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CONTENIDO

1. Laney
2. Anders
3. Laney
4. Anders
5. Laney
6. Anders
7. Laney
8. Anders
9. Laney
10.Anders
11.Laney
12.Anders

Epilogo

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LANEY
¿Él? No.
Mis ojos bailan alrededor del pequeño bar, moviéndose
entre los pocos clientes dentro. Esto no va nada bien.
¿Quizás él? De ninguna manera. Hombre, este whisky
es fuerte.
No hay un solo hombre en esta habitación con el que
pueda verme follando. Mis ojos siguen moviéndose por
la habitación, esperando ver solo un candidato probable
para llevar a casa. Solo necesito uno, solo uno. Ahora
mismo no veo ninguno.
Suspirando para mí misma, bajo la mirada al vaso de
alcohol. Un poco más de esto podría ayudar a facilitar
un poco la elección… Riendo para mí misma, tomo otro
sorbo.
Esa mujer mintió. Este no es un bar caliente en
absoluto.
Hoy en el supermercado, la cajera me dijo que este era
un lugar para estar, el Bear Claw Saloon. Lo hizo sonar
como un club nocturno caliente, un club que estaría
lleno de gente para pasar un buen rato.
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Echando un vistazo a la larga barra, veo un anciano al
final, con un abrigo de invierno grueso y andrajoso, con
parches gastados en los codos. Deja otro trago y eructa
en su mano mientras deja escapar una carcajada a
nadie más que a sí mismo.
Hay una pareja en la mesa de billar que muestra
demasiado afecto en público y otro tipo que hace
demasiado ruido en el bar mientras habla con el
camarero, diciéndole que cree que Sasquatch robo un
buen cuchillo de caza y puede mostrarlo.
¿Qué demonios estoy haciendo aquí?
Sentada en la pequeña mesa de madera, que se
tambalea ligeramente mientras agito la pajita delgada y
la muevo alrededor del hielo dentro del vaso. Puedo
sentir el calor del alcohol cuando golpea mi vientre y me
calienta por todas partes.
Lo único que quiero es pasar un buen rato y olvidar la
realidad en la que vivo actualmente. Debería ser simple,
al menos eso es lo que pensaba.
Tomando el resto de whisky en mi vaso, toso levemente
mientras me quema la parte posterior de la garganta.
―¿Necesitas otro, cariño?― pregunta la camarera
mientras se detiene en mi mesa con la bandeja de
comida para la pareja.
Al levantar la vista, me encuentro con una sonrisa
amistosa. La mujer tiene el pelo rojo brillante y parece
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tener al menos setenta años. Hay líneas profundas en la


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esquina de sus ojos mientras sus labios se estiran y las
líneas de su sonrisa están bien formadas. Ella ha vivido
una mierda, eso es seguro.
Su camiseta tiene una garra de oso gigante y el delantal
negro que envuelve sus caderas parece gastado y hecho
jirones.
Dándome otra sonrisa, mira su bandeja de comida. ―O
puedo traerte algo de comida. Solo dime que necesitas―.
―Otro, por favor― digo, agitando el vaso vacío. ―Y que
sigan viniendo―.
―Lo tienes― dice con un guiño. ―De lo que sea que
estés huyendo, te ayudará a mantenerlo a raya―.
―Gracias― respondo mientras ella toma mi vaso y se
marcha.

Ella está de vuelta en segundos, dejando la bebida


frente a mí. ―Entonces…― dice, limpiando sus manos
en su delantal y apoyando los antebrazos en el respaldo
de la silla frente a mí, ―¿De dónde eres?, nunca te
había visto por aquí antes y todavía no es temporada
turística―.
―Es tan obvio, ¿eh? ―pregunto, riendo mientras me
acomodo en mi asiento.
―He vivido en esta ciudad toda mi vida y he trabajado
aquí durante casi treinta años. Reconozco una cara
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nueva cuando la veo―.


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―No soy de ningún lugar en especial, puedo decirte
eso―. Enroscando mis dedos alrededor del vaso, tomo
un largo sorbo. ―Pero este es mi nuevo comienzo.
Alquilo una cabaña en la montaña desde…―
―Déjame adivinar― interrumpe, ―¿Marla Crawford? ―
Asiento con la cabeza y ella me sonríe. ―Eso es lo que
imagine. Es una ciudad pequeña, cariño, acostúmbrate
a que la gente sepa quién eres antes de que tú los
conozcas―.
―Oh― digo a una media risa. ―Lo hare―.
―A mi nieta le encanta esos blocks de dibujos―. Ella
deja caer sus ojos hacia el libro en la mesa a mi lado.
―Esto es solo un block de dibujo. Supuse que también
podría trabajar un poco mientras estoy aquí―.
―¿Y? ―
―¿Y qué? ―
―¿Estás haciendo algún trabajo?―
Riendo, niego con la cabeza. ―Lamentablemente no, no
está funcionando como pensé―.
―Bueno. Mi nombre es Candice. Dime si necesitas algo
mas―.
―Laney― digo, golpeando mi lápiz contra la libreta. ―Y
gracias― echando la cabeza hacia atrás, termino mi
trago. ―¿Qué tal otro? ―
―Lo tienes, cariño― ella dice.
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Ella se aleja y abro mi cuaderno de dibujo. Dado que
este lugar está muerto, mejor no perder el tiempo.
Poniendo el lápiz sobre el papel, estoy perdida. Nada se
arremolina en mi cerebro, solo una neblina de alcohol
que está comenzando a apoderarse.
Mis venas están calientes, mis músculos hormiguean y
puedo sentir la niebla cuando comienza a asentarse
sobre mí.
La puerta se abre y una ráfaga de aire frio invernal
atraviesa la barra, lo que hace que los papeles de mi
block de dibujo se arruinen. Levantando la cabeza, veo
a un hombre que me da la espalda y se acerca a la
mesa junto a la puerta.
Sus hombros están cubiertos por una fina capa de
nieve.
Mientras sale de su chaqueta, la agita tirando la nieve
al suelo. Dobla la chaqueta sobre la silla que retira y se
sienta.
Se alborota el pelo, cepillándose la nieve de su cabeza y
toma el menú del soporte de la mesa. Solo puedo
distinguir el perfil lateral de su rostro, pero no sus
rasgos.
Candice cruza la habitación y los dos charlan por un
minuto. Ella se aleja, regresa unos minutos más tarde y
deja un cuenco frente a él.
Estoy tratando de ver su rostro, pero no puedo porque
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mi visión esta un poco borrosa ahora y este ángulo hace


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que sea difícil verlo bien. Me siento un poco inestable en
mi silla mientras trato de inclinarme hacia un lado para
tener una mejor vista.
¡Ups! El licor definitivamente está entrando en acción.
Frunciendo los labios, giro la punta del lápiz contra el
papel y me debato si al menos debería darle una
oportunidad a una persona esta noche. ¿Cuál es el
punto de incluso estar aquí si me voy a sentar sola y ni
siquiera intentare ligar al menos a un chico?.
Me pongo de pie, me ajusto la falda y termino el resto de
mi bebida para tomar un impulso extra de coraje
líquido. Podría avergonzarme de mi misma y está bien,
esta capa extra de alcohol debería eliminar hasta el
último polvo que tengo.
Con una camisa ajustada de cuello V, que muestra
mucho escote y una falda corta blanca hasta los
muslos, mis zapatillas son silenciosas contra el
desvencijado suelo de madera. Son mis zapatillas de la
suerte, tenía sentido usarlos si realmente quiero
terminar esta noche echando un polvo.
Ese es el punto de porque estoy aquí.
―Hey― digo, mi voz baja y sexy mientras me siento
frente al hombre, ahora comiendo.
La iluminación sobre su mesa es tenue, proyectando
una sombra oscura en su rostro. Su cabello le cae sobre
la frente, casi cubriendo sus ojos y una espesa barba
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pinta su mandíbula. Sus hombros son anchos y sus


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manos parecen enormes mientras sostiene el delgado
tallo de la cuchara.
―Hola― responde mientras mantiene la cabeza gacha y
se lleva la comida a la boca.
―¿Qué estas comiendo? ―
―Gumbo―
―Suena bien―. Lo estoy intentando, realmente estoy
tratando de atraer a este hombre a una conversación,
pero no obtengo nada a cambio.
―Si―. Bebe otra cuchara. ―¿Tienes un nombre?―
―Lo tengo, al igual que probablemente tengas otro lugar
donde estar. ¿Correcto? ―me responde, su voz molesta
y al borde de la mala educación.
―Okie-dokie― digo, golpeando ligeramente la parte
superior de la mesa. ―Mensaje recibido―.
Me levanto, regreso a mi mesa y Candice me trae otra
bebida.
―No le hagas caso. Tiene su rutina y se apega a ella―.
―Si, lo dejo claro―. Ella me da una tierna sonrisa, luego
se mueve detrás de la barra. Mi cabeza esta baja
mientras trato de concéntrame nuevamente en el dibujo
y aun así todo lo que se me ocurre es un vacío.

―Oye, no te había visto aquí antes―. La voz de un


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hombre suena en mi oido mientras saca el asiento a mi


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lado y lo toma.
―Um sí, soy nueva por aquí―. Mi corazón da un vuelco
cuando una pequeña emoción se extiende por mi
columna vertebral.
¡Finalmente!
Mirando hacia arriba con una sonrisa coqueta, mi
corazón se hunde y me apago instantáneamente. Mi
sonrisa se convierte rápidamente en medio ceño
fruncido.
Él sonríe, sus dientes amarillos y su piel
extremadamente pálida. Tiene el cabello grasiento
peinado hacia atrás y lleva una camisa teñida con un
lobo aullando al frente. Su aliento huele a alcohol y
tabaco y su voz es rasposa.
―Una bella dama como tu…― Su voz se arrastra
mientras se acerca suavemente para tratar de tocar mi
cabello.
Alejando mi cabeza, me aclaro la garganta. ―¿Eres de
aquí, no? ―Estoy tratando de ser amable. No quiero
crear enemigos, pero él no será el hombre que me lleve
a casa.
―Tú lo sabes― Se humedece los labios y acerca su silla.
―Entonces, tengo curiosidad. Tienes el pelo negro…―
―Si― digo, mi cuerpo se encrespa sobre sí mismo,
mientras siento mis manos en mi regazo y trato de
empujar más lejos. No me gusta este hombre. Es
espeluznante y me hace sentir incomoda. Las banderas
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rojas ondean por todas partes.


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―Bueno. ¿La alfombra hace juego con las cortinas? ―.
Su mano se mueve debajo de la mesa y suavemente
acaricia con las yemas de los dedos mi muslo.
Alejando su mano de un golpe, salto de mi asiento,
enviándola hacia atrás con estrépito y golpeo al tipo en
su cara.
Mi corazón late con fuerza y de repente, estoy sobria
como un juez. Mi boca se tensa, las manos apretadas a
los lados, lista para golpearlo de nuevo si intenta algo
más.
Nadie en el bar corre a su lado, todos se quedan en
silencio y miran fijamente.
El puñetazo lo derribo de la silla, se sentó en el suelo
apretándose el ojo. ―¡Me pegaste, perra! ―
―¡Te golpee, porque eres un maldito idiota! Intenta
tocarme de nuevo y te cortare los malditos dedos―.
Mirándolo, agarro mis cosas y salgo corriendo del bar.

Estoy de pie con la nieve hasta mis tobillos mientras


atravieso la puerta. El aire me golpea como una
tonelada de ladrillos, dificultándome la respiración. Se
siente como si mis pulmones se congelaran cada vez
que inhalo. Envolviendo mis brazos alrededor de mi
cuerpo, mis dientes comienzan a castañear y estoy
temblando.
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Joder, hace frio.


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Sopla una ráfaga de ciento que me empuja hacia
adelante y casi me hace volar, no siento mis pies. Siento
que el frio atraviesa mi ropa y todo mi cuerpo se tensa.
Otra ráfaga de viento sopla, está más fuerte, y estoy
momentáneamente cegada por mi cabello azotando mi
cara mientras tropiezo hacia adelante, incapaz de
sostenerme caigo al suelo helado. Mis brazos salen,
listos para frenar mi caída, cuando me estabilizo,
rápidamente me pongo de pie.
Manos firmes me sostiene por un momento antes de
soltarme. Mirando hacia atrás y por encima de mi
hombro, un hombre envuelve mi abrigo alrededor de mi
cuerpo.
―Olvidaste esto― dice, asegurándose de que deslice mis
brazos en las mangas.
―Gracias―. No es de extrañar porque tenía tanto frio.
Que tonto es tomar mi block y dejar mi abrigo. Una vez
que tengo puesto el abrigo, vuelvo a orientarme, me
aparto el pelo de la cara y me estabilizo. Al darme la
vuelta, finalmente me doy cuenta que es el hombre
gruñón de la mesa de la esquina.
Es mucho más grande de lo que me di cuenta cuando
me senté frente a él, ahí dentro. Él se eleva sobre mí, un
metro ochenta y tres al menos y grandes y atrevidos
ojos azules y labios suaves ocultos en una melena
marrón claro casi pelirroja alrededor de su rostro.
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Guau. Me sorprende lo guapo que es bajo el oscuro


cielo nevado.
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―¿Estas bien para conducir?, el pregunta.
―Oh, no conduje, tome un taxi hasta aquí―. Me
tambaleo un poco en mi lugar mientras el alcohol
recorre mi sistema. ―Sin embrago, no sabría qué iba a
nevar así―.
―Puedo llevarte a casa si quieres. Solo hay un servicio
de taxi por aquí y probablemente no salgan con este
clima―.
No lo conoces…
Mi cerebro trata de recordarme las antiguas lecciones
de peligros de los extraños que aprendí cuando era
niña. Y luego el viento azota de nuevo, enviando nieve y
hielo a mi cara.
Piensa, piensa… Hace mucho frio afuera. ―Por
supuesto.―
No dice una palabra más, solo inclina la cabeza para
que lo siga. Por cada paso que da, doy dos y camino
rápido para tratar de seguirle, luchando contra el viento
y la nieve. Caminamos alrededor de una cuadra, antes
de que se detenga en un camión viejo sucio y oxidado,
con agüeros en el guardabarros y el barro cubriendo las
puertas.
Al abrir la puerta del lado del conductor, se inclina y
empuja la puerta para abrirla. ―La manija está rota, lo
siento―.
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Dudo. Cuestionándome ahora acerca de subir.


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Él sonríe levemente y pone los ojos en blanco. ―No soy
un asesino en serie, si es lo que te estas preguntando―.
Mordiéndome el labio inferior, me balanceo hacia
adelante y hacia atrás las cosas comienzan difuminarse.
―Hace mucho frio, entra y te llevaré a casa―. Subiendo,
me acomodo en el asiento, mientras él enciende el
motor y deja que se caliente durante un minuto. El aire
caliente se filtra por las rejillas de la ventilación
mientras enciende los faros y se aleja de la acera.
―Brr…― digo frotándome la parte exterior de mis
brazos. Puedo sentir el calor saliendo de él y me acerco
un poco más. Extendiendo mis manos hacia la rejillas
de ventilación en el centro del tablero, los muevo hacia
adelante y hacia tras. ―Dime que esto se calentara―.
―Eso es todo, me temo. Ella es vieja, pero me lleva
donde necesito―. Me mira por el rabillo del ojo y me
pregunta; ―Entonces, ¿dónde vives?―
―Oh, um… Yo vivo a la altura… Uh…―
¿No puedo recordar donde vivo? ¿Por qué esta noche va
tan mal?
Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos y no puedo
detenerlas. ―No lo recuerdo― digo, mientras empiezo a
llorar. Cubriéndome la cara, lloro. Hombre, no debería
haber bebido tanto. No en mi estado emocional. ¿Qué
estaba pensando? Toda la represa estalla en el camión
de este extraño.
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¿Dónde diablos voy a vivir, cuando vuelva a Silver Lake?


¿Voy a tener siquiera una casa?.
Todo esta en el aire. Mi vida entera se ha vuelto patas
arriba y me siento impotente. Y encima de todo, ahora
estoy llorando como una tonta en la camioneta de este
tipo, mi nariz gotea, mi pecho palpita fuerte y rápido
mientras lo hago. Estas no son lágrimas tiernas y
bonitas, no. Son lágrimas rabiosas, enojadas y
dolorosas.
Estoy segura que mi rímel está corriendo por mis
mejillas, mi lápiz labial esta corrido y me veo como un
desastre.
―Lo siento, lo siento mucho― digo mientras trato de
secarme los ojos y recuperar el aliento. ―Yo no…―
apenas puedo hablar, mientras trato de respirar entre
palabras. ―No quiero llorar así. No sé qué me está
pasando en este momento.―
―Está bien― dice, mirándome con cautela. ―Puedes
quedarte en mi casa esta noche si quieres y mañana,
una vez que estés un poco más equilibrada, te llevaré a
tu casa―. Él pone una mano sobre la mía, dándole un
tierno apretón. ―No te preocupes, lo arreglaras
mañana―.
Sus ojos me atraen, tan grandes, claros y azules como
el océano. Me inclino hacia él, cayendo libremente en su
mirada.
―Sí, tienes razón. Eso suena bien―. Sus palabras me
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tranquilizan, me calman al instante.


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Las lágrimas disminuyen, mi respiración se acelera y el
alcohol está haciendo su trabajo. Me está empujando
cuesta arriba.
Me voy a casa con un chico, es exactamente lo que
estaba buscando toda la noche, aunque no era
exactamente el enfoque que había estado planeando.
¿Quién diría que una cara cubierta de mocos y un
colapso emocional total, podrían llevarte a uno?
Quizás consiga algo esta noche…

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2
ANDERS
Mirando hacia el lado del pasajero, la chica está
apoyada en mi brazo mientras conducimos de regreso a
mi cabaña. Su chaqueta está abierta y su falda le sube
hasta los muslos, dándome pequeñas vistas de su ropa
de encaje.
Mis ojos se desvían continuamente de la carretera a la
suave piel de sus piernas y la forma en que su escote
estalla cuando su pecho se eleva con cada respiración.
Mi sangre comienza bombear fuerte y mi polla se está
reafirmando.
¿Qué demonios estoy haciendo?
Solo vine a la ciudad desde mi cabaña porque se me
corto la luz y me quede sin gasolina para el generador.
Normalmente puedo vivir mi vida, sin socializar mucho
en la ciudad. De vez en cuando hago una aparición,
pongo al día con los chismes de la cuidad y las cosas
que pasan.
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Hoy fue uno de esos días. Hice algunos recados para
abastecerme de algunos elementos esenciales, me puse
a la mierda con Gerry cuando compre gasolina para el
generador y pedí un tazón de gumbo de Candice. El
plan era disfrutar de mi gumbo, saludar a algunos
vecinos y luego regresar a casa. Sería bueno
socializando durante las próximas semanas. No tenía la
intención de que mi viaje terminara así, con una chica
sin nombre, borracha en mi asiento delantero, con los
ojos llorosos porque es una borracha emocional.

Sin embargo, es hermosa, incluso con manchas negras


de maquillaje bajo sus hinchados ojos rojos y brillo de
labios rosado que se ha corrido por sus mejillas. Con el
pelo negro recogido y rizado, con flequillo y la piel de
porcelana con mejillas sonrosadas, parece
Blancanieves.
Al girar el volante, mi codo roza su pecho y puedo sentir
la suavidad de sus tetas. La cabina es pequeña y no
tengo mucho espacio para maniobrar con esta chica
aplastada contra mí. Mi polla se está engrosando, ya
que cada vuelta equivale a un golpe de sus tetas, y no
estoy seguro de si lo está haciendo a propósito o si está
demasiado borracha para darse cuenta.
Subiendo por el largo camino de tierra hacia mi cabaña,
el camión rebota y se tambalea por los huecos. Dando
un gran chapuzón, la mano de la chica salta a mi
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regazo y aterriza en mi polla.


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Aclarándome la garganta en voz alta, espero que se aleje
pero no lo hace.
―Mira…― empiezo a decir mientras le quito la mano de
mi polla. Mirándola, su cabeza se balancea sobre sus
hombros y sus ojos están cerrados.
Ella está dormida.
Suavemente coloco su mano en su regazo. Su cabeza
cae sobre mi hombro, pero no la muevo. Me gusta
tenerla allí, se siente… Agradable.
Su cabello huele a lilas, huele tan bien que respiro
profundamente. Mi nariz está suspendida sobre su
cabeza y mis manos pican por envolver su hombro. Mi
polla se sacude en mis pantalones mientras deja
escapar un pequeño arrullo en voz baja mientras
exhala.
Quiero follarla aquí mismo. Me duele la polla, me esta
presionando dolorosamente contra la cremallera
mientras mis ojos van a la deriva hacia su pecho. Sus
tetas se ven tan perfectas, tan regordetas y lamibles.
Podría pasar mi lengua por todo su cuerpo,
saboreándola, disfrutando cada centímetro de ella.

No. No está pasando. Alejando mí impuso de llevarla,


me obligo a mirar de nuevo a la carretera.
Mi cabaña aparece a la vista y puedo dejar escapar el
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aliento que estaba conteniendo. Al aparcar el coche, la


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chica se sienta de repente con la espalda recta, los ojos
bien abiertos mientras bosteza.

―¿Llegamos? ―
―Sí, este es mi lugar―. Tirando de mis jeans, trato de
ajustar mi pene.
―Está bastante oscuro aquí― mientras abre la puerta y
salta de la camioneta, con los pies bastante inestables.
―Bueno, estamos en el medio del bosque, además de
que no tengo luz en este momento―. Ella me sigue
mientras camino hacia la puerta. Hojeando mis llaves,
encuentro la correcta y abro lo puerta.

La chica pasa a mi lado mientras la puerta se abre,


haciendo una línea recta hacia el refrigerador. Ella abre
la puerta con lágrimas y asoma la cabeza como si
viviera aquí. Es como si tuviera a mi propia Ricitos de
Oro sexy.

Cerrando la puerta detrás de mí, enciendo la linterna en


la mesa a mi lado y camino hacia la isla en el centro de
la cocina dejándola sola en la heladera. Esta
murmurando para sí misma mientras hurga y solo
puedo distinguir una palabra o dos a la vez. ―Donde…
esto podría… no, no. Ah aquí vamos― murmura.
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Página
Con un bloque de queso en la mano, comienza a abrir
los armarios. ―¿Vaso? ¿Dónde están tus tazas?.
―Arriba, a la derecha―
Coge un vaso del armario y lo llena con agua del
fregadero. ―¿Sal? ―
―En la estufa―. Arqueo una ceja, no tengo idea de lo
que está haciendo.
Su cuerpo se mueve, girando hacia la estufa, con el
queso y el agua. Dejando la taza en el suelo, comienza a
verter sal en el agua. Después de seis o siete batidos,
bebe todo el vaso y lo que sigue es un gran bocado de
queso.
¿Qué demonios?
Riéndome entre dientes, sigo mirando la cosa más
extraña que he visto en mi vida. Y sin embargo, no
puedo evitar sonreír, por extraño que sea, estoy riendo
genuinamente y eso no ha sucedido en años.

Se siente bien reír así. La sonrisa en mi rostro es real,


no es forzada, falsa o tonta para que la gente se sienta
cómoda o simplemente encajar. Estoy viendo a esta
chica extraña en mi cocina, no sé nada de ella y es tan
absurdo que no puedo evitar dejar que la risa salga de
mí.
Vuelve a llenar la taza y bebe, luego muerde el queso, lo
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llena de nuevo y come más queso, hace eso tres veces


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antes de dejar escapar una fuerte bocanada de aire,


luego pone la taza en el fregadero y el queso en el
refrigerador. Se apoya en el mostrador y se pone seria.
―Ahí está mejor. ¿Quieres besarme ahora? ―
lanzándose hacia mí, la agarro por los codos y la
sostengo con los brazos extendidos.
―Vaya, más despacio―.
Esta borracha, muy, muy borracha. No estaría bien
hacer esto, no con ella así. No importa cuánto este
suplicando mi polla estar dentro de ella, sentir su calor,
chupar sus tetas y saborear su coño, no puedo
rebajarme a ese nivel.
No le haré eso. No dejaré que se despierte avergonzada y
sintiéndose aprovechada. No soy ese tipo de hombre. No
podría mirarme en el espejo si supiera que había estado
con ella cuando no estaba completamente sobria. No
importa lo fantástico que pueda ser y mirando su
cuerpo, sé que sería una noche para recordar. Pero no.
Nunca cruzaría esa línea.

