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CRITICA ARQUITECTONICA - UNIDAD 1- La reflexión en la arquitectura - Prof. Arq.

Aníbal Cardozo - Material de la Cátedra 1

UNIDAD 1

LA REFLEXION EN LA ARQUITECTURA
1.1. PROLEGÓMENOS: ¿Cómo puede ser pensada la arquitectura?
1.1.1. El concepto generalizado de arquitectura
1.1.2. La dimensión ideológica del concepto de arquitectura
1.1.3. El paradigma
1.1.4. La hermenéutica como interpretación de realidad
1.1.5. «Construir – habitar – pensar». El pensamiento de Martin Heidegger.

1.2. LA ARQUITECTURA COMO CULTURA


1.2.1. La génesis de la arquitectura
1.2.2. La dimensión cultural de la arquitectura
1.2.3. La ideología como cosmovisión
1.2.4. La identidad
1.2.5. El observador y lo observado
1.2.6. La interpretación
1.2.7. Acerca de la noción de “arquitectonicidad” de una construcción
1.2.8. El «grado de arquitectonicidad»

1.3 EL CONCEPTO DE ARQUITECTURA – Una mirada antropológica


1.3.1. El concepto y la metáfora en la arquitectura
1.3.2. La arquitectura como concepto general
1.3.3. El concepto restringido de la arquitectura
1.3.4. La similitud entre la arquitectura de la naturaleza y la arquitectura humana
1.3.5. La función psicológica de la arquitectura
1.3.6. La función simbólica de la arquitectura
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LA REFLEXION EN LA ARQUITECTURA

1.1 - PROLEGÓMENOS → ¿Cómo puede ser pensada la arquitectura?


1.1.1 EL CONCEPTO GENERALIZADO DE ARQUITECTURA.
Cuando se habla o reflexiona sobre la arquitectura, es muy común que se opere sobre una base de “acuerdos tácitos”, que
aluden a la «idea de arquitectura» como si todos concordaran plenamente acerca de lo que trata. Con este hecho, -que
prevalece en el ámbito de los arquitectos-, se dan por consabidas ideas básicas que jamás se discuten ni se cuestionan. Las
ideas de base acerca del concepto de arquitectura, -emergentes de sustratos ideológicos-, subyacen soterradas a la hora de
manifestarse críticamente sobre determinadas arquitecturas, o de ponderar la praxis de los fenómenos arquitectónicos. Esto
se constata, en los libros y revistas especializados, en los foros de la disciplina, en los ámbitos de la enseñanza y, -pero un
modo más informal-, en los estudios de arquitectura y en las charlas ocasionales, ya sea entre arquitectos o entre estudiantes
de arquitectura. Todo el mundo habla acerca de la arquitectura como si se tuviera muy claro acerca de lo que hablan. Pero:
¿es realmente así?

Naturalmente, la
pregunta que más
inquieta a un arquitecto
es :

Una versión más contextualizada y dirigida hacia nuestro ámbito paraguayo, plantearía lo siguiente:

Por regla general, -de esto no se habla-. Cuando se habla sobre ello, generalmente se dice mucho y de muchas formas, pero
es como si las palabras rodearan a la arquitectura, sin llegar a tocarla. Esta costumbre, surgida desde un acuerdo común
vastamente aceptado, evita claras definiciones conceptuales de la arquitectura; tal vez por prudencia (¿?) o por el temor a
caer en encuadramientos o reduccionismos que, por sus limitaciones y deficiencias, sujetarían la disciplina a espacios
estancos e inmovilizantes (¿?).O tal vez, porque: «la arquitectura es algo inefable» ¿…….?

1.1.2 DIMENSIÓN IDEOLÓGICA DEL CONCEPTO DE


ARQUITECTURA
Pero, ¿a qué se debe este múltiple enfoque? Es probable que esta
concepción polisémica y de alta complejidad sea correspondiente
con el carácter globalizador que es atributo de la disciplina y que
emerge como resultado de un ineludible enfoque ideologizado.
Pero, ¿es que habrá alguna concepción de la arquitectura
liberada de ideologías? Considerando a la arquitectura como un
producto cultural, -fruto de una acción humana movida por una
finalidad y configurada según una techné1 que define sus
características-, se puede llegar a pensar que la idea de
arquitectura estará siempre contaminada por condicionantes de
lugar y tiempo y, por lo tanto, se hace difícil suponer una visión Alcázar de Sevilla
omnisciente de la disciplina con pretensión o validez universal.

1 “Techné” es el conocimiento intelectivo necesario para producir «artefactos». Mediante la techné es posible transformar lo natural en artificial. En el
pensamiento griego clásico, el concepto de artificial incluía lo artístico. Tanto en el pensamiento griego como en la actualidad, el concepto de «techné»
hace referencia al conocimiento necesario y la destreza eficaz para hacer las cosas con maestría.
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Si se parte de la base de que la arquitectura es un hecho


cultural y, como tal, acontecimiento histórico, su
concepción eidética2 atenderá y pondrá en evidencia los
cambiantes requerimientos que las variadas raíces
culturales le atribuyan. Por lo tanto y desde este enfoque,
la arquitectura como artefacto, siempre se hallará
imbuida y contaminada de un determinado
3
Weltanschauung , es decir una concepción del universo,
según la cual el ser humano será capaz de pensar el
mundo, de otorgar «sentido» a las cosas y de encontrar
«significación» a las diferentes manifestaciones de la
realidad y, entre ellas, la posibilidad de comprender la Calendario Maya
arquitectura.

