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Capítulo III

Un desafío para la geografía: explicar el mundo real

Raquel Gurevich

Presentación

La geografía ha sido una de las materias más cuestionadas por sus contenidos para el
abordaje de las enseñanzas dentro de las aulas, pero a su vez también fue la más
postergada: las corrientes pedagógicas poco se ocuparon de ella, y a su vez, su
bibliografía también está poco actualizada. Por otro lado, su validación como ciencia
social aún es muy baja.
Las críticas que se le hacen con respecto a su enseñanza, es la necesidad de tener que
memorizar mucha información, lejos de las inquietudes e intereses de los estudiantes.
Con respecto a los materiales de estudio, muchas veces se sirven de informes de la TV o
de diarios y revistas, para tocar temas de actualidad, por estar desactualizados sus
contenidos. Los manuales, edición tras edición, presentan los mismos datos.
Los contenidos en geografía se desactualizan constantemente, considerándose la
enseñanza como una versión lavada y descolorida de la realidad contemporánea. La
información que circula, muchas veces, se trata de datos congelados como si fueran
postales, recortando trozos del planeta, que no dan cuentan de los procesos de cambios
constantes en la Tierra, sabiendo que las transformaciones en el planeta se están
produciendo a pasos agigantados y de manera acelerada.
La geografía entendida como la ciencia de los lugares, es la propia de la escuela de
fines del siglo XIX y principios del siglo XX, ya que es básicamente cualitativa, cuyo
interés radica en identificar y generalizar sobre aspectos de distintas porciones de la
superficie terrestre. A modo de ejemplo, los estudiantes conocen datos sobre diferentes
ciudades en diferentes partes del mundo, pero no terminan de entender qué es una
ciudad. En estos casos se le da prioridad a las características y las descripciones
detalladas de los elementos, realizando inventarios, y teniendo que memorizarlos. Se
estudian y diferencian distintas ciudades, pero no se las vinculan entre sí, como podría
serlo la dinámica de las principales ciudades latinoamericanas dentro de un contexto
común.
Esta escuela que se describe es la de tradición francesa, que se pretende neutra, y que
además oculta los conflictos, contradicciones, y otras problemáticas. De esta manera, el
mundo es presentado como un espacio armonioso, a modo de folleto turístico, dejando
de lado el rasgo más saliente: la complejidad de las manifestaciones que tienen lugar en
el territorio, los conflictos de intereses, racionalidades y formas de poder puestas en
juego.
¿Cuál es entonces el lugar de la geografía en las escuelas? ¿Por qué y para qué vale la
pena su aprendizaje? Estas respuestas se encuentran a partir del estudio del territorio. Es
importante la delimitación de un nuevo objeto de estudio, y trabajar con los estudiantes
saberes para que puedan intervenir, decidir, para cambiar y criticar. La realidad es
compleja, múltiple y contradictoria, siendo múltiples los objetos de estudios.

Para situarse mejor: es importante, para situarse y comprender los estudios de la


geografía, las diferentes corrientes teórico metodológicas de la disciplina, y también las
diferentes relaciones entre naturaleza y sociedad presentes en las diferentes corrientes
del pensamiento geográfico.

