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cía y, consecuentemente, de la figura del intelectual-científico, para colocar

la belleza como vaicr supremo, la intuición estética como llave para enten-
der la realidad y ai escritor como la figura predominante. Entre sus repre-
sentantes se destacaron Rubén Darío [1867-1916], José Enrique Rodó
[1872-1917] y Manuel Gálvez [1882-1962J. Un punto clave es la denun-
cia de la sociedad corrompida por el materialismo, así como la inversión de
la hispanofobia del liberalismo de fin de siglo y el rescate de la tradición
colonial.
Como elemento fundamental hay que destacar que, paralelamente, sé
estaba dirimiendo una batalla simbólica por la nacionalidad en la que se iba
sustituyendo el nacionalismo constitucionalista por un nacionalismo cul-
tural y esencialista. La esencia vital de la nación no se encuentra en los
artificios europeizantes del unitarismo sino en !os caudillos, que encarnan
la democracia bárbara. La invención del alma nativa alcanzaba un punto
culminante en la entronización del gaucho como prototipo de la naciona-
lidad.

ARgenrina de emnegmnnas
1916-1913

324
LA AMPLIACIÓN DE LA
DEMOCRACIA.
LOS GOBIERNOS
RADICALES
(1916-1930)

La políiica

1916-1922, LA PRESIDENCIA
DE YRIGOYEN. El 12 de octubre
de 1916 Hipólito Yrigoyen asu-
mía la presidencia de la Nación,
convirtiéndose en el primer man-
datario surgido del voto universal
masculino. El nuevo presidente in-
tentó conformar un gabinete equi-
librado y que no irritara al sector
exportador. Buena parte de los
ministros pertenecían a la burgue-
sía terrateniente e incluso habían
mantenido, y lo hacían aún, muy
buenas vinculaciones con los po-
líticos conservadores; era el caso
de Honorio Pueyrredón, nombra-
do en Agricultura aunque más tar-
de se convertiría en canciller; Fe-
derico Alvarez de Toledo, minis-
tro de Marina; Domingo Salabe-
rry al frente de Hacienda; Pablo
Torello en Obras Públicas, y Car-
los Becú en Relaciones Exteriores.
El resto del gabinete (Elpidio
G o n z á l e z en Guerra, R a m ó n
Gómez en Interior y José Salinas
en Educación) eran radicales con
buenas conexiones en el interior
del país.

Con la llegada de Yrigoyen al


poder se produjo un cambio fun-
damental en la forma de hacer la
Delicias de) tránsito/ dihufo de Shwaya. Car
política. El nuevo presidente era un líder popular que utilizaba novedosos rante y demagogo por su peculiar relación con los sectores populares, se
métodos de conducción, a partir de la influencia ejercida sobre los nuevos criticaba la política de intervenciones provinciales y la falta de consulta al
grupos medios y los sectores populares urbanos quienes, hasta aquí, habían Parlamento.
estado en su mayoría al margen de la participación política. Precisamente, uno de los principales problemas de los radicales se halla-
La estrategia política utilizada por el gobierno para influir masivamente ba en el Parlamento. La oposición conservadora controlaba la Cámara de
sobre estos grupos se basó en la instrumentación de técnicas de patronaz- Senadores y podía trabar a voluntad todos los proyectos del Poder Ejecuti-
go político, lo cual desembocó en la creación de numerosos cargos buro- vo. A pesar de los sucesivos y rotundos éxitos en las elecciones posteriores,
cráticos y profesionales. La entrega de puestos se usaba con el objetivo de nunca pudieron controlar al Senado. En la Cámara de Diputados recién
vincular al gobierno con los comités de la UCR y sus respectivos caudillos obtuvieron una precaria mayoría en las elecciones de 1918. Además, la
e, indirectamente, estimular al electorado. La excesiva cantidad de cargos oposición gobernaba la mayoría de las provincias, mientras la Unión Cívi-
creados durante estos años parece haber incidido negativamente en el gasto ca Radical sólo había triunfado en Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe. Tanto
público. Simultáneamente se produjo una transformación de los partidos por esta circunstancia como por el convencimiento de los radicales de que
políticos, que se convirtieron en organizaciones de masas de carácter na- tenían que encarar una tarea de reparación nacional, el gobierno de Yrigo-
cional, pues la actividad electoral se había irradiado a todo el país. yen apeló en veinte oportunidades (quince por decreto y cinco por ley del
Congreso) a la intervención federal a distintas provincias. Las interven-
ciones fueron las siguientes:
Comportamiento de la oposición: el comienzo de la experiencia radical
en el poder fue difícil en tanto debió enfrentar a una oposición compuesta Buenos Aires: 24 de abril de 1917 al I de mayo de 1918 (decreto)
o

por un amplio espectro de fuerzas políticas: desde el conservadurismo, Corrientes: 23 de noviembre de 1917 al 11 de agosto de 1919 (D)
irritado por el peso y las actitudes populares de la UCR, hasta el Partido Mendoza: 24 de noviembre de 1917 al 6 de marzo de 1918 (D); 24 de
Socialista, que competía con el gobierno por la representación de los tra- diciembre de 1918 al 26 de junio de 1919 (D); 28 de agosto de 1920 al 4 de
bajadores e intuía, de la misma manera que el Partido D e m ó c r a t a Pro- febrero de 1922 (Ley)
gresista, actitudes demagógicas en Córdoba: 28 de noviembre de 1917 a febrero de 1918 (D)
Yrigoyen. Aunque la oposición fue Jujuy: 7 de diciembre de 1917 al 5 de abril de 1918 (D); 7 de diciembre de
descarnada, no presentó un frente 1921 al 7 de marzo de 1922 (D)
unificado: mientras los conservado- Tucumán: 7 de diciembre de 1917 al 27 junio de 1918 (D); 25 de noviem-
res eran fuertes en numerosas pro- bre de 1920 al I de febrero de 1922 (D)
o

vincias, especialmente Buenos A i - L a Rioja: 4 de abril de 1918 al 10 de marzo de 1920 (D)


res, también tenían sus propias di- Catamarca: 27 de abril de 1918 al I de enero de 1920 (D)
o

visiones internas; por su parte, el so- Salta: 27 de abril de 1918 al 7 de enero de 1919 (D); 27 de septiembre de
cialismo limitaba su influencia a la 1921 al I de mayo de 1922 (Ley)
o

Capital y también sufrió el despren-


San Luis: 8 de mayo de 1919 al 15 de noviembre de 1922 (D)
dimiento en 1918 del Partido So-
Santiago del Estero: 17 de octubre de 1919 al 15 de abril de 1920 (D)
cialista I n t e r n a c i o n a l (dos años
San Juan: 17 de octubre de 1919 al 9 de julio de 1920 (D); 8 de marzo al
más tarde convertido en Comunis-
21 de junio de 1921 (Ley); 24 de septiembre de 1921 al 18 de enero de
ta) y los d e m ó c r a t a s progresistas
1923 (Ley)
sólo tenían peso en la provincia de
Santa Fe. - '
Esta política interventora profundizó las distancias con la oposición e,
Era más efectiva la mordaz críti- incluso, generó fuertes fricciones internas en la UCR.
ca periodística ejercida desde gran-
des diarios como La Prensa y La Na-
ción o el periódico socialista La Van- La política internacional: otro aspecto controvertido del gobierno radi-
guardia, quienes centraban su ata- cal fue su política externa, especialmente su postura ante la Primera Gue-
Hipólito Yrigoyen, caricatura de Alonso para Que en la figura de Yrigoyen; desde rra Mundial. Yrigoyen continuó en cierta forma la "neutralidad benévo-
Caras y Caretas. sus columnas se lo acusaba de igno- la" inaugurada por su antecesor, Victorino de la Plaza. Y mantuvo la neu-

328 329
tralidad argentina hasta el final del gobierno tendió a laudar en favor de los obreros en varias ocasiones, como
conflicto, haciendo caso omiso de en las huelgas de los marítimos en 1916-17; en otros momentos, tuvo una
la oposición y de la prensa, que lo actitud dual, reprimiendo a los huelguistas y concediendo a los reclamos,
NFM-rjSjkT*^^^ presionaban para romper relacio- como en las huelgas ferroviarias de 1917-18, y también hubo situaciones
"Alfk^v.CN nes diplomáticas con Alemania; en que r e p r i m i ó con energía, por ejemplo, a los huelguistas municipales en
1917 y a los obreros de los frigoríficos Swift y Armour del Gran Buenos
desoyó la decisión del Congreso al
Aires.
respecto e, incluso, enfrentó disi-
dencias internas como las de Más drástica aún fue la actitud gubernamental ante la Semana Trágica
Leopoldo Meló, quien era partida- de enero de 1919, o en ocasión de los sucesos de la Patagonia en 1921 que
rio de declarar la guerra a los ale- finalizaron con una masacre perpetrada por el Ejército contra los peones
manes. huelguistas. En estos dos casos, el gobierno radical mostró una peligrosa
tendencia a la vacilación política ante las presiones de las corporaciones
A pesar de cierta ambigüedad,
empresariales, los grupos de extrema derecha como la Liga Patriótica Ar-
el gobierno persistió en su políti-
gentina y el Ejército que, por su parte, amparaba en su interior tendencias
ca de independencia diplomáti-
antidemocráticas como, desde 1921, lo era la Logia San Martín, cuyo obje-
ca, particularmente frente a los
tivo aparente era combatir la política del radicalismo en materia militar.
Estados Unidos, y aunque fracasó
en su intento por organizar una
conferencia latinoamericana de
naciones neutrales, tuvo mayor Confrontaciones internas en el radicalismo: aparecieron a poco de andar
impacto la decisión de apoyar el el gobierno. El sector más "aristocrático ", denominado Grupo Azul, criti-
caba con dureza el personalismo de Yrigoyen, la constante superposición
principio de la igualdad de los
Caricatura sobre la neutralidad, de Ramón Columba, del Estado con el partido, así como las técnicas de patronazgo político de
Estados en la conformación de la
para la revista La Nota. las que parecía estar excluido. También cuestionaron algunas intervencio-
Sociedad de las Naciones y no
nes provinciales y la política internacional. A comienzos de 1919 se produ-
avalar la distinción entre países
j o un conato de división que, finalmente, no prosperó pues las relaciones
beligerantes y neutrales. Ante la derrota de la postura argentina, el canci-
entre Yrigoyen y los comités del partido eran demasiado sólidas.
ller Honorio Pueyrredón retiró la delegación.
Hacia 1922 Yrigoyen había logrado controlar la disidencia interna y un
partido aparentemente unido arribaba a las elecciones presidenciales de ese
El radicalismo y los trabajadores: la política de Yrigoyen debió enfren- año. El caudillo eligió como candidato del partido al elegante y culto Marcelo
tar el desfavorable contexto de la guerra y la crisis de la primera posguerra, T. de Alvear [ 1868-1942], nieto de Carlos de Alvear, que parecía el reverso
signado por la inflación, el deterioro del salario real, la desocupación y la de la imagen de Yrigoyen. Sin embargo, tenía una larga militancia en las
consecuente ola de huelgas entre 1917 y 1919. N o obstante, y más allá de filas del radicalismo, desde su participación en la fallida revolución de 1893
ambigüedades, su actitud fue esencialmente distinta de la de los gobiernos hasta su cargo como diputado partidario en 1912. Fue embajador del go-
conservadores, pues aspiraba a arribar a una cierta justicia distributiva e bierno de Yrigoyen en Francia y a pesar de haberse opuesto a la política
integrar políticamente a los trabajadores en el sistema. Esta concepción neutralista, Alvear estaba relativamente alejado de los conflictos partida-
marcó un nuevo tipo de relación entre el Estado y la clase obrera. No tanto rios internos, característica que parecía garantizar la continuidad política.
por una legislación protectora y reguladora, que avanzó lentamente, entre Por otro lado, era un candidato potable para algunos sectores de la élite.
otros motivos, por la oposición conservadora —que impidió, por ejemplo, La fórmula oficialista se completaba con la candidatura vicepresidencial de
la sanción del Código de Trabajo en 1921—, como por un estilo de inter- Elpidio González [1875-1951], jefe de la policía y hombre leal a Yrigo-
vención directa en los conflictos entre el capital y el trabajo. yen. Los conservadores concurrieron separados: la mayoría presentaba sólo
candidatos provinciales, pero algunos grupos se nuclearon en la Concen-
Por su propia convicción y por la oposición parlamentaria a sancionar
tración Nacional y postularon a Norberto Pinero y Rafael Núñez; el Parti-
proyectos de ley sobre salario mínimo, duración de la jornada laboral y
do D e m ó c r a t a Progresista había elegido a Carlos Ibarguren y Francisco
seguro de trabajo, el presidente apeló a su p a r t i c i p a c i ó n personal y al
Correa, mientras que el Partido Socialista se inclinó por la fórmula inte-
arbitraje para resolver huelgas y otro tipo de enfrentamientos gremiales,
grada por Nicolás Repetto-Antonio de Tomaso.
aunque los resultados sólo fueron positivos en algunas oportunidades. El

330 331
Nuevo triunfo radical: a pesar de la dura oposición y los problemas deri- M A P A N 48: E L E C C I O N E S P R E S I D E N C I A L E S D E 1922.
0

vados de la corta recesión económica de 1921-22, el radicalismo triunfó PARTIDOS T R I U N F A N T E S POR PROVINCIAS.
ampliamente con 491.172, votos que representaban el 48 por ciento del
total de sufragios emitidos; lejos. Concentración Nacional obtuvo poco más
de 200.000 sufragios y la fórmula del Partido Socialista logró 78.650. A l
contrario de 1916, el triunfo fue contundente también en el interior del
país, donde los radicales sólo fueron derrotados en Salta por la Unión Pro-
vincial, en San Juan por el bloquismo y en Mendoza por el lene mismo.

CUADRO N° 13. ELECCIONES PRESIDENCIALES DE 1922.


