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Resolución del caso:

Se puede atribuir a X la muerte de Y, se lo debería imputar por homicidio culposo,


amparándonos en el CP segundo párrafo Art. 84 “Delito que se concreta cuando se
pone fin a la vida de una persona sin intención de hacerlo, pero a causa de
imprudencia, negligencia, o impericia del autor o inobservancia de los reglamentos o
de los deberes a su cargo”.

Ya que, aunque sin intención de quitar la vida, asesino a otra persona actuando con
culpa, por una acción negligente de su parte. Empero el resultado, la muerte del otro
corresponde al ámbito de lo que el autor no ha querido o aceptado hacer, y la muerte
resulta de una conducta contraria a una norma de prudencia o diligencia que en
protección a la integridad física de los terceros el autor estaba obligado a seguir.

Para que estemos ante un delito culposo es necesario la violación de un deber de


cuidado. Para delinear la violación a un deber de cuidado se debe recurrir a la conducta
que hubiese optado seguir un hombre racional en la situación del autor. Si se aparta
de ese actuar la conducta será culposa, será imprudente o será negligente y por lo
tanto transgresora del deber de cuidado. Este deber corresponde delimitarlo a la luz
de las circunstancias de las personas, de tiempo, y de lugar, en que ocurre el hecho
tal como lo establece el artículo 84 del Código Penal Argentino, Homicidio Culposo. En
este caso de homicidio culposo se contemplan claramente los siguientes requisitos: a)
conducta disvaliosa (violación del deber de cuidado); b) resultado disvalioso (muerte);
c) que el resultado típico sea consecuencia de la acción disvaliosa.

En los delitos culposos además de ser causado por la infracción de un deber de cuidado
debe ser susceptible de imputación a una imprudencia del autor; circunstancia que
abarca dos aspectos:

1. La relación de causalidad entre la acción y el resultado: la acción deriva de la


infracción de un deber de cuidado articulado, unido con un resultado “CONDITIO SINE
QUA NON”. Se refiere a una acción, condición o ingrediente necesario y esencial —de
carácter más bien obligatorio— para que algo sea posible y funcione correctamente.

2. Que la causación de resultado este dentro de la finalidad de protección de la norma


de prudencia vulnerada; de modo tal que actúa imprudentemente el que omite un
deber de cuidado, se trata entonces de la infracción del deber de cuidado, dicho de
otro modo, respecto a las normas de conducta exigibles para el caso, estas normas
de cuidado surgen de:

a) De la experiencia común general, colectiva

b) En consecuencia no dependen necesariamente de la transgresión de leyes o


reglamentos, hemos señalado que en el ámbito del delito imprudente o culposo las
normas o las leyes no se expresan de manera suficiente, al contrario, dejan un espacio
al operador legal; en el caso de los delitos culposos se puede recurrir a:

- A los principios generales

- A las reglas de la experiencia jurídica

- A la analogía

- Interpretación extensiva, etc. (en tanto se pueda utilizar para completar tales
“espacios” de las normas)

Ejem: se comete un delito, y en consecuencia el juez tiende a examinarlo para


determinar con justicia una pena o reconocer la infracción de una regla de cuidado.
En cada acción realiza en la vida diaria se asume el cuidado necesario, si la acción se
realiza con la diligencia debida se mantiene en el ámbito de lo permitido jurídicamente.

En los delitos culposos la tipicidad depende de la comprobación de una acción que ha


producido un peligro jurídicamente desaprobado y de la producción del resultado o
peligro requerido para su punibilidad El fundamento de la punibilidad del delito es el
desprecio que el autor demuestra respecto de los bienes jurídicos ajenos, sea que no
ha pensado en la lesión que causa o porque supone falsamente que su acción no
causará lesión alguna

En la culpa o imprudencia se dan dos elementos claramente diferenciados: a) la


infracción de un deber individual de cuidado Y b) una "relación anímica general del
autor con el resultado", es decir, la previsibilidad del mismo.

“Impericia consiste en la actuación en el propio arte o profesión sin el saber


experiencia o habilidad mínima, exigible para su ejercicio beneficioso”

“La imprudencia implica un obrar que lleva que lleva consigo un peligro.
Jurídicamente, imprudencia significa tanto como falta de ejercicio de la condición de
prever y evitar los peligros. Es decir que mientras el negligente no hace algo que la
prudencia indica hacer, el imprudente realiza un acto que las reglas de la prudencia
indican no hacer. Negligente es quien sale a la calle con su automóvil sin arreglar
algunos desperfectos, pero imprudente es quien teniendo su automóvil en buenas
condiciones marcha a excesiva velocidad”

Como pudimos diferenciar la impericia, la imprudencia y la negligencia anteriormente,


podemos observar notoriamente que estamos en un claro ejemplo de que existe por
parte de x negligencia (descuido, desatención, falta de preocupación, que hace que el
negligente no haga algo que la prudencia aconseja hacer) en su actuar y un nexo
directo de causalidad entre la actuación del homicida (x) y la muerte (y)

Y Si bien la pena que se impone al homicidio negligente varía entre los distintos
ordenamientos jurídicos, suele ser siempre menor a la que se impone por el delito de
homicidio doloso, entendiendo que la antijuricidad de la acción es menor cuando el
resultado se produce sin intención de causar daño.

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