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Corresponde que hagamos algunos comentarios a los párrafos transcriptos del artículo
320. Se indica en el primer párrafo que todas las personas jurídicas privadas deben
llevar contabilidad, de lo que deducimos que son consideradas todas como empresas o
más bien como sujetos “empresarios”.
Algunas imprecisiones se presentan con relación a las personas humanas obligadas a
llevar contabilidad. El Código las divide en dos categorías o clases: 1° quienes realizan
una actividad económica organizada, sin usar técnicas de empresa, a quienes Favier
Dubois denomina “cuasi empresarios”; o 2° quienes son titulares de una empresa o
establecimiento comercial, industrial, agropecuario o de servicios (CCC, art. 320).
La diferencia entre ambas categorías no es clara, inclinándonos a considerar que se
trata de una simple diferencia de grado. Nos encontramos ante la misma diferencia que
separa a un artesano y a un industrial. Así un carpintero que fabrica muebles a medida
en forma artesanal, haciéndolo en forma personal, aún con la ayuda de algún
dependiente o aprendiz, encuadrará en la primera categoría. Si la misma persona
fabrica y comercializa muebles en serie, con una línea de producción masiva (lo que es
propio de la técnica empresaria) pasará a estar comprendida en la segunda categoría.
De las dos categorías antes referidas se han hecho las siguientes exclusiones: 1°)
Profesionales que ejercen profesiones liberales (en este caso se excluyen aun los que
se organizan como empresa como los grandes estudios de abogados y contadores, o
las clínicas o sanatorios que organizan médicos para ejercer ellos mismos su
profesión); 2°) Personas humanas que ejercen la actividad agropecuaria no
organizados como empresa; 3°) Personas humanas que realicen actividades que, por
el volumen de su giro, resulta inconveniente sujetar a tales deberes según determine
cada jurisdicción local (el Código no señala que esta categoría de excluidos comprende
solamente a personas humanas, pero así lo interpretamos a pesar de alguna calificada
opinión en contrario).
En la nueva legislación privada, la única obligación o carga legal de quien encuadra en
la categoría de empresario y cuasi empresario o pequeño comerciante, es la de llevar
contabilidad organizada.
6. Otras formas de organizar la empresa
Dentro del régimen del nuevo Código se regulan varias figuras que permiten su
utilización para organizar un emprendimiento organizado como empresa. Sintetizamos
las principales:
a) Fideicomiso
Esta figura permite la afectación temporal de un patrimonio a un negocio y la
limitación de responsabilidad, ya que los bienes aportados por el fiduciante ingresan
a un patrimonio especial, diferente al patrimonio personal del fiduciario. El patrimonio
fiduciario solamente se encuentra sometido a la acción de los acreedores que
genere la gestión de ese patrimonio. Ni los acreedores personales del fiduciante, ni
los acreedores personales del fiduciario pueden agredir jurídicamente los bienes que
integran el patrimonio fiduciario. (CCC, art. 1686).
Es una figura que se utiliza para los más variados negocios como la construcción de
proyectos inmobiliarios, obra pública, construcción de infraestructura, salvataje de
entidades deportivas, sistema de garantía de depósitos bancarios, securitización de
créditos existentes, garantías crediticias, etc.
Se utiliza para proyectos limitados en el tiempo (la duración no puede superar 30
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B) Agrupaciones de colaboración
Son acuerdos que se realizan para obtener mayor eficiencia en los procesos
productivos. Se admiten también para otras actividades como por ejemplo para la
comercialización o la prestación de servicios. No tienen por objeto la obtención de
ganancias ya que ellas corresponderán a cada miembro de la agrupación (CCC,
arts. 1553 y 1454).
Rivera da unos buenos ejemplos de las finalidades de estos contratos, como la
generación de un centro común para el control de calidad de autopartes adquiridas
por más de una empresa automotriz, centros de investigación o ensayo comunes a
más de un laboratorio, oficinas comunes de venta o promoción de productos o
servicios; si varios sanatorios o empresas de prestación de servicios médicos
compran en común un aparato de alta tecnología para ser utilizado en la atención de
sus pacientes etc..
