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CENTRO DE ESTUDIOS SUPERIORES EN CIENCIAS JURÍDICAS Y

CRIMINOLÓGICAS

CHAPULTEPEC

MATERIA: FILOSOFÍA DEL DERECHO

PROFESORA: DRA ROSALÍA TÉLLEZ SÁNCHEZ

EQUIPO No. 1

TEMA: LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS


INTRODUCCIÓN

Los presocráticos fueron los primeros filósofos del canon occidental y produjeron una gran
variedad de teorías diferentes que intentaban explicar la naturaleza del universo. Los
fundamentos de la ciencia y la filosofía se establecieron con estos primeros pensadores.
El presente trabajo nos permitirá explorar a los filósofos presocráticos más importantes
de la antigua Grecia.

 Este término no denota solamente una clasificación cronológica, ya que entre los
presocráticos se incluyen también filósofos contemporáneos de Sócrates pero que
siguieron las orientaciones teóricas de los filósofos de los siglos VI y V a.C. (anteriores a
la renovación conceptual realizada por Sócrates, que se toma como un punto de inflexión
que marca la historia del pensamiento de forma decisiva).

Los filósofos presocráticos fueron los primeros pensadores que rompieron con las formas
míticas de pensamiento para empezar a edificar una reflexión racional. Es decir, fueron
los primeros que iniciaron el llamado “paso del mito al logos”, proceso propiciado por las
especiales características de espíritu crítico y condiciones sociales que permitieron una
especulación libre de ataduras a dogmas y textos sagrados. En este sentido, son tanto
filósofos como cosmólogos, físicos o, más en general, “sabios”. Y, aunque comparten
algunas características comunes, no forman un grupo bien definido sino que se dividen en
diversas escuelas de pensamiento, a veces muy alejadas unas de otras.

Uno de los problemas fundamentales que presenta el conocimiento del pensamiento de


dichos autores es la casi total carencia de fuentes directas, ya que solamente se
conservan fragmentos y citas de sus obras.

El pensamiento de los presocráticos plantea el problema de la ruptura o de la continuidad


respecto del pensamiento anterior y respecto de las influencias del pensamiento oriental.
Olvidada ya la tesis de un pretendido “milagro griego”, los autores contemporáneos
destacan tanto las raíces basadas en el pensamiento mítico del primer pensamiento
presocrático (especialmente se destaca la influencia de la cosmogonía mítica de Homero
y de Hesíodo), como la recepción de determinados desarrollos intelectuales
(especialmente de la astronomía y la matemática) del pensamiento oriental
(fundamentalmente caldeo, babilonio, persa y egipcio). Pero, si bien se dan estas
influencias, también se destaca el aspecto radicalmente innovador y crítico del
pensamiento de los primeros filósofos. Entre los milesios (Tales, Anaximandro y
Anaxímenes) se desarrollará una cosmología y una cosmogonía sin referencia a dioses ni
entidades sobrenaturales, en lugar de ello, se explica a partir de los conceptos
de physis (naturaleza), arkhé (principio rector) y cosmos (orden). Ya no se trata de una
concepción mítica que intenta explicar apelando a unos orígenes remotos y a una historia,
sino que se trata de una verdadera teoría.

Las escuelas y autores presocráticos suelen clasificarse atendiendo a diversos criterios.


En primer lugar se suelen tener en cuenta dos grandes líneas de pensamiento de los
primeros pensadores que se relacionan con el diverso origen geográfico: los filósofos de
Jonia (los de la escuela de Mileto y Heráclito), y los itálicos o filósofos de la Magna Grecia
(principalmente Pitágoras -que, aunque nació en Samos (Jonia), se trasladó a Crotona- y
los eleatas). Estos dos orígenes marcan también dos tendencias o dos tradiciones
distintas: los primeros son, en general, más naturalistas, es decir, más preocupados por el
estudio de la physis o naturaleza entendida desde la perspectiva de sus constituyentes
materiales, mientras que los segundos son más especulativos y se ocupan de
la physis desde una perspectiva más formal (los números en el caso de los pitagóricos) u
ontológica —a partir de la noción de "ser"— (Parménides).

Otro criterio que se ha propuesto divide a los presocráticos entre naturalistas (o físicos) y
antropólogos. A su vez, los primeros se dividirían entre monistas (milesios, pitagóricos,
Heráclito y los eleatas) y pluralistas (Empédocles, Anaxágoras y los atomistas) según
acepten un único arkhé o una pluralidad de principios explicativos. Entre los naturalistas
estarían todos los primeros presocráticos, hasta los sofistas, que encarnarían el grupo de
los pensadores marcados por un giro antropológico.

Mientras los primeros se habrían ocupado fundamentalmente de la physis, los segundos


tratarían especialmente de los problemas relacionados con el hombre y la polis.
ENTENDAMOS FILOSOFÍA

Antes de enfocarnos en los primeros filósofos, debemos de conocer la clasificación de los


saberes, que como ya sabemos, Platón y Aristóteles fueron los primeros que los
clasificaron, ellos le dieron un concepto a cada uno, sin embargo, dado que no es la
materia de filosofía sino filosofía del derecho, vamos a adentrarnos a explicar de una
forma más sencilla y general cada uno de ellos para posteriormente dar pie a la
explicación de los filósofos presocráticos cuyas teorías han sido más importantes hasta la
actualidad.

Tipos de Saber

Saber común o saber irreflexivo. Es el saber de la vida cotidiana, donde solo se atiende a
lo casi instintivo e impulsivo. Es un solo atender a los estímulos diarios y momentáneos.
Ejemplo: Abrir la puerta al oír que tocan.

Saber común práctico. Es el saber que previamente fue aprendido y practicado


continuamente hasta que se vuelve un acto irreflexivo, no pensado. Este tipo de saber
tuvo previamente un momento de razonamiento, pero en su práctica no se piensa en ella.

