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005 Obligaciones
005 Obligaciones
Obligaciones
Sumario: 1. Concepto. 2. Comparación con los derechos reales. 3. Elementos. 4. Fuentes de las
obligaciones (causa). 5. Efectos de las obligaciones. 5. 1. Sujetos afectados. 5. 2. Facultades. 5. 3.
Efectos en cuanto al tiempo (mora y purga de la mora). 5. 4. Daños y perjuicios. 5. 5. Intereses. 6.
Clasificación de las obligaciones. 6.1. Obligaciones de dar dinero 6.2. Obligaciones en moneda
extranjera. 6.3. Obligaciones simplemente mancomunadas y solidarias. 6.4. Obligaciones con
cláusula penal. 7. Modos de extinción de las obligaciones. 7. 1. Pago. 7. 2. Prescripción liberatoria. 7.
3. Otros modos de extinción de las obligaciones; 8. La obligación de rendir cuentas.
1. Concepto
El Código comienza el libro tercero que se titula “Derechos Personales” dando una
definición de obligación. Indica que se trata de una relación o vínculo entre dos
sujetos regulado por el derecho, en el que uno de esos sujetos (acreedor o sujeto
activo), tiene la facultad de exigirle al otro (deudor o sujeto pasivo) que cumpla una
prestación y a obtener su ejecución forzada en caso de incumplimiento (CCC, art.
724).
Esa prestación a la que hace referencia la definición, es una conducta del deudor,
que puede consistir en dar, hacer o no hacer. Asimismo, esa prestación debe
cumplir cinco requisitos: posibilidad, licitud, determinación, patrimonialidad e
interesar al acreedor (CCC, art. 725).
A los elementos que forman parte de una obligación, su nacimiento, sus efectos y su
extinción, nos referimos en los puntos siguientes.
2. Comparación con los derechos reales
Dentro de la categoría de derechos subjetivos patrimoniales, se distinguen entre los
derechos personales, creditorios, crediticios u obligaciones, por un lado, y los
derechos reales (*) por otro. Las obligaciones son derechos personales, es decir,
dan al acreedor la facultad de exigir una conducta del deudor.
Se denominan derechos personales por su origen. En la antigüedad el deudor
respondía frente al incumplimiento con su propia persona, ya que se permitía que el
acreedor lo tomara como esclavo, lo vendiera y hasta podía darle muerte.
Este derecho “personal” evoluciona luego para transformarse en una relación que,
frente al incumplimiento del deudor, permite agredir jurídicamente solamente los
bienes que integran su patrimonio y no la “persona” del deudor. Son derechos
personales porque el acreedor puede exigir una conducta de su deudor (una
prestación de dar, hacer o no hacer).
Los derechos reales, en cambio, implican una relación directa entre una persona y
una cosa, como el derecho de dominio que es el más extenso que existe.
Si bien existen muchas zonas grises, apuntamos las tres diferencias más
importantes que presentan ambas categorías de derechos:
1°) Los derechos personales son relativos, lo cual significa que sólo se ejercen en
contra del deudor de la obligación y no afectan a terceros. A diferencia de los
derechos reales que son absolutos, en el sentido que pueden ser ejercidos contra
todos, sin que tengan un destinatario especial. Así, por ejemplo, todos deben
respetar mi derecho de propiedad sobre la lapicera que tengo en el bolsillo. En
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cambio, el derecho a que me sea entregada una lapicera que compré, sólo podré
ejercerlo en contra de la persona que me la vendió.
2°) Los derechos personales son bilaterales, es decir, entre sus elementos se
encuentran dos personas (acreedor y deudor). Los derechos reales involucran una
relación directa e inmediata de un sujeto con una cosa (como sucede con el
derecho real de dominio) y tienen una vinculación mediata con todas las demás
personas que están obligadas a respetar dicho derecho real;
3°) La ley ha dejado librada a la autonomía de la voluntad de los sujetos, la creación
de obligaciones. Así por ejemplo, en las cláusulas de un contrato., se pueden
convenir las más variadas obligaciones. En cambio, sólo existen los derechos reales
que han sido creados exclusivamente por la ley que no permite la creación de otros
diferentes. Ampliaremos en el capítulo que tratamos los derechos reales sobre estas
diferencias.