PORCENTAJES POR PARTIDOS Y POR PROVINCIAS

Provincias Partidos

UCR P. Soc. PDP Conc. Nac. Otros

Capital 38 30 5 14 13
Buenos Aires 58 6 40
Catamarca 62 1 37
Córdoba 57 1 37 5
Corrientes 42 58
Entre Ríos 48 1 51
Jujuy 80 20
La Rioja 60 40
Mendoza 9 11 80
Salta 15 85
San Juan 29 2 69
San Luis 51 1 48
Santa Fe 56 3 31 10
Sgo. del Estero 74 3 23
Tucumán 16 8 76

Fuente: Darío Cantón, Elecciones y partidos políticos en la Argentina,


p. 268.

1922-1928, LA PRESIDENCIA DE ALVEAR. Si bien es cierto que la pre-


sidencia de Alvear se caracterizó por un período de paz social debido a la
notable recuperación económica, su gobierno estuvo signado políticamen-
te por el distanciamiento de Yrigoyen y por el fuerte conflicto entre
personalistas y antipersonalistas. Desde un primer momento el nuevo pre-
sidente decidió gobernar de manera independiente y esta decisión se hizo
evidente en la elección de su gabinete. Sólo Eufrasio Loza (Obras Públi-
cas) respondía al ex presidente, el resto de los ministros no tenían una filia-
ción partidaria determinada: Rafael Herrera Vegas en Hacienda, Tomás
i

332 333
Le Bretón en Agricultura, José Nicolás Matienzo en Interior, Celestino aparato partidario, especialmente después de la derrota electoral de 1926
Marcó en Justicia, Ángel Gallardo en Relaciones Exteriores, Manuel ante el personalismo.
Domeq García en Marina y Agustín P. Justo en Guerra.
Alvear gobernó de manera diferente a su antecesor. Las intervencio-
nes provinciales por decreto fueron sensiblemente menores y colocó el gas- La división socialista: la lucha interna en el radicalismo tuvo efectos
to público bajo control del Parlamento, aunque sólo consiguió limitarlo sobre el Partido Socialista. Después de la importante elección realizada en
relativamente. De esta forma intentaba quitarle a Yrigoyen una de sus prin- 1924, comenzaron a manifestarse serias discrepancias entre sus miembros,
cipales herramientas de control partidario. especialmente cuando el bloque de diputados comenzó a aliarse sistemáti-
La lucha entre yrigoyenistas (personalistas) y alvearistas (antipersona- camente con los antipersonalistas. El disgusto de la dirección se hizo públi-
listas) se tornó encarnizada. Se manifestaba tanto en los conflictos entre el co en 1924, cuando algunos diputados socialistas, en lugar de votar al blo-
presidente y el vice como en el Congreso, donde cada tema presentado era que de mayoría para elegir presidente de la Cámara como era costumbre,
motivo de arduas polémicas. Los antipersonalistas pretendieron, desde el apoyaron al sector antipersonalista. Estas acciones estaban vinculadas al
gobierno, controlar el aparato político del yrigoyenismo e intentaron atacar hecho de que varios dirigentes partidarios estaban relacionados con gran-
uno de sus bastiones principales, al querer intervenir infructuosamente des empresas y coincidían políticamente m á s con algunos conservadores y,
Buenos Aires. Desde el diario yrigoyenista La Época se criticaba con dure- obviamente, con los antipersonalistas que con el reformismo de Juan B.
za al gobierno. Vicente Gallo reemplazó a Matienzo en el Ministerio del Justo. Este proceso culminó con la ruptura del partido y la formación del
Interior e inició una dura ofensiva contra los yrigoyenistas, tratando de con- Partido Socialista Independiente, encabezado por Antonio de Tomaso y
trolar tos comités partidarios. En 1924 marcharon separados a las eleccio- Federico Pinedo.
nes municipales de la Capital, permitiendo de esta manera el triunfo del Las diferencias en el radicalismo no eran sólo una cuestión de mayor o
socialismo; los antipersonalistas se ubicaron en el segundo lugar. menor personalismo. La política de Alvear manifestó cambios en varios
aspectos: en principio, no compartía la falta de alineamiento internacional
de Yrigoyen, postura ya demostrada cuando era embajador en Francia y se
La división radical: las diferen- había opuesto a la decisión presidencial de retirarse de la Sociedad de las
cias se fueron profundizando de tal Naciones. Además, aparentemente, sostenía un criterio menos estatista res-
forma que los personalistas acusa- pecto del problema del petróleo. Sin embargo, el tema no es transparente:
ron a sus rivales de integrar el Yrigoyen no se opuso durante su gobierno a la participación de las empre-
"contubernio " con los enemigos sas privadas extranjeras en la industria petrolera; incluso, entre 1916 y 1922,
de la "causa radical". Finalmen- la participación de éstas en la producción total aumentó ininterrumpida-
te, en 1924 se produjo la ruptura, mente del 3 al 20 por ciento.
y el alvearismo constituyó, con la En 1922, Yrigoyen había creado la Dirección Nacional de los Yaci-
dirección de Leopoldo Meló, Se- mientos Petrolíferos Fiscales ( Y P F ) para supervisar y orientar la produc-
gundo Gallo y José Tamborini, la ción nacional. Si bien es cierto que la participación de las empresas priva-
Unión Cívica Radical Antiperso- das, especialmente la norteamericana Standard Oil, siguió aumentado sig-
nalista. El nuevo agrupamiento re- nificativamente, Alvear no modificó el rumbo anterior. Colocó al general
cibió el apoyo de varios grupos Enrique Mosconi [1877-1940] al frente de YPF y en 1925 abrió la refine-
conservadores provinciales e, in- ría de La Plata. Ese mismo año comenzó una sorda puja entre YPF y Stan-
cluso, del cantonismo sanjuanino dard Oil que motivó un ruidoso alineamiento del yrigoyenismo con la em-
y el lencinismo mendocino, quie- presa nacional y ataques a la Standard O i l que involucraban la política de
nes a pesar de su extremada popu- Alvear.
laridad se unieron al antipersona- Pero más allá de estas diferencias, el gobierno de Alvear está atravesado
lismo, debido a su enfrentamiento por una imagen de buen gobierno, manejo ordenado de las finanzas, respe-
con Yrigoyen. Sin embargo, el an- to por las libertades individuales y cierta preocupación social, expresada en
tipersonalismo se e n c o n t r ó con varias leyes aprobadas durante su mandato. En efecto, en 1924 se aproba-
enormes dificultades políticas ante ron las leyes 11.317 y 11.318 sobre contrato del trabajo de los menores y la
Marcelo T. de Alvear, Caras y Caretas, 22-3-1924. la imposibilidad de controlar el prohibición del trabajo nocturno en las panaderías, respectivamente, así

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como la ley 11.312, que fijaba la jubilación de los maestros primarios. Un M A P A N 49: ELECCIONES PRESIDENCIALES D E 1928.
0

año más tarde se sancionó una ley que regulaba la forma de pago del salario PARTIDOS TRIUNFANTES POR PROVINCIAS.
y en 1929 la ley 11.544, que establecía la jornada laboral de ocho horas.
Hacia el fin del gobierno de Alvear los antipersonalistas, que habían
elegido la fórmula Leopoldo Meló-Vicente Gallo, se sentían muy seguros
de obtener el triunfo en las elecciones presidenciales de 1928. El clima
político parecía favorable pues los grandes diarios como Crítica, La Na-
ción o La Prensa realizaban desde sus páginas una furibunda campaña con-
tra la figura de Yrigoyen.
A esta crítica se sumaban los despiadados ataques de una derecha
antidemocrática cuyo único fin era impedir el triunfo del viejo caudillo
radical. Intelectuales nacionalistas, como Ernesto Palacio o los hermanos
Julio y Rodolfo Irazusta y otros nucleados en el grupo Nueva República, se
sumaban a la apelación a "la hora de la espada" hecha por Leopoldo
Lugones [1874-1938] en 1924, criticando abiertamente a la democracia
liberal y al sufragio universal instaurado con la ley Sáenz Peña y pensando,
cada vez más, en el Ejército como una alternativa a la democracia. En estos
años aparecieron numerosas publicaciones de tendencia nacionalista (Re-

CUADRO N° 14. ELECCIONES PRESIDENCIALES DE 1928.


PORCENTAJES POR PARTIDOS Y POR PROVINCIAS

Provincias Partidos

UCR UCR Socialismo Otros Blanco


Antipers.

Capital 55 22 12 2 9
Buenos Aires 59 6 6 29
Catamarca 50 48 2
Córdoba 69 1 26 4
Comentes 50 43 7
Entre Ríos 54 1 40 5
Jujuy 61 34 1 4
La Rioja 60 39 1
Mendoza 50 3 41 6
-i
Salta 65 32 j
San Juan 12 72 10
San Luis 51 48 1
Santa Fe 63 34 3
Sgo. del Estero 50 47 1 1 1
~>
Tucumán 66 5 26

Fuente: Darío Cantón, op. cit., p. 269.

336 337
vista Nacional, La Nueva República) cuyo nexo se hallaba en la exaltación rior. Era evidente que los primeros efec-
del patriotismo, el militarismo, el catolicismo, el nativismo y también la tos de la crisis económica desatada el
completa impugnación de la democracia. año anterior (reducción del gasto públi-
Sin embargo, Yrigoyen gozaba de una enorme popularidad, tal vez ma- co, inflación, atraso en el pago de suel-
yor que durante su presidencia. Acompañado en la fórmula por Francisco dos, aumento del desempleo) habían
Beiró, que falleció poco después de las elecciones y fue reemplazado por contribuido a deteriorar la base de
Enrique Martínez, triunfó ampliamente en comicios con un gran nivel de sustentación de Yrigoyen.
participación popular. En efecto, el porcentaje de votantes fue del 80,85
por ciento de los inscriptos, ampliamente superior al 55,25 por ciento de la
elección de 1922. La conspiración militar: otro factor
de inestabilidad provenía del Ejército.
Ya en 1927 el general Justo habían ma-
1928-1930, LA SEGUNDA PRESIDENCIA DE YRIGOYEN. A pesar del nifestado su oposición al retorno de
caudal de votos recibido, el nuevo gobierno fue débil y mostró un rumbo Yrigoyen al gobierno. Una vez en el
errático. Yrigoyen sumaba al inconveniente de su avanzada edad, la elec- poder el viejo caudillo, el Ejército co-
ción de un gabinete cuyas dotes políticas no parecían ser las mejores dada menzó a conspirar abiertamente, no sólo Distintivo de campaña de Hipólito Yrigoyen.
esa circunstancia: Elpidio González ocupó el Ministerio del Interior, To- contra el gobierno sino también contra
más Zurueta el de Marina, Luis Dellepiane el de Guerra, José B. Abalos la democracia. El estilo "plebeyo" de los nuevos gobernantes, la intensifi-
fue designado en Obras Públicas, José B. Fleitas en Agricultura, Enrique cación de los conflictos sociales y la política mediadora y conciliadora del
Pérez Colman en Hacienda, Juan de la Campa en Justicia e Instrucción gobierno en ellos o el neutralismo en política exterior eran todos aspectos
Pública y Horacio Oyhanarte en Relaciones Exteriores. revulsivos para el Ejército.
El partido no prestaba gran ayuda al presidente, pues por un lado estaba La tendencia golpista era liderada por José F. Uriburu [1868-1932], un
inmerso en una lucha de facciones por la sucesión de Yrigoyen, encabeza- general de tendencia nacionalista y corporativista, apoyado por un grupo
das por Horacio Oyhanarte, Elpidio González y el vicepresidente Martínez. de intelectuales como Juan Canilla, Carlos Ibarguren, José María Rosa y
Por otra parte, se encontró con una oposición aun más despiadada que la los ya mencionados hermanos Irazusta, Lugones y Palacio, que repartían
anterior, desde la prensa hasta los partidos políticos rivales. Además, a pe- sus simpatías entre el fascismo italiano y el falangismo hispano, se mani-
sar del gran triunfo electoral de 1928, seguían sin controlar el Senado que, festaban fervientes defensores de la jerarquía y el orden y hacían gala abier-
sistemáticamente, vetaba los proyectos importantes del gobierno como, por tamente de una retórica impugnatoria de una supuesta "bolchevización" de
ejemplo, la ley del petróleo. El gobierno volvió a apelar a las intervencio- la sociedad, a la que vinculaban con el sufragio universal y, por supuesto,
nes provinciales por decreto a Corrientes, Santa Fe, Mendoza y San Juan. con Yrigoyen y el radicalismo.
El caso fue más grave en las dos últimas provincias pues se anuló el triunfo Otra línea de apoyo al golpe estaba encabezada por militares liberales
electoral de los líderes populistas antiyrigoyenistas Carlos W. Lencinas y como Agustín P. Justo y José M . Sarobe y recibía el apoyo de varios
Federico Cantoni, que contaban con un fuerte apoyo de la población lo- partidos (radicales antipersonalistas, socialistas independientes y conser-
cal. La cuestión adquirió dramatismo cuando Lencinas fue asesinado a fi- vadores). Este sector no impugnaba, en teoría, el sistema democrático sino
nes de 1929. el personalismo y el populismo de Yrigoyen. De una u otra forma, el cruce
La política laboral tampoco manifestaba el dinamismo de la primera de estas dos tendencias (nacionalista una, liberal la otra) con la evidente
presidencia, aunque Yrigoyen conservó una buena relación con los sindica- pérdida de consenso del gobierno legítimo permitieron el 6 de septiembre
tos ferroviarios y navales. La caída de popularidad del radicalismo se evi- de 1930 que los militares derrocaran al presidente Hipólito Yrigoyen, dan-
denció más aún con la pérdida de caudal electoral en las elecciones de do comienzo a una larga etapa de interrupciones institucionales y de go-
diputados de 1930, cuando descendió del 57,6 por ciento obtenido en 1928 biernos de facto antidemocráticos.
al 41,7. Este porcentaje le alcanzó para triunfar en el total nacional con
comodidad; además venció en Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes, Jujuy,
La Rioja, Misiones, Salta, San Juan, Santiago del Estero y Tucumán. Sin
embargo, el impacto mayor se produjo en la Capital, donde el radicalismo
obtuvo un resultado desastroso, casi 30 puntos debajo de la elección ante-

