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Gracias.
Tomo
I
Expediente Vallejo.
Proceso penal seguido
contra el poeta César Vallejo
Tomo I
Diseño:
EL POETA CÉSAR VALLEJO
Corrección de textos:
Yuliana Padilla Elías
Ilustración de portada:
Bruno Portuguez Nolasco
DOI: 10.35292/pj.gob.pe/book/978-612-4484-27-8
IX Presentación
Gladys Flores Heredia y Francisco Távara
Córdova
LV Criterios de edición
Gladys Flores Heredia
LIX Agradecimientos
1 Expediente Vallejo. Tomo I
U
no de los capítulos más dramáticos que vivió César Vallejo a los
veintiocho años fue la experiencia carcelaria por 112 días en la
penitenciaría de Trujillo, entre el 6 de noviembre de 1920 y el 26 de
febrero de 1921. El tema es bastante conocido y difundido por los principales
biógrafos y los estudiosos de la obra del vate de Santiago de Chuco: Juan
Espejo Asturrizaga, César Vallejo: itinerario del hombre, 1892-1923 (1965);
André Coyné, César Vallejo (1968); Germán Patrón Candela, El proceso Vallejo
(1992); Stephen Hart, César Vallejo. Una biografía literaria (2014); y Miguel
Pachas, ¡Yo que tan solo he nacido! (Una biografía de César Vallejo) (2018).
El poeta fue llevado a una celda estrecha, húmeda, maloliente y oscura (tenía
una ventana pequeña). El único mueble era una cama de metal, no había
sábanas, ni agua ni baño. Antenor Orrego fue a ver al vate el 7 de noviembre
y se conmovió hasta las lágrimas al ver a lo que había sido reducido su amigo
(p. 120).
X Presentación
Como hemos mencionado anteriormente, el 21 de febrero de 1921, es decir,
hace cien años, Vallejo, después de su injusta reclusión, fue liberado. La
efemérides probablemente nos lance a leer la correspondencia que escribió
a sus amigos, quizás para hallar la voz sincera e íntima que se confiesa detrás
de cada carta haciendo saber su dolor y desencanto tras las rejas; también
releeremos las investigaciones que se han realizado sobre su permanencia
en la penitenciaría de Trujillo y cómo esta traumática experiencia sirve para
comprender algunos poemas de Trilce o para entender algunos relatos de
Escalas; además, para explicarnos por qué no regresó al Perú. Todas estas
actividades que realicemos serán parciales, si es que no leemos el expediente
completo que se le abrió a Vallejo.
Referencias
Hart, S. (2014). César Vallejo. Una biografía literaria. Editorial Cátedra Vallejo.
XII Presentación
DOI: 10.35292/pj.gob.pe/book/978-612-4484-27-8.xiii
El proceso judicial
de César Vallejo1
«El día más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú». En esta
breve pero sentida frase de nuestro inmortal vate está resumido el capítulo
terrenal más trascendente y duro en la vida del poeta y el que más impacto
ha tenido también en su obra, en especial en Trilce (1922) y Escalas (1923).
Tenía 28 años cuando le tocó vivir un auténtico vía crucis, en atención a que
los hechos acaecieron el primer día de agosto de 1920, hace ciento un años.
Por ello, creo pertinente ubicarnos en el contexto político, social y jurídico de
esa fecha. Veamos:
1 Quiero expresar mi agradecimiento al juez supremo, Dr. César San Martín Castro, por
haberme hecho llegar sus valiosas opiniones, que permitieron enriquecer el contenido de
este estudio.
• Regía el Código Penal de 1863, que fue el primer código en la materia que
tuvimos como República independiente, pues este cuerpo normativo
estuvo vigente hasta 1924, en que recién fue derogado y reemplazado
por el «nuevo» Código Penal de ese año.
2.1. Preliminar
Los hechos tienen como factor causal, primero, la indisciplina de los gendar-
mes del destacamento de Santiago de Chuco, quienes incluso se encontra-
ban embriagados y reaccionaron contra la autoridad efectuando disparos
y tomando el cuartel; y, segundo, un incidente entre el sargento Bardales
Gallardo con el subprefecto de la provincia, Ladislao Meza Carballido —quien
era escoltado por seis gendarmes procedentes de Huaraz—, que degene-
ró en una confusa insubordinación de la gendarmería, la intervención de la
población, un tiroteo cruzado con el resultado de dos gendarmes muertos
y el civil Manuel Antonio Ciudad (este último victimado por el soldado
Lucas Guerra, fallecido en los incidentes), y el asalto del negocio comercial
del ciudadano Carlos Santa María.
3. Valoraciones finales
Debe resaltarse, por otro lado, que el fiscal también retiró la acusación
contra César Vallejo, pero como el Tribunal lo absolvió, es decir, a final de
cuentas la respuesta pública fue liberar de cargos al acusado, lo que denotó
una coincidencia entre el fiscal y el Tribunal Correccional, no se consideró
necesario, ante esta conclusión, afirmar la presencia de una nulidad procesal.
El artículo 255 del CPMC exigía un trámite previo y una resolución de
especial pronunciamiento con motivo del retiro de la acusación, que podía
ser de dar por retirada la acusación y archivar la causa, remitir el proceso a
Segundo, ¿era del caso, ante la opinión del fiscal interino Castañeda, dictar
un auto de libertad incondicional? No. Tampoco el dictamen no acusatorio
vinculaba al Tribunal Correccional. Por imperio del artículo 196 del CPMC
El Expediente Vallejo:
una aproximación
desde la crítica
genética1
P
ara los estudios de la crítica genética resulta significativo indagar no
solo por los materiales documentales que dan cuenta de la etapa
formativa de un texto, sino también es importante interesarse por los
momentos en que se generan las condiciones que darán origen a lo que
será una publicación (Lois, 2001, pp. 45-47). En el caso de los tres tomos
del Expediente Vallejo. Proceso penal seguido contra el poeta César Vallejo,
tomamos en cuenta aquellos hechos que contribuyeron a la formación
de una red orgánica de nexos que articularon y produjeron una serie de
materiales que, luego, tras una etapa de rigurosa investigación, selección y
un arduo proceso de digitalización de los folios, transcripción paleográfica,
diagramación, cotejo y corrección, permitirán el alumbramiento del libro.
En esa línea de reflexión sobre la génesis del texto, es preciso señalar que
este libro encuentra su primera fuente de investigación en la realización de
un significativo reconocimiento de la inocencia de César Vallejo, así como
en la socialización del homenaje por su desempeño como juez de paz de
2 Todas las citas del Expediente Vallejo. Proceso penal seguido contra el poeta César Vallejo
provienen de esta edición, por lo que solo se colocarán el número del tomo y el de las
páginas citadas.