3. Elementos
Individualizamos los siguientes elementos esenciales que integran las obligaciones:
a) Sujetos:
Pueden ser sujetos (activos o pasivos) de una obligación todas las personas físicas
o jurídicas. Cuando la obligación surge de un acto jurídico, requiere capacidad. Si
nace de un acto ilícito, no es necesaria. Ejemplos: Si un conductor de un automóvil
atropella a un demente (incapaz de hecho), éste es acreedor de la indemnización
por los daños que hubiere sufrido. Si un menor, mayor a 10 años, causa un daño a
un peatón, éste es acreedor del menor (y también de sus padres).
En lo que se refiere a los sujetos, el sistema permite: 1°) La indeterminación inicial
de los sujetos; 2°) Que se transmita a otra persona la calidad de sujeto –acreedor o
deudor- de una obligación (CCC, arts. 398, 1614, 1632 y 1633). 3°) La pluralidad de
sujetos (varios acreedores y deudores).
b) Contenido u objeto:
Consiste en la conducta del deudor para satisfacer al acreedor. El objeto inmediato
de una obligación es una prestación de dar, hacer o no hacer (CCC, art. 725). El
objeto mediato sería la cosa que debe darse o el hecho que debe realizarse por el
deudor.
Las prestaciones que pueden ser objeto de obligaciones deben cumplir con algunos
requisitos. Se exigen: 1°) Posibilidad: El objeto debe ser física y jurídicamente
posible (no se puede prendar un inmueble ni hipotecar un automóvil); 2°) Licitud: no
contrario a la moral y las buenas costumbres; 3°) Que sea determinable: Debe
existir su especificación por género, cantidad y calidad, si se trata de una cosa
fungible o en su individualidad si se trata de un cuerpo cierto; 4°) Patrimonialidad:
sobre bienes que estén en el comercio susceptibles de apreciación pecuniaria
(CCC, art. 725); y 5°) Que exista interés del acreedor (CCC, art. 725) el cual puede
exceder lo económico como cuando éste contempla necesidades espirituales o de
otro tipo.
c) Vínculo:
Una obligación importa que el deudor esté sujeto a ciertos deberes y sometido a los
poderes jurídicos que se reconocen al acreedor (CCC, art. 730).
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5. 5. Intereses
El Código regula los intereses utilizando la clasificación que los distingue según la
función económica que cumplen. Esta clasificación distingue entre intereses
compensatorios que son los que cumplen la función de retribuir por el uso de capital
ajeno. Los intereses moratorios son los daños y perjuicios que carga quien incurre
en mora en el cumplimiento de una obligación de dar sumas de dinero. Los
intereses punitorios cumplen en realidad la misma función económica que los
moratorios, pero a diferencia de éstos son fijados por las partes en una cláusula del
contrato.
Como principio básico se establece que las obligaciones pueden llevar intereses
compensatorios, pudiendo convenirse libremente la tasa (CCC, art. 767).
Se establece un orden para determinar la tasa de interés; si no está la misma fijada
en el contrato, se aplica la que fija la ley, los usos y finalmente si no la fijan ni las
partes, ni la ley, ni los usos, la debe fijar el juez (CCC, art. 767).
El orden es diferente para los intereses moratorios. El Código establece, en su art.
768, tres vías para identificar el interés que deberá calcularse frente a una situación
de mora.
En primer lugar siempre se aplican los que han fijado las partes. En segundo lugar,
es decir, si las partes no lo han hecho se debe recurrir a la tasa que fija la ley. Y, por
último y como hipótesis subsidiaria de las anteriores, se aplican las...tasas que se
fijen según las reglamentaciones del Banco Central (CCC, art. 768).
El Código se refiere también al anatocismo, que son los intereses sobre intereses o
la capitalización de los intereses, indicando que los mismos no pueden reclamarse,
con cuatro excepciones (CCC, art. 770). Dos de las excepciones se vinculan con los
procesos judiciales. De las otras dos excepciones la que más nos interesa permite
que se pacte la capitalización de los intereses si las partes lo convienen por
períodos que no pueden ser inferiores a seis meses (CCC, art. 770, inc. A). La otra
excepción remite a lo que se disponga sobre anatocismo en leyes especiales.
