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Cuidar de nuestra salud mental ayuda a evitar ser violentos

La salud mental es igual de importante que la salud física, y no hay que descuidarla.
Incorporar ejercicios de destreza mental a su rutina diaria le brindará los beneficios de una
mente lúcida y un cuerpo saludable en los años por venir. La cual incluye nuestro bienestar
emocional, psicológico y social. Afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos
cuando enfrentamos la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos
relacionamos con los demás y tomamos decisiones. Por lo tanto, es importante abordar las
ciertas afectaciones mentales a causa del estrés, como es la depresión, la ansiedad, la cual
puede provocar el uso de la violencia.

Para lo cual se empezará hablar de la depresión, la ansiedad, la violencia, la violencia


intrafamiliar y la familia en contra de los niños y niñas. En el Ecuador Uno de los temas
más dolorosos que profundizó la pandemia del covid-19 fue la violencia intrafamiliar. Con
el encierro, niñas, niños, adolescentes, mujeres y adultas mayores estuvieron más expuestas
a las agresiones físicas y psicológicas. Durante los 18 días de paro nacional, el Servicio
Integrado de Seguridad ECU 911 recibió 5 139 alertas de violencia intrafamiliar. Estas
emergencias reportadas a la central de auxilio se refieren a actos violentos contra la mujer u
otros miembros del núcleo familiar. Entre el 13 y el 30 de junio, en promedio, se reportaron
286 avisos diarios relacionados con este tipo de agresión, informó la entidad.
Los casos de violencia intrafamiliar, sin especificación del subtipo, fueron 1 552, mientras
que los de violencia física sumaron 589 y los de violencia sexual, 26. En el mismo lapso, el
ECU 911 gestionó la asistencia para 116 612 reportes vinculados con seguridad ciudadana
y orden público y 23 319, con gestión sanitaria.

Es por ello que me parece importante, hablar de estos temas, ya que, si nuestra salud mental
no se encuentra bien, nuestra vida nuestras relaciones sociales, nuestra familia tampoco va
a sentirse bien. Es por ello que creo pertinente darle la importancia debida a nuestra salud
mental y a todos aquellos factores en los que juega un papel importante en la vida de cada
ser humano, siendo niños, adolecente y adultos.

La depresión

Es el estado mental que se caracteriza por sentimientos permanentes de tristeza,


desesperación, pérdida de la energía y dificultad para manejarse en la vida cotidiana
normal. Otros síntomas de la depresión incluyen sentimientos de inutilidad y desesperanza,
pérdida del placer en la realización de actividades, cambios en los hábitos de alimentación
o dormir, y pensamientos de muerte o suicidio. La depresión puede afectar a cualquier
persona y puede tratarse con éxito.
El hecho de sentirse triste, “deprimido”, de tener “pensamientos negativos
“o dificultad para dormir no significa necesariamente que usted sufra una
depresión. Los momentos de tristeza, de duda o cuestionamiento forman
parte de la vida. A lo largo de la vida y en relación con los acontecimientos
que nos van sucediendo, las personas experimentamos una amplia gama de
sentimientos, del más triste al más optimista (García, 2013, p 4).

Los síntomas nucleares de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés y de


la capacidad de disfrutar y una disminución de la vitalidad que limita el nivel de actividad y
produce un cansancio exagerado, que aparece incluso después de realizar pequeños
esfuerzos. Además, pueden aparecer otros síntomas, como los sentimientos de culpa o de
incapacidad, la irritabilidad, el pesimismo ante el futuro, las ideas de muerte o de suicidio,
la pérdida de confianza en uno mismo o en los demás, la disminución de la concentración y
la memoria, la intranquilidad, los trastornos del sueño y la disminución del apetito y de la
libido, entre otros.

¿Cuáles son las causas de la depresión?

Salvo algunos casos de depresión asociada a enfermedades orgánicas (enfermedad de


Parkinson, tuberculosis, etc.), la depresión se produce generalmente por la interacción de
unos determinados factores biológicos (cambios hormonales, alteraciones en los
neurotransmisores cerebrales como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina,
componentes genéticos, etc.), con factores psicosociales (circunstancias estresantes en la
vida afectiva, laboral o de relación) y de personalidad (especialmente, sus mecanismos de
defensa psicológicos).

Las depresiones pueden clasificarse de una manera sencilla en 3 tipos.

La depresión mayor tiene un origen más biológico o endógeno, con un mayor componente
genético y menor influencia de factores externos. Puede aparecer de manera recurrente y,
en algunos casos, guarda una cierta relación con la estación del año. En contraposición,
existe la depresión reactiva, causada por una mala adaptación a circunstancias ambientales
estresantes.