Los participantes en este caso responden ilimitada y solidariamente respecto de
terceros por las obligaciones que sus representantes asuman en nombre de la
agrupación (CCC, art. 1459). Aunque este contrato no tiene por finalidad contratar
con terceros, como sí sucede en las uniones transitorias.
C) Uniones transitorias
Definidas en el art. 1463 del Código, el que en su primera parte dice que hay
contrato de unión transitoria cuando las partes se reúnen para el desarrollo o
ejecución de obras, servicios o suministros concretos. Se originaron principalmente
para la realización conjunta de una obra pública para cuya contratación y ejecución
se sumaban varias empresas actuando en conjunto. Los partícipes se unen para
contratar con terceros.
En estos casos todas las empresas actúan en conjunto presumiendo que se obligan
de manera simplemente mancomunada (conf. CCC, art. 1467 que dispone que que
no se presume la solidaridad de los miembros). No están destinadas a prolongarse
en el tiempo más allá de la finalización de la obra para la que se han unido los
participantes.
D) Consorcios de cooperación:
Señala el Código que hay contrato de consorcio de cooperación cuando las partes
establecen una organización común para facilitar, desarrollar, incrementar o
concretar operaciones relacionadas con la actividad económica de sus miembros a
fin de mejorar o acrecentar sus resultados (CCC, art. 1470).
A falta de indicación expresa, los miembros del consorcio responden solidariamente
frente a terceros (CCC, art. 1470). Se pueden utilizar en negocios como la unión de
varias empresas para realizar negocios de comercio exterior. Precisamente se
originan en las prácticas denominadas consorcios de exportación para unir en su
operatoria habitual a exportadores de los mismos productos. Si fuera una sola
operación de exportación la figura apropiada sería una unión transitoria de
empresas.
c) Contratos de mutuo y locación
Algunos contratos de cambio también pueden combinarse con contratos asociativos
permitiendo algunas organizaciones empresarias elementales y, fundamentalmente,
dar ciertas garantías en cuanto a la posibilidad de recuperar los aportes y limitación
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de responsabilidad.
Así tenemos que el art. 1531 del Código prevé la aplicación de las reglas del
contrato de mutuo o préstamo de consumo, aunque el contrato tenga cláusulas que
establezcan que:
a) la tasa de interés consiste en una parte o un porcentaje de las utilidades de un
negocio o actividad, o se calcula a una tasa variable de acuerdo con ellos;
b) el mutuante tiene derecho a percibir intereses o a recuperar su capital sólo de las
utilidades o ingresos resultantes de un negocio o actividad, sin derecho a cobrarse
de otros bienes del mutuario; y
c) el mutuario debe dar a los fondos un destino determinado.
El único riesgo asumido por el mutuante en estos casos, será la pérdida del dinero
entregado al mutuario, lo cual guardaría similitud a los aportes a una sociedad con
responsabilidad limitada.
También puede utilizarse a los fines de organizar la empresa el contrato de
locación, aprovechando la extensión del plazo máximo de duración permitido por la
ley a 20 años para las locaciones con destino habitacional y 50 años para las que
tienen otro destino (CCC, art. 1197).
La utilización de esta figura posibilitaría por ejemplo aportar el uso de un inmueble a
un negocio, sin poner en riesgo la propiedad del mismo y sin comprometerse
personalmente en el resultado del negocio gestionado por otra persona.
d) Condominio y comunidad de bienes
El Código regula el condominio (CCC, art. 1983) y la comunidad de bienes (CCC,
art. 1984). Si bien se trata de figuras naturalmente precarias (ya que como regla
general se puede pedir la división del condominio en cualquier momento), la ley
permite limitar el derecho de los condóminos a pedir la división hasta por 10 años
(CCC, art. 2000).
