Está en la página 1de 96

Página | 2

Página | 3
Página | 4
Traducido por LizzieYov
Página | 5

Estaba luchando por mucho.

Por dinero. Poder. Fama.

Pero sólo cuando conocí a Hope tuve algo por lo que luchar de
verdad.

Ella era un rayo de luz en mi mundo oscuro.

Irradiando inocencia. Irradiando amor y alegría.

Me he enfrentado a docenas de oponentes en la jaula, pero fue la


primera persona que me derribó.

Necesita que luche por ella.

Daré todo por Hope.

Y con ella a mi lado, seré imparable.

Este luchador alfa de jaula te tendrá sudando, sin aliento, y luego


rogando por más. Un libro de romance de MMA que es
SEGURO, sin trampas, y con un “Felices para siempre”
garantizado. ¡Disfrútalo!
Página | 6
Traducido por LizzieYov
Página | 7

Este hombre parece un peso súper pesado pero se mueve como un


peso ligero.

—¡Entra ahí, Nate!, —me grita mi entrenador Teddy. Es fácil


decirlo. No es el que va a besarse con esos puños del tamaño de un
bloque de cemento—. ¿Quieres llegar al GPC1 o quieres estar
fregando retretes por el resto de tu patética vida?

Siempre sabe qué decir.

Muerdo el protector bucal, bajo la cabeza y embisto hacia adelante.

La bestia con la que estoy luchando, Quarters, me lanza uno de esos


puños mortales, pero me agacho y golpeo con mi propio puño su
estúpido estómago. Estoy bañado en sudor mientras gruñe a través
de sus dientes apretados.

—¡Vamos, Quarters! —Teddy le grita mientras golpea su palma


contra la jaula—. Este gamberro está dos clases de peso por debajo
de ti. ¡Échalo al suelo!

Miro a mi entrenador que se supone que está de mi lado. Nos mira


con un gruñido en la cara. No hay lados en el Dominant Alpha
Gym. Teddy está a favor de todos y está en contra de todos.
Normalmente depende de su humor, que alterna entre hosco e
irritable.

Quarters lanza un gancho de derecha y me roza la nariz. También


me despierta. Tengo que ser más rápido que esto si quiero entrar en
el GPC.

Este gigante tiene mal genio y ese golpe en el estómago lo enojó.


Recibió el apodo de Quarters después de perder una pelea hace Página | 8
unos meses. Estaba tan furioso que metió el puño en la máquina
expendedora. Bebidas proteínicas y monedas de 25 centavos se
derramaron por todo el suelo del gimnasio.

Lanzó unos cuantos golpes fuertes y me desvié alrededor de cada


uno. Vienen más despacio. Más lento. Lo que pasa con los grandes
es que se cansan rápido...

Y puedo ir toda la noche.

Aumento la velocidad y empiezo a bailar a su alrededor,


frustrándolo cada vez más cada vez más con su falta.

—¿Quieres estar en Bailando con las Estrellas, Nate? —Teddy me


grita—. ¿Viniste aquí a bailar o a pelear?

Le lanzo una sonrisa antes de entrar rápidamente y le doy una


combinación de cuatro golpes a la bestia que tengo delante.
Retrocede, se tambalea, y después me acerco y le agarro la parte de
atrás de las rodillas. Le meto el hombro en el estómago mientras le
subo las piernas y la bestia baja. Aterriza sobre su espalda con
fuerza y desde allí es una rápida ráfaga de movimientos hasta que
tengo su grueso brazo en una barra.

Da un golpecito inmediatamente.
—¡Santo cielo! —Teddy grita mientras lanza sus manos al aire—.
¿Qué carajo fue eso, Quarters? ¡Tocaste ese tapete más rápido de
lo que toqué el trasero de tu madre!

—Iba a romperme el brazo, —responde Quarters mientras se pone


de pie.

—Entonces, dejas que lo rompa y luego lo golpeas con tu brazo


débil y destrozado, —grita Teddy mientras lucho contra una Página | 9
sonrisa—. ¡Generación marica aquí presente! Eso es lo que son.
Generación marica. Cuando tenía tu edad, ¡los hombres eran
hombres! Preferimos morir que dar un golpecito.

Mantengo un ojo en mi oponente que está resoplando alrededor del


octágono de práctica y un ojo en mi entrenador. Teddy es un viejo
boxeador de peso pesado, ahora es el entrenador principal de mi
gimnasio. Está fuera de forma ahora, pero apostaría que todavía
puede noquearme y a Quarters con el mismo golpe. Fue un
luchador estrella en la universidad y una vez, entrenó en Ju Jitsu
brasileño2 durante tres años en Brasil. Añade su boxeo, y entonces
Teddy es un gran luchador y un entrenador aún mejor. Es un poco
patán, pero ha logrado combinar todas sus habilidades de lucha en
un estilo de MMA muy efectivo. Un estilo que me está enseñando
a mí y al resto de los chicos del gimnasio. Un estilo que espero que
me lleve al GPC.

Teddy cojea dentro de la jaula redonda después de la tormenta de


hace un momento. ¡Cuidado con las máquinas expendedoras!

—Tienes talento natural, Nate, —dice mientras me mira de arriba


abajo—. Pero te estás perdiendo algo.

—Sí, un cinturón de campeonato de oro alrededor de mi cintura.

Se burla. —No lo conseguirás.


Sacudo mi cabeza hacia él. —Creía que los entrenadores se suponía
que eran alentadores.

—Alentador, pero realista, —dice mientras le da una patada a los


guantes desechados de Quarters para que se quiten de su camino—
. Ese gran idiota que acabas de sacar no tiene futuro en MMA.
Mierda, ni siquiera tiene futuro como limpiador de baños.
Probablemente rompería más inodoros que los que limpiaría.
Página | 10
Me rio mientras veo a Quarters irrumpir en el vestuario y cerrar la
puerta de golpe.

—Pero tú, —dice mientras me mira de cerca—. Podrías llegar allí,


pero no lo harás.

Se siente como una puñalada en el corazón. Acaba de decir mi peor


miedo en voz alta. Algo que da mucho miedo pensar, pero que se
me ocurre cuando me levanto tarde en la noche o cuando me pongo
de rodillas después de un duro entrenamiento. No soy lo
suficientemente bueno.

—¿Por qué... —Dios, mi voz es temblorosa. Mi voz nunca es


temblorosa—. ¿Por qué dices eso?

Se toma un respiro y me mira fijamente. —¿Por qué estás


luchando?

—¿Perdón? —Pregunto, sorprendido por el repentino giro en la


dirección de la conversación.

—¿Quieres ser un campeón de GPC?

—Más que nada.

—No puedes pasar por todo esto por un cinturón chapado en oro,
—dice con un dejo de burla en su voz—. ¿Qué más?
—Dinero, —digo.

Asiente.

—Fama.

—¿Qué más?

—Quiero ser alguien.


Página | 11
—¿Qué más?

No tengo nada...

—¿Eso es todo? —Teddy dice mientras sacude la cabeza—.


Dinero. Fama. Vanidad. Todas son metas egoístas. Si quieres ganar
el más alto nivel, si quieres dar tu cuerpo y tu alma para la victoria,
tiene que ser por algo más que por ti mismo.

Trago con fuerza mientras lo observo. No tengo nada más que yo


mismo. No he hablado con mis padres en años. Mis únicos amigos
son los chicos del gimnasio y nunca los he visto fuera de estas
paredes.

Me alejo de Teddy y respiro profundamente un par de veces


mientras veo a los chicos de atrás golpear los pesados sacos de
boxeo.

—¿Vas a luchar por algo más que por Nate Cross? —me pregunta.

Aprieto los dientes mientras me mira fijamente. Es un hijo de puta


feo. Una gran nariz plana que se ha roto más veces de las que
probablemente pueda contar. Dientes faltantes. Cicatrices por todas
partes.

—¿Por qué peleaste, Teddy? —Le pregunto con un sorprendente


tono amargo en mi voz—. ¿Donuts?
Suelta una profunda risa aullante y luego sacude la cabeza. —
Luché por lo único por lo que vale la pena luchar, —dice mientras
su rostro se vuelve mortalmente serio—. Por amor. Por mi María.

Justo en el momento oportuno, María llega caminando al gimnasio


con unos brownies recién horneados. Le sonríe a su hombre y luego
comienza a repartir las galletas horneadas.

Teddy parece haber olvidado que estamos en medio de una Página | 12


conversación de corazón a corazón porque se me adelanta y sale
corriendo de la jaula, gritando a todo pulmón. —¡Si alguno de
ustedes, maricones, se lleva el último brownie, va a pelear
conmigo!

Todos los luchadores sabiamente se alejan de María y dejan que


Teddy sea el primero.

Estoy maldiciendo en voz baja y tratando de decirme a mí mismo


que está equivocado, pero de alguna manera sus palabras han
llegado a mí.

He estado entrenando desde siempre y ni siquiera recuerdo la


última vez que hablé con una chica. He estado tan concentrado en
entrenar y mejorar que no quería dejar entrar a una chica que
ocupara mi tiempo y me hiciera descarrilar. Pero ahora tengo a mi
entrenador estrella diciéndome que eso es exactamente lo que
necesito...

Mierda. No lo sé. No soy bueno con este tipo de cosas.

Soy bueno rompiendo cosas. Huesos. Caras. Récords.

No soy muy bueno en nada más.


Un poco más tarde, me estoy arreglando en el vestuario. No pude
evitar reírme cuando veo el banco roto, preguntándome cual será el
nuevo apodo de Quarters.

Me quito la camisa y miro mi cuerpo destrozado. Los tatuajes


esconden los moretones que están empezando a sanar de la pelea
de la semana pasada con Titus. Todavía puedo sentir el estruendoso
golpe de sus puñetazos. Todavía me hacen estremecer.
Página | 13
—¿Vas a ir a Papa Dolor esta noche? —Alex pregunta. Sale de la
ducha con una toalla enrollada en la cintura. Puedo ver los
moretones del combate de ayer en sus abdominales. Llegué sobre
su estómago mientras se agitaba, tratando desesperadamente de
golpearme, pero sin tocar nada más que el aire.

Mi primer instinto es decir que no, pero me atrapo antes de que las
palabras crucen mis labios.

Todos los viernes por la noche un gángster local llamado Lewis


(alias Papá Dolor) tiene peleas a puño limpio en el patio de su casa.
La mitad del vecindario se presenta a mirar.

Los peleadores reciben $50 para entrar y el ganador se lleva a casa


otros $50.

Las peleas son duras y todo vale, pero cien dólares son cien dólares.

Teddy desaprueba las peleas y no le gusta que sus peleadores


participen, pero creo que ya he terminado de escuchar lo que Teddy
tiene que decir. ¿Por qué no debería ganar algo de dinero extra? No
es como si fuera a ganar en el GPC según él.

—¿A qué hora es? —Pregunto mientras me pongo la camisa.

Alex sonríe. —Medianoche.


Lo dije yo mismo. Estoy luchando por dinero.

También podría tomar lo que puedo conseguir.

—Sí, hombre, —digo con un guiño—. Te veré allí.

Página | 14
GPC1 — Ground and Pound Championship. Competencia profesional en el MMA.

Ju Jitsu brasileño (JJB)2 — es un arte marcial, deporte de combate y sistema de defensa


personal de desarrollo brasileño pero de origen japonés
Traducido por LizzieYov
Página | 15

—No sé nada de esto, —digo con un gesto de dolor mientras miro


a los matones y futuros criminales que caminan por la calle. Todos
se dirigen a la casa en ruinas que está llena de gente que bebe 40
onzas de cerveza, pelea, fuma, se emborracha y toma una mala
decisión de vida tras otra.

Mi hermano Scott y yo no pertenecemos aquí.

Lo miro, suplicando con mis ojos. Me mira con un aliento pesado.

Hemos estado durmiendo en el auto durante las últimas dos


semanas. No recuerdo la última vez que lavé mi ropa.

Tal vez sí pertenecemos a este lugar...

Tal vez esto es en lo que nos hemos convertido.

—Nos dan cincuenta dólares por entrar, —dice mientras se pasa


una mano por la cara—. Cien si gano.

Miro a algunos de los grandes tipos que pasan por aquí. Scott es
joven, fuerte y rápido, pero estos tipos parecen asesinos.

Me quedo boquiabierta cuando veo un arma de fuego saliendo de


los pantalones de alguien.
—No podemos permitirnos no hacerlo, —dice mientras mira a los
mismos tipos que estaba mirando—. Aún así conseguiremos 50
dólares si pierdo.

—Eso no te ayudará si consigues que te maten. —Suspira mientras


apaga el auto.

Oh, no... en realidad va a seguir adelante con ello.


Página | 16
—Las peleas empiezan a medianoche, —dice mientras se
desabrocha el cinturón de seguridad—. Quédate aquí.

—Voy a ir contigo.

—No, —enloquece—. Quédate aquí. Lo digo en serio, Hope. No


dejes este auto. Si no vuelvo a las dos de la mañana, entonces te
vas de aquí y aparcas detrás del YMCA como hemos estado
haciendo.

—¿Por qué no volverías? —Empiezo a sentir esa sensación de


pánico que ha estado llegando más y más últimamente.

—Sólo... quédate aquí, —dice—. Por favor.

—¡Scott! —Digo mientras abre la puerta—. Conseguiré otro


trabajo. ¡Ya se nos ocurrirá algo! ¡No tienes que hacer esto!

—Estaré bien, —dice mientras me da una última mirada—. ¿Tu


hermano mayor no te cuida siempre?

—No es por mí que estoy preocupada, —le digo con voz


temblorosa.

Me da una sonrisa firme y luego se retira. —Sólo quédate aquí.


Todo va a estar bien.
Las mariposas en mi estómago me dicen lo contrario cuando cierra
la puerta.

Es más de la una y todavía no ha vuelto. El flujo constante de


personas que se dirigen a la casa de Papá Dolor se ha convertido en Página | 17

un goteo, ya que todo el mundo está viendo las peleas en el patio


trasero.

Mis manos tiemblan al imaginarme el cuerpo sin vida de Scott


tirado en el suelo mientras todos aplauden. Siempre ha sido un buen
luchador, haciendo callar a cualquiera que se burlara de nuestra
familia, o de la falta de ella.

Nuestros padres murieron en un accidente de barco en Hawaii


cuando apenas éramos adolescentes. El shock de sus muertes nos
golpeó duro. Más duro que el shock de descubrir que estaban
profundamente endeudados con un patrimonio neto en negativo,
sin testamento y sin ningún tipo de seguro. Si nuestra tía no nos
hubiera acogido, estaríamos en la calle.

Vivimos con ella durante unos años hasta que consiguió un nuevo
novio que no quería que un par de adolescentes anduvieran por ahí.