 Teclear un texto en la computadora


 Conducir un automóvil
 Practicar un deporte

Las personas ordinarias se mueven en un nivel cotidiano del pensamiento denominado


saber común.

El saber Común: Se manifiesta en forma de hábitos, costumbres, instintos, y necesidades.


Al mismo tiempo podemos distinguir el saber común y práctico irreflexivo y el saber
común y practico regulado por el pensar. Sin embargo ninguno de los dos puede ser
considerado un saber filosófico, ni siquiera un saber de sentido común.

Sentido común. Es cuando el acto de pensar se logra a través de juicios de certeza, y


permanece así en un asomo a la verdad. Es una verdad que surge a priori, sin
fundamento real, y basado en escasa experiencia o deducción empírica.

Por ejemplo: Estudiar para un examen.


Un saber de contemplación reflexiva. Es un saber de pensar, es “pesar” las cosas de
acuerdo a la razón, como las cosas llegan a la mente. Es un interrumpir de la vida
cotidiana para mirar la totalidad de las cosas y pensarlas con respecto a nosotros mismos.

Ejemplos

 “De esta manera, al reflexionar sobre sí mismo, pudo realizar la actividad


intelectiva que lo guiara a su perfección”
 ”Libertad por el saber”.

Saber de actitud filosófica. Es un saber resultado de la contemplación reflexiva, regulado


por el pensar en el que la persona se pregunta acerca de los fines últimos de las cosas,
liberándose de la cotidianeidad.

Por ejemplo:

 El intelecto pretende dar una fundamentación racional acerca de lo que se


cuestiona.
 El intelecto va más allá de la simple observación al estudiar cualitativamente al
Ser en general.

a) Saber común
práctico
irreflexivo

Saber en la vida b) Saber común


ordinaria práctico regulado
por el pensar
FORMAS DEL
SABER
c)Saber práctico
Saber de actitud del sentido
contemplativa o común.
filosófica
TALES DE MILETO

VIDA Y ACTIVIDAD CIENTÍFICA

1. Nació en Mileto (Asia Menor) hacia el 624 a.C.

2. Se le atribuye la predicción de un eclipse que tuvo lugar en 585 a.C.

3. Contribuyó a mejorar las mediciones y las técnicas de navegación.

4. Se le atribuyen varios teoremas matemáticos.

5. Habría tratado de establecer un calendario solar.

TODO ES AGUA

La filosofía griega parece iniciarse con una ocurrencia extravagante, con la tesis de que
el agua es el origen y la matriz de todas las cosas. ¿Es realmente necesario mantener la
calma y la seriedad ante semejante afirmación? Sí, y por tres razones: la primera, porque
la tesis enuncia algo acerca del origen de las cosas; la segunda, porque lo enuncia sin
imagen o fabulación alguna; y, finalmente, la tercera razón, porque en ella se incluye,
aunque sólo en estado de crisálida, el pensamiento «Todo es uno». La primera de las
razones enunciadas deja aún a Tales en compañía de la religión y la superstición,
mientras que la segunda, sin embargo, lo excluye ya de tal compañía y nos lo muestra
como un investigador de la Naturaleza; pero, a causa de la tercera razón, puede
considerarse a Tales el primer filósofo griego […] Tales intuyó la unidad absoluta del ser,
y cuando la quiso comunicar, ¡habló del agua!.

(F. Nietzsche, Los filósofos preplatónicos)

Lo más seguro es que la creencia de que todo está compuesto de agua se deriva de la
idea de que la Tierra descansa sobre agua. Este principio cosmológico podría haber sido
recogido durante alguno de los hipotéticos viajes de Tales a Egipto, pues no existía en
Grecia una idea semejante.

Aristóteles cuestionará las conclusiones de Tales al preguntarse por aquello que sostiene
al agua subterránea.
EL HÁLITO VITAL

Además de la idea del agua como principio constituyente de la realidad material, también
se le atribuye a Tales una suerte de animismo según el cual todos los objetos de este
mundo, incluidos los inertes, albergarían en su interior una suerte de vida.

La principal prueba empírica de este hecho sería el movimiento de los imanes


magnéticos y también del ámbar, que por frotación obtiene magnetismo.

Ya sea como agua, como un hálito vital o bajo cualquier otra forma, puede concluirse que
la relevancia de Tales dentro de la historia de la filosofía reside en su intento por
establecer un principio explicativo universal que diera cuenta de todos los fenómenos del
entonces estrecho universo.

Tales se alejó del pensamiento mítico que predominaba en su época y se esforzó por dar
explicaciones proto-científicas a los fenómenos que observaba a su alrededor.

ANAXIMANDRO DE MILETO

EL ÁPEIRON

Anaximandro estableció el ápeiron (“lo indefinido”) como principio cósmico universal, ya


fuera arkhé u otra la palabra que utilizara para hablar de este principio.

Esta “indefinición” hace referencia a que el ápeiron no designa ninguno de los elementos
fundamentales ,agua, aire, tierra o fuego,.

Es muy probable que Anaximandro razonara de la siguiente manera: Si consideramos uno


de los elementos básicos como elemento constitutivo de la materia, éste habría sido
contrarrestado por su opuesto y el universo no podría haberse desarrollado.

Parece que el filósofo milesio le otorgó los mismos atributos que Homero le asignó a sus
dioses, esto es, la inmortalidad y un poder ilimitado.
Basándose en los textos de Aristóteles, los comentaristas vinculan este poder a una
fuerza motriz que regiría el universo, algo así como un principio rector que atravesaría la
totalidad de los seres vivientes y no vivientes y a partir de la cual, desde un principio, se
habrían instituido el cambio y el movimiento.

