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VICEMINISTERIO DE SuPERVISIÓN,

EVALuACIÓN Y CONTROL DE LA CALIDAD EDuCATIVA

Manual: El Coronavirus y Vacunación

Santo Domingo, R.D. 2021


Viceministerio de Supervisión, Evaluación y Control de la Calidad Educativa

MANUAL:
EL CORONAVIRUS
Y VACUNACIÓN

OCTUBRE DE 2021
Título original:

“Manual de Coronavirus y vacunación”


 

Autores
Rafael Emilio Bello Díaz
Karen Bello Llinás

Compaginación
Zaida Castillo
Petra Féliz

Diagramación y diseño
Félix Rinaldi Gómez
Dirección de Medios Educativos

Corrección de estilo
Víctor Antonio Gómez
Dirección de Medios Educativos

Edición
Primera edición, Ministerio de Educación de la República Dominicana
Impreso en Santo Domingo, República Dominicana
Octubre de 2021
AUTORIDADES

Luis Rodolfo Abinader Corona


Presidente de la República

Raquel Peña
Vicepresidenta de la República

Roberto Fulcar Encarnación


Ministro de Educación

Rafael Bello Díaz


Viceministro de Supervisión, Evaluación y Control de la Calidad Educativa
Contenido
PRESENTACIÓN 9
INTRODUCCIÓN 11

1. LA PANDEMIA DEL SIGLO XXI: CORONAVIRUS (COVID-19) 15

2. VACUNAS CONTRA EL COVID-19 23


2.1. Las vacunas de Sinopharm: 25
2.2. Plataformas para el desarrollo de vacunas 27
2.4. Vacunación de Covid-19 31
2.5. Estrategias de vacunación: etapas y logística 32

3. VACUNAS CONTRA EL SARS-COV-2 35


3.1. Vacunas basadas en epítopos 39
3.2. Vacunas de ácidos nucleicos para Covid-19 39
3.3. Vacuna con ARN mensajero 42
3.4. Vacunas de virus 42
3.5. Vacuna a virus inactivados 43
3.6. Vacunas de vectores virales 44
3.7. Vacunas con proteínas 47
3.8. Vacunas de proteínas recombinantes 47
3.9. Vacunas inactivadas 48

4.TECNOLOGÍAS USADAS EN LA INVESTIGACIÓN DE VACUNAS 51


4.1. Fases de desarrollo de una vacuna 52
4.2. Farmacovigilancia de las vacunas contra el Covid-19 55
4.3. Cómo actúan las vacunas de ARNm contra el Covid-19 56
4.4. Vacuna contra el Covid-19 de Pfizer-BioNTech 58

5.RESPUESTA INMUNE EN LA INFECCIÓN POR SARS-COV-2 59


5.1. Tormenta de citocinas en Covid-19 60
5.2. La respuesta natural del cuerpo 62
5.3. Mejora dependiente de anticuerpos 64
5.4. El sistema inmunitario: la defensa del organismo contra las infecciones 65
5.5. Cómo actúan las vacunas contra el Covid-19 66
5.6. Perspectivas terapéuticas 67
5.7. Inmunidad al SARS Co-V-2 67

5
6.CORONAVIRUS: MATEMÁTICA DE LA PANDEMIA 73
6.1. Número de reproducción (R0) 74
6.2. Frenar el crecimiento exponencial 77
6.3. Inmunidad de grupo 79
6.4. Mutaciones y variantes del SARS-CoV-2 80
6.6. Variante Delta y mutación K417N 83
6.7. Variante Lambda 86

7.NEUMONÍA POR CORONAVIRUS 87


7.1. Cuidado respiratorio en coronavirus 89
7.2. Coronavirus: Genoma y relaciones 90
7.3. Bioseguridad y personal sanitario 90
7.4. Oxigenoterapia 92
7.4.1.Cánula de alto flujo 94
7.4.2.Intubación traqueal 95
7.4.3.Consideraciones para intubar a un paciente 96
7.4.4.Manejo en ventilación mecánica 97
7.4.5.Monitoreo de la ventilación mecánica 98

8.PRUEBAS DE CORONAVIRUS 101


8.1. La prueba de referencia: la RT-PCR 102
8.2. Los inconvenientes de la RT-PCR 103
8.3. Pruebas rápidas que detectan el ARN vírico 104
8.4. Agrupación de muestras para una mayor rapidez 105
8.5. Pruebas rápidas con anticuerpos 105
8.6. Detección con cultivos celulares 106
8.7. Análisis de sangre que detectan la inmunidad adquirida 107
8.8. Anticuerpos e inmunidad al Covid-19 108

9.MASCARILLAS Y CORONAVIRUS 113


9.1. Mecanismos de captura 115
9.2. Tipos de mascarillas 116

10. CORONAVIRUS Y SUPERFICIES INANIMADAS 119

6
11.CORONAVIRUS Y NEUROCIENCIAS 121
11.1.Estructura y replicación 122
11.2.Clínica 123
11.3.Complicaciones neurólogicas 124
11.4.Rutas de propagación 125

12. CORONAVIRUS Y LOS EFECTOS EN LA SALUD MENTAL 127


12.1.Impacto neuropsicológico por coronavirus 132

13. CORONAVIRUS Y EMBARAZO 135


13.1.Gestante, feto y neonato 136
13.2.Vacunación durante el embarazo y la lactancia 139

14. CORONAVIRUS EN NIÑOS 141

15. CORONAVIRUS Y LAS MASCOTAS 143


15.1.El impacto en el bienestar animal 144
15.2.Mascotas y coronavirus 148

16. AUTOPSIAS Y CORONAVIRUS 155

17.VIRUS EMERGENTES Y REEMERGENTES 165

18. CONCLUSIONES 169

19. REFERENCIAS 173

7
PRESENTACIÓN
Hemos desarrollado este manual educativo a los fines de disponer
de una plataforma pedagógica y educativa, en el campo de la
Educación Para la Salud, como aporte a este proceso pandémico
que afecta al mundo y al país, además de facilitar los centros
educativos para el proceso de vacunación a nivel nacional e
interinstitucional y su personal de la salud y las ciencias de la
educación.

Estamos confiados en que el proceso de vacunación nacional


del Ministerio de Salud Pública, “Vacúnate RD”, en la persona de
su ministro, el Dr. Daniel Rivera, será fundamental para el inicio
de la erradicación del Coronavirus en la República Dominicana.

9
INTRODUCCIÓN
La región de Latinoamérica y el Caribe ha sido afectada
severamente por la pandemia de COVID-19. La vacunación se
suma a las intervenciones para hacer frente a esta grave crisis de
salud pública. A la fecha, las autoridades sanitarias de numerosos
países latinoamericanos han emitido autorización de emergencia
para utilizar seis vacunas distintas, con eficacia y seguridad
comprobadas, mientras varias vacunas más se encuentran en
ensayos clínicos Fase 3.

Después de dos meses de iniciadas las campañas de vacunación


la mayor parte de las reacciones posteriores a la aplicación de la
vacuna que se han reportado han sido leves o moderadas. No
obstante, el avance en la vacunación ha sido muy desigual entre
los países. Entre los retos que se enfrentan en la región están la
insuficiente producción global y las debilidades de los sistemas
de salud nacionales. El desarrollo de vacunas para la pandemia
de COVID-19 es resultado de un inédito esfuerzo mundial y
representa una esperanza para los países de América Latina y el
Caribe, severamente afectados por esta enfermedad. Ahora es
fundamental reforzar la capacidad de las autoridades nacionales
para organizar las campañas de vacunación, continuar la fármaco-
vigilancia y comunicar a la población la seguridad y efectividad
de las vacunas.

La pandemia generada por el virus SARS-CoV-2 ha dejado, hasta


diciembre de 2020, alrededor de 100 millones de contagiados
y dos millones de víctimas mortales alrededor del mundo
(Johns Hopkins University y Medicine, 2020). Sin embargo,
como lo advertían científicos y políticos de todo el mundo, las

11
consecuencias de esta pandemia han develado, por un lado, las
debilidades de los sistemas de salud de las naciones a la hora de
enfrentar este tipo de amenazas globales y, por otro, el nivel de
respuesta del sector público y el mercado ante efectos sociales
colaterales causados por las medidas de protección impuestas
a nivel global desde la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) es el estadio más
peligroso de la enfermedad produ¬cido por un daño masivo
alveolar y una falla respiratoria progresiva ocasionada por el
SARS-CoV-2 (Coronavirus 2 del SARS). La COVID-19 se inició en
diciembre de 2019 en Wuhan, provincia de Hubei (China).
El SARS-CoV-2 pertenece a la familia Coronaviridae, subfamilia
Orthocoronaviridae. Es un virus ARN de hebra simple, cuyo
genoma es de aproximadamente 27-32 kb, que codifica
proteínas no estructurales, como proteasas, helica¬sas y ARN
polimerasas, así como proteínas estructurales: de mem¬brana
(M), de envoltura (E), nucleocápside (N) y la proteína espiga (S).
El SARS-CoV-2 utiliza la proteína espiga para infectar a las células
epiteliales (células alveolares tipo II, AT2) de pulmón e intestino
a través de una proteína recep¬tora de membrana, la enzima
convertidora de angiotensina 2 (ACE2) (Abu-Fanne, et al., 2019).
Por tanto, no es extraño que las proteínas no estructurales y la
proteína estructural S hayan sido el blanco terapéutico del SARS-
CoV. Se cree que la zoonosis proviene de murciélagos. Entre
humanos la transmisión por contacto es la principal.

Además del SARS-CoV-2 existen más especies de coronavi¬rus:


NL63, 229E, OC43, HKU1, SARS-CoV y MERS-CoV. Los más
patogénicos para el ser humano son el SARS-CoV, que brotó
en China (2002 y 2003), y el MERS, que surgió en Arabia
Saudita (2012). Con estas especies el SARS-CoV-2 guarda una
homolo¬gía de genoma del 76-79% y 50%, respectivamente.
Las tres infecciones por CoV se caracterizan por presentar fiebre

12
y tos, por comprometer el tracto respiratorio inferior y por estar
asocia¬das a la edad y comorbilidades con un sistema inmune
debilitado (Akyil, et al. 2020).

Las vacunas contra la COVID-19 ayudan a nuestro organismo a


desarrollar inmunidad contra el virus que causa la enfermedad
sin que para esto tengamos que contraerla. Los diferentes tipos
de vacunas actúan de distintas formas para aportar protección,
pero con todos los tipos de vacunas el organismo se queda con
un suministro de linfocitos T de memoria, además de linfocitos
B, que recordarán cómo combatir ese virus en el futuro (CDC,
2020).

La eficacia de las vacunas actualmente disponibles en el mundo


es la siguiente: Pfizer-BioNTech (ARNm, plantilla de ARN para
la proteína de la espiga) 94,6%; Moderna (ARNm, el ARN da
instrucciones a nuestras células para producir la proteína de
la espiga del SRAS-CoV-2 para desencadenar una respuesta
inmunitaria) 94,1%; Oxford-AstraZeneca (vector viral, un virus
inofensivo se diseña para contener el gen de la proteína de la
espiga del SRAS-CoV-2) 70.4%; Sinopharm (virus inactivado, el
virus del SARSCoV-2 se hace inerte mediante un proceso químico
que preserva la estructura del virus) 79,3%; Gamaleya (vector viral,
un virus inofensivo diseñado para contener el gen de la proteína
de pico del SARS-CoV-2) 91,1%; Johnson & Johnson (vector viral,
un virus inofensivo diseñado para contener el gen de la proteína
de espiga del SARS-CoV-2) 72%.

Con relación al plan de vacunación global, actualmente la


tecnología alcanzada por la humanidad permitió que Rusia
registrara la primera vacuna en agosto de 2020, a tan solo ocho
meses de haberse descubierto el virus en Wuhan, una proeza
que hace cien años, en épocas de la Gripe Española, no hubiera

13
sido posible, pues no existen antecedentes de que se haya
desarrollado una vacuna para algún patógeno de manera tan
pronta. Con el registro de nuevas vacunas por parte de algunos
países desarrollados, representantes de diferentes sectores
en todo el mundo advierten la creación de una especie de
nacionalismo con relación a la producción y acceso a las vacunas,
lo cual se observa en la concentración de tecnología y patentes
para su producción en países de ingresos altos: Rusia (Sputnik V),
EE. UU. (Moderna), Alemania (BioNTech-Pfizer), China (Sinopharm
y Sinovac), Suecia y Gran Bretaña (Oxford-AstraZeneca) e India
(Covaxin).

Se estima, además, que un 95% de las vacunas contra la COVID-19


inicialmente fue acaparado por 10 países (DW, 2021): Estados
Unidos de América, China, Reino Unido, Israel, Emiratos Árabes
Unidos, Italia, Rusia, Alemania, España y Canadá. Mientras tanto,
los países en vías de desarrollo, por un lado, están comprando
vacunas a los diferentes distribuidores y, por el otro, claman
porque se liberen las patentes y se permita acceder a la tecnología
para la producción de estas.

14
1. LA PANDEMIA
DEL SIGLO XXI:
CORONAVIRUS
(COVID-19)

VACUNA
El primer contagio conocido de COVID-19 tuvo lugar el 17
de noviembre de 2019 en Wuhan, China. En junio de 2020 el
epicentro de la pandemia se trasladó a la región de América
Latina y el Caribe. A inicios de marzo de 2021 estuvimos en la
segunda oleada de la enfermedad causada por el virus SARS-
CoV-2 y entre los países más afectados actualmente por los
contagios, después de Estados Unidos de América (cerca de 30
millones), figuran la India y Brasil con 11 millones; Rusia y Reino
Unido con 4 millones; Francia con cerca de 4 millones y España
con 3 millones. En América Latina, Colombia, Argentina y México
han superado los 2 millones de infecciones, mientras Perú está
llegando al millón y medio de contagiados.

En fallecimientos, tras Estados Unidos de América, con más de


medio millón, los países con más muertes en América Latina
son Brasil con 260 mil, México con cerca de 200 mil, Colombia
con 60 mil, Argentina con 52 mil y Perú que se acerca a los 50
mil fallecidos. Sin embargo, las cifras en Perú podrían estar por
encima de los 125,000 muertos oficialmente.

El virus Covid-19 ha sido identificado y secuenciado genéticamente,


y está relacionado con una familia de coronavirus. Se considera que
los reservorios naturales más probables son los mamíferos voladores
(murciélagos). El salto ocasional de un virus a un animal y al ser
humano es habitual entre la familia del coronavirus. El sexo masculino
es el más afectado. La capacidad de transmisión se determina de
manera habitual a partir de un denominado número reproductor
básico, llamado RO. Así un valor de RO inferior a 1 significa una escasa
capacidad de extensión de la enfermedad infecciosa, mientras que
un valor de RO superior a 1 indica la necesidad de emplear medidas
de control para limitar su extensión. Estimaciones sitúan el valor de
RO del Covid-19 en 1.4 - 2.5. El valor de RO indica el valor potencial
de transmisión de una enfermedad infecciosa.

17
La vía de transmisión del Covid-19 es por contacto y gotas
respiratorias (aerosoles) en distancias cortas (1.5 metros) y
también por fómites contaminados por dichos aerosoles. No se
puede descartar que exista cierto grado de transmisión por vía
aérea. El contacto prolongado es el de mayor riesgo. La mayoría
de los contagios se producen a partir de contactos casuales,
produciéndose a partir de pacientes asintomáticos e incluso de
personas en periodo de incubación de la enfermedad.

Las medidas de aislamiento son: distanciamiento entre pacientes,


uso de habitación individual (aire con presión negativa), uso de
batas impermeables, guantes, gafas protectoras y mascarillas
quirúrgicas o tipo FFP2 para el personal sanitario. El periodo de
incubación se sitúa alrededor de 5 días (intervalo 4-7 días) con
un máximo de 12-13 días.

Los síntomas más habituales son: fiebre, tos, disnea y mialgias o


fatiga. Un 20 % de los pacientes presenta complicaciones graves,
siendo la más frecuente la neumonía y el síndrome de distrés
respiratorio del adulto. El 80 % de los pacientes complicados
son personas mayores de 60 años. No existe tratamiento
específico, aunque se están empleando diversos tratamientos
experimentales con fármacos antirretrovirales e interferón. El
impacto económico de cualquier epidemia es notable, pero en
este caso podría alcanzar una magnitud sin precedentes. Las
medidas de prevención y control extraordinarios por el Estado
se basan en la epidemiologia clásica: identificación y aislamiento
de los casos, seguimiento a los contactos y establecimiento
de restricciones, incluyendo cuarentena, evitando eventos con
aglomeraciones de personas.

Este virus, un virus RNA betacoronavirus, está relacionado con


el causante del síndrome respiratorio agudo severo (SARS)

18
que apareció en 2002-2003. Se trata de una enfermedad que
condiciona muchos retos de prevención y control, ya que es
fácilmente transmisible y se complica en la mitad de los casos
con procesos respiratorios agudos de neumonía. La transmisión
se realiza con las gotitas expulsadas al hablar o estornudar y
por las superficies. Un 50% del contagio se realiza por personas
asintomáticas. Un síntoma (anosmia: pérdida del olfato) en
pacientes asintomáticos se considera un riesgo de infección. La
transmisión a través de heces oral-fecal parece improbable.

El Covid-19 generalmente causa síntomas parecidos a la gripe,


con fiebre y tos seca de tipo no productivo; así como cansancio,
aunque en algunos pacientes la diarrea puede preceder a
estos síntomas. Se observan relativamente pocos casos en los
niños y en general más benignos que en adultos. Los estudios
de tomografía axial computarizada son más sensibles que una
radiografía de tórax para la detección de imágenes de vidrio
deslustrado (patognomónico). La recuperación desde el inicio
de los síntomas en casos leves es de unas dos semanas y con
enfermedad grave de 3 a 6 semanas. El riesgo de muerte se
incrementa a medida que envejece la persona. Aunque la clínica
fundamental de la enfermedad por Covid-19 es respiratoria se
presentan complicaciones renales y digestivas.

Los coronavirus son una familia de virus que generalmente


causan infecciones leves del tracto respiratorio superior, pero las
mutaciones en las proteínas de las superficies del virus pueden
conducir a infecciones graves del tracto respiratorio inferior. En
la actualidad la nueva versión del coronavirus está causando
epidemias de enfermedades graves y muertes en seres humanos
como la pandemia actual. Los coronavirus tienen un reservorio
animal, por lo general animales salvajes, y pueden trasmitirse a
las personas. El nuevo tipo de coronavirus que causa neumonía

19
se encontró en diciembre del 2019 y ha sido designado como
Covid-19 por la Organización Mundial de la Salud, de acuerdo
con lo determinado por la secuenciación del genoma viral de
ARN.

Estos son virus de ARN de cadena positiva envueltos que


pertenecen a la familia Coronaviridae que se dividen en cuatro
géneros: Alfa, Beta, Delta y Gamma. La mayoría de las infecciones
causadas por coronavirus en seres humanos son leves, pero dos
betacoronavirus SARS y MERS condujeron a miles de muertes.
Actualmente el esfuerzo continuo para controlar la pandemia es
significativo. Las ciudades fueron efectivamente bloqueadas, se
dispuso el cierre de las escuelas y universidades, y la cancelación
de trenes y vuelos.

El siete de enero del 2020 se identifica el nuevo coronavirus,


denominado Covid-19 por la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Es el tercer coronavirus que produce neumonías graves en
lo que va del siglo XXI, junto al productor del Síndrome Respiratorio
Agudo Severo SARS y el del Síndrome Respiratorio del Medio
Este MERS. Estos tres virus son zoonóticos, con origen atribuido
a los murciélagos y paso intermedio a otros mamíferos: civeta,
camello y pangolín. Su transmisibilidad es muy alta, sugiriendo
un posible crecimiento exponencial, siendo la transmisión por
contacto próximo y por superficies infectadas. Los coronavirus
humanos persisten en metales, vidrios o plásticos más de nueve
días; los infectados asintomáticos son inquietantes por su difícil
identificación y aislamiento, aumentando las posibilidades de
propagación.

Dentro de las características estructurales del coronavirus,


estos se pueden diferenciar en cuatro géneros: Alfa, Beta, Delta
y Gamma, de los cuales se conoce que los coronavirus de los

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tipos Alfa y Beta infectan a los seres humanos provocando
enfermedades que van desde el resfriado común hasta
infecciones más graves. Estructuralmente los coronavirus son
virus esféricos o pleomórficos cuyo diámetro varía de 80 a 120
nanómetros. La microscopia electrónica identifica la superficie
del vibrión, siendo estructuras organizadas por proyecciones que
están constituidas por trímeros de glicoproteínas viral S (Spike).
La envoltura viral se encuentra reforzada por la glicoproteína de
membrana (M) que se encuentra embebida por tres dominios
transmembranales. Otro componente estructural de vibrión es
la proteína de envoltura (E). Las proteínas virales del coronavirus
se encuentran embebidas en una membrana lipídica que es
originada de la célula infestada. De manera interna la partícula
viral está constituida por una proteína adicional denominada
nucleoproteína (N), la cual se une al ARN viral en una estructura
helicoidal protegiendo así al ARN de su degradación.

Generalmente los coronavirus se replican primordialmente en


las células epiteliales del tracto respiratorio inferior y en menor
medida en las células de las vías respiratorias superiores. Por tanto,
en consecuencia, la Covid-19 ocurre principalmente en pacientes
con enfermedad reconocida. Los pacientes en estado severo o
fatal tienen mayor probabilidad de transmitir este virus debido
a que elimina una mayor cantidad de partículas infectivas en
comparación con pacientes que presentan la infección en forma
leve o asintomática. Este coronavirus puede infectar a personas de
todas las edades, aunque las personas mayores y aquellas con
afecciones médicas preexistentes pueden ser más vulnerables a
enfermarse seriamente con el virus. En los niños se ha observado
una severidad menor y una mortalidad extremadamente baja.
Las manifestaciones clínicas son: fiebre, tos, dificultad para
respirar, dolor muscular, confusión, dolor de cabeza, dolor de
garganta, rinorrea, dolor de pecho, diarrea, náuseas y vómitos.

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2. VACUNAS
CONTRA EL
COVID-19

VACUNA
El Ministerio de Salud Pública otorgó un permiso especial para
la importación y uso de emergencia de una de las vacunas
desarrolladas por la estatal empresa china Sinopharm contra el
Covid-19. Se trata de BBIBP-CorV, también conocida como Célula
Vero y en inglés como Vero Cell. La vacuna se basa en un virus
inactivado, es decir, enseña al sistema inmunológico a producir
anticuerpos contra el coronavirus SARS-CoV-2. La vacuna se
desarrolló en colaboración con el Instituto de Virología de Wuhan
y el Instituto de Productos Biológicos.

La necesidad de vacunas contra el Covid-19 obligó a hacer uso


de la proteómica para buscar antígenos exclusivos del patógeno
en la proteína S. Mediante la bioinformática se han identificado
933 pentapéptidos ausentes en el proteoma humano, de los
cuales 107 péptidos se encuentran alrededor de la proteína S y,
de estos, 66 péptidos son más inmunógenos y se pueden utilizar
en vacunas.

La OMS cuenta con 52 alternativas de vacunas entre plataformas


basadas en proteínas, ARN, ADN, vectores no replicantes, vectores
replicantes, virus inactivados, virus atenuados y partículas tipo
virus. De todos estos prospectos de vacunas solo las constituidas
por ARN y por vector no replicante han realizado estudios de
seguridad en humanos. Las vacunas basadas en ácidos nucleicos,
como las vacunas de ARNm, son confiables para aplicaciones
de respuesta rápida, inducen respuestas inmunes ampliamente
protectoras y tienen procesos de manufactura rápidos y flexibles.
Las ARNm mimetizan una infección viral al expresar antígenos
de la vacuna in situ, lo que resulta en la inducción de respuesta
inmune humoral y de LT CD8+ (Centro Nacional de Epidemiología
Prevención y Control de Enfermedades - MINSA, 2020).

24
Adicionalmente, estas vacunas pueden estimular la inmunidad
innata, ya que pueden ser reconocidas por receptores, como
TLR, que permiten la maduración de células presentadoras de
antígenos encargados de mejorar la inmunidad adaptativa. Una
ventaja de las ARNm es que no generan partículas infecciosas
ni se integran al genoma de las células huésped. Una vez que
se identifica el antígeno más inmunogénico del patógeno, se
secuencia el gen, se sintetiza y se clona en un plásmido de ADN.
Luego el ARNm es transcrito in vitro y se vacuna al paciente
utilizando como vehículo a nanopartículas lipídicas (NPL).

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se tiene


documentado que existen más de 200 vacunas en desarrollo
contra la Covid-19 en el mundo, siendo únicamente 13 las que
han realizado ensayos clínicos fase 3. Hasta ese momento la
FDA y la Agencia Europea del Medicamento habían otorgado
autorizaciones de emergencia o condicionadas (Agencia
Europea de Medicamentos, 2020).

2.1. Las vacunas de Sinopharm:

Desde el inicio de la pandemia se han desarrollado diversas


vacunas para combatir el SARS-CoV-2. La vacuna Sinopharm
pertenece al grupo de vacunas inactivadas. Éstas se desarrollan
en un cultivo del agente patógeno del cual se obtienen las
partículas virales sin capacidad de infectar al huésped, y estas
partículas o fragmentos son las que se utilizan para exponer el
sistema inmunológico con el objetivo de generar una respuesta
protectora frente al virus. Una de sus principales ventajas es
que puede ser almacenada en un refrigerador estándar, entre
2 y 8 grados Celsius de temperatura, al igual que la vacuna
AstraZeneca. Esta característica determina que estas vacunas
sean muy adecuadas para el uso en entornos de bajos recursos.

25
Dentro de las limitaciones del ensayo hay que mencionar que
no se incluyeron a embarazadas ni menores de 18 años, por lo
que no se dispone de datos de seguridad y eficacia en estos
grupos. Los participantes fueron, en su mayoría, adultos jóvenes,
sanos, principalmente residentes en Medio Oriente, por lo que
el estudio no tiene poder suficiente para evaluar la eficacia de la
intervención en otros grupos poblacionales, como por ejemplo
pacientes con enfermedades crónicas, mujeres, adultos mayores,
habitantes de otras regiones geográficas o en aquellos con
infección previa por SARS-CoV-2. Además, solo se presentaron
dos casos severos de Covid-19 entre los participantes, lo que
no permite obtener conclusiones sobre desenlaces más duros.
El ensayo tampoco puede responder a la pregunta de si esta
vacuna serviría para prevenir los casos de infección asintomática.
A principios de mayo de 2021 una de las vacunas de Sinopharm,
BBIBP-CorV (correspondiente a la desarrollada a partir de la
cepa WIV04 evaluada en esta investigación), fue aprobada por
la OMS para su uso de emergencia en mayores de 18 años, lo
que posibilita su distribución a través de la iniciativa COVAX en
países con escasos recursos para acceder a la vacunación contra
el Covid-19. Más recientemente fue autorizada por el gobierno
de China para su uso de emergencia en niños entre 3 y 17 años.
Cómo funcionan: Las dos vacunas desarrolladas por Sinopharm
siguen la misma técnica, quizás la más tradicional a la hora de
fabricar una vacuna: se introduce el virus inactivo, en este caso
el SARS-CoV-2, para que no pueda infectar, pero sí que el cuerpo
sea capaz de reconocerlo y generar una respuesta inmune.
Para crear la vacuna BBIBP-CorV los investigadores del Instituto
de Pekín obtuvieron tres variantes del coronavirus de pacientes
ingresados en distintos hospitales chinos. Entre ellas eligieron
una de las cepas porque era capaz de multiplicarse más
rápidamente en células de riñón monocultivadas en tanques de
biorreactores. Una vez que se obtuvieron grandes reservas de

26
coronavirus se roció una sustancia llamada betapropiolactona
que hace que el virus sea incapaz de replicarse, pero sin cambiar
su estructura, para que el organismo pueda generar una
respuesta inmunológica adecuada y pueda reproducirla en el
futuro (Kruttgen, Cornelissen, DreherM, et al., 2020).

