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Módulo II / Unidad 1
MÓDULO II / UNIDAD 1 2
1. INTRODUCCIÓN 3
2. LA GESTIÓN DEL AULA 4
2.1 La gestión del tiempo y del espacio 4
2.1.1 La gestión del tiempo 4
2.1.2 La gestión del espacio 8
2.1.3 Revisión histórica de los modelos prototípicos de aula 11
2.1.4 El aula comunicativa y la organización del espacio 12
2.1.5 Análisis de la proxémica en una clase de ELE 15
2.1.6 Ejemplo de hoja de control para la observación analítica de una clase de ELE 17
3. BIBLIOGRAFÍA 20
1. INTRODUCCIÓN
Cuando hablamos del aula, nos referimos comúnmente al salón de clase que tiene una
serie de elementos arquitectónicos, de recursos y de medios, no siempre tecnológicos,
dispuestos de tal manera que posibilitan la instrucción de una materia de la forma más cómoda
y efectiva posibles. Estos elementos son, sin duda alguna, factores condicionantes para un
buen desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que la falta de los medios
necesarios, de los materiales adecuados y/o una disposición del mobiliario poco propicia para
la interacción entre los alumnos —y de estos con el profesor— pueden interferir negativamente
en la consecución de los objetivos pedagógicos de los docentes.
Medio siglo después, con la llegada de los enfoques humanistas que giraban en torno a
la figura del alumno como eje central del proceso de enseñanza-aprendizaje, surgieron métodos
de enseñanza que cuidaban hasta el más mínimo detalle del espacio en el que tenían lugar las
clases. Así, la irrupción de la sugestopedia supuso una auténtica innovación ya que estimulaba
el aprendizaje mediante la creación de un entorno “…en el cual el mobiliario, la decoración, la
iluminación y el uso de música como elemento organizador y mediador del proceso, contribuyen
a crear el clima de sugestión necesario para el aprendizaje”2.
Hoy en día, el aula de idiomas, entendida solo como un espacio físico en el que se
desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje, está puesta en cuestión. Cada vez son más los
docentes y discentes que optan por una modalidad de enseñanza a distancia o semipresencial,
que atienda mejor a las necesidades de aprendizaje de estos últimos y que permita a todos
ellos compatibilizarla con otros compromisos laborales o personales. En cualquier caso,
mientras los programas de estudio sigan ofreciéndose en modalidad presencial, los profesores
deberán demostrar unas habilidades docentes que los capaciten para gestionar
adecuadamente los recursos y las dinámicas de grupo en el aula física.
1La Cátedra de Lengua Española para Extranjeros fue creada en 1929 en la Universidad de Salamanca.
Recuperado de https://cursosinternacionales.usal.es/es/historia
2 Para más información sobre este método, pueden consultar la entrada de “sugestopedia” en el
Diccionario de términos claves de ELE del Centro Virtual Cervantes, de la que hemos recuperado esta cita:
http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/sugestopedia.htm
2. LA GESTIÓN DEL AULA
Tomemos como referencia una sesión de clase de 60 minutos sin pausa en la que
nos encontramos con un ratio de 15 alumnos por profesor. Si este hablara la mitad del
tiempo (30’), el tiempo restante tocaría a tan solo 2 minutos por alumno, lo cual es una
proporción muy baja, especialmente si se trata de una clase de lenguas. Si embargo, estas
fórmulas no son exactas. Hay alumnos que, por factores de personalidad o porque han
desarrollado una mayor autonomía del aprendizaje, tienden a acaparar más el turno de
habla o, simplemente, hablan durante más tiempo que otros porque saben aprovechar
mejor las oportunidades que da el profesor cuando lanza preguntas en clase abierta.
• THP (Tiempo de Habla del Profesor): el profesor debe esforzarse por hablar lo
mínimo posible y por maximizar el tiempo durante el que los alumnos deben hablar e
interactuar entre ellos. Mediante proyectos de investigación en acción, el profesor
podrá averiguar cuál es la cantidad de su THP grabándose en vídeo o en audio y
poniéndolo en relación con la duración total de la sesión o contrastándolo con el
THA. Es bastante común que los profesores con perfil de “lectores” o “profesores”
tengan un mayor THP, frente a los llamados “facilitadores” (véase Módulo I, Unidad 1).