LA ESTRUCTURA DEL MUNDO

Anaximandro creía que el mundo tenía forma cilíndrica, que su altura era un tercio de su
anchura y que los seres humanos habitaban una de las dos caras de esta “moneda” no
cabe inferir que Anaximandro considerara que también la otra cara estaba habitada.

La idea más original en lo que se refiere a la estructura terrestre es su estado de


equilibrio: a diferencia de Tales, que pensaba que la Tierra “flotaba” en una gran masa de
agua, Anaximandro afirma que el planeta terrestre se mantiene en equilibrio debido a su
equidistancia con respecto al resto del universo, lo cual abrió seguramente un importante
camino en el desarrollo de las matemáticas y la astronomía.

LOS MUNDOS INNUMERABLES

Una de las ideas más extraordinarias que le han sido atribuidas a Anaximandro es la de
los mundos infinitos.

Se ha discutido mucho si del análisis que hace Teofrasto se deriva la idea de mundos
sucesivos o mundos coexistentes, pero los helenistas modernos parecen haber
concluido que de las palabras de Teofrasto no puede deducirse la existencia simultánea
de diferentes mundos, sino la creación y destrucción de mundos sucesivos.

LA EVOLUCIÓN NATURAL

De acuerdo con los testimonios de Plutarco, Hipólito y otros, Anaximandro habría pensado
que la vida animal surgió de una suerte de cieno o limo, las primeras especies estarían
rodeadas de una escama protector exterior y, cuando esta corteza cayó, éstas habrían
colonizado el planeta Tierra.

Especialmente perspicaz es la observación por parte del filósofo milesio de que el ser
humano necesita de un periodo de crianza extraordinariamente extenso, lo cual lo habría
llevado a pensar que, en su origen, las personas habríamos surgido del interior de algún
tipo de pez, del cual habrían salido los primeros miembros de nuestra especie que fueron
capaces de alimentarse y reproducirse por sí mismos.

ANAXÍMENES DE MILETO

VIDA Y OBRA

Muy poco se sabe de la vida de este filósofo milesio, más que fue unos veinte años más
joven que Anaximandro, hay quien dice que fue su discípulo y que escribió al menos un
libro en un estilo «simple y conciso», en contraste con la terminología un tanto poética de
su predecesor.

TODO ES AIRE

En correspondencia con la tradición jonia a la cual pertenece, Anaxímenes estableció que


el aire es el principio cósmico fundamental, origen y esencia material de todas las cosas.

La diferenciación de la materia en objetos y seres se habría llevado a cabo, de acuerdo


con esta teoría, a través de procesos de condensación y rarefacción, así como su origen
mismo, salvando de esta forma la objeción hecha por Anaximandro al principio de Tales:
ningún elemento se contrapone al principio fundamental, el aire, porque todos ellos son
resultado de la condensación o la rarefacción del mismo.

La importancia que Anaxímenes otorga a la condensación y rarefacción del aire es de


extraordinaria relevancia dentro de la historia de la ciencia, pues presupone que existen
transformaciones cualitativas derivadas de cambios estrictamente cuantitativos.

La argumentación de Anaxímenes podría hacer que nos preguntásemos por qué el agua
tendría que ser una versión densificada del principio material y no, al contrario, como
quizá podría haber pensado Tales, el aire una versión rarificada de dicho principio.

INTERPRETACIONES

Por un lado, algunos comentaristas han querido ver en los procesos de condensación y
rarefacción una dinámica, más bien, de calentamiento y enfriamiento. De acuerdo con
esta perspectiva, las cosas se enfriarían conforme se condensase la materia de la que
están compuestas, mientras que se calentarían con el proceso inverso.

Por otra parte, también ha querido verse en el aire de Anaxímenes un carácter divino en
el sentido de que los dioses están compuestos de aire, lo cual anticiparía las críticas de
Jenófanes y Heráclito a la religión tradicional griega. No obstante, es improbable que
Anaxímenes plantease una crítica de este tipo y es mucho más plausible que esta
divinidad fuera análoga a la que se atribuía al agua de Tales.

Basándose sin duda en la idea de Tales de que la Tierra “flota” en una gran masa de
agua, Anaxímenes consideraba que era ancha, plana, poco profunda y que “se apoyaba”
en una cantidad ilimitada de aire, de manera análoga a como el viento “sostiene” las
hojas de los árboles cuando caen, en este caso, Anaxímenes parece haber obviado el
hecho de que la Tierra es considerablemente más densa que el aire.

HERÁCLITO DE EFESO

VIDA Y OBRA

1. Se sabe que Heráclito desarrolló su vida unos años después que Jenófanes y
Pitágoras y algo antes que Parménides. No obstante, no conocemos demasiados
detalles de su vida más allá de la constancia de que vivió en Éfeso (Jonia), que
provenía de una familia aristocrática y que mantuvo una relación extremadamente
conflictiva con sus conciudadanos.

2. Como a la mayoría de aquellos que Aristóteles y los peripatéticos denominaron


“filósofos naturales”, a Heráclito se le atribuye una obra titulada Sobre la
naturaleza, pero no es seguro que llegara a escribir un libro completo y es más
probable que su producción se limitara a sentencias cortas y enigmáticas.

INTERPRETACIÓN

Estas particularidades expresivas hicieron que su filosofía resultara especialmente difícil


de interpretar, y lo cierto es que tanto Platón como Aristóteles, las dos principales fuentes
de citas y testimonios, no pusieron demasiado empeño en desentrañar el significado
último de sus aforismos.

La versión popular que en la Antigüedad se estableció con respecto al pensamiento de


Heráclito, en suma, quedaba reducido a un par de ideas relacionadas con el fuego como
“principio cósmico” y con la idea de que «todo fluye» («panta rei»), cuando en realidad, en
comparación con sus predecesores jonios, no se interesó tanto por las dinámicas y
mecanismos del cambio como por la realidad subyacente que los unifica.