Finalmente se da una herramienta a los jueces para que puedan reducir las tasas
de intereses cuando las mismas aparezcan como excesivas (CCC, art. 771) lo que
pueden hacer incluso sin que sea solicitado por las partes ni recurriendo a otras
figuras jurídicas como el abuso del derecho, lesión, etc.
6. Clasificación de las obligaciones
El Código ha clasificado las obligaciones según la naturaleza de la prestación, lo
que origina diversas consecuencias. Como ya indicamos, se distingue entre las
obligaciones de dar (CCC, art. 746), de hacer (CCC, art. 773), y de no hacer (CCC,
art. 778)
Las primeras, es decir las obligaciones de dar, son las que presentan mayor
extensión en cuanto a su regulación legal y están a su vez clasificadas en
obligaciones de dar cosas ciertas (o individualizadas) y obligaciones de dar cosas
inciertas.
La obligación de entregar un automóvil cero kilómetro de una marca, modelo y con
ciertas características, es una obligación de dar cosa incierta, ya que el automóvil
solamente está determinado por su especie y calidad y comprende a cualquiera que
entre en la descripción. Si determinamos el automóvil por su número de motor,
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no puede sino concluir en que la norma del art. 765 no es imperativa, ni mucho
menos de orden público; por lo que no existen inconvenientes en que las partes, en
uso de la autonomía de la voluntad, pacten que el deudor debe entregar la cantidad
correspondiente a la especie de moneda designada.
De todas maneras, frente a disposiciones que prohíben o restringen la
comercialización de moneda extranjera derivaría igualmente en la aplicación de esta
disposición y el pago en moneda nacional a la cotización oficial de la moneda
extranjera.
Debe tenerse en cuenta que a partir de la ley 23.928, en 1991, quedó prohibida toda
“indexación” por precios, actualización monetaria, variación de costos o cualquier
otra forma de repotenciación de las deudas, prohibición que ha mantenido el art. 4º
de la vigente ley 25.561 del año 2002.
Por tanto, no podría usarse la variación de la moneda extranjera como cláusula de
indexación o ajuste, ya que la prohibición es de orden público. Solo podría pactarse
el pago en moneda extranjera si ha sido ésta la verdadera intención e interés de las
partes, todo lo cual puede generar situaciones de incertidumbre.
6.3. Obligaciones simplemente mancomunadas y solidarias
Las obligaciones con sujeto plural pueden ser simplemente mancomunadas
cuando se fracciona en tantas relaciones como acreedores o deudores haya. Si la
prestación es divisible (consiste por ejemplo en el pago de una suma de dinero),
cada deudor está obligado a pagar solamente la parte de la deuda que le
corresponde y no responde por lo que deben los demás. Si existen varios
acreedores, cada uno podrá cobrar solamente su parte proporcional. La relación se
fracciona en tantas partes iguales como acreedores o deudores haya (CCC, art.
825). Si la prestación en cambio es indivisible (por ejemplo de entregar una
vivienda) se aplican las reglas de las obligaciones solidarias.
Las obligaciones con sujeto plural son solidarias cuando puede exigirse el total a
cualquiera de los deudores por parte de cualquiera de los acreedores (CCC, art. 827
y 833). La solidaridad no se presume, razón por a cual debe estar especialmente
establecida (CCC, art. 828). Los deudores no tienen el derecho a pedir la división de
la deuda y el que paga tiene derecho a reclamarle a los demás la devolución
proporcional a cada uno (CCC, art. 840) soportando a los insolventes también entre
todos (CCC, art. 842).
6.4. Obligaciones con cláusula penal
Se denomina así a la cláusula de un contrato que establece una multa o pena para
el caso de incumplimiento o mora (CCC, art. 790). Cumple la función de permitir
prever anticipadamente cuales van a ser las consecuencias de dicha mora o
incumplimiento, por lo que el acreedor no tiene derecho a reclamar otra
indemnización que la multa pactada (CCC, art. 793). Cumple una función parecida a
la seña penitencia, que permite dejar fijados anticipadamente las consecuencias del
incumplimiento.
