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APLICADA AL CAMPO DE LA
ARQUITECTURA.
1
2
INDICE
Presentación..........................................................................................2
Primera Parte
• La aproximación fenomenológica aplicado al campo de la
arquitectura..................................................................................5
• Breve reseña de los autores traducidos......................................16
Henri Maldiney
• Entrevista de Chris Yoùnes y Michel Mangematin con Henri
Maldiney: “A la escucha de Henri Maldiney”, La arquitectura en el
cuerpo ......................................................................................123
• “Eficiencia del vacio en el arte”, Arte y existencia.....................
• “Bizancio”, El arte, la iluminación del ser..................................135
• “La fundación Maegth en Saint-Paul de Vence”, Advenimiento de
la obra.......................................................................................147
• “El develamiento de la dimensión estética en la fenomenología
de Erwin Straus”, Mirada Palabra Espacio...............................169
Erwin Straus
• “La interioridad y la exterioridad son unos fenómenos del campo
de acción”, El sentido de los sentidos ......................................175
• “El espacio del paisaje y el espacio geográfico”, El sentido de los
sentidos ....................................................................................185
Christian Norberg-Schulz
• .Genius Loci. Paisaje Ambiente Arquitectura............................192
3
4
PRESENTACIÓN
Este trabajo tiene como propósito ser una parte fundamental del soporte
teórico de la Maestría en Arquitectura. Al tener ésta como fin ultimo la
comprensión del Proyecto Moderno, estamos convocados
inevitablemente a entender qué es el espacio, ya que éste se vuelve el
objetivo principal de la producción arquitectónica del siglo XX.
5
contemporáneo. Es por ello que el conocimiento sobre los mecanismos
que hacen posible un contacto con el mundo, puede ayudarnos a
combatir la invasión de la imagen, a ser capaces de sentir y de
transmitir experiencias sensibles y así resistirnos a una puesta a
distancia.
6
LA APROXIMACIÓN FENOMENOLÓGICA APLICADA AL CAMPO
DE LA ARQUITECTURA.
Entonces lo que constituye las bases y los objetivos de este trabajo son
diferentes –por no decir contradictorios– con ciertas tendencias actuales
de la arquitectura, frecuentemente limitadas al dominio visual, formalista
y técnico bajo la conducta de una aproximación que reduce la presencia
del cuerpo arquitectónico como el de los hombres que lo habitan. Sin
fundamento existencial, simplemente dependientes de una moda, la
arquitectura se vuelve manifestación empírica en el olvido de su
destinación original: habitar la tierra.
7
Las principales tendencias contemporáneas de la arquitectura pueden
ser caracterizadas o divididas en tres polos: una arquitectura como
objeto de conocimiento para un sujeto racionalizante, una arquitectura
como objeto estético y una arquitectura de la experiencia. Una
aproximación sólo semiológica, sin duda posible y necesaria, no puede
dar cuenta de la experiencia del cuerpo vivo y expresivo. El cuerpo
debe estar en centro de la preocupación arquitectónica, es un regreso a
lo sensible unido al cuerpo de carne sin negar por tanto las otras dos
dimensiones.
8
matematización del mundo y del mundo de la vida desplegado por
Husserl y Heidegger. En esa perspectiva, Heidegger es el principal
referente en la medida que abrió el cuestionamiento de la obra de arte
al surgimiento de su aparición. Sin embargo en su obra como la
mayoría de pensadores de la corriente fenomenológica, comprendiendo
los desarrollos más reciente, existen pocos análisis concretos de obras
de arte arquitectónicas o búsquedas equivalentes a lo que existe en
pintura o en escultura. Hay algunas reflexiones sobre el barroco, sin
embargo las obras arquitectónicas contemporáneas no se han abordo
prácticamente bajo esa perspectiva. A la excepción de los análisis de
Henri Maldiney que integran en el mismo movimiento arte y existencia.
Nuestra labor será, entonces, confrontar las obras de arte
arquitectónico y las búsquedas contemporáneas a partir de esas
perspectivas.
1
Método de conocimiento que va en contra de “la tentación de nuestra época que quiere
explicar las cosa antes de comprenderlas” Considerando el arte y en particular la arquitectura
“tan real como el mundo” (Bernard Salignon, p. 7)
9
Es en la elaboración de esta perspectiva que se reunieron artículos tan
diversos, los cuales fueron escogidos para cubrir tres temas
fundamentales que se encuentra íntimamente unidos: Espacio, Cuerpo
y Arquitectura.
El espacio
4
Jan Patočka, ¿Qué es la fenomenología?, Ediciones Jérôme Millon, Grenoble, 1988. (p.89)
5
Alberto Pérez-Gómez, « El espacio de la arquitectura: La significación como presencia y
representación », El sentido del lugar, Ediciones Ousia, Grecia, 1996 (p.134)
11
Pérez –Gómez traza la evolución histórica de ese tercer termino o
Espacio, desde el Renacimiento, pasando por el barroco hasta nuestros
días. Él muestra como el espacio en el Renacimiento era una entidad
puramente geométrica, un espacio exclusivamente de contemplación.
En esa época se opera una transformación radical, donde el hombre
deja de lado su cuerpo y su visión binocular y se funda en el punto de
fuga geométrico. Galileo lleva el espacio platónico, el Espacio de los
orígenes, del mundo supralunar al mundo terrestre, hace que el Espacio
se divida en dos polos opuestos, es decir un espacio (geométrico) de la
ciencia y una sustancia (cuantificable) inanimada. El espacio es para
Descartes res extensa, cuyas propiedades son la continuidad, la
exterioridad, la revesibilidad, la tridimensionalida, etc. Despoja los
cuerpos de todas las propiedades sensibles (siempre cambiantes)
queda de ellos la extensión. “Obsesionado por la construcción de una
visión según un conocimiento más que según nuestra percepción.
Descarte puede ser visto como responsable –dice Pérez Gómez- del “el
adelgazamiento” y la objetivación del espacio. El Espacio es también
objetivado, asumido como transparente a la razón matemática más que
como siendo “el entre dos” del Ser y del Devenir que caracteriza la
existencia corporal. Esa consagración de la perspectiva artificialis como
modelo epistemológico primero ha llevado a que la profundidad pierda
su estatus de “primera” dimensión para volverse igual que el ancho y el
largo. El espacio es desde ese momento distinto del tiempo” 6 . A
principios del siglo XX Schmarsow define la naturaleza esencial de la
arquitectura, que según él es el Espacio. Y algunos artistas trataran de
poner resistencia al mundo prosaico en el que estaban sumergidos,
ellos trataron de volver ha encontrar el misterio de la profundidad,
buscaron una verdadera profundidad de la experiencia. Las obras de
resistencias arquitectónicas y artísticas de los dos últimos siglos
muestran “como las cosas se hacen cosas y el mundo mundo”. El arte y
la arquitectura de resistencia busco el camino que podía llevarlos a una
nueva comprensión del Espacio como fundamento del ser. Arte y
6
Alberto Pérez-Gómez, « El espacio de la arquitectura: La significación como presencia y
representación », El sentido del lugar, Ediciones Ousia, Grecia, 1996 (p.147)
12
arquitectura “dejan que la significación se presente por sí misma”.
Volviéndole a dar a la obra una dimensión temporal fundamental. “En el
curso de los dos últimos siglos, todas las artes parecen preocuparse
explícitamente de espacio, asumiéndolo como el espacio de la acción,
esa es la significación de la arquitectura. En las obras de arquitectura
que trascienden el funcionalismo “moderno” y los pastiches
“historicistas”, el espacio se revela sin embargo infinitamente denso e
impenetrable. El Espacio es el sitio de nuestra Naturaleza oscura y
debe ser preservada para la supervivencia de la humanidad” 7 .
El cuerpo
14
desembocar en el uso interpretativo del cuerpo en el proceso del
proyecto.
15
Si la enigmática complejidad de la disposición corporal es desconocida,
rechazada, destruida, en una arquitectura positivista y funcionalista
como en unas distribuciones exclusivamente racionalistas y formales- ,
en un mundo fragmentado, tomado en turbulencia de flujos, el
compromiso es buscar uniones sensibles que reúnan los cuerpos y los
lugares. Es esa lección de vida que los textos de Henri Maldiney y
Alberto Pérez-Gómez nos transmiten, no importa si somos arquitectos,
filósofos o, simplemente habitantes de este mundo.
La Arquitectura
16
frecuentemente roto el hilo de un acuerdo justo entre su intervención y
el medio. Ella ha progresivamente aceptado dejarse reducir el único
papel de conceptor renunciado a ser un creador-constructor teniendo
como preocupación reunir el hombre a lo que está ya ahí. Víctima de la
T, de la escuadra, y del compás, y después de la concepción asistida
por computador, se encuentra cortada de lo real. De la misma manera,
axonometría, perspectivas y maquetas, si ellas son técnicas de
representación o artes completamente que tratan aprehender el
carácter espacial del proyecto, no puede sin embargo permitir hacer la
experiencia sino corren el riesgo al contrario de objetivar la arquitectura
hasta hacer de ella misma un objeto extranjero su contexto y a
nosotros.
17
18
BREVE RESEÑA DE AUTORES TRADUCIDOS
19
hombre, el mundo y el sentido, está también en el centro de su
pensamiento que toma ese complejo en miras de una figura concreta e
históricamente determinada de la praxis humana. No es mas allá de la
preocupación de Husserl, que conduce a Patočka del lado de
Heidegger si que por ello le sea infiel a la consigna husserliana que
quiere que los resultados de la búsqueda fenomenológica sea cada vez
reconvertida en la “pequeña moneda” de evidencia concreta. Adopta la
perspectiva de la ontología fundamental heideggeriana, bosqueja una
concepción de la existencia humana que le permita sin embargo relegar
a un segundo plano la oposición de la autentica y de la inauténtica para
considerar mas bien el hombre en la realización practica de sus
posibilidades, praxis que solo puede darle acceso a una verdadera
comprensión del ser. El centro de gravedad de la reflexión está así
desplazado, y la ontología fundamental del eclipse frente una
fenomenología del mundo de la vida como mundo histórico.
Ese deslizamiento concreto, propio al pensamiento de Patočka, es
completamente discernible en la teoría de los movimientos de la vida
que será la expresión de su concepto de la existencia humana. El
Dasein humano es pensado como la realización de un triple movimiento
en el cual las dimensiones corresponden a la de la estructura temporal
de la existencia. Patočka habla mas precisamente de los movimientos
de “enraizamiento”, de “reproducción” y de “abertura”. En el movimiento
de “enraizamiento” se constituye la proto-estructura que determina el
medio y marco general de la vida –la intersujetividad concreta del sujeto
corporal, la comunidad del mundo, realizado en la relación intima del yo
y del tu. Así efectuada la aceptación del mundo envolvente, común y
pre-dado, en el cual el ente se vuelve familiar con el sentido particular
del cual se le ha concedido en la tradición. El individuo acepta ese
mundo por el amor del otro y, aclimatándose ahí, se adapta a lo que ya
está ahí, entra en posesión de la dimensión pasada de la existencia,
experimenta su finitud, la dependencia que le envía de nuevo a las
cosas. Esa dependencia es el origen del segundo movimiento, llamado
“reproducción”, movimiento que comprende el ente en su cosidad
20
presente y lo pone en ruta de las estructuras de manipulación al interior
del cual las cosas y los otros se vuelven los objetos de un hacer. El
trabajo, la división del trabajo, la concurrencia y la lucha son las formas
sociales de ese movimiento. La experiencia de los dos primeros
movimientos de la vida abre sin embargo la posibilidad del tercero, que
Patočka caracteriza como la “abertura”. Confrontados a nuestra
dependencia con respecto a las cosas y de los hombres que
encontramos en la realización de ese movimiento y sobre el que nos
esforzamos, por nuestra acción, de adquirir dominio, tomamos
conciencia de los límites inherentes a nuestras posibilidades de
controlar la forma dada a nuestra vida. El reverso de la manipulación es
la obligación de hacer frente al dominio inquietante de la no-
manipulación (y posiblemente no-manipulable) que viene a nuestro
encuentro, no como ente singular, sino bajo la figura del todo del
mundo. En el tercer movimiento de la existencia, orientado hacia el
avenir, el hombre es tomado, no como ente intramundano singular o un
ego extranjero, sino con su propia relación a la totalidad del mundo. Su
finitud es confrontada a la infinidad de posibilidades del horizonte del
mundo, experiencia que, le hacia comprender que todo puede ser al
principio de otra manera, la limitante de la escogencia (es decir de la
libertad), a cargo de su responsabilidad (la escogencia exige ser
justificado) y a la acción como realización de las posibilidades.
21
la escogencia, a justificar su escogencia y asumiendo la
responsabilidad. La abertura que hace entrever la verdad a aquel que
se encamina hacia una justificación autentica, no es posible por el
descubrimiento de un inquebrantable. Su posibilidad surge, al contrario,
del hecho que el hombre se abre a la pluralidad de las posibilidades
que, siendo las suyas, son ancladas fuera de él (en el mundo), que él
se expone entonces a una escogencia que puede estremecer su vida.
Los modos de la praxis en los cuales se realiza el movimiento de
abertura, que vuelven posibles esa abertura y ese estremecimiento,
aparecen así como unas “prefiguraciones de la verdad” confieren de
una función fundamental en cuanto a la estructura del mundo de la vida.
22
El acento puesto por Patočka sobre el estremecimiento al cual el
movimiento de abertura puede someter la existencia y que da al
hombre moderno la posibilidad de sobrepasar el nihilismo y darse
cuenta que, cualquiera que sea su situación, su acción realiza
necesariamente unas posibilidades relativas, exigiendo a la vez una
justificación a sus propios ojos y con respecto al otro, de darse cuenta
entonces que él puede renunciar a su responsabilidad ....El arte esta
comprendido como testimonio y praxis de una vida vivida bajo el ángulo
de la idea en un contexto histórico....
Alberto PÉREZ-GÓMEZ
23
Henri MALDINEY, filósofo francés nacido en Lyon, desarrolla una obra
fundamental alrededor de las cuestiones del arte y la existencia. Él ha
publicado principalmente, en 1973, Regard Parole Espace (Mirada
Palabra Espacio), L’Âge d’Homme, Lausanne, Art et existance (Arte y
existencia), éd. Klincksieck, 1985 y 1993, L’art, l’éclair de l’Être (El arte,
la iluminación del Ser) en las Éditions Comp’Act. Con motivo de los
encuentros organizados en la Escuela de Arquitectura de Clermont-
Ferrand, Henri Maldiney ha clarificado los fundamentos filosóficos de la
arquitectura -Chaos, harmonie, existence, (Caos, armonía, existencia),
éd. EACF (1992), Sens du lieu (Sentido del lugar), éd. Ousia (1996),
Maison mégalope (Casa megalópolis), en las Éditions de la Passion
(1998).
24
del espacio y subraya la necesidad de abordar el sentir y el moverse en
la perspectiva propia de la subjetividad.
Esta obra, que debe ser considerada como una obra capital de la
epistemología de la sicología de la anciana concepción atomista de las
sensaciones y despeja una teoría original de la percepción, tanto en el
hombre como en el animal. Aunque la crítica de Straus ha sido
formulada hace más de cincuenta años, ellas se aplican sin la menor
restricción a las formas contemporáneas de la corriente objetivita.
25
hombre un espectador desinteresado de sí mismo, y éste consigue así
describir y aislar los diferentes mundos de realidades y la vida de los
que él es centro” (De Abbagnano)
26
JAN PATOČKA
¿QUÉ ES LA FENOMENOLOGÍA?
27
28
EL ESPACIO Y SU PROBLEMATICA
(Extraído del libro: ¿Qué es la fenomenología? p.17-96)
8
«El espacio y su problemática» fue redactado para una publicación en el volumen mezclado
ofreciendo a Václav Richter (1900-1970), profesor de historia del arte de la Universidad de Brno,
a la ocasión de su sesentavo aniversario. cf. Indicaciones bibliografías, infra p. 317 (N.d.T.)
30
vacío esencial del corazón que se proyecta en el universo, en las cosas,
dándoles, a nuestros ojos, un marco que nos permite elevarnos por
encima de las cosas y orientarnos en medio de ellas 9 . Albert Einsten es
el físico que ha contribuido más a liberar la mirada de las ciencias
modernas de la naturaleza, con respecto a la visión científica de la
representación tradicional del espacio como recipiente sin paredes al
interior del cual las cosas estarían localizadas, él mismo ha declarado
que la ilusión del tiempo y del espacio absoluto permanecerían siempre
como la tela de fondo de nuestra realidad cotidiana 10 .
9
M. Scheler, “ Die Sonderstellung des Menschen”, Der Leuchter, vol. 8, 1926, p. 200sq.
10
Cf. Max Jammer, Concepts of Space. The History of Theories of Space in Physics,
Cambridge, Harvard University Press, 1954, chap.V.
11
George D. Hadzsits, Lucretius and his Influence, New York, Longmans & Co., 1935, citado en
Alexandre Koyré, From the Closed World to the Infinite Universe, Baltimore, John Hopkins
Press, 1957, chap.I.
12
A. Koyré, op.cit., chap. I.
13
M. Jammer, op. cit., p. 23
14
H. Conrad-Martius, Der Raum, Munich, Kösel, 1958, p. 16;
15
Idib., p. 19.
31
astronomía nueva, sino que sería imposible sin ella aun formular los
principios matemáticos de la mecánica y, con más razón, de edificarlos
en sistema 16 , ella se encuentra ya chocando con el escepticismo y la
critica. Newton mismo la integra en el marco de una entidad superior a
la cual solo él conviene, en su opinión, acordar la sustancialidad
absoluta a titulo de atributo. En resumen, parece casi que esa
concepción que uno desearía “natural” no se impone como evidente
sino mucho tiempo después que ha sido elaborada: desde que ella ha
asumido una figura concreta y precisa, renuncia por así decir
inmediatamente a ella misma, a su idea central del espacio como
entidad autónoma que es siempre ya presupuesta por todo lo que existe
físicamente.
16
Cf. A. Koyré, op.cit., p.168 sq.
17
Ibid., chap. V-IX.
32
misma de la materialidad. El espacio, en su fondo propio, no es una
sustancia sino un atributo y ese atributo esencial. Las cosas no están
en el espacio; no hay otro espacio que la extensión, el espacio que las
cosas son. En Leibniz también, el espacio es atributo, pero no atributo
de la sustancia material. Él es un conjunto organizado de relaciones, un
ordo coexistentioe realizado por el mundo sensible de cada monada, de
tal manera que él aparece como un phoenomenon bene fundatum. Por
fin, Berkeley comparte con Leibniz la idea del espacio concreto de la
percepción como fenómeno, como una cosa subjetiva. Sin embargo, en
lugar de buscar la esencia ahí, por el análisis lógico, en una red
abstracta de relaciones, en una forma relacional, él lo aborda en una
óptica psicológica, aislando los diferentes constituyentes del lo vivido,
de lo cual él trata a continuación de operar la síntesis. El espacio es
para él un vivido complejo que, como toda realidad subjetiva, debe ser
sometido a una análisis empírico real. Ninguno de esos tres pensadores
mira su concepción como un simple aspecto parcial del problema del
espacio en totalidad. Cada uno, por razones metafísicas, tiene su propia
idea del espacio para excluir otras posibilidades. Todos tres juzgan
imposible mantener la idea de la autonomía del espacio o de unir este,
por una relación directa, a la sustancia absoluta; no les falta sino
anclarla en una o otra de las substancias dependientes (material en
Descartes, espiritual en Leibniz y Berkeley).
18
Cf. H. Scholz, “Das Vermächtnis der Kantischen Lehre vom Raum und von der Zeit”, Kant-
Studien, XXIX, 1925.
33
la representación espacial, carácter que sirve de trampolín a su
concepción intuitivamente constructiva de la demostración
19
geométrica . El centro esencial de la concepción Kantiana es así la
unión del carácter formal y del carácter intuitivo del espacio; el espacio
no puede ser una percepción o una representación empírica fundada
sobre una percepción; si él es en general una representación, él no
puede serlo sino en un sentido completamente particular, sin análogo.
Él no puede ser un objeto que se manifiesta a nuestros ojos. Al
contrario, él es precisamente el despliegue, por un acto único y omni-
englobante del espíritu sin el cual los objetos no tendrían un marco
unitario, la escena sobre la cual los objetos se presentan delante de
nosotros. La subjetividad del espacio no significa entonces para Kant,
como para Berkeley, la subjetividad de la representación, una
subjetividad privada implica la posibilidad de representaciones
espaciales individuales. Su carácter formal no significa, como para
Leibniz, la generalidad y la formalidad del concepto. El espacio es
subjetivamente formal en tanto que espacio ordenante, en tanto que
espacialización, y no en tanto que espacializado, ordenado y
diferenciado en una pluralidad de lugares. Es verdad que Kant deja en
la indeterminación la relación del espacio formalmente vacío a las
figuras espaciales contenidas y construidas al interior de él. Si hay una
diferencia tal de principio entre el espacio formal, originalmente
ordenante, y el espacio ordenado, espacializado, se deduce que este es
bien apriorístico, único, infinito, euclidiano, etc. Pero el carácter
apriorístico del espacio espacializante no implica de ninguna manera el
carácter apriorístico del espacio espacializado, ordenado 20 . Si la
intención de Kant es la de dar un nuevo marco espacial no teológico,
teniendo un carácter de necesidad y de universalidad, a la física
newtoniana que presupone necesariamente el concepto de un espacio
absoluto y único como lo que únicamente asigna su emplazamiento a
todas las sustancias de la naturaleza, él no logra eso sino a condición
de presuponer la conformidad estructural del espacio en tanto que
forma y de los contenidos espaciales, suposición que no es ni
aprobada, ni analizada, ni aun discernida.
19
Cf. M. Jammer, op. cit., chap. V.
20
Cf. Rudolf Carnap, Der Raum. Ein Beitrag zur Wissenschaftslehre, Berlin, Reuther &
Reichard, 1922.
34
determinar, por unas medidas astronómicas, la naturaleza euclidiana o
no euclidiana del espacio físico real). Se adopta, además, una
aproximación empírica del problema de la intuición del espacio que
pone al orden del día las preguntas heredadas del empirismo británico.
La teoría kantiana de la intuición a priori está revestida de una capa
psicológica en la controversia del nativismo y del empirismo,
principalmente en lo que concierne la naturaleza de la percepción de la
profundidad del espacio, la tridimensionalidad de las percepciones
visuales. Finalmente, la revisión de la idea de intuitividad de la
demostración geométrica, legada por Bolzano a los matemáticos y a los
logícistas de las generaciones siguientes, conducen, paso a paso, a
aclarar el carácter puramente formal de los sistemas geométricos,
proceso en el curso del cual se renueva y precisan unas ideas que
fueron las ideas de Leibniz.
21
Ibid.
35
el tiempo absoluto de Newton estaban indisolublemente unidos –el
principio de inercia y la ley de la gravedad.
22
Es así que la cuestión se pone, entre otros, por Carl Stumpf. Cf. Über den psychologischen
Ursprung der Raumvorstellung, Leipzig, S. Hirzel, 1873, p. 7.
