J-L. Nancy ofrece
referencia en el cuerpo del texto, la dejamos tal cual, cambiando solo 5. Pero un retorno al sentimiento lingüístico se impone
el número de página en los casos que corresponde. Cuando, como primero, para complicar un poco esos datos de parti-
en este caso, no da referencia, la agregamos nosotros. En cuanto a
las traducciones, seguimos más la ofrecida por Nancy que la versión da. Pues el sentimiento lingüístico nos da también otro
castellana corriente. [N. del T.] sentido de "sujeto", u otra suposición cuando se habla

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de un sujeto. Es súbdito el que está sujeto, el que está representación, o bien es lo que está colocado bajo la
sometido a algo, a una autoridad o a una obligación*. autoridad o bajo el imperio de alguien más.
El o la, pues en ese caso la palabra admite un femeni-
no, "súbdita". Lo admite como sustantivo, pero tal vez 6. El sentimiento lingüístico nos impone aún una ter-
porque es allí en primer lugar adjetivo. Mientras que en cera significación, o una tercera suposición: el sujeto es
el primer caso el sujeto no es más que sustantivo, es de- también la materia que se trata, por ejemplo el sujeto
cir también sustancial (vamos a volver sobre eso), y el de este seminario, que es "el sujeto". Es entonces lo que
sustantivo es como por definición siempre masculino. está debajo, en el sentido del objeto de un discurso, de
Entonces sujeto, sujeta, como ejemplo "siempre he es- un análisis. Nada más corriente que tomar "sujeto" en el
tado sujeta a sudar", escribe Madame de Sévigné (carta sentido de "objeto". Ese sujeto-objeto pierde su referen-
575). El sujeto o la sujeta está expuesto(a) a accesos o a cia implícita a un alguien o a una alguna y deviene más
accidentes. No la sustancia que soporta accidentes, en bien algo, una cosa. Su "estar debajo" es una sumisión
tanto que cualidades o propiedades, sino un súbdito a la apropiación y a la inspección de un entendimiento,
expuesto a que le suceda algo, o bien expuesto a los un entendimiento que da a la cosa su unidad de objeto.
efectos de una autoridad, ley o soberano. El súbdito so- Hay entonces, si ustedes quieren, al menos tres ins-
bre el que algo cae o recae. Es bastante destacable que tancias o tres suposiciones del sujeto. Como más tarde
en este sentido, en lugar de la propiedad de sí sea la lo veremos mejor, eso responde en primer lugar a la
sumisión a otro lo que es significado. Es lo que se llama historia de la palabra, en la cual se mezclan, como en
la sujeción. Aunque este último término relativamente tantas palabras, muchas proveniencias, muchas tra-
poco utilizado hoy haya podido designar también el es- ducciones y por consiguiente muchas significaciones.
tado del que somete: Pascal por ejemplo escribe "poner Eso no es para nada banal y no merma la consistencia
bajo su sujeción". Doble sentido, entonces, que él mis- propia de cada uno de esos sentidos tomados separa-
mo redujo al doble valor del sujeto. Si es que el primero damente. Es bastante cierto, por ejemplo, que el sentido
es un valor activo y el segundo un valor pasivo, había político-jurídico del sujeto, del latín subjectum, se sepa-
entonces dos suposiciones posibles del sujeto: o bien ra claramente todavía, en la mayoría de los contextos,
es lo que está bajo una representación o una volición, del sentido filosófico, en el que la misma palabra ha
es el soporte de una representación o de una volición traducido el griego hypokeimenon (lo que se mantiene
en tanto que el ser para sí o la propiedad de sí de esa debajo). Basta entonces saber lo que está supuesto por
el contexto. Pero no es menos cierto que la proliferación
de sentidos y su amplitud, que aquí he limitado a lo
esencial, arriesga evocar más tarde la distinción entre
• "Sujeto" y "súbdito" se dicen en francés con la misma palabra:
"su jet". Hay nuevamente un juego difícil de traducir, pues solo sujeto y sustancia, o incluso entre los buenos y los ma-
contextualmente se puede determinar si se trata de un súbdito, de los sujetos, o incluso el sujeto en sentido botánico de
una súbdita o de un sujeto. [N. del T.]

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¿Un sujeto?

soporte o receptor de un trasplante, para no hablar de


lo que finalmente está en juego hoy: el filósofo o el ana-
lista o el jurista, tal filósofo, tal analista o tal jurista ... sin
El supuesto sujeto

quiero hablar. Digámoslo por ejemplo así: occidente es


lo que comienza diciendo "yo me presupongo como
'
habiendo ya estado". Por ejemplo, y aparentemente
duda esta proliferación no es ajena a la confusión y a los
junto a nuestra cuestión del sujeto, tornen la ciudad.
debates de los que esta palabra es el objeto, o el sujeto.
Se dice que Occidente comienza con la ciudad, ahora
Lo que quisiera desprender es cómo esa confusión ge-
bien la ciudad dice "yo ya soy la ciudad". No cuenta
neral sería la de una suposición en tanto que suposición
su génesis. Dice que se fundó a sí misma. Dice "soy la
de un "uno", de lo uno. El sujeto causa problemas por-
ciudad, no soy ni la villa ni el imperio ni lo nómade,
que es la suposición de lo uno, o porque se supone a sí
mismo como lo uno o como uno. no provengo de ellos, me instituyo a mí misma, lo que
es justamente lo propio de una ciudad". Eso eviden-
7. A partir de esos preliminares, intentemos enfrentar temente arrastra consecuencias, tanto políticas como
la proveniencia de ese régimen plural, complejo y re- filosóficas. Y en este sentido, si la subjetividad como
torcido del supuesto sujeto. Para ello hace falta que yo tal no está formalmente presente en el nacimiento de
marque a lo menos algunas etapas, solo algunas, de una Occidente, y es seguro que formalmente no lo está, pue-
historia que, lo verán, no es nada más que la historia de de por el contrario mostrarse que Occidente nace en la
Occidente o de la filosofía en tanto que historia de una suposición, que es ella la que vuelve posible la subjeti-
suposición. Con eso no quiero decir solamente una su- vidad. Sin duda la subjetividad propiamente dicha se
posición determinada, algo que habría sido supuesto y toma su tiempo para desplegarse. Se habrá insistido y
que tendríamos entonces detrás, en nuestro origen, eso repetido, ustedes lo saben, que en cierto sentido no hay
es lo que está presupuesto. Quiero decir más bien esto subjetividad antes de San Agustín, lo que quiere decir
(que es un poco más complicado que la suposición): el que no hay subjetividad antes del Cristianismo. O bien,
gesto mismo de suponer es el gesto occidental filosófico algunos pueden decir, permaneciendo en el dominio
por excelencia, el gesto principial. Y que consecuente- griego, que no hay subjetividad antes de Eurípides.
mente el sujeto, en tanto que es él mismo (si oso decirlo Nada de eso es falso, y se puede decir también que no
así) el retoño de ese gesto, en tanto que suposición de sí, hay subjetividad antes de Descartes, propiamente ha-
y eso en muchos sentidos, no es evidentemente cualquier blando. Pero se tendría aún más razones para decir que
cosa: el sujeto es de alguna manera, si oso decirlo así, la la subjetividad no se alcanzó verdaderamente antes de
figura cumplida, desarrollada, de un gesto de alguna Hegel. Si la subjetividad como tal no está presente en
manera pre-subjetivo. Ese es verdaderamente el gesto el nacimiento de Occidente y si es cierto, globalmente,
fundador occidental, el gesto de la suposición y de la que la antigüedad es el mundo sin subjetividad (y toda-
presuposición. Eso habría que desarrollarlo muy larga- vía en parte la Edad media), no es sin embargo menos
mente y no es posible aquí, pero pienso que pueden re- cierto que el sujeto en su estructura más general, es
presentarse un poco ustedes mismos aquello de lo que decir en la estructura de la suposición, sí está en el na-

