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LA REGIÓN COMO SISTEMA SOCIOAMBIENTAL

Dav Nir, Hebrew University, Jerusalem


Traducido de: Dov Nir. “Region as a Socio-environmental System. An Introduction to a Systemic
Regional Geography”. Kluwer, 1990

INTRODUCCION
ESTADO DEL ARTE

Una mirada a la literatura geográfica de los últimos años le mostrará, quizás para su sorpresa, que
las profecías de fatalidad para la geografía regional han sido desacreditadas. La geografía regional
no se muere. Por el contrario, hay indicios de nuevo crecimiento. Una mirada a los artículos citados
en los números de abril-junio de 1984 de las publicaciones geográficas revela que entre el 38 % y el
49 % de las publicaciones han sido clasificadas como regionales. Por supuesto, la clasificación
depende del método utilizado, y quizás en otras revisiones bibliográficas los porcentajes serían
diferentes. No obstante, estas cifras evidencian un renovado interés por la geografía regional. Este
estado del arte contradice la actitud del gobernante establishment geográfico, por lo que me refiero
a los departamentos universitarios, donde la geografía regional es casi ignorada.

La mayoría de las opiniones que prevalecen sobre la geografía regional son sesgadas, resultado de
prejuicios de uno u otro tipo. Además, la geografía regional clásica de comienzos de este siglo 20 se
ha interpretado de manera incorrecta. Por último, si bien no menos importante, la geografía
regional tiene el inconveniente de ser una materia difícil y compleja cuyo dominio requiere un largo
aprendizaje. En las valoraciones negativas no falta un cierto elemento de antagonismo entre
generaciones, ya que cada generación considera como su deber, ser, ante todo, la negación de los
logros de las generaciones anteriores, para poder transmitir su particular mensaje. Para vivir y crear,
debemos destruir la tradición de la que procedemos. [Olson, 1979]. A pesar de este ambiente -o
debido a él- propongo presentar en la discusión actual un nuevo enfoque de la geografía regional,
el más avanzado y el que ofrece la mejor posibilidad de sacar a la geografía de su estancamiento
ideológico actual, cual es el enfoque de sistemas.

LA GEOGRAFÍA, COMO LA VIDA MISMA ESTÁ CONSTRUIDA SOBRE DICOTOMÍAS

Los dilemas de la geografía pueden verse, al menos en parte, como resultado de la agitación. Eso se
siente, también, en otras ramas del pensamiento contemporáneo. Tanto en las artes como en las
ciencias parece que todo está pasando por una reevaluación. Nuestra generación es testigo del
mayor cambio material de la historia. Como nunca las comunicaciones, el transporte, el intercambio
de información, la difusión de bienes e ideas habían sido tan rápidas y mundiales. Estas condiciones
de difusión del conocimiento llegan a todos los campos de la actividad de la humanidad y la
geografía no puede estar excluida de las tendencias generales.

La rápida difusión de la innovación ha provocado otra tendencia, común de nuevo a la mayoría de


las artes y las ciencias: la rápida sucesión de generaciones en varias disciplinas. Lo que se ha logrado
a través de años de trabajo se hace obsoleto en poco tiempo por el logro de alguien más, y las

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innovaciones de ayer hoy día ya han quedado obsoletas. Si nos fijamos en la rapidez con que los
nuevos paradigmas emergen solo para ser reemplazados aún más rápidamente por otros aún más
nuevos [Jones,1985], vemos que en las dos últimas generaciones se han concebido más nuevas
ideas, paradigmas y modelos que en los cientos de años que precedieron, incluso si algunas de las
nuevas ideas son solo viejas, revividas y modificadas por las presentes corrientes de pensamiento.

La rotación de generaciones es bastante característica de la geografía. Quizás el fenómeno más


intrigante es que la mayoría de los innovadores en este campo han sido jóvenes, en realidad
novicios, descontentos con el camino recorrido por sus profesores y expresaron sus ideas
innovadoras en sus tesis de doctorado, al inicio de sus carreras académicas [Bunge, 1960; Harvey,
1969; Guelke, 1974; Gould, 1977]. En el pasado, uno hubiera esperado que un texto epistemológico-
filosófico básico fuera un trabajo logrado después de años de experiencia en el campo; pero, por
supuesto, este no es el camino de los revolucionarios.

Luego, después de algunos años, surge otro fenómeno: después del periodo del 'Sturm und Orang',
después de haber adquirido un poco más de experiencia, la retrospección y una cierta disposición a
transigir se instala a medida que se amplían los horizontes, una corriente del reformismo entra en
la mente [Berry, 1973; Relph,1977; Guelke, 1981], y las consecuencias radicales de la juventud
parecen requerir cierta desaceleración. Este proceso es bastante conocido por los psicólogos de la
educación, el proceso de 'hogar - fuera de casa - de vuelta a casa'.

La geografía no estuvo exenta de estas tendencias de antagonismo entre generaciones, ya que eran
sólo un proceso más rápido y vehemente de la normal evolución en una sociedad creativa. Pero esto
por sí solo no puede explicar la explosión del pensamiento geográfico en todos los azimutes
posibles. Terreno fértil para esta explosión intelectual y la causa de este desarrollo puede
encontrarse en la naturaleza misma de la geografía, que es una ocupación intelectual de la mente,
construida sobre dicotomías.

Mientras que las dicotomías son peligrosas para las disciplinas, son, en lo principal, el trasfondo más
creativo para la mente humana. La existencia humana no es más que una serie de dicotomías. La
dicotomía básica, Vida y Muerte, es un elemento fundamental de nuestra existencia; ningún ser
humano está excluido de sus problemáticas. Vivir sabiendo que cada día puede ser el último no es,
ciertamente, una manera fácil de vivir, pero es ineludible.

Otra dicotomía universal es la de psique y cuerpo, o mente y cuerpo, las partes integrantes del ser
humano. Cada una de ellas exige sacrificio y devoción; cada una de ellas se esfuerza por dominar la
vida; la vida es, en la mayoría de los casos, un compromiso entre estas dos partes diametralmente
opuestas. Podríamos continuar hasta el infinito con las dicotomías que componen la vida:
materialismo/idealismo, calidad/cantidad, mensurable/inmensurable, etc. La vida no es más que un
esfuerzo interminable para superar dicotomías y tratar de vivir en ellas, buscando posibilidades de
reconciliación, de tender puentes entre opuestos aparentemente infranqueables. En algunos casos,
tenemos un éxito seguro: el tratamiento médico puede retrasar, a veces, la llegada de la muerte;
domesticando el yo, podemos reconciliar mente y carne; se puede encontrar un camino intermedio
entre nuestras visiones materialistas e idealistas.

Para superar la problemática de las dicotomías, propongo que los elementos de la dicotomía se
consideren no como estructuras separadas, sino como partes extremas del mismo sistema: en este

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ejemplo, del ser humano, lo esencial es el funcionamiento del ser humano, dentro del sistema, y a
pesar de sus múltiples dicotomías. Cada acto humano es el resultado del funcionamiento
combinado, con o sin compromiso, de ambas partes de la dicotomía. Esto lleva a comprender que
la mayoría de las dicotomías son solo dicotomías aparentes, que, de hecho, representan, como se
indicó anteriormente, solo posiciones extremas en un solo sistema.

Así, si la geografía es una ocupación intelectual construida sobre dicotomías, la presencia de la


dicotomía no debe, en sí misma, ser causa de crisis, descontento o negación. Lo que hay que hacer
es responder a las dicotomías. Las dos dicotomías básicas de la geografía actual son la dicotomía
hombre/medio ambiente -la base de la discusión en geografía como una ciencia social o ambiental
– y la dicotomía lugar/espacio, que fundamenta la geografía como ciencia de las diferenciaciones o
de los procesos espaciales. Estos son, en otras palabras, el núcleo de la brecha entre la geografía
regional y la tópica. Como la geografía trata con la mente, uno podría reflexionar sobre otra
dicotomía: si la geografía es arte o ciencia. La dicotomía objetivismo/subjetivismo, otro tema
controvertido metodológica y epistemológicamente, no es endémico solo de la geografía, pero es
sin embargo una cuestión que también debe ser examinada.

La primera de estas dicotomías, hombre/medio ambiente, es la básica que distingue a la geografía


de otras disciplinas; la segunda es básica para la estructura interna de la geografía; las dos últimas
son comunes a algunas otras disciplinas en las ciencias sociales que también están comprometidas
con la moda actual del autoexamen epistemológico

La dicotomía hombre-medio ambiente

Esta es la dicotomía básica de la geografía. Dependiendo del punto de vista de cada uno, es la
fortaleza o debilidad básica de la geografía. En generaciones pasadas, la mayoría de las
apreciaciones de la geografía se atribuyeron a esta "virtud", mientras que los críticos modernos
vemos en esta dicotomía el talón de Aquiles de la geografía. A estos últimos les parece imposible,
ni epistemológica ni metodológicamente, tratar adecuadamente un tema cuyo aspecto incluye
elementos de disciplinas tanto humanas como naturales [Kimble, 1951].