Dando un largo paso hacia atrás para poner algo de


distancia entre nosotros, ella da un gran paso hacia mí,
sus parpados bajando seductoramente.
―¡Qué quieres decir con “bajar la velocidad”? Me trajiste
a casa contigo, ¿no quieres follarme? ―Sus manos caen
a sus caderas y cuando da otro paso, se tambalea casi
perdiendo el equilibrio. ―¿Hm? ¿Ya no quieres esto? ―
24
Página
―Mira, no es que no lo haga, pero estas borracha―. Mis
manos están extendidas hacia arriba, sigo caminando
hacia atrás mientras ella se acerca a mí.
―Por supuesto que quieres follar, todos los hombres
quieren follar. Mierda, los hombres se follarían a todo lo
que se mueva, ¿verdad? ―moviendo sus caderas, sonríe.
―Me estoy moviendo, asique ven a buscarme―.
―No, no, no, ¿Por qué no nos sentamos y nos
relajamos? ¿Hm? ¿Qué hay sobre eso, podremos
hablar? ―.
Sus manos se deslizan por sus costados y se ahueca los
pechos. ―¿Por qué no quieres follarme más? Solías,
solías quererme―
Espera… De quien está hablando… Esta conversación
no parece ser sobre nosotros.
―¿Por qué ya no me amas?―. Su voz se entrecorta y sus
ojos comienzan a ponerse vidriosos como si estuviera a
punto de llorar.
―¿Por qué no fui suficiente para él? Ella comienza a
disparar y espero que estalle en llanto. Pero no lo hace,
mira a nuestro alrededor y arquea una ceja. ¿Por qué
esta tan oscuro aquí?―
―No hay luz―. Sé que ya le dije esto, pero ella está bajo
la influencia del alcohol y claramente las cosas no se
están procesando para ella.
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―¿Y por qué hace tanto frio?― pregunta, frotándose los


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brazos.
―Déjame encender el fuego―. Me alivia que su mente
este ahora en el presente y que haya pasado de donde
sea que haya estado hace unos minutos.
Agarro algunos troncos de madera, me agacho junto a
la chimenea y los coloco. Enciendo la cerilla para
encender la leña.
Cuando me doy la vuelta, ella está sentada en el sofá y
su rostro cubierto por la luz que desprenden las llamas,
mirando fijamente, como hipnotizada por el fuego.
Sentándome a su lado, ahueco mis manos entre mis
piernas y le doy una suave sonrisa.
―Listo, eso quitara el frio aquí dentro. La energía
debería volver a funcionar pronto, pero por ahora, esto
es todo lo que tengo―.
―Lo siento― dice, volviéndose para mirarme.
Me impresiona su belleza, la forma en que las llamas
iluminan su piel, como sus ojos verdes parpadean con
oro y amarillo cuando el fuego comienza a rugir. Sus
mejillas están sonrosadas y su boca brilla mientras
mordisquea su labio inferior.
Mi polla se contrae y tengo que aclararme la garganta
mientras trato de ajustarme sin que ella se dé cuenta.
―No te disculpes, no es necesario―.
―Gracias―. Sus ojos regresan al fuego mientras se frota
la parte superior de los muslos. ―¿Puedo pedirte que
hagas algo por mí?
26
Página

―¿Claro, que necesitas?


―¿Puedo abrazarte un poco? Sé que no vamos a tener
relaciones sexuales y está bien, pero… ¿podrías hacer
eso?, solo necesito sentir que valgo algo de nuevo―.
Asiento extendiendo mis brazos. ―Adelante, eso es algo
que puedo hacer―.
Ella se acurruca más cerca, presionando su cuerpo con
el mío. Mi corazón comienza a latir con ella tan cerca.
Encaja perfectamente en el hueco de mi brazo, como si
estuviera hecha a mi medida.
Y se siente bien. Se siente perfecto.
Su brazo cubre mi estómago mientras entierra su rostro
en mi pecho. Puedo oler su cabello de nuevo y huele tan
bien.
Me siento tentado de pasar mis dedos por su cabello y
jugar con el, tocarlo, sentirlo deslizarse entre los dedos.
Aferrándose a mis costillas, levanta las rodillas y cierra
cualquier espacio entre nosotros. La forma en que ella
se envuelve a mí alrededor me hace querer protegerla y
mantenerla a salvo. Me llena de un sentido de
propósito, una necesidad, deseo y valor.
―Oye― digo en voz baja, ―nunca supe tu nombre―. No
dice nada, solo un pequeño ronroneo de satisfacción, la
miro y está completamente dormida.
Relajándome más profundamente en el sofá, mis ojos
comienzan a ponerse pesados mientras veo arder el
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fuego. Su peso a mi lado se siente bien y el calor de su


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cuerpo es como la manta más lujosa. Me tomo un


minuto para estudiar su rostro ahora que sus ojos
están cerrados y parece un puto ángel. Con una sonrisa
en mi rostro y una calidez en mis entrañas, recuesto mi
cabeza hacia atrás y por primera vez en mucho
tiempo…
Me siento completo.

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Página
3
LANEY
Mis ojos están pesados y secos mientras trato de
abrirlos, pero es jodidamente difícil. Finalmente los abro
un poco y vuelven a cerrarse por sí solo.
Hay un pequeño rayo de luz que quema mis pupilas
cuando las mantengo abiertas. El sol proyecta largas
sombras alrededor de la habitación y mientas trato de
estirarme, me doy cuenta de que estoy atrapada entre el
sillón y un brazo grueso y pesado.
¿Qué demonios?... ¿De quién es esta cama y como
termine aquí?... Mi cerebro comienza a trabajar a una
milla por minuto, Pequeños destellos de anoche
explotan en mi cabeza. Bebí. Una gran cantidad. El
asqueroso bar, yo de pie en el frio helado. El tipo que
me rechazo para comer su sopa en paz. Oh. Dios mío.
Yo llorando… Mucho…
¿Qué hice?
Tomando un par de respiraciones profundas, miro hacia
atrás por encima de mi hombro y veo al hombre gruñón
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de las esquina del bar, durmiendo junto a mí en la


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cama. Se ve diferente a la luz del día, sin mi visión de
borracha y con la cabeza mucho más clara.
Vaya es sexy, como el infierno.
Su cabello esta despeinado, las líneas afiladas de su
mandíbula están cubiertas por una barba bien
arreglada. No tiene camisa y yo puedo ver las líneas
gruesas y negras que pintan el brazo que esta sobre mi
cuerpo. El aire fuera de este capullo es fresco, haciendo
que la punta de mi nariz este fría. Pero hace calor en
sus brazos y bajo estas pesadas mantas. Quiero
quedarme donde estoy, hay una sensación de consuelo
al estar envuelta por este hombre, incluso si no puedo
recordar su nombre.
No puedo esperar.
Suavemente trato de levantar su brazo y si no fuera por
la urgente necesidad de correr al baño, estaría tentada
a trazar con mi dedo cada línea de su piel y ver como se
le erizan los bellos y sentir sus fuertes músculos
reaccionar.
Saliendo sigilosamente de debajo de su brazo, mis pies
golpean el frio suelo mientras me pongo de pie.
Abrazándome, un escalofrió recorre mi cuerpo. Puedo
ver mi respiración mientras exhalo.
Hombre, que hace frio aquí. Froto mis brazos para
calentarme mientras bajo de puntillas las escaleras del
desván. Definitivamente no recuerdo haber subido esas
30

escaleras anoche. Deambulo por la casa, abro la puerta


Página

de un armario, luego otra, antes de probar con la


puerta final del pasillo y suerte. ¡Un baño! ¡Si! Muevo el
interruptor de luz y no pasa nada.
Mierda no hay electricidad.
Orinando en la habitación con poca luz, aprovecho la
oportunidad para mirarme al pequeño espejo sobre el
lavabo. No me veo nada mal, considerando el consumo
excesivo de alcohol y la avalancha de lágrimas que se
apodero de mí vergonzosamente anoche.
El tipo debe pensar que soy un desastre emocional.
Limpiando las manchas negras de rímel de mis mejillas,
uso el enjuague bucal que tiene en la encimera.
En realidad, mi cabeza está bastante bien a pesar de
todo el whisky que consumí.
¡El truco del queso vuelve a ganar!
Sonriendo para mí misma, mi mirada se desplaza hacia
la ventana. No es una ventana típica, es redonda, con
marcos de hierros inclinados que sostienen un mosaico
de vidrio. Hay verdes y azules brillantes, amarillos y
rojos.
Es espectacular.
Extendiendo la mano, paso la punta de mis dedos sobre
el vidrio, sin poder evitarlo. Es bonito, tan intrincado.
Mirando el resto del cuarto de baño, estoy impresionada
por el detalle de la carpintería. Está en todas partes.
Remolinos intrincados y formas quemadas en la
31

superficie de los gabinetes.


Página
Esto deber haber tardado una eternidad en hacerlo.
Salgo del baño y miro el resto de la casa. Mis dedos se
deslizan agradablemente, trazando los diseños en las
paredes hechos a mano. Siento que estoy en una
especie de guarida de hadas. Es mágico, caprichoso y
cuando regreso a la sala principal, todo lo que puedo
ver es el mismo trabajo manual.
La madera natural agiliza el diseño, desde las vigas
gigantes que se entrecruzan en el techo, hasta los
largos tablones que crean el piso bajo mis pies.
Es como si este lugar fuera tallado de un árbol gigante,
en lugar de construido.
Las enormes ventanas de vidrio que van del piso al
techo están creadas para mí como un espejo hacia un
mundo nevado. Es como si estuviera en una bola de
nieve que ha sido sacudida. Los arboles están cargados
de nieve, pero siguen siendo perfectos y el cielo es del
tono perfecto de azul, del tipo que se ve en las pinturas.
Es difícil ver donde termina el camino y donde comienza
el bosque con el manto de nieve.
Este lugar es impresionante.
Hay un sonido que viene de arriba en el desván, me
apresuro a volver de puntillas hacia la escalera para ver
al hombre que ahora se mueve bajo las mantas.
Sonriendo para sí mismo, otro escalofrió recorre mi
cuerpo haciendo que mis músculos se tensen. Hace frio,
32

pero sabe dónde hace calor.


Página
Deslizándome bajo las mantas, me acurruco de nuevo
con ese hombre del tamaño de un oso. Su brazo se
mueve con facilidad, dándome espacio para deslizarme
aún más cerca de su calor. Amoldando mi cuerpo con el
suyo, mi trasero se empuja contra él y puedo sentir su
madera matutina.
Está duro, me empujó hacia atrás y me excito.
Balanceando mi trasero lentamente, me froto contra su
erección, esperando despertarlo. Hay algo en este lugar,
este hombre, en este momento que me enciendo como
nunca antes.
No solo quiero acurrucarme para calentarme, sino
iniciar nuestro propio calor.
Mis caderas están rodando y mi coño se está mojando,
Lo siento moverse ligeramente, su rostro acariciando mi
cabello mientras sus manos toman mi vientre. Sus
caderas comienzan a balancearse con las mías, frotando
su polla firmemente sobre mi trasero. Sentir su pecho
contra mi espalda subir y bajar mientras su respiración
se acelera.
Mirando por encima de mi hombro, sus ojos están tan
abiertos y tiene una expresión de incertidumbre en la
mirada.
―Por favor― digo, mi voz es un susurro. Puedo escuchar
la desesperación en mi tono y lo odio. Pero lo quiero, no,
lo necesito. ―por favor― digo de nuevo presionando
33

contra su polla.
Página
―¿Estas segura?― pregunta, su voz es grave por el
sueño y áspera por el deseo. Asiento, mordiéndome el
labio inferior suavemente. ―Y estas sobria ¿verdad?―.
―Sobria como una monja en la iglesia―. Tomando su
mano, la llevo a mis labios y paso las yemas de sus
dedos por mi boca. Su piel es áspera, arañando mis
labios, pero me gusta. Envía un escalofrió a través de
mi cuerpo. Trabaja con las manos, eso está claro. Son
dedos gruesos y callosos, no suaves y lizos. Pongo su
dedo en mi boca y succiono suavemente, pasando mi
lengua alrededor. Como esperaba, lo hace pensar en mi
chupando algo mas y clava sus dedos en mi cadera y
agarra mi trasero, tirando de el con más firmeza contra
su erección.
―Tómame― le digo, chupando su dedo con más fuerza.
―Te necesito―. Mi lengua gira a través de la punta y sus
ojos se iluminan con pequeñas llamas. Gruñendo
mueve su rostro hacia adelante y me besa fuerte y
ferozmente. Con dolorosa pasión su lengua barre a
través de mis labios y empuja, lamiendo, saboreando.
¡Si! ¡Necesito esto!
Gimiendo en el beso, separo más los labios y lo chupo.
Su mano recorre la parte de atrás de mi cabeza y clava
sus dedos en mi cuero cabelludo, tirando de mí, me
acerca.
Otro gruñido hace que sus labios retumben mientras
34

muerde mi labio inferior y lo arranca con los dientes.


Página
Sus ojos se oscurecen, el azul claro, ahora es un charco
oscuro, mientras desliza su mano por mi costado y
comienza a subir mi falda hasta mis caderas.
Ninguno rompe el beso, nuestros labios permanecen
sellados y nuestros ojos congelados el uno en el otro.
Como una bestia salvaje, me arranca las bragas, las
divide por la costura como si estuvieran hechas de
papel y las arroja detrás de mí, mientras su cuerpo
continua frotándose con el mío.
Si, esto es exactamente lo que necesito. Un hombre que
tome el control. Un hombre que me dé lo que quiero, no
que tome lo que necesita.
Dándome la vuelta para mirarlo, pasó mis dedos por su
pecho, trazando cada pezón con las yemas de mis dedos
y luego por su vientre, pasando por su ombligo hasta
llegar a sus pantalones. Todavía estoy con la ropa de
anoche, pero el lleva pantalones de franela. Deslizo mi
mano debajo de la banda elástica de la cintura y agarro
su polla. Es grueso y cuando lo rodeo con la mano, la
punta de mis dedos apenas se tocan.
Deja escapar un gruñido ronco, cuando empiezo a
acariciarlo de arriba abajo, haciendo girar mi pulgar
alrededor de la sensible cabeza. Sus caderas se mueven
hacia adelante cuando golpeo la base, forzando su polla
más profundamente en mi mano.
Inclinándose levemente, folla mi mano de vuelta, sus
35

ojos vidriosos con una necesidad delirante. Con cada


Página
golpe, suena un pequeño gruñido y luego el líquido
preseminal gotea desde la punta de su polla.
Hace que mis manos se vuelvan resbaladizas y
comienza a follarme la mano más rápido.
Su mano llega entre mis piernas y cuando siente lo
húmeda que estoy, gime y vuelve a reclamar mi boca.
Sus dedos se deslizan sobre mí antes de posarse
finalmente en mi clítoris, donde repite un suave baile
sobre mi capullo hinchado. Me besa más fuerte,
empujando mi cabeza hacia la almohada, asique ahora
estoy de espaldas y él tiene un mejor acceso a mi coño.
Me mete dos dedos y lo juro, mi coño se aprieta como
tornillo al banco. Nunca he deseado a alguien más de lo
que lo deseo ahora. Su pulgar continúa jugando con mi
clítoris y me cuesta mucho prestar atención a su polla
en mi mano porque puedo sentir un orgasmo
comenzando a crecer.
Dios. Ha pasado mucho tiempo.
Sus labios besan la línea de mi mandíbula, vuelve hasta
mi oreja y siento su aliento caliente en mí cuando dice:
―Quiero follarte―. Pero no se mueve. Mantiene su boca
ahí, su mano entre mis piernas. Y con cada empuje de
sus dedos en mi coño y cada movimiento de su pulgar
en mi clítoris resbaladizo, sigue murmurándome. ―Te
sentirás tan bien cuando este dentro de ti. Estas tan
jodidamente mojada y caliente. Me voy a tomar mi
36

tiempo. Te voy hacer sentir tan bien. ¿Te gusta esto?―


Página

Todo lo que puedo hacer es gemir, moviendo la cabeza


de un lado a otro sobre la almohada. Entre sus hábiles
dedos y sus palabras sucias, siento como si mi cuerpo
estuviera flotando. La excitación que me recorre hace
que mi cuerpo vibre. Siento que estoy vibrando desde la
punta de los dedos hasta la cabeza. Joder, hasta mis
dientes castañean con la acumulación de placer.
Rompiendo nuestro beso, se quita los pantalones. Lo
ayudo enganchando un pie en la cintura y tirándolos
por su trasero.
Una vez que los patea vuelve a la cama y se tumba a mi
lado, su polla rebotando libre, tan grande y firme, con la
punta hinchada y oscura, cubierta de pre-semen.

Se apoya sobre su costado y pasa mi pierna por encima


de su cadera, la punta de su polla descansa en mi
entrada. Sus dedos están de vuelta en mi clítoris.
Balanceándose una y otra vez, comienza a moverse y la
punta de su polla descansa firmemente contra mi
entrada. Con un movimiento entra en mí y se detiene,
bombeando lentamente y al tiempo que sus dedos se
deslizan sobre mí. Me mantiene ahí por un tiempo. Una
embriagadora combinación de excitación y anticipación.
Intento empujarlo y llevarlo más adentro, pero él
retrocede. Es un hombre de palabra. Realmente se está
tomando su tiempo. ―Te ves increíble así― me dice y
luego se desliza un poco mas, haciéndome gemir.
37

―Joder, también suenas increíble, Estoy tan duro.


¿Sientes lo duro que me pones? ―Me folla con caricias
Página
superficiales, sin dejar nunca mi clítoris, pero sin
aplicar suficiente presión para que pueda correrme.
Este hombre es un genio.
Su barba se frotan contra mi mejilla mientras bombea
en mí y la mirada en sus ojos me dice que apenas es
capaz de contenerse por mucho más tiempo. Su
mandíbula esta tensa, su frente esta arrugada, pero a
pesar de su creciente necesidad, solo se centra en mí.
Mirándome atentamente mientras reacciono a lo que me
está haciendo. Observando cada vez que gruño o
suspiro. Es casi como si mi placer fuera suficiente para
él.
Pero entonces algo se rompe y con manos rápidas, me
toma por las caderas y me pone encima él. Me mueve
como si no pesara nada, sin apenas esfuerzo. No puedo
evitar tocar sus fuertes brazos y los musculos que
surgen debajo de la superficie cuando me siento a
horcajadas sobre él.
Mis dedos siguen el tatuaje que cubre su brazo y
hombro izquierdo. Las líneas largas en picada y los
patrones celtas crean un collage en su pie que sostiene
mi mirada. Agarrando mi barbilla con sus dedos, vuelve
mi rostro hacia él.
―Ojos en mi, quiero ver tu cara mientras te follo―
El hambre y la necesidad son tan vividas que se me
pone la piel de gallina. Nunca me había sentido así. Ni
38

una sola vez me han admirado tan profundamente con


Página
una sola mirada. Mi corazón está acelerado y mi
estómago se enrosca como una cuerda.
Sus manos agarran mis caderas con más fuerza y me
empuja hacia él. Estoy empapada, goteando desde mi
coño hasta el punto que esta resbalando mis muslos
internos.
Descansando las palmas en su pecho, abro más las
piernas y como mantequilla me hundo en su polla para
que me llene por completo. Mis paredes se estiran para
darle espacio y mi clítoris palpita, ansioso por liberarse.
Sus manos caen sobre mis muslos y me aprieta cuando
empiezo a balancearme. Sus ojos ruedan hacia atrás,
mientras me muevo un poco más rápido, un poco más
fuerte, llevándolo dentro de mi cuerpo tan lejos como
puedo.

Montando su polla gruesa, clavo mis uñas en su carne


haciendo todo lo posible para mantenerme erguida.
Quiero caer hacia delante, clavar mi cara en su cuello y
simplemente follarlo hasta que me corra. Pero no
apresurare este momento, quién sabe cuándo volveré a
tenerlo
Suavemente pellizca mi pezón mientras usa su otra
mano para ayudarme a hundirme aún más, aprieto
contra su cuerpo duro enviando electricidad a través de
mis músculos. Se me eriza el vello de los brazos y dejo
39

escapar un gemido ronco.


Página
―Sí― dice ―fóllame―. Sus dedos pellizcan mi pezón con
más fuerza y levanta la cabeza poniendo una mano
abierta en mi espalda para llevar mi teta a su boca. Este
hombre me toca en todos los lugares correctos. Mis
gemidos se hacen más y más fuertes a medida que me
levanto y me dejo llevar.
Puedo sentir su polla engrosarse dentro de mí coño,
estirando mis paredes al máximo.
―Joder, joder, me corro― grito mientras golpeó mi coño
en su eje. ―Mm…― Mi gemido se prolonga cuando
finalmente caigo hacia delante y el me captura en sus
brazos.
Libera su polla de un tirón, clavándola entre mis nalgas
y mi trasero mientras explota disparando semen
caliente por toda mi espalda baja.
Ambos respiramos con dificultad. Nuestros pechos
suben y bajan al unísono. Torciendo mi rostro me
apartó el pelo de los ojos y pasó suavemente mis dedos
por su barba.
―Wow― digo, mi voz no es más que aire. ―¿Sabes qué?
nunca supe tu nombre ―¿verdad? ― riendo muevo las
cejas.
Sonriendo dice ―soy Anderson pero todos me llaman
Anders― suena como si acabará de correr una maratón
mientras respira profundamente. ―¿Y tu nombre es… ―
―Laney―
40
Página

―Laney… eh, nunca lo hubiera adivinado.


―¿No? ―
―Nop―
―¿Cuál pensaste que era mi nombre? ―
―No lo sé― dice mientras se levanta, buscando algo con
que limpiarse.
―Espera un segundo ―dice, y baja corriendo las
escaleras. Está de vuelta en un segundo con un paño y
limpia suavemente mi espalda baja. ―Perdón por el lio―
se ríe, antes de tirar la tela al suelo y envolver su brazo
alrededor de mí para atraerme de nuevo a él. ―No lo sé,
pensé que sería Rachel, tal vez Gail…―
Me rio a carcajadas. ―¿Gail?, ¿Enserio? ―Ambos reímos
y cuando nuestros ojos se encuentran mi corazón se
detiene. No sé si se detiene por como su sonrisa es
increíblemente caliente o si es porque en realidad me
está mirando como si nunca me hubiera visto. Sus ojos
arden en mi pecho dejando una marca que
prácticamente puedo sentir.
Mierda, esto no es lo que quería. No quería una mirada
como esa de él y no quería este hormigueo en mi
estómago. Estaba buscando una aventura de una
noche. Una y listo. Pero mirando la sonrisa de Anders
no estoy convencida de haber encontrado lo que estaba
buscando.
41
Página
4
ANDERS
Apoyándome al fregadero de la cocina soplo un aliento
fresco por la parte superior de mi taza de café y tomó
un sorbo, la taza caliente se siente bien en mis manos
frías.
La energía aún está cortada y probablemente lo estará
por un tiempo. Eso es lo que pasa cuando eliges vivir en
la montaña, las comodidades son un lujo no una
garantía.
El fuego finalmente está rugiendo, me tomó un tiempo
conseguir que los troncos se agarraran y tener a Laney
mirando por encima de mi hombro no me hizo moverme
más rápido. Siento el calor desde donde estoy parado
ahora y disfruto escuchar los troncos romperse y ver las
llamas saltar.
Tomando otro sorbo de la taza miro por la ventana y veo
caer copos de nieves gigantes, con hojas de papel
rasgado. Las tormentas en esta época del invierno no
son inusuales pero esta realmente se está acelerando y
puede dejarnos con un par de pies por la tarde. Puedo
oír a Laney en el baño, de vez en cuando la escuchó
42

maldecir y el sonido del cubo de hojalata golpeando


Página

contra la bañera. Le herví unas cuantas teteras de agua


caliente para que pudiera lavarse. Cuando le entregue
el cubo me miro como si fuera un extraterrestre. Mi
mente se inunda con imágenes de su cuerpo desnudo
mientras pasa un paño húmedo por sus piernas y sobre
sus muslos, ella está a sólo unos metros de mí, detrás
de una sola puerta y yo no puedo mantener mi
imaginación bajo control.
¿Cómo respondería ella si simplemente entro? Subirla
al fregadero y tomarla allí sin decir una palabra… Mi
polla se sacude, ansiosa por otra ronda. Ha pasado
mucho tiempo desde que estuve con una mujer y
después de probarla estoy listo para más.
Laney… es un lindo nombre.
La puerta del baño cruje cuando la abre y baja al
pasillo en una de mis camisetas de franela de botones y
nada más. Se frota el cabello húmedo con una toalla
mientras se acerca el fuego.
―Calor, gracias a Dios― dice con una risita mientras
inclina la cabeza y se frota la toalla sobre el pelo aun
mojado.
Se ve tan follable con sus piernas desnudas y cuando se
inclina para acercarse al fuego tengo un delicioso
vistazo de sus redondeadas nalgas, mordiéndome el
labio tengo que apartar la mirada. En cambio, me
vuelvo para ver caer la nieve. Me temo que si miro
demasiado terminare yendo y arrastrándola conmigo
43
Página
―Sí, calentara todo este lugar en poco tiempo ahora que
eso está funcionando― agarrando una taza me acerco a
la estufa de leña y cojo la cafetera.
―¿Café? ―preguntó
―Por favor― dice arrojando la toalla sobre su hombro.
―¿Leche? ¿Azúcar? ―pregunto.
―No, negro está bien. Siempre que esté caliente― le
sirvo una taza y se la entregó
―Gracias―
―Es un placer―.
Mis ojos se mueven hacia arriba y abajo por su cuerpo
mientras mira dentro de la taza y toma un sorbo.
Joder, esta chica es tan hermosa.
Esta despojada de todo maquillaje y su belleza natural
me deja sin palabras. Hay pequeñas pecas en el puente
de su nariz y sus pestañas abanican sus ojos como un
dosel de selva. Sus mejillas tienen un tinte rosado, pero
no estoy seguro si es por al agua caliente con la que se
lavó o por el frio que todavía está en el aire.
Laney gira sobre sus talones, mientras habla, buscando
un lugar para colgar la toalla. Se decide a colocarla en
el borde de la encimera.
―¿Crees que puedes llevarme a casa en un rato? ―
No, quédate todo el día. Me encantaría follarte de nuevo.
44

―Uh, si puedo hacer eso―. No digo lo que se me vino a


Página

la cabeza primero, pero mi polla le ruega que se quede.