338 339
La economía G R Á F I C O N° 20: EXPORTACIONES DE CARNES V A C U N A S
ENFRIADAS Y C O N G E L A D A S , 1910-1929
(En toneladas)
Durante los años de gobierno radical no se produjeron grandes cambios
y la economía siguió orientada a la exportación de productos primarios.
700.000
En relación con el período anterior hubo una "desaceleración del creci-
miento": un 3,9 por ciento de crecimiento anual de las exportaciones frente
al 5 por ciento anterior a 1914. Precisamente, la guerra mundial marcaría 600.000
un punto de inflexión en la ralentización de la economía, pues tomó evi-
dentes los puntos más débiles como, por ejemplo, la extremada dependen- 500.000
cia del flujo de capitales extranjeros y de las exportaciones. En efecto, des-
de 1914 el cese de las inversiones extranjeras y de la demanda de productos
agropecuarios produjo una profunda retracción de la economía. A partir de
esta coyuntura comenzaron a declinar los términos de intercambio.
Los gobiernos radicales no modificaron esta situación, en todo caso se
matizó con la aparición de una nueva potencia comercial como Estados
Unidos, que aprovechó los espacios vacíos dejados por los europeos des-
pués de la guerra, convirtiéndose en uno de los principales proveedores de
bienes de consumo. Obviamente, ese proceso se produjo sin dejar de de-
pender esencialmente de la relación comercial con Gran Bretaña. Ahora
bien, dentro del marco de continuidad de la economía exportadora, al fina-
lizar la depresión en 1917 se desarrolló un proceso de recuperación eco-
nómica hasta 1929. En ese lapso la tasa porcentual de crecimiento anual
del sector rural fue del 5,5; la del sector industrial del 7,0, y la de la cons-
trucción del 19,5. Esta época de relativa bonanza tuvo sólo una breve y • CONGELADAS • ENFRIADAS • TOTAL
poco grave crisis entre 1921 y 1924, debido a la reconversión de posguerra,
y se detendría bruscamente durante la gran depresión de 1929.
Si bien en la zona pampeana no se produjo un gran incremento del área
sembrada, algo distinto ocurrió en las áreas marginales. En efecto,
especialmente durante la dinámica política agraria de Tomás Le Bretón,
LA ACTIVIDAD AGROPECUARIA. En agricultura se detuvo el avance
ministro de Agricultura de Alvear, tuvo lugar la incorporación productiva de
de la superficie cultivada por estar casi agotada la incorporación de nuevas
tierras extrapampeanas: en Misiones se dedicaron grandes extensiones de
tierras en el área pampeana (véase Cuadro X I I ) . De modo que del 8,3 por
tierra al cultivo de la yerba mate; en Corrientes al tabaco; en Entre Ríos al
ciento de crecimiento antes de 1914 se pasa al 1,3 por ciento. A partir de
arroz y en Chaco al algodón, que originó un espectacular crecimiento de
allí, en todo caso, el aumento de la producción agrícola se nutrió de la crisis
2.000 hectáreas sembradas en 1914 a 122.000 en 1930. En Tucumán
ganadera iniciada al comienzo de los años veinte. La producción agrícola
mejoró su nivel de intensificación luego del aumento de la mecanización, continuó la expansión del cultivo de la caña de azúcar iniciada en el período
que pasó del 24 por ciento del capital social del productor agrícola en 1914 anterior.
al 40 por ciento en 1929. Desde 1922 la producción de cereales básicos y En la ganadería, mientras se asistía a la inexorable decadencia del ovino,
de lino alcanzó cifras excepcionales, al igual que los guarismos de exporta- se avanzó en el refinamiento del ganado bovino y aumentó el stock como
ción. En el último quinquenio de la década del veinte la Argentina era el consecuencia de la demanda creciente de los frigoríficos con destino a la
primer exportador de maíz y el tercero de trigo (véase Cuadro X V I ) . exportación. De 26 millones de cabezas en 1914 se pasó a 37 millones en
El régimen de la propiedad de la tierra en la zona cerealera no se 1922 y a 32 millones ocho años más tarde (véase Cuadro X I ) . En esta etapa
modificó y el predominio de la gran propiedad se mantuvo inalterable. El se generalizó en la producción frigorífica el cambio de la carne congelada a
gobierno radical estaba bastante vinculado a los grupos tradicionales como la enfriada y, simultáneamente, hubo un importante crecimiento de las
para intentar modificar el sistema de propiedad. exportaciones de carnes enfriadas.

341
340
CUADRO N° 15. EXPORTACIONES DE CARNES VACUNAS temo como la Primera Guerra Mundial, que permitió un tibio proceso de
CONGELADAS Y ENFRIADAS, 1910-1929 (en t). sustitución de importaciones. El porcentaje de la producción manufacture-
ra nacional con respecto a la importada ascendió del 42 por ciento en el
Promedio Congelada Enfriada Total quinquenio 1910-14 al 53 por ciento en el lustro siguiente. Este aumento se
de períodos debía, sin duda, a los efectos de la guerra. Pero, finalizada la contienda, la
producción nacional bajó al 51 por ciento entre 1920 y 1924 y descendió
1910/14 24.727 304.191 328.918 otros dos puntos en los últimos cinco años del gobierno radical.
1815/19 14.727 402.149 416.876 La medida más notable del período fue tomada por Herrera Vegas, mi-
1920/24 207.393 269.788 477.181 nistro de Hacienda de Alvear, en 1923, al elevar un 60 por ciento los im-
1925/29 402.182 201.238 603.420 puestos de importación de varios productos que podrían ser fabricados en
el país. Pero con su salida del ministerio se produjo una reducción de esos
Fuente: H. Giberti, Historia económica de la ganadería, p. 187. aranceles y la medida perdió la potencialidad inicial.
La Primera Guerra Mundial también impactó favorablemente sobre los
frigoríficos, una de las actividades industriales tradicionales. La produc-
El conflicto entre los criadores v los invernadores: este proceso exigía ción de carnes enlatadas para abastecer a los ejércitos beligerantes entró en
carnes de mayor calidad y entregas regulares de los estancieros a los franco ascenso. Desde 1914 aumentó la matanza de vacunos hasta duplicar
frigoríficos y produjo un desplazamiento de los criadores por los inverna- los valores existentes al comenzar la guerra. En 1918 se llegó a los 2.976.224
dores. Estos últimos tenían sus campos de pastoreo cultivados con forrajeras cabezas vacunas, momento en que comenzó a declinar. En 1920-21 se faenó
y destinados al engorde de los animales en las zonas más favorables de la menos de la mitad de los animales sacrificados durante 1918. Los benefi-
pampa húmeda y cercanas a los frigoríficos. Mientras la rentabilidad de los cios obtenidos por los frigoríficos no fueron acompañados por el aumento
invernadores, vinculados a los frigoríficos y al mercado exterior, aumenta- de las rentas de los ganaderos. Cuando una crisis en el mercado mundial se
ba, la de los criadores, dependientes de las compras del mercado interno y tradujo en una brusca caída de los precios del ganado, los ganaderos argen-
de los invernadores, disminuía. Esta situación provocó un largo conflicto tinos protestaron masivamente.
entre los dos sectores que involucraría, además, a los frigoríficos de capita-
Una característica interesante del período es el crecimiento de empre-
les británicos y norteamericanos y al gobierno. Especialmente en 1921-22,
sas modernas y m á s grandes, inversamente proporcional al achicamiento
cuando la menor demanda y el pasaje del congelado al enfriado causaron
de la pequeña y mediana industria de tipo manual. Este hecho estaría
una crisis pasajera que perjudicó esencialmente a los criadores.
prenunciando la modernización industrial desarrollada a partir de media-
El gobierno no pudo o no quiso poner límites a los intereses de los dos de la década del treinta. En este sentido, fue significativa la inversión
frigoríficos. En 1923, alentado por el Poder Ejecutivo, el Congreso sancio- de capitales norteamericanos en la industria local: mientras el monto de
nó una ley de amparo a la ganadería, que imponía un precio de venta míni- capitales británicos invertidos entre 1917 y 1927 se mantenía en el mismo
mo, la inspección de la comercialización y la construcción de un frigorífico nivel, los norteamericanos subían de 82 a 487 millones de dólares en el
estatal. Presionado por los frigoríficos y los invernadores, el Poder Ejecuti- mismo lapso para alcanzar los 600 millones en 1930. Éstos se orientaron
vo eliminó los aspectos más irritativos de este proyecto. En cierta forma, hacia ramas industriales no tradicionales, diferentes de las inversiones bri-
los gobiernos radicales no modificaron la actitud tradicional de "comprar tánicas, destinadas al servicio público, las finanzas, el comercio y la indus-
a quien nos compra ", que favorecía a los intereses comerciales británicos. tria tradicional. Muchas de estas empresas eran al comienzo plantas de ar-
mado y montaje, a partir de la importación de algunos componentes y de la
manufactura local de otros.
LA INDUSTRIA. Durante este período creció relativamente, en especial Las principales radicaciones industriales durante estos años fueron
en los rubros textil y alimentación, y en menor medida la química y la las siguientes: en el rubro metalmecánico se instalaron Burroughs y Chrysler
metalmecánica. Este pequeño crecimiento se generó sin que el gobierno de en 1924 y General Motors un año más tarde; en maquinarias y artefactos
Yrigoyen adoptara ninguna medida proteccionista con respecto a la ma- eléctricos se radicaron I B M en 1924, Sylvania en 1928 y, al año siguiente,
nufactura local, más allá de que el azúcar, el vino o la harina ya estaban RCA Víctor; Good Year abrió en 1930; en la industria farmacéutica los
protegidos con anterioridad o del aumento de las tarifas de importación estadounidenses inauguraron Farmasa en 1922, Atkinson y Colgate
sancionado en 1920. Palmolive en 1927 y William Warner en 1928; en la industria alimenticia
Tal vez, el hecho más significativo lo constituyó un acontecimiento ex- instalaron Toddy en 1930. El capital norteamericano tomaba claramente la

342 343
delantera de las inversiones extranjeras en la industria. Los europeos sólo 20 por m i l durante el resto de la década. El índice de masculinidad se
habían instalado Cinzano (Italia) en 1922, Fiat (Italia) al año siguiente, ubicó alrededor de 110.
Celulosa Argentina en 1929, y Nestlé (Suiza) y Pirelli (Italia) en 1930.

TRANSFORMACIÓN Y MOVILIDAD SOCIAL. En estos años se percibe


un crecimiento del sector terciario, tanto en los servicios como en el co-
La sociedad mercio, que determinó un notable aumento porcentual de los sectores me-
dios, compuestos por una multitud de cuentapropistas, pequeños, media-
nos y grandes patrones industriales y comerciales, profesionales, rentistas,
LA POBLACIÓN. La ausencia de censos durante este período impide te- empleados administrativos y docentes. En el marco de un proceso bastante
ner un panorama claro de su evolución. No obstante, es posible sostener dinámico de movilidad social, estos sectores ascendieron gracias a las opor-
que se mantuvo la tendencia anterior, aunque en forma atenuada. La guerra tunidades brindadas por la expansión agropecuaria iniciada en 1880 y por
detuvo casi totalmente la llegada de inmigrantes entre 1914 y 1919; duran- un sistema educativo que alfabetizó y especializó rápidamente a una parte
te ese quinquenio se produjo por primera vez un saldo negativo de varias de la población: en el breve lapso que va de 1918a 1929, la cantidad de los
decenas de miles de inmigrantes. El flujo europeo positivo recién se recu- alumnos primarios se incrementó en un 40 por ciento, siendo el porcentaje
peró a principios de la década del veinte y hacia 1929 se registraba un saldo de analfabetos en 1922 sólo el 14 por ciento; mientras los estudiantes se-
positivo de más de 800.000 migrantes (véase Cuadro V I I I ) . Consecuente- cundarios y universitarios se duplicaron largamente.
mente, y como resultado de un incipiente proceso de sustitución de impor-
tación de productos industriales, aumentó la migración interna.
La tasa de crecimiento de la población descendió bruscamente durante La reforma universitaria.- en el último caso, la influencia de la reforma
la guerra, como consecuencia de la detención de la inmigración, y se ubicó universitaria realizada por el gobierno de Yrigoyen en 1918 fue fundamen-
entre el 15 y el 20 por m i l . A partir de 1920 se produjo una notable recupe- tal. El movimiento de reforma se concentró en la tradicional y conservado-
ración que elevó la tasa al 33 por m i l en 1923, para mantenerse en tomo al ra Universidad de C ó r d o b a ; frente al autoritarismo y el dogmatismo
imperantes en la enseñanza, los estudiantes exigían participación en el go-
bierno y mayor libertad de cátedra. La movilización estudiantil, que adqui-
rió un ligero tono antiimperialista, coincidió temporalmente en el ámbito
G R Á F I C O N° 21: SALDOS MIGRATORIOS INTERNACIONALES, local con la protesta sindical y el proceso de democratización política, y en
1917-1930 el internacional con la revolución soviética, que había causado un profun-
(En miles de personas) do impacto entre los sectores progresistas y reformistas.
! 200.000 , La reforma fue, además, una clara expresión de los cambios producidos
en la sociedad argentina, especialmente de la emergencia de los sectores
medios. E l gobierno radical apoyó a los reformistas que, aunque de ma-
nera parcial, lograron algunos cambios importantes pues un número de es-
tudiantes se integró al gobierno universitario, los profesores más recalci-
trantes fueron removidos de sus cargos y se modificaron algunos conteni-
dos así como aquellas prácticas pedagógicas más autoritarias. El verdadero
éxito de la reforma se halla en su proyección hacia el futuro, en tanto con el
pasar de los años habría de contribuir a democratizar la vida universitaria,
profundizar la libertad de expresión y enriquecer la actividad académica.
0
Estos cambios formaban parte de una honda transformación de la so-
ciedad de entreguerras. Sin restarles importancia a los conflictos de ca-
-50.000 rácter sindical y social ocurridos entre 1917 y 1921, se notó una tendencia
1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 hacia una mayor nivelación social, que implicó una relativa homogeneiza-
ción de la cultura debido, entre otros motivos, a la importancia adquirida
SALDO
por los medios de comunicación masiva, que tuvieron un indudable peso