36
La consecuencia global de la evolución de la psicología moderna que
abandona cada vez más el estudio reflexivo de la subjetividad cerrado
sobre sí para volverse hacia el estudio de la relación de la personalidad
humana en su conjunto al medio ambiente, hacia el estudio de nuestra
orientación en el seno del mundo ambiente, tiene como consecuencia
lógica hacer concebir el estudio del acto de representar el espacio como
parte integrante de la explicación con el medio ambiente, como
orientación en el espacio real. Pero ¿qué es el espacio real en el cual
viven los seres animados, además de las personas? ¿es, de un lado, el
espacio de la física, del otro lado, la representación que nosotros
tenemos de eso? La teoría psicológica del espacio como estudio de la
representación del espacio ¿no ha ignorado ella lo más esencial –
nuestra manera propia de estar en el espacio, de ser espaciales?
II
Sin embargo, los que se proponen pensar el espacio como una cosa
abstracta se chocan también con dificultades. Históricamente, las
tentativas más importantes emprendidas en ese sentido están unidas a
los nombres de Spinoza, Malebranche y Henry More. Para todos esos
pensadores, el espacio es un atributo de la sustancia infinita; él
depende entonces del concepto de sustancia infinita. Ahora bien, la
sustancia infinita es un concepto metafísico por excelencia que
sobrepasa la función del concepto empírico de sustancia (como sustrato
permanente del cambio), tomado en cuenta tanto por nuestra
experiencia corriente como por las ciencias de la naturaleza. En ultimo
análisis, el concepto de sustancia infinita reposa sobre el espacio como
fundamento de razón, y es entonces un circulus in demonstrando que
pretender probar en principio, sobre la base del atributo espacial, la
sustancia infinita en tanto que concreto, para luego demostrar
inversamente que el espacio, en su cualidad de atributo de esa
sustancia, debe necesariamente ser un abstracto. Juega un papel en
esa manera de ver el hecho que los que piensan el espacio como un
abstracto oponen su estructura geométrica, concebida como algo
universal, al conjunto de sus modalidades individuales. Ahora bien, es
evidente que lo que es universal y formal no puede en ningún caso ser
un concreto. Por tanto, aun admitiendo como un hecho cierto que el
espacio no podría existir sin la estructura universal de las relaciones
geométricas estudiadas y axiomatizadas, la cuestión que permanece es
saber si es como tal idéntico a esa estructura relacional. La idea de la
etendue intelligible* tematiza sin ninguna duda algo esencial para el
espacio, pero únicamente para aquel cuyos aspectos interesan a los
geómetras, no para aquel en cual se une el interés del físico o del
psicólogo.
* En Frances en el texto.
23
Cf. N. Hartmann, Der Aufbau der realen Welt, Berlin, W. de Gruyter, 1940, p. 50.
39
plantea con respecto a todo ente. Todo lo que es, está en algún lado.
Eso adquirido, se limita (en la Physique) a explicar la esencia del lugar,
a rechazar la opinión según la cual un espacio autónomo (en
ocurrencia, el espacio vacío) podría poseer la existencia. El lugar es sin
embargo, como lo veremos más adelante en nuestra exposición, un
concepto de contenido plurivoco: como concepto de la geometría
sensible, como concepto de principio puramente relacional (es en que,
al interior de que una cosa o un evento otro es o se desenvuelve) y
como concepto metafísico significa la inserción activamente pasiva de
una cosa o de un ser en el universo de las cosas, el lugar es cada vez
otra cosa. Por muy importante que él sea como concepto, no es sin
embargo en ningún caso idéntico al espacio. Ciertamente, no hay
espacio sin lugar (ni lugar sin espacio), pero aun considerando solo las
relaciones espaciales, uno encuentra una estructura demasiado rica
para ser reducida a la única noción de un “estar-en”, y además las
relaciones, el espacio comprende aun, al menos, el momento cualitativo
de la extensión.
41
de la misma manera que el concreto, sin esta estructura, no sabría ser
ordenado?
27
Cf. A. Einstein, Geometrie und Erfahrung, Berlin, J. Springer, 1921.
28
Edgar Wind, Das experiment und die Metaphysik, zur Auflösung der Kosmologilschen
Antinomien, Tübingen, P. Siebeck, 1934, p.9.
43
experiencia corriente de los sentidos. En otros términos, el espacio en
sentido físico sobrepasa necesariamente los límites del espacio en
sentido de la experiencia intuitiva.
29
Erwin Panofsky ha señalado (cf. Die Perspektive als « symbolische Form », in « Vorträge der
Bibliothek Warburg », Leizig-Berlin, 1927, p. 286-287) el rol predominante jugado por la pintura
del Renacimiento en la geometrización del espacio y que consiste, según él, en el paso
definitivo del espacio agregativo al espacio sistemático, en el descubrimiento del infinito espacial
y en el primado acordado al espacio, en tanto que sistema de lugares, sobre las cosas. En la
construcción de la « pirámide visual » unos pintores y arquitectos del Renacimiento, el espacio
está concebido como un red geométrica que es una forma universal, independiente de los
objetos representados; él es concebido como algo a la vez no subjetivo y homogéneo, sin
relación con los “lugares naturales” que son “nuestros” fenómenos espaciales; él está concebido
finalmente como específicamente visual, de hay la función central del vacío. El arte aporta así,
ante de los sabios como Telesio, Bruno y Campanella, una sensibilidad nueva con respecto al
espacio que suscita también, necesariamente, un pensamiento nuevo en todas la cuestiones
que se relacionan con él.
La otra tesis de Panofsky, que ve la perspectiva del Renacimiento sobre el fondo de la
concepción medieval del infinito como anterior al finito que él absorberá progresivamente, nos
parece demasiado vaga. Sería más útil tratar de discernir la relación entre la pintura del
Renacimiento y los descubrimientos de los nominalistas parisinos del siglo XIV, en particular la
idea del sistema de referencia que hace del espacio un sistema métrico unitario, seguir los
efectos de los golpes de puertas, en esa época precisamente, al edificio del aristotelismo: es en
ese marco que el mundo, por primera vez, deja de tener un centro inmóvil, que él deja de ser un
conjunto de lugares no homogéneos y no geométricos. En el Norte, los pintores del siglo XV
aplican, de cerca, la perspectiva clásica sin embargo sin despejar el espacio de la función
simbólica que fue la suya en la Edad Media, función que será, por el contrario, en gran parte
conservada durante todo el Renacimiento y el periodo barroco, ver profundizado paralelamente
a la representación perspectiva. La fusión de esos dos aspectos es una de las razones por las
44
del cosmos jerárquico de la Antigüedad, el esquema geométrico de la
primera matematización, tan fructuosa, de la mecánica – la piedra
angular de los principia mathematica philosophioe naturalis codificada
por Newton. Finalmente, es un dominio en la cual la estructura interna
ha sido elaborada, en un alto grado de perfección, por la geometría de
Euclides, la teoría deductiva más desarrollada que la Antigüedad halla
legado a las épocas siguientes. No es asombroso entonces que ese
espacio precisamente halla sido absolutizado y que el trabajo analítico
de siglos enteros halla sido necesario para develar el carácter
puramente histórico de su predominancia.
Pero todo esto plantea todavía nuevos problemas. ¿Hay una diferencia
esencial entre la forma geométrica y el contenido físico propiamente
dicho? Si es así, ¿en qué consiste? ¿Una teoría física debe apoyarse
necesariamente sobre las dos bases expresadas por la formula E = G +
P, E siendo el conjunto de los hechos experimentales, G la geometría, y
P las hipótesis de la física 30 ? ¿La axiomatización progresiva de la teoría
física no conduce, con el tiempo, a la “geometrización” integral de todo
el contenido de la física? David Hilbert ha notado que las leyes
genéticas estudiadas operando el cruce de dos razas de drosophiles
ofrecen un modelo de axiomas euclidianos lineales de la congruencia,
así como de los axiomas relativos al concepto geométrico “entre”. El
sistema científico de la convocación ¿no deberá ser concebido como
una combinación compleja de diferentes geometrías, el mundo físico
correspondiente como una pluralidad de “espacios” que se
compenetran a la vez permaneciendo independientes los unos de los
otros tanto por su estructura que como bajo la relación del contenido?
La visión corriente ahora, entre la geometría y la física, una distinción
fundada sobre la comprensión de la geometría como significando la
forma más o menos evidente del contenido empírico. Pero si la forma
misma se apoya necesariamente sobre la empiria, como lo muestra el
mundo de Minkowski, ¿esa diferencia no está relativizada? ¿No será
necesario entonces considerar expresamente, como una de las
tendencias fundamentales de la explicación fisicista, la geometrización
progresiva de la cual la primera etapa fue precisamente la concepción
newtoniana de la relación del espacio a las realidades específicamente
físicas de la materia y de la fuerza? Si es verdad que la ciencia,
encaminándose hacia una sistematización cada vez más perfecta,
atraviesa una matematización en tres etapas – la etapa de la expresión
numérica, la etapa analítica y la etapa de axiomatización abstracta -, la
geometrización ¿no es otra manera de expresar ese movimiento en lo
que concierne a la física?
31
A. N. Whitehead, The Concept of Nature, Cambrige, University Press, 1920.
32
J. Nicod, op. cit.
46
datos de un sentido externo, los datos cinéticos y las relaciones de
sucesión y de semejanza global permiten edificar una geometría
euclidiana completa. En el campo visual, modificada por ciertas
convenciones y formada por las relaciones de semejanza global y de
sucesión, la axiomática euclidiana se realiza, según Nicod, al menos de
cuatro maneras diferentes, dando nacimiento a un numero igual de
espacios de los cuales ninguno es reductible a los otros.
III
49
En nuestra experiencia, los esquemas estructurales están realizados en
las cualidades. No quiere decir forzosamente que su realización por otro
principio óntico, en otro “material”, sea imposible. Pero el hecho de
permanecer que no podamos estudiar empíricamente esa realización
que ahí donde ella se ofrece a nosotros: en la unión intima de la
estructura con una cualidad unida a un ser vivo que se orienta en su
medio ambiente. Las relaciones no son reales sino en el contexto de la
realización. Una realización así no nos es conocida en la experiencia
sino como realización por un sujeto. Es decir que el sujeto en tanto que
sujeto de la realización de las relaciones prima el sujeto en tanto que
parte integrante de la estructura relacional. El sujeto es necesariamente
presupuesto por la estructura relacional, mientras que él mismo no
presupone al mismo titulo esa estructura. Una estructura relacional,
cualquiera que sea ella, no puede existir sino por el sujeto que puede
también existir fuera de dicha estructura... aunque ella sola le de la
posibilidad de estar en el orden, de ser miembro del cosmos. Como
sea, el ordenamiento no es lo que hace del sujeto un sujeto, siendo el
mismo, al contrario, la obra del sujeto, o más bien de los sujetos. Si
queremos estudiar en la experiencia la realización de las relaciones, es
necesario recurrir, es completamente natural de recurrir – al estudio de
la experiencia de la vida, al estudio de la vivencia. Es únicamente en
ese contexto que podremos coger concretamente la realización de las
relaciones y de los sistemas relacionales.
33
Ver anexo I (N. d. T)
34
Cf. Karl Duncker, Über induzierte Bewegung. Ein Beitrag zur Theorie optisch
wahrgenommener Bewegung, Berlin, J. Springer, 1929. (N.d.T.)
53
él no tendría el sentimiento de estar integrado en la complejidad
homogénea de la realidad.
35
Ver anexo II. (N.d.T.)
54
pronombre personal es la ley primordial de la experiencia que aparece
así como interpelación; la interpelación no es una simple metáfora, sino
la esencia mima de la experiencia. El yo y el tu son las formas
originarias de la proximidad; el acá es la forma del alejamiento o de la
distancia. Hay paso y intercambio entre tu y el acá, entre el yo y el tu,
no hay paso. No importa para mi cual puede ser la forma del tu o del
acá, pero nada de lo que aparece bajo esas dos formas no puede
transformarse en la forma del yo. A primera vista, las formas de
proximidad, el yo y el tu, no parecen intercambiables. Parece haber allí,
en consecuencia, en el mundo originario vivido, una no-homogeneidad,
una disparidad absoluta. Es con lo que se tropieza todos los avatares
de subjetivismo moderno que ve el yo y el no-yo como totalmente
heterogéneos, el yo como mirada pura por la cual el espectáculo del
mundo se desenvuelve, el no-yo como objeto de esa mirada. La
contemplación siendo la única actividad directamente atrapable, el
objeto es reducido a la sucesión pasiva de las imágenes frente a la
mirada que lo aprende y reúne en unos conjuntos. Esa óptica suprime
la originalidad del “adentro” primordial. Vista así, el yo no esta en sino
frente el mundo, frente de una perspectiva y fuera de ella 36 .
36
Harold Lassen no duda en sacar esa conclusión en sus Beiträge zur Phänomenologie und
Psychologie der Anschauung, Würzburg, 1939.
55
las relaciones entre las personas, el equilibrio requerido para la relación
“adentro”. Sin embargo el ente es individualizado, los papeles de las
personas son simplemente las diferentes perspectivas en las cuales los
entes se toman en vista recíprocamente; ellos no corresponden a unas
diferencias ónticas (o al menos gnoseológicas) irreductibles. La
estructura yo-tu-acá no es la relación de tres cosas, indiferentes las
unas con respecto a las otras, en un medio neutro. Entre el tu y el acá,
hay intercambio y, por tanto, movimiento. La relación del yo y del tu es
atracción o repulsión, en todos los casos dirección – índice de la
posibilidad que a la proximidad crezca o disminuya. La proximidad
crece hasta que el tu sea para mi plenamente lo que él puede ser, hasta
que él sea plenamente él mismo – una rosa plenamente una rosa, y no
una simple flor en el paisaje ambiental; un individuo cualquiera una
persona bien conocida, o todavía una aparición que golpea, nueva, que
se impone, etc
57
con lo que está delante mio, lo que me dirige la palabra y a lo que yo
respondo.
Nos falta todavía decir una palabra del movimiento que se produce
entre el tu y el acá. El tu se mete aparte del acá. El acá recibe en el tu
un rostro eminentemente personal, rostro conservado en parte aun si
ese tu se transforma de nuevo en acá. El dominio del acá contiene unas
singularidades capaces de ponerse aparte y que el lenguaje nos ayuda
a distinguir en la medida donde él asigna un genero gramatical. Pero el
acá (id) como expresión detrás de la persona que no es ni hombre ni
mujer y se aproxima, bajo esa relación, de la no-individuación, de la
indeterminación óntica, es diferente del acá en su aceptación no
individuada extrema donde los individuos fusionan en una misma
ocultación indiferenciada. El acá indiferenciado, que es una super-
fuerza, un circulo que se encierra alrededor de nosotros y cierra toda
interpelación, todo acercamiento y toda asociación, es el representante
del universo en su figura inmanejada y posiblemente, en ultima salida,
inmanejable. A la periferia de nuestro “adentro”, hay esa esfera no
individuada, ese horizonte ultimo que se transforma, por la
interpelación, en siendo individuado –guardando él mismo el silencio,
negando la respuesta a nuestras preguntas, sin nunca decirnos si él
puede ser agotado, integralmente convertido en cosa singular, o si la
noche que reina en su seno esconde un rostro enteramente diferente
del ente, rostro insondable que tira irónicamente las singularidades
sobre nuestro camino para que nosotros nos dejemos distraer por eso,
como en un cuento de hadas la joven niña se fuga a buscar a encontrar
su seguidor. Como sea, ese infinito-limite, ese no-individuado está
implicado, a pesar su ausencia de rostro, en la conversación que es el
“adentro” originario, en tanto que plenitud indiferenciada e inmanejada
que ocupa la periferia. Todo orden se extiende entre el centro y la
periferia y consiste en una actividad de ordenación que hace pasar el
cosmos inmanejado de nuestro lado, incorporando lo extranjero en la
asociación en la cual nosotros hacemos parte y en la cual nosotros
buscamos así a defender el orden contra la super-fuerza de lo
inmanejado.
IV
58
Hemos visto, en el capitulo precedente, que las relaciones espaciales
hacen originalmente parte del contexto de vida, que ellas no son las
relaciones puramente objetivas entre unos contenidos cualitativos
dotados de una extensión objetiva que supone la “geometría en el
mundo sensible” de Nicod. El “adentro” originario y el más fundamental,
sin el cual ninguna relación espacial puede tener un sentido real, es un
“adentro” personal. Hemos visto que los fenómenos de orientación,
desorientación y fijación, de la misma manera que las oposiciones
primordiales entre arriba y abajo, adelante y atrás, están
indisolublemente unidas al papel personal del sujeto corporal en el
campo fenoménico.
37
Cf. J. Nicod, op. cit.
59
que ciencia empírica, se interesa simplemente a las correlaciones
facticiales entre unas realidades en las cuales el ser-tal no puede ser
justificado por ninguna razón detrás. No viendo reinar al interior de lo
sensible como tal ninguna relación inteligible, se tiene ese dominio, en
su fondo, por desprovisto de sentido. Ahora, es precisamente esa visión
que Goethe reprocha a Kant, afirmando en una de sus notas que la
critica de la razón pura exige ser completada por una critica de la
sensibilidad. El autor De la teoría de los colores piensa sin duda que,
además la geometría que instaura un orden un y omni-globante en la
diversidad de los contenidos sensibles, esos contenidos como tal deben
tener entre ellos una relación comprensible, sin la cual ellos nos serían
posibles; la cualidad no es puramente irracional. El gran precursor de la
teoría de los campos sensoriales, orientado en ese sentido, es
Aristóteles. Según él, los campos sensoriales están caracterizados
tanto interiormente como por la causalidad externa. Su conexión no es,
como en las teorías sicológicas inspiradas del empirismo británico,
puramente contingentes, debida a nuestros reflejos a nuestras
asociaciones subjetivas. Al contrario, ellos poseen una unidad interna,
una estructura comprensible que les es propia. En el Πεpí ψאטης de
Aristóteles, los campos sensoriales son relativos al movimiento propio
de los animales, todo se fundamenta sobre la άφή. La άφή, que recubre
lo que nosotros llamaríamos los sentidos cinético-táctil y térmico, es el
presupuesto necesario de todos los grados superiores de la άισθησις.
En su fondo, ese principio conserva hoy en día todavía validez.
Podemos distinguir dos especies de campos sensoriales: los unos
inseparables de los seres vivos, de la cual la privación llevaría a cesar
la vida, procurando la base sobre la cual se edifican los otros, que no
son indispensables a la existencia. El hombre puede perder la vista y el
oído, el olfato y en gran parte, la sensibilidad gustativa, pero él no
puede subsistir si él no conserva al menos los rudimentos del sentido
cinético-táctil. Si uno quiere determinar si hay o no correspondencia en
la unidad de los campos sensoriales, es necesario primero comprender
como los grados superiores se edifican sobre esta base.
38
Cf. Jean Nicod, Esquisse d’un système des qualités sensible, Paris, P.U.F., 1943.
61
no es ni objeto ni conjunto de objetos terminados, sino un infinito
inacabable en la ocultación. Sin embargo, ese infinito está ahí, todo
entero, de una sola mirada; todo entero vuelto hacia mi, él viene delante
mío y me abraza. Si mi movimiento, en la esfera cinético-táctil, es un
movimiento sin regreso que se pierde en lo ilimitado, en la esfera visual
es al contrario el ilimitado que se mueve en dirección mía, que me
envuelve, que me cae encima. Él se vuelve alrededor mío la bóveda y
los muros de un edificio, un espacio cerrado que me pone al cubierto.
Lo que se manifiesta en esa unión no es únicamente, a cara
descubierta, el acá anónimo que se traga todo, sino aun, bajo una figura
más acogedora, el nosotros que nuestro contacto con las cosas se
esfuerza alcanzar y a la cual nosotros apuntamos como una
reconciliación con una parte esencial, ver con el todo del ente.
39
Cf. Gaston Bachelard, La Poétique de l’espace, Paris, P.U.F., 1957 [y anexo III]
63
V
64
muerte 40 . Repitámoslo una vez más: lo que se presenta aquí a nosotros
no es únicamente una realidad, sino un concepto del espacio; no solo
una construcción, sino una construcción que se regula según un
proyecto determinado, según una concepción de conjunto.
¿De que manera lo que se sitúa en la periferia del mundo, más allá del
horizonte del mundo, viene ha ocupar una posición central? ¿Cómo el
“acá” intangible e inaccesible se vuelve él algo amigable, que nuestra
palabra puede alcanzar y que gobierna nuestra vida con
bienaventuranza? Eso no puede hacerse por la fuerza humana, en
virtud de una iniciativa que sería la nuestra. El acá mágico y sagrado no
puede reencarnarse en un tu sino por voluntad propia. Es por su propia
autoridad que se opera un abertura en nuestro espacio banal, que se
asignan a ciertos lugares en ese espacio una significación absoluta, que
se asocia a nosotros, se manifiestan bajo las especies de un tu que no
quiere ser un nosotros. Para el hombre esa transsustancialización es un
objeto de esperanza y de plegaria, pero sus propias fuerzas,
insuficientes y transitorias, no le permiten de realizarla que de manera
efímera. Sin embargo, nosotros no creemos por tanto poder concluir,
con Eliade, que la sacralidad del fuego, la vida en la cual la casa se
encuentra comprometida en su relación con nosotros, seria (no más
que el rito que, en la época secular todavía, acompañaba el cambio de
domicilio) un simple vestigio de la concepción mítica sagrada 41 . Nuestra
relación actual a la habitación se enraíza, igual que la concepción
sagrada, en el espacio originariamente personal, en sus tendencias y su
dialéctica en la cual el movimiento parte de acá para dirigirse, a través
la pareja tu-yo, hacia un nosotros en el cual él encuentra la relación.
Los spatia affectionis no son unos espacios mitológicos. Si ellos son de
los nuestros, no es en virtud de una fuerza sagrada, absoluta, sino
gracias a nuestra propia fuerza relativa y a esa de las cosas a las
cuales nosotros nos asociamos, en los cuales nosotros buscamos a
aferrar nuestra existencia. El espacio afectivo, el espacio de nuestro
corazón, tiene también una estructura esencialmente deferente del
espacio sagrado que, a pesar de todo su importancia histórica, no es,
en el marco global de la problemática del espacio, sino un espacio
particular.
40
Cf. Mircea Eliade, Das Heilige und das Profane, Hambourg, Rowohlt, 1957.
41
Ibid., p. 14 y passim.
65
El mundo afectivo, por el contrario, no posee necesariamente un centro
absoluto, aunque él tiende naturalmente hacia tal centro y manifiesta,
en ese caso, una cierta afinidad con el mundo sagrado. Sin embargo,
basta, para que el mundo afectivo sea mundo, que se desenvuelva en
su seno el proceso de transsustanciación del acá en nosotros; basta
que él sea el lugar de un enraizamiento que, entre otras, puede resistir
netamente su propia relatividad y el peligro que el amenaza en
permanecer. En consecuencia, los lugares del spatium affectionis no
son más diferenciados de manera absoluta; su articulación no requiere
la repetición del rito que siempre de nuevo reproduce la creación del
mundo. La instauración de una heterogeneidad absoluta, de una
infranqueable frontera ritual, indispensable al orden de la vida, ver a la
vida en general, es, al contrario, un trazo distintivo de la concepción
sagrada 42 . En ese marco, la homogeneidad deviene la marca del no-
ser; la heterogeneidad, la jerarquía, la superioridad, la marca del ser y
del más-ser. Es homogéneo lo en que todo es igual, pero es un
nivelamiento desde lo más bajo, en el curso del cual la interpelación se
vacia progresivamente de toda significación. La concepción mítica no
descubre el principio personal y vivo del espacio, sino más bien la
periferia ultima, universal, que trasciende todo lo singular, en tanto que
lugar donde, el ente usual y habitual toma fin, se abre la posibilidad de
la alteridad total. Ahora bien, si es claro que, si “total” que ella sea, la
alteridad no procede del mundo de los objetos abstractos, sino de la
impersonalidad que pertenece, a titulo de componente necesario, al
mundo originariamente personal.