La divergencia de puntos de vista se debe a las diferentes opiniones sobre el lugar de la geografía
dentro de un marco disciplinario. Para Vidal de la Blache [1913], la geografía merece un nicho
especial en las ciencias naturales: ” .... dentro del grupo de las ciencias naturales, entre las que
indudablemente pertenece, [la geografía] tiene un lugar aparte” [traducción del autor]. Medio siglo
después [Fielding, 1974], la mayor parte de los geógrafos humanos habían llegado a definir la
geografía como una ciencia social.

Las generaciones anteriores sostuvieron que la posición de la geografía era el resultado lógico del
esfuerzo intelectual para dominar el "enfoque escolástico de los fenómenos de la vida, en que todo
debe ser ordenado y separado en diferentes categorías llamadas disciplinas. La división de la
naturaleza en espíritu y cuerpo, que parece tan natural para la civilización judeocristiana, no es
universal; en el budismo, el hinduismo y en el sintoísmo no existe tal diferenciación, y se le atribuye
alma a un árbol, a una piedra, o a una cascada [James, 1967]. Pero la tendencia actual en geografía1

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No incluyo aquí la geomorfología y la climatología, ya que estas ramas de la geografía se orientan más

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es eliminar todos los aspectos de la geografía física de su investigación y enseñanza [Gregory, 1978].
Esta tendencia tal vez se alimenta, subconscientemente, del miedo a la introducción del
neodeterminismo en la geografía. Nada podría estar más lejos de mi propósito que la intención de
introducir el determinismo en geografía; tampoco pretendo tratar en este texto la historia del
determinismo, posibilismo y probabilismo en geografía, tal como se ha discutido exhaustivamente
por Gregory [1978; Johnston, 1983]. A través de la tecnología, el capital, la organización y motivación
[Gottmann, 1957], la mayoría de los desafíos y limitaciones naturales pueden ser superados,
domesticados y convertidos en un buen uso. Sin embargo, los desafíos naturales existen, y es sólo
debido a la habilidad, esfuerzo, motivación y percepción del hombre que no son más determinantes
de la realidad geográfica. Negar la existencia de los desafíos ambientales - uso el término 'desafíos'
no de manera incidental, sino en la persuasión de que la existencia del hombre está constantemente
desafiada por factores naturales, sociales y fuerzas políticas- es poner en peligro la existencia del
hombre en la Tierra.

Aún hoy, en una época en que el Hombre por su sofisticación tecnológica puede resistir inmensos
desafíos y peligros naturales, no actúa en el vacío sino en un entorno determinado. La sociedad
tecnológica más desarrollada no está libre de inundaciones, sequías, tormentas y otros fenómenos
similares; todas estas influyen, aunque quizás solo esporádica o temporalmente, en su economía y
vida diaria. Considere por ejemplo las inundaciones que pueden ser un problema agudo incluso en
los países más desarrollados. Basta con leer los periódicos americanos en primavera para percibir
las dimensiones de este problema en muertes y pérdidas económicas, por no hablar de países
tecnológicamente menos desarrollados, como India y Pakistán, donde las periódicas inundaciones
son aún más devastadoras. No se puede tratar con las estructuras sociales sin tratar los problemas
básicos de su propia existencia. La sociedad y su entorno físico no es una dicotomía: cada uno es
parte de un todo, un sistema.

Tal vez estoy anticipando un poco la tesis central de este libro: la región considerada como un
sistema - al argumentar que los desafíos naturales no son un tema per-se en la geografía, sino una
parte del sistema regional, junto con los desafíos sociales, culturales, económicos y políticos de una
región. El ejemplo de las inundaciones ilustra este enfoque bastante bien. Para responder a este
desafío natural, uno debe considerar muchas otras partes del sistema también: elementos del reino
natural - lluvia, tormentas, descarga de ríos, derretimiento de la nieve; elementos de ingeniería -
caminos y ferrocarriles, puentes, represas, diques; estructuras sociales -asentamientos y población
en el área de inundación; elementos administrativos - control de inundaciones, comunicaciones y
redes de transporte, asistencia médica, organización de salvamento, seguro de bienes, etc.

No se trata de un retorno clandestino al determinismo, sino de un llamado a la comprensión de que


la eliminación de los desafíos ambientales de un estudio geográfico es una decisión que, de hecho,
decapita el enfoque geográfico. La dicotomía hombre/medio ambiente es sólo una dicotomía
aparente; el hombre y el medio ambiente son dos partes del mismo sistema. Las dificultades
metodológicas de tratar juntos tanto elementos de las ciencias naturales como de las ciencias
sociales, pueden ser superadas, como mostraremos más adelante.

o menos conscientemente hacia las Ciencias de la Tierra, aparte de los esfuerzos de algunos geógrafos de
formación física para conciliar la geomorfología y la geografía humana mediante el desarrollo de la temática
de la geomorfología antrópica [Nir, 1983].

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El conocimiento del medio físico es fundamental:

... en realidad, el geógrafo humano necesita un conocimiento del medio ambiente físico
precisamente en la misma medida que lo hace el arqueólogo, el etnógrafo y el historiador
económico” [Forde, 1939].

Este es el consenso mínimo que requiere la idea de la geografía como unidad de desafíos sociales y
naturales. Un punto de vista que asegura el no retorno al determinismo se puede encontrar en
Grossman [1977]: Los geógrafos enfatizan el tema de la adaptación de la Naturaleza al hombre,
mientras que los antropólogos investigan la adaptación del hombre a la Naturaleza.

Deseo terminar mis comentarios sobre el tema de la inseparabilidad del hombre y medio ambiente
en el estudio geográfico regional con dos ejemplos. Uno es la existencia de cinturones de hambre
en el Sahel a medida que nos acercamos al final de nuestro tan autoproclamado siglo veinte. ¿Son
estos cinturones de hambre causados por el hombre en un ambiente difícil, o por el ambiente
mismo? El segundo ejemplo es la existencia de una región de pobreza, los Apalaches, en el corazón
de los EE. UU., donde el común denominador de todas las partes del área es un fondo físico
montañoso. Ninguno de los ejemplos es un argumento a favor del determinismo, pero ambos
requieren que consideremos el entorno natural como uno de los muchos elementos que componen
un entorno socio-natural como telón de fondo de las estructuras sociales.

Las décadas de 1970 y 1980 serán recordadas como años de hambre y escasez de alimentos en el
cinturón semiárido al sur del Sahara [Mensching, 1986]; la culpa ha sido debido a la sequía, por un
lado, y a los problemas sociales, económicos y [especialmente en Etiopía] el desorden político por
otro lado. Culpar a los desafíos del medio ambiente resulta injustificado, ya que no hubo deficiencia
en las precipitaciones durante el período; fue el uso excesivo del suelo el culpable. En un esfuerzo
por ampliar el área de tierras de cultivo, incluso las partes casi áridas fueron aradas. Esto resultó en
la fuerte erosión del suelo y la franja del desierto avanzó a causa de este mal uso de la tierra. La
fragilidad del suelo fue el elemento clave en la desertificación; una respuesta incorrecta a un desafío
ambiental estuvo en la raíz del problema. Pero en una economía de miseria no se espera una
respuesta equilibrada de una población empobrecida. La 'sequía' en Etiopía fue sólo un pretexto
para enmascarar las políticas económicas erróneas.

Los Apalaches son un área de pobreza rural que abarca ocho estados, desde New York en el noreste
hasta Alabama en el sur [Dilisio, 1983]. En estos estados las áreas de los Apalaches tienen las tasas
más altas de desempleo, analfabetismo, deficiencia en el transporte y así sucesivamente. En los años
cincuenta la estructura social de la región tendía hacia el abandono de las tierras de cultivo, los
sistemas escolares atrasados, una 'fuga de cerebros' de la población, la inercia regional, el
aislamiento. A pesar de la abundancia de recursos naturales –carbón, gas natural, bosques densos-
la región contiene el grupo más grande de población de bajos ingresos en los EE. UU.

El denominador común a lo largo de los Apalaches es un terreno bastante montañoso que influye
negativamente en el transporte, la agricultura y la accesibilidad. Cuando estos desafíos ambientales
negativos fueron revelados por un estudio geográfico regional integrado, se convirtió en el impulso
para el lanzamiento de un importante programa federal para superar estas deficiencias mediante la
construcción de una buena red de transporte, implantar industria y mejorar la educación, con ayuda

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federal por un total de unos 1.200 millones de dólares. Esta intervención frenó la tasa de desempleo
y las tendencias negativas de otros parámetros demográficos.

Este ejemplo demuestra que los desafíos naturales existen, como elementos tanto positivos
[recursos de carbón] y negativos [topografía], y que deben ser tomados en cuenta en la
planificación, la economía y la gestión. El estudio de la población en el espacio sin estudiar su
entorno deja de ser geografía para convertirse en cambio, en una geometría de distribución de los
asentamientos. Las limitaciones ambientales que confrontan las personas en un lugar determinado
no pueden ser ignoradas, ni siquiera en los casos de la nación tecnológicamente más desarrollada
del mundo.

La dicotomía espacio/lugar 'Un error persistente'

La naturaleza de la geografía está en la tensión entre lugar y espacio, pero, como espero aclarar, la
dicotomía entre estos dos conceptos es sólo aparente, uno de los 'errores persistentes' o 'falsas
dicotomías' [James, 1967].