344 345
sobre los valores y las formas de vida de los lectores, tanto por el estilo de Santiago del Estero o Tucumán, el índice de población iletrada superaba el
propagar las noticias como por los cambios introducidos en los dispositivos alarmante 35 por ciento de todos sus habitantes.
publicitarios: la circulación de revistas con ediciones de decenas de miles de
ejemplares (Carasy Caretas, El Hogar, El Mundo Argentino) o de ediciones
baratas de literatura popular como la famosa Novela Semanal, destinada al EL MUNDO DEL TRABAJO. Se vivieron alternativas difíciles mientras
público femenino; los diarios masivos como Crítica (aparecido en 1913) duraron las condiciones recesivas impuestas por la guerra. La desocupa-
llegaron a tiradas de 287.000 ejemplares en julio de 1929, o El Mundo, que ción aumentó rápidamente entre 1914 y 1917, cuando se registró un índice
en el mismo año de su aparición (1928) llegó a tirar 127.000 unidades. En del 19,4 por ciento a pesar de los saldos migratorios negativos. Desde co-
estas mutaciones no fue menor la contribución de los cambios tecnológicos: mienzos de la década del veinte el porcentaje de desocupados se estabilizó
la popularización del cinematógrafo, que multiplicó sus salas y se extendió debajo del 7 por ciento. Simultáneamente ocurría algo similar con el costo
hacia los barrios, pero esencialmente la gran transformación electrónica de vida: se mantuvo alto hasta el fin de la guerra y se estabilizó en niveles
permitió la aparición de la radio que, desde la mítica primera emisión en bajos desde 1922. A ñ o en que también comienza un proceso de aumento
1920 de la ópera Parsifal, se convertiría en un medio de fundamental paulatino del salario real en un arco ascendente que se extendió hasta 1928
importancia. y que contribuyó a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.
Por supuesto, este fenómeno fue mucho más marcado en el litoral pam- Este proceso se reflejó en cierta forma en los movimientos huelguísticos:
peano y, dentro de éste, en las áreas urbanas como Rosario o Buenos Aires,
mientras las ciudades del Noroeste sufrían un proceso de retracción tanto CUADRO N° 16. HUELGAS Y HUELGUISTAS E N L A CAPITAL
en el crecimiento como en el bienestar general de su población. En el caso de FEDERAL, 1916-1930
la educación, si bien es cierto que el analfabetismo descendió en todo el
país, en provincias como Catamarca, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Año Huelgas Huelguistas

1916 80 24.321
1917 138 136.062
G R Á F I C O N° 22: HUELGAS E N CAPITAL FEDERAL, 1916-1930 1918 196 133.042
1919 367 308.967
1920 206 134.015
1921 86 139.751
1922 116 4.737
1923 93 19.190
1924 77 277.071
1925 89 39.142
1926 67 15.880
1927 58 38.236
1928 135 28.109
1929 113 28.271
1930 125 29.331

Fuente: Crónica Mensual del Departamento Nacional del Trabajo, N° 110,


abril de 1927. Estadística de las huelgas, Buenos Aires, 1940.

La conflictividad fue elevada durante un período que se extendió desde


el peor momento de la crisis (1917) hasta 1921, cuando ya se vivía una
lenta recuperación. Esos años estuvieron marcados por el alto número de
huelgas y una pronunciada combatividad del movimiento obrero. Poste-
riormente se produjo un reflujo notable de las huelgas debido a la recupera-

346 347
Navales, en las grandes huelgas de 1916-17, que finalizaron con el triunfo
GRÁFICO N° 23: HUELGUISTAS E N CAPITAL FEDERAL, 1916-1930 de los trabajadores en conflicto. El crecimiento de la FORA sindicalista fue
(En miles de huelguistas) notable durante el primer gobierno de Yrigoyen, con quien mantenían una
fluida relación. Entre 1915 y 1920 la cantidad de gremios adheridos saltó
de 50 a 734; a su vez, el promedio de afiliados mensuales que pagaban su
cuota se elevó de 2.000 a 68.000. En 1921 comenzó un proceso de rápida
decadencia en una década caracterizada por el descenso de las confronta-
ciones abiertas entre obreros y empresarios. Justamente lo contrario del
final de la década del diez.

La Semana Trágica: las causas del aumento de la conflictividad social


fueron variadas. Aunque se trataba de una coyuntura en donde el empleo
aumentó relativamente, se produjo un marcado deterioro del nivel de vida a
causa del descenso del salario real; el clima enrarecido introducido por la
guerra y la revolución rusa se combinaba con los síntomas evidentes de la
crisis del liberalismo y el surgimiento de ideas autoritarias. A ello se suma-
ba el lógico aumento de la conflictividad local gráficamente expresado en
el marcado ascenso de las huelgas.
Todos estos factores tuvieron, de una manera u otra, incidencia en el
• HUELGUISTAS ]
desarrollo de las jornadas de enero de 1919, un conflicto que se había
iniciado el mes anterior en los talleres metalúrgicos de Pedro Vasena e H i -
jos, cuando a raíz de la reducción de los salarios se desató inmediatamente
ción económica, la capacidad negociadora del gobierno y la menor una huelga. En un creciente clima de violencia, el 5 de enero fue muerto un
combatividad de la dirigencia gremial. Los huelguistas (marítimos, oficial de policía y al día siguiente la policía mató a cuatro obreros. El 9 de
ferroviarios, empleados municipales, obreros de la carne, metalúrgicos, enero se declaró la huelga general y comenzó un impactante proceso de
entre otros) se movilizaron en demanda de la reducción de la jornada laboral, movilización espontánea en solidaridad con los obreros reprimidos días
aumento de salarios y mejores condiciones de trabajo. antes.
El aumento del empleo hacia el fin de la guerra repercutió El movimiento duró varios días, fue tumultuario y ocupó una importante
favorablemente en el nivel de sindicalización. Cuando comienza este zona de la ciudad de Buenos Aires. La represión fue sumamente violenta y,
proceso de conflictividad, el anarquismo ya no era la fuerza predominante además de la Policía y el Ejército, participaron de ella grupos de civiles de
del movimiento obrero y fracasó de manera completa en su llamado a la clase media que se convirtieron en una fuerza paramilitar tolerada por el
huelga general, en 1918, en apoyo de los obreros del Ferrocarril Gran Sur. A l gobierno de Yrigoyen. Posteriormente estos grupos confluirían en la for-
margen de la activa participación libertaria en la Semana Trágica, los mación Liga Patriótica Argentina. Esta fase de la represión se caracterizó
anarquistas perdieron gran parte de su influencia entre los trabajadores y sus por la persecución de dirigentes políticos y sindicales obreros, el cierre y
acciones más notables, desde el fin de la guerra a la gran depresión, fueron empastelamiento de las imprentas de los periódicos de izquierda y una in-
sus campañas por la libertad de Radovvitzky y por la conmutación de la pena sólita agresión a los habitantes del barrio judío del Once.
a Sacco y Vanzetti en Estados Unidos.
La ideología predominante en el movimiento obrero era el sindicalismo,
una tendencia mucho más moderada que el anarquismo, que incluso Atenuación del conflicto social: si bien las huelgas y los enfrentamien-
abandonaría en 1918 su adhesión a la huelga general como arma de lucha. El tos no desaparecieron, en el transcurso de la presidencia de Alvear la con-
sindicalismo había consolidado su presencia desde el Centenario y, flictividad decayó de manera importante. Un hecho simbólico notable fue
particularmente, desde el Congreso de la F O R A de 1915, cuando desplazó la instauración del I de mayo como feriado nacional, en paradójico con-
o

al anarquismo de la conducción de la central. Este poder se acrecentó de ma- traste con el significado combativo atribuido a la fecha durante los prime-
nera notable por la conducción que ejerció, desde la Federación de Obreros ros años del siglo por el anarquismo. Varios factores incidieron en la mode-

348 349
ración del conflicto: en primer lugar, el destacable período de crecimiento ticipación específica del Ejército, se produjo un explícito apoyo de perso-
de la economía, especialmente en la última etapa del gobierno de Alvear, nalidades civiles y de los partidos políticos como el socialismo indepen-
que repercutió favorablemente en el salario real y, en consecuencia, en las diente, la Unión Cívica Radical Antipersonalista y el bloque de partidos
condiciones de vida de los trabajadores. conservadores. La conspiración contó a su favor con la actitud pasiva de la
Estas mejoras implicaban también una elevación de la calidad de vida, población, la activa campaña de los diarios, especialmente Crítica, e inclu-
especialmente a partir de la generalización del descanso dominical y la orien- so, en un primer momento, de la Federación Universitaria Argentina.
tación del uso del tiempo libre hacia espectáculos populares como el cine- Sin embargo, a pesar del relativamente amplio consenso reunido por el
matógrafo y el fútbol. También conviene destacar la importancia de la primer golpe de la historia argentina, el gobierno era débil pues el presi-
sociabilidad barrial, que era un claro reflejo de las transformaciones so- dente de facto representaba a la tendencia minoritaria de la conspiración
ciales urbanas producidas durante estos años. En efecto, el desplazamiento que lo había llevado al poder.
del habitat popular del centro a los barrios generó el desarrollo de otras A pesar de su aversión a los políticos, Uriburu conformó su gabinete
formas asociativas de movilización no clasistas como las realizadas por con una mayoría de viejos políticos conservadores: Horacio Béccar Vare-
sociedades vecinales o las bibliotecas populares, donde se cruzaban activi- la en el Ministerio de Agricultura, Ernesto Bosch en Relaciones Exterio-
dades de tipo fomentista, político o cultural que determinaron una res, Octavio Pico en Obras Públicas y Matías Sánchez Sorondo en Inte-
reorientación de las manifestaciones más conflictivas existentes en el seno rior. El resto del gabinete se componía con Enrique Pérez en Hacienda,
de la sociedad. Ernesto Padilla en Justicia, el general Francisco Medina en Guerra y el
Otros factores que contribuyeron a aminorar el conflicto social se rela- contraalmirante Abel Renard en Marina.
cionan con la decadencia del clima revolucionario europeo, ahora
involucrado en un proceso de derechización a partir del ascenso del fascis-
mo; así como también el rol conciliador y poco proclive al enfrentamiento Autoritarismo y represión: tanto Uriburu como el sector nacionalista que
de la conducción sindicalista del movimiento obrero. En 1926 se creaba la lo apoyaba no sólo eran antiyrigoyenistas sino profundamente antidemo-
Confederación Obrera Argentina (COA), orientada por los socialistas y cráticos. Desde una concepción antagónica al liberalismo, pretendían ins-
conformada esencialmente por la Unión Ferroviaria, un modelo de sindica- taurar una sociedad jerárquica e imponer un gobierno de tipo corporativo
lismo centralizado fuerte, verticalista y negociador. orientado desde el Estado. Para ello, creían necesario reformar la Constitu-
La COA no modificó el carácter poco confrontacionista y el Partido So- ción Nacional, derogar la ley Sáenz Peña e instituir un sistema de voto
cialista estaba abocado esencialmente a la lucha parlamentaria. A l finalizar calificado. Su discurso ponía énfasis en el combate al comunismo, al libe-
la década, el movimiento obrero organizado estaba profundamente atomi- ralismo y a la colectividad judía, aunque en la práctica sólo llegó a manifes-
zado: existían tres centrales obreras, la COA, la FORA y la Unión Sindical tarse hacia los primeros. Un buen ejemplo de estas ideas estaba representa-
Argentina, y todas ellas eran débiles. Además, también se había conforma- do por la Liga Patriótica Argentina, una agrupación xenófoba, nativista y
do un nucleamiento del Partido Comunista (el Comité de Unidad Sindical antisemita surgida durante la Semana Trágica de 1919. Influido por estas
Clasista) y una variada gama de gremios independientes no respondía a ideas, el gobierno de Uriburu dinamizó la Sección Especial de la policía,
ninguna de las centrales. que persiguió de manera implacable a los activistas anarquistas y comunis-
tas; aplicó la vieja Ley de Residencia con militantes extranjeros y, bajo los
efectos de la ley marcial, fusiló en un hecho inédito al obrero catalán Joa-
quín Penina cuatro días después de asumir y a los anarquistas expropiado-
DICTADURA MILITAR Y DEMOCRACIA res Severino di Giovanni y Paulino Scarfó en febrero de 1931.
FRAUDULENTA (1930-1943)

La oposición: a los pocos meses comenzó la reorganización de la opo-


La polmca sición. El radicalismo estaba debilitado y tenía a algunos dirigentes en el
exilio y a otros presos, como el propio Yrigoyen, detenido en la isla de
Martín García. A comienzos de 1931 el radicalismo se reorganizaba y se
1930-32, E L BREVE GOBIERNO DEL GENERAL URIBURU. Duró desde convertía en el principa! opositor al gobierno de facto. Desde el mes de
el 6 de septiembre de 1930 hasta el 20 de febrero de 1932. El golpe fue en mayo contó con la dirección de Alvear, quien después de haber apoyado
realidad el producto de una conspiración cívico-militar. Además de la par- fugazmente el golpe se acercaba a Yrigoyen.