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¿Un sujeto?

cimiento de Occidente. Desde este punto de vista, creo


que la determinación hecha por Heidegger del momen-
El supuesto sujeto

turaleza, el agua o el fuego por ejemplo. Anaxágoras


dice que es el nous el que es autor del orden del mundo.
'
to cartersiano como el momento de irrupción del sujeto Anaxágoras, que es un poco más joven que Parménides,
queda aún demasiado corta. Deja en la sombra algo de ese Parménides que en su poema dice, como ustedes sa-
esta suposición que está presente desde el comienzo. ben, que es la misma cosa noein, pensar, y noema, lo que
Yo diría que Occidente, o la filosofía, es eso que se es- es pensado. Hay entonces, evidentemente, una configu-
tablece en y como la suposición, o según la relación de ración histórica en la que la cuestión del nous, del pen-
suposición. samiento, juega un rol muy importante. Y es al interior
de eso, es en la matriz delnous que el sujeto comienza
8. De esta trayectoria de lé!!' filosofía solo voy a retener a prepararse. Dejo de lado cualquier otro examen de
ahora lo que compromete más directamente o más visi- la doctrina de Anaxágoras y no retengo más que esto,
blemente a la dimensión del sujeto tal como lo he toma- que es lo que nos interesa: el rwus de Anaxágoras no
do latamente en su primera definición, es decir, como es un elemento natural, no es tampoco, o en todo caso
sujeto de la representación y/o de la volición. Diciendo no exactamente ni tampoco en principio, un dios ni
esto me conformo, esta vez, con el gesto de Heidegger. tampoco un demiurgo. Aun cuando sea llamado dios
Este justamente designa, en el sujeto cartesiano, el suje- o divino por otros, no es como tal un dios. Es la capta-
to de la representación y ve en él al sujeto como tal, en ción a la vez ordenada y ordenadora de algo en general.
general o absolutamente. Pero ese sujeto de la presenta- En tanto tal, en tanto intelecto ordenador del mundo,
ción tiene él mismo una historia en la que primero no se tiene dos propiedades: en primer lugar, no está dado
presenta del todo como el sujeto de la representación. por una experiencia o por un testimonio, sino que está
Partamos, si así lo quieren, por Anaxágoras, o en todo supuesto. Ahí está la suposición. Ese gesto de suposi-
caso por Anaxágoras tal como Platón lo comprendió. ción no es propio de Anaxágoras, es el gesto de todos
los que llamamos físicos jónicos, quienes suponen un
De Anaxágoras el Sócrates de Platón admira la gran
principio del universo: el agua, el fuego, etc. Pero lo que
idea, la idea mayor (en el Fedón, 97 B), a saber, esa idea
está supuesto con Anaxágoras es, justamente, el orden
de que el nous (palabra de la que viene "noético", o las
del mundo. Lo que está supuesto no es una materia
palabras de Husserl, "noema", "noemático", etc., el
primera, es el ordenamiento de todas las cosas. Es el
intelecto o la inteligencia si quieren, es decir el pensa-
hecho de que el mundo mantenga, que sea consistente,
miento dirigido de tal o cual manera, o incluso la inten-
coherente, relativamente coherente, que no esté en lo
ción, la atención, la concepción) de que el nous, digo,
puramente ilimitado y mezclado. Anaxágoras dice: las
es el autor del orden del mundo. He ahí para Platón
cosas eran ilimitadas y estaban mezcladas, luego hay
el gran hallazgo de Anaxágoras. Anaxágoras se distin-
lo no-ilimitado y lo no-mezclado, pues las cosas son
gue así de aquellos que le atribuían al mundo, como
distintas, y eso supone un ordenamiento. Es entonces el
su causa o su principio, uno de los elementos de la na-

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¿Un sujeto? El supuesto sujeto