Cuando en un contrato las partes frente al incumplimiento de una de ellas pactan
una tasa de interés punitorio, el mismo cumple la función y se rige por lo dispuesto
para las cláusulas penales (CCC, art. 769).
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Cuando quien paga es un tercero se opera el pago por subrogación (*). El efecto
jurídico que se produce es que el tercero reemplaza en los derechos del acreedor y
puede reclamar al deudor la restitución de lo que hubiera pagado.
Así, si una persona es fiador de un préstamo bancario y paga la deuda, puede luego
reclamarle al deudor principal que le devuelva lo que ha pagado, colocándose en el
mismo lugar que tenía el acreedor, subrogándose en los derechos de dicho
acreedor (CCC, arts. 914 y 918).
c) Objeto del pago:
Es objeto del pago la prestación (CCC, art. 867). Y el mismo debe ser exacto y fiel.
Para que el pago sea exacto, debe cumplir con algunos requisitos que pasamos a
considerar y que reconocemos como los principios de identidad e integridad del
pago.
Se denomina principio de identidad del pago, el que exige al deudor entregar al
acreedor la misma cosa a cuya entrega se obligó. El acreedor no puede ser
obligado a recibir una cosa por otra, aunque sea de igual o mayor valor (CCC, art.
868). El mismo principio de identidad rige para las obligaciones de hacer, no
admitiéndose la ejecución de otro hecho.
Vinculado también con el objeto del pago se aplica el principio de integridad del
pago: cuando el acto de la obligación no autorice los pagos parciales, no puede el
deudor obligar al acreedor a que acepte en parte el cumplimiento de la obligación
(CCC, art. 869).
Este principio de integridad también se aplica cuando se deben intereses. El
acreedor se puede negar a recibir el pago si el deudor sólo ofrece el capital (CCC,
art. 870).
Recuérdese que todos estos principios se aplican en forma subsidiaria a lo que las
partes acuerden y, por lo tanto, sólo se aplican en caso de falta de acuerdo especial
en contrario.
d) Lugar:
Cuando no se hubiere designado expresa o tácitamente un lugar donde deba
cumplirse la obligación (CCC, art. 873) se ha establecido como regla general que el
lugar de pago es el domicilio del deudor al tiempo del nacimiento de la obligación
(CCC, art. 874). El principio se ha fijado para favorecer la situación del deudor y
facilitar que se libere.
Existen algunas excepciones a este principio general, para facilitar al deudor el
cumplimiento y su liberación: Cuando el objeto del pago es de dar una cosa cierta,
debe entregarse donde éste se encuentra habitualmente (CCC, art. 874 inc. A). Si
se trata de obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo, en el lugar donde
deba cumplirse la obligación principal (CCC, art. 874 inc. B).
Si el domicilio de pago es el del deudor o del acreedor y se mudan, se le da la
opción a la otra parte de reclamar que el pago se haga en cualquiera de los dos
domicilios (el anterior o el nuevo conf. CCC, art. 874).
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e) Tiempo:
¿Cuándo se debe pagar? Las obligaciones puras y simples son de exigibilidad
inmediata. Cuando están sujetas a un plazo determinado (cierto o incierto), se
deben pagar cuando vencen, es decir, cuando acaece el hecho futuro y cierto al
cual se han sujetado (ejemplo: cuando llega el día del vencimiento que se ha
establecido). Las obligaciones sujetas a plazo tácito son exigibles según resulte de
la naturaleza y circunstancia de la obligación. Para las obligaciones sujetas a plazo
indeterminado, el vencimiento se debe fijar judicialmente, conforme ya lo hemos
indicado (CCC, art. 871).
Finalmente, dispone el Código que el pago anticipado no da derecho a exigir un
descuento (CCC, art. 872). Se vincula esto con la presunción que establece la ley,
en el sentido que el plazo es a favor del deudor (CCC, art. 351). Si el plazo es a
favor del deudor, éste está facultado para pagar antes del vencimiento, pero, como
señalamos, no tiene derecho a exigir que el acreedor haga un descuento por pago
anticipado.
f) Recibos (casos especiales):
El pago generalmente se prueba a través de un instrumento escrito firmado por el
acreedor, que se denomina recibo (CCC, art. 896). Se trata de un derecho que tiene
el deudor el de exigir que se le otorgue un recibo (CCC, art. 897).
