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Capítulo 7

Contratos
Sumario: PARTE TERCERA: Los contratos típicos más usuales: 1. Compraventa. 1.1 Concepto. 1.2
Caracteres. 1.3. Precio. 1.4. Cosa. 1.5. Compraventa de inmuebles y boletos de compraventa. 1.6.
Compraventa de cosas muebles. 1.7. Cláusulas en las ventas internacionales. 1.8. Cláusulas que pueden
ser agregadas al contrato de compraventa. 2. Cesiones. 3. Locación. 3.1. Disposiciones para
locaciones de toda clase de cosas. 3.2. Locaciones de inmuebles. 4. Contratos de obra y servicios. 5.
Mandato. 6. Fianza. 7. Otros contratos nominados. 7.1. Donación. 7.2. Depósito. 7.3. Mutuo. 7.4.
Comodato. 7.5. Permuta.
PARTE TERCERA: Los contratos típicos más usuales
El legislador ha regulado distintos tipos o modelos de contratos. En el Código Civil y
Comercial podemos encontrar los contratos más usuales, como los de compraventa,
permuta, donación, cesión de créditos, mandato, depósito, mutuo, comodato, etc. A
ellos se suman los contratos propios de la actividad mercantil y empresaria como el
corretaje, agencia, concesión, suministro, contratos bancarios, etc.
Son especies de modelos que sirven para programar las cláusulas contractuales y
suplir lo que las partes no hubieren previsto de una manera especial. La regulación
legal resulta una buena ayuda para los contratantes que no tienen que prever, en el
momento de contratar, todas las cláusulas y reglas que ya están previstas por la ley.
Ello otorga un marco de mayor seguridad jurídica y facilita la celebración de estos
contratos típicos sobre la base de las cláusulas ya previstas por el legislador.
Sin embargo, en algunos casos, esos modelos no se adaptan a las necesidades de
los contratantes, que son libres para utilizar total o parcialmente o directamente
apartarse completamente de la regulación legal o de las cláusulas contractuales
previstas por el legislador (a las que hemos caracterizado como elementos naturales
del contrato). Esto último es lo que ha sucedido en los negocios que van
apareciendo como consecuencia de las nuevas realidades económicas y avances de
la tecnología.
Los contratos regulados por la ley son calificados como “típicos” y los que no, como
“atípicos”.
Algunos contratos que no habían sido previstos por la legislación (y por lo tanto
atípicos), se van repitiendo en la realidad social, cobrando con el tiempo una
importancia tal, que el legislador decide regularlos legalmente. En estos casos se
convierte un contrato atípico en uno típico, como sucedió con el contrato de leasing,
que no estuvo regulado en nuestra legislación hasta el año 1994 (lo reguló en ese
año la ley 24441 luego la ley 25248 que modificó la anterior y actualmente se
incorporó al CCC en los arts. 1227 y sigtes.).
A continuación, nos referiremos sintéticamente a los principales tipos contractuales
más usuales o clásicos, a los que denominamos de esta manera por ser los que han
sido regulados tradicionalmente por el Derecho Civil desde la antigüedad. Son
contratos propios de la vida cotidiana y que celebra usualmente cualquier persona
en el marco de la convivencia social. Damos prioridad y mayor extensión en nuestra
consideración a los contratos que resultan más cercanos a la práctica empresaria.
Vale aclarar que el contrato económicamente más importante desde que se inventó
la moneda, que es la compraventa de mercaderías, se encuentra hoy regulado como
un capítulo especial dentro del contrato de compraventa (el CCC regula la
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compraventa de cosas muebles utilizando los antecedentes legislativos y usos y


costumbres mercantiles).
Optamos por tratar la compraventa de cosas muebles aquí, junto con las demás
compraventas, y no con los demás contratos de empresa a los que dedicamos un
capítulo especial más adelante.
1. Compraventa
1.1 Concepto
Con la aparición de la moneda, este contrato reemplazó al trueque o “permuta”, que
es el compromiso de cambiar cosa por cosa y que hoy sigue las mismas reglas que
la compraventa (CCC, art. 1172). Desde el punto de vista económico, la
compraventa es el contrato más importante que existe y el más repetido en número.
El Código contiene una definición elemental de este contrato. Dice que hay contrato de
compraventa cuando una persona se obliga a transferir una cosa a otra y ésta a pagar
por ella un precio cierto en dinero (CCC, art. 1123).
De la definición se deduce que para que exista este tipo de contrato se requieren
dos elementos esenciales: 1°) Una cosa cierta, que una persona denominada
vendedor, se compromete a entregar; y 2°) Precio determinado o determinable, que
otra persona llamada comprador se compromete a pagar.
Era denominado como “compra y venta” en el Código Civil, “compra-venta” por el
Código de Comercio y “compraventa” por la mayor parte de la doctrina. La última es la
denominación que ahora toma el Código Civil y Comercial. Aunque vale destacar que
no interesa el nombre que las partes puedan darle -a este o cualquier contrato-. Lo que
interesa es la verdadera naturaleza del contrato, ya que ella es la que marca las reglas
que corresponde aplicar al mismo.
Un ejemplo absurdo pero muy claro: Si a un contrato, que en realidad es una
compraventa, lo llamamos “adopción”, no por ello dejará de ser una compraventa,
debiendo aplicarse por lo tanto las reglas de este contrato (y no –obviamente- las
reglas de la adopción).
1.2 Caracteres
Estamos frente a un contrato típico, bilateral, oneroso, conmutativo, no formal, excepto
para los inmuebles, buques, fondos de comercio, automotores, aeronaves y caballos
pura sangre, que son formales por así haberlo impuesto las leyes que regulan sobre
estos bienes.
Vinculado con su carácter puramente consensual que tiene la regulación legal del
contrato (ha desaparecido de la ley la categoría de contratos reales, que eran los que
se perfeccionaban con la entrega de la cosa objeto del contrato), vale tener en cuenta
que es un contrato declarativo y no traslativo de derechos. Esto significa que, para que
el comprador adquiera la propiedad de la cosa y el vendedor la propiedad del dinero,
es necesaria la “tradición” o entrega de la cosa y el dinero. En otras palabras: la
celebración del contrato no convierte al comprador en dueño de la cosa ni al vendedor
en dueño del dinero, sino hasta el momento en que sean entregados. El contrato
solamente sirve de título para trasmitir el dominio (conf. CCC, art. 1892). La tradición o
entrega de la cosa es el modo de trasmitir el dominio.
El contrato de compraventa ha sido diseñado legalmente como un intercambio de
promesas, es decir, para que exista compraventa resulta suficiente que vendedor y
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comprador sólo prometan entregarse cosa y dinero respectivamente. Aunque la