orden lo que se supone a sí mismo como ordenamien- que Sócrates recibe del dios de Delfos. Y noten al pasar
to. El orden como hecho está supuesto como acto. Se que hay allí todavía un dios, hay todavía la figura de un
supone como puesta en orden. El hecho supuesto a sí dios. Yo diría que ese dios es verdaderamente el último
mismo como acto comporta también la dimensión de dios. El último dios que lanza la primera palabra, si
una relación a sí. El orden se supone. Noten también quieren, de la subjetividad. Cuando se quiere distinguir
al pasar, si quieren mirar de reojo, que en quien puede bien al Sócrates histórico del Sócrates de Platón, se in-
aparecer como completamente opuesto a Anaxágoras, siste sobre al carácter ante todo moral, como se dice, del
del lado que diríamos materialista de Demócrito, tienen "conócete a ti mismo", a diferencia de lo que va a hacer
ustedes la misma cosa. Los átomos y la relación de los Platón con él. Pero lo que nos interesa por el momento
átomos en su caída es la suposición del ordenamiento, es el Sócrates de Platón, es decir justamente el Sócrates
de la puesta en orden, del orden del mundo. Este se supuesto por Platón. Todo ese juego de suposiciones
produce por la caída y el azar, pero es otra figura de la al que Platón se entrega con Sócrates y que hace que
puesta en orden. Y tal vez nos da también de inmediato, Sócrates sea también el primer sujeto del texto, del diá-
curiosamente, una doble figura del sujeto, ya sea el su- logo filosófico. Ahora bien, ese Sócrates supuesto por
jeto como uno solo, un ordenador, ya sea el sujeto como Platón, ese Sócrates alzado como figura de la filosofía,
muchos pequeños "uno", singuli, muchos pequeños es una figura de suposición. Por ejemplo, Sócrates es
átomos que hacen falta, si es que ese número puede ser bastante feo, pero en el interior tiene el alma más bella. Y
determinado. La suposición fundamental, o la razón para volver al oráculo de Delfos, Sócrates tiene una des-
por la que se podría fabricar la palabra "sujeción", es lo tacable, impresionante propiedad, que es la capacidad
que está en obra cuando el dato del mundo es tomado de aplicar su pensamiento a sí mismo (vean el Banquete
como ordenado y cuando, al mismo tiempo, porque 174 D). El Sócrates de Platón no es simplemente quien
está tomado como orden, el ordenamiento se le supo- portaría una sentencia moral, "conócete a ti mismo",
ne a lo ordenado. Pero el ordenamiento está supuesto sino que se distingue por ese saber-hacer, por aplicar su
como algo que es en última instancia, tal vez, de la mis- 1wus a sí mismo. Es decir que lo que dios le ordena está
ma naturaleza que lo ordenado. Una vez más el orden ya preparado, presupuesto en él, como su naturaleza.
está presupuesto. Cuando se trata de un dios, que crea El nous entonces aplicado a él mismo, volteado hacia sí
o fabrica el mundo, el ordenador tiene otra esencia, ~tra mismo, sometiéndose él mismo a él mismo. Helo ahí a
naturaleza. Aquí, por el contrario, podría bien ser de la Sócrates, he ahí el ejemplo, he ahí el paradigma. Para
misma. Platón, eso entrega el principio de un "conocerse a sí
mismo" no ya moral sino teórico, del que tomo ahora
9. Segundo momento, Sócrates y Platón. Sócrates es otra determinación en el texto de Platón: conocerse a sí
sin duda, y no por azar, quien trae la primera palabra mismo supondría la posesión de un saber que se sepa
explícita, si puede decirse, de la subjetividad: es el fa- a sí mismo, episteme epistemes, la ciencia de la ciencia.
moso "conócete a ti mismo", el famoso gnoti seauton,

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¿Un sujeto? El supuesto sujtto

Una ciencia de la ciencia la encontrarán en el Cármides, mente: la suposición última es siempre supuesta comu
en 169 OC. Una ciencia de la ciencia es una suposición fuera de alcance. O incluso está supuesta en dos sentl·
que se hace en ese momento (Platón emplea el verbo dos: puesta debajo, en el principio, y supuesta, pero no
sunclwrein, admitir, hacer una hipótesis). Se hace la hi- planteada. Esta negatividad inherente a la suposición
pótesis de una ciencia de la ciencia. Un saber que se forma en buena medida lo que está en juego en el "su-
sabe, una episteme epistemes, sería la suposición de un jeto". Luego ahora el saber en tanto que "saberse" es
"conocerse", él mismo presupuesto para poder ser sa- una relación consigo, y la relación consigo es un saber
bio. El "conocerse" exige la mediación de una ciencia de sí. Ese es, si ustedes quieren, el segundo estado de la
que sea ella misma su propia ciencia, de una ciencia que matriz suposicional.
se suponga a ella misma e, inversamente, una relación
con sí mismo sería la presuposición de un saber ver- 10. Tercer momento, Plotino. Plotino hace avanzar las
dadero. De esto encontramos el fruto en Descartes: el cosas un poco diciendo, en la tercera Enéada, libro 9, lo
saber verdadero es un saber que se sabe, incluso es allí siguiente: "Cuando nos pensamos a nosotros mismos,
donde está el saber verdadero. Ciertamente, y en la es- es claro que vemos una naturaleza pensante (... ) este
tela de Cármides, esa ciencia de la ciencia no puede ser pensamiento nuestro presupone otro Pensamiento, que
encontrada. Al contrario, se concluye que no se la pue- está como en quietud"•. Acá tenemos un giro más: nos
de encontrar y que todo lo que se sabe es que no se sabe. pensamos a nosotros mismos y nos encontramos en
Ustedes saben, la gran fórmula socrática, el resultado nosotros como naturaleza pensante, y esta presupone
del "conócete a ti mismo" en el orden teórico es "solo un pensamiento anterior, que no implica movimiento,
sé que nada sé". Pero esa negatividad no anula la im- mientras que nuestro pensamiento está siempre en
portancia de la suposición. Como también saben, muy a movimiento hacia algo. Hay que introducir aquí una
menudo en Platón la conclusión aporética de un diálo- suposición bajo la suposición precedente. ¿Por qué hace
go es un procedimiento para hacer entender lo que pasa falta tal suposición? Porque para Plotino en general
con la verdadera solución, y en primer lugar esto: que todo lo que está en movimiento presupone algo que no
la verdadera solución no puede ser encontrada por las esté en movimiento, que no esté en desplazamiento. Es
vías de la dialéctica y del diálogo. Y en efecto, de lo que decir, también, que no esté en potencia, sino que sea
se trata aquí, y que en otra parte llama noesis noeseos, pura y simplemente, absolutamente presente y en acto.
la inteligencia de la inteligencia o el pensamiento del Para que haya algo en movimiento, entonces, hay que
pensamiento, está más allá de la dialéctica. suponer algo en acto. Se tiene aquí entonces, y de hecho
en una especie de desenlace conjunto de Platón y de
Debemos volver a ver esto: cómo el término último
Aristóteles, la idea de que el pensamiento del pensa-
de la presencia a sí, es decir también la suposición pri-
mera o última de toda suposición, se presenta siempre
al final o más allá de las dialécticas. Para decirlo brutal- * Plotino, E11éadas III-IV (Madrid: Gredos, 1985; Traducción de Jesús
Igal), 271. [N. del T.]