3 Esta ceremonia fue inaugurada el 14 de noviembre de 2007 en el auditorio César Vallejo de
la Universidad Nacional de Trujillo por el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la
República, Dr. Francisco Távara Córdova, quien manifestó: «Este acto es el más rotundo y
el más profundo y sensible acto judicial, aquel que se hubiera adjuntado en el expediente
Vallejo; sea sin embargo, en su sincero simbolismo y hondura el que restablezca toda la
dignidad del poeta frente a los hechos penales que le fueron injustamente imputados»
(Poder Judicial del Perú, 2007, párr. 2).
4 Cabe precisar que los dos cuadernos del Expediente Vallejo, luego de la exposición en
el año 2007, retornaron a su lugar de origen: el Archivo Regional de La Libertad, que ese
año tenía como director al Dr. Napoleón Cieza Burga, quien guardaba los dos cuadernos
en una urna de vidrio. Cuando en setiembre de 2019 viajé a Trujillo para rescatar del
olvido estos dos cuadernos, tuve la oportunidad de entrevistar al director actual de dicha
institución. Así, me refirió que el Dr. Cieza no permitía que nadie manipule el expediente,
y si algún interesado iba a preguntar por este valioso documento, a lo sumo, si era un
vallejista connotado de Trujillo, solo le permitía visualizar los cuadernos desde la urna
transparente que estaba cerrada con un candado, y que a manera de coloquialismo me
comentaron que se abría solo con siete llaves.
5 En una de las entrevistas que realicé en setiembre de 2019 al Sr. Alfonso Acuña Suárez,
director del Archivo Regional de La Libertad, me informó que durante la gestión del
exdirector de su institución, el Dr. Napoleón Cieza Burga, se encontraron y sistematiza-
ron los dos cuadernos que contienen los folios del Expediente Vallejo. Lamentablemente
no pude entrevistar al Dr. Cieza para preguntarle en qué año y cómo encontraron el
expediente, en qué estado se hallaba, en qué año culminaron la agrupación de los folios y
qué pasó con el cuaderno 2.
No obstante, todavía nos faltaba encontrar los folios del segundo tomo,
los cuales, tras una exhaustiva investigación, rescatamos de una biblioteca
particular, con el detalle de que estos folios no eran originales como los que
hallamos en el Archivo Regional de La Libertad, sino que estaban fotocopiados
y desorganizados. No hay duda de que las copias fieles de los folios de este
segundo tomo, cuya existencia se desconocía hasta ahora6, contribuyen no
solo a hilvanar la historia textual del expediente, pues en este se agrupan
los folios que se redactaron durante los años 1920-1924, sino porque en este
tomo encontramos numerosos escritos del poeta, en los que solicita en
reiteradas ocasiones su libertad, pide su excarcelación, pues de acuerdo con
las normas legales era infundado el largo tiempo que estuvo en la cárcel; en
suma, en este segundo tomo podemos encontrar nueve recursos redactados
por el poeta7, es decir, el registro de un breve corpus de la escritura jurídica del
Vallejo abogado, ya que, como sabemos, luego de terminar sus estudios sobre
Filosofía y Letras (1914), decidió formarse en la carrera de Jurisprudencia en
la Universidad de La Libertad (actualmente Universidad Nacional de Trujillo),
entre 1915-1917. Consideramos que este conocimiento sobre el sistema legal
6 Al respecto, cabe precisar que Patrón Candela, en su libro El proceso Vallejo (1992), inserta
algunos folios de los tres tomos, incluyendo el tomo II, así como hace la transcripción,
no siempre literal, de algunos de estos; sin embargo, no precisa a qué tomo pertenecen.
Si analizamos el libro de Patrón Candela, podemos inferir que tuvo a mano todos los
folios del expediente, pues en la presentación nos refiere que «el proceso ha llegado a su
conocimiento, constituidos por ocho cuerpos de expedientes acumulados, cuyas copias
xerográficas he obtenido con la autorización del presidente de la Corte Superior de
Justicia de La Libertad» (2020, p. 58); líneas más adelante señala que ha revisado «más
de dos mil folios» (2020, p. 59). De esta cita podemos colegir que hasta fines del siglo
pasado los legajos del Expediente Vallejo se encontraban en la Corte Superior de Justicia
de La Libertad, de allí que nos preguntáramos cuándo se perdieron o descartaron. Esta
reflexión la realizamos toda vez que en setiembre de 2019 fuimos a buscar el tomo II del
Expediente Vallejo en las dos sedes que tiene la Corte Superior de Justicia de Trujillo,
tanto en la principal, ubicada en el Jr. Pizarro n.o 544 con Bolívar 547, como en el local
nuevo situado en la urbanización Covicorti-sede Natasha Alta, manzana P, lote 7. En
ambos lugares nos respondieron que no tenían conocimiento del referido expediente.
7 Para ubicar los recursos redactados por César Vallejo, véanse los folios [437], [438], [446],
[452], [458], [468], [474], [491] y [496] del tomo II.
Patio de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, en los años (1920-1921) en que Vallejo
estuvo en prisión. Archivo de Jorge Kishimoto Yoshimura.
Por este primer edicto cito, llamo y emplazo al acusado César Vallejo, para que
en el término de quince días se presente en la cárcel pública de esta ciudad a
defenderse de los cargos que le resulta de la acusación del señor fiscal, en la
instrucción que se le sigue por incendio y otros delitos (t. III, p. 809).
8 Esperamos poder publicar pronto la edición facsimilar de los tres tomos del Expediente
Vallejo, pues así se podrá apreciar con mayor detalle cómo eran los documentos jurídicos
hace un siglo. Aún nos encontramos en la brega editorial.
Han pasado ciento un años desde que se escribieron los primeros folios
del Expediente Vallejo, pasaron también catorce años desde que se expuso
para el público en aquel acto de resarcimiento judicial, que será uno de
los últimos acontecimientos donde se vio el expediente. Desde el 2007 y
hasta que lo halláramos tras una paciente pesquisa (2019), mucha agua ha
corrido bajo el puente. El siglo transcurrido en torno al expediente puede
hacernos suponer que el material está deteriorado e irreconocible. De modo
paradójico, digamos que, con el expediente de la injusticia, el tiempo ha
sido benigno, probablemente para que los futuros investigadores puedan
advertir cómo —folio tras folio— se buscaba inculpar a un inocente. Salvo un
grupo de los primeros folios del tomo I, que fueron deshaciéndose como el
polvo o quebrándose como una delicada lámina de galleta por el proceso
de humedad, la falta de una infraestructura adecuada para su conservación,
el polvo, las altas temperaturas y el ataque de los bichos bibliófagos que se
han alimentado de los folios, la mayoría de los legajos originales de los tomos I
y III del expediente se mantienen en regular estado de conservación.