realidad nos muestra numerosos intercambios de cosa por precio, en los que no
existen en verdad promesas ni la intención de los contratantes de prometer alguna
prestación para el futuro. Son las denominadas compraventas “al contado” o
compraventas “manuales” para hacer referencia al cambio inmediato y de mano a
mano que realizan las partes. Estas relaciones, a pesar de ser diferentes a las que
estamos considerando, también se rigen por las reglas de la compraventa.
El Código tiene normas generales para todas las compraventas y reglas especiales
para la compraventa de cosas muebles (CCC, arts. 1142 a 1162). También se han
incluido algunas reglas sobre los boletos de compraventa de inmuebles (CCC, arts.
1170 y 1171).
En los puntos siguientes consideramos en particular los dos elementos fundamentales
de este contrato que son: precio y cosa. Aquí sintetizamos las principales obligaciones
que genera este contrato.
Para el vendedor: a) Entregar o hacer “tradición” de la cosa; b) Transferir la propiedad
de la cosa vendida, cuando ello sea necesario además de la entrega, como por
ejemplo firmar la documentación correspondiente (CCC, art. 1137); c) Pagar los gastos
de entrega y transferencia (CCC, art. 1138); d) Pagar los tributos que graven la venta;
e) Recibir el precio: f) Garantizar por vicios ocultos y evicción.
Para el comprador: a) Pagar el precio; b) Colaborar con el vendedor recibiendo la cosa
y la documentación correspondiente y realizar los actos correspondientes para que el
vendedor pueda cumplir (CCC, art. 1141); c) Pagar los gastos de recibo de la cosa.
1.3. Precio
Dos requisitos deben cumplirse para que exista el precio, como elemento esencial de
la compraventa:
1°) En dinero:
En primer lugar el precio debe ser en dinero (CCC, art. 1123). Cuando en lugar de
entregarse dinero se cambia una cosa por otra cosa, estamos frente a un contrato de
permuta (CCC, art. 1172).
Cuando se pague en parte con una cosa y en parte con dinero, se trata de una
permuta si es mayor el valor de la cosa y compraventa en caso contrario (CCC, art.
1126).
Si el precio se establece en moneda extranjera, debe considerarse al contrato como
una permuta, ya que el Código considera a esta obligación como dar cantidades de
cosas y no como de dar dinero (conf. CCC, art. 765). Téngase presente que el deudor
puede liberarse entregando moneda de curso legal, en lugar de la moneda extranjera,
por permitirlo así de manera expresa el Código (CCC, art. 765, última parte), aunque
ello no lo convierte en compraventa ya que es una opción que da la ley a favor del
deudor de moneda extranjera.
2°) Determinación
El precio debe ser determinado o determinable. El Código contempla diversas
posibilidades para su determinación. Desde la forma más usual que se presenta
cuando las mismas partes fijan la suma de dinero, pasando por dejar la fijación del
precio al arbitrio de un tercero (se trata en este caso de una condición a la que se
somete el contrato) o mediante algún procedimiento que las partes hubieran
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establecido para fijarlo (CCC, art. 1133). Hay muchos productos que se cotizan en
bolsas y mercados de valores que sirven a los contratantes como parámetros para
determinar el precio de las cosas vendidas, lo cual está permitido por el artículo
comentado.
Por último, se suele agregar a los dos requisitos anteriores que el precio debe ser
serio, no siendo tal el precio ficticio o precio simulado (*), ni el precio irrisorio (*). En
cambio. sí se considera serio al precio vil (*) sin perjuicio que en este caso el contrato
puede verse afectado por el vicio de lesión (CCC, art. 332) al que nos hemos referido
en un capítulo anterior (ver: vicios de la voluntad).
1.4. Cosa
Pueden ser objeto del contrato todas las cosas (*), salvo prohibiciones por las personas
o por las propias cosas. Un crédito no es una cosa y por lo tanto no podría ser objeto
de un contrato de compraventa, sino de otro contrato (cesión de créditos).
Ejemplos de estas prohibiciones legales que se vinculan con las situaciones de
algunas personas o de algunas cosas son las siguientes: a un juez se le impide adquirir
bienes correspondientes a litigios en los que hubiere intervenido y a un corredor (*)
adquirir para sí cosas que se le ha encargado negociar (para mayor ilustración se
pueden ver las prohibiciones que enumera el art. 1002 del CCC). Tampoco podrían
venderse alucinógenos, uranio enriquecido, ni un misil militar, lo que está prohibido por
la propia naturaleza y peligrosidad de estos elementos (CCC, arts. 234 y 1004).
Los requisitos que deben tener las cosas para poder ser objeto del contrato de
compraventa son: 1°) Determinación: La cosa debe estar determinada o ser
determinable; 2°) Deben ser enajenables, o sea cosas que estén en el comercio
(CCC, art. 234) y cuya enajenación no estuviere prohibida. 3°) Existencia: no puede
ser objeto del contrato una cosa que no puede jamás existir. Sí pueden serlo las cosas
futuras (CCC, art. 1131), como una cosecha, en cuyo caso el contrato está sometido a
una condición (que la cosa efectivamente llegue a existir) y se convierte en un contrato
aleatorio.
Si el contrato tiene por objeto el cambio de bienes inmateriales por precio, estamos
frente a un contrato diferente a la compraventa, que se llama cesión de derechos, al
cual nos referimos en otro punto más adelante. Sin embargo, cuando esos derechos se
encuentran instrumentados en un título valor, el contrato que tiene por objeto trasmitir
su titularidad se rige por las reglas de la compraventa (CCC, art. 1124, inc. B). El
tratamiento legal de esta categoría especial de derechos (denominados títulos de
créditos, títulos circulatorios, papeles de comercio o títulos valores) se hace equivalente
al de las cosas muebles.
Por último, vale tener presente que el Código permite la compraventa de cosa ajena a
la cual declara válida, indicando al respecto que el vendedor se obliga a trasmitir o
“hacer trasmitir” (por el dueño que es un tercero), su dominio al comprador (CCC, art.
1132 que remite al art. 1008).
1.5. Compraventa de inmuebles y boletos de compraventa
La mayor parte de los contratos de compraventa tienen por objeto bienes muebles y
son realizados en forma masiva en el ámbito de la actividad comercial y empresaria.
El otro ámbito que reviste una fundamental importancia económica, se encuentra en la
compraventa de inmuebles, actividad que históricamente estuvo apartada de los
negocios mercantiles y de sus reglas, situación que ha ido cambiando con el tiempo.
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Igualmente, se presentan algunas particularidades que exigen reglas diferentes para la


compraventa de inmuebles, la cual ha sido contemplada por el Código.
Distinguen a la compraventa inmobiliaria las siguientes reglas especiales:
1°) El contrato debe ser celebrado en escritura pública salvo las adquisiciones
efectuadas en remate judicial o administrativo (CCC, art. 1017, inc. A).
2°) La escritura (o el acta de remate) debe ser inscripta (CCC, art. 1890). La inscripción
debe hacerse ante el registro de propiedades que establezca cada provincia. En
Córdoba se denomina Registro General de la Provincia, cuya organización y
funcionamiento se rige por la ley provincial 5771 que reglamenta la ley nacional 17801
(anexa al Código). La registración es el modo de trasmitir el dominio de los inmuebles
(y también la demás cosas que entran en la categoría de registrables, conf. CCC, art.
1892).
3°) La inscripción registral inmobiliaria sirve para hacerla oponible a terceros (CCC, art.
1893) y resulta sumamente útil para otorgar mayor seguridad jurídica a los negocios
inmobiliarios. No solamente se registran las compraventas, sino todo acto que se
vincule con el dominio y otros derechos reales sobre los inmuebles, como los
gravámenes y medidas cautelares como los embargos.
4°) El sistema de registro y principios registrales inmobiliarios, son impuestos por la ley
17801, complementaria del Código, como el principio que se ha denominado “tracto
sucesivo” (ley citada, arts. 15 y 16) que impone que se conserve el encadenamiento de
las inscripciones, en forma sucesiva y concordante de unas con otras.
En la práctica, es común que se acuerden los elementos de una compraventa
inmobiliaria sin que se cumpla con las formas exigidas por la ley (escritura pública e
inscripción registral) y que denomine a ese acto como “boleto de compraventa”.
En consecuencia, se denominan boletos de compraventa a los contratos que tienen
por objeto la venta de un inmueble, pero que no son hechos mediante escritura pública.
Si bien los mismos no valen como contrato de compraventa de un inmueble por no
cumplir con la forma solemne dispuesta por la ley (CCC, art. 1017, inc. A), sirven como
contrato que obliga a las dos partes a otorgar dicha escritura pública (CCC, art. 1018).
Se considera a dicha obligación de escriturar, como una obligación de hacer que las
partes tienen recíprocamente. Por lo tanto, si alguna de las partes se niega a escriturar
–ambas están obligadas a hacerlo-, puede ser obligada a ello utilizando los medios
legales, es decir, puede ser demandado judicialmente por la escrituración. Y si aún así
no cumple, puede ser reemplazado en la firma de la escritura por el juez que interviene
en la causa (CCC, art. 1018).
La ley protege de manera especial a los adquirentes de inmuebles por boleto de
compraventa, otorgándoles prioridad a sus derechos sobre los embargantes (o quienes
han obtenido otras medidas cautelares), en sus reclamos en contra del titular registral
del inmueble. El art. 1170 del Código establece los requisitos para gozar de esa
prioridad y que podemos sintetizar: vínculo con el titular registral, pago del 25 % del
precio, fecha cierta anterior, y posesión o inscripción registral. De allí la importancia de
la posesión en estos casos.
También se declara el boleto de compraventa oponible al concurso o quiebra del
vendedor fijándose en el art. 1171 del Código las condiciones necesarias para ello, que
son básicamente tener fecha cierta (*), posesión o inscripción registral y haber
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abonado por lo menos el 25 % del precio, ya que confiere al adquirente un grado de