30 31
1,

El supuesto sujeto
¿Un sujeto?

miento, la suposición por excelencia, es el acto puro de que el Cristo es una sola naturaleza en dos hipóstasis.
un rzous, o el nous como acto puro. Es decir, por primera Ahora bien, hipóstasis no es más que otra palabra para
vez el nous es definido como pura relación consigo mis- hypokeimenon (puesto debajo, supuesto, palabra muy
mo sin movimiento fuera de sí. Y en efecto, dice Plotino, importante en Aristóteles), que en latín se traduce por
el pensamiento que tenemos de nosotros mismos nos subjectum. Hay allí toda una familia, "sustancia", "su-
entrega la imagen de lo que es el nous, pero solo una jeto", "hipóstasis", "hypokeimenon", de la que podría
imagen. decirse que es toda la familia del suppositum. El dogma
central del cristianismo es entonces el dogma de uno en
En Plotino hay todavía un grado más de suposición. dos sujetos, o dos sujetos en un sujeto (en una persona).
El nous, como presencia a sí del pensamiento, presupo- Y la suposición se llama aquí misterio.
ne aún al uno. En el uno, dice Plotino, no hay nada más
que el uno, y el uno debe ser presupuesto. En el uno Pero volvamos a Agustín. Con él, el "ser supuesto
hay el uno, es decir que no hay allí ni siquiera la lige- a sí mismo" y el estar presente a sí como saber de sí,
ra, la ínfima distinción implicada en "pensamiento del devienen el asunto específico de una instancia propia,
pensamiento", en noesis noeseos. Es por esto que según que va a ser justamente la instancia de lo propio y que
Plotino se accede al uno a través de lo que es llamado de este modo va a ser, desde ya, el lugar mismo del su-
éxtasis, y que no es ya conocimiento. Tenemos así un jeto en un sentido pre-moderno: se trata del alma. (Más
doble carácter de la suposición: por una parte, hace fal- tarde, Leibniz dirá "el sujeto o el Alma"). En tanto que
ta una división consigo mismo para plantearse bajo sí distinta del cuerpo, el alma se distingue precisamente
mismo, detrás de sí mismo, noesis noeseos, fundamento por la presencia a sí, incluso por la inmanencia a sí, la
para sí mismo. Y por otra parte, y al mismo tiempo, es presencia sin distancia y sin movimiento. El alma se
11
así que la unidad de un sí mismo sin división puede distingue por la interioridad o, más bien, en los térmi-
ser planteada en el fondo o en el principio. Se tiene en- nos de San Agustín, por la intimidad, intimidad que
tonces a la vez división y unidad. Todas las figuras del es también intimidad con Dios, o intimidad divina en
"sujeto" heredarán esa estructura doble. mí, lo que es lo mismo. Así, el alma no se distingue del
cuerpo por motivos en primera instancia morales. En
11. Cuarto momento: Agustín. Agustín es realmente primera instancia el alma se distingue del cuerpo por
el giro de la antigüedad en cuanto a la subjetividad. un motivo ontológico, ella es el lugar de la verdadera
No solo él, evidentemente, pues se trata de hecho de presencia (De trinitnte, libro 10, capítulo 9). Una presen-
la totalidad del cristianismo y haría falta detenerse cia verdadera, interior, no simulada: el alma es el nom-
largamente allí. Les señalo, porque tal vez volveré a bre de la verdadera presencia, es decir de la presencia
hablar un poco de ello, que el dogma central del cristia- a sí, sibi praesens, presencia a ella misma. Presencia
nismo, a saber el dogma de la encarnación, se enuncia que de alguna manera toca su propia suposición, que
teológicamente, teológico-filosóficamente, diciendo es indiscernible de ella. Desde ese momento (lo que

32 33
!11

El supuesto 5Ujtto
¿Un sujeto?

un tú le es dirigido bajo el régimen del"tú mlamu", 1;Mtl,


nos arrastra cada vez más rápido hacia la subjetividad
entonces, deviene también el que se dirige a sf mlamu,
moderna) comienza una relación de sí mismo consigo
que se llama o que se interpela. O bien es así que devlr-
mismo que constituye esa presencia a sí. En efecto, bas-
ne ego, es así que un cierto "uno", un supuesto "uno",
ta con que se le diga al alma "conócete a ti misma", cog-
deviene ego. Y esa interpelación indica entonces un "en-
nosce te ipsam -es decir que se renueva con el alma el
tre", un entre tú y yo, que en San Agustín sucede entre
mandamiento socrático, dice San Agustín (siempre en
Dios y yo: es Dios quien me dice "conócete a ti mismo".
el mismo pasaje del tratado de la Trinidad)-, para que
Y es entre Dios y yo que se abre todo el espacio de las
con la simple enunciación te ipsam, "ti misma", el alma
Confesiones, es decir lo que nos entrega también el pri-
se conozca a ella misma, cognoscit se ipsam. Es decir que
mer modelo de ese desahog'fl, para decirlo con un térmi-
le basta ser designada en su identidad para conocerse:
no romántico, del sujeto, abr1endo así una serie que pa-
lo que quiere decir también que fuera de eso no hay
sará por Montaigne, Descartes, Rousseau o Proust. Pero
nada que conocer, que el se ipsam, el sí mismo, o si quie-
ese espacio entre Dios y yo es también el espaciamiento
ren el conocer que yo soy mí mismo, es la misma cosa
entre deus intimior intimo meo, dios más íntimo a mí que
que conocerme a mí mismo. Yo soy mí mismo, en algún
yo mismo, y mí mismo. Al mismo tiempo que remite al
sentido me agoto en esa propiedad de ser mí mismo. Es
otro remite al mismo en su suposición más supuesta,
eso lo que soy, fundamentalmente. Esa propiedad de
si puede decirse, más íntima. La suposición última es
ser mí mismo es la propiedad más propia, la propiedad
de todas las propiedades. esa intimidad, más íntima a mí que yo mismo que es la
intimidad de Dios en mí. La suposición del otro, bajo la
Aquí sale a la luz algo que tendrá una gran impor- posición del mismo, sosteniendo la posición del mismo,
tancia para todo lo que sigue, aquí surge la puntuali- es la condición y quizás la condición decisiva del sujeto.
dad del sujeto. La puntualidad siempre ha estado allí, Es decir, también, tanto el otro supuesto como mismo,
latente, pero aquí es verdaderamente evidente y está corno el mismo supuesto corno otro.
indicada, más precisamente, como una puntualidad
enunciadora y receptora al mismo tiempo. Es el asunto 12. Quinto momento: Descartes, evidentemente. En
de esa llamada, de ese dictamen: cognosce te ipsam: ella cierto sentido, todos los elementos del ego sum están
no solamente comprende, dice San Agustín, sino que ya dados. Y lo que se agrega, con Descartes, son de al-
comprende de inmediato, eo icto, en ese golpe, por ese guna manera tres determinaciones que van a producir
golpe, de un solo golpe. lctus es el golpe, el choque, y el "yo" completo del sujeto. Esas tres determinaciones
es también el latido de la medida, o de las gallinas. La son: la necesidad, la temporalidad y la sustancialidad.
suposición deviene la suposición de una enunciación Esas tres determinaciones, que eran latentes, virtuales,
o de un dirigirse del sujeto al sujeto, en un golpe, un salen ahora a la luz. Primeramente la necesidad. La su-
latido de interpelación. Hay una dirección, una palabra posición del sujeto en Descartes se vuelve estrictamen-
dirigida, el ego se conoce como ego en la medida en que te necesaria, como bien saben, a través de la duda. La