—Tienes diecinueve años, Scott, —dijo la tía Meryl—, y Hope,


tienes dieciocho. Lo suficiente para estar solos.

Así que, hace dos semanas, con menos de sesenta dólares a nuestro
nombre y sin trabajo, nos convertimos en residentes de nuestro
auto.
Ha sido duro. Los dos conseguimos un trabajo en un restaurante de
comida rápida, pero sólo duró tres días. El gerente fue un poco
manoseador conmigo y a Scott no le gustó, así que le rompió la
mandíbula. Ambos fuimos despedidos rápidamente después de eso.

No hemos tenido mucha suerte desde entonces. No tenemos una


computadora o una impresora, así que hemos estado escribiendo
Página | 18
nuestros currículos a mano. Normalmente en la parte de atrás de
los folletos que sacamos de los postes de teléfono. No es muy
profesional, pero es todo lo que tenemos.

Me froto la muñeca, lo que siempre hago cuando estoy nerviosa al


mirar por la ventana, tratando de ver a Scott. No me importa si tiene
el dinero. Sólo quiero verlo regresar de una pieza.

Sigo imaginándomelo, tirado en el suelo inconsciente, su cuerpo


arrojado en una esquina del patio mientras todos miran la próxima
pelea.

Mi cuerpo empieza a moverse por sí mismo. Agarro las llaves,


salgo del auto y corro hacia la casa.

Mi corazón se acelera mientras corro por el pasto seco y crujiente


hacia la parte de atrás. Una pareja en la entrada del frente se está
besando y el hombre tiene su mano en la camisa de la chica.
Prácticamente me silba cuando me sorprende mirando. Dejé caer
mis ojos al suelo mientras mis mejillas se incendian.

Ve a buscar a Scott. Sólo ve a buscar a Scott.

Nunca he estado en una fiesta como esta. Diablos, la última fiesta


en la que estuve tenía un tema de princesas de Disney con
sombreros de fiesta y servía perros calientes para el almuerzo.
Mi estómago se revuelve cuando me acerco al hombre más grande
que he visto. Se eleva sobre mí mientras se para frente a la entrada
del patio. La cerca de madera ha visto mejores días y está inclinada
hacia un lado, apoyada en un lugar por un viejo refrigerador.

—Diez dólares, —me gruñe con una voz profunda y gutural. No


puedo quitarle los ojos de encima. Es el hombre más aterrador que
he visto nunca.
Página | 19
—No... no tengo dinero, —grito con una voz que es patética incluso
para mí.

—Entonces lárgate de aquí. Sólo para clientes de pago.

Trato de mirar alrededor de su enorme cuerpo, pero está


bloqueando toda la vista.

—Mi hermano está ahí dentro. Scott Hess. Se supone que debe
estar peleando y sólo quiero asegurarme de que está bien.

Se chupa los dientes mientras me mira. —¡Lewis! —grita sin


apartar sus ojos duros de mí.

Otro hombre negro gigante con un pañuelo en la cabeza y una larga


barba negra viene pavoneándose. Tiene un cuerpo ancho y brazos
grandes cubiertos de tatuajes, pero en lugar de músculo duro como
el del portero, es blando y redondo por todas partes. Tampoco
parece tan malo cuando me mira a mí de arriba a abajo.

—¿Ya se ha peleado ese chico blanco de los suburbios?

—Scott, —añado rápidamente—. ¿Scott Hess?

Lewis me sonríe. —¿Es tu novio? —Debe ser Papá Dolor. Scott


me habló de él. Es el que organiza estas peleas.
—Hermano. —Todo mi cuerpo está temblando. Por mí o por Scott,
no lo sé. Sólo estoy preocupada por todos lados.

Me sonríe. —Es el siguiente. Las hermanas tienen un pase libre.


Ven a ver la pelea. Pero aún así tienes que pagar las bebidas.

Doy las gracias a gritos y me voy corriendo al patio trasero. Hay


gente por todas partes. Bebiendo, fumando y animando las peleas.
Los luchadores están en una piscina subterránea vacía, golpeándose Página | 20
con sus pesados puños mientras todos miran desde arriba.

La pelea debería haber terminado, pero aún continúa. Un hispano


está tirado en el suelo, con aspecto de estar medio muerto mientras
su oponente se sienta en su pecho, golpeando su cara una y otra
vez. Dos tipos tienen que correr hacia abajo y arrastrarlo.

—¡Cuidado, perra! —una chica me gruñe cuando le rozo el brazo.


Está buscando una pelea, pero no la va a conseguir de mí. Me
muevo rápidamente entre la multitud, alejándome de ella.

Papá Dolor baja a la piscina mientras un par de tipos arrastran al


hombre golpeado. Deja una gruesa raya de sangre a su espalda.
Trago con fuerza cuando me doy cuenta de todas las demás
manchas de sangre similares en la piscina. Algunas están
descoloridas por las peleas de la semana pasada. Algunas están
húmedas y frescas de esta noche. Me estremezco al pensar que uno
de esos rastros podría haber sido de Scott.

—Tenemos dos nuevos luchadores ahora, —grita Lewis a la


multitud animada—. ¿Quién quiere ver a unos chicos blancos de
los suburbios jodiéndose entre ellos?

La multitud se vuelve loca cuando el primer luchador cae a la


piscina.
Todo mi cuerpo se queda quieto y no puedo respirar.

Me quita el aliento. Literalmente.

Es precioso.

Me olvido de dónde estoy mientras se quita la camisa ajustada y la


tira al suelo. Mi cuerpo empieza a temblar por otra razón.

Es alto, delgado y duro como una roca. Los tatuajes decoran su piel, Página | 21

como si necesitara cualquier tipo de decoración...

Su desordenado cabello castaño es un poco largo, pero de alguna


manera se ve perfecto. Tiene ojos claros, pero no puedo decir si son
verdes o azules desde aquí arriba. Un destello de molestia me
golpea y quiero bajar a la piscina para ver mejor.

No puedo quitarle los ojos de encima. Está rebotando, girando los


hombros y golpeando el aire mientras se calienta. Su cara es
demasiado hermosa para ser golpeada. Su cuerpo es demasiado
perfecto para ser pateado. Sería un crimen contra la naturaleza
marcar su cuerpo perfecto.

Está descalzo sin nada más que un viejo par de pantalones para
correr. Gimoteo cuando miro su bulto, deseando poder estar sola
para tocarme. Deseando tenerlo todo para mí para un show privado.

El profundo latido entre mis piernas aumenta a medida que lo veo


comenzar a estirar sus brazos. Nunca antes me había gustado tanto
un hombre. Normalmente, no puedo alejarme de los chicos lo
suficientemente rápido, pero en lo único que puedo pensar es en
pasar mis manos a lo largo de sus duros brazos tatuados, sintiendo
las profundas crestas y las formas redondeadas de sus hermosos
músculos.
Todo eso es arrancado como si me tiraran a una ducha fría cuando
veo a su oponente bajar a la piscina vacía.

Es Scott. Está poniendo una cara valiente, pero puedo decir que
está nervioso. Es un pie más pequeño que su adversario y parece
que está fuera de su liga.

Mi corazón sigue bombeando, pero pasa de la excitación al miedo.


Página | 22
Papá Dolor se interpone entre ellos y mira a la multitud excitada.
—¿Quién está listo para una pelea?

Todo el mundo ruge mientras Scott y el chico guapo se miran


fijamente. Dios, se ve aún más sexy cuando está frunciendo el ceño.

—En esta esquina, tenemos a Nate Cross, —dice señalando a mi


enamoramiento que ahora tiene un nombre. Nate. Nate. Mi cuerpo
tiembla mientras lo susurro una y otra vez.

—Y en esta esquina, Scott Hess.

La multitud lo abuchea. Tal vez porque se ve más recto. Tal vez es


la falta de tatuajes. Tal vez es la mirada de miedo en sus ojos. Sea
lo que sea, no les gusta.

—Si quieren volver a pelear aquí, den un espectáculo, —les gruñe


Papá Dolor antes de salir de la piscina.

Suena una campana y la multitud comienza a moverse con energía


excitada mientras Nate y mi hermano comienzan a darse vueltas.

Tengo todo tipo de brazos y hombros sudorosos en mi cara


mientras la multitud lucha por ver mejor. Me pongo de puntillas
justo a tiempo para ver a los dos chicos chocar. Scott ha estado en
una tonelada de peleas mientras crecía, pero nunca ha tenido
ningún entrenamiento formal.
No como el chico guapo, Nate. Parece tan entrenado como un
asesino de élite. Su juego de pies, la forma en que sostiene sus
manos, la forma en que mueve su cabeza, dando cada puñetazo
fácilmente, está claro que ha estado practicando la lucha toda su
vida. Y está claro que Scott está en una situación difícil.

Lanza unos cuantos puñetazos salvajes, pero ninguno de ellos cae.


Nate contrarresta con un golpe que cae en la boca de Scott. Su
Página | 23
cabeza se retrae y tropieza hacia atrás unos cuantos pasos mientras
la sangre sale de su labio.

Ahora el miedo en los ojos de mi hermano se ha ido. Tiene esa


mirada asesina que vi cuando golpeó a nuestro espeluznante jefe.

Se precipita hacia adelante. Nate le da un rodillazo en la cara


cuando se acerca, pero Scott sigue adelante y lo agarra. Lo sujeta y
lo golpea contra el suelo de la piscina de cemento con un golpe.

La multitud ruge cuando empiezan a dar puñetazos y patadas


mientras luchan por su posición.

Scott está en la cima, dando puñetazos, pero luego Nate lo hace


rodar y empieza a golpear el suelo.

Es una pelea brutal y a la multitud le encanta. Estoy siendo


aplastada entre dos hombres alborotados mientras trato de ver
abajo. Todos son mucho más altos que yo, así que todo lo que veo
son puños volando, nudillos golpeando la carne desnuda,
salpicaduras de sangre que se elevan.

Me abro camino hacia el frente justo a tiempo para ver a Scott con
una llave de cabeza. Nate está golpeando con su puño la cara de mi
hermano y grito cuando lo veo.

—¡Scott! —Grito con un tono desesperado en mi voz.


Nate mira hacia arriba y fija la mirada en mí.

Todo su cuerpo está rígido por la tensión, cada músculo flexionado,


cada tendón apretado, pero cuando me ve, es como si una válvula
se liberara y lo dejara ir todo. Su cara se afloja al abrir la boca. Sus
ojos se abren mucho y se llenan de... algo. No sé lo que es, pero la
mirada me llena de calidez.

Parece olvidarse de mi hermano y de la lucha en la que está metido. Página | 24


Ni siquiera se mueve cuando Scott sale de su control y se pone de
pie. Todo lo que hace es mirar fijamente. A mí.

Scott se aprovecha de la distracción de su oponente y le clava un


gancho derecho limpio en la barbilla. Las piernas de Nate se
tambalean, pero no se cae.

Quiero gritar para que dejen de pelear, pero no sale nada de mi


boca. Odio ver esto. No quiero que ninguno de los dos salga herido.

Scott trata de golpearlo de nuevo, pero esta vez, Nate se aparta del
camino. Agarra el brazo de Scott, lo retuerce en algún tipo de
sujeción y la cara de Scott se estruja en agonía. Se retira
inmediatamente y la pelea ha terminado.

Los ojos de Nate ya están de vuelta en mí mientras lo deja ir.

Scott cae de rodillas y deja caer su cabeza en sus manos. Sé que


realmente contaba con esos cincuenta dólares extra.

—Buena pelea, —dice Nate mientras pone su mano en su


hombro—. La próxima vez me atraparás.

Scott le da la mano y Nate lo pone de pie mientras la multitud se


aburre, ya listo para el siguiente combate.
Ambos se dirigen hacia mí, pero Papá Dolor se pone delante de
Nate para pagarle.

Scott parece enfadado cuando me ve mientras sale de la piscina. Se


acerca a mí y me agarra la muñeca. —¿Por qué no estás en el auto?

Su ojo izquierdo ya se está hinchando. Está cubierto de moretones


y cortes.
Página | 25
—¿Estás bien?

Gruñe algo que no puedo oír y luego dice —Vámonos de aquí.

Me giro para mirar a Nate, pero mi hermano ya me está alejando.


Traducido por LizzieYov
Página | 26

Ahora, realmente deseo no haber sido fácil con ese tipo. Debería
haberle roto el maldito cuello.

Eso es lo que se merece por tocar a mi chica.

Nunca había puesto los ojos en ella hasta hace unos minutos, pero
es mía. Lo he decidido así que eso lo hace cierto. Ni ella ni su novio
pueden opinar sobre el asunto.

La adrenalina ha vuelto, bombeando más fuerte y más enojada que


durante la pelea. La siento corriendo por mis venas mientras los
veo juntos.

La está agarrando de la muñeca y la está alejando aunque no quiera


ir con él.

No veo nada más que rojo y empiezo a caminar hacia adelante hasta
que Papá Dolor se interpone en mi camino. Un gruñido se escapa
de mi garganta mientras lo miro fijamente.

—Buena pelea, —dice mientras me coloca las ganancias en la


mano—. Pero si quieres volver a pelear aquí, noquea a tu oponente
en lugar de acabar por sumisión. A los raros de aquí les gusta ver
sangre. Quieren oír el crujido de los huesos. El crujido de las
mandíbulas. Esta es la Roma moderna y ustedes son los
gladiadores. Denle al pueblo un espectáculo.

Dejé escapar otro gruñido mientras me abría paso y saltaba de la


piscina. La espesa multitud me bloquea el camino y tengo que
empujar a través de ellos mientras intercambian dinero. Cualquiera
que haya apostado en mi contra se ve muy enojado en este
momento.
Página | 27
No les hago caso y paso a través de los cuerpos, buscándola.

Su impresionante imagen está quemada en la parte posterior de mis


párpados. Nunca lo olvidaré. No podía respirar cuando la vi allí de
pie, observándonos con una mirada preocupada en su rostro que me
hizo querer morir. Quise detener la pelea ahí mismo, correr hacia a
su lado, arrojarla sobre mi hombro y llevármela. Quiero cuidarla y
asegurarme de que nunca más se preocupe de esa manera.

Siento que me pongo nervioso mientras busco desesperadamente


alrededor. Es bajita, con cabello rubio y lentes de armazón negro
que son demasiado grandes para su adorable rostro.

—Me hiciste perder veinte dólares, —grita alguien mientras se


acerca a mí de manera amenazante—. Devuélvelo.

Sólo lo ignoro, buscando de lado a lado a mi chica. Es demasiado


inocente y pura para estar en un lugar como este. No tendré esta
sensación nerviosa ansiosa fuera de mí hasta que esté a mi lado,
donde sé que estará a salvo.