En algunos casos la depresión dura varios años. Entonces se le llama


depresión crónica y cuando hay menos síntomas y estos son menos intensos
se le denomina distimia. Las personas que padecen distimia refieren que
siempre están tristes. Los síntomas más frecuentes son: una disminución del
interés y el placer, causando malestar e interferencia en la vida cotidiana,
sentimientos de rendir poco, de impotencia, de culpa sobre el pasado,
irritabilidad o enfados frecuentes (García, 2013, p 9).
La distimia, antiguamente conocida como neurosis depresiva, que se caracteriza por un
cuadro depresivo de intensidad menor a los anteriores, de evolución crónica (más de dos
años), sin periodos asintomáticos y con sentimientos de incapacidad y somatizaciones. Este
último tipo de depresión parece guardar una relación más estrecha con la forma de ser y con
el estrés prolongado.

Una persona que sufre de distimia puede tender a aislarse, a retirarse de las
actividades sociales; en el trabajo puede presentar una disminución de la
actividad, de la eficacia y de la productividad. Con los años, estos trastornos
se convierten en parte integrante de su vida o su personalidad (García, 2013,
p 9).

Por último, existe un tipo de depresión denominada enmascarada, que, en vez de


manifestarse con los síntomas ya referidos, aparece como molestias orgánicas -
somatizaciones- o cambios en la conducta.
El alcohol es un potente depresor del sistema nervioso, y los efectos que produce en dosis
pequeñas tienen que ver con la desinhibición y la relajación, lo que provoca la falsa
sensación de mejoría de los síntomas de tristeza, ansiedad, pensamientos negativos,
aislamiento social. Pero con dosis mayores los efectos depresores del alcohol siguen
avanzando, especialmente si su consumo va aumentando y llega a hacerse regular, por lo
que irá produciendo un deterioro físico y psíquico cada vez mayor, llegando a afectar de
forma importante en la vida de la persona ocasionando problemas de deterioro en la salud
mental, deterioro físico, dejadez, problemas laborales, descuido de las relaciones sociales.
La depresión puede tener relación con otras enfermedades psicológicas o
físicas. Éstas pueden ser: El alcoholismo, la adicción a ciertos fármacos
(ansiolíticos o hipnóticos) o consumo de sustancias tóxicas, (cannabis,
éxtasis, cocaína...): las personas que padecen depresión pueden tener la
tentación de abusar de ellas o consumirlas para aliviar su ansiedad. (García,
2013, p 10).

La ansiedad
Las personas que sufren un trastorno de ansiedad tienen preocupaciones intensas y miedos
excesivos diariamente, dificultando la vida diaria de estas personas y la manera en la que
trabajan y se relacionan con su entorno. Generalmente la ansiedad se crea luego de haber
estado involucrado en una situación de pánico importante, dejando secuelas en el cuerpo y
la mente de la persona.
Qué es la Violencia
La violencia es la acción y efecto de ejercer la fuerza sobre otro, sea a nivel físico o moral,
actuando en contra del estado natural de las cosas. En la actualidad, abundan las
investigaciones que ayudan a comprender mejor el fenómeno de la violencia entre los seres
humanos. Conocer esta información permite, en algunos casos, establecer medidas de
reeducación personal y ciudadana, prevención o corrección. En otros, apenas permitirá la
aplicación de penalizaciones, acordes con el grado de violencia alcanzado. Veamos a
continuación cuáles son los principales tipos de violencia que los expertos han logrado
identificar.

Violencia psicológica
La violencia psicológica es aquella que produce daños afectivos, morales y psicológicos
sobre la persona sin que medie la fuerza física, lo que hace mermar su autoestima. Por
ejemplo: culpabilizar, amenazar, coaccionar, espiar, ignorar al otro, desacreditar al otro,
hostigar, acosar, aislar, irrespetar la opinión, etc. Incluye la agresión verbal por medio de
insultos y descalificaciones.

Qué es Violencia intrafamiliar:


Como violencia intrafamiliar se denomina el tipo de violencia que ocurre entre miembros
de una familia, y que puede tener lugar en el entorno doméstico o fuera de él. En este
sentido, la violencia intrafamiliar se registra cuando se producen situaciones de abuso o
maltrato entre personas emparentadas, bien por consanguinidad, bien por afinidad. Como
tal, podemos decir que se ha producido un episodio de violencia doméstica cuando se han
ocasionado daños a la integridad emocional, psicológica o física de una persona.
Los tipos de violencia más comunes que tienen lugar en una familia son los de padres a
hijos y los de maridos a mujeres, aunque también pueden ocurrir de forma inversa, o
involucrar a otros parientes, como tíos, primos o abuelos. Las causas que motivan la
violencia intrafamiliar son variadas, aunque por lo general se produce como forma de
imponer el poder, la autoridad o el control a un miembro de la familia. En las situaciones de
violencia siempre existen dos roles: el del agresor y el del agredido. El agresor es la
persona que impone su autoridad, fuerza física o poder para maltratar a otro miembro de la
familia. Suele reconocerse en la personalidad del agresor un pasado de violencia
intrafamiliar que este repite cuando forma su propia familia.
En el contexto de la cultura patriarcal, género y generación han sido los dos
factores claves para establecer la distribución del poder en la organización
familiar. De esta forma, podemos identificar los miembros en riesgo o
víctimas más frecuentes: las mujeres; los niños, niñas y adolescentes; y los
ancianos; a quienes se agregan los discapacitados (físicos y mentales), por su
particular condición de vulnerabilidad. (UNES, 2011, p 18).
La violencia intrafamiliar es más común de lo que pudiéramos pensar, lo cual obedece a
que un gran número de personas que la padecen no se animan a denunciarla, bien porque se
encuentran desinformadas respecto a sus derechos, bien porque creen merecerla. En este
sentido, es importante crear campañas de información que prevengan y concienticen a la
población en relación con la violencia intrafamiliar y sus consecuencias, de modo que
quienes estén siendo víctimas de una situación de abuso en el seno de su familia se animen
a denunciar. Además, existe un conjunto de sanciones legales para quienes incurran en este
tipo de violencia.

El término alude a toda forma individual o colectiva de abuso, ejercida por


integrantes de la familia en un contexto de desequilibrio de poder, practicada
intencional, impulsiva o deliberadamente, por acción u omisión, que genera
un daño en el aspecto físico, psíquico, emocional, sexual y/o patrimonial de
uno o varios de los integrantes del grupo familiar. (UNES, 2011, p 13).

En este sentido, existen tres tipos básicos de violencia intrafamiliar:


La psicológica, que es aquella que comprende episodios de maltrato verbal, humillaciones,
intimidación, amenazas y desprecio. Sus consecuencias son daños psicológicos y
emocionales, como la depresión, la ansiedad o el aislamiento social.
La violencia física, que es aquella que involucra el uso de la fuerza, y puede derivar en
golpes, heridas, hematomas, quemaduras o fracturas. Dependiendo de la gravedad, las
lesiones causadas por la violencia física pueden requerir atención médica.
La violencia sexual, que es el tipo de violencia que puede derivar en situaciones de abuso
sexual, lo cual supone que una persona sea forzada a mantener cualquier tipo de contacto o
relación sexual. Es un tipo de agresión gravísima, que compromete la estabilidad emocional
de quien la sufre.
La violencia contra las niñas y los niños
Incluye la violencia física, sexual y emocional, así como el abandono y la explotación de
menores de 18 años. La violencia contra las niñas y los niños puede ocurrir en el hogar y en
la comunidad. Puede ser perpetrada por cuidadores, compañeros o extraños. Los tipos de
violencia incluyen el maltrato infantil por parte de adultos en un puesto de responsabilidad,
el acoso y las peleas físicas entre pares, la violencia sexual y la violencia en el noviazgo, así
como el asalto asociado con la violencia entre pares y pandillas. La violencia contra los
niños se solapa con la violencia juvenil. Puede comenzar entre los grupos de edad más
jóvenes, luego escalar y continuar hasta la edad adulta.
La violencia tiene graves consecuencias para la salud y el bienestar de las niñas y los niños,
y sus comunidades. Puede resultar en la muerte, incluidos los homicidios de niños y
jóvenes. La violencia también se ha relacionado con una serie de problemas de salud física,
sexual, reproductiva y mental, incluido el deterioro del desarrollo social, emocional y
cognitivo, lesiones y problemas de salud a lo largo de sus vidas, así como la adopción de
conductas de alto riesgo como fumar, abuso de alcohol, drogas y sexo sin protección. Los
costos sociales y económicos de la violencia son altos y a menudo para toda la vida,
incluido el bajo rendimiento escolar, un mayor riesgo de desempleo y pobreza, así como
una asociación a la pertenencia en pandillas o crimen organizado.
La violencia contra las niñas y los niños se puede prevenir. Esto requiere un enfoque
multisectorial que aborde los determinantes sociales de la violencia. La salud no es el único
sector, pero es importante. La función del sector de la salud incluye ayudar a identificar el
abuso en etapas muy tempranas, brindar a los sobrevivientes el tratamiento y el apoyo
necesarios y derivar a las niñas y los niños a servicios esenciales en otros sectores. En
colaboración con otros, el sector de la salud también debe trabajar para evitar que se
produzca violencia. Hay oportunidades para intervenir temprano y así reducir la carga de la
violencia en la Región, por ejemplo, integrará la prevención de la violencia en esfuerzos
más amplios para mejorar la salud y el bienestar de las niñas y los niños o adolescentes.
De hecho, garantizar el derecho de los niños a la salud, la seguridad y el bienestar durante
los primeros años de vida es una condición previa, no sólo para su protección en la primera
infancia, sino además para asegurar su crecimiento sano y desarrollo futuro.
Los niños que reciben cuidados inadecuados, especialmente durante el primer año de vida y
generalmente de madres que a su vez fueron abandonadas o maltratadas, son más sensibles
a los efectos del estrés y muestran más problemas de comportamiento que los niños que
reciben cuidados adecuados.
Aunque invisible en gran medida a los ojos de la sociedad, la violencia en la primera
infancia puede generar problemas de salud física y mental durante toda la vida. Los
estudios documentan, el incremento en patrones negativos del comportamiento incluyendo
la deserción escolar, el abuso de estupefacientes, la depresión, el suicidio, la futura
victimización o su vinculación con la violencia y la delincuencia En los países de la región,
existen evidencias sólidas sobre los efectos negativos de la violencia en el desarrollo de la
primera infancia las habilidades socio-emocionales y el comportamiento.
Violencia física contra los niños y niñas por parte de la madre: variable cualitativa que se
construye a partir de las preguntas relacionadas con la presencia de castigos físicos a los
niños y niñas en el hogar por parte de la madre. La variable toma el valor de 0 si en el hogar
la madre no hace uso de castigos físicos con sus hijos e hijas; y el valor de 1, si la madre lo
hace. Dado que la encuesta no permite diferenciar de manera clara las diferentes
intensidades del castigo, en este estudio no se distinguen los tipos de castigo físico. Es
importante señalar que, dada la forma en que se ha recogido la pregunta, es posible que la
magnitud de la violencia sea mayor que la que las madres reportan. En ese sentido,
estaríamos frente a una variable que podría subestimar la violencia, más que sobrestimarla.
Factores de riesgo
La violencia contra los niños es un problema con múltiples facetas y causas a nivel
individual, en las relaciones cercanas, en la comunidad y en la sociedad. Los principales
factores de riesgo son los siguientes: muestras de violencia entre padres o cuidadores,
prácticas deficientes de crianza de los hijos, normas sociales y de género que crean un
clima que normaliza la violencia, pobreza y alta densidad demográfica.
En cuanto a los factores de riesgo, a nivel mundial es ocasionada con mayor
probabilidad de aplicar violencia a los niños se encuentra en los sectores más
pobres, con gran desigualdad social. Esta conclusión pone en manifestó la
importancia de identificar comunidades regiones donde se concentren los
mayores índices de antecedentes de violencia doméstica para poder
desarrollar programas orientados a mejorar las prácticas de crianza de los
padres de familia. (León , 2013, p 48).
Luego de hacer un recorrido por las dimensiones analíticas, sobre el tema de la violencia,
tanto intrafamiliar como infantil, no se puede definir con exactitud a las personas cuanto les
afecta la salud psicológica, física. Por ello es muy importante que se cuide de nuestra salud
mental, para lograr vivir en un hogar lleno de respeto, amor y tranquilidad. Hay que hacer
conciencia y estar alertas para prevenir la violencia y para ayudar a quien lo necesite. Ya
que al ser víctima de violencia si no se trata puede llegar a ser el violentador con el paso del
tiempo.

Bibliografía
anciedad, G. d. (Agosto de 2013). Obtenido de
https://consaludmental.org/publicaciones/Guiasautoayudadepresionansiedad.pdf

ansiedad, G. d. (Agosto de 2013). Junta de Andalucía . Obtenido de


https://consaludmental.org/publicaciones/Guiasautoayudadepresionansiedad.pdfG

Leon, J. (2013). Una mirada a la violencia fisica contra los niños y niñas. Obtenido de
http://biblioteca.clacso.edu.ar/Peru/grade/20140529044119/ddt71.pdf

UNES. (s.f.). Violencia Intrafamiliar . Obtenido de http://biblioteca.clacso.edu.ar/Venezuela/vrcivs-


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UNICEFF. (s.f.). La violencia en la primera infancia. Obtenido de


https://www.unicef.org/lac/sites/unicef.org.lac/files/2018-
03/20171023_UNICEF_LACRO_FrameworkViolencia_ECD_ESP.pdf

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