35
34
¿Un sujeto? El supuesto sujeto

duda permite no solo llevar a la pureza absoluta a ese todo el tiempo que pienso. Así, no todo pensamiento
yo que piensa dudando, y que piensa "que puesto que es el pensamiento ego sum, pero todo pensamiento su-
dudo, hace falta que sea algo". Eso no solamente lleva a pone como fondo el ser de ego. Y todo ego supone como
ese "yo" a su claridad absoluta, sino que lo lleva nece- fondo un "pensarse", pensar es pensarse. Pensarse no
sariamente. Lo único que puede hacerse es llegar hasta es una determinación suplementaria que se agrega, es
allá. Esta suposición no es una suposición en el sentido por el contrario una determinación de suposición nece-
de una hipótesis, o bien es una hipótesis coactiva, es la saria. Por otra parte, esa presencia a sí se hace presente,
hipótesis contra la que no se puede hacer nada y que presente temporal, presente del instante. Ictus de una
sin embargo no está probada, no está demostrada. El presencia del ser que aparece y desaparece a cada mo-
ergo que se encuentra en el texto del Discurso, Lacan lo mento. (Volveremos a encontrar las consecuencias de
vio bien, es casi un lapsus de Descartes. Ego su m no está esto en Kant, es por eso que lo apunto). Porque lo que
demostrado, es una inferencia necesaria pero sin prue- en Descartes se mantiene todavía inmóvil en la presen-
ba. La prueba es la evidencia. Y la necesidad es lo que tación de un presente, de ese presente de la enunciación
ha llevado a esa evidencia absoluta. Pero entonces en ego sum, en Kant será llevado al pasaje permanente del
el extremo de esa necesidad, el sujeto, que les recuerdo tiempo, e incluso como ese pasaje.
que no se llama todavía sujeto, se llama ego, el sujeto
En fin, en tercer lugar, la sustancialidad. Lo que está
deviene entonces la suposición del ser mismo, del único
supuesto en el ego sum es el ser mismo, el fundamen-
ser, en todo caso, sobre el que fundarse. Aquello de lo
to del ser o el ser-ego como el mínimo absolutamente
que hemos determinado la necesaria estructura de su-
necesario de ser. Pero entonces ego qui sum se supone
posición no es una instancia entre otras, es el ser mismo
a sí mismo como algo. Ahora bien, en el instante de su
el que está supuesto y que se supone como el "yo soy",
ego sum, yo existo. enunciación él es nada. El ego su m, en cierto sentido, no
es más que su flatus vocis (Lacan, que yo sepa sin temati-
Segundo elemento, la temporalidad. Ego sum es zarlo, lo vio muy bien). Y no toma consistencia más que
verdadero, dice Descartes, tantas veces como lo pro- atribuyéndose inmediatamente la consistencia de una
nuncie o lo conciba en mi espíritu. Tantas veces como cosa, hace de su existo una cosa, es decir también, para
lo pronuncie: lo que en San Agustín estaba dirigido, Descartes, sustancia, la cosa pensante. Una sustancia
cognosce te ipsum, se vuelve simple declaración en pri- cuya esencia toda o cuya naturaleza es solo pensar.
mera persona: ego sum. Tantas veces o, incluso, en la
A propósito había dejado de lado hasta ahora el
segunda Meditación: "mientras piense ( ... ) si dejo de
motivo de la "sustancia". Hasta aquí habíamos tenido
pensar, dejaría al mismo tiempo de ser o de existir". Ego
el motivo de la suposición como relación a sí, noesis
sum, entonces, es verdadero cuando lo pienso o cuando
noeseos. No habíamos encontrado todavía, o apenas,
lo digo, es decir en el momento en que lo pienso ese
lo que nos entrega por primera vez una palabra de la
enunciado es adecuado a la realidad. Ego sum es real
familia del subordinado, de la suposición y del sujeto,

36
37
¿Un sujeto? El supuesto sujeto

la palabra sustancia"". La palabra "sujeto" no existe en esencia y a veces también como sustancia. Es decir, lo
Descartes en el sentido que conocemos, y es totalmen- que no está relacionado con un lzypokeimenon, sino que il!
te falso, históricamente, decir "el sujeto cartesiano". es por sí mismo hypokeinzenon, eso bajo lo cual ya no
Encontramos, por el contrario, la palabra "sustancia". hay nada. En la escolástica, ltypokeimenon se traducirá
La cogitatio es el atributo de la sustancia, que es para como subjectum y ousía como substantia. Pero lo que más
Descartes la mens, el espíritu. ¿Qué es una sustancia? nos debe interesar es que en Aristóteles hypokeimeuon,
Descartes mismo lo dice, retomando definiciones que lo-que-está-puesto-por-debajo, es el alguien: es ekaston,
vienen de la escolástica: "toda cosa en la que reside in- un "cada uno". O bien, en latín escolástico, el singuiare
mediatamente o por la cual existe algo que concebimos, suppositum, el singular supuesto, supuesto a todas sus
es decir, alguna propiedad, cualidad o atributo, del que propiedades o cualidades. Para Aristóteles, un hombre,
;.,,,
tenemos en nosotros una idea real, se llama sustancia" cada hombre, ekastos, un hombre o un caballo singular,
(II• Respuesta, Definiciones). La sustancia es lo que está individual, he ahí "lo que está bajo las propiedades", lo
¡
supuesto por y para algo, su sustrato, su relación. propio mismo. 1