1.1.3 EL PARADIGMA
Lo que prevalece a través del tiempo y de las culturas serán diferentes
concepciones de la arquitectura que podríamos calificar como
«paradigmas» o modelos conceptuales que, generalmente, son
aceptados como verdades universales y que permiten a determinados
“círculos de pensamientos” la comprensión de la realidad y, por lo
tanto, del concepto de la arquitectura y de sus fenómenos. Para este
caso, la cátedra asume el «paradigma» como modelo de pensamiento
que acrisola ideas, que son compartidas por un grupo humano y que
se fue delineando a lo largo del tiempo en base a creencias, a valores
y a los conocimientos adquiridos. Por lo tanto la concepción de la
arquitectura comportará siempre una «modelo» previo de referencia. La torre de babel de Brueghel

1.1.4 LA «HERMENÉUTICA» COMO INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD


Considerando lo anterior, parecería que para la Cátedra de CRÍTICA ARQUITECTÓNICA no existe un concepto pleno de la
arquitectura de «validez universal». Pero debemos ser cautos con esta apreciación ya que ello no debería inducirnos a asumir
el denominado «todo vale»4, una idea que propugna el «relativismo generalizado» y que resulta una postura que no define
líneas válidas para sustentar razonamientos lógicos y dialécticos. Para evitar caer en ello, nosotros proponemos una visión
del mundo que se formula en torno al concepto de «hermenéutica5».
Basada en la «interpretación», la hermenéutica es una manera de conocer las cosas a través
de una mirada contextualizada de la realidad. Esa mirada puede interpretar el mundo, la
vida y lo que somos, asumiendo el carácter variable al aceptar que lo que se observa es la
consideración de un determinado punto de vista, el que, ineludiblemente al ser cambiante,
no tiene validez universal sino, por el contrario, propone la posibilidad de enfoques
cambiantes puesto que está definido por variables mudables, es decir, otros puntos de vista.
Las «variables» vienen definidas por la época, la cultura, la ideología, los valores y las circunstancias sociales y personales
que, como «punto de vista», definen una mirada específica : la del observador.

2. “Eidético” Filosofía. Propio a la esencia, a las ideas o lo relacionado con ellas; se opone a lo fáctico, a lo sensible.
3. "Weltanschauung". Concepción del mundo - Neol. "cosmovisión".
4 “todo vale” pareciera ser el lema de la posmodernidad que, ante la disolución de los «grandes relatos» que explicaban el principio y el fin de la
existencia, caracteriza la pérdida de los valores universales.
5 Puede decirse que la hermenéutica (del griego hermeneutikós, interpretación) en términos generales es la pretensión de explicar las relaciones
existentes entre un hecho y el contexto en el que acontece. Aunque en un principio la hermenéutica constituyó un campo cuya aplicación se vio
restringida exclusivamente a cuestiones de carácter bíblico, hoy en día se emplea en el análisis e interpretación de textos y contextos filosóficos,
históricos, literarios, científicos, etc.
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De este modo, la hermenéutica, -que se estudiará con más


detenimiento en la UNIDAD 5-, operaría a modo de
mecanismo de diálogo como una «lingua franca» la que,
como un dispositivo de comprensión como lengua neutral,
pue de ser adoptado de forma tácita y de común acuerdo
entre personas que no poseen el mismo idioma, para
permitir el entendimiento. Es ésta una actitud dialogal,
para intentar comprender al otro, aun cuando posea otro
punto de vista. La aceptación de un punto de vista
diferente conlleva la aceptación de la «alteridad», es decir,
nos permite reconocernos en la diferencia de otras
miradas que, naturalmente, pueden llegar a ser disímiles a
las de cada observador.
Es así como este «pensamiento débil»6, -que patrocina pensamientos cambiantes y no-rígidos-, reconoce visiones diferentes
de la realidad, ya que ésta se halla siempre condicionada por otras variables y, consecuentemente, esa mirada no lleva la
pretensión de ser definitiva.

1.1.5 «CONSTRUIR – HABITAR – PENSAR». EL PENSAMIENTO DE MARTIN HEIDEGGER.


Para el filósofo Martin Heidegger la arquitectura es la consecuencia del acto del construir. El «construir», y el «cultivar»
ambos son, desde el punto de vista heideggeriano, los modos del «habitar» de los «mortales» sobre la tierra. El construir
como habitar de los humanos es el «modo del ser» de los mortales. Heidegger entiende el habitar no como una actividad
más entre otras sino como una forma absoluta de ser de los humanos sobre la Tierra.
Nosotros habitamos, no porque hemos construido sino que nosotros construimos y hemos construido en
tanto que habitamos, es decir, somos habitantes.
Ser ser humano significa: estar en la tierra como mortal, lo que quiere decir: habitar.
La antigua palabra “bauen” (construir) que expresa que el hombre está en tanto que habita, significa al mismo
tiempo: cuidar y atender, o sea cultivar el campo. (…)
Ambos modos del “Bauen” – bauen como cultivar, latín colere = cultura, y el bauen como el erigir edificios,
aedificare- están contenidos en el construir propiamente dicho, el habitar. El construir como habitar, es decir, el
estar en la tierra es, pues, para la experiencia cotidiana del hombre lo de antemano “habitual” como o expresa
tan bellamente el lenguaje. (…)
Pero si escuchamos lo que dice el lenguaje en la palabra construir, entonces oiremos tres cosas:
1. Construir es propiamente habitar
2. El habitar es la manera como los mortales están (son) en la tierra.
3. El construir como habitar se transforma en el construir que cultiva, o sea el crecimiento, y el construir que
erige edificios.

El libro Construir Habitar


Pensar7, es la transcripción
de una conferencia dada por
M. Heidegger a un grupo de
arquitectos alemanes en el
2do. Coloquio de Darmstadt
el 5 de agosto de 1951, en
pleno período de
reconstrucción de la
posguerra de Alemania.