La vacuna contiene este virus inactivo junto a un adyuvante


que estimula el sistema inmunológico para que la respuesta a
la vacuna sea más rápida. Por otro lado, la vacuna Vero utiliza la
misma técnica, pero para conseguir que el virus inactivo genere
una respuesta inmune se llevó a cabo otro método. Como explica
el Instituto Biológico de Wuhan, «la vacuna inactivada contra el
SARS-CoV-2 (célula Vero) se prepara inoculando células Vero,
células que pertenecen a un linaje celular utilizado en cultivos
celulares, con la cepa SARS-CoV-2, cultivando, cosechando,
inactivando, clarificando, concentrando, purificando y añadiendo
adyuvante de hidróxido de aluminio. Después de la vacunación,
el cuerpo puede producir una respuesta inmune para prevenir
enfermedades causadas por el SARS-CoV-2 (Sociedad Argentina
de Virología, 2020).

2.2. Plataformas para el desarrollo de vacunas

Plataformas convencionales
Plataformas novedosas
Virus inactivados
DNA o mRNA
Virus atenuados
Vectores virales replicantes
Subunidades de proteínas
Vectores virales no replicantes
Partículas tipo virus
Células presentadoras de antígeno

27
2.3. Vacunas y programas de vacunación

Las vacunas protegen creando inmunidad contra enfermedades


graves y en ocasiones mortales. Tradicionalmente su componente
principal es alguna forma atenuada de un virus o bacteria
(antígeno) o bien las instrucciones genéticas para que las células
de la persona vacunada fabriquen el antígeno deseado. De esta
manera se provoca la activación del sistema inmunitario para que
detecte la presencia del microbio invasor, genere anticuerpos
(proteínas que luchan contra las enfermedades) y guarde
información sobre la enfermedad y la forma de combatirla. Si
posteriormente hay exposición al microorganismo contra el
cual protege la vacuna el sistema inmunológico lo detectará y
combatirá antes de que genere la enfermedad (OMS, 2020).

La producción de una vacuna, que implica su creación, así como


la realización de diferentes etapas de ensayos bajo protocolos
científicos, es un proceso que tardaba entre 10 y 15 años (Vaccines,
2020). Con el Covid-19 se aceleró el uso de nuevas tecnologías
para la producción de vacunas, como el ARN y el ADN mensajeros,
basadas en genes o vectores que mediante técnicas de ingeniería
genética transportan la información deseada (Abassi, 2020). De
esta forma se ha logrado la reducción radical de los plazos de
elaboración de las vacunas, se ha incrementado su efectividad
y se han reducido los costos. Actualmente se desarrollan cerca
de 200 vacunas experimentales contra el Covid-19 de diversos
tipos, de las cuales cinco han superado la fase 3 experimental,
que evaluó su seguridad y eficacia (Corey, 2020).

La vacuna Pfizer BioNTech requiere de cuidados especiales,


pues se debe almacenar en ultra congeladores a -70ºC para ser
descongelada antes de ser aplicada y se debe aplicar un total de

28
975 dosis en un período de cinco días, y una vez reconstituido
el vial de cinco dosis este se debe aplicar en menos de seis
horas para que la vacuna mantenga las características de calidad
descritas en sus análisis intermedios de resultados.

La vacuna AstraZeneca (ChAdOx1-S/AZD1222) está basada


en un vector viral no replicante que requiere condiciones
de almacenamiento compatibles con las demás vacunas del
Programa Universal de Vacunación, de 2ºC a 8°C, lo que facilita
su manejo y distribución (Ewen C., 2020).

La vacuna Pfizer-BioNTech, también llamada Comirnaty o


Tozinameran (BNT162b2), fue anunciada el 9 de noviembre de
2020. Al respecto, se encontró que la administración de dos
dosis separadas por un período de tres semanas registra una
eficacia de más del 90%. Esta vacuna se basa en RNA mensajero
de la proteína exterior del coronavirus, llamada Spike. Los días
2 y 11 de diciembre de 2020 el Reino Unido y la Administración
de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos de América,
respectivamente, aprobaron de emergencia esta vacuna e
iniciaron la inmunización de su población. En Israel, país que
también inició la vacunación masiva en diciembre de 2020, se
confirmó la efectividad de este tipo de vacuna, tal como habían
indicado ensayos previos. El reto de Comirnaty es la necesidad
de refrigeración. En principio se anunció que esta debería
mantenerse a -70 °C, aunque luego la empresa fabricante afirmó
que la vacuna podría permanecer estable a temperaturas entre
-25 y -15 °C.

La vacuna de Moderna, también llamada mRNA-1273, fue


autorizada por la FDA, en Estados Unidos, una semana después
de la de Pfizer- BioNTech. Esta vacuna tiene el mismo principio de
RNA mensajero de la proteína Spike. De esta se deben administrar

29
dos dosis con dos semanas de diferencia para obtener una
eficacia de 94.5%. Moderna trabaja para producir entre 600 y
1,000 millones de dosis para el 2021. Además de Estados Unidos
de América, la vacuna mRNA-1273 ha sido aprobada en Canadá,
el Reino Unido, la Unión Europea y 32 países más. De otro lado,
la vacuna rusa Sputnik V fue producida en el Instituto Gamaleya.
Su principio es similar al de la vacuna de Oxford-AstraZeneca,
es decir, RNA mensajero de la proteína Spike dentro de dos
adenovirus, llamados ad5 y ad26. De esta se deben aplicar dos
dosis, separadas por tres semanas, para obtener una eficacia de
91.4%. Hoy día 51 países han autorizado la utilización de Sputnik
V.

La vacuna Sinovac, también llamada CoronaVac, ha sido


producida por una compañía privada China. Como en el
caso de Sinopharm, Sinovac es una vacuna inactivada del
coronavirus. Dos estudios produjeron eficacias distintas frente
a su uso: 50.38% en Brasil y 83.5 % en Turquía. De esta vacuna,
también aprobada en Colombia, se deben administrar dos dosis
separadas por un período de dos semanas. Sumándose al grupo
de inmunizantes aprobados, la vacuna Sinopharm-Wuhan fue
producida por Wuhan Institute of Biological Products como una
vacuna inactivada, igual que la bbibp-CorV y CoronaVac. El 25 de
febrero fue aprobada su utilización en China.

La vacuna Johnson & Johnson es la primera que utiliza una sola


dosis. Desarrollada por Janssen Pharmaceutica, una división de
Johnson & Johnson con sede en Bélgica, en colaboración con
Beth Israel Deaconess Medical Center (Boston, Estados Unidos de
América). Está basada en DNA que codifica la proteína Spike del
coronavirus insertado en el Ad26. Puede ser refrigerada a 2-8°C
hasta por tres meses. Esta es la tercera vacuna en ser aprobada
en Estados Unidos de América. La vacuna de Bharat Biotech fue

30
producida por el Indian Council of Medical Research y el National
Institute of Virology, en India. La compañía de origen indio Bharat
Biotech produce Covaxin, vacuna del coronavirus inactivado. De
esta se deben administrar dos dosis en un período de cuatro
semanas para obtener una eficacia de 80.6%.

Producir una vacuna es un proceso que generalmente requiere


años de investigación y la realización rigurosa de pruebas
clínicas. Durante el año pasado muchos países y sus equipos
científicos iniciaron el diseño para la producción de vacunas
contra la Covid-19 seguras y efectivas. La ciencia ha actuado en
consecuencia a una velocidad inusitada. Actualmente se están
evaluando 76 vacunas en humanos -de las cuales 22 han llegado
a las etapas finales de prueba- y por lo menos 77 en animales.
Esto representa un total de 153 vacunas en desarrollo.

2.4. Vacunación de Covid-19

Una vez que se cuenta con las vacunas aprobadas, los Estados
deben garantizar el acceso de la población y su distribución
equitativa, lo cual involucra principalmente al sistema de salud
en sus diferentes niveles. En ese sentido, la OMS y la OPS han
publicado guías técnicas para orientar, entre las que destacan:
Las orientaciones para la planificación de la introducción de la
vacuna contra el Covid-19, publicadas con la finalidad de que los
países identifiquen los componentes claves que deben fortalecer
para la implementación de planes nacionales de vacunación.
Entre las recomendaciones principales figuran (OPS, 2020):
1) Establecer metas de vacunación considerando la situación
epidemiológica, las poblaciones que corren mayor riesgo y el
acceso a la vacuna, buscando proteger la integridad del sistema
de salud y la infraestructura para la continuidad de los servicios

31
esenciales. Se sugiere vacunar inicialmente a los trabajadores
de salud de todos los niveles de atención, maestros y de otros
servicios esenciales; 2) revisar la legislación vigente a fin de
implementar leyes que favorezcan la toma de decisiones en
materia de Covid-19 y la adquisición de vacunas, entre otros
temas; 3) los países deberán desarrollar los lineamientos técnicos
que definan los grupos prioritarios para la vacunación y las metas
a nivel nacional, subnacional y local; 4) estimar las necesidades
preliminares de vacunas, jeringas e insumos teniendo en cuenta
los datos de los planes nacionales para la vacunación de los
diferentes grupos de riesgo; y 5) definir la población meta a
vacunar, por objetivos y grupos prioritarios a nivel nacional,
regional o local. Asimismo, se sugiere definir las fases de la
campaña según la disponibilidad de la vacuna (Gestión, 2020).

2.5. Estrategias de vacunación: etapas y logística

La logística de un programa de vacunación tomando en cuenta


la diversidad de vacunas potencialmente disponibles a nivel
mundial representa un gran reto que requiere de la expansión de
la infraestructura nacional existente, tanto física como operativa,
para poder implementar una estrategia de inmunización en
la que intervienen factores que varían entre las diferentes
vacunas disponibles. Como ejemplo de ello, la cadena de frío
(ultracongelación vs. congelación / refrigeración) y los esquemas
de aplicación (una vs. dos o más dosis).

A nivel internacional se considera una mayor factibilidad de


aplicación en las zonas urbanas para las vacunas que requieren
ultracongelación, mientras que para las vacunas que solo
requieren congelación y/o refrigeración es más factible aplicarlas
en las regiones rurales. En cuanto a esquemas (una versus dos
o más dosis), se requiere considerar la posibilidad de tiempos

32
distintos de acuerdo con cada vacuna entre la primera dosis y
el refuerzo, en caso de que así se requiera. Además, existe mayor
dificultad de completar esquemas que requieren más de una
dosis de vacuna en personas que viven en regiones de más
vulnerabilidad geográfica (INFOBAE, 2020).

33
3. VACUNAS
CONTRA EL
SARS-COV-2

VACUNA
En la actualidad, hay tres tipos principales de vacunas contra la
Covid-19 que ya están o pronto entrarán en la etapa de ensayos
clínicos a gran escala (fase 3) en los Estados Unidos de América. A
continuación, se describe cómo actúa cada tipo de vacuna para
hacer que nuestro organismo reconozca el virus que causa el
Covid-19 y nos proteja de este.

En una pandemia la carrera contra el tiempo es vital en aras de


conseguir una vacuna eficaz. Las vacunas propuestas para SARS-
CoV-2 se basan en tecnologías como ácidos nucleicos (DNA y
RNA), subunidades proteicas recombinantes, vectores virales,
virus inactivados y partículas similares a virus, propuestas que
tienen como principal blanco la proteína S involucrada en el
ingreso del virus a células epiteliales (Azevedo, et al., 2020).

Vacuna BNT162b2/Pfizer: Es otra vacuna mRNA que concluyó la


evaluación preliminar de la fase 3 con una efectividad del 95%.
Originalmente dos candidatos fueron estudiados, eligiendo el
BNT162b2 por tener menos efectos secundarios. En julio de 2020
empezaron su fase 3 con 44,000 voluntarios, incluyendo EE.UU.,
Argentina y Brasil (Burki, 2020).

Vectores Virales: Otra plataforma importante son los vectores virales,


aunque solo hay una vacuna aprobada para uso en humanos
utilizando DNA insertada en el virus de la estomatitis (con capacidad
de replicación). Esta es la vacuna para evitar la infección con el virus
de Ébola. En el mundo Occidental no existe ninguna vacuna
aprobada utilizando vectores virales inertes (sin capacidad de
replicación). Hay varios estudios promisorios donde análogos
sintéticos de la espiga viral del coronavirus es introducido en
un virus inerte, usualmente el adenovirus. Hay cuatro de mayor
interés: vacuna Oxford/AstraZeneca, vacuna rusa Sputnik V,
vacuna Johnson & Johnson y vacuna CanSino (Ciapponi, 2020).

36
Vacuna Oxford/AstraZeneca: El producto es designado
ChAdOx1nCoV-19. Utilizaron un vector viral inerte, un adenovirus
que infecta a chimpancés. En el adenovirus inerte, mediante
ingeniería biológica, se insertó parte del gen de la espiga
viral del coronavirus. Los investigadores publicaron estudios
preliminares en humanos en 2020, estos comprendieron estudios
randomizados donde resultados de la vacuna se compararon a
un grupo control que recibió vacuna contra el meningococo.
Estudiaron el producto en 1,077 adultos a quienes les inyectaron
una sola dosis, a 10 voluntarios se les inyectaron dos dosis, 28
días aparte. Se observó que el título del anticuerpo fue mayor
cuando se usaron dos dosis. Los anticuerpos neutralizantes se
hicieron presentes en un 100% de sueros estudiados. Efectos
secundarios se observaron de 27% a 70% de inmunizados y esto
fue estadísticamente mayor que el grupo placebo.

Hubo una pausa temporal en el estudio por un efecto secundario


neurológico importante en un voluntario en el Reino Unido,
el comité evaluador levantó la pausa y el estudio continuó.
Hubo una comunicación de prensa donde los investigadores
anunciaron una efectividad del 70% en algunos grupos hasta
el 90%. Sin embargo, ha habido algunas irregularidades en la
administración del producto y se espera esclarecimiento del
proceso o estudios adicionales (Corum, et al., 2020).

Vacuna Sputnik V: La vacuna rusa producida por el laboratorio


Gamaleya utiliza los vectores adenovirus recombinado 5 (rAd5)
y adenovirus recombinado 26 (rAd26). Ambos vectores tienen
insertado el código genético de la espiga del SARS-CoV-2 (rAd5-S
y rAd26-S). Los investigadores han publicado los resultados de
dos estudios de fases 1 y 2, donde la vacuna fue inyectada en
38 voluntarios en cada estudio, un grupo recibió rAd5-S o una
dosis de rAd26-S y el otro grupo ambos rAd5-S y rAd26-S. El

37
primer estudio utilizó vacuna que fue previamente congelada y
el segundo grupo vacuna previamente liofilizada y reconstituida
(Hadaya & Benharash, 2020).

Vacuna Johnson & Johnson: La compañía farmacéutica Janssen,


perteneciente a Johnson & Johnson, realizó un ensayo clínico
a doble ciego con un grupo placebo en 60,000 voluntarios. El
producto es un vector adenovirus 26, que no puede replicar,
y donde se ha insertado el código genético de toda la espiga
viral (Ad26.COV2S). En un modelo animal (Rhesus macaco) una
inyección intramuscular de la vacuna fue suficiente para inducir
una excelente respuesta de anticuerpo neutralizante, aún más
protegió a los animales cuando fueron expuestos a infección con
SARS-CoV-2.

Vacuna CanSino (Higazi, 2020): El laboratorio CanSino Biologics,


de China, formuló una vacuna utilizando un vector adenovirus
recombinado 5, el vector expresa el código genético completo
de la espiga del virus. Esta vacuna fue estudiada en 108
voluntarios, quienes recibieron una de tres dosis: 5 x 10o 1 x (11)
(11) 10o 1.5 x 10 partículas virales. Los anticuerpos neutralizan la
vacuna inactivada - Sinopharm. Esta vacuna ha sido preparada
por Sinopharm en China. La vacuna es producida con métodos
tradicionales, el virus es cultivado en células Vero que son
certificadas para la elaboración de vacuna. Una vez conseguidos
los productos virales se inactivan con beta propriolactona. Tres
dosis fueron estudiadas en 96 adultos. Luego en fase 2 la dosis de
5 microgramos fue administrada a 224 adultos quienes fueron
randomizados a recibir vacuna o placebo. Se utilizó dos esquemas
de inmunización días 0 y 14 días, 0 y 21. Anticuerpo neutralizante
a los 14 días después de la última inyección de vacuna. La fase 3
se llevó a cabo en 21,000 voluntarios en varios países, incluyendo
el Perú (Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, 2020).

38
3.1. Vacunas basadas en epítopos

Una de las estrategias para el desarrollo de vacunas contra


Covid-19 es el uso de la glicoproteína S trimérica del SARS-CoV-2
como inmunógeno. De hecho, gran parte de las vacunas que
se utilizan en ensayos clínicos se basan en el uso de la proteína
S completa. La glicoproteína S promueve la entrada del virus
a la célula blanco por la unión al receptor de angiotensina II
(ECA2) y determina el tropismo del huésped. Se han identificado
anticuerpos monoclonales neutralizantes de pacientes con
Covid-19 dirigidos, principalmente, contra esta proteína, que
impiden la unión del virus con su receptor en la célula blanco.
La identificación de las secuencias específicas de la proteína a
las que se dirigen estos anticuerpos ha sido un área de interés
para el desarrollo de vacunas contra SARS-CoV-2. Se han logrado
identificar varios determinantes antigénicos (epítopos) de la
glucoproteína S del SARS-CoV-2 mediante el uso de herramientas
como la microscopía electrónica e inmuno informática. Con
base en enfoques in silico se diseñó una vacuna de múltiples
epítopos contra SARS-CoV-2 compuesta de 425 aminoácidos
que, potencialmente, desencadena una respuesta celular T CD4+
y CD8+ (Laborda, 2020).

3.2. Vacunas de ácidos nucleicos para Covid-19

Las de tipo ADN son plásmidos que contienen secuencias que


codifican antígenos virales. Al administrar estas vacunas las
proteínas virales se producen a expensas de la síntesis realizada
por células del huésped. Las vacunas de tipo ARNm funcionan de
modo similar, pero inician un paso antes de la síntesis proteica,
simulando el proceso infeccioso de producción y procesamiento
de proteínas virales, conllevando a activación de linfocitos T
CD4+, CD8+ y producción de anticuerpos (La Nación, 2020).
39
Varias compañías están desarrollando vacunas contra SARS-
CoV-2 basadas en ácidos nucleicos (ARNm y ADN). El material
genético se modifica para hacer copias de la proteína deseada,
en este caso de la proteína S. Actualmente se encuentran en
ensayos clínicos vacunas basadas en esta plataforma. La vacuna
de plásmido de ADN, que requiere electroporación para facilitar
la entrada a las células, y dos vacunas de ARNm encapsulado
en nanopartículas lipídicas para proteger el material genético
(Lavieri, 2020).

Las vacunas ARNm contienen material del virus que causa la


Covid-19, el cual instruye a nuestras células a crear una proteína
inocua que es exclusiva del virus. Una vez que nuestras células
copian la proteína destruyen el material genético de la vacuna.
Nuestro organismo reconoce que esa proteína no debería estar
presente y crea linfocitos T y linfocitos B que recordarán cómo
combatir el virus que causa la Covid-19 si nos infectamos en el
futuro (Mehra, et al., 2020).

En resumen, las vacunas basadas en esta plataforma se pueden


producir rápidamente con la secuencia conocida de SARS-CoV2,
lo que permite una incorporación rápida de estas vacunas para
uso clínico. Vacunas con ARN y ADN: un enfoque pionero que
utiliza ARN o ADN genéticamente modificado para generar una
proteína que por sí sola desencadena una respuesta inmunitaria
(Nature Briefing, 2020).

Las vacunas basadas en genes transportan las instrucciones


genéticas para que las células del huésped fabriquen el antígeno
deseado, lo que hace que el proceso se parezca mucho a una
infección natural. No se suministra la proteína inmunizante, sino
el material genético que instruye sobre cómo fabricarla. Este
abordaje no es completamente nuevo, ya que las vacunas de

40
virus atenuados incorporan sus instrucciones genéticas para
ofrecérselas al huésped. En estas nuevas vacunas basadas en
genes o en vectores los científicos sintetizan e insertan esas
instrucciones del patógeno para inducir respuestas inmunes. El
director del National Institute for Allergy and Infectious Diseases,
de los Estados Unidos de América, ha declarado que con estas
plataformas la vacunología ha cambiado radicalmente en los
últimos diez años.

Los vectores son virus no dañinos y, en general, no replicantes,


que mediante técnicas de ingeniería genética transportan la
información deseada. En los diseños de vacunas de ADN o de
ARN se entrega el ácido nucleico desnudo, o más recientemente,
encapsulado en un transportador lipídico. Con estas plataformas
tan versátiles el uso de los mismos métodos de producción y
de purificación pueden utilizarse para elaborar vacunas frente
a enfermedades distintas, incluso entre las plataformas de las
vacunas génicas algunas tienen ventajas adicionales (Ricchione,
2020).

Al contrario de las vacunas de vectores, las de ADN y las de


ARN eliminan el riesgo de la inmunidad preexistente que
puede limitar su efectividad. Esta inmunidad previa puede ser
más frecuente en unas áreas geográficas respecto de otras, lo
que implica que puede variar la efectividad de las vacunas de
vectores -la prevalencia de anticuerpos neutralizantes frente al
vector Ad5 puede oscilar entre el 69% en los Estados Unidos de
América y el 80% en África-. Una ventaja de las de ARN sobre
las de ADN radica en que en estas últimas el material genético
debe entrar previamente en el núcleo de las células del huésped,
donde se transcribe a ARN mensajero para pasar al citoplasma
donde en los ribosomas se produce la proteína. Además, la
información genética solo puede penetrar en el núcleo cuando

41
se divide la célula, lo que hace al proceso muy ineficiente. Una
manera de resolver esta contingencia consiste en administrar
la vacuna utilizando impulsos eléctricos para aumentar la
captación del ADN. Las de ARN obvian este paso y el 95% de las
células que se enfrentan al ARN lo captan y elaboran proteínas,
lo que constituye un proceso muy eficiente (Sociedad Argentina
de Virología, 2020).

3.3. Vacuna con ARN mensajero

Son vacunas que utilizan uno o más genes propios del


coronavirus para provocar una respuesta inmune. En este caso lo
que se inocula en la persona es una porción de material genético
del virus para que desarrolle en el organismo la proteína del
virus “Spike”. Esa proteína es la parte del virus que le permite
anclarse a las células humanas para luego penetrarlas, replicarse
(multiplicarse) y generar daño a gran escala. La vacuna que
desarrolla Pfizer BioNTech y la del laboratorio norteamericano
Moderna son de este tipo. La ventaja principal es que es
fácilmente escalable, porque ese material genético es muy fácil
de sintetizar en masa (Spinner, 2020).

3.4. Vacunas de virus

Utilizan directamente SARS-CoV-2 en forma debilitada (atenuada)


o inactivada. Se han desarrollado algunos mutantes atenuados
eliminando el gen para la proteína E del virus, anulando su
virulencia y generando anticuerpos neutralizantes en animales
inmunizados, sugiriendo que podría ser el primer paso en el
desarrollo de una vacuna atenuada del virus.

42
Al menos siete equipos están desarrollando este tipo de vacuna
(Beijing), quienes prueban en humanos una versión inactivada
del virus SARS-CoV-2. Solo un candidato a vacuna utilizando
un virus atenuado vivo tradicional se encuentra en desarrollo
por Codagenix junto con el Instituto del Suero de la India. En
conclusión, las vacunas con virus inactivados o atenuados:
utilizan un virus previamente inactivado o atenuado, de modo
que no provoca la enfermedad, pero aun así genera una respuesta
inmunitaria (OPS, 2020).

3.5. Vacuna a virus inactivados

Son vacunas que utilizan virus debilitados o inactivados para


provocar una respuesta inmune. Se obtienen fracciones del virus
mediante la inactivación del germen por medios físicos como
el calor o químicos. Esas fracciones despiertan una respuesta
inmunitaria del organismo capaz de responder contra el virus
en caso de entrar en contacto con el individuo. La respuesta
inmunitaria es menos intensa y duradera que en el caso de las
vacunas a vivas como las de sarampión, paperas o rubeola, y es
de tipo humoral, es decir, de producción de anticuerpos (Hospital
de Niños Ricardo Gutiérrez, 2020). Vacunas de este tipo son las de
polio inactivada, hepatitis A, rabia y la de influenza.

El Instituto de Productos Biológicos de Wuhan desarrolló una


vacuna de virus inactivado. Sinopharm realizó ensayos de Fase
III en Emiratos Árabes Unidos, una vacuna que se aplicará en
dos dosis y será producida en base al virus inactivado. La misma
técnica utiliza otro emprendimiento chino del consorcio Sinovac.
En colaboración con el Consejo Indio de Investigación Médica y
el Instituto Nacional de Virología la empresa india Bharat Biotech
diseñó una vacuna llamada Covaxin basada en una forma
inactivada del coronavirus (Yeming Wang et al., 2020).

43
3.6. Vacunas de vectores virales

Consisten en virus modificados genéticamente expresando


antígenos de otros microorganismos. Se encuentran en
desarrollo 15 vacunas de este tipo para la expresión del antígeno
S, dentro de estas se halla la propuesta por la Universidad de
Oxford, denominada vacuna vectorial ChAdOx1 nCoV-19, que
emplea adenovirus de chimpancé. Así mismo, CanSino Biologics
(China) está desarrollando Ad5-nCoV empleando adenovirus y
se encuentra a nivel de ensayos clínicos (Peele, 2020).

Otra plataforma para la elaboración de vacunas contra Covid-19


es mediante el uso de vectores recombinantes vivos, que son
capaces de administrar antígenos del agente infeccioso contra
el cual se desea montar una respuesta inmunitaria protectora.
Los vectores virales recombinantes, o modificados, se han
utilizado con frecuencia como vehículos para introducir el
material genético del antígeno de interés al receptor para su
inmunización. Los vectores virales pueden ser virus replicantes
o no replicantes; los virus no replicantes se han utilizado, sobre
todo, en ensayos clínicos porque se consideran más seguros,
aunque los virus replicantes inducen una respuesta inmunitario
celular más robusta (Yzuel Toro, M. et al., 2020).

Existen numerosos vectores virales en investigación para el


desarrollo de vacunas: adenovirus, retrovirus-lentivirus, alfavirus,
herpes virus, entre otros. La elección del vehículo viral adecuado
depende de su capacidad para recibir fragmentos de genes
extraños, junto con secuencias reguladoras de manera estable,
de su capacidad de replicación dentro del huésped, sin que
persista o integre al genoma del huésped, y lo más importante,
que no induzca enfermedad (OMS, 2020).

44
En la actualidad, una vacuna, posiblemente útil, que utiliza
un adenovirus tipo 5 como vector se encuentra en fase
de investigación. La Universidad de Oxford desarrolló una
vacuna contra Covid-19 que utiliza el vector Ad de chimpancé
recombinante (ChAdOx1): se encuentra en fase de investigación.
Para el desarrollo de vacunas contra Covid-19 también se están
utilizando otros vectores virales, como el adenovirus 26 de
replicación defectuosa (rAd26). Esta plataforma tiene el potencial
para que pueda fabricarse a gran escala.

Las vacunas de vectores contienen una versión debilitada del


virus vivo, un virus diferente del que causa el Covid-19, con
material genético del virus que causa la enfermedad incorporado
(vector viral). Una vez que el vector viral está en nuestras células
el material genético les da instrucciones a las células para que
produzcan una proteína que es exclusiva del virus que causa
el Covid-19. Con estas instrucciones nuestras células hacen
copias de la proteína. Esto despierta en nuestro organismo
una respuesta y empieza a crear linfocitos T y linfocitos B que
recordarán cómo combatir el virus si nos llegamos a infectar en
el futuro. En conclusión, las vacunas con vectores virales: utilizan
un virus genéticamente modificado que no puede provocar la
enfermedad, pero sí puede producir proteínas de coronavirus
para generar una respuesta inmunitaria segura (Oxford University,
2020).

Para las vacunas de vectores virales contra el Covid-19, el vector


(no el virus que causa el Covid-19, sino otro virus menos nocivo)
ingresa a una célula dentro de nuestro organismo y usa la
maquinaria celular para producir una porción inocua del virus
que causa la enfermedad. Esta porción se conoce como proteína
Spike y solo está presente en la superficie del virus que causa el
Coviud-19 (Jackson, Anderson, Rouphael, et al., 2020).

