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NOCIONES GENERALES
Es por demás clara la nota del Codificador colocada en el Libro Segundo, Sección
Primera, parte Primera del Código Civil Argentino: “De las Obligaciones en General”,
donde critica la metodología del código francés y todos los de Europa y América que lo
imitaron, puesto que citando a Zachariae: “Nada mas vicioso que el método seguido
por los redactores del Código...Era evidente que para proceder con orden, debieron
abrazar en un solo título todas las obligaciones en general; pero los redactores del
Código, al contrario han comenzado por dividir la materia de las obligaciones en
general, en dos títulos: el uno de las obligaciones convencionales, y el otro de las
obligaciones que se forman sin convención; y como para disimular la unidad natural
de la materia que sometían a esta división ilógica, han afectado reservar el nombre de
obligación para las que resultan de los contratos, dando a las otras el nombre de
engagement, como si no fuesen palabras sinónimas...”.-
Vélez Sarsfield, en cambio dividió a la materia que nos ocupa en tres secciones:
Sección primera: De las Obligaciones en General y de la Extinción de las Obligaciones;
Sección Segunda: De los Hechos y Actos Jurídicos que producen la adquisición,
modificación, transferencia o extinción de los derechos y obligaciones y Sección
Tercera: De las Obligaciones que nacen de los Contratos.-
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Libro Segundo:
De los Derechos Personales en las Relaciones civiles
De tal manera, es clara la intención de Vélez Sarsfield de hacer una Teoría de las
Obligaciones con abstracción de las circunstancias que les dieron origen, donde se
analizan (con mayor o menor rigor metodológico) en 23 títulos todos los temas de las
obligaciones en general: elementos, efectos, clasificación y extinción, para luego
analizar las tres causas mas importantes de las obligaciones: los hechos y actos jurídicos
en general, los actos ilícitos y los contratos.-
El 1ro de agosto de 2015, entró en vigencia en nuevo código Civil y Comercial (ley
26994) que divide nuestra materia de la siguiente forma:
Libro Tercero:
Derechos Personales
Título 1ro. Título 2do. Título 3ro. Título 4to. Título 5to.
Obligaciones Contratos en Contratos de Contratos en Otras fuentes
en general general consumo particular de
obligaciones
CONCEPTO DE OBLIGACIÓN
Sostiene el jurista Ortolán: “En esta especie de derechos (se reifiere a la obligación o
derecho personal) figura siempre una persona como sujeto activo y otra como sujeto
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individualmente pasivo del derecho. Esta última se halla en una especie de relación
de dependencia con respecto a la otra: está en cierto modo unida y ligada la primera
para la ejecución del derecho de que es pasiva. Los términos están tomados de la
misma figura de lenguaje. Se trata siempre de un lazo o vínculo: obligare (de ob, y
ligare, ligar)”.
Mas adelante el mismo autor señala: “La definición del derecho personal, y el lenguaje
jurídico que a él se refiere casi en todas sus palabras, están tomados, según ya hemos
observado, de la misma figura. Se trata siempre de una ligadura, de un vínculo (iuris
vinculum) que sujeta una persona a otra. La palabra obligación no es un término del
antiguo derecho de los Quirites, no se la encuentra en ningún fragmento de las Doce
Tablas, ni en ningún vestigio del lenguaje jurídico de aquellos tiempos: pertenece a
una época posterior. La expresión antigua parece haber sido nexum o nexus (de
nectere, anudar): la figura es siempre la misma...”
Y con este criterio de sujeción es que las Institutas del Emperador Justiniano (libro III
título XIII “De Obligationibus” insertaron en su texto la definición del jurisconsulto
Florentino:
Alterini, Ameal y López Cabana la definen del siguiente modo: “Relación jurídica en
virtud de la cual un sujeto (deudor) tiene el deber jurídico de realizar a favor de otro
(acreedor) determinada prestación”.