Distintas corrientes en geografía

La aparición y desarrollo de las distintas teorías deben ser estudiadas junto con sus
contextos históricos para poder comprenderlas totalmente. De esta manera, la historia de
la geografía, da cuenta de las diferentes ideas del mundo que tuvieron lugar en
diferentes momentos, en distintos lugares, como así también la variación de los objetos
de estudio. A pesar de que las ideas del pensamiento geográfico fueron cambiando, aún
persisten algunos rasgos de cada una de las teorías que fueron sucediéndose, y
conviviendo.
La corriente positivista: puede ser ubicada a mediados del siglo XIX y comienzos del
siglo XX, y se la puede presentar como la postura de un determinismo natural, donde
impera lo permanente e inmutable. El objeto de estudio se limita a la superficie terrestre,
aplicando los métodos de las ciencias naturales como vía para darle carácter científico a
las cuestiones sociales, pretendiendo ser objetivo y neutral.
La corriente regionalista, humanista: puede ser ubicada desde mediados del siglo XIX
y comienzos del XX. Lo fundamental de esta corriente es el historicismo, con el cual los
estudios parten de casos particulares para llegar al conocimiento de lo humano. Cada
caso particular es único e irrepetible, como así lo es cada lugar de la superficie terrestre,
y de esta manera se implementa el concepto de “excepcionalismo en geografía”. El
método es la observación, para describir el paisaje y la región, dándole valor a la acción
humana, su capacidad de adaptación, reacción, elección y su forma de actuar en el
territorio. La idea central de esta corriente es el posibilismo.
La nueva geografía o geografía cuantitativa: iniciándose después de la Segunda
Guerra Mundial. Esta corriente retoma las ideas del positivismo, cuyos argumentos se lo
caracterizará como universales y racionales, dando paso a lo que se denomina
neopositivismo, que deja de lado las ideas empardadas con la biología, y las acerca a la
matemática y la física. La geografía cuantitativa se vale de numerosos datos, método
que a su vez se fue considerado ahistórico. Sin embargo, sus investigaciones buscan
alcanzar el carácter de leyes a partir del uso de instrumentos matemáticos y de la lógica.
La geografía crítica: iniciada a partir de 1960, y ubica al hombre y sus problemas
como centro de interés para sus estudios, considerando que lo propio de la geografía es
la naturaleza social. Incorpora la historia como disciplina fundamental para alcanzar sus
objetivos, como mirada global, integradora, lejos de la neutralidad pretendida por la
ciencia. Esta corriente incorpora el concepto de multicausalidad y la multiracionalidad,
dado que no hay una linealidad entre causa y efecto en los fenómenos sociales. El
espacio es concebido como un producto social, y no como una condición. Naturaleza y
sociedad entran en juego, se relativizan, dentro del proceso histórico.
De esta manera, nos encontramos con diferentes corrientes que a lo largo de la historia
se han acercado a la geografía, proponiendo diferentes métodos de investigación, a
partir de distintos objetos de estudio. Sin embargo, dentro del ámbito escolar, la
dicotomía en la enseñanza se ha dado entre naturalismo e historicismo, siendo casi nula
la geografía cuantitativa y la geografía crítica.

Distintas visiones de la relación naturaleza-sociedad


Los conceptos y nociones varían, no son eternos, y se amoldan a los contextos
históricos. La relación entre naturaleza y sociedad no es ajena a esas modificaciones, ya
que fue cambiando desde lo natural exclusivamente, siendo la naturaleza quien
condicionaba al hombre, y por otro lado con otra perspectiva, en la que el hombre
condicionaba a la naturaleza para sus fines. De esta manera se puede proponer un
esquema para entender esos cambios:

a) Visión tradicional: data de los siglos V y VI, y reaparece en el siglo XVIII,


donde la naturaleza es la que influencia al hombre, a nivel individual y
colectivo.
b) El concepto de medio ambiente: data del siglo XIX. Recoge las ideas
evolucionistas, siendo el medio una realidad envolvente, y se refiere al medio
físico natural y su relación con los seres vivos. Aparecen las visiones de
ambientalismo, ecología y ecologismo.
c) El hombre agente, organizador, creador del medio: el hombre como actor
central, y es una de las fuerzas de la naturaleza. Se habla del paisaje
humanizado, del posibilismo, y se entiende al hombre como factor geográfico.
d) Dos grandes corrientes desde mediados de siglo: por un lado, las que retoman las
concepciones naturalistas, ambientalistas, ecosistémica y geosistémica; y por
otro lado, la que pone la atención en la acción humana sobre el medio físico,
junto con la creación de nuevos medios. Se toma la ciudad como el extremo de
la artificialidad, junto con la degradación del ambiente y la política ambiental.