Los hechos delictuosos materia de este proceso tienen lugar en la tarde del 1.o
de agosto de 1920, en la ciudad de Santiago de Chuco, habiéndose realizado
en consecuencia cuando regía el Código Penal derogado y las leyes especiales
que le complementaban. Han transcurrido hasta la fecha 7 años, 3 meses y
24 días.
[…]
El Tribunal Correccional se servirá, pues, declarar prescrita la acción de
esta causa mandando archivar los de la materia y dejando sin efecto la orden
de captura dictada contra varios de los acusados; salvo mejor parecer del
respetable Tribunal (t. III, p. 975).
9 Al respecto, véase el folio [461 v.] del tomo II, en el que se menciona que «el escrito de
denuncia del Sr. Santa María y de doña Eufrocina Calderón [está] en el cuaderno número
3» (p. 504); líneas más abajo se refiere que es necesario «que concurran a la audiencia los
peritos Carlos Caballero, Basilio Guevara, Francisco Ortega […] y siguientes del expediente
número 1; […] y [los] empíricos Sánchez y Castro Agustí de f. 58, 59 y 60 en el cuaderno
número 4» (t. II, p. 504). Como podemos apreciar, el Expediente Vallejo que publicamos es
la suma de varios cuadernos y expedientes.
Referencias
Patrón, G. [1992] (2020). El proceso Vallejo (3.a ed.). Fondo Editorial del
Poder Judicial del Perú.
Poder Judicial del Perú (2007). Poder Judicial inauguró muestra de desagra-
vio a César Vallejo al cumplirse 90 años de su designación como juez
de paz. https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/cortesuprema/s_cor
tes_suprema_home/as_inicio/as_enlaces_destacados/as_imagen_pren
sa/as_notas_noticias/as_notas_noticias_2007/cs_n_inauguro_muestra
H
ace un siglo, el poeta César Abraham Vallejo Mendoza estuvo ence-
rrado injustamente 112 días en la cárcel de Trujillo, desde el 6 de
noviembre de 1920 hasta el 26 de febrero de 1921. Este año recor-
damos el centenario de su liberación. Justamente para demostrar de modo
contundente su inocencia, publicamos los folios que hemos podido recu-
perar de todo el proceso penal que se siguió contra él y otros acusados.
Así, hemos sistematizado y realizado una transcripción paleográfica de
aproximadamente dos mil folios, si contamos las vueltas de estos. Para ello,
hemos dividido esta publicación en tres tomos. Tal como lo expliqué en el
estudio que precede a este texto, encontramos los cuadernos dos y tres en
el Archivo Regional de La Libertad (Trujillo). Estos dos cuadernos, que para
efectos de esta publicación denominamos tomos, tienen su propia foliación,
la cual mantuvimos, pues, aunque pocas veces las fechas no son correlativas,
sí muestran un orden de las etapas que siguió el proceso: desde el inicio, 5 de
agosto de 1920, hasta su prescripción emitida por el Tribunal Correccional el
7 de febrero de 1928.
Ya hemos referido los avatares que sorteamos para conseguir los folios
del tomo II. En ese sentido, nos corresponde en esta sección explicar la situa-
ción en la que encontramos dichos documentos. Fue en diciembre de 2019,
Otro aspecto que se debe considerar es que por ser copias del folio original,
sobre todo los que tienen textos manuscritos, están en pésimas condiciones
E
n mi condición de ejecutora de este proyecto de investigación y
edición, quiero agradecer al Dr. Francisco Távara Córdova, director del
Fondo Editorial del Poder Judicial, por haberme confiado el trabajo de
recolectar, organizar y publicar este histórico expediente cuya necesidad de
difusión puso en la agenda de los vallejistas hace catorce años cuando realizó
el desagravio a Vallejo. Por ello somos dos los responsables de la publicación
del Expediente Vallejo. Proceso penal seguido contra el poeta César Vallejo,
dividido en 3 tomos. En todo momento el doctor Távara ha participado
activa y decisivamente en su publicación. Sin su respaldo, la concreción de
esta colosal empresa vallejiana no hubiera sido posible.
LX Agradecimientos
Tomo
I
ARCHIVO REGIONAL DE LA LIBERTAD
SERIE: SUBSERIE:
Legajo : Cuaderno :
Año : 1920 Hojas útiles : 998
CONTENIDO
Cuaderno n.o 01
* Por error, en lugar de 5 se colocó 6 de agosto. Asimismo, cabe precisar que, en los archivos
originales del cuaderno 3, el último folio 998 v. tiene fecha 6 de julio de 1928; por lo que
inferimos que se han extraviado algunos folios finales que inicialmente tenía el Archivo de
La Libertad.
1334 928
N.° 323
Provincia de Santiago de Chuco
Instrucción contra Héctor M. Vásquez, Pedro Lozada, César A. Vallejo y
otros, por incendio y otros delitos realizados el 1.o de agosto de 19201.
1 En el expediente original, las tres cuartas partes verticales de la portada (primera página)
del primer legajo están rotas. Hemos reconstruido sus datos tomando en cuenta la cita que
proporciona André Coyné en el primer capítulo, «Apuntes biográficos de César Vallejo», de
su libro Medio siglo con Vallejo (1999, p. 51). Cabe precisar que Coyné publicó este capítulo
por primera vez en la revista limeña Mar del Sur, número 8, noviembre-diciembre de 1949,
como resultado de las investigaciones que realizara ese mismo año durante los meses de enero
y febrero, en Trujillo, Santiago de Chuco y Huamachuco. Tal como lo testimonia el peruanista
francés: «En Trujillo tuve que ubicar la Notaría donde había quedado archivado el expediente
del Proceso consecutivo a los incidentes de las Fiestas patronales de Santiago de Chuco, de
julio de 1920, que llevaron a prisión a Vallejo. Dicho expediente se encontraba en una sala
llena de documentos semejantes. Pagué a un empleado para que me encontrara los que me
interesaban. Este tardó dos días en descubrirlos. Desde entonces se encuentran disponibles,
al alcance de los estudiosos que con el avance de la técnica, han podido reproducirlos
íntegramente» (1999, p. 16).
Denuncia2
Señor subprefecto de la provincia
Carlos y Alfredo Santa María y Carolina J. Aranda, de esta vecindad, ante Ud.
con el debido respeto nos presentamos para exponer:
Que el domingo 1.º del presente mes, como a las cinco de la tarde, nos
encontrábamos tranquilamente en nuestra casa habitación y tiendas de comercio
respectivamente, situadas en la calle del Comercio de esta ciudad, cuando de
improviso y a la voz de maten y quemen, se acercaron don Vicente Jiménez e
hijo, Héctor M. Vásquez, Albano Vásquez, Pedro Lozada, César Vallejo, Manuel
Vallejo, Víctor Vallejo, Aurelio Calderón Rubio, el juez Martínez Céspedes, Benjamín
Paredes, José E. Moreno, Octavio Delgado, Telésforo Paredes, Francisco Vásquez
Pizarro, Manuel Jesús Sánchez Aguilar, Cristóbal Delgado, Demetrio García, Pedro
Pelaes, Néstor Medrano y otros y rompieron las puertas de nuestros establecimientos
comerciales y penetraron en ellos todos armados con rifles y carabinas con el propósito
de victimarnos y robarnos. Felizmente pudimos escapar nuestras personas quedando
los forajidos haciendo disparos sobre mi señora madre, quien salió a nuestra defensa.