2.- LA ARQUITECTURA COMO CULTURA

6 “Pensiero debole” Pensamiento típico de la «posmodernidad». El filósofo italiano Gianni Vattimo, se opone a a lógica férrea y unívoca de la
«modernidad», y promueve la necesidad de dar libre curso a la interpretación; a la necesidad de apoyar a los movimientos sociales transversales; a la
recuperación de un arte popular y pluralista y frente a una Europa etnocéntrica, propone una visión mundial de las culturas.
7 Heidegger, Martín. CONSTRUIR – HABITAR – PENSAR, Alción Editora, Córdoba, 2002 (pág.21)
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1.2 LA ARQUITECTURA COMO CULTURA

1.2.1 La génesis de la arquitectura

“«Lleno de estupor y ferocidad» (según la expresión de Vico),


obligado por el frío y la lluvia, siguiendo el ejemplo de los animales
u obedeciendo a un impulso en el que se mezclan confusamente el
instinto y la razón, nuestro hombre se cobija en un repliegue, en un
hoyo al pie de una montaña, en una caverna.
Protegido del viento y del agua, a la luz del día o bajo el resplandor
del fuego (suponiendo que ya lo ha descubierto) nuestro hombre
observa la caverna que lo cobija. Se da cuenta de la amplitud de la
bóveda y de que es el límite de un espacio externo, que ha
quedado fuera (con el agua y el viento), a la vez que es el
comienzo de un espacio interno, que puede evocarle de una
manera confusa nostalgias uterinas, infundirle sensaciones de
protección, aparecérsele aún como impreciso y ambiguo, con su
contorno de sombras y luces.

Cuando cese el temporal podrá salir de la caverna y


examinarla desde afuera: verá que la cavidad de entrada «es
un agujero que permite el paso al interior», y esta entrada
evocará en su mente las imágenes de tal interior: agujero de
entrada, techumbre, paredes que cierran el espacio (o pared
continua de roca). Se va configurando una «idea de
caverna», que si no sirve para otra cosa, al menos es un
incentivo mnemotécnico, para pensar inmediatamente en la
caverna como posible meta en caso de lluvia; y también para
reconocer otra caverna, como posibilidad de refugio,
idéntica a la primera.
Utilizada la segunda caverna, se sustituye la idea de caverna, simplemente. Es decir, un modelo una estructura, algo que no
existe concretamente pero en lo que puede apoyar para reconocer determinado contexto de fenómenos iguales a
«caverna»8
Además del texto de Umberto Eco ponemos en consideración otra posible génesis, esta vez de origen mítico, acerca del
origen de la arquitectura

1.2.2 La dimensión cultural de la arquitectura


La arquitectura, como hemos visto, es una creación del hombre que nace para resolver una humana necesidad. Es un
producto artificial y no natural por lo tanto, es un producto cultural. Para conocer y comprender los fenómenos
arquitectónicos, éstos deberán ser visualizados dentro del contexto cultural que los contiene, es decir con el encuadre del
medio en el cual se originan y al cual van dirigidos. Sólo desde esta visualización globalizante se podrá alcanzar una lectura
más plena de sus contenidos.
Un contexto cultural, o dicho de otra manera, una cultura, es aquel sistema que integra a un grupo humano en una
comunidad en un determinado tiempo y espacio, con el fin de asegurar la supervivencia de sus integrantes. Esta integración
es el resultado de una doble interacción: a) los seres humanos inter-actuando entre sí y b) los seres humanos inter-actuando
con el ambiente que los contiene. Es importante tener en claro que estas acciones se desarrollan en un lapso determinado
de tiempo y en un definido medio físico. De aquí se deriva un concepto fundamental de ambiente, que enunciamos de la
siguiente manera: AMBIENTE es igual a NATURALEZA en total interacción con la CULTURA.

1.2.3 La ideología como cosmovisión: «Del pensamiento individual al pensamiento colectivo»


Cada interacción, —que nos refiere a un modo dialéctico de acción—, se deriva del modo de pensar de cada uno de los
integrantes de la comunidad. Con el correr del tiempo, esta interacción se generaliza y va conformándose como el producto
derivado de un modo de pensar común. Este pensamiento comunitario, para nuestros fines, será denominado ideología. 9 La
ideología, a su vez, se manifiesta como la consecuencia directa de la cosmovisión 10 o concepción de la realidad que posee

8
Del libro LA ESTRUCTURA AUSENTE, Introducción a la Semiótica, de Umberto Eco, Editorial Lumen, Barcelona, 1968
9
Entiéndase por ideología al conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, una colectividad o época, de un
movimiento cultural, religioso o político. Esta acepción que tomamos se halla más próxima al concepto de Weltanschauung, y difiere bastante de aquella
que define a la ideología como una "falsa conciencia" o enmascaramiento de la realidad", acepciones ideologizadas propias de la perspectiva marxista. En
este caso la deformación de la realidad se efectúa con fines interesados, mientras que en el anterior tales deformaciones se generan naturalmente por las
propias limitaciones del ser humano para llegar a abarcar la realidad desde su pensamiento
10 La cosmovisión o concepción de la realidad es un concepto que integra las ideas de cosmogonía (teoría del origen del universo) y la cosmología

(conjunto de leyes que rigen al universo). Max Dvorak, integrante de la llamada "Escuela de Viena" otorga a este concepto una importancia fundamental
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una determinada comunidad. Entonces, para nosotros, ideología será aquel sistema de pensamiento derivado de las
creencias fundamentales que sustentan los integrantes de una comunidad.
1.2.4 La identidad
Con el transcurso del tiempo el conjunto de las interacciones, —delineado desde la ideología particularizada que detentan
los modos de pensar, de sentir y de accionar de la comunidad—, va asumiendo formas características, es decir que este
conjunto cultural va adoptando rasgos peculiares. Tales rasgos son los que tiñen a cada cultura con tonalidades que les
otorgan sus características propias y para determinadas épocas de su existencia. Son estos rasgos en donde cada comunidad
va a definir su individualidad, y en donde cada cultura encontrará su propia identidad.

1.2.5 El observador y lo observado

A partir de estas razones se infiere que la observación de un fenómeno arquitectónico plantea dos situaciones a considerar:
1) Para comprender y caracterizar la arquitectura en sus significaciones fundamentales, sus fenómenos deberán ser
considerados y observados en el contexto de la «cosmovisión» desde la cual emerge.
2) El «punto de vista» del observador lo sitúa a éste también dentro de una cosmovisión. Es decir que su percepción del
fenómeno también será ideologizada.
Estas dos ideologías, eventualmente, pueden llegar a ser coincidentes. Tal el caso de aquel que observa y reflexiona sobre
su propia cultura o arquitectura.