Un uso excesivo de THP suele deberse a una mala aplicación de un enfoque
comunicativo. Muchas actividades no necesitan que las guíe el profesor sino que pueden
encargarse los propios alumnos de dirigirlas. Mediante dinámicas de trabajo en parejas o
en pequeños grupos se concede una mayor autonomía al alumno, propiciando así un
aumento del THA. A continuación, enumeramos otras estrategias y técnicas docentes3 que
van encaminadas hacia una mejora de la gestión del tiempo en el aula y, más
concretamente, hacia la disminución del THP y, por tanto, a un aumento inversamente
proporcional del THA:
1. Los alumnos pueden leer el enunciado y las indicaciones de una actividad compleja
en parejas o pequeños grupos en vez de que lo haga el profesor. Además, esta
dinámica favorece la escucha activa por parte de los alumnos que no están leyendo
el enunciado, ya que para poder comprender el objetivo de la actividad, necesitan
entender las indicaciones que van leyendo en voz alta uno a uno el resto de sus
compañeros. En la siguiente actividad de presentaciones, pensada para el primer día
de clase, se ilustra cómo funciona esta dinámica: http://www.concedecine.com/wp-
content/uploads/2016/03/Luces_camara_accion.pdf. Aquí pueden ver un vídeo en que
se muestra el resultado final de la actividad: https://www.youtube.com/watch?
v=EXtTrQ6IIt0.
¿Listo? ¿Terminado?
El uso de una lengua simplificada y adaptada puede evitar que el alumno requiera de explicaciones que
no son el objetivo principal de la actividad y, por tanto, que el profesor haga un mayor uso de su THP.
(Fuente: elaboración propia)
5. El respeto por el silencio, entendido como una manera de dar tiempo al estudiante
para que procese adecuadamente la información o prepare su guion mental antes de
hablar, es un ejemplo de una buena práctica docente. Muchas veces, el profesor
novel interviene porque culturalmente el silencio está mal visto en su cultura de
origen (por ejemplo, en la española). No obstante, no debemos confundir el contexto
de instrucción con el contexto de una situación comunicativa fuera del aula, pues
4La recreación de situaciones comunicativas reales en el aula de lenguas es una de las bases sobre las
que se asientan los enfoques comunicativos. No obstante, debe diferenciarse en qué momento de la
secuencia de clase nos encontramos, especialmente cuándo se está dando una instrucción o cuándo se
espera una respuesta individual de un estudiante, en cuyo caso deberemos adaptarnos al nivel de lengua
de nuestros estudiantes y ser respetuosos con sus tiempos, tanto por parte del profesor como de los
demás compañeros de clase.
5 Según el Análisis del entorno del Instituto Cervantes de Estocolmo, el profesor puntual es aquel que
llega con suficiente antelación como para acondicionar el aula y dejar preparados todos los
medios y recursos necesarios antes de que empiece la sesión.
misma manera en todos los países y culturas de aprendizaje 6 .
2.1.2 La gestión del espacio
6 Para ampliar más información sobre las culturas de aprendizaje, recomendamos consultar la siguiente
referencia de la bibliografía complementaria: Cortazzi, M. y L. Jin (1996). «Cultures of learning: Language
classrooms in China» en H. Coleman (ed.) Society and the Language Classroom, Cambridge, Cambridge
University Press.
7 Poyatos, F. (1994). La comunicación no verbal I y II. Madrid, Istmo.
especialmente si de lo que se trata es de delegar en el alumno la responsabilidad sobre su
propio aprendizaje.
ejemplo de actividad que funciona muy bien gracias a un buen uso de la proxémica y a una
variedad de agrupamientos según el objetivo didáctico que se persiga en cada momento:
8 Aquí pueden consultar dos ejemplos de árboles genealógicos digitales: uno diseñado con una wiki en la
plataforma del AVE: http://www.ave.cvc.cervantes.es/secciones/wikis/wiki.aspx?
id=1ea92d884daa5dd3911140a610872f1f&apub=1; y un árbol diseñado con www.myheritage.es: https://
www.myheritage.es/site-family-tree-189155512/ramos-alvarez
Comunicación no verbal
Quinésica
(lenguaje corporal)
Proxémica Cronémica
(espacio) (tiempo)
Paralenguaje
La comunicación no verbal está constituida por elementos quinésicos, proxémicos, crónémicos y
paralingüísticos que han de ser analizados conjuntamente.