. i

(Diría al pasar que cuando Lacan escribe "el sujeto Así, la sustancia introduce otra consideración de la 1

cartesiano es el presupuesto del inconsciente" -en los suposición, pues es más la de una posición relacionada
Escritos 2, página 798-, no retiene en ese momento más con la del gesto, pero también porque remite más bien
que el aspecto de enunciación del ego su m, olvida la sus- a lo empírico, a lo sensible, a lo concreto, a uno de los
tancia o la sustancialidad que en seguida le es supuesta que llamamos individuos. La sustancia hace señales en
al ego. Y es sin duda lo que queda por interrogar en el dirección a la experiencia, esa sería la experiencia como
sujeto lacaniano: ¿sustancia o enunciación? Es decir, supuesto, mientras que el gesto, apuntando en direc-
dos modos diferentes de la suposición.) ción contraria, la de pensarse, haría señas, digamos,
Hay que decir una palabra sobre la historia de la hacia una trascendencia. Pero les recalco que lo que es
sustancia. Esta viene de Aristóteles. La sustancia, cuyo común a esos dos órdenes de la suposición es que, a
nombre latino quiere decir "puesto-debajo", es la tra- fin de cuentas, ambos le conciernen al "uno". Podría
ducción del griego lzypokeimenon. Hasta aquí, la suposi- decirse: por un lado el gran Uno, la trascendencia del
ción la hemos enfrentado más bien como un gesto, ¿no Uno o como Uno y del otro lado el pequeño uno, la 11111
'

es así?, el gesto de suponer, de suponerse él mismo de- multiplicidad de individuos. Pero fuera de eso, que es
viniendo gesto de dirigirse a sí mismo. Pero del lado de tal vez ya mucho, siempre se trata del uno.
la sustancia la suposición es una posición, es la posición
13. Ese segundo aspecto de la suposición, la suposición
de lo que en Aristóteles se llama ousia, traducido como
sustancial, conduce a tres observaciones.
Primero, y para permanecer cerca de Descartes, evi-
* Recuerde el lector que en francés las tres palabras tienen la misma
raíz. Ver nota página 14. [N. del T.] dentemente la sustancia pensante no es conocida por sí

38 39
¿ U11 sujeto? El supuesto sujeto

misma. Para toda la tradición aristotélica, la sustancia o un solo golpe, y al mismo tiempo de un golpe que es
el ser singular no es cognoscible por sí mismo, sino solo también, como decía recién, un corte temporal, un pre-
a través de sus cualidades, a través de sus accidentes: sente temporal.
ese ser singular tiene el cabello negros, anteojos, habla Segunda observación: alejándose de Descartes, yen- 11,
francés, etc. Pero no se lo puede conocer por sí mismo. do más bien hacia lo que sigue, se tienen dos esquemas
Esto sigue siendo cierto para Descartes, que en efecto de la suposición que se superponen y comienzan tal vez
dice que a la res cogitans, o a la mens, la sustancia pen- a mezclarse. Hay un esquema de cada uno, del ekastos
sante, no la puedo conocer por sí misma. La conozco o del tis, dado en acto a la experiencia. Yo diría la su-
por su atributo que es la cogitatio. Sin embargo, el pen- posición como posición de un don actual. En acto nos
samiento como atributo de la mens no se distingue de es dada una existencia, en una especie de antecedente
la sustancia más que por una distinción de razón, dice absoluto, que impide toda otra presuposición. La sus-
también Descartes (Los principios de la filosofía, parte I, tancia está allí, al igual que para Aristóteles, en efecto,
sección 62), es decir que no hay más que una distinción la percepción está allí, dada, donante, la percepción del
formal, lógica, pero en realidad no hay distinción. El mundo y de las cosas que son en el mundo, las sus-
atributo "pensamiento" no es realmente distinto a la tancias. No hay más génesis que suponer, si quieren.
sustancia pensante. La propiedad a través de la cual El otro esquema de la suposición es el de un gesto, es
conozco la cosa pensante, a saber el pensamiento, la un esquema de génesis o de producción de engendra-
cogitatio, equivale a la cosa misma. Es entonces como miento o de creación. La suposición es una operación
si conociera el soporte mismo de la propiedad. En con- que hay que producir y que se produce a sí misma.
secuencia, se puede decir que con Descartes se trata de Tenemos al sujeto como dado o al sujeto como operado.
una apropiación de la sustancia por sí misma, o que el Lo supuesto dado, casi retirándose a sí mismo la posi-
sujeto verdaderamente pone su suposición o se pone bilidad del"sup". O bien el sujeto como el"suponerse
suponiéndose. Esta apropiación por sí misma de la sus- a sí mismo", el gesto que se apropia de su propia supo-
tancia es totalmente ajena al espíritu de Aristóteles. Con sición o fundación.
Descartes la psyche, en todo caso la psyche del hombre,
deviene la mens misma como energeia, es decir, como Tercera observación: ellzypokeimai, el"ser en la base
ser en acto. La dimensión augustiniana o plotino- de", en el fundamento, es también lo que nos obliga
agustiniana del acto es retomada aquí como sustancia. ahora a recuperar, si oso decirlo así, ese otro sentido
Para Aristóteles, ciertamente, la sustancia es acto pero, de "sujeto" que es más propiamente el sentido del sub-
en tanto que acto, no se conoce como sustancia. Con jectum latín, y que trabaja en el latín tardío, luego en el 11 ,¡

Descartes se tiene, si ustedes quieren, al ser que se su- francés, al punto que en la época de Descartes es sobre
pone necesariamente a sí mismo y que se obtiene y se todo conocido en ese otro sentido, a saber, el sentido
conoce a sí mismo en acto en esa auto-suposición. De de la sujeción. Hypokeimai es también "estar doblega-
do por", sometido a una autoridad. Subjectum tiene