1.2.6 La interpretación
Un observador no podrá desentenderse nunca de su propia ideología, pues no podrá desprenderse de su cosmovisión ni de
su formación ni de sus conocimientos. A partir de allí le cabe observar al fenómeno con la humildad de quien solo puede
llegar a conocer aquella realidad desde una aproximación reflexiva. Por ello se verá obligado a formular tan sólo una
interpretación del fenómeno y tendría que evitar caer en juicios o aseveraciones de tono doctrinal o dogmático. Pues una
interpretación, ineludiblemente, está teñida de subjetividad, y plena de deformaciones propias de la percepción o con
enfoques parcializados, que serán propios del punto de vista y de los intereses de cada observador. Pero, por otro lado, como
hemos visto que el fenómeno arquitectónico se inserta dentro de una determinada realidad y considerando que la misma
nunca podrá comprendida o abarcada en su totalidad, la visión que se obtendrá de ella, a su vez, también será parcializada
o incompleta. Todo esto nos plantea serias dudas con respecto a la validez de la observación y el posterior conocimiento
suscitado por ella.

para la comprensión del arte "La cosmovisión de cada época consiste en la peculiar forma de concebir el mundo según la evolución espiritual (...) La
sucesión de cosmovisiones distintas fuerza el cambio de formas de expresión en cada medio social y cultural, pero incluso provoca el cambio del propio
concepto de cultura y sociedad. El mismo proceso afecta al arte, pues siendo medio de expresión de una determinada visión del mundo debe imponerse
una metamorfosis de formas para seguir siendo vital. De esta forma, en la Historia del arte como Historia del espíritu, las categorías formales aparecen
inseparables de los contenidos espirituales" (Ocampo / Perán, 101)
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1.2.8 Acerca de la noción de “arquitectonicidad” de una construcción


Los fenómenos arquitectónicos son construcciones inicialmente derivadas de pre-supuestos de orden utilitario. Al intentar
entender sus razones buscaremos sus causas y desde este impulso hallaremos la explicación de muchas de ellas. Pero, sin
embargo, estas no serán suficientes para englobar su totalidad.
El objeto construido como materialización de una idea inicial, incrementa sus cualidades y sus virtudes con el sustento de
requisitos constructivos auxiliados por los conocimientos disciplinares implícitos en las llamadas «reglas del arte», que, como
vimos, los griegos concebían como «techné»-.
En la medida en que los factores intervinientes en la complejidad
arquitectónica, cada uno de ellos con un protagonismo adecuado y la
participación comprometida, se verificará que la configuración del
fenómeno arquitectónico, va adquiriendo condiciones de valor, que van
más allá de lo estrictamente funcional-técnico-formal. El objeto
arquitectónico va enriqueciéndose con todos los otros factores que allí
se dan cita y, entre los cuales podríamos nombrar a las cualidades
espaciales, simbólicas, contextuales, así como aquellas de interés socio-
político, ecológico-ambiental, etc.
Catedral de San Basilio - Moscú
1.2.9 El «grado de arquitectonicidad»
Por lo tanto, el «grado de arquitectonicidad» hace referencia al a «cualidad arquitectónica» de una construcción. Esto se
refiere al grado de participación de los atributos que integran una obra de arquitectura y considera si todos los factores o
elementos que intervienen en el hecho arquitectónico intervienen de manera adecuada o nó.
Para ellos tomemos un ejemplo: los «aspectos simbólicos» que allí se suscitan. Partimos de la base de que el fenómeno
arquitectónico cuando posee contenidos simbólicos11, adquiere virtudes expresivas que lo transmutan en arte. Esta idea,
bastante discutida, significa que los aspectos sensibles de las formas poseen grados de expresividad que lo instalan en el
territorio de lo poético, ámbito en donde habitan la sensibilidad y la intuición. Instalar la arquitectura en el ámbito de lo
«artístico» es, a la vez, sencillo y complicado, a pesar de que la historia de la arquitectura nos abruma con construcciones
que van mucho más allá de su simple cometido funcional y técnico-constructivo. Es complicado porque la valoración crítica
de los objetos de arte atañe a factores de diverso orden, pero que siempre hacen referencia a valores de la cultura y del
pensamiento. Así, desde esta consideración, pretender que un determinismo cientificista, sea válido para comprender la
totalidad de los aspectos que acuden a la arquitectura es un contrasentido, porque nunca la «precisión científica» y
metodológica llegará a adentrarse en la profundidad de los contenidos estéticos, que surgieron de determinadas
sensibilidades y creencias. Los aspectos técnicos, constituyen el ámbito en correspondencia con una realidad a la cual habrá
de integrarse. La construcción consuma la idea, es decir la vuelve realidad y esto requiere de una técnica. A su vez, la
arquitectura, caracterizada como una de las "Bellas Artes"12 exigirá la virtud de una creatividad inspirada. Arte y técnica,
serán pues los elementos de pensar y de hacer la arquitectura. A estos elementos habrá que sumarles cuestiones de carácter
contextual, socio-cultural, y ecológico-ambiental. Con estos elementos tenemos un ramillete de participaciones que
intervienen en un hecho arquitectónico. Esta mirada, que trasunta la ideología de la cátedra, será ampliada en el UNIDAD 3
“La arquitectura como sistema”.

1.3 EL CONCEPTO DE ARQUITECTURA – Una mirada antropológica13


Esta será una reflexión que intenta sondear la idea de arquitectura, pero que no tiene la intención de arribar a una idea
concluyente o final y, por lo tanto, se plantea como una reflexión abierta y no definitiva. Esta digresión plantea
simplemente la idea de cómo la arquitectura podría ser pensada y concebida.

1.3.1 El concepto y la metáfora en la arquitectura


Y vamos a comenzar por preguntarnos: ¿qué es el “concepto”?