EL PRINCIPIO UNIFICADOR

Heráclito designó al principio que unifica al cosmos con el nombre de logos y le otorgó un
significado que podría traducirse como “medida” o “proporción”. Esta proporción ejercería
como principio rector de un equilibrio cósmico que unificaría todo aquello que en
apariencia se nos muestra en oposición.

El logos conserva la coherencia y el orden en el mundo a través de la relación equilibrada


entre los opuestos. Es decir, mantiene una tensión entre ellos que, sin embargo, no
permite que se decante hacia ninguno de los dos, de manera análoga a cómo el brazo
sostiene en tensión la cuerda de un arco.

PANTA REI

Esta tensión o “discordia” estaría expresada en el continuo cambio que las personas
percibimos en el mundo que nos rodea y es la razón por la cual Heráclito ha sido
comúnmente conocido como el “filósofo del cambio”. «Heráclito dice en alguna parte que
[…] no te podrías sumergir dos veces en el mismo río». Tal es la sentencia más conocida
del filósofo efesio y en la cual se centran buena parte de sus interpretaciones posteriores.

La cita sugiere que “todo cambia”, pero algunos comentaristas le dieron una vuelta de
tuerca y lo interpretaron de la siguiente manera: es necesario que “todo cambie” y que el
río fluya para que se mantenga la unidad, el orden y la coherencia del cosmos.

EL FUEGO CÓSMICO

El “principio cósmico” en el que Heráclito centró su filosofía es el fuego, pero no por ello
debería pensarse inmediatamente que posee el mismo significado que el agua o el aire
en las teorías de Tales y Anaxímenes, respectivamente. Heráclito, por ejemplo,
consideraba que en buena parte del mundo se encuentra el fuego “extinguido”, como en
los casos de la tierra y del mar.

En consonancia con su teoría del logos y de la “discordia”, pensaba que la cantidad de


fuego que existe en el mundo en relación con la cantidad de tierra o de mar mantiene
siempre una proporción constante. Si se prende un fuego en alguna parte de la Tierra, se
extinguirá otra equivalente en otro lugar.

JENÓFANES DE COLOFÓN

VIDA Y COSMOLOGÍA

1. Jenófanes nació en Colofón hacia el año 570 a.C., pero muy pronto abandonó
Jonia y emprendió una vida errante que lo llevaría por diferentes partes de
Grecia.

2. Numerosos comentaristas lo han considerado el fundador de la escuela eleática,


pero ni siquiera se sabe a ciencia cierta si visitó Elea en alguna ocasión.

3. De acuerdo con algunos testimonios, el filósofo de Colofón habría afirmado que


las “raíces” de la Tierra se extienden indefinidamente —tal y como creían Homero
y Hesíodo— y que todo cuanto existe está compuesto de tierra y agua.

CRÍTICAS A LA RELIGIÓN

Jenófanes es generalmente reconocido por haber sido el primer autor que cuestionó el
antropomorfismo de los dioses humanos. Sus argumentos al respecto son de sobra
conocidos:

Si los bueyes, los caballos o los leones tuvieran manos y fueran capaces de pintar con
ellas y de hacer figuras como los hombres, los caballos dibujarían las imágenes de los
dioses semejantes a las de los caballos y los bueyes semejantes a las de los bueyes y
harían sus cuerpos tal como cada uno tiene el suyo. (Clemente; citado en Kirk, Raven y
Schofield,2017: 228).
RELATIVISMO EPISTEMOLÓGICO

Jenófanes también adopta una perspectiva crítica en relación con el conocimiento


humano.

«Si dios no hubiese hecho a la miel amarilla», nos dice, «los hombres dirían que los higos
son mucho más dulces». Es decir, no solo criticó la religiosidad popular de sus
contemporáneos, sino que cuestionó la forma general por la cual el ser humano cree
acceder al conocimiento verdadero.

En este punto vuelve a relucir el contraste entre physis y nomos, y, aunque quizá sea
aventurarse demasiado, de algunos comentarios puede deducirse que Jenófanes
anticipó, al menos en parte, el relativismo epistemológico que más tarde sería
ampliamente desarrollado por los sofistas.

PITÁGORAS DE SAMOS

VIDA Y OBRA

1. Al igual que Jenófanes, también Pitágoras emigró desde su Jonia natal, la colonia
marítima de Samos, hacia el sur de Italia. Y de forma todavía más significativa
que en el caso del primero, sus orientaciones religiosas se encuentran muy
alejadas de la preocupación física tan característica de los pensadores jonios.

2. Influido quizá por el ambiente social, cultural e intelectual del occidente griego,
llegó a establecer una suerte de secta que perduraría en el tiempo mucho
después de su muerte. Esta circunstancia, unida al hecho de que el propio
Pitágoras nunca escribió nada, hace que resulte extremadamente difícil distinguir
los planteamientos pitagóricos originales de aquellos que se desarrollaron
posteriormente bajo la bandera del “pitagorismo”.

MÁXIMAS PITAGÓRICAS: LOS ACUSMATA


Tal y como hemos visto, el pensamiento de Pitágoras nos ha llegado de forma
extremadamente imprecisa, pero podemos fijar la vista, con un mínimo grado de
seguridad, en los compendios de máximas que, desde una época muy temprana, se
recogieron y se atribuyeron a este enigmático líder religioso.

Estas colecciones llevaban por nombre acusmata (“cosas oídas”), de lo cual es legítimo
inferir que eran transmitidas verbalmente y posiblemente jugaron un papel fundamental
en la organización, los ritos iniciáticos y las dinámicas de las sociedades pitagóricas.