El hombre delante de mí trata de quitarme el billete de cincuenta


dólares de la mano y le doy un gancho en su lugar. Veo sus ojos
rodando en la parte de atrás de su cabeza antes de que su cuerpo
flojo golpee el suelo. Rápidamente paso por encima de él y me
dirijo hacia la salida.
—¡Oye! —Grito cuando los veo corriendo por el césped del vecino.

Mi chica se da la vuelta y hace contacto visual conmigo, pero su


novio empieza a correr. Apreté los dientes cuando lo vi
arrastrándola detrás de él.

Corro y los alcanzo fácilmente.

Sus amplios ojos azules me miran fijamente y lo único en lo que


Página | 28
puedo pensar es en quitarse las gafas para ver si sus impresionantes
ojos son realmente tan azules como parecen.

—¿Qué quieres?, —me pregunta el chico. ¿Cómo se llamaba?


¿Sean o Scott? Sea lo que sea, no importa. Estará muerto realmente
pronto por sujetar la muñeca de mi chica de esa manera—. Ya
tienes el dinero del premio.

—Pero no obtuve el verdadero premio, —digo mientras me vuelvo


para mirarla—. Suéltala. Ahora.

Sigue avanzando hacia la carretera. Lejos de mí.

Ya no puedo controlar mi temperamento. Me abalanzo sobre él y


le pongo la mano alrededor del cuello, apretando hasta que me arde
el antebrazo.

Finalmente la suelta e intenta quitarle la mano de su garganta, pero


no va a ninguna parte.

—¡Suelta a mi hermano!, —grita mientras salta sobre mi brazo


también.

¿Hermano?

Mis dedos aflojan su loco agarre y él se aparta de mi alcance. ¿Este


es su hermano? Gracias a Dios...
Sus delicadas manos aún están en mi brazo y me da escalofríos por
todo el cuerpo. Quiero sentir sus manos en todas partes. Quiero
sentir sus labios rosados por todas partes también.

—No sabía que era tu hermano, —le digo—. No me gustó la forma


en que te agarró.

—Es demasiado protector, —dice mientras me mira con timidez.


Sus mejillas son todas rosadas y la vista de ese color sexy me está Página | 29
poniendo duro como una roca—. Se suponía que tenía que esperar
en el auto.

—Este lugar es demasiado peligroso para ella, —dice el chico con


una voz áspera que no estaba allí antes. Probablemente por mi
agarre al apretar su manzana de Adán.

—Estoy de acuerdo, —digo mientras la miro con asombro. No


debería estar en ningún sitio cerca de este lugar o de esta gente. Se
ve tan inocente y fuera de lugar aquí que quiero encerrarla en mi
casa donde nunca pueda salir—. ¿Cómo te llamas?

—Hope, —dice con la voz más dulce imaginable.

—¡No se lo digas!, —dice su hermano—. No sabemos quién es este


hombre.

—Soy Nathan, pero todos me llaman Nate.

Sus mejillas se vuelven aún más rosadas cuando deslizo mi mano


en la suya y la aprieto suavemente.

—Este es mi hermano Scott, pero ya lo conociste, —dice.

A Scott no le gusta que toque a su hermana, pero más vale que se


acostumbre. Voy a tocar a esta chica cada vez que pueda.
Eventualmente, cuando está claro que no la voy a soltar, nos agarra
las muñecas y nos separa las manos.

—Entra en el auto, Hope, —dice.

Mis dientes se aprietan juntos mientras me vuelvo hacia él con una


mirada de advertencia. —Entra a tu auto, —le digo en voz baja y
dominante—. Quiero hablar con Hope por un minuto.
Página | 30
Me mira con frustración y luego se va furioso después de que Hope
le dice que estará bien.

—Lo siento, —me dice cuando estamos sólo nosotros dos en el


césped—. Sólo está molesto porque no recibió el dinero del premio.

Sus ojos caen al suelo mientras la estudio más de cerca. Hay un


grueso arañazo en sus gafas y su ropa parece haber sido usada
durante unos días seguidos. Todavía se ven increíbles, pero se ven
un poco desgastadas.

—¿Para qué necesitaba el dinero? —Empiezo a darme cuenta de


que también podría haber contado en el dinero del premio.

—Ya sabes... —dice, arrastrando las palabras—. Cosas.

—¿Cómo comida?

Sólo se encoge de hombros.

—Tómalo, —digo mientras tomo los cien dólares y los pongo en


su mano.

Me mira con los ojos muy sorprendidos. Puedo decir que no está
acostumbrada a que la gente haga cosas buenas por ella. Va a tener
que acostumbrarse conmigo, porque voy a cuidarla bien.

—No puedo, —dice mientras intenta devolver el dinero.


Miro su mano con los billetes arrugados. Mis ojos se dirigen a sus
pechos redondos y respiro hondo. Joder, sólo quiero arrancarle
cada ropa y hundir mi polla dura en su pequeño coño apretado.

—Quiero que lo tengas, —le digo mientras envuelvo mi gran mano


alrededor de la suya y la presiono. Arrastra sus ojos por mi cuerpo
y maldigo en voz baja, preguntándome cómo debo lucir.

No llevo camisa y estoy lleno de sudor y sangre. Hay un corte en Página | 31


mi mejilla de donde su hermano me dio un buen puñetazo. Scott no
está entrenado, pero es un pequeño desgraciado.

Una chica como esta nunca iría por un hombre como yo. Podría
imaginármela con un abogado rico que tiene un armario lleno de
trajes caros. O un doctor en formación que tiene senadores como
padres. No un don nadie como yo.

—Pero no puedo pagarte, —dice.

—Sí puedes, —le digo—. Reúnete conmigo para una cita.

Sus cejas se levantan cuando me mira con una expresión aturdida.


—¿Quieres salir conmigo?

—Eres la cosa más perfecta que he visto nunca, —le digo,


dejándolo salir todo. Puede que no tenga una oportunidad, pero soy
el tipo de hombre que dispara a la luna. Me arriesgo, sin importar
las probabilidades.

Y además, nunca me perdonaría si dejo que este ángel salga de mi


vida.

—Necesito conocerte mejor, —le digo—. Quiero saberlo todo


sobre ti. Reúnete conmigo para cenar. Para el café. Para cualquier
cosa. Sólo di que me verás de nuevo. Moriré si no te vuelvo a ver.
Esos labios sexys y regordetes se curvan en una sonrisa mientras
me mira tímidamente. —Bien.

Siento que mi corazón va a explotar. Me siento tan ligero y


mareado como si pudiera volar.

—Mañana, —digo mientras aprieto su mano—. Encuéntrame


mañana.
Página | 32
Acordamos en una cafetería cerca de mi gimnasio. —Cuatro en
punto, —le digo. Es justo después de que mi entrenamiento
termine. La tarde no es el momento más romántico para una cita,
pero quiero verla lo antes posible. En el momento en que termine
mi sesión de entrenamiento, voy a correr para verla.

—Está bien, —dice con una sonrisa—. Te veré mañana. Nate.

Mis piernas se doblan cuando se da la vuelta y corre al auto para


encontrarse con su hermano. Ese trasero... es perfecto. Es celestial.

Sé exactamente en qué voy a pensar cuando me masturbe esta


noche.

Se mete en el auto y se van. Será mejor que la vea de nuevo.


Destrozaré toda la ciudad para encontrarla si no aparece.

—Sr. Cross, —dice una voz desde detrás de mí.

Sigo mirando su auto mientras se aleja, así que no me molesto en


dar la vuelta.

Un hombre con pantalones y una camisa polo se acerca a mí y me


ofrece su mano. Parece que debería estar en alguna sala de juntas
de alguna oficina de un rascacielos, en vez de estar en una pelea
del patio trasero de Papá Dolor.
—¿Nathan Cross?, —dice mientras miro su mano extendida.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho y le doy una mirada dura. —


¿Quién pregunta?

Sonríe y deja caer su mano.

—Un explorador del Ground and Pound Championship, —


responde con una risa—. ¿Vas a darme la mano ahora?
Página | 33

Lo ofrece de nuevo y esta vez lo sacudo.

—Soy Michael Green. Vine a ver las peleas.

Mi mandíbula casi golpea el maldito suelo. —¿Viniste aquí? ¿Para


ver las peleas?

Asiente. —Te sorprendería el talento que existe en este tipo de


lugares. Hay muchos luchadores duros en estas peleas de patio
trasero. Encontramos a Thiago Vásquez en un evento como este.

Ni siquiera sé qué decir. Thiago Vásquez es el campeón invicto del


GPC de peso Welter. Mataría por tener una oportunidad contra él.

—Te veías bien ahí fuera, —dice—. ¿Dónde entrenas?

—Dominant Alpha Gym.

Asiente, a sabiendas. —¿Cómo está el viejo Teddy?

—¿Conoces a Teddy? —Pregunto, mirándolo fijamente en estado


de shock.

—Por supuesto, —dice con una risa—. Me pateó el trasero en un


combate de boxeo amateur hace unas décadas. Todavía me
estremezco cuando pienso en cómo se sintieron esos grandes puños
cuando me golpearon.
Hablamos un poco sobre mi entrenamiento y mi historial. Tengo
19 y 0, pero son todas peleas de aficionados. Todavía no tengo una
pelea profesional en mi haber.

—Me gustaría darte una oportunidad, —dice después de mirarme


de arriba a abajo.

Todo mi cuerpo se anima. —¿En serio?


Página | 34
Levanta la mano. —Una posición para una preliminar, —dice
como si no fuera una buena oferta, pero sigue siendo la segunda
mejor cosa que me ha pasado. La primera fue conseguir una cita
con Hope. —El GPC viene a Boston para un evento Pay-Per-View3
el mes que viene y queremos mostrar algunos de los talentos
locales. Estarás en el aire antes de que empiecen los eventos
principales y antes de que las cámaras estén rodando. Básicamente,
vas a estar luchando en una arena casi vacía. Te emparejaremos con
otro novato. Si nos impresionas, podrás quedarte. Si no lo haces,
bueno... estoy seguro de que Papá Dolor te aceptará de nuevo.

No puedo creer mi suerte. Esta es la mejor noche de mi vida.

—La paga no es mucha, —dice, pensando en eso—. Diez mil


dólares.

¿Diez grandes? Quiero gritar. Nunca he visto tanto dinero en toda


mi vida.

—¿Qué dices?, —pregunta.

Le doy la mano tan rápido y fuerte que casi le disloco el brazo.

—¡Sí! ¡Absolutamente sí, joder!

Resolvemos los detalles y luego me voy a casa con una gran sonrisa
en la cara.
Si llego al GPC, sé que voy a llegar a la cima. Hope necesita que
lo haga.

Finalmente tengo algo por lo que luchar.

Ella.

Y voy a ser imparable.


Página | 35

Pay-Per-View3 — también conocido como televisión a la carta o pago por evento. Es una
modalidad de televisión por suscripción donde se paga por los eventos individuales que
desea ver.
Traducido por LizzieYov
Página | 36

Estoy teniendo la mejor sesión de entrenamiento de mi vida hoy.


Podría ser porque tengo una verdadera oportunidad de entrar en el
GPC, pero creo que es algo más.

Cada vez que golpeo con mi puño la pesada bolsa, con cada
gruñido, cada gemido, todo lo que puedo pensar es en Hope. Saber
que estoy a punto de ver su hermoso rostro y su cuerpo con curvas
hace que mi corazón se acelere al doble. Me da una energía infinita.

Nuestra cita es en cincuenta y dos minutos y no puedo dejar de


mirar el reloj.

—¿Tienes una pedicura reservada o algo así? —Teddy grita cuando


me ve mirando el reloj por trillonésima vez hoy. Golpeo la bolsa
con una triple combinación que la tiene sacudiéndose
violentamente en la vieja cadena oxidada.

—¿Por qué, quieres venir? —Gruño de vuelta entre puñetazos


viciosos.

Se ríe. —La última vez que alguien me tocó los pies fue cuando
pateé a Frank Hage en la cara. Lo noqueé en el primer asalto.

—¿Por el olor?
Esta vez se ríe más profundamente. —Probablemente. Pero en
serio, ¿por qué sigues mirando el reloj? Normalmente tengo que
sacarte a rastras de este gimnasio a la hora de cerrar.

Se acerca y se apoya en la bolsa a mi lado.

—¿Dónde está ese movimiento de tu cabeza?

Empiezo a sacudir mi cabeza erráticamente de lado a lado mientras


Página | 37
lanzo más golpes.

—Eso está mejor. ¿Tienes una cita?

Su pregunta me desconcierta y me giro hacia él antes de terminar


mi combinación.

—Sí, —respondo con una sonrisa de suficiencia.

—¿Quién es?

Respiro profundamente mientras dejo caer mis manos y me paro


derecho. —Es perfecta, Teddy. No puedo dejar de pensar en ella.

Me ha estado matando todo el día que no esté aquí conmigo. Quiero


vigilarla en todo momento. Es demasiado valiosa para estar en el
mundo sin un asesino como yo para protegerla.

Todavía estaba duro como una roca cuando llegué a casa anoche.
Me masturbé tanto que mi antebrazo me ardía. No importaba
cuántas veces me corriera, todavía no podía conseguir ningún
alivio.

No habrá alivio hasta que no haya hundido mi polla en su pequeño


y apretado coño y descargado todo lo que he construido para ella.
Hasta que cada gota de mi semilla se dirija a su maduro y fresco
vientre.
—¿La conociste en casa de Papá Dolor? —Teddy pregunta con una
ceja levantada.

—¿Sabes de eso?

—Lo sé todo, chico. Creí haberte dicho que no pelearas allí.

Dejé escapar un soplo de aire y me volví a la bolsa, golpeándola


aún más fuerte que antes.
Página | 38

—¿Qué importa de todos modos? No es como si fuera a lograrlo en


el GPC según tú.

Empuja la bolsa y se da la vuelta para alejarse. —Escuché que le


gustaste al explorador.

Me detengo abruptamente. —¿También sabes de eso? —Pregunto


mientras la pesada bolsa se balancea hacia atrás y se golpea contra
mi pecho.

—¿Quién crees que lo envió allí?

—¿Fuiste tú? —Mi boca está colgando abierta en estado de shock.

—Parece que ahora tienes algo por lo que luchar. —Sonríe y luego
comienza a alejarse—. Y mueve tu maldita cabeza cuando golpees
mis bolsas. No vas a llegar al GPC con ese movimiento de mierda.

Sonrío cuando me vuelvo a la bolsa de balanceo.

Definitivamente tengo algo por lo que luchar.

Y en cuarenta y nueve minutos, voy a estar viéndola.


Se ve aún más impresionante de lo que recuerdo. Aspiro con fuerza
mientras la veo parada frente a la cafetería.

