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El concepto de “autoridad”
Hay tres interrogantes, cuya respuesta nos permitirá desarrollar el concepto de “autoridad”:
Uno de los usos de la autoridad es la coordinación, que posibilita que los comportamientos
de las personas individuales encajen en un modelo general que persigue objetivos comunes.
Para poder coordinar, la organización tiene que recortar el poder de decisión de los
individuos. Esta cuestión nos conduce al segundo de los interrogantes que planteamos al
inicio.
• Normas y procedimientos.
• Objetivos.
• Adaptación mutua.
La autoridad es el poder de tomar decisiones que guíen la conducta de los demás, que
consigue la coordinación al responsabilizar a una persona del trabajo de los demás. El jefe
da instrucciones y controla su cumplimiento, como si existiera un cerebro único que
controlara numerosas manos.
Es natural que este mecanismo se use con más frecuencia en los niveles inferiores de las
organizaciones y cuando los colaboradores no poseen un alto nivel de competencias. Si bien
es el mecanismo más primitivo, no existe ninguna organización en la cual no haya relaciones
de autoridad.
Normas y procedimientos
De hecho, es preponderante en negocios tales como las cadenas de comida rápida, en las
que la clave estratégica pasa por repetir de manera eficiente determinadas operaciones.
Es necesario estandarizar para repetir de manera eficiente, bajar los costos y que el cliente
cumpla sus expectativas y se encuentre con el mismo producto al que está acostumbrado.
En algunas organizaciones, resulta imposible normalizar las tareas, por lo que se necesita
otro tipo de coordinación. La solución consiste en definir los conocimientos y las habilidades
del trabajador en el momento de su contratación. Estos se normalizan cuando queda
especificado el tipo de preparación requerida para la realización del trabajo.
Objetivos
Cuando las personas son autónomas, existe la posibilidad de fijar objetivos, que es un
mecanismo de coordinación. El proceso consiste en establecer los objetivos, comunicarlos,
asignar recursos, delegar y controlar periódicamente los niveles de eficacia y eficiencia. El
control no se efectúa durante el proceso, sino cuando este finaliza.
Por ejemplo, el responsable de una unidad de negocios tiene que interactuar con el gerente
general para obtener las normas de rendimiento que les generan la obligación de producir
ciertos niveles de resultados y de crecimiento en un determinado período, pero el modo en
que lo logren es asunto suyo.
Este mecanismo se basa en la capacidad y autonomía de los miembros para poder tomar
decisiones. Se aprovecha al máximo el aporte individual, pero también es más difícil ejercer
el control.
Adaptación mutua
Herbert Simon respondió a esta pregunta a través del desarrollo del concepto de “zona de
aceptación de la autoridad”. La autoridad es una relación de comportamiento, en la cual
cada una de las partes intervinientes tiene roles asignados.
El rol del jefe consiste en emitir las órdenes y esperar que los colaboradores las cumplan. El
jefe también tiene que verificar el cumplimiento de estas y aplicar las sanciones
correspondientes. Cuando hablamos de “sanciones”, utilizamos el término en sentido
amplio. Esto significa que incluimos tanto las sanciones negativas o castigos, como las
sanciones positivas o premios.
Por su parte, el colaborador recibe las órdenes comunicadas por su jefe en forma
descendente, toma la decisión de obedecer o desobedecer, informa al superior y recibe las
sanciones que corresponden a su comportamiento. La decisión de obedecer o desobedecer
• La personalidad del colaborador: hay personas que son más dóciles que otras.
El investigador persuade al participante para que aplique lo que este cree que son descargas
eléctricas dolorosas a otro sujeto, que es un actor que simula recibirlas. Muchos
participantes continuaron dando descargas hasta completar la experiencia, a pesar de las
súplicas del actor para que no lo hiciesen.
• Los sujetos son más obedientes cuanto menos contacto tienen con la víctima y
cuanto más lejos se hallan físicamente de esta.