Apuntamos más abajo algunos casos especiales que se contemplan en la ley,
vinculados con la emisión y entrega de recibos de pago de los que se derivan las
precauciones que deben tenerse al momento de emitir o exigir un recibo.
Advertimos que el deudor está facultado a que se incluyan reservas de derechos en
el texto del recibo no pudiendo negarse el acreedor, pero tampoco perjudicándole
dichas reservas (CCC, 898).
En caso de hacerse esas reservas, una precaución que surge del sentido común, es
exigir al deudor que firme un segundo ejemplar del recibo. Ello le permitirá al
acreedor probar que ha hecho la reserva, para el caso que el deudor lo
desconociera.
Pasamos a enumerar las principales disposiciones del Código sobre el contenido de
los recibos, las cuales están enumeradas principalmente en el art. 899, el cual
contiene una serie de presunciones (aunque las mismas admiten prueba en
contrario, tal como surge del encabezado de dicho artículo):
1°) Pago de saldo: El recibo “por saldo” extingue toda la deuda (CCC, art. 899, inc
A).
2°) Pago en cuotas: Cuando el pago deba ser hecho en prestaciones parciales y en
períodos determinados, el pago hecho por el último período hace presumir el pago
de los anteriores, salvo la prueba en contrario (CCC, art. 899, inc B). Aquí no se
pierde el período o cuota anterior que no ha sido abonada. En este caso sólo se
coloca en cabeza del acreedor la carga de acreditar que los períodos anteriores no
han sido pagados para poder reclamarlos. Si no lo puede probar, funcionará la
presunción legal a favor del deudor y deberá considerarse extinguida la deuda. El
mismo principio se aplica especialmente para los intereses en el contrato de mutuo
o préstamo de consumo (CCC, art. 1527, última parte).
3°) Recibo por capital sin hacer reserva por intereses: El recibo otorgado por el
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acreedor, sin reserva alguna sobre los intereses, extingue la obligación del deudor
respecto de ellos. El principio se extiende a todo recibo que se extienda por el pago
de una prestación principal, respecto a cualquier accesorio (CCC, art. 899, inc. C).
Para mantener viva la obligación de pagar intereses (y accesorios como costas y
gastos), es necesario efectuar una reserva expresa sobre los mismos en el recibo.
En otras palabras, si no se hace reserva por los intereses y accesorios, los mismos
se pierden puesto que la ley presume que se ha renunciado a éstos.
4°) Recibo por capital e intereses: El caso es diferente al anterior. Si se otorga un
recibo por un pago parcial a cuenta de capital e intereses sin indicar las cantidades
de cada rubro, el pago se imputa primero a los intereses (CCC, art. 903)
5°) Si se adeuda daño moratorio: Al recibirse el pago sin hacer reserva por el
rubro daño moratorio, éste se extingue (CCC, art. 899, inc D). La situación es similar
a los intereses que se consideran renunciados si no se cobran y no se hace la
reserva al otorgar el recibo.
6°) Imputación del pago: Las dudas pueden presentarse cuando hay varias
deudas de la misma naturaleza y no alcanza para pagarlas a todas. La ley resuelve
quien es el que elige qué deuda cancelar, y los límites que tiene dicha elección. Y
también resuelve la situación que se presenta frente al caso en que se hubiere
hecho el pago y otorgado un recibo por parte del acreedor sin hacerse imputación a
cuál deuda se ha abonado.
En primer lugar, se dispone que el deudor es quien elige a cuál deuda se imputa el
pago (CCC, art. 900), aunque limita su elección, siempre que no sea deuda ilíquida
(*) o no vencida. También limita la elección indicando que no se puede imputar el
pago a capital si se deben intereses.