No contentos con esto y más tarde, como a las doce de la noche, después
de haber saqueado cuanto objeto de valor les fue posible, prendieron fuego a
nuestras propiedades, aprovechando de treinta y tantos cajones de kerosene
que existían en nuestros depósitos, siendo los principales incendiarios Oscar
Jiménez, Pedro Lozada, César Vallejo, Manuel Vallejo, Telésforo Paredes, Héctor
Vásquez, Benjamín Ravelo y Francisco Vásquez, apoyados por el alcalde Vicente
Jiménez, el juez Martínez Céspedes, José E. Moreno, Aurelio Calderón Rubio
y otros, quienes armados de carabinas sembraron el pánico primero para que
2 Cuatro días después de los actos delictivos ocurridos en Santiago de Chuco el 1 de agosto de
1920, el proceso contra César Vallejo y otros dieciocho acusados, entre los que se encontraban
sus hermanos Manuel y Víctor, se inicia con la denuncia interpuesta por los hermanos Carlos
y Alfredo Santa María, y su madre Carolina J. Aranda, que es la información que se consigna
en el folio 1 del primer tomo. En el expediente original, este folio está partido verticalmente
por la mitad, por lo que tuvimos que completar la información con los textos de los folios 10
y 11 de este primer tomo, donde se consigna la copia de esta denuncia.
FOLIO 1 v.
que se han encontrado entre las cenizas restos de cheques circulares y fragmentos
de monedas de libras de oro, habiendo tenido en cheques circulares Lp. 1250 y en
libras oro sellado Lp. 400 —o sea el total de Lp. 1650—. Todo se ha reducido a
cenizas inclusive libros de contabilidad —todo absolutamente todo—.
Estos hechos, señor subprefecto, constituyen crímenes horrendos y alevosos
penados por nuestras leyes; por consiguiente, los denunciamos y pedimos la captura
inmediata de los susodichos criminales para su juzgamiento.
Ud. señor subprefecto es testigo, lo mismo que el público en general, de los
hechos consumados que por falta de fuerza pública no [pudo] dominarlos, pero
sí puede hoy exigir o contribuir a la sanción respectiva previo reconocimiento
de los escombros para acreditar los crímenes demarcados. Además, en la parte
civil, estimamos nuestras pérdidas totales en Lp. 20 000, veinte mil libras oro
sellado, [doblado] Con la circunstancia, señor subprefecto, de que soy agente
vendedor de las siguientes casas comerciales: Trujillo, Agencies C.o, E. & W.
Hardt, Pinillos, Goicoche C.o, Hassler Meseth y C.o, Alberto Sommaruga, Foc
Chong y Joaquín Canales Casenave.
Los crímenes que dejamos denunciados se hallan previstos y penados por
nuestra ley penal en su art. 354 C. P. con la circunstancia agravante de haberlos
perpetrado en la noche en nuestro propio domicilio y con el único propósito de
victimarnos por medio del incendio del que pudimos escapar por los techos de las
casas vecinas.
Siendo los testigos la mayor parte de los comerciantes y moradores que viven
en el jirón del Comercio y otras personas más, cuyas declaraciones aparecerán
en el sumario respectivo, entre estos [cifremos]3 los siguientes: Tomás Ortiz,
Segundo Gutiérrez, Martín Gutiérrez, Herman Delgado, Abel Sauna, Luis Sauna,
Sacramento Tacanga, Manuel Rojas, Sacramento Mi-
3 Cifrar es un verbo que, entre varias de sus acepciones, significa transcribir, compendiar.
ñano, Santiago Jaime, Felipe Rebaza, Ildifonzo Rebaza, Gustavo Pinillos E.,
Natividad Sigueñas, Pablo Sánchez P., Pablo Sánchez Murga, Alejandro Arana,
Lidauro y Luzgardo Quevedo, Teodomira Quevedo, María Benites, Zenón Pereda,
Agustín Lopez Muñoz, Rufino Benites, Micaela Saldaña, Conversión Gavidia,
Julio Rodríguez Alvarado, Simón Castro, [roto] P. Mantilla, Julio Rodríguez
R., Rosario Gutiérrez, Benigno y Miguel Rojas, Manuel R. Calonge, Lucinda
Romero, Jacoba C. de Uceda, Felícita de Cárdenas, Rosa vda. de Acuña, Augusto
Uceda, servidumbre de la casa Uceda, Manuel J. Valverde, José Rodríguez y
Marcial E. Sánchez.
Ha habido premeditación para cometer estos tremendos delitos, lo prueba el
hecho de haber roto las puertas temprano y haber dejado la casa expedita para
el incendio. Los denunciados después de asesinar a dos soldados de la guarnición se
lanzaron como chacales sobre nuestras vidas y propiedades, quedando esta última
completamente [destrozada].
Pedimos a Ud. se sirva capturarlos en el día y ponerlos a disposición
del juez en la cárcel pública para su juzgamiento y castigo haciendo presente que
demandamos también la responsabilidad civil en la suma antes manifestada.
Es justicia &.
6 de agosto de 1920
Con la nota respectiva, pase, [roto]
1.a instancia de la provincia [roto]4
4 Estas últimas tres líneas no aparecen en la copia de la denuncia que se incluye en el folio 11.
Asimismo, cabe señalar que en el expediente original este folio no tiene vuelta o reverso. En
este primer tomo, hay algunos folios que no tienen vuelta, varios de estos son los folios de
contabilidad (que van desde el 258 hasta el 324), los edictos (que van desde el 371 hasta el
389), entre otros. Hacemos esta precisión para que el lector no piense que ha sido un descuido
en la edición.
6 de agosto de 1920
Señor juez de 1.a instancia de la provincia
101 Para los efectos de ley, original acompaña la denuncia presentada
a esta [ilegible] Carlos y Alfredo Santa María y Carolina Aranda [ilegible] en mi
casa habitación [ilegible] 1.o de los corrientes por Vicente Jiménez [ilegible] que
[ilegible]
Ladislao Meza [rúb.]
FOLIO 3 v.
FOLIO 4 v.
conocimiento.
Otiniano [rúb.]