350 351
Los partidos políticos y los diarios Crítica y La Nación, que habían apo- 1942]. El general Justo, de 55 años, contaba además con el apoyo del Ejér-
yado la conspiración militar, pronto se manifestaron en favor de las institu- cito, los grandes exportadores y los medios de prensa más importantes.
ciones democráticas y de la Constitución Nacional. Mientras los socialistas Frente a la Concordancia se conformó la Alianza Civil que reunía a los
y los demócratas progresistas comenzaron a militar contra la dictadura de partidos Socialista y Demócrata Progresista, llevando como candidatos a
Uriburu, los antipersonalistas y, particularmente, los conservadores mani- presidente y vice a la fórmula integrada por Lisandro de la Torre y Nicolás
festaron una conducta ambivalente entre la oposición y la aceptación de Repetto. El radicalismo había elegido como candidatos a Alvear-Güemes
algunas medidas del gobierno de facto, y finalizaron nucleándose, junto pero el gobierno de Uriburu, con el aval explícito o implícito del resto de
con los socialistas independientes, detrás del general Justo. los partidos, impidió la presentación de la fórmula. Ante este acto de pros-
Sin un rumbo fijo, el presidente aceptó la estrategia de su ministro del cripción, la Unión Cívica Radical volvió a recurrir a la abstención electo-
Interior, Sánchez Sorondo, de llamar a elecciones provinciales sin recurrir ral. Finalmente, el 8 de noviembre se realizaron los comicios que inaugura-
a la proscripción del radicalismo. Esta táctica, destinada a legitimar al go- ron las prácticas fraudulentas que durarían m á s de una década. Como
bierno surgido del golpe, se sustentaba en la creencia de la falta de popula- correspondía triunfó la Concordancia con alrededor de 600.000 sufragios
ridad así como de la debilidad del radicalismo. Las autoridades tenían la frente a los casi 500.000 de la Alianza Civil.
plena seguridad de que en Buenos Aires los conservadores conducidos por
Manuel Fresco se impondrían sin problemas. Sin embargo, los radicales
unieron sus fuerzas y conformaron la fórmula Honorio Pueyrredón (yrigo- 1932-38, LA PRESIDENCIA DE JUSTO. El general Justo contó con el
yenista)-Mario Guido (antipersonalista), que realizó una importante cam- aval y el apoyo permanente del Ejército, que se convirtió, a partir de ese
paña de propaganda electoral. momento, en un actor político
El 5 de abril de 1931 se llevaron a cabo las elecciones en Buenos Aires central durante varias décadas.
y triunfó la fórmula radical con 218.000 sufragios sobre los conservado- El nuevo gobierno guardaba •

res, que obtuvieron 187.000, y el Partido Socialista, con sólo 50.000. Sánchez las formas institucionales en
Sorondo renunció y el resto de las elecciones fueron suspendidas. El resul- tanto mantenía en funciona-
tado de los comicios marcó el principio del fin del gobierno de Uriburu y, miento al Parlamento con blo-
más importante aún, el comienzo de una larga década marcada por el frau- ques oficialistas y opositores;
de electoral. Precisamente, la anulación de las elecciones y el despojo del incluso no controlaba a la Cá-
triunfo radical llevaron a algunos sectores de este partido a reincidir en la mara de Diputados aunque
vieja costumbre de la asonada militar. El 20 de julio el coronel Arturo mantuvo un férreo control del
Pomar se sublevaba al frente de una guarnición militar en Corrientes aun- Senado.
que su intento fue sofocado rápidamente. Las consecuencias no podían haber Justo armó su gabinete re-
sido peores para los radicales pues varios de sus dirigentes fueron encarce- flejando a la coalición que lo
lados y el mismo Alvear fue obligado a marchar al exilio. l l e v ó al poder: S i m ó n de
Más allá de la retórica ultranacionalista y la utilización generalizada de Iriondo y Leopoldo Meló, del
la represión que lo llevaron también a intervenir la universidad, Uriburu no antipersonalismo, ocuparon
encontraba el rumbo de un gobierno que se quedaba sin apoyos. Era evi- los ministerios de Justicia e
dente que los principales soportes de la conspiración de septiembre de 1930 Instrucción Pública y del Inte-
preferían al general Justo. Sin alternativas, Uriburu convocaba a eleccio- rior respectivamente; Manuel
nes generales para el mes de noviembre. Ramón Alvarado, del Partido
Demócrata Nacional, ocupó la
cartera de Obras Públicas; A n -
Elección y proscripción: los grupos conservadores se unieron en el Par- tonio de Tomaso, del socialis-
tido Demócrata Nacional y junto con el socialismo independiente y el radi- mo independiente, fue nom-
calismo antipersonalista conformaron la Concordancia. Esta coalición, que brado ministro de Agricultura;
Horacio Huevo, de Hacienda,
controlaría la vida política del país hasta 1943, eligió como candidato pre-
y Carlos Saavedra Lamas, de Agustín P. Justo y José E. Uriburu en una caricatura de
sidencial al ex ministro de Guerra de Alvear, el general Agustín P. Justo
Relaciones Exteriores, eran Caras y Caretas, titulada "Elrelevo", 1932.
[1876-1943], acompañado en la fórmula por Julio A. Roca hijo [1873-

352 353
conservadores independientes. Finalmente, Pedro Casal ocupó el Ministe-
rio de Marina y el coronel Manuel R o d r í g u e z el Ministerio de Guerra
siendo este último una figura central del gobierno no sólo por su contacto
con el Ejército sino también por ser el hombre de confianza de Justo.

Los apoyos de Justo: al margen de los factores de poder como la pren-


sa, el Ejército y los grandes exportadores, el nuevo gobierno contaba con
el sólido respaldo de los partidos de la Concordancia. En el caso del Par-
tido Demócrata Nacional, recibía el apoyo de la extensa trama de partidos
provinciales que lo componían: el autonomismo correntino, el Partido
Conservador de la provincia de Buenos Aires, Concentración Popular de
Entre Ríos, los demócratas de Córdoba, los liberales de Mendoza, San
Luis, San Juan, Corrientes y Tucumán y los grupos provinciales de Salta y
Jujuy. Por su lado, el socialista independiente, si bien era un partido pe-
queño y restringido a la Capital, le aportó al gobierno dos hombres (Fede-
rico Pinedo y Antonio de Tomaso) que desempeñarían un rol central en el
mismo.
A l margen del funcionamiento institucional, el gobierno de Justo limitó
la democracia dentro de fronteras relativamente estrechas. Por un lado,
intentó restringir la actividad de la izquierda con una ley de represión al
comunismo aprobada sólo en el Senado; por otro, utilizó sistemáticamente
Agustín P. Justo, Miguel Angel Coreano y Cosme Massini Ezcurra, presidente de la
la represión política a cargo de la Sección Especial de la Policía Federal.
Sociedad Rural, observando los toros campeones, agosto de 1937.
Así, hechos dignos de atención y comunes eran el maltrato brindado a los
presos y el frecuente uso de la tortura, especialmente en la provincia de
Buenos Aires. Como en el gobierno de Uriburu, se apeló a la Ley de Resi- Rodolfo Moreno, quien en La cuestión democrática impugnó el voto uni-
dencia para expulsar en 1937 a militantes comunistas que habían participa- versal y secreto y se expidió por un voto de tipo calificado.
do en la larga huelga de la construcción.
Pero el gran problema político de Justo se vinculaba a la c o r r u p c i ó n
reinante en algunos estamentos del poder y, esencialmente, al fraude apli- La oposición democrática: a partir de 1935, con el retomo de los radica-
cado sistemáticamente durante su gobierno. Antes de apelar al fraude, se les a los comicios, el fraude se profundizó y se volvió más escandaloso y
utilizó frecuentemente la herramienta de la intervención a aquellas provin- comenzó a conformarse un fuerte clima de oposición. Ese año, el general
cias en manos opositoras. Es el caso, por ejemplo, de la intervención a la Molina exigía la restitución plena de la democracia electoral, actitud que le
provincia de Santa Fe que acabó con el gobierno del demócrata progresista valió, dos años más tarde, la salida del Ejército. La movilización sindical
Luciano Molinas. El fraude fue un hecho habitual y sistemático desde la de 1935 a 1937, especialmente la larga huelga de la construcción, contribu-
elección de noviembre de 1931, y sólo pocos distritos (Capital, Córdoba, yó a incrementar ese clima de malestar social, entre otras razones porque el
Santa Fe) lograban escapar al mismo. Partido Comunista abandonaba la táctica de "lucha de clase contra clase "
Su exponente más conspicuo fue el líder conservador de la importante por la cual todos los grupos burgueses eran enemigos, y siguiendo la orien-
provincia de Buenos Aires, Manuel Fresco, que combinó su estilo caudillista tación del Comintern (la Tercera Internacional Comunista hegemonizada
con el uso arbitrario del poder de la policía para imponer a sus candidatos, por Moscú), adhirió a la idea de conformar un Frente Popular con las fuer-
especialmente desde 1935, cuando el radicalismo liderado por Alvear aban- zas antifascistas para reforzar y consolidar la democracia.
donó el abstencionismo y retomó a la lucha electoral. Para justificar esta Más importante aún era la revitalización de la oposición política, cuyo
acción ilegal e ilegítima, se denominó al dolo cometido "fraude patrióti- símbolo había sido el multitudinario entierro de Yrigoyen en 1933, sólo
co " y no sólo fue defendido en forma entusiasta por figuras como Federico tres años después de su derrumbe político en soledad. Después de la escan-
Pinedo. También recibió una suerte de justificación teórica de parte de dalosa maniobra fraudulenta de Fresco en Buenos Aires contra el candidato

354 355
Honorio Pueyrredón, calificada por el embajador norteamericano "como la sayo La Argentina y el Imperio Británico (1933) manifestaban su crítica a
más burlesca y fraudulenta " de la historia, la Unión Cívica Radical triunfó las intromisiones imperialistas inglesas. En ese sentido, se revisaba toda la
en 1936 en los comicios para elegir diputados en Capital, Mendoza y Cór- historia del siglo X I X : las invasiones inglesas, la ocupación de las islas
doba, donde también se convirtió en gobernador el caudillo radical Amadeo Malvinas, la creación de Uruguay, la presión contra Rosas hasta desembo-
Sabattini. El bloque de diputados radicales, juntamente con el socialismo car en el pacto Roca-Runciman. Los autores revisionistas se situaban fuera
y los demócratas progresistas, comienza a denominarse Frente Popular y del campo político y practicaban un nacionalismo antiimperialista guiado
goza del apoyo extraparlamentario de los comunistas. El frente estaba ins- por una crítica cultural y filosófica al liberalismo, en la que se percibía una
pirado en sus homónimos constituidos en Francia y en España. fuerte decepción e incredulidad de las bondades de la democracia.
Precisamente, el estallido de la guerra civil española en 1936 separó En 1931 Raúl Scalabrini Ortiz [1898-1959] ya manifestaba su descon-
aun más el campo político-ideológico argentino. El amplio espectro de fuer- tento y una fuerte insatisfacción por el rumbo asumido por la Argentina.
zas contenidas informalmente en el Frente (radicales, socialistas, comunis- Cuatro años más tarde, se conformó la Fuerza Orientadora Radical de la
tas, demoprogresistas, Federación Universitaria y la Confederación Gene- Joven Argentina ( F O R J A ) , que nucleaba algunos intelectuales como Artu-
ral del Trabajo) apoyaba a los republicanos y los sectores nacionalistas y ro Jauretche, Gabriel del Mazo y Homero Manzi, entre otros. El grupo se
los grupos vinculados a la Iglesia al franquismo. manifestaba heredero de Yrigoyen y de los principios de intransigencia ra-
Los inconvenientes del gobierno de Justo no se limitaban al fraude. En dical, totalmente en desacuerdo con la política del radicalismo durante los
1935 se produjo el escándalo de la comisión investigadora de la indus- años treinta. Acusaban, especialmente a Alvear, de haber mantenido silen-
tria de la carne. Esta comisión fue creada en el Senado para investigar las cio ante una política gubernamental considerada contraria a los principios
posibles irregularidades cometidas por las grandes empresas exportadoras de la Nación. En este sentido, FORJA desarrolló una tendencia naciona-
de carne (Swiñ, Armour, Anglo). La comisión absolvió a las compañías lista antiimperialista británica, caracterizando a la Argentina como un
pero el senador demoprogresista Lisandro de la Torre presentó ante sus país colonial que Justo había profundizado: el pacto Roca-Runciman, el
pares un largo informe en disidencia. Allí demostraba la constitución de régimen de cambios, la política petrolera, la creación del Banco Central y
monopolio así como la evasión impositiva de las grandes empresas el crimen del Senado vinculado a la política exportadora de carnes. FORJA
exportadoras; además acusaba al gobierno, especialmente a los ministros se proclamaba por una nación libre y llamaba a luchar por la soberanía
Luis Duhau (Agricultura) y Federico Pinedo (Hacienda) de encubrir y pro- popular y nacional, inaugurando una acción que confluiría, una década más
teger estas maniobras delictivas. En medio del debate se produjo un atenta- tarde, con el peronismo.
do dirigido a De la Torre que hirió mortalmente a su correligionario, el Hacia mediados de 1937 Justo preparó su sucesión teniendo activa par-
senador por Santa Fe Enzo Bordabehere. Este trágico suceso, al que se ticipación en la elección de la fórmula de la Concordancia. Esta se confor-
agregaba la acusación al gobierno de favorecer a la compañía británica
mó con Roberto M . Ortiz [1886-1942], un abogado de empresas ferrovia-
Anglo relegando a las empresas nacionales de transporte, aumentó el des-
rias y ex ministro de Obras Públicas de Alvear y de Hacienda del gobierno
crédito del gobierno y el descontento de amplios sectores del arco políti-
de Justo, y Ramón S. Castillo (1873-1944), ex ministro de Justicia del
co-ideológico local.
presidente saliente. El radicalismo llevaba como candidatos a Alvear-Mos-
ca y Nicolás Repetto encabezaba la fórmula del socialismo. En una elec-
ción amañada triunfó la Concordancia por 1.100.000 sufragios frente a los
La oposición nacionalista: esta insatisfacción no involucraba sólo a la 815.000 de la Unión Cívica Radical. Ésta pudo ganar, a pesar del fraude, en
oposición política y sindical sino también a sectores militares e intelectua- Capital Federal, Córdoba, La Rioja y Tucumán.
les que atacaban al gobierno, desde la derecha nacionalista, por la corrup-
ción pero también por la extremada dependencia de Gran Bretaña. El
integrismo católico, las ideas de Maurrás o del corporativismo fascista se 1938-1940, LA PRESIDENCIA DE ORTIZ. El nuevo presidente estaba des-
filtraban en grupos y sectores plenamente receptivos a las alternativas tinado a ser una mera continuación de su antecesor. Sin embargo, en cierta
antidemocráticas. En 1936 el coronel Juan B. Molina, un militar naciona- forma se manejó con independencia de criterios, tanto de Justo como de aque-
lista corporativista, apoyado por Diego Luis Molinari, planeó un golpe que llos conservadores al estilo de Fresco. Su gabinete estuvo formado por: Jor-
finalmente no pasó de ser un proyecto pero indicaba ciertas grietas en el ge Coll en Justicia e Instrucción Pública, Pedro Groppo en Hacienda, José
apoyo del ejército a Justo. María Cantilo en Relaciones Exteriores, Diógenes Taborda en Interior,
Como se ha señalado, unos años antes habían aparecido las voces del José Padilla en Agricultura, Manuel Alvarado en Obras Públicas, el gene-
revisionismo historiográfico de los hermanos Irazusta, quienes en su en- ral Carlos Márquez en Guerra y el contraalmirante León Scasso en Marina.

