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Sotelo, gracias K.

Cross & Botton


SUGAR & THE SKEPTIC

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Hermits & Curves, book 4

MEGAN WADE

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Rafe cree que cosas como las almas gemelas y el amor a primera
vista son una tontería. No le gusta nada de eso. Por supuesto,
hasta que cierta persona aparece en las calles de Whisper Valley
y hace que su mundo gire en una nueva dirección. Su familia
apuesta por lo rápido que caerá, pero la pregunta sigue siendo:
¿aceptará la dirección a la que le lleva su corazón? ¿O luchará
contra ella como el escéptico que es?

Como todos los libros de Megan Wade, este romance de Whisper


Valley viene con su promesa de azúcar. Mucho calor, poco drama,
garantizado.

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Capítulo 1
CLEMENTINE

Nunca había entrado en un bar y me habían invitado


inmediatamente a una boda. Pero eso es exactamente lo que ocurre
cuando me encuentro en el Valentine’s Bar and Grill, en las afueras de
Whisper Valley. Vine aquí en busca de mi mejor amiga de la infancia,
Fanny Longbottom alias Serenity, y a los cinco minutos de llegar, estoy
viendo cómo se casan dos desconocidos para deleite de todos los
reunidos. Se siente como una bendición.
—Apuesto a que tus cartas no te decían que esto iba a pasar en
cuanto llegaras a la ciudad. — dice Serenity, sonriendo a mi lado
mientras la feliz pareja es declarada marido y mujer.
—Siento discrepar. En realidad, me dijeron que encontraría el
amor. — digo, luchando contra mi sonrisa por la forma en que su ceja
se arquea cuando comparto lo que mi más reciente lectura del Tarot
reveló.
— ¿Dices que el amor?
Con una carcajada, señalo con la cabeza el lugar donde su
cuñado Ajax y su novia están disfrutando de su primer beso como
pareja casada. —Sí. Y creo que he encontrado exactamente eso.
Se inclina hacia mí y toma mis manos entre las suyas. —Oh,
¿pero qué pasa si esto no es lo que las cartas sugerían? ¿Y si es un
amor especial solo para ti?
Sonriendo, niego. —Tú y yo sabemos que solo soy un testigo en
este mundo. Mi destino es ser la tía soltera, divertida y de espíritu libre
que viaja por el campo y nunca se queda en un lugar lo suficiente
como para que la gente se dé cuenta de que soy poco interesante.
— ¿Interesante?— Se burla y sacude la cabeza. —Esa no es una
palabra que elegiría para describirte, Clem.

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—A eso me refiero precisamente. No echo raíces por una buena
razón.
Apretando los labios en una sonrisa, suelta un profundo suspiro.
—Quizá Whisper Valley sea la respuesta que tu alma errante ha estado
buscando.
—Errante es la respuesta, mi dulce amiga. Pero tengo que
admitir que me encanta el ambiente de aquí. Estas montañas tienen
un cierto tipo de energía. Lo sentí tan pronto como llegué aquí.
Sus ojos se abren de par en par. —Tengo que presentarte a Jade.
Ella tiene una teoría sobre eso.
— ¿Estás llenando la cabeza de nuestra invitada con ideas del
guiño al alma en cuanto llega? — dice su esposo, un hombre fornido
llamado Nelson, desde su otro lado.
— ¿Guiño al alma?— Pregunto, inclinándome hacia delante para
poder ver sus ojos verdes. —Eso suena como algo que está justo en mi
callejón.
— ¿Verdad?— dice Serenity con una risita de niña. —Te dejará
boquiabierta, Clem.
— ¿Tal vez darle la oportunidad de acomodarse primero?—
Nelson sugiere bajando la voz para añadir: —Deja que siga su curso.
Me siento y frunzo ligeramente el ceño, pero no lo cuestiono
porque estoy bastante segura de que esa última parte no era para mis
oídos. Aun así, me gustaría saber qué quiere decir exactamente con
eso. ¿Qué tipo de naturaleza necesita seguir su curso? ¿Y qué en la
tierra es un guiño al alma? Una vez que descubra quién es esta mujer
Jade, tendré que encontrar algunas respuestas.
Los aplausos surgen de la pequeña reunión cuando la música
empieza a sonar en el sistema de sonido y la feliz pareja se da la mano
y camina por el pasillo improvisado. Al cabo de unos instantes, las
sillas son retiradas y todos nos dirigimos a la barra, donde un hombre
de pelo oscuro reparte botellas de cerveza y cócteles preparados.
—Oh, no. Para mí no, gracias. No bebo. — digo cuando me ofrece
una copa un jovial gigante barbudo.

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— ¿Comes? — pregunta con los ojos ligeramente entrecerrados
mientras me sirve un vaso de limonada en su lugar. —Vamos a tener
un problema si dices que no comes.
Echando la cabeza hacia atrás, me río. —Definitivamente, como.
Una mujer no consigue unas curvas como estas sin disfrutar de una
buena comida regularmente.
Con una sonrisa, me entrega el vaso helado. —Entonces
encajarás muy bien, Sugar. Por cierto, me llamo Kellen. Mi esposa es
la rubia despampanante que está ahí adulando a su nueva hermana
del alma. Verás que son las damas más agradables y acogedoras que
jamás hayas conocido.
—Hermana del alma, ¿eh?— Me vuelvo hacia donde él indica y
veo que casi todas las mujeres de la sala están reunidas a su alrededor
con una copa de cóctel en alto en señal de ánimo. Es entonces cuando
me doy cuenta de que cada una de ellas es también de talla grande.
Interesante.
Al echar otro vistazo rápido a la sala, me doy cuenta de que todos
los hombres son enormes, pero de forma musculosa. Y, por si eso no
fuera suficiente para que mis sentidos místicos se pongan en marcha
con interés, también todos tienen los más maravillosos ojos verde
bosque. Increíble.
— ¿Qué es exactamente un guiño al alma?— Pregunto,
volviéndome hacia Kellen, pero ya no lo encuentro ahí. Se ha movido
a lo largo de la barra y ahora está hablando -bueno, debatiendo algo-
con el hombre de la cocina con el pelo corto y recortado. También tiene
los ojos verdes, así que supongo que son hermanos o algo así.
— ¿Qué relación tienen todos aquí?— le pregunto a la única
persona que está cerca de mí, un hombre con el pelo castaño claro
desordenado y tatuajes en los antebrazos expuestos, que está
bebiendo una botella de cerveza medio borracho desde su taburete en
la barra.
Me mira alarmado. — ¿Yo?
No puedo evitar reírme. — ¿Hay alguien más a tu lado?
Mirando hacia el otro lado de él, me hace rebotar un hombro. —
Supongo que no.

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— ¿Son hermanos?— Me acerco un poco más a él y se baja del
taburete, pareciendo nervioso como si prefiriera estar en cualquier
sitio que aquí ahora mismo.
—Hermanos, primos. Nos hemos criado todos juntos aquí.
—Eso debe ser bonito. No tengo familia, así que siempre es
maravilloso para mí ver que una tan grande se lleva bien.
Me dedica una sonrisa de oreja a oreja y empieza a bajarse las
mangas de la camisa de vestir y a sujetarlas en las muñecas. —
Debería... irme. Estoy seguro de que hay fotos en las que debo estar o
algo así.
—Oh, de acuerdo. Bueno, fue un placer conocerte, er...
—Rafe. — dice, caminando hacia atrás.
Sonrío. —Rafe. Yo...
—Sugar. Sí, lo he oído. — dice, girando sobre sus talones y
alejándose de mí tan rápido como puede.
Cuando vuelvo a la barra, levanto mi blusa ligeramente para
asegurarme de que no apesto. Parece que estoy haciendo un gran
trabajo ahuyentando a todo el mundo hasta ahora.
—Ahí estás. — dice Serenity, poniendo sus manos sobre mis
hombros mientras se acerca por detrás de mí. Me giro para mirarla. —
Siento haberte abandonado. Solo estaba haciendo lo de las
felicitaciones. ¿Quieres que te presente por ahí?
—Ahhh, ¿sabes qué?— Aprieto mi vaso en su mano y doy un
paso atrás. —En realidad, podría irme. Esto es una cosa de familia y
soy un poco la rara aquí. ¿Podrías decirles a los novios que les deseo
lo mejor, y tú y yo podemos ponernos al día pronto, sí?
Coloca rápidamente el vaso en la barra y me coge por la muñeca.
—Espera. ¿Dónde te alojas?
—Pensé que simplemente me dirigiría a los terrenos para
acampar y me instalaría ahí.
—No hagas eso. Tenemos una cabaña libre en la montaña ahora
mismo. Ainsley, la novia, la estaba alquilando. Pero ahora se ha

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mudado con Ajax, así que está vacía. ¿Por qué no te diriges ahí y te
llevo las llaves tan pronto como tenga la oportunidad de salir?
—No podría pedirte que dejes una reunión familiar para eso,
Serenity. Puedo quedarme en mi furgoneta esta noche y puedes traer
las llaves mañana.
— ¿Estás segura? ¿No estarías más cómoda en la cabaña?
—Me encanta mi furgoneta, Ren. Para mí, es mi casa, así que no
hay lugar más cómodo. Estaré completamente bien.
—De acuerdo entonces. Bueno, te veré por la mañana. A primera
hora.
—Me parece perfecto. — La atraigo en un abrazo. —Y gracias. Te
aprecio mucho.
—Yo también. Conduce con cuidado, ¿de acuerdo? — dice
después de darme la dirección a la que me dirijo.
— ¿Hay algún otro camino?
Poniendo los ojos en blanco por saber de mi imprudente
juventud, se ríe mientras le mando un beso y salgo por la puerta
trasera junto a la cocina, sonriendo mientras los sonidos de las risas
y la alegría se alejan detrás de mí. Luego me detengo y tomo una
profunda inhalación del aire fresco y helado de la montaña. Y si no lo
supiera, juraría que oigo susurrar... Hogar...

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Capítulo 2
RAFE

—No es un guiño al alma. Solo estoy duro y ella es jodidamente


preciosa. — murmuro para mí mientras voy de un lado a otro del
estacionamiento, pasándome una mano por el pelo. Esto es una
locura.
Soy un hombre hecho y derecho, y estoy paseando por la puerta
del bar de mis primos porque estoy dejando que mi familia se me meta
en la cabeza por esa cosa del ‘guiño al alma’ que se le ha ocurrido a la
esposa de Kellen. Jade apenas lleva un año en la ciudad, pero desde
el momento en que entró en ella y ella y Kellen se enamoraron
perdidamente, está convencida de que hay magia en el aire. Según
ella, en el momento en que un hombre de Valentine mira a la mujer
con la que está destinado a pasar su vida, sus almas se reconocen y
se hacen un pequeño ‘guiño’ en señal de reconocimiento. Y como desde
ese momento todos mis primos y hermanos han caído como moscas
en cuanto una chica guapa entra en la ciudad, todos se han sumado
a sus divagaciones.
Como el único varón Valentine que queda en pie, he sido testigo
de cómo todos se lanzan de cabeza al matrimonio, animados por la
idea de que la magia de los cuentos de hadas y las almas gemelas
realmente existe. Creo que están locos.
Si hay algo que sé con certeza en este mundo, es que la magia
es solo un truco realizado en el escenario frente a una audiencia. La
verdadera no existe. Y me mantengo firme en mi creencia de que
dentro de unos dos años, la familia Valentine va a estar plagada de un
montón de viejos divorciados malhumorados lamentando las
decisiones que tomaron hoy. Estadísticamente, más del cincuenta por
ciento de los matrimonios fracasan, y aunque no puedo encontrar
datos concretos sobre el tema, estoy bastante seguro de que los
matrimonios apresurados fracasan mucho más a menudo. Si tenemos
suerte, uno o dos matrimonios Valentine podrían prosperar, pero
apuesto a que una vez que este período de luna de miel haya

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terminado, y la emoción del sexo a flor de piel dé paso a los problemas
y la responsabilidad del mundo real, mis parientes y sus esposas van
a cantar una melodía muy diferente. ¿Quizá lo cambien por el nombre
alma apestosa?
— ¿No has encontrado a nadie haciendo fotos? — pregunta una
voz a mi derecha.
Me giro para encontrar a Sugar -nombre raro- saliendo del fondo
del bar, donde está el acceso a la cocina. Mi corazón empieza a latir
rápidamente de nuevo. Joder, es linda. Tiene el pelo largo, color caramelo
y miel hasta la cintura. Sus largos dedos están adornados con anillos
de plata y piedras preciosas que combinan a la perfección con el
amuleto de arco iris que lleva en el cuello. Cuando se mueve, su falda
hasta el suelo se balancea de un lado a otro, haciendo que parezca
que está flotando. Y la sencilla camiseta blanca resalta el brillo
bronceado de su piel y abraza sus amplias curvas. Parece un verano
y un postre envueltos en un paquete con curvas.
Mirarla parece dejarme sin palabras. Hacía mucho tiempo que
no deseaba tanto a una mujer en mi cama, así que para evitar decir
algo completamente inapropiado, opto por el silencio.
— ¿El gato te comió la lengua?— inclina ligeramente la cabeza,
y todo lo que quiero hacer es pasar las yemas de mis dedos por la piel
expuesta de su cuello.
Sonriendo, doy un paso atrás y sacudo la cabeza. — No soy uno
para charlas triviales, supongo.
— ¿Oh?— Su ceja se levanta y su sonrisa se ilumina. —Suenas
como mi tipo de persona, Rafe Valentine. A mí tampoco me gustan las
conversaciones triviales. Prefiero sentarme durante mucho tiempo
mirando el cielo nocturno y discutiendo los orígenes del universo.
Nadie necesita hablar del tiempo.
—Sobre todo porque todos lo vivimos al mismo tiempo.
—Efectivamente. — Con su sonrisa fija, me mira durante un
largo momento, luego respira profundamente y asiente hacia el
estacionamiento. —De hecho, me voy a ir. ¿Quizás nos veamos
mientras estoy en la ciudad?
— ¿Te quedas mucho tiempo?

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Camina un poco hacia atrás y rebota un hombro. — ¿Quién
sabe?
— ¿Qué significa eso?— Frunzo el ceño y me encuentro
caminando hacia delante mientras ella retrocede.
—Significa que me quedaré hasta que no quiera más.
Mirando por encima de su hombro antes de volver a mirar hacia
mí, sigo su mirada y me fijo por primera vez en una clásica
autocaravana VW estacionada en el borde del terreno. —No tengo ni
idea de cómo se me ha pasado eso. — digo, deteniéndome y mirando
la furgoneta blanca y verde azulado. — ¿Vives ahí?
—Claro que sí. No soy muy partidaria de pasar mucho tiempo en
un solo lugar, así que una vida sobre ruedas me viene muy bien.
—Es... bonito.
Arquea una ceja. —Lo dices como si esperaras que cualquier
vehículo que conduzca sea feo. — Joder. —Pero en lugar de eso elijo
tomarlo como un cumplido, así que... ¿gracias?
—No. Mierda. Te juro que no quise decir eso. Por supuesto que
cualquier cosa que conduzcas será bonita. Hermoso, incluso. Estaba...
estaba tratando de decir que es una autocaravana muy bonita. Nunca
he visto una restaurada tan bien. — Cuando termino de disparar
rápidamente mi explicación hacia ella, respiro profundamente y la
miro, notando la forma en que su boca se levanta en las esquinas. —
Me estás tomando el pelo, ¿verdad?
—Un poco. — Se ríe antes de mirar hacia el bar. —Debería irme.
Y tú deberías volver a entrar. Estoy segura de que tu familia se está
preguntando dónde has ido.
Abro la boca para argumentar que probablemente soy la última
persona en la que piensan ahora, pero entonces Kellen sale para
demostrarme que estoy equivocado, gritando mi nombre y algo sobre
un brindis para el que me necesitan.
—Supongo que tienes razón. — digo, levantando una mano para
indicarle a Kellen que llegaré pronto. — ¿Seguro que no quieres volver
a entrar y comer algo? Seguro que hay mucho.

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Cuando me vuelvo hacia ella, me encuentro con el espacio vacío,
mi respuesta es el sonido de su furgoneta al encender el motor.
Retrocedo sorprendido y sonrío cuando me saluda con la mano y la
caravana parece alejarse, levantando una nube de polvo y dejándome
de pie en ella.
— ¿Las cosas van bien con la nueva chica entonces?— se burla
Kellen, con una sonrisa de comemierda en la cara, mientras yo vuelvo
hacia el bar.
—No empieces. — digo, ganándome una risa de mi primo, que
estoy seguro de que va a decir a todo el mundo que una chica linda
me hizo comer su polvo.