―¿Seguro? Incluso con toda esa nieve… ¿Crees que
podrás llevarme a casa? ―
―Tengo cadenas pesadas en mis neumáticos y un
camión grande. Puedo llevarte a cualquier lugar que
quieras ir―
Me mira por encima del hombro y sonríe. Y follame si
esa sonrisa no es suficiente para sacar cada impulso
animal enterrado en mis huesos.
¡Tómala! ¡Reclámala! ¡Hazla tuya!
―Está bien, genial―. Da unos pasos hacia adelante, sus
ojos danzando por la habitación. ―Esta cabaña es
realmente hermosa, nunca había visto algo así―.
―Gracias, lo construí con mi padre―. Mi corazón late
por un minuto mientras los recuerdos cobran vida.
―Pasamos años esculpiendo todo esto. Sigo pensando,
que tengo algunas astillas para demostrarlo―. Riendo,
paso una mano por mi cabello.
―No puedo creer que hayas construido esto. Es
increíble―. Toca una de las gruesas vigas que ayudan a
apuntalar el desván de arriba.
Sus delgados dedos se deslizan hacia arriba y hacia
abajo y mi cerebro vuelve a como acariciaba mi polla. La
sangre comienza a correr de mi cabeza a mi pene,
haciendo que palpite.
Tomando una bocanada de aire, rápidamente me sirvo
45

un poco más de café y miro hacía atrás por la ventana.


Página

―Sí, mi padre era el carpintero―.


―¿Era?― pregunta mientras examina la escalera de
caracol hasta el desván.
―Falleció hace seis años―
―Oh, lo siento mucho― se disculpa mientras se gira
hacia mí y viene a mi lado.
Mirándola, sonrió con los labios fruncidos. ―Todo está
bien. Me enseño todo lo que se, así que me he
mantenido al día con la tradición familiar. Tengo mi
tienda en la parte de atrás. ¿Quieres verla? ―
Su rostro se arruga por la disculpa. ―Realmente me
gustaría, pero debería llegar a casa. Tengo trabajo que
hacer y una fecha límite que se acerca rápidamente―
Maldita sea.
―No hay problema. Empezare a desenterrar el camión.
Tomate tu tiempo con el café. Tardará un poco― Mi
sonrisa es un poco forzada, porque realmente no quiero
que se vaya. Quiero que ella se quede.
―Gracias Anders― dice, sentándose frente al fuego.
―Solo avísame, cuando estemos listos para irnos―.
Me pongo las botas y mi abrigo pesado para dirigirme al
cobertizo para agarrar mi pala. Mientras salgo por la
puerta de mi cabaña, eche un vistazo por encima del
hombro, a Laney sentada en mi sofá, con los pies
metidos debajo de ella, mirando el fuego y bebiendo su
café de la mañana. Estoy lleno de algo cálido, cómodo y
46

completamente extraño para mí. Se siente como paz.


Página
****
Treinta minutos más tarde, avanzamos lento pero
constantemente. Se han apagado los arados, pero la
nieve sigue cayendo. Lleva el doble de tiempo de lo
normal para llegar a casa, pero la dejaré allí de manera
segura, tal como prometí.
Abre la puerta y está a punto de salir, cuando se mira a
si misma. ―Oh, todavía tengo tu camiseta puesta…
¿Tu? ―
―No, quédatela. Tengo varias más―
Dándome una sonrisa, se acerca y toma mis mejillas.
Su pulgar sube y baja por mi mandíbula, peinando mi
barba. ―Gracias, Anders. La pase bien esta mañana, ya
sabes, así que gracias por eso también―.
Asintiendo cordialmente digo: ―Yo también―
Inclinándose, me da un rápido beso en la mejilla y salta
del camión. Cerrando la puerta, espero, mirándola
hasta que está a salvo dentro de casa.
Mi mejilla chisporrotea donde sus labios me acaban de
tocar y mi corazón late con más fuerza en mi pecho.
Realmente la pase bien. Quizás un poco demasiado.

***
47
Página
Dando vueltas y vueltas en la cama parece que no
puedo sacar esta chica de mi cabeza, estaba a mitad de
camino a casa cuando me di cuenta de que ni siquiera
me molesté en intentar conseguir su número.
Maldito idiota. ¿Por qué no pregunte?
Rodando sobre mi estómago me froto la cara con la
manta. Todavía puedo olerla allí, el olor de las flores
silvestres es tenue, pero inconfundible. Ella todavía está
aquí. Aquí mismo a mi alrededor, abriéndose camino en
cada uno de mis pensamientos.
Han pasado 5 días desde nuestra pequeña cita y
todavía no puedo dejar de pensar en ella. Y lo he
intentado. He pasado los últimos días trabajando
furiosamente.
Estoy revisando mi lista de cosas por hacer tan rápido
que no creo que me quede un solo proyecto sin terminar
el fin de semana. Mis manos están llenas de ampollas,
las callosidades que tenía antes ahora están rotas y
otras nuevas están ocupando rápidamente su lugar.
Incluso trabajando incansablemente, ahora se está
abriendo camino en mis proyectos. Ayer planee una
ventana personalizada para un cliente y los tulipanes de
vidriera que había estado planeando terminaron siendo
lilas. No pude sacar esta chica de mi cabeza
¿Qué diablos me ha pasado?
Tirando las mantas, me siento en la cama y miro la
48

hora. Son las seis de la mañana y el sol apenas empieza


Página
a filtrase por las ventanas, llenando la casa de luz
natural.
Bajando las escaleras, preparo un café y enciendo un
fuego. La luz podría volver a encenderse, pero ni
siquiera lo compruebo. Prefiero la estufa de leña
cualquier día al calor de propano que había puesto
mientras mi padre estaba enfermo.
Sentándome en el sofá mi mente vuelve a ella, ni
siquiera he podido sentarme en mi sala de estar sin
pensar ni una noche en ella. Sin recordar lo perfecta
que se veía aquí, a la luz de la mañana su cuerpo
perfecto, sus curvas llenas, sus tetas en forma de gota
de lluvia.
La forma en que sus labios se sentían en los míos y
como su coño devoró mi polla mientras se deslizaba
hacia abajo. Me estoy poniendo duro de sólo pensarlo.
Mi polla se está engrosando mientras me recuesto en el
sofá, mi mano baja automáticamente a mis pantalones
de pijama y empiezo a sacudirme. Me acarició hasta que
estoy completamente duro antes de sacar mi polla,
empiezo a acariciar de la punta de la base con
movimientos lentos y firmes, cerrando los ojos puedo
verla clara como el día.
Arriba y abajo, trabajo mi polla como si me estuviera
montando de nuevo. Moviendo mi mano, la fricción me
alivia y me deslizo hacia arriba y hacia abajo un poco
más rápido. Daría cualquier cosa por sentirla de nuevo,
49

por follarla hasta que sus piernas entumecieran y sus


Página

ojos se volvieran hacia atrás en su cabeza.


Mi mano se mueve golpeando la base y apretando
alrededor de mí punta hinchada mientras me deslizo
hacia arriba. Se sentía tan bien a mí alrededor, se
sentía perfecta en mis brazos. Su coño estaba caliente,
húmedo y apretado y cuando la veo en mi mente con la
piel de gallina sobre su piel y su cuerpo montándome
más fuerte mis bolas comienzan a levantarse y mi
estómago se aprieta.
Su gemido, el jodido gemido que se derramó de sus
labios es suficiente para enviarme al límite mientras
sacudo mi polla y alivio este dolor que siento. El semen
caliente se derrama sobre mis nudillos y mi corazón se
acelera mientras un sudor ligero cae en mi frente.
Abriendo los ojos me tomo un segundo antes de
levantarme y agarrar una servilleta de la cocina para
limpiarme. Esta ha sido mi realidad todos los días desde
que salió de mi camioneta, no puedo sentarme frente al
fuego y no excitarme con sólo pensar en ella.
Esto nunca me había pasado antes, nunca en mi vida
había estado tan caliente por una mujer incluida mi ex
Cara.
Después de ducharme y desayunar paso un poco de
tiempo en mi estudio trabajando en algunos pedidos y
tratando de aclarar mi mente.
Debería haber conseguido su número y no lo hice, eso
es lo que realmente me está matando.
50

¿Porque no le pregunté?
Página
Entonces ¿qué hago para intentar corregir ese error?
me he pasado todos los días conduciendo hasta la
ciudad con la esperanza de volver a encontrarme
accidentalmente con ella. Incluso Candice está
empezando a notar la huella que estoy dejando en su
taburete.
Y aquí estoy de nuevo sentado en mi camioneta afuera
del Bar Craw, esperando tener algo de suerte.
Empujo la puerta para abrirla, me paró y miro a mi
alrededor pero el lugar está vacío como siempre. Una
vez que llegue el verano este lugar estará lleno de
turistas de punta a punta. Los lugareños se
mantendrán alejados hasta finales del otoño.
Tomó asiento en mi mesa habitual en la esquina, miro
hacia arriba y veo a Candice mirándome desde la
cocina, sus labios forman una delgada línea mientras
niega con la cabeza. Se mueve detrás de la barra y
agarra un vaso sirviéndome lo único que pido Jack y
Coca-Cola y viene a la mesa dejándolo, me lanza una
gran sonrisa.
―Ya estoy empezando a pensar que tienes algo por mí,
Anders. Nunca te veo tanto―
Riendo levanto el vaso Y tomo un sorbo ―Tal vez me
guste mucho tu gumbo― le digo con una sonrisa.
― A nadie realmente le gusta el gumbo. Ni siquiera a ti―
se limpia las manos con la toalla metida en la cintura y
51

se pone una mano en la cadera. ―Sin embargo no diré


Página

que me moleste, es bueno verte salir de casa de nuevo.


Ha pasado suficiente tiempo para que te encierres en
esa cabaña, creo que te estás volviendo francamente
sociable― Me da un golpe en el hombro con su toalla y
me sonríe
―Difícilmente ―le digo tomando otro sorbo.
―Oye…―empiezo a decir luego rápidamente me
interrumpí
―¿Si?―
―Nada, no importa―
La tentación de preguntar por Laney se asienta en la
punta de mi lengua pero rápidamente me doy cuenta de
lo que eso podría ser. A la gente le encanta hablar,
especialmente en un pueblo pequeño como este. Y la
gente de este pueblo habla mucha mierda de los
asuntos que no son suyos.
Ya he tenido suficiente con ser la comidilla de la ciudad,
entonces mantengo la boca cerrada
―Está bien, bueno si necesitas algo más ya conoces el
ejercicio, sólo pregunta― Candice regresa detrás de la
barra con una sonrisa.
Golpeando el vaso con los dedos trato de encontrar la
forma de ver a Laney sin llamar la atención, no puedo
hacer preguntas. No puedo simplemente conducir de
regreso a su casa eso no se siente bien. Pero no puedo
ignorar este impulso de volver a verla.
52

Conozco esa casa con estructura en forma de a…


Página
Sigo golpeando mi vaso una y otra vez y más y más
fuerte hasta que Candice finalmente se da cuenta y
grita: ―¡Vas a romperlos! ¡Es un vaso, no un tambor!―
se ríe juguetonamente y me hace un gesto con el dedo.
―Lo siento― digo, tirando de mi mano y ponerlo sobre la
mesa. Asiento con la cabeza, vuelve a desaparecer en la
cocina
Marla Crawford. Su nombre salta en mi cabeza. Ella es
la dueña única de la cabaña de Laney. Y da la
casualidad de que ella está en mi lista de próximos
trabajos.
Sabía que el lugar me resultaba familiar, cuando la
dejé pero no pude ubicarlo en este momento. Mi lista de
clientes es larga, cuando manejas un negocio como el
mío donde todo está hecho a mano y es único, la gente
lo quiere. Pero tengo una regla muy importante: No me
saltó la lista, voy en orden. Si quieres algo tendrás que
ser la cola. Nadie me intimidara para que corte la línea.
Rico o no, espere su turno. Y me han ofrecido mucho
dinero para apresurar un proyecto. Pero la respuesta
siempre es la misma
Esa regla me ha abierto más puertas de la que jamás
hubiera imaginado, la gente quiere estar en la lista. La
exclusividad y el tiempo de espera se han convertido en
un activo para mi negocio.
Marla Crawford es una de esas personas. Quiere
53

puertas de duchas nuevas y personalizadas. Y aunque


Página
le dije que pasaría un par de meses hasta que pudiera
ir a su casa, puedo hacer una excepción. ¿Correcto?
Poniéndome en pie, arrojó algo de dinero y le gritó a
Candice: ―¡Gracias Candice! ―salgo por la puerta antes
de que ella responda.
¿Quién necesita saber que rompí mi propia regla? Hice
la regla, puedo romperla.

54
Página
5
LANEY
La música resuena a través de los altavoces mientras
redacto otra imagen para el libro infantil que estoy
ilustrando. Las líneas fluyen perfectas, sin esfuerzo en
realidad y se siente bien. Como si estuviera
encontrándome de nuevo.
¡Bienvenida de nuevo Laney!
Sonriendo para mí misma, mi cabeza rebota al ritmo y
mis manos barren el papel. Un ruido detrás de mí
interrumpe mi atención así que bajo la música y
escucho.
Toc. Toc. Toc.
Es la puerta de entrada. ¿Quién podría ser? no espero a
nadie.
Demonios no conozco a nadie.
Dejando mi lápiz me dirijo a la puerta y trató de mirar
por la pequeña mirilla pero está completamente
congelada.
―¿Quién es? ―
55

Responde la voz de un hombre, apenas audible a través


Página

de la pesada puerta de madera. Abriendo las cortinas de


la ventana delantera trato de ver quién es pero todo lo
que puedo ver es un hombro, una caja de herramientas
y un lápiz en un lado de su cabeza.
Tendré que abrir, no tengo elección.
Abriendo la puerta comienzo a decir: ―¿Puedo
ayudar…? ―mientras abro la puerta completamente.
―¿Anders? ―digo sorprendida. ―¿Qué estás haciendo
aquí? ―
Mi corazón comienza a latir con fuerza mientras vividas
imágenes de nuestra traviesa mañana inundan mi
mente. No he podido sacar a este tipo de mi sistema. Él
acecha mis sueños, mis pensamientos mientras estoy
despierta y una pequeña parte de mí se queda
preguntándose si nuestro encuentro fue el impulso que
necesitaba para romper la pared que había levantado
recientemente.
Sostiene la caja de herramientas y señala el parche de
su chaqueta. ―Estoy aquí por las puertas de la ducha.

―¡Santa mierda! Es el tipo que está instalando las
nuevas puertas.
Mi casera me llamo el otro día y me dijo que alguien
vendría en algún momento, simplemente nunca imagine
que sería Anders.
Honestamente, nunca espere o realmente planee volver
a verlo. El sexo fue increíble y lo repetiría cualquier día
56

de la semana. Pero al día siguiente, los fragmentos de la


Página
noche anterior se volvieron más claros y la mortificación
se apodero de mí. Recordando como lloré y le rogué que
me follara. Y como un caballero, se negó. Me
estremezco al pensarlo. Yo fui tan patética.
Las primeras impresiones lo son todo, realmente espero
que no haya pensado demasiado en la mía.
Pero él, la primera impresión que me dejó es imborrable
y de la manera más perfecta. Me saco del frio, me llevó a
su casa, me tranquilizó para que me durmiera y luego
me jodió los sesos a la mañana siguiente.
Tirando de mi labio, me quedo incomoda en la entrada.
Arquea una ceja e inclina la cabeza. ―Entonces…― dice
mirándome ―¿Puedo entrar?―
―Oh, sí. Por supuesto, lo siento. Entra ―digo dando un
paso hacia un lado. ―El baño es la primera puerta a la
izquierda. Aquí, déjame… ―empiezo a decir, pero
rápidamente levanta una mano para detenerme.
―No te preocupes por mí. Puedo encontrar el camino.
No quiero distraerte―- Sus ojos se posan en la mesa que
he estado usando como mi espacio de trabajo. Está
salpicado de bocetos, bolígrafos y lápices de colores.
―Está bien, bueno, si necesitas algo, estaré aquí―.
Lanzo mis pulgares a la mesa y comienzo a caminar
hacia ella.
¡Cálmate Laney! Suenas como un manojo de nervios.
57
Página
SOY un manojo de nervios. Esto no estaba en mis
planes. Tenerlo en mis sueños es una cosa, pero ahora
él está aquí, frente a mí, mi mundo está patas arriba.
Mis palmas están sudorosas y mi corazón está
acelerado. Mi estómago se revuelve como si hubiera sido
golpeado por un enjambre de mariposas y mi cabeza da
vueltas.
Anders me da una pequeña sonrisa mientras ajusta la
caja de herramientas en su mano y se dirige al pasillo.
Me quedo quieta, mirándolo hasta que desaparece en el
baño.
Ahora puedo relajarme, mi cuerpo se deja caer en la
silla y dejo escapar un profundo suspiro. Echando la
cabeza hacia atrás, paso mis dedos por mi cabello y
miro al techo, tratando de recuperar mi concentración.
Excepto que puedo escucharlo revisando su caja de
herramientas y moviéndose por el baño. Hace algunos
golpes y gruñidos suaves mientras trabaja.
Mi cerebro comienza a acumular imágenes de sus
músculos duros como una roca y sus manos ásperas.
El sudor goteando por su frente y la forma en que sus
músculos se flexionan mientras se mueve.
Podría ir a verlo por un minuto.
―Puedes volver a encender la música si quieres― me
grita. ―No me molestará―.
Oh, gracias. Este silencio es demasiado.
58
Página
Encendiendo el estéreo, vuelvo a mirar el papel y tomo
el lápiz para obligarme a volver al trabajo. Puedo
escuchar los sonidos que hace al trabajar, golpeando el
metal o gruñidos verbales que se entrelazan con la
música mientras me sumerjo de nuevo en las
ilustraciones.
―Uh hm― dice, mientras toca mi hombro. Sacudiendo
mi cabeza hacia arriba, dejo escapar un pequeño grito
de susto. ―Lo siento, no quise asustarte, solo quería
saber si puedo usar tu microondas para el almuerzo―
―¿Ya es hora del almuerzo? ―
―La una, en realidad―.
―Vaya, probablemente debería comer algo también―.
Alejando la silla de la mesa, Anders se acerca y se
coloca sobre las imágenes.
―Eso es increíble. ¿Dibujaste eso? ―
―Sí, soy Ilustradora de libros para niños―.
Sus ojos se agrandan mientras se inclina un poco más.
―Esto es bueno, muy, muy bueno―.
―Gracias― Mis mejillas se sonrojan cuando él levanta
sus ojos hacia los míos. El calor fluye por mi cuello
hasta que golpea mi pecho y lo hace hinchar.
Nos quedamos en silencio por un momento, en otro
silencio incómodo. Nuestros ojos están fijos el uno en el
59

otro y él se lame los labios. Es la cosa más sexy que he


visto en mi vida. La forma que su lengua recorre
Página
suavemente la superficie hace que mis pezones se
endurezcan y mi vientre se arremoline.
―Entonces― dice finalmente, agitando un tapper de
plástico y rompiendo el trance en el que me puso.
―¿Microondas?―
―Bien, almuerzo―. Señalando la cocina, desvió mis ojos
de los suyos y doy el primer paso. ―También prepararé
algo para mí―.
―Puedes compartir un poco de lo mío. Es sopa de
tomate―.
―¿Qué tal si hago un poco de queso asado para que
los dos comamos con la sopa? ―
Me da una amplia sonrisa y se pasa una mano por la
mandíbula. ―Sí, está bien, suena bien―.
Untando el pan con mantequilla, lo coloco en la sartén y
empiezo a cocinar dos quesos a la plancha.
―¿Cómo te va en el baño? ―pregunto, mirándolo
brevemente mientras volteo los sándwiches.
―Bien, está quedando―. El microondas emite un pitido
y saca el recipiente. ―¿Tazas? ―
―Arriba a la derecha ―digo, empujando mi cabeza hacia
el armario.
Divide la sopa entre los tazones y yo coloco los
sándwiches sobre una toalla de papel. Abriendo un
60

cajón, saco dos cucharas y me siento a su lado en la


mesa.
Página
Mirando el cuenco de sopa, tomo una cucharada y lo
soplo para enfriarlo. Puedo sentir a Anders mirándome.
Todos mis sentidos están excitados y un escalofrío
recorre mi cuerpo.
Sin embargo, no voy a levantar la vista, voy a comer mi
sopa y mi sándwich a la parrilla y luego volver al
trabajo. Es una aventura de una noche y esta incómoda
reunión terminará en breve.
―Necesito preguntarte algo ―dice, con la mejilla hinchada
con un mordisco del sándwich.
Oh señor, no.
¿Qué podría querer preguntarme? ¿Quiere hablar de lo
que pasó? Dios, espero que no quiera hablar de nuestra
noche juntos.
Agarro una servilleta del sostenedor, me limpio los
labios y finalmente encuentro el coraje para mirarlo a
los ojos. ―Bueno... ―Sacando la palabra, espero
nerviosamente.
―¿Cuál fue el trato con el queso en mi casa? ―
El peso en mi pecho se libera y puedo reír. ―Oh, ese es
un viejo secreto familiar para detener la resaca. Sé que
parece una locura, pero funciona, lo juro―.
Se ríe conmigo mientras asiente con la cabeza. ―Debe
haber funcionado muy bien, estabas súper animada en
la mañana. ―Toma otro bocado de sándwich y ese
61

silencio incómodo llena de nuevo el espacio entre


Página

nosotros.
Me da vergüenza. Probablemente piense que soy una
especie de puta.
―Mira― digo rápidamente, haciendo rebotar mi mano en
el aire. ―Normalmente no hago cosas así, simplemente
no soy yo―.
―No es necesario que me expliques nada― interrumpe
rápidamente.
―Pero lo hago― respondo, decidida a explicar. ―Las
cosas han sido difíciles y con todo lo que bebí esa
noche, simplemente…―Hago una pausa, dejo caer mis
ojos hacia la mesa y luego los levanto. ―Solo buscaba
sentirme bien, eso es todo. Olvídate de toda la mierda
durante unas horas―.
Levanta ambas manos, apoyándolas contra su barbilla
mientras trenza sus dedos. Sus ojos revolotean
alrededor de mi cara mientras una sonrisa de
complicidad hace que sus labios se muevan hacia
arriba. Su boca es delgada, su sonrisa compasiva. ―Te
dejaron, ¿eh? ―
Suspirando ruidosamente, niego con la cabeza.
―Apestaba. De hecho, todavía apesta―.
―Siento escuchar eso.―
―No, no lo estés. Está bien —digo, pasando una mano
perezosa por el aire. ―Él era un idiota. Y lo que es peor,
yo sabía que él era un idiota, pero a veces el amor te
hace ignorar todas esas banderas rojas―. Anders gruñe
62