REGLAS DE ABSTINENCIA

La purificación del alma y la práctica de una vida virtuosa exigían una serie de
prohibiciones y reglas de abstinencia que los pitagóricos estaban obligados a seguir de
manera estricta. Entre estas prohibiciones se encuentran las de no comer habas, no tocar
un gallo blanco, no quebrar el pan, etc.

A Pitágoras se le atribuye generalmente la imposición de una dieta vegetariana, pero lo


cierto es que todos los testimonios al respecto son notablemente tardíos, de modo que no
puede saberse con seguridad si el propio Pitágoras era o no vegetariano.

Además de las ya mencionadas, el pitagorismo exigía respetar otro conjunto de


prohibiciones, no vivir en ociosidad, no ser codicioso, no vejar a un hombre iracundo, etc.
Que se inscriben dentro de la sabiduría proverbial griega, de modo que no pueden ser
creación original de Pitágoras.

NÚMERO Y HARMONÍA

Pitágoras también ha pasado a la historia por habérsele atribuido la afirmación de que


«los números son la esencia y el origen de las cosas» (Alegre, 2004: 56). En efecto, las
sociedades pitagóricas otorgaron al número y a las proporciones, matemáticas y
musicales, una importancia central en el funcionamiento y la organización del mundo,
pero no está claro hasta qué punto esta idea se inspira en las teorías cosmológicas
jonias.

Lo que sí es seguro es que la música fue también un importante medio a través del cual
purificar el alma.

EL DESTINO DEL ALMA


¿Por qué tenían los pitagóricos tanto interés en purificar el alma y en practicar una vida
virtuosa? De los acusmata y otras fuentes antiguas se extrae que Pitágoras creía en la
inmortalidad del alma, que se separaría del cuerpo en el momento de la muerte y sería
sometida a un juicio cuyo resultado dependería de sus actos en vida.

De no haber seguido las prescripciones pitagóricas, sería enviada al Tártaro —el


“infierno”— y allí redimiría sus actos. De haberlo hecho, se reencarnaría en un nuevo
cuerpo, no está claro si necesariamente humano, y después de tres ciclos virtuosos
alcanzaría finalmente «la isla de los bienaventurados».

CONCLUSIONES

En conclusión, puede decirse que Pitágoras no fue un filósofo típico e incluso hay quien
no lo considera un filósofo en absoluto, sino más bien un “líder carismático religioso”.

En cualquier caso, sus reflexiones matemáticas y musicales, así como su concepción del
alma humana, ocupan un lugar privilegiado dentro de la historia de la filosofía por su
influencia en los autores posteriores y, con especial relevancia, en la filosofía de Platón.

PARMÉNIDES DE ELEA

VIDA Y OBRA

1. Parménides nació a finales del siglo VI a.C. en Elea —sur de Italia— y pocos
detalles más conocemos de su vida, salvo que, junto a su discípulo Zenón, pudo
haber realizado un viaje hasta Atenas donde un joven Sócrates habría conocido a
ambos.

2. Parménides representa un caso bastante extraordinario dentro del grupo de los


grandes filósofos presocráticos, pues fragmentos importantes de su,
presumiblemente, única obra, un poema hexamétrico, han llegado a nosotros
gracias a los testimonios de algunos comentaristas.

EL POEMA

El poema está dividido en un proemio y dos partes subsiguientes, cada una de ellas
dedicada al «corazón sin temblar de la Verdad persuasiva» y a «las opiniones de los
mortales», respectivamente.
En el proemio, Parménides relata el viaje del investigador, en un carro tirado por yeguas,
hasta «la puerta de los caminos de la Noche y del Día». Allí es recibido por «la diosa»,
que lo congratula por su llegada y le advierte de que su deber es conocer tanto el
«imperturbable corazón de la “Verdad bien redonda” como «las opiniones de los
mortales». Al investigador, por lo tanto, se le presentan dos “vías” excluyentes de estudio.

LA VÍA DE LA VERDAD

La vía de la Verdad es descrita por la diosa como la investigación de «lo que es» —el
“Ser”—, es decir, de todo cuanto existe. Esta afirmación, ciertamente, no sería
demasiado útil para el investigador si no se limitara más la definición de «lo que es»,
pues las cosas que estudia ya son siempre algo que existe. Pero la diosa, más adelante,
define con mayor precisión el objeto de estudio propio de la vía de la Verdad.

¿Cuáles son los atributos característicos del Ser?

INGÉNITO E IMPERECEDERO

«Lo que no es» —el “No-Ser”—, nos dice Parménides, no es, no ha sido nunca ni jamás
será. Por lo tanto, el Ser no puede tener un origen ni tampoco un final, pues en tales
casos provendría del No-Ser o bien se convertiría en él, respectivamente.

UNO Y CONTINUO

El Ser tiene que ser único y homogéneo, pues de lo contrario estaría compuesto por
parcelas de No-Ser, el cual ni existe ni puede llegar a existir.

INVARIABLE

El Ser no solo es ingénito e imperecedero, sino que tampoco admite movimiento ni


cambio ninguno. Las palabras de Parménides son tremendamente elocuentes:

Más inmutable dentro de los límites de poderosas cadenas existe sin comienzo ni fin,
puesto que el nacimiento y la destrucción han sido apartados muy lejos y la verdadera
creencia los rechazó. Igual a sí mismo y en el mismo lugar está por sí mismo y así
quedará firme donde está; pues la poderosa Necesidad lo mantiene dentro de las
cadenas de un límite que por todas partes lo aprisiona. (Simplicio; citado en Kirk, Raven y
Schofield, 2017: 333).
PERFECTO

El último rasgo que Parménides atribuye al ser, en parte como consecuencia de todos
los anteriores, es el de la perfección. En un oscuro pasaje, el eléata nos dice que «es
correcto que lo que es no sea imperfecto; pues no es deficiente —si lo fuera, sería
deficiente en todo».