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Capítulo 3
CLEMENTINE

La suspensión de mi furgoneta no está hecha para estas


carreteras de montaña inacabadas, pero mi vieja chica es tan firme
como dura, y finalmente encontramos el camino de entrada que
describió Serenity y giramos en él. Se necesita un poco más de
balanceo y golpes lentos y constantes antes de que la cabaña esté a la
vista, pero cuando lo hace, suelto el aliento con asombro. A estas
alturas del día, con el sol cayendo detrás de la montaña, el suave
resplandor melocotón del cielo le da a todo una calidad de cuento. A
mi derecha hay una pequeña y pintoresca cabaña de madera con un
amplio porche con columpios y plantas en maceta, y a mi izquierda
hay un lago resplandeciente con gruesos y frondosos árboles que lo
cierran todo.
Cuando me detengo en la orilla del lago, apago el motor y me
tomo un momento para asimilarlo todo. Si hubiera un lugar al que
quisiera llamar mi hogar, tendría que ser algo así. Majestuoso.
Con una amplia sonrisa, abro la puerta y salto a la superficie
rocosa, oyendo un crujido de piedras bajo mis pies mientras me dirijo
al agua. Me quito los zapatos y me subo la falda, camino hasta la orilla
del agua y dejo que la corriente me acaricie los pies. Ah, ¡esto es vida!
El agua está ligeramente caliente, como un baño tibio que el sol de
verano ha calentado lentamente a lo largo del día. Si pudiera
despertarme todos los días con una vista como ésta, creo que nunca
tendría motivos para sentirme triste. Esto de aquí, es lo mejor que se
puede hacer.
Tirando de mi labio inferior con los dientes, tengo la inclinación
de aventurarme un poco más en el agua. Después de viajar todo el día,
un descarado chapuzón en un lago de agua dulce me parece el final
más lujoso de un largo viaje. Y como dudo que haya alguien en
kilómetros a la redonda, ni siquiera dudo cuando me agacho y me
subo la falda por encima de la cabeza y la arrojo a las rocas cerca de
mi furgoneta estacionada, mi camisa y el resto de mi ropa me siguen

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rápidamente hasta que no me queda más que la piel que me dio mi
madre y los anillos de mis dedos.
Inhalo profundamente y me río para mis adentros, sintiéndome
libre mientras me sumerjo en el agua y nado como una rana en cuanto
llego a la cintura. Cuanto más lejos nado, más se enfría el agua. Pero
está tan tranquila y clara que puedo ver la vida vegetal y algunos peces
que nadan cerca de mí, así como algunas rocas de colores brillantes.
Deseando mirar más de cerca, me sumerjo y saco una piedra del
fondo, subiendo de nuevo a la superficie y pisando el agua mientras
la sostengo a la luz. No se parece a nada que haya visto antes, con
fragmentos de rojo, verde y amarillo intercalados con cuarzo claro.
Cuanto más la miro, más colores capto. Me encuentro flotando sobre
mi espalda como una pequeña nutria, paralizada buscando la piedra
llena de gemas como si acabara de encontrar la octava maravilla
natural del mundo.
No sé cuánto tiempo paso mirándola, pero cuando los colores se
vuelven más difíciles de ver en la luz que se desvanece, pienso que es
hora de volver a la orilla, prometiéndome a mí misma que iré a buscar
más de estas piedras por la mañana. Tengo justo lo que necesito para
usarlas.

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Capítulo 4
RAFE

Con un ligero dolor de cabeza palpitando en las sienes, me


levanto de la cama y me dirijo a la cocina para preparar el café. Puede
que haya tomado una copa de más anoche durante las celebraciones
de la boda, pero como todo el mundo me decía que me relajara y me
divirtiera, el estímulo líquido adicional me ayudó a aliviar el dolor. A
pesar de ser demasiado escéptico sobre el guiño al alma en el que cree
mi familia, sigo siendo humano. Y ser la única persona soltera en una
boda es un poco desagradable. Acabé marchándome pronto.
Llené un vaso de agua en el grifo y me tomé el líquido frío antes
de pasar a la cafetera, añadiendo media cucharada más de café molido
para aumentar un poco la intensidad.
A pesar del alcohol, no he dormido mucho esta noche. Me
gustaría hacerme el tonto y fingir que no sé lo que me mantiene
despierto, pero sería una mentira. Sé exactamente qué -o quién- ha
plagado mis sueños toda la noche. Una mujer con un pelo
ridículamente largo y una sonrisa tan dulce que no me sorprende que
la hayan llamado Sugar. Creo que nunca he mirado a una mujer y la
he deseado tan intensamente como a Sugar, pero hay algo en su
aspecto, en su forma de moverse y en su forma de hablar que pone en
marcha todos mis sentidos.
Pero esto no es un guiño al alma.
Lo que siento hacia Sugar no es más que lujuria. Pura,
desenfrenada, con ganas de follarla tan fuerte que grite de lujuria. Pero
como es muy amiga de mi cuñada, Serenity, voy a tener que pasar por
alto esto o probablemente me veré apresurado a casarme antes de que
haya terminado de mojar mi polla. Y no estoy por esa vida.
Claro, el matrimonio probablemente no sería tan malo si ambas
partes estuvieran realmente interesadas en el otro y se conocieran lo
suficientemente bien como para sentirse seguros de poder cohabitar.
Pero para mí, no se me ocurre nada peor que compartir mi espacio.

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Crecer en una casa con tres hermanos mayores y otros cuatro primos
que estaban constantemente en casa y ocupando espacio significaba
que la soledad era una rareza. Cuando terminé la escuela y empecé a
hacer trabajos esporádicos en la ciudad, guardé todo lo que ganaba
en una cuenta de ahorros con la intención de mudarme a la ciudad y
conseguir un lugar propio. Pero cuando mis hermanos empezaron a
mudarse y nuestros padres decidieron que querían jubilarse en algún
lugar cálido, llegué a disfrutar de la tranquilidad y la soledad de
permanecer en la casa de nuestra infancia. Mamá y papá estuvieron
más que contentos de vendérmela por un buen precio, y aquí me he
quedado, disfrutando de la vida sencilla con una hermosa vista del
lago y un montón de recuerdos de la infancia. Resulta que tener una
educación ruidosa es mucho para sonreír a medida que los años
pasan.
Cuando la cafetera emite un pitido para indicar que ha
terminado de preparar el café, me sirvo una taza y me acerco a la
ventana de la cocina para dar el primer trago mientras contemplo las
aguas cristalinas del lago. A veces, hay un pato o dos nadando en él.
Y otras veces, puede haber algún local pescando. Pero hoy, hay algo
bastante... inesperado vadeando en mi lago que hace que ese primer
trago de café salpique toda mi ventana y baje por mi barbilla.
—Santa mierda. — jadeo, cojo un trapo y me limpio mientras
miro a través del cristal para asegurarme de que veo realmente lo que
creo que he visto.
Sí.
Eso es lo que he visto, sin duda.
Y si estuviera de pie en una concha, sería como presenciar una
versión de la vida real del Nacimiento de Venus de Botticelli. Porque
vadeando por las aguas poco profundas de mi lago hay una Sugar muy
hermosa y muy desnuda. Lo único que la protege de parecer la última
portada de una revista es esa larga cabellera que cuelga húmeda y
enredada sobre sus hombros.

¿Qué demonios está haciendo aquí?


—No te atrevas a hacerte ilusiones. — le digo a mi pene mientras
tiro el café en el fregadero y me dirijo al baño para coger una toalla.

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No. No. No voy a unirme a ella.
Voy a sacarla del agua. Aunque no me opongo a que use el lago
-o a que la vea hacerlo, de hecho-, me confronta la idea de que ese
pescador que a veces anda por ahí la vea en toda su gloria. Me parece
que es algo que me gustaría conservar para mí. De repente, me apetece
levantar una valla y unos cuantos carteles de ‘prohibido el paso’
alrededor de la propiedad. Entonces tal vez no sentiría la necesidad de
ponerle fin a esto.
—Tienes que salir del agua. — digo mientras me acerco a la
orilla, y me doy cuenta de que tengo que aclararme la garganta y
repetirme para que las palabras salgan claras. Aquí se ve mejor...
Se endereza y mira por encima del hombro, sonriendo mientras
el agua lame delicadamente su rotundo trasero. —Buenos días, Rafe.
Me sorprende verte aquí tan temprano.
— ¿Por qué no iba a estar aquí?— Pregunto con el ceño fruncido,
sujetando rápidamente la toalla para bloquearme la vista cuando se
gira para mirarme. —Oh, Dios mío. ¿Tienes que estar desnuda ahora
mismo?
Se ríe. —Es solo un cuerpo. Todos los tenemos.
—Sí, bueno, no todos tenemos un cuerpo como el tuyo. —
murmuro en voz baja.
— ¿Qué fue eso? — pregunta mientras se toma su tiempo para
salir del agua.
—Nada. Solo... ven a buscar esta toalla. Alguien podría ver.
— ¿Cómo quién? Solo estamos nosotros por lo que veo, y ni
siquiera me estás mirando.
—No tengo una valla alrededor de mi propiedad. Así que a veces
vienen excursionistas o lugareños a pescar en mi lago.
— ¿Tu lago? — empieza a decir, llegando al lado de su furgoneta
estacionada y cogiendo una bata turquesa con dibujos de flores y
poniéndola sobre su cuerpo mojado. No deja nada a la imaginación,
se adhiere a sus curvas como una segunda piel y, de alguna manera,
me excita aún más. —Creía que este lugar era de Dylan y Millie.

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Serenity dijo que había una cabaña vacía que podía usar mientras
estaba en la ciudad.
Suelto rápidamente la toalla y la uso para cubrir mi indeseada
excitación mientras enfoco mi mirada más allá de ella hacia el agua.
—Esa cabaña es la entrada antes de la mía. Probablemente te hayas
pasado el giro.
—Es una pena. Supongo que ahí no hay ningún lago.
—No. — Suspira y mira hacia el agua mientras se echa el pelo
largo por encima del hombro. Parece un sueño húmedo hecho
realidad, y yo estoy tan duro que apenas puedo pensar con claridad.
— ¡Podrías ponerte ropa adecuada!— Le digo de golpe.
Echa la cabeza hacia atrás. — Tengo ropa puesta.
—Sí, y puedo verlo todo. — digo, haciendo un gesto salvaje hacia
su divina figura.
— ¿Tienes algo en contra de los cuerpos de las mujeres, Rafe?
— ¡No!— le respondo. —No, en absoluto. Me encantan los
cuerpos de las mujeres.
— ¿Solo que no este?
Apretando los labios, intento mantener la calma mientras niego.
—Tampoco tengo nada en contra del tuyo.
— ¿Entonces de qué se trata? Lo que dices no tiene mucho
sentido.
—Tal vez no me gusta la idea de que alguien más te vea así. —
suelto, encontrándome finalmente con sus ojos y observando el
momento en que se registra la verdad detrás de mí incomodidad y una
lenta sonrisa se dibuja en su rostro.
—De acuerdo. Veo que te estoy haciendo sentir incómodo aquí
afuera, y lo siento. Supongo que debería ponerme ropa seca y dirigirme
a la cabaña correcta.
—Claro.
—Gracias por el uso de tu lago. — recoge una pequeña silla de
jardín y la mete en el lado abierto de su camioneta. —Breve como fue.

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—Ah... cuando quieras, Sugar.
— ¿Sugar?— Con una sonrisa, sube a su furgoneta con aspecto
pensativo. —Me gusta. — Me guiña un ojo y cierra la puerta de golpe,
gritando: —Nos vemos, Rafe. — por la ventanilla mientras el motor se
pone en marcha y se aleja de mí una vez más. De repente, no tengo
más que remordimientos. ¿Por qué demonios la has echado del agua, imbécil?
Siento la necesidad de darme una patada en el culo. Al menos
podría haberle ofrecido un café...

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Capítulo 5
CLEMENTINE

Sé que esta vez he acertado con la cabaña cuando me detengo y


encuentro a Serenity ya sentada en el porche bordeado de girasoles
esperándome. Tras apagar el motor y ponerme un traje limpio, salgo
de la furgoneta por la puerta lateral y saludo a mi amiga.
— ¿Dónde en la tierra has estado? Me preocupaba que ya te
hubieras ido de la ciudad. — dice, apartándose de nuestro abrazo y
mirándome. — ¿Por qué tienes el pelo mojado?
—Te vas a reír cuando te lo cuente. — empiezo, enlazando los
brazos con ella y siguiéndola al interior de la pintoresca cabaña.
— ¿Por qué?— Me mira con desconfianza mientras entra en la
cocina y empieza a preparar una tetera.
— ¿Conoces a tu cuñado, Rafe?
—Por supuesto.
—Bueno, me equivoqué de camino y acabé pasando la noche en
la orilla del lago. Es hermoso ahí. Tan hermoso que no pude resistirme
a un chapuzón rápido.

Serenity se vuelve hacia mí con un grito ahogado. —No lo hiciste.


—Oh, definitivamente lo hice. — Me río. — ¡Creía que estaba
sola!
Echa la cabeza hacia atrás y cacarea. —Oh, Dios mío.
Cuéntamelo todo.
Que es exactamente lo que hago, detallando cómo me asustó
cuando se acercó con la toalla exigiendo que saliera del agua. Pero me
hice la desentendida actuando con frialdad como si no fuera gran
cosa, mientras que por dentro me estaba asustando en silencio.
Ningún hombre me había visto desnuda antes, así que me sorprendió
que me mantuviera en pie como lo hice.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿Y qué dijo Rafe?
Aprieto los labios mientras pienso en la forma en que sus ojos se
oscurecieron cuando dijo que no quería que nadie más viera mi
cuerpo. Como si de alguna manera se hubiera adueñado de mí y me
quisiera solo para él. Nunca antes un hombre me había hablado así,
y tengo que admitir que me pareció una locura.
— ¿Clem?
Parpadeando rápidamente, exhalo mi aliento, tratando de actuar
como si no estuviera perdida en alguna fantasía masculina posesiva.
—No mucho. Solo estaba sorprendido, supongo. Sostuvo una toalla
todo el tiempo para no ver nada.
Coloca el té delante de mí, además de abrir una caja de
panadería rosa y ofrecerme un muffin con olor a limón. — ¿No miró a
escondidas?
—No mientras me vestía. — digo, echando un vistazo a los
muffins pero sin coger uno. No es que no lo quiera, me encantan todos
los productos horneados, es solo que tengo el estómago sensible y no
todo me sienta bien. No lo pensarías al verme, pero tengo que tener
cuidado con lo que me meto en la boca. Cualquier cosa con gluten es
una de ellas.
—Todos estos son seguros para que los comas. — dice Serenity
cuando ve mi inquietud. —Le pedí a Yvette que los hiciera
especialmente para ti. Es la esposa de Otis y la panadera del pueblo.
Te llevaré a ver su tienda. Está justo al lado del estudio de yoga, y es
lo más bonito que has visto nunca.
—A juzgar por lo bonita que es esta caja, ya me lo imagino.
Gracias por esto. — Selecciono una golosina recubierta de azúcar y le
doy un pequeño mordisco, impresionada por lo parecida que es la
textura del pastel. — ¿Quieres saber algo raro?
—Siempre.
Sonrío. —Creo que Rafe cree que me llamo Sugar.
Una lenta sonrisa se apodera de su cara mientras despega el
revestimiento de la base de su muffin. — ¿Es así como te llama?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Sí. Lo hizo cuando me fui de la boda, y luego lo volvió a decir
cuando estaba recogiendo mi furgoneta esta mañana.
— ¿Vas a decirle que se ha equivocado?
Reboto los hombros mientras mastico. —No lo sé. Me gusta un
poco.
Serenity suelta una risita mientras da un bocado a su desayuno.
— Ambos están tan acabados.
Dejando el muffin y rodeando con las manos la taza humeante,
frunzo el ceño. — ¿Qué quieres decir?
—No sé si conociste a Jade en la boda de ayer. Pero ella tiene la
teoría de que cuando un hombre Valentine ve a la mujer con la que
está destinado a pasar su vida, su alma le guiña el ojo en señal de
reconocimiento. Ella lo llama guiño al alma.
—Como tú.
—Sí. Lógico, ¿no?— se da un golpecito en la cabeza. —De todos
modos, Rafe es el único Valentine que sigue soltero, y tú entraste por
casualidad mientras él negaba vehementemente que los guiño al alma
fueran una cosa, y llamaste su atención. Por lo que he oído,
literalmente dejó de formar palabras cuando te vio.
Casi me ahogo con el té cuando sus palabras me golpean con
fuerza. — ¿Intentas decir que su alma me guiñó el ojo?
Vuelve a reírse y sacude la cabeza. —No lo sé. Puede ser. Parece
una locura, lo sé. Pero te prometo que cuando conocí a Nelson fue
como si cayera un rayo, y no nos hemos separado desde entonces.
—Eso suena muy bonito, Ren. Pero no puedo decir que haya
sentido ningún rayo. ¿Vergüenza? Sí. ¿Torpeza? Definitivamente. Pero
cualquier cosa más allá de eso es un duro no.
—Un duro no, ¿eh? — dice, dando un sorbo a su té. —Entonces,
¿por qué te sonrojas por él?
Una sonrisa salta a mis labios, y trato de evitar que se apodere
de mí. —Porque el tipo me ha visto agachada desnuda esta mañana.
Ella responde moviendo las cejas.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Oh, para. Su reacción inmediata fue decirme que me pusiera
ropa y que me fuera de su lago. Estoy un poco humillada, si soy
sincera.
—Apuesto a que no está humillado... Sugar.
— ¡Para!— Me río. —No es así. Quiero decir, claro, está caliente
como el infierno. Todos los hombres Valentine lo son -esa boda fue la
ciudad de la carne de hombre-. Pero eso no significa que estemos
destinados el uno al otro, o lo que sea que signifique esa cosa del alma
de la que hablas. Además, tú y yo sabemos que no me quedaré lo
suficiente como para averiguar si hay alguna posibilidad de algo ahí.
Simplemente no es mi forma de operar. Lo mío es mi furgoneta y mi
libertad.
Coloca su taza en la encimera y apoya la barbilla en su mano
levantada. — ¿No te sientes sola, sin embargo?
—Nunca. — Digo, rechazando el sentimiento que amenaza con
sacar mi mentira mientras extiendo mi mano sobre la suya. —Hago
amigos allá donde voy. Y antes de que se me acabe la bienvenida, me
voy a la siguiente ciudad. Es una fiesta perpetua, nena. Y realmente
amo mi vida.
Dejando escapar un suspiro, se endereza. —Lo sé. Es que... me
gustaría que te quedaras por aquí, ¿sabes? Echar raíces en la misma
ciudad que yo para que fuera como en los viejos tiempos. Y Whisper
Valley tiene un gran ambiente. Sé que encajarías aquí. Y solo imagina,
si algo pasara entre tú y Rafe. Seríamos hermanas.
Una lenta sonrisa curva mis labios mientras me pongo de pie y
me muevo alrededor del mostrador para abrazar a mi amiga de toda
la vida. —Ya lo somos, Ren. — digo, apretándola con fuerza. —Siempre
lo hemos sido. Y siempre lo seremos. No importa en qué lugar de la
tierra me encuentre.
Me devuelve el abrazo. —Lo sé. Pero no puedes culpar a una
chica por querer hacerlo legal.
Riendo mientras la suelto y me alejo, hago un gesto hacia la
puerta principal de la cabaña. — ¿Qué tal si me enseñas la ciudad?
Quiero ver tu estudio de yoga y todo lo que te gusta de este lugar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Me gustaría. De hecho, iba a sugerirte que hicieras algunas de
tus velas de cristal mientras usas la cabaña. Puedo venderlas en el
estudio y tú puedes ganar un poco de dinero extra.
—Suena perfecto. Y creo que encontré justo lo que necesitas para
convertirte en una exclusiva de Whisper Valley también
Su cara se ilumina. —Estoy deseando ver lo que se te ocurre.