Estos convenios de indivisión pueden utilizarse para organizar la explotación de un
bien determinado como un inmueble, una patente o una marca. La decisión de
explotación común debe ser unánime ya que, en caso de no estar de acuerdo,
cualquiera puede pedir la división o partición (CCC, art. 1997).
La ley ha organizado la explotación común mediante la toma de decisiones por los
comuneros reunidos en asamblea (CCC, arts. 1993 y 1994). Todas las decisiones
posteriores al convenio de indivisión se deben tomar por mayoría absoluta
computada según el valor de las partes indivisas (CCC, art 1994) lo cual puede
generar algunas complicaciones operativas. Para dar mayor seguridad y hacerlo
oponible a terceros, se prevé la inscripción del convenio cuando se inscriban en el
registro de la propiedad respectivo (CCC, art. 2003 que se aplica a las cosas
registrables).
En la utilización de la figura del condominio para organizar una empresa, no hay
limitación de responsabilidad de los condóminos respecto de terceros.
e) Sucesión indivisa
La sucesión indivisa es la situación que se presenta desde la muerte de una
persona, cuando le sucede más de un heredero, hasta la partición de la herencia. Si
existe una hacienda comercial o una explotación empresaria que continúa sus
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actividades en esta etapa, nos encontramos con otra forma jurídica en la que puede
aparecer la empresa.
Es una figura precaria, en el sentido que se puede pedir la división de la herencia en
cualquier momento como principio general (CCC, art. 2365 que contiene una regla
similar a lo que sucede frente a un condominio).
La regla general puede dejarse de lado, disponiéndose la indivisión forzosa por un
plazo de hasta diez años (CCC, arts. 2230 y 2231), igual que en el condominio. Ello
puede ser dispuesto por testamento (también hasta mayoría de edad de alguno de
los sucesores) o mediante pacto de los herederos (renovable con rescisión
anticipada por causa justificada); o decisión de cónyuge o heredero que participó en
la explotación del fondo o lo constituyó o adquirió siempre que no pueda
adjudicársele íntegramente (CCC, art. 2332).
Durante la indivisión no hay responsabilidad personal de los herederos con sus
propios bienes, rigiendo el principio de beneficio de inventario (*). En este sentido el
art. 2334 dispone que los acreedores de los herederos, solamente pueden ejecutar
sus créditos con las utilidades de la explotación correspondientes a su deudor y no
con los bienes indivisos.
f) Pacto de herencia futura
Si bien se mantiene la prohibición de pactos sobre herencias futuras en el art. 1010
del Código, la segunda parte de dicho artículo trae una excepción. Permite los
“pactos relativos a una explotación productiva o a participaciones societarias de
cualquier tipo, con miras a la conservación de la unidad de gestión empresarial o a la
prevención o solución de conflictos”, lo que inequívocamente se refiere, aún sin
nombrarla, a la empresa familiar.
La norma apunta a la conservación de la empresa como unidad económica, evitando
que la muerte del empresario produzca la desaparición o desmembramiento de su
empresa por el ejercicio irrestricto del derecho de algún heredero a pedir la partición
de los bienes que la integran.
Se necesita en estos casos la unanimidad de todos los herederos para administrar y
disponer los bienes indivisos, aunque la ley permite otorgar poderes y fija sus límites
(CCC, art. 2325).
7. La exigencia legal de llevar contabilidad organizada
La registración de las operaciones comerciales, surge como respuesta a necesidades
de orden y control de los negocios. Sirven para los propios empresarios que pueden
determinar inmediatamente su situación patrimonial y para facilitarles la prueba de
dichas operaciones. Sin embargo, esta obligación se impone legalmente en beneficio
del comercio en general y no solo de los empresarios.
Así podemos encontrar el interés fiscal en que ese registro se realice, para poder
controlar el cumplimiento de las obligaciones tributarias. En materia de concursos y
quiebras, sirve para determinar las causas de insolvencia e investigar operaciones
perjudiciales para los acreedores. Por último, a los socios de sociedades les permite
controlar la gestión social y a los administradores rendir cuentas de su gestión al frente
de la sociedad.