42
En Eliade, la estructura espacial del mundo sagrado no es completamente claro. en particular
no vemos bien cual es la relación de lo sagrado y de lo profano, de un lado, del centro y de la
periferia, del otro, y finalmente del cosmos y del caos. A veces uno tiene la impresión que esas
tres parejas de contrarios se distinguen los unos de los otros, a veces ellas tienen a confundirse.
En realidad, uno no puede comprender su relación que sobre el fundamento del espacio
personal, del movimiento que le lleva hacia la trassustanciación del yo en nosotros. el mundo
sagrado no consiste en un centro sagrado y una periferia profana. El centro no es otra cosa que
la fuerza reconciliada de la periferia, habiendo operado una ruptura hasta el corazón del
mundo. La periferia en tanto que irreconciliable subsiste sin embargo, engendrando el caos. Lo
profano es dado, en diferentes grados, en el intervalo que separa el centro de la periferia.
66
la época contemporánea. Como por un don de doble vista, ella pone
bajo nuestros ojos la fundación del edificio que el mundo entero,
fundación que tiene lugar en las profundidades de la trascendencia, de
la cual las cosas completamente diferente de lo que puede presentarse
en el mundo. Ese otro no es liberado que de una manera imaginaria, si
esto aun merece cuestionamiento, poniendo, entre otras, la cuestión de
la verdad especifica al mito 43 .
44
Esto permite igualmente comprender la significación de las paradojas de Zenon en la historia
de la filosofía. Que hagamos el esfuerzo por caracterizar el espacio, el movimiento o el tiempo,
ellos son cada vez una manifestación de la fuerza inmanejable de la periferia del mundo, la
expresión de una incursión de las fuerzas míticas, no individuadas, en el contexto del ente
concebido en modo filosófico, es decir, en ultimas, en la óptica de la presencia, que esta sea
presencia humana o presencia absoluta. El continuum contradictorio encarna la soberanía del
infinito en el seno de lo finito, la dependencia del finito que se revela en ultimo análisis
inasequible, ininteligible. Es lo que vemos todavía en los antinomias cosmogónicas de Kant.
45
Cf. F.M. Cornford, Plato’s Cosmology. The Timeoeus, Londres, K. Paul, Trenche, Trubner &
Co., 1937, p. 210.
46
El carácter sistemático de la geometría griega es, evidentemente, el resultado de una
orientación nueva en la cual el principio es idéntico a ese de la cuestión filosófica que interroga
sobre la naturaleza de todo del ente, sobre la ψνσις. El saber practico no es suficiente. Es
necesario acceder a los principios de ese saber que se revelan idénticos para todo lo singular,
constantemente presente en él.
68
de los componentes fundamentales da la génesis sensible refractaria a
una matematización efectiva, es decir precisa. Ese que ha estudiado de
cerca la filosofía platónica de la geometría no puede defenderse de la
impresión que solo ese divorcio radical entre la forma geométrica y el
espacio en tanto que base real de lo sensible vuelve posible el
tratamiento racional, matemático, de las figuras geométricas. Tal es el
origen de la serie platónica de los puntos, de las líneas, de las
superficies y de los volúmenes, cada término siendo la causa, el
principio del siguiente 47 . Es esa misma necesidad que hace derivar los
puntos de los números y los números ellos mismos de los principios,
coordenados pero desiguales en valor, que son el Uno y la Dyade
indefinida 48 (la cual será la continuación, en los neo-platónicos y los
neo-pitagorianos, identificados a la materia inteligible). En resumen, las
figuras geométricas presuponen un principio de multiplicidad en la cual
el desenvolvimiento progresivo da la extensión geométrica; ellas
presuponen un άπειρον primero e inteligible que se distingue, de la
άπειρον totalmente irracional que representa el espacio sensible en
tanto que receptáculo de las formas 49 . La geometría requiere un
espacio inteligible, esencialmente diferente del espacio mítico-sensible
en el cual nosotros vivimos realmente. El espacio mítico-sensible no es
en principio el espacio de las formas geométricas y de su legalidad
intemporal. Es al contrario, al origen, un espacio dinámico, lleno de
fuerzas y de movimientos caóticos 50 . Según Platón, las formas y las
relaciones geométricas no se presentan en el espacio sensible, caótico
(es decir no individuado), dominante (άρХή!), dramático y personal que
en tanto que imágenes transitorias y aproximativas, en unas figuras que
llenan el espacio “reflejándose” ahí como en un espejo, pero no están
ahí dadas en su naturaleza propia.
47
Aristote, De anima, I,2, 404b 16-21
48
Aristote, Métaphysique, A,6.
49
Cf. C. J. de Vogel, « la Théorie de l’apeiron chez Platon » Revue philosophique, 1959, p. 29
sq.
50
Sobre este punto nosotros damos razón a Cornford (op. cit., p 176) contra A. E. Taylor (A
Commentary on Plato’s Timoeus, Oxford, Clarendon Press, 1928) que mira el caos, en le
mundo de Platón, como enteramente subordinado a la Razón.
69
mítico, es sin embargo cuantitativa y móvil. El rechazo del caos mítico,
del “espacio vacío”, del “receptáculo”, constituye un elemento
importante de esa exorcización no matemática de lo mítico. Aristóteles
no conserva, como centro inteligible de la cuestión del vacío, sino el
fenómeno de lugar. El lugar no es otra cosa que el orden de las cosas
que se insertan las unas entre las otras; la envoltura de las cosas las
unas en las otras; él es el primer limite inmóvil del cuerpo envolvente. El
lugar presupone las cosas, y no las cosas los lugares. El lugar tiene en
primer lugar unas propiedades, no geométricas, sino dinámicas; el lugar
es una fuerza. Pero si el mundo en su conjunto tiene una figura
geométrica determinada, esta no es la presupuesta de los que se sitúan
y se desenvuelven en el mundo; ella sale, al contrario, de la naturaleza
del mundo, de la cual ella es una propiedad, en tanto que forma natural
de la sustancia celeste que asegura su perpetuo movimiento circular. El
espacio en tanto que entidad particular es entonces, en Aristóteles,
desterrado del mundo. El espacio no es nada más que un orden
determinado, un complejo de lugares – complejo no geométrico, sino
dinámico. Caracterizado en el lenguaje de la filosofía moderna del
espacio, el espacio aristotélico es un espacio finito, no homogéneo,
anisotropico, de las cuales las partes tiene una métrica euclidiana sin
que por eso la cuestión se plantee saber si ellas forman un sistema
unitario o bien un simple agregado sin solución de continuidad. En
resumen, la concepción de la filosofía griega, que llega a su punto
culminante con Aristóteles, rechaza el espacio como entidad autónoma,
hace fusionar el espacio con la cocreación del mundo, pero no ve
completamente el papel de la geometría en la edificación del espacio.
Para liberar completamente el orden propio del mundo, fuerza él es de
hacer llamado a unos trazos del espacio personal, explicados a titulo de
caracteres puramente objetivos y dinámicos. Es principalmente la
oposición del arriba y el abajo, identificados en el “centro del mundo” y
en la “periferia”, que permite explicar el movimiento de los cuerpos que
están en el mundo tales unas personas en su espacio propio y se
apresuran ganar sus lugares naturales. Así Aristóteles desmitifica el
mundo, pero no lo despersonaliza. El rechazo del espacio mítico en
tanto que horizonte infinito y omni-englobante es una de los principales
medios del cual él se sirve para operar esa desmitificación. Según
Aristóteles, el espacio mítico es un derivado absurdo del fenómeno del
lugar que presupone siempre algo de real al interior del cual otra
realidad se sitúa. El lugar presupone entonces el mundo, el mundo es
limitado, ergo.... De otro lado, si el “espacio vacío” es absurdo, se
deduce que el espacio en tanto que orden de los lugares es idéntico al
mundo real como tal. No tiene ningún sentido plantear la cuestión del
espacio fuera de los limites del mundo.
CONCLUSIÓN
75
EL ESPACIO Y SU PROBLEMATICA
(ANEXOS)
(Extraído del libro: ¿Qué es la fenomenología?. p. 311-316)
III
Podríamos decir que las primeras habitaciones son los nidos que se
descendieron de los árboles sobre la tierra firme y que adaptamos a ese
nuevo medio. Tejidos de ramas, de hierbas y de hojas, ellos ponen
fuera del alcance y al abrigo de las miradas del enemigo. La habitación
es al origen un refugio, un lugar de descanso, pero sobre todo el lugar
donde la parturienta permanece al cubierto con su bebe hasta que ella
sea capaz de retomar sus funciones normales, donde los niños
permanecen al abrigo hasta que ellos aprendan a explicarse con el
mundo. El espacio íntimo es también como una continuación de la
comunicación intra-uterina de la madre y de niño. Él es la proyección al
exterior de un mecanismo originalmente corporal, y podemos decir
igualmente de otras numerosas disposiciones en el medio animal y
humano, no únicamente unos útiles primitivos, sino también del medio
mismo en su estructura. ¿La estructura de la percepción no es ella una
anticipación y un a prolongación de la función de asimilación que se
cumple primero en un contacto al interior del organismo?
77
Desde que las circunstancias se prestaban allí, la casa se vuelve una
realización de la interioridad humana. Esto es sin embargo más antiguo
y más originario, ligado biológicamente al mundo propio de la vida
humana, a una vida que no se renueva, como en la mayoría de los
animales, al ritmo de las estaciones, sino que es desde el origen la vida
de los seres que viven juntos y, en esa comunidad, buscan a ponerse al
cubierto del afuera. Para el hombre, su casa (chez soi) es en principio el
espacio cerrado constituido por la familia que le mediatizan el contacto
con el mundo, que le ofrecen la seguridad que le permite seguir
agrandando su entrada en el mundo y en la comunidad, de devenir, no
un ejemplar, sino un individuo. El hombre es puesto en cubierto del
afuera 1° por la comunidad estrecha de la micro-sociedad que es la
familia, con las relaciones personales que ella implica; 2° por la
reduplicación de la realidad que engendra el lenguaje que es el cimiento
propio de esas relaciones humanas en las cuales el afuera y el adentro
están íntimamente e indisolublemente unidos. La conclusión de todo
esto en el mundo exterior, la creación de un mundo propio como
realidad física, es la casa. La casa es como la proyección al exterior de
una posibilidad originariamente humana, revindicada desde el origen.
Es también porque la historia larga y compleja de la habitación no
desmiente en nada la tesis que presenta el hombre como siendo,
originalmente y por su constitución, el ser de un espacio propio. El ser
de un espacio propio, es en el fondo, un ser que implica una distancia,
una mediación, un rodeo.
51
Cf. Gottfried Semper, Die vier Elemente der Architektur, Braunschweig, 1851. (N. d. T.)
52
La casa oriental, donde uno pasa la noche afuera, sobre el techo, no se inscribe entonces en
contra la interioridad del mundo materializado por la residencia.
78
nosotros estamos expuestos al descubierto. La casa, en crecimiento, no
requiere únicamente el trabajo de un solo o de varios individuos, sino un
trabajo solidario, armonioso, ella requiere el encuentro, la conjunción
efectiva y reciproca del adentro y del afuera, elementos diversos –tierra,
aire y agua. La apropiación del espacio, la apropiación de las cosas por
intermedio del espacio no es únicamente una cuestión técnica o de
trabajo, sino la fundación de un mundo nuevo.
79
80
ALBERTO PÉREZ-GÓMEZ
81
82
EL ESPACIO DE LA ARQUITECTURA: LA SIGNIFICACIÓN COMO
PRESENCIA Y REPRESENTACIÓN
(Extraído del libro: El sentido del lugar. p. 129-154)
Nuestra discusión sería más fértil si, en este final del milenio,
pudiéramos comenzar a diferenciar arquitectura y construcción en
términos distintos a los de la estética del siglo XVIII. Así podríamos
articular el estatus especifico de la arquitectura como manifestación de
un saber, dejando de lado la muerta distinción filosófica entre lo bello y
lo bueno, situándose en el contexto de un mundo totalmente utilitario y
“construido”, es decir, nuestro mundo tecnológico. Ese mundo
tecnológico que hemos creado nos llama urgentemente a reconsiderar
de manera radical las bases éticas de nuestra acción. Mientras que la
supervivencia de la raza humana está sometida al control de las
manipulaciones genéticas y de la polución, parece que hemos perdido
nuestra capacidad individual de hacer efectivas nuestras opciones en
cuanto a nuestra existencia y nuestro destino personal. En un contexto
así, no podemos permitirnos abandonar la búsqueda de una
comprensión del mundo significante que soporta la existencia humana.
83
La razón primera de la arquitectura ha sido siempre proponer y
perpetuar una comprensión tal. Ni las presiones del mercado, ni la
carrera por la notoriedad, ni los estilos en boga, ni un misticismo
formalista, ni aún la simple formulación de diferentes culturas podrán
servirnos de criterios para una práctica de la arquitectura apropiada y
significativa en esta época de nihilismo inacabado.
****
54
Aberto PÉREZ-GÓMEZ , Architecture and the Crisis of Modern Science, Cambrige,
Mass, MIT Press, 1983, ch. 8 y 9. Versión francesa publicada por Mardaga, 1988.
55
Ver “La representación arquitectónica en la era del simulacro”, en este volumen, y
para un tratamiento más profundo, Alberto PÉREZ-GÓMEZ y Louise PELLETIER,
“Architectural Representation Beyond Perspectivism”, Perspecta 27, New Haven, Yale
University Press, 1993.
85
tiempo que acepte sus aporías como complementarias más que como
contradictorias: lineal y circular, inamovible presencia y contingencia.
***
56
PLATO, Timaus and Critias, traducción en ingles por H.D.P. Lee, Cambridge, U.K.,
Hardmonsworth, 1965.
86
Sin embargo, el pensamiento de Platón es infinitamente más complejo.
La concepción de la realidad que articula Platón no se deja reducir a
una simple dualidad del Ser y el Devenir. A partir de la sección 16 del
Timeo, buscando precisar además su discurso, Platón siente la
necesidad de introducir un tercer término con el fin de dar justicia a su
experiencia de la vida humana. Habiendo identificado esa tercera
especie, él constata inmediatamente que es una tarea difícil y oscura
tratar de eso: “Ella es el receptáculo y por así decir la nodriza de todo lo
que nace” 57 . Antes de nombrar ese tercer termino Espacio (espacio o
lugar), Platón tratara de definirlo con respecto a la concepción
comúnmente compartida del mundo, de la materia y de la generación.
Al principio, nos enseña que ese termino es la “materia primera” del
mundo, “el elemento” primordial que constituye tanto a los hombres
como a la naturaleza. En efecto, “... los nombres fuego, tierra, agua y
aire indican de hecho unas diferencias de propiedad y no de
naturaleza” 58 . Dado que todas las cosas en el mundo están
constantemente en mutación, y que las cuatro sustancias las más
elementales son ellas mismas inestables, nos es necesario asirlas
como calidades más que como “cosas”. Más lejos, Platón compara el
receptáculo a una masa de materia “neutra” maleable, en la cual están
estampilladas diferentes impresiones. Esa prima materia no posee
ningún carácter propio, pero ella constituye sin embargo la realidad
ultima de todas las cosas. Con el fin de dilucidar ese razonamiento,
Platón acude al ejemplo del orfebre. El nombre más preciso para definir
las obras del artesano será “el oro”, no “unos triángulos” o “unos
cuadrados” y así continua. “Es necesario decir la misma cosa de la
naturaleza que recibe todos los cuerpos: es necesario siempre darle el
mismo nombre; ya que ella no abandona nunca su propio carácter...
Uno puede justamente asimilar el receptáculo a una madre, el modelo a
un padre y la naturaleza intermediaria entre los dos a un niño” 59 . Es
interesante anotar la descripción que Platón hace de la médula –esa
sustancia vital masculina que él creía afluir entre la cabeza, trono
esférico y silla de las ideas, y el pené. El constata una sustancia casi
idéntica a la masa-receptáculo maleable y neutra, constituida de
triángulos “regulares y pulidos” capaces de producir “con exactitud el
fuego, el agua, el aire y la tierra”. Esa prima materia constituye una
materia andrógena, el receptáculo de “todo lo que nace visible o
sensible”, ella misma “una especie invisible y sin forma, que recibe todo
y que participa de lo inteligible de una manera oscura y muy difícil
comprender...” 60 .
57
Ibid., p. 66.
58
Ibid, p. 67. En su filosofía tardía, Merleau-Ponty se refiere a ese elemento
primordial como la « carne » del mundo. Esa interpretación fenomenológica radical de
una realidad no dualista no es, según yo, muy alejada de esa de Platón. Ver Maurice
MERLEAU-PONTY, The visible and the Invisible, traducción en ingles por A. Lingis,
Evanston, III., Northwestern University Press, 1968.
59
PLATO, Timaeus, p. 68.
60
Ibid. , p. 69 ; itálicos del autor.
87
Platón concluye entonces que debe haber ahí tres componentes en la
realidad: el primero, “la forma inamovible, que no nace y no morirá, ...
que es invisible e inasible a todos los sentidos, y que pertenece al
pensamiento único de la contemplación” (el Ser); el segundo, “que tiene
el mismo nombre que el primero y que se le asemeja, pero que cae bajo
los sentidos, que es engendrado, siempre en movimiento, ... y que es
asible por la opinión junto con la sensación” (El Devenir); el tercero, la
Espacio, “que no admite destrucción y que da un lugar a todos los
objetos que nacen. No es ella misma perceptible más que por un
razonamiento bastardo donde no entra la sensación; que uno apenas
puede creer. La entrevemos como en un sueño, diciéndonos que es
necesario que todo lo que está en si, en algún lado, en un lugar
determinado, ocupa una cierto puesto y que lo que no está ni sobre la
tierra ni en algún lugar bajo el cielo no es nada” 61 . En el parágrafo
siguiente, Platón identifica ese receptáculo con el espacio del caos, en
el cual, por así decir “sacudido por las fuerzas”, los cuatro elementos
han sido separados para constituir el mundo tal como nosotros lo
conocemos. Unido etimológicamente al chasho indo-europeo, el caos
sostiene su connotación de vacío primordial, abertura o abismo, tanto
como sustancia primordial.
***
61
Ibid., p.70-71.
88
Antes de Platón, ese tercer termino Espacio no tenia nombre. De
hecho, es la ausencia de una tal conciencia lo que caracteriza el
“mundo mítico”. En lo que tiene marca en la Grecia antigua, esa
afirmación se apoya sobre la observación de la unión de la diosa Hestia
y del dios Hermes. Jean-Pierre Vernant afirma que, de seis divinidades
importantes que figuran en la base de la gran estatua de Zeus en
Olimpia, únicamente la pareja de Hestia y Hermes no puede explicarse
por su genealogía 62 . De hecho, esa pareja parece representar una
articulación religiosa del espacio y del movimiento, del centro y del
camino, de la permanencia y de la mutación. Mientras que Hestia
reenvía a la vida domestica y a la fertilidad, a la tierra y a la oscuridad,
al centro y a la estabilidad –cualidades pertenecientes todas a un
“espacio” interior, Hermes es identificado con los valores masculinos de
la movilidad y del umbral, de la transformación, de la abertura y del
contacto con el mundo exterior, la luz y el cielo –unas cualidades que se
asocian con los “espacios” de la acción, exteriores y públicos. De
manera significativa, ese par demuestra que, en ese contexto cultural,
“lugar” y “movimiento” (es decir el espacio y el tiempo) no estaban
separados como nociones abstractas y autónomas. Los dos estaban
siempre presente, unidos a otros aspectos, en la experiencia de una
realidad comprendida como “sujeto”, más que como “objeto” científico o
filosófico.
62
Jean- Pierre VERNANT, Mythe et pensée chez les Grecs, Paris, Maspero, 1965, I,
p. 124.
63
ARISTOTLE, Poetics, traducido en ingles por S.H. Butcher, New York, Dover, 1951,
IV, 12.
89
hechas”, como el canto y la danza 64 . No es entonces sorprendente que
las grandes tragedias de Esclyle, Sófocles y Eurípides eran actuadas en
Atenas al principio de abril, con la ocasión de una festividad dedicada a
Dionysos.
70
VITRUVIUS, Ten Books, p. 137.
71
Ibid., p. 139.
72
Ibid.
92
en la vida cotidiana, no puede reposar sobre el lenguaje ordinario
(prosa). El lenguaje del drama es un lenguaje poético, un lenguaje
metafórico que mantiene una tensión abismal entre los dos términos de
la metáfora, exponiendo el auditorio a la proximidad por la distancia. El
receptáculo, la chora, plataforma de danza o orchestra, toma forma por
mimèsis del Ser y del Devenir. Recordemos cómo Aristóteles, en la
Poética, pone la mimèsis como una función del arte: rima, ritmo,
euritmia y armonía son atributos por los cuales el espectador puede
reconocer en la intriga (plausible pero no real) de la tragedia un suelo
universal, siempre nuevo y por tanto siempre extrañamente familiar.
***
73
La discusión la más concisa de ese aspecto de la revolución científica es todavía
Alexandre KOYRÉ, Metaphysics and Measurement, London, Chapman & Hall, 1968,
especialmente capítulo. I-IV.
94
corporal. Esa consagración de la perspectiva artificialis como modelo
epistemológico primero ha llevado a que la profundidad pierda su
estatus de “primera” dimensión para volverse igual que el ancho y el
largo 74 . El espacio es desde ese momento distinto del tiempo, y las
ideas en arquitectura podían ser generadas por un sistema
preestablecido de proyecciones reductoras.
74
Maurice MERLEAU-PONTY, “Eyes and Mind”, traducción en ingles por C. Dallery,
The Primacy of Perception, ed. J.M. Edie Evanston, Northwestern University Press,
1964.
75
Ferdinando GALLI da BIBIENA, L’Architettura civile (1711), introducción por D.M.
Kelder, New York, Blom. 1971.
76
Richard SENNETT, The Fall of Public Man, Cambridge, U.K., Cambridge University
Press, 1977.
95
prosaica una vez desacralizada, como si la verdad del mundo fuera de
hecho contenida en las imágenes de tipo documentario fotográfico,
donde la convergencia de las líneas al infinito es tomada como un
hecho indiscutible y donde la tactilidad es dejada de lado, donde se
vuelve aun posible ser seducido por la promesa del espacio cibernético.
77
Auguste SCHMARSOW, “The Essence of Architectural Creation” (1893), Empathy,
Form, and Space, H. Mallgrave y E. Ikonomou, eds., Santa Monica, Calif., Getty
Center, 1994.