40 41
¿Un sujeto? El supuesto sujeto l
primero ese sentido en latín, de allí la palabra sujeción siado tiempo. Así también con la constitución del sujctu
en francés, luego el "súbdito" de un príncipe, en ale- del empirismo, del sujeto de las facultades. Esas etapa11
mán Utertan, el que está sometido. Es de los alemanes serían necesarias para hacer un recorrido completo,
(Leibniz, Kant, Hegel) que vendrá el sentido más pro- pero hace falta abreviar.)
piamente moderno del Subjekt, que repercutirá en el su-
jeto político. Ustedes me preguntarán qué hace aquí ese 14. Sexto momento: Kant. Con él puede decirse que se
sujeto de sujeción, de la dependencia. Probablemente tiene el despliegue y la instalación del sujeto moderno
no hace nada, revela otra historia. Pero esas historias se de la filosofía en sus características más importantes. Se
cruzarán y es inútil solamente lanzar una indicación, la dice siempre que la revolución, la llamada revolución
indicación de que ese sujeto de la sujeción es un sujeto copemicana de Kant, ha consistido en hacer girar en tor-
que no está debajo en el sentido de un soporte o de un no al sujeto lo que antes giraba en tomo al objeto. Es de
fundamento, sino que es un sujeto que está rebajado, hecho lo que el mismo Kant dice. Pero al mismo tiempo
que es arrojado abajo. Es eso lo que viene del latín sub- hay que subrayar que a ese sujeto no se llega más que a
jectum, arrojado abajo. partir del objeto. Es decir, a partir de eso que Kant lla-
ma la experiencia posible. Es de la experiencia posible,
Un ser-arrojado del sujeto no lo encontraremos en la del mundo, la que hace del mundo la razón finita que
la filosofía antes de Heidegger, quien habrá querido es la nuestra, que se remonta uno a las condiciones de
pensar en el lugar del sujeto cartesiano algo así como posibilidades a priori de esa experiencia posible. Así, el
un ser arrojado. Pero quisiera señalar eso para indicar sujeto está aquí más estructurado que nunca por la su-
inmediatamente que por una simple proximidad de posición: ¿qué hay que suponer como condiciones para
términos ese ser rebajado, ser arrojado, bordea muy que esa experiencia que tenemos sea posible? Esa es la
curiosamente al ser supuesto, en el sentido en el que pregunta que Kant llama trascendental. Pero así como
la suposición es una elevación en dignidad, pues se esa experiencia que no es posible más que al interior
llega cada vez más al fundamento. Tal vez ese bordeo de ciertos límites, los de la sensibilidad, los del enten-
produce sordamente efectos en el destino político de la dimiento y los de la heterogeneidad entre los dos, así
palabra sujeto. Es esa misma palabra la que dará, no mismo el sujeto va a estar en sí mismo dividido. De esta
mucho después de Rousseau y gracias a él, el sujeto del manera, con Kant es el uno el que de pronto escapa. Su
derecho y del contrato como un sujeto activo, libre, res- suposición se mantiene, pero como suposición vacía (la
ponsable, totalmente opuesto al súbdito de su majestad. de Dios o de un alma racional, si ustedes quieren). El
(Voy a tener que ir cada vez más rápido, pero tam- sujeto transcendental está él mismo, de entrada, divi-
bién para decir cosas que sin duda son cada vez más co- dido en facultades. Es el sujeto de la facultad de cono-
nocidas. Haría falta pasar por Leibniz, y por la mónada cimiento o el sujeto de la facultad de desear, o el sujeto
leibniziana, pero no lo hago, pues como probablemente de la facultad de placer o de displacer. El primer sujeto
ustedes conocen menos esas cosas, nos tomarían dema- supuesto por la naturaleza, el segundo supuesto por la

42 43
¿Un sujeto?

moralidad, el tercero por el arte y por el pensamiento


de la finalidad en general. Esos sujetos se llaman res-
El supuesto sujetc1

Y no lo puedo hacer tampoco en las otra11 lmthuwl"lll


de la subjetividad. En efecto, el sujeto de la moralldnd,
'
pectivamente el entendimiento, la razón, la facultad de el sujeto de la razón práctica, no es otra cosa que el1na
juzgar. Por otra parte está el sujeto empírico, es decir, jeto en tanto que libertad. Y así como al sujeto teórlcu,
el sujeto tal como se lo encuentra en la experiencia, el al sujeto en tanto que libertad tampoco se lo puede
cada-uno fenomenal, que es un objeto, como todo fe- conocer. Muy pronto ese sujeto se encuentra en una
nómeno. Pero desde ese sujeto empírico no se remon- posición de sometido, como al que se le ha dirigido el
tará jamás hacia una sustancia una, trascendente, que famoso imperativo categórico. La libertad se dirige a sí
sería la sustancia del sujeto. La suposición, entonces, ha misma no como un "conócete" sino como un actúa". 11

cambiado completamente en el gesto trascendental de En el" actúa" el sujeto es el sujeto de una sumisión que
las condiciones a priori de la posibilidad. Pero a un yo es sumisión a la suposición absoluta e inaccesible de su
sustancial no lo podemos conocer, es un ser de razón o libertad.
de ficción. No hay, como dice Kant, psicología racional.
Esto quiere decir: la razón no es un alma, menos aún un Finalmente, el sujeto del placer y de la finalidad.
espíritu divino. La sustancialidad está perdida de dos Sería justamente allí, podría decirse, donde Kant busca
maneras: está perdida en una funcionalidad de las fa- la unidad de todo el sujeto, que estaría en el libre acuer-
cultades y está perdida en una psicología que tal vez no do de las facultades. Pero precisamente ese acuerdo
es más que empírica, o en una antropología. Se produce es para Kant solamente subjetivo. He aquí, tal vez por
así una antropologización, si es que puedo decirlo así, primera vez, la palabra subjetivo en su valor moderno
11

que abre todos los usos banales modernos de la pala- de solamente subjetivo". La unidad de un sujeto en
bra sujeto, donde se mezclan valores de individuo, de el placer no puede ser más que postulada. O incluso
agente, de responsable y de existente simplemente allí, está en el límite, se pierde dándose (eso es para Kant
errático, todo eso a la vez. Bajo el efecto de este estallido lo sublime). Y al mismo tiempo es muy destacable que
del sujeto la suposición aparece más pura, más desnu- con esa subjetividad se introduzca también una plura-
da, más nítida que nunca, y al mismo tiempo deviene lidad de sujetos. El acuerdo del libre juego de las facul-
suposición enteramente formal. "Bajo" las facultades, tades debería ser, idénticamente y al mismo tiempo, el
así como "bajo" el yo empírico, solo hay "yo" trascen- acuerdo de todos los sujetos dados en la experiencia, su
dental como una pura forma lógica. Hay que suponer acuerdo en una comunidad que, al no poder realizarse
para que "mis representaciones sean mías", pero "ni ella misma como sujeto común sustancial, es al menos
siquiera nos preocupamos de su realidad" dice Kant*. para Kant la comunidad de la discusión. Discutiendo
Pero no puedo acceder a la sustancialidad de esa forma sobre lo bello y los fines se postula, aun cuando sea
vacía, de ese punto. hasta el infinito, el ideal de una humanidad racional, el
acuerdo de los sujetos empíricos y al mismo tiempo la
* Kant, Crítica de la razón pura, op. cit., §16. [N. del. T.] realización final del sujeto. La suposición se hace pro-