En segundo lugar, si el deudor no hace la imputación del pago la ley le atribuye al
acreedor la decisión, bajo las siguientes reglas: debe imputar el pago a una sola
deuda líquida y exigible. Una vez extinguida completamente la primera deuda, debe
imputar el saldo a otra deuda. Si alcanza para extinguirla completamente pasar a
otra y así sucesivamente (CCC, art. 901). Vale decir, no puede imputar el pago a
prorrata de todas las deudas. El único pago parcial será de la última deuda a la que
se impute el pago. Solamente una deuda quedará pagada parcialmente ya que las
demás estarán ya pagadas íntegramente o no pagadas también íntegramente.
Y finalmente, si ninguna de las partes formula la imputación del pago en el recibo, la
ley lo hace (CCC, arts. 902 y 903) disponiendo lo siguiente: Cuando en el recibo no
se expresa a qué deuda se hubiese hecho la imputación del pago, debe imputarse
entre las de plazo vencido, a la más onerosa al deudor (CCC, art. 902, inc A).
La ley no indica las razones por las que una deuda pueda ser considerada más
onerosa que otra. El criterio basado en el texto del viejo Código Civil, hace que
interpretemos que puede ser más onerosa una deuda, o porque lleve intereses o
porque se hubiera establecido una cláusula penal por falta de cumplimiento de la
obligación, o por estar garantizada con prenda o hipoteca. Son criterios
ejemplificativos y habrá que considerar cada situación en particular que pueda
presentarse.
Si las deudas fuesen de igual naturaleza, se imputará el pago a prorrata, es decir,
en forma proporcional a todas (CCC, art. 902, inc. B).
7°) Utilización de títulos de crédito: Quien pretende pagar mediante la entrega de
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La prescripción liberatoria se aplica en todas las ramas del derecho y los plazos han
sido fijados por las leyes. En el Código se ha fijado un plazo genérico de 5 años
cuando no se hubiera previsto uno diferente (CCC, art. 2560). Así por mencionar
algunas, tenemos que el art. 2562 enumera los pedidos y reclamos que prescriben
en el plazo de 2 años como las obligaciones que se devengan en cuotas periódicas
(inc. C); daños derivados del contrato de transporte (inc. D), para las acciones por
fraude y simulación, etc. El reclamo de daños derivados de la responsabilidad civil
prescribe a los 3 años (CCC, art. 2561) y para reclamar por vicios redhibitorios 1
año (CCC, art. 2564 inc A).
Como la prescripción liberatoria no extingue en realidad la obligación, sino el
derecho a reclamar judicialmente el cumplimiento, si el deudor cumple a pesar que
la obligación se encuentra prescripta, el acreedor puede conservar lo que ha
recibido y el deudor no puede reclamar la restitución (CCC, art. 2538). Por eso
decimos que la obligación prescripta subsiste como un deber moral.
Existe otro tipo de prescripción, denominada prescripción adquisitiva o usucapión,
que a diferencia de la que estamos viendo, constituye un medio para adquirir el
dominio de una cosa. A ella nos referimos más adelante, al tratar los derechos
reales haciendo aquí presente que el art. 2532 del Código, sobre la base de un
elemento común, el transcurso del tiempo, ha reunido dos institutos que en realidad
tienen naturaleza distinta.
Como ya se indicó, el plazo de la prescripción empieza a correr en contra del
acreedor a partir del momento en que puede usar las vías legales para ejercer su
derecho y no lo hace. Por lo tanto, el plazo se interrumpe por el ejercicio del
derecho. La presentación de una demanda judicial es el típico acto que interrumpe
la prescripción (CCC, art. 2546 que extiende el efecto a toda petición judicial como
el pedido de un embargo o la iniciación de medidas preparatorias del juicio).
Otro acto que produce la interrupción de la prescripción es el reconocimiento de la
deuda que haga el deudor (CCC, art. 2545), aún en forma tácita, como puede serlo
el que resulta del pedido de refinanciación de deuda que éste dirige al banco
acreedor.
Finalmente, también se prevén causas de suspensión de la prescripción hasta por
el plazo de un año, lo cual se obtiene por medio de una interpelación (*) hecha al
deudor en forma fehaciente (CCC, art. 2541). Fehaciente se interpreta como que no
ofrezca dudas sobre su veracidad. Para ello puede recurrirse a una carta
documento (siempre que sea recibida en su destino) o un acta notarial (son los
principales medios que se utilizan).