FOLIO 5 v.5
novecientos veinte siendo las dos de la tarde compareció ante el señor juez
instructor ad hoc doctor don Elías Iturri, el señor Rodolfo Ortega a quien después
que manifestara que aceptaba el cargo de promotor fiscal para el que ha sido
nombrado, el señor juez le recibió el juramento de ley por el cual ofreció cumplir
fiel y legalmente el cargo que se le ha conferido firmando con el señor juez por ante
mí de que doy fe.
Elías Iturri [rúb.] Víctor M. Guerrero [rúb.]
Rodolfo Ortega [rúb.]
[En] Santiago de Chuco a los 24 días del mes de agosto de 1920, siendo las tres y
media [de] la tarde,
FOLIO 7
hice saber el auto que antecede al perito don Carlos Caballero, quien enterado no
firmó; doy fe. = Tarjado = compareció ante el señor = no vale =.
Víctor M. Guerrero [rúb.]
En la misma fecha, siendo las cuatro de la tarde, hice saber el auto de la foja anterior
al perito don Basilio Guevara, el que enterado no firmó, doy fe.
Víctor M. Guerrero [rúb.]
FOLIO 86
6 En este folio se incluye la página del periódico trujillano La Industria. Transcribimos el texto
que figura en la sección «Comunicados». Debido a que solo se incluye una página, el contenido
está incompleto. No obstante, quien firma el comunicado es el Dr. Saniel Chávarri, abogado de
los hermanos Santa María.
FOLIO 97
7 En este folio se incluyen dos páginas del periódico La Industria, publicado en Trujillo el 16 de
agosto de 1920. Transcribimos el texto de estas páginas precisando que el contenido de este se
distribuye en tres columnas verticales, motivo por el cual hemos repetido la foliación 9 y 9 v.
tres veces, con el objetivo de identificar en qué folio aparece el texto transcrito.
FOLIO 9 v.
FOLIO 9
FOLIO 9 v.
8 Así termina la segunda página del periódico, pues debido a que el expediente judicial que
revisamos estaba cosido, no se pudo digitalizar la otra página.
Copia. Denuncia
Señor subprefecto de la provincia
Carlos y Alfredo Santa María y Carolina J. Aranda, de esta vecindad, ante Ud.
con el debido respeto nos presentamos para exponer:
Que el domingo 1.o del presente mes, como a las cinco de la tarde nos encon
trábamos tranquilamente en nuestra casa habitación y tiendas de comercio respec
tivamente, situadas en la calle del Comercio de esta ciudad, cuando de improviso
y a la voz de maten y quemen se acercaron don Vicente Jiménez e hijo, Héctor
M. Vásquez, Albano Vásquez, Pedro Lozada, César Vallejo, Manuel Vallejo, Víctor
Vallejo, Aurelio Calderón Rubio, el juez Martínez Céspedes, Benjamín Ravelo,
Marcos Paredes, José E. Moreno, Octavio Delgado, Telésforo Paredes, Francisco
Vásquez Pizarro, Manuel Jesús Sánchez Aguilar, Cristóbal Delgado, Demetrio
García, Pedro Pelaes, Néstor Medrano y otros y rompieron las puertas de nuestros
establecimientos comerciales y penetraron en ellos todos armados con rifles y
carabinas con el propósito de victimarnos y robarnos. Felizmente pudimos escapar
nuestras personas quedando los forajidos haciendo disparos sobre mi señora madre,
quien salió a nuestra defensa.
No contentos con esto, y más tarde como a las doce de la noche después
de haber saqueado cuanto objeto de valor les fue posible, prendieron fuego a
nuestras propiedades aprovechando de treinta y tantos cajones de kerosene que
existían en nuestros depósitos, siendo los principales incendiarios Oscar Jiménez,
Pedro Lozada, César Vallejo, Manuel Vallejo, Telésforo Paredes, Héctor Vásquez,
Benjamín Ravelo y Francisco Vásquez; apoyados por el alcalde Vicente Jiménez, el
juez Martínez Céspedes, José E. Moreno, Aurelio Calderón Rubio y otros, quienes
armados de carabinas sembraron el pánico primero para que nadie pudiera ocurrir
a prestar auxilio para extinguir el fuego, por lo que todo ha quedado reducido a
cenizas y escombros; pues es del dominio público que se han encontrado entre
las cenizas restos de cheques circulares y fragmentos de monedas de libras de
oro, habiendo tenido en cheques circulares Lp. 1250, y en libras de oro sellado,
9 Aquí se omiten los nombres de Simón Castro y P. Mantilla que figuran en la denuncia del
folio 1.
FOLIO 11
2
Pedimos a Ud. se sirva capturarlos en el día y ponerlos a dispo[si]ción del juez en
la cárcel pública para su juzgamiento y castigo haciendo presente que demandamos
también la responsabilidad civil en la suma antes manifestada.
Es justicia &.
Santiago de Chuco, 5 de agosto de 1920
Carlos Santa María Alfredo Santa María
Carolina J. Aranda
FOLIO 12
FOLIO 14
Denuncia
Señor juez instructor:
Carlos Santa María, vecino de Santiago de Chuco y de tránsito en esta ciudad, a
Ud. digo:
Que teniendo conocimiento de que el Tribunal Correccional se ha servido
nombrar a Ud., con singular acierto, juez instructor ad hoc para que constituyén
dose en Santiago de Chuco, instaure y lleve a cabo la instrucción criminal corres
pondiente, con motivo de los horrorosos delitos cometidos en la ciudad de mi
residencia, y de los cuales yo soy una de las víctimas, me apresuro a solicitar
de Ud., con cuyo objeto los denuncio en debida forma, que se practique la que
corresponde a los delitos perpetrados contra mis propiedades y mi persona.
Para el efecto presento copia de la denuncia y recurso que formulé ante el
señor subprefecto de la provincia de Santiago de Chuco en compañía de mi señora
madre Carolina J. Aranda, y con mi hermano don Alfredo Santa María, a raíz de los
sucesos, según aparece de los recibos que igualmente acompaño. Presento asimismo
dos periódicos de La Industria de esta ciudad, en los que mi apoderado, doctor
Saniel Chávarri B., y el suscrito, han relatado los hechos criminales tal como se han
producido, con sus antecedentes y manera de realizarse.
Suplico a Ud., por lo tanto, que tenga por formulada mi denuncia en los
términos en que aparecen de dichos recursos y de los periódicos que acompaño.
Debo agregar solamente que los delitos cometidos en contra del suscrito son
los siguientes: allanamiento de domicilio, primero, practicado con ruptura de las
puertas de mi establecimiento comercial que corría a cargo del suscrito, amenazas
de muerte, y después homicidio frustrado, incendio y robo, perpetrados por la
noche. Los delitos cometidos contra mi señora madre son los de allanamiento de
domicilio y homicidio frustrado, este último especialmente perpetrado por Héctor
Vásquez, quien cometió el mismo delito en contra del señor Federico Cueva, que se
hallaba hospedado en mi casa.
