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TEMA: USADOS PARA ALGO GRANDE.

VERSICULO CLAVE: 2 Crónicas 20:14-15.


“Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita
de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; y dijo:
Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así:
No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la
guerra, sino de Dios”.

VERDAD CENTRAL:
Dios es soberano y envía a su Espíritu Santo a quien él quiere para que hablan en su
nombre y para bendecir a su pueblo.

FONDO HISTORICO:
Jahaziel desempeñó su ministerio durante el reinado de Josafat (hijo de Asá) que ascendió
al trono de Judá en el cuarto año de Acab, rey de Israel. Tenía treinta y cinco años cuando
comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén veinticinco años. Siempre siguió el buen ejemplo de
su padre Asá, y nunca se desvió de él, sino que hizo lo que agrada al Señor. Sin embargo,
no se quitaron los santuarios paganos, de modo que el pueblo siguió ofreciendo allí
sacrificios e incienso quemado.
El reino de Judá fue invadido por una coalición de tres ejércitos formados por tropas de
Moab, Amón y Edom procedentes del otro lado del mar y de Siria, las cuales ya estaban en
la costa oeste del mar Muerto cuando avisaron al rey.
La situación era grave y Josafat buscó a Dios pidiendo liberación y el Señor atendió su
oración.

LECTURA BIBLICA: 2 Crónicas 20:1-30


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INTRODUCCION:
Sabemos que Dios está atento a las necesidades de su pueblo y podemos clamar a él,
confiando en que contestará y suplirá una respuesta.
El Espíritu Santo de Dios se apoderó de un levita llamado Jahaziel, que estaba presente en
medio de la congregación. Lo honro tanto por su corazón limpio y preparado que hasta el
día de hoy su nombre figura en la historia como una persona usada por Dios para traer un
mensaje de libertad y de victoria, a un reino y a una nación.

I. ESCOGIDOS POR DIOS. Cita bíblica: 2 Crónicas 20:14


“Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de
Matanías, levita de los hijos de Asaf…”

Una parte importante y básica de nuestra fe es creer que somos escogidos por Dios;
Él nos ha llamado y completará la obra que ha comenzado en nosotros.

A. DIOS NOS CONOCE.


Jahaziel es un profeta mencionado una sola vez en toda la Biblia, del cual solo
sabemos que intervino con un único mensaje y que era un levita del coro.
Jahaziel era hijo de Zacarías, un levita descendiente de Asaf de la familia de
Gersón (Genesis 46:11). Los hijos de Leví fueron: Gersón, Coat y Merari., así que
Jahaziel no era sacerdote. (1 Crónicas 6:39-43.)

Dios no nos pregunta sobre nuestro pasado, ni por nuestro origen familiar o por
aquello que podemos lograr por nuestra propia cuenta. Él nos llama para ser
discípulos de Jesús. Dios puede hacer una obra en nosotros; y esta obra empieza
cuando decidimos venir a él, y entregarle nuestra vida y nuestro corazón.

B. DIOS CONOCE NUESTRO CORAZON.


Jahaziel en hebreo significa “MIRAR A DIOS CARA A CARA” o también “EL QUE
MIRA A DIOS”.
Buscaba el rostro del Señor. Para él, Dios no era solo el Dios destructor de sus
enemigos. Entraba y se gozaba en la presencia de Dios a solas. Tenía comunión
con Dios. Por todo eso, Jahaziel halló una gracia especial en tiempos de la ley
rígida.

¡Dios lo sabe todo! A veces ignoramos que Dios es omnisciente (conoce y sabe
todo), de Su boca nace la sabiduría y todo cuanto existe.
Dios escudriña nuestro corazón. No mira como los hombres, solo ven lo físico, Él
conoce nuestros corazones y todo lo que pensamos y hacemos.
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II. USADOS POR DIOS. Cita bíblica: 2 Crónicas 20:14-15