11 Las «obras de arte» son productos culturales que, a través de un soporte material, expresan contenidos simbólicos y que se hallan ligados a los
afectos. La obra de arte, por lo tanto, posee dos instancias que le son características: a) contenidos formales (referidos a su configuración formal sensible)
y b) contenidos poéticos de carácter simbólico (atañen a cuestiones de orden subjetiva).
12 "los sistemas clásicos se limitaban generalmente a registrar la dicotomía artificial de artes del espacio y artes del tiempo. La clasificación tradicional de
las artes opone las tres artes plásticas (arquitectura, escultura, pintura) a las tres artes rítmicas (la danza, la música y la poesía), las que culminaban en el
célebre "Séptimo arte", el cinematógrafo" (Huisman, 55)
13
Es este un fragmento de la ponencia que expuesta el sábado 12.09.2020, dentro del ciclo CUESTIONES DEL ARTE, ciclo de conferencias
de AICA PY (Asociación de Críticos de Arte del Paraguay) asociada a la AICA INTERNATIONAL con sede en París.
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El concepto es una construcción mental cuyo fin es comprender las cosas de la realidad; pero esta operación se halla
siempre condicionada o definida por conocimientos previos. No se puede hablar del concepto desde la nada, porque
siempre está referido a conocimientos anteriores que le dan sustento. Y, como es la representación de una idea, el
concepto no afirma ni niega nada. Los conceptos siempre se sitúan en campos del conocimiento bastante particularizados;
por ejemplo: conceptos filosóficos, religiosos, políticos, científicos, artísticos, etc. Y se puede afirmar que los conceptos se
agrupan y que establecen campos de dominio que, de cierta manera, le dan sentido, o bien, lo contextualizan.

Sus características. Como característica básica, se observa que los conceptos están definidos por particularidades que
pueden ser variables e invariables.

a. Las características esenciales son invariables que definen lo constitutivo del concepto.

b. Las características accidentales, son ocasionales, es decir que pueden estar presentes o no.

El Logos. El concepto pretende conocer aspectos de la realidad, pero siempre desde un enfoque muy definido. Es un
enfoque devenido desde lo racional y lo lógico y, consecuentemente, se propone definir el conocimiento de las cosas
desde un punto de vista riguroso, objetivo y unívoco. Esta acción intelectiva sería entonces una manera de conocer la
realidad a través de un carácter específico y cientificista. Esta manera de entender la realidad, se presenta como muy
válida para determinadas situaciones pero, no obstante, muchas veces no alcanza para conocer toda la complejidad de la
realidad; porque deja afuera un espacio muy importante de la misma, y que no es el territorio de la razón justamente.

La Intuición. Y es aquí cuando aparece otro modo de acceder a esas realidades. Tal sería el caso de algunos modos de
aprehensión cercano al presentimiento y que se hallan más ligado a la intuición, y esto se manifiesta como una sospecha
capaz de revelarnos otras cosas. Y así se observa que con la intuición se nos plantea otra manera de conocer la realidad.
Vamos a tomar referencia a Nietzsche, quien era un enemigo del concepto y decía que el concepto es “el sepulcro de la
intuición”.14 Con esto entramos entonces en el otro dominio habilitado para acceder a los conocimientos y/o realidades a
partir de la conjugación de otras realidades, las cuales que al ser comparadas entre sí, nos develan otra realidad más
compleja: y esto acontece cuando nos adentramos en el campo de la metáfora.

La metáfora. La metáfora es aquello que según Nietzsche va configurando todo el lenguaje. Hablamos constantemente de
manera metafórica, y no podemos hablar sin metáfora. Pero: ¿qué es la metáfora ? Es una comparación que enfrenta dos
realidades diferentes y hasta opuestas. Son dos realidades diferentes pero que tienen algo en común, y cuando conjugo
ambas realidades, allí, en la intersección de ambas similitudes aparece otra realidad. Por ejemplo yo puedo decir: cabello
de oro: El cabello es una realidad de materia orgánica y el oro es una realidad de materialidad inorgánica y mineral. Pero,
sin embargo, ambas tienen algo en común: “el color amarillo y el brillo metálico” y, cuando decimos “cabello de oro”
creamos una nueva realidad que es diferente del simple cabello y del metal oro. En la metáfora siempre está en esa
cuestión de “como si algo fuera así”.

1.3.2. La arquitectura como concepto general

Planteadas entonces estas dos maneras de conocer la realidad, se enfocará el tema de la arquitectura desde ambas
singularidades; es decir que se hará el intento de encararla desde lo metafórico y desde lo conceptual. Desde lo metafórico,
que es lo más común en el orden de las concepciones muy generales, la arquitectura seria la materialización del
pensamiento en su aspecto más amplio; y como representación simbólica podría considerarse a la arquitectura como la
construcción del mundo. Visto desde esta perspectiva, la arquitectura tiene un campo de acción bastante amplio difuso y
poco preciso y trataremos de ver el por qué, en qué consiste y justamente por qué razón se aplica el concepto de
arquitectura a estas grandes realidades. Posteriormente, nos enfocaremos en lo específico.

El Orden Interno : Podemos establecer que la característica esencial de la arquitectura es el orden interno , y es éste un
orden que estructura la realidad interior. Pero, a su vez, ese orden interno es dinámico, permite evolucionar esa realidad;
es decir, es un orden interno que auspicia el crecimiento. Visto de este modo, la arquitectura sería entonces un concepto
de orden genético y evolutivo.