Por todos esos delitos, suplico a Ud. se sirva [llevar a]
claración sobre este punto al señor subprefecto don Ladislao Meza, quien por
razones de su cargo estuvo presente en mi establecimiento y pudo apreciar y
valorizar, al cálculo aproximado, las existencias, y al señor Fidel Castañeda, quien
con motivo de ser vecino de mi casa y de mi establecimiento comercial, conoce y le
consta perfectamente la clase de existencias que tenía y su valor.
Al juzgado ruego tener presente estas indicaciones para el efecto de la
investigación que se le ha encomendado, nombrando en su oportunidad los
peritos que reconozcan el lugar de los sucesos y que valoricen los daños y perjuicios
causados, en cuanto lo permitan las huellas del delito y las ruinas que este ha
dejado.
Es justicia &.
Domicilio; Calle del Progreso - Estuido s/n (Plazuela O’Dónovan).
Trujillo, 17 de agosto de 1920
C. Santa María [rúb.]
FOLIO 16 v.
En 24 de agosto de 1920, siendo las cuatro de la tarde, hice saber el auto que
antecede al defensor de ausentes don Santiago R. Bocanegra, enterado firmó; doy
fe.
Bocanegra [rúb.] Víctor M. Guerrero [rúb.]
FOLIO 17
FOLIO 17 v.
9 de agosto de 1920
Pase al señor juez de primera instrucción de la provincia para los efectos a que
se contrae la solicitud que procede.
Anótese.
Meza [rúb.]
FOLIO 18
9 de agosto de 1920
Señor juez de 1.a instancia de la provincia
N.o 106 Acompaño original el recurso presentado por don Carlos y Alfredo
Santa María y Carolina Aranda relacionado con los crímenes de robo e incendio
cometido en la noche del 1.o, y a que se refiere la denuncia que remite a Ud. el 6
del actual con oficio n.o 101 de los indicados Santa María.
Dios guarde a usted.
Ladislao Meza [rúb.]
FOLIO 19
24 de agosto de 1920
Señor juez instructor ad hoc
N.o 364 He dado las órdenes más convenientes y eficaces para la compa-
recencia ante el despacho de su digno cargo de Héctor Vásquez, Vicente Jiménez
y demás personas acusadas por don Carlos Santa María por incendio y otros
delitos y a que se contrae su estimable oficio de hoy, que me es grato contestar.
Dios guarde a usted.
Ladislao Meza [rúb.]
FOLIO 20
24 de agosto de 1920
Señor juez instructor ad hoc
N.o 363 Con referencia a su estimable oficio de la fecha, en el que se
sirve Ud. pedirnos el parte detallado del incendio realizado en el establecimiento
comercial del Sr. Carlos Santa María, tengo el agrado de transcribir a Ud.
el oficio que pasé en su debida oportunidad al señor juez de 1.a instancia de la
provincia, cuyo tenor es el siguiente:
«Un sello subprefectura de la provincia de Santiago de Chuco a 2 de agosto
de 1920 = Sr. juez de 1.a insta. de la provincia = N.o 98 = Después de los sucesos
FOLIO 20 v.
FOLIO 22
Acusados por el delito de asalto a la oficina del telégrafo e incendio de los aparatos;
recíbase la preventiva del agraviado don C. Oscar de la Puente; y amplíese la
diligencia de su inspección ocular decretada a fojas 5 a la de la oficina del telégrafo
con intervención de los mismos peritos nombrados en ese decreto.
L. V. [rúb.] Víctor M. Guerrero [rúb.]
En Santiago de Chuco, a los 24 días de agosto, siendo las cuatro de la tarde, hice
saber el decreto que antecede al promotor fiscal nombrado, enterado firmó; doy fe.
Ortega [rúb.] Víctor M. Guerrero [rúb.]
FOLIO 23
FOLIO 23 v.
Denuncia
Señor juez de 1.a instancia
Federico Cueva, domiciliado en el barrio Santa Mónica, casa del Sr. Fidel
Castañeda.
Ante Ud. con respeto digo:
Que denuncio el delito de homicidio frustrado y allanamiento de domicilio,
perpetrado por don Héctor Vásquez y otros el día 1.o de agosto como a las 5 y
½ p. m. del modo que paso a exponer:
El día indicado como a las 4 p. m. una partida de individuos maleantes,
sin respeto a la propiedad ni a la vida de los ciudadanos, encabezados por don
Héctor Vásquez y otros, atacaron los establecimientos de los señores Santa María,
penetrando a viva fuerza al interior de ellos: una vez conseguido este objeto, se
han dirigido al interior de la casa en donde me encontraba alojado, propiedad de
los señores Santa María, provocando una multitud de escándalos y desórdenes,
habiéndoles reprobado su conducta, que por qué allanaban el domicilio contra la
voluntad del dueño, la respuesta de Héctor Vásquez fue [des-]
FOLIO 24 v.
FOLIO 25
FOLIO 25 v.
Santiago de Chuco, a los 25 días del mes de agosto de 1920, siendo las nueve de
la mañana, compareció ante mí el juez instructor ad hoc, el Dr. Aurelio Calderón
Rubio, con el objeto de prestar su declaración instructiva por haberse abierto
contra la presente instrucción en mérito de la denuncia formulada a fojas 9. El
juez hizo presente al acusado que la ley le acordaba el derecho de nombrar un
defensor ya sea pagado o de oficio, pero habiendo renunciado dicho acusado a ese
nombramiento, lo exhortó para que diga la verdad en lo que fuere preguntado.
Preguntado por su nombre, apellido paterno y materno, patria, domicilio,
estado civil, edad, si tiene hijos y cuántos son, profesión y si ha sido antes enjuiciado,
dijo llamarse Aurelio Calderón Rubio, peruano, domiciliado en esta ciudad,
casado, de cuarenta y tres años de edad, con siete hijos, abogado y que jamás ha
sido enjuiciado.
Preguntado qué sabe respecto a los delitos ocurridos en esta ciudad el 1.o de
los corrientes
FOLIO 26 v.
FOLIO 27
FOLIO 27 v.
familia a mi casa del frente. En estos momentos llegó don Manuel Vallejo a
suplicarme le permitiese mi casa para guardar en ella las cajas que contenían los
documentos y valores de la Compañía Nacional de Recaudación, a lo que accedí;
que toda la noche indicada permanecieron en mi casa los individuos Manuel y
Héctor Urtecho, que vinieron con el objeto de llevar unas cargas a Paybal. Que no
sabe [ilegible] que sus relaciones con los denunciantes ha sido siempre el tratamiento
de hermanos por haber sido estos ahijados de mi padre.