La definición de 'lugar' y 'espacio' es objeto de una gran disputa: el espacio fue considerado por
Aristóteles como una condición para la existencia de las cosas [James, 1967]; por Newton, el espacio
fue definido como realidad objetiva pero intrínsecamente vacío; por Descartes, como esencia de
sustancia corporal; por Spinoza, como atributo de la sustancia; por Berkeley, como construcción
mental. Hoy, Claval [1984a] ha definido 'espacio social' como 'área habitada por un grupo, producto
de la actividad humana; es el sistema abstracto de valores y las relaciones que caracterizan una
estructura social.'

Tenemos aquí, a través de la historia, un cambio de definición de un modelo puramente


materialista-físico- el espacio como parte de la superficie terrestre - a una definición sociológica-
espacial donde el hombre ['grupo social'] es el criterio final. En la base del concepto de espacio está
el axioma de distribución: la superficie de la tierra, siendo la arena de 'sustancias', 'cosas', 'grupos
sociales', que se convierte en 'espacio'. Por otro lado, los puntos en este espacio, las partes que
tienen una relación discreta con partes del espacio, son 'lugares', que pueden identificarse y
caracterizarse por coordenadas espaciales. Surge, por tanto, que lugar y espacio están ligados
dialécticamente: un lugar es un cierto punto en el espacio, mientras que el espacio se compone de
lugares y la base de relaciones entre ellos, es la distancia. El lugar, el espacio y la distancia son los
elementos geográficos básicos que alcanzan a los grupos sociales y sus actividades; también están
en el origen de la diversidad de las realidades geográficas.

Por definición, la geografía regional se ocupa de los lugares; pero como los lugares conectados entre
sí por relaciones constituyen el espacio, eo ipso la geografía regional se ocupa de componentes del
espacio. Siguiendo este concepto, una parte discreta de la superficie de la tierra, que definimos
como región, será a la vez lugar y espacio. En consecuencia, la dicotomía entre lugar y espacio es
sólo aparente, ya que la definición de dicotomía es una división lógica de una clase en dos subclases
opuestas y mutuamente excluyentes.

Una interpretación lógica de este principio en la práctica geográfica es que tanto geografías
regionales y tópicas pueden tratar su tema en dos direcciones: una que estudia el tema particular
como parte de un todo, del espacio, por la elaboración de conceptos generales, y la segunda que
trata del tema particular en sus aspectos locales. Por lo tanto, podemos tener una geografía tópica

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que se ocupe de, digamos, geografía de la industria del hierro como fenómeno socioeconómico, y
elaborar ideas generales sobre su estructura y función; por otro lado, puede ser estudiada la
industria del hierro de un Estado o distrito en particular, en cuyo caso es parte de la geografía
regional si está anclada en el sistema regional y sus problemas. En cada caso, deben vincularse dos
enfoques: el enfoque temático que se basa en los fenómenos, y el enfoque regional en relación con
los fenómenos generales. Podemos tomar como objeto de nuestro estudio una región sistémica, o,
como lo acuñó Whittlesey [1954], una región 'total' [cf. pags. 111], tratando sus diferentes
elementos y analizando los procesos que actúan en él, es decir, la entrada (input), la estructura
regional y la salida (output) de la región. O podemos entrar en el estudio de esa región desde la
dirección opuesta, considerando los procesos actuantes como parte de los procesos espaciales y
aprender de su adaptación a las condiciones locales.

Se puede considerar la relación entre estudios temáticos y regionales como una matriz [Reynaud,
1974]. Hay dos posiciones extremas: tema temático con un enfoque general, y tema regional con
un enfoque regional - y dos posiciones mixtas - tema temático con enfoque regional, y tema regional
con un enfoque general. No veo ninguna dificultad siendo legítimos todos estos. En lugar de insistir
en la dicotomía, podemos lograr a través de múltiples enfoques, más unidad en la geografía,
precisamente por su diversidad.

Como lo explicó James [1967],

" todos los conceptos generales deben identificarse a partir del estudio de lugares particulares; todos
los estudios de lugares particulares se vuelven significativos sólo mediante la aplicación de principios
generales. Todos los estudios temáticos deben realizarse a nivel regional, y todos los estudios
regionales deben hacerse temáticamente. "

No insisto en que todos los estudios se hagan de la misma manera; ciertamente dejaría al erudito
cierto grado de libertad para que aplique su preferencia personal. Pero deseo reiterar que la
dicotomía espacio/lugar es sólo aparente, y de hecho, es un error persistente.

Espacio y Lugar. Toda actividad geográfica orbita dentro de las relaciones lugar/espacio: transporte,
migraciones, producción y abastecimiento, percepción de la distancia emocional, percepciones
como 'patria', 'heimweh', anhelo de un paisaje amado. Todos estos son un producto directo o
indirecto del marco de dos caras de nuestra existencia, lugar-espacio. Como se argumentó
anteriormente, el uno no puede existir sin el otro; en un esfuerzo por erradicar el error de seguir
creyendo en una aparente, pero erróneamente percibida dicotomía, dedicaré un poco más de
tiempo a estos conceptos.

El foco de la actividad geográfica [Jones, 1984] es el espacio, que consiste en lugares o ubicaciones
y las relaciones entre ellos. La ubicación no es más que un punto de orientación, un conjunto de
coordenadas, que es absoluto, pero que no tiene otro espacial sentido. Es parte de una red
geométrica, no geográfica. Para ser parte de una red geográfica, se debe atribuir cualidades a la
ubicación, ya sean topográficas, climáticas, demográficas, económicas u otras, por las cuales una
ubicación se convierte en un lugar. De acuerdo con esto, podemos distinguir dos tipos de
ubicaciones [Jones, 1984]:

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Ubicación absoluta. Como se explicó anteriormente, esta es simplemente el punto de ubicación
definido geométricamente [Chapman, 1974]. Es única, estable y tiene una relación espacial
constante con otros lugares en el espacio.

Ubicación relativa. Esta induce cualidades existentes en un lugar determinado, que pueden diferir
de un lugar a otro. Son estas cualidades las responsables de la diversidad de ubicaciones y hacer de
ellas lugares. Pueden ser ambientales, tales como el clima, la estructura geológica, la topografía, y
consideradas como algo más bien constante. Por otro lado, algunas cualidades de ubicación son
dinámicas, cambiantes a lo largo del tiempo: población, uso de la tierra, asentamientos, valor
económico; en otras palabras, la sociedad que ocupa un determinado lugar y sus actividades. Si la
ubicación absoluta no puede cambiar, el lugar relativo puede cambiar a través de cambios en sus
cualidades: un pueblo puede convertirse en una ciudad, una huerta en un viñedo, una fábrica en un
área industrial.

El significado geográfico de un lugar está, por lo tanto, en su ubicación relativa: '... un lugar es una
ubicación con valores sociales especiales' [Jones, 1984]. Si una ubicación es única en su marco
espacial absoluto, la singularidad de un lugar sólo puede ser relativa, según a la distribución
cuantitativa de sus cualidades: tamaño de la población, grado de industrialización, educación,
arquitectura, grupos religiosos, etc. Pero incluso la ubicación absoluta puede verse afectada por
consideraciones relativas. por ejemplo, la ubicación absoluta de Gran Bretaña no se alteró después
del descubrimiento de las Américas, pero su ubicación relativa sí, desde las afueras del 'Viejo' mundo
hasta una ubicación central entre éste y el 'Nuevo' mundo. Lo que da a una ubicación absoluta su
significado geográfico y hace de él un lugar es la importancia atribuida a su cualidades ambientales
y sociales. Un lugar es una función social.

Si aceptamos que los lugares son funciones de diferenciación espacial, llegamos a la noción extrema
de que no hay dos puntos en la superficie de la Tierra que sean idénticos [James, 1967]. Por
supuesto, no pueden ser idénticos desde el punto de vista de la geometría espacial, ya que cada
punto está definido por diferentes coordenadas. Pero en la diversidad de la superficie de la tierra
es una regularidad que puede identificarse por métodos geográficos; esta es la base epistemológica
del análisis espacial, que estudia los lugares según sus denominadores comunes, relaciones
comunes, reglas comunes. El análisis regional, en cambio, busca las particularidades de los lugares.
Veo que ambos métodos, aunque diferentes, legitiman los enfoques de la investigación geográfica.

El análisis espacial - el estudio de la distribución de procesos geográficos y de las leyes que los
gobiernan- es, como se dijo anteriormente, sólo un método entre varios para la comprensión de los
fenómenos geográficos. Deseo tratar con geografía y no con geometría. Unas décadas después de
que Vidal de la Blache afirmara -lamentablemente, en mi opinión- que 'la geografía trata de lugares,
y no de poblaciones que viven en ellos' [1913], Schaefer hizo la declaración no menos desafortunada
de que 'la geografía debe prestar atención al análisis espacial de los fenómenos en un área, y no
tanto a los fenómenos mismos' [1953]. En ambos casos, la geografía se reduce a mirar su tema en
el espacio, en direcciones y configuraciones. Esto es una base epistemológica demasiado estrecha
para una disciplina. La geografía debe ser, primero que todo, 'una forma de pensar' [Beaujeau
Garnier et al., 1979], pero no sólo una forma de pensar. Debe ser consciente de su tema en cuestión,
que es la distribución espacial y la diversificación de los fenómenos geográficos.

¿LA GEOGRAFIA, ARTE O CIENCIA?