Esto es aplicable para varias situaciones en donde exista un orden interno y se puede comenzar desde lo máximo, que nos
llevaría a pensar en la concepción del universo. Aquí podríamos apelar al pensamiento de los masones, sobre todo a la
Gran Logia Unida de Inglaterra, cuando invocan la figura de Dios como “el gran arquitecto del Universo”. ¿qué significa el
gran arquitecto? Y ¿Por qué no es el gran legislador? Etc

14En realidad la frase de Nietzsche reza: “Mientras que toda metáfora intuitiva es individual y no tiene otra idéntica y, por
tanto, sabe escaparse siempre de toda clasificación, el gran edificio de los conceptos presenta la rígida regularidad de un
columbarium romano “ (“Sobre verdad y mentira en sentido extramoral” de Friedrich Nietzsche (©Simón Royo Hernández,
pág.7)
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Fiat Lux: Según este pensamiento masónico, que tiene


trascendencia universal, “Dios celebra el orden”; lo que
equivale a decir que pone orden allí en donde el caos
yace. Pero el caos también tiene un orden, pero
acontece que el orden del caos no se percibe…15 Pero, si
Dios es el gran arquitecto porque desde el oscuro caos
pudo generar un orden; ¿cómo Dios logró realizarlo?:
simplemente trajo la luz, iluminó el caos y entonces,
apareció el orden. La consigna fue: “Fiat Lux”16. A partir
de allí el mito bíblico nos explica como Dios establece el
orden que rige toda la naturaleza y como ese orden es
visible.

La música de las estrellas. De este mito se desprende, que la esencia de la naturaleza se gesta y verifica en la presencia
inmanente de un orden arquitectónico. De allí que el pensamiento pitagórico, que hacía referencia a la “música de las
estrellas”, que postulaba el orden matemático, como un orden visualizable y regido y ordenado en términos geométricos.

El orden oculto: Pero, sin embargo, tenemos conocimiento que en el universo existe otro tipo de orden; aquel que no es
visible, que se manifiesta como un como un orden oculto que subyace en las cosas de la naturaleza. Incluso, en la
actualidad, hay toda una rama de la ciencia que se está desarrollando a partir de conocimientos mucho más complejos y
evolucionados, que son investigados desde la física cuántica y que se manifiestan configurados como fractales17. Gracias al
desarrollo informático que trabaja con algoritmos, se intenta detectar, develar e interpretar el orden oculto en los
enigmáticos procesos biológicos o en los procesos enigmáticos de la naturaleza. Son los llamados , “diseños
criptomórficos”, que son formas de la biología natural manifiestos como diseños enigmáticos y que gracias a esos
algoritmos pueden ser detectados, delineados y configurados.18 Por todo lo visto anteriormente, el concepto de
arquitectura, en términos generales, es inmanente en la naturaleza desde lo patente hasta aquello aún oculto.

1.3.3. El concepto restringido de la arquitectura

Desde lo metafórico, ya habíamos aludido a la arquitectura como la materialización de las ideas. Pero si nos embarcamos
en un concepto de arquitectura un poco más restringido, o bien, más específico, nos referiríamos al sentido más común de
la arquitectura, aquella que metafóricamente la define cuando expresa: “la arquitectura es la música congelada”. Esto sería

15 Justamente desde mediados del siglo XIX, con la evolución del pensamiento científico aparecieron situaciones que no se ajustaban a la rigidez del
pensamiento racional y ello generó dudas sobre las leyes del orden vigentes y sutilmente su fue percibiendo un orden que era inmanente al caos. Esto
llevó a investigar y aceptar la existencia de ciertas leyes que rigen el caos, y que pusieron en tela de juicio las leyes de la mecánica del pensamiento
newtoniano vigente hasta ese entonces.
16 * En el principio creó Dios los cielos y la tierra. * Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de

Dios se movía sobre la faz de las aguas. * Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. * Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas (Del
Génesis de la Biblia)
17
Fractales: que está relacionado con un modelo matemático que describe y estudia objetos y fenómenos frecuentes en la naturaleza que no se pueden
explicar por las teorías clásicas y que se obtienen mediante simulaciones del proceso que los crea.
18
Hasta hace poco tiempo se pensó que la realidad estaba organizada por sistemas y procesos de orden o por sistemas caóticos. Los fractales son la
dimensión entre el orden y el caos dado que no existe un término preciso para “demasiado irregular”. “Más precisamente, un objeto es un fractal en
relación con su geometría, esto es, cuando permanece invariante ante cambios de escala. En cambio se dice que un proceso es caótico en relación con su
dinámica, esto es, cuando es imposible efectuar ningún tipo de predicción sobre su evolución futura ya que condiciones iniciales muy similares originan
comportamientos del sistema que difieren enormemente entre sí. (ARQUITECTURA COMO ORGANISMO VIVO. Arq. Luis Aresta (SPINADEL, Vera W. de.;
“Forma y Matemática – Fractales”; editorial Nobuko; Buenos Aires, 2012)
CRITICA ARQUITECTONICA - UNIDAD 1- La reflexión en la arquitectura - Prof. Arq. Aníbal Cardozo - Material de la Cátedra 10

una metáfora de la arquitectura, para la idea de arquitectura más usual. Si volviéramos al ámbito racional de los
“conceptos” podrías pensar que “arquitectura es la configuración de un espacio para volverlo habitable”. Con esta
aseveración estamos asumiendo la característica esencial del concepto en la habitabilidad del espacio.

Para Martin Heidegger “el habitar es la manera de ser del hombre en la tierra”. Si a esta manera de “ser en la tierra” le
ponemos un tiempo y un espacio definidos, estaríamos en lo que Heidegger denomina <dasein>19, que significa “existir”.

Por lo tanto la existencia acontece en un preciso lugar y en un


determinado tiempo. Somos tiempo y espacio a la vez y no
podríamos ser de otra manera, es decir, no podríamos existir
fuera de tiempo y del espacio.

Y ¿cómo es ese habitar que refiere Heidegger?. Para el filósofo


se habita a través de la acción; o sea que el habitar del humano
es el hacer. Heidegger considera que la acción de cultivar la
tierra y la acción de construir un espacio habitable son los
modos humanos de existir sobre la tierra, cultivar la tierra es
cultura y también construir el espacio habitable es cultura.

1. Construir es propiamente habitar.


2. El habitar es la manera como los mortales están en la tierra.
3. El construir como habitar se transforma en el construir que cultiva, o sea el
crecimiento, y en el construir que erige edificios”20
Con este concepto de habitabilidad estamos acotando el concepto más restringido de arquitectura que, al ser enfocado
como acción humana, se convierte en “hecho cultural” 21. O sea que ya no es el orden natural que genera la arquitectura
sino que es arquitectura es aquello que el hombre hace. Este hacer, equivale a decir, tener conciencia del hacer e implica
una premeditación implícita en este hecho. Considerando lo anterior, podríamos parafrasear lo siguiente: “Si construir es
propiamente habitar; la evolución de los modos del construir implicará entonces, la evolución humana”.