45
La célula despliega la proteína Spike sobre su superficie y nuestro
sistema inmunitario reconoce que no pertenece al sistema. Esto
desencadena una respuesta de nuestro sistema inmunitario,
que comienza a producir anticuerpos y activar otras células
inmunitarias para combatir lo que considera una infección. Al
final del proceso nuestros organismos habrán aprendido cómo
protegernos de una infección futura por el virus que causa el
Covid-19. El beneficio es que recibimos la protección de una
vacuna sin tener que arriesgarnos a sufrir las consecuencias
graves de contraer el Covid-19. Cualquier molestia temporal que
pueda sufrir después de aplicarse la vacuna es una parte natural
del proceso y una indicación de que la vacuna está actuando
(Lambert, Ambrosino, Andersen, et al., 2020).

Vacuna con virus vectores: Son vacunas que utilizan un virus


para introducir genes de coronavirus en las células. Las células
producen proteínas virales que provocan una respuesta
inmunitaria, pero el virus no puede replicarse. Utilizan virus
que producen afecciones menores en otros animales como
el chimpancé. A ese virus, que no provoca enfermedad en los
humanos (virus no replicante), se lo modifica para que, como
un caballo de Troya, transporte la proteína “Spike”. En contacto
con el sistema de defensas del individuo el organismo desarrolla
anticuerpos para neutralizar al virus. La vacuna desarrollada por
la Universidad de Oxford en asociación con AstraZeneca es de
este grupo (Mulligan, Lyke, Kitchin, et al., 2020).

Otra vacuna que sigue este principio es la Sputnik V, presentada


por Rusia y desarrollada por el Instituto de Investigación
Gamaleya, y tiene la particularidad de que utiliza dos vectores
virales (Ad 26 y Ad5) en dos dosis sucesivas (Burki, 2020). Otros
ejemplos son la impulsada por CanSino Biologics, de China
(Ad5), actualmente en Fase III y que en Argentina se asociaría

46
con el Laboratorio Cassará para envasar y distribuir, así como
la de Johnson & Johnson, mediante su laboratorio Janssen en
Bélgica, que utiliza como vector el Ad26 (Falegatti, EwerK, Aley,
et al., 2020).

3.7. Vacunas con proteínas

Este tipo de vacunas están basadas en subunidades proteicas,


péptidos sintéticos o proteínas recombinantes, ya sea de forma
completa o subunidades del antígeno deseado, haciéndolas así
más seguras por incluir los antígenos puros. Una desventaja es
que inducen respuesta inmune por anticuerpos sin participación
de linfocitos T CD8+, fundamentales en inmunidad viral y
requieren en su composición un adyuvante para obtener
respuesta inmune adecuada.

La Universidad de Queensland (Australia) desarrolló un


candidato con estudios preclínicos en desarrollo, basada en que
las subunidades libres del trímero de la proteína S son inestables,
para lo cual ideó la técnica de abrazadera molecular que estabiliza
los trímeros, esperando que los anticuerpos producidos sean
específicos para esta forma bloqueando la unión virus-célula
blanco. Clover Biopharmaceuti Cals (China) está desarrollando
una posible vacuna basada en el mismo principio. De esta manera
las vacunas basadas en proteínas: utilizan fragmentos inocuos de
proteínas o estructuras proteínicas que imitan el virus causante
de la Covid-19 con el fin de generar una respuesta inmunitaria
(Shen, C.; Wang, Z.; Zhao, F.; Yang, Y.; Li, J.; Yuan, J. et al., 2020).

3.8. Vacunas de proteínas recombinantes

La proteína S puede expresarse a través de tecnología tradicional


de proteínas recombinantes, como la que se utiliza para la

47
producción de vacunas de la hepatitis B o las del virus del
papiloma humano. Esto implica insertar la secuencia de ADN
que codifica a la proteína en células bacterianas, levaduras o
de mamífero, que tienen la capacidad de producir la proteína
deseada, que finalmente es purificada para ser probada como
vacuna. Además, estas vacunas requieren un coadyuvante
para inducir una respuesta inmunitaria predominantemente
de tipo Th1. Las vacunas de subunidades proteicas incluyen
porciones inocuas (proteínas) del virus que causa el Covid-19,
en lugar del germen completo. Una vez vacunados nuestro
sistema inmunitario reconoce que las proteínas son ajenas a
nuestro organismo y comienza a crear linfocitos T y anticuerpos.
Si nos llegamos a infectar en el futuro las células de memoria
reconocerán al virus y lo combatirán (The Lancet, 2020).

3.9. Vacunas inactivadas

La inactivación del virus para generar una respuesta inmunitaria,


sin producir enfermedad, es otra estrategia bien conocida para el
desarrollo de vacunas. Al momento se encuentran tres vacunas
inactivadas en fase clínica de investigación en China. El esfuerzo
global para el desarrollo de vacunas, en respuesta a la pandemia
de Covid-19, no tiene precedentes en términos de escala y
velocidad.

Es necesaria una estrecha coordinación internacional y


cooperación entre los desarrolladores de vacunas para asegurar
que las vacunas elegidas, luego de asegurar su inmunogenicidad,
efectividad y seguridad, se fabriquen en cantidades suficientes
y sean suministradas de manera equitativa a todas las áreas
afectadas (The Lancet, 2020).

48
La crisis sanitaria generada por el SARS-CoV-2 y el impacto que
está teniendo en la economía mundial ejercen presión sobre las
naciones afectadas, así que ha movilizado a los diferentes grupos
de investigación y a la industria farmacéutica para acelerar los
esfuerzos y encontrar una cura para la Covid-19. Aunque algunos
avances se han obtenido en un corto periodo en la identificación
de agentes terapéuticos que ayudan a combatir la infección.

La colaboración entre el sector público, las universidades y el


sector privado se ha convertido en una actividad esencial en
la carrera. Un avance acelerado se ha logrado gracias a que
los investigadores están basando el diseño de las vacunas
experimentales contra el Covid-19 en conocimientos obtenidos
al desarrollarlas contra otros coronavirus. Dicho aprendizaje
ha permitido la identificación rápida de epítopos específicos
para el blanco, los cuales permitirían producir anticuerpos
neutralizadores (Tilocca, B.; Soggiu, A.; Musella, V.; Britti, D.;
Sanguinetti, M.; Urbani, A. et al., 2020).

Además, las plataformas que se están utilizando logran inducir


tanto la reacción efectiva de las células T como la de potentes
anticuerpos neutralizadores y pueden incorporar, asimismo,
productos adyuvantes que mejoran la inmunogenicidad. Las
vacunas experimentales más avanzadas en su evaluación clínica
son las producidas por Sinovac Biotech (China), la conocida
como ChAdOx1 nCoV-, de la Universidad de Oxford/AstraZeneca
(Reino Unido), la desarrollada por la compañía Moderna (Estados
Unidos de América) y la de la compañía Pfizer en colaboración
con BioNTech (Estados Unidos de América). La vacuna de Sinovac
Biotech está siendo probada en Brasil en colaboración con el
Instituto Butantan. La CoronaVac se basa en partículas inactivadas
del virus SARS-CoV-2 que no producen la enfermedad, pero sí
permiten generar una reacción inmunitaria óptima (OMS, 2020).

49
Las vacunas de Moderna y Pfizer se basan en una nueva tecnología
que permite su desarrollo y manufactura más rápidamente que
los métodos tradicionales. La tecnología utiliza ARN mensajero, o
lo que se conoce como ARN mensajero sintético (mRNA), que no
causa infección ni síntomas asociados con la Covid-19, pero que,
al inyectarse e introducirse en las células humanas, genera un
fragmento de la proteína de la espícula del coronavirus, lo que es
suficiente para que se dé la reacción inmunitaria.

La vacuna de Moderna se conoce como mRNA-1273. En un


estudio clínico dirigido por el National Institute of Allergy and
Infectious Diseases (NIAD), de Estados Unidos de América, esta
vacuna resultó en general segura y fue bien tolerada por los
participantes, que desarrollaron anticuerpos neutralizadores el
virus. La vacuna de Pfizer, conocida como BNT162b2, ha recibido
la aprobación fast track de la Federal Drug Administration de
los Estados Unidos de América (FDA), lo que permite acelerar la
producción y la investigación (The Moscow Times, 2020).

50
4. TECNOLOGÍAS
USADAS EN LA
INVESTIGACIÓN
DE VACUNAS

VACUNA
Se debe destacar que Moderna comenzó las pruebas clínicas
de su vacuna basada en ARNm solo 63 días después de la
identificación de la secuencia genética del virus. Quizá la
característica más sorprendente del abanico de vacunas en
desarrollo para Covid-19 es la amplia gama de plataformas
tecnológicas que se están evaluando, como son las vacunas de
ácidos nucleicos (ADN y ARN) y las de vectores virales (replicantes
y no replicantes) (Logunov, Dolzhikova, Zubkova et al., 2020).

En concreto, ninguno de los proyectos que ya están en fase


clínica lo hace en plataformas autorizadas para la fabricación de
vacunas preventivas. No obstante, la mitad de los candidatos en
fase preclínica utilizan tecnologías convencionales (proteínas
recombinantes, virus vivos atenuados, virus inactivados y
partículas similares a virus [VLP]), destacando en primer lugar
los que utilizan subunidades de proteínas recombinantes, en
concreto la proteína S recombinante purificada (obtenida por
ingeniería genética), bien como proteína completa, como un
fragmento o como proteína de fusión (Walls, 2020).

4.1. Fases de desarrollo de una vacuna

El desarrollo de una vacuna, como el de una molécula nueva con


fines terapéuticos, debe cumplir con algunos pasos antes de ser
ofrecida masivamente.

Fase preclínica: Busca resultados experimentales sobre la eficacia


y tolerancia en animales para luego investigar en seres humanos.
Los estudios preclínicos usan sistemas de cultivos de tejidos o
cultivos de células y pruebas en animales, que pueden ser ratones
o monos, para evaluar la seguridad de la vacuna candidata y su
capacidad para desencadenar una respuesta inmunológica, es

52
decir, la capacidad del organismo de defenderse con medios
propios (anticuerpos) a esa infección (Wu, Z. y McGoogan, J.,
2020).

Fase I: Prueba la vacuna en un pequeño número de seres


humanos, en general 50 a 100 adultos sanos, con el objetivo
de evaluar inicialmente su seguridad y sus efectos biológicos,
incluida la inmunogenicidad. Esta fase puede incluir estudios
de dosis y vías de administración. La vacuna se administra a
un pequeño número de voluntarios con el fin de evaluar su
seguridad, confirmar que genera una respuesta inmunitaria
y determinar la dosis correcta. En esta fase, por lo general, las
vacunas se prueban en voluntarios adultos jóvenes y sanos
(OMS, 2020).

Fase II: Prueba una vacuna que fue considerada segura en la Fase I
y que necesita un grupo más grande de humanos, generalmente
entre 200 a 1,000 para monitorear seguridad y también los
ensayos que determinarán la eficacia de la vacuna. Las metas
de las pruebas de fase II son estudiar la vacuna candidata en
cuanto a su seguridad, capacidad inmunógena, dosis propuestas
y método de administración. La vacuna se administra a varios
cientos de voluntarios con el fin de evaluar más a fondo su
seguridad y su capacidad para generar una respuesta inmunitaria.
Los participantes en estos ensayos reúnen las mismas
características que las personas a las que se prevé administrar
la vacuna. En esta fase se suelen realizar múltiples ensayos para
evaluar diversos grupos etarios y diferentes formulaciones de la
vacuna. Generalmente en esta fase se incluye un grupo al que no
se le administra la vacuna, con miras a realizar comparaciones y
determinar si los cambios en el grupo vacunado son atribuibles
a la vacuna o se han producido por azar (Zhu, F., 2020).

53
Fase III: Tiene como objetivo evaluar de forma más completa la
seguridad y la eficacia en la prevención de las enfermedades e
involucran una mayor cantidad de voluntarios (más de 1,000)
que participan en un estudio multicéntrico (en distintos lugares)
adecuadamente controlado. Las pruebas de fase III son aleatorias
y a doble ciego, esto quiere decir que ni el que aplica la vacuna
ni quien la recibe sabe si se utilizó la vacuna en estudio o un
placebo que puede ser una solución salina, una vacuna para otra
enfermedad o alguna otra sustancia.

La vacuna se administra a miles de voluntarios -y se realizan


comparaciones con un grupo similar de persona que no fueron
vacunadas, pero que recibieron un producto comparador-, a
fin de determinar si la vacuna es eficaz contra la enfermedad
y estudiar su seguridad en un grupo de personas mucho más
numeroso. Por lo general, los ensayos de fase 3 se realizan en
muchos países y en numerosos lugares de cada país con el fin
de asegurar que las conclusiones respecto de la eficacia de
la vacuna sean válidas en relación con muchas poblaciones
diferentes (OMS, 2020).

Fase IV: Son los estudios que ocurren después de la aprobación


de una vacuna. Una vez disponibles los resultados de todos
esos ensayos clínicos es necesario realizar una serie de pasos
que incluyen exámenes de la eficacia y la seguridad destinados
a obtener las aprobaciones reglamentarias y normativas
de salud pública. Las autoridades de cada país examinarán
minuciosamente los datos del estudio y decidirán si autorizan
la vacuna para su uso. Antes de introducir una vacuna en un
programa de inmunización es preciso demostrar su seguridad
y eficacia en una población amplia. Las exigencias relativas a la
seguridad y la eficacia de las vacunas son extremadamente altas,
habida cuenta de que las vacunas se administran a personas

54
sanas y sin enfermedad (Zou, Chen, Zou, Hap, Hao, Han, 2020).
Tras la introducción de la vacuna se realiza un seguimiento
constante. Existen sistemas de seguimiento de la seguridad y
la eficacia de todas las vacunas. Esto permite a los científicos
conocer los efectos y la seguridad de esta. Esos datos se usan
para modificar las políticas concernientes al uso de la vacuna con
el fin de optimizar sus efectos y permiten el estricto seguimiento
mientras se la utilice (OMS, 2020).

Estos estudios tienen como objetivo evaluar cómo funciona la


vacuna. En general son los estudios de efectividad y también
siguen monitoreando los eventos adversos. En este caso es de
suma importancia porque evalúa la vacuna en grupos de riesgo,
por ejemplo, personas con otras enfermedades que son los
primeros en los que se busca protección específica (OPS, 2020)
(GSK - GlaxoSmithKline, 2020).

4.2. Farmacovigilancia de las vacunas contra el


Covid-19

El seguimiento y la vigilancia epidemiológica en la seguridad


de la introducción de nuevas vacunas y considerando que se
contará con más de un biológico es indispensable para facilitar
la detección, investigación y análisis de Eventos Supuestamente
Atribuidos a la Vacunación o Inmunización (ESAVI). Es
necesario establecer que ante la situación actual las vacunas
utilizadas en estas primeras etapas de la inmunización contra
Covid-19 son productos nuevos que tendrán una aprobación
de uso de emergencia. En este escenario es fundamental la
farmacovigilancia de los posibles eventos adversos.

55
El Sistema de Vigilancia de los ESAVI garantiza la identificación
temprana, monitoreo de todos los eventos adversos que
pudieran estar relacionados con la aplicación de la vacuna,
sus componentes o con el proceso de administración para la
generación de una respuesta rápida y apropiada que permita
minimizar el impacto negativo en la salud de los individuos y en
el programa de vacunación. Los ESAVI pueden ser identificados
por la persona usuaria, sus familiares, o por el personal de salud.
Se debe sospechar de cualquier condición que afecte la salud
de una persona a la que le fue administrado un biológico en los
primeros 30 días posteriores (Zhou, G. y Zhao, Q., 2020)

4.3. Cómo actúan las vacunas de ARNm


contra el Covid-19

Las vacunas de ARNm son un nuevo tipo de vacunas que protegen


contra enfermedades infecciosas. Para despertar la respuesta
inmunitaria el sistema de muchas vacunas consiste en inyectar
el germen atenuado o inactivado en nuestros organismos. No
es el caso de las vacunas de ARNm. En lugar de esto enseñan a
nuestras células a producir una proteína, o incluso una porción
de una proteína, que desencadena una respuesta inmunitaria
dentro de nuestro organismo. Esa respuesta inmunitaria, que
produce anticuerpos, es la que nos protege de infecciones si el
virus real ingresa a nuestros organismos.

Las vacunas de ARNm contra el Covid-19 les dan instrucciones


a nuestras células para que produzcan una porción inocua de
lo que se conoce como “proteína Spike”. La proteína Spike está
presente en la superficie del virus que causa el Covid-19 (Zhu, Li;
Guan, et al., 2020).

56
Estas vacunas se aplican en el músculo del brazo. Una vez que
las instrucciones (ARNm) se encuentran dentro de las células
inmunitarias, las células las usan para producir una porción de
la proteína. Una vez que nuestro organismo crea esa porción de
proteína la célula descompone las instrucciones para deshacerse
de estas. A partir de allí la célula muestra la porción de la proteína
creada sobre su superficie. Nuestro sistema inmunitario reconoce
que la proteína es un cuerpo extraño y comienza a generar una
respuesta inmunitaria y producir anticuerpos, como sucede
cuando se produce una infección natural contra el Covid-19.

Las vacunas de ARNm son nuevas, pero no desconocidas.


Los científicos han estado estudiando y trabajando en ellas
por décadas. El interés en estas vacunas aumentó porque se
pueden desarrollar en un laboratorio con materiales que están
disponibles fácilmente. Esto significa que el procedimiento se
puede estandarizar y ampliar para que el desarrollo de la vacuna
sea más veloz que los métodos tradicionales de producción de
vacunas.

Se han estudiado versiones de vacunas de ARNm contra la


influenza, el zika, la rabia y el citomegalovirus (CMV). Tan pronto
como estuvo disponible la información necesaria acerca del virus
que causa el Covid-19 la comunidad científica comenzó a diseñar
las instrucciones del ARNm para que las células puedan crear la
proteína Spike singular e integrarlas a la vacuna de ARNm.

Es posible que la tecnología de vacunas de ARNm nos permita


en el futuro lograr protección para diferentes enfermedades y
de esta manera reducir la cantidad de inyecciones necesarias
para protegerse contra enfermedades comunes prevenibles con
vacunas (Xia, Duan, Zhang et al., 2020).

57
4.4. Vacuna contra el Covid-19 de Pfizer-
BioNTech

Nombre: BNT162b2
Fabricante: Pfizer, Inc. y BioNTech
Tipo de vacuna: ARNm

Vacuna contra el Covid-19 de Moderna


Nombre: mRNA-1273
Fabricante: ModernaTX, Inc.
Tipo de vacuna: ARNm

Vacuna Janssen, de Johnson & Johnson, contra el Covid-19


Nombre: JNJ-78436735
Fabricante: Janssen Pharmaceuticals Companies of Johnson &
Johnson
Tipo de vacuna: Vector viral

58
5. RESPUESTA
INMUNE EN LA
INFECCIÓN POR
SARS-COV-2

VACUNA
El Covid-19 se puede dividir en tres fases: asintomática con o sin
virus detectable; sintomática no grave con presencia de virus y
sintomática respiratoria grave con alta carga viral. Los linfocitos
T (LT), linfocitos B (LB) y las asesinas naturales (NK) tienen
un papel importante en mantener el sistema inmune. En la
infección por SARS-CoV-2 los estudios demuestran que hay una
marcada linfopenia. En la sangre de un paciente se encontró una
linfopenia de LT CD4+ y CD8+, sin embargo, ambas poblaciones
presentaban un estatus hiperactivado con altas proporciones de
CD4+HLA-DR+ (3,5%) y CD8+CD38+ (39,4%).

Las poblaciones linfocitarias podrían explicar parcialmente el


grave daño al sistema inmune. En otros pacientes con infección
grave también se han observado linfopenias. Dentro de los
grupos celulares más afectados están los LT (CD4+ y CD8+), que
estuvieron por debajo de los valores normales y fue más evidente
en el caso de los LT CD4+ de pacientes graves (Wrapp, D.; Wang,
N.; Corbett, K.S.; Goldsmith, J.A.; Hsieh, C.L.; Abiona, O. et al., 2020).
El sistema inmune está desregulado durante el curso de la
enfermedad por SARS-CoV-2 y es más crítica cuando el paciente
tiene comorbilidades como hipertensión, diabetes, enfermedad
obstructiva pulmonar crónica y complicaciones cardiovasculares.

5.1. Tormenta de citocinas en Covid-19

Un incremento exacerbado de citocinas ante la presencia de


virus que atacan el sistema respiratorio se define como tormenta
de citocinas. Estudios han demostrado que elevadas cantidades
de citocinas proinflamatorias en el suero se asocian a la
inflamación y al extenso daño pulmonar provocado por el SARS-
CoV, MERS-CoV y en SARS-CoV-2. Contrariamente, existen bajos
niveles de interferones tipo I, que normalmente forman parte
de la respuesta inmune innata. Esto trae como consecuencia la

60
supresión de respuestas cooperadoras Th1, lo que favorece el
tipo Th2 (Vaccines, 2020).

El incremento de citocinas inflamatorias en pacientes con


Covid-19 ha sido demostrado no solo a nivel transcripcional,
sino también a nivel proteico en muestras de pacientes donde se
encontró un incremento en suero del factor de necrosis tumoral
alfa (TNF-α), interleuquinas (IL)-2R, IL-6, IL-8 y IL-10 en pacientes
con enfermedad grave comparados a los de curso no grave,
lo que sugiere un posible rol en el desarrollo de la respuesta
hiperinflamatoria de Covid-19 (OMS, 2020).

Es conocido que IL-17 tiene efectos proinflamatorios sobre la


inducción de IL-1β, IL-6 y TNF-α, quimiocinas y metaloproteinasas
de la matriz. Además, IL-17 junto con IL-22 induce péptidos
antimicrobianos en mucosas con los que contribuirían a la
formación de un edema potencialmente mortal enriquecido
con mucinas y fibrina visto en el SARS-CoV-2. El TNF-α y la IL-1
se producen en los pulmones de pacientes con Covid-19 y son
fuertes inductores de hialurano sintetasa en células epiteliales
CD31+, células epiteliales alveolares EpCAM+ y fibroblastos. La
hialurano sintetasa puede reducir el hialurano, lo que minimizará
la absorción de agua y la formación de una gelatina que invade el
pulmón y que contribuye al estrés respiratorio. Otro mecanismo
que se activaría por la unión del ARN viral de SARS-CoV-2 al
receptor tipo Toll (TLR-9) es la producción de IL-1β que se
produce a través de la activación del inflamasoma. Esta citocina
causa no solo la inflamación pulmonar, sino también la fiebre y
la fibrosis (Tilocca, B.; Soggiu, A.; Musella, V.; Britti, D.; Sanguinetti,
M.; Urbani, A. et al., 2020).

61
5.2. La respuesta natural del cuerpo

El cuerpo tiene diversas maneras de defenderse contra patógenos


(organismos causantes de enfermedades). La piel, las mucosas
y los cilios (órganos microscópicos filiformes que expulsan los
residuos de los pulmones) actúan como barreras físicas para
impedir que los patógenos entren en el cuerpo. Cuando un
patógeno infecta el cuerpo nuestras defensas, o sea el sistema
inmunitario, se activan, atacan y destruyen el patógeno o lo
reducen.

Un patógeno es una bacteria, un virus, un parásito o un hongo


que puede causar enfermedad. Cada patógeno consta de varias
partes, por lo general exclusivas de ese patógeno específico y de
la enfermedad que causa. La parte de un patógeno que provoca
la formación de anticuerpos se llama antígeno. Los anticuerpos
producidos en respuesta al antígeno del patógeno son una parte
importante del sistema inmunitario. Se puede considerar que los
anticuerpos son los soldados del sistema de defensa del cuerpo.
Cada anticuerpo del sistema inmunitario está entrenado para
reconocer un antígeno específico. En el cuerpo tenemos miles de
anticuerpos diferentes. Cuando el cuerpo humano está expuesto
a un antígeno por primera vez el sistema inmunitario necesita
tiempo para responder y producir anticuerpos específicos
para ese antígeno. Mientras tanto, la persona es vulnerable a la
enfermedad.

Una vez que se producen los anticuerpos específicos del antígeno


estos actúan con el resto del sistema inmunitario para destruir el
patógeno y frenar la enfermedad. Los anticuerpos que protegen
contra un patógeno dado no suelen proteger contra otro, salvo
que dos patógenos sean muy similares entre sí. Una vez que el
cuerpo ha producido anticuerpos en su respuesta primaria a
62
un antígeno también crea células de memoria generadoras de
anticuerpos, que se mantienen vivas aun después de que los
anticuerpos hayan derrotado al patógeno. Si el cuerpo se viera
expuesto más de una vez al mismo patógeno la respuesta del
anticuerpo sería mucho más rápida y eficaz que la primera vez,
dado que las células de memoria estarían listas para movilizar
anticuerpos contra ese antígeno.

Esto significa que, si una persona se ve expuesta al patógeno


peligroso en el futuro, su sistema inmunitario podrá responder
inmediatamente y protegerla contra la enfermedad. Las vacunas
contienen partes atenuadas o inactivadas de un organismo
específico (antígeno) que provoca una respuesta inmunitaria en
el cuerpo. Las vacunas más recientes contienen las instrucciones
para producir antígenos, en lugar del antígeno en sí mismo.

Independientemente de que la vacuna contenga el antígeno


o las instrucciones para que el cuerpo lo produzca esa versión
atenuada no provocará la enfermedad en la persona vacunada,
pero inducirá al sistema inmunitario a responder como lo
hubiese hecho en su primera reacción ante el patógeno real.
Algunas vacunas requieren la administración de múltiples dosis
a intervalos de semanas o meses. En ocasiones esto es necesario
para posibilitar la producción de anticuerpos de larga vida y el
desarrollo de células de memoria. De esa forma el cuerpo se
prepara para combatir el organismo específico causante de la
enfermedad y recordar el patógeno para combatirlo rápidamente
si esto fuera preciso en el futuro.

63
5.3. Mejora dependiente de anticuerpos

La ADE es un fenómeno conocido y ocurre cuando los anticuerpos


facilitan el ingreso viral a las células huésped. Es una forma
alternativa que tienen algunos virus para infectar las células. En
este caso los anticuerpos primero se unirán al virus y luego a los
receptores Fc de una IgG presentes en células inmunes con lo
cual mediarán el ingreso del virus a estas células. Por tanto, la
ADE promueve la ingesta celular de complejos virus-anticuerpo a
través del receptor FcR u otros receptores, facilitando la infección
viral, lo que a su vez promueve las respuestas inflamatorias
y la persistente replicación viral en los pulmones de algunos
pacientes. Los estudios de los epítopes de la proteína S de los
virus SARS-Cov y SARS-Cov-2 indican que existen regiones que
no son comunes y que podrían explicar la aparición de la ADE,
y que como SARS-CoV, estos anticuerpos también se generarían
en pacientes recurrentemente expuestos en un lapso corto al
SARS-CoV-2.

Luego de que ingresa el virus y antes de que aparezcan los


primeros anticuerpos neutralizantes la respuesta inflamatoria
primaria es dirigida por una activa replicación viral, desregulación
y respuestas antivirales del huésped, lo que puede incrementar
la producción de citocinas y quimiocinas, y el daño celular por
apoptosis o piroptosis. Se dice que la mayoría de los pacientes
tolerarían este tipo de respuesta con una reducción de la carga
viral o incluso eliminación completa del virus seguida por una
atenuación de la inflamación; mientras que, en la respuesta
inflamatoria secundaria, se inicia con una inmunidad adaptativa y
producción de anticuerpos neutralizantes que pueden disminuir
la carga viral.

64
5.4. El sistema inmunitario: la defensa del
organismo contra las infecciones

Para entender cómo actúan las vacunas contra el Covid-19 es


útil primero saber cómo combate las enfermedades nuestro
organismo. Cuando los gérmenes, como el virus que causa el
Covid-19, invaden nuestro organismo atacan y se multiplican.
Esta invasión, llamada infección, es lo que causa la enfermedad.
Nuestro sistema inmunitario tiene diversas herramientas para
combatir las infecciones. La sangre contiene glóbulos rojos que
transportan oxígeno a los tejidos y órganos, y glóbulos blancos o
inmunitarios que combaten las infecciones. Los diferentes tipos
de glóbulos blancos combaten las infecciones de diferentes
maneras: Los macrófagos son glóbulos blancos que absorben y
digieren los gérmenes y las células muertas o a punto de morir.
Los macrófagos dejan en el organismo los llamados antígenos,
que son partes de los gérmenes invasores. El organismo identifica
los antígenos como peligrosos y estimula los anticuerpos para
que los ataquen.

