Semana N°14

Manejo
z
agronómico del
cultivo sisal
El sisal es una planta monocotiledónea que
produce una fibra dura, gruesa, de color
crema o amarillo pálido, de 1 a 1.5m de
longitud. Provee más del 65% de mercado
mundial de fibras duras. Cerca del 60% de la
producción se emplea en la fabricación de
cordeles y de costales, que se usan en la
agricultura, especialmente en las máquinas
combinadas cosechadoras-atadoras.

Las hojas contienen hecogenina que se usan

en la síntesis parcial de la droga cortisona.
De los residuos del sisal puede producirse
pectato de sodio y también cera.
 Clasificación

El sisal y las plantas relacionadas

pertenecen a la familia “Agavaceae” y el
género “Agave”. Este género comprende
unas 300 especies nativas de las zonas
tropicales y subtropicales de Norteamérica y
Sudamérica.

El nombre científico del sisal es Agave

sisalana Perrine. Además de esta especie,
hay tres o cuatro más que se cultivan en
países tropicales, para obtener fibras duras.
Otras especies tienen sólo valor como
plantas ornamentales.
Morfología:

1. Raíz. Son fibrosas, fasciculadas y

emergen adventiciamente de la base del
tallo. Las raíces de anclaje se extienden
horizontalmente hasta 3m.

2. Tallo. Es corto y grueso, con un

meristemo apical y una roseta compacta
de unas 100 hojas. Puede alcanzar una
altura de más de un metro, con un
diámetro de 20cm.

3. Hojas. Son sésiles, rígidas, de forma

lineal-lanceolada, de color verde oscuro,
generalmente de 120cm de largo y de 10
a 15cm de ancho en su parte media.
4. Inflorescencia y flores. Al final del ciclo
vegetativo, el ápice del tallo se transforma en un
pedúnculo florar de 6 a 8m de altura.

5. Frutos y semillas. Los frutos son cápsulas que

contienen varias semillas. Las cápsulas son
ahusadas en la base. Maduran seis meses
después de la fecundación y se vuelven oscuras
y secas.

6. Bulbillos. Normalmente se forman sobre la

panícula, después de la caída de las flores. Se
originan a partir de yemas presentes unos pocos
milímetros debajo de la línea de abscisión de las
flores.
 Clima y suelo:

El sisal es una planta tropical que requiere

mucha luz, y humedad moderada. Crece
mejor con lluvias de 1000 a 1250 mm
anuales, pero aún puede prosperar con
precipitaciones tan bajas como 250 a
375mm por año. La humedad excesiva es
perjudicial y la planta no resiste
encharcamientos. Puede cultivarse desde el
nivel del mar hasta los 2000m.

El tiempo del primer corte y la duración del

ciclo de vida de la planta dependen de la
temperatura y de la duración y distribución
de las lluvias. Estos dos factores también
determinan la tasa de producción de hojas.
Preparación del suelo:

El método de preparación del suelo para

cultivar el lino depende de la clase de cultivo
anterior, de la clase y número de malezas
presentes, de la textura del suelo, y de si se
va a usar o no riego. Cualquiera que sea la
condición que prevalezca, el suelo debe
quedar limpio, mullido, firme y nivelado.

Las poblaciones pobres de plantas

comúnmente son el resultado de la siembra
profunda en suelos sueltos.
 Fertilización:

Los requerimientos de nutrimentos del sisal

son relativamente altos, especialmente de
nitrógeno, potasio, calcio y magnesio.
Además, es muy importante un buen
balance entre el calcio y el nitrógeno, y
también en el potasio, para obtener altos
rendimientos y buena sanidad en el cultivo.

El sisal responde bien a las aplicaciones de

nitrógeno, el cual tiende a acortar su ciclo de
vida y el tiempo de cosecha. Cuando el sisal
esta joven necesita también fósforo, pero los
requerimientos de este elemento son
relativamente bajos, una vez que el sisal ah
crecido.
 Manejo del cultivo:

Es importante controlar las malezas durante

los dos primeros años. Esto puede hacerse
mecánica o químicamente. Cuando las
plantas de sisal están listas para la cosecha,
las malezas pueden controlarse con
machete . Las malezas se pueden dejar
crecer durante el periodo de lluvias y se
cortan al comienzo de la estación seca, a fin
de conservar la humedad del suelo y
proveerlo de cobertura con la paja.
Cosecha:

En general, el primer corte se realiza cuando

las hojas tienen 60 cm o más de longitud y
comienzan a tocar el suelo, o cuando
comienzan a marchitarse. Esto
generalmente ocurre 15 a 48 meses
después del trasplante. En este estado, las
plantas tienen de 80 a 150 hojas,
dependiendo del material plantado, de la
fertilidad del suelo y de las condiciones
climáticas.

Por lo menos, deben dejarse en la planta 25

hojas después del primer corte y 20 hojas en
los cortes siguientes. Cuando el crecimiento
de las plantas no es satisfactorio, deben
dejarse 25 a 30 hojas, después de cada
corte.