LA VÍA DE LA OPINIÓN

En el discurso sobre la segunda vía, dedicada a la «opinión de los mortales», la diosa no


ofrece argumentos cuya falsedad es evidente e innegable, sino que, de hecho, desarrolla
una cosmogonía y una cosmología propias de la época y que recuerdan a Hesíodo e
incluso a Anaximandro.

Lo que pretende Parménides en este punto es mostrar cómo algo que la primera vía ha
demostrado que es falso —la generación, el cambio, la imperfección, etc.— puede ser
presentado bajo una forma creíble y aceptable.

ZENÓN DE ELEA

VIDA Y OBRA

1. Conocemos pocos detalles de la vida de Zenón, más que nació hacia 490- 485
a.C., probablemente vivió toda su vida en Elea y es posible que fuera discípulo de
Parménides.

2. Lo que sí es seguro es que escribió — al menos— un tratado compuesto de


distintos argumentos lógicos orientados a negar la posibilidad, por un lado, de la
pluralidad de los seres y, por otro, del movimiento en general.

NEGACIÓN DE LA PLURALIDAD

Para negar la pluralidad de los seres, Zenón ofrece una serie de antinomias que llevan al
absurdo la posibilidad de que existan muchas cosas reales y no una sola, como creía
Parménides. Estas antinomias no han llegado a ser realmente convincentes —al menos
para los comentaristas modernos—.
NEGACIÓN DEL MOVIMIENTO

Más conocidas —y turbadoras— son sus célebres paradojas del movimiento,


destinadas a fortalecer los argumentos de Parménides con relación al Ser.

EL ESTADIO

Un atleta se dispone a recorrer la distancia que lo separa de la meta de carrera. Zenón


parte de la premisa de que esta distancia es infinitamente divisible y llega a la conclusión
de que, por lo tanto, el atleta nunca será capaz de recorrerla en un tiempo finito. Es decir,
antes de llegar a la meta a, deberá pasar por el estadio a/2 y después por 3a/4, 7a/8,
15a/16 y así indefinidamente.

AQUILES Y LA TORTUGA

La paradoja de Aquiles y la tortuga es posiblemente la más conocida de las que imaginó


Zenón. Esta aporía es básicamente una versión más teatralizada de la paradoja del
estadio. Imaginemos que Aquiles se propone disputar una carrera con una tortuga, a la
cual concede unos metros de distancia. Cuando haya llegado al punto desde el que
partió la tortuga, ésta se encontrará un poco más adelante. Cuando Aquiles llegue a este
segundo punto, la tortuga se encontrará todavía algo más adelantada. La imagen que
propone Zenón es que la distancia entre Aquiles y la tortuga es cada vez más corta, pero
la infinita divisibilidad del espacio provoca que aquél nunca llegue a alcanzarla.

LA FLECHA

Esta última paradoja describe la situación de una flecha que está en movimiento. De
acuerdo con la argumentación de Zenón, la flecha, analizada en un momento
determinado, se encuentra realmente en reposo. Es decir, el movimiento de la flecha
estaría compuesto por una serie de “ahoras” sucesivos, en los cuales se encontraría en
situación de reposo.

Aunque esta aporía fue resuelta por Aristóteles con su distinción entre el ser “en acto” y
el ser “en potencia”, lo cierto es que resultó muy impactante para los contemporáneos de
Zenón y potenció su imaginación para definir el tiempo con mayor precisión.

CONCLUSIONES

La obra de Zenón está orientada a negar lógicamente, mediante la reducción al absurdo,


la existencia de la pluralidad y del movimiento. Teniendo en cuenta el contexto en el que
Zenón escribió su(s) tratado(s), es legítimo pensar que su objetivo último habría sido
refrendar las tesis parmenídeas acerca del Ser único, inmóvil e indivisible.

EMPÉDOCLES DE ACRAGAS

LAS CUATRO RAÍCES

De acuerdo con los fragmentos que nos han llegado de su obra física, la composición de
todas las cosas de este mundo podría reducirse a cuatro elementos básicos mezclados
en diferentes proporciones: el agua, el fuego, la tierra y el aire.

Más adelante, Empédocles nos dice que estos cuatro elementos atraviesan
continuamente un proceso cíclico que los une en una totalidad única —y esférica— y,
sucesivamente, los vuelve a descomponer por separado.

EL «AMOR» Y LA DISCORDIA

Empédocles creía que el cambio y el movimiento —que no se circunscriben únicamente


al ámbito cosmológico, sino que domina todos los órdenes de la realidad— están
regidos por lo que él denominaba el Amor y la Discordia, que provocaría
respectivamente la unión y la descomposición de los elementos.

LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES

De acuerdo su teoría evolutiva, una vez que la Discordia ha descompuesto los elementos
fundamentales de la Esfera primigenia, el Amor los va componiendo progresivamente
hasta conformar los seres naturales.
En este proceso, largo y penoso, brotaron al principio «numerosas cabezas sin cuellos,
erraban brazos sueltos faltos de hombros y vagaban ojos solos desprovistos de frentes».
Más tarde, con la unión amorosa, estos miembros se componían aleatoriamente y
«nacían numerosos seres con dos cabezas y dos pechos, seres bovinos con rostros
humanos y viceversa, creaturas, mezcla de elementos masculinos y femeninos».

Finalmente, a través de un proceso de selección natural regido por el azar—no hace falta
señalar los paralelismos con la teoría de la evolución darwiniana—, se desarrollaron las
especies animales tal y como hoy las conocemos.

LA REENCARNACIÓN DE LOS SERES

En Las purificaciones, Empédocles adopta un tono mucho más místico y religioso que en
Sobre la naturaleza.

Este poema, posiblemente el último escrito por Empédocles, constituye un relato del
penoso ciclo de reencarnaciones que el protagonista, como cualquier otro ser
pecaminoso —aquel que confía «en la furiosa Discordia»—, debe atravesar en sus vidas
sucesivas.