Los linfocitos B son glóbulos blancos que actúan como defensa.


Producen anticuerpos que atacan las partes del virus que dejaron
atrás los macrófagos.

Los linfocitos T son otro tipo de glóbulo blanco. Atacan a las células
del organismo que ya están infectadas. La primera vez que una
persona se infecta con el virus que causa el Covid-19 su cuerpo
puede demorar varios días o semanas en desarrollar y usar todas
las herramientas necesarias para combatir los gérmenes y vencer
la infección. Después de la infección el sistema inmunitario de
la persona recuerda lo que aprendió sobre cómo proteger al
organismo de la enfermedad.

65
El organismo conserva algunos linfocitos T, conocidos como
células de memoria, que entran en acción rápidamente si el
organismo se vuelve a encontrar con el mismo virus. Cuando
se detectan los antígenos familiares los linfocitos B producen
anticuerpos para atacarlos. Los expertos siguen estudiando para
comprender durante cuánto tiempo estas células de memoria
pueden proteger a una persona contra el virus que causa el
Covid-19.

5.5. Cómo actúan las vacunas contra el


Covid-19

Las vacunas ayudan a nuestro organismo a desarrollar inmunidad


contra el virus que causa el Covid-19 sin que para ello tengamos
que contraer la enfermedad. Los diferentes tipos de vacunas
actúan de diferentes formas para aportar protección, pero
con todos los tipos de vacunas el organismo se queda con un
suministro de linfocitos T de “memoria”, además de linfocitos B
que recordarán cómo combatir ese virus en el futuro.

Por lo general, después de la vacunación, el organismo demora


algunas semanas en producir linfocitos T y linfocitos B. Por
consiguiente, es posible que una persona se infecte con el virus
que causa el Covid-19 justo antes o justo después de vacunarse
y que se enferme porque la vacuna no tuvo suficiente tiempo
para generar protección. A veces, después de la vacunación,
el proceso de generar inmunidad puede causar síntomas, por
ejemplo, fiebre. Estos síntomas son normales y son una señal de
que el organismo está desarrollando inmunidad.

66
5.6. Perspectivas terapéuticas

Para infectar una célula el SARS-CoV-2 usa su proteína S, la cual


está densamente glicosilada. La proteína S es una proteína
trimérica de fusión clase I que existe en una conformación de
prefusión metaestable que sufre un reordenamiento estructural
sustancial para fusionar la membrana viral con la membrana de
la célula huésped. Las investigaciones se están enfocando en la
identificación de moléculas antivirales dirigidas a la proteína S y
en su potencial inmunógeno.

5.7. Inmunidad al SARS Co-V-2

Hay urgencia de entender la epidemiología del SARS-CoV-2,


sus manifestaciones clínicas, el tratamiento de la infección
y por supuesto entender aún mejor la inmunología de la
infección para poder crear vacunas que sean seguras, efectivas
y confiables. La familia de los coronavirus que infectan a los
humanos son siete, cuatro de ellos ocasionan el resfriado común,
ocurren especialmente en el invierno y tienen morbilidad y
mortalidad limitada. La inmunidad a estos virus dura de meses
a años y reinfección no es inusual. Los otros tres coronavirus son
de mayor importancia por los síntomas y mortalidad elevada
que ocasionan, ellos son SARS-CoV-1, descrito en el 2002; MERS
(Middle East Respiratory Syndrome), descrito en el 2012 y el
SARS-CoV-2, descrito en diciembre de 2019.

El virus infecta al ser humano utilizando regiones de la espiga


de su superficie viral (Spike) y se ancla al receptor Angiotensina
Convertidora 2 (ACE2), localizado en superficie de células
humanas. El RNA viral se libera dentro de la célula infectada y
mediante translación del RNA produce proteínas virales y se
multiplica permitiendo ensamblaje de los demás coronavirus. El

67
virus es reconocido por el receptor de la célula B, que produce
anticuerpos neutralizantes dirigidos a regiones de la espiga viral
y áreas de expresión del ACE2. Este es un importante mecanismo
de defensa que puede detener o modular la infección.

Otro importante mecanismo de defensa se manifiesta cuando la


célula APC (Antigen Presenting Cell) absorbe al virus y presenta
antígenos virales a las células T. Las células Th (Thelper Cells o
células auxiliares T) se activan produciendo citoquinas antivirales
y permiten la eliminación de las células infectadas con SARS-
CoV-2. Es decir, hay una doble respuesta: bloquear al virus para
que no ingrese a otras células (linfocitos B) y eliminar células ya
infectadas (linfocitos T). Ambas células B y T tienen memoria para
proveer inmunidad por algún tiempo, pero aún no sabemos
cuánto dura después de la infección con el SARS CoV-2.
ELISA (Enzyme-Linked Inmuno Sorbent Assay) es un método
colorimétrico establecido para identificar anticuerpos IgG, IgM
o IgA. Se basa en la formación de un complejo inmunológico
entre antígeno viral y anticuerpo contra el virus, y es detectado
utilizando un compuesto fluorescente, usualmente HRP (Horse
Radish Peroxidase).

Existen varias pruebas comerciales que tienen una sensibilidad


alrededor de 80% y especificidad entre 90 a 100%. Dos métodos
son los usuales, el PRNT (Reducción de Placas Virales), que es el
más complejo y utiliza SARS-CoV-2 vivo, necesitando cabinas
especiales y protección extra para los laboratoristas por la
posibilidad de contagio. Usualmente se lee como título de
neutralización. Sueros con altos niveles de anticuerpo darán los
títulos más elevados.

El otro método utiliza un virus sustituto del SARS-CoV-2, es


decir, un pseudovirus para la prueba de neutralización. Algunos

68
estudios utilizaron el PsVNA, otros utilizaron Marburg. Estos
sustitutos eliminan la posibilidad de infección sin comprometer
la integridad de la prueba.

Vacunas contra el SARS-CoV-2: Tradicionalmente las vacunas


llevan años en producirse luego de identificar al producto
candidato, se necesita trabajo preclínico en células de cultivo,
estudio en animales de laboratorio y la formulación del producto
en escala suficiente para ser aprobado por la organización
gubernamental apropiada para su uso en ensayos clínicos, en una
cantidad apropiada de voluntarios con atención a la toxicidad y a
la eficacia, las llamadas Fase 1, Fase 2 y Fase 3.

En Fase 1 se inocula la vacuna en pocos voluntarios para


descartar excesiva toxicidad. Luego en Fase 2 se inocula en
voluntarios buscando la dosis apropiada, observando los efectos
secundarios y definiendo mejor el producto. En Fase 3 se evalúa
principalmente la eficacia en miles de personas, aunque se
sigue observando por los efectos secundarios y toxicidad. Fase
3 usualmente comprende dos grupos, un grupo que recibe la
vacuna y el otro grupo recibe placebo. Si el producto es exitoso
en controlar la infección la vacuna es aprobada y obtiene
licencia comercial. Esto conlleva la producción en gran escala y
administración a poblaciones que necesitan esta protección.

En esta pandemia los pasos para la preparación de una vacuna


contra el SARS CoV-2 se han acortado y, en vez de años, en pocos
meses se han descrito varios candidatos. En 2020 se publicó la
descripción del genoma viral y en marzo de 2020 laboratorios
que tenían experiencia trabajando con otros coronavirus y con
diferentes plataformas de formulación de vacunas anunciaron
varios productos. Otra razón para la rapidez es que en varios
estudios las fases de estudio se han superpuesto, llevándose a

69
cabo casi al mismo tiempo, con gran ahorro de tiempo. A pesar
de la premura existen evaluaciones intercaladas para asegurar
que las vacunas sean aceptables en cuanto a riesgo y eficacia y
puedan recibir plena autorización o autorización de emergencia.
La primera publicación fue de una vacuna genética utilizando
el RNA mensajero (mRNA) del virus que estimuló inmunidad
en animales experimentales y ahora está siendo ensayada
en humanos. Existen en la actualidad más de 100 vacunas en
estudio, incluyendo una vacuna peruana que se expresa en
salmonela y parece ser efectiva en un modelo animal. Estudios
en humanos será el próximo paso. De importancia hay alrededor
de 50 vacunas en diferentes estadios de estudio, varias en Fase 3 y
tres de ellas con autorización provisional en sus países de origen,
China y Rusia, a pesar de no haber completado los estadios de
la Fase 3.

Como obviamente no se puede describir a todos los candidatos


a vacuna nos concentraremos en las más avanzadas. Existen
varias plataformas de preparación de la vacuna contra el SARS-
CoV-2 descritas en este texto. Se utiliza parte de la espiga del
SARS-CoV-2 para preparar vacunas con ácidos nucleicos (mRNA)
expresando antígenos virales en vectores virales viables o
inertes como el adenovirus, partículas subvirares o modelos más
tradicionales con un virus íntegro, ya sea atenuado o inactivado.
En el momento actual se entiende que una respuesta inmune
balanceada con respecto a anticuerpos protectores y respuesta
citotóxica mediada por Th1 sería ideal para proteger contra la
infección sin correr el riesgo de enfermedad incrementada
por anticuerpos generados por la vacuna (Antibody enhanced
disease). Este último es un síndrome que se ha observado con
algunas vacunas, donde la persona inmunizada al entrar en
contacto con el virus hace una reacción crítica, inesperada y de
importancia clínica. Este tipo de reacción se reportó después de

70
vacunar contra virus como sarampión, dengue y en un modelo
animal para el SARS-CoV.

Código Genético - Vacunas mRNA: Breve explicación de la


producción de vacuna utilizando el RNA mensajero. Conociendo
el genoma viral y que la espiga del virus contiene áreas
antigénicas poderosas se produce un análogo sintético de
estas áreas antigénicas. En el caso de la vacuna producida por
el laboratorio Moderna y el Instituto Nacional de Salud (NIH),
de Estados Unidos, el producto es mRNA1273 rodeado de
lípidos para darle mayor estabilidad. En la vacuna producida por
BioNtech/Pfizer el producto es el BNT162b2. Estas vacunas son
administradas mediante inyección en el deltoides. La vacuna que
contiene el mRNA viral es tomada por los ribosomas que existen
en el citoplasma celular y transmiten el mensaje de producir
las proteínas virales especificadas por el RNA mensajero. Estas
proteínas virales son leídas por el sistema inmunológico humano
(o animal) y estimulan la producción de anticuerpos contra el
SARS-CoV-2.

Vacuna NIH/ Moderna: Se estudiaron tres dosis: 25, 100 y 250


microgramos. El principal objetivo era observar la toxicidad, pero
también evaluar la producción de anticuerpos por el método
ELISA, anticuerpos neutralizantes y funciones de la célula T. El título
del anticuerpo corresponde a la dosis y se observa entre 300,000
y más de un millón de unidades. Como comparación se evaluó
suero de humanos convalecientes de la infección con SARS-Co-V2
y encontraron estos títulos entre 80,000 y 250,000 unidades. Este
resultado se interpretó como una respuesta excelente a la vacuna. En
cuanto a anticuerpos neutralizantes, Moderna publicó que en el día
43 después de la primera dosis y antes de la segunda inmunización
se detectó anticuerpo neutralizante por dos métodos, el pseudotipo
lentivirus y la reducción de placas virales del SAR- CoV-2 (CDC, 2020).

71
6. CORONAVIRUS:
MATEMÁTICA DE
LA PANDEMIA

VACUNA
Un rumor se transmite cada día al mismo número de personas
que el día anterior. Eso se cumplirá hoy, mañana, pasado mañana
y así sucesivamente, de modo que el número de nuevas personas
que cada día se enteran del secreto se mantiene constante. En
nuestro ejemplo dicho número es uno. Sin embargo, si cada día
el rumor se transmite al doble de personas que el día previo,
la cantidad de individuos que lo conocen crecerá de manera
exponencial: el primer día se enterarán dos personas; el segundo,
cuatro; el tercero, ocho, etcétera. El trigésimo día el rumor llegará
a la friolera de 230 nuevas personas.

¿De dónde surge esa enorme diferencia entre un caso y otro?


La respuesta obedece al distinto comportamiento de las
funciones lineales y exponenciales. Las primeras se caracterizan
por presentar una tasa de variación constante, en este caso,
una persona al día. Las funciones exponenciales, en cambio,
tienen una tasa de variación cuyo valor se multiplica cada vez:
dos personas oyen el rumor, luego cuatro, luego ocho, luego
dieciséis, etc. A diferencia de lo que ocurre si la función es lineal,
el crecimiento exponencial se acelera, su tasa de variación
aumenta cada vez más rápido.

Ahí radica la diferencia entre que al cabo de 30 días el rumor


lo conozcan 31 personas o 2,000 millones. No es más que una
consecuencia de que cada individuo se lo revele a dos personas
en vez de a una.

6.1. Número de reproducción (R0)

El modelo matemático elemental que acabamos de describir


capta la esencia de varios procesos que van mucho más allá de
la propagación de rumores. Como cualquier modelo sencillo
pasa por alto o simplifica varios factores que hacen que en el

74
mundo real la situación sea más compleja (como la probabilidad
de transmisión de un individuo a otro o el tamaño total de la
población). Sin embargo, constituye un magnífico punto de
partida para explorar cómo se diseminan las ideas, cómo crecen
las poblaciones y, también, cómo se propagan las enfermedades
infecciosas.

Las enfermedades infecciosas se extienden igual que un rumor:


alguien contrae el patógeno y lo transmite a otra persona. Existen
diferencias, por supuesto, pero el mismo modelo matemático
básico sirve para describir ambas situaciones. En nuestro ejemplo
inicial vimos cómo un pequeño cambio en la tasa de transmisión
del rumor provocaba un efecto gigantesco en el número de
personas que acababan enterándose pasados unos días. Con las
enfermedades infecciosas sucede lo mismo: la diferencia entre
contagiar a una persona o hacerlo a dos puede significar que nos
hallemos ante unos pocos casos aislados o ante una epidemia.
La velocidad de propagación de una enfermedad infecciosa
depende de todo un abanico de factores biológicos, ambientales
y sociales. No obstante, los epidemiólogos resumen el impacto
de todos esos condicionantes en una cantidad: el “número
básico de reproducción”, denotado R0. Este representa el valor
promedio de nuevos contagios que cabe esperar por cada
persona infectada.

En los ejemplos, los números básicos de reproducción eran R0


= 1 (cada sujeto revelaba el secreto a una y solo una persona)
y R0 = 2 (cada individuo transmitía el rumor a exactamente dos
personas). El “período infeccioso” era de un día. En el sarampión
el número R0 es de 12 a 18 personas, y el de las paperas de 4 a
7 infectados, y así. Dado que, por término medio, cada persona
contagiará a más de una el número de individuos infectados
crecerá de manera exponencial, lo que puede desencadenar

75
un impacto devastador sobre la población. Sin embargo, dado
un R0 que implique un crecimiento exponencial, ¿podemos
convertirlo en lineal? En otras palabras, ¿es posible reducir a uno
el número de reproducción de una enfermedad?

Es aquí donde intervienen las vacunas. Una persona vacunada


desarrolla resistencia frente a la enfermedad. Las tasas de éxito
varían, pero, para simplificar, supondremos que la vacunación
brinda una inmunidad completa frente al patógeno. Esto no solo
beneficia de forma directa al individuo vacunado, sino también,
de manera indirecta, a toda la población. Si un gran número
de personas se vacunan contra una enfermedad esta no se
propagará con tanta rapidez.

En la práctica la vacunación generalizada reduce el número


reproductivo de la enfermedad. Y si se vacuna una cantidad
suficiente de personas dicho número puede decrecer hasta uno,
lo que garantizará que la infección se propagará solo de forma
lineal. Podemos entonces plantearnos la siguiente pregunta:
¿Qué fracción de la población ha de vacunarse para que el
número de reproducción de una enfermedad baje hasta uno?

Pensemos con detenimiento qué nos dice realmente el número


básico de reproducción. Consideremos una epidemia de gripe
con R0 = 2. Eso significa que, por término medio, cada persona
infectada contagiará a otras dos. Un solo número, R0 = 2, combina
una gran cantidad de información: cuán fácilmente se transmite
el virus, la duración del período infeccioso y la cantidad media
de personas con las que un individuo infectado interactuará
durante un cierto intervalo de tiempo. Si diseccionamos con
detalle dicho número podremos calcular con facilidad cómo
contribuye la vacunación a frenar la enfermedad.

76
Supongamos que una persona que ha contraído una gripe
con R0 = 2 tiene contacto con otras diez mientras puede
contagiar la enfermedad. Podemos plasmar dicha situación en
un diagrama en cuyo centro situaremos a la persona con gripe
y, alrededor, a las otras diez con quien ha interactuado. Todas
ellas presentan un cierto riesgo de contagiarse. Pero el hecho
de que R0 = 2 significa que, de media, solo dos de ellas lo harán
(véase la figura 3). Así, pues, podemos concluir que cada persona
tiene una probabilidad del 20 por ciento (2/10) de contraer la
enfermedad. Ahora imaginemos que dos de esas diez personas
están vacunadas. Si suponemos que la vacuna confiere una
inmunidad completa la infección no podrá transmitirse a ellas.
Por su parte, cada uno de los ocho contactos restantes seguirá
teniendo una probabilidad individual de contagiarse del 20 por
ciento. De modo que, en promedio, de esas diez personas ahora
enfermarán solo 8 × 0.2 = 1.6.

De modo que, si dos de cada diez individuos se vacunan, una


persona infectada contagiará de media a otras 1.6. Gracias a la
vacunación el número reproductivo de la enfermedad ha bajado
de 2 a 1.6. Entonces, ¿qué hemos de hacer para reducirlo hasta 1
y evitar así el crecimiento exponencial de la enfermedad?

6.2. Frenar el crecimiento exponencial

Consideramos que nuestro enfermo inicial entra en contacto con


diez personas durante el período infeccioso y que cada individuo
no vacunado presenta un 20 por ciento de probabilidades de
contraer el patógeno. Pero ahora supongamos que, de esas diez
personas, V están vacunadas. Cabe esperar que, por término
medio, se contagie el 20 por ciento de los 10 – V individuos no
vacunados; es decir, 0.2 × (10 – V).

77
Para conseguir un crecimiento lineal y no exponencial
necesitamos que el número promedio de nuevas infecciones
sea uno. Por tanto, hemos de resolver la ecuación

0.2 × (10 – V) = 1.

Una simple manipulación algebraica nos revela que el valor


V = 5 satisface la ecuación. Veamos qué sucede cuando cinco
de las diez personas con las que interactúa el enfermo están
vacunadas. En la práctica la vacunación elimina a esos cinco
individuos del diagrama de contactos, puesto que ninguno de
ellos puede contraer la enfermedad. Por otro lado, cada uno de
los cinco sujetos restantes conserva una probabilidad del 20 por
ciento de contagiarse, por lo que, en promedio, solo uno de ellos
lo hará. De esta manera, al vacunar a la mitad de los individuos,
hemos reducido el número reproductivo de 2 a 1.

El proceso puede generalizarse para cualquier número


reproductivo básico. Si suponemos que cada individuo
infectado entra en contacto con N personas nuevas por período
infeccioso cabe esperar que, en promedio, una fracción R0/N de
estas enfermará. Pero si, de esas N personas, un número V están
vacunadas, entonces el número de nuevas infecciones vendrá
dado por la expresión

R0/N (N-V).

Y dado que nuestro objetivo es que dicho número sea igual a 1,


hemos de resolver la ecuación

R0/N (N-V) = 1.

78
Así la verdadera incógnita es V/N, puesto que esta cantidad
representa el porcentaje total de individuos vacunados de la
población. Así pues, conviene reescribir la expresión anterior
como

V/N = 1-1/R0.

En otras palabras: si la fracción de individuos vacunados entre


la población general asciende a 1-1/R0, entonces cada persona
infectada contagiará solo a otra. Por tanto, 1-1/R0 es el valor
mágico que da como resultado un crecimiento lineal, y no
exponencial, de la enfermedad.

6.3. Inmunidad de grupo

Ese porcentaje de vacunaciones consigue una especie de


inmunidad colectiva frente a la enfermedad: no impide que
todas y cada una de las personas se contagien, pero sí frena
la propagación exponencial. Esta propiedad se conoce como
“inmunidad de grupo” y el porcentaje de vacunaciones requerido
para lograrla se denomina “umbral de inmunidad colectiva”.

La vacunación no solo supone un beneficio para el individuo


vacunado, sino también para toda la población. Cuando se
alcanza el umbral de inmunidad colectiva la enfermedad se
transmite a una velocidad lo suficientemente baja para prevenir
una posible catástrofe. Otra característica clave de la inmunidad
de grupo reside en que no solo protege a las personas vacunadas,
sino también a quienes no lo están. Dado que disminuye la
probabilidad de que la enfermedad se extienda de manera
indiscriminada, todos corren un riesgo mucho menor, incluso
quienes no están inmunizados.

79
Esto reviste especial importancia para aquellas personas que
no pueden vacunarse por motivos médicos. Aunque aquí
hemos supuesto que las vacunas son eficaces al cien por ciento,
los beneficios de la inmunidad de grupo pueden lograrse
aun cuando su eficacia sea inferior. Incluso en tales casos la
vacunación generalizada reduce la cantidad media de contagios
por persona infectada, lo que rebaja el número de reproducción
efectivo de la enfermedad.

Hemos visto la descomunal diferencia entre un crecimiento


lineal y uno exponencial. En lo que atañe a la transmisión de
enfermedades esta distinción puede convertirse en una cuestión
de vida o muerte. Las matemáticas que subyacen a la vacunación
y a la inmunidad de grupo son importantes.

6.4. Mutaciones y variantes del SARS-CoV-2

Aunque los términos mutación, variante y cepa suelen utilizarse


indistintamente para describir la epidemiología del SARS-
CoV-2, las distinciones son importantes. La mutación se refiere
al cambio real en la secuencia, por ejemplo, de la glicoproteína
de la espiga. Los genomas que difieren en la secuencia suelen
denominarse variantes, es decir, una cepa que tiene un fenotipo
demostrablemente diferente (por ejemplo, una diferencia en
antigenicidad, transmisibilidad o virulencia).
Las mutaciones surgen como un subproducto natural de la
replicación viral. Los coronavirus producen menos mutaciones que
la mayoría de los virus de ARN porque codifican una enzima que
corrige algunos de los errores cometidos durante la replicación.
Hay interés en saber si las mutaciones en la glicoproteína de la
espiga median para escapar de los anticuerpos del huésped y si
podrían comprometer la eficacia de la vacuna, ya que la espiga
es el principal antígeno viral en las vacunas actuales. Si una

80
variante tiene una o más mutaciones en la espiga que aumentan
la transmisibilidad podría superar rápidamente y sustituir a otras
variantes circulantes. Dado que las vacunas actuales provocan
una respuesta inmune a toda la proteína espiga se espera que
la protección efectiva pueda seguir produciéndose a pesar de
algunos cambios en los sitios antigénicos de las variantes del
SARS-CoV-2(6).

Actualmente existen unas 4,000 variantes de coronavirus


que circulan por el mundo. Solo una minoría podría tener
importancia en modificar el virus de manera apreciable. Las
mutaciones que más preocupan a los científicos son las que
tienen una modificación en la proteína de la espiga, en particular
una conocida como E484K. Esta puede unirse rápidamente a las
células humanas e infectarlas más fácilmente, y podría también
ser resistente a las vacunas actuales.

La mutación E484K se encontró inicialmente tanto en la variante


sudafricana (B1351) como en la brasileña (P1). Pero ahora la
mutación E484K ha sido hallada también en la variante británica
(B117). Esto significa que la variante que apareció por primera
vez en Kent a finales del año pasado ha mutado una vez más
para asemejarse a las otras variantes peligrosas. No es inesperado
que se hayan desarrollado nuevas variantes: todos los virus
mutan al hacer copias de sí mismos para propagarse, prosperar
y maximizar la replicación de su genoma. La mayoría de estas
diferencias son intrascendentes. Algunas incluso pueden ser
perjudiciales para la supervivencia del virus. Pero otras pueden
hacerlo más infeccioso o amenazante. Aparte de la variante de
Brasil (también conocida como P.1) la preocupación se centra en
unas pocas.

81
La variante del Reino Unido o Kent (también conocida como
B.1.1.7) es hasta dos veces más mortal que la cepa original. Esta
cepa es la más dominante en Gran Bretaña, se ha extendido a
más de 50 países y parece estar mutando de nuevo. Y la variante
de Sudáfrica (B.1.351) ha sido encontrada por lo menos en otros
20 países, incluido el Reino Unido. Las tres han sufrido cambios
en su espiga. Un estudio reciente sugiere que la variante
brasileña puede estar resistiendo a los anticuerpos en personas
que deberían tener cierta inmunidad por haberse contagiado y
recuperado de una versión anterior del coronavirus.

La variante brasileña P.1 ya ingresó a las variantes en la proteína


S, que aumentan la cantidad de virus desprendidos por una
persona infectada o que aumentan su afinidad por el receptor
ACE2, probablemente incrementen la transmisión del virus, un
problema importante en el contexto de una pandemia. Estas
‘mutaciones de escape’ suelen surgir cuando el virus se ve
sometido a la presión selectiva de los anticuerpos que limitan,
pero no eliminan la replicación viral. En estas condiciones el virus
podría encontrar una forma de escapar a esta presión y restaurar
su capacidad de reproducirse de manera más eficiente.

Todas las empresas líderes en vacunas están rediseñando sus


componentes de la proteína S para contrarrestar las nuevas
variantes, especialmente la B.1.351. Aunque se desconoce si,
cuándo y qué variantes adicionales podrían surgir en el futuro,
el cambio de secuencia E484K puede representar una solución
común mientras el virus se adapta a las presiones de selección
de anticuerpos neutralizantes.

82
6.5. Variante Delta

Variante Delta (VOC.B.1.617.2), identificada inicialmente en India


en octubre del 2020, pasó a formar parte de las variantes de
interés el 4 de abril del 2021 y a ser considerada como variante de
preocupación a partir del 11 de mayo del 2021. Ha sido descrita
en 84 países, en la región de las Américas se ha reportado en
EE.UU. (52 estados), Canadá, México, Brasil, Argentina, Perú y
Chile. Según los datos provenientes de GISAID, al 4 de julio de
2021, se han detectado más de 111 mil muestras secuenciadas
de esta variante en todo el mundo (8).

Esta variante consta de más de 15 mutaciones, siendo las de mayor


relevancia aquellas que comprometen a la proteína Spike: T19R,
L452R, E484Q, T478K, P681R, D950N, de estas E484Q y la L452R
en el dominio de unión a receptor (RBD), motivo de su apodo
coloquial de “doble mutante” Según la evidencia disponible a
la fecha, la variante de SARS-CoV-2 Delta (B.1.617.2) es un 40-
60% más transmisible que la variante Alfa (Β.1.1.7). También
puede estar asociada con mayor riesgo de hospitalización (11).
Además, existe evidencia de que en aquellas personas que solo
han recibido esquema parcial de vacunación estarían menos
protegidos contra esta variante que contra otras, independiente
de la plataforma utilizada (mRNA o vector viral).

6.6. Variante Delta y mutación K417N

Recientemente se han identificado dos sublinajes de la variante


Delta que destacan por la mutación K417N en la proteína Spike
(“Delta plus”), las cuales han sido denominadas AY.1 (B.1.617.2.1)
e AY.2 (B.1.617.2.2), descritas por primera vez en abril y marzo
de este año, respectivamente, con una propagación por ahora
limitada, acumulando a la fecha cada una poco más de 200

83
secuenciaciones en la base de datos GISAID. Se debe mencionar
que esta mutación K417N es compartida con otros sublinajes
de la variante Beta (B.1.351), la cual ha demostrado por un lado
una menor afinidad entre el dominio de unión a receptor (RBD)
con ACE2, como también una menor afinidad con anticuerpos
neutralizantes, evadiendo así la respuesta inmune.

Cabe señalar a lo anterior que probablemente esta menor


afinidad por el RBD se compensa con las mutaciones propias
de la variante Delta en el RBD que permiten una mayor afinidad
con el receptor, optimizando así su transmisión. Sobre la base de
la ventaja de transmisión estimada en esta variante se proyecta
que el 70% de las nuevas infecciones por SARS-CoV-2 se deberán
a esta variante en Europa a principios de agosto y el 90% de las
infecciones a finales de agosto. A lo anterior, sin embargo, se
debe considerar que el riesgo para poblaciones completamente
vacunadas es bajo y muy alto para aquellas poblaciones no
vacunadas. El potencial impacto debe considerar el universo de
población completamente vacunada y el efecto de medidas de
contención de salud pública.