FOLIO 28
de don Manuel José Bejarano y la de doña Teodomira Quezada, dijo que no sabe
sino por lo que se expresa en las denuncias, pues como ha manifestado, a la hora
indicada de dichos asaltos se encontraban en la casa ya mencionada de visita;
que respecto del incendio de las casas mencionadas en la pregunta no tiene más
conocimiento que por haber visto los vestigios.
En este estado el juez instructor en conformidad con el artículo 118 del
Código de Procedimientos en Materia Criminal comunicó al acusado el nombre
de todos los testigos citados en la denuncia de fojas 1 y ampliación de fojas 15
designándole sus nombres uno por uno, preguntándole si tiene que hacer alguna
observación respecto a su parcialidad o incapacidad. El acusado in[roto] que a los
testigos Tomás Ortiz, [Segundo] Gutiérrez, Martín Gutiérrez, [Herman] Delgado,
Abel [y Luis Sauna], Sacramento ese momento a [roto] a avisarme de que [roto]
casa colindante a la mía la [ilegible] tener los techos de paja tuve que [roto] las
[roto]calera para cortar en el [roto] [ilegible] el oportuno si el incendio se [roto]
conductor [roto]. En esta circunstancia [roto] del señor [roto]
Alfredo Santa María, denunciante; que al testigo don Julio Rodríguez lo tacha por
ser mayordomo de la misma hacienda.
Preguntado el acusado por el juez instructor, la manera como sus afirmaciones
pueden probarse contestó: que por haber sido su padre antes conductor de dicha
hacienda y tener su fundo Paybal colindante de dicha hacienda y conocer desde
luego a dichos testigos y que podría probarlo remitiendo el Sr. Cueva una lista de
sus arrendadores y con una confrontación con dichos testigos que desde ahora la
solicita.
Con lo que terminó la diligencia sentándose esta acta que la leyó el acusado,
en la que se afirmó y [ratificó] firmándola con el señor juez [roto]ado la [cortado]
instructor y el señor promotor [roto] que se encontró presente de[roto] dijo:
principio = Tarjado = es[roto] casa [cortado] Gutiérrez = no vale de la casa [cortado]
Benites y levan[cortado]en apagarse.
Elías Iturri L. V. [rúb.]
FOLIO 29
la misma fecha siendo las diez de la mañana compareció ante el señor juez
instructor ad hoc, doctor don Elías Iturri, el acusado Vicente Jiménez, a quien el
señor juez le hizo presente que la ley le acordaba el derecho de nombrar un defensor
pagado o de oficio y habiendo renunciado el acusado, el juez lo exhortó para que
dijera la verdad en lo que fuere examinado.
Preguntado por el juez el acusado por su nombre, apellido paterno y materno,
patria, domicilio, estado civil, edad, si tiene hijos y cuántos son, profesión, si
ha sido antes enjuiciado, dijo llamarse Vicente Jiménez y Sánchez, peruano,
FOLIO 29 v.
prestar socorro por temor de ser victimados, que por ese motivo se reunió un
numeroso pueblo y trabó un combate con la fuerza sublevada; que calmados
momentos después los disparos, salieron del atrio y pudieron ver que trasladaban
el cadáver de Ciudad a la casa de doña Ignacia García; que momentos después se
unió al señor subprefecto, que trataba de calmar al pueblo, y lo acompañó hasta las
nueve de la noche dirigiéndose después a casa de don Rufino Benites para reunirse
con su familia, a donde corrió dirigiéndose después a su casa; que al pasar por
la casa de doña Rosa y Fidencia Deza, en cuya casa se encontraba su hijo Oscar
Vicente Jiménez acompañando a velar el cadáver de la madre de dichas señoras,
salió su [impresionado] hijo para acompañarlos a su casa con un farol saliendo
también de la antedicha casa doña Rosario Nuñez y el amanuense de la
municipalidad don Atanacio Sifuentes, que inmediatamente que llegaron a su casa
se acostaron todos; que al día siguiente en la mañana [salieron temprano] Nuñez
y Sifuentes y regresaron manifestándole que se había incendiado el
FOLIO 30 v.
establecimiento comercial de don Carlos Santa María, así como dos tiendas
vecinas, una de la testamentaria de don Eleodoro J. Ruiz y de la señora Bereniza
Otiniano y que estaban medio quemadas la casa de don Manuel José Bejarano y
de doña Teodomira Quezada.
Preguntado para que diga si sabe o ha oído decir quiénes son los autores y
cómplices de esos incendios, contestó que no ha oído decir ni sabe absolutamente
nada.
Preguntado qué sabe sobre el asalto a las oficinas de teléfono y telégrafo
así como sobre el incendio de los aparatos, dijo que el declarante en compañía
del subprefecto y numeroso pueblo se dirigieron al telégrafo [con el] objeto de
comunicar lo ocurrido [a las] autoridades, pero que encontrando la oficina
cerrada el pueblo forzó la puerta y al penetrar al interior encontraron que no estaba
FOLIO 31
FOLIO 31 v.
político de don Alfredo Santa María, que don Pablo Sánchez P., don Agustín
López Muñoz, don Conversión Gavidia, don Simón Castro y don Marcial E.
Sánchez los tacha por ser sus enemigos.
Preguntado por el juez que diga cómo puede probarse las tachas propuestas
por el acusado, contestó: que se puede comprobar con la declaración de los
En
FOLIO 32
la misma fecha, siendo la una de la tarde, compareció ante el señor juez instructor
ad hoc, doctor Elías Iturri, el acusado Héctor Vásquez, a quien el señor juez le hizo
presente que la ley le acordaba el derecho de nombrar un defensor sea pagado o de
oficio, y habiendo renunciado el acusado a ese derecho el juez lo exhortó para que
dijera la verdad en lo que fuera examinado.
Preguntado por el juez el acusado por nombre, apellido paterno y materno,
patria, domicilio, si tiene hijos y cuántos son, profesión y si ha sido sometido antes
[a] juicio, dijo llamarse Héctor Manuel Vásquez Ruiz, peruano, domiciliado en esta
ciudad, casado, de cuarenta y un años de edad, con siete hijos, agricultor, que jamás
ha sido enjuiciado.
Preguntado qué sabe respecto al asalto ocurrido a las cinco de la tarde del
1.o del presente mes en la casa de don Carlos y Alfredo Santa María, así como del
homicidio frustrado perpetrado en agravio de la señora Carolina Aranda el mismo
día y a la misma hora, dijo que después de una sublevación de los gendarmes de
esta ciudad el declarante en compañía del subprefecto señor Ladislao Meza, don
Benjamín Ravelo, don Manuel Vallejo,
César Vallejo y muchos más se dirigieron por la calle del Comercio, donde vive
don Carlos Santa María, y entonces el señor subprefecto penetró al interior de
dicha casa en busca del alférez Dubois, que según el pueblo era el cómplice de
la muerte de don Manuel Antonio Ciudad ocurrida momentos antes por los
gendarmes Guerra, Pereira, Calderón y Díaz y los demás acuartelados, que el
señor subprefecto entró en compañía de algunas personas que él designó y que
no puede precisar el declarante, pero que el declarante no penetró al interior de
dicha casa y que por lo tanto es absolutamente falso que haya disparado sobre
doña Carolina Aranda no solo por esa circunstancia, sino porque no llevaba arma
de ninguna clase.