Por ello aparecen el sacrificio y el consumo de carne animal como los peores de los
pecados, pues nunca se sabe si podría uno estar comiéndose a un familiar.

ANAXÁGORAS DE CLAZOMENE

VIDA Y OBRA

1. Los testimonios disponibles no clarifican totalmente la cronología vital de


Anaxágoras, pero parece legítimo aceptar que su actividad filosófica fue
desarrollada principalmente en Atenas a lo largo del siglo V a.C.

2. Todo indica que Anaxágoras fue autor de una sola obra, más bien breve, que nos
ha llegado fragmentada gracias a las citas de Simplicio.

LA RESPUESTA JONIA AL DESAFÍO PARMENÍDEO


La filosofía jonia del siglo V a.C. estuvo obsesionada por responder adecuadamente a
los desafíos planteados por Parménides: lograr explicar el mundo que nos rodea
partiendo de la premisa de que el Ser no puede proceder de lo que no es.

Entre los representantes de esta «respuesta jonia» suelen aparecer especialmente


destacados tanto Anaxágoras como los atomistas Leucipo y Demócrito.

LA RESPUESTA DE ANAXÁGORAS

¿Cuál fue la posición de Anaxágoras con respecto a las tesis parmenídeas? En las
primeras líneas de su libro encontramos ya dos posicionamientos muy explícitos.

Por un lado, admite la idea de que nada nace ni perece, sino que cada cosa «se
compone y se disuelve a partir de las [cosas] existentes». Pero, por otro lado, se opone
frontalmente a la unidad del Ser de Parménides, asumiendo una pluralidad infinita de
seres.

Anaximandro y Heráclito habían dibujado esta multiplicidad como una lucha entre los
opuestos; Empédocles la perfiló con la consideración de cuatro elementos básicos;
Anaxágoras, finalmente, llevó esta tradición al grado más extremo posible y afirmó la
infinita pluralidad —y divisibilidad— del Ser.

LA MENTE

En cuanto al movimiento, trató de explicarlo mediante la noción de “mente”, una instancia


semi-corpórea que habría impulsado e impulsaría el cambio en nuestro mundo.

La Mente, como la materia, es corpórea y debe su poder sobre la materia a su sutileza y


pureza. La misma materia, lejos de ser pura, es, al menos en su origen, una mezcla
infinitamente divisible de cualquier forma de sustancia que ha de terminar por contener el
mundo. (Kirk, Raven y Schofield, 2017: 472-473).

LAS «SEMILLAS»

Resulta llamativo que, a pesar de la defensa a ultranza que realiza de la infinita


divisibilidad del Ser, Anaxágoras afirma que todas las sustancias naturales —
denominadas significativamente “semillas”— contienen una porción del resto de cosas
existentes.
Es decir, la realidad sería plural en el máximo grado posible, pero “todas las cosas”
contendrían, en un cierto sentido, a “todas las cosas”. De esta forma, existiría una suerte
de nexo común que vincularía a la infinita pluralidad de los seres — este nexo, cabe
señalar, no podría ser en ningún caso la Mente de la que habla Anaxágoras, pues afirma
que «en cada cosa hay una porción de todo salvo de la Mente»—.

LOS ATOMISTAS: LEUCIPO Y DEMÓCRITO

VIDA

No conocemos demasiados detalles fidedignos sobre la vida de los filósofos atomistas.


De Leucipo llegó a decirse en la Antigüedad que ni siquiera habría existido, pero estos
testimonios parecen más un intento por agrandar la originalidad de aquellos que
suscribían esta opinión —Epicuro, fundamentalmente— que por aportar una información
histórica veraz.

Sobre Demócrito se escribieron muchos más detalles, pero la inmensa mayoría de ellos
no dejan de ser anécdotas falsas sobre su vida.

En cualquier caso, puede afirmarse con bastante seguridad que Leucipo fue mayor que
Demócrito y es posible que éste, en algún sentido, fuera discípulo del primero.

LA RESPUESTA ATOMISTA

Al igual que Anaxágoras, los atomistas trataron de reconciliar la metafísica eleática con
las evidencias empíricas que percibían a través de los sentidos, esto es: la pluralidad y el
movimiento.

Pero, para ello, trataron de demostrar dos postulados habían sido radicalmente
descartados por Parménides, Zenón y compañía y que, significativamente, nadie antes
se había atrevido a defender: la existencia del vacío y la indivisibilidad de las partículas
últimas.

Difícilmente podrían haberse dado dos soluciones más diferentes a un mismo problema.
Mientras que Anaxágoras hizo a la materia, al igual que a la magnitud, infinitamente
divisible, los atomistas sostuvieron que estaba compuesta de mínimos indivisibles; y
mientras que aquél eliminó tanto la llegada al ser como la derivación de la pluralidad a
partir de la unidad, postulando ab initio una ilimitada variedad de sustancias, los
atomistas consideraron a toda sustancia absolutamente homogénea y explicaron la
aparente variedad de los fenómenos mediante simples diferencias de forma, tamaño,
posición y orden. Las dos soluciones están llenas de ingeniosidad, tanto en sus líneas
generales como en sus detalles. A pesar de ello y a de todas sus diferencias, son cada
una de ellas el resultado tanto de la paradoja eleática como de la capacidad inventiva de
sus respectivos autores. (Kirk, Raven y Schofield, 2017: 488-489)

EL VACÍO

Los cuerpos que percibimos los seres humanos serían seres compuestos de átomos y
vacío —en diferentes proporciones y/o de naturalezas diversas—, el cual garantizaría la
posibilidad de que existan la pluralidad y el movimiento —el vacío separa a los átomos al
tiempo que es susceptible de ser ocupado por ellos, con lo cual estos varían su posición.