356 357
Su mandato estuvo signado por el estallido de la Segunda Guerra una grave enfermedad que provocaría su muerte en julio de 1942, Ortiz
Mundial en 1939 y, a pesar de sus conocidas simpatías por Gran Bretaña debió renunciar a mediados de 1940. Su sucesor era el vicepresidente
siguiendo la tradición inaugurada por el radicalismo, mantuvo la neutrali- Castillo y con él retomaría plenamente la venal maquinaria conservadora.
dad argentina. Aunque esta postura no implicaba ninguna inclinación por
el nazismo, más bien lo contrario. Incluso se acusó a un grupo de simpati-
zantes de Alemania, entre quienes se encontraban Manuel Fresco, Benja- 1940-43, LA PRESIDENCIA DE RAMÓN S. CASTILLO. El nuevo presi-
mín Villafañe y José Luis Torres, de planear un golpe pro nazi contra Ortiz. dente asumió el cargo en septiembre de 1940 y formó un gabinete potable
Los nacionalistas atacaban duramente al presidente, quien se enajenó, aun para Alvear y Justo: el antipersonalista Miguel Colacciati ocupó la cartera
más, la voluntad de aquéllos cuando pasó a disponibilidad al general Molina de Interior, Federico Pinedo fué a Hacienda, Julio A. Roca en Relaciones
por reivindicar el golpe del treinta, así como también a otros militares na- Exteriores, el general justista Juan N . Tomazzi fue designado en el Minis-
cionalistas. terio de Guerra, el contraalmirante Fincari en Marina, Guillermo Rothe
en Justicia e Instrucción Pública, Amadeo Videla en Agricultura y Salva-
dor Oria en Obras Públicas.
La "independencia" de Ortiz: el nuevo mandatario se mostró más cerca Sin embargo, Castillo pronto reinstauró las prácticas electorales frau-
de Alvear que de Justo e intentó limpiar la imagen de corrupción y de frau- dulentas (Santa Fe, en diciembre de 1940, y Mendoza, en enero de 1941) y
de. Si en el segundo aspecto tuvo cierto éxito aunque efímero, en el caso de las intervenciones provinciales, para facilitar el acceso de los candidatos
la corrupción y el peculado reinantes poco pudo o quiso hacer, y tanto el conservadores al poder y trabar el avance de los radicales. Se profundizó la
escándalo en tomo a las tierras de El Palomar en 1940 que obligó a renun- represión hacia los opositores: se clausuró el Concejo Deliberante de la
ciar al m i n i s t r o de Guerra ciudad de Buenos Aires y se aplicó el estado de sitio, en vigencia entre el 16
Márquez, como el affaire de de diciembre de 1941 y el 4 de junio de 1943, que impedía la propaganda
"los niños cantores " de la Lo- política de los partidos.
tería Nacional, son sólo dos
ejemplos del deterioro del sis-
tema. La neutralidad activa: si bien la presencia de Julio A. Roca y de Federico
En cuanto a la corrupción Pinedo hacía prever una política favorable a los aliados, Castillo mantuvo
electoral, apenas hubo asumi- la neutralidad argentina frente a la guerra. Con la renuncia de estos minis-
do, se manifestó a favor de la tros y el reemplazo por Enrique Ruiz Guiñazú, simpatizante del franquismo
restauración plena de la demo- español, y Carlos Acevedo, la neutralidad pasiva y vacilante se convirtió
cracia con comicios libres y en activa a pesar de la fuerte presión exterior en sentido contrario. La pre-
limpios. A l respecto, intervino sión se incrementó con la entrada de los Estados Unidos en la guerra en
primero la provincia de Cata- diciembre de 1941, que arrastró a la misma decisión a todos los países de
marca y luego, con la oposición América Central. En la Reunión de Consulta de los ministros de Relaciones
de la Concordancia, la provin- Exteriores de América latina realizada en Río de Janeiro, los representantes
cia de Buenos Aires en febrero de Colombia, México y Venezuela decidieron la ruptura de relaciones di-
de 1940, anulando la elección plomáticas con el Eje, y Brasil lo haría pronto. En septiembre de 1942 la
fraudulenta en la que Fresco Cámara de Diputados recomendaba sin mayor éxito la ruptura de relacio-
impuso a su sucesor Alberto nes con el Eje.
Barceló, un caudillo de Avella- Esta postura neutralista, reforzada con la reactivación de la flota mer-
neda de dudosa moral pública. cante nacional y la nacionalización del puerto de Rosario al finalizar la

14»
Para garantizar elecciones lim- concesión privada, le brindó el apoyo de los sectores nacionalistas a los
pias puso éstas bajo el control que se sumaban, debido al fraude, los conservadores provinciales. La divi-
militar y, finalmente, se impu- soria política e ideológica que atravesaba la sociedad argentina se profun-
so el radicalismo. Sin embar- dizaba y el arco de la oposición también, conformando un difuso e inorgá-
go, el impulso democratizador nico frente popular antifascista formado por los partidos políticos (UCR,
Roberto M. Ortiz en una caricatura de Caras y Caretas. finalizó pronto pues, debido a PDP, PS y PC), la CGT y la Federación Universitaria.

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Cuando en marzo de 1942 murió Alvear, parecía quedar libre el camino comercio exterior. En este sentido, la etapa comenzó y finalizó con dos
para la reelección de Justo a la presidencia. Convencido pro aliado, Justo acontecimientos que contribuyeron en forma esencial a estimular esos
era apoyado por los sectores liberales del Ejército, la prensa tradicional y clivajes: la crisis económica desatada tras el crack de Wall Street en 1929 y
una parte de los partidos políticos, incluso algunos grupos del radicalismo la guerra mundial entre 1939 y 1945.
parecían aceptar esta alternativa. Pero al morir Justo en enero de 1943, el
panorama político se modificó abruptamente. Castillo comenzó a manio-
brar para imponer a su sucesor como candidato del conservadurismo. Ante LA CRISIS DE 1929 Y EL REORDENAJVIIENTO DE LA ECONOMÍA MUN-
la imposibilidad de elegir al neutralista Guillermo Rothe, se inclinó por un DIAL. La crisis afectó relativamente rápido a nuestro país y abarcó la últi-
aliadófilo de su confianza, el senador conservador y magnate azucarero ma etapa del gobierno de Yrigoyen, la dictadura de Uriburu y la primera
salteño Robustiano Patrón Costas. La convención conservadora lo eligió parte del gobierno del general Justo. En marzo de 1930 el gobierno de Y r i -
candidato a presidente pese a la fuerte oposición de los representantes de goyen comenzaba a vivir los primeros síntomas de la depresión. A l poco
Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. Este proceso se truncó con el golpe tiempo, la administración radical entraba en cesación de pagos como con-
militar del 4 de junio de 1943. secuencia del desajuste entre recursos y gastos del Estado; simultáneamen-
Un dato claro de la realidad indicaba la debilidad creciente del sistema te no sólo descendía el comercio mundial, también se producía un deterioro
político y la pérdida de consenso ante la ciudadanía, debido tanto al de los términos de intercambio como consecuencia de la caída de los pre-
sistema electoral fraudulento como a la corrupción reinante. Esa endeblez cios de los productos agropecuarios exportables en relación con los pro-
se tornaba más dramática y peligrosa por cuanto tanto los oficialistas como ductos importados.
algunos sectores opositores comenzaron a mirar hacia el Ejército y a buscar La Argentina, como todos los países exportadores de bienes primarios,
aliados o salvadores. al depender su economía precisamente de las exportaciones, demostró es-
El Ejército, mayoritariamente neutralista, albergaba bolsones de fuerte casa capacidad para superar rápidamente la crisis. Uno de los problemas
simpatía hacia los regímenes fascistas, no aceptaba un futuro mandatario radicaba en que durante los años de depresión el movimiento internacional
favorable a los aliados y con fuertes contactos con Estados Unidos. Castillo de capitales se había reducido de manera drástica. En cierta forma, esta
no había tenido una relación conflictiva con los militares, aunque se desvió reducción desembocó en la quiebra del sistema multilateral y la adopción,
de la línea impuesta por Justo que apuntaba a la profesionalización y por parte de las naciones industrializadas, de políticas dirigistas y protec-
despolitización de los cuadros superiores del Ejército. Castillo favoreció el cionistas con un rol fundamental por parte del Estado en el diseño de las
ascenso de los mandos más altos de militares nacionalistas. Además, la nuevas estrategias. Esto s i g n i f i c ó centralmente: el reemplazo del
creación durante su gobierno del Instituto Geográfico Militar y la Direc- multilateralismo por el bilateralismo; el abandono del patrón oro, la deva-
ción de Fabricaciones Militares alentó al Ejército a expandir su influencia luación de las monedas y los consecuentes controles cambiarios; el estable-
fuera de las áreas específicas. cimiento de cuotas de importación y las múltiples trabas a las exportacio-
En este proceso que había empezado con la dictadura de Uriburu, los nes de los países periféricos a Europa y Estados Unidos.
militares desarrollaron una "conciencia nacionalista" que, con el estallido Era obvio que en una circunstancia como ésta los efectos de la crisis
de la guerra y con la provisión de armamento norteamericano a Brasil y habrían de repercutir desfavorablemente en la economía argentina. Por un
Chile, desembocó en la idea de independencia económica tanto de Inglate- lado, porque cesó la llegada de capitales, y por otro, debido a la decisión
rra como de Estados Unidos; asimismo se mostraban favorables al desarro- gubernamental de seguir pagando el servicio de la deuda extema en un
llo industrial (y armamentista) autónomo. De esta forma, las inquietudes contexto de déficit estatal. Estos hechos derivaron en un profundo desequi-
estratégicas del Ejército se vinculaban con lo político a partir de la necesi- librio presupuestario que afectó gravemente a todos los sectores de la eco-
dad de alcanzar un Estado fuerte y eficaz. nomía. Entre 1929 y 1933 la producción decayó un 14 por ciento, las ex-
portaciones disminuyeron en tomo al 5 por ciento y, como consecuencia
del descenso de los precios de exportación, las importaciones bajaron de

la economía casi 2.000 millones de pesos en 1929 a 897 en 1933. La depresión tuvo
serias consecuencias en la sociedad con su secuela de desocupación y
miseria.