Preguntado qué sabe sobre el incendio ocurrido la noche del mismo día
[en el] establecimiento comercial de don Carlos Santa María, cuyo delito se le
imputa en las denuncias respectivas: dijo que después [de] las cinco y media
de la tarde se dirigió el subprefecto [roto] ya había salido de la casa [roto] Santa
María y procurando disolver la muchedumbre a unos altos de su propiedad
situados en la plaza principal y ahí han permanecido con dicha autoridad y don
Alberto Alfaro, el Dr. César Vallejo, don Benjamín Ravelo, Vicente Flores,
FOLIO 33
Manuel Blas, Máximo Calderón, Pedro Lozada, Horacio Geldres y muchos otros
redactando los telegramas que se debían pasar a las autoridades sobre los sucesos
ocurridos donde permanecieron hasta las doce de la noche sin moverse a ninguna
parte todos los presentes; que a esa hora distinguieron de los balcones de los
altos donde estaban el incendio que se propagaba en la casa de Santa María y
que por esa razón marcharon al lugar del siniestro todos los presentes en
compañía del subprefecto, pero no pudieron pasar adelante por los disparos
que hacían de la esquina superior de la casa Santa María hacia el grupo pasando
el subprefecto con los demás acompañantes al lugar del incendio poco después
FOLIO 33 v.
FOLIO 34
FOLIO 34 v.
Acto continuo el juez instructor en conformidad con el artículo 118 del Código
de Procedimientos en Materia Criminal comunicó al acusado el nombre de los
testigos citados en la denuncias de fojas 1 y fojas 15, así como en la formulada
por don Federico Cueva designándolos [uno a uno] y preguntándole si tiene alguna
observación que hacer respecto a su parcialidad o incapacidad y dijo que los
testigos Tomás Ortiz, Segundo Gutiérrez, Martín Gutiérrez, Herman Delgado,
Abel Sauna, Luis Sauna, Sacramento Tacanga, Manuel Rojas, Sacramento
Miñano, Santiago Jaime, Felipe Rebaza e Ildefonso Rebaza los tacha por ser
colonos [de] la hacienda El Hospital que [conduce] el señor Federico Cueva,
[uno de los denunciantes y padre político] de don Alfredo Santa María, que
por la misma razón tacha a los testigos Pablo Sánchez Murga, Julio Rodríguez
Alvarado, Julio Rodríguez R., Rosario Gutiérrez.
Preguntado el acusado por el juez la manera como esas afirmaciones pueden
comprobarse contestó: que porque todos son arrendadores de esa hacienda y
tienen su domicilio en ella.
Con lo que terminó la diligencia
[Acto] continuo compareció ante el señor juez instructor ad hoc, doctor don Elías
Iturri, el acusado César Vallejo, a quien el juez le hizo presente que la ley le acordaba
el derecho de nombrar un defensor pagado o de oficio; pero habiendo renunciado
el acusado a ese derecho, el juez lo exhortó para que dijere la verdad en lo que fuere
preguntado.
Preguntado el acusado por su nombre, apellido paterno y materno, patria,
domicilio, si tiene hijos y cuántos son, profesión y si ha sido alguna
FOLIO 35 v.
vez sometido a juicio, dijo llamarse César A. Vallejo Mendoza, peruano, domiciliado
ahora en esta ciudad, soltero, de veintiséis años de edad, sin hijos y que jamás ha
sido sometido a juicio.
Preguntado qué sabe respecto al asalto de los establecimientos comerciales
de don Carlos Santa María ocurridos en la tarde del 1.o del corriente, cuyo delito
se le imputa en las denuncias respectivas, dijo que después de la sublevación
de la tropa de gendarmes ocurrida pocos momentos antes en que el declarante
acompañó al subprefecto como amigo y autoridad, se dirigieron en compañía
de dicho funcionario y los señores Manuel Vallejo, Albano Vásquez, Héctor
Vásquez, Benjamín Ravelo, Telésforo Paredes y una gran muchedumbre en busca
del alférez Dubois, a quien el pueblo a grandes gritos sindicaba como autor de
dicha sublevación, pasando por la calle del Comercio en la que tenía su tienda don
Carlos Santa María, en cuya puerta
FOLIO 36 v.
el incendio, haciéndolo así y dirigiéndose al lugar del siniestro; pero que habiendo
oído algunos disparos provenientes de la esquina de la casa de Santa María,
por orden del subprefecto se detuvieron, pasando dicha autoridad con algunos
gendarmes al lugar del suceso; que entonces el declarante y su hermano Manuel
regresaron a la plaza, a donde permanecieron hasta las tres de la mañana más
o menos que regresó el subprefecto, junto con todos los que se quedaron en
la esquina primera de la cuadra de la casa de Santa María, a quienes se unió el
declarante subiendo inmediatamente a los altos donde permanecieron hasta las
cinco de la mañana más o menos, en que se despacharon con propio los partes
oficiales escritos por el declarante; retirándose cada uno a su casa.
Preguntado por qué motivo despachó ese día el subprefecto en casa de Héctor
Vásquez y no lo hizo en su despacho subprefectural, dijo: que ignora el motivo.
Preguntando si sabe que Héctor Vásquez al asaltar la casa de Santa María le
disparó una bala a don Fede-
FOLIO 37 v.
rico Cueva, y si sabe si Héctor Vásquez estaba armado; dijo: que no sabe.
Preguntado el acusado por el juez qué sabe sobre el asalto de la oficina de
teléfonos y telégrafos y el incendio de los aparatos ocurridos ese día 1.o del presente,
dijo que como ha dicho antes el declarante y su hermano Manuel que regresaban
con el subprefecto de la casa Santa María, se adelantó al grupo quedándose en la
plaza de donde distinguió que la muchedumbre en compañía del subprefecto se
detuvo en la puerta del teléfono que queda [en] la misma calle, y después en la del
telégrafo que queda más abajo, sin que pudiera distinguir quiénes penetraron al
interior de esas oficinas y por tal razón no sabe qué se hizo adentro.
Preguntado el acusado por el juez para que diga quiénes acompañaban al
subprefecto con esa muchedumbre que penetró en el teléfono y telégrafo; dijo que
las personas que ha mencionado antes.
ISBN: 978-612-4484-27-8