Sus manos están todas inquietas y está cambiando su peso de pie a


pie mientras mira alrededor de la concurrida acera. Página | 39

Un gruñido bajo sale de mi garganta cuando veo a un hombre de


negocios caminando demasiado cerca de ella mientras pasa. No
quiero que nadie toque lo que es mío. La mira, tomándose su
tiempo para detallarla de arriba a abajo y mi sangre hierve mientras
lo observo.

Me dirijo hacia ella y me aseguro de golpear mi hombro contra el


pecho del hombre mientras paso por delante de él. Se vuelve para
decir algo, pero cuando ve quién le está mirando, deja caer los ojos
y se va corriendo.

Este no es el momento para una pelea. Es hora de hacer que esta


dulce chica se enamore de mí.

Nunca he sido bueno en eso, pero con Hope, no sé... se siente como
si estuviera destinado a ser.

Se siente como el destino.

—Estás preciosa, —le digo mientras la miro de arriba a abajo.


Lleva los mismos vaqueros que anoche y una vieja camisa roja
descolorida que le queda genial. Cualquier cosa se vería increíble
en esta chica.
Juega nerviosamente con su pelo rubio y sonríe mientras se
ruboriza tímidamente. —Gracias. No estaba segura de que este
fuera el lugar correcto.

Pienso en lo que habría hecho si no hubiera aparecido. Me viene a


la mente una imagen mía yendo de café en café, derribando puertas
y gritando su nombre.

Ya estoy loco por esta chica. Completamente obsesionado. Página | 40

—Parece que eres nueva en la ciudad, —le digo. Me duelen las


manos a los costados. Sólo quiero tocarla y me mata no poder
hacerlo. Todavía no, de todas formas.

—¿Lo hago tan obvio?

—Bueno, apareciste en la pelea del patio trasero de Papá Dolor, lo


que fue un gran regalo. ¿Qué estabas haciendo allí?

—Esa fue la genial idea de mi hermano, —dice—. ¿Qué estabas


haciendo allí?

Sonrío. —Sólo me estaba divirtiendo.

Sus labios sexys se separan y mi corazón se detiene cuando veo su


lengua. —¿Crees que recibir un puñetazo en la cara es divertido?

Me encogí de hombros. —Es mejor que estar sentado en una


oficina. Entremos y consigamos algo de beber y comer. Me muero
de hambre.

Capto un olor de su embriagadora fragancia cuando me pongo


detrás de ella y abro la puerta. Me sonríe cuando entra en el café.

Mis ojos calurosos y posesivos ya están dando vueltas por el


interior del café, buscando a cualquiera que se atreva a mirar lo que
es mío. No quiero que ningún otro hombre la mire. No hasta que la
reclame completamente como mía. Es algo que un cavernícola
haría, pero nadie me ha acusado de ser civilizado antes.

Los dos somos un poco torpes y tímidos mientras esperamos en la


fila. Quiero hablarle, pero no quiero que ninguno de los
entrometidos a nuestro alrededor lo oiga. Finalmente, es nuestro
turno en el mostrador. Pido un café y un par de sándwiches. Hope
Página | 41
sólo pide agua del grifo.

—Toma algo, —le digo—. Yo invito.

Sé que no tiene mucho dinero. Me doy cuenta.

Tampoco soy un hombre rico, pero tengo suficiente para cuidarla.


Paso los inviernos conduciendo una quitanieves y los veranos
entrenando cada minuto que puedo.

—Estoy bien, —dice con una sonrisa nerviosa. —Comí antes de


venir.

Está mintiendo. Puedo ver el hambre en sus ojos.

Cuando está claro que no va a tomar nada, pido cuatro sándwiches


diferentes, un café extra, un refresco y un par de ensaladas.

Llevo la bandeja llena de comida a una mesa vacía a un rincón


donde podemos sentarnos solos y tener algo de privacidad.

—¿Tienes hambre? —pregunta con una risa mientras mira la


comida.

—Toma lo que quieras, —le digo mientras empujo algo de comida


hacía delante. —Eres mi invitada.
—Gracias, —susurra mientras agarra un sándwich y empieza a
darle mordiscos voraces. Sólo la veo como su barbilla se mueve
hacia arriba y hacia abajo mientras mastica. Podría mirar a esta
chica para siempre.

—Entonces, ¿qué haces? —Le pregunto.

Levanta sus grandes gafas y me mira. —¿Qué quieres decir?


Página | 42
—¿Escuela? ¿Trabajo?

Sus mejillas comienzan a enrojecerse cuando sus ojos bajan hasta


el sándwich a medio terminar. —Oh, claro. Estoy... buscando un
trabajo.

—¿Haciendo qué?

—Cualquier cosa.

—¿Por qué no trabajas aquí?

Mira a su alrededor nerviosamente.

Sería perfecto para ella. Y para mí. Está justo al final de la calle de
mi gimnasio y podría venir corriendo a verla cuando quiera.

—¿Te gustaría?

Parece desconcertada. —Eso sería increíble, —dice mientras me


mira con los más adorables ojos azules—. Pero nunca me
contratarán.

Me levanto y me dirijo al mostrador. La chica que me sirvió los


sándwiches me da una amplia sonrisa.

—¿Está Joey aquí? —Pregunto.


Va y busca a Joey que es el gerente. A veces viene al gimnasio y le
ayudo a mejorar su entrenamiento.

—¡Hola, Nate! —dice con una sonrisa—. He querido ir al


gimnasio, pero he sido... perezoso.

—No estoy aquí para darte una mierda, —digo con una risa—.
¿Buscas algún personal?
Página | 43
—¿Estás buscando un trabajo?

—No es para mí. —Me giro y señalo a la chica más hermosa del
mundo—. Es para ella. Pero es mía, así que ten cuidado.

Ha visto lo que puedo hacer en el gimnasio y no le pondrá una mano


encima. Además, Joey está felizmente casado así que no debería
preocuparme por nada.

Vuelve a la mesa conmigo y después de hacerle unas preguntas a


Hope, le ofrece un trabajo. Está encantada.

—¡No puedo creer que empiece mañana!, —dice cuando Joey se


va—. ¡Scott va a estar extasiado!

El resto de la cita va de maravilla. Me estoy enamorando de cada


palabra que dice.

—Siento como si te conociera de toda la vida, —le digo una vez


que los sándwiches se han acabado y las tazas de café están vacías.

—Lo sé, —dice mientras se extiende lentamente a través de la mesa


con una mano tímida. Pongo la palma de mi mano sobre la suya y
me aprieta los dedos—. Nunca antes había tenido una conexión
como esta. Con nadie.
—¿Cómo es que sigues llamándome Nathan? —Le pregunto—.
Todos me llaman Nate.

—No quiero ser cualquiera para ti, —dice—. Espero que eso tenga
sentido.

—Lo hace. Y me gusta.

Ya está oscureciendo afuera, el tiempo ha pasado volando, pero no


Página | 44
estoy listo para perder de vista a esta chica todavía.

—Te llevaré a casa, —le digo—. ¿Dónde vives?

Sus mejillas se vuelven rosadas y mi polla se vuelve duro como una


roca. Me encanta esa tímida e inocente mirada. Me mata cada vez.

—¿Qué pasa? —Le pregunto.

Baja la cabeza y suspira. —Vivo detrás del YMCA.

—¿En un apartamento?

Sacude la cabeza. —En el auto de mi hermano.

Me levanto y mis manos se aprietan en puños. —Ya no lo haces


más.

Su boca se abre, pero no salen palabras.

—Te quedas conmigo.

—Pero... ¿sólo hasta que pueda tener mi propio apartamento?

—No, —digo mientras agarro su mano y la levanto—. Para


siempre. Ven conmigo.
Traducido por LizzieYov
Página | 45

Scott está durmiendo en el auto cuando golpeo la ventana. Salta y


sus ojos se abren de par en par en pánico. Los policías han estado
viniendo más y más últimamente, diciéndonos que movamos
nuestro auto. Muy pronto van a empezar a ponernos multas.

Se siente aliviado cuando ve que sólo soy yo.

Las puertas se abren y doy la vuelta para entrar. Nathan me observa


con una mirada protectora que provoca escalofríos en mi cuerpo.
Me encanta la forma en la que me vigila con esa mirada posesiva e
intensa.

Por primera vez en mucho tiempo, me hace sentir deseada y


necesitada, como si valiera algo. Como si fuera especial.

—Déjame hablar primero, —le susurro a Nathan. Está sentado en


el capó de su auto a una pequeña distancia.

Soy la hermana menor de Scott y también me protege. No le va a


gustar la idea de que viva con este hombre, incluso si también
viene.

Abro la puerta y me meto en el auto. Scott no parece muy contento.


—¿Cómo estuvo tu cita?, —pregunta.

No le gustó la idea de que saliera con alguien, especialmente no


con el hombre que le puso el ojo morado que está agitando
actualmente.

—Fue increíble, —digo mientras siento que mi corazón empieza a


hincharse en mi pecho. Fue la mejor cita que he tenido. Fue una de
esas citas increíbles en las que todo hace clic. Donde sabes que es Página | 46
alguien muy especial—. ¡Y tengo un trabajo!

Su cara hosca se ilumina. —¿Lo hiciste? ¿Dónde?

Le cuento todo sobre la cafetería y cómo empezaré allí mañana.


Nathan fue muy dulce al conectarme allí y aún más dulce cuando
me llevó a una zapatería y me compró un nuevo par de zapatos
negros de trabajo.

—Y hay más... —Digo, sin saber cómo decirle el resto—. Tenemos


un lugar donde vivir.

Parece escéptico.

—Nathan se ofreció para que nos quedáramos en su casa. —En


realidad, insistió.

Scott sacude la cabeza y se vuelve al volante. —No.

—¿Prefieres vivir en un auto?

—¿A vivir con un extraño que ya está obsesionado con mi hermana


menor? ¡Sí!

Respiro profundamente y trato de calmar la rabia por las emociones


que se arremolinan a través de mí. ¿Cómo puedo explicarle que
Nathan no es un extraño? Es mucho más que eso. Sólo le conozco
desde hace unas horas, pero siento que le conozco íntimamente. Ya
sé que quiero estar con él.

Mi cuerpo me dice constantemente lo mismo. Cada vez que nos


tocamos, es como si la electricidad fluyera a través de mí. Se siente
como en casa.

—Bueno, me voy, —digo mientras pongo mi mano en la manija de


la puerta—. Me gustaría que también vinieras. Página | 47

Eventualmente, pero de mala gana dice que sí. —Solo para


asegurarme de que estés bien con ese extraño.

Es reacio pero sé que vivir en este auto le pesa. No hemos dormido


bien en semanas y ambos estamos hartos de tener que usar los
baños de las gasolineras.

—Gracias, Scott, —digo con un suspiro de alivio—. No te


arrepentirás de esto. Ya lo verás. Nathan es genial.

Sólo se queja de algo que no puedo oír.

Abro la puerta y salgo. —Síguenos.

—¿Seguirte? —Pregunta mientras mira alrededor del oscuro


estacionamiento—. ¡¿Está afuera?!

Cierro la puerta y corro hacia Nathan. Se ve precioso mientras se


sienta en el capó de su Mustang, observándome.

—Nos gustaría aceptar tu oferta, —le digo con una sonrisa.

Sonríe mientras se baja del capó. —Bien. Porque te habría lanzado


sobre mi hombro y te habría llevado si hubiera tenido que hacerlo.

Lo sigo a su auto, sintiendo calor por todas partes mientras pienso


que su método habría sido mucho más divertido...
Scott se niega a entrar en la casa pero acepta tomar la habitación
sobre el garaje. Está separada de la casa y llena de pesas sueltas y
otros trastos, pero puedo decir que Scott se emociona cuando la ve.
Sin embargo, no le entusiasma tanto que me quede en la casa con Página | 48
Nathan.

—No sé nada de este tipo, —dice mientras Nathan espera en la


entrada.

—Yo sí, —le digo—. Sé que me consideras tu hermana pequeña


indefensa, pero vas a tener que confiar en mí en esto.

—No me digas que te estás enamorando de este tipo...

No respondo, porque no lo sé. Sé que es ridículo enamorarse tan


pronto, pero no puedo evitar sentir que se dirige hacia allí si no
estoy ya.

—Que duermas bien, —le digo mientras voy cerrando la puerta—


. Entra en la casa si necesitas algo.

—Hay un lavabo abajo en el garaje, —dice mientras mira


alrededor—. Debería ser suficiente. Y ven a buscarme si necesitas
algo.

—Lo haré, —digo mientras lo veo jugar con el colchón inflable que
Nathan le dio—. Pero estaré bien.

—Sé que lo harás, —dice mientras me mira con nuevos ojos—.


Eres cualquier cosa menos indefensa, Hope. Mira lo que hiciste por
nosotros. Un nuevo trabajo. Un nuevo lugar para vivir. Un nuevo
novio.

—No es mi novio.

Todavía no, de todos modos.

—Vi la forma en que te mira. Es tu novio.

No estoy segura de que tenga razón, pero espero que la tenga. Página | 49

—Te encontraremos un trabajo también, —le digo—. Todo está


mejorando.

Por primera vez en mucho tiempo, veo a mi hermano sonreír.

Estoy llena de una energía nerviosa y excitada mientras camino de


regreso a la casa. Es pequeña. Realmente pequeña, pero es más
grande que el interior de nuestro auto, así que no me quejo. En
realidad, estoy encantada de quedarme con Nathan.

Hay un pequeño baño entre las dos habitaciones y luego una


habitación principal que tiene la cocina y la sala de estar.

—Siempre estoy en el gimnasio, así que no necesito mucho, —


dice, avergonzado mientras mira a su alrededor—. Te conseguiré
un lugar más grande una vez que deje mi huella en el GPC.

—No necesito un lugar más grande, —le digo—. Esto es perfecto.

—Te mereces lo mejor, Hope, —dice mientras me mira con tal


intensidad que me pone la piel de gallina—. Quiero darte todo.

—Ya me has dado más que suficiente.

Sonríe y luego recoge mi bolso. —Tomarás mi cuarto, —dice


mientras lo lleva al más grande de los dos cuartos. La habitación
de invitados tiene una computadora vieja, un futón de aspecto
incómodo y no mucho más.

—No, no puedo, —le digo mientras pone mi bolso en su cama


tamaño Queen. Dios, eso parece cómodo...

No he dormido en una cama en años. El solo hecho de pensar en


deslizarme bajo esas sábanas y estirar mis brazos y piernas me hace
sentir como un niño en la mañana de Navidad. Página | 50

—No acepto un no por respuesta. Este es mi lugar y lo que digo se


hace. Y es para todo.

La forma en que dice esa última palabra con una vibración sensual
tan profunda me hace tragar con fuerza. De repente me doy cuenta
de que estoy en la casa de este hombre y que puede hacerme lo que
quiera. No hay nada que lo detenga.