96
Como Merleau-Ponty lo ha indicado con respecto a Cézanne, el mundo
no se presenta más a él por la representación perspectiva, sino que son
más bien las cosas del mundo que dan nacimiento al pintor (o al
observador) por medio de una concentración de lo visible. Esas obras
proclaman una distancia caída, una temporalidad de la profundidad. Las
obras de resistencia arquitectónicas y artísticas de los dos últimos
siglos son ante todo “auto-figurativas”. Ellas no son el espectáculo de
alguna cosa más que siendo espectáculo de nada. Los trabajos de
Lequeu y Duchamp, Gris y de Chirico, Giacometti y Peter Greenaway,
Steven Holl y John Hejduk, son comparables en que ellos “revientan la
piel de las cosas para mostrar como las cosas se hacen cosas y el
mundo mundo” 78 .
***
En el curso de los dos últimos siglos, todas las artes, comprendidas ahí
las letras, la música, la escultura, la pintura y, más recientemente, el
cine y otros “híbridos”, parecen preocuparse explícitamente de espacio,
de Espacio, material y construido a la vez que cualitativo y metafórico.
El sujeto imaginante debe prevalecer en el encuentro de la obsesión
deconstructiva de eliminar todas las formas de subjetividad cualquiera
que sean ellas. Solo el sujeto imaginante que crea y observa, que no es
el ego cogito transparente y coincidente de Descartes, sabrá habitar a
través de tales obras un mundo que no es más, como era ese de la
modernidad, enteramente dirigido hacia el futuro, y donde la noción de
progreso se ha hundido. Acoplando rememoración y proyección, solo la
función narrativa puede todavía permitir articular una ética de la acción
y imaginar una coreografía apropiada para un mundo posmoderno. La
Espacio, es abismo que no es la nada, asumido por el sentido común
para ser el espacio exclusivo de la acción, es la significación de la
arquitectura. En las obras de arquitectura que trascienden el
funcionalismo “moderno” y los pastiches “historicistas”, ella se revela sin
embargo infinitamente densa e impenetrable. La Espacio es el sitio de
nuestra Naturaleza oscura y debe ser preservada para la supervivencia
de la humanidad.
99
100
ALBERTO PÉREZ-GÓMEZ
101
102
LA REPRESENTACIONE ARQUITECTONICA EN LA ERA DEL
SIMULACRO
(Extraído del libro: El sentido del lugar. p. 155-162)
103
Para reiterar, el modus operandi de la arquitectura y la naturaleza de
sus útiles están íntimamente unidos a la significación arquitectónica, es
decir a la riqueza de nuestras ciudades y lo que las vuelve
auténticamente habitables. Como lugares del imaginario y de la
ensoñación, la ciudad debe encarnar un saber permitiendo la
orientación colectiva y la perpetuación de la cultura. Examinando los
principales tratados arquitectónicos, se vuelve claro que la
sistematización del dibujo arquitectónico que tomamos hoy en día como
adquirido, no remonta de hecho sino al siglo XIX. Antes del
Renacimiento, los dibujos arquitectónicos eran raros. Antes de Durero,
por ejemplo, el plano era generalmente concebido como la huella en el
suelo del edificio, iconografía: la marca dejada por los pasos de una
andar rítmico, una corografía, como el laberinto de Dédalo. El alzado
era concebido como un rostro, la superficie vertical que concentra la
identidad, la obra como espacio reconocible. Los cortes verticales o
horizontales son inhabituales antes del siglo XV, tanto como las
disecciones de cadáveres que son raras en anatomía antes del principio
de la era moderna. En la Edad Media, nuestra concepción de la
arquitectura como planificación, como “saber para prever” no existía.
Los Maestros no concebían la idea de un edificio completo como un
objeto inamovible y la noción misma de dibujo a escala era
desconocida. La conclusión del edificio de la Jerusalén terrestre era
finalmente una decisión divina, Dios era el único verdadero Arquitecto.
Era en consecuencia imposible concebir el dibujo arquitectónico como
un simple instrumento en la realización de un edificio. La arquitectura
botica, en particular, era una cuestión de construcción siguiendo unas
tradiciones y unas reglas geométricas bien establecidas que uno ponía
en obra directamente en la construcción.
107
Los proyectos críticos como estos favorecieron, uno puede esperarlo,
una reinvención verdadera del “sitio” para el mundo futuro. Ese sitio no
podrá ser creado que por la clarividencia del arquitecto, no el ego cogito
de Descartes, ni el genio Romántico, sino el yo que imagina y se
reconoce a través de la comparación con el otro. Ese sitio abierto a una
humanidad libre y más empático anulara posiblemente las estructuras
represivas del poder asociado al locus clásico que, en el contexto de
nuestras ciudades de centros comerciales y de redes de carreteras, se
ha vuelto un simulacro vacío e incapaz de profundidad reveladora.
108
ALBERTO PÉREZ-GÓMEZ
109
110
HYPNEROTOMACHIA POLIPHILI DE FRANCESCO COLONNA:
LA DIMENSION ERÓTICA DE LA ARQUITECTURA COMO TACTICA
DE RESISTENCIA
(Extraído del libro: La arquitectura en el cuerpo. p.101-121)
***
***
***
El acento puesto sobre el deseo como “origen” del sentido no puede ser
dejado de lado, aun en estos días de escepticismo. Los sentidos de la
arquitectura a los cuales tenemos acceso, los que nos tocan y pueden
cambiar nuestra vida, no nos aparecen únicamente, como
“asociaciones” del espíritu, a pesar de nuestro “buen sentido”
cartesiano. Esa comprensión de la “mecánica” de los sentidos es de
hecho un prejuicio aparecido en el siglo XVII, introducido en
arquitectura por los trabajos teóricos de Claude Perrault. El sentido de
la arquitectura, como ese del erotismo, es ante que todo ese del cuerpo.
El se manifiesta en el mundo, en ese terreno prereflexivo de la
existencia, donde la realidad es “dada” en primer lugar, y no puede ser
reducida entonces ni a una pura objetividad ni a una pura subjetividad.
117
En la tradición griega, mas las obras construidas por la mano del
hombre, productos de la techno-poiesis, contribuían a revelar la verdad,
más suprema, mas ellas ganaban en valor. La tragedia griega, por
ejemplo, introdujo una “distancia” entre el espectador y los actores,
mientras que en unos ritos dionisiacos, se encontraban reunidos. El
evento tenia lugar el marco de un de los edificios a la resonancia
cosmológica la mas fuerte de la antigüedad, mientras que el espacio
“intermedio” del coro focalizaba la atención del espectador. El efecto
catártico de la intriga era fundamental: el individuo reorientado y
después reconciliado con su destino se sentía parte integral de una
totalidad plena de sentido. Ese efecto se volvió un modelo para el arte
en la tradición oriental. Además (Pérez-Gómez 1994: 1-34), yo asocie
ese espacio de reconocimiento con el termino de Espacio utilizado por
Platon en el Timée para nombrar el “tercer” elemento de la realidad,
distinto de las Ideas (Seres) y de las cosas (devenir entes), a la vez
formando su relación mutua. Espacio se identifica a la vez al espacio
cultural (la matrice del devenir) y al material primordial [original,
primitivo] del artesano (la prima materia del demiurgo), quedando
distinto de la noción de lugar natural (topos). Se trata del mismo espacio
que encontramos en la primera literatura griega y romana en la cual los
términos eróticos eran corrientes. Algunos de las primeras historias en
prosa (proto-romanas) que nos llegaron son de hecho unas historias de
amor que no se resuelven nunca antes de la última página. El tema no
es entonces el logro de una relación romántica, sino la tensión erótica
ella misma, metiendo así en evidencia la presencia de un espacio
humano donde el gozo es posible gracias a un modo de participación
que nosotros llamamos hoy en día “estética”. El mas conocido de esas
historias es posiblemente Daphnis y Cloé, La obra de Longus, que data
del siglo II de nuestra era. Es la historia de dos pastores, viviendo en la
naturaleza, que progresivamente se despiertan al amor.
Simultáneamente, su medio ambiente salvaje se transforma poco a
poco en jardín ordenado por la geometría y la cultura. La Isla de
Cytdhére es perfectamente circular, con un anfiteatro clásico en el
centro, el punto donde los amantes descansan y la historia llega a su fin
(Zeitlin 1990: 417-460).
***
118
En el mundo de Poliphle, la arquitectura es un verbo mas que un
nombre, análogo a la alquimia, en el cual el proceso es mas importante
que su producto porque el mundo cambia de naturaleza esta en
perpetuo movimiento, nunca completamente objetivado y estable. El
alquimista / arquitecto debe luchar para encontrar la unidad original, y
comprender de hecho que el fin no puede ser nunca alcanzado.
***
121
Podemos aprender mucho de Hypnerotomachia Poliphili si estamos
listos a ver, en la reciente desmitificación y el declive de la ciencia
positivista, como las verdades se encuentran en los discursos míticos
poéticos. Ese texto extraño es difícil aunque elocuente. Él trata de
hablar de ese tema oscuro, que Platón, el primero, ha designado como
el espacio del sentido en la tradición occidental, el lugar de nuestra
habitación. Espacio, Platón le reconocía, no puede ser aprehendida que
muy difícilmente. Ella es paralela a la sustancia de nuestros sueños,
siempre evidente a la experiencia pero difícil a conceptualizar, excepto
indirectamente, por un razonamiento segado. Por tanto, sin ella,
nosotros no podemos dar simplemente cuenta de la realidad.
Hypnerotomachia trata de describir un espacio así para la sobrevivencia
de una arquitectura “edificante”, un espacio: sustancia [materia] que sea
manifiestamente controlado por el arquitecto, responsables después del
Renacimiento de generar una “ideas” [imágenes] arquitectónicas, un
espacio que coincide al mismo tiempo con el cosmos, un lugar del cual
el sentido funde el trabajo del arquitecto pero del cual sus producciones
no pueden esperar.
Desde que la alianza original del hombre y lo divino ha sido roto, que
sea con los dioses chthonienes de los Micénicos, o el Dios de Israel (en
el próximo Oriente), el hombre europeo ha debido compensar un
faltante. ¿Como construir sin dominar la naturaleza? ¿Como evitar la
imposición de un orden a la creación a la vez compensando nuestra
caída? Tales son las preguntas que se volvieron imperativas. Como
Eros es omnipresente en la naturaleza, la arquitectura ha aprendido la
seducción en su escuela. La fuerza del Eros es la fuerza de la magia, la
fuerza de la technopoiesis. Las obras de la arquitectura deben incitar a
el amor, ellas están embrujadas, parecidas a la imagen de la bien
amada. Es en este sentido fundamental que la arquitectura se dirige al
cuerpo. Todavía es necesario, para que la obra sea bella, para la
supervivencia del bien común, que el arquitecto se enamore, que se
someta él mismo a la labor de lo que es dado. Es esto la compasión.
Mas cerca de nosotros, Friedrich Nietzsche ha escrito al final de su vida
que solo un amante vigoroso puede ser un buen artista; la obra de arte,
un modelo de voluntad-de-fuerza del hombre, debe sin embargo
comprometer el amor del destino de manera a provocar la configuración
apropiada del tiempo y el espacio...
123
124
ENTREVISTA DE CHRIS YOUNES Y MICHEL MANGEMATIN CON
HENRI MALDINEY
125
126
A LA ESCUCHA DE HENRI MALDINEY
(Extraído del libro: La arquitectura en el cuerpo. p. 9-23)
128
volver y que está unida a la respiración, quisiera citar unas
experiencias, no digo cotidianas, sino frecuentes.
De otro lado la depresión. O uno guarda lo que uno tiene, o uno busca
el objeto perdido. ¿Cómo el melancólico vive en su espacio?
Binswanger lo ha estudiado, notablemente en Sueño y Existencia. Los
sueños del melancólicos son frecuentemente unos sueños de caída, de
deslizamiento, de debilitamiento, de hundimiento, de los cuales unos
sueños de adherencia a un suelo que ha perdido toda posibilidad de
surrección. Los sueños maniáticos son unos sueños de sobrevolar, en
un espacio imaginario donde el cuerpo del soñador se disuelve, y esa
disolución es ya una falta sicótica antes de ser onírica.
Así...;;
134
ahí a lo que hay de mas insigne en lo real, a saber su dimensión de
“ser” mismo.
Creo, para terminar, que la arquitectura, como todas las artes, pero en
particular hoy en día donde ella concierne unas poblaciones, debe
verdaderamente separarse de la “delgada positividad”. Es una
expresión de Kafka, me parece....
136
HENRI MALDINEY
BIZANCIO
137
138
BIZANCIO
(Extraído del libro: L’art, l’éclair de l’être -El arte, la iluminación del ser-
p.193-207)
81
82
140
que en una menor medida. ¿Pero qué quiere decir: “en realidad”? ¿De
cuál espacio, dado en descripción fenomenal, la mirada recibe ella sus
medidas? La cúpula de Santa Sofía está construida, en realidad, a partir
y por el espacio interior de la iglesia. En primer lugar ella no es media
esfera. Una forma semi-esférica procura una satisfacción inmediata, por
que su perfección tiene la evidencia de una objetividad ideal en la cual
la geometría nos libra la ley o la razón generadora, innata en nosotros,
como esa del cuerpo perfecto de Platón. Una forma tal adecuada a ella
misma anula todo espacio de juego, como una ultima posición de
pestillo cerrado definitivamente la cerradura. Su autonomía se
impondría más visiblemente todavía si estuviera visiblemente separada
de las otras formas del edificio por un tambor. En lugar de todo eso es
puesta en obra para que, por su forma y por la conspiración de esta con
todas las otras, la cúpula de revela a esa evidencia eidética, y para
ponerla en mira en otra visión distinta determinada por la dimensión
formal. Es necesario descalificar la realidad de su apariencia para
calificar de “deprimida” una forma que se exalta en su despliegamiento.
141
“El santuario parece hacer voltear en circulo al espectador; la multitud
de vistas lo obliga a voltear y a voltear sin cesar, y su imaginación
atribuye ese torbellino al edificio” 83 .
83
142
que la constituyen. La espacilidad de la iglesia no tiene modelado
topológico. Todas las superficies interiores del santuario comunican
entre ellas, sin referencia a un espacio volumétrico preestablecido,
intervalario y englobante, de la cual ellas serian los límites – limites
entre los cuales la mirada seria trastornada. Voteada, desequilibrada de
todo, lo estaba en el vértigo. Pero esa heteronomia de donde nacía el
vértigo está integrada en un ritmo, el ritmo único de todas las
superficies, generador del espacio único de la iglesia.
“La luz del día, escribe Thomas Whittemore, dispone tres iluminaciones
diferentes al interior de Santa Sofía: directa, por difusión y reflejada. Los
rayos luminosos penetran en el edificio por las ventanas expuestas al
sol dando la iluminación directa. La iluminación por difusión es debida a
la luz distribuida en la iglesia por todas las aberturas a la vez... La
iluminación por reflexión proviene de la iluminación directa y difusa
reenviada por el mármol azul-blanco que “que recubre el suelo”, por las
placas de mármol versicolores de los muros, por el porphyre “
espolvorea de las estrellas brillantes” de las columnas, finalmente por
las tesseres de oro brillantes que ordenan sobre las bóvedas, la cúpula
y las medias-cúpulas, círculos y medios círculos” 85 .
“En todas las estaciones, nota T. Whittemore, del alba al medio día, las
ventanas del ábside empapan el santuario de luz... Partiendo de lo mas
alto, las aberturas de la cúpula y de las media-cúpulas orientadas al
Este, otros rayos emprenden la radiación progresiva que las lleva al
sur, y al sur oeste del pavimento, el gran eje de la nave después, y
finalmente, donde ellas desaparecerán, en la parte noroeste del
pavimento. De tal manera al mismo tiempo que avanzan esa, procesión
intangible, una aura luminosa baña los lugares santos de la gran
iglesia”. 86
84
85
86
144
La cúpula, alto lugar de iluminación directa y de la iluminación difusa, es
a todas las horas del día, en primavera y en verano, el centro principal
de la luz –del cual- “los rayos pasan sucesivamente por veinte siete de
sus cuarenta ventanas llenando de cinco a nueve a la vez” 87 . En esa luz
que abre el espacio de nuestro aquí, estamos adentro pero no
encerrados. Nada expresa mejor esa situación que la palabra extasiada
de Paul le Silentiaire: “La cúpula parece no estar puesta sobre el
edificio, sino suspendida en el cielo por una cadena de oro.” 88 No es la
imagen de una percepción sino la metáfora de un sentimiento. La
cúpula aparece suspendida en su propia luz, sin referencia óptica a un
mundo exterior. “Es aquí que nace la luz o que, aún cautiva, ella reina
libre”, dice una inscripción del arzobispado de Ravena. En Santa Sofía
ella tiene un sentido completo. No más que la música que llena el
espacio suscitado por su ritmo no lleva en ella la indicación de la fuente
sonora. El ordenamiento rítmico de sus rayos radiantes e irradiantes
comienzan en las aberturas. No únicamente un ritmo, sino el
advenimiento aquí de ese ritmo luminoso espacializante no es una
acontecimiento del cosmos y no tiene en él su origen.
87
88
145
revela en la béance, hasta que nosotros encontremos, no un arraigo
sobre el suelo, sino una presencia al espacio, que no se sostiene sino
en el ritmo.
Las grietas, esas rupturas son, para emplear un término chino, unos
“vacíos mediadores”, que permiten el paso de la respiración y que, por
el ritmo precisamente, comunican con el “Gran vacío” final e inicial. El
ritmo es la articulación de la respiración, del cual el nombre griego
pneuma significa el espíritu y, en la teología cristina, eminentemente el
Espíritu Santo. Entonces hay una relación esencial entre el vacío (o
vacuidad) : Kenôsis y el pneuma.
“No podemos, dice el Origen, hablar sobre ese punto con audacia. Lo
que ha descendido en el mundo está vacío de si mismo, con el fin que
por ese Kenôse, el mundo sea llenado. Pero lo que es descendido en el
mundo se ha vaciado de si mismo, ese kenôse él mismo está lleno de
sabiduría...” 89 De Santa Sabiduría : Hagia Sophia.
89
90
146
espacio que habitan. Un mosaico se sustrae a toda percepción estática.
Todo fenómeno coloreado da en visión central comporta un campo
marginal en el cual el difunde. Por ejemplo, el rojo saturado de un
esmalte es un intercambio reciproco con el rozado de las tessères de
marmol en el cual el color es del mismo tinte, pero rarificado y aclarado
sin ser roto (por la mezcla). Así los tonos compactos irradian en los
tonos difusos y las variaciones de transparencia y de brillo engendran
un flujo rítmico, es decir un espacio. Ningún acontecimiento coloreado
no puede ser tomado en fragante delito de estar aquí. Las plages
rarificadas son unos vacíos gracias al los cuales el todo circula en él
mismo. Todo tiene lugar en una duración sin devenir y un espacio sin
posición, en la omnipresencia de una luz que es el principio de la
transformación.
91
92
147
estructural se junta con la variación de las superficies curvas o planas,
en el cual el ritmo engendra el espacio único del santuario.
148
HENRI MALDINEY
149
150
LA FUNDACIÓN MAEGTH en Saint-Paul de Vence
(Extraído de libro: Advenimiento de la obra -Avènement de l’œuvre,
Ediciones Théétète, Saint-Maximin, 1997.- p.23-53)
1) Tener lugar
Naturaleza y cultura
El hombre y el espacio
¿Edificar o construir?
Nada nos es mas extraño y extranjero que dejar ser el ser. Para
nosotros la vedad del mundo es lo que cambiamos en él. Nuestros
signos le asignan al encuentro de un sentido, donde todo lo existente se
articula en estructurantes funcionales. La simbólica de nuestro tiempo,
de nuestro poder y de nuestro saber, es ese de la técnica y de la
productividad. De esa “poética”, el arte no es que la poesía, una
ilustración, un decorado. No es en él que el hombre contemporáneo
demanda fundar su ser y su permanencia. Él puede modelar lo que está
ya fundado fuera de él. El arte no es mas el logos de la naturaleza.
Nosotros no queremos más habitar poéticamente sobre la tierra.
Nosotros queremos habitarla prácticamente o, sino, oníricamente.
Lo inhabitable
¿Qué es un cuadro?
El equivoco de la imagen
El arte y el ser
Numerosos son hoy en día los que para la pintura no es una distracción
o un signo de distinción social o cultural, sino una experiencia para ser.
Si un cuadro puede introducir la presencia en comunicación con su ser,
es por que la imagen no es el polo anticipado de su génesis, ni el
principio director de su aparición. Además, el arte ha sido siempre, al
nivel de las grandes obras, una forma de pensamiento esencial, esa del
ser. Mientras que no hay imágenes sino del ente.
3) ¿Lo funcional?
Función de un museo
Su función es ante todo dar a ver. Ese don debe estar denudo. No se
trata de distribuir un espacio de una puesta en muestra, o de una
puesta en escena, sino de propiciar a las obras un terreno de verdad.
Que una irreprochable luz sea su justicia. Ni palacio, ni laboratorio, ni
campamento. Los primeros son los teatros históricos que dan a las
158
obras el aspecto de una galería de ancestros. Los segundos colocan el
arte bajo vacío a la disposición de los analistas objetivos, que
confunden mirada y radar. Los terceros no pueden sino hacer de la
necesidad virtud. Dar a ver significa dejar ser y la obra y su testigo. Un
museo debe ser el lugar que recoge en lo próximo las obras que el
reúne, dejándolas exponerse en su propio aparecer, sin otra luz que
esa de la cual ellas han nacido. Todo como la limpieza desconsiderada
de un Rubens, llevando a explanada con el barniz, desacuerda como
nunca la luz de Rubens, la exposición de una obra en el tumulto de
todas o en el conflicto de los reflejos y de las sombras, o aun en un
clima tendencioso, alienarle su luz, su espacio y ella misma. Cada uno
sabe por experiencia la gimnasia a la cual es frecuentemente obligado
librarse para ver sucesivamente los elementos de un cuadro en cual
únicamente la reproducción nemotécnica o fotográfica asegura la
muerta síntesis. Un cuadro debe poder ser visto a cualquier distancia, y
sobre cualquier ángulo, sin dejar de esta próximo – si el es capaz- como
un acontecimiento- advenimiento del espacio.
El problema de la iluminación
Soluciones
4) De lo funcional a lo real
La luz y el espacio
El adentro y el afuera
Esculturas de Giacometti
El espacio del paisaje es lo primero que nos ocurre. Pero no, como uno
lo imagina, en la inocencia de los jardines de la tierra y la inmediatez de
la vida. Él es primero el lugar del ser perdido. En el paisaje, el espacio
me envuelve a partir de el horizonte de mí Aquí, y yo no estoy aquí que
a lo ancho del espacio, bajo el horizonte del cual yo estoy afuera... En el
ninguna coordenada, ningún punto de referencia. Nosotros estamos
perdidos aquí en el mundo entero. Por tanto el reconocimiento de esa
perdición es ya un acto. El hombre lo asume por el surgimiento que lo
constituye en su verticalidad, surge como un punto de exclamación
164
igual el Ah! de esa vastedad. Y es a tomar esa partida que tiene su
origen y su vecindario, y que él llega en si en el asombro. De ese
asombro procede el segundo momento del paisaje, del cual la pintura
en particular es la reveladora. “La pintura del paisaje, dice E. Straus, no
representa lo que vemos, cuando contemplamos una región o un sitio;
ella vuelve visible lo invisible, pero en su retiramiento” 96 . El hombre es,
tanto que un ser del próximo, un ser de las lejanías. Y que no sienta, en
el alejamiento de las lejanías, ese alejamiento de todo que pone en
duda la proximidad ella misma, y que se expresa por el malestar de la
imposibilidad, de lo irrecuperable, de la presencia en fracaso? La
pintura representa ese retiro, pero ella sobrepasa el vértigo. Ella recoge
las lejanías en el próximo, abriendo el próximo a las lejanías. Para
fundar esa situación extática en la unidad de un diástole-sístole,
confronta directamente próximo y lejano, sin el hiato de la zona
intermedia, en la cual nosotros construimos originalmente nuestras
perspectivas y todos los en frente.