“…sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; y dijo: Oíd, Judá
todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No
temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra
la guerra, sino de Dios”.
El Espíritu Santo de Dios, no solo participo en la creación, sino que capacitó a
hombres para trabajos especiales, dirigiéndolos para realizar tareas en nombre de
Dios, a favor del pueblo.
A. DIOS ENVIA SU ESPIRITU SANTO.
A veces el don del Espíritu es conferido a quien, a pesar de no ser jefe, está
llamado por Dios a prestar un servicio de alguna importancia en especiales
momentos y circunstancias.
El Espíritu de Dios es llamado, también El “Espíritu de profecía” y actúa en los
profetas inspirándolos para que vean, comprendan y hablen. El Espíritu actúa en
ellos y realizan poderosos hechos en nombre de Dios y se cumple lo que anuncian
como en el caso de Jahaziel. El Espíritu de Jehová lo impulsó a dar palabras de
ánimo al rey Josafat y a la congregación cuando se vieron amenazados por un
ejército enemigo que les superaba en número
En ese lugar se habían reunido miles de personas, pero el Espíritu eligió a
Jahaziel para transmitir la respuesta divina.
En este tiempo el Espíritu Santo desciende de manera permanente en la vida del
creyente para capacitarlo a desempeñar las tareas encomendadas.
¡Qué privilegio y responsabilidad! Que Dios te elija para bendecir a las personas a
tu alrededor.

B. PARA REALIZAR SU OBRA.


El Espíritu del Señor vino sobre Jahaziel y delante de toda la congregación de
Judá y Jerusalén trajo un mensaje conciso, puntual y profético y se dirigió con
autoridad al pueblo y al rey.
Su mensaje es la respuesta de la oración a Dios elevada por otra persona, en este
caso el rey Josafat. Sus palabras fueron las palabras de Dios trayendo la solución
a un gravísimo problema una situación de vida o muerte.

El rey, la autoridad del lugar y todo el pueblo con él, al oír sus palabras pudieron
identificar a Dios hablando a través de Jahaziel por lo cual se postraron se
humillaron y adoraron al Señor.
Dios toma a los hombres para un liderazgo conforme a la voluntad de Dios,
llamados y capacitados por El.
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III. ELEGIDOS PARA BENDECIR. Cita bíblica: 2 Crónicas 20:16-20


Tenemos aquí la amable respuesta de Dios a la oración de Josafat; y fue una
respuesta rápida. Mientras aún hablaba, Dios oyó: antes de que la congregación
fuera despedida, se les dio la seguridad de que saldrían victoriosos; porque nunca es
en vano buscar a Dios.

A. ALIENTE A LOS DEMAS.


Jahaziel los animó a confiar en Dios, aunque el peligro era muy amenazante.
Les da información sobre los movimientos del enemigo y les ordena que marchen
hacia ellos, indicando dónde deben encontrarlos. Ellos debían estar quietos y ver
cómo Dios los salvaba.
El pueblo recibió el aliento que necesitaban después de haber orado y cómo Dios
asumía el compromiso de luchar, mostrando así que la tierra era suya.
Hoy debes comprender que la batalla no es tuya; no es en tus propias fuerzas, no
por tu propia causa. La batalla es de Dios, él se interesa por lo que estas pasando.

B. LA VICTORIA ES DE DIOS.
Esta historia nos permite ver el actuar de Dios para con su amado pueblo, no
hicieron ningún esfuerzo en batalla, no usaron sus lanzas o sus espadas, no se
enfrentaron a ningún enemigo, solo alabaron a Dios y vieron como Él destruía a
sus enemigos y les daba la victoria.
Todo lo que el pueblo de Dios tenía que hacer era ubicarse sobre los fundamentos
de la fe para observar la gran victoria de Dios.
Y así, Jahaziel fue el encargado de conectar lo celestial con lo natural, lo espiritual
con lo físico, lo intangible con lo palpable.
Jahaziel pudo profetizar sin ser profeta. Pudo ser la voz Dios en la tierra.
Jahaziel pudo traer dirección divina para una situación extraordinaria.
Todo esto porque el miraba a Dios cara a cara.
CONCLUSION:
Esta historia nos enseña que cuando tenemos un problema grave debemos acudir a Dios
en oración y descansar en él. Pero también nos enseña que Dios es soberano y él designa
por su Espíritu a los que hablan en su nombre, aunque sea en una sola ocasión y da la
victoria. Permítase ser usado por el espíritu Santo de Dios para ser de bendición para las
demás personas.
LLAMADO:
No importa tu genealogía, de quién eres hijo o nieto. Dios puede brindarte su Espíritu
Santo para que te capacite y realices su obra. No importa tu condición ni el tamaño de tu
amenaza, aquellos que confían en el Señor permanecerán para siempre porque no depende
de ellos sino de Aquel quién les sostiene.
Ven a Jesucristo, él te espera con los brazos abiertos para bendecirte. Amén.

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