Y no puedo esperar a usar esto como una excusa para volver al lago por más de
esas piedras...

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 6
RAFE

Después de otra noche de sueños vívidos, renuncio a dormir y


me meto en la ducha. Me pongo bajo el chorro de agua caliente
mientras cierro los ojos y pienso en la mujer que no quiere salir de mi
cabeza. Mi polla palpita de necesidad, y solo hacen falta unos cuantos
bombeos con fuerza para que me derrame por todo el lugar y grite su
nombre. Sugar.
Sugar. Es tan caliente como dulce. Y si no fuera por la obsesión
que tiene mi familia con este fenómeno del guiño al alma, la
perseguiría con gusto. Pero solo esa presión me hace querer mantener
mi reacción a ella tan cerca de mi pecho como sea posible. No quiero
que algo que ha dicho otra persona influya en una decisión que podría
afectarme para el resto de mi vida. Si me caso, será porque yo lo elija.
No porque mi familia me empuje por la espalda. Es como si mi soltería
fuera una casilla sin marcar para ellos.
Cuando termino de golpearme y me aseo, salgo de la ducha y me
pongo un pantalón corto con vistas a salir al lago a nadar por la
mañana. Hace apenas una hora que ha salido el sol y ya se nota el
calor del día. Como personal de mantenimiento, trato de no reservar
mucho trabajo durante los meses de verano, y prefiero tomarme ese
tiempo para descansar y relajarme como lo hacíamos cuando éramos
niños. Vaya, cómo echo de menos aquellos días.
Como adultos, es muy fácil dejarse llevar por la rutina diaria de
trabajo, trabajo, trabajo. Pero en lo que a mí respecta, la vida es para
vivirla. Así que si vivo con la suficiente sencillez, puedo ahorrar mis
monedas y disfrutar también del verano. Hasta ahí para pensar.
Me dirijo a la cocina para cumplir con mi ritual matutino y pongo
el café a calentar. Pero antes de sacar la taza, me invade un
sentimiento que me dice que mire por la ventana. Seguramente es una
ilusión que me hace pensar que voy a repetir el colosal fracaso de la
interacción de ayer con Sugar, pero cuando veo a la belleza de cabello

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


largo agachada en la orilla del agua, completamente vestida esta vez,
una sonrisa salta a mis labios y tomo una segunda taza. No sé qué
demonios quiero que surja de mi atracción por ella. Pero al menos
quiero sentirla. Y como parece que le gusta acercarse a mi lago, nos
da la oportunidad de hacerlo sin que ningún otro ojo se entrometa y
nos dé su opinión. Y esta vez, al menos voy a ofrecerle un café.
Con los pies descalzos y dos tazas llenas en la mano, recorro mi
patio y las rocas y la tierra arenosa que se entremezclan en la orilla.
Parece que Sugar está cavando en busca de algo, y cuando me acerco,
sostiene una pequeña piedra a la luz.
—Buenos días. — le digo cuando estoy a unos metros, queriendo
advertirle de mi aproximación ya que parece tan concentrada. Se gira
inmediatamente y sonríe.
—Es precioso, ¿verdad? Espero que no te importe que esté aquí
arriba. Sé que dijiste que era bienvenida en cualquier momento, pero...
—rebota un hombro, dejando sus palabras sin terminar.
—Quise decir lo que dije. — Me detengo junto a ella y le tiendo
una taza. —No estoy seguro de cómo lo tomas. Pero te he hecho esto.
Mira la taza y sonríe. — ¿Café negro? Lo tomaré.
—No tengo leche en casa, lo siento. Casi nunca la bebo.
—Yo tampoco. — dice mientras deja su sartén a un lado y se
pone de pie. —No puedo tomar lácteos, así que uso una leche de frutos
secos o nada. — Me coge la taza y se la lleva a la nariz, inhalando el
aroma. —Mmmm. Esto es honestamente perfecto. Gracias. —
sosteniéndola, toma un trago antes de mirar hacia el agua y suspirar.
—Estoy tan celosa de que vivas en un lugar como este. Es precioso.
—Sobre todo hoy. — suelto, mirándola directamente pero
desviando la mirada cuando se gira hacia mí. Sin embargo, no me
pierdo la forma en que sonríe. —Así que... ¿qué estás buscando?
—Oh, encontré estas pequeñas piedras multicolores cuando
estaba en el agua ayer. — dice, sacando una de una pequeña bolsa en
su cadera. —Son tan bonitas y únicas, que pensé en poner algunas en
las velas que estoy haciendo para el estudio de yoga de Serenity.

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— ¿Haces velas?— Pregunto, tomando la piedra de entre sus
dedos mientras hago todo lo posible para no dejar que nuestra piel se
conecte. No es que no quiera tocarla. Es que tengo la sensación de que
si lo hago, no podré parar.
—Hago muchas cosas. A veces me instalo en ferias o mercados
y leo el Tarot. A veces cuido de la casa, paseo a los perros, voy por la
compra... cualquier trabajo que haya en ese momento. Vivo de forma
frugal, así que mientras tenga suficiente dinero para la comida y la
gasolina, soy una señora bastante feliz.
Expongo la pequeña piedra a la luz. —Parece que lo tienes todo
resuelto.
—No es para todos. Pero a mí me funciona.
Vuelvo a bajar la piedra, la extiendo y la dejo caer sobre la palma
de su mano extendida. —Solíamos coleccionarlas cuando éramos
niños. Probablemente tengo una caja de zapatos llena de ellas en
algún lugar de la casa.
— ¿Has vivido aquí arriba toda tu vida?
—Sí. Crecí en esta misma casa de aquí. Soy el más joven, así que
cuando mamá y papá decidieron viajar y jubilarse, les ofrecí comprarla
para mantenerla en la familia.
— ¿Y aquí es donde te quedaste?
—Claro que sí.
—Vaya, no me lo podía imaginar.
— ¿Quedarte en un sitio toda la vida?
Se gira y arruga ligeramente la nariz. —Sí. Me pican los pies.
—De ahí la vida de furgoneta, ¿eh?
Se encoge de hombros. —Como he dicho, no es para todo el
mundo.
—Lo entiendo. No tienes que darme explicaciones, Sugar.
Una sonrisa salta en sus labios y los junta como si tratara de
apagarla, tomando otro bocado de café y mirando el agua que

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chapotea suavemente. —Me gustan tus tatuajes. — dice después de
un momento de silencio.
Miro hacia abajo como si no me hubiera dado cuenta de que
estaban ahí y tuviera que comprobarlo. Idiota. —A algunos les gusta su
arte en las paredes, a mí me gusta el mío en mi cuerpo. — Cuando mis
ojos vuelven a los suyos, la sorprendo lamiéndose los labios y, de
repente, la liberación que me di en la ducha no hace nada por
amortiguar mi deseo por esta mujer. Saco lo último de mi café de la
taza y lo dejo en el suelo. —Estaba planeando nadar esta mañana, si
quieres acompañarme.
Ahora se muerde el labio inferior, y hago lo posible por no
empezar a gruñir y morderlo por ella. En lugar de eso, camino hacia
el agua.
— ¿Qué pasa si no tengo un traje de baño conmigo esta vez?
—Nada en ropa interior.
— ¿Y si no tengo ropa interior?
Sonrío por encima del hombro mientras esta mujer
perversamente encantadora me pone la piel de gallina. —Entonces
nada desnuda. Es solo un cuerpo, ¿no?
Se ríe a carcajadas mientras se agacha y se pasa el vestido por
la cabeza. Para mi decepción, lleva un traje de baño negro debajo.
—Bromista. — le digo, lanzando un pequeño chapuzón en su
dirección mientras se mete en el agua.
—Solo en lo que a ti respecta.
Levanto la ceja y vuelvo a deslizarme por el agua mientras ella
nada cerca de mí. — ¿Qué significa eso?
—Significa que normalmente no soy así con los hombres.
La estudio por un momento mientras nadamos, e inclino la
cabeza hacia un lado. — ¿Cómo eres normalmente?
—Reservada. Cuando vives y viajas sola, así es como te
mantienes a salvo.
— ¿Pero no eres precavida conmigo?

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Mueve la cabeza para decir que no.
— ¿Por qué no?
—Porque me miras como si fuera algo que deseas. No como si
fuera algo a lo que tienes derecho.
La miro por un largo momento antes de responder. —Eso es
porque no puedo dejar de soñar contigo.

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Capítulo 7
CLEMENTINE

Sonrío. Ni siquiera podría detenerme si lo intentara. ¿Sueña


conmigo? Este magnífico hombre musculoso de pelo castaño claro y
sonrisa juvenil sueña conmigo. Esto no parece real.
— ¿Sueñas conmigo?— Quiero creerle de inmediato, porque el
halago de una cosa así hace maravillas con mi ego. Pero la vocecita de
mi interior, la que me susurra cosas desagradables en la quietud de
la noche, no me deja tenerlo sin dudar de sus palabras. — ¿Por qué?
— ¿Por qué no?
—Um... porque podrías soñar con cualquiera. ¿Por qué elegir a
una hippy con sobrepeso?
Su ceja se dispara. — ¿Una hippy con sobrepeso?— Nada tan
cerca de mí que nuestras piernas se rozan. — ¿Qué pasó con la
confianza de la chica desnuda que nadaba en mi lago ayer por la
mañana?
—Solo estaba confiada porque pensaba que nadie iba a verme.
Pero entonces tú lo hiciste, así que tuve que salvar la cara actuando
como si no me molestara.
— ¿Pero lo hizo?
—Me sentí avergonzada, sí.
—No quería avergonzarte. — Su voz baja a un susurro. —Si
pudiera volver a hacer lo de ayer, lo haría.
— ¿Qué harías diferente?
—Para empezar, no habría venido aquí gritándote.
—Eso podría ayudar.
—Y dudo que quisiera que te pusieras la ropa de nuevo.
—Parecías tan seguro de necesitar que eso sucediera ayer.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No. Estaba equivocado. Cuanto más lo pienso, más creo que
debería haberte dejado estar.
—O... podrías haberte unido a mí.
—Eso también es una consideración.
—Así que, tu regreso podría haber sido muy parecida a la de hoy.
Solo que... — Trago saliva. —Desnudo.
—Supongo que sí. — murmura, acercándose a mí entonces y
acercándome tanto que instintivamente me envuelvo alrededor de él y
doy gracias a Dios de que sea tan alto porque planta sus pies en el
fondo rocoso del lago para evitar que nos hundamos. —No sé muy bien
qué hacer contigo, Sugar.
— ¿Qué quieres hacer conmigo?— susurro, con nuestras bocas
separadas solo por milímetros mientras mis brazos y piernas se
aferran a él con fuerza.
—Tantas cosas. Pero voy a empezar con una...
Sus palabras se detienen cuando su boca choca con la mía,
nuestros fríos labios dan paso a cálidas lenguas mientras nos abrimos
el uno al otro y exploramos.
Gimo mientras la cabeza me da vueltas por la sensación. He
hecho muchas cosas a lo largo de mi vida, pero besar al chico más
sexy -o a cualquier chico, en realidad- en un lago privado es lo último
que esperaba hacer cuando entré por primera vez en Whisper Valley.
Con una vida nómada como la mía, no hago muchas conexiones
profundas y personales. Tengo amistades y conocidos, pero en cuanto
a las relaciones, siempre me he mantenido alejada de cualquier tipo
de compromiso. No sé si me estaba protegiendo para no salir herida o
decepcionada, o si simplemente estaba esperando un momento que
no pudiera rechazar. Un momento como éste, en el que todo parece
tan perfecto y mágico que... no podría imaginarme diciendo que no.
Las manos de Rafe se mueven por mi cuerpo mientras su lengua
explora mi boca. Cada centímetro de mi piel se siente demasiado
caliente a pesar de que el agua está fresca, y cuando pone su mano en
mi culo y aprieta, tengo el impulso de pedirle que sea así de duro
conmigo en todas partes.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Cuando su agarre se desplaza hacia mis muslos, es como si
intentara atraerme hacia él, aunque estoy tan cerca de su piel como
pueden estarlo dos personas, bueno, casi tan cerca. Hay algo que
podría acercarnos aún más, pero por mucho que esté disfrutando de
la sensación de que me devore con su boca y sus manos, no estoy
segura de estar preparada para ello. Al menos, todavía no.
—Estoy tan jodidamente duro para ti, Sugar. — gruñe, su voz es
tan profunda y desesperada que siento que vibra directamente entre
mis piernas. Vergonzosamente, casi me lleva al límite.
—Espera. — digo, deslizando mi mano desde su cuello hasta su
pecho y obligándome a retroceder para despejarme un poco. —
Necesito un minuto.
— ¿Ha sido demasiado?
—No. No. Me ha encantado. Es solo que... recordé que tengo que
estar en un lugar. Como, probablemente ya debería estar ahí.
—Oh. — me suelta y nado hacia atrás lo suficiente para poner
unos metros entre nosotros. Eso debería bastar. Eso debería ser
suficiente espacio para evitar que pierda la cabeza y que se me abra
la boca en medio de un lago en el momento en que un tipo empiece a
besarme.
—Se supone que voy a almorzar con Serenity y sus amigas. Tus
cuñadas por lo que parece.
—Por supuesto. — dice, su ceño se frunce antes de mirarme con
ojos verdes recelosos. — ¿Crees que puedes mantener lo que acaba de
pasar aquí entre nosotros?

—Um... — Se me forma un pozo en el fondo del estómago. Me


desea. Solo me quiere en secreto. —Claro. No hay problema. — digo,
intentando ocultar mi dolor dándome la vuelta y nadando lejos de él.
Dios, ¡me siento tan estúpida ahora mismo! Una vez que mis pies pueden tocar
el fondo, camino tan rápido como puedo sin correr hacia la orilla.
—Espera. — me dice. — ¿Puedo verte más tarde?
—No lo sé. — grito por encima del hombro mientras recojo mis
cosas. —Puede que esté ocupada. De hecho, probablemente lo esté.

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Tengo mucho que hacer antes de salir de la ciudad. Pero quizá nos
veamos por ahí. Disfruta de tu baño, Rafe.
Y con eso, meto mis pies en mis zapatos y vuelvo por donde vine,
sosteniendo mis manos en una bola apretada porque no me dejaré
llorar por un error de juicio. Fue toda esa charla de Serenity sobre
almas gemelas y guiños al alma lo que me hizo bajar la guardia, estoy
segura. Una vez que regrese a la pequeña cabaña con mi camioneta
estacionada en el frente y regrese a la realidad donde solo soy una
visitante y cosas como los guiños al alma y los hombres Valentine con
magníficas sonrisas no existen, estaré bien. Como siempre.

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Capítulo 8
RAFE

La he cagado. En lo que respecta a Sugar, parece ser lo único


que soy capaz de hacer. Tengo pies grandes y el único lugar donde
parecen estar firmemente alojados es en mi maldita boca. Si mi madre
estuviera cerca, me daría una bofetada en la nuca por decir lo que he
dicho. Que lo que acaba de pasar quede entre nosotros. Probablemente he
sonado como si estuviera avergonzado por lo que ha pasado,
avergonzado por ella, y es todo lo contrario. Me encantaba tenerla en
mis brazos mientras gemía y se retorcía contra mí.
Dios, es tan jodidamente dulce que me muero por volver a
probarla. Pero después de la forma en que he actuado con ella desde
que llegó a la ciudad, creo que lo único que he conseguido es alejarla
cada vez más. Probablemente esté empacando su camioneta en este
mismo momento. Pero no quiero que haga eso. Lo que necesito es
mantener mi polla bajo control el tiempo suficiente para explicarle por
qué sigo comportándome así. Y si después de eso sigue queriendo
apresurarse y abandonar la ciudad, no me interpondré en su camino.
De hecho, me alejaré y la dejaré en paz. Ya me importa lo suficiente
como para no querer causarle más estrés.
Siguiendo el camino trillado desde mi cabaña hasta la suya, me
deshago de algunos mosquitos y me concentro en las luces que hay
más adelante. Oigo música procedente de su furgoneta y, cuando llego
al límite de la propiedad, veo que tiene compañía. Serenity, Millie y
Sugar están alineadas a ambos lados de una larga mesa, moviendo el
culo y cantando al son de una vieja canción del toca discos. A lo largo
de la mesa hay una olla grande y un montón de tarros de cristal con
palos de helado colocados en la parte superior, así como unos cuantos
cuencos y unos frascos de tintura marrón.
Las observo durante un buen rato, disfrutando de la forma en
que Sugar sonríe y se divierte con sus amigas. Está muy lejos de las
expresiones serias y confusas que parece tener cuando está cerca de
mí. Lo cual, en realidad, es solo otra razón por la que debería dejar de

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buscarla y dejarla ir. Pero, por alguna razón, aunque mi cerebro me
dice que debo darme la vuelta, mis pies me obligan a caminar hacia
delante. Ella capta mis ojos y deja de sonreír.
— ¿Rafe?
—Parece que has dominado el proceso de hacer velas. — digo,
recogiendo la sonrisa que ella dejó caer y fijándola en mi cara. Dios,
está muy guapa a la luz de la luna. Obviamente, ha pasado la mayor
parte del día afuera con sus amigas, el brillo del verano levantando
sus mejillas y dando a sus mechones caramelo unos reflejos extra.
—Oh, hola Rafe. — dice Millie cuando se gira hacia mi voz. —
¿Qué te trae por aquí esta noche? ¿Quieres ayudar a hacer unas velas?
Hemos estado trabajando todo el día en la creación de un aroma
característico para Whisper Valley, y creemos que por fin lo hemos
conseguido. ¿Quieres verlo?
—Claro. — digo, mirando a Sugar, que se ha quedado muy
callada y quieta a cada paso que doy.
Millie me tiende un gotero sobre la palma de su mano. —Tiene
algo de limón, algunas notas terrosas para el bosque y un fresco aroma
floral mezclado con un poco de azúcar quemada para representar todo
el ron que Remy pone en los cócteles. ¿Qué te parece?
Inclinándome, cierro los ojos e inhalo ligeramente, disfrutando
de la agradable mezcla de aromas pero sintiendo que le falta algo. —
¿Has considerado añadir un toque de café para equilibrar lo terroso
con lo dulce?
Los ojos de Millie se abren de par en par por la emoción. —No lo
hemos hecho. Pero me gusta cómo piensas, Rafe. ¿Tenemos posos de
café o algo así?
—Seguro que sí. — dice Sugar, agachándose para rebuscar en
una cesta de mimbre que hay en el suelo a su lado. —El café y la
vainilla juntos siempre son un gran éxito.
—Yo, um, te traje algunas más de esas rocas. — digo, levantando
la bolsa de muselina que he tenido a mi lado y poniéndola sobre la
mesa.