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Si la geografía es un arte, entonces se caracteriza por su singularidad, como lo es toda obra de arte
[Gottmann, 1957]. Como arte, tal vez no necesite teorías y metodologías, sólo inspiración y mentes
originales. Esta actitud se puede rastrear en la escuela francesa de geografía en el primer cuarto del
siglo 20, cuando el objetivo del geógrafo regional era pintar 'retratos regionales'. Hoy, los geógrafos
no buscan más esta meta; un retrato es estático, mientras que el interés geográfico es explicar lo
mejor posible los aspectos dinámicos de los fenómenos geográficos. la afirmación de que la
geografía es un arte no fue seguida por una fundamentación profunda [Meinig, 1983]. Sin embargo,
muchos geógrafos se consideraban artistas, y muchos de los artistas, especialmente los escritores,
se dedicaron a la geografía [p.72]. La escritura geográfica abunda en la literatura, y el estudio del
papel de la geografía en la literatura, el análisis de sus elementos geográficos - descripciones de
paisajes, lugares, modos de vida - está avanzando [Meinig, 1983; Douglas, 1985]. Acercarse a la
geografía como un arte no es un llamado a los geógrafos para que se conviertan en novelistas, sino
un llamado a una mayor apertura, para despejar las barreras pedantes, para la tolerancia de la
geografía a la creatividad dondequiera que lleve. Aun así, la geografía merecerá ser llamada un arte
sólo si y cuando un número sustancial de geógrafos realicen su trabajo con arte.

Si la geografía ha de progresar hacia la ciencia, la cuestión es hacia qué ciencia [Bailly y Racine, 1.978]
¿Ciencias Humanas? ¿Ciencias Sociales? Christensen [1982] piensa que debería ser una ciencia
humana; Claval [1984a] y Wirth [1984] entre muchos otros etiquetan la geografía como "ciencia
social". Incluso si la mayoría de los geógrafos de hoy afirman que es una ciencia social - y esta opinión
se refleja en la habitual práctica universitaria de adscribir el departamento de geografía a la facultad
de ciencias sociales - algunos académicos todavía creen que '... la geografía es el vehículo ideal para
la unión de manos de la ciencia con el humanismo, incluyendo la toma de posiciones morales sobre
cuestiones ambientales y espaciales' [Parsons, 1977]. De hecho, en algunos países europeos,
Francia, por ejemplo, la geografía se ha relacionado formalmente con la historia. Particularmente
en las últimas décadas del siglo 20, la geografía histórica ha ganado más y más terreno, en países
cuyas historias abarcan muchos siglos: Francia, Inglaterra, Alemania, y también en países
relativamente "jóvenes". No solo su tema, sino también la tendencia hacia el uso de métodos
cuantitativos en la investigación, conducen a la geografía hacia las ciencias sociales [Amedeo y
Golledge, 1980]. La otra tendencia, hacia el humanismo, se considera el 'último grito' de la geografía
en la actualidad; de hecho, no es nuevo en absoluto, aunque sólo recientemente el establishment
de la geografía le confirió el «derecho de ciudadanía». La buena geografía siempre ha sido
humanista [cf. 'Lessons de Geographie Humaine' de Pierre Gourou, 1975]. Quizás estas dos
tendencias interrelacionadas en la orientación geográfica puedan ser reconciliadas por la visión de
que la geografía humanista trata al hombre como un individuo, mientras que la geografía social se
ocupa de grupos y estructuras sociales. lo que parece claro es que determinar la posición de la
geografía como ciencia requiere una visión más profunda de epistemología geográfica.

Sería incorrecto decir que en el pasado la geografía siempre se consideró un arte. La geografía ha
incluido elementos incontrovertibles de medición y conocimiento preciso formalizado, en lo que se
ha llamado 'geografía matemática'. El tamaño exacto de la tierra y la medición de los movimientos
aparentes del sol han estado en el centro de las observaciones geográficas desde Tales de Mileto y
Eratóstenes. La mayoría de estos elementos matemáticos se convirtieron en facetas de la
cartografía, la cosmogénesis, la astrofísica, y hoy no pueden usarse como argumento a favor o en
contra de una base científica en la geografía. Esto significa que los fundamentos de la epistemología

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y la metodología geográficas deben dilucidarse, pero antes de hacerlo están primero algunas
observaciones sobre la naturaleza de la ciencia misma.

Se pueden encontrar varias definiciones de ciencia tal como las perciben los geógrafos. Ackerman
[1962] dio una bastante grandiosa: la ciencia es una actividad creativa de la mente humana, que
depende de la suerte, la perspicacia, la intuición, la imaginación, el gusto y la fe, al igual que las
actividades del poeta, músico, ensayista y filósofo. Esta condición de la mente, que es
preambulatoria, debe ser estructurada por el pensamiento y la experiencia de tal manera que
alcance la etapa creativa de acuerdo con la principal corriente epistemológica de la disciplina. En
geografía, este llamado "pensamiento geográfico" significa, según Ackerman, estructurar la mente
en términos de distribución espacial. Otro elemento importante debe formar parte de la mente de
un científico: un sentido del problema altamente desarrollado, ya que la ciencia es esencialmente
resolución de problemas. La definición resultante de Ackerman es que la ciencia es una búsqueda
de regularidad subyacente a diversos eventos.

Lo que sigue es el ensayo de otro geógrafo para definir la naturaleza de la ciencia [Moss, 1977]:

La ciencia es:

A. Un cuerpo de conocimiento, considerado como muy fiable, relacionado con un amplio espectro
de la materia, o restringido al conocimiento obtenido por un determinado método científico;

B. Actividad particular realizada por un grupo definido de personas llamadas científicos;

C. Método particular para lograr un conocimiento confiable, metodológica y epistemológicamente.

Combinando las definiciones de Ackerman y Moss, propongo que la ciencia es una búsqueda de la
regularidad que subyace a diversos eventos, ejecutada por métodos particulares, por un definido
grupo de personas, unificado por una cierta epistemología.

La oposición actual entre el enfoque positivista de interpretación y explicación de los hechos y la


orientación de búsqueda de teoría, o, en otras palabras, el antagonismo entre los métodos de
investigación deductivos e inductivos, es tan antiguo como la ciencia misma. Esta fue la ruptura
entre los platónicos y los aristotélicos [James, 1972]. los primeros sentían que la realidad existe sólo
en la imagen mental de fenómenos y eventos; ellos fueron los constructores de teorías para quienes
observaron los fenómenos y eventos observados no eran más que sombras de la realidad. Los
aristotélicos, sin embargo, creían necesario observar los fenómenos y luego desarrollar la teoría
para dar cuenta de lo observado. Desde la época clásica siempre ha habido a la vez seguidores del
método teórico-deductivo y seguidores de la metodología empírico-inductiva.

En geografía, como en todas las ciencias vivas, existen diversas orientaciones [Derruau, 1961]. Pero
me parece que las tendencias opuestas tienen sólo significado metodológico. Isnard [1978b]
atribuye poca importancia a si uno comienza a investigar con hechos y procede a la teoría, o verifica
una teoría presentándola a una prueba fáctica. La ciencia avanza a través de un proceso dialéctico:
desde la observación a la teoría, y de la teoría a la observación.

Si examinamos el contenido epistemológico de la geografía, vemos que en la mayoría de casos hoy


en día se añade un adjetivo a la palabra 'geografía': geografía histórica, geografía social, geografía
económica, geografía regional, para no mencionar geografía física, biogeografía, geocartografía

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[Barnes y Curry, 1983]. ¿Cuál es la epistemología unificadora que hace de todos estos temas una
disciplina, la geografía? ¿No sería más conveniente hablar de economía geográfica, historia
geográfica, sociología geográfica, cambiar los adjetivos por sustantivos? Si la "geografía" en estos
temas consiste principalmente en la distribución espacial, como creen muchos geógrafos, que ven
en la geografía una ciencia espacial - entonces es meramente una rama de la geometría, y no una
ciencia en sí misma [Reynaud, 1982].

Veo la geografía como la ciencia que explica la diversificación de los lugares llamados regiones,
comparándolas con otras regiones y tratando de sacar reglas y generalizaciones que pueden explicar
los procesos dentro de las regiones. Las 'ramas' de geografía -histórica, social, económica- son sólo
aquellas partes de la geografía que consideran elementos particulares que emergen del estudio de
las regiones y tratarlas según su distribución espacial [Bartels, 1982]. La geografía no es sólo el
estudio de la distribución espacial, sino el estudio de la diversificación del espacio.

Aunque la tendencia creciente es desviar la epistemología geográfica y el tema geográfico, no


deberíamos ver estas tendencias como centrífugas si la comunidad de geógrafos continúa
compartiendo un "terreno común" [Sauer, 1924] en la voluntad de comprender mejor la
diversificación espacial de los fenómenos y las reglas que los forman parte de ello. Lo que
consideramos esencial en nuestro estudio determina si la geografía figurará como sustantivo o
adjetivo, como primario o auxiliar. Pero'... necesitamos una geografía sin adjetivos' [Anuchin, 1973,
1977], una geografía que pueda soportarse por sí misma.