La variante Delta ha demostrado tener una transmisibilidad


aumentada hasta 60% comparada con la variante Alfa (B.1.1.7) y
una mayor tasa de ataque secundario en comparación con otras
variantes, con dos veces mayor probabilidad de hospitalización
comparada con la variante Alfa. Esta variante posee una mayor
capacidad de fijación a las células respiratorias, por lo que una
persona infectada tiene una mayor carga viral, con la posibilidad
de expeler una mayor cantidad de virus a una persona susceptible.
Posee un valor de CT (Cycle Threshold) menor, lo que significa
que el número de ciclos de amplificación para su detección es
menor y una mayor probabilidad de infectar con una menor
exposición.

84
Hasta el 22 de junio esta variante Delta se ha detectado en 85
países del mundo, incluidos EE.UU., Canadá, México, Brasil,
Argentina, Perú y Chile, según la OMS. En Inglaterra esta variante
corresponde al 99% de las cepas genotipificadas. Se estima
que el 70% a 90% de las nuevas infecciones por SARS-CoV 2
en la Comunidad Europea en agosto del 2021 se deben a esta
variante. Entre el 1 y el 14 de junio el ISP secuenció 314 genomas
completos de SARS COV-2 0,32% de las muestras positivas en
el país en ese período – identificándose la variante Gamma
(B.1.1.28.1; P1) como la predominante, detectada en 205 (65.3%)
casos, seguida por la variante Lambda (C.37), detectada en 78
(24.8%) casos.

El  primer caso  de infección por variante Delta (B.1.617.2)


diagnosticado en Chile fue detectado por búsqueda activa en un
viajero procedente de EE.UU. que fue confirmado por el ISP el 24
de junio del 2021 y el 28 de junio un segundo caso en un viajero
procedente de Armenia. La variante Delta pudiese relacionarse
con aumento de hospitalización, admisión en UCI y muertes,
según estudios preliminares. Destaca la presencia de síntomas
respiratorios altos como congestión nasal, especialmente en
adolescentes.

En relación con la respuesta a vacunas la información es


limitada,  existiendo evidencia disponible solo para las
vacunas Pfizer BioNTech-Comirnaty y AstraZeneca-
Vaxzevria. La eficacia y efectividad de las vacunas Pfizer-BioNTech
y AstraZeneca permanecen similares en relación a protección
para enfermedad severa por SARS CoV-2 después de dos dosis.
Luego de una sola dosis la efectividad pudiese reducirse en un
17% en comparación a la variante Alfa. Pudiese verse afectada
frente a la protección para enfermedad asintomática e infección
sin criterios de severidad.

85
Del mismo modo, parece existir una reducción de los efectos
neutralizantes de los anticuerpos, lo que se traduciría en mayor
riesgo de reinfección por la nueva variante. Hasta ahora no
hay evidencia disponible en relación con la vacuna  Sinovac-
CoronaVac respecto a protección frente a la variante Delta. Se ha
descrito un sublinaje de la variante Delta, detectada por primera
vez el 11 de junio, que presenta una mutación de la proteína
Spike, denominada K417N, descrita también en la variante Beta,
inicialmente en Sudáfrica, que la haría más transmisible.

6.7. Variante Lambda

El 15 de junio de 2021 el linaje Lambda (C.37) del SARS-CoV-2


fue considerada una variante de interés (VOI) por la Organización
Mundial de la Salud. Este linaje tiene una alta prevalencia en
algunos países de América del Sur, pero solo se describió
ocasionalmente en Brasil. Aquí describimos el primer informe
de la variante Lambda del SARS-CoV-2 en el sur de Brasil. La
secuencia presenta las ocho mutaciones del linaje que definen
C.37 (gen ORF1a: Δ3675-3677; gen Spike: Δ246-252, G75V, T76I,
L452Q, F490S, D614G y T859N), además de otras 19 mutaciones.
Teniendo en cuenta que este VOI se ha asociado con altas tasas
de transmisibilidad la posible propagación en la comunidad del
sur de Brasil es motivo de preocupación.

86
7. NEUMONÍA POR
CORONAVIRUS

VACUNA
El 31 de diciembre de 2019 la Organización Mundial de la Salud
fue alertada de algunos casos de enfermedad respiratoria de
un origen desconocido que emergían de la provincia de Hubei,
China, con una presentación clínica que parecía una neumonía
viral y manifestaciones de fiebre, tos y disnea. Los pacientes
frecuentemente tenían opacidades en el parénquima pulmonar
en las radiografías de tórax. Para enero de 2020 había 44 pacientes
con este inexplicable agente causal.

Este recién descubierto virus fue llamado temporalmente


Covid-19. Un Coronavirus de la familia Coronaviridae del orden
Nidovarales, una familia que causa enfermedades que van desde
una gripe común a un síndrome respiratorio severo, que muchas
veces resulta en admisión a la unidad de cuidados intensivos y
medicina crítica (32%) y la muerte (15%). En el primer estudio
todos los pacientes tenían anormales hallazgos del tórax en
las tomografías computadas de tórax y preliminares reportes
indicando opacidades pulmonares bilaterales.

Cada paciente infectado fue evaluado por las siguientes


características: 1. Presencia de opacidades similar al vidrio
esmerilado, 2. Presencia de consolidación, 3. Número de lóbulos
afectados con estas opacidades, 4. Grado de afectación lobar,
5. Presencia de nódulos, 6. Presencia de derrame pleural, 6.
Presencia de adenopatía, 7. Presencia de enfermedad pulmonar
tipo enfisema o fibrosis pulmonar, 8. Otras anormalidades
(cavitación, reticulación, engrosamiento septal interlobular,
calcificación y bronquiectasia).

Así cada lóbulo fue valorado con el grado de afectación como:


ninguno (0%), mínimo (1-25%), leve (26-50%), moderado (51-
75%) o severo (76-100%). Así en este proceso, excluyendo los
pacientes sin afectación pulmonar evidente: un 5% tenía afectado

88
un lóbulo, 10% tenía afectado dos lóbulos, un 14% tres lóbulos,
19% cuatro lóbulos y un 38% tenía afectado los cinco lóbulos
pulmonares. En esta nueva enfermedad del virus Coronavirus la
tomografía computada de tórax es un componente clave en el
diagnóstico y seguimiento a los pacientes contagiados.

7.1. Cuidado respiratorio en coronavirus

En diciembre del 2019 se inició un brote de neumonía de causa


desconocida en Wuhan, que se extendió rápidamente por toda
China. Se confirmó que el agente causal de esta enfermedad es
un virus que forma parte de una cepa diferente a la observada en
el síndrome de Medio Oriente y el síndrome respiratorio agudo
severo (SARS). El nuevo patógeno-coronavirus se denominó
inicialmente como el nuevo coronavirus (2019-nCoV), pero el 12
de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo
denomina coronavirus 2019 (Covid-19).

Informes epidemiológicos demostraron una alta infectividad de


persona a persona en entornos sociales, familiares y hospitalarios.
Ante este rápido aumento de nuevos casos a nivel mundial la OMS
declaró el estado de pandemia. Como principal medida terapéutica
ante la nueva enfermedad se aplicó el control sintomático. A pesar de
ello, el rápido deterioro de la condición de salud de los contagiados
demostró la pobre eficacia del tratamiento sintomático.

En general, los pacientes desarrollaron alteraciones en el sistema


respiratorio, llevándolos a neumonía severa, edema pulmonar,
síndrome de dificultad respiratoria aguda. La información
disponible acerca de las características clínicas del Covid-19
era escasa; la mayoría de la evidencia científica disponible se
basaba en la experiencia de los diversos grupos de clínicos e
investigadores que estaban haciendo frente a la pandemia.

89
7.2. Coronavirus: Genoma y relaciones

El Covid-19 forma parte de la familia de los virus conocida


como Coronaviridae, los cuales tienen un genoma de ácidos
ribonucleicos (ARN) en sentido positivo, con una cadena sencilla
que podría variar entre 26 y 32 kb de longitud. A lo largo de
la historia se han logrado identificar hospedadores aviares y
mamíferos (camellos, murciélagos, ratones, perros y gatos, entre
otros) del coronavirus. Los coronavirus pueden ser patógenos
contaminantes o infectantes en los seres humanos. Se asocian a
infecciones que generan síntomas de leves a severos.

Se realizó el análisis filogenético de los genomas del coronavirus


asociado a los coronavirus representativos, lo que mostró
subgéneros. El subgénero Sarbecovirus podría clasificarse en dos
cepas relacionadas así: una asociada al SARS-CoV de Rhinolophus
sp., de Bulgaria y Kenia, y otra asociación del 2019-nCoV, de
Wuhan, y cepas similares a SARS derivadas de murciélagos de
Zhoushan, en el este de China. El 2019-nCoV era diferente del
SARS-CoV en la filogenia del gen completo de la ARN polimerasa
dependiente de ARN. Esta evidencia indicó que 2019-nCoV es un
nuevo coronavirus del subgénero Sarbecovirus.

La descripción de una nueva estructura genómica en coronavirus


humano revela que sus propiedades de unión a diferentes
receptores son altamente transmisibles entre animales salvajes y
humanos, los primeros como hospederos naturales y que en los
últimos puede causar desde síndromes gripales hasta neumonía.

7.3. Bioseguridad y personal sanitario

Teniendo en cuenta el mecanismo de propagación del virus y


el comportamiento epidemiológico que ha venido presentando
90
se han establecido medidas de precaución para la población
general y el personal de salud que se encuentra con alto riesgo
de contagio. Con respecto a las medidas dirigidas al personal de
salud inicialmente se relaciona el uso de equipos de protección
personal (EPP), siempre que se esté en contacto con pacientes
identificados como casos probables o confirmados, para lo cual
se debe contar con el equipo adecuado para evitar la infección
por este microorganismo. En este caso los EPP deben incluir:
mascarilla quirúrgica, siempre que la distancia que exista con el
paciente sea menor de un metro, o mascarilla FFP2 o N95 cuando
se esté en contacto con un paciente sintomático respiratorio que
se encuentre en aislamiento.

Adicionalmente, se debe contar con gafas o mascarillas de


protección facial con el fin de proteger los ojos, la nariz y
la mucosa bucal de cualquier riesgo de contacto con las
secreciones respiratorias, sangre o fluidos corporales de una
persona considerada como caso sospechoso o confirmado. Así
mismo, el uso de guantes en los trabajadores sanitarios es crucial
para evitar el contacto directo con secreciones. Por tanto, es
importante contar con un suministro adecuado y disponible de
este recurso en todas las áreas de cuidado de los pacientes.

No obstante, se recalca que la higiene de manos es esencial


incluso cuando se utiliza este método de protección. Es así como
se han generado estrategias para garantizar el lavado de manos,
dentro de las que se encuentra la ubicación del suministro de
guantes en el mismo lugar donde se realiza la higiene de manos.
Por último, debe usarse una bata de manga larga impermeable
y desechable en caso de que exista riesgo de salpicaduras de
fluidos corporales en el cuerpo del trabajador de la salud.

91
En la preparación del personal de salud antes de la atención a un
sujeto con sospecha de coronavirus se establecen seis pasos de
acuerdo con el riesgo identificado. El primero de ellos es el lavado
de manos teniendo en cuenta los cinco momentos definidos por
la OMS, posteriormente se procede a poner la bata, la mascarilla
FFP2 o N95, protector ocular, y por último los guantes. Por otra
parte, en el momento de retirar los EPP se establecen cinco pasos:
primero retirar la bata y los guantes, hacer higiene de manos,
remover el protector ocular, seguido de la mascarilla y por último
realizar lavado completo de manos teniendo en cuenta las
directrices establecidas por la Organización Panamericana de la
Salud.

Para el diagnóstico de Covid-19 se utiliza el aspirado traqueal,


sin embargo, en los casos en los cuales no sea posible la toma
del examen se tiene como segunda opción las muestras del
tracto respiratorio superior como el aspirado nasofaríngeo
y el hisopado laríngeo y orofaríngeo. La toma de las muestras
se debe realizar por personal de salud entrenado y capacitado
para la recolección de secreción bronquial bajo los protocolos
institucionales, incluyendo el uso de los EPP necesarios para el
manejo de virus respiratorios.

7.4. Oxigenoterapia

La administración de oxígeno (O2) suplementario es una de


las estrategias terapéuticas más utilizadas en el mundo para
el tratamiento primario de la hipoxemia. Su administración se
cuantifica en porcentaje de la fracción de oxígeno (FiO2).

El objetivo de la terapia con O2 es mantener los niveles


de saturación arterial de O2 alrededor del 96%, en casos
excepcionales como la enfermedad pulmonar obstructiva

92
crónica se permiten saturaciones alrededor del 88%. Durante
la terapia con O2 se debe evitar de hiperoxemia debido a que
altos niveles en la presión arterial de oxígeno (PaO2) aumentan
la toxicidad relacionada con la liberación de especies reactivas
de O2, provocando lesión en el pulmón, la retina o en el sistema
nervioso central. Además, altos valores de FiO2 por un tiempo
prolongado pueden generar atelectasias por absorción.

En la actualidad se identifican dos estrategias que permiten la


administración de O2 terapéutico: sistemas de oxigenación
convencional y cánula nasal de alto flujo (CNAF). El primero
incluye una extensa lista de elementos que entregan O2 seco
y se dividen en dos grandes grupos: dispositivos de FiO2
aproximada que dependen del flujo y el volumen inspiratorio
dependiente del paciente, como la cánula nasal (FiO2 0,24-0,40),
la máscara simple (FiO2 0,35- 0,50), la máscara de reinhalación
parcial (FiO2 0,40-0,70) o la máscara sin reinhalación (FiO2 0,60-
0,80), y por otro lado están los dispositivos que administran una
FiO2 exacta con alto flujo de O2 que excede las demandas de
flujo del paciente (sistema Venturi, FiO2 0,24-0,50%), adaptable
a máscaras simples, mascarillas de traqueotomía y tubo T. La
oxigenoterapia convencional ha demostrado ser de gran utilidad
en el tratamiento de la hipoxemia, sin embargo, sus dispositivos
son limitados por la mecánica ventilatoria del individuo.

La experiencia actual de pacientes chinos infectados por


coronavirus demostró que el tratamiento inicial de los síntomas
disminuye la progresión de la enfermedad. Individuos con un
índice de oxigenación menor de 200 mmHg se transfirieron a un
centro médico para iniciar la administración de O2 de preferencia
con sistemas de oxigenación convencional sobre la ventilación
no invasiva. En esta situación es ideal mantener saturaciones de
O2 mayores del 90% en hombres y mujeres no embarazadas, y

93
entre 92- 95% en mujeres embarazadas. Pacientes con hipoxemia
leve deben recibir cánula nasal a 3 l/min, si el paciente empeora
se debe considerar aumentar la FiO2 para mantener la saturación
objetivo.

7.4.1. Cánula de alto flujo

La CNAF se ha convertido en una herramienta indispensable


para tratar pacientes con disnea, falla respiratoria hipoxémica
aguda, y para prevenir la intubación. Algunas de las ventajas
de la CNAF son: aplicación sencilla, adecuada tolerancia,
comodidad y reducción del trabajo respiratorio del paciente.
Para el manejo de la falla respiratoria hipoxémica que desarrollan
algunos pacientes con infección por coronavirus se han
utilizado diferentes estrategias de soporte, desde los dispositivos
convencionales hasta la CNAF. Esta última se recomienda cuando
los dispositivos convencionales no logran corregir la hipoxemia,
incluso la indicada sobre la ventilación mecánica no invasiva
para disminuir la tasa de intubación y prevenir la transmisión
nosocomial cruzada. Aunque no hay evidencia de que la CNAF
sea superior en los pacientes con infección por coronavirus esta
recomendación se basa en estudios realizados en pacientes
críticos.

Revisiones sistemáticas y metaanálisis han mostrado que la CNAF,


comparada con la terapia convencional, reduce la necesidad de
intubación. Aunque no afecta la mortalidad ni la estancia en UCI
reduce significativamente la falla respiratoria postextubación y las
frecuencias respiratorias e incrementa la PaO2. Además, ha mostrado
tener un efecto profiláctico en la prevención de la neumonía
asociada a la ventilación mecánica. Se recomienda el uso de este
dispositivo frente a la ventilación mecánica no invasiva en pacientes
con falla respiratoria hipoxémica secundaria a neumonía.

94
Para su uso se debe seleccionar bien el paciente, y no debe
utilizarse en aquellos con hipercapnia y acidosis moderadas
a severas, que se encuentren en estado de choque o tengan
alteraciones del estado de conciencia. Así mismo, se debe
realizar un estrecho monitoreo evaluando al paciente en la
primera hora y, si no presenta signos de mejoría en el patrón
respiratorio y la oxigenación, debe considerarse la intubación y
el soporte ventilatorio invasivo. Se recomienda el uso del CNAF
comenzando con 20 l/min y aumentando gradualmente a 50-60
l/min, ajustando la FiO2 de acuerdo con la saturación de O2.

7.4.2. Intubación traqueal

La intubación traqueal de los pacientes con coronavirus es


considerada un procedimiento de alto riesgo tanto para el
paciente como para el personal de salud. Para el primero, por el
riesgo de complicaciones asociadas a la severidad de su cuadro,
y para los segundos, por la probabilidad de adquirir la infección.
El objetivo es realizar este procedimiento de la forma más
segura, para lo cual es muy importante anticipar en lo posible los
pacientes que lo requieren, de forma que el personal alcance a
estar listo y no sea una situación de emergencia.

El siguiente paso después de determinar la realización de la


intubación es definir el equipo que la realizará y su preparación con
los elementos de protección personal. Se alistan los dispositivos y
medicamentos a utilizar, se define y comunica el plan con los roles
de cada uno, se aconseja que cada miembro del equipo lleve su
nombre escrito en un lugar visible. Es recomendable organizar un
kit de intubación que contenga todos los elementos necesarios
para la realización del procedimiento y, así mismo, elaborar una
lista de chequeo. El procedimiento debe ser realizado por la
persona con mayor experiencia y mejor habilidad.

95
Durante el proceso se recomienda realizar preoxigenación con
O2 al 100% durante 5 minutos con alguna de las modalidades
disponibles (máscara de no reinhalación, CNAF o un BVM) y realizar
una secuencia de inducción rápida. Una vez administrados los
medicamentos se debe evitar ventilar, si llegase a ser necesario
hacerlo se puede utilizar un BVM con filtro y se recomienda que
la ventilación sea efectuada por dos personas, una que haga el
sello de la máscara a la cara del paciente y otra que administre
la ventilación, la cual debe ser con poca presión y bajo volumen.

Con base en la evidencia existente en otros contextos se


recomienda el uso de videolaringoscopio debido a que puede
reducir el número de intentos y la duración del procedimiento, y
minimizar la proximidad al paciente. Sin embargo, esto requiere
la disponibilidad del dispositivo y un personal con habilidades
para su uso. Una vez realizada la intubación se procede a inflar
el neumotaponador y luego a verificar su posición con un
capnógrafo, ya que el uso del estetoscopio para la auscultación
es imposible por los elementos de protección personal. La
radiografía o la ecografía se puede utilizar para verificar que el
tubo no esté en posición bronquial.

7.4.3. Consideraciones para intubar a un paciente

Formar un equipo con el menor número de personas posible


para realizar el procedimiento, idealmente tres: 1) el que intuba;
2) un asistente; 3) quien administra medicamentos y monitoriza
al paciente. Utilizar todos los elementos de protección
recomendados (nivel 3 de protección). Organizar un paquete
de intubación con todos los elementos necesarios para este
procedimiento. Elaborar un plan y revisarlo con el equipo de
trabajo antes de ingresar a la habitación del paciente. La persona
con mayor habilidad y experiencia debe encargarse de realizar la

96
intubación. Evitar la ventilación con máscara, pero si es necesaria
debe hacerse con dos personas, filtro, buen sello de la máscara y
bajo volumen insuflado.

Realizar una secuencia de inducción rápida para reducir el tiempo


de exposición. Utilizar un video laringoscopio si está disponible y
alguien que lo sepa utilizar. Verificar la correcta posición del tubo
con capnografía, si se dispone. Inflar el neumotaponador entre
20 y 30 cmH2O antes de iniciar la ventilación.

7.4.4. Manejo en ventilación mecánica

La fisiopatología de la insuficiencia respiratoria aguda asociada al


coronavirus tiene un comportamiento similar al de la neumonía
viral grave, razón por la cual, invariablemente, un porcentaje de
los casos graves terminarán por desarrollar SDRA.

Ante una inminente presencia masiva de casos de coronavirus en


centros de salud de República Dominicana el manejo ventilatorio
adecuado de los pacientes con dificultad respiratoria surge
como un desafío. El personal de salud debe tener competencias
en su manejo, teniendo en cuenta que muchos de los pacientes
con Covid-19 terminan desarrollando SDRA. Variables como
la compliance y la presión de conducción están severamente
comprometidas en el SDRA, pero en esta nueva entidad no lo
están.

La implementación de estrategias de protección pulmonar, como


la disminución de volúmenes corrientes, presiones de meseta y
frecuencias respiratorias, han demostrado mejorar la sobrevida
de los pacientes, de igual forma que la implementación de
elevados valores de PEEP, bajos valores de presión de conducción
y la ventilación en prono.

97
7.4.5. Monitoreo de la ventilación mecánica

La presión transpulmonar sirve para fijar la PEEP, el volumen


tidal y la presión inspiratoria en el SDRA, entendiéndose como
la diferencia de presión entre los alvéolos y el esófago, medida
durante una oclusión al final de una inspiración o espiración. A
una presión alveolar determinada, la presión transpulmonar se
reduce cuando la presión esofágica aumenta, es decir, a medida
que la pared torácica es más rígida la proporción de presión de la
vía aérea que dilata los pulmones se reduce.

La evidencia demuestra que las propiedades mecánicas de


la pared torácica contribuyen de manera considerable e
impredecible al aparato respiratorio; la presión meseta es un
sustituto inadecuado de la presión pulmonar; titular PEEP
en función de la presión esofágica/transpulmonar mejora la
compliance y la oxigenación en SDRA, para mantener una presión
transpulmonar espiratoria entre 0-10 cmH2O e inspiratoria < 25
cmH2O, además puede evitar el uso de la ECMO en los pacientes
más graves.

La capnografía volumétrica no solo mide la presión exhalatoria


de dióxido de carbono, sino que mide el volumen de dióxido
de carbono espirado en un volumen corriente, un dato
primordial a la hora de calcular la eliminación de dióxido de
carbono corporal y determinar el espacio muerto. Permite guiar
la actividad metabólica en pacientes con ventilación asistida
crónica, calcular la ventilación alveolar, evalúa la relación eficacia/
ineficiencia ventilatoria mediante el análisis del espacio muerto
(VD) o ventilación ineficaz, donde la VD/VT es la relación entre la
ventilación ineficaz y el volumen corriente, sirviendo como valor
pronóstico en el SDRA.

98
Los valores de VD/VT < 0.4 son considerados normales; los valores
> 0.65 posterior a las 24 h están asociados a un aumento en la
mortalidad; permite calcular el nivel óptimo de PEEP; el espacio
muerto alveolar puede disminuir, mientras que la PEEP inducida
por sobredistensión alveolar tiende a aumentar el espacio muerto,
y también posibilita valorar de forma dinámica la ventilación y la
perfusión pulmonar, que pueden variar notablemente en cada
ciclo respiratorio y cardiaco.

99
8. PRUEBAS DE
CORONAVIRUS

VACUNA
Hacer pruebas, pruebas y más pruebas es la mejor estrategia de
lucha contra la Covid-19, aseguraba el Secretario General de la
Organización Mundial de la Salud. ¿Pero cuál de todas? ¿Qué
conviene medir? No existe una única prueba para el virus SARS-
CoV-2. Todo lo contrario: a medida que se propaga la pandemia,
en paralelo surgen nuevos métodos y enfoques analíticos de la
mano de los investigadores. De algunas se afirma que van más
allá de la mera detección del virus en la muestra. De otras, que son
más rápidas que las precedentes, en tanto que otras permitirían
analizar a muchas más personas, al menos en teoría. Y de unas
cuartas, que podrían esclarecer la incógnita que rodea el número
de personas infectadas sin diagnosticar.

8.1. La prueba de referencia: la RT-PCR

Las primeras pruebas desarrolladas para el SARS-CoV-2 detectan


la estructura genética del virus. Se basan en la técnica de la RT-
PCR, sigla que describe el método. El primer paso consiste en la
transcripción inversa (o retrotranscripción, RT), proceso en que
el ARN del virus se traduce en ADN. Este paso es imprescindible
para el segundo, la reacción en cadena de las polimeras (PCR, por
sus siglas en inglés), que solo es posible con ADN. Unos cortos
segmentos de este, llamados sondas, se unen con precisión a
tramos concretos del genoma vírico, junto con una proteína
llamada polimerasa, lo cual garantiza que solo se amplifique
(multiplique) el genoma del patógeno, de modo exponencial.
Cuando esto sucede otro componente emite una señal luminosa.
Las regiones del genoma vírico que reconocen las sondas de
ADN varían según la prueba de que se trate: la diseñada en un
hospital francés reconoce regiones del gen E que son comunes
a todos los coronavirus, así como del gen RdRp, que alberga la
enzima responsable de la multiplicación del genoma vírico. Es de
suma importancia que las regiones elegidas sean muy específicas

102
del SARS-CoV-2, de modo que el mecanismo solo se ponga en
marcha si este se halla presente, no con otros virus similares
como el causante del SARS u otros coronavirus humanos.

La RT-PCR es la más sensible de las pruebas del coronavirus.


Gracias a la amplificación exponencial es capaz de reconocer
incluso cantidades ínfimas del patógeno: bastan de cinco a
diez copias de ARN del virus para que sea positiva. El método se
basa en una técnica muy conocida y ampliamente utilizada, que
brinda el resultado en unas horas. Si se detecta el ARN del virus
en la garganta de un paciente aquejado por tos y fiebre cabe
suponer que la causa es la Covid-19.

8.2. Los inconvenientes de la RT-PCR

Por desgracia no todo son ventajas: la toma de la muestra, en


forma de frotis o exudado, debe hacerse correctamente, cosa
que no siempre sucede si es el propio paciente quien lo hace en
casa. Además, la cantidad de virus alojada en la garganta varía
enormemente en el curso de la infección: sobre todo si está
avanzada, momento en que el virus se concentra principalmente
en los pulmones, el hisopo de algodón puede no recoger ninguna
partícula vírica. A veces sucede justo lo contrario, la prueba
sigue arrojando un resultado positivo, aunque la infección haya
remitido, lo que induce a pensar que el paciente curado podría
infectar aún a otras personas.

Por último, la PCR no nos indica lo contagioso que pueda ser el


paciente. De igual modo resulta imposible saber si el material
genético del virus está indemne o si la muestra contiene virus
intactos, con capacidad de infectar. Este último problema se
suma a la cuestión de su supervivencia fuera del cuerpo, sobre
superficies inertes. Por ejemplo, el informe que alertaba de que

103
el SARS-CoV-2 aún se detectaba en el crucero Diamond Princess
al cabo de 17 días se basaba en el método de la PCR, pero la
trascendencia clínica de este resultado no está clara.
Una desventaja destacable de la PCR a la hora del diagnóstico de
la infección es que exige varias horas de trabajo en el laboratorio.
Antes de que pueda dar comienzo la amplificación es preciso
separar y purificar el ARN vírico del resto de la muestra del paciente.
Y en el curso de la prueba en sí la muestra purificada es sometida
a varios ciclos sucesivos de calentamiento y enfriamiento.

8.3. Pruebas rápidas que detectan el ARN vírico

Con el fin de acelerar el proceso ahora se dispone de varias


modalidades simplificadas de la RT-PCR, las llamadas pruebas
de cartucho. Estas consisten en la prueba rápida presentada
por Bosch, que además del SARS-CoV-2 también detecta otros
virus, como el de la gripe. La tira con la muestra se introduce
en el cartucho, que contiene todos los componentes reactivos
necesarios y es procesado automáticamente por una máquina
analizadora. Si bien este método resulta más rápido que el proceso
manual en el laboratorio, la capacidad de los analizadores suele
ser limitada.