en apoyo, como si supiera a qué me refiero. ―Pero


Página
teníamos una historia, así que me dejé caer cada vez más
profundo y no verlo como realmente era. Que era una gran
polla gigante―.
Anders sonríe. ―Bueno, eso todavía apesta―. ―Lo que es
una mierda es que lo pillé follándose a su editora una
noche cuando fui a llevarle la cena al trabajo. Por
supuesto, es culpa mía, lo llevé hasta allí. Todas mis
constantes quejas y demandas. Luego lanzó algunos
golpes bajos, golpeando el tamaño de mi nariz y cómo
tuve suerte de que se quedara conmigo mientras lo
hiciera. Mi confianza no ha sido tan grande desde
entonces, que es como terminé en Bear Claw en primer
lugar―.
―Wow, no es solo un idiota, es un maldito hijo de puta―.
―Ahora veo eso, pero lo más triste es que pensé
que él realmente me amaba. Tenía todo un futuro
planeado. No había ningún plan B. Pensé que era él. Me
enamoré, me enamoré como la idiota que soy―.
―No eres una idiota―.
―Debo serlo, si pensé que alguna vez tendría la
oportunidad de un futuro con ese idiota. Pero
estábamos en dos extremos muy diferentes de nuestra
relación. Él se negó a hablar sobre el matrimonio o los
hijos, simplemente lo descartó cada vez. A Marc no le
importaba nada serio―.
―¿Así que básicamente la otra noche fue todo sobre sexo
63

de consuelo? ―
Página
―No, no― digo rápidamente, abriendo mucho los ojos.
―Eso no es lo que quiero decir. Mira, habíamos vivido
juntos durante seis años y no podía quedarme más allí,
tenía que salir. Así que reservé este lugar por dos meses
para escapar. Necesitaba aclarar mi cabeza. He estado
trabajando, leyendo, haciendo un poco de yoga también.
Pero la ruptura fue tan desagradable. Hizo todo lo posible
para derribarme de verdad y funcionó. Mi apariencia,
mi inteligencia, todo. Así que la otra noche terminé este
libro de autoayuda y creo que llevé el consejo un poco
demasiado lejos.
Interpreté 'invertir en el cuidado personal' como
recomendó el autor, como 'ir a la mierda y echar un polvo
masivo'. Sentí que me daría la confianza que necesitaba
para sentirme realmente como yo misma de nuevo. El
alcohol era realmente mi arma secreta. ―
―¿Funcionó? ¿Recibiste el impulso adicional que
necesitabas? ―
―Sí, en realidad lo hizo―. Sonriendo mientras muerdo mi
sándwich de queso, digo, ―También me ayudó a darme la
chispa que necesitaba para poner esa bolsa de mierda en
su lugar en el bar―.
―Mm― gruñe, moviendo la cabeza en señal de acuerdo.
―Esa basura trabaja en la ferretería local y tenía un ojo
morado al día siguiente―.
Anders traga y sonríe mientras toma un sorbo de su
64

botella de agua.
Página
―Bien, espero que se arrepienta de coquetear con la
chica equivocada―. De pie, recojo mis platos y agarro los
suyos también.
―No tienes que hacer eso, lo tengo―. Anders me los quita
todos y los pone en el fregadero.
―Entonces, me contaste un poco sobre tu trabajo,
¿quieres ver algunos de los míos? ―Pregunto.
―Seguro.―
―¿Tienes tiempo? Sé que tienes trabajo que hacer y sé
que Marla puede ser un poco dura. No quiero que te metas
en problemas―.
―No, ella me ama. ¿No has aprendido que soy un chico
bastante sociable? ―La comisura de su labio se contrae
juguetonamente.
Golpeando su brazo, lo empujó hacia adelante y lo llevo
a mi mesa de arte. Saco mi carpeta, la dejo sobre la
mesa y la abro.
Anders agarra la esquina de uno de los papeles
mientras sus ojos se agrandan. ―Esto es asombroso,
Laney―. Dando vuelta al papel, sus ojos estudian mi
arte, escaneando arriba y abajo. ―¿Dibujaste todos
estos? ―
―Sí, ha sido mi pasión desde que era niña. Mis padres
me daban una resma de papel y estaba ocupada durante
horas―.
65

―¿Y qué haces con estos? ―


Página
―Bueno, espero que me contraten para hacer las
ilustraciones de libros o guiones gráficos. Después de
años de lucha, finalmente tuve un descanso. Ahora,
estoy trabajando en un gran éxito de taquilla
programado para filmar el próximo verano, así que no
los has visto y no se lo digas a nadie. Shh, ¿de acuerdo?

Anders guiña un ojo, se pone de pie y cruza su corazón.
―Tu secreto está a salvo conmigo. Lo prometo.―
―Gracias― le digo.
―Sabes que entiendo algo de lo que has pasado. Lo que
dijiste sobre tu ex, lo puedo relacionar. Mi ex Cara
también me engañó y no con cualquiera, con el alcalde
de nuestro pueblo. Tampoco era tímida para dejar que
cualquiera que quisiera escucharla supiera cómo había
mejorado finalmente―.
―No, ¿ella realmente fue y le dijo eso a la gente?―
―Sí, generó mucha conversación―.
―No veo cómo eso es posible―.
―Bueno― dice con una sonrisa, ―es más rico, más
inteligente y aparentemente mejor en la cama, según los
susurros que oía en la ciudad―.
El silencio vuelve entre nosotros. ¡Pero quiero gritar que
tu ex está equivocada! No puede saber lo que está
diciendo, porque si lo supiera, no estaría diciendo que él
66

es malo en la cama. Anders es increíble en la cama, tan


Página
increíble que se ha convertido en el protagonista de mis
sueños.
Me ayuda a terminar de limpiar en la pequeña cocina.
De vez en cuando nos chocamos y siento su cuerpo duro
contra el mío. Un calor me invade el estómago y puedo
oler la sutil colonia que lleva.
Cada segundo que está tan cerca de mí, soy más y más
consciente de mi cuerpo. Puedo sentir mi piel erizada de
necesidad. Puedo sentir mi pecho mientras mi corazón
se enciende haciendo que mi clítoris se hinche.
Respiro más y más pesado mientras su brazo roza el
borde mismo de mi pecho. Él no se da cuenta de eso,
pero yo lo noto y hace que mis pezones se endurezcan y
mi coño palpite. Mis bragas están mojadas, puedo sentir
mi excitación mientras se filtra.
Y a medida que cada pequeño movimiento despierta
todos los nervios dormidos de mi cuerpo y alma, me doy
cuenta. Una realización que golpea fuerte y rápido y sin
ningún aviso real.
Lo quiero de nuevo.
Pero no digo nada, lo que le permite excusarse para
volver a su trabajo. Al verlo alejarse, con un dolor entre
mis muslos y un sudor frío goteando por mi columna,
solo miro sin esperanza. No es consciente del efecto que
tiene sobre mí.
67
Página
Anders no es solo un hombre. No con esa sonrisa. No
con el brillo en sus ojos. No con la sonrisa en su rostro
o la paradoja de fuerza y dulzura de su toque.
Se ha convertido en mucho más para mí en un solo
encuentro casual. Es un hombre que hace latir mi
corazón como un pájaro enjaulado. Cuando estoy cerca
de él, cada nervio de mi cuerpo se ilumina como un
árbol de Navidad.
De repente me doy cuenta de que no solo lo quiero de
nuevo. . . Lo necesito de nuevo.

68
Página
6
ANDERS
Al romper una parte de la pared, el yeso se desmorona y
hace que una nube de polvo explote en el aire. Hay un
fuerte olor a tiza y polvo, pero aún puedo oler a Laney a
través de la nube de escombros.
Amo su aroma, la forma en que me tranquiliza de una
manera que nunca antes había sentido. Lo anhelo. Y
este sentimiento, me ha eludido durante años. Me
siento vivo de nuevo. Me siento más ligero, como si me
hubieran quitado un peso de encima de mis hombros.
Suspirando, me obligo a volver al modo de trabajo,
tratando de ignorar este deseo irracional de tener lo que
no es mío. Ella no es mía. Arranco otro trozo de yeso
para dejar espacio a las puertas nuevas. El yeso se
suelta rápidamente, lo que hace que mi codo retroceda
y golpee una botella de champú al suelo.
Cogiendo la botella, reconozco el olor al instante. Esto es
lo que he estado oliendo. Laney en una botella.
Mi nariz se cierne sobre la pequeña abertura y tomo
unas cuantas respiraciones profundas. Al captar mi
69

reflejo en el espejo, me siento ridículo y parezco un


fenómeno.
Página
¡Deja de olerlo! La vergüenza hace que se me apriete el
estómago, así que reviso dos veces por encima del
hombro para asegurarme de que no está allí mirándome
con horror.
Todo claro.
Dejándolo de nuevo, vuelvo a la razón por la que estoy
aquí: puertas de ducha.
Sentarse a almorzar con ella fue muy agradable. De
hecho, fue la conversación más larga que he tenido en
mucho tiempo. Y se sintió tan natural, aparte de las
pocas veces que lo hice incómodo.
Mis pies crujen sobre el papel de construcción que dejé
en el piso mientras me muevo por la sala de estar para
tirar los escombros del baño a la parte trasera de mi
camioneta. Cada vez que paso, la cabeza de Laney está
enterrada en sus dibujos mientras paso, saltando con la
música.
Debería invitarla a cenar. ¿Qué es lo peor que puede
decir? ¿No?
Mirándome nuevamente en el espejo sobre el fregadero,
me doy una pequeña charla. Necesito ir a por ello. Nada
puede doler tanto como lo que ya he pasado. A la
mierda, si una chica que apenas conozco dice que no a
una cita, ni siquiera me va a molestar. La vida seguirá,
como siempre.
Empacando mis cosas, terminando por el día, apago la
70

luz y empiezo a caminar por el pasillo. —Oye, ya terminé


Página
por hoy— digo mientras reorganizo mis herramientas en
mi cinturón de trabajo. Miro hacia abajo, sigo hablando.
—Puse una cortina temporal por ahora, de esta manera
tienes—
Mis ojos se levantan y dejo de hablar al instante. Laney
está sentada a la mesa de la cocina con una botella de
vino y dos vasos. Ella sonríe, sus ojos brillan mientras
sostiene ambas cosas.
—¿Tienes tiempo para cenar y vino? —pregunta, su voz
confiada, pero con un toque de incertidumbre.
No puedo contestar. Estoy positivamente mudo de
sorpresa. Quiero decir que sí, pero la conmoción que
siento me está frenando. —Uh, yo, eh—
¡Estoy tartamudeando! ¿Por qué diablos estoy
tartamudeando?
Baja los ojos a la mesa mientras deja los vasos y trata
de forzar una sonrisa. —Está bien si no quieres, lo
entiendo totalmente—. Centrándose en una arruga del
mantel, lo alisa. —Quiero decir, tengo trabajo que hacer
de todos modos y estoy segura de que tú tienes otro
trabajo que hacer... —
¡Piensa en algo que decir antes de arruinar esto! —No,
no— le digo, cortándola rápidamente antes de que ella
misma se convenza por completo. —Me gustaría eso.—
—¿De Verdad? —
71

—Si, en serio. Me tomaste por sorpresa, eso es todo. No


Página

esperaba esto—.
Sus ojos vuelven a los míos e inclina la cabeza. —
Anders, le di un puñetazo a un chico en la cara y dejé
que me llevaras a casa, ¿pero mi oferta para cenar es
sorprendente? —
Me río entre dientes y paso una mano nerviosa por mi
cabello.
—Supongo que debería tener miedo de ti, no
sorprenderme, ¿eh? —
Laney se ríe y juro que esa risa ilumina algo dentro de
mí. Es cruda, fresca, una llama que ha estado
parpadeando en la oscuridad y ahora es un infierno
ardiente.
Quiero a esta mujer y no creo que haya nada que pueda
hacer para hacerme cambiar de opinión.
―Bien, puedes ayudarme a pelar patatas―. Sirve dos
copas de vino y me trae una. ―Vamos, me muero de
hambre―.
La sigo de regreso a la cocina y ella me prepara con un
plato de patatas y el pelador. Se sienta frente a mí con
una tabla de cortar y comienza a picar algunas cebollas
y otras verduras para una ensalada. Trabajamos,
bebemos y hablamos. Charla ociosa. Me pregunta los
planos de las puertas de la ducha, cuándo estarán
listas. Le pregunto un poco más sobre su trabajo y me
explica su proceso artístico.
Para cuando ella cocina un bistec en el horno y yo hago
72

puré de papas al vapor, estamos en nuestras segundas


Página
copas de vino y nos contamos sobre nuestro pasado. Lo
que fue ella en la escuela de arte. Ella tiene un brillo
emocionado en sus ojos al contarme sobre sus
profesores favoritos y todos los amigos que hizo. Y le
hablo de mis clientes en la ciudad y algunos de mis
proyectos favoritos.
Cuando ponemos la mesa, me entrega platos y
cubiertos y se siente como si hubiéramos estado
haciendo esto desde siempre. Como si ya estuviéramos
en una rutina. Un antiguo baile familiar. Enciende las
velas y yo sirvo más vino. Nos sentamos uno frente al
otro y hablamos y reímos con facilidad. Comparamos
nuestra infancia; yo creciendo en este pequeño pueblo
de montaña y ella en la bulliciosa ciudad.
Me sorprende lo mucho que me estoy divirtiendo. Nunca
he sido un hombre al que le gustaran las charlas
triviales. La mayoría de las veces me dejo llevar por los
proyectos en los que estoy trabajando o los que me
gustaría hacer. Pero no aquí, no con ella.
Escucho atentamente, robando estos pequeños trozos
de ella y guardándolos. Me cuenta lo mucho que le
encantaban las cajas de flores del apartamento en el
que creció y cómo su madre le trenzaba las flores en el
pelo.
Disfruto su sonrisa, su risa suave y la forma en que se
acerca para tocar mi brazo mientras habla. Las yemas
de sus dedos envían una chispa a mi brazo, una chispa
73

que rápidamente baja hasta mi polla, haciéndola más


Página

gruesa.
―¿Quieres un café?― pregunta, tomando mi plato frente
a mí y colocándolo en el fregadero.
―Sí, claro, tomaré un café―.
Observo cómo su cuerpo se mueve mientras estira la mano
para agarrar la plancha francesa, su camisa subiendo
lentamente y revelando una hermosa franja de piel
suave y pálida. Recuerdo lo que era tocarla. Cuando el
café está preparado, me pasa uno mientras asiente con
la cabeza para que la siga. Moviéndose por la sala,
agarra una manta del sofá y se dirige a la puerta
principal.
―¿Dónde vamos? ―Pregunto.
―El porche delantero. Me gusta acurrucarme en una
manta con un café caliente cuando hace frío―. Empuja
la puerta para abrirla y la mantiene abierta con la
espalda, dándome espacio para pasar junto a ella.
Hay un columpio al aire libre en el porche, con nieve
amontonada debajo y un poco en el asiento. Cepillando
el banco, tomo asiento.
Laney se deja caer a mi lado y nos cubre a los dos con la
manta.
―Ahí― dice ella, acurrucando su cuerpo más
profundamente mientras se acerca un poco más.
―Quiero decir, mira lo despejado que está el cielo aquí.
Es asombroso.―
74
Página
―Sí lo es. Puedes ver todo Crestline desde aquí―.
Apuntando con mi dedo, apunto hacia abajo entre la línea
de árboles. ―Lake George está justo ahí―.
Entrecierra los ojos y mira la línea de mi brazo y sigue mi
dedo. ―Oh, sí, puedo verlo―.
Nos sentamos en silencio así, meciéndonos suavemente
y bebiendo nuestros cafés. Los grillos chirrían con
fuerza aquí y de vez en cuando una estrella fugaz cruza
el cielo negro haciendo que Laney grite. No recibe
muchos de esos en la ciudad.
Cuando termina su café, hace un gesto hacia el mío.
―¿Terminaste con eso? ―Bebo las últimas gotas y le
entrego la taza. Los coloca en el suelo y luego mueve su
cabeza cerca de mi pecho. Su cabello roza el costado de
mi mejilla y la necesidad de envolverla en mis brazos me
consume instantáneamente.
Lentamente, envuelvo mi brazo alrededor de sus hombros
y tiro de ella. Laney cierra la brecha entre ellos y levanta
sus piernas debajo de la manta. Usando mi otro
brazo, señalo un letrero brillante en la distancia. ―Ahí
está el Bear Claw. Esa es la señal que se puede ver desde
la carretera―.
Acurrucándose más profundamente en el rincón de mi
brazo, no puedo evitar la sonrisa que se extiende por mi
rostro. Mi brazo se engancha a ella con fuerza y doblo
mis dedos alrededor de su muslo. No quiero dejarla ir,
75

quiero mantenerla aquí mismo así.


Página

―¿Este lugar siempre fue así? ¿Aislado y perfecto? ―


―En realidad, solía estar más aislado. Cuando yo era un
niño no había nada más que árboles por todas partes.
Éramos una ciudad maderera. La calle principal solo
tenía la oficina de correos, algunas tiendas pequeñas y
la tienda de comestibles. Pero luego las cosas
cambiaron, la gente entró y compró todo el terreno. Pasó
de la tala al turismo en un abrir y cerrar de ojos―.
Dejando caer la cabeza hacia atrás, sigo hablando.
―Ayudé a construir un montón de cabañas con mi
papá, fue lindo. Eso es lo que más extraño. Extraño
trabajar codo a codo con él―. Mis ojos se desvían hacia el
cielo sin nubes mientras los pensamientos del pasado
llenan mi cabeza.
Laney se mueve en mis brazos, su cabeza inclinada
hacia atrás contra mi hombro. ―Estabas cerca de él,
¿eh? ―
―Sí― le digo en voz baja.
Puedo decir que puede oír el dolor en mi voz, así que
cambia de tema. ―El cielo está increíblemente despejado
aquí. Ves ese cúmulo de estrellas allí mismo, las cuatro
estrellas que se doblan y luego hay cinco arriba y al
lado. ¿Lo ves? ―pregunta, señalando y moviendo su
dedo.
―Creo que sí. ―
―Ese es Leo―. Su mano recorre el cielo, casi
golpeándome en la barbilla. ―¿Y conoces la Osa Mayor,
76

ahí mismo? ―
Página
―Ese es uno de los pocos que realmente conozco― digo
con una sonrisa.
―Bueno, odio hacer estallar tu burbuja, pero no es una
constelación, es parte de la Osa Mayor. Su dedo marca
las estrellas y trato de seguirlo.
―No tenía ni idea. ―Mi tono es seco y juguetón.
―Mira, te salvé de avergonzarte un día. Me lo puedes
agradecer después. ―Riendo, señala un conjunto de
estrellas, pero sé lo que es.
―Eso es Orión― le digo antes de que pueda decirme.
― “Ah, pero, ¿ves esas tres estrellas bajando de su
cinturón? Se supone que son un cuchillo de caza, pero
¿sabes cómo creo que se ven? ―Ella ya se está riendo
cuando dice: ―Creo que parece una polla gigante en el
cielo―. Ella se ríe de nuevo, hipando levemente mientras
inhala.
—¿Es aquí donde se supone que debo decir que tengo
una polla gigante que no necesitas un telescopio para
ver? —
Ella me mira con una pausa y de repente no estoy
seguro de si debería haber mantenido la boca cerrada.
Espero ansiosamente a que ella haga algo. Reírse o
abofetearme.
Sus labios se vuelven a pelar en una sonrisa gigante y
deja escapar una risa histérica. Bajando los párpados,
77

su boca se frunce. —Esa fue buena. —Se ríe con ganas,


Página

secándose las lágrimas de los ojos. —¿Quieres quedarte


a pasar la noche? Te da la oportunidad de empezar
temprano por la mañana—. Meneando las cejas, sus
dientes brillan intensamente mientras se pasa la lengua
por el labio inferior.
—Es en serio... —Estoy a punto de preguntar cuando
sus labios chocan contra los míos.
Estoy aturdido por un segundo, todavía como una
estatua mientras sus manos barren mi cabello y sus
labios se abren con una sexy exhalación. Su lengua se
desliza en mi boca y puedo saborear la avellana en su
café mientras ella gira su lengua alrededor de la mía.
Joder, sí.
Gruñendo, presiono mis labios con más fuerza contra
los de ella, mi cuerpo cobra vida mientras la atraigo
hacia mi pecho. No creo que jamás podría decirle que
no. Hice eso una vez, pero ¿podría hacerlo de nuevo?
Ni en sueños.
Ella sabe increíble, como la perfección y la satisfacción,
todo en una sola gota. Su mano se posa en mi pecho,
descansando justo sobre mi corazón y estoy seguro de
que puede sentirlo latiendo como un tambor.
Puedo ver nuestro aliento en el aire frío de la noche. Surge
entre nuestras caras en zarcillos largos y delgados,
girando en el aire antes de volar. Pero ya no puedo
sentir el frío. Tengo calor, las gotas de sudor se
acumulan en la parte posterior de mi cuello y me corren
78

por la columna.
Página
La mano de Laney comienza a deslizarse por mi pecho,
moviéndose lentamente sobre mis abdominales, hasta
que alcanza mi polla y simplemente la agarra. Sus ojos
se fijan en los míos y rompe nuestro beso.
Se queda callada por un segundo, acariciando
suavemente mí dura polla sobre mis jeans. Mi polla
está hinchada, presionando enojada contra mi
cremallera mientras ella pellizca la punta y traza mi eje
hacia abajo.
Gruñendo, presiono mi frente contra la de ella mientras
ella mueve sus dedos hacia arriba y hacia abajo.
Mordiéndose el labio inferior, sus ojos cambian entre los
míos.
—Puedo…—Su voz se apaga mientras sus ojos brillan
como armas de fuego. —¿Probarte?— pregunta mientras
se muerde el labio.
—Joder, sí puedes—. Ni siquiera tengo que pensar en
eso. —Chúpame la polla—. Enredo mis dedos en su
cabello y la empujo hacia mi regazo. Se deja caer debajo
de la manta y me desabrocha los pantalones. Sacando
mi polla, siento que deja escapar un suspiro caliente. Se
extiende por mi punta y por mi longitud mientras ella
gime bajo la manta. Estiro mi mano por su espalda,
deslizando mis dedos debajo de su camisa para
tocar esa piel suave con la que he estado soñando
durante días.
79

Su lengua lame la punta, chupándola como una


piruleta. Ella chupa mi corona en su boca y baja su
Página
cabeza hasta la mitad, acariciando el resto de mi
longitud con su mano. Laney retrocede hasta la cresta y
yo deslizo mi mano debajo de la manta, la apoyo en la
parte posterior de su cabeza y le doy un empujón extra.
Se hunde más profundo, tan profundo que mi punta
golpea la parte posterior de su garganta. Ayudándola a
levantarse con mis manos enredadas en su cabello, ella
gime de placer. Su cabeza se mueve hacia arriba y hacia
abajo debajo de la manta y puedo escuchar el sorbo de
su boca mientras me chupa con fuerza.
Se siente tan jodidamente bien. Su boca está húmeda y
caliente y su lengua se aplana mientras se desliza por la
parte inferior de mi pene. Ella se ahoga levemente
mientras muevo mis caderas hacia la derecha mientras
sus labios llegan a mi base.
Sonriendo para mí mismo, recuesto la cabeza hacia
atrás y cierro los ojos. Los colores vuelan detrás de mis
ojos mientras sus labios se aprietan por mi longitud y
me hace cosquillas en las bolas con la punta de los
dedos.
Cada vez más rápido devora el músculo duro. Ella está
gimiendo mientras me da la cabeza, disfrutándola tanto
como yo. Bueno, tal vez no tanto como yo.
La nieve comienza a caer a nuestro alrededor, pero
estamos protegidos bajo el saliente del porche.
Observo como los copos revolotean hacia el suelo, la
80

ligera brisa los hace caer sobre la cubierta mientras


Laney crea su propio calor debajo de la manta.
Página
Esto es increíble, asombroso, completamente
surrealista. Estoy en el cielo.
—Joder, Laney, me voy a correr— le digo, envolviendo
su cabello alrededor de mi mano y tirando de las raíces.
Ella va más duro, como si saber que estoy a punto de
acabar la llena de un deseo intenso de terminar
conmigo. Mis bolas se tensan y puedo sentir que mis
músculos se contraen cuando el orgasmo comienza a
extenderse por mi cuerpo.
Agarrando su cuero cabelludo con las yemas de mis
dedos, baja y empujo mis caderas hacia arriba mientras
la sostengo en su lugar. Mi polla explota, bombeo tras
bombeo de esperma caliente llena su boca.
Laney desliza la boca por mi polla y saca su cabeza de
debajo de la manta. Con las mejillas hinchadas, se traga
mi carga mientras se limpia los bordes de los labios.
Sus labios están hinchados y rojos por la excitación
mientras los toca suavemente y me mira a los ojos. Ya
no puedo controlarme, agarro su rostro y la beso. Puedo
saborearme en su boca, pero me importa una mierda.
Necesito a esta mujer. La necesito más de lo que nunca
he necesitado nada en mi vida.
Laney se aparta, traga saliva y trata de hacer que su
respiración sea más lenta. Por la forma en que me mira,
es como si estuviera lista para saltarme como un
animal. Sus ojos se desvían cuando sus pupilas se
81

agrandan.
Página
Puedo ver las estrellas reflejándose en mí, brillantes
y centelleantes. Capto un destello de algo más en el
espejo de sus ojos. Es primordial, es crudo. . . Soy yo.
Ella tira de su labio inferior y sus cejas se suavizan
mientras inclina la cabeza. Sus dedos bailan
suavemente hacia arriba y hacia abajo por su cuello y la
veo tomar aire. Ella lo retiene por un momento, solo
para exhalar cuando su voz sale baja.
—Adentro— dice, —ahora—.