Próximo y lejano
Tierra y cielo
Esculturas de Miró
Lo que del hombre aquí se levanta son los vigías ciegos y clarividentes
de sus sueños. En el medio del estanque, el huevo cósmico polariza las
incertidumbres de la sombra y de la luz. Más arriba, la gran puerta
viviente entre el animal y el dios. Nosotros estamos entre los dos,
donde las posibilidades vacilantes entre historia y destino. El gran
chérubin oligocéphale se levanta al borde del cielo, consignando, en su
cuerpo liso a las protuberancias de los cuernos, el día y la noche de la
cual planeta?
El ladrillo
97
Gongora, Primera soledad
168
empleadas, los muros de ladrillo no exigen de la mirada ninguna
atención particular. Ellos no la retienen, ellos la entretiene en una
cadencia marginal, de tal manera que ellos se borran en beneficio del
espacio él mismo. El ladrillo juega en la fundación un papel neutro; él
crea unos aires de calma. Ni claro, ni oscuro, de un pardo rozado pero
variado por el fuego, él constituye, entre otras, por sus dimensiones, de
unas hiladas estrechas que rayan la superficie de un flujo regular de
horizontales. Armonía de análogos definido por Seurat: “La calma del
tono es la igualdad del claro y del oscuro; del tinte, la igualdad del cálido
y del frió; y la horizontal por la línea.”
El concreto
La luz y la sombra
Aquí el arte tiene lugar. Y el hombre habita. Sin duda para muchos será
que un paso. ¿Pero hacia donde? Basta que su mirada halla sido
abierta para que cambie la presencia del hombre. Como la luz que
vuelve visible es ella misma invisible, una obra de arte autentica forma
la mirada no a encerrarse en ella, sino a atravesar hacia una dimensión
del mundo hasta el momento inédita y inaudita, que abre la presencia
de lo abierto de su ser.
170
HENRI MALDINEY
EL ESPACIO
171
172
EL DEVELAMIENTO DE LA DIMENSIÓN ESTÉTICA EN LA
FENOMENOLOGÍA DE ERWIN STRAUS (1966)
(Extraído del libro: Mirada Palabra Espacio –Regard Parole Espace-
p.141-146)
EL ESPACIO
98
Von Sinn der Sinne, p.341.
99
Ibid., p.239
100
Ibid., p.399-400.
101
Ibid., p.400.
173
Pero en la pintura el acorde une forma a forma. Y si , por lo menos en el
estilo pictórico clásico, la línea es limite y medida, “el color da la
profundidad –no perspectiva, no sucesiva, sino simultanea” 102 . Cézanne
describe también la irrupción de los colores en su vida y en su cuadro:
“Los colores! Una lógica aérea, coloreada, remplaza bruscamente la
sombra, la teca geometría... Yo veo. En manchas. Las capas
geológicas, el mundo del dibujo se hunde, se derrumba como en una
catástrofe. Un cataclismo la lleva, regenera. Un nuevo periodo vive. El
verdadero...No hay sino colores, y en ellos, la claridad, el ser que los
piensa, ese accenso de la tierra hacia el sol, esa exaltación de las
profundidades hacia el amor. El genio sería de inmovilizar esa
ascensión en un minuto de equilibrio, sugiriendo sin embargo su
impulso.” 103
102
R. Delaunay, Du Cubisme à l’Art abstrait, Paris, 1957, p.110.
103
J. Gasquet, Cézanne, Paris, 1921, p.83.
174
siempre lo que uno no espera. Pero cuando lo inesperado se produce
uno lo descubre como estando siempre ahí.
Pero él es otra manera de despertarnos del ser perdido sin salir del
paisaje. El arte comienza en ese despertar. En la pintura del paisaje, el
paisaje se vuelve abierto. ¿Cómo? En la pintura china el paisaje, del
cual el nombre es Montaña(s) y Agua(s), es el género supremo. En la
pintura occidental, el paisaje accede a su autonomía con los grandes
paisajistas holandeses del siglo XVII: Herkules Seghers, Jan Van
Goyen, Jacob van Ruysdaël. El homologo de Montaña(s) y Agua(s)
podría, en Occidente a partir de ellos, ser “Tierra y Cielo”. La unidad
significativa de la pintura de paisaje en China y en Occidente sale de
esa diferencia. Un paisaje Song, suspende los fenómenos entre el Si y
el No, como a veces un ángulo de montaña en la bruma devela el ser
del mundo como el Abierto de su desaparición. En el paisaje holandés
tierra y cielo no son parte unidad entre ellos por un simple juego de
reflejos. Ellos participan de una sola autogénesis del espacio. Los
fenómenos están ahí en suspenso en el Si de su e-videncia, como una
nube entre cielo y tierra, y el ser del mundo se devela ahí como el
abierto de su aparición.
104
Vom Sinn der Sinne, p. 336.
105
Heidegger, Sein und Zeit,p. 362.
175
176
ERWIN STRAUS
177
178
ERWIN STRAUS
CAPITULO 3
LAS RELACIONES ENTRE EL SENTIR Y EL MOVERSE
180
Podríamos rodar tanto tiempo como quisiéramos, aun hasta los
confines de la tierra y, aun si la cosa fuera posible, podríamos atravesar
la totalidad del espacio finito e infinito, estaríamos siempre al interior y
el alrededor especifico quedaría exterior. La relación de interior y de
exterior no se reduce entonces a una pura relación de proximidad: es
una relación a la totalidad del mundo. Pero adentro y afuera no son
unas relaciones puramente físicas. En nuestro carro volante podríamos
suponer que la relación del interior y del exterior siendo totalmente
espacial es la relación de una cosa a la totalidad del universo espacial.
Tratemos de confirmar más esa manera de ver. Aterricemos de nuevo
en nuestro carro y como es un bello día de verano, descapotémoslo.
Aun en el carro abierto de esa manera estamos siempre “al interior” no
sea que un choque súbito pudiera proyectarnos afuera. ¿Y el mapa que
ha estado al lado de nosotros sobre le asiento esta al interior? Y que
decir del aire que entra por la ventana y se escapa de el carro
inmediatamente después?
182
Sin embargo si interior–exterior es una relación que no existe sino por
un ser que como totalidad en devenir se une a la totalidad del mundo,
esos dos conceptos no pueden ser atribuidos a las sensaciones
después que el acontecimiento se ha producido. No es en efecto que
como ser que siente y se mueve que el hombre y el animal tiene con el
mundo la relación que hemos descrito; y no es sino por ello que ellos
son capaces de alcanzarse ellos mismos en una pluralidad de
direcciones comportando sus horizontes y sus limites propios. La
polaridad “interior-exterior” es esencialmente una limitación y una
estructuración de la relación del Yo al mundo y de la misma manera que
no existe ningún “interior” o “exterior” en si y por si, no existe ningún yo
ni ningún mundo como tales entre los cuales vendrían a situarse las
fronteras delimitando el interior y el exterior. La frontera no corresponde
con precisión a la superficie del cuerpo y no separa este de su mundo
propio (el no separa tampoco los datos interiores de los que están
dados por los exteroceptores). Así entonces la sensación no esta de
ninguna manera al interior del organismo. Es además absolutamente
cierto que la visión esta en relación con unos procesos que se
desarrollan en las vías visuales, sino esta constatación no permite
afirmar que la visión o los procesos que se unen a allí son “interiores”.
Los procesos que se desenvuelven en las vías visuales son unos
procesos que se desenvuelven en las vías visuales sin más, y
interpretarlos de manera únicamente fisiológica o aun puramente
mecánica es afirma que ellos se desenvuelven en los montajes ópticos
y precisar su localización. Sin embargo, considerados en ellos mismos,
esos procesos no son interiores, excepto para el observador que esta
“afuera” y que no tiene acceso al interior del cráneo del sujeto.
108
Cf. Binswanger, Ueber Psychotherapie. Nervenartz, 1935.
183
el interior y el exterior puede ser trazado de manera a separar el
organismo de su medio. Yo estoy en mi cuerpo cerrado en mi cama de
enfermo.
187
188
CAPITULO 7
DE LA DIFERENCIA ENTRE EL SENTIR Y EL PERCIBIR
El horizonte
109
El valle no es retirado, lejos del mundo, sino para nosotros. El campesino vive al
interior de su mundo. Para él el meridiano cero no pasa por el observatorio de
Greenwich sino por el campanario de su pueblo. Alrededor de ese centro cerrado,
familiar y a partir de él, se extiende en círculos concéntricos lo que es desconocido,
extranjero. Por todos lados el mundo desaparece en lo desconocido. Como es hombre
vive en medio de su mundo, permanece al interior de las fronteras de lo conocido, lo
que es desconocido no lo perturba. Arrancado de su medio, transplantado en algún
lugar en una gran ciudad, él es invadido por la nostalgia de su país. Lo desconocido lo
hace sufrir y lo opresa pero aun más el invierte el orden antiguo. Ahora no vive en
189
El punto cero del sistema de coordenadas está fijado arbitrariamente;
pero establecido una vez por todas, él es absoluto. Es universal y mi
posición está siempre determinada en función de su situación en el
sistema. Yo no estoy mas en el centro del sistema espacial como en el
paisaje envuelto por un horizonte. En el crepúsculo, en la oscuridad, en
la bruma, yo estoy todavía en el paisaje. Mi posición actual está
siempre determinada por lo que es lo mas vecino, yo puedo todavía
moverme. Pero yo no sé mas donde estoy, yo no puedo mas determinar
mi posición en un conjunto panorámico. La geografía no puede mas
desarrollarse a partir del paisaje; nosotros perdimos nuestro camino;
como hombres, nosotros nos sentimos “perdidos”.”Un hombre
perdido”tiene también un sentido metafórico: él ha dejado el contexto
ordenado sistemáticamente del espacio social; sociologicamente
hablando, él no tiene más lugar.
El viaje
El plan
110
Compare por ejemplo el viaje italiano de Goethe con un relato moderno de viaje.
Joseph Corand no nos da una guía de viaje cuando el nos cuenta esto. es un
paisajista del mar; es porque las referencias geográficas son en él extremamente
vagas; el no las utiliza que para indicar la atmósfera del paisaje con unas palabras
familiares. Los cuentitas de menor talento pueden por el contrario satisfacerse de
precisiones geográficas.
191
sus cosas fijas y móviles, su espacio geométrico cerrado,
sistematizado, su tiempo objetivado, está dominado por el plan, la
medida, la hora. Nosotros vivimos con la hora, y más ella nos domina,
mas el paisaje retrocede. Las horas no suenan ni para aquel que es
feliz, ni para aquel que es desgraciado. Su tiempo es ese del paisaje
como el espacio de la más pequeña choza es un espacio de paisaje.
111
El espacio geográfico en el cual nosotros vivimos, tiene un punto cero construido
sistemáticamente en el sistema. El meridiano cero pasa por el observatorio de
Greenwich y es a partir de él que el espacio geográfico está determinado. Pero él
mismo se encuentre en el paisaje, es decir que él no es primero determinable que por
la tradición oral inmediata. Yo debo estar situado en el horizonte adecuado y alguien
que lo conoce por transmisión oral inmediata debe poder decirme: el observatorio de
Greenwich está aquí. Porque lo que uno pregunta es en ese caso el observatorio de
Greenwich. El concepto geográfico está de hecho unido a una impresión de paisaje
pero al mismo tiempo el lugar en el paisaje está también determinado por la geografía.
Para aquel que penetra en el paisaje con un saber geográfico, el paisaje está
explicado por la geografía; no es sino la ruptura del horizonte que vuelve la
significación general de cada punto particular que está situado al interior del
horizonte.
192
humana y no hemos considerado el hombre cuando se deteriora en los
pensamientos mas sublimes pero mas bien en sus relaciones con las
cosas se la vida cotidiana. Es por ello que se ha puesto la cuestión aquí
de vestimentas, de ferrocarriles, de planes, de mapas.
193
194
CHRISTIAN NORBERG6 SCHULZ
195
196
GENIUS LOCI. Paisaje Ambiente Arquitectura
Chistian Norberg-Schulz
Prefacio
Este libro se interesa, una vez más, a la idea que tengo del concepto de
arquitectura que seria como el instrumento capaz de dar al hombre una
“toma existencial”. (5)
197
198
CAPITULO I
¿LUGAR?
1. El fenómeno de lugar
112
199
serie de implicaciones como esas que vemos con la distribución
espacial y el dimensionamiento. Pero las “funciones” humanas son ellas
comunes y parecidas por todos lados? Evidentemente no. Unas
funciones “parecidas”, aun las más elementales, como dormir y comer,
se desenvuelven bastante diferentes y necesitan unos lugares con
características diversas según las tracciones culturales y las
condiciones del medio. La aproximación funcional ha completamente
olvidado considerar el lugar como un concreto “aquí” con su identidad
particular. La cualidad general de su naturaleza compleja no permite
describir los lugares por medio de conceptos analíticos, “científicos”; por
principio, la ciencia “extrae” unos datos para llegar a un conocimiento
neutro, “objetivo”. Y, de ese hecho, lo que uno deja de lado, es la
dimensión de la vida cotidiana, y que debe al contrario constituir el
interés real del hombre en general y unos arquitectos y unos urbanistas
en particular 113 .
Afortunadamente, para poder salir del impase, existe un método como
la fenomenología. La fenomenología ha sido concebida como un
“regreso a las cosas”, por oposición a la abstracción y a las
construcciones mentales. Hasta el presente los fenomenólogos han
esencialmente puesto su interés en la ontología, en la psicología, en la
ética y, en parte, en la estética, pero ellos han dado poca atención a la
fenomenología del medio cotidiano. Existe trabajos de algunos
pioneros, pero que contienen pocas referencias a la arquitectura 114 .
Una fenomenología de la arquitectura es, de hecho, urgente y
necesaria.
Algunos filósofos se han aproximado al problema de nuestro cotidiano
[…]
113
114
200
2. La estructura del lugar
115
116
117
118
119
120
201
no del espacio” 121 . La relación interior exterior, primer aspecto del
espacio concreto sobre entiende que el espacio posee una variedad de
extensión y de cerramiento. Mientras que los paisajes se distinguen a
causa de su extensión poco variada pero sustancialmente continúa, las
implantaciones son unas entidades cerradas. La implantación y el
paisaje tienen una relación figura-fondo. No importa cual cerramiento se
manifieste como “figura” con respecto al territorio extendido del paisaje.
En caso de alteración de esa relación, la “implantación” viene a tomar
su identidad; pasa lo mismo para el paisaje en tanto que el representa
una extensión comprensible. En un contexto más basto no importa cual
paisaje cerrado deviene un centro que pude funcionar de “pivote” con
respecto a un medio envolvente; a partir del centro, el espacio se
extiende en diversas direcciones con una continuidad variable (el ritmo).
Es evidente que las direcciones principales son la horizontal y la
vertical, que corresponden a la tierra y al cielo. Centralización, dirección
y ritmo son entonces las otras propiedades del espacio concreto.
Recordemos, finalmente, que los elementos naturales (como las
colinas) y las “implantaciones” pueden ser reunidas o reagrupadas con
una proximidad variable.
Cada cerramiento es definido por un límite. Para Heidegger: “el límite
no es donde algo deja de ser, sino más bien, como los griegos lo
habían observado es a partir de que alguna cosa comienza a ser (sein
Wesen begint)” 122 . Los límites de un paisaje construyen su contenido
bajo el nombre de adoquinado, muro, techo. Las fronteras de un paisaje
tienen la misma estructura, y son hechas de terreno, horizonte y cielo.
Esa analogía estructural directa tiene una importancia fundamental en
la relación corriente de los lugares artificiales y de los lugares naturales.
Las propiedades de cerramiento de un límite están determinadas por
las aberturas, Trakl tuvo la intuición poética cuando el utiliza las
imágenes de ventana, puerta, umbral. La frontera en sentido general, es
el muro en sentido particular, manifiesta la estructura espacial en
extensión, dirección y ritmo, continuidad o discontinuidad.
El concepto de carácter es más general y más concreto que ese “de
espacio”. El denota también una atmósfera general que comprende
todo, tanto la forma concreta y la sustancia de los elementos que
definen el espacio. Toda presencia real está íntimamente unida a un
carácter 123 . Una fenomenología del carácter debe comprender en suma
de caracteres conocidos y una encuesta sobre sus determinantes
concretas. Nosotros hemos dicho que a unas acciones diferentes
corresponden unos lugares de caracteres diferentes: la habitación debe
ser “protectora”, el lugar de trabajo “eficaz”, el baño “festejante”, la
iglesia “solemne”. Habitualmente, cuando visitamos una ciudad
extranjera estamos sorprendidos por su carácter singular, y esa
diferencia deviene importante para nuestra experiencia. Los paisajes
ellos también poseen a veces un estilo “natural” particular: hablamos de
paisajes “estériles”, “fértiles”, “acogedores”, “amenazantes”. Es
121
122
123
202
necesario reconocer bien que en general todos los lugares tienen un
carácter y que el carácter es la modalidad principal de la “destinación” a
priori en el mundo. El carácter de un lugar tiene también una función
temporal, el cambia con las estaciones, el curso del día y la situación
meteorológica; todos esos factores determinan, ante todo, unas
condiciones de luz diferentes.
El carácter está definido por la constitución material y formal del lugar.
Es necesario entonces preguntarse cómo es el terreno sobre el que
caminamos, cómo son las fronteras que delimitan el lugar. Las fronteras
dependen de articulaciones formales que están a veces unidas a la
manera de “edificar”. Mirando un edificio desde ese punto de vista es
necesario considerar cómo el está agarrado al suelo, y cómo el se
levanta hacia el cielo. Daremos una atención particular a los límites
laterales y a los muros, que contribuyen a definir de manera decisiva el
carácter del medio urbano. Es a Robert Venturi que debemos la
aceptación de este hecho cuando a la época el era “inmoral” hablando
de “fachada” 124 . En general, el carácter de “familia” de edificios que
constituyen un lugar e condensa en motivos característicos, como las
tipologías particulares de las ventanas, de las puertas y de los techos.
Ese género de motivos pueden volverse unos “elementos
convencionales” en la medida donde ellos sirven a transportar un
carácter de un lugar a otro. Cuando se trata de delimitar, carácter y
espacio se asocian, y nosotros podemos reconocer con Venturi que la
arquitectura es como “el muro que separa el interior del exterior” 125 .
A parte las instituciones de Venturi, el problema del carácter ha sido
raramente tomado en consideración por la teoría arquitectónica. En
consecuencia esa teoría ha, en gran parte, perdido contacto con el
mundo de la vida concreta. Es sobre todo el caso de la tecnología,
considerada hoy en día como un verdadero instrumento para satisfacer
las exigencias prácticas. El carácter depende entonces de cómo las
cosas son hechas y, así está determinada por la realización técnica (la
“construcción”). Heidegger indica que la palabra griega techne significa
“develamiento” (entbergen) creativo de la verdad, que ella pertenecía, a
la poiesis, es decir, al “hacer” 126 . Una fenomenología del lugar debe
entonces contener las modalidades de base de la construcción como
sus relaciones a la articulación formal. Es únicamente de esta manera
que la teoría arquitectónica puede adquirir una base realmente
concreta. La estructura del lugar se manifiesta como totalidad del medio
que comprende los aspectos del carácter y del espacio. Esos lugares se
encuentran detrás del nombre de “país”, “región”, “paisaje”,
“implantación” y “edificios”. Es así que volvemos a las cosas concretas
del mundo, de la vida cotidiana lo que era nuestro punto de partida, las
palabras de Rilke nos vuelven al espíritu: “nosotros estamos
posiblemente aquí para decir… “. Para la clasificación de los lugares es
necesario utilizar unos términos como “isla”, “montículo”, “bahía”,
“bosque”, “madera”, o bien “plaza”, “calle”, “patio” o todavía “pavimento”,
124
125
126
203
“muro”, “techo”, “cielo falso”, “ventana” y “puerta”. Los lugares son
entonces nombrados por unos sustantivos y esto significa que ellos
están considerados como unas “cosas existentes” reales, si tomamos la
significación primera de la palabra “sustantivo”. El espacio, al contrario,
en la medida que el sistematiza las relaciones, está marcado por unas
preposiciones, de hecho en la vida cotidiana, no hablamos “de espacio”
sino más bien de cosas que están “encima” o “debajo”, “al frente” o
“detrás”; utilizamos unas preposiciones como “en”, “adentro”, “arriba”, “a
lo largo de”, “al lado de”, que denotan unas relaciones topológicas de un
tipo mencionadas. Finalmente, el carácter está descrito por unos
adjetivos, como los hemos indicado ya. Un carácter es una totalidad
compleja, un simple adjetivo no podría sino referirse sólo a un aspecto;
frecuentemente por tanto, un carácter puede tener una singularidad si
marca sólo una palabra parece bastar para afirmar la esencia. He aquí
entonces que la estructura misma del lenguaje cotidiano confirma
nuestro análisis del lugar. País, región, paisaje, “implantación”, edificios
(con sus lugares subordinados) forman una serie sobre una escala que
desciende gradualmente donde la gradación puede ser llamada “niveles
del medio ambiente” 127 . En la cima de la serie se sitúan los lugres
naturales, los más aprensibles y que “contienen” los lugares artificiales
de nivel “inferior”; estos últimos poseen, como ya lo hemos dicho, una
función de “agrupamiento” y de “focalización”.
En otros términos el hombre recibe el medio y lo focaliza sobre los
edificios y las cosas. Así, las cosas “explican” el medio y manifiestan el
carácter, volviéndose significativos a su vez. Esta es la primera función
del detalle en el medio 128 . Esto no implica que los diversos niveles
deban tener la misma estructura: al contrario, la historia de la
arquitectura nos demuestra que en los casos donde esto existe son
raros. Las “implantaciones” espontáneas presentan, habitualmente, una
organización topológica, mientras que las simples casas pueden ser
rigurosamente geométricas; en las ciudades más grandes, comparamos
frecuentemente los barrios a unas organizaciones topológicas al interior
de una estructura general geométrica, y así sucesivamente. Nosotros
volveremos más tarde sobre los problemas particulares que tienen que
ver con la correspondencia estructural; pero, por el contrario, nosotros
hablamos de “grados” de la escala de los niveles del medio ambiente, a
saber de las relaciones entre lugares naturales y lugares artificiales
construidos por el hombre.