• Los sujetos con personalidad autoritaria son más obedientes que los no autoritarios.
• Las personas que han recibido instrucción de tipo militar o con severa disciplina son
más propensos a obedecer.
En realidad, la experiencia de Milgram es aterradora por sus implicaciones acerca del peligro
que amenaza en el lado oscuro de la naturaleza humana.
• El cargo que se ocupa: cuando la fuente es la posición o cargo que se ocupa, los tipos
de poder son:
− Del experto: emana de los conocimientos y las habilidades técnicas que tiene
una persona. Se obtiene mediante un proceso continuo de formación y
experiencia práctica. No es suficiente que una persona posea el dominio de
alguna tarea, sino que además hace falta que dicha pericia sea percibida por
los demás. Este pensamiento de James MacGregor Burns resume la relación
entre liderazgo y poder.
El efecto Lucifer
En 1971, Philip Zimbardo realizó una experiencia en la Universidad de Stanford, conocida
como El experimento de la cárcel de Stanford. El objetivo era analizar la influencia de un
ambiente extremo (la vida en prisión) en las conductas desarrolladas por el hombre, en
función de los roles que desarrollan (prisionero o guardia). Se reclutaron los participantes
por un aviso en el diario y se les ofreció una retribución diaria para participar en la
“simulación de una prisión”.
Los guardias recibieron palos, uniformes y anteojos espejados para evitar el contacto visual
y como símbolos de poder, que, además, los mantenían en el anonimato. Los prisioneros
solo podían vestir una túnica sin ropa interior y sandalias incómodas. Se les asignó un
número por el cual serían llamados para deshumanizarlos.
El segundo día se produjo un motín de los prisioneros que fue sofocado por los guardias.
Ese fue el detonante de los castigos. Los castigos incluyeron “recuentos”, inspecciones,
ejercicios forzados, retiro de colchones a los más revoltosos, retiro de la ropa (lo que los
obligaba a comer o dormir desnudos) o negarles permiso para ir al baño.
• Enfoque situacional: las personas son los actores, pero hay que considerar la
situación y los factores externos que rodean al individuo (roles, símbolos, etc.). Este
enfoque se basa en la teoría de la canasta podrida y es lo que se observa en las
experiencias de Stanford.
• Enfoque sistémico: el poder está en el sistema, que crea la situación que corrompe
a los individuos. Es la teoría de los fabricantes de las canastas podridas.
Sin embargo, hay personas que, a través de sus actos, siguen manteniendo en pie la
esperanza en la naturaleza humana.
Joe Darby era un soldado raso en Abu Ghraib y fue quien paró los abusos con su denuncia.
¿Era un héroe? No, solo hizo lo que consideró correcto. Como consecuencia de ello, tuvo
que pasar tres años escondido por las amenazas de sus colegas. Así como cometen actos
aberrantes, las personas normales también pueden cometer actos heroicos.
Wesley Autrey es conocido como el “héroe del subte de New York”. Es un obrero de la
construcción de raza negra y de aproximadamente cincuenta años, que estaba esperando
el subte con sus dos hijos cuando una persona cayó a las vías. El tren se acercaba y las casi
cien personas que estaban en el andén quedaron paralizadas. Wesley tenía muchas razones
para no involucrarse: el hombre era blanco y él estaba con sus hijos pequeños. Sin embargo,
le dejó los chicos a un extraño, saltó a las vías, tumbó al hombre y se acostó encima, para
que el subte pudiera pasar por encima de ambos a 53 cm. del piso. Su testimonio fue: “Hice
lo que cualquiera podía haber hecho”.
• Pecar del mal de la pasividad: mirar para otro lado, ser indiferentes, no meterse.
• Ser héroes: esperar que llegue el momento y hacer lo que corresponde. El héroe
actúa cuando todos los demás se quedan quietos y no actúa para sí mismo, sino para
la comunidad.