44
45
¿Un sujeto? El supuesto sujrto

yectos o proyección, se hace acción o sueño (no exami- no es sustancia sino sujeto. Lo que quiere dll'dr '1"' .,.
no aquí este punto). movimiento de ponerse a sí mismo. Pero ponerht • •1
mismo quiere decir, desde ahora, ponerse a travt'a d~t
La suposición alcanza aquí, entonces, su máximo,
ese vacío de la sustancialidad que ha sido abierto por
en dos sentidos: por una parte, el lugar del sujeto está
Kant. Ese vacío de sustancialidad corresponde al mun-
completamente ocupado por lo trascendental, es decir
do de la experiencia. El sujeto es lo que es al devenir
por la determinación de lo que la experiencia supone
lo que es, atravesando lo que no es él mismo. El sujeto
como sus condiciones, pero sin un acceso a la sustancia
en la experiencia deviene otro que sí mismo y es así
del sujeto. Por otra parte, la suposición de la libertad se
que deviene absolutamente sí mismo. Es la experiencia
hace mandato, acción y práctica de la comunidad de su-
de sí mismo como otro y del otro como sí mismo. Hay
jetos empíricos que se regla según la idea de un sujeto
un gran modelo allí detrás, una suposición de todo el
final, postulado ahora fuera de alcance. De esta forma,
hegelianismo, justamente el modelo erístico. El Cristo
de todas las maneras, el acto o la actualidad de la sus-
deviene lo que es al atravesar la muerte, es decir, la ne-
tancia está fuera de alcance. El cada-uno de Aristóteles
gatividad de la condición finita. El sujeto hegeliano es
ya no tiene su consistencia de dado-en-acto, o bien, su
fundamentalmente el sujeto que se apropia de sí mis-
donación empírica permanece a distancia infinita de su
mo a través del movimiento de incorporar su propia
asunción en sujeto-de-sí. Es esta distancia la que Hegel
negatividad.
intenta reabsorber.
El primer momento de esta negatividad es el len-
15. Séptimo y último momento entonces: Hegel, como guaje. El lenguaje, dice el comienzo de la Fenomenología
es debido. Con Hegel, no se preocupen, iremos rápido, del espíritu, es lo que en primer lugar niega la presencia
para concluir, pues todos los elementos están dados. sensible. Digo "ahora es el día", luego lo vuelvo a decir
Allí donde el sujeto kantiano ha estallado entre la mul- a medianoche y ya no es verdad, el día ya no está allí,
tiplicidad empírica de la existencia y la determinación pero la verdad, como dice Hegel, la verdad no pierde
transcendental misma dividida en facultades, Hegel nada de lo que debe ser conservado. Esa verdad conser-
restituye la sustancia. La restituye produciendo su úl- vada en la ausencia de la cosa es la verdad del sujeto. Y
tima forma, su forma acabada. Hace de la sustancia un al final del movimiento que comienza con esta negativi-
movimiento, o un proceso, el proceso de relacionarse- dad del lenguaje está el sujeto, que atravesando toda la
consigo mediante el cual el sujeto deviene lo que es. El negatividad, la de la historia, la de todas las formas de
sujeto se produce pasando por su propia negatividad. la experiencia, deviene sí mismo, el sí mismo, ponién-
Hegel hace la síntesis de las suposiciones, del gesto dose absolutamente en el fondo de su propia operación.
operatorio de suponerse y del gesto posicional de la Ese fondo aparece entonces como una cumbre, un tro-
sustancia. Esta síntesis es el sujeto en sentido hegelia- no, como lo dicen las últimas frases de la Fenomenología
no. Por eso el gran enunciado de Hegel: lo verdadero

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¿Un sujeto? El supuesto sujeto

del espíritu: "la certeza de su trono""". La suposición se pone. Su unidad, su ser-uno, es entonces absoluta a la
revela corno superposición. Pero, al mismo tiempo, el vez que está absolutamente hundida en su suposición.
fondo y el trono que de esa forma han sido ganados, 16. Así, esa gigantesca máquina de la suposición,
solo han sido ganados mediante, y como, la travesía de que va de Anaxágoras a Hegel, revela la lógica abso-
la negatividad. Esta travesía Hegel la señala con otra luta de la suposición. Pues o bien la suposición sería
palabra, que designa el otro lado de la cristología: el un encadenamiento infinito que exigiría siempre otra
calvario. La certeza de su trono y el calvario. El trono suposición, o bien hay un tope, que sería el"uno", cuyo
guarda en sí al calvario y de esta manera el calvario es estatus está, precisamente, siempre cuidadosamente
el trono. Así se alcanza "la concentración en sí misma ocultado. Hoy concluyo entonces ahí: en su sentido
de la sustancia en tanto que saber de sí"**. El saber de acabado, el sujeto es la suposición pura, en tanto que
sí, completamente concentrado en sí mismo, ha deve- la suposición pura se abre sobre su propia negatividad
nido presencia a sí absoluta, sin resto. Pero al mismo de suposición. Y al mismo tiempo, ese sentido acabado
tiempo, esta presencia a sí no es más que presencia a del sujeto se corresponde, por cierto, al estallido de sen-
lo negativo que forma su recurso, su resorte esencial, tidos del sujeto en tantos sujetos como facultades hay o
a lo negativo de la sustancia que es su sustancia mis- en tantos sujetos como instancia de existencia hay en el
ma. El sujeto edifica su trono sobre el calvario de su mundo de la experiencia.
sustancia, y entonces se debe producir una presencia
pura, tan vertiginosa e infinitamente supuesta a sí, que
es indefinidamente tanto presencia a sí completamente
acabada, plena y sin resto, como pérdida absoluta y
continuamente renovada de sí misma. En su sentido
acabado, en su sentido pleno, completo, pero también
históricamente acabado, cerrado, concluido con Hegel,
el sujeto es la suposición pura. Se pone en la medida
exacta en que se su-pone él mismo, y esta suposición es
su propia negación. Así, la suposición es el movimiento
de incorporar esa negatividad como suya, como propia,
El sujeto solo se pone en la medida misma en que se de-

~ G.W.F. Hegel, Fenomenología del espíritu (Valencia: Pre-Textos,


2006; Edición y traducción de Manuel Jiménez Redondo), 914.
[N. del T.]
n ibíd., 913. [N. del T.]

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