En el período comprendido entre 1930 y 1943 se produjeron una serie


de clivajes fundamentales en la economía argentina que significaron cam-
bios en la relación entre el agro y la industria, en el rol del Estado y en el
LA INTERVENCIÓN DEL ESTA- las divisas del mercado cambiario controlado por el Estado, los gobiernos
DO. Tanto en el gobierno de Yrigo- de Justo y Ortiz reunieron entre 1934 y 1940 una importante masa de divi-
yen, que casi no tuvo tiempo de re- sas. Estos capitales fueron destinados a resolver los problemas derivados
accionar ante la crisis, como en el de la deuda extema y a mantener el sistema de precios de los productores
de Uriburu y en el primer año del rurales a través de las distintas juntas reguladoras.
mandato de Justo, se tomaron me- Con la finalidad de controlar las fluctuaciones monetarias, en 1934 se
didas ortodoxas sin lograr grandes crearon, bajo la influencia del financista inglés Orto Niemeyer, el Banco
resultados para superar la depresión Central de la República én reemplazo de la Caja de Conversión, así como
económica. Recién en 1933, con la el Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias, destinado a controlar
conducción de Federico Pinedo y el y regular las instituciones bancarias y financieras, especialmente una bue-
apoyo de Raúl Prebisch, el gobier- na cantidad de ellas que se hallaba al borde de la quiebra.
no adoptó una serie de medidas que Se produjo también un importante cambio en materia fiscal. En 1931
implicaban la participación direc- se estableció el impuesto a los réditos, que Yrigoyen había intentado im-
ta del Estado en la resolución de la poner sin éxito debido a la oposición de los mismos sectores que ahora lo
crisis. En este sentido, se tomaban aceptaban. Con la creación de la Dirección General Impositiva se perfec-
algunos lineamientos económicos cionó el sistema fiscal y este tipo de ingresos reemplazó a los tradicionales
del economista inglés John May- derechos de aduana. A partir de ese momento, la recaudación fiscal se con-
nard Keynes [1883-1946], partida- virtió en la principal fuente de ingreso del Estado. A principios de 1934, el
rio de una economía dirigida en don- gobierno había saneado el presupuesto nacional.
de el Estado debía desarrollar un pa- 2. Medidas de regulación económica: tendieron a controlar la pro-
ducción y equilibrar la oferta y la demanda. Con ese fin se creó una serie
i Ai de juntas reguladoras, dirigidas a controlar el flujo de exportaciones y el
peí central en la regulación y la bús- abastecimiento interno. Así, en dependencia directa del Ministerio de A g r i -
• ^ " í ?<«««>> •!' <~-°>~ Bis '• •' queda de equilibrio entre la oferta y cultura, funcionaron desde 1933 la Junta Reguladora de Granos, la Jun-
la demanda. En este esquema, la ple- ta Nacional de Carnes, la Junta Reguladora de Vinos, la Junta Nacio-
na ocupación y la generación de em- nal del Algodón, la Junta Reguladora de la Industria Lechera y la Co-
pleo desde el Estado eran una tarea misión Regional de la Producción y Comercialización de la Yerba Mate.
El Pacto de Ottawa según Caras y Caretas, 1933. ; , .
bastea. En términos generales, la mayoría de estos organismos tendió a favorecer a
El presidente Justo y su ministro los grandes productores vinculados con la exportación.
Pinedo tenían convicciones radicalmente opuestas a Keynes; sin embargo, Una de las salidas al desempleo la brindaba la ocupación en obras pú-
debieron hacer gala de pragmatismo, adecuarse a los nuevos tiempos y adop- blicas. En buena medida, la creación de la Dirección Nacional de Vialidad,
tar algunas medidas dirigistas para sanear la economía. Y en ese contexto en 1932, respondía a esa necesidad. Siete años más tarde ya estaban pavi-
mentados cerca de 2.000 kilómetros de caminos. Así se podía transitar por
se tomaron del keynesianismo aquellas ideas que ayudaran más a resolver
rutas pavimentadas de Buenos Aires a Rosario y Córdoba (ruta 9), de Rosa-
los problemas relacionados con los grupos exportadores que a buscar el
rio a Santa Fe y de Buenos Aires a Mar del Plata. Además, se habían cons-
bienestar general de los consumidores. Por supuesto, Justo pensaba en esta
truido algunos pequeños tramos parciales de ruta pavimentada en San Luis,
política como algo transitorio a los efectos de superar la crisis, aunque el
Mendoza, San Juan y en la provincia de Buenos Aires (Azul, Olavarría,
rumbo seguido por el Estado interventor siguió un camino totalmente dife- Tandil, Juárez y Necochea) (Mapa n° 50).
rente.
Se adoptaron dos tipos de medidas:
1. Financieras: con el objeto central de estabilizar la moneda. Se esta-
bleció el control de cambios a partir de la regulación estatal de la compra POLÍTICA BILATERAL Y E L PACTO ROCA-RUNCIMAN. El principal pro-
blema de la economía argentina ante la crisis y su resolución radicaba en la
y venta de divisas. Hacia fines de 1933 el gobierno determinó la creación
debilidad de la tradicional estructura agroexportadora ante la tenden-
de mercados cambiarlos paralelos: en uno, el Estado asumía el control de
cia proteccionista de los países industrializados y la emergencia de las rela-
las divisas derivadas de las exportaciones agropecuarias tradicionales; en
ciones comerciales de tipo bilateral. Nuestro país mantenía fuertes lazos
otro, se generaba un mercado libre como consecuencia de las exportacio-
nes no tradicionales y los préstamos bancarios. Como consecuencia de la
devaluación mínima y la amplia diferencia de precios de compra y venta de
362 363
comerciales con Estados Unidos y Gran Bretaña; como consecuencia de MAPA N° 50: RED V I A L PAVIMENTADA, 1939.
las políticas de resolución de la crisis se privilegió la relación bilateral con
este último. Estados Unidos no permitió en ningún momento la entrada de
granos y carnes argentinas. Ahora bien, la adopción de una política bilate-
ral por parte de la Argentina fue m á s una necesidad que una elección. En
efecto, en 1932 se realizó en Ottawa la Conferencia de la Commonwealth,
donde Gran Bretaña determinó dar prioridad (Preferencia Imperial) al co-
mercio de carnes con países de la comunidad británica como Canadá y
Australia. Esta decisión suponía reducir paulatinamente las compras de car-
nes argentinas.
El gobierno de Justo envió una misión negociadora y en 1933 se firmó
en Londres el pacto Roca-Runciman con un alcance de tres años. El acuerdo
fue ampliamente favorable a Inglaterra, que sólo concedió mantener la
cuota de 1932 y otorgar un cupo del 15 por ciento de esa cantidad a los
exportadores nacionales; el resto estaba destinado a los frigoríficos extran-
jeros. Aunque la concesión de ese 15 por ciento era ilusoria pues no había
en Buenos Aires frigoríficos nacionales capaces de exportar. Por su parte,
la Argentina debía comprometerse a no reducir las tarifas ferroviarias, man-
tener libre de aranceles el carbón y reducir los de otros productos británi-
cos, usar las divisas derivadas de compras británicas en la Argentina para
adquirir productos en Inglaterra y, por último, otorgar un tratamiento prefe-
rencial a las empresas inglesas de transporte. El pacto fue renovado en 1936
a través del acuerdo Eden-Malbrán que no establecía cambios sustanciales.
En 1935, casi como una derivación del tratado Roca-Runciman y presio-
nado por el posible cese de compras británicas de carnes argentinas, el go-
bierno de Justo sancionó la ley 12.311 que dispuso la creación de la Corpo-
ración de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires. La iniciativa co-
rrespondió a la Anglo, la más importante compañía británica de tranvías,
con objeto de conformar un monopolio de transportes que frenara la com-
petencia de las nuevas y prácticas empresas de colectivos. Si bien la san-
ción de la ley que permitió la formación de la Corporación benefició a la
Anglo, sólo lo hizo de manera relativa ya que no pudieron subordinar a las
compañías de colectivos que siguieron un proceso de franco crecimiento.

LA INDUSTRIA. Una de las consecuencias más interesantes de la crisis


desatada en 1929 fue el proceso de crecimiento de la industria argenti-
na, tibiamente prenunciado durante la Primera Guerra Mundial. Las razo-
nes de ese crecimiento se relacionan, por un lado, con el ensanchamiento
del mercado de consumidores y con la existencia de suficiente mano de
obra, por otro, y fundamentalmente, con los efectos de la crisis que había
cerrado la economía de tal manera que se tornó necesario encarar un proce-
so de sustitución de importaciones. En efecto, la caída de las exportacio-
nes argentinas provocó una disminución de divisas disponibles para impor-
tar productos manufacturados, hecho que se agravó por la devaluación del

364 365
peso. Además, el gobierno comenzó a regular la importación mediante la CUADRO N° 17. E V O L U C I Ó N D E L A INDUSTRIA, 1914-1937/39.
elevación de tarifas aduaneras para adaptarla al consumo local. La conse-
cuencia más visible fue el reemplazo de una importante cantidad de pro- 1914 1937/9
ductos importados por manufacturas locales. Así, se invirtió la relación entre 13.000
Alimentos Establecimientos 19.000
producción nacional e importación de manufacturas; éstas descendieron del 162.000
Obreros 135.000
51,1 por ciento en 1925-29 al 37,3 por ciento en 1930-34yal 19,5 por ciento
Fuerza motriz (HP) 165.000 435.000
en el período 1940-44.

Textiles Establecimientos 7.000 7.500


Obreros 55.000 123.000
G R Á F I C O N° 24: P R O D U C C I Ó N E I M P O R T A C I Ó N D E Fuerza motriz (HP) 15.000 115.000
M A N U F A C T U R A S , 1925-1944
(En porcentajes) Metálicos Establecimientos 7.000 12.000
Obreros 45.000 141.000
Fuerza motriz (HP) 20.000 173.000

Químicos Establecimientos 800 1.500


Obreros 10.000 34.000
Fuerza motriz (HP) 8.000 135.000

Otros Establecimientos 5.200 18.000


Obreros 135.000 340.000
Fuerza motriz (HP) 77.000 422.000

Total Establecimientos 39.000 52.000


Obreros 380.000 800.000
Fuerza motriz (HP) 285.000 1.280.000

Fuente: elaboración propia, a partir de datos extraídos de A . Dorfinan, Cin-


cuenta años de industrialización en la Argentina, 1930-1980, pp. 91 y 92.

1925/29 1930/34 1935/39 1940/44

Concentración industrial en el Litoral y desequilibrio regional: el proce-


• PRODUCCIÓN NACIONAL • IMPORTACIÓN
so de industrialización se concentró esencialmente en la Capital Federal y
el Gran Buenos Aires (60 por ciento), Córdoba (15 por ciento), Santa Fe
(12 por ciento) y sólo el 13 por ciento de la industria nacional se hallaba
De todas maneras, no deben exagerarse los alcances del proceso desperdigado por el resto del país. Hacia 1938, Buenos Aires disponía del
industrializador ya que fue limitado en varios aspectos, tanto por el escaso 64 por ciento de la fuerza motriz, el 72 por ciento de los obreros y emplea-
interés del gobierno como por la falta de capitales nacionales decididos a dos, el 62 por ciento de los establecimientos industriales y producía el 74
invertir en la industria. Por otra parte, la industrialización se limitó por ciento del total de la industria nacional. Estas cifras implicaban un no-
centralmente al desarrollo de los textiles y las industrias alimenticias y, en table aumento con respecto a 1914. En sentido inverso, el interior del país
menor medida, a los productos químicos y metálicos. Pero un dato seguía desindustrializado: en el Noroeste, las provincias de La Rioja, Salta,
interesante, como se observa en el cuadro siguiente, se refiere al crecimiento Santiago del. Estero y Tucumán contaban en 1935 con sólo 1.400 estableci-
cualitativo: si el número de obreros ocupados se elevó, entre 1914 y mientos industriales frente a los casi 5.000 censados en 1914; de la misma
1937/39, un 33 por ciento y los establecimientos industriales se duplicaron, manera, los 33.306 obreros de 1914 se redujeron a 20.275 en 1935.
la fuerza motriz instalada se multiplicó por cuatro.

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A pesar de los desequilibrios regionales, la industria argentina creció, norteamericanos conservaron la delantera, el rasgo saliente fue el sustan-
aunque con altibajos, a partir de 1935. En cierta forma imposibilitada de cial avance de la radicación de capitales europeos destinados al rubro in-
aumentar sustancialmente las exportaciones agroganaderas, como conse- dustrial. Las radicaciones estadounidenses más importantes fueron: Royal
cuencia del proteccionismo euronorteamericano, se produjo un.poco orde- (1935), Quakery Adams (1936) en el rubro alimenticio; Sudamtex (1934),
nado y dispar crecimiento industrial. Ya en 1935 el valor bruto de la pro- Anderson Clayton (1937) y Ducilo (1937) en la industria textil; Argemtrac
ducción industrial era un 14 por ciento superior al generado por el agro, y (1937) y Armco (193 8) en metalmecánica; Philco (1931) y Eveready (1937)
ocho años más tarde sería un 130 por ciento mayor. Por otro lado, también en industria eléctrica; Firestone (1931) en el rubro del caucho; en la indus-
el valor agregado creció de manera superior en la industria que en la pro- tria de productos farmacéuticos y medicinales se instalaron Johnson y
ducción agropecuaria. Estos cambios en la relación entre el agro y la indus- Johnson (1931), Labort Upjohn (1933), Abbott (1937), Pond's (1939),
tria no impedían que, en 1943, la economía argentina aún dependiera en Kolynos (1941), Helena Rubinstein (1942) y Squibb (1943); además se
gran medida del agro y de las exportaciones de sus productos. instalaron varias fábricas de productos químicos, papel, anteojos y hojas de
En todo caso, el gran cambio radicaba en la gran cantidad de industrias afeitar.
autosuficientes al entrar en la década del cuarenta: entre las alimenticias se Como se sostiene más arriba, el incremento de la radicación industrial
destacaban los rubros aceites vegetales, azúcar, harina, cerveza, vino y ali- europea también adquirió relevancia: los suizos instalaron Suchard (1933);
mentos procesados en general; los textiles cubrían casi la demanda interna; los italianos Olivetti (1932); Holanda abrió Ginebra Bols (1933) y Philips
otro tanto ocurría con la industria del vestido y productos derivados del (1935); Francia, Hierromat (1933), Elaboradora General de Plomo (1934),
cuero; además, la industria local se autoabastecía en los rubros pinturas y Carnea (1934) y Metalúrgica Santa Rosa (1943); Alemania, Osram (1935),
barnices, tabaco y derivados, neumáticos, cosméticos y perfumes, muebles, y Gran Bretaña hizo lo mismo con dos empresas farmacéuticas en 1933,
cemento, cerámicas y cristales. También había avanzado sustancialmente Duperial (1935) y Electroclor (1936).
en la fabricación de discos, drogas medicinales, artefactos eléctricos como
radios y heladeras, alambres, baterías y lamparitas eléctricas.

