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#45 Temas

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Tema para Red de Mujeres

Tsebaoth
Serie: Su nombre

Tesis
El nombre Tsebaoth significa Señor de los Ejércitos

Objetivo
Que comprendamos que el nombre «Señor de los ejércitos» afirma el dominio de Dios
sobre todo poder tanto celestial como terrenal.

Versículo a memorizar
Salmo 89:8 RVR1960 “Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Poderoso eres,
Jehová, Y tu fidelidad te rodea”.

Introducción
En la Biblia se incluye una designación particular relacionada íntimamente con el nombre propio de
Dios: Yahveh Tsebaoth, nombre que ha sido traducido como Señor Dios de los ejércitos o solo Señor de
los ejércitos. Algunas versiones escogieron «Todopodero» al traducir dos palabras hebreas diferentes
tsabá, tradicionalmente traducida como «ejércitos», asociada con Yahveh que es uno de los nombres
con que se designa a Dios.

Este nombre llevaba en las antiguas escrituras, la connotación de Dios como comandante en jefe de
todas las unidades de batallas de los israelíes. Tanto las unidades de batalla terrenales como las celestia-
les conformadas por los ángeles de Dios. De esta forma, se percibe a Dios como Rey, como Monarca
cuya función principal es establecer un tipo de gobierno que ponga de manifiesto los principios que se
desprenden de su naturaleza.

La referencia a este nombre se presenta claramente en el mensaje de Oseas: “Mas Jehová es Dios de los
ejércitos; Jehová es su nombre” (Oseas 12:5 RVR1960). Lo cual se afirma durante todas las Escrituras.

1. Dios es la autoridad absoluta de todo lo creado

a. En el libro de Josué, vemos un ejemplo extraordinario, justo después de que el Señor partió el
río Jordán para que el pueblo pasara en tierra seca, y antes de la batalla de Jericó, el pueblo
celebró su primera Pascua en Canaán. Josué encuentra en el camino a un hombre con una
espada desenvainada en la mano. Cuando le pregunta si él es de los suyos o de los enemigos, el
extraño se identifica como «el príncipe del ejército del SEÑOR». Josué se postró en la tierra y lo
saludó como su señor. La respuesta fue: «Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar donde
estás es santo» (Josué 5:13-15). El concepto de ejércitos se extiende más allá de las fuerzas milita-
res humanas. Las fuerzas de los cielos, como las de la tierra, están bajo las órdenes de Dios.
b. La convicción de que Dios es quien ha peleado por Israel ha sido básica para el entendimiento
de los creyentes de la relación de Dios con su pueblo (Josué 23:3).

2. David confió en el Señor de los ejércitos

a. En el tiempo del Rey Saúl, los filisteos tenían sitiado a Israel y durante varios días
permanecieron dirigiendo burla y humillación hacia su ejército, esta situación era
orquestada por el gigante Goliat, quien los retaba a una contienda con él. Cuando
llega el joven David queda asombrado ante tal situación, sobre todo por la ofensa y
blasfemia que profería el gigante contra el Dios de Israel. El hecho de que Goliat
blasfemara y provocara al ejército del Dios viviente, fue suficiente para que David
decidiera enfrentársele en el nombre del Señor de los ejércitos. 1 Samuel 17:45-50
RVR1960
b. En la historia vemos que David obtuvo la victoria, pero no se la confirió como una
victoria personal, por el contrario, glorificó el nombre del Señor, diciendo “De Jehová
es la batalla”. David era consciente de que Dios había permitido todo un plan, usán-
dolo a él tan solo como un instrumento para lograr dicha victoria, como también era
consciente de que Dios estaba con él. 2 Samuel 5:10 RVR1960

3. Como sus hijos debemos confiar en el Señor de los ejércitos

a. Así como David se presentó en la batalla en el nombre del Señor de los ejércitos,
también nosotros debemos presentarnos en el nombre del Señor de los ejércitos en la
batalla o guerra, quizá no física, pero sí espiritual que nos toque enfrentar. 2 Corintios
10:4-5

b. Debemos recordar que es necesario atender el llamado de Dios a mantenernos


unidos y revestidos con la armadura espiritual que nos ha dado para pelear la batalla y
salir victoriosos en Él. Zacarías 4:6.

Fuimos hechos a imagen de Dios, sin embargo, Él permanece inimaginablemente


diferente y más grande que nosotros. Nuestro Dios es grande y sublime. Está tan por
encima de nosotros y no podemos alcanzar su grandeza y majestad. Sin embargo, por
medio de ciertos nombres de las Escrituras se nos invita a echar un vistazo a esa gran-
deza y, como Jeremías, reconocer la soberanía de Dios en nuestras vidas (Jeremías
32:17-19 RVR1960).
Conclusión
Hay batallas que no son contra ejércitos terrenales, son aquellas batallas imposibles de
ganar en nuestro poder humano, pero el Señor es quien obtiene la victoria en ellas. Debe-
mos reconocer a Dios como quien, en ejercicio de su ilimitado poder, puede intervenir a
nuestro favor en cualquiera que sea nuestra circunstancia.

Reto a la acción
Ore diariamente y permanezca firme hasta el final, confiando en que nuestro Dios ejercerá abierta-
mente su poder como Señor de los ejércitos y hará cumplir su voluntad sobre todas las cosas.

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