82
Página
7
LANEY
Su polla era tan grande en mi boca. Y su gusto… Sabe
muy bien.
Echándome hacia atrás, tomo su mano y lo llevo a la
casa. Lo llevo a mi habitación y me doy la vuelta para
mirarlo una vez que entro en la habitación.
No puedo aguantar más. Lo necesito dentro de mí.
Necesito sentirlo de nuevo.
Anders me mira fijamente, su pecho sube y baja
rápidamente mientras sus ojos lamen arriba y abajo de
mi cuerpo. Su mandíbula se tuerce y deja escapar un
leve gruñido mientras me envuelve en un brazo y me tira
para besarme.
El cabello de su rostro me hace cosquillas en la piel
mientras sus labios se abren y me besa más fuerte. Sus
dedos se curvan debajo de mi camisa y la levanta, solo
rompiendo su beso para tirarla por encima de mi
cabeza.
Dejando caer mi camisa a un lado, sus labios están de
vuelta en los míos mientras se mueve hacia mis
83

pantalones. Anders tira de ellos hacia abajo por mis


Página

caderas y salgo de ellos, pateándolos. De pie en mi


sostén y mis bragas, se aleja, aprovechando la
oportunidad para mirar mi cuerpo bajo la tenue luz de la
lámpara en mi habitación. Me está devorando, lamiendo
sus labios mientras sus dedos firmes me sostienen en
su lugar. La forma en que me mira es como un león a
punto de devorar a su presa.
―Maldita sea, eres tan jodidamente sexy―. Se muerde el
interior de la mejilla mientras la comisura del labio se
contrae.
―Ahora es tu turno― digo, clavando la punta de mi
dedo en el suelo frío mientras doy un paso hacia
adelante.
Mis manos agarran el borde de su camisa y la levanto
por su cabeza. Tan pronto como está sobre su cabeza,
agarra mi cara y me besa de nuevo. Sus fuertes brazos
se envuelven a mí alrededor y siento su piel contra la
mía. Tira de mi cabello hacia un lado para poder besar
mi cuello. Nuestros besos son frenéticos. Sus manos
sostienen mi cara como si tuviera miedo de que si me
suelta desapareceré. Devolviéndole el beso con tanto
fervor como él me besa a mí, empiezo a bajarle los
pantalones. Cuando le llegan hasta los tobillos, se
mueve con torpeza, tratando de sacarlos sin dejar de
abrazarme con fuerza y besarme.
Una vez que se quita los pantalones, se aparta, todavía
sosteniendo mi rostro, mirándome a los ojos con una
pequeña sonrisa en su rostro. Hay un ligero escalofrío
84

en el aire que hace que se me ponga la piel de gallina en


Página

los brazos.
Él ve que el escalofrío me recorre, así que me acerca
a su cuerpo. Mis ojos se desplazan hacia los hermosos
colores y diseños de su brazo. Mis dedos trazan los
remolinos y siguen las líneas gruesas mientras me
abraza.
―¿Dolió?― Pregunto.
―Nada me duele. Ya no.― Su voz es ronca y dura mientras
aprieta sus labios contra los míos de nuevo. Con manos
firmes, me agarra el culo y me levanta del suelo.
Envolviendo mis piernas alrededor de su cintura, tira de
sus labios a los míos y eleva mi cuerpo más alto. Su
boca cae sobre mi pezón, succionando el cordón de mi
sostén. Su lengua gira a su alrededor y la fricción del
cordón y su lengua caliente me dejan jadeando. Su
lengua se mueve hacia adelante y hacia atrás sobre mis
picos, provocando un largo gemido mientras paso mis
dedos por su cabello y apoyo la mejilla en su cabeza.
Me acompaña sin esfuerzo de regreso a mi cama y me
acuesta suavemente como si estuviera hecha de
porcelana delicada. Mi cabeza se encuentra con el
colchón y Anders suelta mi teta. Levantando la cabeza,
comienza a gatear encima de mí y luego se detiene a
mitad de camino.
―Mierda, no tengo condón. ¿Tu si? ―
―No, no lo sé―. Comienza a retroceder, pero
rápidamente lo agarro por los hombros y lo detengo.
85

―Espera― le digo, manteniendo sus ojos en los míos.


Página

―Estoy de acuerdo con eso si tú estás de acuerdo―.


Espero ansiosamente una respuesta. El tiempo
parece ralentizarse, pero no impide que mi cuerpo se
vuelva más húmedo y caliente. Sus ojos se mueven
rápidamente entre los míos y de repente tengo miedo de
que me rechace.
Mi corazón se acelera dentro de mi pecho, y mi
estómago comienza a retorcerse como una cuerda. La
sensación no dura mucho cuando Anders se arroja al
suelo, arrastrando una mano por mi cabello mientras
sus labios lastiman los míos con fiera pasión.
Tengo su respuesta.
Su polla dura se presiona contra el interior de mi muslo
mientras aleja su boca y comienza a lanzar besos por mi
cuello. Arqueando mi espalda, su mano se desliza hacia
abajo entre el valle de mis pechos, sobre mi estómago y
se detiene mientras toma mi montículo.
―Tus bragas están tan mojadas― susurra contra mi
estómago mientras continúa besando su camino hacia
mi vientre.
―Mm― el gemido sale de mi boca mientras balanceo mi
coño contra su palma. ―Me haces mojar. Me pones más
húmeda que nunca.―
Gruñe y pellizca suavemente mi piel mientras llega a mi
coño. Su boca está tan cerca de mi clítoris que puedo
sentir su respiración mientras exhala. Ni siquiera me ha
tocado con ninguna parte de la boca todavía, pero mis
86

piernas están temblando y mi estómago igual.


Página
Con la punta de los dedos gruesos, agarra mis rodillas y
abre las piernas más. Su lengua se arrastra sobre mis
bragas y lame el encaje empapado antes de arrastrarlas
hacia abajo con los dientes. Utiliza sus manos para
deslizarlas sobre mis caderas y arrojarlas a un lado.
Luego vuelve a estar entre mis piernas, sus labios se
ciernen sobre mi coño y luego lo siento. Un ligero golpe
contra mi clítoris, provocando un largo gemido. Los
bordes afilados de mis dientes se clavan en mi labio
inferior mientras mi espalda se arquea en la cama.
Santa mierda.
Mis uñas agarran la manta mientras su lengua se
desliza por mi raja y entre los pliegues, luego se
sumerge en mi calor. Puedo escucharlo comiéndome,
los sonidos de su lengua y labios mientras lamen y
chupan mi capullo hinchado son los únicos sonidos que
se mezclan con mis gemidos.
Sus dedos aprietan mis muslos con más fuerza
mientras su lengua atraviesa mi cuerpo. Al encontrar mi
clítoris de nuevo, suelta una pierna y mete un dedo
dentro de mi cuerpo.
―Mm― gime mientras mi coño late, apretando
alrededor de su dedo. Un segundo dedo estira mis
paredes mientras su lengua masajea mi clítoris con
movimientos cortos.
Mirando hacia abajo, los ojos de Anderson me miran.
87

Está disfrutando del espectáculo, la forma en que


manipula mi cuerpo con cada movimiento de mi clítoris.
Página
Poniendo una mano en su cabello, rasgo sus raíces
mientras todo a mí alrededor se queda en silencio. El
mundo se desvanece rápidamente, incluso mi mente
está en blanco. Solo estoy aquí, aquí mismo con él y
nada más importa.
Su cabeza se mueve, sus dedos penetran y el orgasmo
atraviesa mi cuerpo sin previo aviso. Mi espalda se
arquea con fuerza de nuevo mientras un temblor me
deja indefensa.
Anders coloca una palma abierta sobre mi vientre y me
presiona hacia abajo. Levantándose sobre sus rodillas,
su rostro y barba brillan. No se limpia la cara, sino que
lanza adelante a besarme. Puedo saborearme en sus
labios y realmente me excita.
Su polla descansa justo entre mis piernas y puedo
sentirla deslizarse hacia arriba, hacia adelante y hacia
atrás contra mi costura goteante mientras susurra en
mi oído entre besos. —Sabes tan jodidamente bien, Laney.
Tengo tantas ganas de estar dentro de ti. Quiero sentirte
por completo―. Pero aún no me ha penetrado. Sigue
moliendo entre mis piernas, su polla se pone más
dura mientras me besa en todas partes: mi cuello, mis
ojos, mis mejillas, mi cabello. Él levanta mis brazos y
sostiene mis muñecas con una de sus manos por
encima de mi cabeza y luego sube mi pierna, dándole
un mejor acceso. Ahí es cuando siento la punta de su
polla empujar dentro de mí, y solo esa primera pulgada
88

hace que mis ojos se cierren y deje escapar un gemido


Página

profundo. ―Abre los ojos― exige mientras se sumerge


más profundamente dentro de mí, su polla estriada y
firme. Envuelvo mi pierna alrededor de su cadera
mientras gruñe con cada embestida. Abro los ojos y
miro profundamente a los suyos, tan encendida por la
máscara de lujuria salvaje en su rostro. Mis manos
están desesperadas por tocarlo, por arrastrar mis uñas
por su espalda, pero él tiene mis muñecas atrapadas
mientras empuja sus caderas hacia adentro y hacia
afuera con vigor.
―Mm, Anders― gemí en su oído mientras él agarraba
mis muñecas con más fuerza en su mano.
Su cuerpo está caliente y sudoroso mientras mete su
polla profundamente en mi calor, llenándome. Mi coño
frota su base mientras me folla una y otra vez.
Otro orgasmo burbujea profundamente en mi vientre,
derramándose mientras gruño en voz alta. Cada
músculo de mi cuerpo se tensa cuando me quedo con
las piernas entumecidas y el corazón palpitante.
Anders acaricia con su rostro el hueco de mi cuello, el
pelo eriza mi piel mientras suelta un gemido que suena
más animal que humano. Su cuerpo se pone rígido
mientras su polla palpita, llenándome de pulso tras
pulso de semen.
Su agarre en mis muñecas se afloja cuando se corre, y
mis dedos recorren su espalda y lo siento temblar
ligeramente mientras gime y cae sobre mí. ―Mierda,
89

Laney― dice, su respiración entrecortada y desigual


Página
mientras su mano cae sobre su pecho. ―Tenía la
intención de retirarme, realmente lo hice. Estoy tan... ―
―No, no te disculpes. Quería esto, te dije que no me
importaba y lo decía en serio―. Rodando sobre mi
costado, me toma del brazo y me empuja hacia adentro.
―Además, eso fue jodidamente caliente― digo.
―Bien― asiente con una risa. ―Voy a tener resaca
mañana―.
―Tu y yo ambos. ―Alzando la mano, entrelazo nuestros
dedos.
Nos quedamos desnudos, sudados y sin aliento. Pero
este no es solo un hombre a mi lado, hay una bestia.
Cada centímetro de su cuerpo es el triple del tamaño
del mío. Y mientras me sostiene firmemente en sus
brazos, una sensación de seguridad, protección y
cuidado me cubre de pies a cabeza.
Nunca sentí eso de mi ex, ni una sola vez sentí este
nivel de seguridad. Nunca sentí ningún sentimiento
auténtico de él y los únicos sentimientos que me dio
fueron inseguridad, frustración y dolor.
Pero aquí, así con Anders, puedo sentir que el dolor se
disuelve.
Puedo sentir el dolor y los cortes en mi corazón sanando.
¿Quizás todo lo que he pasado fue por una razón?
¿Quizás la vida ha estado tratando de prepararme
90

para otra cosa?


Página
Alguien más fuerte. Alguien más atrevido. Alguien que
haría que mi corazón cobrara vida, no se marchitara y
muriera.
Y a medida que mi mente se llena de un mundo de
preguntas, mis ojos se vuelven pesados y comienzan a
cerrarse.
Ding Ding.
El ruido me despierta a empujones. Parpadeando, me
froto los ojos y escucho el pitido de nuevo.
Sentado, Anders sigue desnudo a mi lado, parcialmente
cubierto con la sábana de mi cama.
Debemos habernos quedado dormidos.
El sol está alto, brillando a través de las claraboyas.
Todavía estoy aturdida y definitivamente siento que
ahora tengo resaca. Masajeando mis sienes, bostezo
ampliamente, tratando de alejar la niebla de mi cabeza.
Mi teléfono suena de nuevo, así que lo agarro de la
mesita de noche y reviso mis mensajes. Al leerlos, me
quedo en estado de shock.
No, no, no, no. No haría eso.
¿Lo haría él?
Rápidamente, llamo a mi antigua vecina. Hablo antes de
que ella tenga tiempo de responder.
―Beth, por favor dime que no está pasando― Pasando
91

mi mano por mi cabello, mi cabeza comienza a latir con


Página

fuerza. ―¡No puede hacer esto! ¿Por qué él haría eso?


―Mi voz es fuerte, lo que hace que Anders se mueva a
mi lado.
―Lo siento, Laney, pero lo es. Está sacando caja tras
caja con tu nombre―.
―¡Detenlo! ¿No puedes…?― Empiezo a preguntar, pero
rápidamente me doy cuenta de que no es su problema.
―Lo siento, Beth, no debería ponerte esto―.
―Cogeré lo que pueda y lo pondré en mi garaje―.
―Gracias, Beth, de verdad, muchas gracias. Estoy en
camino.―
Saltando de la cama, agarro mi ropa del suelo y me la
pongo rápidamente, tropezando con mis propios pies y
chocando con cosas. Salgo corriendo a la sala de estar y
empiezo a arrojar mantas, almohadas y montones de
papel a un lado en busca de las llaves del coche y el
bolso. Anders aparece en la puerta, bostezando y
mirándome con sorpresa y preocupación.
―¿Qué está pasando? ― él pide.
―Bueno, parece que mi ex gilipollas ha decidido
destrozar todas mis cosas. Mi vecina Beth me ha estado
enviando mensajes de texto. Ella quería hacerme saber
que está poniendo todas mis cosas en la calle. Intentará
salvar lo que pueda, pero tengo que llegar a casa y
asegurarme de que los recolectores de basura no se
lleven nada. Es todo mi trabajo. Arte irreemplazable que
he hecho a lo largo de los años. A la mierda la ropa,
92

puedo comprar más, ¡pero mi trabajo! ―


Página
Cuanto más hablo, más desesperada me siento. ¿Dónde
diablos están las llaves de mi coche? ―Tengo que irme,
lo siento. No tengo un minuto que perder―.
Finalmente encuentro mis llaves en la encimera de la
cocina y me dirijo a la puerta, lista para correr hacia mi
auto. Anders se acerca a mí con las manos extendidas y
las coloca con firmeza sobre mis hombros.
―Tranquila ahora. Solo espera.―
―¿Qué? ―Digo, tratando de moverme a su alrededor.
―¿No me escuchaste? Tengo que irme. Ahora.―
―Te escuché y también veo el estado en el que te
encuentras. Tienes que llegar a casa, pero no puedes
conducir así. Dame cinco minutos para ponerme algo de
ropa y te llevaré yo mismo. Cinco minutos. Eso es todo
lo que estoy pidiendo―.
―No, no puedo pedirte que hagas eso―.
―No lo hiciste. Te ofrecí― dice. ―Además, las carreteras
son una porquería y yo tengo un camión. Nunca lo
lograrás en tu pequeño auto. Además, puedo sostener
mucho en la caja de mi camioneta. Podemos agarrarlo
todo sin ningún problema―.
Se aleja de mí y se dirige hacia el dormitorio. Lo sigo y
miro desde la puerta mientras se pone los jeans y se
pone la camisa.
―Hace bastante frío y la camioneta tarda un poco en
93

calentarse, así que toma tu abrigo y por qué no preparas


Página

un par de tazas de café para que las llevemos a la


carretera―. Todo el frenesí que había sentido un minuto
antes está desapareciendo.
Anders tiene razón.
También está tranquilo y me toma en serio. De repente
me siento tranquila y sigo sus instrucciones. No porque
me intimide o tenga miedo de contradecirlo, sino porque
sé que su plan es sólido y que solo quiere ayudarme.
Pero tiene trabajo que hacer. No debería abandonarlo
para ayudarme.
―¿Qué pasa con las puertas de la ducha?― Llamo desde
la cocina mientras pongo la tetera a hervir para hacer
café. ―¿No te preocupa que aparezca Marla? ―
—No, le diré que fui a buscar suministros. No es un
problema en absoluto. Puedo ayudarte.―
Sonriendo, asiento con la cabeza mientras saco un poco
de café molido en la prensa francesa y hurgo en los
gabinetes en busca de tazas de viaje. ―Gracias, Anders.
Realmente lo aprecio.―
Lágrimas abundan en mis ojos con su amabilidad.
Nadie se ha esforzado nunca por mí. Ni mi ex, ni
ninguno de mis amigos, nadie.
Entra en la cocina vestido, con la cara mojada,
probablemente por salpicarse con agua fría y camina
detrás de mí y me envuelve en sus brazos. ―Estoy feliz
de hacerlo. Iré a encender el camión. No olvides esos
cafés―.
94
Página
Miro sobre mi hombro para verlo luchar con su gran
cuerpo en su pesado abrigo. Los copos de nieve se
agitan cuando abre la puerta para irse. Y luego se fue.
Pero los sentimientos que me dio, la seguridad, la
confianza, la calidez, todavía están presentes. Como un
escudo de fuerza a mí alrededor, me siento más fuerte
que nunca. Lo que se sintió como una batalla
insuperable apenas unos minutos antes ahora parece
una mera molestia.
No tiene idea de lo que esto significa para mí.
No olvidaré esto y se lo compensaré.
Es una promesa.

95
Página
8
ANDERS
Se ve tan vulnerable sentada a mi lado. El pánico que vi
en ella cuando me desperté por primera vez esta
mañana se ha ido, pero está tan callada. Sus manos se
tocan nerviosamente mientras conducimos hacia su
antiguo lugar. Puedo decir que está pensando. Su mente
debe estar rodando con todo tipo de emociones.
Simplemente no puedo decir cuáles son.
No sé si está nerviosa por sus pertenencias, o si es la
posibilidad de encontrarse con su ex, o tal vez solo por
estar aquí conmigo.
Estoy intentando con todas mis fuerzas no dejarme
enamorar de esta chica.
Es obvio que todavía está realmente molesta por su
ruptura, y me mata pensar que solo soy un puto de
rebote para ella. El pensamiento envía un cuchillo a
través de mi estómago.
Ella no es tuya. No todavía, de todos modos.
El camino de la montaña está resbaladizo y Laney está
pálida mientras lo recorremos. Sus nudillos se ponen
blancos mientras se agarra al tablero frente a ella. Un
96

par de veces chocamos con algo de hielo y necesito


Página

corregir el camión, pero sé cómo conducir por estos


caminos. Mi camioneta puede ser vieja, pero es genial
en la nieve. Y este camino traicionero me convence aún
más de que tomé la decisión correcta insistiendo en que
la trajera.
Tan pronto como llegamos al pavimento seco, salgo del
camión, tengo que quitarle las cadenas.
Al salir del auto, espero que se quede adentro donde
hace calor, pero me sorprende. Laney sale y comienza a
ayudar. Cara nunca hubiera hecho esto. Siempre estaba
demasiado preocupada por sus uñas y la idea de
ensuciarse la hacía temblar.
Pero no Laney. Sus manos están debajo de las llantas,
negras por la goma y la suciedad. Mirándola por un
segundo, se limpia las manos en sus jeans y luego
aparta su cabello de su cara.
Ella no se parece en nada a Cara. . .
No está bien comparar a Cara y Laney. Sabía quién era
Cara cuando empezamos a salir. Me enamoré de ella de
todos modos, a pesar de todas las banderas rojas. Y
Laney… bueno, ella ha sido exactamente quien pensé
que era desde la primera noche que se me acercó
borracha en el bar. No puedo decir que la entienda
completamente, pero no hay nada falso en ella. Puede
que ella no me esté mostrando todas sus cartas, pero
¿lo que me ha mostrado es que me está volviendo loco?
Sacudiendo la cabeza, termino el último neumático y
97

tiro las cadenas a la caja del camión. Ella todavía está


Página
tan callada y su silencio me está matando. No me gusta
verla con este tipo de dolor. Ella no lo merece.
Laney se merece algo mejor. Y puedo darle eso. Puedo
darle todo lo que está buscando. Ella solo necesita
dejarme. Y necesito confiar lo suficiente para dejarla
entrar.
―Sabes que no te merece, ¿verdad? ―
―¿Hm?― pregunta, obviamente perdida en su propia
cabeza.
―Él no te merece. Eres mejor que él ―.
―Si gracias. Díselo a mi confianza, mi orgullo y mi
corazón―.
―Lo digo en serio. Eres una persona asombrosa.
Cualquiera que no vea eso no merece tu tiempo―.
―Ni siquiera me conoces―. Sus palabras arremeten y me
golpean en la cara.
Ella tiene razón, no la conozco. Pero eso no significa que
no pueda verla. No me impide saberlo en lo más
profundo de mis huesos.
―¿Aún lo amas? ―Mi voz depende de una sola palabra y
tengo que forzarla.
―No, en absoluto. ―Sus ojos se desvían hacia la ventana
mientras dice: ―Supongo que nunca lo vi venir y mi
vida no está resultando como pensé que sería―.
98

―La vida no debería planificarse. No viene con una hoja


Página

de ruta. La vida debería encontrarte―.