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Se abre y todas las mujeres se quedan boquiabiertas ante el
brillante despliegue de colores cuando la luz se refleja en la bolsa llena
de piedras.
—Oh, son tan bonitas, Rafe. — dice Serenity, sosteniendo una
para examinarla. — ¿De dónde vienen?
—Del lago de mi casa. Creía que tenía un montón guardadas de
cuando éramos niños, pero no las encontré. Así que busqué por ahí
hasta que pensé que tal vez tenía suficientes para lo que necesitas.
Sugar junta los labios mientras mira de mí a la bolsa de piedras.
—Eso debió llevar mucho tiempo.
—Casi todo el día. — digo encogiéndome de hombros. —Pero no
me importó. Como que te interrumpí mientras estabas mirando.
— ¿Sabes una cosa?— Serenity dice, mirando su muñeca
aunque no lleva reloj. —Se está haciendo un poco tarde y Nelson me
está esperando en casa.
—Oh, sí. Yo también. Dylan se preocupa si estoy fuera mucho
más allá del anochecer. ¿Podemos continuar con esto mañana?—
añade Millie, mirando a Serenity y asintiendo como si ambas creyeran
que se han salido con la suya en este acto de fingir prisa por llegar a
casa. Sé a ciencia cierta que ninguno de mis hermanos envidiaría a
sus esposas por pasar una noche juntas. Puede que los Valentine
amemos mucho, pero también amamos sin control, porque si te
aferras demasiado a algo, lo romperás o harás que no quiera más que
huir. Estar enamorado no se supone que sea así. Se supone que se
trata de elegir, de elegir al otro día tras día. Estoy empezando a darme
cuenta de que tal vez en lugar del cuento de hadas mágico que pensé
que era, esto podría ser de lo que se trata esta cosa del guiño al alma.
—Se fueron muy rápido. — digo una vez que Sugar y yo estamos
solos. — ¿Crees que fue algo que dije?
—No. — Observa cómo se alejan las luces de freno y suspira
antes de volverse hacia mí. —Creo que están haciendo exactamente lo
que tú no querías. Nos vieron juntos y tuvieron ideas sobre guiños al
alma y felices para siempre.
—Ya lo sabes, ¿eh?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Sí. Serenity me lo contó ayer.
—Ya veo. — Me acerco para estar justo enfrente de ella. — ¿Qué
opinas sobre el tema?
Rebota un hombro mientras tuerce la boca pensando. —No es
algo en lo que tenga experiencia. Pero por la forma en que Serenity y
las otras mujeres lo ven, creo que creen en ello.
— ¿Y tú no?
—No lo sé. —mira hacia abajo y se ocupa de asegurarse de que
las mechas estén todas rectas en las velas vertidas. —Quiero decir que
creo que el universo nos guía a todos hacia donde tenemos que estar.
¿Así que tal vez este guiño al alma del que hablan es solo otro nombre
para eso?
—Tal vez.
—Supongo que la pregunta más importante aquí es si crees en
ello. — pregunta, mirándome con sus ojos oscuros y firmes.
—No parece real, ¿sabes? ¿Y si todo es una fuerte dosis de
lujuria? Ni siquiera estoy seguro de que las almas gemelas sean reales.
Sus labios se inclinan en una media sonrisa. —Solía pensar eso
hace mucho, mucho tiempo. — dice, recogiendo el bote de cera vacío
y volviéndose hacia la casa.
— ¿En serio?— Pregunto, prácticamente corriendo para seguirla.
—Lo dices como si te impactara.
—Bueno, dijiste que leías el Tarot a la gente. Pensaba que creer
en las almas gemelas era parte del trato.
—Dije que antes no estaba segura. Ahora sé que las almas
gemelas existen de muchas formas. Creo que tus cuñadas creen que
han encontrado su llama gemela, su otra mitad.
— ¿No es lo mismo?
—No. Verás, puedes tener una multitud de almas gemelas en tu
vida. Son las personas que entran en tu vida y te iluminan por dentro.
Te enseñan algo sobre ti mismo y te ayudan a guiarte en tu viaje, pero
son dos entidades distintas. Una llama gemela es tu otra mitad literal.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Pueden ser completamente opuestos, pero existen el uno para el otro
porque juntos son un todo.
—Algo así como el ying y el yang.
Deja la olla junto al fregadero de la cocina y me sonríe por encima
del hombro. —Sí. Algo así.
— ¿Y cómo sabes si has conocido a una de esas... llamas
gemelas?
—Bueno, solo hay una de ellas. Y la forma en que lo sabes es
como lo describe tu familia. Algo dentro de ti lo sabe. Toma — se acerca
a la esquina de la cocina y coge una bolsa de seda morada antes de
volver a mí— sácalas y mézclalas.
Cuando coloca la bolsa en la encimera frente a mí, ni siquiera
tengo que abrirla para saber lo que ocurre. — ¿Quieres leer mis
cartas?
—Claro. Vamos a averiguar si has conocido a tu llama gemela o
no.
— ¿Cómo puede decirme eso una baraja?
Me mira a los ojos y sonríe dulcemente, acercando un poco más
la bolsa de seda. — ¿Qué tal si dejas de ser un escéptico por un
minuto? Abre tu mente y veamos qué sale de ella.
Suelto un suspiro. —De acuerdo. — digo, cogiendo la bolsa y
aflojando el cordón. —Lo haré. Pero no tengo que escuchar lo que
digan.
—Está bien. Las lecturas de cartas son simplemente una forma
de orientación, de todos modos. Me gusta pensar en ellas como una
sesión de asesoramiento con el universo. Todas las respuestas están
ya dentro de ti, estas cartas solo ayudan a sacarlas.
Cuando las cartas se deslizan hacia mi mano, son brillantes y
coloridas con un borde dorado desgastado. —Parece que las tienes
desde hace tiempo.
—Es mi baraja favorita.
— ¿Tienes más de una baraja?— pregunto mientras barajo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Por supuesto. Algunas barajas son solo para mí, y otras las
comparto con otros.
—Como ésta.
Sonríe. —Concéntrate en tu pareja perfecta.
— De acuerdo. — digo, cerrando los ojos y tratando de conjurar
tal cosa. Es casi imposible, porque con ella tan cerca, es lo único en
lo que puedo pensar, lo único que puedo ver. Pero me concentro en
las palabras, y retengo en mi mente una pregunta sobre los guiños al
alma y las llamas gemelas antes de detenerme y abrir los ojos de
nuevo. — ¿Es suficiente?
—Es suficiente cuando se siente que es suficiente. — dice,
extendiendo la mano para que coloque la baraja en su palma. —Bien.
Voy a sacar siete cartas y, al darles la vuelta, nos van a contar un poco
más sobre tu viaje de llama gemela. ¿Estás preparado?
—Como siempre lo estaré. — digo, observando cómo saca las
cartas de una en una.
Da la vuelta a la primera, que muestra la imagen de una familia
frente a una casa con un montón de copas sobre sus cabezas.
—Diez de copas invertidas. — dice. —Parece que tu llama gemela
es alguien que ama a la familia, pero no tiene una propia, o tal vez le
cuesta llevarse bien con la que tiene. — Da la vuelta a la siguiente
carta. —Nueve de bastos. Pondrán a prueba tus límites, y puede que
necesites un gran acto de valor para conseguir lo que necesitas de
ellos.
Cuando da la vuelta a la siguiente carta, una mujer de pie con
un pájaro en la mano, hace una pausa y me doy cuenta de que estoy
tan absorto en su lectura que estoy desesperado por entender lo que
ve. — ¿Qué?
Se lame los labios. —Nueve de Pentáculos al revés. Es
profundamente insegura y quizás se concentra demasiado en las áreas
equivocadas. No cree en su valor. — Pasa a la siguiente, y es otra al
revés. Un hombre sosteniendo un bastón. —Página de varitas.
También al revés. Te estás poniendo en tu propio camino. Las
creencias que tienes están obstaculizando tu capacidad de conectar
plenamente, y... — da vuelta a la siguiente carta —si puedes apartar

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tus pensamientos y miedos, estarás entrando en la abundancia. Esta
carta, el As de Pentáculos, es como tu luz verde. Es una señal que dice
que todo lo que realmente quieres está justo delante de ti si te permites
alcanzarlo. Pero para hacer eso... — Da la vuelta a una carta que
muestra a una mujer sosteniendo una copa con un pez adentro. Está
al revés. —Tienes que dejar de preocuparte por lo que piensan los
demás. La página de copas al revés te dice que no estás escuchando
tu intuición, y esta última carta —la voltea— el diez de espadas
confirma que es tu propio ego el que probablemente te arruine esto.
Tu llama gemela podría estar delante de ti, deseando todo lo que
quieres, pero podría escaparse de tus manos porque tu ego se niega a
escuchar lo que tu corazón y tu alma saben. — Me mira, dispuesta a
continuar, pero el nudo de mi pecho no necesita que lo haga. Puedo
terminar esta lectura por mí mismo.
—Que los guiños al alma existen. — susurro, clavando los ojos
en ella y sabiendo en algún lugar de mi interior que todo lo que acaba
de decirme es cierto. Nunca he creído en ningún tipo de magia, pero
estar aquí y ver a Sugar leer un montón de cartas y decirme una
verdad que he estado luchando por negar desde que entró en mi vida
es alucinante.
—Rafe. ¿Por qué me miras así? — susurra, con la mirada de un
ciervo atrapado en los focos.
—Porque no voy a dejar que mi ego se interponga más en mi
intuición.
Jadea. — ¿Crees que soy yo? Yo... no lo leí así a propósito. Yo
solo...
—Lo sé. — empiezo a moverme por la encimera de la cocina hacia
ella. — ¿Pero no crees que es bastante obvio? Te encanta la idea de la
familia, pero no tienes una propia. Y aunque odio ser quien lo señale,
ya hemos hablado de tus inseguridades sobre tu aspecto. Crees que
tienes que seguir moviéndote porque eres la única persona con la que
puedes contar de verdad. Pero te veo, Sugar. Y te deseo. No voy a dejar
que mi deseo de demostrar un punto a mi familia se interponga en el
camino de algo que sé que en lo más profundo de mi corazón será
asombroso. Puedo comerme mis palabras. Puedo admitir que estaba
equivocado. Porque tú, Sugar. La hermosa tú, vale la pena luchar por
ti.

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—Clementine. — susurra, deteniéndome justo antes de llegar a
ella.
— ¿Qué?
—Mi nombre. No es Sugar. Es Clementine.
—Clementine. — digo, levantando una mano y apartando su pelo
de la cara. —Igual de dulce.
—Puedes... — Sus ojos pasan de mi boca a mis ojos. —Puedes
seguir llamándome Sugar. Me gusta un poco.
— De acuerdo, Sugar. — murmuro, acercando mi boca a la suya
y respirando mientras la beso profunda y largamente, perdiéndome en
la sensación de bajar la guardia y caer en ella. En nosotros.

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Capítulo 9
CLEMENTINE

Siempre me consideré una observadora. Una persona a la que la


vida le pasaba por delante, pero nunca a ella. Así que cuando Rafe se
me adelanta, convencido de que soy la llama gemela por la que
preguntamos a las cartas, me siento casi demasiado aturdida para
hablar. ¿Cómo es posible que un hombre como él, mantenga una vela
de interés por una mujer como yo? No tiene ningún sentido.
Bueno, lógicamente no lo tiene. Pero físicamente, cuando
nuestras manos y bocas vagan y exploran, nuestros cuerpos se
aprietan y se retuercen, no puedo negar que hay una conexión. Lo que
no sé es hasta qué punto. Nunca he experimentado ningún nivel de
intimidad para compararlo, así que realmente no lo sé.
—Lo que me haces, Clementine. — gime, con las palmas de las
manos recorriendo mis pechos y apretando con fuerza. Gimoteo.
Quiero más. Pero no sé cómo decirlo en voz alta. —Estoy tan
jodidamente duro. Tan jodidamente desesperado. Por ti. Este cuerpo.
— Me agarra de las caderas y me atrae firmemente contra él. —Es lo
único en lo que puedo pensar.
—Tó-tócame. — me obligo a decir, mi corazón late con un
staccato de pánico en mi pecho. ¿Y si me rechaza? ¿Y si me aparta de repente
y emite un sonido como si pensara que soy repulsiva?
Pero mis temores se vuelven infundados cuando desliza su mano
por la cintura de mi falda y mis bragas y gime cuando toca mi centro
caliente.
—Joder, Sugar. Tan mojada y preparada para mí.
Dejo escapar un gemido cuando desliza sus dedos por mi
costura, acariciando mi resbaladiza y dolorosa entrada antes de pasar
a mi clítoris y hacerme gritar de placer.

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— ¿Se siente bien? — murmura, con sus suaves labios rozando
mi oreja.
—Sí. — jadeo mientras mis caderas se agitan con su movimiento.
—Muy bien.
Me aferro a él, con la boca abierta y seca, mientras mi cabeza se
ilumina de deseo. No soy ajena a los placeres de mi cuerpo. Pero solo
he experimentado esos placeres en solitario. Aunque soy técnicamente
virgen porque nunca he estado con un hombre, no soy completamente
despistada cuando se trata de la gran O. Hasta ahora, había hecho las
paces con la idea de que mi vida sexual empezaría y terminaría
conmigo, mis dedos y unos cuantos juguetes a pilas. Pero mientras
los dedos de Rafe se burlan y tantean mis zonas más íntimas, hay algo
en tener a otra persona al otro lado de esa caricia que resulta diferente.
Sublime.
—No tienes idea de lo bien que esto me hace sentir a mí también,
Sugar. Te sientes como la seda al tacto, y mis pelotas pesan solo de
pensar en lo bueno que será cuando esté dentro de ti. — Pasa la punta
de su grueso dedo alrededor de mi entrada y la sondea ligeramente.
—Por favor, Rafe. —estoy dispuesta a suplicar. Puede que solo
haya conocido a este hombre hace un par de días, pero cada vez que
hemos estado cerca el uno del otro, mi pulso se ha acelerado y todo
mi cuerpo se ha tensado con la anticipación. Soy un cable de acero
listo para estallar en cualquier momento.
— ¿Por favor?— Su boca se acerca a mis labios, donde succiona
e introduce su lengua, robándome la respiración mientras sus dedos
me roban la capacidad de pensar. — ¿Quieres correrte para mí,
Clementine?
—Sí. Oh, Dios. Sí.
—Hmmm. — Su boca se arrastra por mi barbilla, mi cuello,
aterrizando en mi clavícula donde lame un rastro perezoso hasta mi
clavícula y luego envuelve una gran mano alrededor de mi garganta,
alisando su pulgar sobre mi rápido pulso. —Todavía no estoy
preparado para que te corras. — me dice, sacando los dedos de mis
bragas y llevándoselos a los labios. —No hasta que lo haya probado.

