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fomentarlo
Cuando un padre hace algo y su hijo le observa se activan las mismas áreas del
cerebro en ambos, favoreciendo que posteriormente el niño realice la misma
acción. Esto es debido a la existencia de las neuronas espejo. “Les ocurre a los
bebés, dado que aprenden de forma implícita. Por ejemplo, si un padre grita
cuando algo le sale mal, el pequeño aprenderá a expresar la frustración también
gritando y cuando crezca recurrirá a los chillidos para expresar su malestar”,
declara Beatriz Gómez Herráez, psicóloga sanitaria y neuropsicóloga. Es
adecuado por parte de los padres lograr a través del afecto y la contención que los
hijos puedan vivir acontecimientos personales. “Un proceso de regulación y
sentimiento de seguridad en los adultos puede beneficiar a sus retoños desde su
primera infancia”, prosigue Gómez Herráez. Para la experta, la importancia de la
autoestima y el convencimiento en los padres también tiene que ver con el apego
que permite la relación con el entorno. Este se genera por las relaciones con ellos,
que suelen ser los cuidadores principales. “Los progenitores que se quieren y
respetan estarán más capacitados para crear un vínculo con sus hijos y
transmitirles dicha importancia, propiciando el desarrollo de un sistema de apego
seguro, a la vez que favorece una adaptación sana y positiva al ambiente”, afirma
Gómez. “Se promueve también el sentimiento de valía, capacidad de aceptación
de uno mismo”, prosigue, “del mismo modo que un factor de protección frente al
desarrollo de trastornos como la ansiedad o la depresión”.
Como persona que practicó vela y compitió durante muchos años, Cristina Hill
Bestard argumenta la importancia de la conveniencia en la práctica deportiva y de
los valores correctamente inculcados a través de ella. “El deporte es el reflejo de la
vida. Aprendes las maneras de afrontar diferentes situaciones. A veces, somos los
adultos los que nos olvidamos de esto y enfocamos la atención en quien ha metido
más goles y lo ha hecho mejor. Por lo tanto, nos fijamos en la competitividad”,
asevera la profesional. Del mismo modo, sugiere que es muy frecuente (casi lo
primero que se hace) y poco acertado, preguntar a los niños por sus resultados
académicos en exámenes o trabajos. La seguridad, confianza y el sentimiento de
valor que una persona, un adulto se da a sí mismo, revierte en el hijo que lo
observa a diario. “Debemos enseñar a querer, queriéndonos primero a nosotros
mismos”, concluye Hill Bestard. La psicóloga comparte unas líneas aclaratorias
sobre lo que repercute en el niño el centrar el foco en lo verdaderamente
provechoso para su crecimiento personal:
1. Las habilidades que desarrolla un niño sentado en el banquillo todo un
partido puede ser equivalente a no ser elegido como supervisor durante una
semana en el trabajo.
2. Una pequeña discusión con un compañero, que debe gestionar él solo,
puede ser equivalente a las habilidades necesarias para solucionar un
problema con un compañero del trabajo en el futuro.
3. Practicar el deporte de la vela, por ejemplo, y volcar con la
embarcación, puede suponer una gestión de emociones iguales a pinchar
de mayor una rueda en la carretera.
Tipos de apego según Jonh Bowlby
Apego seguro
Los bebés con este tipo de apego exploran de forma activa su medio ambiente
cuando se encuentran solos con la figura de apego, y se intranquilizan al
separarse de ella.
Estos niños tienden a presentar miedo y gran angustia ante las separaciones, así
como también suelen tener dificultades para calmarse cuando el cuidador
reaparece. Tienden a la vigilancia de su cuidador y la exploración del medio
ambiente es poco relajada, siempre con el temor de alejarse de la figura de
apego.una dificultad para calmarse cuando el cuidador vuelve. Los menores
necesitan la aprobación de los cuidadores y vigilan de manera permanente que no
les abandonen. Exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no
alejarse demasiado de la figura de apego.
Apego evitativo
Apego desorganizado
Es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo y viene causado por una
conducta insegura o negligente de los progenitores.
La calidad del apego determinará tanto el modelo mental del adulto, como sus
relaciones con los demás, sus miedos o la gestión emocional que haga.
Es por ello, que resulta de suma importancia prestar atención a los primeros años
de vida de los niños, estableciendo vínculos fuertes y una relación segura en la
que ellos puedan sentirse cuidados y protegidos.