En la mayoría de las disciplinas, la unidad reside en un tema común; en otros, se encuentra en los
métodos unificadores de estudio. La Geografía, según Hartshorne [1958], pertenece al segundo
grupo. El método unificador en geografía es el de proceder desde el punto de vista de las variaciones
espaciales. Consideremos esta afirmación con más profundidad.

Hoy la geografía está fragmentada en muchas ramas, muchas de ellas nuevas, muchas de ellas
bastante prometedoras. Pero el conocimiento fragmentado no constituye una disciplina o ciencia,
incluso si la investigación es profunda y procede por un método unificador. Más allá de esto, es
necesario tener una teoría coordinadora del análisis de búsqueda de hechos, de prueba de hipótesis,
etc. Una teoría debe proporcionar una mayor comprensión de la ciencia en su conjunto. La lógica
de cualquier ciencia radica en la definición de su sustancia y en su base metodológica. Propongo
que la esencia de la geografía es el estudio de los desafíos ambientales y el comportamiento de los
grupos sociales que los enfrentan. Si la antigua, hoy inaceptable geografía fuera interesada en bio-,
hidro- y lito esferas, y el hombre fuera considerado sólo como una especie de la biosfera, mi interés
es tratar principalmente con la cuarta esfera, la Socio-esfera [Anuchin, 1973] y su entorno, como un
sistema socio-natural. Todos nuestros recursos materiales provienen del medio ambiente,
desarrollados, por supuesto, por el ingenio humano, y es impensable estudiar la vida económica y
social sin ver en los dos reinos, humano y natural, un sistema mundial que se desarrolla a través de
la interacción mutua. El medio ambiente debe ser considerado un medio para el desarrollo social,
no un marco determinista de existencia. La base metodológica que propongo, como anticipé
anteriormente en este texto, es el análisis de la diversificación y el esfuerzo por descubrir reglas que
afectan la distribución de los fenómenos en el espacio. El enfoque de sistemas es un enfoque tanto
metodológico como la traducción epistemológica de este esfuerzo. El sistema socio-natural mundial
puede ser estudiado ya sea por subsistemas mundiales, ya sea en el plano físico, sociológico o

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económico-político [geografía tópica o temática], o por regiones sistémicas [geografía regional] -
siendo cada método el complemento del otro.

Al inicio de este apartado se cuestionaba si la geografía es un arte, como profesó más el mejor de
los geógrafos de la primera mitad de este siglo, o una ciencia, como es la persuasión de la mayoría,
sino de toda la generación actual. La respuesta se encuentra en la práctica. La mayor parte de la
geografía, tal como se presenta hoy en las publicaciones, tiene un sabor científico, pero hay
diferencias en el estilo, en el uso de la metáfora.

Algunas descripciones geográficas de paisajes tienen claras pretensiones artísticas; en trabajos


sobre geografía mental [Saarinen, 1976] los valores emocionales son importantes. Si aceptamos el
pensamiento básico y la metodología propuesta anteriormente - los sistemas enfoque - entonces la
ciencia y el arte pueden existir juntos bajo un mismo techo como dos diferentes expresiones del
pensamiento geográfico: una que proviene de nuestra conciencia, nuestra capacidad de analizar y
tratar numéricamente con hechos, la segunda derivada de nuestras emociones, nuestro apego
interior a las cosas, nunca explicadas racionalmente pero sin embargo existentes e influyentes en
las realidades geográficas. La ciencia y el arte son dos aspectos de la capacidad humana para
abstraerse de la vida cotidiana; como la geografía quiere abrazar tan a fondo como sea posible la
existencia humana, cualquier descuido de un segmento importante de la existencia humana sin
duda sesgaría su potencial. Los métodos de estudio pueden incluir tanto científicos como artísticos,
cuando tenemos una epistemología y un tema común - el mundo del sistema socio-natural. Lo que
necesitamos es un rejuvenecimiento constante: el proceso de descubrimiento es la manifestación
más concisa de la facultad creativa del hombre [Koestler, 1959]. Nuestro respeto por los aspectos
numéricos de la realidad no debe eclipsar nuestra percepción de los valores morales o estéticos no
cuantitativos.

OBJETIVIDAD Y SUBJETIVIDAD EN LA INVESTIGACIÓN GEOGRÁFICA

La pregunta, ¿Es la geografía una ciencia? lleva a otra pregunta: ¿Existe una objetividad sustantiva
en la ciencia y en las ciencias sociales en particular? Algunos sostienen que esta pregunta es
completamente irrelevante: 'La objetividad es una ilusión, pero la subjetividad no es más que otra
ilusión inútil' [Marchand, 1974]. Anteriores generaciones dieron por hecho que un científico debe
ser 'objetivo', es decir, que no debe tener otro objetivo que acercarse a la verdad, y no debe tener
sesgos subjetivos o intención de lograr una meta más allá del tratamiento objetivo del tema.

Los forasteros generalmente creían [Johnston, 1983] que la ciencia es una actividad objetiva llevada
a cabo de acuerdo con reglas muy estrictas. Se atribuye un cierto conjunto de valores a la academia:
normas de originalidad, de comunalidad en el intercambio de información, de desinterés,
universalismo y escepticismo organizado. El empirismo supone que los objetos pueden entenderse
independientemente del observador [Harvey, 1969]. Por otra parte, como la geografía trata de seres
humanos, parece bastante inhumano comportarse con sus temas objetivamente, como si fueran
objetos sin vida. Consideremos algunas definiciones de objetividad y subjetividad. Wright [1966b]
dice que es un error de percepción ver la subjetividad como la antítesis de la objetividad.

La objetividad es una disposición mental para concebir las cosas; esta disposición es inherente en
parte en la voluntad y en parte en la capacidad de observar, recordar y razonar correctamente. La
subjetividad implica una disposición mental a concebir las cosas con referencia a uno mismo, ya que

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se ven afectados por los propios deseos e intereses personales. Pero si aceptamos la definición de
objetividad de Wright, debe decirse que incluso su observador "objetivo" tiene una cierta
personalidad que influye, volens-nolens, en sus actividades y juicio. Incuestionablemente, la
naturaleza humana afecta a la ciencia [Wright, 1966b]. Cualidades personales como originalidad,
mentalidad abierta, precisión y la conciencia científica no se distribuyen por igual. Cuando están
presentes en cantidades equilibradas en el científico individual, estas cualidades pueden contribuir
a una investigación honesta [propongo usar esta palabra en lugar de 'objetiva']. Pero los seres
humanos son individuos e incluso con el mayor esfuerzo para ser honestos, incluso si usamos un
lenguaje matemático objetivo, nuestros resultados variarán. En las ciencias exactas, por ejemplo,
donde no se puede esperar un sesgo personal por motivos ideológicos, dos científicos pueden
abordar el mismo tema desde aparentemente el mismo terreno común. Pero estos dos científicos
tendrán diferentes temperamentos, diferentes entrenamientos, diferentes habilidades mentales, y
se puede suponer que sus estudios llevan la impronta individual del investigador. ¿Será esta
investigación definida como objetiva a pesar de esto?

Lo que requiere toda investigación es una adherencia escrupulosa al procedimiento, no doblegar la


lógica, las matemáticas, las estadísticas o los hechos de ninguna manera, sin tener un objetivo
incompatible con la investigación pura. Pero incluso en las ciencias exactas la elección de una
determinada variable depende de las preferencias personales, del conocimiento previo - o del
respaldo de una institución dispuesta a financiar el propio trabajo. Si esto es cierto en las ciencias
exactas, en las ciencias sociales, dudar de la objetividad es aún más justificado porque su tema es la
sociedad, de la cual el investigador forma parte. Como tal, pertenece a una determinada clase social,
a una determinada nación, religión, profesión. Incluso si él está profundamente persuadido de que
no tiene otra intención que la de acercarse a la verdad, su acercamiento a la sociedad, que para él
es un entorno sociocultural natural e imparcial - tiene, sin embargo, cierta relación con el objeto de
su investigación. Es muy posible que el erudito no sea consciente de este sesgo básico e inherente.
Otro investigador, con el mismo nivel de honestidad, pero proveniente de un medio social diferente,
a priori tiene una relación diferente con el mismo objeto.

Los geógrafos no son una excepción. El amor a la patria es una virtud común a todas las naciones.
Fomentado desde la primera infancia, es uno de los valores básicos de cada individuo.
Naturalmente, para la mayoría de los geógrafos que sirven a su nación a través de sus trabajos, el
amor por la tierra de uno no debe ser considerado como un sesgo de la integridad de los
investigadores sino como un segmento objetivo de la vida de un ciudadano. La subjetividad implica
actuar en el conocimiento de que uno está fuera de alguna verdad general. El investigador no puede
juzgar su propia objetividad o subjetividad. Considera que su enfoque social es objetivo, ya que
forma parte de una sociedad donde estos enfoques son parte de un concepto general, una verdad,
aceptada como un valor objetivo. Debemos distinguir, por tanto, entre una subjetividad inherente,
inconsciente [lo llamo la subjetividad del medio social del investigador], y subjetividad consciente
donde el investigador, intencionalmente, voluntariamente, sigue un objetivo determinado, ya sea
un objetivo personal de éxito o un objetivo político para avanzar una determinada tesis- y hace que
su trabajo esté al servicio de este objetivo. El primer tipo puede llamarse 'subjetividad ingenua'
donde el investigador tal vez no sea consciente de que no puede ser a la vez parte de una sociedad
y 'objetivo' fuera de ella. El segundo tipo puede denominarse 'subjetividad intencionada', donde el

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estudioso es consciente de su subjetividad y está convencido de que sirve a su interés personal o a
fines políticos.