Los lugares artificiales se refieren a la naturaleza según tres
modalidades principales: primero, el hombre aspira a precisar la
estructura natural: el quiere visualizar su “conocimiento” de la
naturaleza, “expresar” esa adquisición existencial; es en este fin que el
construye lo que el ha visto. Ahí donde la naturaleza sugiere un espacio
delimitado el crea un recinto (enceinte), ahí donde la naturaleza parece
“centralizada”, el levanta un Monumento 129 , ahí donde la naturaleza
implica una dirección el abre un camino. Segundo, el hombre debe
127
128
129
204
expresar por unos símbolos su conocimiento de la naturaleza (el mismo
estando excluido de ahí). El simbolismo implica la “traducción” de una
significación experimentada a través de otro instrumento. Por ejemplo,
un carácter natural es traducido en un edificio por unas propiedades
adecuadas que vuelven ese carácter manifiesto 130 . El fin del simbolismo
es de liberar la significación de la situación inmediata, con el fin que el
devenga un “objeto cultural” que puede participar en una situación más
compleja o bien estar desplazado. Tercero, el hombre tiene necesidad
de reagrupar las significaciones que el experimenta con el fin de recrear
un imago mundi o microcosmos, que concretiza su mundo. Ese
reagrupamiento depende evidentemente del simbolismo e implica una
transposición de los significados en otro lugar que devienen por ese
hecho, en un “centro” existencial.
Visualizar, completar, simbolizar, reagrupar, son, de hecho, unos
procesos generales de implantaciones; el habitar depende, en el
sentido existencial de la palabra, de esas funciones. Heidegger ilustra
ese problema con la imagen del puente; un edificio que visualiza,
simboliza, reúne y transforma el medio en un conjunto unificado. El
habla así: “Ligero y poderoso, el puente se levanta por encima del río.
El no reúne solamente las dos riveras ya existentes. Es el paso del
puente que, sólo, saca las riveras como riveras. Es el puente que las
opone especialmente la una con la otra. Es por el puente que la
segunda rivera se despega frente a la primera. Las riveras no siguen el
río como unas lisiares indiferentes de la tierra firme. Con las riveras, el
puente lleva al río uno y otra extensión de su país lejano. El une el río,
las riveras y el país en una mutua vecindad. El puente reúne alrededor
del río la tierra como región” 131 . Heidegger describe igualmente lo que
el puente reúne, revelando los valores simbólicos. No podemos, aquí,
entrar en todos esos detalles, pero queremos subrayar que el paisaje
adquiere un valor en si. A través del puente. Antes, a significación del
paisaje estaba “escondida”; la construcción del puente la puso al día. El
puente reúne el Ser en un cierto “emplazamiento” que nosotros
podemos llamar un “lugar”. Pero ese “lugar” no existe como entidad
antes del puente (aunque existen numerosos “sitios” a lo largo del río,
donde se hubiera podido construir), uno lo descubre con y por el
puente 132 . El fin esencial de la construcción (de arquitectura) es
entonces ese de transformar un sitio en un lugar, o más bien de
descubrir el sentido potencial que están presentes en un medio dado a
priori.
La estructura de un lugar no es una condición fija, eterna: en regla
general, los lugares se transforman, y a veces rápidamente. Esto no
significa sin embargo que el genius loci deba cambiar o aun perderse.
Demostraremos más adelante cómo el tener lugar presupone que los
lugares conserven su identidad por un cierto lapso de tiempo. La
stabilitas loci es una condición necesaria a la vida humana. ¿Cómo
entonces esa estabilidad puede ser compatible con la dinámica de
130
131
132
205
transformación? Diremos, ante todo, que cada lugar debería tener la
“capacidad” de recibir unos “contenidos” diversos, al interior de ciertos
límites, evidentemente 133 . Un lugar adaptado a un único fin se vuelve
rápidamente inútil. Además, es evidente que un lugar puede ser
“interpretado” de diferentes maneras. Proteger y conservar el genius
loci significa, hacer, concretizar el sentido, en un contexto histórico
siempre nuevo. Podemos así decir que la historia de un lugar debería
ser su “autorrealización”. Lo que estaba presente al principio como
posibilidad, es revelado por la acción humana, trascendido y
“preservado” en unas obras arquitectónicas que son a la vez “antiguas y
nuevas” 134 . Un lugar comprende entonces unas propiedades dotadas
de grados variables de invariabilidad.
Podríamos concluir diciendo que el lugar es el punto de partida y de
llegada de nuestra búsqueda estructural. Al principio, el se presenta
como una totalidad a priori, como una experiencia espontánea, al final,
aparece como un mundo estructurado, iluminado por el análisis de los
espacios y los caracteres.
206
propósito: “Es evidente el ojo está educado por las cosas que él ve
desde su más tierna infancia y, entonces, los pintores venecianos
deben ver cada cosa más clara y más alegre que cualquier otra
persona” 138 . Y aun en 1960, Lauuwence Durrell escribía: “cuando uno
comienza a conocer Europa probando los vinos, los quesos y el
carácter de los diferentes países, comenzamos a comprender que
después de todo, el factor determinante de una cultura es el espíritu del
lugar” 139 . El turista moderno demuestra que el conocimiento de lugares
diversos es uno de los intereses mayores del hombre, aunque ese valor
tienda a perderse hoy en día. El hombre moderno ha largo tiempo
creído que la ciencia y la técnica lo habían liberado de una dependencia
directa del lugar 140 . Esa “certeza” muestra ser una ilusión; la polución y
el caos del medio ambiente aparecieron de golpe como una aterradora
némésis que tuvo por efecto poner en su justo puesto el problema del
lugar.
Hemos utilizado la palabra “habitar” para definir el contexto complejo de
las relaciones del espacio humano. Para mejor comprender el sentido
de esa palabra, es necesario volver sobre la distinción entre “espacio” y
“carácter”. Cuando el hombre habita, él está simultáneamente situado
en un espacio y expuesto a un cierto medio. Las dos funciones
psicológicas contenidas en el habitar pueden ser llamadas “la
orientación” y “la identificación” 141 . Para adquirí un punto de apoyo
seguro en la vida, el hombre debe ser capaz de orientarse, debe saber
entonces donde está, pero él debe también ser capaz de identificarse al
medio, lo que significa saber cómo es un cierto lugar.
La literatura teórica del urbanismo y de la arquitectura ha recientemente
dado una atención particular al problema de la orientación. Podemos
volver a la obra de Kevin Lynch, donde los conceptos de “nodo”,
“recorrido”, “distrito”, definen unas estructuras espaciales de base, que
son el objeto de la orientación del hombre. La relación conciente de
esos elementos constituye una “imagen del medio”. Lynch dice: “Una
buena imagen del medio da a su detector un sentido profundo
seguridad emotiva” 142 .Según esa tesis, todas las culturas han
desarrollado unos “sistemas de orientación”, unas estructuras
espaciales que facilitan el desarrollo de una buena imagen del medio”.
El mundo puede ser organizado alrededor de un punto focal, puede ser
subdividido en regiones, o bien ser reunido por unos itinerarios que
permanecen en la memoria 143 . Frecuentemente, esos sistemas de
orientación están basados sobre la estructura natural existente o bien
derivados de ella; hay donde el sistema es débil y hay donde se vuelve
difícil la creación de una imagen, el hombre se siente “perdido”. La
angustia de perderse viene de la necesidad por un organismo móvil de
orientación en su medio 144 . Perderse es evidentemente, lo opuesto del
138
139
140
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144
207
sentimiento de seguridad que marca el habitar. La cualidad de un medio
que protege al hombre del extravío está definida por Lynch como “la
imaginabilidad”; lo que significa “esa forma, color o ordenamiento que
vuelve más fácil la construcción de la imagen mental del medio, al punto
de ser bien identificadas, fuertemente estructuradas y entonces
bastante útiles” 145 . Está implicito para Lynch, que los elementos que
constituyen la estructura espacial son unas “cosas” concretas que tiene
un “carácter” y una “significación”. Sin embargo, él se limita ha exponer
las funciones espaciales de esos elementos y nos da asi una visión
fragmentada del habitar. La obra de Lynch constituye, a pesar de todo,
una contibución esencial para la teoria del lugar su importancia consiste
también en el hecho que sus estudios empiricos sobre las estructuras
urbanas concretas, confirman, en general, los “principios de la
organización” definida por la psicología gestaltica y por las
investigaciones sobre la psicología infantil de Piaget 146 .
Sin reducir la importancia del concepto de orientación, es necesario
subrayar que el habitar presupone ante todo la identificación en el
medio. Aunque la orientación y la identificación sean los aspectos de
una misma relación compleja, tiene un cierto grado de independencia
con respecto a la totalidad. Es posible evidentemente orientarse bien
sin una verdadera identificación; procedemos sin sentirnos “en su casa”.
Podemos muy bien sentirnos “en casa” sin estar plenamente conciente
de la estructura espacial del lugar, es decir que el lugar está
considerado en su carácter gratificante. Una real pertenecía supone que
las funciones psicológicas sean completamente desarrolladas. En las
sociedades primitivas, aun el más mínimo detalle del medio ambiente
son conocidas y son cargadas de sentido, componiendo así unas
estructuras espaciales complejas 147 .En la sociedad moderna, al
contrario, la atención es casi exclusivamente dada a las funciones
“prácticas” de orientación, mientras que la identificación es dejada de
lado. Resultan de ahí que habitar auténticamente, en el sentido
psicológico, es remplazado por la alienación. Es necesario llegar a una
comprensión más profunda de los conceptos “d’ identificación” y de
“carácter”.
En nuestro contexto, “identificación” significa devenir “amigo” de un
medio dado. Los pueblos nórdicos deben ser amigos de la bruma, del
hielo y de los vientos fríos; deben alegrarse del crujido de la nieve bajo
sus pies cuando caminamos, ellos debe sentir el significado poético que
existe en el hechote estar sumergidos en la bruma; Herman Hesse
habla así de ello: “Como es extranjero de caminar en la bruma! Cada
matorral y cada piedra esta sola. Ningún árbol ve al otro, todo esta
solitario…” 148 .
Los árboles al contrario, debe ser amigos del desierto y del sol cocedor.
Lo que no quiere decir que su “implantación” no deba protegerlos de las
“fuerzas” naturales. Una “implantación en le desierto tratara en primer
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148
208
lugar de protegerse del sol y de la arena, y confundirse con la
“implantación“ natural; lo que implica que el medio es sentido como
significado en el sentido pleno. Bollnow dice que: “Jede Stimmung ist
Ubereinstimmung”, es decir que cada carácter consiste en una
correspondencia entre mundo exterior y mundo interior, entre cuerpo y
psiquis. 149 . La amistad con el medio natural, para los ciudadanos
modernos, está reducida a unas relaciones fragmentadas; debe, al
contrario, identificarse con unas cosas creadas por el hombre, como por
ejmplo, las calles y las casas. Gerhard Kallman, arquitecto americano
nacido en Alemania, contaba un diía una historia que ilustra bien esa
significación. Visitando a finales de la segunda guerra mundial su
ciudad natal, Berlín, después de largos años de ausencia, tuvo el deseo
de volver a ver la casa donde habia crecido; como se puede esperar la
casa había desaparecido, y el señor Kallmann se sintió mal. Es
después, de imprevisto, que el reconoció las piedras típicas del anden,
las piedras donde él había jugado siendo niño; él siente una fuerte
emoción, es como si el hubiera regresado a la casa.
Esta historia nos hace comprender que los objetos con los cuales el
hombre se identifica tiene una cualidad concreta, y las relaciones que el
hombre establece con los objetos se desarrollan generalmente durante
la infancia. El niño crece en unos espacios verdes, marrones o blancos,
él camina o juega sobre arena, sobre la tierra, sobre la piedra o sobre el
musgo, bajo el cielo sereno o con nubes, agarra o levanta unas cosas
pesadas o ligeras, escucha los ruidos, como por ejemplo el sonido del
viento que levanta las hojas de un típico árbol particular, el siente el
calor y el frió. Es así que el niño toma conciencia del medio en el cual él
vive, y que él desarrolla esos esquemas de percepción que
determinaran sus experiencias ulteriores 150 .Los esquemas comportan
unas estructuras universales para todos los hombre, y unas estructuras
determinadas para los lugares y para las culturas. Evidentemente, cada
ser humano debe poseer unos esquemas de orientación y unos
esquemas de identificación.
La identidad de una persona está definida por los esquemas que ella
desarrolla y que determinan el “mundo” que le es accesible. Ese hecho
está confirmado por el uso común de la lingüística; cuando una persona
quiere decir que ella es, ella dice normalmente: “yo soy New Yorkais” o
“yo soy Romano”. Lo que significa que algo más concreto que decir: “yo
soy arquitecto” o “yo soy optimista”. Comprendemos que la identidad
del hombre es en gran parte función de los lugares y de las cosas.
Heidegger habla de ello así: “Wir sind die Be-Dingten”, “nosotros
somos, en el sentido mas riguroso del termino, eso que están provistas
las cosas” 151 . No basta entonces que nuestro medio tenga una
estructura espacial que este en medida de facilitar la orientación, sino
debe ser hecha de objetos concretos con los cuales es posible
identificarse. La identidad del hombre supone la identidad del lugar.
149
150
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209
La identidad y la orientación son los aspectos primeros del estar en el
mundo. La identificación es la base del sentimiento humano de
pertenecer a un lugar, la orientación es la función que le hace volverse
ese homo viator que hace parte de su naturaleza. Una de las
características del hombre moderno es esa de haber exaltado por largo
tiempo la condición nómada; el quería ser “libre” y conquistar el mundo.
Hoy en día, al contrario, comenzamos a darnos cuenta que la verdadera
libertad supone la pertenencia, y que “habitar” significa pertenecer a un
lugar concreto.
La palabra “habitar” tiene numerosas formas lingüísticas que confirman
y aclaran nuestra tesis. Deberiamos, primero que todo, decir que
“habitar” (en ingles: to dwell) es derivado del termino dvelja del nórdico
antiguo, que significa demorarse o permanecer. De manera analoga,
Heidegger pone en relación la palabra alemana wohnen (habitar) con
“bleiben” (permanecer) asi como con “sich aufhalten” (detenerse);
además de esto, él señala que la forma gótica de wohnen, wunian,
significa “estar contenido, en paz, permanecer en paz”, friede, significa
ser libre, protegido del mal y del peligro. Esa protección se adquiere por
un Umfriedung o cerramiento, “Friede” esta también puesto en relación
con Zufriden (feliz), con Freund (amigo) y con el gótico frijon (amor).
Heidegger utiliza esas relaciones lingüísticas para demostrar que
habitar significa estar en paz en un lugar protegido. Debemos también
indicar que la palabra alemana que nombra la habitación, Wohnung,
deriva de das Gewohnte, que significa: una cosa conocida o habitual.
“habito” y “hábitat” tienen unas relaciones análogas, como habitare
(latin), habere y habitar. En otros términos, es a través del habitar que el
hombre conoce lo que se le vuelve accesible. Volvamos aquí a la
Ubereinstimmung o correspondencia entre el hombre y el medio, y
entonces a la raíz real del problema de “agrupamiento”. Reagrupar
significa que la vida cotidiana se ha vuelto “gewohnt” o “habitual”. Pero
el hecho de reunir es un fenómeno concreto que nos lleva a la ultima
significación de “habitar”. Es también Heidegger que descubre una
correlación fundamental, cuando pone en evidencia que el viejo ingles y
el viejo alemán utilizan buan para “construir”, y que existe una relación
intima con el verbo ser (to be, en ingles). “que quiere decir entonces ich
bin (yo soy)? La vieja palabra bauen, a la cual se unen bin, nos
responde: “yo soy”, “tú eres” quiere decir: yo habito, tú habitas. La
manera como tu eres y yo soy, la manera como nosotros los hombres
somos sobre la tierra es el baun, la habitación” 152 . Podemos concluir
diciendo que habitar significa reunir el mundo en una construcción
concreta o “cosa”, y que el acto arquetípico de la construcción es la
Umfriedung, el hecho de cerrar. La intuición poética de Trakl por la
correlación interior-exterior esta así confirmada, y comprendemos
entonces que nuestro concepto de concretización denota la esencia
misma del habitar 153 .
El hombre habita si tiene la capacidad de concretizar el mundo en
edificios o en cosas. Como lo hemos apenas dicho, la “concretización”
152
153
210
es la función de la obra de arte por oposición a la abstracción
científica 154 . Las obras de arte concretizan lo que permanece “entre” los
puros objetos de la ciencia. Nuestra vida cotidiana está constituida de
esos objetos “intermediarios”, comprendemos entonces que la
característica fundamental del arte es esa de reunir las contradicciones
y las complejidades de la vida. En tanto que imago mundi la obra de
arte ayuda al hombre a habitar. Hölderlin tenía razón cuando decía:
“Pleno de meritos, como poeta,
El hombre habita sobre esta Tierra”.
Lo que significa: los meritos del hombre cuentan más bien poco si él no
es capaz de habitar poéticamente, es decir habitar en el verdadero
sentido del término. Heidegger habla de ello así: la poesía no
sobrevuela la tierra, ella no la desplaza para quitarla o planear encimas
de ella. Es la poesía que, ante todo, conduce el hombre por la tierra, y
que lo conduce también en la habitación 155 . No hay poesia, bajo todas
sus formas (aun esas del “arte de vivir”), que pueda volver la existencia
humana rica de sentido, y ese sentido es la necesidad fundamental del
hombre.
La arquitectura pertenece a la poesía, su fin es de ayudad al hombre a
habitar pero la arquitectura es una arte difícil; hacer unas ciudades y
unos edificios utilitarios no es suficiente. La arquitectura existe cuando
un “medio entero se vuelve visible”, para utilizar una definición de
Suzanne Langer 156 . En general, esto significa concretizar el genius loci.
Hemos señalado que llegamos a ese resultado gracias a unos edificios
que reúnen las propiedades del lugar y las acercan al hombre. El acto
de base de la arquitectura es entonces ese de comprender la “vocación”
del lugar; de esa manera uno protege la tierra y hace parte de una
totalidad aprensible. Lo que nosotros sostenemos aquí no es una
especie de “determinación del medio”; nosotros decimos solamente que
el hombre es una parte integrante del medio y que el hecho de olvidar
lleva a la destrucción y a la alienación dudit medio. Pertenece a un
medio significativo tiene un punto de apoyo existencial: En un sentido
cotidiano concreto. Cuando Dios dice a Adán: “errante y fugitivo tu
estarás sobre la tierra” 157 , el pone al hombre delante el problema el más
esencial: atravesar el umbral y volver a ganar el lugar perdido.
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CAPITULO III
EL LUGAR ARTIFICIAL
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casas y sus interiores. Todos esos “lugares” comienzan a estar
“presentes” por las líneas de demarcación. Hemos ya dicho, como ese
tipo de presencia indican unas relaciones particulares con la tierra y el
cielo. Una introducción general sobre la estructura de los lugares
artificiales debería entonces ocuparse de esa relación, en relación con
los niveles del entorno. ¿Cómo se apoya?, ¿cómo se levanta un
edificio? (por apoyarse, entendemos tanto la extensión lateral y los
contactos con el medio que lo rodea, que la relación a las aberturas).
¿De qué manera se refiere el edificio a su entorno?, ¿cómo funciona su
perfil? Ese género de preguntas ponen de manera concreta el problema
de la estructura y confieren una base realista a la fenomenología de la
arquitectura.
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215
Las modalidades del cerramiento dependen de la propiedad concreta
de las líneas de demarcación, que determinan dos aspectos del mismo
fenómeno: El grado de cerramiento (“aberturas”) y la orientación
espacial. En el momento que, en un aire cerrado, introducimos una
abertura, uno crea un eje que implica un movimiento longitudinal. La
combinación del cerramiento y del carácter longitudinal aparece ya por
Stonehenge, “el altar” esta desplazado con respecto al centro
geométrico con el fin de corresponder al recorrido de las procesiones
que venían del norte para dirigirse al este. Todas las estructuras
espaciales desarrolladas por la historia de la arquitectura se basan
siempre de una manera u otra sobre la centralidad, la longitudinalidad y
sus combinaciones.
Los principales elementos urbanos son los centros y los recorridos: Las
plazas, por ejemplo, funcionan a partir de unos centros, y las calles a
partir de recorridos, en los dos casos, se trata de lugares cerrados,
siendo que su identidad espacial depende de la presencia de límites
laterales relativamente continuos. Además unos conceptos de centro y
de recorrido, nos introduce a el de dominio con el fin de indicar el tipo
de cerramiento fundamental. Un distrito urbano es un dominio, y en ese
caso la presencia del límite tiene una importancia decisiva. De hecho, el
distrito esta delimitado sea por un contorno evidente, sea por un cambio
de tejido urbano, lo que implica un límite. La combinación de los
centros, de los recorridos y de los dominios puede producir unas
totalidades complejas que corresponden a la orientación que es una
necesidad humana. Los casos más interesantes son aquellos donde el
centro engendra un dominio, o un “campo” para utilizar la definición de
Paolo Portoghesi 26. Eso sucede cuando una plaza circular esta
rodeada por un sistema concéntrico de calles. En ese caso, las
propiedades del “campo” son determinadas por el centro o por la
repetición regular de estructuras. Cuando varios “campos” están
relacionados, una estructura espacial compleja se crea, que posee una
densidad, una tensión y una dinámica variable 164 .
164
216
El centro, el recorrido y el dominio son conceptos generales abstractos
que traducen en términos arquitectónicos los principios de la Gestalt.
Ciertas configuraciones arquetípicas que provienen de esos principios
o, en tal caso, que pueden ser clasificadas como centros, recorridos y
dominios, parecen más concretos. Encontramos como eso en la historia
de la arquitectura unas formas centralizadas como la rotonda y el
polígono regular que generan unos volúmenes tridimensionales. Le
Corbusier consideraba todavía la esfera, el cubo, la pirámide y el
cilindro como los elementos primarios de la forma arquitectónica 165 . Las
formas longitudinales de base provienen de la organización espacial
alrededor de una línea curva o derecha, son importantes para el edificio
y para la ciudad.
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217
relación entre la estructura interna del lugar y el ambiente natural o
artificial, podemos igualmente utilizar zonas de transición.
En este contexto, podemos citar, hace poco, Robert Venturi para quien
“la arquitectura se produce en los puntos de encuentro de unas fuerzas
utilizadas y del espacio tanto interior como exterior” 169 . Bien
evidentemente, ese encuentro esta expresado por el muro, pero
también por las aberturas que unen los dos “dominios”.
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términos solamente formales o estéticos, sino más bien, como ya
habíamos indicado están íntimamente unidos al hecho de operar. De
hecho Heidegger define el “método” del arte como ins-wek-setzen (es
decir “poner en obra”) 173 . El sentido de la concretización arquitectónica
es entonces de poner en obra un lugar, en el sentido concreto de la
construcción. El carácter de una obra arquitectónica esta entonces
determinado ante todo por el tipo de construcción adoptado; sea
esquelético. Abierto y transparente (en potencia o de hecho), o sea
macizo y cerrado. Segundo esta determinado por los factores de unión,
de juntura, de elevación, etc. Esos procesos expresan de qué manera
el sentido de la obra es creado. Para Mies Van Der Rohe: “la
arquitectura comienza cuando ponemos con cuidado dos ladrillos el uno
sobre el otro”.