oponibilidad a terceros que resulta de mucha importancia práctica.
1.6. Compraventa de cosas muebles
Las reglas mercantiles han copado la regulación sobre las compraventas de cosas
muebles en el Código. Tradicionalmente, el comercio ha sido considerado como
intermediación en la compraventa de mercaderías y las reglas mercantiles forjadas por
los usos y costumbres han sido adoptadas hoy como derecho común al incorporarse al
Código. El antecedente más inmediato se encuentra en el Código de Comercio
derogado.
Se establecen en el Código una serie de reglas especiales para la compraventa de
cosas muebles, que se aplican con exclusión de las otras reglas generales de la
compraventa y que a continuación sintetizamos:
1°) Precio no señalado: Se toma el precio que nosotros llamamos “de mercado” o
como lo indica el Código: el que surge del tráfico mercantil (conf. CCC, art. 1143).
2°) Peso, número y medida real y peso neto: Cuando el precio se fija por peso, número
y medida de las cosas se tomará conforme al real y al peso neto (CCC, art. 1144).
3°) Factura: El vendedor debe entregar al comprador una factura. Si los usos no
imponen el otorgamiento de factura el vendedor debe entregar al comprador un
documento que acredite la venta (como sería una compraventa no mercantil de una
cosa mueble usada). Si no consta el plazo de pago se supone que la venta es al
contado (CCC, art. 1145).
4°) Plazo de entrega de la cosa y pago del precio: Se fija en 24 horas desde la
celebración del contrato (CCC, art. 1147). Téngase presente que los plazos se cuentan
en la forma establecida por el art. 6 del Código. El precio debe pagarse en el mismo
acto de entrega de las cosas, teniendo derecho el comprador a examinarlas (CCC, art.
1152).
5°) Lugar de entrega de la cosa: El fijado en el contrato, por los usos, por las
particularidades del contrato o el lugar donde se encontraba la cosa al momento del
contrato (CCC, art. 1148).
6°) Entrega simbólica de las cosas: La entrega o tradición de la cosa vendida puede
hacerse mediante la intervención de terceros, como por ejemplo por titulares de
empresas de depósito o transportistas (CCC, arts. 1149 y 1151). Si bien no existe en
estos casos una entrega material o real de la cosa, hay una entrega jurídica en la
medida que el derecho de dominio de la cosa se representa y transfiere con la
transferencia de ese documento (certificado de depósito, carta de porte, etc.).
7°) Entregas anticipadas subsanables: Facultad del vendedor a subsanar defectos de
cantidad y calidad antes del vencimiento (CCC, art. 1150).
8°) Compraventa sobre muestras o calidad conocida (cosas adecuadas al contrato): El
vendedor solamente cumple su obligación si entrega la mercadería que coincide con la
muestra o calidad conocida (CCC, arts. 1153 y 1154). El comprador debe informar de
inmediato al vendedor (CCC, art. 1158) y si las partes no se ponen de acuerdo, debe
pedirse la designación de un perito arbitrador para que resuelva en el plazo de 30 días
(CCC, art. 1157).
9°) Vicios aparentes: Cuando las cosas se entregan en fardos o bajo cubiertas que
impiden su examen, el comprador puede reclamar por diferencias en cantidad y calidad
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dentro de los 10 días de recibidas (CCC, art. 1155). Si el comprador revisó la


mercadería al momento de la entrega y no hizo reserva, ya no podrá reclamar.
10°) Compraventa a prueba o a satisfacción del comprador: Las partes condicionan el
contrato a que el comprador pruebe o deguste las cosas vendidas. El silencio del
comprador por 10 días hace que se tenga por perfeccionado el contrato (CCC, art.
1160).
11°) Cláusula “pago contra documentos”: Sirve para independizar la obligación de pago
de la entrega de la mercadería. Si se agrega esta cláusula, el comprador no puede
negarse al pago por ninguna razón vinculada con las mercaderías. Solamente puede
negarse si la documentación es errónea. La cláusula “aceptación contra documentos”
sirve para comprometer al comprador a pagar desvinculando también el compromiso
de pago a la entrega de la mercadería. Estas cláusulas permiten que la mercadería sea
pagada por un banco, que se le limita a controlar la documentación (generalmente
factura), y no se compromete con el resto de las obligaciones asumidas por las partes
(CCC, art. 1162)
1.7. Cláusulas en las ventas internacionales
A los fines de solucionar algunos de los problemas que generan los contratos de
compraventa internacionales, la Cámara de Comercio Internacional, con filiales en casi
todos los países (incluida la Argentina), ha diseñado las “Incoterms” (*) que se vienen
aplicando desde hace décadas con notable eficacia en la práctica y rigen como un
uso comercial.
El Código ha ratificado su uso en el art. 1161, indicando que se aplican aun en caso
de no tratarse de una compraventa internacional.
La última versión de estas cláusulas es del año 2000. Se trata de cláusulas que
permiten acordar, con un simple código de tres letras, un gran número de
obligaciones típicas de los contratos internacionales. En general, se vincula cada
letra a la iniciar de una palabra en inglés de la cual deriva la distribución de
obligaciones para cada uno de los contratantes y se colocan después del precio de
la mercadería. Por ejemplo: “U$S 150 CIF” o “U$S 150 FOB”.
Se han regulado trece cláusulas, subdivididas en cuatro grupos, según la primera
letra. A título de ejemplo, nos referimos a las dos utilizadas en el ejemplo anterior.
La cláusula FOB, proviene de “free on board" o “franco a bordo”, significa que el
precio de la mercadería incluye la responsabilidad del vendedor hasta que la
mercadería pase la borda del buque (se utiliza en los casos en que la mercadería
sea trasportada por vía marítima o fluvial e incluye los gastos hasta la carga de la
mercadería a bordo del buque).
La cláusula CIF proviene de “cost, insurance and freight” o “costo seguro y flete”
significa que el precio de la mercadería incluye, además de su costo, el seguro y
flete hasta su lugar de destino. En la práctica, se indica en el contrato el precio de la
mercadería y a continuación la cláusula de tres letras que se aplicará. La cláusula
opuesta es “EXW” que proviene de “ex work” o “en fábrica”, e implica que el precio
indicado corresponde a la mercadería recogida por el comprador en la fábrica, no
incluyéndose el transporte de la misma.
Estas cláusulas se aplican no solamente por decisión de las partes sino también por
exigencia de los bancos y entidades que intervienen en el comercio internacional.
Dichas entidades normalmente requieren que se incluya en el contrato una remisión
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expresa a la aplicación de estas reglas. Pero aún si no lo hicieran expresamente en


el contrato, las reglas se aplican ya con el valor de una costumbre internacional.
1.8. Cláusulas que pueden ser agregadas al contrato de compraventa
Entre las numerosas cláusulas que pueden agregarse libremente a un contrato de
compraventa se encuentran algunas que suelen utilizarse reiteradamente y que el
Código ha regulado:
Pacto de retroventa es aquel por el cual el vendedor se reserva el derecho de
recuperar la cosa vendida contra restitución del precio (CCC, art. 1163 que lo trata
como un contrato sometido a condición resolutoria).
Pacto de reventa es aquel por el cual el comprador se reserva el derecho de devolver
la cosa comprada obligando al vendedor a restituir el precio (CCC, art. 1164).
Pacto de preferencia es aquel por el cual el vendedor tiene derecho a recuperar la
cosa con prelación a cualquier otro adquirente si el comprador decide enajenarla
(CCC, art. 1165).
2. Cesiones
Nuestra ley regula el contrato de cesión de derechos definiéndolo de manera muy
simple, como aquél en que una de las partes (el cedente) transfiere a la otra un
derecho. Si la contraprestación a cargo de la otra parte (cesionario) consiste en
dinero se aplican las reglas de la compraventa, si se entrega un bien las reglas de la
permuta y, si no hay contraprestación, las reglas de la donación (CCC, art. 1614).
La circulación económica o transferencia de los créditos es regulada mediante la
figura del contrato de cesión de créditos, que queda absorbida por la cesión de
derechos (los créditos son una clase de derechos).
Adelantamos que en materia comercial existe una forma especial de transmitir
créditos que están instrumentados en papeles de comercio o títulos valores (*) como
un cheque o un pagaré. Nos estamos refiriendo al endoso (*), que tiene un régimen
especial propio y mucho más simple que la cesión de créditos.
También se permite para algunos de esos títulos, que puedan emitirse y circular con
la modalidad denominada “al portador” que posibilita que la transmisión se haga por
la simple entrega del documento, lo cual es aún más simple que la modalidad del
endoso. Volveremos sobre estas modalidades en el capítulo correspondiente a los
títulos valores o títulos de crédito.
El comentario se vincula con la tendencia a despersonalizar los créditos de la
persona del acreedor, permitiendo que los mismos circulen económicamente,
transmitiéndose los derechos sin que tenga importancia a quien se traspasan.
Pueden ser objeto del contrato de cesión todo tipo de derechos, salvo prohibición
legal o convencional (CCC, art. 1616).
Es un contrato formal, porque debe celebrarse por escrito. Y si se trata de derechos
hereditarios, litigiosos o que consten en una escritura pública, la cesión debe ser
hecha por escritura pública (CCC, art. 1618). Puede ser gratuito u oneroso y
correlativamente unilateral (si es gratuito) o bilateral (si es oneroso).
El contrato de cesión tiene por efecto transmitir la propiedad o titularidad de un
derecho entre cedente y cesionario, es decir es traslativo de derechos (a diferencia
de la compraventa que como ya indicamos es declarativa de derechos).
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Entre partes se produce la transferencia de derechos cuando se perfecciona el