7. 3. Otros modos de extinción de las obligaciones
Además de los modos de extinción que hemos visto, el artículo 724 enumera otros
modos por los que las obligaciones se extinguen:
La extinción de una obligación por compensación se produce cuando dos personas
reúnen la calidad de acreedor y deudor recíprocamente. La función de la
compensación es trata de evitar un doble pago, sustituyéndolo por una simple
operación aritmética En estos casos la extinción se produce hasta donde alcance la
obligación menor (CCC, art. 921). Se aplica la compensación principalmente frente a
créditos y deudas dinerarias recíprocas.
La novación es la transformación de una obligación por otra nueva (CCC, art. 933).
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este concepto en la segunda parte del art. 858, que dice que hay rendición de
cuentas cuando se las pone en conocimiento de la persona interesada, cumpliendo
los requisitos que indica en los artículos siguientes.
Desde un punto de vista: económico-contable, es la exposición del resultado
económico de la actividad llevada a cabo por el obligado a rendir cuentas, mediante
asientos o partidas reflejadas en los libros de contabilidad que debe estar
respaldados con los recibos, órdenes, contratos y otros documentos que justifiquen
tal asiento o partidas en el debe o en el haber.
Desde el punto de vista jurídico interesa sobre la rendición de cuentas:
1°) Que se trata de una declaración que hace quien lleva las cuentas sobre una
determinada negociación realizada y la forma en que ha sido ésta concluida;
2°) Esa declaración está materializada en un documento que sirve de prueba de las
operaciones realizadas, el procedimiento seguido y el resultado obtenido, y
3°) Que tendrá efectos jurídicos ya que el resultado determina quien quedará como
deudor y acreedor y en consecuencia quien tendrá derecho a reclamar el pago del
saldo que corresponde a su favor.
b) Sujetos de la obligación:
El Código indica quienes son los sujetos pasivos de la obligación de rendir cuentas,
en el art. 860. Allí se indica que está obligado a rendir cuentas: 1°) quien actúa en
interés ajeno; 2°) quien es parte en una relación de ejecución continuada; y 3°)
quien está obligado por la ley.
c) Naturaleza de la obligación:
La obligación de rendir cuentas se trata de una verdadera obligación de hacer, pero
no es una obligación estrictamente personal o inherente a la persona, y por
consiguiente se trasmite a los herederos.
d) Requisitos:
Si bien no se exige una forma especial y solemne, el art. 859 imponen que la
rendición de cuentas debe ser descriptiva (o instruida como indicaba el viejo Código
de Comercio) y documentada.
Para cumplir la exigencia de ser descriptiva, debe incluir las referencias y
explicaciones razonablemente necesarias para su comprensión (CCC, art. 859, inc.
B).
La jurisprudencia precisa que además de documentada, ha de ser clara y
detalladamente explicativa. Es decir que debe contener una relación circunstanciada
de los hechos y explicaciones sobre la actuación del cuentadante.
En otras palabras no puede hacerse en forma sinóptica, limitada a simples
operaciones aritméticas o de contabilidad; además debe ser acompañada de los
respectivos comprobantes.
Se ha dicho con acierto, que la cuenta deberá bastarse a sí misma, sin necesidad
de recurrir a explicaciones o a documentación no incorporada a la misma. No se
ajusta a la ley por tanto la rendición de cuentas que se pretende cumplir con el
simple envío de un resumen o la puesta a disposición de los libros de contabilidad, o
con la presentación de planillas que solo consignan cifras sin las explicaciones
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necesarias.
Sin embargo, también coincide la doctrina en que el cumplimiento de estos
requisitos no debe ser exigido con rigurosidad y en términos generales para todos
los casos y para todas las partidas (en gastos de poca importancia o con los gastos
de viaje, o cuando la presentación de comprobantes ofrece dificultades por haber
sido anexados a los libros o legajos de contabilidad.
La exigencia de que la rendición de cuentas sea documentada, significa que debe
ser acompañada de los comprobantes de los ingresos y de los egresos, excepto
que sea de uso no extenderlos, y concordar con los libros contables que lleve quien
las rinda (CCC, art. 859, incs. C y D).