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Capítulo 10
RAFE

Deslizo los dedos por mis labios, gimiendo cuando el dulce sabor
de ella toca mi lengua. Mi polla se estremece, y ya puedo sentir el
presemen que ensucia mis calzoncillos. Nunca había deseado tanto
estar dentro de una mujer como con esta.
—Dios mío, sabes bien. — murmuro, poniendo las manos en sus
caderas y levantándola sin esfuerzo sobre la encimera. Deja escapar
un ligero jadeo y, mientras bajo hasta las rodillas, le subo la falda por
encima de los muslos. —Apuesto a que estás goteando por mí.
Inhalando su embriagadora fragancia, introduzco mis dedos en
el borde de sus bragas y las hago a un lado, revelando unos labios
gruesos y brillantes que me invitan a entrar.
—Voy a hacer que te corras tan fuerte, Sugar.
Me inclino hacia ella y paso mi lengua por sus pliegues, gimiendo
cuando su sabor se apodera de mí y su excitación llena mis sentidos.
Enrollo mis brazos alrededor de sus muslos, gimiendo mientras chupo
su clítoris duro como una roca, manteniéndola quieta mientras sus
caderas follan contra mi cara, gemidos guturales, jadeos y gemidos
que se escapan de ella mientras le doy lo que quiere, lo que yo quiero:
un orgasmo que derrite los huesos.
—Rafe. Oh, Dios. Espera. Tengo... hay algo... ¡Dios! Hay algo que
necesito decirte.
— ¿Mmmm?— Ni siquiera levanto la cabeza, demasiado
concentrado en comerla como si fuera una comida.
—Estoy... Oh, joder. Me voy a correr. Soy... soy...
¡viiiiirrrggggeeennnn!
Apenas entiendo la palabra mientras ella se deshace contra mi
cara, y lamo y chupo y saco tanto placer de este momento como el que

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ella está obteniendo para mí hasta que ella baja lentamente y me
pongo de pie.
— ¿Eres virgen?— Pregunto, pasándome una mano por la boca
mientras ella se agarra al lado del mostrador y asiente.
—Vergonzosamente, sí. Tengo veintisiete años y nunca he estado
con un hombre.
Enarco una ceja. — ¿Has estado con una mujer?
Se ríe y sacude la cabeza. —No. Bueno, a no ser que cuente mi
propia mano.
Cuando mueve los dedos en el aire, mi polla se estremece. —No
cuenta, pero la idea de que te excites a ti misma es supercaliente.
Se sonroja, y me acerco, poniéndome entre sus piernas antes de
apoyar mis manos a ambos lados de su cara antes de besarla,
suavemente al principio, pero luego larga, lenta y profundamente
antes de obligarme a retirarme.
—Hay un baño bastante épico en esta casa. ¿Qué tal si te
preparo un buen baño caliente mientras limpio todo esto de las velas?
— ¿Qué?— frunce el ceño durante una fracción de segundo, pero
luego se anima igual de rápido. —Oh, claro. Sí, por supuesto. Sería
estupendo.
—De acuerdo. — digo, dejando caer un ligero beso en su nariz
antes de dirigirme al baño para hacer exactamente eso mientras le doy
a mi mente un momento para ponerse al día con todo lo que acaba de
pasar. Casi le quito la virginidad en la encimera de la cocina. Y no solo
eso, sino que casi le quité la virginidad sin ni siquiera saber su edad
ni nada más sobre ella.
Y mientras abro el grifo y espero a que se caliente, me doy cuenta
de que si quiero explorar la veracidad de esa lectura de cartas que me
hizo, voy a tener que hacer un trabajo para rectificar.

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Capítulo 11
CLEMENTINE

A la mañana siguiente, de pie en la increíblemente ordenada


cocina, examino las velas ya puestas y alineadas ordenadamente sobre
la mesa de la cocina, y luego miro la bolsa de satén sobre la encimera
que contiene mis cartas. Mientras estaba en la bañera anoche
preguntándome si admitir que era virgen arruinaba el mejor momento
de mi vida, Rafe estaba aquí limpiando toda evidencia de fabricación
de velas y lecturas de Tarot de llamas gemelas. Cuando terminé de
remojarme, salí y él se había ido.
Intento no dejar que cosas como el tamaño del cuerpo, la
apariencia y el materialismo se interpongan en lo que siento sobre mí
misma. Pero como mujer que ha sido grande toda su vida y ha luchado
por mantener algo más que un puñado de amigos y mi furgoneta a
largo plazo, siempre habrá una parte de mí que no se siente lo
suficientemente buena. Si soy sincera conmigo misma, es un
sentimiento del que también tiendo a huir. No quiero enfrentarme a la
razón por la que alguien se alejó o no se presentó ante mí, así que mi
reacción instantánea a ese malestar siempre ha sido hacer las maletas
y seguir adelante. Así que eso es exactamente lo que estoy haciendo
esta mañana.
Aunque he tenido el uso de una cabaña durante un par de días,
no he sacado muchas cosas de mi furgoneta, así que no es difícil
recoger mis cosas y preparar la furgoneta. Lo que más tiempo me lleva
es terminar las velas, porque hay que recortar las mechas y ponerles
las etiquetas antes de empaquetarlas y llevarlas a la ciudad para
Serenity. Le molestará que me vaya tan pronto. Pero creo que me
conoce lo suficiente como para entender por qué. Nunca he sido de las
que se exponen románticamente, así que el acto de desaparición que
Rafe me hizo anoche ha hecho que cada uno de mis desencadenantes
de ansiedad se dispare rápidamente dentro de mi cerebro. Y ninguno
de ellos está diciendo cosas agradables...

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El trabajo dura hasta la hora de comer, y cierro la última caja
para cargarla en la furgoneta y salgo antes de hacer un último barrido
de la cabaña para coger las últimas cosas y asegurarme de que no me
he dejado nada.
—Es hora de volver a la carretera, chica. — digo, pasando la
mano por el volante mientras introduzco la llave y giro, con el motor
rugiendo. Con una última mirada a la cabaña, y un silencioso adiós y
agradecimiento a Whisper Valley por los recuerdos que hice aquí,
pongo la caravana en marcha y suelto el freno de mano. Solo para
pisar el freno y volver a apagar todo. — ¿Qué en la tierra?
Apago el motor, salgo de la furgoneta y observo cómo una
Hummer, entre otras cosas, sube por el camino de entrada y se detiene
delante de mí. No sé qué pensar hasta que se abre la puerta trasera
del pasajero y sale un Rafe vestido de esmoquin, con las manos
extendidas hacia los lados y una mirada de confusión.
— ¿No estás preparada? — dice, acercándose a mí y frunciendo
el ceño mientras mira mi furgoneta empaquetada. —Espera. ¿Te... vas
a ir?— Sus ojos verdes miran a los míos llenos de nada más que
confusión. — ¿Qué pasa, Sugar?
Me muevo sobre mis pies, sintiéndome incómoda porque
obviamente me he perdido algo. Pero al mismo tiempo, siento que un
torrente de alivio surge de las entrañas de mi vientre. Normalmente,
cuando tomo la decisión de abandonar un lugar, no miro atrás. Pero
el mero hecho de verlo de nuevo me hace desear algo que nunca pensé
que querría: quedarme.
—Pensé... — dejo escapar un suspiro y sacudo la cabeza. —No
sé lo que pensaba. Es que... te fuiste y luego me puse a pensar y
supuse que era porque te había asustado…
— ¿Qué? ¡No!— Se precipita hacia delante y me agarra las dos
manos. — ¿No recibiste mi nota?
— ¿Tu nota?
—La metí con tus cartas, pero ahora pienso que no fue la mejor
decisión. Pensé que podrías hacer una lectura por tu cuenta después
de que me fuera y encontrar un bonito mensaje adentro. Supongo que

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no lo hiciste y pensaste que lo había reservado después de descubrir
que eras virgen.
Mordiéndome el labio, lo miro a los ojos y asiento.
—Mierda. Soy un idiota.
—No. No lo eres. Soy yo la que intenta huir de mis sentimientos.
Engancha un dedo bajo mi barbilla e inclina mi cara hacia la
suya. —Creo que los dos hemos estado haciendo un poco eso. ¿Qué
tal si empezamos a correr el uno hacia el otro por un rato?
—De acuerdo.
—Bien. ¿Quieres ir a leer esa nota, o quieres que te diga lo que
dice?
—Dímelo.
Sonríe y pasa su pulgar por el borde de mi mandíbula. —Era una
invitación. Me he dado cuenta de que la razón por la que me oponía
tanto a la idea de un guiño al alma es porque siento que mis hermanos
y primos se precipitaron. Algunos de ellos conocieron literalmente a
sus esposas y se casaron con ellas al día siguiente. Otros tardaron un
poco más, pero todos llegaron al altar muy rápido. Decidí que si tú y
yo realmente somos llamas gemelas como sugieren tus cartas,
entonces lo menos que puedo hacer es aprender todo lo que pueda
sobre ti antes de ir a quitarte la virginidad. Quiero ser tu primero,
Clementine, pero también quiero ser tu último. Y creo que la forma de
hacerlo bien es teniendo una cita.
Una enorme sonrisa se apodera de mi cara. — ¿Quieres salir
conmigo?
—Quiero mucho más que eso, Sugar. Pero para empezar, sí, me
gustaría llevarte a una cita. Hoy mismo. Así que si puedes poner en
pausa tus planes de fuga, esperaré mientras entras y te pones tu
vestido más bonito.
—De acuerdo. — susurro, sintiéndome más deseada de lo que
creo que he estado en toda mi vida. — ¿A dónde vamos?

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—A Sugar City. Encontré un restaurante que atiende todo tipo
de alergias alimentarias. Tienen muy buenas críticas, así que creo que
será seguro para ti.
— ¿Te has acordado?— Las lágrimas brotan de mis ojos ante su
consideración. Hace un momento pensaba que me sentía deseada,
pero ahora también me siento cuidada. No tiene ni idea de cuánto
significa esto.
—Bueno, me dijiste que no podías tomar leche, así que llamé a
Serenity y le pregunté si había algo más que no pudieras comer. Ella
mencionó que era gluten, lácteos y huevos, así que eso es lo que les
dije para nuestra reserva. ¿Me he perdido algo?
Estoy seriamente a punto de llorar. —No. No te has perdido
nada.
Engancha su dedo bajo mi barbilla y roza sus labios por los míos.
—Unos segundos más tarde y te habría echado de menos, Sugar.
Prométeme que no te irás todavía. Por favor. Solo quiero un poco más
de tiempo contigo.
—Lo prometo. — le susurro. —Puedes tener todo el tiempo que
necesites.
Sonríe contra mi boca antes de sellar sus labios sobre los míos,
besándome como si fuera su amor perdido antes de soltarme de mala
gana. —Tienes quince minutos para preparar tu culo y meterlo en ese
Hummer. — dice, dándome un apretón en el culo para acentuar su
idea.
Me río. —Solo necesito cinco. — murmuro, apartándome y
volviendo a entrar en mi furgoneta. Ya sé exactamente lo que quiero
ponerme.

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Capítulo 12
RAFE

—De acuerdo, no quiero asustarte siendo exagerado. — empiezo,


metiendo la mano en el bolsillo y sacando un fajo de papeles doblados.
Estamos en un restaurante poco iluminado esperando la comida, así
que parece un buen momento para hacerlo. —Pero voy a hacerlo de
todos modos.
Clementine suelta una risita mientras cruza los brazos delante
de ella y se inclina para ver lo que tengo en la mano. Cuando dijo que
solo tardaría cinco minutos en prepararse, no se equivocaba. Pero lo
que más me sorprendió fue la transformación que experimentó en tan
poco tiempo, saliendo de su furgoneta con un vestido largo de color
púrpura intenso, con un cinturón ancho que le ceñía la cintura y el
pelo largo trenzado sobre un hombro. No se maquilló, y menos mal,
porque no lo necesita, ni lo llevaría mucho tiempo con lo que no puedo
dejar de tocarla. Es simplemente hermosa, y cada vez que la miro es
como si estuviera en medio de un sueño.
—Creo que ese barco ya ha zarpado en lo que respecta a ti y a
mí. — dice, cogiendo su vaso de agua con gas y limón y dando un
sorbo. —Así que adelante. ¿Qué tienes para mí?
—Bueno, cuando volví a casa anoche, investigué un poco sobre
las cosas que debes saber de una persona antes de comprometerte.
Así que pensé que sería divertido repasar la lista y preguntar algunas
de las importantes.
— ¿Cuántas son? — pregunta, frunciendo el ceño con interés
mientras deja su vaso en la mesa.
—Cien.
—Oh, mi hombre no pierde el tiempo. — dice con una carcajada,
y aunque sé que esas palabras salieron en broma, no puedo ocultar el
deleite que me produce que use el término “mi hombre”. Quiero eso.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Bien. Las primeras son preguntas de calentamiento, así que
son bastante fáciles. ¿Lees?
—Sí. — Las manzanas de sus mejillas se levantan y brillan a la
suave luz de las velas. —Me encanta leer. Cualquier cosa con magia y
romance. Me encanta leer romances de hadas y cambiaformas.
— ¿De verdad? Tendrás que decirme cuáles son tus favoritos y
los revisaré.
Su sonrisa se amplía aún más. — ¿Lees romances?
Asiento. —Sé que no es muy varonil por mi parte, pero mi madre
tenía una enorme caja de romances de Mills and Boon que guardaba
en el armario. Cuando mis hermanos mayores se dedicaban a
escabullirse de las revistas sucias, yo también iba en busca de
algunas, pero en su lugar encontré su alijo de libros. Ahí aprendí
mucha más información de la que jamás encontraría en una revista
para hombres.
—Eso me encanta. Tendrás que compartir tus favoritos conmigo
también. Podemos hacer un intercambio de libros.
—Trato hecho. — digo, sintiendo ya que no necesito hacer ni una
sola pregunta más porque ya estoy prendado. Pero tenemos tiempo y
quiero saberlo todo sobre ella. — ¿Perros o gatos?
—Perros. — dice. —Pero no lo sé con certeza, ya que nunca he
tenido ninguno de los dos. Vida de furgoneta, ¿sabes?
Me río. —Eso lo haría difícil. Me gustan más los perros que los
gatos, pero se me puede convencer de cualquier manera.
—De acuerdo. Me gustan estas preguntas. ¿Siguiente?
Consulto el papel que tengo delante. —Voy a saltar a una de las
difíciles. ¿Quieres tener hijos?
Junta los labios y suelta una lenta respiración. —Sabes, nunca
vi mi futuro como uno que tuviera espacio para los niños. Pero estoy
abierta a ellos. Me encantan los niños, y creo que si estuviera con el
hombre adecuado...
— ¿Tu llama gemela?— Muevo las cejas y se ríe.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Y si él y yo estuviéramos preparados, entonces sí, querría un
hijo o dos.
—Siempre he querido sentar cabeza y tener hijos algún día. El
número nunca me ha preocupado demasiado. Solo que no sean tantos
que sean un caos. Crecí en una familia numerosa, así que algo
pequeño probablemente me convenga más.
—Eso es justo.
—Y eso es probablemente una buena entrada a esta pregunta.
— digo, mi dedo recorriendo la hoja. — ¿Cómo fue tu infancia?
La sonrisa cae de su cara y me doy cuenta de que he tocado un
tema delicado. —Um...
—No tienes que responder si no estás preparada. — digo,
acercándome a la mesa y poniendo mi mano sobre la suya. Lo último
que quiero hacer es que esta cita se sienta incómoda de alguna
manera.
—No. Está bien. Es que no es algo de lo que hable demasiado.
Mis padres... ya no están con nosotros. En realidad, ellos son la razón
por la que no bebo, porque crecí sintiendo que amaban su alcohol más
que a mí, y finalmente fue la bebida la que les robó la vida. Papá
conducía, mamá estaba a su lado en el asiento delantero y se
peleaban. Peleaban mucho. Y... — me mira y suspira. —Se salieron de
la carretera y chocaron contra un árbol. Los médicos dijeron que solo
sobreviví porque estaba dormida en el asiento trasero.
— ¿Tú estabas ahí?
—Sí. — Me da rabia pensar que un padre pueda ser tan
irresponsable.
— ¿Qué edad tenías?
—Doce.
— ¿Qué pasó entonces?
—Me fui a vivir con mi abuela. Ella se preocupaba, pero
necesitaba mucha ayuda, así que era más yo quien la cuidaba que al
revés.
—Parece que no tuviste una gran infancia.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Encontré a Serenity. Ella no era Serenity entonces. Todavía era
Fanny. Yo la llamaba Fan, ella me llamaba Clem y fuimos uña y carne
desde aquel primer día en la nueva escuela hasta la graduación,
cuando tomamos caminos distintos. Pero siempre hemos mantenido
el contacto. Probablemente es lo más parecido a una familia que tengo.
Pasando mi pulgar por la parte superior de su mano, trago con
fuerza. —Me gustaría cambiar eso para ti, Clementine. Si me dejas,
claro.
Levanta sus ojos hacia los míos y traga antes de hablar. —Me
gustaría, Rafe. Realmente me gustaría.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 13
CLEMENTINE