contrato. Pero para hacer la cesión oponible a terceros, se exige notificación al
cedido por instrumento público o privado de fecha cierta (*) (CCC, art. 1620).
Si dicha notificación no se practica, para el deudor y los acreedores del cedente, el
crédito sigue estando en el patrimonio del cedente y, por lo tanto, dichos derechos
pueden ser embargados como si nunca hubieran sido trasmitidos. Además, frente a
esta situación, si el deudor pagara su crédito al cedente, pagaría válidamente y se
liberará, ya que para el deudor no notificado su acreedor sigue siendo el cedente
(CCC, art. 1621).
Cuando la cesión es onerosa, el cedente asume sólo responsabilidad por la
existencia y legitimidad del derecho cedido (CCC, art. 1628), pero no asume ni
garantiza si se presenta la insolvencia del deudor o sus fiadores. En otras palabras,
si el deudor no cumple y el crédito es legítimo, ninguna responsabilidad tiene el
cedente frente al cesionario por dicho incumplimiento (sólo podrá cobrarle al deudor
cedido) salvo que en forma expresa se convenga lo contrario.
Si quisieran las partes que el cedente garantice el cobro del crédito, debe
establecerse ello en forma expresa, ya que si no se hace el cedente quedará
liberado.
El Código regula también la cesión y asunción de deudas (CCC, arts. 1632 y sgtes.)
y la cesión de posición contractual (CCC, arts. 1636 y sgtes.) que presentan algunas
particularidades.
En lo que se refiere a la cesión de deudas, la regulación legal también ha seguido la
tendencia hacia la despersonalización (al igual que sucede con los créditos),
permitiéndola como regla general.
Se presentan situaciones diferentes entre dos figuras: la cesión de deuda y la
asunción de deuda, las cuales se diferencian según participe o no el deudor.
La cesión de deuda requiere la participación de acreedor, deudor y tercero que se
hace cargo del pago de la deuda (CCC, art. 1632). Puede acordarse de que el
deudor se libere o no. Sin el consentimiento expreso del acreedor, el deudor seguirá
obligado y quien asumió la deuda solamente quedará como como codeudor
subsidiario (CCC, arts. 1634).
En cambio, la asunción de deuda es un convenio entre acreedor y tercero que tiene
por objeto la liberación del deudor. El tercero no queda obligado y la asunción de
deuda no se perfecciona, si el deudor no es liberado.
Aparece otra modalidad más que es la promesa de liberación, referida a la que hace
un tercero al deudor. A diferencia de las anteriores aquí no participa el acreedor
(CCC, art. 1635).
Por último, se permite la cesión de posición contractual en los contratos en que
hubiere prestaciones todavía pendientes de cumplimiento (CCC, art. 1636). Se exige
el consentimiento de todas las partes. Lo que puede trasmitirse son los derechos y
obligaciones que surgen del mismo contrato. No se trasmiten las garantías (CCC,
art. 1640).
3. Locación
3.1. Disposiciones para locaciones de toda clase de cosas
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“Alquiler” y “arrendamiento” se suelen utilizar para denominar a este contrato y


también para referirse al precio que paga el locatario o inquilino. El viejo Código Civil
la identificaba como “locación de cosa”, para distinguirla de otras locaciones (de obra
y de servicios), que el nuevo Código denomina de manera diferente. Ello le permite
llamar ahora a este contrato simplemente “locación”, sin que existe margen de dudas
sobre el contrato al que se está refiriendo.
A la realización de este contrato se dedican las empresas de alquiler de autos,
maquinaria, herramientas, etc. Resulta asimismo de enorme importancia económica
la locación de inmuebles, respecto a los cuales la ley tiene reglas especiales,
preocupándose particularmente de las locaciones habitacionales para diseñar un
sistema de protección a los inquilinos o locatarios de esta última clase de locación.
El contrato se encuentra definido expresamente por la ley, que dice que hay contrato
de locación si una parte se obliga a otorgar a otra el uso y goce temporario de una
cosa, a cambio del pago de un precio en dinero (CCC, art. 1187). Se denomina
locador al obligado a entregar la cosa y locatario a quien paga el precio.
Como los elementos esenciales de este contrato son cosa y precio, igual que en la
compraventa, las reglas de este último contrato se aplican en subsidio a la locación
(CCC, art. 1187, ap. 2).
Se trata de un contrato nominado, bilateral, oneroso, conmutativo y no formal. En
cambio, son formales las locaciones de bienes registrables, las que deben ser
celebradas por escrito (CCC, art. 1188, que establece que esa forma probatoria
también se aplica a las prórrogas y modificaciones del contrato). Es un contrato de
tracto sucesivo (*) y se continúa por el plazo convenido aún en caso de fallecimiento
de las partes o venta de la cosa arrendada (CCC, art. 1189).
La ley también limita las facultades en caso de hacerse representar las partes en la
celebración del contrato, exigiendo facultades expresas para celebrar contrato de
locación por más de tres años, o cobrar alquileres anticipados por el mismo período
(CCC, art. 1191).
Las principales cláusulas previstas por la ley para este contrato se refieren a:
1°) Destino de la cosa:
Debe dársele el destino acordado en el contrato. En caso de no indicarse en el
contrato, debe dársele el que corresponde al que ya estaba cumpliendo cuando se
alquiló, el que usualmente cumplen cosas análogas o el que tiene la naturaleza de la
cosa (CCC, art. 1194).
2°) Tiempo de la locación:
No se prevén plazos de duración para los contratos de locación, salvo cuando
tengan por objeto inmuebles.
El plazo máximo de duración del contrato es de 20 años, cuando se trata de un
inmueble que tiene destino habitacional y 50 años para los inmuebles con otros
destinos (CCC, art. 1197).
El plazo mínimo de la locación de inmuebles es de tres años. Este plazo se aplica
para el caso de no haberse fijado en el contrato (CCC, art. 1198) y también es un
plazo mínimo legal de orden público. El locatario puede renunciar al plazo legal,
solamente si la cosa ya está en su poder (lo que se ha dispuesto para evitar
maniobras fraudulentas del locador).
Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial) 11

Se han dispuesto algunas excepciones al plazo mínimo obligatorio en el art. 1199,


como para la locación de embajadas, inmuebles amoblados destinados a turismo,
etc.
Por otra parte, se prevé que el contrato subsiste vigente en caso de muerte de
cualquiera de las dos partes (CCC, art. 1189, inc A) y también en caso de
enajenación de la cosa alquilada (CCC, art. 1189, inc. B).
También se permite la continuación de la locación frente al fallecimiento o abandono
por parte del inquilino, del inmueble destinado a habitación, a favor de quien lo
habite y acredite haber recibido del locatario ostensible trato familiar durante el año
previo al abandono o fallecimiento (CCC, art. 1190).
Si al finalizar el contrato el locatario no devuelve la cosa con el consentimiento del
locador, no hay tácita reconducción. Es decir, no se renueva el contrato por el
mismo plazo originalmente contratado. La ley presume que existe la continuación
de la locación en los mismos términos, pero en forma precaria, o sea, hasta que
cualquiera de las partes dé por concluido el contrato mediante comunicación
fehaciente (CCC, art. 1218).
3°) Reglas de orden público para la locación de inmuebles con destino habitacional:
En la locación habitacional se prevén normas de orden público indicándose que no
puede requerirse del locatario: 1° el pago de alquileres anticipados por períodos
mayores a un mes (CCC, art. 1196, inc. A); 2° depósitos de garantía por cantidad
mayor del importe equivalente a un mes de alquiler por cada año de locación
contratado (CCC, art. 1196, inc. B); 3° el pago de valor llave o equivalentes (CCC,
art. 1196, inc. C); y 4° la firma de pagarés o cualquier otro documento que no forme
parte del contrato original (CCC, art. 1196, inc. D).
El inciso D del art. 1196 fue agregado con la reforma al Código del año 2020 y tiene
por objeto castigar la práctica de instrumentar una parte del precio de la locación “en
negro” o en forma oculta, mediante la firma de pagarés.
Las principales obligaciones establecidas por la ley son:
Para el locador: 1° Entregar la cosa al locatario en condiciones aptas para su uso y
goce (CCC, art. 1200); 2° Conservar y mantener la cosa apta para su destino,
haciendo las reparaciones a su cargo, fijando plazos para el cumplimiento y
reducción del precio de la locación (CCC, art. 1201); 3° Pagar las mejoras
necesarias que hubiera hecho el locatario (CCC, art. 1202 y 1211); 4° Pagar las
cargas y contribuciones que graven la cosa (como el impuesto inmobiliario) ni las
expensas comunes extraordinarias (las expensas ordinarias y tasas municipales
sí pueden quedar a cargo del locatario); 5° Aceptar la compensación con el canon
locativo de los gastos a su cargo efectuados por el inquilino (CCC, art. 1204 bis); etc.
Para el locatario: 1° Pagar el precio que se integra también con las prestaciones
periódicas asumidas por el locatario, como pueden ser los servicios de agua, y tasas
a la propiedad, expensas comunes ordinarias, etc, (CCC, art. 1208); 2° Usar la cosa
conforme a su destino (CCC, art. 1205); 3° Conservar la cosa (CCC, art. 1206); 4°
Restituir la cosa al final del contrato (CCC, art. 1210); 5° Pagar las cargas y
contribuciones que graven el destino que se asigne a la cosa, como el impuesto a
los ingresos brutos o tasa municipal de comercio e industria (CCC, art. 1209); etc.
Se regula especialmente el régimen de las mejoras en la cosa objeto del contrato,
indicando como regla que el locatario puede hacerlas si no se le hubiera prohibido
12 Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial)