Fuente: elaboración propia (adaptado de Edward T. Hall y Fernando Poyatos)
Por último, debemos ser muy cuidadosos con la gestión del espacio vital y del
contacto físico, atendiendo en todo momento a las diferencias entre las culturas
representadas en el aula. Un profesor excesivamente cercano que, por ejemplo, da
palmadas en la espalda a sus alumnos puede ser percibido negativamente, aunque él
pretenda reforzar de manera positiva una respuesta correcta o una tarea realizada con
éxito. Para evitar estos malentendidos, el profesor deberá explicar con antelación que este
tipo de conductas sociales son habituales en culturas como la española (conocidas como
las culturas del “codo”), en las que las relaciones sociales interpersonales tienen lugar a
una distancia inferior a la longitud del brazo. Igualmente, deberá tener en cuenta a la hora
de emparejar y agrupar a los estudiantes factores como la edad o el sexo. Hay culturas en
las que, por motivos religiosos o por tradición educativa, los alumnos tienden a interactuar
⎯o lo hacen con más naturalidad⎯ con personas de su mismo sexo o edad9.
9 En algunos países musulmanes es bastante común este tipo de situaciones en contextos educativos.
Asimismo, en España nos hemos encontrado casos de escuelas de español específicas para estudiantes
musulmanes practicantes en las que el aula está segregada por sexos, por lo que resulta complicado
favorecer la interacción entre todos los alumnos. Por razones de ética profesional y confidencialidad, nos
reservamos decir el nombre de estas escuelas.
Como ya hemos visto, lo ideal es que haya un número máximo de alumnos por aula
en función de la metodología y de los objetivos y fines del currículo. Así, en las
enseñanzas no universitarias se tiende a no sobrepasar los 15-20 alumnos de ratio. A
continuación, enumeramos algunos modelos prototípicos de aula hasta llegar a nuestros días:
En este caso el espacio consistía en una habitación o una estancia de la casa habilitada
como aula, donde el tutor o preceptor impartía su enseñanza a los hijos de la familia que lo
contrataban. No había una organización ad hoc del espacio porque tampoco se requerían
muchos recursos para impartir la clase; la disciplina se basaba fundamentalmente en la
autoridad moral e intelectual del preceptor y en su competencia docente. Se puede decir que
este tipo de enseñanza fue la precursora de la clase particular tal y como la entendemos
actualmente, la cual sigue gozando de prestigio y está bastante bien remunerada en según qué
países10. Hoy en día, el correlato de esta aula en su modalidad virtual vendría a ser la clase por
videoconferencia (por ejemplo vía Skype). De hecho, cada vez son más los profesores que se
dan de alta como autónomos y ofrecen sus servicios de clases virtuales a través de este tipo de
plataformas.
A partir sobre todo del siglo XVIII-XIX, aparece en Europa el aula orden, donde hay
un espacio rigurosamente organizado con reglas estrictas. El profesor tiene una mesa y
una silla sobre una tarima, los alumnos están en pupitres alineados y enfrentados a la pizarra.
10 En EE. UU. o en Turquía, en megalópolis donde las largas distancias hacen complicado el
desplazamiento de los alumnos hasta los centros de estudio o las academias de idiomas, es habitual que
estos contraten clases particulares por las que pueden llegar a pagar de media unos 50 euros/hora, amén
de los gastos de transporte y del tiempo de traslado hasta la casa del estudiante.
Basándose en los preceptos de La Salle, Foucault11 describe una sala de clase en la que se
enseña sobre todo la disciplina que conseguirá formar a individuos útiles para la
sociedad. No se permite cambiar el lugar que ha sido asignado, ni circular por la clase ni
los movimientos desordenados. La ocupación de un lugar concreto servirá para premiar o
castigar al alumno: los “buenos”, delante y los “malos”, al final.
Desde el punto de vista pedagógico, este tipo de aula promueve la transmisión
vertical y uniforme del conocimiento, como si los alumnos fueran meros receptores del saber
del profesor, cual “tábulas rasas" que carecen de conocimientos previos y adquieren contenidos
sobre ninguna base ni tampoco en función de sus necesidades de aprendizaje individuales.