1.3.4. El concepto mítico de arquitectura

En el imaginario mítico de los griegos el primer arquitecto fue Dédalo, quien construyó el laberinto en donde estaba
encerrado el Minotauro. Era una construcción a la cual quien entraba ya no podía salir. Atenas hubo perdido una guerra
contra el Rey Minos de Creta y los atenienses se vieron obligados a pagar un tributo anual a Creta con la ofrenda de 7
jóvenes y 7 doncellas, para ser devorados por Minotauro, el monstruo que allí habitaba.

Teseo, uno de los jóvenes de Atenas que iba a ser sacrificado


con otros jóvenes, se propuso liberar a Atenas de este infame
tributo y para ello, debía matar al Minotauro. El valiente
joven, antes de entrar a la maraña del laberinto conoció a
Ariadna y se enamoraron. Con suma astucia, Ariadna le
ofreció un ovillo “el famoso hilo de Ariadna”, para que antes
de internarse, Teseo ate ese hilo a la entrada del laberinto. Al
adentrarse , en aquella maraña sin sentido, Teseo encuentra
al Minotauro, lo mata, y logra salir del encierro gracias al hilo
de Ariadna.

Hasta aquí el mito, pero, sin embargo, el crítico y teórico catalán de arquitectura Josep Quetglas, sostiene que no es Dédalo
el primer arquitecto sino Ariadna. Aduce que Teseo, pudo liberarse y encontrar la salida porque el hilo de Ariadna logró
darle una orientación a esa forma sin sentido que era el laberinto. Ariadna le dio sentido y orden a aquel caos amorfo e
implacable. Al establecer una entrada y una salida, Ariadna estableció un dirección al confuso espacio del laberinto y le dio
un sentido. En base a esto, podemos inferir que establecer el orden en el espacio habitable, implica la idea de
<arquitecturizar> su configuración.

1.3.5 La similitud entre la arquitectura de la naturaleza y la arquitectura humana

19
Dasein es un término que en alemán combina las palabras «ser» y «ahí», significando «existencia». El sentido literal de la palabra Da-sein es 'ser-ahí'.
Que más bien sería el estar haciendo algo ahí como expresa el uso del gerundio en latín.
20 Heidegger Martin. CONSTRUIR, HABITAR. PENSAR. Alción Editora. Córdoba. 2002. Pág. 21
21
En términos generales vamos a establecer que <naturaleza> es lo dado y que <cultura> es aquello que el hombre crea y produce
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Si bien, en términos generales, consideramos el concepto más restringido de arquitectura asimilado al “habitar” humano;
sin embargo en la naturaleza observamos que hay algunas similitudes que podríamos equiparar al este concepto
restringido de arquitectura. Cuando vemos, por ejemplo, el panal de las abejas, nos enfrentamos a una construcción
geométrica impecable, que resulta impresionantemente perfecta, a tal punto que nos cuesta entender cómo se origina ese
orden tan estricto e impecable. O bien el nido de los pajaritos, ya sea construido con ramitas o de barro, y elaborados con
una maestría técnica asombrosa a tal punto de ser considerados perfectos. Los nidos de barro, de los horneros, por
ejemplo, resisten vientos, tormentas, sol y lluvia, con una resistencia asombrosa que hasta podríamos considerar que,
desde el punto de vista tectónico, son impecables. El otro caso, tal vez más asombroso es el caso de los castores, quienes
en las corrientes de aguas montañosas de los bosques del hemisferio norte crean diques para direccionar el agua, con el fin
de crear sus espacios habitables. Ante estos fenómenos surge la pregunta: ¿esto que hacen las abeja; los pajaritos y los
castores, ¿es arquitectura o no?

Habíamos considerado que la arquitectura, como artefacto creado por el ser humano, es un hecho cultural: Esta creaciones
humanas son hechos premeditados, es decir producto del raciocinio y gestado desde una instancia intelectiva y lingüística
(característica esencial de la inteligencia humana). Para el caso de las abejas, de los pajaritos y de los castores, estas
“arquitecturas” increíblemente perfectas, responde al orden de la naturaleza animal impregnada de un atavismo natural y
accionada sin premeditación. Estas acciones poseen correspondencia con la intuición instintiva; o sea que la elaboración de
estos productos surge de manera equivalente al modo en que les crecen las plumas a las aves o como le crece el pelo a los
castores o las alas a las abejas. Y así acontece que estas construcciones, casi increíblemente perfectas, sin embargo no
evolucionan. El panal de las abejas tiene la misma forma desde hace miles de años, desde aquel mítico “illo tempore” de
sus inicios; al igual que los diques de los castores o los nidos de las aves. Sin embargo, aquello que hace el ser humano al
configurar el espacio para habitarlo surge como un hecho premeditado, y eso hace que, en la medida en que la cultura
humana evoluciona, la arquitectura también evolucione y que se vaya modificando a través de los tiempos. Si no hubiera
sido de ese modo, si hubiera sido comparable o equiparable a lo que hacen las abejas, las aves o los castores, es muy
probable que los espacios habitables de los humanos hoy hubieran permanecido exactamente iguales como
hipotéticamente hubieren sido concebidos en “aquel hilo tempore paradisíaco”. Sin embargo, en la medida en que la
cultura humana evoluciona y cambia, de manera simultánea la arquitectura se desarrolla y cambia, como corresponde a
todo hecho cultural.

1.3.6 La función como uso elemental de la arquitectura

Entonces si, en términos conceptuales, quisiéramos definir a la arquitectura podríamos intentar cuanto sigue: “es la
configuración del espacio para volverlo habitable, de modo tal que pueda ser construido”. Acá aparece el concepto
habitable como la “conditio sine qua non”.