en el contrato (CCC, art. 1211). En caso de haberse prohibido y el locatario las hace
violando la prohibición, se considera incumplimiento de la obligación de
conservación de la cosa y causal de extinción del contrato (y desalojo si se trata de
un inmueble) (CCC, art. 1212).
No puede cederse el contrato sin el consentimiento de las partes (como lo prevé el
art. 1636 para cualquier contrato de duración). La violación a la prohibición por el
locatario se considera un incumplimiento a la obligación de no cambiar el destino de
la cosa y, por lo tanto, causal de extinción del contrato y desalojo si se trata de un
inmueble (CCC, art. 1213). La cesión del contrato por el locador se produce
legalmente por la enajenación de la cosa objeto del contrato (CCC, art. 1189, inc. B).
Y la trasmisión a los herederos de la posición contractual se produce por causa de
muerte de cualquiera de las partes (CCC, art. 1189 inc. A).
Se permite la sublocación parcial si las partes no lo prohíben en el contrato (CCC,
art. 1214).
3.2. Locaciones de inmuebles
Los contratos de locación de cosas más comunes e importantes, son los que tienen
como objeto inmuebles urbanos y rurales. Dichas relaciones, si bien se rigen por las
normas del contrato de locación establecidas en el Código, han sido reguladas
sucesivamente por leyes especiales, habiéndose establecido en varias
oportunidades la aplicación de leyes de emergencia económica, en las que se
establecieron disposiciones tales como la congelación del precio de los alquileres o
la prórroga automática de los plazos de los contratos.
El Código incluye reglas particulares para la locación de inmuebles, principalmente
para los que tienen destino habitacional. Se trata por este medio de dar alguna
protección a los inquilinos frente a posibles abusos de los propietarios. A estos fines
se ha dispuesto una serie de restricciones a la libertad de contratación (reglas de
orden público), como las siguientes:
1°) Plazo mínimo de duración del contrato de tres años (CCC, art. 1198), cualquiera
fuera su destino. Si se celebrara por un plazo mínimo menor, el inquilino tiene la
facultad de considerarlo celebrado por tres años;
2°) Plazo máximo de 20 años para las locaciones con destino habitacional y plazo
máximo de 50 años para locaciones con otro destino (CCC, art. 1197);
3°) Intimación previa al desalojo de inmueble con destino habitacional. La principal
obligación que tiene el locatario es pagar el precio de la locación. Aún frente al
incumplimiento de esta obligación se protege adicionalmente al inquilino de inmueble
con destino habitacional. El locador puede demandar el desalojo por falta de pago de
los alquileres, para lo cual el locatario además de estar en mora en el pago de dos
períodos consecutivos (CCC, art. 1219, inc. C que se aplica a todas las locaciones
de inmuebles); debe ser intimado fehacientemente otorgando para cancelar la deuda
en un plazo que nunca será inferior a 10 días corridos contados a partir de la
recepción de la intimación, consignando el lugar de pago (CCC, art. 1222).
Remarcamos que esta protección especial se otorga solamente para las locaciones
con destino a vivienda y no rige para las que tienen otros destinos (como comercial o
industrial).
Estos recaudos no tienen otra finalidad que la de proteger al inquilino de la actitud
desaprensiva en que pudiera incurrir el locador, brindándole a aquél la oportunidad,
Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial) 13

durante el transcurso de los 10 días del emplazamiento, de abonar los arriendos y


gastos de la locación y advertirle que, si no aprovecha la oportunidad que le otorga
la ley, será demandado por desalojo. También se ha indicado que es un medio de
evitar abusos de parte del locador y dar certeza de las sumas adeudadas por el
locatario.
4°) Se faculta al locatario para rescindir anticipadamente el contrato por su sola
voluntad si hubieren transcurrido seis meses de contrato, para lo cual deberá
notificar fehacientemente su decisión. Si la opción se realiza en el primer año de
vigencia del contrato, el locatario deberá pagar en concepto de indemnización el
equivalente a un mes y medio de alquiler al momento de desocupar el inmueble y de
un mes de alquiler si la opción se realiza después del primer año de vigencia del
contrato (CCC 1221, inc. A).
5°) En los contratos destinados a uso habitacional, solo pueden realizarse ajustes
anuales del precio de la locación, utilizando un índice conformado por partes iguales
por las variaciones mensuales del índice de precios al consumidor y la remuneración
imponible promedio de los trabajadores estables publicado mensualmente por el
Banco Central de la República Argentina. Para las locaciones con otros destinos se
permiten ahora cualquier cláusula de ajuste y la utilización de cualquier índice (ley
27551, art. 14).
6°) En ningún caso el locador puede negarse a recibir las llaves del inmueble o
condicionar la misma, sin perjuicio de la reserva por las obligaciones pendientes a
cargo del locatario (CCC, art. 1222). De esta forma el inquilino no se verá obligado a
seguir pagando el alquiler aún que devuelva el inmueble sin que el mismo esté en
las condiciones pactadas (por ejemplo: recién pintado o con deterioros por mal uso
del mismo). El locador deberá entonces recibir siempre la llave, haciendo reserva
sobre el estado en el que se devuelve el inmueble, a fin de poder luego reclamar lo
que corresponde.
Existe también una ley especial que regula los arrendamientos de inmuebles con
destino a la explotación agropecuaria y que también regula sobre las aparcerías
rurales (*). Se trata de la ley 13246, que también contiene disposiciones de orden
público, como el que establece un plazo mínimo de tres años (art. 4) y el que prohíbe
incluir en el contrato algunas cláusulas, como obligar al arrendatario a vender su
producción a determinada persona (art. 17).
Este régimen legal, que ha sido motivo de varias reformas, se aplica a toda
explotación agropecuaria onerosa, encuadrándose en la regulación figuras que han
sido denominadas contratos de cosecha, de pastoreo, de pastaje, etc.
4. Contratos de obra y servicios
Con anterioridad se nombraba a estos contratos como “locación de obra” y “locación
de servicios”. Sirve la actual denominación del Código para evitar confusiones,
distinguiendo con mayor claridad a la actual locación que se refiere solamente a la
locación de cosas.
Si bien los contratos de obra y de servicios son dos contratos diferentes, han sido
regulados conjuntamente por el Código, presentando en común que tienen por
objeto la actividad de uno de los contratantes.
En una primera parte se los define conjuntamente (CCC, art. 1251) y se regulan las
disposiciones comunes a ambos, para después desarrollar las disposiciones
14 Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial)

especiales para cada uno de ellos. Se tratan de contratos nominados, bilaterales,