No deben confundirse los libros de contabilidad exigidos por el Código Civil y
Comercial con los que exigen otras ramas del derecho, como el Derecho Tributario o
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el Derecho Laboral.
Quien no cumple con la carga de llevar libros contables no sufre una sanción directa,
ni puede aplicársele una multa o la clausura del negocio, como sucede con quien no
lleva los libros de IVA o no factura sus operaciones con las exigencias de la ley
11683 o no lleva el libro de sueldos y jornales exigido por la Ley de Contrato de
Trabajo (ley 20744, art. 54).
En el ámbito comercial que haya sido tradicionalmente considerada como una carga
(*) y no como una verdadera obligación, significa que solamente se perderá un
beneficio, pero no que tendrá como consecuencia sufrir propiamente una sanción.
Vemos a continuación algunas cuestiones vinculadas con los libros contables:
a) La obligación de llevar libros de contabilidad
Todo empresario como regla general, está obligado a cumplir con esta exigencia,
que consiste en reflejar en sus libros contables una imagen fiel de la realidad
económica de su actividad comercial. Sin embargo, se suele cuestionar si se trata de
una verdadera obligación o solamente de una carga (*) como sostenían los
comentaristas del viejo Código de Comercio.
En razón que los administradores de personas jurídicas tienen a cargo la gestión de
bienes ajenos, llevar una contabilidad en regla, debe ser considerada como una
verdadera obligación en cabeza de éstos. No solamente la misma persona jurídica,
sino también sus socios o integrantes son los acreedores de esta verdadera
obligación.
En las sociedades regularmente constituida, el balance anual y demás estados
contables, suple la rendición general que incumbe a todo administrador, debido a la
obligación de llevar una contabilidad regular y al derecho de los socios de examinar
documentación societaria y recabar informes de los administradores (art. 55, Ley
19550), así como de considerar la gestión de éstos al término de cada ejercicio
social. Esta es una forma especial de rendición de cuentas, adaptada a las
estructuras societarias.
Recordamos que el balance no es otra cosa que la descripción estática de la
situación patrimonial de la sociedad en un momento determinado (el cierre del
ejercicio), siendo su objeto suministrar información contable a los interesados,
determinando el resultado del período y exponiendo la situación económica,
financiera y patrimonial de la sociedad.
Diferente es la situación el empresario unipersonal para quien solamente es una
carga, en la medida que no existe ningún acreedor que puede reclamarle su
cumplimiento como si se tratara de una obligación. Su incumplimiento solamente
derivará en la pérdida de un beneficio o una situación de desventaja frente a otra
persona que sí cumple con la carga (*) impuesta por la ley.
La exigencia surge de los arts. 321 y siguientes del Código. Consiste en: 1°
Registrar todas las operaciones; 2° Organizar su contabilidad sobre un sistema
uniforme para todos sus registros; 3° Reflejar en su contabilidad un cuadro verídico
de sus negocios; 4° Los registros deberán hacerse en los libros y con las
formalidades que establece la ley; 5° Todos los asientos contables deberán estar
respaldados por la documentación respectiva. Así la registración de una venta,
deberá ser respaldada con su correspondiente factura.
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Existe una regulación especial para los empresarios titulares almacenes generales o
casas de depósitos que se encuentran autorizadas a emitir certificados de depósito y
warrants.
Se encuentran considerada esta actividad principalmente por la ley 9643 (también la
ley 928 para los depósitos aduaneros), la cual exige para que funcionen, la previa
autorización del Poder Ejecutivo Nacional. Estudiaremos los warrants y certificados
de depósito que también se encuentran regulados en dicha ley, en el capítulo donde
se tratan los títulos de crédito, ya que estos documentos pertenecen a este género.
(*) Ver glosario.
Bibliografía:
CURÁ, José María (director) y otros: Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, Orientado a contadores, La Ley Bs. As., 2014.