―¿Qué quieres decir?― Sus ojos parpadean hacia mí y
hay curiosidad en su mirada.
―Quiero decir, tal vez todo esto te estaba preparando
para otra cosa. Tal vez hayas salido más fuerte del otro
lado y aún no te has dado cuenta―.
―Tal vez. ―Su voz se apaga cuando llegamos a su casa
en Silver Lake. Al instante, su lenguaje corporal cambia.
Se sienta con la espalda recta, su mano agarra el asa y
sus pies están apoyados contra el suelo. Su boca se
pliega en un ceño fruncido mientras mira por la
ventana.
―¿Estás bromeando?― dice en voz baja. ―¿Dónde está
todo? ¡Mis archivos! Todo lo que tengo se ha ido…― Su
voz es un gruñido cuando aprieta los dientes, y abre la
puerta antes de que mis neumáticos tengan la
oportunidad de dejar de rodar.
Mirando por el parabrisas, veo un bordillo vacío. Mi
estómago da un vuelco y no puedo ver bien. Me enojo al
instante.
¿Cómo podía hacerle esto después de todo lo que le
había hecho pasar? La pregunta hace que mi sangre
hierva y los músculos se tensen.
Apretando el volante, muevo mis manos hacia adelante
y hacia atrás mientras la ira me consume. No tiene
derecho a tirar sus cosas lejos. No tiene derecho a
tratarla así cuando es su culpa para empezar.
99
Página
Este tipo necesita que le pateen el trasero y estaré feliz
de hacerlo. Al salir, mis manos se hacen bolas a los
costados mientras giro mi mirada fija en la puerta
principal. Estoy listo para golpearle la cabeza. Su
cuello. Dando unos pasos, escucho una voz detrás de
nosotros.
―¡Laney, Laney, por aquí! ―
Una mujer mayor agita los brazos frenéticamente sobre
su cabeza. Es baja, redonda en el medio, con rizos
apretados en el cabello. Con un top floral y pantalones
plisados, me recuerda a mi abuela, un poco más joven.
―Se ha ido, Beth, se ha ido― dice Laney, y puedo oír
que está tratando de contener las lágrimas. Sus
hombros se mueven hacia adelante mientras veo la vida
drenarse de ella.
―¿Lo crees? ―Beth pregunta con una pequeña sonrisa
mientras sus ojos se clavan en su garaje.
Al doblar la esquina, los ojos de Laney se iluminan
cuando ve las pilas de cajas. ―¿Conseguiste todo? No
puedo creer que hayas llevado todo eso―.
Ella extiende sus brazos y Beth la abraza. Laney
dispara mientras las lágrimas que ha estado
conteniendo caen de alivio.
―Simplemente no pudimos conseguir el sofá a tiempo, lo
siento. Pero todo lo demás está aquí―.
100
Página
―Al diablo con el sofá, no me importa el sofá. Eres una
salvavidas, Beth, en serio―. Laney se mueve hacia una
de las cajas y abre la tapa.
Ella está revisando, sacando cosas. Un pequeño
caballete, suministros de pintura, más carpetas con
obras de arte adentro. Laney busca entre una caja de
libros y otra con ropa. Tan rápido como sus lágrimas se
desvanecieron, regresaron rápidamente mientras
sacaba una pequeña canasta de mimbre.
―Está aquí, gracias a Dios está aquí―. Volviéndose hacia
mí, caen lágrimas por sus mejillas mientras sostiene
la canasta por el asa.
―Esta era la canasta de tejer de mi madre―. Sus ojos
vuelven a Beth y se lanza hacia adelante para abrazarla
de nuevo. ―Gracias, gracias, gracias.―
―No solo me agradezcas, Dustin también me ayudó―.
Un adolescente larguirucho sale al garaje desde el
interior de la casa. No puede tener más de dieciséis o
diecisiete años, con el pelo rojo sucio y una camiseta de
Nirvana. Él patea su cabeza hacia un lado, forzando su
largo cabello fuera de su rostro. ―Oye― dice, metiendo
las manos en los bolsillos.
―¡Ohhh, gracias, Dustin!― Laney grita mientras carga
hacia adelante y lo abraza también.
Las mejillas de Dustin se ponen rojas cuando se sonroja
101

y se para torpemente con las manos todavía en los


bolsillos.
Página
Parece que no soy el único enamorado de Laney.
No es de extrañar que Laney tenga otros admiradores,
es una chica increíble. Cualquiera con dos ojos puede
ver lo genial que es.
Mientras mira a través de sus cosas, derramando
lágrimas sobre las pertenencias perdidas de sus padres
y las cosas simples que la mayoría de las personas dan
por sentadas, me doy cuenta de lo especial que es.
Esta chica me ha destripado. Ella hizo un agujero
directamente en el único lugar donde juré que nadie
volvería a hacerlo.
Mi corazón. Que tenía muros, que no dejaba entrar a
nadie ni nada. Pero de alguna manera encontró su
camino.
Me estoy enamorando de ella.
Enderezando mi espalda, trato de evitar que mi corazón
explote dentro de mi pecho. Está latiendo fuerte, rápido
y me temo que atravesará la piel y aterrizará en el suelo.
¿Cómo? ¿Cómo puedo enamorarme de una chica que
apenas conozco?
―Marc se ha ido, creo― dice Beth, mirando hacia la
casa y sacándome de la cabeza.
―Sí, es sábado. Hoy tiene una liga de frisbee―.
―¿Frisbee?― Pregunto, arqueando una ceja.
102

Laney se ríe y niega con la cabeza. ―Sí, escuchaste


Página

bien―.
―Lo siento, pero no nos conocemos. Soy Beth―. Me
tiende la mano para que la estreche.
―Oh, lo siento, Beth, este es Anders― dice, moviendo
una mano entre nosotros. ―Anders, esta es Beth―.
―Encantado de conocerte― le respondo, tomando su mano.
―Encantada de conocerte también, Anders―. Beth me
da una sonrisa y le guiña un ojo a Laney con una
pequeña sonrisa en su rostro. ―Él es lindo. ―Ella
susurra no tan sutilmente.
Laney se ríe de nuevo y sus mejillas se sonrojan
mientras niega con la cabeza para estar de acuerdo.
―Lo es, ¿no? ―Sus ojos saltan a los míos mientras su
sonrisa se hace más profunda. Aclarándose la garganta,
vuelve a mirar a Beth. ―Voy a ir a buscar una unidad
de almacenamiento y quitare esto de aqui―.
―No, no te preocupes por eso. Ahorra tu dinero, puede
permanecer aquí todo el tiempo que necesites―.
―¿Estás segura? No quiero ocupar todo el espacio de tu
garaje―.
―Está bien, de verdad, ven a buscarlo cuando estés lista.
Todavía hay mucho espacio―.
La cara de Laney se arruga mientras sus ojos se ponen
vidriosos. Su pecho comienza a subir y bajar
rápidamente parpadeando, suelta un torrente de
lágrimas. ―No tengo ni idea de dónde voy a vivir―. Sus
103

manos vuelan hasta su rostro mientras llora.


Página

Envolviendo mi brazo alrededor de su hombro, la


acerco y la envuelvo en un gran abrazo. Enterrando su
rostro en mi pecho, sus hombros tiemblan mientras
llora. Odio esto. Odio ver a esta pobre chica en ruinas.
―Todavía tienes la cabaña por un mes más, ¿verdad? ―
Con sollozos, asiente en mi contra. ―Marla es una
buena dama. Ella no te echará. E incluso si ella lo
intenta, no la dejaré―.
Tirando de ella hacia atrás, pellizco su barbilla con mis
dedos y la obligo a mirarme. Espero a que sus ojos se
enfoquen y las lágrimas dejen de caer de sus ojos.
―No dejaré que te quedes sin hogar, ¿me oyes? Es una
promesa.―
Francamente, ella solo me mira como si estuviera
perdida. ―¿Por qué no agarras tus cosas? lo que
necesitas por ahora y lo pondremos en mi camioneta.
Pero no quiero que te preocupes. Beth y Dustin se
encargaron de todo esto. Para ti. Tus amigos vinieron y
ahora es el momento de estar agradecida. Preocuparse
por lo que viene después puede esperar otro día, ¿de
acuerdo? ―
―Está bien― dice, su voz es solo un susurro mientras se
seca los ojos.
―Mañana es un nuevo día, Laney, no dejes que este tipo
te derribe así. No te lo mereces. Es un idiota y saldrás
de esto en la cima. Te lo prometo.―
104

―Está bien― responde mientras se da la vuelta y


comienza a sacar diferentes elementos de diferentes
Página
cajas. ―Tal vez pueda quedarme con un amigo por un
tiempo― dice en voz baja para sí misma.
Tan pronto como las palabras salen, su cuerpo
comienza a temblar mientras llora aún más fuerte.
―Ya ni siquiera tengo amigos. Son sus amigos, no los
míos. Soy demasiado callada y él es tan extrovertido.
Nunca me elegirán a mí sobre él―.
Beth deja escapar una fuerte carcajada mientras echa la
cabeza hacia atrás. —Laney, cariño, si lo eligen a él
antes que a ti, para empezar, nunca fueron tus amigos.
De todos modos, ese no es el tipo de personas que
quieres a tu alrededor. Los verdaderos amigos no
necesitan elegir―.
―Gracias, Beth, lo sé. Es tan difícil ver a través del
polvo cuando sopla el viento, ¿sabes? Aquí no es donde
pensé que estaría―.
―Lo sé, cariño― responde Beth, frotando su espalda con
suavidad, maternal. ―Vamos, te ayudaré a empacar lo que
quieras ahora mismo. Pero deberías escuchar a tu
nuevo amigo, Anders, tiene razón, todo va a salir bien―.
Después de que ella escoja las cosas que quiere, Dustin
y yo cargamos un par de cajas en la parte trasera de mi
camioneta. Lo cubro con una lona, lo ato y abro la
puerta.
―Tu vehículo de escape está listo― le digo, abriendo la
105

puerta y haciendo una reverencia.


Página
Eso me hace ganar una pequeña risa de ella mientras se
sube al interior. Estoy a punto de cerrar la puerta,
cuando ella me detiene. Inclinándose, Laney besa mi
mejilla.
―Gracias, Anders― dice, apoyando su mano en mi
mejilla y frotándola suavemente con el pulgar. ―No
puedo agradecerte lo suficiente por todo. Nadie había
sido tan bueno conmigo antes―.
Cada centímetro de mi cuerpo se enciende desde la
cabeza hasta los dedos de los pies mientras el beso que
ella puso en mi mejilla envía electricidad a través de mis
venas. Y ahí es cuando me golpea como un tsunami.
Nunca creí en el amor a primera vista, ¿lo juré? amar
por siempre. Pero esta chica ha destrozado todo en lo
que creo.
No necesito conocerla durante años para comprender lo
que siento.
La amo.

106
Página
9
LANEY
Observo los árboles mientras Anders nos lleva de
regreso a la cabaña. De vuelta a la cabaña que no ES de
mi propiedad. De vuelta a la cabaña que no es mi hogar.
Apoyando mi cabeza contra la ventana, mi mente está
rugiendo con pensamientos. Me siento vacía y perdida.
Como si el mundo hubiera sido arrancado de debajo de
mis pies y estuviera colgando de un hilo.
¿Marc hizo esto a propósito para castigarme? ¿Sabe
que me acosté con otra persona?
Eso es estúpido, Laney.
Sé que el pensamiento no tiene sentido. Pero se me
queda grabado por alguna razón, como si todo esto fuera
una repercusión de mis acciones. ¿Dormir con este
gigante causó la caída definitiva? ¿La completa
destrucción de todo lo que sé? ¿Donde están mis
amigos? ¿Dónde está la gente de mi lado?
Nadie me ha contactado desde que Marc me dejó. Beth
tiene razón, para empezar, no eran mis amigos. Pero
eso es lo que sucede cuando tu mundo es consumido
por una persona. Sus amigos se convierten en tus
107

amigos, pero solo por ese breve momento en el tiempo.


Página

Una vez que se acaba, se acaba todo.


Realmente estoy completamente sola. . .
Las lágrimas me cubren los ojos y tengo miedo de
parpadear. No quiero llorar, ya he llorado bastante por
ese imbécil. Pero esto no se trata solo de él. No se trata
solo del hombre en el que Marc se convirtió y de lo que
me hizo.
Se trata de la vida que pensé que tenía y de la vida
que ya no vivo.
La calidez de la mano de Anders envuelve la mía y la
aprieta. Es como si pudiera sentir mi dolor, como si su
mano y el apretón que le está dando absorberán todo el
dolor y me lo quitarán.
¿Quién es este amable gigante a mi lado?
Empiezo a darme cuenta de que no sé literalmente nada
sobre él. Pero sé una cosa. Sé cómo hace sentir mi
cuerpo. Sé cómo hace que cada centímetro de mi cuerpo
cobre vida como nunca antes lo había hecho.
Por mucho que no entiendo cómo un extraño puede
afectarme tanto, no puedo mentir, me gusta.
Apretando su mano hacia atrás, dejo que mis ojos se
conecten con los suyos y él me da una tierna sonrisa.
Una sonrisa que calma mis nervios por el momento y me
hace preguntarme si tiene razón. Quizás las cosas
sucedan por alguna razón.
¿Es posible que todo esto me trajera aquí? ¿Encontrar a
108

este hombre?
Página
No, la vida no funciona así. Los cuentos de hadas no son
reales. Esto no es más que un escape que encontré.
Una distracción.
***
De vuelta en la cabina, Anders trae la última caja
adentro y la deja en el piso.
―Eso es todo― dice.
―Esto es raro― le digo, recogiendo la canasta de tejido
de mi madre. ―Esta cosa ha estado al final de mi sofá
desde que ella falleció. Es tan extraño verlo en un lugar
diferente―. Dejándolo en el suelo, me arrodillo al lado.
¡Maldita sea, me encantaba ese sofá! Amaba ese sofá
más de lo que amaba a Marc. . .
Tomando una bocanada de aire, ni siquiera me doy
cuenta de que estoy llorando hasta que Anders se
arrodilla detrás de mí y me abraza con fuerza.
Dejo que me abrace, le doy la bienvenida, necesito a
alguien que me consuele. Inclinándome hacia atrás
mientras me rodea con más fuerza los brazos, me hundo
en su cuerpo.
Acaricia una palma hacia arriba y hacia abajo por mi
espalda mientras empapo su camisa en mis lágrimas.
Inclinando mi cabeza hacia arriba para mirarlo, usa su
pulgar para limpiar debajo de mis ojos.
109

―No llores, las cosas se verán mejor por la mañana―.


Sus ojos se mueven entre los míos y siento la necesidad
Página

de besarlo.
Levantando mi rostro, acerco lentamente mis labios a los
suyos, están tan cerca, a punto de tocarse, cuando me
doy cuenta de que no puedo volver a hacer esto. No
puedo confiar en un hombre para mejorar mi vida. No
puedo enamorarme de alguien para que solo se
decepcione al final.
Me libero, me limpio los ojos y me pongo de pie de un
salto. No puedo enamorarme de un chico tan fuerte de
nuevo. No puedo dejar que se meta en mi cabeza. No
necesito un salvador. Pensé que tenía uno, solo para
descubrir que era un villano todo el tiempo.
¿Por qué debería dejar entrar a otra persona? ¿Solo para
que me puedan herir de nuevo?
―Laney... ―
Anders empieza a decir, pero lo corté. ―Mira, realmente
aprecio todo lo que has hecho por mí. Pero es demasiado
pronto, no puedo, no, no permitiré que me lastimen de
nuevo―. Mis ojos se elevan hacia los suyos mientras se
para sobre mí. ―No puedo soportar más dolor―.
Sus labios delgados mientras sus párpados bajan
a media asta. Parece que quiere hablar, pero no dice
nada. Anders se pasa una mano por el cabello, tirando
de el con fuerza contra su cuero cabelludo. Se lleva la
mano a la mandíbula y se rasca la barba.
Nos miramos el uno al otro, a centímetros de distancia,
la tensión es tan densa que podrías cortarla con un
110

cuchillo. Su pecho se flexiona cuando inhala


Página

profundamente, haciendo que mis ojos bajen por su


cuerpo. Se lleva una mano a la nuca y la apoya en el
cuello.
Los gruesos músculos de sus brazos se enrollan,
formando rocas debajo de la piel. Mis ojos se sienten
atraídos por él, por la forma en que sus músculos
estallan y se endurecen mientras sus ojos se llenan con
un millón de palabras que no está hablando en voz alta.
Respiro con dificultad y mi estómago se agita. Puedo
sentir que me atraen hacia él, como una polilla a una
llama. Dando un paso adelante, me doy cuenta de que
no puedo luchar contra lo que siento por dentro.
Lanzándome hacia adelante, tiro mis brazos alrededor
de su cuello. Me estoy mintiendo sobre lo mucho que lo
necesito. Necesito sus manos sobre mi piel, necesito sus
brazos alrededor de mi cuerpo. Necesito sus labios en
los míos y el latido de su corazón mientras golpea
contra mi pecho.
Mi boca se encuentra con la suya como un imán contra
el metal. Su lengua presiona entre mis labios y me abro
de par en par para dejarlo entrar. Mis mejillas aún
están húmedas por las lágrimas. Anders se da cuenta,
toma sus palmas y las pasa por mis mejillas.
―No más lágrimas, Laney― dice en nuestro beso. ―Te
las estoy robando y tirando a la basura. Eres demasiado
increíble para derramar una lágrima por alguien que
no te aprecia y probablemente nunca lo hizo―.
111

Sus palabras me atravesaron, provocando un tierno


Página

arrullo. Porque tiene razón. Me puede ver. Él puede ver


mi valor. Algo que me dejo ignorar durante demasiado
tiempo. Soy digna de la felicidad. Soy digna de mi
misma.
Conduciendo mis labios hacia los suyos, lo beso como si
fuera el aire que necesito para sobrevivir. Torpemente
con su cinturón, le arranco la hebilla.
―Te deseo. Ahora —digo contra su boca mientras lo
beso más profundo.
Con un gruñido ronco, Anders me empuja hacia atrás
hasta que mi espalda golpea la encimera de la cocina.
Nuestras manos se encuentran entre nuestros cuerpos.
Él desabrocha mis jeans y el mío busca a tientas su
cinturón. Desliza mis jeans por mis piernas y me
arranca las bragas partiéndolas en dos. Tirándolos
detrás de él, me sube al mostrador. Él se hace cargo de
abrir su cinturón y desabrochar su mosca y mis manos
arrastran ávidamente sus jeans y boxer justo debajo de
su trasero.
Me clava los dedos en el culo y me arrastra hasta el
borde del mostrador. Planto mis manos detrás de mí
para mantener el equilibrio mientras él sostiene su polla
hasta mi entrada empapada y se empuja profundamente
dentro de mí.
Cada pensamiento en mi cabeza se ha ido, se
desvaneció, reemplazado por pura euforia. Mi mente da
vueltas mientras cierro los ojos. Explosiones de color
112

estallaron en la oscuridad, llevándome a otro mundo.


Página
Esto es lo que necesito, necesito que me muestre
cuánto me quiere. Necesito sentirme querida y amada.
Lo necesito en control, solo por un tiempo

113
Página
10
ANDERS
He estado donde tu estas.
Sé lo que sientes.
Y nunca dejaré que lo vuelvas a sentir.
Besando sus mejillas, todavía puedo saborear el rastro
salado de las lágrimas. Mis labios bajan por su
garganta y planto besos a través de la vena gruesa y
palpitante. Puedo sentir su pulso mientras patea, golpe
tras golpe mientras su corazón late con fuerza.
―Mereces ser amada― le digo, mi voz tranquila mientras
mi boca recorre su cuello de un lado a otro.
Laney gime, echando la cabeza hacia atrás. Empujando
hacia adentro y hacia afuera, sigo hablando. Le digo lo
que siento. Le digo lo que necesita saber. Le digo la
verdad.
―Eres perfecta. ―Mis dientes tiran de su piel,
mordisqueando suavemente su clavícula. ―Nunca he
conocido a nadie como tú―.
Agarrando sus caderas, conduzco tan profundo como
puedo. Golpeando su clítoris, sus piernas se aprietan
114

alrededor de mi cintura mientras una mano agarra mi


Página
hombro, aferrándose mientras empujo su cuerpo al
máximo.
―Hermosa, eres tan jodidamente hermosa―. Mis labios
exploran su camino por su pecho hasta que golpeo su
pezón y lo chupo a través de su camiseta. Rodando su
pezón entre mis dientes, aprieto mis caderas.
Está jodidamente mojada, goteando por mi eje mientras
me sumerjo una y otra vez. Se le pone la piel de gallina
cuando sus muslos comienzan a temblar y un gemido
estalla desde lo profundo de sus pulmones.
Puedo sentir el orgasmo mientras atraviesa su cuerpo.
Su coño se desnuda alrededor de mi polla, apretando mi
eje. Su clítoris late contra mi vientre y clava sus uñas
en mi hombro mientras su espalda se arquea. Eso es
todo, eso es todo lo que puedo tomar.
Empujando por última vez, golpeo con la palma
abierta el armario detrás de su cabeza, mientras
sostengo su culo con mi otra mano y libero mi carga en
su coño.
Mi polla patea dentro de su cuerpo, llenándola con una
bomba tras otra de esperma caliente. Cayendo hacia
adelante, me quedo sin aliento mientras apoyo mi
cabeza en su pecho.
Puedo sentir todo ahora mismo. El aire que entra en
mis pulmones, mi sangre que corre por mis venas, mi
corazón que late en mi pecho. Todo se siente vivo.
115
Página
Laney juega con mi cabello, entrelazando mechones
alrededor de sus dedos. Mueve sus dedos suavemente
sobre mi hombro y acerca su cuerpo al mío.
Me encanta tenerla a mí alrededor así. Estrechamente
enrollada como una cinta alrededor de mi cuerpo. Si
fuera por mí, me quedaría así para siempre. Pero no
depende de mí. No tengo voz en lo que quiere.
Mi mano cae sobre la encimera y me doy cuenta de que
está fría como el hielo. ―Oh, mierda, eso es frío. Déjame
ayudarte a bajar―.
Agarrándola por la cintura, levanto su culo desnudo del
granito y la pongo de pie.
Laney agarra unas servilletas, me pasa un par y usa el
resto en su mano para limpiarse. Los tira a la basura y
camina hacia el refrigerador. Sacando una botella de
vino, saca el tapón de vino y toma un trago gigante.
Todo en ella cambió en ese segundo. Su lenguaje
corporal es rígido, su expresión es plana y sus ojos me
evitan a toda costa.
Algo acaba de pasar, ella es diferente. . . Simplemente
no estoy seguro de dónde viene.
Está medio desnuda en la cocina, bebiendo
directamente de la botella. Dejando escapar un largo
suspiro mientras saca la botella de sus labios, ella los
limpia con el dorso de su muñeca. ―¿Quieres un poco?
116

―pregunta, sosteniendo la botella.