EL AZAR Y LOS ENCUENTROS

¿De qué manera se componen y se disuelven los cuerpos físicos? Al parecer, los átomos
circularían en el vacío hasta que llegaran a colisionar con otros átomos “afines” en
tamaño y forma, momento en el cual se vincularían para conformar un cuerpo compuesto
más grande. Al contrario, una colisión desafortunada provocaría la descomposición de
los cuerpos nuevamente en átomos, los cuales volverían a circular a través del vacío
hasta que se diera un nuevo “encuentro”.

LA ÉTICA ATOMISTA

Preciso es, pues, ocuparse de lo que se puede y contentarse con lo que se tiene, mostrar
escaso interés por los que son envidiados o admirados y no estar cerca de ellos con el
pensamiento; uno debería dirigir su mirada hacia los desgraciados y pensar en la
fortaleza con la que sufren, de modo que lo que uno tiene a su alcance le parezca grande
y envidiable y no le ocurra que sufre en su alma por la apetencia de más cosas. Pues,
quien admira a los que tienen y son considerados felices por los demás hombres y los
tiene presentes constantemente en su recuerdo se ve siempre obligado a emprender
novedades y a lanzarse, por causa del deseo, a acciones irremediables que las leyes
prohíben. Por esta razón no se deben buscar las apetencias de éstos, sino que uno debe
tener buen ánimo, al comparar su propia vida con la de los que lo pasan peor. Debe uno
congratularse a sí mismo con la reflexión sobre cómo obra y soporta mejor que los otros
sus sufrimientos. Si te adhieres a este parecer, vivirás con mejor ánimo y evitarás no
pocas calamidades en la vida: la envidia, los celos y la malevolencia. (Estobeo; citado en
Kirk, Raven y Schofield, 2017: 554)

LOS SOFISTAS

PROTÁGORAS DE ABDERAS

Considerado como uno de los sofistas griegos más famosos. Conocido por su trabajo
sobre retórica y ética. Se le atribuye la célebre frase «el hombre es la medida de todas las
cosas», que resume su visión relativista de la realidad. Según Protágoras, todo lo que
podemos conocer está sesgado por nuestra propia perspectiva, lo que significa que la
verdad es subjetiva.

Filósofo presocrático que Influyó considerablemente en el pensamiento contemporáneo


sobre cuestiones morales y políticas. Fue el primero en llamarse a sí mismo sofista y en
enseñar a cambio de dinero recibiendo grandes cantidades de sus alumnos.

SOFISTA

Los sofistas eran filósofos y maestros de la enseñanza de la sabiduría, que dominaban


el arte de la oratoria y de la retórica. Surgieron en el siglo V a.C., en la Grecia clásica,
concretamente en la ciudad de Atenas. Pese a considerarse en un primer momento
hombres intelectuales y sabios, su discurso distaba de ser verdadero, utilizaban falacias,
mentiras, para conseguir influir en la toma de decisiones del adversario.

El fundamento de su filosofía fue la doctrina de que nada es bueno o malo, verdadero o


falso, de una forma categórica y que cada persona es, por tanto, su propia autoridad
última; esta creencia se resume en su frase: "El hombre es la medida de todas las cosas,
de las que son, en tanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son".

Obras: Sus principales obras, de las que sólo perduran algunos fragmentos, fueron
tituladas Verdad y Sobre los dioses. Entre sus labores profesionales, se le encomendó la
elaboración de un código penal para Turios.
CONCLUSIONES

En función al análisis realizado en la presente investigación, debemos resaltar los puntos


de mayor relevancia, no sin antes tener por entendido que la filosofía es un saber de tipo
general en el que el hombre es capaz de darse cuenta de que aún no sabe a pesar de lo
que ya sabe, es decir, la filosofía describe tipos de saberes en los que se encuentra cada
una de las personas, desde el saber irreflexivo, hasta el saber de contemplación filosófica
en donde se encontraban todos y cada uno de los filósofos presocráticos.

Los filósofos presocráticos fueron la base de la filosofía moderna, fue con ellos que inicio
el saber filosófico en su búsqueda del arjé, el cual es un concepto cuyo significado era el
comienzo del universo o el principio de todas las cosas, según filósofos posteriores a los
presocráticos, este concepto se le conoce como el estudio del ser o de Dios.

Desde Tales de Mileto hasta Demócrito pudimos entender que cada teoría iba relacionada
en ocasiones con la anterior, por ejemplo Tales mencionaba que la vida se había creado
en el agua, Anaxímenes que se había creado en el aire, Heráclito de Efeso que es el
fuego o la energía, Empédocles afirmaba que eran los 4 elementos juntos los que
originaban el arjé y Anaxágoras las Homeomerías, las cuales son los antecedentes del
átomo.

Asimismo existió una corriente sofista, la cual se veía como la contraparte del estudio
filosófico y el objetivo de la filosofía, ya que la filosofía manejaba dos conceptos en su
quehacer de enseñanza, areté y fronesís, las cuales significaban la ética con la que se
tenía que regir un filósofo y el conocimiento sin pedir nada a cambio. La enseñanza
sofista se dirigía al logro del adorno en la expresión verbal, al éxito mediante la
elocuencia, sin importarles realmente un sentido ético, de perfeccionamiento humano, ni
menos la búsqueda de una verdad fundamentada. La característica de la Sofística
consiste en enseñar que el hombre debe lograr el poder más que la obtención de la
verdad. Uno de los principales sofistas fue Protágoras, quien fundamenta su filosofía en
falacias, es decir, mentiras disfrazadas de verdad: el ejemplo más claro es el fundamento
de su filosofía y la frase “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, en
tanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son”. Con base en esta teoría se
han logrado gobernar tierras y ganar gobiernos, aun hasta nuestros tiempos.

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