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expectativas determinan la
autoestima y el desarrollo de un niño
Cómo proyectamos nuestras
expectativas en los hijos, influye en
ellos
Las etiquetas que ponemos a los niños o cómo proyectamos en ellos nuestras
expectativas pueden determinar su comportamiento y personalidad. Es el llamado
efecto Pigmalión. La psicóloga infantojuvenil Nuria García, directora
de Ayudarte Estudio de Psicología, nos ayuda a solventar la negatividad del
efecto Pigmalión, transformando nuestra conducta en un impulso positivo para
los más pequeños.
Las etiquetas que ponemos a los niños o cómo proyectamos en ellos nuestras
expectativas pueden determinar su comportamiento y personalidad. Es el llamado
efecto Pigmalión. La psicóloga infanto juvenil Nuria García, directora
de Ayudarte Estudio de Psicología, nos ayuda a solventar la negatividad del
efecto Pigmalión, transformando nuestra conducta en un impulso positivo para
los más pequeños.
"Desde pequeños, los niños están influidos por su círculo más cercano, desde la
propia familia, hasta amigos y profesores. Todos ellos ejercen de forma
involuntaria el poder de influir en el desarrollo de sus personalidades. Es la
llamada "profecía autocumplida"un poder que determinará la personalidad de
cada uno de los pequeños"explica García.
“Sin embargo, puede tener el efecto contrario. Las etiquetas como vago,
gamberro, trasto, malo... aplicadas a un niño pueden provocar que el menor
las interiorice, termine creyéndolo y comportándose como tal. Cuando son
tan pequeños no tienen una imagen formada de sí mismos, sino que la van
creando a medida que reciben opiniones de aquellos que están más cerca de
ellos”, afirma la experta.
Pensaban que los alumnos podían obtener resultados mucho mejores que el resto,
y esa creencia trajo excelentes consecuencias. Por lo tanto, la forma que tenemos
de creer en nosotros mismos y en las personas que nos rodean, puede provocar
que aquello que tanto anhelamos termine sucediendo, transformando nuestra
conducta de forma involuntaria.
Según la psicóloga infantojuvenil Nuria García "una actitud negativa por parte de
padres y profesores puede provocar la frustración del pequeño, consiguiendo que
no desarrolle todo su potencial, trayendo como resultado un descenso en su
autoestima y por lo tanto, a la larga, un impacto en su futuro".
1. Tratar siempre de reflejar una actitud positiva y entusiasta hacia los niños, aun
cuando se sientan frustrados por cualquier acontecimiento que no haya salido
como querían.