Aclara la ley que la rendición de cuentas puede ser privada, excepto si la ley
dispone que debe ser realizada ante un juez (CCC. art. 860, última parte).
e) Oportunidad:
La rendición de cuentas deberá efectuarse al terminar cada negociación y si se
tratara de transacciones de curso sucesivo, se hará al fin de cada año calendario
(CCC, art. 861). Las partes obviamente pueden convenir plazos diferentes.
f) Aprobación:
En la práctica, el procedimiento de arreglo extrajudicial (privado) de cuentas, se
suele llevar a cabo entregando o enviando las cuentas por duplicado al dueño del
negocio, con los respectivos comprobantes. Este puede aceptarlas expresamente,
lo que hace devolviendo el duplicado conformado y firmado al pie. O tácitamente
dejando transcurrir el término legal de 30 días desde la recepción de la cuenta (CCC
862), sin formular observación alguna judicial o extrajudicial. Recuérdese que
conforme lo dispone el art. 263, el silencio es igual a aprobación cuando hay
obligación legal de explicarse.
Tratándose de cuentas que se rinden periódicamente, la aceptación de las
correspondientes a un período, sin salvedad alguna, presupone que las de los
períodos anteriores han sido rendidas a satisfacción (argumento: CCC, art. 899, inc
B).
En cuanto al término de 30 días del art. 862, la doctrina indica que se trata de una
presunción iuris tantum. Pero la prueba en contrario versa sobre alguna
imposibilidad moral o física de formular observaciones en el término acordado y no
sobre el propósito de plantear dichas observaciones.
Sin perjuicio de ello, vencido el plazo de 30 días de dicho artículo, puede pedirse la
rectificación de errores de cálculo o de registración. Se establece para ello un plazo
de caducidad de un año de recibida la rendición (CCC, art. 862).
Finalmente, si bien la ley no lo aclara, en caso que las cuentas sean impugnadas
solo parcialmente, las partidas que no han sido observadas deberán ser tenidas por
aprobadas.
g) Impugnación:
Una vez presentada la rendición de cuentas, el dueño del negocio está obligado a
expresar las observaciones que considere pertinentes, dentro del término de 30
días.
Ha precisado la jurisprudencia que dichas observaciones deben ser determinadas y
20 Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones
Bibliografía
ALTERINI, Jorge H. (director) y otros: Código Civil y Comercial comentado. Tratado
exegético, La Ley Bs. As., 2015.
CURÁ, José María (director) y otros: Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, Orientado a contadores, La Ley Bs. As., 2014.
RIVERA, Julio C., MEDINA, Graciela (directores) y otros: Código Civil y Comercial
de la Nación comentado, La Ley, Bs.As. 2014.
Glosario
Acción directa: Facultad conferida a los acreedores, para reclamar en su beneficio
el cobro de lo que un tercero debe a su deudor, hasta el límite de su crédito (CCC,
art. 736). Se aplica en casos como el contrato de seguro, donde la víctima reclama
el crédito que tiene en contra del asegurado, en contra de un tercero, en este caso
la compañía de seguros, en forma directa. Esto es, sin reemplazar a su deudor (el
asegurado).
Acción subrogatoria: Facultad conferida a los acreedores, en virtud de la cual
pueden reemplazar a su deudor para gestionar los derechos que éste ha
abandonado. Tiende a prevenir que el deudor, en vez de intentar cobrar los créditos
que tiene se niega, para evitar que entren en su patrimonio. Se encuentra
establecida en el art. 739 del Código Civil y Comercial.
Caso fortuito: Acontecimiento que no ha podido preverse o, que previsto, no ha
podido evitarse que produce el incumplimiento de una obligación.
Cheque cancelatorio: Instrumento emitido por el Banco Central de la República
Argentina que sirve como uno de los medios idóneos para la cancelación de
obligaciones de dar sumas de dinero sin la limitación a las transacciones en efectivo
establecidas por las leyes 25345 y 25413. Se ha limitado a dos el número de endosos
imponiéndose que deben certificarse su firma.
Condición: Modalidad de un acto jurídico. Se utiliza también esta palabra con las
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