173
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219
de anclarse al suelo. La libertad (horizontal) en el espacio concretizada
con la abertura de los muros, a manera de bandejas de vidrio continuas.
De manera que los muros no sirven más a cerrar el espacio, sino que
orientan y unen el interior con el exterior.
175
220
Introduciremos pues, los conceptos de “publico” y de “privado” con el
fin de llegar a un conocimiento más completo del lugar en tanto que
totalidad “viviente”.
La arquitectura romántica.
176
221
El espacio romántico no es geométrico, es topológico: lo que quiere
decir que a un nivel urbano, las configuraciones de base aparecen bajo
la forma de aglomeraciones densas y indeterminadas o bien se
suceden en grupos “libres” y variados. Los espacios urbanos presentan
unos cerramientos regulares y bien definidos. Un límite continuo y
geométricamente indeterminado corresponde a las configuraciones y a
los espacios románticos “fuertes”. En relación con el medio que lo
rodea, la inscripción romántica se distingue sea por la proximidad de los
elementos, sea por el cerramiento general.
En una ciudad aun más nórdica como Celle, las casas en aguilón son
esqueléticas y parecen enrarecer con el juego de colores. En Noruega
en fin, el carácter nórdico llega a la cima en las iglesias en madera,
unos establos y unas casas pintadas de blanco que concretizan la
luminosidad de la blancura de la noche nórdica. Con la invención de la
aplicación del color blanco, la noche de verano hace parte del medio
construido.
222
En la arquitectura más reciente, el carácter romántico esta
completamente presente en la espléndida interpretación del estilo
“floral”. El carácter romántico reaparece después diferentemente como,
por ejemplo, en la arquitectura “forestal” de Alvar Aalto, también bajo el
aspecto orgánico como en la obra de Hurgo Häring es una definición
actual de la aproximación romántica 177 . La multiplicidad y la variación
son igualmente utilizadas por Smmmung de base, que corresponde a
unos principios de formación particulares, se trata de los hechos de una
arquitectura eminentemente local.
La arquitectura cósmica
177
178
223
La aproximación cósmica llega a su más alta expresión en la
arquitectura islámica. La ciudad islámica esta compuesta de una
combinación de espacios geométricos y de espacios laberínticos; los
espacios públicos se sitúan sobre la rejilla ortogonal (mezquita), los
barrios residenciales son laberínticos. Esto confirma el origen desértico
de la cultura islámica y de la estructura social, en lo que concierne “la
implantación” árabe 179 , que son dos aspectos de la misma totalidad. La
presencia “abstracta” de las horizontales y de las verticales (el
minarete) concretiza el orden general y da una primera sugerencia del
carácter cósmico. En los espacios interiores, ese carácter significa un
modelo ideal: un paraíso hecho de blanco, verde y azul; los colores de
la completa luz, de la vegetación y del agua que representan el fin del
viaje en el desierto.
La arquitectura clásica.
179
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224
de una composición sabia de elementos individuales y elementos
comunicantes, a la vez la pertenencia y la libertad.
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todas maneras, el desarrollo de un espacio homogéneo no implica
diferencias espaciales significativas 183 .
La arquitectura compuesta.
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226
forma construida que deriva de lo clásico 186 . El medio urbano esta a un
eje para su organización, ofrece frecuentemente numerosas
posibilidades de identificación: es entonces muy fácil de sentirse “en su
casa” en una ciudad extranjera que en un paisaje extranjero.
186
187
227
CAPITULO IV
PRAGA
1. La imagen.
Los lugares capaces de ejercer una fascinación tan intensa como Praga
son poco numerosos. Las otras ciudades son posiblemente más
grandiosas, más atrayentes o más “bellas”, pero Praga ocupa al viajero
y el interioriza totalmente. “Praga no nos suelta. Ni el uno ni el otro. Es
necesario someterse, o bien..., deberíamos meter fuego a las dos
extremidades, a Vysehrad y a Hradcany, entonces posiblemente
podríamos partir” 1.
228
La fuerza del ambiente de Praga depende ante todo de la presencia de
su genius loci que es perceptible en todas partes. Cada casa vieja esta
a la vez enraizada en el suelo y tendida hacia el cielo. En ciertos
edificios el carácter local es todavía más acentuado, y es significativo
que sean ellos los puntos de apoyo de los diferentes barrios de la
ciudad. La iglesia de Tyn se levanta con su manojo de flechas góticas
sobre las bajas arcadas de la plaza principal de la Ciudad Vieja, sobre
la otra rivera del río, la Ciudad Pequeña esta determinada por la cúpula
y por el campanario de San-Nicolas que sale de una base maciza y
pesante. Pero esto no es todo, en tanto que totalidad urbana, Praga se
distingue por su antítesis entre el cielo y la tierra. Así la altura rígida del
castillo de Hradcany contrasta con el reagrupamiento horizontal de la
Ciudad Vieja, de donde la catedral de Saint-Vith emerge verticalmente.
Esa última oposición es la principal motivación de la “celebre vista de
Praga”. La perspectiva de la Ciudad Pequeña que se trepa
verticalmente sobre el extendido horizontal de la Moldau? Existe en el
mundo otra ciudad donde el carácter se concretice en una vista única,
que sea capas de abrazar todos los niveles del entorno, del paisaje
natural en la articulación de un simple edificio?
2. El espacio.
230
Las características geográficas de la Bohemia debían forzosamente
llevarlo a volverse un centro cosmopolita. Un papel similar es ejercido
por Suiza pero su situación geográfica es menos evidente y le falta ese
punto focal determinante. En Europa donde los grupos étnicos y las
civilizaciones son variados, un punto focal de encuentro presenta
necesariamente unos problemas. De hecho no existe en una parte del
mundo país que tenga una historia más movida que la de la Bohemia.
Los primeros habitantes permanentes fueron los checos y ellos deben
sin duda su supervivencia a esa definición geográfica. Ellos eran los
jefes de un mundo limite y es por eso que ellos resistieron durante
siglos a las presiones de los pueblos vecinos, pero esos pueblos
lograron a pesar de todo imponerse a lo largo de las fronteras 5. La
Bohemia esta representada a lo largo de la historia como un punto de
encuentro focal, una “isla” étnica, teniendo una identidad bien
diferenciada. La naturaleza del país es una de esas causas de su
carácter particular. Como ella era una isla étnica, ella a conservado
unas raíces en el suelo y como ella era un punto de encuentro, ella ha
estado siempre expuesta al impacto de todas las culturas europeas. El
hecho que las importaciones extranjeras hayan sido siempre
transformadas cuando ellas llegaban a la Bohemia, prueba la fuerza
del pueblo y de su genius loci. En Praga, el paisaje ondulado de la
Bohemia se condensa en una configuración de una rara belleza. A lo
largo de las riveras del Vltava se levantan unas bastas colinas que
permiten a la ensenada del río despegarse. Las colinas y el río tienen a
la vez unas fuerzas opuestas y complementarias que dan una vitalidad
a la naturaleza gracias a su fuerza expresiva. Al interior de esa
ensenada, al opuesto de las colinas, la planicie se extiende
horizontalmente antes de subir dulcemente hacia el sur oeste. De los
dos lados del río, unas pequeñas colinas aisladas contribuyen a definir
el territorio. El estuario preexistente uniendo las dos mitades de ese
extraordinario paisaje, un poco más al norte el puente Charles. Sobre la
rivera izquierda, a la altura del estuario un valle permite llegar a la
colina del castillo y la región Este. Ese lugar estaba predestinado a la
implantación urbana, no solamente por su belleza, sino también ella
poseía las tres cualidades fundamentales de la primera Edad Media:
una planicie plana para el mercado, una colina que es el lugar natural
para el castillo que debe defenderse, y un estuario practicable para la
comunidad y los comerciantes.
Durante el siglo IX, los checos edificaron el primer castillo que tuvo por
nombre Hradcany, del checo Hrad (castillo). En 890, Borivoj, primer rey
checo teniendo una reputación histórica pone allí la primera iglesia de la
Bohemia dedicada a la Santa Virgen. El escrito más antiguo
concernientes a Praga tienen como fecha 965. Fue escritos por un
comerciante judío árabe, Ibrahim Ibn’Jakub. El relata que la ciudad
estaba hecha de piedra y de mortero, que era el lugar más rico de todo
el país. La población estaba ya compuesta de grupos Alemanes, de
judíos y de Latinos. La Praga romana de 1200 poseía veinticinco
iglesias, diversos conventos y un puente en piedra. Un poco más tarde,
las diferentes construcciones de la rivera derecha fueron rodeadas de
231
una muralla y en 1232-344 la Ciudad Vieja (Staré Mesto) es
jurídicamente reconocida. La Ciudad Pequeña (Mala Strana) sobre la
rivera izquierda esta fundada en 1257, y es así 1300 que las
construcciones del Hradcany obtienen unos derechos urbanos. Una
cuarta ciudad, la Ciudad Nueva (Nové Mesto), fue añadida por Charles
IV en 1248; al lado de la Ciudad Vieja.
3. El carácter
4. El Genius Loci
239
Además de las cualidades locales genius loci de la Bohemia reflejan
igualmente unas “influencias” diversas. El espíritu eslavo de los Checos
esta claramente presente, y uno encuentra frecuentemente testimonios
de carácter oriental como por ejemplo unas pequeñas cúpulas en forma
de cebolla en la cima de las torre y de los campanarios, como también
una tendencia por unos perfiles que hacen pensar en las iglesias o a los
conventos rusos. La influencia , alemana es todavía más evidente, si
bien que los temas importados como la “Hallenkirsche” y la
“Wandpfeilerkirche” han seguido unas transformaciones profundas una
vez transplantadas sobre el suelo de la Bohemia. El renacimiento y el
barroco en la Bohemia no pueden ser concebidos sin el apoyo italiano;
el barroco local presenta ante todo una evolución fecunda de los temas
de Borromini y de Guarini 19. La Bohemia también ha acogido las
corrientes francesas, ya sea pasando por Austria, sea directamente
gracias a el arquitecto francés Jean-Baptiste Mathey que trabajo en
Praga durante más de 20 anos. Pero de todas maneras, en los casos
aquí nombrados la influencia extranjera ha estado transformada por el
impacto del genius loci, entonces es el resultado de la síntesis donde
los fragmentos de proveniencias diversas aparecen como unas
“memorias” que encastran las “piezas” de un mosaico auténticamente
cosmopolita.
188
241
cuando el Geto no existía más, Kafka escribía: “las encrucijadas
oscuras, las calles misteriosas, las ventanas ciegas, los patios
sórdidos, las tabernas ruidosas y los albergues reticentes son todavía
presentes en nuestro espíritu. Nosotros caminamos sobre las largas
calles de la nueva ciudad con unos pasos inciertos. Continuamos a
temblar como cuando nosotros caminábamos en las calles viejas
miserables. Nuestros corazones no se adaptan todavía a esa mudanza.
El viejo Geto malsano es más real que el medio saludable que nos
rodea. Nosotros caminamos como en un sueno y nosotros no somos
que unos fantasmas del pasado” 189 .
189
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CAPITULO VI
EL LUGAR
1. La significación
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las cosas. El parte de un estado animista inicial, él llega poco a poco a
la comprensión consciente o inconsciente de la existencia de un
Ubereinstimmung, o correspondencia, entre esos estados síquicos y las
“fuerzas” de la naturaleza. Es únicamente de esta manera que él podrá
tener una “amistad” personal con las cosas y experimentar el universo
de manera significativa. El puede instaurar unas relaciones amistosas
con unas cualidades, pero no con unos “datos” científicos. El vive con la
“luz” y él se sincroniza con ella: de hecho, las actitudes personales
(mentalidades) y las actitudes colectivas están influenciadas por el
“clima” del medio 194 . En fin de cuenta, el hombre vive en el “tiempo” o
más bien vive los cambios de las cuatro dimensiones, los ritmos de día
y de la noche, las estaciones y la Historia.
194
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245
reflejo de la naturaleza. Con el fin de comprender el marxismo, Es
indispensable de agregar que la naturaleza es definida como una
materia. “Materia” es utilizada como un concepto muy basto, aun siendo
concreto (“la materia en tanto que tal no existe, no hay sino sus
manifestaciones concretas”) el no explícita de todas maneras nuestros
conceptos de “significación” y de “carácter”. Aunque siendo
estructuralmente convincente en le que concierne la relación del
hombre y de su medio, el marxismo es, a pesar de todo, incompleto: él
excluye el aspecto sociológico o, más bien, las funciones de la
orientación y de la identificación. A causa de esa omisión, el marxismo
no llega una perfecta comprensión del hecho de “habita” y él fracasa en
la tentativa de eliminar la alienación humana 198 .
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246
concretizar o de “revelar” la vida en sus diferentes aspectos. Si la cosa
no lo logra, es que la cosa no es una cosa sino un simple instrumento.
Habitamos de manera poética cuando logramos “leer” la revelación de
las cosas que constituyen nuestro medio. Las cosas están hechas para
revelar; ellas reúnen el mundo, y ellas pueden a su vez ser reunidas
con el fin de formar un microcosmos.
Pero que es lo que nos enseña todas esas cosas con relación a las
cosas artificiales? Tenemos únicamente que hacer unos reflejos de
significaciones naturales o el hombre se crea él sus propias
significaciones? No hemos demostrado ya que las significaciones del
lugar artificial están determinadas por unos fenómenos económicos y
por unos fenómenos naturales? El ejemplo que nos da Heidegger
implica que el hombre no puede crear unas significaciones únicamente
suyas. El hace parte del mundo “viviente” y no concibe sus
significaciones en el vacío. Las significaciones pertenecen
necesariamente a una totalidad que comportan también unos
componentes naturales. Cada cosa creada por el hombre esta en el
mundo, entre la tierra y cielo, y ella debe volver esa situación
manifiesta. Así, las cosas creadas cogen raíces en una localidad
particular, o al menos en la naturaleza en general. Nuestras categorías
“de arquitectura romántica”, “arquitectura cósmica” y “arquitectura
clásica” denotan diferentes maneras de encarnizamiento en la
naturaleza.
200
247
El espacio natural y el espacio artificial tienen unas estructuras
parecidas, por lo menos en lo referido a la orientación y a los límites. La
distinción entre el arriba y el abajo es valida para las dos, como también
el concepto de extensión y de cerramiento. Los límites de esos dos
espacios pueden ser definidos en términos de “suelo”, “muro”, y
“techo”. De manera que el espacio natural y el espacio artificial pueden
ser representados recíprocamente. Pasa lo mismo para los caracteres
naturales y para los caracteres humanos; los griegos lo habían
comprendido ya. Las formas artificiales que concretizan los caracteres
no imitan, es claro, las formas naturales análogas: es necesario, al
contrario, buscar de nuevo propiedades estructurales comunes.
“Reunir” significa que las cosas son reagrupadas juntas o, más bien,
que ellas son desplazadas de un lugar a otro. Generalmente, ese
desplazamiento es dado gracias a la simbolización, pero el puede
también consistir en una transferencia concreta de los edificios y de las
cosas. Entonces el hecho de desplazar por el lado de la simbolización
es un acto creativo de interpretación y de traducción, el desplazamiento
de manera concreta es un acto pasivo y que puede ser puesto en
relación con el deseo de provocar un “alibí culturel” 13. La polis griega
estaba basada sobre una transposición creativa de significaciones:
Esas reveladas por ciertos lugares naturales estaban traducidas en
edificios y transportados en la ciudad, por intermedio de la construcción
de edificios análogos. Es realmente un concepto grandioso el de poder
visualizar las cualidades de un paisaje por medio de una estructura
artificial y, después, de poder reunir en un solo lugar varios paisajes.
Hemos igualmente visto como el genius loci de Roma a tomado sus
orígenes en un reagrupamiento de ese genero.
201
248
Heidegger llama el “cuadriparti” (Das Geviert) 202 . EL hecho de habitar
reside en el “hacer durar” el cuadriparti, o más bien “habitar consiste a
“emplear bien” el cuadriparti o más bien a “preservar” el cuadriparti en lo
que cerca de eso los mortales residen: en las cosas”. La naturaleza de
una cosa reside en lo que ella reúne. El cántaro reúne la tierra y el cielo,
y el puente reúne la tierra alrededor del río como un paisaje.
Generalmente, las cosas reúnen el mundo, revelan así la verdad.
Hacer una cosa significa “poner en obra” la verdad. El lugar, en tanto
que cosa, es un hecho poético.
202
203
204
205
249
2. La identidad.
206
250
de uso común en numerosas partes de Europa, de disponer las fincas y
los pueblos sobre el lado norte del valle. Algunas veces la exposición y
el espacio natural se juntan y crean así unas condiciones de
implantación muy favorable, cuando en otros se encuentran en
contradicción; es ahí que un compromiso se vuelve necesario. Si los
lugares artificiales tienen una relación cualquiera con el medio
envolvente, debería existir una correspondencia significativa entre las
condiciones naturales y la morfología de la implantación. El problema
fundamental de una implantación es el mismo que ese de reunir el
paisaje circundante. Como podemos reunir, en términos de espacio,
una planicie, un valle, una cadena de colinas onduladas o una bahía?
Cada una de esas situaciones esta, evidentemente, abierta a
interpretaciones diferentes 207 . La solución más simple, la solución
vernácula, reside en la adaptación directa al espacio natural. Por
ejemplo, en un valle claramente definido, vemos frecuentemente la
formación de una fila paralela a la dirección del territorio, a lo largo de
la vía natural unas comunicaciones. Ese esquema aparece en
numerosos piases; es el caso por ejemplo de los estrechos valles de
Telemark y de Stesdal en Noruega donde la tipología predominante en
la inscripción rural es la del tum en fila 208 . La implantación urbana en el
valle esta por el contrario representada por el centro que reúne el
espacio envolvente, y por la introducción de un eje que atraviesa el
valle que esta generalmente en correspondencia con un puente o un
vado. El centro así formado tiene todavía una función de circunstancias
locales y no tiene implicaciones “cósmicas”. Pero cuando los Romanos
utilizaron un sitio de ese genero, ellos imponían generalmente sus ejes,
el cardo y el decumanus, únicamente sobre una de las riveras del río
(cf. Londres, París, Colonia, Ratisbonne, Turín, etc.), ellos reducen así
la importancia del espacio local. La implantación colonial romana
representa entonces un sistema absoluto aunque sea una derivación
natural, más que una reunión del paisaje local. La ciudad de Florencia
es una prueba particularmente evidente, los ejes romanos fueron
impuestos en diagonal con respecto al río y al valle. En la edad media,
el límite de la muralla urbana fue desplazado con el fin de hacerla
coincidir con el río. Otro ejemplo de orientación “cósmica”,
“independiente del lugar”, es el eje tradicional este-oeste de la iglesia
cristiana que, en numerosas ciudades de la edad media, contradecía
las direcciones predominantes del tejido urbano.
La inscripción en la planicie presentan las mismas posibilidades de
interpretación. Aquí la forma vernácula de base no es la serie (fila) sino
el aglomerado compacto o la muralla (Vierkanthof, Rundling); son unos
tipos que expresan la extensión general, sin dirección, del territorio
envolvente. El desarrollo de un centro urbano se combina generalmente
con el ordenamiento geométrico como la construcción de un recinto
regular, cuadrado o rectangular (Montaña, etc.) y menos frecuente
circular. La presencia de un rio compotrta la interesante posibilidad de
muralla y de direcciones longitudinales y transversales. El ejemplo de
207
208
251
moscu es perfecto donde la forma triangular del Kremlin es es debida a
la interación del circulo, del rio y del eje transversal. El esquema
romano se adapta ala planicie aunque sea aun una abstracción, como
lo demuestra Lucca, donde ese mismi sistema ha sido llenado durante
ela Edad Media por una fuerte densuidad de las casas.
Construir en un paisaje de colinas tendidas plantea otros problemas; las
direcciones no aparecen ni de hecho, ni potenciales, y la unica
estructura posible es la visualización de la cima y de las crestas por
medio de conglomerados centralizados o longitudinales. Los resultados
son vastante conocidos en Italia donde vemos legiones de “pequeñas
ciudades de colina”. Ellas pertenecen generalmente a la categoría
vernacular, pero ellas juegan a veces unos papeles de priomera
importancia, gracias a su posición aislada y dominante (Orvieto), o a la
acentuación de la verticalidad (Palombara). Un centro puede igualmente
estar formado por el encuentro d evarias crestas como es el caso en
Siennaque integra tres direcciones significativas: hacia el norte
(Florencia), hacia el sur (Roma) y hacia el este (Gorsseto y la costa) 209 .
Cuando la escala se agranda y que las colinas se transforman en
montañas, las implantaciones redescienden generalmente sobre la
paendiente, y forman una serie de terrazas como lo demuestra los
ejemplos de Gubbio y de Assie. Las terrazas representan tabién una
solución natural cuando es necesario construir una bahia en forma de
anfiteatro, lo que demanda la disposición continua de las casas a lo
largo de un arco. En algun lugasr, las islas y los montículos pueden
referirse a las cimas o a las crestas de lejanos paises: asi Sperlonga se
reagrupa a lo largo d e la linea de remate del montículo, mientras que el
“castillo” de la isla de Giglio se apoya sobre una altura solitaria no lejos
de la cima; sobre la isla aparece un arquetipo de implantación en las
bahias (Giglio Porto).
Esas breves observaciones sobre la disposición y la morfología de las
implantaciones en un sitio pueden parecer banales. Pero es necesario
siempre observar de que manera esas simples relaciones estructurales
no se encuentran casi nunca hoy en día comprendidas y aun menos
respetadas. Además, la identidad general de nuestros lugares depende
de las estructuras mas arriba nombradas, y ellas constituyen una parte
importante de la fenomenología de la arquitectura. Todos los tipos de
inscripción citados representan en general unas variaciones sobre el
tema figura-fondo, donde figura no implica un elemento “estrangero”
que aparece sobre un fondo neutro, sino al contrario, la visuyalización
de centros focales potencialmente presentes. Hasta ahora, hemos
hablado sobre todo de la estructura exxterna de la implantacióno mas
bien de sus relaciones “directas” con el medio ambiente. La estructura
interna esta necesariamente coodinada con las relaciones exteriores.
Los espacios urbanos no constituyen un mundo interior independiente;
para permitir la orientación y la identificación, ellos deben concretizar la
situación general de la implantación en el sitio. En la medida donde esta
no puede ser realizada por la visualización, es la simbolización que
juega un papel decisivo. Lo que implica que el aspecto del carácter
209
252
toma importancia. Pero es necesario tambíen tener en cuenta ciertos
problemas espaciales. En el espacio interior de las implantraciones
vernaculares existe una continudad con el exterior, o aun todavía esos
espacio s interiores tiene con el exteior la simple realción “de espacio
en le espacio” 210 ; las implantaciones urbanas, por el contrario, se
distinguen por una definición de focos espaciales gracias a los cuales
los ciudadanos experimentan en general el papel de lugar como siendo
centro local o regional. Para llenar esa función, esos espacios deberian
contener todas esas “cosas” (edificios, monumentos, etc.) que reunen.
De hecho Heidegger que las cosas “pertenencen” no solamente a
lugares sino que “ellas son el lugar” 211 .