Los ejemplos abundan en los diferentes campos de estudio de la historia, la sociedad, la economía
o la geografía. De hecho, es difícil encontrar cualquier tema que no sea el foco de conflicto entre
naciones o grupos sociales. La geografía histórica de Sud África, por ejemplo, es una historia de
conflictos entre holandeses y hotentotes, Boers y zulúes, Boers y británicos y, a fortiori, entre los
miembros eruditos de estos diferentes grupos étnicos. La geografía social y económica también se
ocupa de las relaciones entre diferentes clases o grupos de intereses.

Un erudito es un miembro de la sociedad y no puede pretender lo contrario. Si el erudito es


consciente de su subjetividad inherente, o ingenua, puede superarla a través de un especial esfuerzo
por incluir en su investigación argumentos que representen puntos de vista diferentes a los suyos.
Si un erudito procede con una subjetividad prevista, debe explicar esto como parte de su
investigación; el lector sabrá entonces cómo relacionarse con los resultados de su trabajo. Si el
erudito ve en su trabajo una misión social o política, debe tomar la responsabilidad de presentarlo
como tal, y no esconderse detrás de la llamada 'objetividad científica'. La objetividad científica, en
mi opinión, puede y debe aplicarse sólo a los métodos de investigación y la integridad intelectual
del académico.

Concluiría adoptando la afirmación de Loewenthal [1961] de que todo conocimiento es


necesariamente subjetivo además de objetivo, ya que cada imagen del mundo se compone de
experiencia personal, aprendizaje, imaginación y memoria.

USO Y MAL USO DE LA GEOGRAFÍA

El mal uso es el alter ego del uso. Aunque el límite entre los dos es a veces claro, en muchos casos
es oscuro, y la transición del uso al mal uso puede ser virtualmente imperceptible. Estos son algunos
de los términos más ambiguos de nuestro lenguaje: el uso de una persona puede ser visto por otra
como un mal uso. La noción está conectada con estructuras iconográficas y mentales, y un solo
fenómeno - por ejemplo, fuerza militar, esclavitud, enriquecimiento - pueden caer en ambas
categorías simultáneamente, según la perspectiva del observador. Esto también es cierto en
geografía.

Si tuviera que desmenuzar el término 'uso indebido', diría que es un uso - de una idea, método,
producto, distinto al previsto por su creador, descubridor o productor. En este sentido, quizás no
existan ideas, métodos o productos que no hayan sido o no podían ser mal utilizados. Incluso las
declaraciones de verdad, sin ser maltratadas, pueden ser mal utilizadas, por ejemplo, cuando se
transmite información precisa a alguien no autorizado a tenerla, ya sea en el ámbito personal,
político, económico o militar. Ciertos intereses pueden considerar no solo la desinformación, sino la
información en sí misma como mal uso, incluso en ausencia de una intención engañosa por parte
del informante.

La geografía, debido a su diversidad de temas y algunas de las llamadas correlaciones "evidentes",


pero en su mayoría erróneas, es quizás más vulnerable a este problema que otras ciencias. La
falsificación de la historia es un fenómeno bastante común, pero un mal uso de la historia, en
muchos casos, puede quedar al descubierto: la historia trata con cosas pasadas y por ello se puede
verificar en mayor o menor grado. La geografía, por el contrario, no sólo se ocupa de los procesos

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en curso, sino que también el conocimiento peculiar y la experiencia del geógrafo influyen en la
toma de decisiones en los procesos futuros.

La geografía -quizás más que otras ciencias sociales o naturales- ha sido mal utilizada a lo largo de
su existencia. Los geógrafos responsables de esto, sin embargo, no siempre han sido conscientes del
mal uso de la geografía. Por el contrario, a menudo han sido persuadidos de que están cumpliendo
un compromiso nacional, político o étnico. Su mal uso ha sido apreciado como tal sólo por sus
adversarios. ¿Qué explica esta peculiar posición de la geografía? La respuesta probable, dada por
Wright [1966 b], es que la geografía implica el estudio del territorio. El territorio parece ser un
concepto básico de la existencia humana: muchas de las raíces más grandes y duras de la
inhumanidad del hombre hacia el hombre están integradas en la circunstancia de que ciertos grupos
disfrutan de ventajas sobre otros porque ocupan o controlan áreas particulares de la superficie
terrestre. Hay conflictos regionales dentro de cada pueblo, cada estado y cada nación, y lo peor de
todo, entre naciones. Los vecinos se pelean por las cercas y el ganado errante; las naciones luchan
por las fronteras y el control de vastos territorios. El uso de la geografía oscila entre la percepción
ingenua de los hechos y la demagógica explicación y argumento sobre sus significados. Como
concluye Wright [1966b], a pesar de o debido a este peligro de mal uso de la geografía, ... aquellas
ramas de la ciencia que se ocupan de las áreas, sus ocupantes y quienes los controlan en términos
de sus ventajas y desventajas relativas pueden hacer mucho para poner al descubierto las raíces de
los conflictos humanos y poner al descubierto las raíces es un preámbulo necesario de su remoción.

Las formas en que se abusa de la geografía son múltiples, incluidos los malos usos de conocimientos
geográficos, conceptos geográficos y teorías geográficas.

Conocimiento geográfico. Se cree que Napoleón dijo que las políticas de un estado están en su
geografía [Reynaud, 1974]: para gobernar, uno debe conocer la economía, infraestructura física,
demografía y otros datos similares del país. Si esto es un uso o mal uso del conocimiento no será
discutido aquí. Lacoste [1976] ve el conocimiento geográfico de un gobernante como medio de
explotación del pueblo: 'Geographie, c'est pour faire la guerre' [la geografía es para hacer la guerra]
es el título de su libro. Considera el conocimiento geográfico como la base de poder para cualquier
acción política; sin información geográfica, ni el gobernante ni el gobernado serán exitosos. Según
Lacoste, el gobernante oculta información crucial de los gobernados y es por su ignorancia que la
dominación del gobernante es posible. Si los gobernados fueran conscientes de la situación
geográfica, sin duda reaccionarían contra el gobernante. Por lo tanto, una eliminación de la
información geográfica básica de la población es, en opinión de Lacoste, un mal uso de la geografía.

La geografía en el papel de servir al país ha sido percibida como normal. La mayoría de las sociedades
geográficas establecidas en la segunda mitad del siglo XIX estuvieron al servicio de la expansión
colonial de las naciones particulares [Francia, Gran Bretaña, Bélgica], y su función fue considerada
una contribución patriótica de la geografía a la nación [Mackinder, 1919]. En ninguna parte la
geografía es tan importante como en la militar. Cada aspecto de la geografía tiene importancia
militar, pero especialmente el conocimiento del terreno. La topografía siempre ha sido una de las
más comunes materias impartidas en las escuelas militares. No es sorprendente que la mayoría de
los mapas topográficos detallados utilizados en la enseñanza e investigación geográfica han sido
producidos por las autoridades militares. El mapa topográfico detallado de Francia en escala de 1:
80.000 todavía lleva la leyenda 'Mapa del Estado Mayor [Carte d'Etat Majeur].

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Es imposible separar una operación militar de su geografía [Russell, Booth y Poole, 1954]. La acción
militar afecta todas las características físicas y bióticas, accidentes geográficos, vegetación,
transporte, geografía humana, patrón de asentamientos. Ahí es incluso un tema especial en ciertas
geografías, la geografía militar, que trata con estos temas desde el punto de vista militar. 'Nunca
antes [la segunda guerra mundial] hubo tanto apoyo financiero disponible para el desarrollo de
nuevos procedimientos cartográficos' [Russell et al., 1954]. Dejamos al lector juzgar si se trata de un
uso o un mal uso de la geografía.

Concepciones geográficas. Cuando el conocimiento geográfico es mal utilizado por ser ocultado a
alguien para quien es relevante, o transmitido a alguien que no es autorizado a tenerlo, los hechos,
por lo menos, generalmente no han sido falsificados.

El concepto geográfico, por otra parte, se utiliza indebidamente tanto por mala interpretación y
tergiversación intencional para lograr logros políticos, sociales o fines económicos. Incluso el
término "geografía aplicada" tiene diversos significados políticamente comprometidos. [House,
1970]. Tiene diferentes connotaciones en diferentes tierras, en toda la gama de dogmas políticos e
ideologías. Los motivos para la desinformación o el mal uso de las concepciones geográficas son en
su mayoría intereses grupales. La verdad puede distorsionarse intencionadamente [Wright, 1966a]
para engañar a los grupos rivales; los resultados de la investigación científica pueden suprimirse
para evitar que los rivales se beneficien de ellos, o se acomoden a los mejores grupos rivales. En un
ámbito, al menos, la geografía participa en la lucha por el poder. Me refiero aquí a la geografía
política.

En primer lugar, debe establecerse una distinción entre geografía política y 'geopolítica'. La
geografía política es un campo legítimo de estudio geográfico. Elementos tales como fronteras,
regímenes políticos y procedimientos legislativos [Gottmann, 1980] en su significado geográfico son
aspectos de la geografía política, sin los cuales sería imposible comprender los procesos
sociogeográficos, tendencias de desarrollo y políticas de aprovechamiento de los territorios
nacionales.