¿Por qué ese pensamiento es más excitante que aterrador?

Tengo dieciocho años y nunca he tenido sexo antes. Apenas he


hecho nada antes, pero ahora estoy lista para entregarle mi tarjeta
V para siempre.

No puedo dejar de mirar la forma en que su camisa se ajusta en una


línea sobre su musculoso pecho y mis ojos siguen bajando hasta
sus redondos bíceps tatuados. Es el hombre más sexy que he visto
nunca. Sin duda alguna.

—¿Dónde vas a dormir? —Pregunto con voz baja.

Me mira lentamente de arriba a abajo. —Voy a ser honesto contigo,


Hope. Te quiero a ti. Mucho. Eres mi chica ahora y te vas a quedar
en mi lugar. En mi cama. Quiero que estés cómoda y te sientas
segura aquí, así que me quedaré con el futón por esta noche. Pero
no sé cuánto tiempo seré capaz de contenerme. Pronto estaré en esa
cama contigo.

Me sujeta suavemente la barbilla con el pulgar y el índice y la


levanta mientras se inclina hacia abajo para besarme.

Nuestros labios se conectan y me derrito. Sus manos se deslizan en


mi cabello mientras gimoteo contra su lengua caliente.
Página | 51
Es un hombre muy fuerte e intenso, pero su beso es suave y
apasionado con la cantidad justa de fuerza para hacer que mis
piernas se debiliten.

Pongo mi palma en su duro pecho y no puedo creer que su corazón


esté latiendo tan fuerte como el mío. Me pregunto si también está
sintiendo las mariposas.

Finalmente libera mi boca y casi me derrumbo en el suelo.

—Si seguimos adelante, no podré detenerme, —dice con voz


grave. El sexy timbre va directo a mi clítoris, haciendo que el latido
sea aún más profundo.

¿Y si no quiero que te detengas...?

Las palabras están en la punta de mi lengua. Quiero que salgan.


Quiero que me levante, me lleve a la cama, me tire a las sábanas y
me haga lo que quiera.

Quiero sentir su duro cuerpo entre mis piernas, estirándolas,


abriéndolas de par en par mientras mete su dura polla dentro de mí,
tomando mi virginidad que guardé para un momento perfecto como
éste.

Pero las palabras se quedan en mi garganta. Este hombre es sexy


como el infierno y es increíblemente intimidante.
Así que en vez de eso, con las mejillas rosadas y la decepción
sonando a través de mí, me deslizo a su dormitorio y cierro la puerta
por la noche...

...preguntándome, esperando, que la abra y entre...

Página | 52
Traducido por LizzieYov
Página | 53

Es difícil dormir en esta cama.

Las sábanas son suaves y la almohada es celestial, pero es difícil


porque el olor sexy de Nathan está a mí alrededor. Y no está aquí.
Sigo gimiendo de frustración mientras me estiro y siento un lado
frío y vacío de su cama, queriendo en cambio sentirlo.

Me giro y miro el reloj. Son las 3:18. Me pregunto si está


durmiendo. O si está despierto pensando en mí de la misma manera
que pienso en él.

Sigo pensando en cuando lo vi por primera vez sin camisa mientras


caía en la piscina vacía. La forma en que sus músculos se
flexionaban con cada movimiento ligero que hacía. La forma en
que se veía con la sangre salpicada en su piel tatuada cuando me
vio por primera vez. Pude ver el deseo y la necesidad en su mirada
y ese deseo sólo ha aumentado cuanto más estamos juntos.

Antes de que pueda detenerme, mi mano se desliza por mi


estómago y se mete entre mis muslos. Estoy tan jodidamente
mojada.

Tengo que hacer esto. Es necesario.


Me estoy diciendo todas estas mentiras...

Tu primer día de trabajo es mañana y tienes que estar bien


descansada.

Eso me hace pensar en cuando estaba en la zapatería con Nathan.


La forma en que me tocaba suavemente los pies mientras me ponía
los zapatos nuevos y los probaba.
Página | 54
Es la única manera de que te duermas.

Mis dedos empiezan a deslizarse entre mis pliegues mojados y


hasta mi palpitante clítoris. Nunca había hecho esto antes, pero la
idea de que Nathan duerma en la habitación de al lado me vuelve
loca. No puedo dejar de tocarme.

Estoy tan pegajosamente mojada. Incluso mis muslos están


cubiertos de mi deseo por él.

La idea de que huela mi perfume más íntimo en sus sábanas me


provoca una sonrisa malvada en los labios mientras me froto el
clítoris con más fuerza. Me pregunto si se pondrá duro. Me
pregunto si se tocaría a sí mismo también.

Me lo imagino bajándose los pantalones y acariciando su larga y


dura polla y se me hace la boca agua. Empiezo a frotarme más
fuerte y más rápido hasta que los gemidos salen demasiado fuertes.
Me va a escuchar...

Pero tal vez eso es lo que quiero...

Un profundo gemido tras otro surge cuando mi espalda se arquea y


me muerdo el labio inferior. No debería hacer tanto ruido. No
debería estar haciendo esto en absoluto.
Debería parar. Al menos debería darme la vuelta y enterrar mi cara
en la almohada de Nathan para amortiguar mis gritos, pero no lo
hago. Sólo lo dejo salir más fuerte.

Algo se ha apoderado de mí. Estoy poseída por mi necesidad.

Y como las partes más oscuras de mí querían, la puerta se abre y


Nathan entra.
Página | 55
Cerré de golpe mis piernas mientras está de pie en la puerta,
contemplándome con una mirada oscura, pero mi mano no
retrocedió. Mis dedos no dejan de moverse.

—¿Disfrutas de mi cama? —dice en voz baja que suena como un


gruñido.

Está apoyado en el marco de la puerta, usando nada más que un


boxer ajustado. Arrastro mis ojos por sus duros abdominales
esculpidos hasta el grueso y largo contorno de su palpitante
erección. Está tenso contra la tela mientras me mira con ojos
oscuros y hambrientos.

Abro la boca y no sale nada más que un gemido bajo.

No quiero que se haga una idea equivocada de mí. No soy así. Tan
atrevida... Tan desvergonzada...

Pero tiene mi cuerpo hirviendo y no puedo parar.

—Si vas a estar en mi cama... —dice mientras se aparta del marco


de la puerta y entra en la habitación. Puedo sentir mi pulso
retumbando a través de mí mientras se acerca. Mi dedo sigue
haciendo pequeños círculos en mi clítoris hinchado, esperando que
tome el control pronto—. Vas a tener que obedecer mis reglas.
Se para junto a la cama y observa cómo mi mano se mueve entre
mis muslos apretados. Mis rodillas se tocan entre sí, así que no
puede ver nada excepto mi cuerpo convulsionando arriba y abajo
mientras tiro de mi camiseta suelta con mi mano libre. Veo la
intensidad feroz de sus ojos mientras los arrastra hasta mis pechos.
Mis pezones ya están duros como una roca mientras la tela áspera
se arrastra contra ellos.
Página | 56
Mis propios ojos se fijan en el final de su erección. Hay una mancha
húmeda en su boxer en la punta de su dura polla que se hace cada
vez más grande mientras me mira.

—Si este cuerpo maduro va a estar en mi cama, —dice en voz baja


y dominante—. No quiero nada entre tu suave piel y mis sábanas.
Te quiero desnuda. Quítate la ropa. Ahora mismo.

Mi corazón empieza a latir con fuerza mientras espera que me


mueva. No llevo nada más que mis bragas mojadas y esta vieja
camiseta.

Su voz asertiva y dominante trabaja en mí y empiezo a sentarme.


Me observa mientras respiro profundamente y me quito la
camiseta. Mis pechos desnudos caen -mis pezones hormiguean más
fuerte que nunca- y respiró hondo.

—Ahora tus bragas. Quítatelas.

La excitación está bombeando por mis venas mientras me acuesto


y levanto mi trasero de la cama. Sus grandes y sexys brazos
tatuados están cruzados sobre su pecho mientras me mira como tiro
mis bragas por mis pegajosas piernas mojadas. Una emoción como
nunca antes la he experimentado se precipita a través de mí
mientras la tela se desprende de mi montículo húmedo.
Con la respiración contenida, rápidamente me las quito y las lanzo
por la habitación. Nathan es rápido como un rayo y los atrapa en el
aire.

Puedo sentir mi cara y mi cuello calentándose por todas partes


mientras se los lleva a la nariz e inhala profundamente. Sus ojos se
cierran cuando el aroma embriagador de mi necesidad y la
excitación llena sus pulmones.
Página | 57
Espero que le guste. La forma en que aspira el olor como si no
tuviera suficiente me dice que sí.

—Esa es mi chica, —dice mientras abre el cajón de su mesa de


noche y los mete dentro—. Ahora abre esas dulces piernas y
muéstrame tu coño.

Con cualquier otra persona, estaría aterrorizada en este momento,


pero mi mente está nublada por la lujuria y no siento nada más que
excitación. Abro bien las piernas y le dejo ver todo.

—Joder, —silba en voz baja cuando ve lo que he guardado para él.

Todo mi cuerpo está sufriendo por sus manos. Quiero sentirlas por
todo mi cuerpo. Me estoy masajeando un pecho mientras mi otra
mano se arrastra hacia abajo.

—Sí, —gruñe—. Toca a esa linda gatita. Muéstrame cómo estabas


jugando contigo mismo. Muéstrame que tan mojada puedes
ponerte.

Mi espalda se arquea mientras muevo los dedos a través de mis


pliegues dolorosos. Nathan respira profundamente mientras me
observa y no puedo evitar notar que la mancha de su boxer se hace
cada vez más grande.
Empiezo a deslizar las puntas de los dedos dentro de mi coño,
follándome justo delante de él. Soy una desvergonzada mientras le
doy un espectáculo.

¿Qué demonios me pasa? ¿Qué clase de poder tiene este hombre


sobre mi cuerpo?

Presiono mi palma contra mi clítoris mientras me acaricio,


instándole con mis ojos a unirse al partido. Página | 58

La cama se sumerge mientras se sube al colchón. Respiro hondo y


lo retengo cuando siento sus fuertes manos caer sobre mis rodillas.
Abre mis piernas aún más, mientras su cabeza baja para ver más de
cerca.

Inhala profundamente y luego aparta mi mano.

—Es suficiente, —dice mientras mira fijamente mi sexo—. Me


estoy haciendo cargo. Este coño está en mi cama, lo que significa
que ahora es mío y quiero probarlo.

Sus palmas ásperas se deslizan por la parte interior de mis muslos,


deteniéndose justo antes de tocar mi coño. Mis caderas ya se están
moviendo y rodando en la cama, tentándolo a poner esos labios
sexys un poco más cerca... está tan condenadamente cerca...

—Mira el desorden que hiciste en mis sábanas, —gruñe mientras


desliza sus dedos por mi rendija. Grito—. Lo quieres, ¿no es así,
nena?

—Sí, —le ruego.

Los desliza de nuevo hacia abajo y comienza a burlarse de mi


agujero.
—Estás muy apretada, —dice con un gesto de dolor mientras
presiona con la punta del dedo en el interior—. Eres virgen,
¿verdad?

—Sí. —Oh, Dios. No puedo mentirle. Quería hacerlo, pero no


puedo.

Sonríe en aprobación. —Eso es lo que pensé. Dulce, inocente y


maduro como una fruta. ¿Vas a darme tu cereza? Página | 59

—Es tuyo, —jadeo.

—Bien, —dice mientras desliza sus dedos hasta mi clítoris.


Empieza a frotar el nudo duro mientras siento el estruendo de un
orgasmo. Nunca he tenido uno antes, pero inmediatamente sé lo
que es. Nada más puede sentirse tan bien—. Porque estás en mi
cama y eso significa que es mío para tomarlo.

Siento todo mi cuerpo temblando. Mis piernas tiemblan junto a su


cabeza.

—Lo tomaré, —promete—, pero primero, quiero probarlo.

Mi cuerpo se tensa mientras anticipo lo que viene. Cuando sus


labios me tocan, me doy cuenta de que lo que estaba anticipando
estaba mal.

La parte de atrás de mi cabeza se clava en la almohada y cierro los


ojos. Me concentro completamente en su boca caliente mientras me
toca. Se siente fuera de este mundo.

Pensé que su mano se sentía bien, pero esto está más allá de las
palabras.
Gruñe hambriento mientras desliza su lengua por mi coño,
separando mis pliegues. Abro los ojos a la fuerza y miro su
musculosa espalda, ondulando y flexionando mientras me devora.

Se siente como si su lengua estuviera en todas partes a la vez, en


mi agujero virgen, viajando a través de mis pliegues, girando
alrededor de mi clítoris. Está en todas partes y me está
consumiendo completamente.
Página | 60
Es todo en lo que puedo concentrarme. La sensación intensa. El
sonido de los sorbidos. El calor.

Agarro las sábanas en mis puños y las aprieto mientras la tensión


de un orgasmo se construye y se acumula en mi interior. Voy a
explotar y no sé si mi cuerpo tembloroso puede soportarlo.

Le encanta esto. La forma codiciosa en que me está agarrando el


trasero y tirando de mí hasta su boca, los gemidos hambrientos y
desesperados, el afán por más, todo eso me está mostrando el placer
que está obteniendo de esto.

Sus palmas ásperas se deslizan hacia la parte posterior de mis


rodillas y empuja mis piernas en el aire. Las fija allí mientras se
inclina hacia atrás y echa una larga mirada a lo que ningún hombre
ha visto antes.

Mis mejillas no se ruborizan ahora aunque él puede verlo todo.


Estoy demasiado lejos para eso. Estoy consumida por la lujuria y
tambaleándome al borde de mi primer orgasmo. Estoy más allá de
la timidez.

Se sumerge de nuevo y me come con una nueva furia, empujando


más profundo, más fuerte, más rápido.

No toma mucho tiempo.


El intenso calor del orgasmo explota y luego me atraviesa hasta mi
núcleo. Grito en voz alta mientras todo se vuelve negro.

Soy absorbida por el placer. Consumida por el calor.

Cuando vuelvo a la tierra, estoy lloriqueando y temblando y


moliendo mis caderas contra su boca, que todavía se mueve en mi
coño como si no pudiera detenerse.
Página | 61
Todo se vuelve demasiado y me aparto. Sus ojos se dirigen hacia
los míos mientras pongo mi pie en su hombro y lo empujo hacia
atrás.

—Eres increíble, —dice mientras se pone de rodillas. Puedo ver mi


humedad por toda su boca y barbilla. Ni siquiera se la quita. Le
debe gustar el sabor y el olor.

—Mantén las piernas abiertas, —gruñe mientras agarra la cintura


de su boxer y lo baja.