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Según Alterini, Ameal y López Cabana hay dos características en las definiciones que
hemos transcripto que dan a la relación jurídica obligatoria un carácter típico que la
diferencian nítidamente de otras relaciones jurídicas: uno es la deuda, que tiene un
contenido patrimonial pues recae sobre bienes susceptibles de valor y otra es que el
deudor sujeta su patrimonio a la satisfacción del crédito del acreedor, esto es la
coerción, es decir el derecho que tiene el acreedor para ocurrir ante la Justicia y obtener
forzadamente el cumplimiento por parte de su deudor renuente, obtener tal
cumplimiento por un tercero a costa del deudor, o para obtener del deudor las
indemnizaciones correspondientes (art. 505 del Código Civil).-
La definición parecería diferenciar dos elementos que no todos los autores están de
acuerdo en diferenciar, que son la prestación, por un lado y la satisfacción del interés
del acreedor, por el otro, marcándose claramente que la prestación es una actividad del
deudor (“el acreedor tiene el derecho a exigir del deudor una prestación”) y que la
satisfacción del interés pertenece al acreedor (“destinada a satisfacer un interés lícito”).
Diferencia que es importante marcar puesto que el deudor puede cumplir con la
prestación y a pesar de todo el acreedor no satisfacer su interés (ej. Contrato médico); a
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la inversa hay obligaciones (las que no son inherentes a la persona) en las que a pesar
que el deudor no cumplió con la prestación, el acreedor (con auxilio judicial o mediante
la intervención de un tercero) puede satisfacer dicho interés (obl. de escriturar).
Claramente lo prevé el art. 730 (equivalente al actual 505) que establece cuáles son los
efectos de las obligaciones con relación al acreedor, entre los que figura la posibilidad
de obtener el cumplimiento por un tercero a costa del deudor. Tal diferencia se refuerza
en la última parte de la definición cuando dice que si el deudor incumple la prestación,
el acreedor puede obtener la satisfacción del interés forzadamente. Entiendo que lo que
el acreedor puede obtener forzadamente es el cumplimiento de la prestación, si es
posible en cabeza del deudor o de un tercero y al acreedor todavía le interesa el
cumplimiento en especie; si no, su expectativa es a la obtención de las indemnizaciones
correspondientes (art. 730), cuando el cumplimiento en especie es imposible o si ya no
le interesa tal cumplimiento en especie (ej. Obligaciones de plazo esencial).-
Esto se ve reforzado en el art. 865 que define al pago como “el cumplimiento de la
prestación que constituye el objeto de la obligación”, definición sustancialmente
idéntica a la del art. 725 del código actual;
Observo de todos modos que no todo incumplimiento del deudor otorga al acreedor el
derecho a obtener forzadamente la satisfacción de su interés, o la indemnización de
daños. Primero porque el incumplimiento puede ser inimputable, situación que libera al
deudor y extingue la obligación (art. 955 y 1732 imposibilidad de cumplimiento; 1730
caso fortuito).Segundo porque hay casos en que a pesar de que el deudor haya
incumplido imputablemente la prestación, es imposible que el acreedor satisfaga, aún
forzadamente, su interés, pues el incumplimiento fue por ejemplo, la pérdida de la cosa
cierta que debía entregarse y el acreedor no acepta la entrega de otra cosa distinta, (art.
868 identidad) o al acreedor ya no le interesa el cumplimiento tardío (en las
obligaciones de plazo esencial), o la obligación era inherente a la persona del deudor (en
cuyo caso la persona del deudor es esencial para el cumplimiento) y este se niega a
cumplir o el incumplimiento implicó la muerte o una lesión permanente del acreedor
(accidente de tránsito), todos casos en los que, obvio resulta decirlo, el acreedor ya no
puede satisfacer su interés, sino que su expectativa (o la de sus herederos) es a la
obtención de una reparación de los perjuicios sufridos, situación que debió estar
contemplada en la definición.-
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