El término 'geopolítica', sin embargo, nos lleva por el camino de la esclavitud de la geografía a la
acción política, utilizando concepciones "geográficas" sin fundamento como justificación de la
acción política. Esta actitud fue ampliamente utilizada por los regímenes totalitarios nacionalistas
en la primera mitad del siglo XX; incluso hoy, en la práctica puede encontrarse en manifestaciones
quizás más sutiles. La práctica consiste en desarrollar teorías tendenciosas en la periferia de la
realidad, a través de un proceso de interpretación y dramatización [Perroux., 1968a,b]. Mencionaré
aquí una parte de las muchas tesis geopolíticas.

Pueblo sin espacio ['Volk ohne Raum']. Si un pueblo alcanza una demografía, poder económico y
político que desborda sus fronteras nacionales, esta ideología justifica la conquista de territorios de
naciones vecinas que no han alcanzado un grado similar de desarrollo y son, según esta ideología,
'vacíos'.

Este razonamiento fue la justificación geopolítica de la expansión de Japón en los años treinta,
cuando Japón invadió Corea, Manchuria y China. que este concepto era infundado ha sido
ampliamente demostrado por la historia de Japón desde finales de la Segunda Guerra Mundial, su

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población crece a un ritmo considerable y su economía se ha convertido en una de las más dinámicas
del mundo, todo logrado sin expansión territorial.

Pequeña nación, cerco ['Einkreisung']. Estas son percepciones un tanto patológicas de la existencia
nacional [Perroux, 1968a,b]. Por supuesto, los países más pequeños están sujetos al peligro de ser
tragados por un poderoso vecino, pero hay muchos ejemplos -Suecia, Finlandia, Rumanía, por citar
sólo algunos- de convivencia duradera entre pequeños y grandes vecinos, la disparidad en el tamaño
del país es simplemente una de muchas diferencias entre ellos. Durante años Cuba vivió sin este
complejo; ahora, todo su comportamiento político está dirigido por él. El resultado es un 'complejo
de Esparta', donde todos los recursos nacionales, por aparente justificación, se dedican a desarrollar
poder militar. En mi opinión, la forma de superar el miedo a la conquista militar es la voluntad, de
ambos lados de la frontera, de convivencia pacífica.

Ein Volk, ein Reich [Un pueblo, una nación]. Este es un concepto que identifica la organización
política con la entidad étnica. Esta concepción de Estado-nación, un aceptado medio de
emancipación nacional, es un producto del siglo XIX y es considerada la forma legítima de garantizar
la libertad de los grupos nacionales. La Alemania nazi interpretó esta idea como el derecho a anexar
los territorios habitados por pueblos que hablan alemán y se consideran alemanes. Un tendencioso
abuso de esta idea -un pretexto, de hecho, para el apetito territorial- de anexión 'justificada' no solo
de Austria de habla alemana, sino también de partes y más tarde de toda Checoslovaquia y Danzig;
y, por supuesto, no se quedó ahí. Todo esto se basó en una ideología o 'ciencia geopolítica'.

Límites históricos. Este es uno de los mitos más peligrosos en las relaciones entre naciones, como
si a las estructuras político-sociales que existían hace cinco o cien, mil años se le podría atribuir un
significado real. Si sus huellas todavía son reconocibles por hechos geográficos reales, un lenguaje
común, por ejemplo, entonces estos límites pueden tener un significado tangible. Pero un
acontecimiento puramente histórico, cualquiera que sea la importancia en su tiempo, no puede
interpretarse ahora como todavía con el mismo significado político. La consigna fascista del 'Mare
Nostrum', lo que significa que todo el territorio que constituía el Imperio Romano en el período
clásico fue un 'Lebensraum' legítimo de la Italia fascista, fue uno de los más elocuentes mal uso de
una interpretación intencionalmente errónea de los límites políticos. La frontera se refiere
únicamente al cuerpo político que la constituye.

Uno hubiera esperado el abandono del concepto de 'geopolítica' ahora que la historia la ha
desmentido. Pero parece que hay tendencias a usar este marco de desinformación aún hoy.
Permítanme citar el contenido de la revista 'Geopolítica', n. 3, julio de 1983; ninguno de los artículos
tiene la más mínima conexión con la geografía o la geografía política:

Opinión occidental sobre la guerra y la paz'; 'Variaciones sobre el tema de la paz'; 'Océano Índico:
Paz frágil en un mundo peligroso' [escrito por un militar almirante]; 'Lo que está en juego en Polonia';
'Un estadounidense en China'; 'Pequeñas armas y el acto de la guerra'; 'Hacia la Defensa Estratégica
del Mañana'.

En este número, sólo se reprodujo un mapa, el del Océano Índico, pero hay muchas fotografías de
armas, marcha de soldados, maquinaria de guerra.

EL ENFOQUE DE SISTEMAS COMO FORMA DE PENSAR EN GEOGRAFÍA REGIONAL

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Anteriormente se mencionó el enfoque de sistemas como un medio posible de formalizar la 'manera
de pensar' geográfica. Esta proposición no es nada nueva [Ackerman, 1953; Chapman, 1974;
Leghausen, 1974]. Pero en la práctica el enfoque de sistemas no ha sido utilizado por los geógrafos
regionales. Como el objetivo de este texto es contribuir a un renacimiento de la geografía regional
de tal manera que desafiará y se enfrentará a los desafíos del siglo XXI, propongo el enfoque de
sistemas como la base epistemológica y metodológica de la geografía regional.

El concepto de holón

Dos artículos, uno de Kimble [1951, escrito originalmente en 1946] y otro de Schaefer [1953]
encabezaron las críticas y acusaciones contra la geografía en general y la geografía regional en
particular. El principal argumento de Kimble era que no es posible, ni metodológica ni
epistemológicamente, abordar de manera única, tanto los elementos socioeconómicos como los
físicos, ya que son absolutamente diferentes; una disciplina que consiste en ambos no puede existir.
Ya he respondido este argumento [págs. 7-9]. La opinión de Schaefer, como indica el título de su
artículo, es que la geografía, especialmente la geografía regional, se ocupa de casos excepcionales.
Es más, la geografía, según Schaefer, está sesgada por '... ambiciones poco realistas fomentadas por
la idea poco clara de una única ciencia integradora con una única metodología'.

Estas críticas recuerdan lejanamente las ideas de Durkheim, opositor de Vidal de la Blache [Buttimer,
1971]. Durkheim buscó establecer principios sociológicos generales o leyes, mientras que Vidal de
la Blache a todas luces pintaba retratos regionales.

Esta distinción simplista, sin embargo, hace una injusticia a de la Blache, quien consideraba el
estudio de regiones únicas la base para estudios que conducen a inferencias generales [Buttimer,
1971].

Primero debemos entender los términos 'único' y 'singularidad'. En geografía, la singularidad puede
ser absoluta o relativa [Chapman, 1974; cf. también pág. 12]. La singularidad absoluta en geografía
son las coordenadas de un punto en el espacio; esto es la base de la geometría espacial. Pero, junto
con su absoluta singularidad, un punto en el globo también posee una singularidad relativa. Esto se
refiere al espectro de cualidades adjuntas al punto de coordenadas, ya sean cualidades físicas tales
como la altitud, el clima y el suelo, o las cualidades incorporadas a él por una determinada población
como actitudes sociales, económicas, culturales y políticas.

Cuando hablo de la singularidad de una determinada región, me refiero a su relativa unicidad; su


unicidad absoluta es un hecho que no necesita mayor discusión. Si declaro que en todo el mundo
hay una sola Cuenca de París, o una sola cuenca de Moravia, me refiero a su relativa singularidad,
relativa a regiones vecinas y lejanas. Surge el problema -y esta fue la influencia del artículo de
Schaefer- cuando uno interpreta el término 'único' en el sentido de 'excepcional'. Permítanme
enfatizar que esto no siempre es apropiado.

Bunge [1966] lo expresó claramente: la unicidad es una cuestión de grado, y no un fenómeno


excepcional al que no se pueden aplicar leyes físicas o sociales. La singularidad de una región está
en la organización única de las interacciones entre los elementos que existen en esa región. Los
elementos objetivos pueden existir también en otras regiones, pero en diferentes proporciones,
funciones e interacciones. En otras palabras, la singularidad no es sinónimo de excepcionalismo. Por
supuesto, hay casos en los que un determinado elemento aparece en una cantidad tan única, que

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se vuelve excepcional, y la cantidad se convierte en calidad; pero estos son casos aislados y no
justifican confundir singularidad con excepcionalidad. Como lo etiqueta el artículo de Schaefer, el
'excepcionalismo' condujo a la interpretación -promovida, ciertamente, por los opositores de la
geografía - que la geografía regional se ocupa de casos excepcionales.

Pero los años de crítica a la geografía regional también fueron años de apoyo, [James, 1952;
Robinson, 1953; Whittlesey, 1954; Gotmann, 1955; Hartshorne, 1959]. Fue la 'revolución
cuantitativa' [Burton, 1963] la que trajo a los oponentes de la geografía regional, siguiendo a
Schaefer, la oportunidad de cambiar de un lugar a otro. Los fenómenos únicos, a pesar de su
singularidad, pueden ser tratados como parte de un todo mayor y pueden producir lecciones y
conclusiones de valor general, si entendemos que su singularidad es relativa -y si tenemos métodos
apropiados para tratarlos.