Sea como fuere, todas las pruebas anteriores exigen disponer


de instrumental especializado de laboratorio. Por esa razón los
expertos buscan una prueba realmente rápida y sencilla cuyo
resultado esté listo en pocos minutos, ya en la consulta del
médico o en el hospital.

Según el fabricante, el sistema también se sirve del material


genético del virus. Ahora bien, el ARN no se amplifica con el
mecanismo de la RT-PCR, por lo que no es necesario calentar y
enfriar repetidamente la muestra. En lugar de ello se produce

104
una hebra doble de un segmento de ADN concreto, y si el ARN
correspondiente del virus está presente una de las dos hebras
es cortada repetidamente y sustituida por otra hebra recién
producida. Esto solo ocurre si la muestra contiene material
genético del virus. La prueba se basa en un sistema que ya está
disponible para el virus de la gripe y estreptococos patógenos.

8.4. Agrupación de muestras para una mayor


rapidez

No solo es posible aumentar la velocidad del análisis en


determinadas circunstancias, también es posible combinar
una cantidad de pruebas de PCR en una sola. Esto se consigue
agrupando un gran número de muestras individuales en una
sola muestra mezclada. Si el análisis de esta da un resultado
negativo se deduce que ninguna de las muestras individuales
que la componen contiene el virus. Así es posible hacer más
pruebas con el coste de una sola. Si en cambio da positiva, habrá
que analizar una por una las muestras individuales de la mezcla
pertenecientes a otras tantas personas.

Este método permite multiplicar la cantidad de muestras que


se analizan con una misma prueba en circunstancias normales y
aprovechar mejor las pruebas disponibles. Pero solo es eficaz si
el porcentaje de personas infectadas no es demasiado elevado.

8.5. Pruebas rápidas con anticuerpos

Las mayores esperanzas para la detección rápida y fiable del virus


SARS-CoV-2 se depositan en las pruebas a base de anticuerpos.
Los resultados se obtienen con rapidez y normalmente son muy
fiables, como sucede con la típica prueba de embarazo. Unos
anticuerpos especialmente seleccionados reconocen y se fijan

105
con una alta especificidad a proteínas situadas en la superficie
del virus. En ciertas condiciones, la especificidad de esa unión
iguala a la de las cadenas genéticas de la PCR. Una reacción que
provoca un cambio de color revela en minutos si el virus está
presente. Pruebas de este tipo, basadas en anticuerpos y con
reacción colorimétrica, están disponibles ya para el virus de la
gripe.

Ahora bien, el desarrollo de tales pruebas no es un proceso


sencillo. A diferencia de las cortas hebras de material genético
de la RT-PCR que encajan con exactitud, los anticuerpos son
moléculas complejas que no se pueden encargar tan fácilmente
a través de Internet. Además, tienen más tendencia a reconocer
antígenos de otros coronavirus afines, lo cual deriva en falsos
resultados positivos. Pese a tales inconvenientes muchos
expertos confían en este tipo de prueba rápida, que podría estar
disponible en el plazo de semanas o meses.

8.6. Detección con cultivos celulares

Ninguna de las pruebas mencionadas diferencia si uno está ante


un SARS-CoV-2 infeccioso o ante los restos de sus partículas
destruidas o de las células infectadas. Por ejemplo, a veces los
enfermos recuperados que se someten a las pruebas ordinarias
días después de haber superado la infección siguen dando
positivo. ¿Significa esto que siguen siendo contagiosos? Lo
mismo puede decirse de los virus depositados en las superficies
inertes. ¿Conservan su capacidad de infectar? Si se quiere
averiguar no hay más remedio que hacer pruebas.

A tal fin, los profesionales optan por inocular una muestra a un


cultivo de células. El virus las destruye y el microscopio hace
visibles los estragos. Además, con la PCR se cuantifica el ARN

106
del virus que flota en el líquido acumulado sobre el cultivo (el
sobrenadante). Así se identifica sin género de dudas al causante.
Otra posibilidad consiste en detectar las proteínas del virus en
la superficie de las células infectadas por medio de anticuerpos
marcados, que observados al microscopio no solo revelan las
células destruidas, sino aquellas infectadas que permanecen
vivas bajo el control del virus.

8.7. Análisis de sangre que detectan la


inmunidad adquirida

Pero no todas las pruebas detectan componentes del virus:


para ciertos fines los indicios indirectos de su presencia resultan
mucho más interesantes. De nuevo los anticuerpos desempeñan
un papel importante en todo esto, aunque solo aquellos que el
sistema inmunitario genera durante el curso de la infección y
después de ella. Los expertos persiguen detectar esas moléculas
inmunitarias en la sangre. Son varios los tipos de anticuerpos
que el sistema inmunitario produce durante la infección como
respuesta directa contra el patógeno: las inmunoglobulinas M
(IgM) y las inmunoglobulinas A (IgA).

A través de esas moléculas los expertos esperan obtener


una visión de conjunto de la propagación real del virus en la
población general. Entre otras incógnitas ayudaría a arrojar luz
sobre la pregunta, hasta ahora controvertida, relativa al número
de infecciones del SARS-CoV-2 que no se han diagnosticado.

Numerosos modelos matemáticos indican que podrían ser


muchas en contraste con las infecciones detectadas. Sin
embargo, una prueba de anticuerpos no resulta adecuada para
el diagnóstico de certeza en los pacientes graves. La reacción
inmunitaria tarda un tiempo en aparecer tras el inicio de los

107
síntomas, de modo que una prueba con resultado negativo
no descarta la infección. Otro tipo de anticuerpos que se
sigue produciendo una vez que la infección desaparece, las
inmunoglobulinas G (IgG), resulta interesante por otra razón:
revela la inmunidad permanente contra el patógeno.

Hasta ahora esos análisis de sangre también se efectúan en el


laboratorio, pues precisan una proteína de la superficie del virus
que se fabrica artificialmente con técnicas de biotecnología y que
se une a los anticuerpos deseados, al igual que otro anticuerpo
que genera una reacción con cambio de color. Eso sí, ya existen
pruebas rápidas análogas -similares a una prueba del embarazo-
que en pocos minutos muestran una reacción colorométrica si la
sangre contiene los anticuerpos en cuestión.

En concreto, esas pruebas rápidas indican quién es ya inmune al


virus y quien no lo es, una información valiosa en los hospitales y
en otras instituciones en que el contacto con personas infectadas
es inevitable. La idea de analizar sistemáticamente a toda la
población y permitir que las personas inmunizadas reanuden
la vida normal va incluso más allá. Con todo, en este momento
resulta discutible que una prueba de ese tipo disponga de la
precisión necesaria para emprender ese cribado sistemático.
Ninguna de ellas ha sido validada, es decir, no se ha verificado su
fiabilidad conforme a las normas legales.

8.8. Anticuerpos e inmunidad al Covid-19

Varios estudios han constatado que la seroprevalencia del SARS-


CoV-2 se ha mantenido por debajo del 20%, incluso en las zonas
más afectadas como España e Italia. Estados Unidos de América
ha sido uno de los países más perjudicados por el coronavirus.
Cuando se analizaron más de 130,000 muestras de los 50 estados

108
de EE.UU., más Washington, D.C. y Puerto Rico, el nivel más alto
de seroprevalencia se dio en Nueva York, que pasó de 6.9% en
marzo a un pico de aproximadamente de 25% antes de mediados
de agosto de 2020. En todos los estados, excepto en unos pocos,
la seroprevalencia se mantuvo por debajo del 10% durante todo
el periodo de estudio. Nueva York fue el único estado en el que la
seroprevalencia aumentó por encima del 20%. En varios estados
la seroprevalencia se mantuvo por debajo de 1%. Es decir, la
seroprevalencia tendió a disminuir con el tiempo.

Por lo tanto, a pesar de la pandemia que asola los Estados Unidos


de América, la mayoría de las personas no tienen evidencia de
una infección previa por Covid-19 mediante anticuerpos contra
el SARS-CoV-2. Es posible que más del 60%, y quizás hasta el
80%, de la población necesite inmunidad para que la tasa de
replicación viral descienda por debajo de 1, lo que permitiría un
modesto nivel de control de la enfermedad. Sin embargo, hasta
la fecha hay un número limitado de reinfecciones por SARS-
CoV-2(12).

Hay investigaciones recientes que sugieren que, si se ha tenido


y vencido al Covid-19, esto sería mejor que vacunarse. Sin
embargo, existe un lugar importante para las vacunas para
obtener la inmunidad de rebaño. Por ejemplo, en Manaos, Brasil,
un estudio de donantes de sangre indicó que el 76% (IC del 95%:
67-98) de la población se había infectado con el SARS-CoV-2 en
octubre de 2020.

La tasa estimada de ataque de SARS-CoV-2 en Manaos estaría


por encima del umbral teórico de inmunidad de rebaño (67%),
dado un número básico de reproducción de casos (R0) de 3. En
este contexto, el aumento abrupto en el número de ingresos
hospitalarios por Covid-19 en Manaos durante enero de 2021

109
(3,431 entre 1 y 19 de enero de 2021 frente a 552 entre 1 y 19 de
diciembre de 2020) es inesperado y preocupante.

Hay al menos cuatro posibles explicaciones, no excluyentes, para


el resurgimiento del Covid-19 en Manaos. En primer lugar, la
tasa de ataques de SARS-CoV-2 podría haberse sobreestimado
durante la primera oleada. La estimación del 76% de infección
pasada podría haber estado sesgada al alza debido a los ajustes
de la seroprevalencia de 52.5% observada en junio de 2020, para
tener en cuenta la disminución de los anticuerpos. Sin embargo,
incluso este límite inferior debería conferir una importante
inmunidad a la población para evitar un brote mayor.

En segundo lugar, es posible que la inmunidad contra la infección


ya haya empezado a menguar en diciembre de 2020 debido a la
disminución general de la protección inmunitaria. En tercer lugar,
los linajes de SARS-CoV-2 podrían evadir la inmunidad generada
en respuesta a una infección anterior. Dos de estos linajes están
circulando en Brasil (B.1.1.7 y P.1) y uno (P.1) se detectó en Manaos
el 12 de enero de 2021. Un caso de reinfección de SARS-CoV-2
ha sido asociado con el linaje P.1 en Manaos, que acumuló diez
mutaciones únicas de la proteína de la espiga, incluyendo E484K
y N501K.

En cuarto lugar, los linajes de SARS-CoV-2 que circulan en la


segunda oleada podrían tener una mayor transmisibilidad que
los linajes preexistentes que circulaban en Manaos. Se necesitan
datos de rastreo de los contactos e investigación de los brotes
para comprender mejor la transmisibilidad relativa al linaje P.1.

Un estudio ha revelado que uno de cada ocho pacientes


recuperados de Covid-19 muere en un plazo de 140 días y un
tercio vuelve a ingresar en el hospital en cuestión de semanas.

110
De las 47,780 personas dadas de alta en la primera oleada el
29.4% volvió a ingresar en menos de cinco meses. El 12.3% de
los reingresados falleció, según la investigación de la Universidad
de Leicester y la Oficina Nacional de Estadística. Los efectos a
largo plazo de Covid-19 pueden hacer que los supervivientes
desarrollen problemas cardíacos, diabetes y afecciones crónicas
del hígado y los riñones. Los expertos señalan que las personas
que han sido dadas de alta deben ser controladas en los meses
posteriores.

111
9. MASCARILLAS Y
CORONAVIRUS

VACUNA
Mascarillas FFP2 estándar, quirúrgicas o incluso de fabricación
casera. Estas palabras han invadido nuestro día a raíz de la
pandemia del coronavirus. Cuando tosemos, estornudamos,
hablamos o simplemente respiramos producimos aerosoles:
partículas de distintos tamaños que acompañan al aire exhalado.
Por lo general, se trata de gotículas de agua de entre 1 y 100
micrómetros de diámetro, las cuales se evaporan con rapidez y
pueden liberar al aire bacterias (con un tamaño típico de entre
0.5 y 5 micrómetros) y virus (de entre 0.02 y 0.3 micrómetros;
el SARS-CoV-2, el virus causante de la Covid-19, presenta un
diámetro del orden de 0.1 micrómetros). El micrómetro, micrón
o micra, es una medida de longitud equivalente a la milésima
parte de un milímetro.

Las partículas de mayor tamaño caen al suelo con rapidez. Las


más ligeras, en cambio, permanecen en suspensión. En el aire
en calma el tiempo de sedimentación a una altura de 3 metros
es de unos 4 minutos para partículas con un diámetro de 20
micrómetros. Ese tiempo se multiplica por cuatro cada vez que
el tamaño se divide entre dos. Como consecuencia, las partículas
con un diámetro de 5 micrómetros pueden permanecer más de
una hora en suspensión.

En una situación de epidemia el aire puede filtrarse por medio


de una mascarilla para proteger nuestro sistema respiratorio de
esos aerosoles cargados de patógenos. El primer mecanismo de
filtrado que nos viene a la mente es el de un tamiz: como en un
colador de cocina, solo las partículas con un tamaño inferior al
de los agujeros pasarían a través de la mascarilla. No obstante,
basar un filtro en este principio entraña un inconveniente: cuanto
más pequeños sean los agujeros mejor será el filtrado, pero más
difícil se tornará respirar a través de ellos. Para que la mascarilla

114
pueda usarse sin asistencia mecánica es necesario evitar un filtro
con agujeros submicrométricos, el cual sería necesario para
bloquear bacterias y virus. Por fortuna, en el proceso intervienen
otros mecanismos que permiten atrapar partículas de todos los
tamaños.

En consecuencia, para evitar el paso de aerosoles cargados


de patógenos una mascarilla debe tener una capa filtrante
lo suficientemente gruesa. También ha de ajustarse bien a la
cara a fin de que el aire no entre por los bordes. En particular,
si el portador es varón, debe estar afeitado. Estas mascarillas
pueden usarse durante unas horas como máximo y luego deben
desecharse.

9.1. Mecanismos de captura

Las mascarillas suelen presentar una fina capa de fibras no


tejidas, sino entrelazadas. Cuando una partícula arrastrada por el
aire que pasa a través del filtro choca con una de esas fibras se
adhiere a ella permanentemente gracias a las llamadas fuerzas
de Van der Waals (interacciones entre moléculas distintas de los
enlaces químicos). Así pues, el primer paso consiste en entender
qué fenómenos pueden conducir a las colisiones entre partículas
y fibras.

En una primera aproximación podemos suponer que las partículas


transportadas por el aire siguen dichas líneas. Si la distancia que
media entre la fibra y la línea de flujo que transporta la partícula
es menor que el radio de esta última la partícula golpeará la fibra
y se adherirá a ella. Este proceso se conoce como captura por
intercepción. Sin embargo, las partículas no siguen siempre las
líneas de flujo de aire. Esto es especialmente cierto en el caso
de las partículas de gran tamaño, las cuales presentan una gran

115
inercia debido a su masa. Al igual que un coche que avanza
demasiado rápido en una curva, en lugar de rodear la fibra a la
par que el aire, las partículas más grandes continuarán “en línea
recta” y chocarán con ella. Este fenómeno se denomina captura
por inercia.

Finalmente, las partículas muy pequeñas tampoco seguirán


las líneas de flujo, sino que se verán sujetas a un movimiento
browniano debido a los constantes impactos con las moléculas
del aire, en permanente agitación térmica. Por tanto, describirán
trayectorias erráticas y, cuando pasen cerca de una fibra, podrán
difundirse y adherirse a esta. Al contrario de lo que ocurre con la
captura por inercia, cuanto menor sea la partícula y más lento el
flujo mayor será el efecto de la captura por difusión.

Además de estos tres mecanismos, las partículas con carga


eléctrica pueden experimentar también capturas electrostáticas.
Al comparar todos estos fenómenos puede comprobarse que
la eficiencia de un filtro resulta mayor para las partículas muy
pequeñas o grandes y menor para las de tamaño intermedio.

9.2. Tipos de mascarillas

En la práctica la parte filtrante de las mascarillas suele estar


compuesta de fibras de polipropileno con un diámetro de unos 5
micrómetros, las cuales dejan poros de entre 10 y 20 micrómetros,
mucho mayores que el tamaño típico de virus y bacterias. La
eficacia del filtrado depende por tanto del espesor del filtro:
cuanto más grueso sea mayor será el número de eventos de
captura descritos. No obstante, un filtrado eficaz debe enfrentarse
a dos problemas: por un lado, dificulta la respiración; por otro, si
la mascarilla no se encuentra perfectamente ajustada a la cara
el aire entrará por el espacio adyacente a los bordes. Así pues, la

116
elección de la mascarilla adecuada plantea necesariamente un
compromiso entre varios requisitos: calidad del filtrado, facilidad
de uso y comodidad del portador.

Existen dos tipos de dispositivos. Por un lado, están las


mascarillas quirúrgicas, cuyo principal cometido es evitar que
las grandes partículas emitidas por el portador, como las gotas
de saliva, se dispersen al medio. Estas mascarillas no buscan
filtrar las pequeñas partículas presentes en el aire, de hecho, su
eficiencia al respecto es muy pobre. Las pruebas estandarizadas
suelen realizarse midiendo qué porcentaje de partículas de
0.06 micrómetros (el tamaño típico de un virus) pasan a través
de una mascarilla cuando el flujo se fija en 85 litros por minuto,
característico de una respiración muy precipitada.

Con las mascarillas quirúrgicas las tasas varían ampliamente:


del 4 al 90 por ciento, debido sobre todo al paso del aire por los
bordes de la mascarilla. Estas no resultan satisfactorias en el caso
de un contacto prolongado con los pacientes, pero sí pueden
serlo en otras circunstancias, ya que bloquean las gotículas de
saliva en ambos sentidos y evitan que nos toquemos la cara con
las manos.

Otro tipo de dispositivo es el “respirador protector”. Estos reciben


el nombre genérico de FFP, por las siglas en inglés de “pieza facial
filtrante” (Filtering Facepiece), al que acompaña un número que
indica el grado de filtrado. Estos respiradores sí están diseñados
para filtrar el aire y reducir el número de partículas y gérmenes
que inhala el portador.

De esta manera, las mascarillas FFP2 y FFP3 filtran,


respectivamente, el 94 y el 99 por ciento de las partículas con un
diámetro medio de 0.06 micrómetros, al tiempo que presentan

117
fugas totales del exterior al interior (incluidos el filtrado y sellado
de las juntas faciales) de menos del 8 y el 2 por ciento del aire
inhalado. Esto requiere que se ajusten bien a la cara, lo que suele
conseguirse con dos gomas elásticas alrededor de la cabeza y un
clip en la nariz.

Con todo, dado que para lograr un filtrado eficiente las mascarillas
deben ser gruesas y ajustadas, ofrecen resistencia al paso del aire.
Esta se mide evaluando la sobrepresión necesaria para asegurar
el flujo, la cual es del orden de 2 milibares para una FFP2 con
respiración precipitada. Esto puede parecer poco, pero resulta
del mismo orden de magnitud que las variaciones de presión que
tienen lugar en los pulmones. Por otro lado, el uso prolongado de
mascarillas en situaciones de estrés puede provocar dolores de
cabeza. Por ello, algunas se encuentran equipadas con válvulas
que facilitan la exhalación.

118
10. CORONAVIRUS
Y SUPERFICIES
INANIMADAS

VACUNA
Un nuevo coronavirus ha emergido recientemente desde oriente
en China y la transmisión de persona a persona ha sido en el
hospital y en el ambiente familiar. La transmisión del contagio del
coronavirus desde superficies inanimadas secas contaminadas
ha sido postulada, incluyendo la propia autoinoculación de las
membranas mucosas de la nariz, ojos y boca, enfatizando la
importancia de un detallado entendimiento de la persistencia
del coronavirus sobre superficies inanimadas. Varios tipos de
agentes como peróxido de hidrogeno, alcoholes, hipoclorito de
sodio son utilizados ampliamente en el mundo para desinfección.
De esta manera la persistencia de coronavirus en las superficies
inanimadas fue descrita con el microorganismo de coronavirus
humano endémico sobre diferentes materiales que pueden
permanecer infectantes por un tiempo desde dos horas hasta 9
días. De esta manera en la investigación realizada el hipoclorito
de sodio requiere una concentración mínima de al menos 0.2%
para ser efectivo como desinfectante; mientras que el peróxido
de hidrogeno fue efectivo a una concentración de 0.5% y un
tiempo de incubación de un minuto. Por su parte el etanol,
a concentraciones de 62% y 71% reduce la infectividad del
coronavirus con exposiciones de un minuto.

A su vez concentraciones de hipoclorito de sodio al 0.1-0.5%


fueron ampliamente efectivas. Así se ha comprobado que el
coronavirus humano puede permanecer infeccioso y contagioso
en superficies inanimadas en una habitación hasta por 9 días.

120
11.CORONAVIRUS Y
NEUROCIENCIAS

VACUNA
Los coronavirus son virus encapsulados y tienen uno de los
genomas más grandes entre los virus ARN de cadena única
y sentido positivo con una longitud que oscila entre 26 y
32 kilobases. Los coronavirus pertenecen a la subfamilia
Orthocoronavirinae, familia Coronaviridae, Orden Nidovirales.
La familia Coronaviridae está constituida por cuatro géneros,
denominados alfa, beta, delta y gamma coronavirus.

Los coronavirus son agentes causales de patologías respiratorias,


hepáticas, intestinales y ocasionalmente neurológicas. El SARS-
CoV-2 se ha detectado en secreciones pulmonares, sangre,
heces, saliva y orina de personas infectadas.

11.1. Estructura y replicación

El SARS-CoV-2 es un beta coronavirus que contiene en su


interior una cadena única positiva de ARN. Su envoltura, cuyo
diámetro oscila entre 60 y 140 nm, le confiere una morfología
redondeada o elíptica. El genoma completo consta de un ARN
de cadena única de 29,903 pares de bases que guarda una
estrecha relación (88%) con dos beta coronavirus aislados en
murciélagos. La glucoproteína S está ubicada en la superficie
externa de la envoltura y conforma una estructura tridimensional
en el dominio que se liga al receptor de la célula huésped, que
facilita el anclaje del virus. Consta de dos subunidades: S1, que
determina el tropismo por el receptor específico, y S2 que
interviene en el proceso de fusión de las membranas celular y
viral. El SARS-CoV-2 se fija al receptor de la enzima conversora
de la angiotensina II (ECA2) invadiendo las células que expresan
dicho receptor.

El receptor de la ECA2 está presente en neumocitos del tracto


respiratorio inferior, que son la diana principal, las células del

122
endotelio vascular, riñón y músculo liso. El residuo 394 de la
glutamina del dominio que se liga al receptor es reconocido por
el residuo lisina 31 del receptor de la ECA2; así tras la unión se
produce un cambio conformacional de la proteína S que facilita
la fusión de la envoltura del SARS-CoV-2 con la membrana de la
célula infectada y la entrada del ARN genómico al compartimiento
intracelular. Una vez en el interior celular se activa un proceso
de traducción de poliproteínas, que se escinden por proteólisis
en proteínas menores hasta formar una serie de proteínas no
estructurales del complejo transcriptasa-replicasa viral. Es un
proceso dinámico en el que las ARN-polimerasas sintetizan
ARN mensajeros subgenómicos, que se traducirán en proteínas
víricas.

El ensamblaje final del ARN genómico y proteínas víricas


esenciales en viriones se realiza en el retículo endoplásmico y en
el aparato de Golgi. Los viriones son transportados en vesículas
y posteriormente liberados para infectar a otras células en un
nuevo ciclo.

11.2. Clínica

El período medio de incubación es de 5 días (rango medio: 3-7,


con un máximo de 14 días). Durante la fase de replicación viral
los enfermos pueden presentar síntomas leves, consecuencia del
efecto del virus y de la respuesta inmune innata. La afectación
de las vías respiratorias bajas sucede cuando el sistema inmune
no consigue frenar la propagación y replicación del virus y los
síntomas respiratorios surgen como consecuencia del efecto
citopático sobre las células del pulmón.

Las manifestaciones clínicas del COVID-19 son fiebre, tos


seca, disnea y estrés respiratorio agudo. No obstante, muchos

123
enfermos pueden ser asintomáticos o presentar síntomas leves
como cefaleas, tos no productiva fatiga, mialgia y anosmia. La
mortalidad global se estima en un 8% como consecuencia de
insuficiencia respiratoria con hipoxia o fallo multiorgánico.
En algunos pacientes se observa una reacción sistémica
hiperinflamatoria grave denominada tormenta de citoquinas.
Los adultos mayores o con enfermedades graves son el grupo
de población más vulnerable. La hipertensión arterial, la diabetes
mellitus, cardiopatía isquémica, patología cerebro vascular y la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica son las comorbilidades
más frecuentes en las formas graves de Covid-19.

11.3. Complicaciones neurólogicas

Los virus respiratorios pueden penetrar en el sistema nervioso


central (neuroinvasión) y afectar tanto a neuronas como a
células gliales (neurotropismo) e inducir patologías neurológicas
(neurotropismo).

La incidencia de las complicaciones neurológicas por SARS-


CoV-2 se desconocen; los pacientes graves tienen una mayor
probabilidad de presentar síntomas neurológicos que los que
padecen formas leves. Estudios de necropsia muestran edema
cerebral y degeneración neuronal. Así dentro de los síntomas
neurológicos inespecíficos se encuentran: cefaleas, mialgias,
mareos y fatiga.

En estudios los síntomas neurológicos más comunes fueron:


mareos, cefaleas, hipogeusia e hiposmia. La cefalea es el
síntoma más frecuente en personas afectadas con Covid-19.
La anosmia y los trastornos del gusto parecen ser prevalentes
en los enfermos con Covid-19, incluso en ausencia de síntomas
nasales, y aparecen de modo súbito. Más del 80 por ciento de

124
los pacientes describieron trastornos del olfato y del gusto y la
disfunción olfativa fue el síntoma inicial.

La encefalopatía es un síndrome de disfunción cerebral transitoria


que se manifiesta como una afección aguda o subaguda del
nivel de conciencia. Es más frecuente en adultos mayores.
Existe el riesgo de padecer un estado mental alterado asociado
a Covid-19 o con deterioro cognitivo previo. Los pacientes con
daño neurológico previo y síntomas respiratorios agudos tienen
posibilidad de padecer encefalopatía como síntoma inicial de la
enfermedad por coronavirus.

Los enfermos con Covid-19 sufren hipoxia grave, que es un factor


de riesgo de encefalopatía. De esta manera la encefalopatía
asociada al coronavirus puede deberse a causas tóxicas y
metabólicas, así como a la hipoxia y fármacos. En relación con
las complicaciones cerebro vasculares los adultos mayores con
factores de riesgo vascular tienen un riesgo más alto de presentar
complicaciones cerebro vasculares cuando desarrollan Covid-19
que las personas más jóvenes.

11.4. Rutas de propagación

La invasión directa del sistema nervioso central, por vía


hematógena o linfática y la diseminación retrógrada desde las
terminaciones nerviosas periféricas, es teóricamente posible.
Los coronavirus pueden causar disrupción del epitelio nasal,
atravesar la membrana epitelial y alcanzar la corriente sanguínea
o el sistema linfático y propagarse al sistema nervioso central y
otros tejidos.

La ruta transináptica retrógada desde las terminales nerviosas


periféricas es neurobiológicamente válida. Algunos coronavirus

125
son capaces de penetrar en el sistema nervioso central a través
de la lámina cribosa del etmoides.

Existe una posible vía retrógrada para el SARS-CoV-2 mediante


mecanorreceptoras y quimiorreceptores localizados en el
pulmón y tracto respiratorio, pues el núcleo del tracto solitario
recibe información sensorial desde esa localización (Li et al.).
La disfunción de los centros de control respiratorios del bulbo
raquídeo agravaría el SARS y provoca la muerte.

126
12. CORONAVIRUS
Y LOS EFECTOS
EN LA SALUD
MENTAL

VACUNA
Inicialmente el brote del coronavirus causó alarma y estrés en la
población general. El miedo a la enfermedad se podría explicar
por la novedad e incertidumbre que esta pandemia genera. El
creciente número de pacientes y casos sospechosos suscitó la
preocupación del público por infectarse. El miedo se exacerbó
por los mitos y por la desinformación en las redes sociales y
medios de comunicación, a menudo impulsados por la mala
comprensión de los mensajes relacionados al cuidado de la
salud. Luego de la declaración de emergencia se observó un
incremento de las emociones negativas (ansiedad, depresión
e indignación) y una disminución de las emociones positivas
(felicidad y satisfacción).