Ahora bien, el concepto de lo habitable nos remite a un hecho


funcional, es decir que la función del habitar aparece como
núcleo esencial del concepto. Se puede considerar que es la
función pragmática la que alude al uso práctico que hacemos
todos de nuestras casas, de los espacios públicos y de la
ciudad; y que se reduce a la mera función utilitaria de la
arquitectura. Pero la dimensión funcional aquí no se agota, ya
que no tiene en cuenta otras maneras o usos funcionales de
la disciplina.

Hay muchos arquitectos que dicen que la función es tan importante para la arquitectura que eso limita e impide que la
arquitectura sea considerada un arte. Es decir, se presume que estos arquitectos parten de la base de que el arte no tiene
ninguna función, -pensamiento cercano a la idea de la “gratuidad del arte”- o sea lo que se entiende por “el arte por el
arte” o “por amor al arte” como se suele decir. Sin adentrarnos en las complejidades de este tema, llama la atención esta
discriminación tan taxativa derivada de esquemas binarios de tendencia reduccionista, cuando al aseverar “esto es arte” y
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“esto no es arte”, se formulan pensamientos muy difíciles de sostener en pleno siglo XXI. Con este pensamiento restrictivo,
se descalifica a la arquitectura, porque la misma queda reducida y remitida a una función elemental, considerada desde
una manera muy concreta y esquemática. Esta postura se refiere al aspecto meramente “pragmático”.

1.3.7 La función psicológica de la arquitectura

Observando los fenómenos de la arquitectura desde una apreciación holística y desde una dimensión antropológica, se
observa que en ellos se trasciende la mera funcionalidad pragmática cuando el espacio habitable adquiere una dimensión
psicológica y asume el carácter de refugio. La protección es atributo fundacional de la arquitectura y este concepto se fue
desarrollando en simultáneo con la evolución humana desde el “illo tempore” del hombre cavernario hasta nuestros días.

Ante esta situación cabe la pregunta: ¿qué pasa con


aquellos espacios habitables que son propios de la
naturaleza, como, por ejemplo: una caverna? Se
entiende que la caverna, en un principio, reúne las
condiciones elementales para ser habitable. Pero, si se
había acordado de que toda arquitectura es un artefacto
cultural, la caverna como construcción natural no es
arquitectura, por lo tanto: una caverna no es
arquitectura. Pero si el habitante de la caverna, comienza
a modificar las condiciones habitables de la caverna; por
ejemplo: enciende un fuego allí dentro y logra cambiar la
cualidad espacial, el espacio se ilumina y se modifica su
temperatura

. Y si, -para que no entren los animales-, pone una piedra en la entrada; efectúa acciones que logran modificar
substancialmente las condiciones de habitabilidad de ese espacio-caverna. Sería difícil sostener que aquello es
arquitectura pero, sin embargo, se podría inferir entonces que hay una arquitectura incipiente. Allí aconteció una
adecuación del espacio para volverlo más habitable. Se podría sostener entonces que con el cambio operado en aquel
espacio caverna se generó un “grado inaugural” de arquitectura. Por lo tanto, estaríamos ante una embrionaria obra de
arquitectura, ya que cumple adecuadamente la dimensión psicológica de protección y, como tal, deviene parámetro inicial
para considerar en qué consiste la arquitectura desde su nacimiento.

1.3.8. La función simbólica de la arquitectura

Antonia María Perelló sostiene que “Las funciones de la arquitectura no se agotan en su vertiente existencial, técnica o
funcional: sino también una función íntimamente ligada a la idea de significado. Es decir, existen arquitecturas que tienen
como función comunicar unos determinados mensajes ideológicos ”22 .

Con esto entramos en el terreno de los símbolos y podemos pensar que desde la bíblica Torre de Babel, los históricos
menhires de Stonehenge, las pirámides de Egipto y de Mesoamérica hasta las elevadísimas torres que en la actualidad se
están construyendo en los países árabes como símbolo de la opulencia económica que se arrogan. Por lo cual podemos
colegir que la arquitectura desde siempre tuvo una función mucho más allá de lo mero utilitario.

Esto se verifica al constatar que las ciudades del planeta cuentan su historia a través de la arquitectura; y en todas las
ciudades es relativamente fácil detectar en sus arquitecturas sobresalientes el símbolo de poder que detentan, sea este
religioso, histórico, político, cultural o económico.

22 Perelló, Antonia María, LAS CLAVES DE LA ARQUITECTURA, Editorial Planeta, Barcelona. 1987
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Pero no necesariamente los ejemplos son de opulencia, magnificencia o fastuosidad. Por ejemplo para detectar una clara
expresión de arquitectura simbólica basta con visitar un cementerio tradicional y observar las hileras de pequeños
panteones funerarios. Aquí surge la pregunta: ¿cada panteón es arquitectura o no? Porque se lo concibe y construye al
modo de un espacio habitable. Pero, ¿quién está habitando el panteón? Bueno pues, un muerto. Si fuera así, ante tal
contradicción el concepto queda desdibujado. Porque, sin embargo, aquí no es la habitación del espacio interior lo que
hace a la arquitectura. En esta caso, esta arquitectura, en tanto símbolo, es habitable desde el exterior; es el modo
ceremonial de habitar el espacio cuando van los deudos a ofrendar a sus seres queridos sus plegarias y sus ritos funerarios;
cuando le prenden velas, le ponen flores y le rezan. Esto es muy diferente al modo de habitar de los griegos de la era
clásica cuando se postraban ante el templo de sus dioses. No era aquel espacio interior de uso pragmático, ya que estaba
consagrado a los dioses y los humanos ofrecían sus ofrendas desde el exterior. Otro ejemplo que tiene cierta similitud es el
de los zoológicos (hoy en vías de extinción) y también de los acuarios. Estos, no constituyen de ninguna manera el
“habitat” de los animales aun cuando pretenden crear escenografías ad-hoc simulando cierta naturaleza acartonada, ya
que, en realidad, los zoológicos son para los seres humanos que habitan al recorrer sus sendas viendo a los animales en sus
jaulas.

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