Página
―Estoy bien gracias. ¿Tienes hambre? Puedo ayudar a
preparar la cena―.
―No hay nada para comer aquí―. Tomando otro trago
gigante de la botella, da la vuelta a la isla y agarra los
pantalones.
―Bueno, ¿qué tal si te llevo a la tienda entonces?―
Yo invito. ―Déjame comprar la cena para nosotros―.
―Anders, ya has hecho bastante por mí. No puedo
pedirte que hagas eso también―.
―No estás pidiendo. Me muero de hambre después de
eso―. Guiñando un ojo, le doy una pequeña sonrisa,
pero no es sincera. Me siento confundido mientras
abrocho mis pantalones. ¿Que está pasando? Mi polla
todavía está húmeda de follarla y ella me trata como si
fuera prácticamente un extraño.
Laney frunce el ceño, pero asiente de todos modos y
está de acuerdo. ―Muy bien, vamos. ―Llevándose la
botella a sus labios, se lo acaba y lo tira a la basura.
Limpiando su boca de nuevo, pasa a mi lado,
enganchando su bolso de la mesa de café.
¿Qué le ha pasado?
El viaje a la ciudad es lento y silencioso. Las carreteras
están resbaladizas por la nieve recién caída, lo que
hace que los neumáticos patinen un poco. Mis dos
manos están en el volante y estoy mirando por el
117

parabrisas, pero mi mente está en ella. Estoy tratando


Página
de averiguar qué está pasando por su cabeza. No puedo
leer su mente, pero realmente desearía poder hacerlo.
Si le hago una pregunta, ella responde con una sola
palabra. Todo el viaje ella mira por la ventana del camión
hacia la carretera.
¿Qué está mal? ¿He hecho algo?
Cuando llegamos al mercado ella camina un par de
metros frente a mí y yo miro a esta mujer, a esta
hermosa mujer, que a veces siento que conozco tan bien
y otras veces parece un misterio total. Laney agarra un
carrito y la sigo por la tienda. Lo llena con bocadillos y
alcohol. Hay bolas de queso, galletas saladas, queso en
aerosol y pretzels. Un par de botellas de vino y un
paquete de seis cervezas.
Retrocediendo, sonrío para mí mismo mientras ella
sigue tirando comida de las góndolas en el carrito. Es
lindo.
―Entonces, ¿qué quieres para cenar? ¿Te gusta la
pasta? Puedo hacer una salsa de tomate bastante
mala―. Levantando la barbilla, muevo las cejas hacia
arriba y hacia abajo.
―Sí, me gusta la pasta―. Se inclina para ver algo en el
estante inferior.
Sigo moviéndome, subiendo un poco más para agarrar
un poco de pasta de tomate para la salsa. Mi cabeza
118

está baja, leyendo una lata, cuando una voz familiar me


golpea los oídos.
Página
―Anderson…― Su voz atraviesa mi cuerpo y me encojo un
poco.
Cara está detrás de mí, vestida como si se dirigiera a
una especie de gala con un vestido azul largo y ajustado
y tacones de quince centímetros. Su cabello está
recogido hacia atrás y sus ojos tienen un espeso tono
dorado cubriéndolos.
―Cara― digo. Eso es todo lo que tengo que decirle. Ni
siquiera sé por qué se molesta en hablar conmigo ahora
mismo.
―¿Realmente estoy viendo esto?― Da un paso atrás,
cruzando los brazos sobre el pecho. ―¿Ha salido el
recluso de su escondite en la montaña?―
―Sí, es bueno verte también―. Mi voz es corta y
sarcástica.
Ella me da una leve sonrisa y entrecierra los ojos. Su
labio se curva hacia arriba, molesta con mi tono.
Ladeando la pierna, ajusta su canasta en su brazo.
―No lo creí cuando lo escuché. No creía que el hombre
salvaje de las montañas pasara más tiempo del que
tenía en la ciudad―. Sus ojos se posan en mi carrito,
examinando la comida chatarra y el alcohol. ―Bueno, es
bueno ver que te mantienes saludable―.
Noto que su canasta está llena de verduras y agua
mineral. No me sorprende. Siempre ha sido una chica
119

que se preocupa por su apariencia, especialmente por


su peso. Así es como juzga a todos los que la rodean, y
Página
se mantiene a sí misma con un estándar poco realista.
Por mucho que no pueda soportarla, todavía la
compadezco por eso.
―No todos podemos comer como conejos y aun así
sobrevivir de alguna manera―.
La sonrisa falsa de Cara se convierte en un ceño
fruncido. ―Y... ―
―Disculpe― dice Laney, cortando entre nosotros para
soltar algunas latas de picadillo de res y frijoles en el
carro. De pie con la espalda recta, apoya las manos en
las caderas y mira de un lado a otro de Cara a mí.
―Laney, esta es Cara. Cara, esta es Laney―.
Las dos mujeres se miran de arriba abajo, los párpados
se adelgazan y los labios tensos. Puedo ver caer la
comprensión sobre el rostro de Laney mientras registra
en su cabeza quién es esta mujer.
―Entonces, esta es la señorita alcaldesa, ¿eh?― Laney
da un paso atrás con una sonrisa en su rostro, su tono
seco. ―¿Cómo es ser la primera dama de una caseta de
perro? ―
No puedo evitarlo. Me río a carcajadas. La expresión del
rostro de Cara no tiene precio. Ella ha sido llamada
perra.
Los labios de Cara se vuelven frágiles cuando arquea
una ceja. ―Está bien, mejor que vivir con un hombre de
120

las cavernas―. Ella está tratando de golpearnos a los


Página

dos con un millón de navajas pequeñas.


Y tal vez antes, podría haberlo hecho, pero ya no. No
siento lo mismo que antes. No la he visto en mucho
tiempo. La he evitado como una plaga. Ella es la razón
por la que me he mantenido alejado de la ciudad. Ella
es la razón por la que he pasado los últimos años
solo. Ella es la razón por la que odié la vida.
Pero parado aquí, mirándola ahora, no siento nada.
Puedo ver lo estúpido que soy por dejarla tener algún
control sobre mí. Bajo las duras luces de neón de la
tienda, se parece a cualquier otra persona. Ciertamente
no vale la pena mi tiempo. Definitivamente, no vale la
pena perder un segundo más de mi vida.
Laney se acerca a mi lado, coloca su brazo alrededor del
mío y lo abraza con fuerza. ―A cada uno lo suyo. ― Ella
se encoge de hombros, acurrucándose más cerca de mi
costado. ―Sin embargo, sé una cosa, nadie quiere vivir
en una caseta de perro―.
Su mano recorre mi brazo y veo cómo los ojos de Cara la
siguen hasta la punta de mis dedos. Deslizando mi
brazo alrededor de su cintura, la acerco lo más que
puedo a mi cuerpo. Inclinándome, beso su frente.
¿Estoy haciendo esto para ser un idiota? Tal vez. Pero
creo que se trata más de hacerle ver que mi vida no ha
terminado porque ella no está en ella. Y sé que eso es
exactamente lo que pensó que sucedería. Ella no solo
quería dejarme. Quería dejarme hecho jirones. Ella
121

quería lastimarme. Y lo hizo por un tiempo, pero ahora


el dolor simplemente se ha ido.
Página
Un destello de celos recorre su rostro. Es breve, un
pequeño y tenue destello en sus ojos y desaparece tan
rápido como un rayo.
―Está bien, bueno, me gustaría decir que fue un gusto
verte, pero estaría mintiendo. Todos sabemos eso.―
Cara gira sobre sus talones y da la vuelta de la esquina.
Se fue tan rápido como apareció y estoy más que feliz de
verla partir.
Sonriendo a Laney mientras se libera, le digo: ―Bueno,
creo que le arruinaste el día, así que gracias por eso―.
La golpeo con mi cadera.
―Te debía una― dice, dando un paso más lejos de mí.
La veo moverse por el pasillo, alejándose cada vez más
de mí. Es como si estuviera viendo mi futuro alejarse y
no me gusta eso.
Pensé que algo estaba creciendo entre nosotros, pero
cada vez que creo que estamos en la misma página, ella
se aleja.
¿Qué le pasa?

122
Página
11
LANEY
¿Qué demonios estoy haciendo?
En el segundo en que vi a la pequeña señorita perfecta
sonriendo a Anders, con su elegante vestido y sus
elegantes zapatos, algo se apoderó de mí. Llenaba mi
vientre como alcohol de cien grados. Podía sentir el
calor mientras se extendía por mi pecho, haciendo
que mis dedos se apretaran y mi corazón se pusiera
rígido.
Y luego, cuando me di cuenta de que era ella, la chica
que había arrancado el corazón de Anders de su pecho,
apuñalándolo con su estilete frío y muerto, no pude
evitar ser maliciosa.
Mi corazón todavía late por la repentina descarga de
adrenalina.
Nunca antes había sido tan descarada y directa con
alguien. Salió de la nada y me golpeó como un toro al ver
rojo. Y habiendo estado con el hombre, mis bragas
todavía estaban húmedas por su semen, no había
ninguna posibilidad en el infierno de que ella se saliera
123

con la suya y lo insultara justo en frente de mí.


Página

¡Cortejar! Ese vino que bebí me está golpeando fuerte.


De pie en la caja, la joven sigue mirando a Anders con
una pequeña sonrisa en su rostro. Cada vez que sus
ojos se conectan con los de ella, ella prácticamente se
desmaya. Poniendo los ojos en blanco, me guardo mis
pensamientos. Ella es solo una niña, dieciséis tal vez.
Ella no es una chica con la que deba competir.
¿Qué pasa con las mujeres que miran boquiabiertas a
este hombre? Sí, es hermoso. Sí, es alto, moreno,
guapo, con el pelo espeso por el que puedo pasar mis
dedos. . . ¿Pero no pueden ver que es mío?
No, no. No es verdad. Eso es solo el vino. No es mío.
La batalla en mi cabeza me distrae y Anders tiene que
repetir mi nombre dos veces después de que le pagan y
los clientes detrás de nosotros están ansiosos por subir
en la fila. Sé que tengo razón; el vino me jode las
emociones. Los celos que siento, el enfado, el enfado de
la gente que admira a un hombre que merece ser
admirado, no soy así.
Y Anders no es mío. Estos sentimientos no son reales,
no pueden serlo. Es demasiado pronto para sentir una
conexión con otra persona. Solo tengo dos meses de
una relación a largo plazo. Esto es solo sexo de rebote;
tiene que ser.
Anders empuja el carrito por el estacionamiento y yo me
miro los pies mientras caminamos. Sé que puede decir
que algo anda mal, pero no estoy segura de qué decirle.
124

¿Necesito siquiera decir algo? No es que nos debamos el


uno al otro estas sinceras confesiones.
Página
―Mira quién es.― Escucho la voz familiar que viene de un
auto que estamos pasando.
Mirando hacia arriba, veo a la mujer del bar. Nos está
sonriendo, pero no siento los celos que me habían
tomado como rehén dentro de la tienda.
Su sonrisa es diferente. Es agradable, amigable, es
bienvenido en este momento de emociones confusas.
―Candice. Mucho tiempo sin verte.―
―Sí, en realidad lo es. Te vi todos los días durante una
semana y luego ¡bam! Nada― Ella ahueca sus caderas
con una sonrisa burlona.
―Bueno, ya sabes― dice, envolviendo un brazo
alrededor de mi costado. ―He estado ayudando a Laney
con algunas cosas y simplemente no he tenido la
oportunidad de llegar al Bear Claw―.
Candice gruñe ligeramente mientras sus ojos siguen su
brazo y luego se levanta. ―No es de extrañar que Cara
estuviera desfilando por el estacionamiento como un
animal vicioso. Perdió lo mejor de su vida, y parece que
su plan es hacerlo para que nadie más quiera que no
trabajes―. Ella se ríe a carcajadas, golpeándose la
rodilla. ―Parece que eso estalló en su cara. Te mereces
una buena mujer con un buen gancho de derecha―.
―¿Nos?― Digo, mirando entre nosotros con los ojos muy
abiertos. ―Oh no, no estamos juntos―. Dando un paso
125

fuera de su agarre, me aclaro la garganta. ―Pero tienes


razón, se merece a alguien que lo trate bien―.
Página
Los ojos de Anders miran fijamente el espacio vacío
entre nosotros y su mano cuelga torpemente por un
momento. ―Uh, sí, gracias, Candice― dice, tomando su
mano y pasándola por su cabello. ―Bueno, tenemos
algo congelado aquí, por lo que probablemente
deberíamos irnos―.
Ella se despide de nosotros y camina hacia la tienda, y
los dos nos subimos a su camioneta. Mis manos están
en mi regazo y mis ojos están bajos. Quiero mirarlo,
pero puedo sentir la tensión irradiando su piel. Está
molesto y sé que es mi culpa.
Le acabo de disparar. ―Oye, mira…―empiezo a decir.
Anders enciende el camión y el motor ruidoso me
silencia. ―Está bien, no te preocupes―.
―No, déjame explicarte, no lo estoy diciendo...―
—No lo hagas, Laney. Dije que está bien―. Su tono está
enojado y su boca se tensa. Evita mirarme mientras sale
del estacionamiento y se dirige a la carretera principal.
Ninguno de los dos habla durante todo el viaje. Anders
se está concentrando en la carretera y parece estar
pensando profundamente.
Estoy mirando los árboles y después de unos
kilómetros, veo que el camino a mi cabaña va y viene.
Estoy a punto de hablar cuando él también se da
cuenta.
126

―Mierda, lo siento. Estoy tan acostumbrado a conducir


Página

hasta mi casa. Me daré la vuelta―.


―No, está bien. De hecho, me gustaría mucho ver tu
taller. ¿Sabes, si todavía estás dispuesto a
mostrármelo? ―Extendiendo la mano, toco la parte
superior de su mano que está apoyada en la palanca de
cambios.
Me mira con los ojos y puedo ver que la confusión
inunda su rostro. O me agrada o no. Necesito elegir
uno. Simplemente es difícil para mí. No quiero cometer
el mismo error dos veces. No quiero entregar mi corazón
a alguien que no lo atesorará. Pero también necesito
dejar de jugar con sus emociones. Solo estoy siendo una
perra en este momento.
―¿Estás segura? Porque puedo darme la vuelta―.
―No, en serio, quiero verlo. Realmente lo hago. Y esta
noche hace suficiente frío para que las compras estén
bien―.
El asiente. ―Está bien, entonces, es mi lugar―.

―El día más extraño del mundo, ¿eh? ― Estoy un poco


nerviosa mientras hablo, pero estoy tratando de aligerar
el ambiente.
Anders se ríe, girando su mano y entrelazando nuestros
dedos. ―Lo más extraño, no. Muy incómodo... Está entre
mis tres primeros―.
Los dos nos reímos y se siente bien cuando subimos por
127

el largo camino nevado de la montaña hacia su casa.


Página

Los árboles se vuelven más densos y la luna brilla


intensamente. Su lugar está brillando como la luz de la
luna se refleja en la nieve.
Es bonito. Mi cabeza está un poco más despejada
ahora, la niebla del vino se ha disipado y me siento más
estable. Su cabaña está cubierta por una gruesa capa
de nieve y se amontona contra las paredes. Me recuerda
a un chalet francés, alejado del mundo, escondido en
las profundidades de los árboles y enterrado en la nieve.
Aparca la camioneta y se baja. Al abrir la puerta, salto a
la nieve tan profunda que casi me golpea las rodillas.
Camino penosamente por la nieve, siguiéndolo hasta la
tienda detrás de su cabaña.
―¿Mira eso? ―pregunta, señalando algunas huellas de
animales.
―Sí, ¿qué es? ―
―Esas son huellas de lobo―.
―¿Qué?― Pregunto mientras giro mi cabeza de lado a
lado frenéticamente. ―¿Lobo? ¿Hay lobos por aquí?―
―No te preocupes, está bien. No nos molestarán―.
―¿Estás seguro? ―Corriendo cerca de su costado,
agarro su brazo.
Anders se ríe mientras abre la puerta y la empuja.
―Veamos si ha vuelto la energía―. Al accionar el
interruptor mientras entra, las luces se encienden.
128

―Finalmente.―
Página
Se mueve hacia un lado y yo camino detrás de él.
Estoy asombrada. No es como esperaba en absoluto.
Pensé que vería pilas de madera, aserrín por todas
partes, herramientas esparcidas. Eso no es lo que veo en
absoluto.
Cada herramienta cuelga perfectamente sobre su banco
de trabajo o se encuentra en una caja de herramientas.
Hermosos tablones de madera están ordenados en
pilas, separados por color y tipo. Hay vidrios de colores
brillantes en diferentes contenedores y hay montones de
gruesas tiras de hierro.
―Wow― digo, dándome la vuelta. ―¿Tú y tu papá
construyeron esto? ―
―Sí, construimos este lugar hace unos catorce años.
Bueno, él lo construyó, yo solo era su aprendiz―.
―Es bonito. ―Mis ojos están saltando por toda la
habitación y estoy pasando los dedos por las diferentes
vetas de la madera y el vidrio liso. ―Esto es increíble. Es
mucho más genial de lo que pensaba―.
―¿Qué pensaste? ¿Que sería una pocilga?―
Encogiéndome de hombros, sonrío.
―Bastante.―
―Entonces probé que estabas equivocada.―
―Ya me has demostrado que estoy equivocada más de una
vez―. Los ojos de Anderson saltan a los míos, y la forma
129

en que me mira envía un hormigueo por mi columna


Página

vertebral. No miento cuando digo eso a él. Ha demostrado


que no todos los hombres son idiotas. Que la gente
pueda estar ahí para ti cuando más lo necesites. Que
merezco ser feliz, amada y tratada como la princesa que
soy. . .
Oh Dios, me estoy enamorando de este hombre.
Apartando mis ojos, me muevo hacia un par de puertas
gigantes que descansan sobre un par de caballetes.
―Mierda, ¿hiciste esto? ―
―Sí, me llevó dos meses―.
Estoy asombrada por este hombre y lo que puede hacer
con sus manos. Es un artista. Él crea. Él diseña
intrincadamente. Su trabajo es hermoso y funcional. Y
las otras cosas que sus manos pueden hacerme, me
dejan aún más asombrada. Sus manos me dan placer, e
inexplicablemente me hacen sentir más segura de lo
que me he sentido en mi vida.
Mis ojos se mueven hacia una foto colgada en la pared.
Es un hombre que se parece a Anders, excepto que su
cabello es largo, castaño oscuro y lleva un overol con un
niño flaco a su lado. Los dos tienen grandes sonrisas en
sus rostros. El hombre mayor, que supongo que es el
padre de Anders, sostiene un hacha gigante y el niño,
Anders, supongo, sostiene una sierra.
Anders se acerca a mí, con los ojos fijos en la imagen.
―Somos mi papá y yo. Esa foto fue tomada aquí mismo
en este lugar antes de que se construyera la tienda―.
130
Página
Inclinado, fijado justo debajo de la foto, hay un boceto
dibujado a mano de un ratón debajo de una hoja
durante una tormenta. La foto está firmada por una
mujer llamada June y está fechada el diez de julio de
1972.
¿Fue esto dibujado por su madre?
Mirando hacia arriba, los ojos de Anderson están fijos
en mí. Da un paso atrás y mira alrededor de la habitación.
Dejando escapar un profundo suspiro, extiende su brazo.
―Cara siempre quiso que dejara esto. Discutimos todo
el tiempo sobre eso, pero no estaba dispuesto a dejarlo
pasar. No pude. Ella siempre me empujaba a unirme a
una de las empresas contratistas locales en la ciudad, o
conseguir un trabajo en la venta de suministros de
construcción. Pero esta es mi vida. Es mi pasado y
quiero que sea mi futuro. Realmente estaría perdido sin
él―.
Extiendo mi brazo, tomo su mano y lo atraigo para darle
un abrazo.
No puedo ignorar la fuerza arremolinada que se apodera
de mi estómago, o la forma en que mi corazón late
cuando está cerca. Me encanta estar en sus brazos, a
pesar de lo mucho que no quiero que se sienta tan bien.
¿Qué tiene él que me hace querer bajar mis defensas y
darle todo lo que tengo?
Me abraza con más fuerza, tirando de mí hacia su
131

pecho y lo dejo. Enterré mi cara en su chaqueta, oliendo


Página
su colonia y sintiendo su barba cosquillearme en la
frente.
―Quédate a pasar la noche― dice, su voz es un susurro
en mis oídos. ―Por favor. No quiero pasar esta noche
solo―.
Las palabras se quedan en la punta de mi lengua. Estoy
tan tentada a decirle lo que siento por él. Mi corazón lo
sabe, mi cerebro lo sabe, ¿no debería él saberlo
también?
Poniendo mi mano en la suya, decido mostrarle lo que
siento y lo llevo de regreso a su casa.
Si no puedo decirlo, si no tengo el valor de expresarlo
con palabras, lo mínimo que puedo hacer es
mostrárselo.

132
Página
12
ANDERS
Envié a Laney a la casa para poder descargar los
alimentos y ponerlos en la cocina. Me dijo que no tenía
miedo de los lobos que había mencionado antes, e
insistió en ayudar, pero cuando un coyote aulló y
prácticamente saltó a mis brazos, aprovechó la
oportunidad para correr adentro.
En el momento en que subo los escalones del desván,
ella está desnuda en mi cama, sus piernas se cruzan
una sobre la otra mientras muerde la punta de su dedo.
Su espalda se arquea levemente y se pasa la mano por
el vientre y la teta.
Esta mujer es asombrosa.
Sé lo que siento, sé lo que atraviesa mi cuerpo y sé que
no puede ser real. Simplemente no puede. Solo la
conozco desde hace una semana, ¿cómo diablos podría
ser esto más que un flechazo?
He pasado los últimos años solo y esta pequeña
muestra de tener una chica a mi lado es estimulante.
Estar dentro de ella es como una droga. Una maldita
133

droga que quiero inyectarme en mi cuerpo tanto como


sea posible. ¿Pero qué siente ella? ¿Qué está pensando
Página

ella?
¿Qué quiere ella de mí?
Soy una mierda de rebote para ella. No hay forma de que
pueda ser algo más que eso. Esto no puede ser amor. No
puedes amar alguien que no conoces. No puedes amar a
alguien con quien no tienes historia. No sé su segundo
nombre, su cumpleaños, sus sueños para el futuro. . .
―¿Vienes aquí? ¿O simplemente te quedarás ahí con
la boca abierta?―. Se acerca a mí y me hace señas para
que entre con un solo dedo.
Parpadeando un par de veces, me doy cuenta de que
estoy parado aquí mirándola.
Sonriendo, muerdo la punta de mi lengua. No importa,
nada de eso importa. ¿Cómo podría no amarla? ¿Cómo
no permitirme sentirme así? No es justo fingir que estos
sentimientos no existen.
Y realmente no me importa si ella también me ama. Le
daré la luna si eso significa que se quedará conmigo.
Incluso solo por la noche.
No la voy a dejar ir. Haré lo que nadie más ha hecho
por ella.
Lucharé por conservarla.
Rompiendo mi ropa, miro sus ojos mientras caen hacia
mi polla hinchada y luego se disparan hacia mi cara.
Sus ojos se iluminan y se muerde el interior del labio
mientras me arrodillo y agarro sus muslos. Tiro de su
134

cuerpo hasta el borde de la cama. Clavando mis dedos


Página
en su piel, le separo las piernas. Ella pelea conmigo un
poco, con una pequeña sonrisa en su rostro.
―¿Me vas a llevar hombre de la montaña? ―pregunta,
tirando de su pezón con dos dedos y retorciéndolo.
―Ya te reclamé― digo, mi voz ronca y gruesa mientras le
doy un empujón extra a sus piernas para abrirlas de par
en par.
Ella se ríe y sus caderas se mueven cuando su coño es
exhibido. ―¿Es eso así? ¿Crees que soy tuya ahora?―
―Creo que siempre has sido mía, me tomó tanto tiempo
encontrarte―. Soplando aire fresco a través de su coño,
un escalofrío recorre su cuerpo. Aplanando mi lengua,
la paso por su centro, probando su dulce jugo.
―Mm, Anders― gime, su cuerpo se balancea mientras
empuja su coño contra mi cara.
―¿Te gusta eso? ―Pregunto, chupando su clítoris en mi
boca.
Laney gime mientras sus manos recorren su cabello y su
cabeza se mueve de lado a lado en la cama. ―Joder, sí,
me gusta―. Las palabras salen de su boca en el aire
mientras su gemido crece con otra succión en su
clítoris.
Usando la punta de mi lengua, la hago girar alrededor
de su clítoris necesitado. Sus ojos ruedan hacia atrás
en su cabeza y arquea la espalda en alto de la cama.
135

Joder, amo esto. Me encanta ver su cuerpo cantar para


Página
mí. Me encanta tocar su cuerpo como el hermoso
instrumento que es.
Toco sus cuerdas y ella reacciona. Su voz es música
para mis oídos, lo que hace que mi polla se endurezca
con cada gemido. Bajando una de mis manos hacia mi
polla, comienzo a acariciarla de arriba a abajo.
Mi lengua se desliza entre sus pliegues, sumergiéndose
en su calor húmedo mientras sus piernas se cierran
alrededor de mi cabeza. Ella está aplastando mi cráneo,
sus caderas se mueven contra mi cara mientras la follo
con mi lengua.
Otro escalofrío mece su cuerpo mientras su clítoris pulsa
contra mi boca. Su pecho sube y baja sucesivamente, su
respiración es trabajosa y fuerte mientras canta la
música más dulce.
―Mierda, Anders, en serio, ¿cómo haces esto? ― Ahora
está apoyada en los codos, mirándome y yo la miro y no
me detengo. Me encanta la expresión contorsionada de
su rostro mientras se acerca al orgasmo, la forma en
que su talón se clava en mi espalda, tratando de
mantener mi lengua exactamente donde la necesita.
Ella se mece en mi cara y en lo único que puedo pensar
es en hacer que esta mujer se corra. Ven más duro de
lo que ella ha venido antes. Mi polla entra y sale de mi
puño más rápido, tan fuerte que duele y me muero por
enterrarla dentro de ella. Ahora. Así que decido llevarla
136

al límite. Me concentro en el lado de su clítoris que la


hace gritar, mantengo el ritmo que tiene su jadeo,
Página

―Justo ahí, justo ahí, no te detengas. ―Mi barba está


empapada en sus jugos y mi nariz está inundada con el
delicioso aroma de su coño. Sus muslos se tensan
alrededor de mi cabeza y levanta la espalda por
completo de la cama como ella quiere. Suena como un
animal herido, y la lamo durante su orgasmo hasta que
la siento retorcerse debajo de mi boca y alejarse de mí
porque es demasiado sensible.
Coloco besos en su pantorrilla y en la parte interna del
muslo mientras subo a la cama. Su cuerpo se siente
deshuesado mientras la muevo por la cama y coloco su
cabeza sobre la almohada. Me muevo sobre su vientre,
mis labios tiernos pero hambrientos. Podría comerla
todo el día, pero estoy listo para más.
Pasando mi lengua entre sus tetas, me muevo de una a
otra, lamiendo sus pezones. Los ojos de Laney están
sobre mí y parece que estuvieran cubiertos de vidrio.
Bailan mientras su vientre tiembla, todavía bajando de
su orgasmo.
Arrastrando mis labios por su garganta, le hago
cosquillas en la mandíbula, mirando su boca fruncirse y
moverse para un beso. Ella me quiere, me necesita y
solo ver eso en su rostro me vuelve salvaje.
Descanso mis brazos a cada lado de su cabeza, uso mi
rodilla para separar sus piernas y acomodarme entre
ella. Empujo mi polla profundamente en su coño
mientras la beso como el hombre salvaje que soy. Ella
137

es mi Bella y estoy más que feliz de ser su Bestia.