En las ciudades europeas, la estructura de recorrido es generalmente
centrado sobre los centros, lo que hace que todas las implantaciones en
el sitio aparecen como un organismo significativo, donde las
significaciones presentes en el centro se combinan con la situación
exterior y determina asi la forma. En un cierto sentido, el recorrido
ilustra la manera con la cual las significaciones son llevadas al interior
de la ciudad, pasando por supuesto por el “umbral” de la puerta de la
ciudad. Existe una cantidad de ejemplos que ilustran el papel de centro
de reunión de focos urbanos. Hemos menciopnado ya el agora griego y
el foro romano, podemos añadir los mercados del la edad medisa y las
plazas de las catedrales 212 .Sobre el continente europeo, la catedral
está precedida de un espacio urbano que sirve a unificar el interior
simbolico del edificio con la ciudades su conjunto; la integración del
interior y del exterior está igualemtne expresado por los portones
ébrasures profundos. En Inglasterra, al contrario, la catedral está
situada al interior de un recinto, con una solución más concervadora
que divide el espacio en dos dominios de cualidades diferentes. La
solución formal de esos centro urbanos está particularmente bien
lograda en Sienna donde la plaza de la catedral y la plaza de la alcaldía
están situadas sobre los dos lados de la confluencia de los tres
recorridos más arriba mencionados. Una solución esplendida del
problema de agrupoación urbanaestá igualemente ofrecido por la plaza
de San Marco en Venecia, ella presenta una transición significativa
entre el laberinto estrecho de la ciudad y la luminosa extensión del mar.
Los recorridos y las plazas urbanas están definidos por unos edificios
que continene las significaciones agrupadoras para la ciudad. Hemos
demostrado ya a que punto esa función dependia de la manera en la
cual los edificios se apoyaban, se levantaban y se abrian, y hemos
mencionado también que su “comportamiento” se concentra
generalmente en unos motivos que caracterizan el medio urbano
general; tales motivos nos son unas decoraciones aportadas ahí de
más, sino unas soluciones caracteristicas al “lado critico” de la
estructura 213 . Si analizamos las funciones de hecho de apoyarse, de
levantarse dy de abrirse, podemos deducir que los lados criticos son la
210
211
212
213
253
base, el techo, el angulo y la abertura (la ventana, la puerta); o más
bien los “elementos” que unen el edificio con el medio ambiente y que
definen su manera de ser sobre la tierra. 214 Evidentemente, existe sobre
este tema numerosas soluciones posibles, pero podemos siempre
subrayar ciertas tipologias primeras de motivos.
Generalmente, el edificio se apoya en el terreno, sobre el terreno y
encima del terreno. El hecho de estar “en el terreno” expreas una
relación intima, “romantica” con las “fuerzas” de la tierra, se concreta
generalmente con el hecho de hacer crecer el edificio del suelo sin una
base perceptible. El hecho de estar “sobre el terreno” significa al
contrario que el edificio esta puesto sobre una base como una cosa
individual “clasico”, entre la tierra y el cielo. El hecho de estar encima
del terreno implica finalmente que la continuidad del suelo es
preservada y que el edificio está situado sobre pilotes inmateriales,
parece existir en un espacio “cósmico” abstracto. Existe igualmente tres
tipos fundamentales de elevación. El edificio puede estar “abierto”
verticalmente y unirse al cielo con un beneficio “libre” y accidentado, o
bien puede estar “cerrado” como un cuerpo individual, por medio de una
pesada boveda o aun de un techo voluminoso, puede finalmente estar
simplemente delimitado por una linea horizontal neutra que acentua la
extensión lateral.
Los tipos fundamentales de aberturas dependen de la conservación o
de l adisolución de la contunidad de los límites. De todad maneras, el
resultado sera determinado por la dimensión, por la forma y por la
distribución de las aberturas. Es dentonces posible de crear una
relación “romantica” entre el interior y el exterior utilizando unas
transiciones irregularesa y sorprendentes; podemos crear unas
comunicaciones claramente definidas de tal manera que el interior y el
exterior preserven su identidad bien distinta, o aun todavia, una
integración sistematica y abstracta donde los dos dominios parecen
compuestos por la misma “sustancia”, Entre todos los motivos, ese de
la ventana es particularmente importante: expresa, de hecho, y la
estructura espacial del edificio, y sus relaciones con la luz; al fin de
cuentas, a trtavés las proporciones y los detalles de las ventanas el
edificio participas a las funciones que son esas de apoyarse y de
elevarse. La ventana, de la cual, “expresa” y pone a la luz el genius loci.
La identidad de un lugar es definido por la situación , por la
configuración espacial general y por las caracteristicas de la
articulación. En lo que concierne la totalidad podemos, por ejemplo,
experiementar un lugar como “un aglomerante compacto de casas de
piedra sobre una ladera (vertiente)” o bien como “una seri continua de
casas abigarradas alrededor de una pequeña bahia”, o aun todavia
como “un grupo ordenado de casas de madera en un valle”. La
situación, la configuración y la articulación no contrubuye siempre en la
misma medida al resultado final. Ciertos lugarespueden sacar su
identidad de una situación particularmente interesante, mientras que el
trabajo hecho por el hombre puede ser insignificante. Otros, al contrario,
están posiblemente situados en unos paisajes monotonos, pero poseen
214
254
una configuración neta y de carácter bien preciso. Cuando todos los
componentes parecen encarnar los carfacteres existentes
215
fundamentales, podemos hablar entonces de lugar “fuerte” . Las tres
ciudades que hemos citado presedentemente son precisamente unos
lugares fuertes, aunque Khartoum deje a desear en lo que concierne las
caracteristicas de la articulación. Pero, de todas maneras, los
elementos están presentes y la “fuerza” del lugar podria estar
acentuada por la siguente, comprendiendo y respetandfo el genius loci.
De todas maneras, un lugar fuerte presupone la existencia de una
correspondencia significativa entre el sitio, la implantación en ese sitio y
el detalle arquitectónico. El lugar artificial debe saber “lo que él quiere
ser” con respecto al medio natural.
Una correspondencia asi puede obtenerse de diferentes maneras.
Hemos hablado ya de “la adaptación” vernacula y de “la interpretación”
urbana. Evidentemente, las posibilidades de interpretación están
determinadas por el sitio el mismo, y por las circunstancias historicas
que puede favorizar unas aproximaciones “romanticas”, cosmicas” y
“clásicas”. Además, la interpretación está siempre sujeta a unas
variaciones individuales. Las implantaciones en un sitio están entonces
generalemente caracterizadas por unos motivos de base que cambian
según las circunstancias. El tema con variaciones es entonces un
instrumento de base de la caracteristica artisitica. El “tema” representa
un conjunto general de significaciones, y las “variaciones” son las
realizaciones especificas. Podemos llamar unos “temas” unos tiopos
particulares de edificios como también unos miotivos que tiene una
importancia “critica” como por ejemplo el palacio italiano, el hotel
particular francés con la corte de honor y la Bürgerhaus de la Europa
central 216 . La entrada constituye, ella también, un motivo caracteristico
que tiene una importancia “tematica”. Las pequellas ciudades
americanas, por ejemplo, se distinguen por la repetición variada de
grandes porches. El “tema con variaciones” permite generalmente
expresar la identidad individual al interior de un sistema que manifiesta
unas significaciones comunes; “el espiritu” del lugar está también
preservado sin transformarse en una camisa de fuerza sin alma.
3. Historia
215
216
255
verificarse en unos medios en prepetua mutación. Tenemos todas las
razones para creer que la alienación común hoy en día es debida en
gran parte a las insuficientes posibilidades de orientación y de
identificación que nos ofrece el medio moderno. Las investigaciones de
Piaget demuestan, de hecho, que el mundo movil ubicaria el hombre en
un estado de desarrollo egocentrico, mientras que el mundo estable y
estructurado liberaba sus facultades mentales 217 . Nuestro analisis de la
ciudad de Praga, Khartoum y Roma ha hecho salir ese punto es posible
de preservar el genius loci durante unos periodos bastante
considerables, sin sin embargo interferir con las necesidades de las
situaciones historicas sucesivas. Antes de lanzarnos en una discusión
sobre el problema del cambio, sería bueno conciderar lo que debe ser
preservado. El genius loci se manifiesta en tanto que situació,
configuración espacial y articulación caracteristica. Todos esos
aspectos son partivcularmente conservados, en tanto que objetos de
orientación y de identificación humana. Evidentemente, sus
propiedades estreucturales fundamentales deben respetarse como, por
ejemplo, el tipo de implantación, la modalidad de la construcción
(masiva, esqueletica, etc.) y los motivos caracteristicos. De una rpiedad
asi, si ellas están correctamente comprendidas, es siempre posible
interpretar deversas y y ellas no son un obstaculo a los cambioes
estilisticos y a la creatividad individual. Cuando respetamos las
propiedades estructurales fundamentales, conservamos la Stimmung o
atmosfera general, o más bien la cualidad esencial que une al hombre a
su lugar y que sorprende al visitante por su cualidad tipicamente
local 218 . Pero el concepto de preservación tiene igualemente otro fin:
implica que la Historia de la arquitectura sea comprendida como una
arecopilación de experiencias culturales que, para poder ser “utilizada”
por el hombre, no debe ser perdida, sino al contrario permanece
presente bajo la forma de posibilidad.
¿Qué genero de cambio demanda la Historia? Ellos piuede ser
reagrupados en tres categorias: unos cambios practicos, unos cambios
sociales y unos cambios culturales; cada uno arrastran unas
implicaciones fisicas (del medio). Dado que los cambios sociales y los
cambios culturales se manifienstan por medio de sus implicaciones
fisicas, podemos considerar el problema del cambio en terminos
“funcionales” y nos preguntamos entonces ¿cómo es posible conservar
el genius loci bajo la presión de las nuevas exigencias funcionales?
¿qué pasa, por ejemplo, cuando necesitamos calles nuevas y más
largas? El ejemplo de Praga nos ha mostrado como es posible de
desarrollar durante el curso de la Historia un sistema de recorridos
conforme a la estructura del lugar natural. Podemos también citar
Roma, donde la abertura del bulevard Vitorio Emanuele (despues de
1836) ha respetado la continudad y la escala de la calle romana
tradicional, mientras que las demoliciones debidas a los facitas han
introducido un esquema urbano nuevo y “estrangero”, y esto a pesar de
217
218
256
su intención de restaurar la “grandeza” de la capital del imperio 219 . Es
mas que justo hacer una distinción entre los “buenos” y los “malos”
cambios.
De todas manera, podemos preguntarnos si nuestros tres ejemplos
principales están especialmente adapatados para ilustrar el problema
del cambio. Cuando Praga y Roma comenzaran ha sentir el impacto de
la vida noderna, sus centros monumentales estaban ya bajo tutela,
mientras que Khartoum espera todavia devenir una metropoli moderna.
Pero la cuestión del cambio no se plantea en unos terminos diferentes
aun si consideramos una metropoli moderna autentica como puede ser
Chicago. Aun ahí, el genius loci tiene una importancia decisiva, y cada
cambio debe respetar ciertas “reglas”. La extensión infinita de las
grandes planicies y del lago Michigan se reflejan en una estructura
urbana ortogonal “abierta”, que se concreta aun en los simples edificios.
En chicago, unos edificios de forma “libre”, cerrados o circulares serian
significativos: el lugar exige una rejilla regular. El genius loci que habóa
sido comprendido por los primeros pioneros fue puesto al día por la
famosa “costrución de Chicago”, concebida por Jenney alrededor de
1880. Despues de 1937, la tradición local fue seguida por Mies van der
Rohe del cual el idioma personal se adapta perfectamente bien a
Chicago. La Sears Tower que mide cuatrocientos veinte metros 220 , es
por el momento la mas importante y la ultima interpretación del espiritu
de Chicago, que, al día de hoy, es una de las ciudades la más
conciente de las necesidades de adaptarse al medio pre-existente y, al
mismo tiempo, es una de las ciudades más dinamicas del mundo.
Naturalemente habria sido posible de dar una interpretación diferente
de Chicago; la que ha sido escogida se adapta sin embargo a las
intenciones politicas, sociales y culturales de los pioneros, que
escogieron un sistema espacial capaz de concretar la imagen de un
mundo rico en posibilidades, abierto y dinamico.
Esto no significa que la arquitectura de Chicago pueda servir de
ejemplo cada vez que pongamos en obra una intenciuón análoga: otros
lugares mantienen unas relaciones diferentes con la forma “abierta” y
deven ser tratados de manera adecuada. El ejemplo de Boston es
importante. Hasta una epoca bastante reciente, la ciudad se presentaba
como una aglomeración muy densa constituida por unas casas
relativamente pequeñas que se situaba sobre la peninsula entre el
puerto y el río Chales 221 . La calidad de la arquitectura estaba
igualmente reconocida y unos motivos locales significativos
caracterisaban ese universo. Durante los ultimos dix años , el basto
sector del tejido urbano han sido arrazados y, en su lugar, se han
levantado una especie de “super-edificios” aislados que fueron despues
dominados por el excecrable John Hancock Tower, obra de I.M. Pei,
que destruye Copley Square que era el principal foco urbano 222 . Por
consecuencia, Boston aparece como una ciudad hibrida donde los
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220
221
222
257
viejos residuos como Beacon Hill dan a los nuevos edificios un aspecto
inhumano y ridiculo, donde las nuevas estructuras acaban el medio
preesistentes no unicamente por la disparidad de su dimensión sino por
su total falta de carácter arquitectónico. El lugar ha también perdido su
relación significativa con la tierra y el cielo.
Los ejemplos anteriores muestran a que punto las intenciones
economicas, politicas, sociales y culturales deben ser concretadas de
manera ha respetar el genuis loci ya que, de otra manera, el lugar
pierde su identidad. El genius loci de Boston parece haber sido
comprendido hasta el momento reciente donde se ha introducido una
manera de construción estrangera al lugar y que priva los habitantes de
una de las satisfacciones funcionales del hombre, a saber: habitar en un
medio significativo. Boston no posee entonces como Chicago la
capacidad de integrar un cierto tipo de edificio; lo que nos enseña que
las ciudades deben ser tratadas como unos lugares individuales y no
como unos espacios abstractos, donde las fuerzas “ciegas” de la
economia y de la politica desencarnarse libremente 223 . Respetar el
genius loci no significa recopiar los modelos antiguos, sino esto significa
poner al día la identidad del lugar y interpretarla de manera nueva. Es
unicamente asi que podemos hablar de tradición viviente que justificsa
unos cambios en la medida donde ella se refiere a una seri de
parametros locales. Es con gratitud , en ese contexto, que recordamos
lo dicho por Alfred North Whiteheard: “el arte del progreso es la
preservación del orden en el cambio y del cambio en el orden” 224 . Una
tradición viva es util a la vida justamente para que ella satisface esos
preceptos: la “libertad” no debe ser entendida como un juego arbitrario
sino como una participación creativa.
En nuestro contexto, la “participación creativa” se refiere a dos tesis:
primero la realización de un “interior” privado que concreta la identidad
del individuo y que reune las significaciones que cosntituye el contenido
existencial y personal de ese individuo; segundo la creación de un
“exterior” público que reune las instituciones de la vida de la comunidad
y que manifiesta las significaciones (los valores) sobre los cuales una
vida asi se centra. El dominio privado, es la casa del hombre, en el
sentido mas restringido del termino: un dominio personal pero no
singular. Un “punto de apoyo” personal implica la comprensión de un
medio compartido (un lugar comun), él puede entonces ser concretado
como una variación sobre un tema. El tema es el hecho de una relación
espacial tipica entre el interior y el exterior, asi como ciertos motivos
que tiene una significación local. En los paises nordicos, por ejemplo, la
casa debe ser cerrada con el fin de dar una impresión de proteción
fisica, pero ella debe igualmente ser simbolicamente abre con el fin de
aproximar la naturaleza. Asi aparece, por ejemplo, la tendencia
caracteristica que es esa de utilizar unos materiales “naturales” al
interior 225 . En el desierto, la casa es cerrada en un sentido practico y
simbolico, este para representar un mundo diferente, “paradisiaco”, que
223
224
225
258
completas el exterior. En los paises “clasicos” el clima favorable y la
naturaleza constante hacen una especie que el exterior deviene interior;
el límite entre el dominio privado y el dominio público es atenuado y,
cuando ella es todavia efectiva, trata de hacer del interior un lugar de
representación más que una casa.
El concepto de interior privado se manifiesta generalmente sobre el
“umbral” o limen, aue separa y que une el interior y el exterior, y que
confiere al exterior público su presencia bien particular. Despues de
Louis Kahn “ls calle es una pieza de espera… La calle es dedicada a la
ciudad por cada propietario de casa…” 226 . Pero el exterior público es
más que una espera entre simples casas. Son los edificios públicos que
pone en marcha la espera, ellos concretan el sentimineto de compartir
para todos, gracias a los cuales la vida de la comunidad deviene posible
y significativa. Los edificios públicos deberian aparecer como
variaciones completas y articuladas de los temas entonados por las
simples casas. Era asi en la polis griega donde los edificios públicos
exponían las formas significativas que eran utilizadas más
modestamente en los interiores de las habitaciones (como por ejemplo
la columna antropomorfica); es aun más el caso de la ciudd de la Edad
Media donde los exteriores de las casa, de las iglesias y de las
alcaldias eran las variaciones que representaban la vida integregada.
Bien evidente, para alcanzar su fin, el dominio público deberia ser
espacialmente integrado: las instituciones desperdigadas no cosntituye
verdaderamente un lugar urbano. Por el hecho de haber sido
confrontado a los problemas de la constancia y del cambio, hemos
introducido el concepto del “tema con variaciones” que, de hecho, no es
un descubrimiento, sino un medio para ilustrar mejor lo que significa
respetar el genius loci. El tema es lo simbolico que encarna las
significaciones existenciales: el debe ser a la vez general y particular o,
mas bien, el debe concretar las circustancias locales y presentarlas
como las manifestaciones particulares de un universo de
significaciones, Hemos tratado la relación entre lo local y lo genral en
terminos de medio “romantico”, “cosmico” y “clásico”. Esas tres
maneras de ser afirman el carácter predominante de un lugar particular,
aunque sean unas categorias generales de la comprensión y que ellas
esten encargadas de dirigir la atención hacia ciertos tipos de
significación. Esas tres categorias tiene que ver con las propiedades
objetivas de un medio y con las actitudes humanas, ellas asian
entonces esas correspondencias (Übereinstimmung) que deberia
formar la base de nuestro ser en el mundo. Llecar esas categorias en
una relación con unos terminos arquitectónicos puede ayudarnos en
nuestra comprensión , en la medida donde cada situación concreta
incluye ya unos elementos provenientes de cada uno entre ellos.
Hemos introducido esas categorias ya que la identidad humana reside
en un tipo particular de correspondencia.
Cuando conocemos paises diferentes hablando con los habitantes,
compartiendo sus comidad, intercambiando sus emociones, leyendo su
literatura, escuchando su musica, utilizando sus lugarers, comenzamos
226
259
a comprender que la correspondencia que existe entre los hombre y los
lugares no es cambiado tanto en el curso del tiempo 227 . La manera de
ser local es asombrosamente cosntante, y debemos reconocer con
Hegel que ella determina para cada pueblo “su puesto en la Historia del
mundo”. Podemos repetir entonces que el contenido existencial de base
no esta subordinado a las transformaciones de las condiciones
economicas, sociales y politicas. Los contenidos existenciales tienen
unas raices profundas, y las transformaciones de las condiciones no
hacen sino exigir unas interpretaciones sin cesar nuevas. El punto de
interrogación crucial sera entonces: “¿cómo es posible de permanecer
italiano, ruso o alemán bajo ese regimen?”. Los regimenes van y viene,
pero los lugares percisten y, con ellos, un tipo particular de identidad
humana. Cuando nos hemos dado cuenta de esto, es necesario
comenzar por mejorar el mundo, poniendo cuidad de nuestro lugar, más
que de las circustancias de los planos abstractos y de los edificios
anodinos 228 . Es aconcejable de dejar la utopia atrás para poder volver a
las cosas de la vida cotidiana. La participación creativa o, más bien, la
concreción de las significaciones en unas circustancias historicas
diferentes, no puede ser, tenida como una “gran pena” 229 . El umbral,
simbolo de la partición, es de hecho “petrificado” por el “sufrimiento”. La
participación como decia Goethe, presupone una simpatia por las
cosas, y la simpatia implica necesariamente el sufrimiento. En nuestro
contexto, la simpatia por las cosas significa aprender a ver. Es
necesario saber “ver” el sentido de las cosas que nos envuelve; que
sean naturaes o artificiales. Las cosas cuentan siempre historias
diferentes, ellas dicen como ellas están hechas, en cual circunstancia
historica elas han sido hechas y, si ellas son cosas verdaderas, ellas
revelan también la verdad. La capacidad de revelar la verdad depende
de cómo las cosas están hechas; y entonces, el paso siguiente a seguir
es ese que consiste en aprender a hacer. Ver y hacer se reunen en la
inspiración y en la concreción. Louis Kahn decia: “a inspiración es el
momento de lo posible, cuando lo que hay ha hacer encuentra los
medios de hacerlo” 230 . Ver y hacer son igualmente las bases del
habitar.
Los resultados de la participación creativa constituye el pedestal
existencial del hombre: su propia cultura. Ellos manifiestan lo que él a
logrado hacer de su existencia. Ciertos resultados pueden aclarar la
gama de significaciones más basta y ellos merecen el cualificativo “de
obra de arte”. En la obra de arte el hombre reserva la existencia. En la
Novena Elegia y, en los Sonetos a Orfeo, Rainer Maria Rilke desarrolla
la imagen del hombre cantante de alabanzas. Escuchemos su
interpretación:
“Posiblemente estamos aquí para decir: casa.
Fuente, puente, jarra, puerta, huerto, ventana, -
Además: columna, campanario!...”
227
228
229
230
260
Despues nosotros escuchamos sin respuesta:
“Celebrar la tierra poer el angel y no por lo inefable, frente a él tu no
sabras alabar.
de lo que tu has maravillosamente sentido.
En este universo,
donde esos dones de sentir son mucho mas ¡bastos que los tuyos,
tu no eres más que un novato. También muestrale unas cosas simples.
esas, que fabrican de una generación a otra,
viven como unos objetos que nos pertenecen muy cerca de nuestras
manos y en la mirada.
Hablale de esas cosas.
Él estara asombrado, como tu
despues de cordier en Roma, o en los alfareros del Nilo.
Muestrale cunato una cosa puede ser feliz,
inocente, y cuanto nuestro,
a que puento, en su queja, el sufrimiento,
consiente ha revestir una forma, y sert como una cosa,
muerta como una cosa – para resurgir,
mas lejos, alegre, de un vilolin.
Y comprender esas cosas que acaban de irse,
Comprenderlas para reservarlas;
mortales ellas busca refugio entre nosotros,
nosotros más mortales aun. Ellas esperan
que nosotros les cambiemos en nuestro corazon invencible
- infinitamente – en nosotros mismos !
Cualquiera que sea nuestra naturaleza” 231 .
231
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CAPITULO VIII
EL LUGAR HOY EN DÍA
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BIBLIOGRAFIA
263
Zevi, Bruno, Apprendre à voir l’architecture, Paris, Les Éditions de
Minuit, 1984. Versión en español: Saber ver la arquitectura, Buenos
Aires, Editorial Poseidón, 1958.
Referencia filosófica.
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