La sociedad
El desarrollo de algunas industrias se vinculó con las transformaciones
urbanas y el transporte. Por ejemplo, la explotación de las calizas sentó las
bases para el auge de la producción de cemento, rama que evolucionó a un
ritmo vertiginoso cuando se cerró la importación. En 1930 la industria local
cubría sólo la mitad del consumo, en 1935 era proveedora exclusiva y se- LA POBLACIÓN. Durante estos años se percibe una disminución de la
guía creciendo en los años cuarenta. La actividad estuvo fuertemente con- mortalidad simultáneamente con el estancamiento de la natalidad (véa-
centrada desde sus inicios y una de las firmas más importantes fue la com- se Cuadro I X ) que, sumado a la sensible disminución de la inmigración,
pañía Loma Negra instalada cerca de Olavarría. bajaron la tasa de crecimiento a un promedio anual del 15 por m i l . Tam-
Otra de las novedades industriales de la época fueron los pasos dados bién se produjo un cambio sustancial en la composición sexual de la pobla-
para instalar fábricas de armamentos. Aunque muchas veces el incremen- ción urbana, comprobándose un aumento en la proporción de mujeres, puesto
to de los gastos militares no se tradujo en una inversión rápida en el sector, que el índice de masculinidad descendió de 112 en 1930 a 107,5 en 1940
y recién en 1941 se creó por decreto la Dirección General de Fabricaciones (véase Cuadro X ) . De esta forma, durante este período deja de percibirse a
Militares, en 1937 se inauguró el primer establecimiento de envergadura de la ciudad de Buenos Aires como un lugar de "hombres solos " y esto incide
la siderurgia militar: la Fábrica Militar de Aceros en Valentín Alsina. Las sobre las formas de sociabilidad. Por otro lado, y evidenciando las mejoras
historias de cada una de las empresas destinadas a la fabricación de armas sanitarias y de salud de los últimos veinte años, la expectativa de vida
o explosivos darían cuenta de las paralizaciones y las dificultades, pero lo mejoró notablamente: en 1914 el promedio de vida era de 48 años, en 1936
cierto es que hacia el final del período ya se destacan algunas como la se había elevado a 59.
Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María y la de Río Tercero, En este período se produjeron cambios notables en la sociedad argenti-
ambas en la ciudad de Córdoba. na. La crisis mundial y dos de sus consecuencias, la detención de las co-
Dentro de este proceso de industrialización la inversión de capitales rrientes inmigratorias ultramarinas y el proceso de industrialización, con-
extranjeros en los años treinta fue importante, no tanto por el monto, que tribuyeron en forma determinante al cambio de fisonomía. El proceso inmi-
se mantuvo estable entre 1923 y 1940, ni tampoco por la variación porcen- gratorio, que se había recuperado a lo largo de la década anterior, se detuvo
tual sobre el total invertido, que descendió del 37 al 20 por ciento en los casi totalmente en los años treinta y el saldo de 73.000 inmigrantes llegados
años aludidos, sino por la modernidad de sus empresas. Y si bien los al país entre 1930 y 1940 fue el más bajo desde el comienzo del proceso de

368 369
MAPA N° 51: C O R R I E N T E S MIGRATORIAS I N T E R P R O V I N C I A L E S ,
G R Á F I C O N° 25: SALDOS MIGRATORIOS INTERNACIONALES,
1914-1947.
1931-1943
(En miles de personas)

modernización (véase Cuadro V I I I ) . En el mismo lapso el porcentaje de


extranjeros se redujo del 23,5 al 18,4 por ciento sobre la población total, que
había ascendido de 11.900.000 habitantes en 1930 a 14.880.000 en 1943.
El flujo ultramarino fue reemplazado por las migraciones internas. En
efecto, la aceleración del proceso de industrialización a partir de la crisis de
1929, y más específicamente de 193 5, requería abundante mano de obra, que
se nutrió de miles de migrantes que se trasladaban desde diversos lugares del
interior del país hacia los centros urbanos, especialmente Buenos Aires y en
menor medida Rosario, Córdoba y Santa Fe. El desarrollo del cultivo del
algodón en la provincia del Chaco convirtió a ésta también en importante
receptora de migrantes internos (Mapa n° 51). E l éxodo desde las provincias
adquirió connotaciones inusitadas y es un proceso comparable al producido
por la inmigración extranjera a comienzos del siglo. Como consecuencia, se
acentuaron la urbanización de la población argentina y el crecimiento del
G r a n Buenos Aires que, en 1936, representaba el 26,7 de la población, un
índice mayor que el de 1914.

LA CIUDAD. D E L CENTRO A LOS BARRIOS. Agotada la capacidad de


crecimiento poblacional del centro y sus alrededores, Buenos Aires creció y
se expandió hacia la periferia, impulsando el desarrollo de un cinturón de
barrios de un lado y otro de la avenida General Paz, que se terminó de
construir en 1941. Así, dentro de la Capital Federal crecieron barrios como

370
Saavedra, Villa Pueyrredón, Liniers o Villa Lugano, del lado de la provin- desde el florecimiento de importantes editoriales, como Emecé, Losada
cia florecían Caseros, San Martín, Morón, Vicente López, Lanús y San Jus- y Sudamericana, que abastecían a los sectores más cultos de la población,
to. Signo de los nuevos tiempos, de la crisis y del flujo de migrantes inter- hasta diarios y revistas de corte popular, como Crítica, Leoplán, Radio-
nos, en 1932 se levantó, en Puerto Nuevo, Villa Esperanza, tal vez la prime- landia o El Gráfico.
ra villa miseria cuya precariedad se entroncaba con la del barrio de Las La cultura y la sociabilidad popular también sufrieron transformaciones.
Ranas de comienzos del siglo en Parque Patricios. Era la exacta contracara La radio marcó el signo de los tiempos y adquirió pleno desarrollo durante
de la remodelación del centro de la ciudad de Buenos Aires, donde entre estos años, vinculando a las poblaciones más alejadas del interior del país
otros cambios se erigieron a mediados de la década del treinta el Kavanagh, con la gran urbe porteña. Con su manera de emitir publicidad, los entreteni-
un edificio de 120 metros de altura y 31 pisos considerado el primer rasca- mientos, las radionovelas y los informativos de noticias, la radio comenzó a
cielos del país, y el Obelisco en la intersección de la Avenida 9 de Julio y modelar conductas y actitudes en el ámbito de todo el país en forma mucho
Corrientes. más efectiva que los grandes diarios. Ahora era posible pasar parte del tiempo
El ámbito del barrio, con el café, la esquina, el club de fútbol o la libre, en familia, en tomo a la radio, y divertirse escuchando las audiciones
sociedad de fomento, se convirtió en un factor de arraigo y adhesión para de música que emitían jazz o tango. Además, la difusión masiva del disco y
los vecinos. Simultáneamente,.la salida de paseo al Centro para ir al cine o del fonógrafo potenciaron la difusión de la música popular. Es posible que
al teatro y a cenar se transformó en uno de los modos preferidos de uso del la muerte de Gardel (1935) no hubiera tenido el impacto que tuvo de no
tiempo libre. El atractivo no era menor: el cine se volvió sonoro a partir del haber existido la radio y el fonógrafo.
emblemático estreno de Tango en 1933. Tres años más tarde se abrían va-
rias grandes salas de cine-teatro de la calle Corrientes: los cines Broadway,
Gran Rex, Ideal y Ópera; más de sesenta salas en la Capital y centenares E L MUNDO DEL TRABAJO. La clase obrera aumentó a la luz del desa-
distribuidas en barrios del Gran Buenos Aires y ciudades del interior hacían rrollo industrial que, entre 1935 y 1943, había crecido el doble que en el
del cine una atracción de masas. Como el fútbol, que desde 1931 ingresó período 1914-1935. Como consecuencia de las migraciones internas se
en su etapa profesional y cuyo primer campeón, Boca Juniors, ya comenza- argentinizó de tal manera que hacia 1947 sólo el 25 por ciento de los traba-
ba a apasionar a multitudes de simpatizantes. River Píate, su rival de toda la jadores industriales era extranjero. Las condiciones de vida de los obreros
vida, inauguraba su monumental estadio en 1938. no se modificaron sustancialmente y una vez finalizados los efectos de la
crisis, el nivel de desocupación alcanzó sus índices más bajos. Con respec-
to al costo de vida, se mantuvo estable hasta 1935 y a partir de allí creció
EDUCACIÓN Y PRENSA. Durante este período se profundizó el aumento más rápidamente que el salario nominal, afectando levemente el salario
de la tasa de alfabetización, que alcanzó el 88 por ciento en todo el país y real. El promedio de horas semanales del obrero industrial se estabilizó en
el 93 por ciento en Capital Federal. Este incremento, que no debe ocluir los 45, hecho que generalizaba la jomada de ocho horas de trabajo.
fuertes bolsones de analfabetismo subsistentes en las zonas más pobres del Hubo algunas preocupaciones por parte del Estado, especialmente a par-
interior del país, se relacionó con una sociedad en donde la demanda de tir de 1935, en materia de regulación social y se adoptaron mecanismos de
individuos que conocieran los rudimentos de la lectura y la escritura era negociación colectiva que prenunciaban su extensión durante el gobierno
cada vez más importante. Por supuesto, el desarrollo del empleo público y peronista. Pero la falta de generalización de una política laboral y las mis-
administrativo, del comercio y de ciertos oficios incentivaba esta tendencia. mas resistencias patronales terminaron por minimizar la eficacia de los me-
Paralelamente se produjo una verdadera avidez por la lectura de dia- canismos de negociación y por poner serios obstáculos a la integración
rios, revistas y publicaciones, que alcanzaron tiradas notables. Por eso, pa- social de una buena porción de los obreros industriales.
ralelamente a la escuela pública y privada, surgieron una multitud de uni- El estancamiento del salario real, las deficientes condiciones de trabajo
versidades populares, academias e institutos de artes y oficios de enseñan- y el problema habitacional contribuían a generar un clima de descontento
za práctica que complementaban la educación formal; allí se podía apren- social potencialmente conflictivo. Éste se agravaba en coyunturas críticas
der idiomas, manualidades, taquigrafía o dactilografía, todas actividades como durante la leve recesión industrial de 1937-38 o la Segunda Guerra
necesarias para conseguir algunos de los empleos más expectables de la Mundial.
sociedad urbana de entreguerras. Este fenómeno se extendía a los sindica-
tos, sociedades de fomento, bibliotecas barriales y clubes políticos que ofre-
cían, también, una amplia gama de cursos. Toda esta actividad en su con- La organización de los trabajadores: fue relativamente débil durante la
junto incentivaba aun más el hábito de la lectura que, a la vez, permitía primera mitad de la década del treinta. A fines de septiembre de 1930 se

372 373
L A S C E N T R A L E S O B R E R A S A R G E N T I N A S 1930-1943 CUADRO N° 18. H U E L G A S Y HUELGUISTAS EN L A INDUSTRIA,
1931-1943

FORA Federación CGT cuse


Confederación General del
Año Huelgas Huelguistas
Obrera Regional Comité Unidad
Argentina Trabajo
Sindical Clasista 1931/32 74 19.592
1933 52 122.000
1934 42 12.200
1935 69 184.400
1936 109 302.210
Diciembre de 1935 Diciembre de 1935 1937 82 176.830
CGT de Catamarca 577 C G T de Independencia 2880
1938 44 31.380
1939 49 19.718
1940 53 12.721
1941 54 6.606
r
1942 113 39.865
1937 USA
Unión Sindical Argentina 1937 :GT 1943 85 6.754

Fuente: Estadísticas de las huelgas, Departamento Nacional del Trabajo,


p. 20; Investigaciones sociales, DNT, pp. 48 y 49.

por asalto la CGT y expulsó a los dirigentes sindicalistas, que se separaron


Marzo de 1943 Marzo de 1943 fonnando la Unión Sindical con un grupo de sindicatos menores. También
CGT N° 1 CGT N° 2 hubo una serie de conflictos sindicales que involucraron a los nuevos

T gremios industriales y culminaron con la huelga general de los obreros de


la construcción. Estos gremios permanecían fuera de la CGT, pertenecían al

Fuente: Hiroschi Matsushita, Movimiento obrero argentino, 1930-1945, p. 32.


GRÁFICO N° 26: H U E L G A S E N C A P I T A L FEDERAL, 1931-1943
(En número de huelgas)

constituyó la Confederación General del Trabajo ( C G T ) , como resulta-


do de la confluencia de la Unión Sindical Argentina y la Confederación
Obrera Argentina, la primera de tendencia sindicalista y la segunda socia-
lista. La CGT sustentaba su representatividad en los gremios ferroviarios,
tranviarios, municipales y empleados de comercio, quedando fuera los sec-
tores industriales de reciente desarrollo. Se manifestó prescindente políti-
camente, su actuación fue opaca y su dirigencia sindical se alejaba del per-
fil combativo predominante durante las primeras décadas del siglo. Su ac-
tuación se limitó a intentar una mayor participación en las esferas estatales
de decisión de políticas laborales y mantener tácticas de lucha defensivas.
No obstante, varios gremios fueron reconocidos jurídicamente: la Unión
Tranviaria en 1931, la Unión Obreros y Empleados Municipales en 1934 y,
un año m á s tarde, la Federación Gráfica Bonaerense.
En 1935 y 1936 se produjeron varios hechos importantes para el movi-
miento obrero. En primer lugar, un grupo de gremialistas socialistas tomó

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Comité Unidad Sindical Clasista y estaban orientados por el Partido Comu-
nista (Gráfico n° 26: Huelgas en Capital Federal, 1931-43). Por último,
debido al abandono de la táctica de "lucha de clase contra clase ", los co-
munistas entraron a la CGT y en 1936 se convocó el Congreso Constitu-
yente de la entidad que, un año más tarde, eligió al dirigente ferroviario
José Domenech como secretario general.
La CGT creció relativamente hasta 1943 aunque gran parte de los traba-
jadores no estaban integrados en ella. Su vida interna estuvo signada por el
enfrentamiento entre socialistas y comunistas; la tendencia frentepopulista
y antifascista naufragó y la CGT volvió a los planteos prescindentes, aun-
que comunistas y socialistas manifestaron su apoyo crítico al presidente
Ortiz. El estallido de la guerra en 1939 agudizó los conflictos internos pues
el PC, de acuerdo con el pacto Stalin-Hitler, se declaró contra la guerra,
VÍII
mientras el socialismo apoyaba activamente a los aliados.
Sin embargo, la situación cambió abruptamente al ingresar la Unión So-
viética en la guerra; a partir de allí el comunismo local se alió al socialismo
para combatir tanto la guerra como la postura neutralista del presidente
Castillo. En octubre de 1942 el Comité Central Confederal de la CGT le
exigía a Castillo la ruptura de relaciones diplomáticas con Alemania, Italia
y Japón. Sin embargo, las disidencias internas terminaron por dividir a la penonismo. Del golpe de Esrado de
CGT en 1943: la CGT N° 1, encabezada por Domenech, políticamente pres-
cindente, nucleaba, entre otros, a los ferroviarios, tranviarios y cerveceros;
la CGT N° 2 estaba encabezada por el socialista Pérez Leirós y sus 1943 al óeRROcamiemo de ?ewn
principales soportes eran los obreros de la construcción, gráficos, empleados
de comercio, metalúrgicos, madereros y La Fraternidad. A l producirse el 1943-1955
golpe de junio de 1943, la CGT se hallaba dividida y debilitada.

G R Á F I C O N° 27: HUELGUISTAS E N C A P I T A L FEDERAL, 1931-1943


(En miles de huelguistas)

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