Trago fuerte cuando su gran polla larga y dura sale. Es jodidamente


hermoso.

Mis ojos se fijan en su polla mientras se quita la ropa interior y


luego regresa a su lugar entre mis piernas.

Es enorme.

Grueso e hinchado, duro como una roca, con un pegajoso y húmedo


prepucio que rezuma por la pequeña rendija de la parte superior. Se
me hace agua la boca al ver cómo gota tras gota de semen se escapa
y se derrama sobre la cama. Sus grandes bolas viriles se balancean
abajo, pareciendo listas para descargar cada gota de esperma que
están sosteniendo en mi pequeño y apretado coño virgen.

Ni siquiera sé cómo va a caber dentro de mí.


Pero estoy a punto de averiguarlo.

Porque este hombre alfa se agarra a su gruesa y venosa polla y se


acerca mientras tiemblo de excitación nerviosa.

Página | 62
Traducido por LizzieYov
Página | 63

Hope está acostada en la cama con las piernas abiertas, dándome


una vista perfecta de su fresca y húmeda vagina. Todavía puedo
oler su dulzura. Está por toda la mitad inferior de mi cara y no me
canso de ella.

—¿De quién es este coño? —Pregunto en un gruñido posesivo.

—Tuyo, —gime mientras se retuerce en la cama.

Está tan mojada. Incluso sin tocarla, gotas claras de jugo tibio
siguen saliendo de su agujero virgen y se filtran a mis sábanas.

Sonrío, sabiendo que soy el único que ha tenido esta hermosa vista.
Soy el único al que se ha desnudado y eso me hace locamente feliz.

—Así es, —gruño mientras acaricio mi polla dura. Está ardiendo


por su coño. Me duelen las pelotas.

Están llenas de semen caliente y planeo descargar cada gota en su


pequeño útero maduro. Tomaré a esta chica al natural y
desprotegida con mi gran polla.

No me importa que pueda quedar embarazada, de hecho, lo espero.


Quiero tenerla hinchada con mi hijo. Quiero atarla a mí de todas
las maneras posibles y llenarla con mi semilla va a ser una cuerda
más que la atará a mí para siempre.

Aprieto la gruesa base de mi miembro y me inclino sobre ella.


Jadea cuando siente la punta hinchada deslizándose de arriba a
abajo por los labios de su coño.

Sus arcos en la espalda, clavan en mi cara sus grandes pechos. No


puedo resistirme a ellos y meto un pezón duro en mi boca y luego Página | 64
el otro. Tiene unos pechos preciosos y me tomo mi tiempo con ellas
hasta que me pide mi polla.

—Por favor, —gime con los ojos cerrados—. Te necesito tanto.

Con una sonrisa en los labios, la agarro de la cadera y la acerco a


mí. Sus ojos se abren con excitación mientras guío mi polla hacia
su pequeño y apretado agujero.

Sus labios hinchados de su coño se separan fácilmente cuando


empujo la cabeza de mi polla hacia dentro. Su cara se retuerce de
dolor mientras me mira con ojos llenos de lujuria.

Soy grande. Ya lo sé. Esta vez le va a doler, pero una vez que
domine a esta gatita virgen, podré montarla más fácilmente con
sólo placer en lugar del dolor.

Su coño se agarra alrededor de mi cabeza y me estremezco,


sabiendo que esto se va a sentir increíble. Está tan apretada. Es un
dulce dolor y uno que nunca olvidaré.

Me agarra los brazos mientras empiezo a empujar lentamente hacia


adentro. Sus uñas se clavan en mi piel cuando me acerco a su cereza
y luego suelta un pequeño grito mientras la atravieso.
Sonrío mientras empujo hasta la empuñadura, manteniendo mi
palpitante polla en su interior mientras saboreo el hecho de que
ahora es mía.

Y siempre lo será.

Su coño mojado está tan apretado contra mí que apenas puedo


respirar. Sólo comienza a aflojarse cuando me deslizo de nuevo
hacia afuera y luego de nuevo hacia adentro. Página | 65

Jugo caliente está saliendo de ella, cubriendo mi polla, cubriendo


mis bolas, haciendo un desastre entre nosotros mientras irrumpo en
su coño.

—¿Qué se siente tener la polla de tu hombre dentro de ti? —


Pregunto.

Suelta un profundo gemido. —Tan bueno, —jadea—. Tan


jodidamente bueno.

No hay nada más que lujuria y excitación en esos sexys ojos azules
suyos. Le encanta esto.

—Tu coño apretado fue hecho para mi polla, —gimo mientras la


meto y la saco un poco más rápido, un poco más fuerte. Empieza a
lloriquear y a gritar cuando entro en su interior—. Se va a someter
a mi polla por el resto de tu vida. Ningún otro hombre estará en su
interior. Jamás.

—No, —jadea—. Es tuyo. Sólo te quiero a ti.

—Eso es lo que quiero oír, —digo mientras me inclino y empiezo


a mordisquear sus pechos. Me pasa sus manos por el cabello,
tirando de mí hacia su pecho mientras muele sus caderas con cada
empujón.
—Ven aquí, —digo mientras me inclino hacia atrás y salgo de ella.

Un fuerte y frustrado quejido sale de su boca cuando saco mi polla.

—Pon tus labios alrededor de mi gran polla y prueba lo bueno que


es tu coño.

Inmediatamente se pone de rodillas y me agarra mi miembro. Sin


dudarlo, comienza a chuparme, lamiendo su crema espesa y
Página | 66
gimiendo mientras lo hace.

—Joder, —silbo a través de los dientes apretados cuando siento


sus labios apretados arrastrándose de mi polla. Su pequeña lengua
caliente está encima de mí, burlándose de mi cabeza y girando
alrededor. Quiero correrme así.

Deslizo mi mano por la delgada curva de su espalda y sobre sus


mejillas redondas que se elevan en el aire. Gime mientras deslizo
mis dedos a través de su grieta, sobre su arrugado trasero, y de
nuevo en su cálido coño. Se agarra con fuerza a mis dedos y la
necesidad de estar de nuevo en su interior, engendrando en su
vientre maduro, toma el control.

No quiere soltarme la polla, pero la aparto de todas formas.

—Date la vuelta, —le ordeno bruscamente—. En manos y rodillas.

Rápidamente obedece y me ofrece su coño mojado mientras se


pone a cuatro patas.

Le agarro la mejilla del trasero y me deslizo de vuelta con un fuerte


empujón.

—Joder, —gime mientras me empujo hasta su interior. Su calor


envuelve mi polla y siento que todo se me viene encima muy
rápido.
—Quiero que te corras en mi polla, Hope, —gruño mientras me la
follo más y más fuerte. Mis manos están en su trasero, apretando
tan fuerte que están dejando pequeñas marcas rosas donde las
puntas de mis dedos se están clavando—. Haz que este pequeño
coño se corra para mí.

Su cuerpo comienza a temblar con pequeñas convulsiones a medida


que se acerca. La cama empieza a golpear contra la pared mientras
Página | 67
le doy golpes más fuertes, profundos y largos.

—¡Sí! —grita mientras se agarra a la cabecera para apoyarse—.


¡Oh, mierda! Se siente tan bien...

Mis ojos están clavados ahí abajo, viendo mi grueso miembro


entrar y salir, siendo cubierto con su crema caliente.

Siento un orgasmo que se construye dentro de mí, creciendo y


expandiéndose con una fuerza imparable. Puedo decir que también
está cerca. Está fuera de control con la lujuria mientras se mueve
en la cama.

La golpeo con tres empujones fuertes, luego entierro mi polla y me


corro con fuerza. Cada gota de mi semen se descarga en su vientre.

Su cuerpo se sacude y grita en voz alta mientras su propio orgasmo


consume su cuerpo. Su coño se aprieta alrededor de mí y dejo salir
un gemido bajo primitivo mientras me aprieta increíblemente
fuerte.

Su interior está cubierto con mi semen. Mi semilla está en su


vientre y espero que esté embarazada en este momento. Quiero que
esté embarazada de mi hijo. Si no lo está ahora, lo estará pronto.

—Oh mierda, —gime mientras se derrumba en la cama. Sus ojos


ya están cerrados mientras se acurruca en mi almohada.
Quiero caerme a su lado, pero no puedo dejar de mirar la hermosa
vista de su coño rojo hinchado. Mi esperma se está mezclando con
su crema y se está filtrando hacia sus muslos.

—Eres tan perfecta, —digo una vez que el cansancio doloroso se


vuelve demasiado. Me caigo a su lado y la envuelvo con mis
brazos.

Se inclina hacia mí, presionando su suave trasero contra mi polla Página | 68


semidura. Siento que se empieza a poner duro otra vez y sé que esta
va a ser una larga noche para nosotros porque no estoy ni siquiera
cerca de terminar.

Una noche larga, pero divertida...


Traducido por LizzieYov
Página | 69

—Gran trabajo hoy, Hope, —dice Joey, el gerente, mientras me


dirijo a la puerta—. Entonces, ¿te veré mañana?

No puedo contener la sonrisa en mi cara. —¡Sí! ¡Definitivamente!

Hace tres semanas que trabajo aquí en el café y me encanta. Incluso


le conseguí un trabajo a Scott. Es el primero que viene por la
mañana a hornear todas las golosinas que vendemos. El jefe lo ama
absolutamente. Dice que nunca ha tenido un empleado con una
ética de trabajo tan buena como Scott.

La emoción aumenta a medida que salgo del café y me dirijo a la


calle.

Esta es mi parte favorita del día. No porque haya terminado de


trabajar, sino porque estoy a punto de ver a Nathan.

Me he enamorado profundamente durante las últimas tres semanas.


Cada vez que estoy con él, se pone mejor. Hablamos toda la noche
y luego nos quedamos despiertos toda la noche haciendo... bueno,
definitivamente no es hablar...

Hay un revoloteo en mi pecho cuando tomo el ritmo y


prácticamente corro hacia el gimnasio. El entrenamiento de Nathan
va a terminar pronto y quiero verlo todo lo que pueda. Me encanta
verle moverse. Es como una pantera con su suave y ágil forma de
acechar, mirando a su oponente con una mirada mortal en sus ojos.
¿Cómo puede una chica no sentirse segura cuando tiene a una
bestia de hombre como él cuidándola?

Me cuelo en el gimnasio y me deslizo por la pared, tratando de que


no me vea. Si me ve, todo habrá terminado. Dejará de concentrarse
Página | 70
en su entrenamiento y se centrará en mí. Es un poco posesivo y ya
está completamente obsesionado, lo que significa que no le gusta
que ninguno de los chicos me mire o hable conmigo.

—Maldición, —susurro en voz baja cuando lo veo en la jaula. Es


tan hermoso.

Nathan sólo lleva un par de pantalones cortos ajustados de MMA


mientras se acerca a otro hombre que parece tener el doble de su
tamaño. Si no lo conociera mejor, pensaría que este gigante lo va a
matar, pero he visto a Nathan luchar todos los días durante las
últimas tres semanas. Mi hombre tiene mucho talento y habilidad.

El gran hombre le lanza un puñetazo estruendoso y me estremezco


cuando se dirige directamente a la cara de Nathan. No sé cómo se
mueve tan rápido, pero se agacha en la última fracción de segundo
y luego le da un duro contragolpe en la barbilla. Lo hace
tambalearse y vuelve a tropezar. Nathan avanza y es despiadado
mientras hace que el tipo pague por entrar en la jaula.

—¡Cuidado con el contraataque!, —grita su entrenador Teddy


desde el lateral. Me gusta Teddy. Grita mucho, pero en el fondo es
un gran oso Teddy. Ha estado trabajando mucho más de cerca con
Nathan mientras se acerca su primera pelea con el Ground and
Pound Championship. Sé lo mucho que Nathan quiere ganar.
Sólo puede hablar de lo que va a hacer por mí cuando entre en el
GPC. La ropa y el auto que me comprará, así como la casa gigante.
Sigo diciéndole que ha hecho más por mí de lo que nunca sabrá y
que soy más feliz ahora que nunca, pero es un soñador. Una vez
que se le mete un objetivo en la cabeza, lo persigue como un pitbull
hambriento que va tras un hueso.

Nathan baja a su oponente y tuerce sus piernas alrededor del


Página | 71
hombro del tipo. Me ha estado enseñando algunas técnicas de
sumisión, pero cuando terminamos en el suelo, terminamos
haciendo otra cosa muy rápidamente.

—Omoplata, —susurro en voz baja mientras reconozco el


movimiento. El grandote se da vuelta y Nathan lo deja ir. Quiero
gritar y animar a mi hombre, pero en vez de eso, sólo sonrío
mientras lo observo desde el otro lado del gimnasio. Podré gritar
todo lo que quiera en el evento del GPC en dos semanas. Estoy muy
emocionada de verlo, aunque estoy un poco nerviosa de que se
vaya a lastimar.

Ese gran hombre al que acaba de vencer es probablemente un


vendedor de seguros o un mecánico de autos. Puede vencerlos
fácilmente, pero los tipos a los que se enfrentará en el GPC son
asesinos profesionales de piedra.

Me ve y siento un cálido escalofrío recorriendo mi cuerpo mientras


sus ojos verdes se estrechan. Me encanta lo posesivo que es. Me
encanta la forma en que puedo sentir todo su intenso deseo y
necesidad extrema cada vez que me mira a los ojos.

Nathan ni siquiera espera a que Teddy abra la jaula. Rápidamente


sube por un lado de la jaula y baja al otro lado.
—¿A dónde rayos vas? —Teddy exige mientras Nathan se pavonea
hacia mí—. Oh, dice Teddy riéndose cuando me ve de pie junto a
la pared—. Supongo que el entrenamiento ha terminado.

Mi hombre sexy se acerca a mí y me empuja contra su duro y


sudoroso cuerpo. Su mano enguantada se hunde en mi cabello y
agarra un puñado mientras inclina mi cabeza hacia atrás. Con todo
el mundo mirando, reclama mi boca con un beso intenso
Página | 72
desesperado que me tiene lloriqueando. Su deseo y lujuria fluye a
nuestro alrededor y no puedo evitar sentirlo acercándose
sigilosamente, excitándome, haciendo que lo desee tanto como él.

No es tímido para hacer esto en público. De hecho, quiere que todos


sepan que soy suya. —Me perteneces, Hope, —siempre me dice—
. Eres mía. ¿Entiendes eso?

Siempre sonrío, amando su posesividad. Me hace sentir tan


especial. Tan deseada y necesitada.

Me encanta poder volver loco a este hombre poderoso. Que puedo


ponerlo de rodillas.

—¿Qué tal el trabajo? —pregunta cuando finalmente me suelta la


boca.

Estoy aturdida. ¿Cómo se supone que voy a hablar después de un


beso como ese?