El aula compleja
El cambio de paradigma didáctico llega en el siglo XX, con el foco puesto ahora sobre el
alumno y su forma de aprender y no tanto en el profesor. Así, el espacio del aula se transforma
mediante una organización del espacio diferenciada, variable y multifuncional. Los alumnos se
mueven y hacen muchas cosas aparte de escuchar: se experimenta y se manipulan objetos;
el aula se convierte unas veces en un taller, otras en un teatro, otras en un coro, etc. Se
trabaja tanto en grupo como individualmente, se favorece la interacción y se tienen en cuenta
tanto los conocimientos que surgen dentro del aula como fuera de ella. El orden y la disciplina
siguen estando presentes, pero son más complejos y se basan en la cooperación, en las
prácticas activas y participativas relacionadas con la experiencia, en la motivación y en
el aprendizaje significativo. Todo ello tiene como fin potenciar los tres saberes en igual
medida: el saber, el saber hacer y el saber ser. La formación del alumno tiene en cuenta,
además de los conocimientos, las estrategias, las técnicas y los procedimientos para
desarrollarlos a lo largo de toda la vida, siendo una parte esencial adquirir los valores que
formen a ciudadanos críticos y responsables.
2.1.4 El aula comunicativa y la organización del espacio
Los que hemos dado y recibido clases en colegios, universidades y escuelas oficiales
de idiomas tanto en España como en el extranjero somos plenamente conscientes de las
barreras arquitectónicas que tenían ⎯y aún siguen teniendo⎯ muchas de las aulas en las que
se impartían las clases de idiomas. Normalmente, se trataba de aulas en las que se impartían
otras materias o asignaturas para las que la disposición del mobiliario estaba más en la línea
del “aula-orden” que del “aula compleja”.
La llegada de los enfoques comunicativos a finales del siglo pasado trajo consigo una
innovación tanto a nivel metodológico como arquitectónico. Los clásicos pupitres con mesa y
silla ⎯muchas veces fijados al suelo⎯ fueron sustituidos por sillas que incorporaban palas
abatibles y, lo más importante, que podían moverse o girarse hacia otros ángulos de la clase.
Estos cambios en la disposición del mobiliario respondían a una clara intención: facilitar en la
medida de lo posible la interacción del profesor con el alumno y la de los alumnos entre sí.
En definitiva, de lo que se trataba era de fomentar el aprendizaje autónomo y
cooperativo y la comunicación multidireccional en el aula.
Organización espacial
• Las sillas en forma de “U”. Esta disposición del mobiliario permite el contacto visual de
todos los alumnos con el profesor y entre sí, además de la movilidad y el cambio de sitio.
Además, si disponemos de sillas con pala (sin mesas), es la disposición ideal para
favorecer la rotación de los miembros de un mismo grupo y cambiar de agrupamientos y
de dinámicas de grupo en una misma sesión de clase.
• Los grupos de trabajo reducidos. Esta disposición funciona muy bien en aulas grandes
cuando tenemos un número elevado de estudiantes en clase y, quizás, una disposición
en “U” sería demasiado arriesgada si queremos que la interacción sea fluida y salvar la
distancia que hay entre los estudiantes cuando estos hablan ante el resto de la clase.
Idealmente, los grupos no han de superar los 4-5 integrantes y es conveniente nombrar a
un portavoz que se encargue de hacer las puestas en común en representación de su
grupo.
12 Hay alumnos con necesidades especiales (auditivas, visuales o motrices) a las que habrá que dar
respuesta. La accesibilidad al aula ha de garantizar que estas personas pueden seguir la clase en igualdad
de condiciones que el resto de compañeros.
Cualquiera que sea la disposición y la organización del espacio por la que se opte, lo
realmente importante es facilitar las interrelaciones y propiciar una comunicación lo más rica
y fluida posible. Para ello, conviene definir claramente en el “contrato” pedagógico que el
profesor suscriba con sus alumnos los criterios de formación de grupos: los
componentes, los roles (responsable, moderador, secretario, etc.), las reglas para el cambio,
el tiempo y las tareas asignadas para cada componente, etc, teniendo siempre presente que es
un proceso complejo de gestionar, pero totalmente necesario en un aula comunicativa.