Esta situación generó un comportamiento errático en muchas


personas, lo cual es un fenómeno común, ya que existe mucha
especulación sobre el modo y la velocidad de trasmisión de la
enfermedad. Además, la cuarentena incrementa la posibilidad
de problemas psicológicos y mentales, principalmente por el
distanciamiento entre las personas. En ausencia de comunicación
interpersonal es más probable que los trastornos depresivos y
ansiosos ocurran o empeoren. Por otro lado, la cuarentena reduce
la disponibilidad de intervenciones psicosociales oportunas y
de asesoramiento psicoterapéutico de rutina. Los siguientes
problemas de salud mental surgirán durante la pandemia:

Ansiedad por la salud. Ocurre cuando algunos cambios o


sensaciones corporales son interpretados como síntomas de alguna
enfermedad. Se caracteriza por interpretaciones catastróficas de
sensaciones y cambios corporales, creencias disfuncionales acerca
de la salud y la enfermedad, y malos mecanismos adaptativos.

En el contexto de la pandemia de coronavirus las personas


con altos niveles de ansiedad por la salud son susceptibles de

128
interpretar sensaciones corporales inofensivas como evidencia
de que se encuentran infectados, lo que incrementa su ansiedad,
influye en su capacidad para tomar decisiones racionales y en
su comportamiento. Esto ocasiona conductas desadaptativas,
como acudir frecuentemente a los centros de salud para
descartar la enfermedad, excesivo lavado de manos, retraimiento
social y ansiedad por comprar.

Pese a que algunas de estas conductas son, por lo general,


consecuentes con las recomendaciones de los salubristas,
sin embargo, las personas con ansiedad por la salud las llevan
al extremo, lo que genera consecuencias deletéreas para el
individuo y su comunidad (comprar en exceso materiales de
protección personal como mascarillas, guantes y jabones puede
generar desabastecimiento en la comunidad, como ha pasado
en el país). Por el contrario, los bajos niveles de ansiedad por la
salud también podrían ser perjudiciales, ya que es posible que las
personas crean que no pueden ser contagiadas e incumplan las
recomendaciones de salud pública y de distanciamiento social y
el toque de queda, revelándose a la autoridad.

Depresión en la fase inicial de la pandemia. Se descubrió que


el 13.8% presentó síntomas depresivos leves; el 12.2%, síntomas
moderados, y el 4.3%, síntomas graves. Se observaron mayores
niveles de depresión en los varones, en personas sin educación,
en personas con molestias físicas (escalofríos, mialgia, mareo,
coriza y dolor de garganta) y en personas que no confiaban
en la habilidad de los médicos para diagnosticar una infección
por coronavirus. Asimismo, se informaron menores niveles de
depresión en las personas que se enteraron del incremento
de pacientes recuperados y en las personas que siguieron las
recomendaciones de salud pública.

129
En las personas que sufren el fallecimiento repentino de un
ser querido por la enfermedad contagiosa la incapacidad
de despedirse puede generar sentimientos de ira, tristeza y
resentimiento, lo que podría generar el desarrollo de un duelo
patológico. Por lo tanto, el personal médico debe estar capacitado
para comunicar las malas noticias de manera adecuada y evitar
un impacto negativo en los familiares. A pesar de su importancia,
en diversos estudios se ha documentado que los médicos no
han recibido un entrenamiento formal para comunicar malas
noticias. Es necesario que los especialistas en salud mental
faciliten a los médicos conceptos precisos sobre este asunto.

Debido a que se desaconseja que el personal no esencial, como


psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales de salud mental,
ingresen a las salas de aislamiento para pacientes con coronavirus,
los profesionales que se encuentran en la primera línea de
respuesta tienen que brindar intervenciones psicosociales a
los pacientes hospitalizados. Por lo tanto, es importante que
los clínicos comprendan las similitudes y diferencias entre los
síntomas de la Covid-19 y un episodio depresivo.

Los síntomas como fatiga, trastornos del sueño, trastornos


del apetito, disminución de la interacción social y pérdida de
interés en las actividades habituales se observan tanto en la
depresión clínica como en las infecciones virales. Clínicamente,
sin embargo, los síntomas psicológicos centrales de la depresión
(desesperanza, inutilidad, pesimismo y culpa) serían más típicos
de la depresión.

Reacciones al estrés. Durante la fase inicial de la pandemia se


descubrió que el 35% de los participantes experimentó estrés
psicológico, con niveles más altos en las mujeres. Además, las
personas entre 18 y 30 años, y los mayores de 60 años, tuvieron

130
niveles más altos de estrés psicológico. Las puntuaciones más
altas en el grupo de 18 a 30 años podrían deberse a que usan
las redes sociales como medio principal de información, lo cual
puede desencadenar fácilmente el estrés.

Por otro lado, dado que la tasa de mortalidad más alta por la
Covid-19 se produce en los adultos mayores, no es sorprendente
que ellos tengan más posibilidades de sufrir de estrés. A esto
debemos agregar que los adultos mayores tienen un acceso
limitado al Internet y al uso de teléfonos inteligentes, por lo que
solo una proporción muy pequeña de ellos se podría beneficiar
de los servicios de salud mental en línea.

Durante la fase inicial de la pandemia se reveló que el 24.5% del


total de personas presentaron un impacto psicológico mínimo; el
21.7%, un impacto moderado, y el 53.8%, un impacto moderado-
grave. Además, el ser mujer, estudiante y tener algunos síntomas
físicos se asociaron con un mayor impacto psicológico estresante
durante el brote de la enfermedad.

Esta pandemia también tiene un impacto psicológico en los


estudiantes universitarios. Así estudiantes de medicina durante
la fase inicial de la pandemia descubrieron que el 0.9% de
ellos mostraron síntomas ansiosos graves; el 2.7%, moderados
y el 21.3% leves. Además, el vivir en un área urbana, tener
estabilidad económica familiar y vivir con los padres fueron
factores protectores frente a la ansiedad. No obstante, el tener
un conocido diagnosticado con la Covid-19 empeora los niveles
de ansiedad.

La presencia de síntomas por trastorno de estrés postraumático


(TEPT) fue descrito, quienes hallaron una prevalencia del 7% en
las zonas más afectadas. Las mujeres tuvieron más síntomas de

131
hiperactividad, recuerdos angustiosos recurrentes y alteraciones
negativas cognitivas y del estado de ánimo.

12.1. Impacto neuropsicológico por


coronavirus

El nuevo coronavirus se ha diseminado de manera muy rápida


en China y en todo el mundo causando episodios de neumonías
infecciosas agudas. Así la pandemia no solo trae el riesgo
de mortalidad de la infección viral, pero además la presión
psicológica en todo el planeta. El panorama es: La continua
diseminación de la enfermedad, las estrictas medidas de
aislamiento y distanciamiento social, el retraso en las escuelas,
colegios y universidades. Ha sido documentado tradicionalmente
el impacto neuropsicológico de las epidemias en los jóvenes,
adultos, personas de la tercera edad, staff médico, entre otros.
De esta manera se encuentran ansiedad, miedos, temores, entre
otros síntomas.

Los estudios indican que el 25% de los jóvenes estudiantes es


afligido con experiencias de ansiedad debido al Covid-19, siendo
que el 1% ha experimentado ansiedad severa y el 22% moderada
ansiedad como resultado de la cuarentena. La convivencia con
parientes es un aspecto favorable para evitar el sentimiento
de ansiedad. Además, los factores de riesgo asociados con
desordenes emocionales y desordenes de ansiedad en adultos
incluyen la muerte de parientes, no convivir con parientes y
parientes que padecen enfermedades mentales y psicológicas.
La infección viral además se relaciona con otros estresores como
son: estresores sociales y económicos, los efectos del día a día y
la cotidianidad, los retrasos académicos que esto conlleva son
asociados con los síntomas de ansiedad, especialmente de los
estudiantes durante el desarrollo de la epidemia, y por supuesto

132
la disrupción de la rutina de vida propiciada por las medidas
de bloqueo y la extensión de los días festivos. Por lo que se
recomienda proveer orientaciones psicológicas orientadas a
crisis, sobre todo en lo concerniente a los estudiantes a los cuales
se les ha pospuesto el inicio de la actividad académica tradicional.

133
134
13. CORONAVIRUS
Y EMBARAZO

VACUNA
Hasta la fecha no hay datos que aseguren la transmisión vertical
desde las madres infectadas por coronavirus hasta los recién
nacidos. Debido a que el vermis caseoso contiene péptidos
antimicrobianos se recomienda dejarlo en su lugar hasta 24 horas
después del nacimiento. Nuevos datos de madres infectadas
indican que la transmisión luego del nacimiento vía contacto
con secreciones respiratorias infectocontagiosas es todavía un
asunto no muy claro, así que la separación física de la madre y el
niño debería ser considerada.

La separación es una práctica estándar en la enfermedad de


tuberculosis pulmonar y es discutida en los casos de infecciones
por influenza materna. Pueden presentarse factores de riesgo
adversos como prematuridad y distrés fetal. En el caso de
sintomatología presentada en recién nacidos estos deben ser
admitidos prontamente en una unidad de cuidados intensivos
neonatales. Hasta el momento el coronavirus no ha sido detectado
en la leche materna, sin embargo, todas las precauciones deben
ser tomadas en cuenta, incluyendo lavado de manos antes de
tocar el infante y colocarse una mascarilla de ser posible. Cuando
es iniciada la separación de la madre debe suplirse suplementos
de leche y evaluarse los potenciales riesgos y beneficios.

No se recomienda la administración rutinaria de corticosteroides


a toda mujer con confirmación de coronavirus que se encuentre
entre 34 y 37 semanas de gestación.

13.1. Gestante, feto y neonato

Aún se desconoce si el embarazo aumenta la susceptibilidad al


Covid-19. Muchos hospitales instituyeron el cribado universal
del SARS-CoV-2 para las gestantes que se presentaban para el
parto, lo que proporcionó información sobre la frecuencia de

136
la infección asintomática entre las personas embarazadas, y
los estudios de seroprevalencia de las personas embarazadas
confirmaron que, al igual que con la población no embarazada,
la infección asintomática es común.

Entre más de 450,000 mujeres sintomáticas en edad reproductiva


con Covid-19 y que gestaban el ingreso en una unidad de
cuidados intensivos, la ventilación invasiva, la oxigenación por
membrana extracorpórea y la muerte eran más probables entre
las personas embarazadas que entre las no gestantes en edad
reproductiva. Algunos estudios, aunque no todos, han sugerido
que los mortinatos se producen con mayor frecuencia entre las
personas infectadas por el SARS-CoV-2 o durante la pandemia. En
un análisis realizado en el Reino Unido la tasa de mortinatos fue
2 a 3 veces mayor entre las embarazadas durante la pandemia
que antes de ella, con tasas de 9.3 frente a 2.4/1,000 nacimientos,
respectivamente, aunque se desconoce si el aumento está
relacionado con la infección por el SARS-CoV-2 o con otros
factores relacionados con la pandemia.

Desde los primeros casos notificados de Covid-19 en las Américas


hasta el 14 de enero de 2021 en 19 países/territorios de los que se
disponía de información hubo 139,016 casos positivos de SARS-
CoV-2 en mujeres embarazadas, incluidas 802 muertes (1%). En
comparación con los datos de la Actualización Epidemiológica
de la Organización Panamericana de la Salud/Organización
Mundial de la Salud (OPS/OMS), del 11 de diciembre de 2020,
esto representa un aumento de 18,065 casos nuevos y 105
muertes nuevas.

Durante el mismo período los mayores aumentos relativos de


casos confirmados y muertes se observaron en Venezuela. Más de
40 mil embarazadas dieron positivo al virus y 76 fallecieron en el

137
Perú. El cierre del primer nivel de atención fue un factor negativo
clave, no habiéndosele dado prioridad en su reapertura. La OPS,
en su actualización epidemiológica sobre Covid-19, señala que,
por millón de habitantes, Perú es el primer país con más mujeres
embarazadas con la enfermedad en América Latina. Según
cifras del Ministerio de Salud (MINSA), Lima, Piura, La Libertad
y Cajamarca concentran la mitad de las gestantes contagiadas.
Entre 2019 y 2020 la mortalidad materna aumentó en 42.3% (de
302 a 430 muertes maternas).

En las gestantes infectadas por SARS-CoV-2 y que desarrollaron


neumonía se ha presentado parto pretérmino, aborto,
preeclampsia, muerte perinatal y/o indicación de cesárea
pretérmino. Al momento, hay reportes de posible transmisión
vertical de la madre al producto, la cual parece ocurrir en el tercer
trimestre de gestación, sin poderse descartar el riesgo potencial
y consecuente de morbimortalidad fetal. Existe bastante
información relacionada a las condiciones especiales para la
atención de la gestante, el parto y el puerperio. Hay consenso
actual de preferir el parto vaginal, el corte del cordón umbilical
hacia los tres minutos del nacimiento, el alojamiento conjunto
y la lactancia en mujeres diagnosticadas con Covid-19, siempre
con las precauciones de protección de transmisión viral madre-
niño y al personal profesional.

La infección neonatal por SARS-CoV-2 es poco frecuente en


los bebés ingresados en el hospital. La infección con ingreso
neonatal tras el nacimiento de una madre con infección perinatal
por SARS-CoV-2 es poco probable, lo que apoya la orientación
internacional de evitar la separación de la madre y el bebé.
Las gestantes y las puérperas son vulnerables a las tensiones
relacionadas con Covid-19. Las mujeres con diagnósticos de
salud mental preexistentes presentan elevados síntomas de

138
salud mental. Entre un grupo de embarazadas encuestadas, el
36% declaró niveles clínicamente significativos de depresión,
el 23% de ansiedad generalizada y 10% de síndrome de estrés
postraumático (SEPT). Las mujeres con diagnósticos de salud
mental preexistentes basados en su historial autodeclarado
tenían entre 1.6 y 3.7 más probabilidades de alcanzar niveles
clínicamente significativos de depresión, ansiedad generalizada
y SEPT. Aproximadamente el 18% informó de niveles elevados de
preocupaciones de salud relacionadas con el Covid-19 y tenían
entre 2.6 y 4.2 veces más probabilidades de puntuar por encima
del umbral clínico de síntomas de salud mental.

Aproximadamente el 9% informó de niveles elevados de


angustia y tenían entre 4.8 y 5.5 veces más probabilidades
de puntuar por encima del umbral clínico de los síntomas de
salud mental. Los ginecólogos deben desarrollar dentro de su
práctica estrategias para abordar la preocupación y la angustia
relacionadas con la salud mental en este tiempo de pandemia.
Dentro de las implicaciones para la práctica de la salud pública
las mujeres embarazadas y sus familias deben ser asesoradas
sobre las medidas para prevenir la infección con el SARS-CoV-2,
así como el riesgo potencial de enfermedad grave asociada al
Covid-19, incluyendo la muerte.

13.2. Vacunación durante el embarazo y la


lactancia

Información reciente señala que las gestantes sintomáticas con


Covid-19 corren mayor riesgo de padecer una enfermedad más
grave y de morir en comparación con sus pares no gestantes.
Muchas embarazadas tienen condiciones médicas que las
ponen en mayor riesgo. El Colegio Americano de Obstetras
y Ginecólogos (ACOG) y la Sociedad de Medicina Materno

139
Fetal (SMFM) recomiendan que las gestantes tengan libertad
para tomar sus propias decisiones informadas con respecto a
vacunarse contra la Covid-19. Aunque se anima a que discutan
las consideraciones de la vacunación con su equipo de atención
médica cuando sea posible, no se debe exigir la documentación
de dicha discusión antes de recibir la vacuna.

Los datos sobre los resultados del embarazo en un pequeño


número de gestantes expuestas inadvertidamente durante los
ensayos clínicos aún no están disponibles, porque los embarazos
están en curso. Casi todas las vacunas están permitidas durante
el embarazo, esperándose que los beneficios superen los riesgos
potenciales. En el último año se ha aprendido mucho sobre los
efectos de Covid-19 en las personas que están gestando o en el
posparto. Sin embargo, siguen existiendo muchas preguntas. Los
médicos tendrán que seguir las actualizaciones de los Centros de
Control de Enfermedades (CDC), el ACOG y la SMFM para obtener
la información más reciente relacionada con Covid-19 durante el
embarazo y los enfoques para la prevención y el tratamiento.

Los temas a tener en cuenta a la hora de asesorar a las gestantes


incluyen la información de los estudios en animales y los
embarazos expuestos inadvertidamente durante los ensayos
clínicos de la vacuna -cuando esté disponible-, los riesgos
potenciales para el embarazo de la reactogenicidad (reacción
negativa) de la vacuna, el momento de la vacunación durante
el embarazo, la evidencia de la seguridad de otras vacunas
durante el embarazo, el riesgo de complicaciones del Covid-19
por el embarazo y las condiciones subyacentes de la gestante,
así como el riesgo de exposición al síndrome respiratorio agudo
severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2) y el potencial de la vacuna
para mitigar el riesgo.

140
14. CORONAVIRUS
EN NIÑOS

VACUNA
Una condición severa de infección por coronavirus es rara.
Una revisión de más de 2,143 niños y solamente un 5% tenía
una enfermedad severa (definida por hipoxia), mientras el 0.5
% desarrollo insuficiencia respiratoria o multiórganos o distrés
respiratorio agudo. Mientras que los adultos con comorbilidades
cardiorespiratorias tienen un aumentado riesgo de morbilidad por
Covid-19. La mayor parte de la literatura se refiere a una población
adulta, pero estos hallazgos no son siempre transferibles a los
niños. En adultos ciertos hallazgos son asociados a enfermedad
severa, tales como elevados valores de ferritina en suero y
anormalidades bilaterales en tomografía axial computarizada
de tórax. Pero es difícil determinar las características clínicas más
comunes en niños con enfermedad severa.

En publicaciones de estudios de casos en niños, específicamente


en tres niños que fueron hospitalizados enfermos de Covid-19 y
neumonía, dos hermanas de 6 y 8 años y un varón de 6 meses de
edad. Todos estos pacientes tenían fiebre, dos tenían congestión
nasal y rinitis, asociada con fatiga, diarreas y dolor de cabeza.
Ninguno presentaba disnea o cianosis, además ninguno requirió
cuidados intensivos o ventilación mecánica. Familiares de los
niños tenían al menos un familiar relacionado afectado. En las
dos niñas el tratamiento fue interferón alfa 2b en nebulización
durante una semana. Los niños fueron dados de alta a los 10 días
con dos pruebas negativas de PCR.

142
15. CORONAVIRUS
Y LAS MASCOTAS

VACUNA
El diciembre 31 del 2019 China alertó a la Organización Mundial
de la Salud la presencia de un número inusual de casos clínicos
de neumonías que fueron diagnosticados en la provincia de
Hubei. Aunque la causa era desconocida en ese entonces, los
síntomas clínicos fueron muy sugestivos de una etiología de tipo
viral. En fecha 7 de enero del 2020 los oficiales habían reportado
que habían aislado el agente causal como un nuevo coronavirus,
el cual fue declarado una emergencia pública internacional el 30
de enero de 2020 con una infestación de más de un millón de
personas y más de 50 mil muertes.

15.1. El impacto en el bienestar animal

La pandemia ha tenido consecuencias devastadoras para sistemas


de salud y la estabilidad económica en todo el mundo. Para
profesionales de veterinaria y bienestar animal la ola de miedo
entre el público en general es motivo de gran preocupación con
respecto sobre cómo esta pandemia afectará a las mascotas y
animales.

En el epicentro original del brote en Wuhan, China, muchos


residentes se vieron obligados a dejar atrás a sus mascotas
cuando las autoridades evacuaron a las personas de sus hogares.
Los informes sugieren que los propietarios dejaron suficiente
comida y agua para sus mascotas por unos días hasta poder
regresar a casa de nuevo. Las organizaciones de bienestar animal
en China estiman que, en Hubei solo, decenas de miles de gatos
y perros han quedado atrás enfrentando el hambre y la muerte.
Existían temores infundados de que las mascotas pudieran
propagar el coronavirus. La preocupación también surgió
rápidamente entre los dueños de mascotas y el público a fines
de febrero de 2020 cuando un perro en Hong Kong dio positivo

144
al nuevo coronavirus. Este fue considerado el primer caso
conocido de transmisión potencial de coronavirus de humano
a animal. Un perro de 17 años, Pomerania, fue evaluado después
de que su dueño desarrollara coronavirus. Aunque el perro no
tenía signos clínicos fue llevado a un centro de cuarentena de
animales cercano donde se recogieron muestras de hisopos de
este para la prueba de coronavirus. El oral y los hisopos nasales
arrojaron resultados “positivos débiles”.

Se recogieron muestras del perro en dos ocasiones más durante


los próximos cinco días y nuevamente dieron “positivo débil”.
El perro se quedó bajo cuarentena obligatoria en la instalación
durante 14 días antes de regresar casa. Sin embargo, a pesar de
no tener signos de enfermedad clínica, el perro murió solo 2 días
después de regresar a casa. La causa de la muerte permanece
desconocida porque el propietario no dio su consentimiento
para la autopsia. Sin embargo, dada la edad avanzada del
perro y porque según los informes, tenía condiciones de salud
subyacentes, los expertos creen que es poco probable que su
muerte estuvo relacionada con el resultado positivo de la prueba.
Este primer caso provocó temores entre el público, lo que resultó
en actos de maltrato animal por personas que creían que las
mascotas podrían comenzar a propagar el virus. Un grupo urbano
anunció que mataría a los gatos y perros que se encontraran al
aire libre para prevenir la transmisión del coronavirus. E incluso
funcionarios en Hunan y las provincias de Zhejiang anunciaron
que comenzarían a matar mascotas que eran encontradas en
público.

La Sociedad de Hong Kong para la Prevención de la Crueldad


contra los Animales emitió una declaración para informar al
público que no hay evidencia que demuestre que las mascotas
pueden transmitir el virus a las personas. Pero esto hizo poco

145
para calmar a la gente. Los temores y el pánico entre los dueños
de mascotas y el público en general también se han extendido
globalmente. Los informes anecdóticos se han generalizado en
los medios y en redes sociales sobre un aumento en el número
de mascotas abandonadas. Mientras que muchos propietarios
temen que sus animales puedan transmitirles la enfermedad,
otros también ahora se encuentran desempleados e incapaces
darse el lujo de cuidar a una mascota.

En el lado positivo, con muchas personas que ahora se


encuentran aisladas en casa durante la pandemia, tasas de
adopción de mascotas y crianza en muchos refugios también
han aumentado notablemente, a menudo cancelando o
superando notablemente las altas tasas de abandono. Estas son
buenas noticias para personas y mascotas que ahora disfrutan
de las grandes ventajas de vínculo humano-animal durante
este momento único de gran necesidad. Inevitablemente,
sin embargo, algunos expertos temen que muchas de estas
mascotas sean devueltas al refugio cuando la vida finalmente
regrese a la normalidad.

Entonces, ¿cuál es el trato con los animales y coronavirus. El


origen, un factor común que vincula a algunos de los primeros
pacientes que fueron diagnosticado con coronavirus en Wuhan
era un historial de visitas o trabajo en el mercado local de
mariscos. Esto también se informó que es un “húmedo mercado”
que se ocupaba de la venta de varios animales vivos. Por esto
muchos expertos han sugerido que la enfermedad en humanos
se originó a través de la propagación inicial de animal a humano
del nuevo virus.

El coronavirus ha sido genéticamente identificado y secuenciado


y demostrado estar relacionado con otros coronavirus conocidos

146
similares que circulan entre murciélagos. Por lo tanto, los
murciélagos se consideran el reservorio natural más probable
de este nuevo coronavirus. Aunque el coronavirus puede
teóricamente transmitir directamente de los murciélagos a los
humanos, la evidencia hasta ahora sugiere que es más probable
que se propague indirectamente a través de otro animal que
juega el papel de un huésped intermediario para transmitir el
virus a los humanos.

La idea de este nuevo virus que emerge en la interfaz animal-


humano no es un concepto nuevo. Las enfermedades zoonóticas
con un reservorio de vida silvestre hace mucho tiempo que ha
sido reconocido como un problema importante de salud pública.
Los eventos que facilitan la aparición de nuevas enfermedades
zoonóticas y su extensión geográfica son complejos y se ven
afectados por múltiples factores en múltiples niveles, incluidos
los relacionados con el patógeno, el medio ambiente, humanos
y animales. Aunque todavía tenemos mucho que aprender sobre
el coronavirus una complejidad de factores animales, humanos y
ambientales tienen inevitablemente un papel crítico en su aparición.

Tradicionalmente los profesionales veterinarios han tratado


animales, los médicos han tratado a las personas y los
ecologistas se han encargado del medio ambiente. Sin embargo,
reconociendo la compleja interconexión de la salud de los
animales, los humanos y el medio ambiente la salud es única.
El enfoque elimina esta estrategia fragmentada. En cambio,
usa “enfoque colaborativo, multisectorial y transdisciplinario:
trabajo a nivel local, regional, nacional y global”, involucrando a
profesionales en muchas disciplinas como veterinaria, humana y
ambiental. Como tal tiene como objetivo mejorar los resultados
de salud pública mediante comprender y prevenir los riesgos que
surgen en la interfaz entre animales, humanos y sus ambientes.

147
15.2. Mascotas y coronavirus

¿Qué pasa con las mascotas que dieron positivo al coronavirus?


Hasta ahora, a pesar de que más de dos millones de personas en
todo el mundo tienen resultado positivo para el virus, solo se han
reportado cuatro casos en los que las mascotas aparentemente
han dado positivo por coronavirus. Estos han involucrado dos
perros y dos gatos. En los cuatro casos los dueños de los animales
estaban enfermos de coronavirus y se cree que es la fuente más
probable de transmisión del virus a sus mascotas.

Aunque ninguno de los dos perros mostró ninguna clínica


y signos, uno de los gatos tenía signos de enfermedad.
Poco después el Pomerian, en Hong Kong, dio positivo por
coronavirus. En marzo de 2020 un segundo perro en Hong Kong
también dio positivo por el virus. Después de que el dueño del
segundo perro, una mujer de 30 años, fuera diagnosticada con
coronavirus, sus dos perros fueron enviados a la instalación de
cuarentena para las pruebas. Hisopos orales y nasales de uno de
ellos, un pastor alemán, dio positivo por el virus. Sin embargo,
los hisopos recogidos del segundo, un perro de raza mixta, tuvo
resultado negativo.

A finales de marzo de 2020 los funcionarios de salud en Bélgica


informaron que un gato de la provincia de Lieja también había
dado positivo, aproximadamente una semana después de que
su propietario fue diagnosticado con coronavirus. A diferencia
de los dos perros que resultaron positivos para el virus, un gato
mostró signos de enfermedad, incluyendo diarrea, vómitos y
dificultad para respirar. Muestras de vómito y las heces del gato
fueron evaluadas en la Facultad de Medicina Veterinaria de la
Universidad de Lieja y “las pruebas genéticas mostraron altos

148
niveles de coronavirus en las muestras”. El gato, según se informa,
se recuperó después de 9 días. El 31 de marzo funcionarios en
Hong Kong informaron que se mantenía un gato en cuarentena
después de dar positivo al coronavirus por vía oral, nasal e hisopos
rectales. El dueño de este gato también había sido diagnosticado
con la enfermedad.

Sin embargo, el gato no tenía signos clínicos de la enfermedad.


¿Significa esto que esas cuatro mascotas eran infecciosas? Hasta
ahora, para las cuatro mascotas en Hong Kong y Bélgica, la clínica
disponible y la información de diagnóstico están incompletas.
Pero, en base a lo que sabemos, no hay evidencia definitiva para
sugerir que alguno de los animales era realmente infeccioso.

Según todos los informes, las pruebas de reacción en cadena de


la polimerasa en tiempo real (RT-PCR) se utilizaron para detectar
coronavirus en las cuatro mascotas. Sin embargo, es importante
recordar a los dueños de mascotas y al público en general que
simplemente porque muestra de una mascota “da positivo”
utilizando este método, esto no es necesariamente sinónimo de
que la mascota “sea infecciosa”. Y, en los casos de estas cuatro
mascotas, tampoco existe suficiente información para saber si
incluso estaban realmente infectados con el virus.