Geografía física-geografía humana

Son muchos los cuestionamientos que aparecen sobre esta relación, para pensarlas
separadas, de ser posible, y por otro lado si realmente existe o no esa posibilidad, dadas
las características que le son propias a la naturaleza física, y por otro lado al orden
humano, como lo político, económico, y cultural. A pesar de estas miradas específicas
dentro de esta posible división, el abordaje conjunto de dicha relación permite acercarse
de manera adecuada al conocimiento específico. De esta manera se rechaza la
separación.
La división entre la geografía física y la geografía humana es ficticia, partiendo desde
la idea de que en el mundo no existen espacios que no hayan sido intervenidos por el
hombre, y que puedan ser concebidos como naturales. La idea del estudio por separado
puede constituir un obstáculo para la comprensión de las transformaciones que ocurren
en la realidad, dado que la organización social dinámica provoca las transformaciones.
De esta manera, los elementos de la naturaleza le interesan a la geografía dentro de esta
simbiosis.

Para explicar mejor

Con lo planteado hasta el momento, la geografía persigue el objetivo de analizar,


interpretar y pensar críticamente el mundo social, siendo fundamental el vínculo
histórico entre la naturaleza y la sociedad. Este vínculo histórico está determinado por
los cambios constantes en que las formas de organización humana transformaron e
hicieron uso del territorio según necesidades e intereses. Estos estudios geográficos se
realizan a partir de metodologías y técnicas específicas de la disciplina, que fueron en
parte tomadas o heredadas de otras, y algunas que le son propias.

El espacio producido

El espacio “es un conjunto de cosas y relaciones juntas” (Santos, 1988). El espacio se


conforma de dos componentes integrados: elementos naturales, modificados por el
hombre en mayor o menor grado, y por otro lado, el conjunto de relaciones sociales en
un momento histórico determinado. Cada momento histórico posee relaciones
particulares entre la sociedad y el territorio, distintas condiciones económicas, sociales,
culturales y políticas. Estos cambios históricos se dan en sintonía con los cambios en el
espacio, a partir de distintas valorizaciones cualitativas y cuantitativas de la naturaleza,
a partir de la intencionalidad social.
En el proceso de valorización intervienen distintas fases: apropiación de los medios
naturales, creación de una naturaleza artificializada, apropiación de ella, creación y
apropiación de formas espaciales (Moraes, 1987). Las formas espaciales refieren a las
relaciones de producción de cada momento determinado, tomando significado a partir
del uso social en las faces del proceso productivo (producción, circulación, distribución,
consumo), alcanzando gran importancia a partir de la división territorial del trabajo.

El paisaje transformado

“Es todo aquello que vemos, que nuestra vista alcanza” (Santos, 1988). El paisaje varía
según la perspectiva desde dónde se lo contemple y también a partir de la selección
hecha por el observador. Además, el paisaje cambia constantemente por la intervención
del hombre, se transforma a partir de la aparición o desaparición de elementos, dejando
marcas en los diferentes momentos históricos.

Desde la realidad y hacia ella

La percepción de los fenómenos se produce a partir de la observación de la realidad,


pero no se quedan en la mera observación, ya que se debe pasar a la construcción
conceptual o compuesta por distintos niveles de abstracción. Muchas veces puede
alcanzarse una generalización de los fenómenos, si a partir de los análisis y nuevos
estudios, se encuentran fenómenos similares en territorios distintos. De esta manera, a
partir de situaciones concretas, se pueden comprender otras organizaciones espaciales,
por eso es fundamental poder estudiar cada lugar in situ a partir del estudio de campo.
Sin embargo, otras fuentes también son fundamentales, bibliografía de otros autores e
investigadores, fotografías, cartografías, etc.
A partir de las generalizaciones, podemos llegar a entender cuestiones como las
escalas geográficas.