gratuitos u onerosos, conmutativos, no formales y de tracto sucesivo (*).
Nosotros los trataremos por separado dando preeminencia al contrato de obra ya
que el contrato de servicios ha sido en gran medida absorbido por el contrato de
trabajo, el cual está regulado en forma autónoma, principalmente en la Ley de
Contrato de Trabajo 20744 que no es objeto de estudio en este curso.
4.1. El contrato de obra
El contrato de obra es aquel por el cual una de las partes, denominada contratista
(también se usa identificarlo como empresario, constructor y en su caso, profesional
liberal, autor o artista), se compromete a realizar una obra material o intelectual a
favor de la otra parte denominada comitente (también dueño, propietario,
patrocinado, cliente) quien se obliga a pagar a cambio una retribución (conf. CCC,
art. 1251).
El contrato de obra es pues, un contrato muy amplio en tanto la obra a realizar
consiste en que el contratista se compromete a alcanzar un resultado material
(construcción de un edificio, fabricación de una máquina o confección de una prenda
de vestir) o inmaterial (técnico, científico, literario, etc.), de acuerdo con las reglas del
arte de construir.
El otro elemento del contrato (cuando no es gratuito lo cual permite expresamente la
ley en el art. 1251 última parte del CCC), es el precio, el cual debe ser determinado
por el contrato, la ley, los usos o -en defecto de todos los anteriores- por decisión
judicial (CCC, art. 1255). El precio convenido puede ser global (por toda la obra o por
ajuste alzado) o por unidad de medida, en cuyo caso no se puede pretender
modificación del precio acordado (CCC, art. 1255, última parte). También puede
convenirse el precio por coste y costas (por el valor de los materiales, mano de obra
y gastos, conf. CCC, art. 1263) o por cualquier otro sistema que las partes
establezcan (CCC, art. 1262).
Las principales obligaciones que nacen del contrato de obra, son:
Para el contratista: 1°) Ejecutar la obra en el plazo correspondiente (CCC, art. 1256,
incs. A y E); se trata de una obligación de hacer por lo que se aplican las reglas de
este tipo de obligaciones; 2°) Informar al comitente (CCC, art. 1256, incs. B y D); 3°)
Proveer el material para la obra (CCC, art. 1256, inc. C), aunque es también común
que se convenga que el material lo prevea el comitente; 4°) Responder por la ruina
de la obra o defectos graves de construcción (CCC., art. 1273).
Para el Comitente: 1°) Pagar el precio (CCC, art. 1257, inc. A); 2°) Prestar su
colaboración al contratista (CCC, art. 1257, inc. B), como por ejemplo proveer los
materiales comprometidos o realizar los trámites de aprobación municipal; 3°)
Recibir la obra (CCC, art. 1257, inc. C).
Caracteriza a éste contrato la facultad que se concede exclusivamente al comitente
de rescindirlo unilateralmente en cualquier momento. El artículo 1261 del Código,
establece que el dueño de la obra puede desistir de la ejecución de ella por su sola
voluntad, aunque se haya empezado, indemnizando al locador todos sus gastos y
utilidad que pudiera obtener el contratista por el contrato. De todos modos, si ello
llevara a una situación de injusticia en contra del comitente, el mismo artículo prevé
en su última parte que el juez puede reducir equitativamente la utilidad si la
aplicación estricta de la norma conduce a una notoria injusticia.
Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial) 15

También se concede al comitente la facultad unilateral de variar el proyecto de la


obra siempre que no implique cambios sustanciales en su naturaleza. En cambio, el
contratista no puede variar el proyecto sin consentimiento del comitente (CCC, art.
1264).
Finalmente resulta de mucha importancia práctica las precauciones a tomar en el
momento de recepción de la obra por parte del comitente. Si existen vicios o
defectos aparentes o diferencias con la calidad comprometida, es obligatorio hacer
reserva con detalle de las deficiencias ya que de no hacerse se presume que no
existían (CCC, arts. 1271 y 747).
4.2. El contrato de servicios
Desde el siglo pasado, el contrato de trabajo adquirió autonomía desprendiéndose
del contrato de servicios (antes locación de servicios) y comprendiendo todas las
relaciones en las que existe relación de dependencia.
Ello produjo que quede limitada la regulación del Código (del anterior Código Civil y
del actual CCC) casi exclusivamente a los servicios profesionales y los brindados por
empresas, en los que no existe relación de dependencia (conf. CCC, art. 1252
segundo párrafo)..
La diferencia fundamental entre este contrato y el de obra está claramente explicada
en el primer párrafo del art. 1252 del Código, el cual toma la distinción clásica entre
obligaciones de medios (o de actividades) y de resultado (o de fines).
En la primera clase (propia de la locación de servicios) el deudor promete
únicamente desplegar una conducta diligente tendiente a satisfacer el interés final
del acreedor, por lo que atento a ello el deudor cumple prestando conducta diligente
aunque no se obtenga el resultado final; como el médico que trata la enfermedad de
un paciente. No se compromete a curarlo como resultado sino de utilizar todos los
medios para tratarlo diligentemente.
Mientras que en las obligaciones de resultado (propias del contrato de obra), el
deudor promete la prestación de conducta mediante la cual asegura o garantiza el
interés final perseguido por el acreedor, esto es la construcción de la obra. En razón
de ello, si no se logra el resultado final comprometido, se produce un incumplimiento.
Además de aplicarse las reglas comunes que hace el Código junto con el contrato
de obra, en las regulaciones especiales de este contrato se remite a las reglas de las
obligaciones de hacer (CCC, art. 1278). Asimismo se establece que en caso de no
pactarse plazo de duración del contrato, cualquiera de las partes puede rescindirlo
preavisando con una anticipación razonable (*) a la otra parte.
5. Mandato
Es un contrato por el cual una persona se obliga a realizar uno o más negocios (o
actos jurídicos) que otro le encarga (conf. CCC, art. 1319). Es un contrato nominado
ya que está regulado por el Código a partir del art. 1319 que lo define. Es no formal,
aunque algunos mandatos son formales, como el que tiene por objeto comprar o
vender inmuebles, automotores, etc. (conf. CCC, art. 363, que establece que el
apoderamiento debe ser otorgado en la forma prescripta para el acto que el
representante debe realizar).
16 Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial)

Puede ser gratuito u oneroso aunque si nada se ha establecido el Código lo


presume oneroso pudiendo en consecuencia el mandatario pedir que se le pague
una retribución (CCC, art. 1322).
Quien hace el encargo es denominado mandante y a quien lo recibe mandatario.
Este último se obliga a cumplir o ejecutar el encargo, informar y rendir cuentas (CCC,
art. 1324).
La palabra mandato viene de dar la mano (“manusdatio” en latín), símbolo que
exteriorizaba la confianza del uno y la fidelidad que le prometía el otro. El mandato
es un negocio de colaboración; el mandatario pone su actividad, dirigida a adquirir,
modificar o extinguir derechos al servicio del mandante (CCC, art. 1325).
El mandante, es el "dueño del negocio" que se quiere celebrar, suyo es el "interés"
en la celebración, puesto que las consecuencias, directa o indirectamente, recaerán
en su patrimonio.
Es un contrato esencialmente revocable por el mandante, salvo excepciones, por
cuanto implica una relación de confianza con el mandatario (CCC, art. 1329 inc. C y
1331). La pérdida de confianza no necesita ser explicada ni que el mandante
justifique su decisión. Se puede revocar aún de manera intempestiva, aunque si así
fuera el mandante deberá indemnizar los perjuicios que ocasione al mandatario.
La expresión que indica que el mandatario actúa "por cuenta ajena" o en “interés
ajeno” puntualiza que los efectos de la gestión realizada por éste, incidirán en la
esfera jurídica y en el patrimonio del mandante. Este interés del mandante es el que
justifica la revocabilidad y la extinción por causa de muerte del mandante, Ese
interés también justifica que deban seguirse las instrucciones del mandante, y que
descalifica la actuación del mandatario cuando antepone sus propios intereses
(CCC, art. 1325), etc.
Cuando el mandatario realice el negocio en nombre de su mandato existe
representación (*) y dicho negocio se considera realizado directamente por el
mandante, como si el mandatario no hubiere existido, no asumiendo éste ninguna
responsabilidad personal con el tercero con quien ha contratado.
Si no se hubiere actuado en nombre del mandante no existe representación (*) y el
mandatario se obliga personalmente con respecto a los terceros con quienes ha
realizado el negocio, aunque los efectos económicos se trasladan al mandante ya
que el mandatario siempre actúa en interés del mandatario (CCC, art. 1321)..
Téngase presente que la representación puede caracterizarse como el instituto que
permite "actuar en nombre de otro" de modo que el negocio se considera como
celebrado directamente por el representado, y los derechos y obligaciones
emergentes del acto celebrado por el representante pasan inmediatamente al
representado. Como ya indicamos, en el mandato se actúa en interés de otro pero
ello puede hacerse actuando en nombre propio (en cuyo caso no hay
representación) o en nombre del mandante (en cuyo caso sí habrá representación).
Las principales obligaciones de las partes están enunciadas en los arts. 1324 y 1328
y las causales de extinción están enumeradas por el art. 1329.
6. Fianza
A pesar que la mayor parte de las obligaciones se extinguen por su cumplimiento o
pago por parte de sus deudores, el mundo de los negocios exige prever la posibilidad
Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial) 17

de que se produzcan incumplimientos o cumplimientos defectuosos.