Para cuando llega el postre -una mousse de mango sin lácteos


bajo una red de caramelo con migas de galleta sin gluten
espolvoreadas por todas partes y rematadas con una llovizna de
chocolate negro a un lado-, Rafe y yo nos hemos abierto camino a
través de su lista de cien preguntas y hemos aprendido mucho el uno
del otro. Ha habido algunos momentos en los que me he sentido un
poco confrontada, pero entonces, él también lo estaba. Ha sido una
experiencia reveladora y una afirmación de la relación. Realmente creo
que la lectura de cartas que hice anoche era correcta. Rafe y yo
estamos destinados a estar juntos.
—Muchas, muchas gracias por traerme aquí esta noche. — digo
después de terminar el último bocado del delicioso plato. —Para ser la
primera cita, ha sido el material del que están hechos los sueños.
— ¿Primera cita conmigo? ¿O la primera cita nunca?
—Nunca. — digo sonrojada. —A veces debes pensar que soy muy
patética.
—En absoluto. Creo que no entiendes lo que le hace a un hombre
saber que la mujer de la que está enamorado está teniendo todas sus
primeras veces con él.
— ¿Te estás enamorando de mí?
—Ridículamente. — dice, arrastrando los dientes sobre su labio
inferior mientras me mira como si todavía tuviera hambre.
El tintineo de las copas desvía nuestra atención del otro y nos
hace darnos cuenta de que el personal del restaurante está tratando
de cerrar por la noche.
—Deberíamos irnos. — digo, recogiendo mi bolso de un lado de
la silla.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿Cómo de preparada estás para que esta noche termine? —
pregunta mientras saca algo de dinero de su cartera y lo deja sobre la
mesa.
—Si por mí fuera, esta noche duraría para siempre. Me lo estoy
pasando de maravilla.
—De acuerdo entonces. ¿Quieres pasear un rato? Hay un
espectáculo de luces de verano junto al muelle. Los jardines están
decorados como si fuera Navidad o algo así.
—Me gustaría mucho. — digo, deslizando mi mano en la suya
que me ofrece y agradeciendo al personal mientras salimos por la
puerta principal.
Me he comprado un chal, pero el aire sigue siendo tan cálido que
no lo necesito. Caminamos en silencio por la acera hasta que aparece
el muelle, y entonces me doy cuenta de que este espectáculo de luces
es mucho mejor que unas bonitas cuerdas de luces. Es toda una
aventura con personajes parecidos a hadas que se escabullen detrás
de los árboles cuando te acercas y se asoman tímidamente. Es como
entrar en otro mundo.
— ¿Cómo descubriste este lugar?— le pregunto, mientras
caminamos por este país de las maravillas cogidos del brazo.
—Busqué en Google ‘cosas divertidas para hacer en una primera
cita en Sugar City’ —dice con una sonrisa— Y luego, cuando dijiste
que te gusta el romance de fantasía, pensé que esta era la atracción
perfecta para después de la cena.
Mi corazón se hincha en el pecho. —Nunca había tenido a nadie
tan considerado conmigo, Rafe. Esto es especial. Tú eres especial.
—Solo intento demostrarte que pienso lo mismo de ti. Quiero que
te sientas tan especial para mí como lo eres tú. Y voy a hacer una
promesa ahora mismo de salirme de mi camino para demostrártelo
cada día.
— ¿Todos los días?— Dejo de caminar. —Sigue hablando como
si fuéramos eternos, Sr. Valentine.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Alarga la mano y pasa sus dedos por la longitud de mi trenza. —
¿No crees que eso es lo que somos? Guiños al alma. Llamas gemelas.
La mitad que hace un todo.
Pensando en los últimos días juntos y en todas las señales
evidentes del universo que parecen confirmarlo, asiento.
—Creo que podríamos serlo. — digo en un susurro,
levantándome de puntillas mientras él inclina la cabeza y me besa
larga, suave y lentamente mientras las luces brillantes parpadean a
nuestro alrededor y hacen que el momento sea aún más mágico de lo
que ya es. Nunca me imaginé como del tipo de relaciones, pero conocer
a Rafe lo ha cambiado todo. Es el primer hombre que me inspira a
soñar con nuevos comienzos y momentos compartidos. Lo quiero todo
con este hombre. Todo lo que siempre he soñado pero he tenido
demasiado miedo de alcanzar.
—Puede que haya hecho algo un poco presuntuoso. — dice,
rozando sus pulgares contra mis mejillas mientras se retira y me mira
a los ojos.
Mi ceja se levanta en forma de pregunta. — ¿Como por ejemplo?
—Alquilar una habitación. No hay presión. Podemos volver a
Whisper Valley y dar por terminada la noche. Incluso podemos ir al
hotel y no hacer nada más que ver películas y pedir servicio de
habitaciones. Lo conseguí por si queríamos continuar nuestra
aventura en la ciudad un poco más antes de volver al mundo real.
La emoción me recorre por debajo de la piel mientras retuerzo
los labios y asiento. —Quiero continuar nuestra aventura.
— ¿Sí?— Continúa moviendo sus pulgares de un lado a otro de
mis mejillas, sus preciosos ojos verdes buscan en los míos.
—Quiero estar contigo, Rafe.
Un ruido sordo emana de su pecho cuando vuelve a acercar su
boca a la mía, besándome esta vez con fuerza y hambre, haciendo que
se me enrosquen los dedos de los pies y me tiemblen las rodillas. Si
sigue así, tendrá que cargar conmigo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Salgamos de aquí —murmura, dejando caer un beso más en
la punta de mi nariz antes de cogerme la mano y llevarnos de regreso
por donde hemos venido.
No tardamos en registrarnos en el hotel y subir a nuestra planta.
Me entra un ataque de nervios al ver que los números suben, pero me
tranquilizo con el hecho de que estar con Rafe me hace sentir bien. Sé
sin lugar a dudas que él va a cuidar de mí. Ya ha demostrado que está
más que dispuesto a hacerlo.
—Puede que me haya pasado un poco. — dice, con una adorable
sonrisa de niño mientras empuja la puerta y me deja entrar primero.
Me impresiona el aroma de las rosas y el suave resplandor de las
velas mientras recorro un corto pasillo y encuentro un rastro de
pétalos que me lleva a la cama. —Esto es precioso. Es como la noche
del baile de graduación pero sin las fotos incómodas.
—Oh, nunca fui al baile de graduación, así que no sabría decir
nada de eso. — dice, apoyándose en la pared mientras me muevo
alrededor de la cama y observo el romántico escenario que ha creado.
—Me sorprende eso.
— ¿Por qué?
—Bueno, eres guapísimo. Seguro que tenías chicas haciendo
cola para ser tu cita.
—Ninguna con la que quisiera crear recuerdos. — dice,
apartándose de la pared cuando me giro y le sonrío. Me desmayo
porque este hombre sabe cómo decir todas las cosas correctas.
— ¿Quieres crear recuerdos conmigo?— Pregunto mientras se
pone delante de mí y me coge las manos, acercándome y
balanceándose al ritmo de una música que no podemos oír. Me aparta
y me hace girar bajo su brazo.
—Quiero crear todos los recuerdos contigo, Sugar. — Me acerca
de nuevo y me aprieta cálidamente contra su pecho. —He caído en lo
más profundo de aquí.
— ¿Cuándo ocurrió eso? Fue cuando viste mi culo desnudo
cuando estaba agachada en tu lago, ¿no?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Se ríe y levanta mi mano para besarme en los nudillos. —Eso
podría haberme ayudado. Pero tuve una buena idea de que mi corazón
te pertenecía cuando entraste en el bar durante la boda de Ajax y
Ainsley. Estaba en medio de una frase, negando rotundamente que los
guiños al alma fueran reales, y entraste pareciendo un ángel con la
forma en que la luz brillaba a través de tu pelo caramelo. Me quedé
asombrado. No pude hablar. Solo podía mirar fijamente.
—Y luego, cuando intenté hablarte, casi te caíste tratando de
alejarte de mí. Pensé que me odiabas al verme.
—No. — Sacude la cabeza. —Todo lo contrario. No he dejado de
pensar en ti desde entonces.
—Bueno, eso es definitivamente por la parte del culo desnudo.
Se ríe de nuevo. —Eso fue un feliz accidente. Me diste unos
sueños maravillosos esa noche.
Mi cuerpo se calienta al pensarlo. —Yo también he soñado
contigo.
— ¿Sí?
—Mmm-Hmm. Eres un humano increíblemente sexy.
Una enorme sonrisa se apodera de su rostro. —Lo mismo digo,
Sugar. Lo mismo digo.
Dejamos de bailar, nuestros ojos se fijan intensamente en el otro,
sabiendo lo que está por venir pero saboreando la anticipación que
crepita en el aire a nuestro alrededor, acercándonos más, más, hasta
que nuestras bocas se conectan y los fuegos artificiales parecen
encenderse detrás de mis ojos.
Al principio todo empieza lentamente, las lenguas se encargan
de bailar mientras nos tomamos nuestro tiempo para saborear y
explorar. Luego nuestras manos se involucran, moviéndose por
encima de nuestras ropas y bajando por los cuerpos. Sus dedos se
clavan en las mejillas de mi culo y me empujan contra él, y gimo
mientras una sacudida de necesidad me golpea justo entre las piernas.
Siento su dureza de acero presionando mi vientre, y la idea de recibirla
dentro de mí me hace temblar de deseo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Te necesito alrededor de mi polla, Sugar. — ruge, y sus manos
bajan y agarran puñados de la tela de mi vestido.
— ¿Qué más? —Susurro, amando la forma en que habla cuando
estamos así. Me hace sentir más deseada que nunca.
—Te necesito desnuda y debajo de mí mientras me clavo en ti
una y otra vez. — Me levanta el vestido y yo le tiendo los brazos,
dejando que me lo pase por la cabeza y lo deje caer en el suelo junto a
nosotros. —Quiero que estés tan al límite que grites mi nombre,
rogándome que te deje correr.
—Oh, Dios, sí.
Alcanzando mi espalda, agarra el cierre de mi sujetador,
abriéndolo justo cuando su boca se posa de nuevo en la mía,
besándome posesivamente y quitando lo último de mi ropa como si
fuera mi dueño. Que es exactamente lo que quiero. Quiero ser suya.
Sin restricciones. Estoy lista para entregarme a él por completo.
—Tómame, Rafe.
Gruñe, poniendo sus manos sobre mis hombros y empujando
hasta que caigo de espaldas sobre la cama, dejando escapar una leve
risita cuando aterrizo y los pétalos vuelan por todas partes.
—Eres jodidamente preciosa, Clementine. — ruge, y sus dedos
se mueven hacia arriba para desabrochar su camisa de vestir. —Abre
las piernas para mí. Quiero ver lo mojada que estás.
Me muerdo el interior del labio y hago lo que me dice, y me
encanta la forma en que su respiración empieza a retumbar mientras
continúa quitándose la camisa con una lentitud tentadora. Ya he visto
sus tatuajes, pero hay algo en el hecho de que empiecen a asomar por
detrás del algodón abierto de su camisa que hace que mis entrañas se
aprieten y mi boca salive. Quiero pasar mi lengua por cada uno de
ellos, sentir el duro calor de su cuerpo musculoso bajo mi lengua, y
quiero ver cómo bailan esos dibujos mientras se mueve encima de mí.
—Ya que es tu primera vez, ¿cómo lo quieres? ¿Lento?
—No. — Sacudo la cabeza de lado a lado. —No quiero ir despacio.
Frunce el ceño mientras deja caer la camisa de sus brazos. Dios,
parece un dios desgarrado a las puertas del Olimpo.

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—Rápido sí. — dice, desabrochándose el cinturón y dejando que
sus pantalones y calzoncillos caigan al suelo con el resto de la ropa.
Ahora, tengo una conexión a Internet, así que sé exactamente cómo
es un pene erecto, pero ver la gloria de su polla excitada, gruesa, alta
y orgullosa, hace que me duelan las entrañas y que mis pezones se
pongan tan duros que podrían cortar el cristal.
— ¿Te gusta lo que ves? — me pregunta, acercándose a la cama
y subiéndose encima de mí, con su lengua haciéndome saber que la
reacción de mis pezones no ha pasado desapercibida.
Gimo mientras chupa y da vueltas, una mano masajeando la
plenitud de mi pecho al mismo tiempo. —Fóllame, Rafe. Por favor.
Sus caderas se acomodan entre mis piernas abiertas, su grueso
eje anidando contra mi costura empapada. Gime. —Dios, Sugar. Estás
tan jodidamente mojada para mí. ¿Puedes sentir lo duro que estoy
para ti?
Con un movimiento de sus caderas, su vara se desliza entre mis
piernas, el borde rugoso de su punta choca con mi clítoris y me hace
arquearme contra él. —Oh, sí. Más, Rafe. Más. Te quiero dentro de mí.
— ¿Crees que puedes soportar que estire ese agujerito tuyo,
Clementine? — murmura, y su boca se acerca a mi cuello mientras
sigue empujando su longitud hacia delante y hacia atrás entre mis
piernas.
—Sí. Por favor.
—Eres muy buena suplicando, bebé. Pero creo que primero
quiero ver cómo te corres. ¿Quieres que te ponga mi boca encima? Te
lameré muy bien.
—Oh, Dios. Sí. Sí, Rafe. Quiero tu boca.
Con un profundo estruendo saliendo de su pecho, vuelve a bajar
por mi cuerpo, rindiendo un rápido homenaje a mi otro pecho antes
de deslizarse por el borde de la cama y arrodillarse entre mis piernas.
Coloco mis pies sobre sus anchos hombros mientras él me arrastra
hasta su posición. Es como si todo el exceso de peso que siempre me
ha preocupado no significara nada para este hombre. Podría arrojarme
como un muñeco de trapo si quisiera, pero en lugar de eso, me trata
como un tesoro precioso, uno que le gusta comer.

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— ¡Ohhhh!— Mi espalda se arquea sobre la cama cuando su
lengua recorre mi costura, empezando por el fondo de mi abertura y
deslizándose hasta el tierno nudo lleno de deliciosas terminaciones
nerviosas antes de volver a bajar. Me retuerzo de placer. —Tan bueno.
—Mmmm. Tienes un sabor divino. Quiero más.
Jadeo, disfrutando de la sensación de su aliento caliente cuando
habla, pero cuando vuelve a inclinarse y aplana su lengua contra mi
clítoris mientras introduce dos dedos en mi interior, casi me lanzo de
la cama.

— ¡¡¡¡Ohhhh miiiiiiii Dioooooooos!!!!


Una ola de placer me golpea, y mis caderas se sacuden contra la
cara de Rafe, mi crema probablemente va por todas partes en mi
frenética liberación.

—Rafffffeeeeeeee!!!!
Pero no se detiene ahí. En el momento en que mi orgasmo llega,
saca sus dedos de mi interior y envuelve sus brazos alrededor de mis
muslos, enterrando su cara tan profundamente que me sorprendería
que el hombre pudiera respirar. Sin embargo, eso no parece
molestarlo, ya que lame y chupa y me mantiene en lo más alto hasta
que me quedo ronca por mis gritos, suplicándole que me vuelva a
bajar.
Y lo hace, con un aspecto muy orgulloso de sí mismo mientras
yo jadeo y él levanta la vista y se limpia mis jugos en la barbilla con
una sonrisa de satisfacción. —Esa es mi chica. — retumba, subiendo
a besos por mi cuerpo hasta llegar a mis hombros, e inclinando la
cabeza para volver a tomar mi boca.
Gimo ante el sabor dulce y almizclado, y me encanta que lleve
mi placer en su lengua y lo comparta conmigo. Me hace querer hacer
lo mismo con él.
—Por favor, dame lo que necesito, Rafe. — susurro entre los
besos, mis caderas persiguiendo la punta de su polla mientras se
arrastra por el interior de mis muslos extendidos. —Por favor. Lo
necesito tanto.

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Dejando escapar un ronroneo perverso, se introduce entre
nosotros y coloca su polla en mi entrada, empujando ligeramente y
siseando entre sus dientes cuando mis paredes se cierran a su
alrededor.
—Jódeme, Sugar. Solo he llegado a la mitad y ya estás muy
apretada.
—Lo siento. No te estoy haciendo daño, ¿verdad?
—Joder. No. — Aspira una bocanada de aire. —No te atrevas a
sentirlo. Es tan jodidamente bueno. Tan increíble.
—Ohhh. — gimo, amando la forma en que mi cuerpo duele y se
ajusta para acomodarse a él. —Bien. Me alegro de que se sienta bien.
—Oh, bebé. No tienes ni idea. Esto es mejor de lo que había
soñado.
Se queda a mitad de camino, con la respiración agitada mientras
trabaja lentamente para llenarme, más y más profundamente.
Entonces se retira, y gimo por la pérdida, enganchando mis pies detrás
de su culo e instándolo a que me llene una vez más.
—No me voy a ir a ningún sitio, Sugar. — gruñe y me dedica una
de esas medias sonrisas sensuales antes de empujar hacia delante y
llenarme por completo. Un calor abrasador inunda mis sentidos y
grito, mi visión se vuelve borrosa mientras él entra y sale de mí. Bang,
bang, bang.
Gimo con placer animal, levantando las caderas para recibir sus
empujones, mientras lo atraigo más rápido y con más fuerza con los
tobillos cruzados. No quiero que este momento termine nunca.
Estoy muy caliente, y mientras se mantiene sobre mí,
empujando y empujando, una capa de sudor cubre su piel, y recuerdo
mi deseo de pasar mi lengua por los bordes de sus tatuajes, los bajos
entre sus músculos.
—Bésame. — jadeo, mis manos se dirigen a sus hombros y lo
atraen hacia mí.
No tarda en obedecer, cambiando de ángulo y empujando más
rápido mientras nuestros labios, lenguas y dientes chocan. Le rodeo

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el cuello con los brazos, acerco mi boca a su hombro y pruebo la
salinidad de su sudor. Me hace sentir algo y grito de éxtasis.
—Sí, bebé. Vuelve a correrte para mí. Quiero sentir cómo me
aprietas la polla tan fuerte.
Me penetra con tanta fuerza que veo las estrellas, mi boca se
abre mientras jadeo y grito mientras otra ola me golpea, y me corro
más fuerte que nunca en mi vida. — ¡¡¡¡¡Raffffeeee!!!!!
—Joder. Sí. Vente por mí. Vente por mí. Sí.
Flexionando sobre sus brazos, continúo llorando de placer
mientras él se abalanza sobre mí con más fuerza, los sonidos de la piel
caliente y húmeda llenando el aire y balanceando la cama contra la
pared. Thump, clap, thump.
—Oh, Dios. Sugar. — murmura, con la cara contorsionada y los
ojos desenfocados por su liberación.
Puedo sentir su polla palpitando en lo más profundo de mi ser,
mi cuerpo zumbando a su alrededor, y los dos jadeando, un montón
enmarañado de miembros resbaladizos y sonrisas satisfechas.
—Vaya. — Me pongo la mano en la frente mientras él se baja y
aterriza en la cama a mi lado. —No es así cuando estoy sola.
Se ríe a mi lado. —Yo tampoco. — dice, poniendo una mano en
mi mejilla e instándome a girarme y mirarlo. — ¿Puedo decirte algo?
—Sí. — jadeo, asintiendo mientras me inclino ligeramente hacia
su contacto.
—Estoy enamorado de ti, Clementine.
Mi boca se convierte en una amplia sonrisa. —Estoy enamorada
de ti, Rafe.
En el momento en que las palabras salen de mi boca, sus labios
están sobre los míos, inhalando profundamente mientras me besa de
una forma que se siente diferente a la forma en que me ha besado
antes. Es como si me diera algo que he estado buscando pero que
nunca pensé que encontraría. Se siente como la unión de nuestras
almas.