Las escalas y el tiempo en la geografía


Las escalas hacen referencias a diferentes niveles de intencionalidad: local, regional,
nacional y mundial, estando fuertemente relacionadas entre ellas, pudiendo entenderlas
de manera conjunta y no independientes. Por ejemplo: para entender la realidad de la
producción de algodón en el Chaco debe estudiarse su contexto de producción regional
y nacional, analizando su economía, la vida en la región, el comercio internacional y
local, o la tecnología para la producción, entre otras cosas. De esta manera, lo que
ocurre en el Chaco con la producción de algodón se relaciona con lo que ocurre en otras
áreas, como Buenos Aires, Rosario, Córdoba, lugares que consumen la producción, y
también lugares extranacionales como Taiwán, con gran inserción en el mercado textil
argentino.
Para comprender estos fenómenos hay que estudiar y analizar las formas espaciales,
que están cargadas de pasado, presente y son el germen del futuro, ya que el grado de
desarrollo económico, las pautas culturales y el contexto sociopolítico condicionan las
posibilidades de cada lugar, dando cuenta de la historia que transcurre en ese momento.

Mundialización y globalización

Los cambios tecnológicos producidos en las últimas décadas, principalmente en lo


relacionado a las comunicaciones, han generado grandes transformaciones en los
intercambios comerciales y la circulación de la información. El avance tecnológico
provocó la mundialización de las relaciones económicas, sociales, políticas y culturales,
asimilándose los mismos modos de hacer las cosas. De esta manera, se crean y recrean
las formas espaciales tanto urbanas como rurales, bajo nociones científico técnicas,
siendo la red urbana el centro de los procesos de producción. El campo y la ciudad ya
no se piensan separadas, deben ser abordados de manera integrada.
Sin embargo, también se plantea que el fenómeno de la globalización ha producido
transformaciones inversas a las planteadas en el párrafo anterior. El avance de la
tecnología como generador del distanciamiento social, entre quienes la usan y quienes
no, creando barreras de acceso y privilegios, que se acrecientan al propio ritmo de su
crecimiento.

La región y los circuitos de producción

La internalización de la economía determinó una interrelación entre las diferentes


áreas, ya no se habla de región autónoma o aislada. Las áreas funcionan a nivel global y
específicamente en un territorio determinado. De esta manera, toma gran relevancia el
papel del Estado, los actores individuales y sociales, instituciones y empresas, en todo
este proceso.
Cuanto mayor es el grado de mundialización, más específico se torna el espacio para
entrar en la competencia de mercado, afirmando su diferenciación geográfica,
insertándose en un subespacio articulado dentro de una lógica global y un circuito
espacial de producción. “Se entiende por circuito productivo al conjunto de
encadenamientos que se verifican dentro de una misma actividad productiva y que se
vinculan entre sí dando lugar a un proceso secuencial y obligado, que va desde la
obtención de la materia prima inicial hasta la entrega del producto elaborado al mercado
de consumo final” (Rofman y otros, 1987). Esto además implica el análisis de los
diferentes actores intervinientes, sociales y económicos.
Un ejemplo de lo planteado anteriormente puede darse con el circuito del azúcar,
diferenciando los modos de producción en Tucumán por un lado, y Jujuy y Salta por
otro. En el caso de Tucumán, la producción está dada partir de productores
minifundistas, con bajo nivel de mecanización, utilizando mano de obra familiar con
rendimientos bajos. Por otro lado, en Jujuy y Salta se encuentran grandes y pocas
empresas, que cuentan con alta tecnificación y grandes propiedades, desde donde
producen y comercializan, además de tener otros subproductos, dándoles mayor poder
de negociación y organización. Estas diferencias en los modos de producción requieren
abordajes teóricos metodológicos diferentes, a partir de las variables en los recursos
naturales, productivos, tecnología, capital, población e intercambios.

Reflexión final

La geografía es una disciplina con un rol importante para el conocimiento de la


realidad social, vinculando pasado, presente y futuro, a partir del análisis de las
transformaciones de los espacios, las características, causas, consecuencias, y el rol de
la sociedad. Por eso es fundamental la incorporación de la perspectiva histórica para la
comprensión de los procesos. De esta manera, la geografía no es entendida como una
transición, si no como el período en sí mismo, entendiendo quiénes son parte, quienes
son los protagonistas y cuáles son sus intencionalidades. El proceso de humanización es
cada vez más profundo, con el que la naturaleza cada día está más culturizada y
artificializada, como producto de los avances en las técnicas y la tecnología aplicada.

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