Página
Gruñendo en nuestro beso, entro y salgo de su cuerpo.
Ella se aprieta a mí alrededor, gimiendo en mi boca
mientras la follo como si el mundo estuviera llegando a
su fin.
Su coño ordeña mi longitud, apretándose a mí
alrededor mientras balancea sus caderas y sigue mi
ritmo. Puedo sentir que mis bolas se levantan y mi
estómago se contrae. Mis músculos arden de placer
mientras el orgasmo se extiende por mi cuerpo.
Me golpea tan fuerte que no puedo evitar escupir más
que mi semen en su cuerpo. Las palabras fluyen sin
pausa, completa, espesa y desenfrenada. ―Te amo.
Joder, te amo — digo, mi voz es un gruñido mientras mi
polla explota dentro de su cuerpo.
Sus piernas envuelven mi cintura, agarrándome con
fuerza.
Colapso sobre su pecho y ella sigue aguantando. Ella no
lo deja ir. Ella me abraza, se aferra a mí. Y me encanta y
no quiero que nunca me deje ir.
Laney se retuerce en mis brazos mientras ruedo hacia
un lado y la jalo hacia adentro. Ella todavía está
temblando mientras se acurruca contra mí. Me siento
débil, todo mi cuerpo está drenado y mis músculos
todavía están tensos.
Sé lo que le dije en voz alta, pero me obligo a no
pensar demasiado en eso. Y ella tampoco dice nada.
138

Ella simplemente se acurruca más cerca de mi cuerpo,


Página

buscando calor. La gente dice cosas en medio de una


buena cogida y fue una gran cogida. El cálido cuerpo de
Laney en mis brazos ahuyenta cualquier inseguridad
que podría haber estado sintiendo y me dejo llevar por
el sueño.
****
Rodando a mi lado, huelo tocino incluso antes de abrir
los ojos. Me estiro hacia atrás y busco a Laney, pero la
cama está vacía y las sábanas están frías.
Me siento, estiro los brazos y escucho los sonidos que
vienen de la cocina. Un batidor raspa un tazón, el tocino
chisporrotea y ella tararea una canción para sí misma.
Es reconfortante escuchar la vida en la casa debajo de
mí y me quedo en la cama un poco más solo para
escucharla moverse.
Podría despertarme todos los días con esto y nunca
cansarme de eso. Solo saber que está abajo y bajo este
techo es suficiente para hacerme feliz esta mañana.
Salgo de la cama, me pongo mi vieja bata de baño de
franela y bajo las escaleras del desván. Llego a la
esquina y la veo
―Ah, vale. ―Suena entristecida por mi respuesta.
Pero este es el problema. O me quiere o no. Vi el dolor
en sus ojos la noche que la conocí. Ayer vi su dolor
cuando fuimos a su antigua casa. Ella ha pasado por
mucho; Lo entiendo. Pero, ¿hasta dónde puedo llegar
139

con esta chica que no sabe lo que quiere o tiene


demasiado miedo de admitirlo? No arriesgaré mi
Página
corazón por solo una aventura, solo para ser un rebote
para ella. Si ella planea levantarse e irse para continuar
con la vida que conocía y tenía antes, no puedo seguir
haciendo esto. Mi corazón no puede tomar otra
desilusión. Simplemente no puede.
Con las manos abiertas, me siento derecho y la miro
directamente a los ojos. ―¿Qué quieres de mí, Laney?
¿Me puedes decir eso? ―
―¿Qué quieres decir con qué quiero de ti? ―
―No sabes lo que quieres. Estás jugando conmigo. Un
segundo me quieres y luego en un solo aliento es como
si no lo quisieras. No voy a exponerme y no recibir nada
a cambio. Ya hice eso una vez y me destruyó. No puedo
volver a hacerlo―.
―¿Es eso lo que crees que estoy haciendo? ―
―Es lo que veo―.
Poniendo los ojos en blanco, agarra su taza y la sostiene
con ambas manos. Tomando un largo sorbo, solo mira
desde detrás del borde de la taza.
―No voy a jugar a este juego del gato y el ratón―. Bajando
su taza lentamente, la sostiene frente a ella. ―No sé lo
que quieres que diga―.
―Quiero que me digas lo que estás pensando y sintiendo.
¿Qué quieres, Laney? ―
140

Arrastrando sus dientes hacia adelante y hacia atrás


sobre su labio inferior, parpadea como una lechuza.
Página

―Tengo miedo de decirlo en voz alta―.


―¿Por qué? ¿Por qué no ser honesta contigo misma? ―
―Porque ¿y si me equivoco? ―
―¿Quieres intentar volver con tu ex? ¿Es así? ¿Soy solo
una prueba de mierda para ver si todavía sientes algo
por él? ―
―¿Qué? ¡No! Eso es absurdo, Anders, eso no es lo que
es―. Dejando la taza en el suelo, planta las palmas de
las manos en la parte superior del mostrador y se
inclina. ―No soy una idiota y tampoco una puta―.
―Nunca dije que lo fueras. Pero ayer me diste la
espalda, actuaste como si yo no estuviera allí. Y vi tu
cara cuando dejamos tu antiguo lugar, vi la mirada en
tus ojos. No sabes lo que quieres―.
Frunciendo los labios, desvía la mirada.
―¿Y lo hace? ¿Sabes lo que quieres? ―
―Sé exactamente lo que quiero―.
Sus ojos se ponen vidriosos y puedo ver las lágrimas en
los bordes. No intento molestarla, pero quiero que sea
honesta consigo misma.
―¿Cómo puedes saberlo? ¿Cómo puedes estar tan
seguro? ―
―Porque quise decir cada palabra que dije anoche. Te
amo, te quiero a ti― De pie, me muevo a su lado.
Intenta dar un paso atrás, pero le rodeo la cintura con el
141

brazo y la atraigo. Ya no la dejo escapar de lo que


Página

quiere.
Laney lo sabe, tiene demasiado miedo de admitirlo.
Creo que necesita un empujón, necesita que alguien la
ayude a agarrarlo.
Sus labios tiemblan mientras sus ojos buscan los míos.
―¿Cómo puedes saber eso? ―
―Lo sé por lo que siento. Nunca me sentí de esta
manera antes. Y no voy a dejar que se me escape―.
―Pero ¿qué pasa con Cara? Es hermosa y vi la forma
en que te miraba. ¿Y si ella te quiere de vuelta? ―
―¿Quieres que Marc vuelva? ―
―Dios, no, ni una oportunidad en el infierno―.
―Igual que aquí. ―Pasando mi pulgar por su labio
inferior, sonrío. ―Te dije lo que quiero. Te dije como me
siento. Ahora es tu turno de ser honesta contigo misma―.
Sus ojos permanecen fijos en los míos y se muerde el
interior de la mejilla. ―Me siento igual. Creo que Te amo.
He estado tratando de decirme a mí misma que esto no
puede ser real. Pero no puedo negarlo más, se siente
demasiado bien para estar equivocada―.
―No estoy tratando de presionarte― empiezo a decir,
pero ella me corta con un beso.
Sus labios son suaves, pero feroces. Me besa varias
veces, sosteniendo mi cara y luego se aparta un poco,
su frente aún tocando la mía.
142

―No me importa lo que digan o piensen los demás. Quiero


decir, claro, podríamos estar moviéndonos un poco
Página
demasiado rápido, pero que se jodan a cualquiera que
no le guste. No se trata de ellos, se trata de nosotros.
¿Correcto? ―Me besa una vez más en la boca antes de
volverse hacia su plato y comenzar a esparcir una bola
gigante de mantequilla.
―Bien― estoy de acuerdo con una sonrisa mientras la
miro.
Volviendo a poner la tostada, se limpia las manos en
sus piernas desnudas. Con nada más que una de mis
camisetas y su cabello recogido en un moño
desordenado, está radiante.
―Te amo, Anders―.
Presiona la punta de los dedos de los pies, apoyando las
manos en mi pecho mientras me besa de nuevo. Este
beso se siente diferente. Todo mi cuerpo se enciende en
llamas, quemándome por dentro y dejándome
completamente vulnerable.
Pero ya no le tengo miedo a ese sentimiento. Porque sé
que esta vez es diferente. Esta vez es real.

143
Página
EPILOGO
LANEY
Un año después
Mis ojos se abren y me golpea un escalofrío helado.
Temblando, me incorporo un poco. Al mirar hacia abajo,
veo las mantas en una bola en el suelo, dejándonos
expuestos y desnudos.
Tomando un momento, dirijo mi atención a Anders.
Está fuera como una luz, tirado sobre la cama como si
fuera pleno verano. Ni siquiera el aire frío de la mañana
es suficiente para despertarlo. Eso es porque es un
hombre que nació para esta vida.
Y ahora esta vida es mi vida. Empujándome en la cama,
miro a mí alrededor medio despierta. Está tranquilo, lo
que significa que el aguanieve se detuvo o se convirtió
en nieve. Espero que sea nieve. Me encanta despertarme
a un mundo cubierto de blanco. Es una belleza que
nunca envejece.
Mirando hacia el tragaluz sobre nuestra cama, veo que
una nieve ligera ya ha comenzado a caer. El sol entra a
raudales en el desván y las paredes de roble y las
144

molduras intrincadas brillan doradas. Recuerdo la


mañana, hace tantos meses, cuando me desperté por
Página
primera vez en esta casa y pasé los dedos por todos los
hermosos detalles. Poco sabía entonces que esta pronto
también sería mi casa, y que sería la primera de una
vida de mañanas despertándome junto al hermoso
Anders en la cama.
Después de que Anders finalmente me hizo admitir mis
sentimientos, ¿nuestro romance se desvaneció? No, fue
a toda velocidad. Pasamos todo el tiempo juntos,
especialmente porque él siempre estaba en mi alquiler
terminando las puertas de la ducha de Marla. Se quejó
de que si hubiera sabido que al final se quedaría con la
chica, no habría aceptado el proyecto. Pero siempre le
recordaba que si no hubiera accedido a hacer las
puertas de la ducha, es posible que no hubiera
terminado con la chica. ¿Quién sabe? Tal vez hubiera
pasado el último mes en ese alquiler, trabajando en mis
ilustraciones y nunca más me hubiera encontrado con
él. Podría haber regresado a Silver Lake, encontrarme
un nuevo lugar para vivir y nunca volver a poner un pie
en esta montaña. Siempre insistió en que habría
encontrado la manera de llegar a mí y yo siempre insistí
en que terminara las puertas de la ducha porque estaba
harta de esa cortina de ducha endeble.
Marla extendió mi contrato de alquiler por un mes, por
lo que Anders y yo no tuvimos que hacer ningún plan
demasiado rápido para nuestra relación. Pero llegó el
momento y pasó una semana antes de que Marla
145

tuviera otro inquilino que se mudara cuando Anders me


recogió para cenar. Realmente no habíamos hablado
Página
mucho sobre lo que nos depararía el futuro, aparte de
que yo buscaba de vez en cuando alquileres en la
ciudad. Sin embargo, nada llegó ni se sintió bien. Esa
noche, subí a la camioneta de Anders y en lugar de ir a
la ciudad para cenar, se dirigió a la montaña hasta su
casa.
―¿Estás cocinando, Anders?― Yo pregunté. ―¿O
simplemente planeas invitarme a cenar esta noche? ―
Se rio, pero siguió conduciendo. Cuando llegamos, no
pensé que nada fuera inusual al principio. Fue
directamente a la sala de estar para encender el fuego y
me dijo que me sentara en el sofá y me sirviera el vino
que había dejado fuera.
―Oye Laney, ¿puedes hacerme un favor?― llamó por
encima del hombro. ―Pásame la caja de fósforos que está
en la mesa auxiliar―.
Me acerqué a la mesa y ahí fue cuando me di cuenta: la
canasta de tejer de mi madre. La abrí y dentro estaba la
caja de fósforos. Luego miré a mí alrededor un poco más
de cerca. La colcha de mi abuela estaba doblada y
colocada sobre una silla en la esquina. Una pintura de
acuarela que hice en la escuela de arte estaba
enmarcada y colgada en el pasillo. Donde quiera que
mirara había piezas de mi vida, mis cosas. Caminé
aturdida, notando detalle tras detalle que él había
incorporado a su casa. Subí las escaleras del desván y
146

encontré un escritorio bellamente tallado junto a la


ventana panorámica. Todos mis materiales de arte
Página
estaban cerca en una estantería y el escritorio tenía una
foto enmarcada de mi madre y mi padre.
―Espero que no te importe― escuché por encima del
hombro. Me volví para mirar a Anders con ojos nublados,
llenos de lágrimas. ―Sé que no hablamos de esto, pero a
veces las acciones hablan más que las palabras. Vacié el
garaje de Beth la semana pasada. Todo lo que no ves
aquí está en el cobertizo. Quiero que esta sea tu casa,
Laney. ¿Te quedarás? ―Él estaba en lo correcto. A
veces, las acciones hablan más que las palabras. Así
que no dije nada, simplemente me lancé a sus brazos y
me abracé con fuerza. Sollocé en su pecho con tanto
alivio. No solo porque tenía al hombre de mis sueños,
sino que sabía con certeza que finalmente estaba en
casa.
―Estoy tan contento― dijo, besando mis mejillas
húmedas. ―No estaba seguro de si lo encontrarías
demasiado atrevido―.
―Me encanta el atrevimiento― le dije, mis dedos
desabrochando su camisa y deslizándola sobre sus
hombros. ―Te amo.―
Anders tomó mi camisa y tiró de ella hacia arriba,
capturando mi boca con la suya tan pronto como
despejó mi cabeza. Me acompañó de regreso hasta que
la parte de atrás de mis rodillas golpeó la cama y luego
me empujó juguetonamente hacia abajo. Me tomó en sus
147

brazos y me hizo rodar sobre él; él riendo y yo todavía


llorando. Cuando se sentó, tomó mi cara entre sus
Página

manos y dijo: ―Laney, estoy muy contento de que estés


feliz, pero voy a tener que pedirte que dejes de llorar
ahora, porque tengo dos reglas. Que no se rompen. No
me follaré a una dama que haya bebido demasiado y
definitivamente tampoco me follaré a una dama que
llora, por mucho que lo pida. ― Y con esas palabras,
ahuecó su enorme mano sobre mi coño y comenzó a
frotar. La fricción y la tensión de mis jeans crearon la
sensación más deliciosa en mi clítoris y pronto dejé de
llorar en absoluto, solo gimiendo y meciéndome en su
regazo, sintiendo su erección cada vez más dura entre
nosotros. Pronto no necesité su mano allí. Moler contra
el bulto de sus pantalones me estaba haciendo cosas
increíbles.
―Joder― gimió en mi cabello, ―no he hecho esto desde la
escuela secundaria. ¿Cómo te sientes tan jodidamente
bien contra mi polla? Incluso así.―
―Oh Dios, yo también lo siento― dije, moviéndome más
rápido contra él.
Sus dedos se clavaban en mi costado y por la mañana
encontraba pequeños moretones allí. Con un gruñido
repentino, me hizo saltar de su regazo y sobre mi
espalda. Me bajó los jeans y ni siquiera se molestó con
mis bragas. Se quitó los jeans lo suficiente para liberar
su polla. Tirando de mis bragas a un lado, empujó
dentro de mí con un gemido largo y prolongado. Todas
las burlas y la acumulación de rechinarme contra él me
dejaron tan mojada que se deslizó rápidamente, tocando
148

fondo para que sus bolas golpearan mi trasero.


Página
―Estás tan apretada, Laney― dijo, ya follándome
rápidamente. Ambos estábamos al borde, ambos tan
cerca. ―Tu coño fue hecho solo para mí―.
Mis tobillos se engancharon alrededor de su espalda y
lo urgí con mis pies. Rogándole que fuera más fuerte,
más rápido, a un ritmo implacable que sabía que lo
haría entrar segundos. Su rostro estaba rojo, una vena
en su frente abultada. ―Joder― dijo. ―Estoy tan cerca.―
Y siempre caballero y dios del sexo, deslizó su mano
entre nosotros y tocó mi clítoris. Lo frotó de arriba abajo
mientras me follaba y sentí que el mundo entero se
fusionaba en ese pequeño lugar. Todo dentro de mí se
tensó y el mundo se volvió nebuloso hasta que me
precipité hacia la felicidad perfecta. Y cuando Anders
sintió que me corría y escuchó mi llanto, se dejó ir,
disparando chorros calientes de semen dentro de mí.
Acostado de espaldas, jadeando, Anders me pidió que le
entregara un pañuelo de papel de la mesa de noche. Me
di la vuelta y encontré una caja de terciopelo allí. Lo
recogí con manos temblorosas. ―Anders― dije, con la voz
quebrada, ―realmente espero que no tengas una regla
sobre las mujeres que lloran después de que te las has
follado―.
Envolvió un brazo alrededor de mí y tomó la caja de mi
mano. ―Generalmente trato de evitar eso también― dijo
con un guiño, ―pero en esta circunstancia, puedo hacer
una excepción. Laney, te amo. Eres mi mundo. Y todos
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los días desde que te conocí, es más difícil imaginar


Página

vivir sin ti―. Deslizó el anillo en mi dedo. Encaja


perfectamente. ―Entonces, ¿qué dices, Laney? ¿Serias
mi esposa? ¿Estarás a mi lado siempre?―
Y dije que lo haría.
Vivir en las montañas es muy diferente a la ciudad,
pero no lo cambiaría por nada del mundo. Los veranos
son perfectos, calurosos de día y frescos de noche.
Anders me ayudó a construir canteros de jardín y
cuando no estoy trabajando en mis ilustraciones,
planto o cosecho. La muerte del invierno es dura y el
aislamiento de estar tan lejos puede que no sea para
todos, pero me he enamorado del silencio y la paz.
Anders y yo caminamos con raquetas de nieve por la
propiedad, y cuando encendemos el fuego y abrimos
una botella de vino en una noche nevada, no hay
ningún lugar en el mundo en el que prefiera estar.
Tuvimos una pequeña boda unos meses después de
que él me propuso matrimonio. Solo nosotros en el
juzgado. Pero desde que entré en la vida de Anders, se
ha reincorporado a la vida de la ciudad y no había forma
de que pudiéramos evitar que Candice nos ofreciera una
recepción en el Bear Claw. Después de todo, nos dijo, ahí
es donde empezó todo. Así que, con viejos y nuevos
amigos, brindamos por nuestro futuro y nos dimos un
festín con gumbo y pan de maíz.
Salgo de la cama y bajo a la sala de estar. Todavía hay
algunas brasas rojas en la estufa de leña, así que arrojo
150

un par de leños frescos para que vuelva a funcionar.


Frotando la parte exterior de mis brazos, miro por la
Página

ventana y veo caer la nieve.


Es la primera nevada de la temporada. Aquí arriba nieva
a fines de la primavera y comienza a principios del otoño.
Esa es la belleza de las montañas.
Cuando el fuego vuelve a rugir, tomo un trago rápido de
agua y vuelvo a la cama. Cubriéndonos de nuevo con la
manta, me acurruco a su lado, acurrucándome
alrededor de él lo mejor que puedo. Me encanta lo cálido
que siempre es. Es mi propio horno personal.
Cerrando los ojos, trato de volver a dormirme cuando me
golpea una punzada de dolor.
Mierda... ¿Qué diablos fue eso?
El dolor es rápido, solo un pequeño calambre que hace
que mi vientre se apriete. Excepto que ahora, estoy
realmente despierta, sin saber si esto es normal o si
debería preocuparme. Espero unos minutos más, luego
no siento nada.
Intentando volver a dormirme, me coloco alrededor de
Anders de nuevo, solo para ser golpeada por otra
sacudida de dolor cuando me atraviesa el estómago.
Todavía no puede ser el momento. De ninguna manera.
Todavía me quedan dos semanas.
Mi estómago se aprieta y vuelve a tener calambres y
esta vez siento una humedad entre mis piernas que no
estaba allí antes. El instinto entra en acción y sé en mi
interior que estos dolores son diferentes.
151

Es la hora; definitivamente es el momento.


Página
Sentándome sobre mi codo, lo sacudo suavemente.
―Anders― le digo, besando su mejilla. ―Anders,
despierta. ―Lo beso de nuevo en la frente mientras le
doy otra sacudida.
Gruñe levemente mientras comienza a moverse. Con una
mano en su pecho, lo sacudo más fuerte. ―Anders―
digo, mi voz más enérgica y exigente.
Se sienta en la cama, con los ojos muy abiertos, el
pánico recorriendo su rostro mientras se concentra en
mí. ―¿Estás bien? ¿Qué pasa?― Se frota los ojos
mientras parpadea rápidamente y frunce el ceño en el
puente de la nariz. ―¿Que está sucediendo? ―
―Creo que es el momento―.
―¿Tiempo para qué?― pregunta, relajándose de nuevo en
la almohada. ―Es hora de llamar a la partera"―. Mi voz es
baja mientras miro en el la comprensión de lo que estoy
diciendo.
Anders sonríe mientras salta de la cama y comienza a
ponerse los pantalones. ―La tengo en marcación rápida.
¿Estás lista? ―
―Aguanta, aguanta. Llamémosla primero y veamos qué
dice―.
―Pero es el momento, dijiste que es el momento.
Deberíamos irnos Anders―
―Nena, llamémosla primero. Dar a luz puede llevar horas.
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Es posible que no quiera que nos vayamos hasta que


Página
las contracciones estén separadas por tantos minutos―.
Otro me golpea al mismo tiempo y agarro mi barriga.
Se apresura a mi lado, frotando mi espalda mientras
busca a tientas su teléfono. ―Loren, soy Anders. Es la
hora. El bebé viene y viene hoy―.
Me toma en sus brazos una vez que deja el teléfono y
comienza a llevarme escaleras abajo. ―Anders, ¿qué
estás haciendo? ―
―Vamos al hospital―.
―¿Pero por qué me llevas? ―
Disminuye la velocidad hasta detenerse y comienza a reír.
Suavemente, me vuelve a poner de pie. ―Me estoy dejando
llevar un poco, ¿eh? ―
―Sí, solo un poco―. Agarrando su brazo, le doy una
sonrisa amorosa.
―Estoy bien. No necesitamos apresurarnos o
asustarnos. Solo necesito la bolsa del hospital y algunos
zapatos, tal vez algo de ropa y una chaqueta…―
―¿Sabes que?― dice, riendo, pasándose la mano por la
barba. ―Creo que voy a dejar que tomes la iniciativa por
un minuto. Obviamente, eres la más sensata entre los
dos―.
Así que volvemos a subir las escaleras y nos vestimos,
solo haciendo una pausa cuando una contracción me
153

invade. Diez minutos más tarde estamos de vuelta en


la planta baja. Una mochila cuelga del hombro de
Página

Anders, una bolsa de bebé está colgando en su


antebrazo mientras se detiene en el centro de la
habitación.
―¿Mejor?― pregunta, mirando alrededor. ―¿Me estoy
olvidando de algo? ―
― “No, creo que lo tienes todo. Ahora vamos a tener este
bebé―. La luz en sus ojos es suficiente para hacerme
derretir. Él es un hombre orgulloso. Y va a ser un padre
aún más orgulloso.
Nuestro hijo tiene suerte y yo también.
¿Quién iba a imaginar que el amor me encontraría cuando
menos lo esperaba.

FIN.

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