• la zona de los manuales, los diccionarios, los libros, el material de oficina, etc.
• la zona de la pizarra y las paredes en las que (no) se puede escribir o colgar cosas
En definitiva, una buena gestión del tiempo y del espacio en el aula de idiomas
contribuye a mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, concretamente en lo que se
refiere al desarrollo socioafectivo y cognitivo de los estudiantes. No cabe duda de que una
flexibilidad y una variedad de tiempos y de espacios antenderá mucho mejor a la diversidad
de estilos y a las preferencias de aprendizaje representadas en el aula.
Actividad 1: Actividad 2:
Actividad de Actividad de
expresión escrita / interacción oral en
interacción oral en 3 grandes grupos
parejas cerradas de 7/8 alumnos
Pupitres concéntricos Pupitres concéntricos
Pizarra Pizarra
Actividad 3: Actividad 4:
Presentación de una Realización de una
nueva unidad y del actividad de
planteamiento de los expresión escrita
objetivos/contenidos individual
Pizarra Pizarra
Esta observación se enmarcaba en una serie de cinco observaciones de clase que
formaban parte del “Prácticum: módulo de aula” de un Máster de formación de profesores de
ELE. Aunque la proxémica era un ítem que se registraba en todas las observaciones mediante
una hoja de control (ver check list en la página siguiente), en esta sesión en concreto se prestó
una especial atención al uso y gestión del espacio y de la posición del profesor en el aula, en
función de la actividad o la parte de la secuencia didáctica en la que se encontraba.
Figura 1: en esta figura, vemos claramente cómo el profesor lleva a cabo una breve explicación
de la actividad desplazándose desde la pizarra hacia las mesas concéntricas sin dar la espalda
a sus alumnos en ningún momento. El docente dirige la actividad moviéndose alrededor de los
pupitres de en medio y mirando hacia afuera. De este modo, logra mantener el contacto visual
con los alumnos sentados en las filas en “U”, ya que son más numerosos que los que están
sentados en los pupitres de en medio. Además, dada la disposición tan especial del mobiliario
en esta aula, hubiera resultado imposible mantener el contacto visual con todos los alumnos al
mismo tiempo. Llama la atención especialmente que el profesor realice paradas cada poco
tiempo para hablar más sosegadamente, todo lo cual demuestra, además de un control del
espacio, un dominio de la quinésica (lenguaje corporal y gestos acompasados, etc.).
Figura 2: el profesor explica las instrucciones de la actividad desde la pizarra, adoptando una
postura frontal, aunque se mueve lateralmente con el fin de dinamizar la clase y animar a los
alumnos a participar. También realiza desplazamientos puntuales hacia algunos alumnos que
solicitan su ayuda. Del mismo modo, supervisa esporádicamente el trabajo en equipo de los 3
grandes grupos pasándose alrededor de los pupitres centrales.
Figura 3: la presentación de una nueva unidad o de una actividad compleja puede reforzarse
mediante el uso de la pizarra, en la que el profesor puede anotar los objetivos comunicativos y
lingüísticos que se van a alcanzar. Para apoyar sus explicaciones y atender a todos los estilos
de aprendizaje sensoriales (auditivos y visuales) el profesor escribirá de manera esquemática
los hitos o palabras claves de la unidad al tiempo que la presenta oralmente. Esto requiere que
se ubique lo más cerca posible de la pizarra, aunque no hace falta que esté demasiado pegado
a ella cuando no tenga que escribir, tal y como se ilustra en esta figura.
Figura 4: debido a una serie de factores de clara indisciplina por parte de algunos estudiantes,
el profesor decide ponerlos a trabajar individualmente, centrándose en que realicen una
actividad de expresión escrita sin “molestar” a sus compañeros. Para asegurarse de ello, el
profesor sale por vez primera por fuera de los pupitres en “U”, de modo que su campo visual
abarque a todos y cada uno de sus alumnos. Llegado al punto donde está sentado el grupo
conflictivo, se detiene para comprobar que están haciendo sus tareas. Si bien, los profesores no
debemos ejercer el papel de “polis malos”, hay momentos en los que podemos marcar
distancias con nuestros alumnos haciendo un uso adecuado del espacio como en este caso.