Los acreedores pueden obtener mejores índices de cumplimiento por medio de las
garantías. Tradicionalmente se han distinguido entre las garantías reales o personales.
En el caso de no cumplirse con la obligación garantizada, los acreedores pueden hacer
valer esas garantías que son accesorias de la obligación principal que garantizan.
Las garantías reales se denominan de esta manera, en razón que afectan una cosa al
cumplimiento de una obligación. Las más utilizadas son la prenda y la hipoteca, las
cuales confieren un derecho directo y especial sobre la cosa prendada o hipotecada. El
valor de esta cosa queda especialmente afectado al cumplimiento de la obligación
principal, permitiendo que el acreedor, frente al incumplimiento, proceda a hacer
liquidar la cosa gravada para cobrar su crédito del producido de dicha liquidación.
Estas garantías reales, si bien se constituyen por medio de un contrato, también
otorgan al acreedor un derecho real de garantía. Por ello están reguladas en el Código
en el libro cuarto que trata sobre los derechos reales. Las trataremos allí tal como lo
hace el Código.
En cambio, en las garantías personales, como la fianza, el deudor responde
personalmente, es decir, con todo su patrimonio, frente al incumplimiento del deudor
principal. Se agrega como garantía del cumplimiento, otro u otros sujetos que se hacen
responsables si el deudor principal no cumple. El acreedor, frente al incumplimiento,
puede ejecutar los bienes que se encuentren en el patrimonio del deudor y también los
bienes del fiador.
La fianza es la garantía personal tradicional. Por dicha razón, en un sentido amplio o
general, fianza se utiliza como sinónimo de garantía. Así se interpreta el art. 28 inciso C
del Código, que prohíbe a los menores emancipados “afianzar” obligaciones. La
prohibición se considera para cualquier clase de garantía.
Si bien el Código contempla a la fianza entre los contratos, cabe advertir que la fianza
puede tener diversos orígenes. El Código regula el contrato de fianza pero también
existen las fianzas legales (*) y las fianzas judiciales (*) que no son contratos.
En un sentido estricto, se dice que la fianza es un contrato por el cual una persona
denominada fiador, se constituye en garante de las obligaciones asumidas por otra, a
título personal (conf. CCC, art. 1574).
Algunos hablan del fiador como un tercero respecto a la obligación que garantiza, pero
en el contrato de fianza, el fiador en realidad es parte del mismo y no un tercero.
A la otra parte del contrato se lo denomina directamente como acreedor. Y al obligado
principal o deudor de la obligación principal, que no es parte del contrato de fianza, se
lo identifica como “deudor afianzado” o “deudor principal” ya que si bien al fiador puede
también considerárselo deudor, es un deudor accesorio, ya que su obligación es
accesoria (*), por depender de la principal.
También dicen que el fiador "toma sobre sí una obligación ajena". Sin embargo, si se
garantiza una obligación de hacer, el fiador no se obliga a cumplirla, sino que sólo se
obliga a pagar los daños y perjuicios derivados del incumplimiento (CCC, art. 1574,
párrafo 2°). Por lo tanto no es exacta esta afirmación.
Se trata concretamente de una garantía, por lo que el fiador no asume prestaciones
concretas o efectivas, sino que sólo garantiza obligaciones el cumplimiento de
obligaciones de terceros.
18 Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial)

La coincidencia de obligaciones entre deudor principal y fiador, se da solamente frente


a obligaciones de dar sumas de dinero. El acreedor agrega la responsabilidad del
fiador a la del deudor. Agrega otro patrimonio que podrá agredir jurídicamente frente al
incumplimiento de la obligación principal garantiazada.
Es un contrato nominado, unilateral, gratuito (aunque puede convenirse una
retribución) y accesorio (*). Es un contrato formal, ya que se ha previsto que debe ser
celebrado por escrito. Aunque se trata una forma probatoria o “ad probationem”, esto
es, si se discute su existencia en juicio, la misma solamente puede ser probada por
escrito (CCC, art. 1579).
La ley considera válida la fianza general, que comprenda obligaciones actuales o
futuras, incluso indeterminadas. Para ello debe precisarse el monto máximo al cual se
obliga el fiador. Esta fianza no se extiende a las nuevas obligaciones contraídas por el
afianzado después de los cinco años de otorgada (CCC, art. 1578).
En cuanto a la extensión de la garantía otorgada por el fiador, la misma comprende la
obligación garantizada y también los intereses, gastos y costas judiciales (CCC. art.
1580). No se extiende la fianza a la garantía por evicción de lo que hubiera pagado el
deudor principal (CCC, art. 1598).
Resulta importante tener presente que el fiador tiene a su favor el beneficio de
excusión, que significa que para poder cobrarle al fiador, el acreedor tiene que
demostrar que ha agotado los bienes del deudor principal para recién poder ir en
contra de los bienes del fiador (CCC, art. 1583).
Este beneficio de excusión puede ser renunciado por el fiador, en cuyo caso se obliga
solidariamente (CCC, art. 1590). También tiene el fiador a su favor el beneficio de
división (CCC, art. 1589) el cual puede igualmente ser renunciado.
En las cláusulas de garantías en los contratos se suele utilizar la expresión “principal
pagador”. El significado se encuentra especialmente determinado por la ley, la que
asimila la situación a la del fiador solidario (CCC, art. 1591) que no tiene a su favor los
beneficios de excusión y división.
Tratándose de un contrato accesorio (*), se extingue la obligación de garantía cuando
se extingue la obligación principal garantizada (el art. 1574 dice que el fiador se obliga
“accesoriamente”) y también en casos de negligencia del acreedor, prórroga del plazo
de pago sin consentimiento del fiador, etc. (CCC arts. 1596 y 1597).
7. Otros contratos nominados
Pasamos a continuación a desarrollar los elementos esenciales y caracteres de los
contratos nominados que consideramos más frecuentes, dejando a los que más
usualmente se relacionan con la actividad empresarial para ser tratados en otro
capítulo:
7.1. Donación
Es un contrato por el cual una persona (donante) se compromete a transferir
gratuitamente a otra (donatario), la propiedad de una cosa (CCC, art. 1542). Se trata
de un acto entre vivos, a diferencia del testamento que es un acto de última voluntad
y no es un contrato. Es un contrato unilateral, gratuito, nominado y por lo general no
formal.
En las donaciones con cargo, el donatario se compromete a una contraprestación
por lo que el contrato puede pasar a ser bilateral y oneroso. Si una persona dona un
Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial) 19

inmueble con el cargo que sea destinado a un hospital, estamos frente a un ejemplo
de donación con cargo.
En las donaciones de inmuebles, cosas muebles registrables y las de prestaciones
periódicas o vitalicias el contrato es formal porque debe ser hecho por escritura
pública (CCC, art. 1017, inc. A y 1552).
Algunas empresas privadas destinan una parte de sus ganancias a efectuar
contribuciones a organismos de bien público (son fomentadas por las leyes
impositivas). El acto en el cual se efectivizan dichas dádivas encuadran en este
contrato.
7.2. Depósito
El Código ha definido el contrato de depósito en el art. 1356. Sin embargo existen dos
tipos de depósito: depósito regular y depósito irregular; definiéndose en dicho artículo
sólo el primero, surgiendo el segundo del art. 1367. La diferencia entre ambos radica
en la naturaleza de la cosa entregada en depósito. Si la cosa es cierta y determinada y
se debe restituir la misma cosa el depósito es regular. Si la cosa es consumible y
depositario la puede usar con obligación de restituir igual cantidad y especie, el
depósito es irregular.
Para que exista depósito deben existir los siguientes elementos: 1°) una persona
denominada depositario, se obliga a recibir de otra otra (el depositario) una cosa. 2°)
Cuando esa cosa es cierta y determinada se trata de un depósito regular y el
depositario se obliga guardar conservar, custodiar y luego a restituir la misma cosa que
fue entregada. 3°) Cuando las cosas son consumibles, se trata de un depósito
irregular, y las cosas pueden ser usadas por el depositario, con obligación de restituir
igual cantidad y especie. 4°) La devolución de las cosas, en ambos casos, deberán
efectuarse en el plazo convenido o cuando el depositante lo pida (CCC, art. 1359), ya
que éste es el principal interesado en este contrato.
Presenta los siguientes caracteres: es un contrato no formal. La ley lo presume
oneroso (aunque puede ser gratuito conf. CCC, art. 1357) y bilateral. Las normas del
depósito se aplican también a otras relaciones
En la normativa legal se comprende también el denominado depósito necesario, que
es una aplicación del régimen legal a situaciones de hecho en que alguien se ve
obligado a confiar la custodia de bienes a otra persona, en forma inevitable, como
sucede con el equipaje que un huésped ingresa a un hotel (CCC, arts. 1368 y 1369).
Asimismo se aplican las reglas de la ley sobre depósitos a los hospitales, garajes,
playas de estacionamiento, etc. (CCC, art. 1375).
7.3. Mutuo
Se trata de un contrato que participa del género de los préstamos o empréstitos.
Para distinguirlo de otros préstamos, se le denomina también préstamo “de
consumo”. El comodato, en cambio, es un préstamo “de uso”.
Estamos frente a este contrato, cuando una parte (mutuante) se compromete a
entregar a otra (mutuario) una cantidad de cosas que esta última está autorizada a
consumir, comprometiéndose a devolver igual cantidad de cosas de la misma especie
y calidad (CCC, art. 1525).
Puede tener por objeto cosas fungibles (como cereales, bonos, mercaderías, etc.),
aunque el más común en la práctica es el mutuo de dinero, en especial el que se
20 Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial)