Aunque RT-PCR es un método de prueba altamente sensible,


un resultado positivo indica solo la presencia de nucleótidos
virales en la muestra. De todos modos, eso no indica cómo esas
partículas virales terminaron en la muestra en el primer lugar. Por
lo tanto, no nos dice si el virus realmente infectó los animales o si
los nucleótidos virales estaban presentes en las muestras porque
los animales simplemente entraron en contacto directo con
el virus (tal vez lamiendo a sus dueños enfermos o superficies
contaminadas en el hogar). De modo que los resultados positivos

149
de RT-PCR en estas mascotas no indican necesariamente la presencia
de virus viable que sea infeccioso y potencialmente podría haber
puesto a otras personas (o animales) en riesgo de infección.

En general debemos tener cuidado para evitar interpretar de


manera inadecuada los resultados positivos en estas mascotas.
Ciertamente, en el caso del gato en Bélgica, si el propietario
acepta las pruebas serológicas esto puede probar ser útil para
indicar una infección previa por coronavirus al detectar la
presencia de anticuerpos específicos. Sin embargo, la presencia
de estos anticuerpos todavía no necesariamente probaría que la
infección había resultado en signos clínicos del gato.

Curiosamente, aunque no es una mascota, una hembra de tigre


malayo en el zoológico Bronx de la Sociedad para la Conservación
de la Vida Silvestre en la ciudad de Nueva York también resultó
positivo para coronavirus. Los funcionarios creen que la fuente
del virus era un cuidador del zoológico que estaba diseminando
virus activamente. El animal era uno de varios tigres y leones que
mostraron signos de tos seca. Sin embargo, debido a la necesidad
de anestesia general para recolectar muestras de diagnóstico de
estos grandes felinos este tigre fue el único de los animales con
signos que fueron probados para el virus.

De nuevo, en esta etapa, la importancia de este resultado positivo


en este tigre y su asociación. Pero el gato en Bélgica estaba
enfermo, ¿eso no indica infección por coronavirus? Aunque el
gato en Bélgica tenía diarrea, vómitos y dificultad respiratoria
esta constelación de signos clínicos no es suficiente para sugerir
que el gato tenía Covid-19 en toda regla o incluso una verdadera
infección por coronavirus. Estos signos clínicos son relativamente
inespecíficos y pueden surgir en gatos en asociación con varias
condiciones inespecíficas y específicas.

150
Los coronavirus representan una gran familia de virus
(coronaviridae), que también puede causar una variedad de
enfermedades de diferente gravedad tanto en los animales
como en los humanos. Estos virus están bien establecidos en
diferentes animales y especies como causas de una variedad
de condiciones que afectan predominantemente el tracto
gastrointestinal, sistema respiratorio y sistema nervioso. Los
coronavirus son bien reconocidos como causas de enfermedad
en los gatos. El coronavirus entérico (FECV) es un virus entérico
ubicuo en la población de gatos. Y, aunque es altamente
contagioso y comúnmente infecta gatos por transmisión feco-
oral, por lo general no produce signos o solo diarrea leve. Sin
embargo, un pequeño porcentaje de gatos FECV sufre mutación
para producir el virus de la peritonitis infecciosa felina (FIP).

Esta variante mutante de FECV es responsable de causar FIP,


una devastadora infección sistémica letal que se considera
una de las enfermedades infecciosas significativas en gatos.
Otros coronavirus también son bien reconocidos como causas
de enfermedad en perros. El coronavirus respiratorio canino
(CRCoV) afecta el sistema respiratorio, contribuyendo como uno
de los muchos patógenos que causan la enfermedad respiratoria
infecciosa canina (CIRD), también ampliamente conocida como
“tos de la perrera”.

La infección con CRCoV suele ser asociada con signos clínicos


leves y autolimitados que generalmente son inespecíficos e
incluyen tos seca, estornudos y secreción nasal. Sin embargo,
la infección con este virus puede progresar potencialmente a
neumonía en algunos casos y se ha asociado con brotes de graves
enfermedades respiratorias en perros en refugios e instalaciones
de internado. Otro coronavirus distinto, el coronavirus canino
(CCoV), afecta el tracto gastrointestinal en perros y puede causar

151
gastroenteritis con posibilidad de variar de enfermedad leve a
severa. La infección entérica en perros suele ser autolimitante y
generalmente no produce signos clínicos o solo es leve enteritis.
La variante patogénica de CCoV también se ha descrito en
asociación con un brote de enfermedad sistémica mortal en
cachorros de aproximadamente 6– 8 semanas de edad en
una tienda de mascotas en Italia. Los signos clínicos en los
cachorros incluían fiebre, letargo, inapetencia, vómitos, diarrea
hemorrágica, ataxia y convulsiones. Los animales murieron dos
días después del inicio de los signos clínicos. En la autopsia las
lesiones estaban presentes en múltiples tejidos, incluyendo los
intestinos, hígado, bazo, riñones, pulmones y ganglios linfáticos.
El CCoV fue también detectado en múltiples tejidos, incluidos los
pulmones, lo que sugiere potencial de esta variante patogénica
para contribuir también a la patogénesis de CIRD. Sin embargo,
ninguno de estos coronavirus felinos o caninos más típicos está
directamente asociado con el nuevo brote actual de coronavirus.
A pesar de pertenecer a la misma familia de virus todos son
distintos del coronavirus. No hay evidencia de que las mascotas
desempeñen un papel clave en la transmisión.

Todavía estamos en las primeras etapas de comprensión de


cómo este nuevo virus afecta a los humanos, y mucho menos
a los animales. Entonces será necesario más tiempo y pruebas
para comprender mejor cómo se comporta exactamente el
coronavirus en las mascotas. En este momento no se recomienda
la prueba de coronavirus en mascotas. En cambio, es actualmente
reservado para casos en los que los funcionarios de salud animal
y pública creen que una mascota debe hacerse la prueba porque
está vinculada a una persona con confirmación de Covid-19.

Sin embargo, se han realizado algunas pruebas. Hasta la fecha los


funcionarios en Hong Kong han analizado muestras recolectadas

152
de más de 25 mascotas que viven en hogares donde sus dueños
tenían diagnósticos confirmados de Covid-19 o había estado en
contacto cercano con alguien con la enfermedad. Sin embargo,
solo dos perros y un gato de este grupo han dado positivo.
IDEXX Laboratories, una compañía multinacional de diagnóstico
veterinario, también ha desarrollado una prueba de SARS-CoV-2
basada en PCR. Aunque la prueba no está disponible para
uso comercial la compañía está monitoreando activamente
aparición de SARS-CoV-2 en animales de compañía. Hasta ahora
IDEXX tiene analizadas más de 4,000 muestras de perros, gatos y
caballos con signos respiratorios Muchos de estos especímenes
vinieron de regiones que han experimentado casos de Covid-19
en humanos. Sin embargo, hasta ahora, todas las muestras han
dado negativo para el nuevo virus.

En general, según los primeros datos, no existe evidencia


significativa para sugiera que las mascotas u otros animales
representan una amenaza sustancial para las personas u otros
animales con respecto a la transmisión del coronavirus.

Sin embargo, dada la creciente preocupación entre el público


en general, principales organizaciones de salud, incluidos los
Centros para el Control de Enfermedades de EE.UU. y Prevención
(CDC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y todas las
organizaciones de salud animal han emitido declaraciones con
el objetivo de calmar los temores de las personas de que sus
mascotas sean una fuente del nuevo virus. “No hay justificación
para tomar medidas contra animales de compañía que pueden
comprometer su bienestar”.

La Organización para la Salud Animal ha enfatizado controlar la


transmisión de SARS-CoV-2 de persona a persona y esto requiere
que cada uno de nosotros desempeñe un papel clave para

153
reducir la propagación comunitaria del virus. Sin embargo, el
desarrollo de esta pandemia ha vuelto a resaltar las complejas
interrelaciones que existen entre animales, personas y el entorno.
En definitiva, un enfoque multidisciplinario de One Health, por
lo tanto, será inevitablemente fundamental para desarrollar
estrategias apropiadas para prevenir y controlar eficazmente
futuros brotes de Covid-19. Y, dada la especulación de que las
especies de animales salvajes vivos pueden estar vinculadas a
esta pandemia, este enfoque de colaboración también requerirá
la experiencia de especialistas forenses de vida silvestre.
En el mejor de los casos, operar en mercados húmedos como el
de Wuhan a menudo tiende a ocurrir bajo normas regulatorias
y de bienestar deficientes, y el comercio ilegal de vida silvestre
coexiste con frecuencia en estos lugares. En efecto, muchos
expertos también esperan que esta crisis pueda representar el
final del comercio mundial de vida silvestre.

154
16. AUTOPSIAS Y
CORONAVIRUS

VACUNA
Actualmente estamos en medio de una pandemia de coronavirus
global causada por un grave síndrome respiratorio agudo. Los
coronavirus son especímenes envueltos, no segmentados, con
sentido positivo; virus de ARN monocatenario. La mayoría de
los pacientes con Covid-19 son asintomáticos o solo tienen
síntomas leves, que incluyen fiebre, tos seca y falta de aliento.
Sin embargo, algunas personas se deterioran rápidamente y
desarrollan síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA).

El correlato histopatológico más común de SDRA es daño alveolar


difuso (DAD), caracterizado por hialina y formación de membrana
en los alvéolos en la etapa aguda, así como ensanchamiento
intersticial por edema y proliferación de fibroblastos en la
etapa de organización. DAD tiene una larga lista de etiologías,
incluida infección pulmonar asociada a toxicidad por oxígeno,
toxicidad por drogas, inhalantes tóxicos o ingestantes, shock,
trauma severo, sepsis, irradiación y exacerbaciones agudas de la
neumonía intersticial habitual. A pesar de una literatura científica
que proporciona datos clínicos se sabe muy poco sobre las
manifestaciones anatomo-patológicas.

Un informe de China ha descrito hallazgos histopatológicos en


dos pacientes sometidos a lobectomía para el cáncer de pulmón.
Después de la resección estos individuos desarrollaron síntomas
consistentes con infección viral y posteriormente se descubrió
que tenían coronavirus; se describieron cambios histológicos
inespecíficos, que incluyen edema, exudados fibrinosos/
proteicos, hiperplásico neumocitos, inflamación irregular
y células gigantes multinucleadas. Otro informe describió
hallazgos en una biopsia post mortem tomada de un difunto
que experimentaba 14 días de síntomas. La biopsia mostró DAD
e infiltrados inflamatorios mononucleares intersticiales.

156
Otro informe reciente, un análisis de biopsias centrales obtenidas
post mortem de cuatro pacientes con coronavirus con 15 días
de síntomas, describe DAD en todas las biopsias, con neumonía
bacteriana superpuesta. Este informe comparte observaciones
sobre la patología de Covid-19 basada en autopsias completas
en dos individuos que murieron en Oklahoma y se encontró
que eran positivos para SARS-CoV-2 mediante pruebas post
mortem. Las mesas de examen utilizadas para las autopsias
fueron equipadas con un sistema de tratamiento de aire de flujo
inverso. Los examinadores estaban vestidos con EPP, incluidas
máscaras N-95, protección para los ojos, gorros desechables,
batas, guantes y zapatos o botas de goma. La ropa usada debajo
del EPP consistía de camisas y pantalones quirúrgicos azules, que
eran retirados antes de salir del laboratorio y lavados en casa.
Los zapatos usados durante la autopsia permanecieron en el
laboratorio.

Las pruebas para coronavirus se realizaron en nasofaríngeos


hisopos tomados durante el examen externo del cuerpo. Se
tomaron hisopos de tejido pulmonar. Una incisión del parénquima
pulmonar. Los hisopos fueron inmediatamente colocados en
medios de transporte y enviados donde se desarrolló reacción
en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa en tiempo
real (rRT-PCR) se realizó la prueba. Nasofaríngeos hisopos para un
panel de patógeno respiratorio básico. El tejido era procesado,
incrustado en parafina, cortado en portaobjetos de vidrio y
manchado con H&E de la manera habitual.

Inmunohistoquímica: Se realizó utilizando los positivos y


negativos apropiados. Secciones representativas del tejido serán
retenidas en formalina en nuestro almacén por un período de un
año después de la finalización de los casos. Se observó un sistema
de estadísticas vitales al completar el certificado de defunción.

157
Caso 1: El difunto era un hombre de 77 años con antecedentes
de hipertensión, trombosis venosa profunda remota, remota
esplenectomía para una enfermedad genética no especificada,
remota pancreatitis debido a colelitiasis y estado de osteoartritis.
Después del reemplazo total de rodilla con posterior desarrollo
de una erupción en las rodillas y positiva serología de anticuerpos
antinucleares. Durante su enfermedad actual tenía una historia de
seis días de escalofríos y fiebres intermitentes, pero sin tos. Antes
de la aparición de estos síntomas el difunto no observó cualquier
medida de precaución conocida para prevenir la enfermedad y
fue expuesto a numerosas fuentes potenciales de infección. Sin
embargo, no había antecedentes de viajes recientes o exposición
conocida a contactos enfermos.

Emergencia médica: Los servicios respondieron a una llamada


indicando que el difunto experimentaba debilidad, fiebre y
dificultad para respirar. El paciente sufrió un paro cardíaco
durante el transporte al hospital y falleció poco después de su
llegada.

En el examen postmortem, evidencia de emergencia, se observó


intervención médica, incluida la intubación y evidencia de
compresiones torácicas (abrasiones y bilaterales fracturas de
costillas alineadas anterolateral). La radiografía postmortem
demostró pulmonar bilateralopacidades. El examen interno reveló
bilaterales pulmones pesados, de color rojo a marrón, y con un
parénquima edematoso que tenía una consistencia difusamente
firme sin lesiones focales. Las vías aéreas superiores e inferiores
estaban patentes y revestidas por un suave, brillante, pálida
mucosa de color crema sin anormalidades graves. No se observó
taponamiento de moco. Parénquima pulmonar nasofaríngeo
y bilateral los hisopos para SARS-CoV-2 se informaron como
positivos (por rRT-PCR) y un hisopo nasofaríngeo para un sistema

158
respiratorio panel de patógenos, incluida la gripe, se informó
como negativo.

Los resultados se informaron en cuatro días. El examen


microscópico de los pulmones reveló DAD en la etapa aguda
caracterizada por numerosos hialinas membranas sin evidencia
de organización intersticial. Hubo intersticial muy irregular
y escasa inflamación crónica compuesta principalmente de
linfocitos. Como es común en DAD, los trombos se observaron en
unas pocas pequeñas ramas de la arteria pulmonar. Congestión
alveolar: los capilares septales y el líquido del edema dentro de los
espacios aéreos fueron señalados focalmente. Hubo inflamación
crónica leve dentro los bronquios y bronquiolos, junto con
mucosa prominente edema dentro de la mucosa bronquial (el
engrosamiento de la mucosa es apreciable). No hubo evidencia
de taponamiento de moco dentro de las vías respiratorias. No se
identificaron eosinófilos ni neutrófilos.

La inmunohistoquímica mostró un infiltrado escaso de linfocitos


T CD3 positivos dentro de los tabiques alveolares, con solo
linfocitos B positivos para CD20. Las células T positivas para CD8
superaron ligeramente a las positivas para CD4 Células T CD68
destacando algunos macrófagos.

Otros hallazgos observados en la autopsia fueron adherencias


pleurales, enfermedad cardíaca hipertensiva con microscópica
evidencia de isquemia aguda, arteriosclerosis de la arteria
coronaria con marcada enfermedad de dos vasos, arterio
nefrosclerosis, una masa renal derecha (oncocitoma), evidencia
de control remoto esplenectomía, hiperplasia prostática marcada
y obesidad. Las secciones del corazón no mostraron evidencia
de miocarditis. En el informe final de la autopsia la causa de la
muerte fue Covid-19, con enfermedad de la arteria coronaria

159
bajo “otros factores contribuyentes”. La manera de la muerte fue
catalogada como natural.

Caso 2: Un hombre de 42 años con antecedentes de miotonía,


distrofia muscular presentada a un hospital comunitario, en
estado crítico. Los síntomas al ingreso fueron fiebre, falta de
aliento y tos. Según los informes de la familia, el difunto fue
deshabilitado y usó un andador para deambular debido a la
debilidad muscular progresiva causada por distrofia muscular.
Su única exposición reciente en público: estaba comiendo en
un restaurante local. No hubo historial de viajes recientes o
exposición conocida a contactos enfermos. Tenía antecedentes
de obstrucciones intestinales previas, que se resolvió sin cirugía.
Aproximadamente dos días antes de su muerte comenzó a
experimentar dolor abdominal. Tomografía computarizada (TC)
del tórax realizado en el hospital poco antes de la muerte mostró
opacidades de vidrio esmerilado bilaterales, así como bilaterales
consolidaciones. El paciente sufrió un paro cardíaco poco tiempo
después. En general, sobrevivió solo por unas pocas horas en el
hospital.

En la autopsia: En el examen postmortem, evidencia de


emergencia. La intervención médica estuvo presente, incluida la
intubación y compresiones torácicas. Postmortem la radiografía
mostró opacidades pulmonares bilaterales. El abdomen estaba
distendido por el aire en el estómago, intestino delgado e
intestino grueso. Los pulmones estaban pesados. El pulmonar el
parénquima tenía una apariencia moteada roja/tostada, y ambos
lóbulos inferiores tenían un rojo oscuro difusamente saturado.
Los hisopos nasofaríngeos fueron positivos para coronavirus por
rRT-PCR. El intervalo de tiempo entre muestras, la recolección
e informe de resultados fue de cuatro días. Sin embargo, las
muestras de parénquima pulmonar bilateral fueron negativas.

160
Un panel estándar de patógenos respiratorios también fue
negativo. Cultivos bacterianos (aerobios / anaerobios) del tejido
pulmonar creció Escherichia coli no toxigénica, Candida tropicalis,
y Proteus mirabilis. El examen microscópico de los pulmones
reveló focos de bronconeumonía aguda junto con aspiración
de partículas de alimentos. El proceso fue caracterizado por el
llenado de espacios aéreos peribronquiolares por neutrófilos e
histiocitos. No hubo evidencia de DAD, taponamiento de moco
dentro de las vías respiratorias o eosinófilos. Focalmente, material
extraño aspirado, incluidas bacterias, escamosas. Se observaron
células y materia vegetal dentro de las vías respiratorias. La
inmunohistoquímica mostró hallazgos similares al caso 1.
CD68 destacó numerosos macrófagos dentro de las áreas de
bronconeumonía.

Otros hallazgos de la autopsia incluyeron cirrosis hepática


con ginecomastia y atrofia testicular, arteria coronaria leve
aterosclerosis, nefrosclerosis renal, cristales tubulares en forma de
abanico (riñones), una tiroides nodular y obesidad. Las secciones
del corazón no mostraron evidencia de miocarditis. En el informe
final de la autopsia, la causa de la muerte se enumeró como
complicaciones de la cirrosis hepática con distrofia muscular,
neumonía por aspiración y Covid-19 aparece como otras
condiciones significativas de los tipos de muerte catalogada
como natural.

Estas observaciones se suman a la escasa literatura mundial de


patología sobre esta entidad. El más viejo de los dos fallecidos
tenía múltiples comorbilidades y murió de DAD, que es un
hallazgo patológico esperado de fatal infección viral. El otro
fallecido tenía miotonía progresiva, distrofia muscular y murió de
bacteriana aguda bronconeumonía probablemente causada por

161
aspiración. Por lo tanto, este paciente probablemente murió con
Covid-19, no por Covid-19. Estos casos ilustran los desafíos que
los patólogos y la comunidad médica en general enfrentarán
para determinar la causa de la muerte en los fallecidos que dan
positivo para SARS-CoV-2.

Algunos hallazgos representarán verdaderos virus relacionados


con una patología, mientras que otros reflejarán superpuestos
procesos o enfermedades no relacionadas. Separación de
patología relacionada con virus de posibles factores de confusión
y las pistas falsas en estos escenarios complejos se beneficiarán
de la experiencia y los conocimientos de los patólogos forenses
y patólogos pulmonares. Aunque los informes iniciales se basan
en el núcleo postmortem las biopsias han señalado a DAD como
la patología subyacente en casos de Covid-19.

Hay una emergente conversación sobre lesión miocárdica en


pacientes con Covid-19 y muchos en la comunidad médica
se preguntan si el examen de tejido revelará evidencia de
miocarditis en estos pacientes. No se observa evidencia de
miocarditis en estos fallecidos. Tampoco hemos observado
evidencia de potencial reversible hallazgos patológicos en
los pulmones, como tapones mucosos, eosinofilia tisular u
neumonía organizada.

Reconocemos que en la mayoría de las salas de autopsias


hospitalarias las instalaciones no están equipadas para
manejar una enfermedad altamente infecciosa. A medida que
continuamos recibiendo difuntos desatendidos con antecedentes
de sospecha de Covid-19 seguimos tratando de aumentar la
eficiencia de nuestro flujo de trabajo y disminuir el riesgo de
exposición al utilizar escáner de tomografía computarizada con
mayor frecuencia y a menudo herramientas de biopsia con aguja

162
gruesa para recuperar muestras pulmonares en lugar de abrir el
cuerpo.

Estaremos recogiendo y analizando la información de Covid-19


para ayudar comprender las tendencias, los descendientes de
triaje de manera adecuada y dar a las familias una causa precisa
y específica de muerte. Es importante destacar que el SDRA se
desarrolla solo en un subconjunto de pacientes gravemente
enfermos con Covid-19. Es probable, por lo tanto, que la respuesta
del tejido es diferente en individuos con Covid-19 que son
asintomáticos o que solo tienen leves síntomas Porque estamos
en medio de una pandemia estamos respondiendo al llamado
a la acción y reportando estos hallazgos para comprender la
patología de Covid-19.

163
164
17.VIRUS
EMERGENTES Y
REEMERGENTES

VACUNA
La historia de la humanidad siempre estuvo azotada por distintas
emergencias sanitarias a raíz de conflictos bélicos, catástrofes
naturales y grandes epidemias. Pero los animálculos de Anton van
Leeuwenhoek del nuevo milenio apuntan específicamente a lo
imprevisto, lo inesperado, lo nuevo. Estos animálculos mileniales,
los llamados virus emergentes y reemergentes, han provocado
diferentes brotes con consecuencias devastadoras para la salud y
la economía global. Hace un siglo la pandemia de gripe española
causada por el virus de la influenza tipo A H1N1 condujo a la
muerte de al menos 50 millones de personas en todo el mundo.
Los hospitales estaban desbordados, las morgues también. La
gripe española es un recordatorio constante de la devastación
que una pandemia puede originar. El virus de la influenza
tipo A es considerado actualmente un enemigo persistente e
intermitente, al igual que el virus del Ébola (Ébola virus) y, más
recientemente, los coronavirus.

Estos brotes infecciosos pueden llegar a ser tan aterradores


y letales como las guerras. Por ello la emergencia del nuevo
coronavirus de Wuhan (Covid-19) ha encendido todas las alarmas:
se sabe que es algo nuevo, pero no se sabe exactamente qué
consecuencias puede tener para la salud a una escala global.
En lo que va del milenio, cinco fueron las ocasiones en las que
la Organización Mundial de la Salud declaró la emergencia
internacional epidemiológica en 2009, con la gripe H1N1; en
2014, por el polio y por el brote de Ébola, que volvió a ocurrir
luego en 2019; en 2016 por el virus del Zika (Zika virus). Y el 30
de enero de 2020 lo volvió a hacer por el brote causado por el
Covid-19 en China. En ese caso, la transmisión zoonótica (de
animal a humano) del virus e incluso el salto de especie pudieron
ser retrospectivamente demostrados, involucrando civetas y,
posiblemente, murciélagos.

166
Se podría decir que los nuevos coronavirus emergentes nos
tomaron por sorpresa al desconocer el agente causal, el modo
de transmisión, la epidemiología, el diagnóstico, la prevención y
el control. Sin embargo, la pandemia por H1N1 que aconteció en
2009 no fue sorpresiva. Simplemente, no estuvimos preparados
para responder a tiempo, pues ya por entonces era conocida
la epidemiología y la patogenia de dicho virus, así como su
capacidad para mutar, diseminarse rápidamente por todo el
mundo e, incluso, matar. Las vacunas antigripales y los antivirales
requeridos para el tratamiento de la gripe no llegaron a varios de
los países afectados de manera oportuna. La pandemia por virus
H1N1 o gripe porcina de 2009 dejó un saldo de 60.8 millones de
casos y 12,469 muertes.

Una lección interesante es la que nos enseña el virus del


sarampión. Pese a estar preparados y prevenidos, en el 2019 se
registró un brote a nivel mundial con 413,308 casos confirmados,
que también afectó al continente americano, declarado libre de
virus de sarampión endémico en 2016.

Una única persona puede iniciar un brote que velozmente puede


propagarse a ciudades y países distantes. El calentamiento global,
la deforestación y consecuente interacción con ecosistemas
relativamente vírgenes, la facilidad y velocidad de los viajes
entre diferentes regiones, la migración animal y el comercio
plantean amenazas para la salud global, pues contribuyen
a la propagación de enfermedades, antes limitadas a zonas
geográficas específicas, y a la emergencia y reemergencia de
estos animálculos mileniales.

Dado que muchos de estos patógenos son zoonóticos, atender


a la sanidad y el bienestar de los animales de forma sostenida
contribuiría a mejorar la salud humana y, a su vez, la salud animal,

167
idea englobada en el concepto de una sola salud. Un aspecto
que merece ser destacado es la seguridad de los profesionales
de la salud.

Los brotes por SARS-CoV, MERSCoV y EBOLA, en los que varios


profesionales de la salud fueron gravemente afectados, nos
mostraron que ese era un punto crítico en el que debíamos
mejorar. Pues, si ellos no están protegidos, ¿cómo van a poder
ayudar a los enfermos? Sabemos que es cuestión de tiempo
que una próxima pandemia comience. No sabemos dónde ni
cómo, pero ocurrirá en algún momento nuevamente. El brote
de 2019-nCoV nos demuestra que aún quedan varias lecciones
por aprender, y surge una pregunta clave: ¿estamos preparados
para prevenir y responder a tiempo frente a la emergencia y
reemergencia de nuevos virus que amenazan la salud mundial?

168
18. CONCLUSIONES

VACUNA
El continente americano se ha convertido en la región del
mundo más afectada por la pandemia de COVID-19. La mayor
parte de los casos y muertes se acumulan en Estados Unidos de
América y en Brasil, sin embargo, la situación se ha agudizado
en diversos países de la región en los últimos meses, con un
impacto devastador. Para febrero del 2021 se estima que 61,0000
personas han fallecido por Covid-19 en Latinoamérica y el Caribe,
lo cual representa el 27% de las muertes en todo el mundo.
Actualmente, Perú, Panamá, México, Colombia y Argentina
tienen las tasas de mortalidad más altas.

Varios factores han influido en la carga particularmente pesada


de la enfermedad de Covid-19 en la región de Latinoamérica
y el Caribe. Entre ellos se encuentran los sistemas de salud
debilitados, así como la pobreza y la informalidad laboral que han
hecho insostenibles los confinamientos estrictos. Además, debe
considerarse las comorbilidades, particularmente la obesidad,
diabetes e hipertensión, que tienen una alta prevalencia en
la región y se han identificado como factores de riesgo para
complicaciones y muertes por Covid-19.

Queda claro que la situación dista mucho de resolverse en el


corto plazo y las medidas de control han sido insuficientes. Es en
este contexto que las vacunas para Covid-19 aportan una luz de
esperanza para afrontar esta grave crisis de salud. Vacunarse es
una de las varias medidas que se pueden tomar para protegerse
y proteger a otras personas del Covid-19. Esto es crucial porque,
en el caso de algunas personas, la enfermedad puede ser grave
e incluso ocasionar la muerte. Para detener una pandemia es
necesario utilizar todas las herramientas disponibles. Las vacunas
actúan junto al sistema inmunitario para que su organismo esté
preparado para combatir el virus si se ve expuesto a él.
Otras medidas, como el uso de mascarillas y el distanciamiento
social, ayudan a reducir el riesgo de estar expuesto al virus y
de propagarlo a otras personas. La mejor protección contra
el Covid-19 será vacunarse y seguir las recomendaciones del
Ministerio de Salud Pública.

171
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