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Capítulo 14
RAFE

Nuestras lenguas se mueven juntas, saboreando y burlándose


mientras esperamos a que se caliente la ducha, los dos listos para
lavar una noche y una mañana llenas de sexo sudoroso y de
exploración de los cuerpos y los límites del otro. Tengo que admitir
que ésta ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Todavía
no estoy preparado para volver a Whisper Valley. Pero cuando lo
hagamos, puedes apostar que haré todo lo que esté en mi mano para
asegurarme de que se quede ahí conmigo.
Bajo el cálido chorro, seguimos besándonos mientras la mano de
Clementine se dirige a mí ya dura polla. La coge con cautela y se anima
cuando gimo en su boca y aprieto el puño en su pelo.
—Sigue haciéndolo.
— ¿Se siente bien? — susurra, acariciando mi polla de arriba a
abajo.
—Mmm-Hmm. Se siente increíble.
Agarro la pequeña botella de jabón corporal del estante interior
y me separo del beso el tiempo suficiente para concentrarme en abrir
el sello de seguridad antes de verter un poco y empezar a enjabonar la
piel de esta hermosa mujer. Notas de cítricos y frangipani llenan el
aire caliente, y ella se ríe por un momento, soltando mi eje y luego
girando en un círculo para que el jabón de su cuerpo roce el mío.
—Compartir es cuidar. — dice, deslizando las plantas de sus
manos sobre mis pectorales, sus dedos trazando los pétalos de la rosa
tatuada en mi pecho. Luego levanta su bonita mirada marrón hacia la
mía y desliza su mano hacia abajo, hacia abajo, su agarre jabonoso
hace maravillas mientras desliza su puño cerrado sobre mi dolorida
polla.
—Lo que me haces, Sugar. — gruño, agarrando sus caderas y
empujándola contra la pared de azulejos. Cuando muevo mis dedos

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alrededor de su muslo para devolverle el favor, aprieta las rodillas y
me bloquea.
—Ah, ah, ah. — exclama. —Me toca ver cómo te deshaces.
Apoyándome en las baldosas, veo cómo se desliza y se arrodilla
en el suelo frente a mí, dejando que el agua corra por mi torso y elimine
el jabón antes de que pase su lengua rosada por la punta de mi polla
y me lleve a la boca.
Zumba de placer mientras me chupa profundamente, con su
puño trabajando en mi base mientras sus labios hinchados envuelven
mi circunferencia. Gimo mientras su lengua se retuerce en la parte
inferior, su cabeza se balancea de un lado a otro con chupadas y
chasquidos mientras aumenta la velocidad. Intento con todas mis
fuerzas no empujar más allá del punto en el que ella puede soportarlo,
pero Dios mío, quiero estar dentro de su garganta.
—Métela hasta el fondo, bebé. — gruño, con mi mano libre en su
pelo mientras mis caderas se mueven hacia delante.
Me mira con la expresión más dulce del mundo, ajusta su agarre
y succiona, mi punta golpea la parte posterior de su garganta como la
niña buena que es. Si tuviera que morir ahora mismo, esta sería una
forma gloriosa de hacerlo, y mientras sigue chupando y acariciando,
con los ojos llorosos por el esfuerzo, siento que mis pelotas se tensan,
que mi polla se retuerce y está lista para salir.
—Abre la boca para mí, Sugar. — le digo, y muevo la mano para
que le tape la barbilla mientras ella hace exactamente eso, y me corro
sobre su lengua.
Hay algo en ver a la mujer de tus deseos de rodillas y con la boca
abierta mientras derramas tu semilla solo para ella. Hace que un
hombre se corra con fuerza.
—Eres tan jodidamente perfecta para mí, Clementine. — le digo,
poniéndola de pie mientras se la traga. La atraigo contra mí y le paso
el pulgar por los labios antes de bajar la cabeza y besarla en un choque
de dientes y lenguas.
Con mis manos bajando por su cuerpo resbaladizo, la agarro por
los muslos y la pongo contra la pared, introduciendo mi longitud aún
dura dentro de ella y bombeando mientras ella se aferra a mí y gime.

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—Dime que estacionarás tu furgoneta en mi casa a partir de
ahora. — gruño, girando dentro y fuera de ella, haciendo rodar mis
caderas en la base para hacer chocar mi pelvis contra su clítoris.
Grita.
—Sí. Sí, lo haré.
—Prométeme que te quedarás.
—Me quedaré.
—Promételo, Sugar. Necesito saber que eres mía. Necesito saber
que estás en esto tanto como yo. Si necesitas viajar, entonces joder,
iré contigo. Solo prométeme que nunca te encontraré empacando tu
camioneta y tratando de irte sin mí.

—Yo... yo... ¡lo prometoooo! — grita, su cabeza vuela hacia atrás y


se golpea contra la pared mientras se acerca a mí. Me encanta la
sensación de sus apretadas paredes apretando mi polla, y solo son un
par de bombeos más antes de que yo también me deje llevar.
—Te amo. Jodidamente te amo. — le digo con la cara pegada a
su cuello mientras mis sentimientos me abruman una vez más. Nunca
me he sentido tan intensamente conectado a otra persona, y estoy
dispuesto a hacer lo que sea necesario para que siga siendo así.
— ¿Estás seguro, sin embargo? — pregunta con un grito
ahogado, sus dedos deslizándose en mi cabello mojado.
Me separo lentamente de ella y bajo sus pies al suelo. — ¿Qué
quieres decir con que estoy seguro?
Una súbita mirada de vulnerabilidad cruza sus rasgos mientras
se pone bajo el chorro de la ducha y deja que el agua le pase por la
cara y le oscurezca los rasgos. Me giro y la agarro de las caderas,
tirando de ella hacia mí para poder verla bien.
—Clementine. Habla conmigo. — Enlazo mis manos alrededor de
su cintura y la aprieto contra mí, tratando de asegurarle que no quiero
dejarla ir nunca.
—Solo quise decir lo que dije... ¿estás seguro? Es decir, sé que
lo hemos pasado muy bien juntos, pero ¿estás seguro de que no te
estás dejando llevar por el romanticismo de encontrar a alguien?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Mi ceño se frunce con fuerza. — ¿Es eso lo que crees que es? ¿Es
así para ti?
—No. — Baja la mirada y vuelve a rodear mi rosa. —Para mí, esto
es muy real. Pero también da miedo. ¿Y si nos metemos de lleno en
esto y resulta que nos equivocamos? ¿Y si me invitas a entrar en tu
vida y después de un tiempo te arrepientes? Por ejemplo, no tienes ni
idea de lo mal que se ponen mis alergias a la comida cuando
accidentalmente como algo equivocado.
Se encoge de hombros. —Llevaré un EpiPen dondequiera que
vayamos.
—No es el tipo de alergia mortal. Es el tipo de alergia que me
hace sentir una flema y luego me hace correr al baño. Puede ser
bastante asqueroso. Hablo de gases, hinchazón, y hago esos ruidos en
la garganta hasta que el Benadryl hace efecto. Es posible que quieras
un traje para materiales peligrosos solo por estar en la misma
habitación que yo. Y eso sin contar el constante esfuerzo por encontrar
puntos de venta de comida que me acomoden. Seguramente, por mi
tamaño, sabrás que me encanta la comida, pero incluso yo quiero
dejar de intentarlo a veces. El mundo está lleno de alimentos que
provocan calambres en el estómago.
— De acuerdo. Puedo ver que esto es una preocupación para ti.
Pero creo que puedo tener una manera de aliviar algo de tu estrés.
— ¿Cómo?
La sonrisa contra la que estoy luchando me sube por el lado de
la boca antes de que pueda sacar las palabras. —Primero, rompiendo
el viento. — digo, segundos antes de dejar que el gigantesco pedo que
he estado conteniendo desde la cena de anoche se desate en los
confines de la ducha. Resuena en las paredes y, por suerte, no huele
demasiado mal, pero por la mirada de Clementine, no sé si mi idea fue
brillante o terrible. Hasta que empieza a reírse incontroladamente y
también le sale un pequeño pitido del trasero. Y si alguna vez he
necesitado una señal del universo de que esta mujer y yo estamos
hechos el uno para el otro, es reírse por los pedos de la ducha.

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Capítulo 15
CLEMENTINE

— ¡Buenas tardes!— Digo alegremente mientras atravieso la


puerta principal del estudio de yoga de Serenity. Está en el vestíbulo
apoyando un codo en el mostrador de recepción mientras habla
animadamente con un puñado de mujeres. A algunas las conozco de
la boda y a otras no las he visto antes. Supongo, por el aspecto
húmedo de su piel, que todas acaban de terminar una clase.
— ¡Clem!— Serenity se excusa rápidamente y se apresura a
ayudarme con las cajas que llevo. — ¿Son estas las velas?
—Seguro que lo son. — digo mientras colocamos las dos cajas
en la encimera, los tarros hacen un ruido metálico al colocarlos en su
posición. —Te he dado una caja de velas de relajación y otra de las
especiales de Whisper Valley. He hecho más, pero Rafe me va a ayudar
a montar una página web para poder venderlas por Internet.
Los ojos de Serenity se agrandan mientras su sonrisa se hace
más grande. Y no hace falta ser un genio para adivinar por qué.
Especialmente cuando tanto Jade como Yvette se acercan corriendo,
con sus zapatos chirriando por el rápido movimiento.
— ¿Ha pasado?— pregunta Jade, agarrando mi bíceps. —Por
favor, dime que ha pasado.
Serenity e Yvette se ríen de su cuñada. —No te asustes
demasiado por nuestra amiga demasiado entusiasta. — dice Yvette
mientras apoya una mano amable en el hombro de Jade. —Todo lo
que tenga que ver con el guiño al alma la valida completamente.
Jade se endereza y me suelta el brazo. —Eso es porque me
encanta el amor. — dice, juntando las manos frente a su pecho y
poniendo una expresión de sueño lejano en su rostro. —Después de
conocer a Kellen y experimentar esa hermosa sensación de plenitud
que supone conocer a tu alma gemela... — deja escapar un suspiro y

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


vuelve a encontrarse con mis ojos. —Solo quiero creer que este lugar
es tan mágico como se siente, ¿sabes?
Le doy una sonrisa y me tomo un momento para mirar a cada
una de las mujeres a la cara, observando que no es solo Jade la que
se muere de ganas aquí. Todas están bastante interesadas en saber si
ha pasado algo entre Rafe y yo. —Bueno, odio ser la portadora de
malas noticias — empiezo, luchando por ocultar mi sonrisa cuando
todas empiezan a gemir— pero parece que no me iré de Whisper Valley
después de todo.
Mis palabras tardan un momento en llegar a sus cerebros, pero
cuando lo hacen, Serenity es la primera en soltar un chillido. — ¿Te
quedas?— Se agarra a mis dos brazos con demasiada fuerza.
—Sí. — Asiento con entusiasmo y me río cuando Jade e Yvette
empiezan a saltar como si les hubiera tocado la lotería.
—Cuéntanoslo todo. — dice Jade y, por supuesto, obedezco,
pues me encanta la sensación de tener un grupo de amigas a las que
contar todos mis secretos. Bueno, no todos mis secretos. Han pasado
muchas cosas con Rafe en los últimos días que me gustaría mantener
cerca de mi corazón, pero lo más importante es que es increíble, y
estoy perdidamente enamorada de él.
—-Y a partir de la hora del almuerzo de hoy, me he mudado a su
cabaña. — termino, riendo porque todo esto parece tan surrealista.
Maravilloso. Pero surrealista.
—Qué emocionante, Clementine. — dice Yvette, con una amplia
sonrisa. — ¿Sabemos cuándo va a ser la boda? Quiero practicar un
poco para hacer un pastel que sea seguro para ti.
—Oh, creo que queremos pasar un poco más de tiempo
conociéndonos antes de dar ese salto. Así que tienes un tiempo. Pero
gracias, eso es muy dulce, Yvette. — digo sonrojada, tan conmovida
de que sus pensamientos se dirijan inmediatamente a algo que me
ayude. Creo que nunca antes había sentido que encajaba en algún
sitio tan rápidamente. De hecho, creo que nunca he sentido que encaje
en ningún sitio. Por eso he pasado la mayor parte de mis años de
adulta viajando en lugar de quedarme en un lugar.

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— ¿Cómo te sientes ahora que retiras el VW?— pregunta
Serenity, sabiendo lo apegada que estoy a mi pequeño hogar sobre
ruedas.
—Bueno, no creo que se retire del todo. Rafe parece bastante feliz
de salir a la carretera conmigo para una aventura aquí y allá. Pero en
su mayor parte, creo que mi VeeDub será feliz en su nuevo hogar junto
al lago.
—Oh, me encantan los finales felices. — dice Jade aplaudiendo.
— ¿De verdad crees que ese es el final?— pregunta Serenity,
cogiendo una de las velas que he hecho y acercando el frasco a la luz.
Las piedras de colores captan la luz y brillan.
—Cielos, espero que no. — dice Jade, y su mirada se dirige al
frasco junto con la de Yvette. — ¿Qué piedras son esas? Son preciosas.
— Serenity le entrega la vela y ella la inspecciona con más atención.
—Oh, las encontré en el lago de la casa de Rafe. Dijo que todos
los chicos Valentine solían nadar ahí cada verano y ver quién podía
encontrar la más grande. Sin embargo, ahora solo puedo encontrar
piedras pequeñas. Probablemente lo hayan limpiado.
—Qué fascinante. — dice ella, bajando el frasco para leer la
etiqueta. —Y veo que lo has bautizado como Reserva Especial de
Whisper Valley.
Comparto una sonrisa con Serenity. —Ren me ayudó a ponerlo.
Y Millie nos ayudó con el aroma. Intentamos capturar un poco de cada
uno de los miembros de la familia para hacerlo único.
Quita la tapa y aspira profundamente. —Oh, me encanta. De
hecho, voy a ser tu primer cliente. ¿Cuánto cuesta? — pregunta,
metiendo la mano en el bolso y confirmando mis pensamientos
anteriores. Estas mujeres son tan amables y acogedoras, y puedo
verlas convertirse rápidamente en familia. Algo que siempre he
deseado desesperadamente.
Cuando llegué por primera vez a Whisper Valley, leí mis cartas y
me dijeron que encontraría el amor. Pensé que el amor estaba en la
gente que me rodeaba cuando entré en una boda en curso, pero ahora
que he encontrado mi lugar aquí, me doy cuenta de que el amor era
para mí. No solo he encontrado mi llama gemela, o guiño al alma, en

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Rafe. Sino que también he encontrado a la familia en mis relaciones
incipientes con estos rápidos amigos. No puedo esperar a ver lo que
viene después.
Y cuando vuelvo a la cabaña, no puedo esperar a pasar más
tiempo con mi hombre. Lo encuentro esperándome a la orilla del agua,
sentado en una tumbona con el fuego encendido en el pozo de hierro
fundido, alejando la brisa fresca que sale del agua mientras el sol se
pone.
— ¿Has vuelto de tus aventuras con las chicas? — me dice
cuando me acerco a él, con las llaves de su camioneta en la mano. Se
las doy.
—Son todas muy simpáticas. Me alegro de que me hayas
convencido de quedarme.
—Nadie se alegra más que yo, Sugar. — dice, cogiendo mi mano
antes de que pueda ir demasiado lejos y tirando de mí para acercarme.
Me acomodo en su regazo con las piernas a horcajadas a ambos lados
de él y paso los brazos por encima de sus hombros.
—Yvette quería saber si debía empezar a practicar para hacer un
pastel de boda.
Su ceja se levanta. — ¿Y qué te pareció eso?
—No lo sé. Me ha emocionado que quiera hacer todo ese esfuerzo
para asegurarse de que tengo algo sin alérgenos.
Rafe se ríe y me da un ligero codazo apretando mis muslos con
sus manos. —Me refiero a qué te pareció que ella mencionara que nos
íbamos a casar.
—Oh... um... — Me relamo los labios, desviando ligeramente la
mirada mientras intento dar la respuesta correcta. Pero si soy sincera,
me sentía emocionada por la perspectiva. Otra cosa más que nunca
pensé que experimentaría. —No odiaba la idea. — me decido en su
lugar. —Pero todo esto ha sucedido muy rápido. Le dije que íbamos a
pasar un tiempo conociéndonos mejor antes de dar ese paso.
—Me gusta. — dice, sonriendo.
— ¿Que la desanime?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No. La idea de que nos casemos.
Me alejo ligeramente y frunzo el ceño. —Creía que estabas en
contra del guiño al alma porque todo el mundo se precipitaba al
matrimonio.
Inclina la cabeza hacia un lado. —Eso fue antes de experimentar
lo profunda que es esta conexión. No se puede negar que lo que
tenemos es de verdad.
—Bien. Entonces, ¿qué estás diciendo aquí, exactamente?
—Estoy diciendo que me gustaría que fueras mi esposa,
Clementine.
Mis mejillas se pellizcan, estoy sonriendo mucho. —Me gustaría
que fueras mi esposo, Rafe.
Se ríe. —Entonces está decidido. Nos vamos a casar.
— ¿Lo hacemos? No recuerdo que me lo hayas pedido
oficialmente.
—Oh, quieres que me arrodille, ¿verdad?
—Podría ayudar. — digo, riendo mientras me bajo de su regazo
y retrocedo un par de pasos. —Incluso podría darte un pequeño
incentivo. — Me agacho y me levanto el vestido por encima de mi
cuerpo, lanzándolo hacia la puerta abierta de mi furgoneta, que
estamos utilizando como una casa de piscina al estilo de la montaña.
Es el perfecto día de ocio junto al agua.
—Jugando a ser desleales, ¿verdad? — dice, levantándose y
quitándose la camiseta por la cabeza. —Dos pueden jugar a ese juego.
Me río y me quito la ropa interior, la tiro a un lado y corro hacia
el agua y me meto en ella. Me pisa los talones y, por el tacto de su
cuerpo contra mi espalda, está tan desnudo como yo.
—Si te metes demasiado, no puedo arrodillarme. — dice. Y me
giro en sus brazos y veo cómo baja al agua.
—Clementine. Sugar. — Levanta la mano y entre sus dedos se
refleja un leve brillo en un anillo y jadeo. —No puedo imaginar un solo
día más allá de este sin ti. ¿Quieres casarte conmigo?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Levanta el anillo un poco más y me doy cuenta de que la gema
no es otra que las piedras del lago, todas pulidas y engarzadas en una
banda de plata. Es precioso.
Envolviendo mis manos alrededor de las suyas, me sumerjo en
el agua frente a él. —Sí, Rafe. Quiero casarme contigo porque siento
exactamente lo mismo. Eres mi otra mitad y no puedo vivir sin ti.
—Joder, te amo, Sugar. — dice, con emoción en su voz mientras
desliza el anillo en mi dedo.
Me arrojo contra su cuerpo y lo abrazo con fuerza. —Yo también
te amo. — susurro, besándolo con todo lo que tengo dentro y más. Y
no pasa mucho tiempo antes de que nuestro baño crepuscular se
convierta en un chapoteo muy travieso en las aguas poco profundas
mientras nos demostramos mutuamente lo perfectos que somos
juntos.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Epílogo
RAFE