No puedo imaginar un mejor ejemplo para ilustrar la singularidad relativa de una entidad geográfica
que el ejemplo del hombre. Cada ser humano es único fenómeno en la Tierra, un fenómeno que no
se puede duplicar y que tiene su propio valor y potencial, ya sea en direcciones constructivas o
destructivas. Esta visión del hombre, esperamos, es común a la humanidad, incluso si hay quienes
consideran a los seres humanos simplemente como 'carne de cañón' para sus perversas fantasías.
El hombre es un individuum, que significa 'lo que no se puede dividir' [Frankl, 1969].

Este fenómeno único, el ser humano, se asocia con otros seres humanos para realizar una actividad
común. Diferentes individuos se unen para formar familias, clanes, tribus, comunidades. Se asocian
según profesión, habitación, y preferencias políticas, culturales, artísticas o religiosas. Un individuo,
a pesar de y debido a sus cualidades únicas, se convierte en parte de un determinado grupo o
grupos, que actúan como individuos colectivos, y se forman asentamientos, estados y naciones.

En este punto deseo introducir el término 'holón', acuñado por Arthur Koestler [1969] como una
unidad que es, por un lado, algo final, completo ['holos'], pero por otro lado una parte de algo más
grande. Por supuesto, este término es de origen más antiguo. Está

... la idea de un todo unificado, donde cada una de las partes tiene un lugar definitivo, determinado
por la estructura del todo, y cada parte puede ser a su vez tal un todo por derecho propio. En
'Parménides', Platón lo llamó 'Holón' [Scolnicov,1984, pág. 214].

Para ilustrar el concepto de holón, Koestler lo compara con Janus, el dios griego con dos caras
mirando en direcciones opuestas. Un holón es una entidad por un lado introvertido, dirigido hacia
sí mismo, un todo, una entidad final; por otra parte, y al mismo tiempo, es extrovertido, dirigido
hacia el exterior, una parte de una entidad más grande. Regresando a nuestro ejemplo, el ser
humano es un 'holón'. En sí mismo es un individuo, una entidad, única en sus cualidades físicas y
espirituales, que consta de diferentes elementos que se realizan en él como un todo; pero hacia el
exterior, el medio ambiente, la sociedad, el mundo, es sólo una partícula, un componente de una
gran entidad sociobiológica. La relación entre estas dos facetas de la personalidad del ser humano,
entre sus compromisos consigo mismo y sus compromisos con la totalidad de la que forma parte,
parece ser el problema central de existencia de la vida humana.

La región como un holón

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Holón es un instrumento importante para comprender el concepto de región. Por supuesto,
propongo que una región sea considerada un holón: internamente, dentro del contenido de cierta
estructura, constituye un todo y algo final para sus componentes; exteriormente, la región es uno
de los componentes que constituyen mayores totalidades, como los estados y las naciones.

Este enfoque de ver una región como una entidad definitiva y al mismo tiempo una parte de un todo
se ilustra con el ejemplo del Gran Washington [Nir, 1987]. La existencia del área metropolitana de
Washington, D.C., se evidencia a diario por las actividades de su población de más de dos millones
y medio de personas -por sus desplazamientos desde las zonas residenciales hasta el centro de
Washington, por transporte urbano y los sistemas suburbanos de transporte, por actividades
económicas y relaciones sociales, por una continua edificación y ampliación del área edificada. Las
conexiones y las interacciones de sus componentes son la base de su existencia y definición. Pero,
desde un punto de vista administrativo, el Gran Washington comprende partes de Maryland,
Virginia y el Distrito de Columbia. Las relaciones e interacciones son facilitadas por las
comunicaciones, por las comunicaciones telefónicas entre otras. El término 'Washington Lata' (Lata
= Local access and transport area) o 'Gran Washington' [Registro telefónico suburbano de Maryland,
1984, p. 23] designa esa área dentro de la cual uno puede llamar a todos los números de teléfono
sin necesidad de marcar un código de área, aunque diferentes partes de esta área más grande se
encuentran en Maryland [código 301], Virginia [código 703] y el Distrito de Columbia [código 202].
Al llamar a los mismos números de fuera de Washington Lata, sin embargo, los códigos deben tener
un prefijo. Al telefonear desde afuera, Washington Lata no existe: cada número está en Maryland,
en Virginia o en D.C. [Fig. 1].

Así, por un lado, Washington Lata es una entidad territorial, al menos para la Compañía Telefónica,
donde para llamadas locales los límites entre las partes de Maryland, Virginia y D.C. no existen
cuando usted se encuentra dentro de ellos. Por otro lado, esta entidad se cancela, y cada número
vuelve a formar parte de un área administrativa distinta, designada por un código de área específico,
cuando se marca desde fuera de Washington Lata. Este es exactamente el significado de holon:
cuando se ve por dentro es algo cerrado, algo firme y definido, pero cuando es visto desde el exterior
aparece como parte de algo más grande. Aunque este ejemplo se ocupa sólo de las comunicaciones
telefónicas, está claro que el fenómeno de Washington Lata no se limita a este aspecto. Las
relaciones e interacciones en la región son intensas y múltiples, y los límites de como los utiliza la
compañía telefónica, son la inferencia e interpretación de ellos.

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Así como el hombre, entidad única, puede aglomerarse en diferentes grupos, lo mismo es cierto de
otras entidades únicas, regiones, que se componen de elementos, medibles o apreciables. Por lo
tanto, el argumento de que el estudio de una región, siendo un fenómeno único, no puede enseñar
lecciones aplicables a otras regiones u otros individuos geográficos, no es válido; pero la forma de
estudio no es simple.

La región como sistema

Como inferencia lógica de lo dicho hasta ahora, propongo aplicar el enfoque de sistemas como
método de investigación en geografía regional. El término 'sistema' tiene diferentes significados, no
siempre en armonía con el introducido por von Bertalanffy [Bertalanffy, 1951, 1962, 1969, 1971].
La palabra 'sistema' hoy evoca la imagen de una batería de computadoras.

A pesar del peligro de tal mala interpretación de mis intenciones, usaré el término 'sistema' porque
expresa lo esencial: un acercamiento a los fenómenos no como elementos aislados, sino como
componentes de un todo, donde la relevancia de la relación entre los componentes y su entorno
está anclado en los procesos de actuación. La diferencia entre una suma de elementos y un sistema
es que el sistema es más que la suma de sus componentes. El desbordamiento no es algo
cuantitativo, sino la relación entre los componentes. Los elementos que carecen de una relación
con el sistema no son parte del sistema [Bertalanffy, supracit.; Bennet y Chorley, 1978; Chorley y
Kennedy, 1971; Huggett, 1976, 1980; Ivánicka, 1980; Molinero, 1978; Wilson, 1980;
Preobrazhensky, 1983].

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Uno de los argumentos en contra del enfoque de sistemas en geografía, así como en algunas otras
ciencias sociales, es que los sistemas se construyen sobre la base de análisis numérico y, por lo tanto,
fenómenos que no pueden ser expresados mediante el tratamiento matemático, no pueden ser
incluidos en los sistemas. Para superar esta dificultad, se ha propuesto [Agnew, 1984; Huggett, 1981;
Morgan, 1981] dos tipos de diferenciar los sistemas, los sistemas 'duros' de los sistemas 'suaves'
[p.81]. Un sistema 'duro' tiene límites y estructura claramente definidos y rígidos, expresados
principalmente en lenguaje matemático. Pero en geografía existen sistemas complejos, cuyos
límites no son rígidos, un sistema como la sequía, por ejemplo. Dentro de este están involucrados
aspectos climáticos, edafológicos y agrotécnicos, así como componentes socioeconómicos como el
uso de la tierra, el nomadismo, el 'género de vida' pastoril, decisiones políticas, ayuda financiera,
cooperación internacional, etc. Los límites de tal sistema no pueden ser rígidos; por definición, tal
sistema es "suave".

Un sistema suave no se puede expresar en números, sino que requiere una descripción verbal: las
técnicas convencionales de análisis de sistemas tienen una aplicabilidad limitada para sistemas
sociales, porque tales sistemas son, en general, demasiado complejos y demasiado mal definidos
para ser susceptibles de un análisis cuantitativo. Se sugiere que la aplicabilidad del análisis de
sistemas puede mejorarse mediante el uso del llamado enfoque lingüístico, en el que las palabras,
en lugar de los números, sirven como valores de la variables [Zadeh, 1974].

Curiosamente, en el mismo año en que Schaefer publicó su crítica de la geografía, Ackerman [1953]
propuso una solución al problema regional en la dirección del enfoque de sistemas.

El enfoque de sistemas puede responder a algunos de los problemas básicos de la geografía, y


particularmente de la geografía regional. Hace posible superar la anterior discusión sobre las
dicotomías en geografía. Además, al proponer un adecuado uso de la escala en relación con el tema
de estudio [po 83], este enfoque puede superar otra dicotomía, la dicotomía profundidad / ancho,
de la investigación regional.

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