2.1.6 Ejemplo de hoja de control para la observación analítica de una clase de ELE
Curso, nivel, fecha 3er curso de la EOI de Alcorcón, Madrid (nivel A2), 25 de noviembre de 2005
N.º de estudiantes 20 de 25
Objetivo didáctico Repasar contenidos del día anterior. Presentar y practicar contenidos nuevos.
5 Actividades 1 2 3 4 5
Agrupamiento
Individual ✓
Parejas Aisladas ✓
Interactuando ✓
Cerrado ✓
Cerrado
Cerrada
Estructura de
trabajo
Individual ✓
Competitivo
Cooperativo ✓ ✓ ✓ ✓
Actividades
comunicactivas
Expresión Oral ✓ ✓ ✓ ✓
Escrita ✓ ✓
Comprensión Oral ✓
Escrita ✓ ✓
Audiovisual
Mediación Oral
Escrita
Interacción Oral ✓ ✓ ✓ ✓
Escrita
Semántica ✓ ✓ ✓ ✓ ✓
Ortográfica
Gramatical ✓ ✓
Fonológica ✓
Ortoépica
Visual ✓ ✓ ✓
Quinestésico ✓
Sop. ✓
multimedia
Material oficina
Pizarra ✓ ✓ ✓ ✓
Incorrecta
Disciplinada ✓ ✓ ✓ ✓ ✓
Indisciplinada
Sensible a la El profesor es consciente de las diferentes formas de aprender de cada alumno (a los
diversidad de estilos e auditivos les hace preguntas para que den una muestra de lengua de calidad para el
inteligencias múltiples resto de la clase; a los visuales les facilita materiales impresos o escribe en la pizarra
para sistematizar un contenido, etc.).
Atención a factores El profesor hace preguntas sobre los países de origen de sus alumnos para contrastar
socioafectivos, opiniones y tradiciones culturales. Aunque no usa técnicas del mindfulness propiamente
cognitivos, etc. dichas, da más tiempo a aquellos alumnos que lo necesitan, etc.
Ritmo Rápido
Lento ✓
Adecuado ✓ ✓ ✓ ✓
Volumen Alto
Bajo
Adecuado ✓ ✓ ✓ ✓ ✓
Exposición Ordenada ✓ ✓ ✓ ✓ ✓
Desordenada
Explicación Clara ✓ ✓ ✓ ✓ ✓
Confusa
Progreso Constante ✓ ✓ ✓ ✓ ✓
Interrumpido
Actividades 1 2 3 4 5
Sentado ✓
Dinámico Centrado ✓ ✓ ✓
Por doquier ✓ ✓
Alumno ✓
Plurilingüismo Profesor
Alumno
Corrección Alumno ✓
Autocorrección ✓ ✓
En parejas ✓
Profesor ✓ ✓ ✓
Realizar tareas ✓ ✓ ✓
Consultar ✓ ✓
Descansar ✓
Profesor Repasar ✓
Explicar ✓ ✓ ✓ ✓
Escuchar ✓ ✓ ✓
Examinar ✓
Práctica Controlada ✓ ✓
Semicontrolada ✓ ✓
Libre ✓
Procedimientos Inductivos ✓ ✓ ✓ ✓ ✓
Deductivos
Fases Inicio ✓
Transición ✓ ✓ ✓
Cierre ✓
3. BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía básica
Esteve, O (2004). «La observación en el aula como base para la mejora de la práctica docente»
en Lasagabaster, D. y Sierra, M. S. (eds.) (2004). La observación como instrumento para la
mejora de la enseñanza-aprendizaje de lenguas. I. C. E. Universitat Barcelona. Barcelona.
Giovannini A. et al. (1996). Profesor en acción 1. El proceso de aprendizaje (capítulo II: El aula de
ELE). Madrid, Edelsa Grupo Didascalia.
Instituto Cervantes (2012), Las competencias clave del profesorado de lenguas segundas y
extranjeras. Madrid.
Bibliografía complementaria
Hall, E. T. (1959). The silent language. Nueva York. Doubleday & Company ed.
Tudor, I. (2001). The Dynamics of the Language Classroom. Cambridge, Cambridge University
Press.