realiza como operación bancaria (aunque en este último caso tiene reglas propias que
veremos más adelante). Nos referimos especialmente al mutuo dinerario sin excluir los
otros bienes que pueden ser objeto de este contrato.
Para tener por celebrado un contrato de mutuo no hace falta entregar efectivamente el
dinero, sino solamente comprometerse a entregarlo (conforme lo indica el art. 1525).
Cuando la entrega del dinero se deja para un momento posterior, se permite al
mutuante dejar sin efecto el contrato si el mutuario incurre en una situación de
insolvencia o si se presenta un cambio en la situación del mutuario que hace incierta la
restitución del dinero (CCC, art. 1526).
El mutuo es un contrato que la ley presume oneroso (CCC, art. 1527) y por tanto
bilateral (aunque puede ser gratuito si así lo prevén las partes en forma expresa), de
ejecución diferida (ya que por su propia naturaleza implica la existencia de un período
de tiempo entre la recepción y devolución del dinero), conmutativo y no formal.
La onerosidad reside en la obligación de pagar intereses compensatorios en dinero que
tiene el mutuario, aunque no se hubiera previsto expresamente en el contrato. También
se ha previsto que el pago de los intereses se haga por trimestre vencido o con cada
amortización total o parcial del capital (CCC, art. 1527), reglas que por cierto son
supletorias de lo que las partes acuerden.
Por su naturaleza es de ejecución diferida lo que se refleja en el art. 1528 que indica
que, si no se ha previsto plazo para la restitución y el mismo no surge de los usos, el
mutuario debe hacerlo dentro de los diez días de requerirlo el mutuante, en el domicilio
del deudor (remite en cuanto al lugar de cumplimiento a lo dispuesto por el art. 874 del
Código).
Finalmente, para dar mayor seguridad en la organización de actividades empresariales,
el Código permite expresamente algunas modalidades del contrato de mutuo
previéndolas en el art. 1531. Aparecen allí variantes tales como la obligación de
destiunar los fondos solamente a una actividad comercial específica del mutuario, fijar
la retribución del prestamista con una parte o un porcentaje de las utilidades del
negocio, etc. Estas modalidades resultan sumamente interesantes si se quieren
evitar relaciones más comprometidas para el mutuario, como una sociedad.
7.4. Comodato
Al igual que el mutuo, el comodato también participa del género de los préstamos.
Para distinguirlo del mutuo se lo denomina préstamo o empréstito de uso. Existe este
contrato cuando una persona (comodante) se compromete a entregar a otra
(comodatario) gratuitamente alguna cosa no fungible, mueble o inmueble, con facultad
de usarla (CCC, art. 1533).
Se trata de un contrato que siempre es gratuito, para evitar su confusión con la
locación que siempre es onerosa. El comodato es un contrato no formal, ya que sus
particularidades usualmente impiden cumplir cualquier formalidad
Si bien este contrato es de menor importancia en la actividad empresarial debido a ser
gratuito, se utiliza en algunas actividades como el préstamo de los carritos de los
supermercados, tanques de almacenamiento de gas y envases retornables usados
para la comercialización de algunos productos. En estos casos el contrato de
comodato está vinculado a una compraventa realizada por un consumidor a una
empresa (se prestan los envases para vender el contenido).
Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial) 21

En razón que se trata de un contrato gratuito, se prohíbe que lo celebren los tutores,
curadores y apoyos y los administradores de bienes ajenos, sobre cosas que están
administrando, salvo autorización expresa (CCC, art. 1535).
Las principales obligaciones del comodatario son usar la cosa conforme a su destino,
pagar los gastos ordinarios de conservación y restituirla al vencimiento del contrato
(CCC, art. 1536).
7.5. Permuta
El art. 1172 indica que hay permuta si las partes se obligan recíprocamente a
transferirse el dominio de cosas que no son dinero. Se lo denomina también
“trueque”. Las reglas que se aplican al mismo son para ambas partes las que se
prevén para el vendedor en el contrato de compraventa (CCC, art. 1175),
presentando los mismos caracteres.
(*) Ver glosario.

Bibliografía
CURÁ, José María (director) y otros: Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, Orientado a contadores, La Ley Bs. As., 2014.
FUSHIMI, Jorge F. (Director) y otros: Manual de Derecho Comercial y Contratos, Asoc.
Cooperadora Facultad de Ciencias Económicas, U.N.C., Córdoba, 2016.
RIVERA, Julio C., MEDINA, Graciela (directores) y otros: Código Civil y Comercial de
la Nación comentado, La Ley, Bs.As. 2014.

Glosario
Accesorio: Característica que presenta un acto cuando depende totalmente de otro
al cual se considera principal.
Aparcería rural: Contrato en el que una de las partes se obliga a entregar a otra
animales, o un predio rural con o sin plantaciones, sembrados, animales, enseres o
elementos de trabajo, para la explotación agropecuaria en cualesquiera de sus
especializaciones, con el objeto de repartirse los frutos (conf. ley 13246, art. 21).
También se los denomina contratos de mediería.
Corredor Público: Profesión liberal de carácter comercial que desempeña quien se
encarga de la tarea de buscar interesados para contratar a pedido de un comitente,
realizando las negociaciones preliminares y todas las gestiones necesarias para que
las partes perfeccionen el contrato, sin representar a ninguna de ellas (ley 25028).
Cosa (objeto de compraventa): Objeto material susceptible de tener un valor
determinado o determinable. La cosa es determinada cuando es cosa cierta y, cuando
fuese cosa incierta, si su especie y cantidad hubieren sido determinadas (CCC, art.
762).
Endoso: Forma utilizada para transmitir los derechos que representa un título de
crédito nominativo, confiriéndole legitimación al endosatario para ejercer todos los
derechos que surgen de dicho título. Cumple también una función de garantía de
cumplimiento de las obligaciones que surgen del título. El endoso puede ser completo
cuando se indican todos los datos de endosante y endosatario antes de la firma del
22 Derecho Privado - Capítulo 7 – Contratos (parte especial)

primero. O puede ser en blanco, cuando sólo consta sólo la firma del endosante al
dorso del título.
Fecha cierta: Elemento que extiende el valor probatorio de los instrumentos privados
con respecto a terceros (CCC, art. 317).
Fianza judicial: Garantía otorgada por un tercero en un proceso judicial, respecto a los
perjuicios que pueda causar un embargo u otra medida cautelar.
Fianza legal: Garantía de un tercero exigida por la ley.
Incoterms: Acrónimo del inglés “international commercial terms” que podemos
traducir como cláusulas del comercio internacional.
Notificación fehaciente: Indica la necesidad de que se aleje toda duda sobre su
veracidad y fecha.
Precio irrisorio: Importe que, por su propio monto insignificante o exiguo, hace
evidente que no se trata de un precio, como si se vendiera un automóvil cero
kilómetro en un peso.
Precio simulado: Importe que se ha hecho constar falsamente como pagado en un
contrato.
Precio vil: Importe que expresa una notoria desproporción con la prestación a cargo
del otro contratante, por resultar sumamente bajo. Se trata de uno de los elementos
esenciales para poder anular un contrato por lesión (CCC, art. 332) o imprevisión
(CCC, art. 1091).
Razonable: Referido al plazo de preaviso significa que no resulte intempestivo o de
manera tal que no cause perjuicios a la otra parte o de manera que ocasione el
menor perjuicio posible.
Representación: Fenómeno jurídico que se produce cuando un individuo (el
representante) ejecuta un negocio jurídico en nombre de otro (el representado), de
modo que el negocio se considera celebrado directamente por el representado y los
derechos y obligaciones emergentes del acto pasan al representado. Para que
exista representación, la actuación del representante debe ser por cuenta (interés)
ajena y en nombre ajeno.
Título valor: Título de crédito o circulatorio. Documento necesario para ejercer el
derecho literal y autónomo en él expresado (Vivante). El derecho de crédito queda
objetivado o incorporado a un papel, como si fuera una cosa, trasmitiéndose con
relativa certeza. Son ejemplos de títulos de crédito el pagaré y el cheque.
Tracto sucesivo: Característica que presentan los contratos cuando por su
naturaleza no son de ejecución instantánea o su ejecución se prolonga
sucesivamente en el tiempo.

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