FAVIER DUBOIS, Eduardo M. (h): Panorama del Derecho Comercial en el nuevo
Código Civil y Comercial de la Nación, en Código Civil y Comercial de la Nación,
Errepar, Bs.As. 2015.
FUSHIMI, Jorge F. (Director) y otros: Manual de Derecho Comercial y Contratos, Asoc.
Cooperadora Facultad de Ciencias Económicas, U.N.C., Córdoba, 2016.
RIVERA, Julio C., MEDINA, Graciela (directores) y otros: Código Civil y Comercial de
la Nación comentado, La Ley, Bs. As. 2014.
Glosario
Banco: En sentido amplio: Entidad financiera. Institución cuya actividad es la
intermediación habitual entre la oferta y la demanda de crédito o recursos financieros
(conf. ley 21526, art. 1). En sentido estricto: Clase de entidad financiera que se
distingue de las otras por las operaciones que puede realizar según la ley. La ley
21526 distingue entre dos tipos de entidades: los Bancos y las Entidades Financieras
No Bancarias. La competencia más amplia, corresponde a los Bancos Comerciales
que están autorizados a realizar todo tipo de operaciones, salvo las prohibidas.
Además de los Bancos Comerciales, existen otras dos clases: Bancos de Inversión y
Bancos Hipotecarios. Entre las Entidades Financieras No Bancarias, también hay tres
tipos, que se distinguen por su distinta competencia: Compañías Financieras,
Sociedades de Ahorro y Préstamo para la Vivienda y Cajas de Crédito.
Beneficio de inventario: Principio del Derecho Sucesorio, que limita la
responsabilidad del heredero manteniendo la herencia separada de su patrimonio. El
heredero responde por las deudas y cargas exclusivamente con los bienes recibidos
del causante y no con los propios. Se encuentra reconocido como una regla general
(CCC, art. 2317).
Bolsas y mercados de valores: Centros de contratación en los que se reúnen
periódicamente los comerciantes y agentes de cambio para traficar sobre productos
determinados o sobre valores (Fernández). Se denomina también de esta manera al
lugar donde se reúnen las personas a negociar, al conjunto de operaciones allí
realizadas y también a las sociedades que se constituyen para organizar estas
reuniones (Romero). Se suelen utilizar las palabras “bolsa” y “mercado” como
equivalentes.
22 Derecho Privado - Capítulo 10 - Derecho Comercial - Empresario
Registro constitutivo: Sistema de registro mediante el cual los actos que se inscriben
sólo existen como tales y son oponibles a terceros desde su inscripción registral.
Sociedad anónima (S.A.): Sociedad en la que el capital social está representado por
acciones; los socios limitan sus responsabilidad al capital que suscriben; cuentan con
un órgano de gobierno denominado asamblea de accionistas; un órgano de
administración llamado directorio; son representadas por el presidente del directorio y
un órgano de fiscalización que se denomina sindicatura o consejo de vigilancia (ley
19550, arts. 163 y sgtes.).
Sociedad de cómodo: Sociedad constituida con la sola finalidad de limitar la
responsabilidad del empresario individual, que actúa aparentemente actúa como
sociedad, desvirtuando la finalidad de las sociedades que prevén responsabilidad
limitada de sus socios.
Sociedad de responsabilidad limitada (S.R.L.): Sociedad en la que el capital se
divide en cuotas; los socios limitan sus responsabilidad al capital que suscriben; la
administración y representación está a cargo de uno o más gerentes y cuyo número de
socios no puede exceder de cincuenta (ley 19550, arts. 146 y sgtes.).
Sociedad personalista: Clase de sociedades en las que se da prioridad a las
cualidades personales de los socios que son la causa determinante de su
constitución. Se las distingue de las sociedades capitalistas, en las que interesa
principalmente los aportes de capital no importando las cualidades personales de los
socios. Se las distingue de las capitalistas y cooperativas. Las personalistas son
aquellas en las cuales los socios llevan personalmente la gestión social y responden
también personalmente de los débitos sociales. Su paradigma es la sociedad colectiva
(Richard y Muiño)