Me da todo el tiempo que necesito para recuperarme. —Me gusta


mucho estar ahí, —digo después de tragar con fuerza—. Lo mejor
de todo es que está cerca de ti.

—No lo suficientemente cerca, —dice con el ceño fruncido—.


Odio no poder mirarte o tocarte cuando quiero.
—La ausencia hace que el corazón se encariñe, —digo con una
sonrisa—. ¿Nunca has oído eso?

—Mi corazón se encariñará contigo cada segundo que pase, estés


o no aquí. Pero preferiría tenerte aquí.

Sus brazos protectores se deslizan a mí alrededor y me siento tan


en casa. Siento que puedo cerrar los ojos y quedarme en este
momento para siempre. Página | 73

—Eres dulce, —digo mientras me acerco un poco más a su cálido


cuerpo.

—Y tú eres perfecta, —dice antes de besar la parte superior de mi


cabeza—. ¿Quieres ir a cenar?

—¡Sí! Me muero de hambre.

—¿Qué tal ese lugar de mariscos que te encanta?

Ya se me hace la boca agua.

Sonríe mientras mira mi cara. —Iré a ducharme rápido y luego nos


podemos ir.

—No, —digo un poco demasiado abruptamente—. Quiero decir...


no tienes que...

Me encanta su cuerpo después de un entrenamiento. El sudor, la


forma en que sus músculos son tan duros, la forma en que su pelo
castaño está todo desordenado, no sé... llámame loca pero lo
encuentro increíblemente sexy cuando está así.

—Lo que quieras, nena, —dice con una sonrisa—. ¿Puedo al


menos ponerme algo de ropa?
Doy un paso atrás y echo un último vistazo a su cuerpo tatuado sin
camisa. Parece un Dios. Está fuera de mi alcance.

Me pregunto qué luchador de por aquí golpeó su cabeza tan fuerte


que cree que soy digna de él...

—Me gustas así, —digo mientras recorro con la punta de los dedos
las crestas de sus duros abdominales.
Página | 74
—Puede que no me dejen entrar en el restaurante.

—Podemos comer en el estacionamiento.

Se ríe. —Me vestiré.

—Bien, —digo con un toque de decepción—. Si insistes.

Dejé escapar un gemido cuando me soltó y se dirigió a los


vestuarios.

—Si alguien molesta a ese precioso ángel del frente, —advierte en


voz alta—. Van a estar probando mis nudillos.

Nadie se atreve a mirarme después de eso.

Justo como le gusta a mi hombre posesivo.


Traducido por LizzieYov
Página | 75

La adrenalina está corriendo por mis venas mientras entramos en


la arena para el evento de GPC Pay-Per-View. No puedo borrar esta
sonrisa de mi cara. He estado entrenando para este momento por
más de dos décadas.

Tengo a mi gente favorita a mí alrededor. Teddy está aquí y estará


en mi esquina. Mi entrenador me ha dado todo lo suyo durante las
últimas dos semanas mientras me preparaba para esta noche y
nunca lo olvidaré.

Scott también está aquí. Después de un comienzo difícil, nos


conocimos y nos hicimos muy amigos. Al principio no estaba
seguro de mí, pero después de ver lo bien que traté a su hermana,
empezó a cambiar de opinión. Va a estar en mi esquina conmigo y
estoy encantada de tenerlo allí. Va a ser mi cuñado algún día. Un
día muy pronto, espero.

Y por último, tengo a Hope. Me ha dado tanto y ha cambiado mi


vida. Estoy haciendo esto por ella. Voy a pensar en ella cada
segundo que esté en esa jaula y la necesidad de cuidarla me hará
superar todo el dolor.
Estoy agarrando su mano mientras pasamos por la seguridad en el
área de la arena donde necesitas pases para entrar. Mi corazón
empieza a latir cuando veo a famosos luchadores de GPC a nuestro
alrededor. Luchadores antiguos y actuales. Reporteros y personal
de GPC.

—Mierda, —susurra Scott—. ¡Es Henry Matterson!

Mi mandíbula casi se cae cuando veo la leyenda. Fue el primer Página | 76


campeón de peso pesado de GPC y ahora es dueño de una línea de
bebidas proteínicas muy exitosa.

—¡Y ahí está Thiago Vásquez! —Scott dice mientras asiente hacia
la pared lejana.

Mis ojos se estrechan sobre él. Es el actual campeón de mi división


y el cinturón de oro que tiene en su casillero pronto estará alrededor
de mi cintura. Sólo necesito ganarme mi oportunidad.

Lo miro fijamente pero sus ojos están puestos en Hope.

Le aprieto la mano y la acerco más cuando comienza a caminar.

—¡Maldita sea! Mira ese cuerpo, nena, —dice mientras la mira de


arriba abajo—. ¿Quieres deshacerte de este tipo y estar con un
hombre de verdad?

La tiro detrás de mí con un brazo protector y luego me abalanzo


sobre él. El imbécil no sabe qué lo golpeó.

Ha luchado con los mejores luchadores del mundo, pero aún no ha


luchado conmigo. Estoy en otro nivel, especialmente cuando peleo
por mi chica.

Cuando lucho por Hope.


Varios luchadores de renombre saltan sobre mí e intentan
apartarme, pero lo esquivo mientras aterrizo puñetazo tras puñetazo
en su arrogante cuerpo. Quiero acabar con su vida por hablar con
Hope. Quiero arrancarle los ojos por mirar lo que es mío. Se merece
morir.

En el caos, noto a Henry Matterson sobre mí, el peso pesado


gigante y ni siquiera puede apartarme. Aterrizo tres golpes en la
Página | 77
cara de Thiago y finalmente cuatro hombres me separa.

—¡Nunca le hables, maldición! —Grito mientras me tiran hacia


atrás.

—¡¿Qué mierda está pasando?! —una voz profunda retumba por el


pasillo. Lo reconozco inmediatamente como el presidente del GPC,
Kace Kelly. Todos retroceden mientras viene a la carga.

Es calvo y está un poco relleno en sus músculos y tiene un


temperamento infernal, se sabe que pone de rodillas a los hombres
más temibles del planeta.

Me mantengo erguido con la barbilla en alto mientras se acerca a


mí.

—¿Por qué tocas mi evento principal?, —grita. Se ve furioso—.


¡Thiago luchará dentro de unas horas!

—Quiso ligar con mi chica, —digo con una voz que no se disculpa.

—¿Y qué?

—Así que, es mía, —le respondo.

Se vuelve de mí hacia Hope y un gruñido de advertencia sale de mi


garganta.
—Perdón, —dice mientras sus ojos duros se dirigen hacia los míos.

—Te lo dije, es mía, —le advierto—. No la mires si sabes lo que te


conviene.

Para mi sorpresa, se ríe. Supongo que no está acostumbrado a que


nadie le hable así.

—¿Quién es este tipo?, —le pregunta a su asistente que está a su


Página | 78
lado.

—Nate Cross, —dice rápidamente—. Está peleando en el


undercard3 esta noche.

Me mira de arriba a abajo y puedo decir que está pensando en algo.

—Tienes buenos golpes, —dice con un asentimiento. Se da la


vuelta y mira a Thiago que me está mirando fijamente—. ¿Dejaste
que un novato te golpeara?

Thiago da un paso adelante, pero el Sr. Kelly le pone una mano en


el pecho y lo empuja hacia atrás. —Ya tuviste tu oportunidad,
campeón. —Dice la última palabra con una pizca de burla y luego
se vuelve hacia su asistente—. Alice, trae a este tipo a mi oficina.

—Sí, señor.

Alice me agarra del brazo y empieza a tirar de mí por el pasillo. Me


doy la vuelta y hago un gesto de dolor cuando veo a Hope en la
distancia.

Quería hacer esto por ella y ahora he ido y lo he jodido todo.

Soy tan idiota...


Golpeé al luchador principal de la pelea de Pay-Per-View. El
hombre al que la gente paga por ver. Amenacé al presidente del
GPC, el hombre más poderoso de MMA.

Y ahora me van a despedir...

Alice me lleva a la oficina y luego cierra la puerta.

Parece una eternidad hasta que el Sr. Kelly entra en la oficina.


Página | 79

—Siento haberle amenazado, Sr. Kelly, —le digo


inmediatamente—. No me gusta que los hombres miren a mi chica.

—¿Y qué pasa con Thiago? —Pregunta mientras se sienta detrás


del enorme escritorio de roble—. ¿Lamentas lo que le hiciste?

Puedo sentir mi sangre hirviendo de nuevo. —No.

Se ríe de nuevo y luego me mira durante mucho tiempo. —¿Dónde


entrenas?

— Dominant Alpha Gym, —respondo—. Con Teddy Wittman.

—¡¿Ese era Teddy Wittman?! —Dice mientras se inclina hacia


adelante y golpea el escritorio—. ¡Mierda, ni siquiera lo reconocí!
Estaba en su esquina cuando peleó con Joe Collins.

—Me lo dijo.

Sus ojos se estrechan cuando me mide. —¿Eres bueno?

—Acabo de golpear a tu campeón como si fuera un matón de tercer


grado.

—Lo hiciste, —dice mientras se inclina hacia atrás en su silla—.


¿Te gustaría tener una oportunidad para el título?

Juro que mi corazón se detiene en mi pecho.


—Tenemos una pequeña situación, —dice el Sr. Kelly—. El
oponente de Thiago estaba de fiesta anoche y se emborrachó.

Ni siquiera puedo hablar.

—Cuando lo arrestaron, sus huellas coincidieron con la de un robo


a mano armada sin resolver hace cuatro años.

—¿No está aquí?


Página | 80

—Actualmente está tras las rejas.

—Lo haré.

Se ríe. —No te he ofrecido nada todavía.

—Entonces ofrezca.

Respira profundamente y suspira. —Llamé a Vincent Ranger antes.


Está en camino hacia aquí.

Oh, mierda. Vincent Ranger es uno de los cinco mejores


candidatos.

—No ha pasado por un campo de entrenamiento como yo, —digo,


tratando desesperadamente de venderme.

—Eso es cierto. Pero es un nombre conocido. La gente pagará por


verlo pelear.

—Libera las imágenes de seguridad y pagarán.

—¿Qué?

—Tiene que haber imágenes de mí pateando el trasero de Thiago


en el pasillo. Pónganlo en línea y anuncien que continuaremos la
lucha en la jaula.
Sonríe mientras me mira. —¿Y crees que puedes vencerlo?

—Sé que puedo. Estoy luchando por mi chica. Su futuro está en


mis manos y haré cualquier cosa por Hope.

Está pensando en eso.

—Le arrancaré esa sonrisa a patadas de su puta cara arrogante.

Su sonrisa se amplía. Eso es exactamente lo que quería oír. Página | 81

—¿Cómo dijiste que te llamabas?

—Nate Cross.

Se extiende al otro lado de la mesa y ofrece su mano.

—Está bien. Estás dentro.

Undercard3 — Es un evento que precede y apoyan un evento


principal o destacado.
Traducido por LizzieYov

Página | 82

Nathan entra en la jaula de acero iluminada y mi corazón late tan


fuerte que creo que podría explotar.

Tiene una mirada de pura concentración en su rostro mientras se


mueve alrededor del octógono. Su expresión severa sólo se
resquebraja cuando me ve, sentada a diez filas de distancia, y sólo
entonces, es por un segundo.

La multitud lo abuchea, lo cual me parece extraño ya que ni


siquiera lo conocen. Supongo que todos son fans del actual
campeón, Thiago Velásquez. Odio que lo estén abucheando y
quiero gritarle a cada uno de ellos individualmente. Supongo que
soy un poco protectora de mi hombre como él lo es de mí.

Las luces se apagan y la multitud aplaude mientras la música de


Thiago comienza a sonar. Tengo un mal presentimiento cuando lo
veo corriendo entre la multitud en el camino hacia el octógono.

Nate lo mira atentamente. Puede enfrentarse a cualquiera, ya lo


demostró antes en el pasillo, pero sigo estando nerviosa. No quiero
que se lastime y Thiago se ve aterrorizador.

El árbitro lo revisa y la muchedumbre estalla mientras corre hacia


la jaula de acero. Estoy muy nerviosa. No puedo pensar con
claridad. Nathan está ahí dentro con un asesino.
Sólo quiero cerrar los ojos, taparme los oídos y que Scott venga a
buscarme cuando termine.

Todo pasa tan rápido. El llamado de sus nombres, el golpeteo de


los guantes, y luego la campana está sonando.

No estoy lista para esto...

Los dos hombres cargan contra el otro y los puños empiezan a


Página | 83
volar. Continúan justo donde lo dejaron antes, pero esta vez,
Thiago está listo para esto.

Bloquea los tres primeros puñetazos de Nate, luego le da un fuerte


golpe en el estómago y rápidamente le sigue con una patada en la
pierna.

El estómago se me revuelve mientras que mis ojos están pegados


al combate.

—¡Sí! —Grito cuando Nate lanza dos puñetazos y da uno. Golpea


a Thiago con fuerza, pero el campeón es duro y siguen adelante.

Se mueven de forma borrosa, cada uno da un golpe fuerte y se


tambalean el uno al otro. La multitud está encantada con la lucha y
aplaude y grita con cada puñetazo y patada que recibe.

Thiago empieza a sacar ventaja de Nate y le empuja contra la jaula


mientras que le da un puñetazo tras otro devastador.

—No, —susurro mientras lo observo. Le insto a que siga adelante.


Suplicando al universo que deje ganar a mi hombre.

Pero no necesita al universo para ganar. Sólo me necesita a mí.


Me ve a través de la jaula encadenada y luego empieza a levantarse.
Thiago le propina cuatro duros golpes en la barbilla, pero Nate
parece imparable mientras le empuja.

Parece estar poseído. Es un hombre en llamas.

Thiago gira sus grandes hombros y entra rápidamente, pero Nate


está listo. Dispara un duro gancho de derecha que aterriza con un
crujido que puedo oír desde mi asiento en la décima fila. Página | 84

Se acabó.

El cuerpo de Thiago se pone rígido y sus ojos giran en la parte


posterior de su cabeza mientras que sus brazos oscilantes caen a
sus lados.

Todo el lugar está mortalmente tranquilo mientras Thiago cae de


espaldas y aterriza con fuerza en la estera. Sus brazos vuelan por
encima de su cabeza y sus piernas se extienden.

No sé mucho sobre la lucha, pero incluso puedo decir que está fuera
de combate.

El árbitro se interpone inmediatamente entre él y Nate, que se


abalanza sobre él para darle más.

—¡Se acabó!, —grita el árbitro mientras levanta la mano.

Toda la tensión de mi cuerpo se libera y empiezo a gritar de


felicidad y gratitud mientras Nate salta en el aire con los puños
levantados.