Cinco años después…


Salgo de la panadería silbando, con una bandeja de café -dos
normales y uno con leche de almendras- en la mano, y me dirijo
directamente al estudio de yoga, donde sé que mi esposa está
terminando una lectura. Algo que hace con bastante regularidad
ahora que su página web va de maravilla y se ha corrido la voz de lo
intuitiva que es.
Pero todo eso se lo podría haber dicho yo. Clementine tiene un
don, y es a través de sus cartas y velas que lo comparte con la gente.
No dejo de asombrarme por la cantidad de alegría y esperanza que
crea en este mundo, y me siento más que bendecido por ser el
principal destinatario de ello.
Aunque al principio luché contra mis sentimientos por ella, ceder
a ellos cuando lo hice ha sido el mayor punto de inflexión de mi vida.
Abrí mi corazón y acogí a la otra mitad de mí en mi mundo, y no he
mirado atrás ni un solo día desde entonces.
Por supuesto, mis primos y hermanos se divirtieron mucho
cuando se enteraron de que estaba enamorado de Clementine a los
pocos días de conocerla. Pero cuando llegó nuestra boda, seis meses
más tarde, dejaron de llamarme escéptico y empezaron a celebrar el
hecho de que cada uno de los Valentine estuviera ahora establecido y
enamorado. Sea lo que sea lo que nos unió a todos, ya sea el fenómeno
de los guiños al alma o las llamas gemelas, todos estamos
increíblemente agradecidos. Es una pena que en los cinco años
transcurridos desde entonces, parezca que esa chispa de magia en el
aire de Whisper Valley se haya desvanecido. Jade y todas las demás
damas de la Sociedad de Guiño al Alma de Whisper Valley esperaban
que el guiño se trasladara a una nueva familia, o tal vez se enteraran
de que estaba muy extendido y muchas parejas del pueblo lo supieran
nada más verse. Pero por muchas preguntas que hicieran, o por

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


mucha atención que prestaran, no pudieron encontrar otra pareja que
sintiera la misma conexión mágica que todos nosotros. Y ahora que
los bebés Valentine empiezan a poblar las montañas, empezamos a
pensar que tendremos que esperar a que nuestros hijos crezcan para
saber si el guiño al alma vuelve alguna vez. Es una pena. Se siente un
poco codicioso guardar algo tan maravilloso para nosotros solos.
—Vaya, aquí también venden esas velas. — dice una voz
desconocida cuando entro en el estudio y encuentro a Sugar en la caja
registradora cobrando a su cliente. Me llama la atención cuando dejo
que la puerta se cierre tras de mí y me dedica una sonrisa secreta. Le
guiño un ojo y me dirijo a donde Serenity está reponiendo algunas
estanterías.
—Vengo con regalos. — le digo, ofreciéndole un café que ella
acepta con gusto.
—Eres un buen hombre, Rafe Valentine. No dejes que nadie te
diga lo contrario. — dice, tomando un sorbo del líquido caliente y
dejando escapar un gemido de felicidad. —Yvette hace un café con
leche increíble.
—Lo hace. Tanto Sugar como yo lo bebemos negro en casa, pero
siempre que estamos en la ciudad, nos tomamos uno de estos y
algunas golosinas a escondidas desde que Yvette empezó a hacer su
gama libre de alérgenos más grande.
—Es increíble la cantidad de gente que lucha por encontrar una
buena comida que se adapte a sus sensibilidades. Clem nos ha abierto
los ojos al respecto. ¿Te has dado cuenta de que el bar también tiene
más opciones? Y siempre tienen panecillos sin gluten para las
hamburguesas.
—Lo cual es increíble, ya que a Sugar le encantan las
hamburguesas.
— ¿Acaso no nos gustan a todos? — dice riendo mientras me
agradece de nuevo el café y se dirige a la sala de prácticas para
desinfectar unas esterillas, así que vuelvo a centrar mi atención en
donde Clementine sigue hablando con su cliente.
—Creo que me llevaré dos. — dice. —Los compré originalmente
en su página web, y me encantaron tanto que pensé que si Whisper

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Valley realmente huele tan bien, tengo que visitarlo. Así que aquí
estoy.
Sonrío para mis adentros mientras la burbujeante mujer de rizos
rubio platino habla animadamente y en voz alta. Clementine la
describiría como alguien con mucha energía.
—Es muy dulce lo que dices, Ava. Y es interesante, porque no
vendemos muchas de estas. — dice Clementine mientras saca dos de
sus velas personalizadas del estante que tiene detrás. —Los lugareños
tienden a quedarse con la lavanda y la amatista para acompañar sus
meditaciones.
—Supongo que tiene sentido. — responde la mujer que ahora
conozco como Ava. —Esas velas huelen a hogar, y ya lo son.
Clementine sonríe. —Probablemente tengas razón. Nunca lo
había pensado así.
Terminan su transacción y entonces Clementine se vuelve hacia
mí con una brillante sonrisa mientras Ava sale a la calle.
— ¿Has oído eso? — pregunta, saliendo del mostrador mientras
yo me acerco a ella.
—Le gustan tus velas. — le respondo, entregándole su café y
colocando la bolsa de la panadería que había equilibrado debajo en el
mostrador junto a ella.
—No solo eso. —sonríe. —Dice que huelen a hogar. A casa, Rafe.
—Creo que no lo estoy entendiendo.
—Solo hice un único lote de esas velas, y por alguna razón,
apenas puedo venderlas. Pero de repente, empiezan a cambiar, una
aquí y otra allá, y ahora... ha aparecido alguien, y esa lectura que
acabo de hacer para ella apuntaba a que iba a encontrar su llama
gemela en un futuro muy cercano.
Ahora lo entiendo. — ¿Estás diciendo que crees que el guiño al
alma ha vuelto?
Rebota sobre sus dedos de los pies. — ¡Sí! Y creo que esas
piedras de tu lago deben ser la clave. Dios mío, ahora todo tiene mucho
sentido. No puedo esperar a contárselo a las demás.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Bueno, antes de salir corriendo con tus amigas, ¿qué tal si
pasas un momento tranquilo con tu esposo? Hoy he echado de menos
a mis dos chicas. — le digo, deslizando mi mano sobre su vientre,
hinchado y redondo cuando solo faltan ocho semanas para conocer a
nuestra niña. Nuestra primera.
—Oh, lo siento, cariño. Me estoy adelantando. Y ni siquiera te he
dado las gracias por traerme una deliciosa golosina de la panadería de
Yvette. — Se inclina hacia mí y se levanta de puntillas para darme un
suave beso. —Gracias por pensar en mí. — Esa última parte la dice en
un susurro y me derrite por completo. Esta mujer me posee en cuerpo,
mente y alma, y me encanta hacer cualquier cosa que ponga una
sonrisa en ese dulce rostro suyo.
—Así está mejor, Sugar. — digo, rodeando su cintura con un
brazo y abrazándola. —Sabes que no puedo pasar mucho tiempo sin
mirar tu preciosa cara.
—Me halagas. Sigue. — dice con una risita mientras la acaricio
en el cuello y sigo hablando de sus virtudes.
Es entonces cuando oímos un crujido de metal en el exterior, y
nos separamos, dirigiendo nuestra atención hacia la puerta y la
carretera de afuera.
— ¿Qué fue eso?— Serenity pregunta, acercándose a nosotros
donde apretamos nuestras caras contra el cristal.
—Parece que ese coche rojo ha dado marcha atrás hasta chocar
con la camioneta azul. — dice Clementine antes de soltar un grito
ahogado. —Oh, no. Es Ava.
— ¿Ava?— Pregunta Serenity. — ¿Te refieres a la mujer que
acaba de recibir una lectura?— Clementine asiente. —Caramba.
Espero que le hayas advertido sobre eso.
—Bueno, no. Las cartas no me dijeron que tendría un accidente.
En realidad, todas eran positivas. ¿Tal vez estoy perdiendo mi toque?
Observamos por un momento como Ava sale y revisa los daños,
mirando a su alrededor para ver si puede encontrar al dueño de la
camioneta. Cuando no parece estar cerca, sus hombros se desploman
aún más y entonces rebusca en su bolso, sacando un bolígrafo y
anotando algo en un papel. Cuando va a deslizar el papel bajo el

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limpiaparabrisas, éste se rompe en su mano. Los tres respiramos
colectivamente. Esto es un choque de trenes.
— ¿Debemos hacer algo?— Pregunto, sin saber muy bien qué
debemos hacer en este momento. Sin el dueño de la camioneta, dejar
una nota es todo lo que realmente puede hacer.
—No lo creo. — dice Serenity. —Es solo un golpe. Parece que Ava
se llevó la peor parte. Y está haciendo lo correcto con esa nota.
Clementine se ríe. —Sé que no debería reírme, pero está usando
una de las velas para mantenerla en su sitio ya que el limpiaparabrisas
se desprendió.
— ¿Por qué es gracioso?— pregunta Serenity.
—Oh, no lo es. Solo estoy emocionada. Creo que así va a conocer
al hombre que vieron las cartas.
—Ohhh. — respira Serenity. — ¿Qué tiene que ver la vela con
esto?
Y es en ese momento cuando Clementine comparte su teoría, y
la señal de los móviles en Whisper Valley se convierte en un hervidero,
ya que cada esposa Valentine llama a la siguiente hasta que todas se
sienten seguras. El guiño al alma ha vuelto. Incluso yo estoy deseando
ver lo que ocurre a continuación...

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Epílogo Extra
CLEMENTINE

Diez años después...


— ¿Te puedes creer que llevo diez años enteros viviendo en el
mismo pueblo?— le digo a Serenity mientras nos tumbamos en el
muelle flotante que Rafe y sus hermanos construyeron cuando los
niños aprendían a nadar. El propósito era darles un lugar para
descansar lejos de la orilla, pero como adultos nos gusta usarlo porque
es como una pequeña isla tranquila donde podemos tomar cócteles
afrutados -cócteles en mi caso- y disfrutar de los cálidos rayos del sol
de verano.
—Me lo puedo creer. — dice, inclinando la barbilla hacia arriba
para que la luz del sol le inunde la cara.
— ¿De verdad? ¿A pesar de haber sido una vagabunda perpetua
durante tanto tiempo?
—Eso fue solo porque aún no habías encontrado lo que
buscabas.
— ¿Qué crees que estaba buscando?— Pregunto, rodando hacia
mi lado y deslizando mis gafas de sol en forma de estrella hacia la
parte superior de mi cabeza.
—Familia, aceptación, sentido de pertenencia y, por supuesto,
amor verdadero. — Sonríe mientras enumera su lista, dando con todos
mis porqués directamente en la cabeza. Me conoce demasiado bien. —
¿He acertado?
—Sí. — Me tapo los ojos con las gafas de sol y asiento. —Es todo
lo que siempre quise y todo lo que ahora tengo.
— ¿Eres feliz? — pregunta, entrecerrando los ojos mientras me
pongo en posición sentada.
—Delirantemente. ¿Y tú?

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—Oh, Dios, sí. Whisper Valley es un escenario de cuento de
hadas para una vida de cuento de hadas. Si Hallmark supiera que
existe, haría todos sus romances de pueblo aquí.
Me río de la idea. —Probablemente lo harían.
Tomo mi refresco de granada y mango, y miro hacia la orilla,
donde Nelson y Rafe juegan en el agua con los niños, mientras se
deshacen de la barbacoa que hemos comido antes. Durante el verano,
muchos miembros de la familia Valentine vienen con sus hijos a
utilizar el lago. Tenemos una política de puertas abiertas, por lo que
es imprescindible disponer de mucha comida. Me encanta y me siento
como si formara parte de una gran comunidad.
Al fin y al cabo, se necesita un pueblo para formar una familia.
Y mientras veo a Rafe sacar del agua a nuestro hijo de tres años,
James, no puedo evitar reconocer la suerte que tengo de haberlo
encontrado. No solo es un esposo increíble, sino que también es el
padre más perfecto. Y mientras nuestra hija de cinco años, Annabella,
chapotea juguetonamente junto a ellos, mi corazón se calienta aún
más cuando él también la coge en brazos y hace que los dos se rían a
carcajadas.
—Así que. — dice Serenity después de un rato, alargando la
palabra. —Nelson y yo estuvimos hablando antes, y como tú y Rafe no
paran de hacer de anfitriones de todos nosotros, pensamos en
quitarles a los niños de encima por esta noche. Las niñas tienen
muchas ganas de quedarse a dormir, y ya sabes que adoramos a
James. No será ningún problema, y creo que tú y Rafe se merecen un
tiempo a solas. ¿Qué te parece?
Miro hacia atrás, donde los cuatro niños -Annabella, James y las
dos niñas de Serenity, de nueve y cinco años- se alinean en el agua
como si estuvieran a punto de hacer una carrera, con sus risas
flotando en el aire claro. Siempre se divierten mucho juntos, y a James
le encantan su hermana mayor y sus primos. — ¿Por qué no? Puede
que no duermas mucho, pero estoy segura de que se lo pasarán genial.
Justo cuando digo eso, Nelson grita: — ¡Adelante!— y cuatro
chapuzones empiezan a moverse hacia nosotros en el muelle. Nos
sentamos de rodillas, animándolos a todos, riendo cuando el pequeño

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James se rinde y se engancha a la espalda de Rafe y gana la carrera
por un pelo.
— ¡No es justo!— grita Annabella, con sus dedos húmedos
aferrados a la madera pálida. — ¡Has hecho trampa, Jamie!
—Eso no es hacer trampa. — dice Rafe, sonriendo mientras se
aparta el pelo mojado de la frente. —Se llama usar una desventaja. No
hay manera de que este pequeño pueda vencerte por sí solo, así que
le damos un poco de ayuda para que tenga la misma oportunidad de
ganar.
Annabella, con su actitud de no tener límites frunce los labios.
—Creo que darle a un niño pequeño un papá gigante es exagerado.
Todas las cejas de los adultos se disparan y nos reímos de su
elección de palabras.
—Te prometo que no he ido a toda velocidad. — dice Rafe
mientras levanta a James de la espalda y lo coloca en la cubierta junto
a mí. Le raspo en la parte superior de la cabeza y disfruto de su sonrisa
de satisfacción tras asegurar su victoria. —De lo contrario, se habrían
quedado atrapados en la potencia turbo de mi estela y los habría
empujado de regreso a la orilla.
Las chicas se ríen y ponen los ojos en blanco. Se nota que ya
piensan que los adultos son bastante tontos.
—Tengo una idea. — dice Serenity mientras se acerca al borde
de la cubierta. — ¿Qué tal si nadamos de espaldas hasta la orilla como
si fuéramos nutrias? Luego podemos coger sus cosas y quedarse a
dormir en nuestra casa. El tío Nelson salió a comprar todos los tipos
de helado que tenía la tienda.
— ¿De verdad? — dicen los niños al unísono, y me sorprende la
sensación de alivio que me produce el hecho de que ninguno de los
niños haya conseguido heredar las alergias alimentarias que yo tengo.
Nunca olvidaré lo excluida que me hacía sentir, y estoy muy
agradecida de que mis hijos no tengan que pasar por eso.
—De verdad. — dice Serenity, dejándose caer en el agua y
alcanzando a James. — ¿Están listos?— Todos los chicos se ponen de
espaldas para prepararse. — ¡Vamos!

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—Despídete de mamá y papá. — grita Nelson, y recibimos un
ruidoso — ¡Adiós!— de todos. Sonrío al verlos llegar a la orilla, mi
atención se desplaza hacia mi esposo cuando se levanta y se sienta en
la cubierta a mi lado.
— ¿Qué vamos a hacer con este inesperado tiempo a solas? —
me pregunta, dándome un codazo con su cuerpo fresco contra mi piel
calentada por el sol.
—Bueno... estaba pensando que iba a ver a los niños meterse en
el coche, saludar hasta que se perdieran de vista, y entonces tú y yo
podríamos desnudarnos inmediatamente y bañarnos desnudos como
solíamos hacer en los viejos tiempos.
Suelta un rugido bajo mientras sus dedos se entrelazan con los
míos. —Oh, Sugar, me encanta cómo piensas. — dice, dejando caer
un beso rápido en la curva de mi cuello antes de que los niños salgan
a toda prisa de la casa con sus bolsas de dormir hechas, y luego griten
y se despidan mientras se amontonan con entusiasmo en la camioneta
de Nelson.
Los saludamos hasta que ya no podemos verlos.
— ¿Qué era lo que decías de desnudarse?— pregunta Rafe
enseguida, sus dedos jugueteando con la correa de mi bañador.
—Dije que teníamos que hacerlo inmediatamente. — digo, riendo
mientras me pongo en pie de un salto y hago precisamente eso,
despojándome del traje antes de sumergirme en el agua y disfrutar de
cada gramo de tiempo a solas con el hombre más increíble que he
conocido, mi esposo, mi amor, mi mejor amigo. Él no lo sabe, pero me
salvó hace tantos años. Pensé que estaba maldita a vivir una vida sola
en las afueras, pero este hombre me vio, bajó sus muros por mí y
convirtió mi vida en la mejor versión posible. Y le amaré siempre por
ello.

Fin…

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