La multitud le aclama ahora y es ensordecedor. Ni siquiera puedo


oír mis propios gritos mientras rinden homenaje a su nuevo
campeón.
Se pasea por el octógono como el alfa rudo que es y sólo se detiene
cuando me ve. Me señala y todo lo que puedo hacer es beber de
este momento, esperando que recuerde esta increíble sensación
para siempre.

De repente, sube por la jaula y salta sobre ella como lo hizo hace
unos días en el gimnasio. Salta desde la cornisa fuera de mi vista.
Todos están de pie y no puedo ver nada.
Página | 85
—¡Hope! —Le oigo gritar mientras se abre paso entre la multitud.
Está trepando por las sillas y empujando a la gente mientras le dan
palmadas en la espalda y se llevan consigo los autógrafos rápidos.

No está concentrado en nada más que en encontrarme.

Su cuerpo agitado se abre paso a través de la pareja que está delante


de mí y respira aliviado cuando me ve.

" Hope", dice mientras me mira con amor puro en sus ojos. "Hice
esto por ti. Este cinturón es para ti. Para nuestro futuro juntos".

Estoy a punto de responder, pero me agarra y me lanza sobre su


hombro.

—¡Nate! —Grito mientras pongo una mano en su musculosa


espalda—. ¿Qué estás haciendo?

Es como un cavernícola, ya que me lleva al octógono y me mete


dentro con él. Las luces son tan brillantes y empiezo a entrar en
pánico cuando me pone de nuevo en pie. Esta vez hay más de
veinticinco mil personas mirándome y vitoreando.

—Te amo, Hope, —dice mientras me toma las mejillas y me mira


a los ojos—. ¿Me quieres?
Es tan difícil hablar con tanta gente mirándome, pero me las
arreglo. —Lo hago. Te quiero mucho, Nate.

Se cae a su rodilla y mi boca se abre. Todo el mundo grita aún más


fuerte mientras me toma de las manos.

—Cásate conmigo, —me ruega—. Por favor. Pensé que este


cinturón era todo lo que quería, pero me equivoqué. Tú eres todo
lo que quiero. Lo eres todo para mí. Por favor, sé mi esposa. Página | 86

Tengo lágrimas cayendo por mis mejillas mientras lo miro. Mi vida


no ha sido más que perfecta desde que entró en ella.

Por supuesto que quiero casarme con él.

—¡Si! —Grito por el ruido pero no creo que pueda oírme.

Así que en vez de eso, me arrodillo y le beso con fuerza.

Lo suficiente para decirle a él y a las 25.000 personas que sí me


casaré.

Y estaremos juntos para siempre.


Traducido por LizzieYov
Página | 87

Un año después…

—¿Podrían los novios dirigirse a la pista de baile para el primer


baile de la noche? —dice el DJ a través de los altavoces.

Hope mira a través de la multitud de nuevos y viejos amigos y me


ve. Ya la estaba mirando. Mis ojos no han dejado a mi hermosa
novia en todo el día.

Se ve impresionante mientras se excusa de la pareja con la que está


hablando y se dirige hacia la pista de baile vacía.

Ese vestido...

Espero poder recordar este momento por el resto de mi vida. Me


duele el corazón al pensar que los años crueles opacarán su
claridad. Olvidaré los pequeños detalles. Como las rocas en el
océano, serán redondeadas y suavizadas con las olas del tiempo. La
forma en que un mechón de su cabello rubio se ha soltado y le hace
cosquillas en la mejilla. La forma en que las lentejuelas de su
vestido blanco están brillando con las luces de arriba, haciéndola
parecer un ángel. La forma en que esos dulces y deliciosos labios
se curvan y me sonríen tímidamente a cada paso. Quiero recordarlo
todo. Quiero guardarlo todo.

Respiro profundamente y comienzo a caminar entre la multitud,


hacia la pista de baile.

En mi camino, me da palmadas en la espalda, enviando palabras de


aliento y felicitaciones. He conocido a mucha gente durante el
último año mientras he sido el campeón de peso welter del GPC. Página | 88
Muchos son amigos y están aquí esta noche, pero nadie se acerca a
compararse con el hermoso ángel que me espera en la pista de baile.

Amo a Hope más que nada y no puedo creer que sea mi esposa.

—Pensé que me dejarías plantada, —dice con una sonrisa mientras


la abrazo y la acerco. El olor embriagador de su perfume hace que
mi corazón lata—. Pensé que podría tener que bailar sola.

—Nunca te dejaría plantada, —digo mientras la sostengo tan cerca


como puedo sin lastimarla—. Te encadenaría a mi lado si me
dejaras.

—Tal vez en nuestra luna de miel, —susurra con una sonrisa


maliciosa.

Casi se me pone duro sólo de pensarlo.

El presidente del GPC tuvo la amabilidad de prestarnos su


impresionante villa frente a la playa en Kaui durante una semana.
No sólo eso, también nos prestó su jet privado.

Lover de Taylor Swift comienza a sonar por los altavoces y todas


las miradas están puestas en nosotros mientras tenemos nuestro
primer baile como marido y mujer.
Empiezo a tensarme y Hope pone una mano en mi antebrazo
flexionado. —Relájate, —susurra.

Respiro hondo mientras miro a la multitud. —Todos te están


mirando, —le susurro—. Me está matando.

—Se supone que deben mirar a la novia, —dice con una sonrisa—
. De lo contrario, es insultante.
Página | 89
—No tienen que mirarte el trasero.

—Mi trasero se ve increíble en este vestido. Déjalos que miren.

Me quejo.

—¿Vas a ocuparte de toda la habitación?, —pregunta—. Porque la


mitad de ellos son luchadores profesionales.

—Podría encargarme de ellos si eso significara protegerte.

Sus brazos se aprietan a mí alrededor y pone su mejilla contra mi


pecho. —Lo sé, —susurra.

Es suficiente para calmarme. Para calmar mis nervios.

Cierro los ojos y me concentro en mi esposa y en la increíble forma


en que se siente.

Bailamos con la hermosa música y dejo que la gratitud penetre. No


importa si olvido cada detalle de hoy. Voy a tener esta belleza
conmigo por el resto de mi vida.

Cada día habrá nuevos detalles para estudiar, para maravillarse. La


forma en que sostiene su taza de café por la mañana con su cabello
alborotado, la forma en que se golpea la barbilla cuando trata de
decidir qué cereal comprar en el supermercado, la forma en que se
acurruca alrededor de una almohada cada vez que se queda
dormida en el sofá, siempre habrá momentos para asombrarse con
Hope porque nunca dejará de asombrarme. Nunca me
acostumbraré a esa sensación de ser el hombre más afortunado del
planeta.

Y nunca lo daré por sentado.

Le sonríe a Scott, que está mirando con orgullo desde un lado. Es


mi padrino hoy y está empezando a sentirse como mi propio Página | 90
hermano.

Le daré mi antigua casa cuando nos mudemos. Lo que me


recuerda...

—Hey, —susurro. Me mira y esos ojos azules me hacen tragar con


fuerza—. Tengo un regalo para ti.

—Ya me disté uno, —dice mientras mira el nuevo y brillante anillo


de bodas en su dedo.

—Este es mejor.

—Lo dudo.

—Nos compré una casa. Una grande.

Su cara se ilumina. —¿Lo hiciste?

Firmé un contrato de ocho cifras con el GPC y vino con un bono


de firma muy generoso. Lo utilicé para pagar el anticipo de una
hermosa casa con vista al mar. A Hope le va a encantar.

—¿Tiene muchos dormitorios?

Asiento con una sonrisa hambrienta. —Por todos los bebés que voy
a meter en ti.
Sus mejillas se ponen rosadas cuando mira a su alrededor para ver
si alguien lo ha oído. No importa. Sólo estamos nosotros aquí.
Somos los únicos que importamos en este momento.

—Tengo un regalo para ti también, —susurra mientras sus mejillas


se ponen más rosadas.

—¿Está debajo de este vestido? Porque te llevaré al armario y te lo


arrancaré ahora mismo. Página | 91

Se ríe. —Nathan... estoy embarazada.

Mi cara se desploma. Mi cuerpo deja de moverse aunque la canción


siga sonando.

—¿Estás... embarazada?

Me está dando la más bella sonrisa mientras asiente.

La abrazo aún más fuerte y le beso la parte superior de la cabeza.

—Gracias, —susurro.

—¿Por qué?

—Por todo, —le digo—. Por ser tú. Por darme algo por lo que
luchar. Pero sobre todo, por darme algo por lo que vivir.

Me mira y le doy un profundo y apasionado beso.

Nuestros amigos y familiares nos animan y aplauden a nuestro


alrededor y por una vez quiero que lo vean.

Quiero que vean lo afortunado que soy. Lo increíble que es Hope.

Y quiero que vean que es toda mía.


Traducido por LizzieYov
Página | 92

Diez años después…

—¡Ve, Jake! —Grito mientras Nate le hace una llave de cabeza.

Mi primogénito sólo tiene diez años y su adorable cabecita está


siendo tragada por el enorme brazo tatuado de mi hombre. Están
luchando en las esteras de abajo. Siempre están luchando en las
esteras de abajo. Jake no se cansa de eso.

Tampoco pueden mis otros dos, Nora y Ashton. Nora, de ocho


años, tiene las piernas envueltas alrededor del hombro de Nate y
gruñe con la cara apretada mientras intenta algún tipo de
movimiento de sumisión complejo y Ashton, de cinco años, le da
puñetazos en la espalda una y otra vez como un mosquito molesto.

Si un extraño viniera aquí, pensarían que estamos entrenando a un


grupo de asesinos.

Jake se libera y me sonríe con orgullo antes de volver a saltar sobre


su padre. Nate es increíble con los niños. Lo adoran.

Los ha estado entrenando a los tres en Ju Jitsu brasileño o BJJ desde


antes de que pudieran caminar. Los tres lo hacen con naturalidad.
Deben parecerse a él porque yo no tengo un hueso atlético en mi
cuerpo.

Me encanta verlos juntos. Es la forma en que se ha unido a ellos a


lo largo de los años y hace que me duela el corazón al ver lo cerca
que se han vuelto.

Los tres chicos trabajan juntos para atraparlo. Me rio cuando Nate
se cae en la estera y golpea dramáticamente mientras grita de dolor Página | 93
fingido.

Los tres niños se ponen de pie y se dan los cinco mientras se


pavonean por el sótano, igual que Nate se pavoneaba por el
octógono después de su victoria contra Thiago Vásquez. Estaba tan
enamorada en ese momento y mi amor no ha hecho más que crecer
con el tiempo.

Me ha dado la mejor vida de mi vida. No he pasado hambre ni una


sola vez desde nuestra primera cita. Bueno, para ser honesta, he
pasado mucha hambre durante mis muchas dietas, pero eso fue
voluntario...

—Tus hijos son asesinos, —me dice con una sonrisa mientras se
arrastra sobre sus manos y rodillas.

—Deben haberlo sacado de mí, —digo con una risa.

Asiente. —Siempre he dicho que tienes una sonrisa asesina.

—¿Te apetece una ronda más? —Pregunto mientras siento que el


calor de la excitación comienza a hincharse dentro de mí. Verlo de
rodillas delante de mí me recuerda lo increíble que es tener su boca
ahí abajo.

—¿Quieres luchar?, —me pregunta con una sonrisa maliciosa.


—Estaba pensando más en BJJ. Menos una J.

Sus ojos pasan de ser juguetones a hambrientos.

—¡Niños!, —grita. Sus ojos nunca dejan los míos.

Dejan de celebrar y lo miran.

—¿Les gustaría ir al cine?


Página | 94
—¿En serio? —Nora pregunta con una emocionada sonrisa en su
rostro.

—¿El viaje de los espías? —Jake pregunta. Es la última película


animada por ordenador que ha estado deseando ver.

—¡Claro! —dice Nate mientras sus ojos recorren mis pechos. Mis
pezones se endurecen y empiezan a sentir un hormigueo sólo por
tener sus ojos sobre ellos—. Ve a esperar en el auto. Ahora subo.

Los tres se lanzan por las escaleras, gritando de emoción.

Cuando oímos que la puerta del garaje se abre y se cierra, se


abalanza sobre mí.

Sus grandes y fuertes manos tiran de mis ropas mientras sus labios
se estrellan contra las mías.

He estado esperando esto todo el maldito día...

Debe ser un nuevo récord lo rápido que me desnuda.

—No tenemos mucho tiempo, —dice mientras saca su dura y


palpitante polla. Ya está duro como una roca para mí—. Esos
chicos no van a ser muy pacientes.

Me parece bien. Cuanto más rápido se meta dentro de mí, mejor.


Me empuja hacia abajo sobre la estera con sus fuertes manos
dominantes y trepa entre mis piernas.

Jadeo cuando mete su gran polla dentro de mi coño mojado.

Nunca me he acostumbrado a cómo su grosor me llena. Cada vez


se siente como la primera vez que su polla me estiro y me llena
completamente.
Página | 95
—Oh, Nate, —me quejo cuando empieza a empujar con fuertes y
firmes golpes—. Se siente tan bien.

—Tu coño es como un vino fino, —me gruñe al oído—. Mejora


con la edad.

He disfrutado cada año con este hombre. Fue el campeón de peso


Welter del GPC durante seis años y defendió su título catorce veces
antes de retirarse a la edad de treinta y cinco años.

Ahora, pasamos todo el día en nuestra gran casa y disfrutamos de


nuestros cuerpos. Pronto comenzaremos una nueva aventura, pero
por ahora, no podemos tener suficiente uno del otro.

El tenue sonido de la bocina del auto viaja hasta el sótano y ambos


nos reímos.

—Mejor termina, campeón, —le digo mientras siento el comienzo


de un orgasmo retumbando hacia adelante. Parece que también está
cerca. Lo puedo decir por la mirada en su cara.

Acelera el ritmo, me empuja con fuerza y luego mete su polla en el


fondo mientras ambos nos dejamos llevar.

Apenas me he recuperado cuando se retira de mí y se vuelve a


poner la ropa.
Ni siquiera puedo moverme...

—Espero que haya valido la pena, —digo con una sonrisa mientras
se pone la camisa—. Vas a tener que sentarte en una película de
mierda para niños ahora.

Sacude la cabeza mientras mira mi cuerpo desnudo. Puedo sentir


su semen caliente saliendo de mí.
Página | 96
—Valió la pena, —dice con una mirada feroz en sus ojos—. Haría
cualquier cosa por tu cuerpo sexy.

Sonrío mientras se arrodilla, me besa la frente y luego sube


corriendo las escaleras para unirse a los niños en el auto.

Me quedo ahí tumbada los siguientes diez minutos, mirando al


techo mientras me pregunto cómo he tenido tanta suerte.

Es el mejor marido de la historia.

También podría gustarte